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En la idiosincrasia mexicana es muy común el utilizar las cosas hasta que ya no puedan
funcionar, una frase común y que puede ejemplificar esta forma de pensar es: "dale hasta que
truene". Con lo cuál se indica que hay que hacer funcionar las cosas sin detenerse para
proporcionarle mantenimiento hasta que ya no puedan continuar funcionando. Un ejemplo
cotidiano de este enfoque, es el de los automovilistas, quienes consideran que el dejar de utilizar
su automóvil por un tiempo para llevarlo a un mantenimiento periódico representa un trastorno
mayor a sus actividades, sin darse cuenta que están previniendo descomposturas mayores y por lo
tanto mayor pérdida de tiempo y un gasto mayor.
Quienes dirigen la empresa, deben tomar conciencia de la trascendencia que tiene en la vida de
una organización la función de mantenimiento. Debe conocer cuáles son los beneficios que
pueden obtener de su aplicación y las consecuencias que pueden generarse si se continua con el
clásico enfoque de utilizar las cosas hasta que ya no puedan dar más.
Primera generación
Ha sido práctica muy extendida considerar las tareas de mantenimiento como un trabajo no
deseado, cuya única finalidad es resolver las incidencias inevitables que se producen de forma
sorpresiva. La consecuencia de este planteamiento es un mantenimiento de bajo nivel
tecnológico y carente de planificación
Segunda generación
Una mejora respecto a lo anterior consistió en la creación de un grupo de mantenimiento
subordinado al Departamento de Producción. Este tipo de organización presenta el
inconveniente de que el responsable de Producción impone sus criterios impidiendo, en
ocasiones, desarrollar actividades necesarias de mantenimiento preventivo. Al suspender o
retrasar tareas de mantenimiento preventivo se corre el riesgo de que se produzcan averías
graves y que se reduzca la vida útil del equipamiento. También existe el peligro de tener
interrupciones constantes del servicio, con la consiguiente disminución de la disponibilidad y la
consecuente pérdida de competitividad.
Tercera generación
La tendencia iniciada en los últimos años del siglo XX ha sido separarlos, equiparando el
mantenimiento a la función de Producción, dentro de un esquema de calidad total en las
empresas. En esta última etapa aparece una situación nueva: el outsourcing o externalización
del mantenimiento con el que se pretenden dos objetivos, reducir costes y centrarse en la
actividad productiva
Cada día las empresas muestran una mayor preocupación por alcanzar los conceptos de
Calidad Total y el mantenimiento no es una excepción en dicha tendencia. Se trata de una
Gestión Integrada del Mantenimiento que se basa en dos nuevos conceptos:
Planificación orgánica.
Procedimientos escritos.
Medición del desempeño.
Planeación y programación.
Programas de adiestramiento.
Técnicas de motivación.
Control de costos.
“Explicar en qué consiste cada uno y mencionar tres ejemplos”
La alta dirección ha demostrado que los principios y prácticas administrativos sirven tanto para el
mantenimiento como para la producción.
En un segundo apartado se hace referencia a lo que puede considerarse como las nuevas
tendencias dentro del campo de la administración, en las que conceptos tales como
"competitividad", "planeación", "justo a tiempo", "calidad total" y "reingeniería" se ven unidos a
la creciente necesidad no sólo de maximizar ganancias sino también de realizar procesos
productivos donde el eficiente manejo de los recursos humanos, técnicos y financieros se refleje
en el mantenimiento del equilibrio ecológico. Todo ello en un constante proceso de creación y
evaluación de cursos y políticas de acción alternativas que permitan a las empresas alcanzar sus
objetivos.
La práctica de la administración en la actualidad
En las condiciones actuales de la industria y del proceso de globalización de los estados, y donde
los sistemas de información y producción están caracterizados por una creciente automatización,
las condiciones que imponen el mercado y el comercio internacional se traducen en la necesidad
de lograr mejoras en los estándares de productividad y en la calidad y el diseño de productos. Esto
ha traído como consecuencia que los procesos administrativos hayan rebasado el ámbito
meramente operativo de la empresa y estén, ahora más que nunca, vinculados estrechamente con
la estrategia de expansión de la misma; donde el aumento de la productividad, eficacia y
eficiencia, es determinante en la definición de metas y en la posición de la empresa en el mercado.
Esta nueva forma de concebir la "estrategia de negocios" comprende todo lo relacionado con la
orientación y filosofía de la empresa.
Una creciente mecanización: Debido a esto, los gastos generado por la mano de obra
utilizada han sido reducidos, sin embargo por otro lado, se han incrementado las
erogaciones originadas por la necesidad de conservar en condiciones optimas la
maquinaria y equipo utilizadas.
Una mayor complejidad del equipo: Lo que crea la necesidad de servicios altamente
especializados.
Controles más estrictos de la producción: Aún cuando esta clase de controles han
reducido al mínimo los inventarios de materiales entre las distintas operaciones, también
ha provocado que sea mayor el impacto de las interrupciones en el trabajo.
Menores plazos de entrega. Los inventarios de producto terminado se han visto reducidos
y la atención al cliente se ha visto mejorada, por lo que el efecto de las interrupciones del
trabajo se ven magnificadas.
