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Normas morales y de conducta

¿Qué son las normas morales?

Las normas morales son aquellas que la sociedad emplea para decidir lo que le parece
bueno, correcto o adecuado. Pueden ser explícitas o no, y se definen acudiendo a
una tradición cultural y a valores tradicionales, no a un código escrito o establecido por
consenso, como en el caso de las normas jurídicas.

Las normas morales, así, provienen de la sociedad y son aprendidas por cada sujeto. Son
ejercidas por cada individuo a plena voluntad, pudiendo en muchos casos elegir no
hacerlo.

Esto, al contrario de otros tipos de normas, no acarrea ninguna sanción efectiva, como no
sea el remordimiento o, dependiendo de la norma, el rechazo de la sociedad. Sin
embargo, en muchos casos las normas morales coinciden con normas jurídicas, pudiendo
ser su violación al mismo tiempo una inmoralidad y un delito.

Características de las normas morales

A grandes rasgos, las normas morales tienen un contenido ético y filosófico, que en lugar
de ser fruto del consenso, proviene de una manera particular de entender y ejercer la
identidad cultural.

Todas las sociedades poseen algún tipo de normas morales. También es posible que una
misma sociedad presente variaciones de la normativa moral dependiendo del estrato
socioeconómico o de la clase.

En cuanto a sus características, las normas morales son a la vez:

 Heterónomas. Son impuestas a cada individuo por la colectividad sin


consultarle.
 Autónomas. Su cumplimiento depende del talante ético de cada quien,
acarreando, más que una sanción específica, el repudio de los demás y la
mortificación propia.
Normas de conducta

Se entiende por norma de conducta toda ordenación de los actos humanos de acuerdo a

un criterio de valor, cuyo incumplimiento puede traer aparejada una sanción. Las normas

de conducta pretenden dirigir los actos humanos bajo la amenaza de una posible sanción.

Las normas de conducta señalan el comportamiento humano que “debe ser” y no el que

efectivamente “es”. Las normas operan sobre la base del “principio de imputación”. Según

este principio, una determinada consecuencia “debe ser” imputada a determinado acto,

sin que pueda decirse, sin embargo, que este acto sea propiamente la causa de dicha

consecuencia ni ésta el efecto de aquél. En otras palabras, la norma de conducta

prescribe u obliga a un determinado comportamiento, pero las personas pueden o no

seguir el mandato normativo. El comportamiento prescrito es contingente, no necesario.

De este modo, si una norma impide matar, es perfectamente posible que las personas

maten no obstante estar prohibido; por tanto, entre la prohibición de “no matar” y el hecho

de que las personas no maten no existe una vinculación causa-efecto puesto que es

perfectamente posible que las personas desobedezcan la norma.

Las normas de conducta siempre recaen sobre actos humano, a diferencia de las leyes de

la naturaleza y las reglas técnicas que se refieren al universo o al correcto uso de

aparatos o máquinas.

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