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Corpus:
Los relatos policiales presentan una estructura básica que consta de tres elementos
profesional). El procedimiento más frecuente que se emplea en estos relatos presenta las
siguientes etapas: se inicia con el análisis de los indicios que aparecen en la escena del crimen
(los tres hermanos almorzaron con la hermana, ella no dejó traslucir su intención, la señora
Stevens estaba distraída leyendo el diario, la ausencia del envase de veneno, los hermanos de
señora Stevens, un asesino entró por la ventana, Pablo colocó el veneno en la hielera). Una
policial utiliza la descripción objetiva de escenarios cotidianos para el lector (casa, laboratorio,
bar), hay un minucioso detalle de los ambientes, sus usos, costumbres y hábitos de sus dueños;
esto permite señalar cambios, por ausencia o modificación, en la escena del crimen y, de esta
manera, presentar los indicios (“Tal era la primer hipótesis que se desprendía del conjunto de
revelaba mudanza alguna”, “mis ojos vieron el vaso de whisky, la garrafa de agua y un plato
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La facilidad o dificultad con la que un texto puede ser leído y comprendido se conoce
textos, se desarrollaron las llamadas fórmulas de lecturabilidad. Así, entre los factores que se
las palabras, el nivel lexical, es decir que el léxico empleado sea conocido, o no, por los lectores,
etc. “El crimen casi perfecto” está compuesto por palabras que en promedio presentan
dos o tres sílabas, sin embargo, también, hay de cuatro o cinco; en ese caso se trata de
lectura, aunque deberemos atender a la comprensión de las palabras citadas porque estas
cual sería conveniente salvar sus significados al momento de la lectura y ponerlas en relación
En cuanto a la diversidad léxica, “El crimen casi perfecto” posee una elevada carga
oraciones que componen el texto. Sus longitudes y constituciones gramaticales tienen también
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un importante papel en la comprensión del discurso, pues este complejo proceso se hace
efectivo palabra a palabra, frase a frase, debido a las limitaciones de la memoria de trabajo.
Oraciones muy extensas y complejas –que incluyen cláusulas subordinadas incrustadas o que
El cuento inicia con una oración pasiva y, a lo largo del texto, se puede observar su
utilización con la función de enfatizar una acción y a quién le ha afectado, dejando en segundo
plano quién la ha realizado; recurso propio del ámbito periodístico del cual, justamente,
proviene el género policial: “La coartada de los tres hermanos de la suicida fue verificada”,
“El cadáver fue descubierto por el portero y la sirvienta a las siete de la mañana” El primer
párrafo continúa con una sucesión de oraciones simples: “Ellos no habían mentido”, “El
mayor, Juan, permaneció desde las cinco de la tarde hasta las doce de la noche detenido en
subordinadas: “Lo más curioso del caso es que aquel día los tres hermanos almorzaron con la
suicida para festejar su cumpleaños, y ella, a su vez. en ningún momento dejó traslucir su
intención funesta”, “Sus declaraciones coincidían en un todo con las de la antigua doméstica
que servía hacía muchos años a la señora Stevens”. En conclusión, el texto presenta una alta
densidad proposicional.
Comprender lo que se lee depende no solo de las características del texto, sino también
de los objetivos de lectura y las operaciones cognitivas que en función de estos propósitos se
efectúen. Estamos frente a un texto que plantea una terminología de fácil acceso, la longitud
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En el cuento se reconocen secuencias narrativas y descriptivas. Las primeras
construyen un elemento clave del policial clásico: el enigma. En “El crimen casi perfecto”
estas secuencias se presentan con verbos del pretérito perfecto simple y conforman las
historias del crimen y de la investigación (Todorov, AÑO): “El doctor Pablo, al reparar el
fusible de la heladera (defecto que localizó el técnico), arrojó en el depósito congelador una
preparó un whisky; del depósito retiró un pancito de hielo (lo cual explicaba que el plato con
hielo disuelto se encontrara sobre la mesa) ...”, “Lo más curioso del caso es que aquel día
los tres hermanos almorzaron con la suicida para festejar su cumpleaños, y ella, a su vez, en
ningún momento dejó traslucir su intención funesta. Comieron todos alegremente; luego, a las
Por otro lado, las secuencias descriptivas se utilizan para caracterizar a los tres
“ Esta mujer que dormía afuera del departamento”, “La criada de la muerta era una mujer
casi estúpida…”, “... era una mujer extraordinariamente conservadora”, “... manejaba su
casa alegremente”.
características que resaltan el impacto emocional en el lector al referirse, por ejemplo, a las
manos de la señora Stevens, las cosas dispersas en la casa, al agua, el whisky, los indicios,
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entrecomillado para darle énfasis y un matiz de duda a las palabras "suicidio" y "accidente".
veneno antes de que ella lo arrojara en su bebida?”, "¿Cuánto tiempo permaneció el whisky
Por otro lado, la polifonía en “El crimen casi perfecto” se presenta únicamente en
dos situaciones. Es introducida en una secuencia de diálogo donde se utiliza el estilo directo.
señora Steven con el fin de corroborar su última hipótesis, y la otra situación referida es
cuando se introduce la voz del químico que confirma que el agua del hielo estaba envenenada.
tercera persona del singular y plural: “Tal era la situación técnica del caso cuando yo fui
designado por mis superiores para continuar ocupándome de él”, “Por más que nosotros
revisamo
Se presenta al detective como figura central, propia del género, que realiza las
policía/detective y el asesino/el espía con roles definidos. Sin embargo, en este caso se produce
provocan la sorpresa del lector. El narrador es omnisciente con focalización externa, que
describe emociones e impresiones con sus intervenciones: “Sus pasos se hicieron más lentos,
como si una fuerza irresistible lo invitase a regresar”. A través del diálogo, se le da voz a los
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personajes: “-Me está usted advirtiendo en contra de Claude Langton - exclamó Harrison-.
Por otra parte, normalmente el relato policial presenta el enigma en un principio, pero en
“Nido de Avispas”, no parece estar claro hasta que surge casi a mitad del cuento. Se
concluye con la resolución de una prevención, ya que el crimen se evita. Para el descubrimiento
del enigma, el valor de las descripciones de las acciones observadas por el detective, como los
lugares en las que se llevan a cabo, son imprescindibles para funcionar a modo de indicios. En
este caso, el ambiente es campestre, en un sitio que aparenta ser un pueblo pequeño y
tranquilo, pero, aún así, no queda exento de las miserias humanas, “-¿Que le trae a este
tranquilo lugar?-preguntó Harrison mientras se acomodaba en otro sillón-”, “-Si, amigo mío;
no todos los delitos tienen por marco las grandes aglomeraciones urbanas.”
Otro elemento esencial que funciona como indicio es la evaluación que realiza el narrador
por medio de la voz de los personajes y también a través de sus intervenciones, ofreciendo
pistas que se van desarrollando a lo largo del relato. En las evaluaciones efectuadas, se
que denota inquietud e incomodidad cuando es interrogado el detective “Las pupilas del
“Harriosn enarcó las cejas”. “el joven lo miró inquisitivo”. Las pistas también surgen a
partir de los diálogos entre los personajes: “Conozco a la señorita Moly Deane. Es una joven
encantadora y muy bonita. Antes estuvo prometida a Claude Langton, a quien dejó por usted
``''...-advertí algo más en su rostro; advertí esa cosa que los hombres tratan de ocultar, y de la
sinestesia e hipérbole. En la figura del hipérbaton, se altera la sintaxis de las oraciones para
crear efecto de emoción o musicalidad al relato, por ejemplo: “familiar chirrido”, “pulcra
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figura”. En la sinestesia, se mezclan sentidos con hechos o cosas que no tienen la capacidad
de sentir como por ejemplo, en el relato se puede advertir: “mal sueño”, “manos
específicos del relato, añadir emoción o expresividad como “un millón de avispas” y
otros.