Exigencias crecientes de una buena calidad. Con esto se logra ser competitivo en el
mercado, pero por otro lado acentúa la necesidad de mantener en buen estado la
maquinaria y el equipo.
Costos mayores. Son el resultado de una mano de obra cada vez más cara y del
constante aumento en los precios de accesorios y materias primas. Descuido de la
función de mantenimiento. Para muchas empresas el mantenimiento ha sido, y sigue
siendo, un mal necesario, como los impuestos y beneficios marginales. Por desgracia, se
punto de vista, hace que se menosprecie la función. Síntomas de indiferencia hacia ésta
por parte de la dirección general son, entre otros, los siguientes:
En la idiosincrasia mexicana es muy común el utilizar las cosas hasta que ya no puedan
funcionar, una frase común y que puede ejemplificar esta forma de pensar es: "dale hasta que
truene". Con lo cual se indica que hay que hacer funcionar las cosas sin detenerse para
proporcionarle mantenimiento hasta que ya no puedan continuar funcionando. Un ejemplo
cotidiano de este enfoque, es el de los automovilistas, quienes consideran que el dejar de utilizar
su automóvil por un tiempo para llevarlo a un mantenimiento periódico representa un trastorno
mayor a sus actividades, sin darse cuenta que están previniendo descomposturas mayores y por lo
tanto mayor pérdida de tiempo y un gasto mayor.
Quienes dirigen la empresa, deben tomar conciencia de la trascendencia que tiene en la vida de
una organización la función de mantenimiento. Debe conocer cuáles son los beneficios que
pueden obtener de su aplicación y las consecuencias que pueden generarse si se continua con el
clásico enfoque de utilizar las cosas hasta que ya no puedan dar más.
Ya que el objetivo final es el de obtener utilidades, se hace necesario que se cumpla con lo
siguiente:
Mantenimiento preventivo, como limpiar, engrasar, ajustar, etcétera, con miras a economizar en
la producción.
Cuando el equipo está en malas condiciones tienen lugar pérdidas cuantitativas y cualitativas.
El aseo personal, la salud y la seguridad de os trabajadores mejoran el trabajo y el
aprovechamiento.
La planeación debe hacerse en conformidad con los objetivos de tiempo establecidos:
La imprecisión en la estimación del tiempo repercute en los plazos, causa trastornos en los asuntos
prioritarios, suscita efectos negativos en los costos perturba la coordinación y sincronización con
otros departamentos.
La planeación deberá basarse en el costo real de la mano de obra de reparación.
Una diversificación en los costos de mano de obra tendrá efectos en los cálculos y hará que se
exceda el presupuesto.
La planeación tendrá que ser de acuerdo con la disponibilidad de materiales actual y los costos:
Toda desviación de los materiales disponibles implica demoras, con el consiguiente desorden de
programas y prioridades.
La desviación en los costos de materiales afecta las estimaciones y ocasiona aumentos en el
presupuesto.
Es menester establecer controles para determinar si se está cumpliendo o no con los planes y si se
está avanzando hacia la realización de los objetivos. Tendrán que hacerse los ajustes necesarios en
el desempeño antes de que las imprecisiones perjudiquen producción, mantenimiento y otras
metas, y de que llegue a ser imposible evaluar la calidad de la operación de mantenimiento.
Con la Primera Guerra Mundial, en 1914, las máquinas trabajaron a toda su capacidad y sin
interrupciones, no solamente las ocupadas en la industria común de los países beligerantes, sino
también las que hacían armas, vehículos y artefactos bélicos, pues su funcionamiento era cuestión
de vida o muerte; por este motivo, la máquina tuvo cada vez mayor importancia y aumentaron en
cuanto a número y cuidados.
En esta forma nació el concepto de mantenimiento preventivo, el cual en la década de los veinte,
se aceptó prácticamente como una labor que, aunque onerosa, resultaba necesaria. Este
procedimiento seguía guardando un enfoque máquina y las reparaciones que se le hacían eran con
el criterio de que si la máquina funcionaba bien, ésta daría el producto o servicio adecuado.
Aproximadamente tres décadas más tarde, a partir de 1950 y por el desarrollo de los estudios de
fiabilidad, la mente humana recapacitó y determinó, aunque no con una claridad diáfana, que a
una máquina en servicio siempre la integraban dos factores: la máquina propiamente dicha y el
servicio que ésta proporciona. ¡Por ejemplo, si analizamos un foco apagado, veremos que sólo
está integrado por materiales tales como latón, vidrio o tungsteno, pero cuando se usa el foco
aparece la luz, que ya no forma parte de éste, si-no que constituye el servicio que deseamos y para
lo cual fue hecha esta máquina. Por lo tanto, las tareas que debemos emprender para el cuidado de
ambos (foco y servicio) son de dos tipos: al primero debemos limpiarlo, protegerlo, no
sobrecargarlo; en otras palabras, preservarlo para que nos dure en buenas condiciones el mayor
tiempo posible. Por lo que respecta al servicio (luz) que el foco proporciona, debemos cuidar que
esté dentro de los parámetros de calidad deseada, y si por cualquier concepto no obtenemos dicha
calidad tendremos que reforzar o cambiar la máquina, o sea, el medio de obtener el servicio
deseado. De esto se desprende el siguiente principio: