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Índice
1. ORÍGENES DE LA TRAGEDIA ..................................................................................... 4
2. CARACTERÍSTICAS DE LA TRAGEDIA...................................................................... 6
3. REFLEXIÓN SOBRE LA JUSTICIA EN LAS EUMÉNIDES Y EL SENTIDO TRÁGICO
DE LA EXISTENCIA ............................................................................................................ 10
4. INTERTEXTUALIDAD Y CRÍTICA............................................................................. 14
4.1. INTERTEXTUALIDAD RELACIÓN ENTRE LAS EUMÉNIDES Y EL ARTÍCULO
“EL SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD SEGÚN LA PSICOLOGÍA, LA LITERATURA
Y LA FILOSOFÍA MODERNAS” DE LEO ELDERS........................................................ 14
4.2 INTERTEXTUALIDAD ENTRE LAS EUMÉNIDES Y EL ARTÍCULO “HAY UN
PERDÓN AL ENEMIGO EN EL ESTOICISMO ANTIGUO” DE DESIDERIO PARRILLA
MARTÍNEZ ....................................................................................................................... 17
4.3 CRÍTICA...................................................................................................................... 19
5.BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................. 21
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1. ORÍGENES DE LA TRAGEDIA
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obstante, la comedia como género surge posteriormente a la tragedia e influenciada por la
misma (Oliva y Torres, 1994).
Las obras trágicas, destaca Jose Antonio Pastor (1997), mediante las diversas
temáticas en torno a la mitología griega, poseían una gran función en la consolidación de
la sociedad por diversas razones. Por un lado, se pretendía poner de manifiesto las
inquietudes y las incertidumbres de la civilización griega. Por otro lado, se aspiraba a
inculcar y a educar al pueblo en valores en los que se sustentaba la sociedad del
momento. Además de la función pedagógica, la tragedia ejercía como elemento de
cohesión social y reunión del pueblo. Incluso, afirma Jose Antonio Pastor (1997)
“permitía el encuentro con los límites de la condición humana y con las leyes”.
Nietzsche consideraba el Arte como el centro a partir del cual el ser humano
podría comprender y desentrañar el mundo. No obstante, el autor nos desvela que esa
mirada profunda sobre la complejidad de la esencialidad del mundo se encuentra en el
arte trágico que impregna las tragedias griegas de los autores clásicos. Por lo tanto,
concibe la tragedia como el culmen de la creación artística engendrada por la unión
armónica de estas dos fuerzas (Nietzsche, 1872; Rodríguez, 2016).
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racionalidad mientras que la de Dionisios personificaría el dinamismo, lo irracional y lo
verdadero (Nietzsche, 1872; Rodríguez, 2016).
2. CARACTERÍSTICAS DE LA TRAGEDIA
La tragedia, según Maria Paz Grillo, dice Aristóteles que es un género que “imita una
acción seria y noble” fuera de lo común y de carácter extraordinario. Debe tener un
conflicto derivado en desenlace y concurrir en el mismo espacio/tiempo. Las Euménides,
junto a Las Coéforas y Agamenón, conforman una trilogía llamada La Orestiada escrita
por Esquilo, la cual está fundamentada en La Fábula de Orestes.
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de Las Erinias, Orestes padece la anagnórisis de la historia. El juicio concluye a favor de
Orestes, cumpliendo así, la peripecia que tenía predestinada a tener.
Elocución: parte de la tragedia relacionada con el diálogo. Este se da entre los episodios.
Aristóteles distingue este medio como diálogo cuando el héroe acciona.
Melopeya: son las partes del coro que suceden entre los episodios.
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En nuestra obra, podemos encontrarla entre los diálogos. Estos nos van dando el
conocimiento de lo que va aconteciendo en la obra. Tanto así, como también nos indican
las reflexiones de los personajes. Entre ellos, destacamos principalmente el coro de las
Erinias.
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- Estásimos: se trata del canto del coro que está destinado a orientar la reflexión o
explicando lo que va sucediendo en la trama. En este canto, debemos diferenciar al
coro del corifeo como personaje coral individual. En el caso de Las Euménides las
Erínias serían el coro, y sólo una de ellas se comporta como corifeo.
- Éxodo: conclusión del conflicto. La diosa Atenea dicta sentencia a favor de Orestes,
convence a las Erínias para no formar un caos, por ello las premia proclamándolas
Las Euménides, “las benevolentes”.
- Hamartia. Error, fallo del personaje (no hace falta maldad). Esta equivocación va a
desarrollar una cadena de errores que se van a producir en la tragedia y que cada vez
irá a más. En nuestro texto, la hamartía se encuentra fuera de la acción dramática.
Pero para ponernos en situación, los personajes hablan de lo ocurrido a lo largo de la
obra. Por ejemplo, las Erinias no paran de perseguir a Orestes recordándole en todo
momento lo que ha hecho.