En el relato se puede advertir dos niveles de narración vinculados, por un lado, la historia
del enigma que se retrotrae hacia el pasado y por el otro, la investigación que transcurre en un
presente con ciertos matices hacia el futuro. En el primer caso mencionado, la mayoría de los
ejemplo: “No obstante, la preocupación se reflejaba en su rostro y una o dos veces movió la
asesinato antes de consumarse es mucho mejor que despues. Incluso, con un poco de
imaginación, podría evitarse”, “Las avispas regresan confiadas a su nido después de haber
volado todo el día en busca de su alimento. Dentro de una hora habrán sido destruidas, y ellas
lo ignoran…”.
En cuanto a la complejidad léxica, al igual que en “El crimen casi perfecto” la complejidad
léxica tiende a una densidad media que de identifica a través de un vocablo sencillo, salvo por
palabras que pueden resultar desconocidas para los alumnos como: “lúgubre”, “lánguido”,
típico de una escena de crimen o delito, que elevan la carga semántica al introducir un mayor
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volumen de significados distintos por lo que tiene diversidad léxica. En el caso de “Nido de
Respecto a la complejidad sintáctica, el texto está compuesto por una gran cantidad de
como que, al que, del que, cuyo, por ejemplo: “Harrison amaba su jardín, cuya visión era
inmejorable en aquel atardecer de agosto, soleado y lánguido”, “Pero, a veces, ese mismo
deportista, cuyo valor le lleva al sacrificio piensa lo mismo de sus semejantes y se equivoca”.
Algunas se corresponden a oraciones adjetivas explicativas: “Es una expresión muy peculiar,
que solo he observado un par de veces en mi vida, pero inconfundible”. Se encuentran entre
comas y explican algún aspecto del sintagma. Mientras que en las adjetivas especificativas, se
separarlos, poniendo a Molly en los brazos de usted”, “La quietud imperante rezumaba un
Por otro lado, en relación a las oraciones sustantivas, desempeñan un sintagma nominal,
precedidas de las conjunciones que, de que, si, a, para, según sea el caso. En el texto se pueden
rastrear varias de ellas, por ejemplo: “Me gustaría que me beses”, “Estamos listos para
que le traía allí un asunto de importancia”, “Langton se opuso el otro día a que
empleásemos esta sustancia”, “Estoy seguro de que me divertirá ver cómo destruye el nido
de avispas”. Por lo expuesto, se puede concluir que el cuento presenta una alta densidad
proporcional.
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COMPRENSIÓN LECTORA:
Prelectura:
Se trabajará desde la oralidad y en forma conjunta con el grupo clase en base a las siguientes
preguntas:
A partir del título: ¿Qué es para ustedes un crimen perfecto?¿Qué pueden anticipar sabiendo
que es “casi” perfecto? ¿Quién es el autor?¿Leyeron alguna vez alguna obra de él?
Leemos el siguiente texto y conversamos sobre el autor, su profesión, los géneros que le
interesaban, la época en la que escribió los relatos policiales.
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Finalizada la instancia de lectura, de forma oral, se realizará un repaso acerca de lo leído para
recuperar los personajes principales, sus características, cuáles son las hipótesis del
investigar, cómo las va descartando, cómo arriba el investigador a la última hipótesis, cómo
termina el culpable.
Poslectura:
Las siguientes actividades serán realizadas en grupos de cuatro integrantes. La docente leerá
en voz alta y explicará cada consigna.
2) ¿En qué lugar sucede el crimen? Transcriban al menos dos fragmentos que les
permitan justificar su respuesta.
3) Completen el cuadro.
Sospechoso Coartada
Juan
Pablo
Sospechoso Coartada
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Pablo No se había apartado del laboratorio
Erpa Cía.
Respuesta esperada:
“Aficionada a los placeres de la mesa, su despensa estaba provista de vinos y
comestibles, y no cabe duda de que sin aquel ‘accidente’ la viuda hubiera vivido cien
años. Suponer que una mujer de ese carácter era capaz de suicidarse, es desconocer la
naturaleza humana”.
“...la evidencia de que ella estaba distraída leyendo un periódico cuando la sorprendió
la muerte transformaba en disparatada la prueba mecánica del suicidio”.
7) ¿Por qué el investigador cree que los hermanos tenían algo que ver con el crimen?
¿Qué aspectos de la vida de cada uno hacen que el investigador dude de ellos?
Respuesta esperada. El investigador cree que los hermanos tenían algo que ver con el
crimen porque los tres eran, desde su punto de vista, unos bribones que en menos de
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diez años habían despilfarrado los bienes que heredaron de sus padres y porque sus
medios de vida, según él, no eran del todo satisfactorios.
Juan había presentado en su trabajo una conducta sospechosa que hacía presumir un
chantaje. Esteban había asegurado a su hermana en una gruesa suma a su favor, y
Pablo, había sido descalificado por la Justicia e inhabilitado para ejercer como
veterinario por haber dopado caballos.
Respuesta esperada. La segunda hipótesis es que el asesinó entró por la ventana, volcó
el veneno en el vaso, colocó otro vidrio, la señora Stevens tomó el whisky y murió. Esta
hipótesis es desechada porque la masilla de la ventana estaba solidificada y no
presentaba rastros de haber sido cambiada recientemente.
9) a. Explique por qué el investigador se queda atónito al ver en el café ciertos elementos.
b. ¿Cuál es la hipótesis que construye en ese momento?
c. Expliquen si logra verificarla y de qué manera lo hace.
Respuestas esperadas.
a. El investigador se queda atónito al ver en una mesa del café un plato con hielos.
b. Con esta imagen construye la hipótesis de que la Sra Stevens fue asesinada por
medio de hielos envenenados.
c. El investigador logra constatar la hipótesis cuando interroga a la empleada
doméstica de la Sra Stevens.
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muere de un ataque al corazón.
muere envenenado.
muere de un disparo.
c) La prueba determinante para esclarecer el caso es:
un frasco de veneno.
una huella digital en un vaso.
una falsa coartada.
- “Por otra parte, la declaración del portero era terminante; nadie había visitado a la
señora Stevens después que él le alcanzó el periódico; de manera que si yo, después de
algunas investigaciones superficiales, hubiera cerrado el sumario informando de un
suicidio comprobado, mis superiores no hubiesen podido objetar palabra. Sin embargo,
para mí cerrar el sumario significaba confesarme fracasado. La señora Stevens había
sido asesinada, y había un indicio que lo comprobaba:¿dónde se hallaba el envase que
contenía el veneno antes de que ella lo arrojara en su bebida?”
- “Eché a caminar sin prisa. El “suicidio” de la señora Stevens me preocupaba (diré
una enormidad) no policialmente, sino deportivamente..”
b- ¿Por qué creen que el investigador utiliza estas palabras para referirse a su trabajo?
Respuesta esperada: Creo que el investigador utiliza esas palabras para referirse a su trabajo
porque se encuentra disconforme con el sistema y él lo hace por su deontología.
Luego de la resolución de los grupos, se hará una puesta en común de las respuestas y se irá
registrando en el pizarrón.
