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1.1. Introducción
Vamos a comenzar un tema sobre urgencias y debemos recordar, en primer
lugar, que en nuestra actuación todo debe estar previsto, comenzándose la
asistencia de manera casi inmediata.
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Catástrofe. Situación que altera notablemente el orden normal de las
cosas y provoca una trágica desproporción entre las necesidades y los
medios.
2.3. Triaje
Triaje viene de una palabra francesa que se escribe triage que significa
clasificación o elección y con ella denominamos al conjunto de procedimientos
sencillos ejecutados sobre una víctima que orientan en sus posibilidades de
supervivencia inmediata y determinan un tiempo límite asistencial para
salvaguardar su vida.
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NIVELES DE CALASIFICACION DEL SISTEMA DE TRIAJE
MANCHESTER(MTS)
2.1. Politraumatizados
Entendemos como politraumatizado aquel individuo que presenta una o más
lesiones óseas traumáticas mayores y/o afectación de una o mas vísceras
asociadas entrañando repercusiones respiratorias y/o circulatorias las cuales lo
colocan en una situación critica que requiere valoración y tratamiento inmediato
estableciendo prioridades terapéuticas.
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Las causas de muerte del politraumatizado siguen una distribución trimodal:
La valoración primaria
El objetivo de un buen servicio de atención prehospitalaria no es otro que la
valoración y tratamiento de los pacientes que se incluyen como de riesgo vital
en el «segundo pico» u «hora de oro» que definíamos en la Introducción, ya
que estos lesionados, en gran parte, presentan problemas de compromiso de la
vía aérea o hipovolemia severa que pueden corregirse si son tratados a tiempo.
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Valoración secundaria: inspección, palpación y auscultación de la
cabeza a los pies.
Sin embargo, en pacientes con alteración del nivel de conciencia y en todos los
demás casos, hay que hacer un examen más completo y pormenorizado del
individuo.
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Si la impermeabilidad de la vía aérea se mantuviera colocaremos una cánula
oro/ nasofaríngea o procederemos a la intubación oro/nasotraqueal según lo
requiera la situación clínica.
2.1.1.3. Ventilación
La hipoxia es una de las causas más importante de muerte temprana en el
politraumatizado, por lo que en esta fase interesa asegurar una correcta
oxigenación y ventilación del paciente, que puede verse comprometida por una
urgencia vital habitualmente asociada al traumatismo torácico cerrado, como el
neumotórax a tensión.
2.1.1.4. Circulación
Podemos obtener una estimación adecuada del estado del sistema
cardiovascular, simplemente observando la perfusión periférica y oxigenación a
través de una serie de signos de perfusión tisular:
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orienten. En los primeros compases la tensión arterial, debido a los medios de
compensación del organismo, puede estar normal aunque exista una gran
hemorragia.
Para valorar el nivel de conciencia existen varios modelos, que van desde el
mas simple o ALEC (A; alerta, despierto, consciente; L; letárgico, solo
responde a estímulos verbales; E; estuporoso, responde solo a estímulos
dolorosos; C, comatoso, no responde a estímulos), hasta la escala de Glasgow.
Fue creada en 1974 por Bryan Jennett y Graham Teasdale, miembros del
Instituto de Ciencias Neurológicas de la Universidad de Glasgow, como una
herramienta de valoración objetiva del estado de conciencia para las víctimas
de traumatismo craneoencefálico.
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Su precisión y relativa sencillez extendieron posteriormente su aplicación a
otras patologías traumáticas y no traumáticas.
La valoración secundaria
Una vez salvada la urgencia vital procederemos a la valoración secundaria, que
consiste en un examen exhaustivo del paciente desde la cabeza hasta los pies
de forma ordenada y sistemática basándonos en la inspección, palpación y
auscultación. Para ello, desnudaremos al paciente completamente para su
evaluación, que ha de comenzarse por la exploración de la cabeza, para seguir
con la del cuello, tórax, abdomen, pelvis, extremidades y finalizar con un
examen neurológico.
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Si el traumatismo no compromete la vía aérea, las lesiones maxilofaciales
deben tratarse cuando el paciente este estable.
2.1.2.2. Cuello
La exploración visual del cuello comprenderá no solo la observación de la piel,
sino que requiere una evaluación cuidadosa, particularmente en aquellos casos
en los que el traumatismo se haya producido por encima de la clavícula y hay
que tener muy presente que la ausencia de déficit neurológico no excluye
lesión cervical.
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2.1.2.3. Tórax
Visualizaremos tanto la parte anterior como la posterior del tórax para valorar
signos de traumatismos (contusiones, heridas, abrasiones...), controlando al
mismo tiempo los movimientos torácicos respiratorios, su simetría, si existen
zonas de movilidad anormal (segmentos de volet costal...).
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2.1. 2.5. Pelvis
Investigaremos la región pelviana en busca de alteraciones de la piel,
deformidades y signos de distensión. La exploración se realiza mediante
aplicación cuidadosa de presión lateral y medial sobre ambas crestas iliacas.
Cuando la compresión del cinturón pelviano sea dolorosa nos inducirá
sospecha de fractura, considerando inmediatamente al paciente como crítico,
pues estas lesiones pueden ocasionar en ocasiones shock muy severos.
La sonda vesical tipo Foley siempre útil para valorar la diuresis, pero no deberá
colocarse si hay indicios de desvió de la próstata o sangre en el meato urinario.
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Las cifras de morbi – mortalidad en los TCE están en relación inversa con la
precocidad y calidad del tratamiento administrado.
2.1.3.2. Valoración
Los principios que rigen la asistencia y valoración de un sujeto que ha sufrido
un traumatismo craneoencefálico (TCE) son la rapidez y la organización; por
consiguiente, en nuestra aproximación al lesionado es preciso conocer el tipo
de traumatismo y el mecanismo lesional, preguntando a los acompañantes y
observando las circunstancias del evento.
Valoración respiratoria
Nuestro primer objetivo es optimizar esta función con la apertura de la via
aérea y la ventilación si fuera necesario. El trauma craneal puede producir
patrones respiratorios anormales.
La intubación orotraqueal debe practicarse en todo sujeto con TCE con una
puntuación inferior a 9 puntos en la Escala de Glasgow para el coma y en todo
aquel que presente signos o sospecha de hiperventilación o hipoxemia. En los
casos dudosos, el riesgo/ beneficio se inclina por su realización de la
intubación, ya que siempre estamos a tiempo de extubar a un paciente si se
demuestra que no era necesaria y le habremos evitado una lesión secundaria
al cerebro si, por el contrario, estaba indicada.
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Grado I: se visualiza la glotis, las cuerdas vocales, las comisuras
anterior y posterior.
Grado II: se visualiza epiglotis y la glotis parcialmente.
Grado III: se visualiza solamente epiglotis, no se observan las cuerdas
vocales.
Grado IV: no se observa ni glotis, ni epiglotis.
Valoración circulatoria
El aumento de la tensión arterial puede reflejar una paralela elevación de la PIC
(PRESIÓN INTRACRANEAL), en tanto que la hipotensión rara vez es
secundaria al trauma cerebral excepto en su fase final, pero constituye una
causa de lesión secundaria en los TCE debido at fallo del sistema de
autorregulación del flujo cerebral.
Valoración neurológica
La alteración de la conciencia es el dato fundamental y se produce en los TCE
por presión en el sistema reticular activador del tallo y/o en las cortezas
cerebrales.
La Escala de Glasgow para el Coma sirve como examen útil, pero es solo una
guía grosera para medir los cambios del nivel del coma.
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Para que cualquier protocolo de actuación ante un traumatismo
craneoencefálico pueda ser efectivo, se recomienda que las evaluaciones
neurológicas se realicen a intervalos máximos de diez minutos, siendo
necesario poner énfasis en la importancia de las exploraciones repetidas
comparadas con la inicial, at igual que es necesario conocer cuáles pueden ser
los mecanismos de muerte precoz en el traumatismo craneoencefálico para
poder corregirlos a tiempo.
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profesionales, acciones terroristas, accidentes de tráfico...), se consideran
amputaciones traumáticas.
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2.1.4.2. La hemostasia en las amputaciones traumáticas
Ante los pacientes afectos de amputaciones traumáticas es necesario actuar
con presteza y prontitud para estabilizar al siniestrado y conseguir que alcance
un estado optimo para su traslado al hospital. De vital importancia es el control
de la hemorragia.
2.2. Quemados
Definimos las quemaduras como aquellas lesiones de la piel y de otros tejidos
debidas a alteraciones térmicas, producidas por agentes químicos, físicos,
eléctricos e incluso biológicos, como pueden ser el fuego, el sol, objetos
calientes, vapores y demás.
Para llevar a cabo una actitud terapéutica efectiva frente al paciente quemado
se hace necesaria la valoración de una serie de aspectos, tales como:
2.2.1.1. Extensión
Es el primer factor a valorar; para calcularlo se utiliza la regla de los nueve.
Esta consiste en dividir las partes del cuerpo en nueve o múltiplos de nueve
(regla de Wallace):
Cabeza y Cuello: 9 %.
Tronco Anterior: 18 %.
Tronco Posterior: 18 %.
Extremidad Superior: 9 %.
Extremidad Inferior: 18 %.
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Genitales: 1 %.
Mano: el dorso o palma, que equivale al 1 %.
El sistema utilizado para los niños es algo diferente (18 % la cabeza y 14%
cada extremidad inferior).REGLA DE LUND Y BROWDER
Quemaduras leves
Se consideran quemaduras leves las de extensión de menos del 15 % si las
quemaduras son de 2° grado y menos del 5 % si las quemaduras son de 3er
grado, y no afectan a localizaciones especiales: cráneo, cara, cuello, mano,
genitales o pliegues y pueden seguir un tratamiento ambulatorio.
