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Este documento explora los conceptos de comunalidad y fiesta. Explica que la comunalidad se refiere a cuatro pilares de la vida: el lugar, las personas, las actividades y las celebraciones. La fiesta es el resultado de muchas prácticas culturales comunitarias como la música, la danza y la preparación de alimentos. La fiesta sirve para renovar el espíritu comunitario y resistir las amenazas externas a la cultura local. En resumen, la comunalidad y la fiesta son elementos centrales de la vida
Este documento explora los conceptos de comunalidad y fiesta. Explica que la comunalidad se refiere a cuatro pilares de la vida: el lugar, las personas, las actividades y las celebraciones. La fiesta es el resultado de muchas prácticas culturales comunitarias como la música, la danza y la preparación de alimentos. La fiesta sirve para renovar el espíritu comunitario y resistir las amenazas externas a la cultura local. En resumen, la comunalidad y la fiesta son elementos centrales de la vida
Este documento explora los conceptos de comunalidad y fiesta. Explica que la comunalidad se refiere a cuatro pilares de la vida: el lugar, las personas, las actividades y las celebraciones. La fiesta es el resultado de muchas prácticas culturales comunitarias como la música, la danza y la preparación de alimentos. La fiesta sirve para renovar el espíritu comunitario y resistir las amenazas externas a la cultura local. En resumen, la comunalidad y la fiesta son elementos centrales de la vida
Vivir tiene sentido, ¿cuá l ese sentido ? Pues vivir. Pero la
vida tiene movimiento permanente, y no se mueve en una sola orientació n, digamos en línea recta, sino que puede ir a lo ancho que pueda girar su movimiento. Si la tierra es redonda, la vida será cíclica, y si en cada momento se va acumulando experiencia, la vida será una espiral sin fin. El movimiento vivencial puede estar integrado de cuatro pasos, dimensiones, pilares, o lo que se quiera entender. El donde está s, con quien está s, que haces, y qué logras con tu hacer. A lo anterior hemos llamado faces o pilares de la Comunalidad. Diríamos que Comunalidad no tiene una definició n específica, y lo que se señ ala son simplemente momentos o pautas de reflexió n, que nos ayudan a entender la vida. Podríamos decir, que son espacios del ciclo de vida. Territorio, habitantes, quehaceres y celebraciones sería otro modo de enunciar esos pilares. En sus orígenes, Comunalidad se nombró como territorio, gente, trabajo y fiesta, éstas denominaciones pueden modificarse segú n el contexto o el fin que tenga su exposició n, pero siempre se referirá a lugar donde se realiza un hecho, las personas que lo realizan, el hecho mismo y los efectos o resultados que obtiene. Cultura se ha entendido generalmente como el resultado de la acció n realizada por un habitante, quien realiza su labor en un lugar determinado. Como puede observarse toda cultura manifiesta esos cuatro elementos. Sin embargo, la cultura ha sido un producto manejado dentro de una ló gica hegemonizada por el poder, colonizadora, por lo mismo poco ú til para explicar la naturaleza de la vida. Es por ello, que todo modo de vida es cultura, y es en ese sentido, que cuando hablemos de cultura, estaremos hablando de modos de vida. Una prá ctica cultural, será una prá ctica de vida, y en Oaxaca, por su conformació n, el modo de vida imperante es el comunitario. Lo explica su geografía, y su resultado, de elevada Comunalidad, frente a la permanente presió n del modelo de vida hegemó nica individual.
Filosofía de una prá ctica de vida.