“Nido de Avispas”
Prelectura:
Se trabajará desde la oralidad y en forma conjunta con el grupo clase en base a las siguientes
preguntas:
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¿Qué es un nido de avispas? ¿Saben qué diferencias hay entre una avispa y una abeja? ¿Cómo
se sienten ante la presencia de las avispas? ¿Qué les sugiere el título? ¿De qué creen que
tratará la historia? ¿Quién es la autora?¿Leyeron alguna vez alguna obra de ella?
Lectura:
Se repartirá el cuento en formato papel a cada alumno y se seguirá la lectura a través del
formato audiolibro (https://www.youtube.com/watch?v=IpZMkHbSz1s) para que cada uno pueda
seguirla en silencio. Se realizarán las pausas necesarias para intervenir la lectura. En cuanto a
la gestión, el audiolibro se transmitirá por celular y un parlante.
Finalizada la lectura del cuento se realizará una recapitulación de forma oral para
observar/poner en claro aspectos relevantes para la construcción de la historia, tales como:
quiénes son los personajes, cuál es el personaje principal, cómo es, cómo se relacionaban,
cuáles fueron los indicios que el investigador fue acumulando para lograr arribar a la hipótesis
final, cuál es la hipótesis final, qué relevancia tiene Molly Deane en la historia.
Poslectura:
Las siguientes actividades serán realizadas en grupos de cuatro integrantes. La docente leerá
en voz alta y explicará cada consigna.
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Respuesta esperada. Los personajes del cuento son Jhon Harrison, Claude Langton, el
investigador Hércules Poirot y Molly Deane.
Respuesta esperada:
___ Los personajes del cuento son Harrison y Langton. F
Los personajes del cuento son Jhon Harrison, Claude Langton, el investigador Hércules
Poirot y Molly Deane.
___ El detective era ingenuo, torpe, desalineado. F
El detective es meticuloso, detallista y también pulcro, es decir, alineado y limpio.
___ Harrison, Langton, Poirot son los únicos personajes masculinos del cuento. V
___ Poirot es el investigador del cuento. V
___ Molly estuvo casada con Harrison y es hermana de Claude Langton. F
Molly estuvo comprometida con Claude Langton y se encuentra en pareja con Jhon
Harrison.
4) Esta es una hoja de la libreta de anotaciones de Poirot. Escriban las pistas que fue
registrando para resolver el caso.
Por ejemplo: Molly estuvo comprometida con Langton
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Respuesta esperada:
1. Molly estuvo comprometida con Langton.
2. Molly está en pareja con Harrison.
3. Harrison me comentó que Langton iba a destruir el nido de avispa con petróleo
rociado.
4. Ví en el registro de venenos de la farmacia el nombre de Langton.
5. Recordé que Harrison confiaba en la gasolina como el medio más eficaz para
combatir los nidos de avispas.
6. Vi a Molly y Langton juntos.
7. Vi a Harrison saliendo del consultorio médico y se veía muy enfermo.
8. Harrison me comentó que tenía pocos meses de vida a causa de una
enfermedad.
9. Percibí odio en Harrison.
10. Harrison dijo que Langton vendría a las 9 y Langton dijo que sería a las 8.30.
5) El detective dice:
“Usted no me vio, amigo mío, pues tenía otras cosas en qué pensar.
Pero advertí algo más en su rostro; advertí esa cosa que los hombres
tratan de ocultar, y de la cual le hablé antes. Odio amigo mío. No se
moleste en negarlo.”
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gravedad. Es una expresión muy peculiar, que sólo he observado un par
de veces en mi vida, pero inconfundible. Ella refleja el conocimiento de la
propia sentencia de muerte. ¿Tengo razón o no? “
Estos fragmentos permiten identificar las causas por las cuales se cometería el crimen.
Expliquen cuáles serían esas causas.
Respuesta esperada: Las causas por las cuales se cometería el crimen son dos. Por un
lado, los celos del señor Harrison hacia Langton por su acercamiento con Molly y, por otro
lado, la enfermedad terminal que padecía Harrison.
6) ¿Cuáles fueron los dos acontecimientos realizados por el detective que evitaron la
venganza de Harrison?
Respuesta esperada: Los dos acontecimientos realizados por el detective que evitaron la
venganza de Harrison fueron el cambio de cianuro de potasio (sustancia venenosa) por
carbonato de sodio (sustancia inofensiva) y llegar al lugar antes de la hora indicada por su
principal sospechoso, el señor Harrison.
8) ¿Por qué creen que la autora le puso por título “Nido de avispas” al cuento?
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Respuesta esperada: Creemos que la autora le puso por título “Nido de Avispas” al
cuento porque gracias a la existencia de ese nido se planifica un crimen.
Aclaración: se esperarán posibles diversas respuestas de los alumnos.
9) Poirot afirma al inicio del relato: “Investigo un crimen aún no ejecutado”. ¿Qué
crimen investigó Poirot finalmente?
Respuesta esperada. El crimen que investigaba era un intento de suicidio que si llegaba
a suceder se vería como un homicidio.
CONTENIDOS:
Flexión.Persona y Historia de la
número. investigación.
Narrador:
protagonista y
omnisciente.
Recursos literarios:
Hipérbaton. ..
Descripción. ..
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vapor. Además, se vivió un gran desarrollo científico, basado en el conocimiento a partir de la
observación, la experimentación y el pensamiento lógico.
Por su parte, en las ciudades comenzaron a asentarse grandes poblaciones. Debido a
esto, muchos delitos estaban vinculados con el anonimato, ya que era tal la cantidad de
habitantes en los centros urbanos que impedía que todos se conocieran. Surgieron
instituciones de seguridad urbana, como la policía y las agencias gubernamentales de
investigación, y los métodos judiciales se ligaron al pensamiento científico para comprobar la
culpabilidad o no de los detenidos. A su vez, la rápida difusión de noticias policiales en los
periódicos despertó gran interés en los lectores.
En este contexto de gran confianza frente al avance científico, surge el género policial.
En sus inicios, el policial fue considerado un género popular, de gran éxito y poco prestigioso,
cuya función era distraer a sus lectores de las grandes problemáticas de la vida moderna.
Esta idea, con el tiempo, perdió fuerza. La literatura y las artes reflejaron así las
transformaciones sociales de la época.
El primer cuento policial es “Los crímenes de la calle Morgue”, de Edgar Allan Poe. Se
publicó en 1841 y tiene como protagonista a Auguste Dupin. Este personaje sentó las bases
para la creación de nuevos detectives ficcionales como Hércules Poirot (Agatha Cristie) o
Sherlock Holmes (Arthur Conan Doyle)
El cuento policial clásico o de enigma
El cuento policial de enigma plantea un misterio que se debe resolver por medio de la
lógica y que culmina con el conocimiento de la verdad. En este sentido, narra sucesos
relacionados con la investigación de un delito y la posterior explicación de los hechos o
resolución.
Los elementos propios del policial clásico o de enigma son:
- Un problema al que se enfrenta el detective: el enigma que se debe resolver. Puede
tratarse de un robo, un asesinato, una falsificación, etc.
- Los indicios, objetos o detalles: que el detective considera para resolver el caso.
Pueden ser pistas verdaderas y conducir a la resolución del enigma, o pistas falsas con
el fin de distraer tanto al personaje como al lector.
- Detective: Posee grandes capacidades deductivas y cada paso es un desafío para su
inteligencia. En general no es un personaje de acción, sino que resuelve los conflictos
mentalmente.
- Ayudante: El detective, muchas veces, cuenta con un ayudante, como por ejemplo, el
capitán Hastings que acompaña a Poirot en otras historias, o el Dr. Watson, amigo de
Sherlock Holmes.Este ayudante colabora con el detective en los casos y es testigo
atento a la resolución del problema.