- Hybris. Orgullo o empecinamiento. Está vinculado al protagonista. Es la actitud
orgullosa del personaje, que es lo que suele llevar a la hamartía y provocar el
desorden. En Las Euménides, este elemento se prolonga desde el momento de la
hamartía en Las Coéforas llegando hasta el clímax.
- Pathos. Sufrimiento del personaje. Es un estado totalmente horrible, un arma para
provocar la Catarsis. Orestes está sufriendo porque busca el perdón y no lo encuentra,
aún habiendo hecho sacrificios, ese sufrimiento sigue persistente. Por ello, la
desesperación lo lleva a implorar el perdón a la estatua de Atenea, la cual se le
aparece posteriormente.
- Anagnórisis. Es el descubrimiento o reconocimiento del personaje cuando toma
conciencia de su error. Encontramos la anagnórisis en el clímax de la acción
dramática. Es el momento dónde se da el juicio para decidir el destino de Orestes.
- Peripecia. Es el punto de inflexión donde la dirección de los acontecimientos da un
giro inesperado. Este elemento produce un cambio de perspectiva y reacción del
héroe. Se da entre la anagnórisis y la metabolé. Orestes se libra de ser condenado
gracias a la mitad de los votos favorables de los ciudadanos, jueces y Atenea.
- Metabolé. Cambio de suerte o de fortuna (tanto para bien como para mal). La fortuna
sonríe al héroe con la llegada de la diosa Atenea, la cual será su salvación.
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- Catarsis/Mathesis. Purificación a través de la piedad y temor de las pasiones. Estado
anímico que obtiene el espectador/lector en un momento crucial de la obra. La
Catarsis se produce en el momento del juicio, cuando Orestes da su testimonio y justo
antes de desvelar el veredicto.
Durante la celebración del juicio, la acusación formada por las Erinias formula
preguntas a Orestes, el cual emite su testimonio de lo sucedido y el porqué de los hechos.
Es ahí donde se aprecia el surgimiento de un cambio en cuanto a la concepción de la
justicia ya que se organiza un juicio que apela a la razón y a la mediación mediante el
diálogo. Por tanto, este hecho refleja una sociedad que próspera y avanza hacia la
consolidación de un sistema judicial democrático.
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Finalmente, el juicio concluye con un veredicto a favor de Orestes. Éste sale
airoso de la situación, recibe el perdón de Atenea, le perdona la vida y su tormento cesa.
En este caso, la obra podría haber concluido con la muerte del héroe o con un final
benévolo para Orestes. Sin embargo, esta obra tiene la peculiaridad de que a pesar de no
ser condenado a muerte en el juicio, sí se produce un final trágico por la condena social a
la que se somete al condenado. Finalmente, a pesar del ajustado veredicto, Orestes no es
condenado a la pena que las Erinias querían imponer. Sin embargo, en su defecto, todo el
mundo conocerá lo ocurrido y esto le ocasionará, además del castigo impuesto, un
estigma social. Por tanto, será señalado y deberá soportar este castigo social del que no
podrá deshacerse fácilmente.
Mientras, las Erinias, deciden no descargar su ira contra el pueblo gracias a que
Atenea las persuade proclamandolas Las Euménides y a su vez, les otorga morada y
refugio legítimo en la tierra y les promete que sus ciudadanos las honrarán. Se podría
considerar que Atenea proporciona un ejemplo claro de benevolencia al tomar esta
decisión. Asimismo, es un ejemplo de misericordia al decretar que, a partir de entonces,
en los juicios se deberá declarar al acusado como absuelto en el caso de empate en el
recuento de los votos del jurado.
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judicial legítimo o que en un momento dado, no les interesa creer. La incredulidad o falta
de fe de ellos en el sistema se debe a la percepción subjetiva de Justicia de cada
individuo, cultura, ideología, estatus, entre otros. Por ejemplo, en determinados sucesos,
existe una aplicación de reducción de la condena por buena conducta del victimario y,
ante este motivo, algunos de los afectados, ya sean colaterales o no, aplican la venganza
bajo su propia percepción de justicia.
En la obra, no sólo se da la justicia terrenal, sino que aparece envuelta en la trama
la Justicia Divina a través de la diosa Atenea. El texto deja entrever a Atenea como una
figura justa, respetada y venerada por todos, la cual podía decidir sobre la vida de Orestes
en un momento dado. En cambio, las Erinias son representadas como personajes que se
toman la justicia por su propia mano sin tener en cuenta lo que los demás puedan decir.
Al tener un estatus mayor que al de las Erinias, Atenea es la que tiene más poder de
decisión respecto a la situación establecida. Esto nos recuerda a cómo en el sistema
legislativo de la actualidad, entran en juego la lucha de poderes. Con respecto a la justicia
divina, Orestes ansiaba el perdón divino de Atenea para expiar sus culpas. Incluso,
después de haber realizado sacrificio expiatorio, seguía anhelando el perdón divino. La
idea de obtener el perdón divino se remonta desde el principio de los tiempos. Igual se
podría implorar para tener la conciencia tranquila tras cometer un error o simplemente por
el miedo al desconocimiento sobre qué habrá más allá de la muerte.