Si vivir, tiene como sentido, el vivir, la vivencia estará
necesariamente conformada de los cuatro elementos que ya se señ alaron. Sin embargo, debemos comprender que no es lo mismo ver un modo de vida, que vivirlo. Es decir, que cuando observamos el modo de vida del otro, hacemos una interpretació n de lo que observamos, desde ese momento nuestra interpretació n es desde el poder, si tu eres quien categoriza lo que el otro hace, y no lo hace el mismo que lo hace. A ello se debe, que la llamada “cultura” segú n la mirada de una antropó logo, o simplemente de un turista, reflejara el resultado de todo hecho vivencial, no profundizará en las razones que habitan en el productor de su propia vida. Dicho de otra manera, el Investigador, o el visitante, interpretaran desde el poder, desde una mirada ajena, por lo mismo llamará cultura al resultado que salta a la vista: la lengua, el vestido, la comida, la danza, la mú sica, la habitació n, el arte, etc. Y si bien, lo que observa es resultado de una prá ctica de vida, no comprenderá la profundidad de la prá ctica de vida simplemente porque no la vive. La otra visió n es de quien la vive, pero en la mayoría de los casos, como la vive, no da cuenta de todos los elementos que integran su propia acció n de vida. Los lleva en su conciencia pero no la expone dentro de si, como un razonamiento explícito. El ordenamiento de una prá ctica de vida por el que la vive, supone un privilegio, que coquetea con el poder, en la medida que en cierto modo logra una cierta separació n del hecho mismo. Sin embargo, dado que lo hace el que lo vive, se ubica má s en una compartencia consciente. Ese es quizá s el papel que ha de jugar un gestor cultural, llamado así por la academia fundada en el poder, que labora en la comunidad o regió n de la que es originario.
Reconocimiento de la prá ctica de vida.
La vida es una acció n. Todo ser vivo tiene movimiento. Y
todo movimiento lo conduce a un resultado. Todo resultado tiene alguien que lo trabaja en un sitio preciso. Como tal, reconocer las prá ctica de vida, es reconocer el modo de vida en cada lugar. Esto se observa en cuestiones bá sicas, y todas responden a la necesidad de vivir. El cultivo de cualquier elemento alimenticio, así se realice dentro del hogar o fuera de él, tiene un procedimiento y obtiene un resultado. Como también se realiza en un lugar especifico y hay alguien quien lo realiza. Un campesino se llama así, porque trabaja el campo, para resolver su necesidad de alimentarse, o sea de vivir. Pero es distinto de un agricultor, quien también trabaja el campo pero no para resolver su necesidad, sino para producir un resultado que ha de vender, que ha de lanzar al mercado, sin tomar en cuenta quien va a consumir su producto. De ahí, que en el trabajo campesino y en el de un agricultor, se observan diferencias de lo que significa para ellos, la tierra, el suelo. Mientras en el primero cubre su necesidad, para el segundo, es un bien para la producció n. En ambos casos se obtienen productos, pero en ambos el ciclo se cierra con una celebració n, que puede ser una simple satisfacció n o bien una fiesta, o simplemente el crecimiento de un capital que ha de ser reinvertido en ciclos interminables, que no ameritan una celebració n. Esto mismo lo podemos observar en la elaboració n de la comida. En la elaboració n del vestido, y en muchas acciones que dependen del suelo que se pise. En resumen toda acció n de vida, integra un modo de vida que obedece a una visió n, a una formació n que se obtiene primariamente del lugar en donde se ejecuta la acció n. Al señ alar las contradicciones que se dan en las pretensiones y que se concretan en el modo de vida, responde a dar por enterado, que se vive un modelo de vida, que no es totalmente nuestro, ni natural. Que tenemos encima la ló gica del mercado la que a su vez, responde a una ló gica de poder, y que se instrumenta gracias a la propiedad. Esta visió n existe en Oaxaca desde la invasió n Europea, de ahí que la veamos, en diversos grados, existir en las comunidades Oaxaqueñ as má s recó nditas. Sin embargo, debemos felicitarnos, porque debido a la geografía, el razonamiento colonial no ha podido exterminar la ló gica de vida que hace prevalecer vivir en comunidad. Entender y comprender esta situació n contradictoria, nos permite saber hasta que grado prevalece lo propio, frente a lo ajeno en la vida Oaxaqueñ a. O sea, nos permite vislumbrar, cuales son las prá cticas de vida, que son naturales, y cuales aquellas que só lo responden a intereses ajenos, de lo cuales, ni el suelo, ni la gente de la comunidad se beneficia, má s bien los beneficios salen fuera.