Quemaduras graves
Incluye aquellas localizaciones especiales y las consideradas como
criticas. Son consideradas quemaduras graves: las que,
independientemente de la extensión, están localizadas en: cráneo, cara,
cuello, axilas, manos, área genital, pliegues y posibles zonas de
síndrome compartimentar.
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Todas aquellas acompañadas de inhalación de humos y posible
intoxicación por monóxido de carbono.
Primer grado: son aquellas que van a afectar a la capa más superficial
de la piel: la epidermis. Se van a caracterizar por la presencia de un
eritema debido a la vasodilatación vascular, sin flictenas y al hecho de
ser dolorosas.
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Refrescar la zona quemada aplicando agua en abundancia durante 20 ó
30 minutos quitando ropas, joyas y todo aquello que mantenga el calor.
Cubrir con una manta para evitar las pérdidas de calor.
Administrar gammaglobulina antitetánica y toxoide, según antecedentes
de vacunación.
Medidas de asepsia quirúrgica, use de mascarilla y guantes, irrigación
de la zona quemada con suero fisiológico a temperatura ambiente y/o
solución jabonosa (clorhexidina) con el fin de llevar a cabo una limpieza
por arrastre.
Si existen flictenas y decidimos evacuarlas, deben ser recortadas
cuidadosamente y no solo abiertas y drenadas. Otros autores
consideran oportuno drenarlas cuando están íntegras y utilizarlas como
apósito biológico; si están rotas, son eliminadas totalmente y retirados
los esfacelos para evitar la infección posterior de los mismos
Tratamiento tópico:
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hacer limpieza con suero a chorro y envolver las zonas quemadas en paños
estériles o simplemente limpios.
2.3.1. Shock
El shock (choque) se define como un estado agudo y generalizado
caracterizado por una reducción de la perfusión tisular por debajo de los niveles
mínimos necesarios, que determina una respuesta compensadora de todo el
organismo.
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taponamiento cardíaco, deben englobarse en lo que denominan shock
obstructivo.
2.3.1.1. Etapas
Independientemente de la etiología que lleve al enfermo al estado de shock,
este se desarrolla con una serie de etapas fisiopatologías siempre similares,
que tienen su correspondencia en la clínica que presenta el paciente:
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2.3.1.2. Diagnóstico y tratamiento
Por la urgencia que supone el shock, el diagnostico se realiza normalmente por
la clínica.
Presión Venosa Central (PVC). Existe una disminución hasta 2-3 mm.
Hg (incluso puede llegar a valores negativos en el shock Hipovolémico),
excepto en el shock carcinogénico en que esta aumentada
Taquipnea.
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Colocar al paciente en posición de Trendelembourg (siempre que no
exista contraindicación) para facilitar el riego sanguíneo de los órganos
vitales, excepto en al shock carcinogénico ya que podemos provocar
una sobrecarga circulatoria.
Administración de vasoconstrictores y líquidos hasta mantener
presiones arteriales con sistólicas por encima de 90 mm Hg y diuresis de
35 ml/h.
Corrección de la acidosis metabólica que, especialmente en las
etapas tardías, puede ser muy severa.
Etiología
Prácticamente cualquier sustancia puede sensibilizar al organismo,
produciendo en un posterior contacto una reacción de hipersensibilidad
inmediata (anafilaxis). Es importante que el individuo conozca sus alergias y
este informado de las consecuencias que podría tener posteriores
contactos con el alérgeno. La adecuada información al paciente y la
permanente identificación de sus alergias (con tarjetas, colgantes, información
a familiares y amigos...), son probablemente as mejores medidas de profilaxis.
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Clínica
La sintomatología del shock anafiláctico depende de la vía de entrada, la
cantidad y la velocidad de absorción del alérgeno y de la predisposición del
paciente.
En general, las reacciones más graves suelen ocurrir a los pocos minutos de
entrar en contacto con la sustancia a la que se está sensibilizado.
Probablemente el cuadro debutara de forma brusca con opresión
centrotoracica, sensación de muerte inminente y signos cutáneos, a los que
inmediatamente siguen las alteraciones respiratorias.
Tratamiento
Como en cualquier emergencia vital, lo primero es asegurar el ABC.
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a) Vía aérea permeable. Despejando la vía aérea mediante la maniobra
frente – mentón, colocando cánula orofaringea (Guedel®) o, si fuese
necesario, realizando intubación endotraqueal.
b) Ventilación. Asegurar la ventilación del enfermo. Si no hay ventilación
espontanea, procederemos a ventilarlo mediante un balón de
reanimación (Ambú®) conectado a una toma de oxigeno.
c) Circulación. Asegurarse de que el enfermo tiene pulso o, de lo
contrario, comenzar con las maniobras de RCP.
Una vez completado el ABC y con la seguridad de que el enfermo tiene pulso y
está ventilando de forma espontanea, pasaremos a las medidas generales, que
consisten en:
2.3.2. Intoxicación
2.3.2.1. Definición
Se define intoxicación como el conjunto de signos y síntomas producidos por la
acción de un tóxico introducido en el organismo humano de forma accidental o
voluntaria.
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De forma genérica se habla de toxico como aquellas sustancias que,
independiente de su origen, al entrar en el organismo humano producen una
reacción química que resulta perjudicial para este.
2.3.2.2. Diagnóstico
El diagnóstico de una intoxicación se basa en la historia del paciente,
incidiendo especialmente en todo lo referente a la ingesta del tóxico, la
exploración física y la realización de las pruebas complementarias.
A) Anamnesis
Es el primer paso en la elaboración de un diagnóstico definitivo. Es de mucha
importancia recabar la máxima información posible acerca de la intoxicación y
del propio paciente.
En los casos que el paciente este confuso o desorientado por los efectos del
producto ingerido le hablaremos mirándole a los ojos y utilizaremos frases
cortas y concretas.
B) Exploración física
Nos ayudara a establecer una primera valoración de la gravedad de la
intoxicación ante la que nos encontramos. En general, se realiza posterior a la
anamnesis, pero en multitud de ocasiones, y aun de forma somera, tendremos
que realizarla antes, pues existe la posibilidad de tener que establecer medidas
de soporte vital de forma inmediata.
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Podemos seguir la siguiente sistemática:
Valoración de constantes vitales: pulso, tensión arterial, frecuencia
respiratoria, temperatura.
Valoración cardiorespiratorio: comprobación de la frecuencia y ritmo
cardiaco a la búsqueda de posibles bradicardias, taquicardias o
cualquier arritmia que pueda desestabilizar la situación hemodinámica
del paciente. Perfusión periférica: color y temperatura de las
extremidades. Edemas. La valoración respiratoria incluirá auscultación
pulmonar por posibles síntomas de edema pulmonar o de
hiperventilación de algún campo y tener en cuenta la presencia de
manifestaciones como tos, expectoraciones, disnea, cianosis...
Valoración neurológica: comprobando el tamaño y reactividad pupilar,
nivel de conciencia, orientación temporo – espacial, fuerza de
contracción muscular, respuesta motora al dolor.
Valoración digestiva: color y apariencia de la boca buscando restos del
tóxico o posibles ulceraciones, vómitos: cantidad y aspecto, nauseas,
ruidos intestinales, distensión y ruidos abdominales, deposiciones.
Valoración de piel y mucosas: color, temperatura, integridad.
Podremos encontrar posibles signos de punciones venosas, ulceración
de mucosas que indique la ingestión de algún caústico, alteraciones de
la perfusión. En numerosas ocasiones las intoxicaciones se producen
por vía percutánea, por lo que la separación del paciente de las ropas
posiblemente contaminadas es una práctica habitual.
C) Exploraciones complementarias
De forma rutinaria se cursaran peticiones de:
Electrocardiograma.
Radiografía simple de tórax.
Bioquímica, incluyendo: glucosa, urea, sodio, potasio, amilasa, calcio,
proteínas totales, CPK, AST, ALT, creatinina y bilirrubina.
Hemograma completo.
Estudio de la coagulación.
Gasometría arterial.
Parte Judicial. La ley nos obliga a realizar un parte al juzgado de guardia
ante cualquier caso de intoxicación, ya sea esta voluntaria o accidental.
Estudio toxicológico. La recogida de muestras de sangre, orina y
aspirado gástrico para toxicología es práctica rutinaria, aunque
habitualmente no se esperen los resultados para comenzar con la
administración del tratamiento.
2.3.2.3. Tratamiento
El tratamiento lo podemos ordenar secuencialmente en los siguientes cuatro
apartados
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Una intoxicación es una emergencia sanitaria potencialmente letal, por lo que,
en primer lugar, tendremos que, de forma rápida, evaluar las funciones vitales
del enfermo y disponernos a aplicar las medidas de Soporte Vital Básico Como
en cualquier emergencia vital, el conseguir una mínima estabilidad
hemodinámica es nuestra primera prioridad.
Descontaminación
Para disminuir la absorción del tóxico, hay que seguir el criterio general de
separar al enfermo de la fuente de contaminación, independientemente de la
vía de entrada. Estas son algunas de las medidas a aplicar:
a) Vaciado gástrico
Se puede hacer mediante la administración de eméticos o procediendo a
realizar un lavado por aspiración del contenido gástrico.
Administración de eméticos:
Provocar el vómito es un procedimiento que está contraindicado en
determinadas situaciones:
1. Si el tóxico ingerido es un caustico o es un derivado del petróleo
(aguarrás, barnices, pinturas...),
2. cuando el enfermo este convulsionando o en coma,
3. cuando la paciente este embarazada,
4. en niños menores de 6 meses y
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5. en enfermos con disminución del nivel de conciencia.