- Otros personajes: En el cuento policial clásico también aparecen: la víctima, los
sospechosos, el culpable y los investigadores oficiales.
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El relato policial en Argentina
En nuestro país, el género policial sufrió transformaciones. El típico detective inglés es
reemplazado por el comisario, hombre sencillo, de escasa cultura, que actúa según su
experiencia y sentido común. Además, el policial de enigma suele transcurrir en un ambiente
urbano: las grandes ciudades son lugares propicios para cometer delitos y ocultarse de la
justicia Sin embargo, algunos escritores argentinos situaron sus historias en un ámbito local,
en pequeños pueblos provincianos.
A partir de la década de 1940 cambia la visión que se tenía del policial en nuestro país.
El lector de narrativas de detectives se amplía a un mayor sector de clase media. Jorge Luis
Borges y Adolfo Bioy Casares fundan en 1944 la Colección El Séptimo Círculo. Esta colección
marca un gran cambio ya que es la primera que aparece en el país jerarquizando al género y es
dirigida por dos personas reconocidas en el ámbito literario. El policial tuvo, así, en Argentina el
visto bueno de grandes escritores e intelectuales del siglo XX que leyeron, tradujeron,
escribieron, publicaron y difundieron el género: Julio Cortázar, Rodolfo Walsh, Ricardo Piglia,
Roberto Arlt y David Viñas, entre otros.
1) ¿Qué características del policial de enigma encuentran en los dos cuentos leídos?
Respuestas esperadas
● Misterio que debe resolverse: Las primeras pruebas, pruebas mecánicas como
las llamaba yo, nos inclinaban a aceptar que la viuda se había quitado la vida
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por su propia mano, pero la evidencia de que ella estaba distraída leyendo un
● Pistas: “El agua está envenenada y los panes de este hielo están fabricados
● Investigador: “Tal era la situación técnica del caso cuando yo fui designado
despilfarrado los bienes que heredaron de sus padres. Actualmente sus medios
podría evitarse”.
venenos”.
cadavérico”.
2) Los detectives típicos del policial clásico toman la investigación como un desafío a su
propia inteligencia. Transcriban frases de los dos cuentos que demuestren que esta es
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- El “suicidio” de la señora Stevens me preocupaba (diré una enormidad) no
policialmente, sino deportivamente.
- El crimen es mi negocio, y me incumbe antes de cometerse y después.
3) “El crimen casi perfecto” presenta características propias del policial argentino.
Respuesta esperada
a) Pueblos pequeños. X
C. El crimen se evita.
F. No hay víctimas.
Respuestas esperadas:
C. El crimen se evita. V
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D. El enigma no se presenta tan claramente desde un inicio. V
F. No hay víctimas. V
5) Une con flechas los fragmentos que corresponden a la historia del crímen y los que
corresponden a la historia de la investigación :
a) Comparen los tiempos verbales que unieron a las dos historias de la investigación y
completen.
………………………………
………………………………
Explicar porqué en “Nido de avispas” les parece que se presenta ese cambio en los tiempos
verbales.
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Respuestas esperadas
1. En “El crimen casi perfecto” prevalecen los tiempos verbales pretérito perfecto
pluscuamperfecto y condicional.
b) Explicar porqué en “Nido de avispas” les parece que se presenta ese cambio en los
tiempos verbales.
En “Nido de avispas” el uso del condicional a diferencia de “El crimen casi perfecto” se
debe a que se trata de un crimen del cual no hay certezas sobre su efectiva consumación.
Usos y significados:
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Para solicitar algo en la correspondencia con personas con las que se tiene cierta distancia social:
condicional de cortesía
"Yo le pediría que tratara de entregarlo hoy."
Como futuro: funciona como un futuro del pasado. Cuando se narra en pasado se usa el condicional para
indicar que una acción o hecho ocurrirá después de lo que se narra, pero siempre adentro del pasado.
aunque sea posterior al pasado, nunca llega al presente.
"San martín hizo el cruce de los andes muy enfermo y esa mala salud lo acompañaría toda su vida"
Para suavizar ciertas afirmaciones en los textos científicos o argumentativos. los significados de
suposición y de cortesía juntos constituyen la razón por la cual se usa el condicional simple en esta
clase de textos.
"Parecería que todos estos ejemplos coinciden en demostrar que..."
ACTIVIDAD:
1. ¿Cuál es el uso del condicional identificado en la actividad que realizamos de manera oral sobre
los tiempo verbales de los fragmentos?
Respuesta esperada: El uso del condicional identificado en la actividad que realizamos es de suposición
porque como comentamos el crimen no se había consumado aún, por lo tanto, se suponía que podía
evitarse.
2. Escribe enunciados para cada uno de los usos del condicional. (Los enunciados serán leídos en
voz alta en distintos órdenes y el grupo clase tendrá que ir debatiendo acerca del uso
empleado).
El narrador es quien lleva adelante la actividad de narrar, esto es, distribuir temporal y
espacialmente de una cierta manera un conjunto de sucesos y descripciones. Estos dan cuenta
de las acciones llevadas a cabo por uno o una serie de personajes dispuestos en un relieve
diversos en cuanto a su importancia y relaciones.
Tipo de narradores
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que él mismo vivió y es incapaz de “tener memoria” más allá de aquello que el
personaje recuerda.
➢ Narrador testigo: El conocimiento que tiene el narrador es menor al de los personajes.
Este tipo de narrador tiene imposibilitado el acceso a la interioridad de los personajes,
se limita a describir aquello que observa. Utiliza la primera persona para expresar
sentimientos u opiniones y la tercera para contar hechos ajenos.
a) “Tal era la situación técnica del caso cuando yo fui designado por mis
superiores para continuar ocupándome de él. En cuanto a los informes de
nuestro gabinete de análisis, no cabía dudas. Únicamente en el vaso, donde la
señora Stevens había bebido, se encontraba veneno.” (“El crimen casi
perfecto”)
- ¿Qué efecto produce en el lector que el relato sea narrado desde la voz del detective?
Respuesta esperada: El relato narrado desde la voz del detective provoca que el lector
se sienta parte de la investigación y vaya compenetrándose en el relato buscando
indicios, pistas y generando hipótesis.
LA ORACIÓN SIMPLE
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Se comenzará indagando a los alumnos sobre qué recuerdan de la oración simple para habilitar
sus voces y saber qué conocimientos previos poseen sobre el contenido, considerando que se
aborda desde la escolaridad primaria. Como este es un rastreo de ideas previas sabemos que
aquí será no sancionar las respuestas desacertadas y que en el caso de aparecer lo que se
hará será intentar re-encauzar la reflexión gramatical. En consecuencia los interrogantes aquí
La primer acción a llevar a cabo será la escritura del siguiente fragmento en el pizarrón:
Respuesta esperada: El texto presenta 5 oraciones. Las identificamos por los puntos
Respuesta esperada. Si
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Respuesta esperada
Respuesta esperada
Respuesta esperada
● ¿Cuál/es?
Respuesta esperada:
La Oración simple
Significado
La oración simple comunica un sentido completo, una intención del hablante.
Sintaxis
La estructura ideal está compuesta por un sintagma nominal (sujeto) y un sintagma verbal
El sujeto es la persona, animal u objeto de lo que se habla. El predicado es lo que se dice del
sujeto y se expresa con un verbo, que puede ir solo o acompañado de otras palabras. El verbo
conjugado permite saber el tiempo (cuándo sucede la acción, estado o proceso), modo
Lo primero que debemos hacer es identificar el verbo conjugado y, luego, revisar quién o qué
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Ante la oración dada, se pregunta primero ¿Cuál es el verbo? y luego ¿Quién realiza esa acción,
estado o proceso?
Ejemplo:
S P
S P
TIPOS DE SUJETOS:
- SUJETO SIMPLE: un solo sujeto. Por ejemplo:
Erpa.
- SUJETO TÁCITO: en el español, es posible que el sujeto esté omitido o elidido, es decir, no
sería posible localizarlo dentro de la oración. Ese caso se denomina sujeto tácito.
Por ejemplo:
persona singular
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- PREDICADO SIMPLE: Un sólo núcleo verbal. (PVS)
ACTIVIDAD DE SISTEMATIZACIÓN:
“El doctor Pablo, al reparar el fusible de la heladera (defecto que localizó el técnico)
arrojó en el depósito congelador una cantidad de cianuro disuelto. Después, ignorante de lo que
aguardaba, la señora Stevens preparó un whisky; del depósito retiró un pancito de hielo (lo cual
explicaba que el palto con hielo disuelto se encontrara sobre la mesa), el cual, al desleírse en el
alcohol, lo envenenó poderosamente debido a su alta concentración. Sin imaginarse que la
muerte la aguardaba en su vicio, la señora Stevens se puso a leer el periódico, hasta que
juzgando el whisky suficientemente enfriado, bebió un sorbo. Los efectos no se hicieron
esperar.”
Por ejemplo:
- Pablo arrojó el veneno en el congelador de la señora Stevens.
FICHA DE CÁTEDRA
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FICHA DE CÁTEDRA: HIPÉRBATON
Definición
El hipérbaton es una figura retórica que consiste en alterar el orden habitual o convencional
de las palabras, es decir, intercambia el orden en el que lógicamente se utilizarían las palabras
en una oración.
Para lograr el hipérbaton, se altera el orden natural de las palabras dentro de la oración
(sujeto + predicado), para poner en primer lugar aquello que se quiere destacar. Por ejemplo:
Allí está tu hermano. En este caso se pone el énfasis en el lugar. El orden natural de la oración
sería: Tu hermano está allí.
ACTIVIDAD:
LA DESCRIPCIÓN:
(Actividad de resolución por parejas. En esta propuesta los alumnos retomarán contenidos
sobre verbos que venían trabajando)
Leé los siguientes fragmentos. Prestá atención a los verbos marcados en negrita. Luego,
responde:
"John Harrison salió de la casa y se quedó un momento en la terraza de cara al jardín. Era un
hombre alto de rostro delgado y cadavérico. No obstante, su aspecto lúgubre se suavizaba al
sonreír, mostrando entonces algo muy atractivo."
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"El día del “suicidio” cumplió 68 años; pero era una mujer extraordinariamente conservada,
gruesa, robusta, enérgica, con el cabello totalmente renegrido. Podía aspirar a casarse una
cuarta vez y manejaba su casa alegremente y con puño duro."
Luego de que los alumnos logren identificar los tiempos verbales presentes, se los guiará para
que logren arribar a la conclusión que en las secuencias narrativas de los fragmentos
aparecen los pretéritos perfectos simples y en las secuencias descriptivas los pretéritos
imperfectos.
B.¿Qué tipos de palabras son las subrayadas? ¿Qué función cumplen en los fragmentos?
Respuesta esperada: las palabras subrayadas son adjetivos. En los fragmentos cumplen la
función de dar características o cualidades.
Responde:
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2) ¿Cuál es la palabra que une las dos ideas? ¿Qué tipo de palabra es (pronombre,
conjunción, conector, etc)? ¿Qué se logra empleando esa palabra?
Respuesta esperada: La palabra que une las dos ideas es “y”. Es una conjunción
copulativa. Se logra no repetir “es una joven”.
Actividad de escritura:
Imaginen que Poirot no logra evitar el crimen. Harrison consigue su cometido y Langton es
declarado culpable. Escriban un breve texto en donde Langton explique lo sucedido, para ello
consideren los siguientes puntos:
- Quien cuenta la historia es Langton, por lo tanto el narrador será en primera persona
del singular (protagonista)
- Langton cuenta lo sucedido sin saber cuáles eran los planes o motivos de Harrison.
- El relato debe responder a las preguntas: ¿Qué pasó?¿Cuándo pasó?¿Cómo
pasó?¿Dónde pasó?¿Por qué pasó? ¿De qué manera pasó?
- La extensión máxima es de una carilla.
- Recordá que al momento de realizar descripciones debés respetar los tiempos verbales
que se utilizan en estos tipos de secuencias y recurrir a adjetivos.
- Respetar y revisar usos de mayúsculas, puntuación, acentuación, coherencia y cohesión.
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CORPUS:
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estilo; de manera que el presunto asesino no podía saber si la Stevens iba a utilizar éste o
aquél. La oficina policial de química nos informó que ninguno de los vasos contenía veneno
adherido a sus paredes.
El asunto no era fácil. Las primeras pruebas, pruebas mecánicas como las llamaba yo, nos
inclinaban a aceptar que la viuda se había quitado la vida por su propia mano, pero la evidencia
de que ella estaba distraída leyendo un periódico cuando la sorprendió la muerte
transformaba en disparatada la prueba mecánica del suicidio.
Tal era la situación técnica del caso cuando yo fui designado por mis superiores para continuar
ocupándome de él. En cuanto a los informes de nuestro gabinete de análisis, no cabía dudas.
Únicamente en el vaso, donde la señora Stevens había bebido, se encontraba veneno. El agua y
el whisky de las botellas eran completamente inofensivos. Por otra parte, la declaración del
portero era terminante; nadie había visitado a la señora Stevens después que él le alcanzó el
periódico; de manera que si yo, después de algunas investigaciones superficiales, hubiera
cerrado el sumario informando de un suicidio comprobado, mis superiores no hubiesen podido
objetar palabra. Sin embargo, para mí cerrar el sumario significaba confesarme fracasado. La
señora Stevens había sido asesinada, y había un indicio que lo comprobaba:¿dónde se hallaba el
envase que contenía el veneno antes de que ella lo arrojara en su bebida?
Por más que nosotros revisáramos el departamento, no nos fue posible descubrir la caja, el
sobre o el frasco que contuvo el tóxico. Aquel indicio resultaba extraordinariamente sugestivo.
Además había otro: los hermanos de la muerta eran tres bribones.
Los tres, en menos de diez años, habían despilfarrado los bienes que heredaron de sus padres.
Actualmente sus medios de vida no eran del todo satisfactorios.
Juan trabajaba como ayudante de un procurador especializado en divorcios. Su conducta
resultó más de una vez sospechosa y lindante con la presunción de un chantaje. Esteban era
corredor de seguros y había asegurado a su hermana en una gruesa suma a su favor; en cuanto
a Pablo, trabajaba de veterinario, pero estaba descalificado por la Justicia e inhabilitado para
ejercer su profesión, convicto de haber dopado caballos. Para no morirse de hambre ingresó en
la industria lechera, se ocupaba de los análisis.
Tales eran los hermanos de la señora Stevens. En cuanto a ésta, había enviudado tres veces. El
día del “suicidio” cumplió 68 años; pero era una mujer extraordinariamente conservada,
gruesa, robusta, enérgica, con el cabello totalmente renegrido. Podía aspirar a casarse una
cuarta vez y manejaba su casa alegremente y con puño duro. Aficionada a los placeres de la
mesa, su despensa estaba provista de vinos y comestibles, y no cabe duda de que sin aquel
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“accidente” la viuda hubiera vivido cien años. Suponer que una mujer de ese carácter era
capaz de suicidarse, es desconocer la naturaleza humana. Su muerte beneficiaba a cada uno de
los tres hermanos con doscientos treinta mil pesos.
La criada de la muerta era una mujer casi estúpida, y utilizada por aquélla en las labores
groseras de la casa. Ahora estaba prácticamente aterrorizada al verse engranada en un
procedimiento judicial.
El cadáver fue descubierto por el portero y la sirvienta a las siete de la mañana, hora en que
ésta, no pudiendo abrir la puerta porque las hojas estaban aseguradas por dentro con
cadenas de acero, llamó en su auxilio al encargado de la casa. A las once de la mañana, como
creo haber dicho anteriormente, estaban en nuestro poder los informes del laboratorio de
análisis, a las tres de la tarde abandonaba yo la habitación que quedaba detenida la sirvienta,
con una idea brincando en el magín: ¿y si alguien había entrado en el departamento de la viuda
rompiendo un vidrio de la ventana y colocando otro después que volcó el veneno en el vaso?
Era una fantasía de novela policial, pero convenía verificar la hipótesis.
Salí decepcionado del departamento. Mi conjetura era absolutamente disparatada: la masilla
solidificada no revelaba mudanza alguna.
Eché a caminar sin prisa. El “suicidio” de la señora Stevens me preocupaba (diré una
enormidad) no policialmente, sino deportivamente. Yo estaba en presencia de un asesino
sagacísimo, posiblemente uno de los tres hermanos que había utilizado un recurso simple y
complicado, pero imposible de presumir en la nitidez de aquel vacío.
Absorbido en mis cavilaciones, entré en un café, y tan identificado estaba en mis conjeturas,
que yo, que nunca bebo bebidas alcohólicas, automáticamente pedí un whisky. ¿Cuánto tiempo
permaneció el whisky servido frente a mis ojos? No lo sé; pero de pronto mis ojos vieron el
vaso de whisky, la garrafa de agua y un plato con trozos de hielo. Atónito quedé mirando el
conjunto aquel. De pronto una idea alumbró mi curiosidad, llamé al camarero, le pagué la
bebida que no había tomado, subí apresuradamente a un automóvil y me dirigí a la casa de la
sirvienta. Una hipótesis daba grandes saltos en mi cerebro. Entré en la habitación donde
estaba detenida, me senté frente a ella y le dije:
- Míreme bien y fíjese en lo que me va a contestar: la señora Stevens, ¿tomaba el whisky con
hielo o sin hielo?
-Con hielo, señor.
-¿Dónde compraba el hielo?
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- No lo compraba, señor. En casa había una heladera pequeña que lo fabricaba en pancitos. - Y
la criada casi iluminada prosiguió, a pesar de su estupidez.-
-Ahora que me acuerdo, la heladera, hasta ayer, que vino el señor Pablo, estaba descompuesta.
Él se encargó de arreglarla en un momento.
Una hora después nos encontrábamos en el departamento de la suicida el químico de nuestra
oficina de análisis, el técnico retiró el agua que se encontraba en el depósito congelador de la
heladera y varios pancitos de hielo. El químico inició la operación destinada a revelar la
presencia del tóxico, y a los pocos minutos pudo manifestarnos:
- El agua está envenenada y los panes de este hielo están fabricados con agua envenenada.
Nos miramos jubilosamente. El misterio estaba desentrañado. Ahora era un juego reconstruir
el crimen. El doctor Pablo, al reparar el fusible de la heladera (defecto que localizó el técnico)
arrojó en el depósito congelador una cantidad de cianuro disuelto. Después, ignorante de lo que
aguardaba, la señora Stevens preparó un whisky; del depósito retiró un pancito de hielo (lo cual
explicaba que el palto con hielo disuelto se encontrara sobre la mesa), el cual, al desleírse en el
alcohol, lo envenenó poderosamente debido a su alta concentración. Sin imaginarse que la
muerte la aguardaba en su vicio, la señora Stevens se puso a leer el periódico, hasta que
juzgando el whisky suficientemente enfriado, bebió un sorbo. Los efectos no se hicieron
esperar.
A las once, yo, mi superior y el juez nos presentamos en el laboratorio de la Erpa. El doctor
Pablo, en cuanto nos vio comparecer en grupo, levantó el brazo como si quisiera anatemizar
nuestras investigaciones, abrió la boca y se desplomó inerte junto a la mesa de mármol. Lo
había muerto de un síncope. En su armario se encontraba un frasco de veneno. Fue el asesino
más ingenioso que conocí.
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“Nido de avispas” Agatha Christie (1928)
John Harrison salió de la casa y se quedó un momento en la terraza de cara al jardín. Era un
hombre alto de rostro delgado y cadavérico. No obstante, su aspecto lúgubre se suavizaba al
sonreír, mostrando entonces algo muy atractivo.
Harrison amaba su jardín, cuya visión era inmejorable en aquel atardecer de agosto, soleado y
lánguido. Las rosas lucían toda su belleza y los guisantes dulces perfumaban el aire.
Un familiar chirrido hizo que Harrison volviese la cabeza a un lado. El asombro se reflejó en su
semblante, pues la pulcra figura que avanzaba por el sendero era la que menos esperaba.
-¡Qué alegría! -exclamó Harrison-. ¡Si es monsieur Poirot!
En efecto, allí estaba Hércules Poirot, el sagaz detective.
-Yo en persona. En cierta ocasión me dijo: "Si alguna vez se pierde en aquella parte del mundo,
venga a verme." Acepté su invitación, ¿lo recuerda?
-Me siento encantado -aseguró Harrison sinceramente-. Siéntese y beba algo.
Su mano hospitalaria le señaló una mesa en el pórtico, donde había diversas botellas.
-Gracias -repuso Poirot dejándose caer en un sillón de mimbre -.¿Por casualidad no tiene
jarabe? No, ya veo que no. Bien, sírvame un poco de soda, por favor whisky no -su voz se hizo
plañidera mientras le servían -. ¡Cáspita, mis bigotes están lacios! Debe de ser el calor.
-¿Qué le trae a este tranquilo lugar? -preguntó Harrison mientras se acomodaba en otro sillón
-. ¿Es un viaje de placer?
-No, mon ami; negocios.
-¿Negocios? ¿En este apartado rincón?
Poirot asintió gravemente.
-Si, amigo mío; no todos los delitos tienen por marco las grandes aglomeraciones urbanas.
Harrison se rió.
-Imagino que fui algo simple. ¿Qué clase de delito investiga usted por aquí? Bueno, si puedo
preguntar.
-Claro que si. No sólo me gusta, sino que también le agradezco sus preguntas.
Los ojos de Harrison reflejaban curiosidad. La actitud de su visitante denotaba que le traía allí
un asunto de importancia.
-¿Dice que se trata de un delito? ¿Un delito grave?
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-Uno de los más graves delitos.
-¿Acaso un ...?
-Asesinato -completó Poirot.
Tanto énfasis puso en la palabra que Harrison se sintió sobrecogido. Y por si esto fuera poco
las pupilas del detective permanecían tan fijamente clavadas en él, que el aturdimiento le
invadió. Al fin pudo articular:
-No sé que haya ocurrido ningún asesinato aquí.
-No -dijo Poirot-. No es posible que lo sepa.
-¿Quién es?
-De momento, nadie.
-¿Qué?
-Ya le he dicho que no es posible que lo sepa. Investigo un crimen aún no ejecutado.
-Veamos, eso suena a tontería.
-En absoluto. Investigar un asesinato antes de consumarse es mucho mejor que después.
Incluso, con un poco de imaginación, podría evitarse.
Harrison lo miró incrédulo.
-¿Habla usted en serio, monsieur Poirot?
-Si, hablo en serio.
-¿Cree de verdad que va a cometerse un crimen? ¡Eso es absurdo!
Hércules Poirot, sin hacer caso de la observación, dijo:
-A menos que usted y yo podamos evitarlo. Si, mon ami.
-¿Usted y yo?
-Usted y yo. Necesitaré su cooperación.
-¿Esa es la razón de su visita?
Los ojos de Poirot le transmitieron inquietud.
-Vine, monsieur Harrison, porque ... me agrada usted - y con voz más despreocupada añadió
-Veo que hay un nido de avispas en su jardín. ¿Por qué no lo destruye?
El cambio de tema hizo que Harrison frunciera el ceño. Siguió la mirada de Poirot y dijo:
-Pensaba hacerlo. Mejor dicho, lo hará el joven Langton. ¿Recuerda a Claude Langton? Asistió a
la cena en que nos conocimos usted y yo. Viene esta noche expresamente a destruir el nido.
-¡Ah! -exclamó Poirot -. ¿Y cómo piensa hacerlo?
-Con petróleo rociado con un inyector de jardín. Traerá el suyo que es más adecuado que el mío.
-Hay otro sistema, ¿no? -preguntó Poirot -. Por ejemplo, cianuro de potasio.
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Harrison alzó la vista sorprendido.
-¡Es peligroso! Se corre el riesgo de su fijación en las plantas.
Poirot asintió.
-Si; es un veneno mortal -guardó silencio un minuto y repitió -: Un veneno mortal.
-Útil para desembarazarse de la suegra, ¿verdad? -se rió Harrison. Hércules Poirot permaneció
serio.
-¿Está completamente seguro, monsieur Harrison, de que Langton destruirá el avispero con
petróleo?
-Segurísimo. ¿Por qué?
-Simple curiosidad. Estuve en la farmacia de Bachester esta tarde, y mi compra exigió que
firmase en el libro de venenos. La última venta era cianuro de potasio, adquirido por Claude
Langton.
Harrison enarcó las cejas.
-¡Qué raro! Langton se opuso el otro día a que empleásemos esta sustancia. Según su parecer,
no debería venderse para este fin.
Poirot miró por encima de las rosas. Su voz fue muy queda al preguntar:
-¿Le gusta Langton?
La pregunta cogió por sorpresa a Harrison, que acusó su efecto.
-¡Qué quiere que le diga! Pues si, me gusta ¿Por qué no ha de gustarme?
-Mera divagación -repuso Poirot -. ¿Y usted es de su gusto?
Ante el silencio de su anfitrión, repitió la pregunta.
-¿Puede decirme si usted es de su gusto?
-¿Qué se propone, monsieur Poirot? No termino de comprender su pensamiento.
-Le seré franco. Tiene usted relaciones y piensa casarse, monsieur Harrison. Conozco a la
señora Moly Deane. Es una joven encantadora y muy bonita. Antes estuvo prometida a Claude
Langton, a quien dejó por usted.
Harrison asintió con la cabeza.
-Yo no pregunto cuáles fueron las razones; quizás estén justificadas, pero ¿no le parece
justificada también cualquier duda en cuanto a que Langton haya olvidado o perdonado?
-Se equivoca monsieur Poirot. Le aseguro que está equivocado. Langton es un deportista y ha
reaccionado como un caballero. Ha sido sorprendentemente honrado conmigo, y, no con mucho,
no ha dejado de mostrarme aprecio.
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-¿Y no le parece eso poco normal? Utiliza usted la palabra "sorprendente" y, sin embargo, no
demuestra hallarse sorprendido.
-No le comprendo, monsieur Poirot.
La voz del detective acusó un nuevo matiz al responder:
-Quiero decir que un hombre puede ocultar su odio hasta que llegue el momento adecuado.
-¿Odio? -Harrison sacudió la cabeza y se rió.
-Los ingleses son muy estúpidos -dijo Poirot-. Se consideran capaces de engañar a cualquiera y
que nadie es capaz de engañar a ellos. El deportista, el caballero, es un Quijote del que nadie
piensa mal. Pero, a veces, ese mismo deportista, cuyo valor le lleva al sacrificio piensa lo mismo
de sus semejantes y se equivoca.
-Me está usted advirtiendo en contra de Claude Langton -exclamó Harrison-. Ahora comprendo
esa intención suya que me tenía intrigado.
Poirot asintió, y Harrison, bruscamente, se puso en pie.
-¿Está usted loco, monsieur Poirot? ¡Esto es Inglaterra! Aquí nadie reacciona así. Los
pretendientes rechazados no apuñalan por la espalda o evenenan. ¡Se equivoca en cuanto a
Langton! Ese muchacho no haría daño a una mosca.
-La vida de una mosca no es asunto mío -repuso Poirot plácidamente-. No obstante, usted dice
que monsieur Langton no es capaz de matarlas, cuando en este momento debe prepararse
para exterminar a miles de avispas.
Harrison no replicó, y el detective, puesto en pie a su vez colocó una mano sobre el hombro de
su amigo, y lo zarandeó como si quisiera despertarlo de un mal sueño.
-¡Espabílese, amigo, espabílese! Mire aquel hueco en el tronco del árbol. Las avispas regresan
confiadas a su nido después de haber volado todo el día en busca de su alimento. Dentro de una
hora habrán sido destruidas, y ellas lo ignoran, porque nadie les advierte. De hecho carecen de
un Hércules Poirot. Monsieur Harrison, le repito que vine en plan de negocios. El crimen es mi
negocio, y me incumbe antes de cometerse y después. ¿A qué hora vendrá monsieur Langton a
eliminar el nido de avispas?
-Langton jamás...
-¿A qué hora? -le atajó.
-A las nueve. Pero le repito que está equivocado. Langton jamás...
-¡Estos ingleses! -volvió a interrumpirle Poirot.
Recogió su sombrero y su bastón y se encaminó al sendero, deteniéndose para decir por encima
del hombro.
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-No me quedo para no discutir con usted; sólo me enfurecería. Pero entérese bien: regresaré a
las nueve.
Harrison abrió la boca y Poirot gritó antes de que dijese una sola palabra:
-Sé lo que va a decirme: "Langton jamás...", etcétera. ¡Me aburre su "Langton jamás"! No lo
olvide, regresaré a las nueve. Estoy seguro de que me divertirá ver cómo destruye el nido de
avispas. ¡Otro de los deportes ingleses!
No esperó la reacción de Harrison y se fue presuroso por el sendero hasta la verja. Ya en el
exterior, caminó pausadamente, y su rostro se volvió grave y preocupado. Sacó el reloj del
bolsillo y lo consultó. Las manecillas marcaban las ocho y diez.
-Unos tres cuartos de hora -murmuró-. Quizá hubiera sido mejor aguardar en la casa.
Sus pasos se hicieron más lentos, como si una fuerza irresistible lo invitase a regresar. Era un
extraño presentimiento, que, decidido, se sacudió antes de seguir hacia el pueblo. No obstante,
la preocupación se reflejaba en su rostro y una o dos veces movió la cabeza, signo inequívoco de
la escasa satisfacción que le producía su acto.