¿Pero, que es la fiesta?
La fiesta es el resultado de muchas prá cticas de vida. La
banda de mú sica, ensaya cotidianamente en distintos momentos para expresar lo mejor de su labor en la fiesta principal. Pero la banda tiene una escoleta o un lugar en el que practica, o ensaya. Está integrado de determinados elementos, que a su vez tiene como especialidad cierto instrumento. Su labor radica en integrar la sonoridad escogida o deseada por su director, quien integra las piezas musicales que han de ejecutarse, y al ú ltimo, la realizació n de su mú sica es la fiesta misma. Los danzantes también, tiene temporalidad para ejercitar su danza, decide un lugar para hacerlo, y se dan a la tarea de confeccionar o pedir que le hagan, la vestimenta que va a mostrase el día de la fiesta. Cada ensayo es una prá ctica de vida como lo es en la banda también, en la que obtienen un resultado encaminado a la fiesta general. Lo mismo observamos en cada casa, que sabe a quienes invitará n a la fiesta y se preparará n incluso por los que siempre o por casualidad asistirá n a la fiesta. Lo obtenido en el campo será contemplado para contener las viandas posible, de acuerdo a la geografía propia del lugar, y del nú mero de comensales. Pues no es lo mismo, una fiesta de bautizo, que una fiesta de cumpleañ os, o bien una fiesta del Santo Patró n. No se diga la labor de un Mayordomo, o el de una comisió n nombrada por la propia comunidad. Dependiendo de la comunidad, de la regió n, de la historia, la intensidad, la complejidad, la responsabilidad, de la fiesta la carga un determinado nú mero de habitantes. En Oaxaca, la fiesta la hace y la vive toda la comunidad, independientemente de quien sea el responsable, cada familia aporta algo para la celebració n, lo que fortalece el tejido comunitario, y eterniza su compromiso vivencial. Visto de ésta manera, la fiesta es un cú mulo de procesos de acció n y de resultados, que se exponen y en la mayoría de los casos, son lo identificable de aquella comunidad en concreto, a la vista de los investigadores y visitantes. Es así, como puede observarse multiplicidad de celebraciones, en gran parte vestidas de catolicismo, pero en substancia, reverenciando a sus entidades sagradas como son los tiempos, la naturaleza, etc. Bá sicamente, la fiesta es la exposició n de resultados de mú ltiples procesos de vida, pero que también significan la renovació n de la energía comunitaria, un mecanismo para resistir los embates sistemá ticos que enfrenta la comunidad, ante, políticas ajenas, antes la ló gica mercantil que lacera la compartencia de la vida, la individualidad, o el egoísmo, que separa y debilita todo tipo de esfuerzo, ante todo aquello que no es decisió n interna y que le desgasta, que la amenaza con destruirla. Es por ello, que vivir, haciendo la fiesta, es regenerar a la propia comunidad, es Re-crearla. Por ello, la fiesta se torna en un evento sagrado para la comunidad, y su hechura responde, al observarla, a toda una Comunalidad, como actitud comunitaria.
La fiesta pilar de la Comunalidad.
Si Comunalidad, es lo contrario a la individualidad, lo
contrario a la privacidad, por lo tanto la fiesta es comunal y pú blica. Es el lo que cierra todo ciclo vivencial, la labor de un día se festeja descansando, lo obtenido en un día o es satisfacció n, alegría, o es cansancio, enojo o tristeza. Algo se obtiene al vivir y si la vida es movimiento, la fiesta es un resultado en movimiento. Pero la fiesta no está se parada de lo que se hace, incluso podría decirse que la fiesta es un fin vivencial, porque entonces se vive para gozar, se vive, para compartir, se vive para celebrar. En el mundo hegemonizado por el poder, la propiedad y el mercado, la celebració n implica inversió n, organizació n vertical, realizació n artificial, decorado mercantil, musicalidad de mercado, etc. Por lo contrario, en un contexto regulado por el respeto, el trabajo, y la reciprocidad, la celebració n es un resultado en Comunalidad, que se integra de la participació n de todos de acuerdo a cada contexto y a la decisió n de cada persona. Se va desde la cuota obligatoria, hasta la voluntaria. Se da desde la apatía, hasta la entrega absoluta. La decisió n la toman todos, no un individuo.