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En ocasiones conviene realizar, una vez concluida la aspiración, un lavado
gástrico, introduciendo suero fisiológico (el volumen dependerá de la edad del
sujeto, como norma general entre 200 – 300 cc en adultos) tantas veces como
sea necesario hasta comprobar que el líquido de retorno es completamente
claro.
b) Administración de catárticos
Retienen agua y aumentan el peristaltismo intestinal, contrarrestando el efecto
astringente que provocan algunos adsorbentes (carbón activado). Los mas
empleados son el sulfato sódico (Evacuol®), sulfato de magnesio (Agua de
carabaña®), manitol, lactulosa y sorbitol.
c) Administración de adsorbentes
Básicamente se emplea el carbón activado. Ocasionalmente se pueden
utilizar otros más específicos como la tierra de Fuller en las intoxicaciones por
paraquat o el azul de Prusia en las intoxicaciones de talio.
C) Tratamiento farmacológico
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las sustancias tóxicas) no podremos, sin embargo, acelerar el proceso más que
en muy contadas ocasiones (el metabolismo del paracetamol acelerado por la
N-acetilcisteina y metabolismo del etilenglicol y metanol dificultado por el
etanol).
Diuresis forzada
Se emplea en aquellas intoxicaciones graves por sustancias que se eliminen
prioritariamente por vía renal.
Existen tres tipos de diuresis forzada según las características del toxico:
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Si el pH urinario es mayor de 6,5 añadiremos bolos intravenosos de 1 g de
ácido ascórbico.
1. Anfetaminas
Es un fármaco simpaticomimético que se emplea en clínica por su efecto
anorexígeno y estimulante del SNC.
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En los procesos graves, puede aparecer delirio, agresividad, convulsiones y
fibrilación ventricular.
El tratamiento es sintomático:
Si la vía de intoxicación es oral, se procederá a realizar un lavado
gástrico y administrar carbón activado.
Si aparece crisis convulsiva administrar diazepam (Valium®).
Administración de antiarritmicos en función del tipo de arritmia que
aparezca.
2. Cocaína
Al igual que la anfetamina es un psicoestimulante, aunque con menor vida
media en el organismo. Tiene un uso muy limitado en clínica como anestésico
local, en forma de colirio en oftalmología.
3. Alcohol etílico
La embriaguez es, probablemente, la intoxicación que más se atiende en los
servicios de urgencias.
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hasta el coma etílico si se sobrepasan los 300 mg/dL en sangre. Soliendo
desarrollar en estos casos hipotermia, hiperventilación y acidosis metabólica.
4. Opiáceos
Los opiáceos (heroína, morfina y derivados) producen depresión del centro
respiratorio pudiendo dar origen a la asfixia del individuo.
Tratamiento
Comprobar el grado de insuficiencia respiratoria mediante gasometría
arterial para evaluar la necesidad de instaurar respiración mecánica.
Administración de oxigeno. Administración de naloxona (Naloxone®)
que es el antagonista especifico de los opiáceos. La respuesta al
antídoto suele ser inmediata, lo que nos confirma de forma indirecta el
diagnostico.
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5. Cannabis
Su consumo es de elevada prevalencia en los países mediterráneos, siendo
legal en alguno de ellos.
El tratamiento es sintomático.
1. Paracetamol
Es un derivado de la fenacetina (anilina) con efectos analgésicos y
antitérmicos, bien tolerado por la mucosa gastroduodenal y de amplia
comercialización en el mercado farmacéutico español (Frenadol complex®,
Algidol®,Termalgin®...).
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El tratamiento especifico de la intoxicación por paracetamol es la
administración de su antídoto, N-acetilcisteina (Fluimucil®), que debe utilizarse
ante toda sospecha de ingestión masiva de paracetamol, aun sin esperar la
respuesta del laboratorio con los niveles plasmáticos que nos confirme el
diagnóstico.
2. Salicilatos
Son un conjunto de fármacos (acido acetilsalicilico, diflunisal, acetilsalicilato de
lisina...) con propiedades antitérmicas, analgésicas antiinflamatorias, que, a
diferencia de otros AINE, aumentan el consumo de glucosa y estimulan el
centro respiratorio. El ácido acetilsalicilico es además muy utilizado por sus
excelentes cualidades como antiagregante plaquetario.
Del mismo modo que el paracetamol, su uso esta cada vez más extendido,
aumentando considerablemente las posibilidades de intoxicación.
En los casos más graves son frecuentes las alteraciones del SNC, agitación,
delirio, confusión y, solo en casos extremos, coma.
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3. AINE
El resto de los AINE producen, en general, menos toxicidad que los salicilatos y
el paracetamol. Podemos destacar:
1. Antidepresivos cíclicos
Son un conjunto de fármacos empleados fundamentalmente en el tratamiento
de la depresión. Los más usados son probablemente los tricíclicos (imipramida,
amitriptilina, trimipramida, doxepina, nortriptilina...), aunque existen también en
el mercado los tetraciclícos (maprotilina, mianserina...), los biciclícos o de
segunda generación (zimeldina, viloxacina...) y los de mas reciente introducción
denominados de tercera generación (fluoxetina, cimetidina…)
Por encima de las dosis tóxicas (15 mg/kg) aparecerá midriasis, sequedad de
mucosas, taquicardia, estreñimiento, retención urinaria, visión borrosa...
Hay que tener especial precaución con la depresión del SNC y con las arritmias
que provoca, sobre todo teniendo en cuenta que la cardiotoxicidad del fármaco
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no se relaciona con los niveles plasmáticos. La mejor medida de la gravedad
de la intoxicación nos la da la duración del complejo QRS (QRS de una
duración superior a 0,10 seg. se relacionan con un aumento de las arritmias y
las convulsiones).
3. Benzodiacepinas
Son fármacos hipnótico sedantes que se emplean sobre todo en el tratamiento
del insomnio, la ansiedad, las rigideces musculares y en anestesiologia.
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El tratamiento consiste en las medidas generales para evitar la absorción del
fármaco (lavado gástrico y carbón activado) y la administración intravenosa del
antagonista especifico de las benzodiacepinas que es el flumazenil (Anexate).
El resto del tratamiento es sintomático.
4. Barbitúricos
Al igual que las benzodiacepinas, son fármacos hipnótico sedantes
(fenobarbital, tiopental, pentobarbital...). Están cayendo rápidamente en desuso
debido a la fuerte depresión respiratoria que producen y a los problemas de
dependencia que generan.
5. Litio
Es un mineral empleado en el tratamiento de las psicosis maniaco –
depresivas. La intoxicación se suele producir por la proximidad entre los niveles
terapéuticos (0,7-1,3 mEq/L) y los niveles de toxicidad (por encima de 1,5
mEq/L).
6. Hidrato de cloral
Es un hipnótico sedante con acción similar a las benzodiacepinas y los
barbitúricos.
La complicación más grave son las arritmias que habrá que tratar dependiendo
del tipo.
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7. Neurolépticos
Se emplean en el tratamiento de las psicosis. Son conocidos como
tranquilizantes mayores y provocan en el paciente una fuerte sedación,
tranquilidad psicomotora e indiferencia afectiva y al medio que les rodea.
1. Hidrocarburos
Los hidrocarburos, ya sean halogenados, alifáticos o aromáticos, producen
depresión del SNC. Los más significativos son los gases naturales (etano y
metano), los gases embotellados (propano y butano), la gasolina y el
queroseno (compuestos por diferentes tipos de hidrocarburos), el tetracloruro
de carbono, cloruro de metileno, cloroformo, benceno, tolueno y xileno.
2. Etilenglicol
El etilenglicol se emplea en pinturas, betunes, detergentes, disolventes y
anticongelante de los automóviles.
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La clínica evoluciona en tres etapas:
A las pocas horas de la ingestión aparecen nauseas, vómitos, ataxia,
disartria, nistagmos, crisis convulsivas y disminución del nivel de
conciencia.
Aproximadamente a las 24 horas se evidencian síntomas
cardiorrespiratorios.
En la última etapa aparece acidosis metabólica, insuficiencia renal,
hiperpotasemia.
3. Anilinas
Presente en muchas pinturas, tintas de imprenta, bolígrafos y plumas y en los
tintes para la ropa.
4. Organofosforados
Insecticidas derivados del acido fosfórico. Son de use frecuente en agricultura y
en el ámbito doméstico, para intentar controlar las plagas de insectos dañinos
al hombre.
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Manifestaciones muscarínicas. Nauseas, vómitos, dolor abdominal,
sudoración, lagrimeo, miosis, broncorrea, hipotensión, incontinencia
urinaria y fecal, bradicardias.
Manifestaciones nicotínicas. Palidez, ansiedad, cefaleas, confusión,
vértigos, debilidad muscular, calambres, parálisis (que puede afectar a
los músculos intercostales provocando hiperventilación), temblor, ataxia,
disartria.
Tratamiento
En primer lugar hay que proceder tratando de disminuir al máximo la dosis
absorbida del insecticida. Si la intoxicación se ha producido por vía oral,
procederemos a realiza lavado gástrico, administrando seguidamente carbón
activado. Puede ser de utilidad el uso de enemas de limpieza. Si la intoxicación
se ha producido por vía percutánea, despojaremos al paciente de las ropas
contaminadas para, seguidamente, lavar enérgicamente toda la piel con agua,
jabón y etanol.
5. Organoclorados
Son insecticidas de uso común en agricultura que pueden producir intoxicación
en el ser humano por ingestión, inhalación y en muy raras ocasiones por vía
percutánea.
Tratamiento
Comienza por las medidas generales de descontaminación, al objeto de
disminuir en lo posible la absorción del producto, retirada de ropa, lavado de
piel, lavado gástrico, carbón activado.
