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Historia. Infecciones en cirugía.

En la primera mitad del siglo XIX, la mentalidad anátomo-clínica estimuló de forma decisiva el
desarrollo de la patología y clínica quirúrgica. Sin embargo, los resultados prácticos distaban
mucho de ser satisfactorios, con tasas de mortalidad post-operatoria elevadas, porque los
cirujanos del periodo anátomo-clínico, así como los de todas las épocas, tenían que enfrentarse
con las tres barreras que más tarde superó la llamada “revolución quirúrgica”: el dolor, la
hemorragia y la infección.

Recordemos que la cirugía de los primeros siglos no fue más allá de la curación de las heridas,
apertura de abscesos, extracción de aquellos cuerpos extraños fácilmente accesibles, sangrías y
en los pueblos primitivos, con profundo sentido religioso, la trepanación del cráneo.

Hipócrates (460-370 AC) pudo haber sido el primero en opinar sobre las supuraciones, afi
rmando que la formación de pus no era un componente natural en el proceso de curación y
cicatrización, debiendo ser evitado. Sus recomendaciones para el tratamiento de las heridas,
similares a las preconizadas anteriormente por los sumerios, eran: limpieza con vino, aplicación
de vendaje, sobre el que también debía verterse vino.

Claudio Galeno (130-200 DC), el cirujano de los gladiadores de Pérgamo, estableció conceptos y
constituyendo normas en la práctica médica. Muchos de sus juicios y opiniones probaron ser
verdaderos, pero no obstante uno muy importante, desgraciadamente incorrecto: “que la
formación de pus era esencial para la curación de las heridas”, lo que fue conocido como el “pus
laudabilis”, atrasando el progreso de la cirugía hasta le época de Lister.

Henri de Mondeville (1205-1298), formado en la Universidad de Montpellier y a Teodorico


Borgononi que rechazó con énfasis todo lo concerniente al “pus laudabilis”, planteando medidas
esenciales en el manejo de las heridas, entre ellas la remoción del material contaminado o
necrótico.

Ambrosio Paré (1510-1590), considerado uno de los padres de la cirugía moderna, sostuvo que la
infección era introducida desde el ambiente, por lo que varios destacaron la importancia de un
medio ambiente estéril, para prevenir la transmisión de la enfermedad.

Antonio van Leeuwenhoeck (1632-1723), “pionero de la microbiología”, fue el primero en


distinguir las bacterias, publicando sus dibujos en 1683. Logró fabricar más de 200 microscopios
compuestos, estudiando la putrefacción tres siglos antes de Pasteur.

Bernard Gaspard (1788-1871), en importantes experimentos sobre la putrefacción demostró que


la sangre de un perro que padeciera una “intoxicación pútrida” podía ocasionar idénticos
síntomas una vez inyectada a otro perro. Magendie en 1823, comprobó que la sangre pútrida no
es tóxica por vía digestiva y que su toxicidad disminuye al filtrarla.

Iniciación de la Microbiología Médica


Si bien con Casimir Joseph Davaine (1812-1862) se inicia en realidad la verdadera microbiología
médica, con sus investigaciones sobre el carbunco.

Luis Pasteur (1822-1895), con sus colaboradores franceses y los microbiólogos alemanes,
ingleses, italianos, etc. los que harían progresar aceleradamente los conocimientos
bacteriológicos. Pasteur destruyó el mito de la generación espontánea, atribuyendo la
fermentación y putrefacción de la carne a organismos vivos.

José Lister (1827-1912), profesor de Cirugía en Glasgow, sería el primero en comprender la


conexión entre el descubrimiento de Pasteur del proceso de putrefacción y la supuración de las
heridas, llevándolo a pensar que “si son gérmenes microscópicos los que producen la
descomposición de las heridas, evitémoslos o destruyámoslos”. Había nacido la antisepsia.

Precediendo a Pasteur y Lister, en 1843, Oliver Wendell Holmes (1809-1894) intentando evitar
los procesos de contaminación e infección, sugirió que la fiebre puerperal fetal era contagiosa y
que podía prevenirse con el lavado de manos y cambio de ropa de los doctores.

Cuatro años después, el médico húngaro Ignaz Semmelweiss (1818-1865), logró descubrir la
naturaleza infecciosa de la fiebre puerperal e independientemente de Holmes dijo lo mismo, al
observar en la Maternidad del Hospital de Viena, que las mujeres atendidas por las matronas y
que se lavaban las manos, tenían una mortalidad menos a causa de esta infección, que aquellas
que lo eran por estudiantes de Medicina, previa práctica en anatomía patológica y que no se las
lavaban. Introdujo la desinfección de las manos mediante lavado con una solución de cloro, en
forma obligatoria para médicos, estudiantes y personal del servicio hospitalario, disminuyendo la
letalidad de la infección puerperal desde casi 10 a 1,3%, en dos años. En todo caso había nacido
el concepto de asepsia.

En 1891, perfeccionándose en las prácticas listerianas, Ernst von Bergmann preconizó la


esterilización del instrumental quirúrgico por el calor, que probó ser mejor que la química.
Gustavo Neuber en 1893, introdujo los delantales y gorros estériles; Mikulicz en 1897, las
mascarillas. El uso de los guantes de goma se produjo después de 1890, cuando William Stewart
(1852-1922) solicitó a la Compañía Goodyear, fabricarlos para sus enfermeras, con el fi n de
protegerles las manos de las soluciones de sublimado para la desinfección de los instrumentos.

https://www.scielo.cl/pdf/rci/v27n3/art08.pdf. Apuntes históricos sobre el manejo de la


infección en el desarrollo de la cirugía. Rev. chil. infectol. v.27 n.3 Santiago jun. 2010

Asepsia y Antisepsia del paciente.


Existe gran variedad de productos, para la preparación preoperatoria del paciente, por lo que
debemos tener mucho cuidado en obtener insumos de calidad comprobada, con el soporte
tecnológico adecuado, y la aprobación sanitaria correspondiente. De los jabones antisépticos,
más usados, tenemos los compuestos de Povidona iodada, y los que contienen Clorhexidine al
2%, y al 4%. Existen múltiples publicaciones, que presentan estudios comparativos acerca de su
uso, y efectividad. Los resultados son claramente favorecedores hacia el uso de productos con
clorhexidine, por su rapidez de acción, mayor espectro bacteriano y también más prolongado
efecto, hasta 6 horas de iniciado el acto quirúrgico, especialmente demostrado en publicaciones
que datan desde el 2007.

Antes de proceder a preparar la piel, hay que estar seguros que el paciente no es alérgico al
producto que vamos a utilizar. El método es bastante sencillo, se debe cepillar suave y
concéntricamente, en sentido centrífugo desde el ombligo hacia afuera, ó de arriba hacia abajo,
cuando no es cirugía abdominal. La idea es, saponificar las bacterias, suspenderlas, fijarlas y que
luego sean arrastradas, fuera del campo quirúrgico, cuando se enjuaga la solución jabonosa.

Si hay incisiones en diferentes sitios, deben prepararse por separado y usar diferente instrumental
quirúrgico. Es importante dejar secar el antiséptico aplicado, por 2 – 3 min, para que ejerza su
efecto óptimo, y si es alcohol evitar quemaduras por chispa al usar el electro bisturí. Si es una
cirugía extensa, se debe dejar de último las áreas más contaminadas, como las axilas, la zona
genital, periné, y región perianal.

Manejo de materiales quirúrgicos


Este punto viene a ser el núcleo central, de la protección al paciente quirúrgico, con respecto a la
posibilidad de una infección hospitalaria.

Una vez que la enfermera instrumentista, realiza la primera limpieza del material dentro del
quirófano, (sucios grandes) y ha marcado los que presenten funcionamiento defectuoso, el
instrumental quirúrgico pasa al área de faena sucia, donde se verifica el contenido de cada caja
con su leyenda, y luego pasa al servicio de esterilización. Allí se procede a realizar la limpieza
definitiva la cual puede ser manual, con detergentes enzimáticos, lavadoras eléctricas ó
ultrasónicas. Cuando se usa detergente enzimático, siempre se debe respetar la dosificación
recomendada por el fabricante, y todo el instrumental debe quedar totalmente sumergido de 3 a 5
minutos. Las lavadoras eléctricas tienen su tiempo programable entre 45 a 58 minutos,
dependiendo del contenido, a veces calibrado por peso, y las ultrasónicas poseen mayor
capacidad y tardan solo 35 minutos.

El proceso de secado se realiza con un dispensador de aire comprimido de aproximadamente 50


litros / segundo. El personal debe usar las medidas de protección con guantes de nitrilo ó de látex
doble faz hasta el antebrazo y desecharlos en cada turno de trabajo aunque se mantengan
intactos. Además es obligatorio usar delantal impermeable, gorro, protectores auriculares y
mascarillas con pantalla transparente ó lentes protectores.

Sistemas de esterilización: Si el instrumental es sensible al calor y a la humedad no podrá usarse


vapor de agua (VA) y tendremos que escoger, entre Peróxido de Hidrógeno (PH), y Óxido de
Etileno (ETO).

Factores de riesgo de ISQ relacionados con el acto quirúrgico.


Estos factores pueden ser agrupados en tres categorías, en relación al momento de la cirugía:
Pre-operatorios: Tiempo de internación pre-quirúrgico. La tasa de infección de herida
quirúrgica aumenta con el tiempo de internación pre-operatoria. En un estudio realizado, la tasa
se elevó desde un 6% para 1 día, hasta 14,7% para 21 días o más de permanencia prequirúrgica.
Rasurado. Este tema ha sido debatido durante mucho tiempo, llamando la atención que el
rasurado de cualquier tipo favorece la aparición de ISQ, más aún cuando se tienen varios factores
asociados en este procedimiento como serian las lesiones microscópicas que se producen por el
rasurado, las cuales hacen que la inoculación de los gérmenes de la piel traspasen la barrera de la
misma, y la utilización eventual de la misma máquina de afeitar en diferentes pacientes. Un
estudio de mas de 23.000 pacientes, en 5 años de observación, detectó la tasa de infección de
herida limpia de 2,5% cuando se utilizó hoja de afeitar, 37 1,4% cuando se empleó máquina
eléctrica y 0,9% cuando no se rasuro.

Operatorios: Tipo de cirugía. La incidencia de infección en la herida quirúrgica varia de acuerdo


al tipo de cirugia practicada. La clasificación general de Cruse y Ford , los distribuye en
Limpios, Limpios contaminados, Contaminados y Sucios . La incidencia de ISQ en heridas
limpias es menor de un 2% y en la cirugía sucia es de 30-70%. Urgencia del procedimiento.
Los procedimientos de emergencia de por si, acarrean mayor riesgo de ISQ, por las
caracterÍsticas del paciente, la pÉrdida de sangre, la falta de preparación quirúrgica, factores
propios de la disponibilidad del material adecuado y otros factores entre los cuales se incluye el
cansancio del equipo quirúrgico. Drenajes quirúrgicos. Los drenajes son tema de controversia,
sin embargo se tiene el consenso que el uso adecuado de los mismos prevee la colección de
sangre o fluidos que podrían ser un caldo de cultivo. El tiempo que permanecen los mismos en
una cavidad es un factor de suma importancia. Los drenajes abiertos colocados en heridas
limpias constituyen un factor de riesgo independiente, no así los drenajes cerrados.

Post-operatorios: Manejo de la Herida Operatoria. Resulta evidente que el manejo de la Herida


Post-operatoria es de vital importancia para la prevención de ISQ. El uso de curas cerradas, el
uso de sellantes de las heridas y el uso de sistemas de cierre asistido por vacío constituyen
herramientas a considerar en la prrevención y tratamiento de ISQ.

https://sociedadvenezolanadecirugia.com/wp-content/uploads/2019/09/Manual-Infecciones-
Quir%C3%BArgicas.pdf. Sociedad Venezuela de Cirugia. Manual de infecciones quirúrgi-
cas.

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