Qué se aprende de la fiesta.
En primer lugar se aprende que es un proceso de
vida(aunque se ha dado en llamar Cultura). En segundo que cada proceso se integra de elementos que explicar la Comunalidad existente en cada lugar. En tercera, se valora cada elemento, al que se acerca uno en profundidad, segú n nuestra afició n específica. El interesado en la comida podrá observar los pasos que sigue el conocimiento culinario que se exponga la fiesta. El interesado en las semillas, integrará su visió n en los productos expuestos y utilizados en la fiesta. El interesado en la vegetació n podrá conocer que tanto conoce la comunidad de su entorno vegetativo. Al que le guste la danza, estará pendiente de los movimiento realizados, de la vestimenta utilizada en la danza. El interesado por la organizació n, vera quien y como coordina las actividades festivas, la programació n, etc. Y así, cualquier gestor, de acuerdo a sus pretensiones y habilidades, podrá participar directamente en la realizació n del proceso festivo. Eso si, y ya se mencionó , no será lo mismo, la simple observació n que su participació n concreta de cualquier proceso festivo que le reclame atenció n.
Có mo se define una prá ctica de vida.
Hemos sostenido que la investigació n se queda en la
superficie. Y de lo que es importante es reflexionar, y ordenar nuestra acció n, acciones que efectivamente construyen conocimiento. A lo que llegamos con esto, es que es necesario distinguir los tipos de razonamiento que percibimos en nuestras acciones, en este caso festivas o celebrativas. Es decir, existen dos razonamientos encontrados, que luchan por su realizació n. La primera y que es la hegemó nica fundada en el ejercicio del poder. Cierto esto lo vemos con mayor nitidez en la ciudad. Pero lo encontramos también en las comunidades apartadas, a donde el mercado apoyado por la educació n y la comunicació n, generan mayor individualidad. Y el otro razonamiento fincado en el respeto, el trabajo y la reciprocidad. Estos razonamientos existen en cada uno de nosotros, y a la luz de nuestros actos, debemos notar su diferente racionalidad. El primero, es bá sicamente liberal y ajeno a nuestro natural razonamiento. El segundo, que es que nos aporta la reflexió n de lo que hacemos, es el comunal, es decir, de la experiencia de hacer todo entre todos, respetado la diversidad de criterios pero tomando acuerdos que nos permitan celebrar nuestras acciones. Lo comunal resiste ante la fuerza de lo liberal que en las dos ú ltimas décadas, ha enfermado sus procedimientos, volviendo mucho má s salvaje, sus procederes ante nuestro razonamiento comunal. El concientizar las contradicciones que alberga nuestro razonamiento actual, nos permitirá discernir, nos permitirá elegir, cual es el razonamiento má s ú til para la reproducció n de nuestra existencia. No se trata de estudiar el có mo realizar una prá ctica de vida, o cultural como se dice, sino el razonamiento que lo sustenta. Y para ello debemos participar de las acciones, no quedarnos en la simple observació n. Que quede claro, no hablamos de investigació n acció n, ni de investigació n-acció n, ya que estos conceptos siguen encubriendo la ló gica fundada en el poder, que ve la realidad separado de ella, que la ve incluso para transformarla, pero nunca para compartirla. En otras palabras, un trabajo de campo es para vivirlo y compartirlo, no para investigar y apoderarse de esa realidad, que só lo tu llegas a manejar en tu interpretació n.