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6. Carbamatos
Son insecticidas que, al igual que los organofosforados, inhiben la
acetilcolinesterasa, pero, a diferencia de ellos, tienen una acción más corta y
menos tóxica.
7. Paraquat
Es un herbicida de uso extendido que se emplea en agricultura en la
destrucción de las plantas perjudiciales.
La evolución, que puede durar varios días, puede complicarse con shock
hipovolémico y cardinogénico, edema de pulmón y necrosis hepática y tubular.
Siendo el desenlace fatal en gran número de casos.
Tratamiento:
Al igual que con los insecticidas, hay que comenzar por tratar de
disminuir al máximo la absorción del producto, teniendo presente su
carácter corrosivo. Emplearemos las siguientes medidas: retirar la ropa
contaminada y lavar la piel, lavado de mucosas con irrigaciones
abundantes, lavado gástrico (a pesar de ser una sustancia caustica),
administración de tierra de Fuller (Tierra de Fuller es un tipo de arcilla que contiene varios
minerales, como el magnesio, el cuarzo, silicio, hierro, calcio, calcita y dolomita.) o en su defecto
carbón activado y administración de purgante o enema de limpieza.
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(Fortecortin®, Decadram®) y el aumento de la eliminación mediante
diuresis forzada y hemodiálisis.
8. Arsénico
El arsénico es utilizado en agricultura como plaguicida, rodenticida e insecticida
y en la industria como conservante y colorante.
9. Cianuro
Se utiliza en la industria, en el limpiado y refinado de metales (plata) y en la
síntesis de caucho. En agricultura, se emplea en la elaboración de algunos
fumigantes.
10. Antivitaminas K
Algunos productos, empleados especialmente en agricultura como rodenticida,
se comportan como verdaderas antivitaminas k, al unirse al mismo receptor de
los hepatocitos que ella, desplazándola y provocando la inhibición de la síntesis
de todos los factores de la coagulación (II, VII, IX, X) que dependen de esta
vitamina.
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Las intoxicaciones producen un cuadro de nauseas y vómitos. Tras un periodo
de 24/48 horas aparecerán, debido a la alteración de los factores de la
coagulación, todo tipo de manifestaciones hemorrágicas en forma de
petequias, epistaxis, hematuria, melenas, hematemesis... con el riesgo de
producirse hemorragias interna que puedan, en un primer momento, pasar
desapercibidas.
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2. Cáusticos
Es una de las intoxicaciones más frecuentes, dada la variedad de productos
cáusticos de uso habitual en el hogar. Entre los cáusticos de composición ácida
podemos destacar: clorhídrico, sulfúrico, nítrico... presentes en quitagrasas,
limpiadores WC, agua fuerte, desincrustadores. Entre los cáusticos de
composición alcalina encontramos: hipoclorito sódico, hidróxido sódico,
potásico y amónico... presentes en lejas, amoniacos, blanqueadores de ropa,
detergentes, sosa.
Tratamiento:
Están contraindicados los neutralizantes, adsorbentes, la colocación de
SNG y la inducción del vómito.
En los primeros minutos de la ingesta puede administrarse leche, agua
albuminosa o simplemente agua fría en pequeñas cantidades.
La gravedad de cada caso vendrá definitivamente determinada tras la
exploración endoscópica. El tratamiento es sintomático, debiendo
recurrir con frecuencia a soporte respiratorio e intervención quirúrgica.
3. Pegamentos y colas
La práctica totalidad de los pegamentos y colas son compuestos
hidrocarbonados (ver intoxicación por hidrocarburos).
El tratamiento es sintomático.
4. Aguarrás
El aguarrás, la esencia de trementina y otros disolventes similares tienen una
toxicidad relativamente moderada.
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de afectación del SNC (similar al etilismo), neumonitis, edema pulmonar,
convulsiones.
5. Metanol
El alcohol metílico (metanol) forma parte de numerosos compuestos como
limpiacristales, alcohol de quemar, algunos alcoholes de consumo fabricados
de forma fraudulenta, pinturas, disolventes y barnices...
Es una intoxicación grave (dosis letal 50 ml) que cursa con un cuadro de
afectación SNC (parecida a la del etanol), nauseas, vómitos, cefaleas,
sudoración, pupilas midriáticas arreactivas, afectaciones visuales desde visión
borrosa hasta ceguera, convulsiones.
Tratamiento:
Se basa en la administración de etanol, con mayor afinidad por la alcohol
deshidrogenasa que el metanol, con lo que conseguiremos retardar el
metabolismo de este último, forzando su eliminación.
Hemodiálisis (Realizada de forma precoz), corrección de la acidosis
metabólica. El resto del tratamiento es sintomático.
6. Toxina botulínica
Es una de las cinco toxinas del Clostridium botulinum que puede ser
ingerida por el hombre a través de alimentos en conservas y embutidos
contaminados, dando lugar a una intoxicación de gravedad.
Otras intoxicaciones
1. Anticolinérgicos
Las compuestos anticolinérgicos son aquellos que inhiben la transmisión
nerviosa a nivel colinérgico (parasimpático).
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Como fármacos están ampliamente comercializados en forma de antidiarreicos,
anti – parkinsonianos, antihistamínicos, antidepresivos, midriáticos.
Encontrándose también en el mundo vegetal como atropa belladona (atropina)
o Datura stramonium (escopolamina).
2. Digitálicos
Son glucósidos cardiotónicos que incrementan la fuerza de contracción
cardiaca y disminuyen la frecuencia. A nivel sistémico, aumentan las
resistencias periféricas y la diuresis. El mas característico ejemplo de digitálico
es la digoxina (Digoxina®).
Las intoxicaciones se suelen producir por el estrecho margen entre los niveles
terapéuticos (0,5-2,5 ng/mL) y los niveles tóxicos (3 ng/mL).
3. Bloqueantes Beta
Los beta bloqueantes desplazan competitivamente a las catecolaminas de la
postsinapsis, inhibiendo o disminuyendo su acción.
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4. Mercurio
La intoxicación puede producirse partiendo del mercurio contenido en
termómetros, esfigmomanómetros, amalgamas empleadas en
odontoestomatología, algunos antisépticos.
5. Metahemoglobinizantes
Este tipo de sustancias impide la formación de Oxihemoglobina al combinarse
con la hemoglobina desplazando al oxigeno, viéndose afectado el transporte de
este.
6. Setas
La intoxicación por setas se suele producir al ingerir el hongo, que ha sido
equivocadamente recolectado.
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La clínica que presenta la ingestión de Amanita phalloides comienza tras la
incubación, por los signos digestivos característicos de una intensa
gastroenteritis: diarrea acuosa, nauseas, vómitos intensos, dolor abdominal. La
abundante perdida de líquidos puede condicionar deshidratación,
hipopotasemia, oliguria, hipovolemia y acidosis metabólica.
7. Mordedura de víbora
Las variedades que se encuentran en España son la Vipera aspid (Pirineos,
Cordillera Cantábrica y zona oriental), la Vipera berus (noroeste peninsular) y la
Vipera latasti (zona central y sur de la península). Las tres son de parecida
toxicidad e igual tratamiento. La picadura, que solo inocula veneno la mitad de
las veces, se suele producir entre marzo y octubre, dado que el resto del
tiempo el animal hiberna.
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Son raras las manifestaciones sistémicas: nauseas, vómitos, mareos, diarreas,
leucocitosis, hipotensión, trastornos respiratorios y más raras aun las
complicaciones: convulsiones, coagulación intravascular diseminada, hemolisis,
insuficiencia renal aguda.
8. Abeja
La picadura de la abeja, como la de otros insectos similares, provoca una
reacción local de poca repercusión, que se resuelve espontáneamente en
pocos días.
En los casos más leves será suficiente con lavar la picadura, extrayendo el
aguijón y, en todo caso, tratar la inflamación y el dolor. En los casos de
reacciones anafilácticas, habrá que aplicar las pautas terapéuticas precisas
para estos casos que tienen como eje la aplicación de adrenalina (Adrenalina
Llorente®) y corticoides (Urbasón®, Solumoderin®).
2.4. Hemorragias
La hemorragia se define como la salida masiva de sangre de los vasos
sanguíneos, por la rotura de los mismos. La rotura de un vaso sanguíneo
puede ser debida a causas mecánicas (heridas, desgarros, cortes, etc.) o bien
hemorragias patológicas sin trauma aparente alguno.
Una hemorragia es tanto más grave cuanto más cantidad de sangre sale y con
mayor rapidez. Si hay una pérdida de más de un litro de sangre en una
persona adulta o mas de medio litro en un niño, puede considerarse una
hemorragia grave y puede dar lugar a un shock hipovolémico.
Las pérdidas de sangre que tienen lugar en un corto periodo de tiempo son
más peligrosas que las que se producen en un tiempo mayor.
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Por todo ello una atención urgente de la hemorragia puede resultar muy
efectiva para evitar consecuencias más graves.
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Hematuria: hemorragia del aparato urinario que cursa con eliminación
de sangre en la orina.
Hemitórax: derrame sanguíneo en la cavidad pleural.
Menorragia: hemorragia de la menstruación.
Metrorragia: hemorragia del aparato genital femenino de carácter
patológico.
Hemartros: derrame de sangre en una cavidad articular.
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2.4.3. Actitud de enfermería ante las hemorragias
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d) Aplicar presión sobre la arteria. Esta técnica se utiliza cuando han
fracasado los procedimientos anteriores.
Se trata de hacer compresión con los dedos sobre la arteria y hacia el
hueso, con el fin de minimizar el flujo de sangre en el miembro.
e) Aplicación de un torniquete.