Minutos antes de las nueve, se encontraba de nuevo frente a la verja del jardín. Era una noche
clara y la brisa apenas movía las ramas de los árboles. La quietud imperante rezumaba un algo
siniestro, parecido a la calma que antecede a la tempestad.
Repentinamente alarmado, Poirot apresuró el paso, como si un sexto sentido le pusiese sobre
aviso. De pronto, se abrió la puerta de la verja y Claude Langton, presuroso, salió a la
carretera. Su sobresalto fue grande al ver a Poirot.
-¡Ah...! ¡Oh...! Buenas noches.
-Buenas noches, monsieur Langton. ¿Ha terminado usted?
El joven lo miró inquisitivo.
-Ignoro a qué se refiere -dijo.
-¿Ha destruido ya el nido de avispas?
- No.
-¡Oh! -exclamó Poirot como si sufriera un desencanto-. ¿No lo ha destruido? ¿Qué hizo usted,
pues?
-He charlado con mi amigo Harrison. Tengo prisa, monsieur Poirot. Ignoraba que vendría a este
solitario rincón del mundo.
-Me traen asuntos profesionales.
-Hallará a Harrison en la terraza. Lamento no detenerme.
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Langton se fue y Poirot lo siguió con la mirada. Era un joven nervioso, de labios finos y bien
parecido.
-Dice que encontraré a Harrison en la terraza -murmuró Poirot-. ¡Veamos!
Penetró en el jardín y siguió por el sendero. Harrison se hallaba sentado en una silla junto a la
mesa. Permanecía inmóvil, y no volvió la cabeza al oír a Poirot.
-¡Ah, mon ami! -exclamó éste-. ¿Cómo se encuentra?
Después de una larga pausa, Harrison, con voz extrañamente fría, inquirió:
-¿Qué ha dicho?
-Le he preguntado cómo se encuentra.
-Bien. Sí; estoy bien. ¿Por qué no?
-¿No siente ningún malestar? Eso es bueno.
-¿Malestar? ¿Por qué?
-Por el carbonato sódico.
Harrison alzó la cabeza.
-¿Carbonato sódico? ¿Qué significa eso?
Poirot se excusó.
-Siento mucho haber obrado sin su consentimiento, pero me vi obligado a ponerle un poco en
uno de sus bolsillos.
-¿Que puso usted un poco en uno de mis bolsillos? ¿Por qué diablos hizo eso?
Poirot se expresó con esa cadencia impersonal de los conferenciantes que hablan a los niños.
-Una de las ventajas, o desventajas del detective, radica en su conocimiento de los bajos
fondos de la sociedad. Allí se aprenden cosas muy interesantes y curiosas. Cierta vez me
interesé por un simple ratero que no había cometido el hurto que se le imputaba, y logré
demostrar su inocencia. El hombre, agradecido, me pagó enseñándome los viejos trucos de su
profesión. Eso me permite ahora hurgar en el bolsillo de cualquiera con solo escoger el
momento oportuno. Para ello basta poner una mano sobre su hombro y simular un estado de
excitación. Así logré sacar el contenido de su bolsillo derecho y dejar a cambio un poco de
carbonato sódico. Compréndalo. Si un hombre desea poner rápidamente un veneno en su propio
vaso, sin ser visto, es natural que lo lleve en el bolsillo derecho de la americana.
Poirot se sacó de uno de sus bolsillos algunos cristales blancos y aterronados.
-Es muy peligroso -murmuró- llevarlos sueltos.
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Curiosamente y sin precipitarse, extrajo de otro bolsillo un frasco de boca ancha. Deslizó en su
interior los cristales, se acercó a la mesa y vertió agua en el frasco. Una vez tapado lo agitó
hasta disolver los cristales. Harrison los miraba fascinado.
Poirot se encaminó al avispero, destapó el frasco y roció con la solución el nido. Retrocedió un
par de pasos y se quedó allí a la expectativa. Algunas avispas se estremecieron un poco antes
de quedarse quietas. Otras treparon por el tronco del árbol hasta caer muertas. Poirot
sacudió la cabeza y regresó al pórtico.
-Una muerte muy rápida -dijo.
Harrison pareció encontrar su voz.
-¿Qué sabe usted?
-Como le dije, vi el nombre de Claude Langton en el registro. Pero no le conté lo que siguió
inmediatamente después. Lo encontré al salir a la calle y me explicó que había comprado
cianuro de potasio a petición de usted para destruir el nido de avispas. Eso me pareció algo
raro, amigo mío, pues recuerdo que en aquella cena a que hice referencia antes, usted expuso
su punto de vista sobre el mayor mérito de la gasolina para estas cosas, y denunció el empleo
de cianuro como peligroso e innecesario.
-Siga.
-Sé algo más. Vi a Claude Langton y a Molly Deane cuando ellos se creían libres de ojos
indiscretos. Ignoro la causa de la ruptura de enamorados que llegó a separarlos, poniendo a
Molly en los brazos de usted, pero comprendí que los malos entendidos habían acabado entre
la pareja y que la señorita Deane volvía a su antiguo amor.
-Siga.
-Nada más. Salvo que me encontraba en Harley el otro día y vi salir a usted del consultorio de
cierto doctor, amigo mío. La expresión de usted me dijo la clase de enfermedad que padece y su
gravedad. Es una expresión muy peculiar, que sólo he observado un par de veces en mi vida,
pero inconfundible. Ella refleja el conocimiento de la propia sentencia de muerte. ¿Tengo razón
o no?
-Sí. Sólo dos meses de vida. Eso me dijo.
-Usted no me vio, amigo mío, pues tenía otras cosas en qué pensar. Pero advertí algo más en su
rostro; advertí esa cosa que los hombres tratan de ocultar, y de la cual le hablé antes. Odio
amigo mío. No se moleste en negarlo.
-Siga -apremió Harrison.
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-No hay mucho más que decir. Por pura casualidad vi el nombre de Langton en el libro de
registro de venenos. Lo demás ya lo sabe. Usted me negó que Langton fuera a emplear el
cianuro, e incluso se mostró sorprendido de que lo hubiera adquirido. Mi visita no le fue
particularmente grata al principio, si bien muy pronto la halló conveniente y alentó mis
sospechas. Langton me dijo que vendría a las ocho y media. Usted que a las nueve. Sin duda
pensó que a esa hora me encontraría con el hecho consumado.
-¿Por qué vino? -gritó Harrison-. ¡Ojalá no hubiera venido!
-Se lo dije. El asesinato es asunto de mi incumbencia.
-¿Asesinato? ¡Suicidio querrá decir!
-No -la voz de Poirot sonó claramente aguda-. Quiero decir asesinato. Su muerte sería rápida y
fácil, pero la que planeaba para Langton era la peor muerte que un hombre puede sufrir. El
compra el veneno, viene a verlo y los dos permanecen solos. Usted muere de repente y se
encuentra cianuro en su vaso. ¡A Claude Langton lo cuelgan! Ese era su plan.
Harrison gimió al repetir:
-¿Por qué vino? ¡Ojalá no hubiera venido!
-Ya se lo he dicho. No obstante, hay otro motivo. Le aprecio monsieur Harrison. Escuche, mon
ami; usted es un moribundo y ha perdido la joven que amaba; pero no es un asesino. Dígame la
verdad: ¿Se alegra o lamenta ahora de que yo viniese?
Tras una larga pausa, Harrison se animó. Había dignidad en su rostro y la mirada del hombre
que ha logrado salvar su propia alma. Tendió la mano por encima de la mesa y dijo:
-Fue una suerte que viniera usted.
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