El torniquete solo se usara en caso de que los métodos descritos anteriormente
hayan fracasado, debido a las consecuencias tan graves que acarrea su uso.
Actuación:
Para que no salga sangre de una arteria, el torniquete se dispondrá
entre la herida y el corazón.
Lo mejor es utilizar una venda colocándola unos cuatro/cinco dedos por
encima de la herida y dando dos vueltas alrededor del miembro
sujetándola con un nudo.
Aplicar algún objeto duro (una vara por ejemplo) dentro del nudo y hacer
dos nudos más sobre dicho objeto.
Girar el objeto poco a poco hasta que no fluya sangre.
Aflojar el torniquete cada 5 minutos para evitar una isquemia
irreversible y trasladar al paciente urgentemente al hospital.
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Si habiendo aplicado estas medidas el paciente sigue sangrando, se le
colocara un tapón de gasa humedecido en agua destilada. Si no se
controla el sangrado trasladar a un hospital.
Hemorragia dental
Informar at paciente de que no debe hacer enjuagues con ningún
producto, ni siquiera agua.
Colocar un tapón de gasa humedecido en agua oxigenada en el lugar de
la hemorragia e informar at paciente que debe aprisionarlo fuertemente.
Derivar al paciente al dentista.
2.5. Heridas
Las heridas son lesiones traumáticas que producen rotura (perdida de
continuidad) de la piel o del revestimiento mucoso, con peligro de que
surjan infecciones por contaminación microbiana.
Clasificación
1. Según la intencionalidad del agente causante:
Heridas intencionadas: son las producidas por un tratamiento, tal como
una operación, venoclisis o una radiación.
Heridas no intencionadas: se producen de forma accidental.
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4. Según el tipo de agente agresor:
Heridas incisas: están producidas por elementos cortantes. Pueden ser
intencionadas (cirugía), o accidentales. Se caracterizan por ser heridas
con bordes limpios y tendentes a la hemorragia.
Heridas contusas: están producidas por el choque violento sobre la piel
de objetos romos. La piel aparece cerrada y equimótica dado que la
sangre de los tejidos dañados se libera entre los propios tejidos y
pueden dar lugar a la aparición de tejidos desvitalizados e isquémicos
con tendencia a la necrosis. Sus bordes son irregulares. Son
normalmente no intencionadas aunque pueden ser resultado de
intervenciones quirúrgicas.
Cuando a consecuencia del golpe no se conserva la integridad de la piel
se convierten en heridas abiertas.
Heridas abrasivas: son heridas abiertas que se han producido como
resultado de una fricción. Solamente afectan a la piel. Son muy
tetanígenas. Pueden ser también intencionadas, por ejemplo cuando se
extraen las capas superficiales de la piel para preparar una cicatriz.
Heridas punzantes. Herida abierta realizada por un instrumento
cortante que penetra en la piel y los tejidos internos. Las heridas
punzantes pueden ser accidentales (pinchazos) o intencionadas
(colocación de drenaje). El dolor y el orificio pueden ser mínimos y la
hemorragia pequeña, pero sin embargo puede haber lesiones
importantes. Son las que tienen mayor riesgo de infección por tétanos.
Si el agente vulnerarte atraviesa la piel y luego sale, la herida recibe el
nombre de herida transfixiante.
Heridas mixtas, especiales o complejas. Son aquellas en las que
intervienen varios agentes causales a la vez:
Por arrancamiento: herida compleja en la que interviene un
factor de tracción y/o rotación sobre los tejidos. No suelen sangrar
demasiado, ya que al estirarse los vasos se produce una
hemostasia. Son muy dolorosas, llegándose incluso a producir la
muerte por shock neurogénico. La lesión típica de estas heridas
es el scalp o arrancamiento del cuero cabelludo.
Por asta de toro: son heridas graves, complejas, con grandes
desgarros tisulares y que pueden producir la muerte no solo por la
lesión principal sino por las asociadas. Tienen alta susceptibilidad
de infección. Aunque el orificio de entrada sea pequeño, puede
haber grandes lesiones internas porque el asta sigue diferentes
trayectorias.
Por armas de fuego: son heridas que ocasionan grandes
destrozos, ya que aun que los proyectiles sean pequeños poseen
una gran energía por la gran velocidad que alcanzan. Las
lesiones que produce dependerán de la distancia a la que se
encuentre el objeto: a gran distancia la bala entra y sale siendo el
orificio de entrada y salida iguales y las lesiones suelen ser
mínimas; si es a menor distancia el orificio de salida es mucho
mayor ya que el avance de la lesión es en forma de cono. En
heridas por metralla intervienen desgarros, arrancamientos, son
anfractuosas en profundidad e isquémicas, lo cual favorece el
riesgo de infección.
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Heridas por mordeduras: son heridas contaminadas por flora
anaerobia bucal (perros, gatos, humanos, etc.), las más graves
son las humanas, debido a la diversidad de la flora bacteriana de
la boca. Pueden ser incisas o punzantes, interviniendo a veces el
factor arrancamiento. Estas heridas nunca deben suturarse
porque son heridas altamente contaminadas y con gran riesgo de
infección.
Heridas por aplastamiento: las lesiones por compresión pueden
ocasionar desgarros y necrosis de la zona implicada.
5. Según su forma:
Podemos distinguir entre lineales en colgajos o con perdida de sustancia.
La cicatrización por segunda intención tiene lugar cuando los bordes no están
lo suficientemente próximos, como ocurre en las heridas infectadas o cuando
el traumatismo o la perdida de tejido han sido importantes. La cicatrización
tiene lugar gracias al relleno de la herida por tejido de granulación, lo que
requiere un intervalo más largo y produce una cicatriz mas grande.
Proceso de cicatrización
Independientemente del tipo, el proceso es el mismo. La diferencia es la
longitud de tiempo para cada fase de la cicatrización y la extensión del tejido de
granulación que se forma. Cuando se lesiona el tejido se producen dos
respuestas principales, la respuesta de estrés y la respuesta de inflamación. La
infamación sirve para preparar el tejido para que pueda producirse la
cicatrización de la herida.
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Después de una operación mayor, el enfermo parece y se siente enfermo
durante esta primera fase, que dura tres días.
La fase final, fase IV, dura hasta bastantes meses después de la operación. El
paciente puede quejarse de picores alrededor de la herida. Aunque continúa
depositándose colágeno durante este tiempo, la herida disminuye y se contrae.
Si la herida esta cerca de una articulación, puede producirse retracción. Por el
hundimiento, la herida se convierte en una línea blanca cóncava. El tejido de la
cicatriz es tejido conjuntivo acelular y avascular. No se pigmenta con la
exposición al sol, ni transpira, ni le saldrá pelo.
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Dehiscencia y eventración: la dehiscencia es una rotura parcial o
total de la herida La dehiscencia se refiere específicamente a la
apertura de una herida abdominal en la cual los planos de debajo de la
piel también se abren. La eventración es la salida de una víscera
interna a través de la incisión. Estos dos casos son serias
complicaciones de las heridas. Un número de factores hace que el
paciente este en riesgo de tener una dehiscencia de la herida incluyendo
obesidad, malnutrición, múltiples traumas, fallo de una sutura, toser
excesivamente, vómitos y deshidratación. La dehiscencia de heridas es
mas fácil que ocurra cuando no ha aparecido un surco de cicatriz entre
los 4 y 5 días después de la intervención. Este surco de cicatriz aparece
a lo largo de toda incisión y es un signo de que la fibroplasia ha
empezado.
Si aparecen signos de infección (dolor, fiebre, edema, enrojecimiento,
etc.) o hemorragia la enfermera deberá comunicarlo al médico. Si se
presenta la dehiscencia, la zona se cubrirá inmediatamente con toallas
empapadas en suero salino, para mantener los tejidos húmedos, y se
informara inmediatamente al médico. Una dehiscencia es una situación
de urgencia que debe restaurarse quirúrgicamente. La enfermera debe
quedarse con el paciente y sujetar la herida, si es necesario con las
manos, para prevenir la eventración, y debe utilizar guantes.
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Estrés: establece mayores exigencias a las respuestas del organismo y,
por lo tanto, interfiere en la cicatrización.
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Drenajes o tubos: examinar la seguridad del drenaje y su colocación, la
cantidad y el tipo de drenaje y el funcionamiento del aparato colector, si
lo tiene.
Equimosis: sugiere un trauma asociado a la lesión pero no
necesariamente un problema a menos que este asociado a otros
hechos. Las aéreas equimótica son de curación lenta.
Signos de cicatrización
Ausencia de sangrado, y un coagulo uniendo los bordes de la herida.
Los bordes de la herida están bien aproximados y ligados por la fibrina
del coagulo en las primeras horas después del cierre quirúrgico.
Inflamación de los bordes de la herida durante 1 o 3 días.
Reducción de la inflamación cuando el coagulo disminuye, según
empieza el tejido de granulación a ocupar la zona. La herida queda
ocupada o cerrada entre 7 a 10 días.
Aumento de la inflamación asociado con fiebre y drenado indica
infección de la herida.
Formación de la cicatriz. La síntesis de colágeno empieza unos 4 días
después de la herida, y continua durante 6 meses o más.
Disminución del tamaño de la cicatriz. Esto se produce durante un
periodo de meses o años. Un aumento del tamaño de la cicatriz indica la
formación de un queloide.
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y nos colocaremos los guantes estériles, batas y mascarillas si
procede.
Limpieza de la herida:
Limpiamos la herida utilizando gasas estériles humedecidas con
solución salina. Se limpia con trazos rectos desde la parte
superior a la inferior, empezando en el centro y continuando hacia
fuera. Como norma general limpiamos siempre desde la zona
menos contaminada a la más contaminada.
Después de secar la zona se procede a la limpieza con solución
antiséptica, siguiendo las mismas maniobras anteriores.
Aplicación de polvos, placas o pomadas prescritos.
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En las heridas leves la limpieza de la herida debe ser exhaustiva, se
hará con suero a chorro eliminando por arrastre los distintos cuerpos
extraños (piedras, arena, etc.).
Con gasas humedecidas seguiremos limpiando siempre por arrastre,
valoraremos la herida para ver si es necesario sutura o simplemente
antiséptico. Una vez aplicado el antiséptico o realizado la sutura se
cubre la herida con apósito estéril.
Si es una herida grave y estamos en un centro con pocos medios se
trasladara al enfermo al hospital mas próximo. En la preparación del
paciente para el traslado procuraremos no tocar la herida, ni
extraeremos cuerpos extraños por el alto riesgo de hemorragias y
cubriremos con gasas estériles.
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Se podrían mejorar las tasas de supervivencia, estableciendo un plan de
formación para los niños en edad escolar, comenzando a los 12 años.
Los hospitales europeos han de asegurar un programa de formación
continuada en RCP para todo el personal sanitario, que podría ser de
poca duración pero repetido con mucha frecuencia.
El personal de los servicios de emergencia debería recibir formación y
reciclaje en soporte vital y también formación específica de equipo que
incluya la revisión autocritica de sus intervenciones.
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RCP: es un término muy amplio que significa el acto de intentar lograr la
restauración de circulación espontanea. La RCP es un acto: puede ser
básica o avanzada.
Reanimación Cardiopulmonar básica (RCP – B): es el intento de
restaurar circulación eficaz usando compresiones torácicas
externas e insuflación de los pulmones con aire espirado. Los
reanimadores pueden facilitar la ventilación a través de
dispositivos para la vía aérea y protectores faciales apropiados
para su uso por inexpertos. Esta definición excluye la bolsa con
válvula – mascarilla, técnicas invasivas de mantenimiento de vía aérea,
como la intubación y cualquier otro dispositivo para la vía aérea que
sobrepase la faringe.
Reanimación Cardiopulmonar avanzada (RCP-A): realización de
maniobras invasivas para restablecer la ventilación y circulación
efectivas. El manejo de la vía aérea en RCP-A incluye la ventilación
con bolsa – mascarilla, la intubación endotraqueal (IET), la punción
cricotiroidea, etc. La ayuda circulatoria en RCP-A incluye la
administración de medicación por vía traqueal o venosa, el uso de
desfibriladores, etc.
Soporte Vital: es un concepto más amplio que el de RCP, al integrar,
junto a las maniobras clásicas, contenidos referidos a la prevención de
las PCR y la difusión a toda la población de estos conocimientos. El
reconocimiento de la situación, la alerta a los servicios de emergencia, la
intervención precoz o los programas de difusión de estos conocimientos,
son contenidos propios del Soporte Vital. Se habla además de SV básico
o SV Avanzado, dependiendo del material que empleemos y de los
conocimientos de los que lo ejecuten.
Masaje cardiaco externo (MCE): son las compresiones torácicas
realizadas por un reanimador o mediante dispositivos mecánicos durante
la RCP para intentar restablecer la circulación espontanea.
RCP por espectadores o primeros intervinientes: cuando la RCP se
inicia por personas que no forman parte del sistema sanitario de
emergencias. En general, será la persona que presenció el paro. En
algunas ocasiones, pueden ser personal sanitario, pero que no forman
parte del sistema sanitario de emergencia.
Personal de emergencias: son individuos que responden a una
emergencia sanitaria, de manera oficial, formando parte de un sistema
de respuesta organizado. Según esta definición, médicos, enfermeras o
técnicos que presencian un paro cardiaco en un lugar público e inician
RCP, pero que no han respondido al suceso como parte de un sistema
organizado de respuesta, no son personal de emergencia.
Ritmo desfibrilable o no: se refiere al ritmo inicial monitorizado; que
cuando requiere choque eléctrico se subdivide en fibrilación ventricular
(FV) o taquicardia ventricular sin pulso (TVSP); y cuando no lo requiere
se subdivide en asistolia y disociación electromecánica.
Desfibriladores externos automáticos o semiautomáticos (DEA /
DESA): este término, genérico, se refiere a desfibriladores que analizan
el ritmo en el electrocardiograma de superficie del paciente, para
detectar fibrilación ventricular o taquicardia ventricular rápida. Los
automáticos (poco frecuentes) producen la descarga al detectar la
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alteración, mientras que los DESA avisan de la alteración pero requieren
de la intervención del operador para efectuar su descarga.
Recuperación de la circulación espontanea (RECE): recuperación de
la circulación espontanea, comprobada por la existencia de respiración,
tos o movimientos. Para el personal sanitario la RECE puede incluir la
palpación de un pulso central espontáneo, usualmente carotideo en
niños mayores y braquial o femoral en niños pequeños o lactantes, o la
toma de la presión arterial.
RECE mantenida: cuando no se requiere MCE durante 20 min
consecutivos, persistiendo los signos de circulación.
Recuperación de la ventilación espontanea (REVE): consiste en la
reaparición de la respiración espontanea en un niño previamente
apneico. La respiración agónica no es una REVE.
Fármacos: se refiere a la administración de cualquier medicación
durante la RCP, independientemente de la vía de elección (intravenosa,
intraósea, intratraqueal).
Finalización del suceso: una resucitación finaliza cuando se determina
Ia muerte, o se restablece la circulación espontanea de manera
sostenida más de 20 min consecutivos.
Los dos primeros corresponderían con SVB (Soporte Vital Básico) y los dos
últimos con lo que genéricamente se conoce como SVA/Soporte Vital
Avanzado. La progresiva presencia de desfibriladores en lugares de pública
concurrencia tiende a unir esta técnica a las de soporte vital básico.
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Activación precoz de los servicios de emergencia sanitaria
La RCP básica
La iniciación de medidas de RCP debe comenzar lo antes posible. La
probabilidad de que una víctima sobreviva tras una PCR está en relación
directa con la precocidad con la que comiencen las maniobras de RCP, una
intervención inmediata podría doblar o triplicar la supervivencia de las paradas
cardiorrespiratorias por fibrilación ventricular.
La RCP básica sustituye de forma precaria las funciones vitales por lo que, si
se realiza adecuadamente, nos permite ganar algunos minutos hasta que
lleguen los equipos de emergencia con personal y material especializados.
Incluso realizando las maniobras solo con compresiones torácicas,
conseguiríamos mejores resultados que esperando sin hacer nada.
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Peter Safar, uno de los pioneros en la enseñanza de RCP, dice al respecto que
"la enseñanza de algo de RCP a todas las personas, probablemente salvemos
vidas, que la perfección obtenida por unos pocos".
La desfibrilación precoz
Las causas más frecuentes de PCR son la fibrilación ventricular (FV) y la
taquicardia ventricular sin pulso (TVSP), alteraciones, ambas, que tienen una
buena respuesta a la desfibrilación precoz, por lo que se prioriza su aplicación,
por delante de la administración de fármacos.
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Los cuidados post — parada cardiaca, cobran cada vez más importancia, como
parte de la cadena de supervivencia y si se realizan de forma adecuada, podría
mejorar notablemente el pronóstico del paciente.
Valorar la consciencia
Lo primero que debemos hacer para valorar una posible parada
cardiorespiratoria (PCR) es comprobar el estado de consciencia del individuo.
Déjelo como esta (si la posición no supone peligro), pida ayuda y vuelva junto a
él.
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Si la victima esta inconsciente, no responderá a estímulos auditivos ni
sensitivos, por lo que deberemos pedir ayuda y comprobar de forma inmediata
la ventilación, para descartar que se encuentre en PCR. En cualquier caso, en
toda persona inconsciente deberemos despejar la vía aérea mediante la
maniobra “frente - mentón" o la tracción mandibular.
Valorar la ventilación
Si nos encontramos con un individuo inconsciente, debemos comprobar de
forma inmediata la respiración, para lo que será imprescindible abrir
previamente la vía aérea.
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La posición lateral de seguridad
La posición lateral de seguridad (PLS) o posición de recuperación, se emplea
para prevenir la obstrucción de la vía aérea por la caída de la lengua hacia la
faringe, o la aspiración de contenido gástrico por el árbol traqueobronquial, en
el caso de que se produzca un vómito.
La posición debe ser estable, cercana a una posición lateral real con la cabeza
en declive y sin presión en el pecho que perjudique la respiración.
En los primeros segundos tras una parada cardiaca, podría ocurrir que el
paciente presente alguna respiración, ocasional o bien "boqueadas", lentas y
ruidosas. Es lo se conoce como respiración agónica o gasping. Ponga
atención en no confundir esto con la respiración normal. En todo caso, si tiene
dudas acerca de si hay o no respiración normal, actúe como si no la hubiese.
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Maniobras de Soporte Vital Básico
Si hemos confirmado el diagnóstico de PCR (ausencia de consciencia y
respiración procederemos a realizar las maniobras de RCP Básicas que
pretenden mantener y restaurar la circulación efectiva usando compresiones
torácicas externas ("masaje cardiaco") ventilación de los pulmones con aire
espirado (respiración boca-boca).
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Estas intervenciones no requieren ningún tipo de equipo o instrumento, si bien
se incluyen dentro de esta definición el use de los denominados dispositivos de
barrera: protectores faciales y mascarillas o dispositivos simples para la vía
aérea
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ellos sin doblarlos en ningún momento, para conseguir con el menor esfuerzo
físico, la mayor eficacia posible.
Con la vía aérea despejada, taponaremos los orificios nasales, con los dedos
pulgar e índice de la mano colocada en la frente, mientras sellamos con
nuestra boca la de la víctima, e insuflamos aire.
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En caso necesario se puede insuflar el aire a través de la nariz o del estoma de
traqueotomía, tapando siempre el orificio por el que no se insufla.
Debe evitarse insuflar muy rápidamente o con mucha cantidad de aire, para
evitar que se desvíe hacia la cavidad gástrica, lo que por una parte no tendría
ninguna utilidad, y por otra, facilitaría la aparición de vómitos, aumentando el
riesgo de broncoaspiración.
Ante la OVACE parcial, nos limitamos a animar al afectado para que tosa una y
otra vez. Reevaluamos y estamos alerta por si empeora la situación.
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Paciente consciente
Mientras el paciente está consciente, daremos 5 golpes interescapulares con
el sujeto ligeramente inclinado hacia adelante, para que, si conseguimos
movilizar el cuerpo extra salga hacia el exterior. Es posible que esta maniobra
resuelva la situación pero, si no es así, continuaremos realizando 5
compresiones abdominales (Maniobra de Heimlich).
Paciente inconsciente
Si la obstrucción no se resuelve en poco tiempo, el paciente perderá la
consciencia. En este caso, trataremos de que no sufra daño en la caída y con
el paciente en posición de decúbito supino, comenzaremos las maniobras de
RCPb. Procederemos exactamente igual que en los casos de paciente
inconsciente sin respiración, repitiendo la secuencia de 30 compresiones
torácicas y 2 ventilaciones.
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Control de las hemorragias
El control de las posibles hemorragias forma parte del SVB.
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La cánula de Guedell se coloca introduciéndola en la boca del afectado, con la
concavidad hacia el paladar para, una vez metida hasta aproximadamente la
mitad, rotarla 180º, mientras se termina de introducir hasta la faringe.
Una vez colocada, la parte más dura de la cánula debe quedar entre los
dientes del paciente, de esta manera, evitaremos posibles obstrucciones si la
mordiese
Desfibrilador manual
Los denominados DEA son desfibriladores externos automáticos o
semiautomáticos (ambos se conocen con el mismo nombre), que incorporan un
sistema de análisis del ritmo. Cuando un dispositivo automático detecta un
ritmo que requiere choque, se carga y suministra el choque, mientras que el
semiautomático, aconseja al reanimador cuándo suministrar el choque y este,
una vez tomadas las debidas precauciones (al igual que con el desfibrilador
manual, no se debe tocar al paciente en el momento de la descarga), será el
que realice la acción Ultima (oprimir el botón de descarga) para administrarlo.
Los DEA no disponen de las palas que tienen los desfibriladores manuales y se
conectan al paciente mediante dos electrodos adhesivos de gran tamaño, que
sirven al mismo tiempo para registrar la serial del ECG analizando el ritmo
cardiaco, y para transmitir la energía de la descarga, en el caso de que fuese
necesaria.
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Estos dispositivos, han demostrado ser sumamente precisos y seguros para el
paciente y para el reanimador, tanto si son usados por personas legas como
por personal sanitario. Están indicados en niños mayores de 1 año.
Para realizar el análisis del ritmo con las máximas garantías, debe evitarse el
movimiento de la víctima y el contacto físico con ella, por lo que en este
momento y durante el menor tiempo posible, deberá detener las maniobras de
RCP.
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Si está indicado el choque
Asegúrese de que todo el mundo se aparta de la víctima.
Pulse el botón de choque.
Realice las maniobras de RCP (30 compresiones toracicas-2
ventilaciones) durante 5 ciclos (aproximadamente 2 minutos).
Repita el análisis o el choque como se indique.
Si en algún momento apareciera una condición de "choque no indicado"
pase al siguiente apartado.
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Uso del resucitador manual
Es un dispositivo con un balón autoinflable y una válvula que evita la
reinspiración, recibe el nombre coloquial de ambú, en referencia a la casa
comercial que los popularizo. Se utiliza para realizar la respiración artificial de
forma manual.
Si hay dos reanimadores, uno puede realizar las 30 compresiones y el otro las
2 insuflaciones mediante el resucitador manual.
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cardiaca (excepto situaciones como el ahogamiento, la hipotermia
accidental o la intoxicación con barbitúricos).
Cuando después de un tiempo prudencial nunca inferior a 30 minutos
continua la ausencia de cualquier tipo de actividad eléctrica
cardiaca (excepto en situaciones de hipotermia o ahogamiento),
evidenciándose signos de hipoxia generalizada (livideces, midriasis...).
Cuando el reanimador está exhausto, lo cual puede producirse cuando
un único reanimador realiza una RCP prolongada
3.1.2.1. Introducción
En el niño, a diferencia de lo que ocurre en el adulto, la parada
cardiorespiratoria (PCR) de origen cardiaco es poco frecuente, siendo el
principal motivo las disfunciones respiratorias (obstrucciones agudas,
neumonías, depresión respiratoria...) seguido del fallo circulatorio por sepsis o
hemorragias. La PCR también puede afectar a niños sanos por los accidentes
(sobre todo domésticos) o por muerte súbita.
Cuando el pronóstico se compara con el del adulto, suele ser peor, debido a
que en la mayoría de los casos el niño lleva en hipoxemia un periodo
prolongado de tiempo, antes de producirse la PCR, con la consecuente lesión
de diversos órganos, en tanto que en el adulto la PCR se suele producir de
forma brusca sin hipoxia previa.
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3.1.2.4. Vía aérea
Las maniobras de apertura de la vía aérea es necesarias para poder
comprobar si el niño respira, el objetivo es conseguir que la vía aérea sea
permeable.
El volumen correcto de aire en cada ventilación será aquel que haga que el
tórax se eleve. Es importante insuflar aire solamente hasta que empiece a subir
el pecho para evitar una dilatación gástrica que podría provocar regurgitación
del contenido del estómago. También podriamos provocar barotrauma.
3.1.2.5. Circulación
Una vez abierta la vía aérea y realizadas las 5 insuflaciones, el reanimador
debe comprobar si el niño permanece arreactivo o si aparecen signos de que
hay circulación, para valorar la necesidad de iniciar las compresiones
cardiacas.
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El área de compresión en la RCP pediátrica se localiza en la mitad inferior del
esternón, un dedo por encima del apéndice xifoides.
En los niños, al igual que en los adultos, las compresiones deben durar el 50 %
del ciclo, permitiendo en la segunda parte de este, la relajación del tórax. La
frecuencia de las compresiones debe ser de al menos 100 por minuto (sin
pasar de 120).
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3.1.2.7. Obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño
En el niño, al igual que en el adulto, la secuencia de actuación ante la
obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño dependerá
fundamentalmente de si esa obstrucción es total o parcial.
Si la obstrucción es parcial, el niño podrá toser por lo que habrá que animarlo a
que lo siga haciendo por ser esta la manera más eficaz de expulsar el cuerpo
extraño.
Este procedimiento se seguirá repitiendo una y otra vez, hasta que el niño
pierda la consciencia. En este momento, actuaremos como ya hemos descrito
para los casos de inconsciencia y ausencia de respiración, intentaremos
ventilar 5 veces y, si no hay respuesta, comenzaremos con el masaje cardiaco.
Continuaremos repitiendo las maniobras de RCP b hasta la desobstrucción de
la vía aérea.
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Enrojecimiento: acompaña a la inflamación y tiene la misma causa.
Impotencia funcional: ante un hueso roto la musculatura no podrá
ejercer palanca y no podrá movilizar la zona.
Dolor: también es el causante de la impotencia funcional y esta
originado por daño en los tejidos y nervios que rodean al hueso.
Férula de tracción
Especialmente indicada en las fracturas distales de fémur y proximales de tibia;
no siendo útil en la de cadera, rodilla, tobillo o pie. Hay que extremar
precaución en pelvis e ingle para no comprimir genitales.
Al ser metálicas estas férulas hay que tener como precaución almohadillarlas
mediante vendas de algodón, para evitar compresiones excesivas.
Rígidas no deformables
Se fijan al miembro fracturado mediante cintas de velcro.
Neumáticas hinchables
Suelen ser de plástico presentando varias cámaras que realizan una
compresión no circular evitando así la isquemia del miembro.
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Férulas de vacio
Están rellenas de material aislante con doble cámara, se adapta a la
extremidad consiguiendo un soporte rígido tras realizar el vacio.
Se coloca a lo largo del cuerpo de la victima para que la medición sea lo más
precisa posible. Se separa en dos mitades colocando la parte extensible a los
pies de la víctima y la parte más ancha a nivel del tórax.
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4.1.2. Material de inmovilización
Dependiendo del tipo de ambulancia en la que nos encontremos el material
disponible será uno u otro; en las ambulancias dedicadas al traslado de
pacientes críticos existirá prácticamente todo el material de inmovilización del
que hemos hablado, y en las ambulancias convencionales solo habrá lo mas
necesario.
El collarín cervical debe cumplir tres requisitos para inmovilizar al cien por cien:
Tener apoyo mentoniano.
Tener un orificio anterior.
Ser rígido.
Collarín de Philadelphia
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4.1.2.2. Inmovilización lateral de cabeza
El collarín cervical no inmoviliza al cien por cien los movimientos de la columna
cervical, siendo en los movimientos de flexo – extensión su mayor restricción.
Para evitar el resto de movimientos se deberá utilizar el inmovilizador lateral de
cabeza.
Está formado por tres piezas: una base rectangular con velcro en los tercios
externos y varias cintas incorporadas para la fijación del tablero espinal o
camilla de cuchara; y otras dos piezas de forma trapecial con velcro en una de
sus caras, para fijarse a la base, y atravesadas, por un orificio a la altura de las
orejas de la víctima, de tal forma que se pueda vigilar la presencia de otorragia
(sangrado por los oídos), compatible con una fractura de la base de cráneo.
Técnica de colocación:
Antes de colocarla siempre debemos colocar un collarín cervical.
La cabeza del paciente se sitúa apoyada en la base, entre dos piezas
trapeciales sin presionar.
Se fijan las correas sujeta – cabezas bloqueando en primer lugar la
mentonera, utilizando el velcro para bloquearlas.
De la misma manera se coloca la correa frontal.
La base del inmovilizador lateral se puede colocar sobre la camilla de
cuchara o la tabla espinal mediante las cinchas que lleva incorporadas.
Existe algún material que puede ser adaptado a ellos, aunque es aconsejable
llevar material específico para niños, y que cumplan las siguientes
características:
Fáciles y cómodos de usar.
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Fáciles de almacenar.
Permitir un acceso correcto para la reanimación, si fuera necesario.
Ser hipoalergénico.
Ser compatibles con pruebas diagnosticas como RX o RNM.
De fácil lavado y reutilizable.
Inmovilización cervical
Al igual que ocurre en el adulto será el primer paso a realizar. En un primer
momento realizaremos una inmovilización manual, teniendo cuidado en la
posición anatómica (anular la hiperextensión en lactantes), para colocar
posteriormente un collarín apropiado a la situación.
Los collarines existentes en el mercado son del mismo tipo que en adulto.
Inmovilización toracoabdominal
El material que veremos a lo largo del tema como la camilla de cuchara y la
tabla espinal presenta diversos orificios para su ajuste correcto, pudiendo ser
usadas sin problemas en niños, aunque hay algunas especificaciones que
debemos conocer:
La tabla espinal de adulto es rígida y puede originar zonas de presión
ósea desaconsejadas.
Debemos elevar el tronco del niño desde la región lumbar hasta los
hombros para mantener una postura correcta para ellos.
En ningún caso estará más de 2 horas sobre la tabla si no la hemos
acolchado.
Inmovilización de extremidades
Las diferentes férulas existen en tamaño pediátrico; su utilización es similar a
las del adulto, salvando las características propias del niño.
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Inmovilización para traslado
Tablero de lactante: es un dispositivo neumático que se ha diseñado
para lactantes de hasta 7 kg, se infla con aire y permite una alineación
correcta de la zona cervical.
Colchón de vacio pediátrico: es un dispositivo similar al de los adultos
y que se puede usar en niños de hasta 10 años.
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Lo fundamental es tener imaginación; a continuación ponemos algunos
ejemplos:
Inmovilización de extremidades:
Los miembros superiores son fáciles de inmovilizar, el paciente tenderá a
colocarlo en una postura antiálgica (en la que no presente dolor) y nosotros
fijaremos esa posición con cualquier tela, cinturón... atado al cuello.
Los miembros inferiores deben ser sujetos para facilitar su traslado, para ello
usaremos dos palos (de escoba, ramas, patas de una silla...) que serán
acolchados con una tela y puestos a ambos lados del miembro, todo será fijado
con trozos de tela, cinturones, esparadrapo....
a) Tronco semiincorporado
Es como la posición de Fowler o semifowler (dependiendo de los grados de
inclinación) y se utiliza sobre todo para trasladar enfermos con patologías
respiratorias (asma, enfisema, bronquitis crónica, edemas de pulmón, etc.), y
para los que han sufrido un traumatismo craneoencefálico.
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b) Decúbito supino
Sobre todo se emplea para trasladar a enfermos en los que se sospeche un
posible traumatismo medular.
d) Posición antishock
Pacientes con Hipoglucemia. Hipotensión.
e) Posición antitrendelenbourg
Esta posición requiere sujeción axilar y pélvica y se emplea en posibles TCE y
fracturas de columna.
Tipo de Control y
Indicaciones Contraindicaciones
instalación precauciones
Victimas graves
Decúbito supino Inconscientes
Algunos heridos Nivel de conciencia
Piernas extendidas Algunos heridos en tórax
leves
Decúbito supino Estabilidad de
Heridas en abdomen Inconscientes
Piernas flexionadas miembros inferiores
Estabilidad del
Decúbito supino Hipovolemia
Inconscientes paciente en la
Piernas flexionadas Shock
camilla
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Estabilidad del
Alteraciones del
Posición lateral Algunos heridos en tórax paciente en la
nivel de conciencia
camilla
Heridos en tórax,
conscientes, Estabilidad del
Semisedestación
Trastornos de la Trastornos de paciente en la
(cabeza elevada
ventilación conciencia Shock camilla
30°)
Traumatismos Nivel de conciencia
craneoencefálicos
Heridos muy leves
Control global para
Sedestación Edema Agudo de
ver empeoramiento
Pulmón
Neonatos
Posiblemente el traslado mas diferenciado sea el traslado de niños recién
nacidos, para los que se hace preciso el empleo de una incubadora.
Pacientes psiquiátricos
Son pacientes que presentan especiales dificultades en el manejo previo y
durante el traslado. En los casos de agitación psicomotriz será preciso la
contención física y, en muchos casos, la administración de fármacos que
procuren la sedación suficiente, sin olvidar, en ningún momento, la utilización
de habilidades comunicativas y otro tipo de intervenciones de tipo psicológico.
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Embarazadas
En el caso de mujeres gestantes, lo importante en el traslado es asegurar la
comodidad de la paciente; para traslados por patologías de carácter general, se
atenderá, de forma general a instalarla en función de su patología, pero si el
traslado sobreviene como consecuencia de su embarazo, la colocación de la
gestante en la camilla seguirá las recomendaciones expresadas en la siguiente
tabla:
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A continuación desarrollaremos cada una de esas aéreas centrándonos en el
apartado de fármacos indicando las características de los más importantes.
Las pinzas de Magill son pinzas anguladas introducidas por sir Iván Magill
(1888-1986), anestesista británico. Estas pinzas siguen manteniendo la forma
original que el diseño en 1920. Su forma angulada facilita la colocación de
tubos endotraqueal, sondas nasogástrica, termómetros esofágicos y otros
dispositivos, manipulando las pinzas a través de la boca.
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C) Farmacia
Medicación (cada centro especificara el número de viales necesario para tener
en el carro):
Contraindicaciones:
1o -Glaucoma de ángulo estrecho.
2o -Shock distinto al anafiláctico.
Efectos secundarios:
Ansiedad, temblor, taquicardia, cefalea, hiperglucemia, ángor y arritmias.
2. Adenosina (antiarritmico)
Deprime selectivamente y de forma muy breve la conducción en el nodo AV
mediada por activación de receptores específicos Alfa 1. Se indica para la
supresión de la taquicardia paroxística supraventricular así como para ayudar
en el diagnóstico de taquicardias con QRS ancho.
Contraindicaciones:
1.° Asma.
2.° EPOC.
Efectos secundarios:
Cursa con disnea, molestias torácicas, nauseas y malestar general que tienen
un efecto transitorio y breve.
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Contraindicaciones:
1.0 Hipermagnesemia.
Efectos secundarios:
Puede producir mareos, sofocos, disnea y debilidad muscular, así como
hipermagnesemia e hipercalcemia.
4. Atropina (antiarritmico)
Se trata de un agente anticolinérgicos que actúa por un doble mecanismo,
inhibiendo el sistema nervioso parasimpático y a nivel central disminuyendo la
conducción de las vías cerebelo – vestibulares. Se indica en la bradicardia
sinusal y bloqueo A-V.
Contraindicaciones:
1.0 Taquicardias de cualquier origen.
2.° Glaucoma de ángulo estrecho.
5. Diazepam (benzodiacepina)
Es la droga de elección en el momento de la convulsión, es efectiva en el 80 –
90% de las crisis, independientemente del tipo o de la etiología. Lo ideal es
administrarla por vía intravenosa directa lenta, si bien es muy util también por
vía rectal a modo de cánulas precargadas que se presentan en dosis de 5 mg
para niños y de 10 mg para adultos.
6. Cloruro cálcico
Es un ion inotropo positivo que juega un papel fundamental en la transmisión
de impulso eléctrico y en la contractilidad miocárdica.
7. Lidocaína al 5 % (antiarritmico)
Es un fármaco que basa su efecto en el bloqueo de los canales del sodio, no
modificando o acortando la duración del potencial de acción. Tiene su uso
fundamenta en la supresión de arritmias ventriculares, especialmente en las de
origen isquémico y en la profilaxis de las mismas.
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Contraindicaciones:
1.0 Hipersensibilidad a los anestésicos locales tipo amida.
2.° Síndrome de WPW.( El síndrome de Wolff-Parkinson-White se caracteriza por la
asociación de una anomalía en el sistema de conducción cardiaco (vía accesoria) y la aparición
de arritmias)
Efectos secundarios:
Puede producir hipotensión y bradicardia, y sobre el Sistema Nervioso Central,
confusión, agitación y temblor.
8. Naloxona
Antagonista puro, cuya función en la urgencia es la de antagonizar, de manera
rápida y segura a menudo en situaciones de emergencia, el efecto de la
sobredosis de opiáceos ya sea de origen voluntario, iatrogénico, accidental,
como intento autolítico o de otra índole.
9. Otros fármacos:
Flumazenilo.
Midazolam.
Isoproterenol.
Dopamina.
Dobutamina.
Amiodarona.
Fluidoterapia:
1. Suero fisiológico.
2. Ringer lactato.
3. Glucosado 5 %.
4. Glucosado 5 % 250 cc.
5. Bicarbonato 1 molar.
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