En religiones como el Cristianismo, el Islam y el Judaísmo, los creyentes siguen
unas pautas para purificar sus almas durante sus vidas terrenales. Al fallecer, según
exponen estas religiones, existe el denominado Juicio Final o Juicio de muertos/ de almas
en el que se juzga de nuevo la pureza y la moral del individuo y sus actos en vida. Es
entonces cuando las divinidades que tienen el poder sobre el destino del individuo, poseen
entre sus manos la posibilidad de que viva una vida eterna en un prometedor paraíso o en
el infierno de manera permanente. Con esto se da a entender que el destino de estas
personas lo marcan ellos mismos hasta que llegan a dicho juicio donde ya han perdido
todo poder de decisión. Metafóricamente, podríamos decir que el juicio que se le da a
Orestes es lo más parecido a un Juicio Final, ya que su vida dependía del veredicto de
este.
Hoy en día, en la sociedad, se menciona frecuentemente el término espiritual de
Karma para referirse a un castigo sobre un hecho. Karma: “dícese de una energía que lo
envuelve todo y que hace que las acciones morales que se realizan tengan un retorno del
mismo hacia la persona que lo ha hecho”. Como se puede observar en la obra, las malas
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decisiones de nuestros personajes vuelven a ellos de forma trágica. Por lo tanto, se podría
decir que la persecución de las Erinias es el Karma de Orestes y, asimismo, las acciones
de Orestes serían de algún modo el Karma de Clitemnestra.
En la obra se puede apreciar cómo Orestes no siente culpabilidad, pero sí le invade
el miedo a la tortura de las Erinias y a la pena de muerte ante la posibilidad de ser
declarado culpable tras el juicio. En la actualidad, algunos países siguen aplicando la pena
de muerte lo cual nos lleva a cuestionarnos hasta qué punto el destino de una persona,
decidir entre la vida o la muerte, está en las manos de aquellos que le juzgan. A lo largo
de la historia, se han cometido innumerables abusos y barbaridades atentando contra los
derechos del ser humano. Claros ejemplos de ello son la guillotina y el garrote vil,
máquinas empleadas con la finalidad de aplicar la pena capital en varios países como en
España y Francia. Asimismo, es necesario destacar que durante los procedimientos
legales se sometía al preso a innumerables torturas sirviendo incluso de entretenimiento y
espectáculo para el pueblo.
Cabe destacar la importancia que la antigua sociedad griega le daba al destino y la
obstinación que sentían sobre el funcionamiento del mismo. A esto se le denominaba
Fatalismo '' doctrina o manera de pensar que considera que los acontecimientos no se
pueden evitar. Una fuerza suprema rige el mundo y es imposible cambiar el destino ''.
En la mitología griega el destino está regido por Las Moiras (Cloto, Láquesis y
Átropos). Éstas deciden sobre la vida de los recién nacidos, ya sean humanos o dioses,
predestinan sus actos en vida y también deciden en qué instante cortan el hilo de sus
vidas. Se dice que Las Moiras son el destino en sí y que representan la fatalidad que rige
la vida y hechos de los héroes.
En definitiva, el texto es un gran ejemplo del sentido trágico de la vida ya que
están presentes la muerte, las traiciones inesperadas de seres allegados, las persecuciones,
las torturas, etc. El destino de Orestes estaba marcado desde su nacimiento, no importa
que camino escogiera, ya que en realidad, tener la elección formaba parte del designio de
los dioses.
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4. INTERTEXTUALIDAD Y CRÍTICA
Al principio del artículo, expone que después de que una persona peque suele sentir
preocupación e intranquilidad, pero este no es el caso del protagonista de la obra que
estamos analizando: Orestes. Éste mata a su madre por haber cometido el asesinato de su
padre, Agamenón, y lo que hace después de matar es un recurso muy utilizado en estos
casos: la culpabilidad transferida, es decir, culpar a la sociedad o a otras personas de sus
actos.
Como bien dice Freud (mencionado por Elders), hay veces que es complicado y casi
imposible distinguir el bien de mal. Es entonces cuando entra en juego la moral de cada
individuo que, según Freud, es una parte esencial de nuestra personalidad (el súper yo)
que distingue la manera de pensar y de analizar de cada individuo. Se puede aplicar la cita
literal del artículo “el mal no tiene por qué ser nocivo, a veces es lo que se desea” como
ocurre en el caso de Orestes que deseaba la muerte de su madre y no sentía ningún tipo
de arrepentimiento por ello.
Siguiendo con Freud, las limitaciones que nos hacen no llevar a cabo ciertos deseos o
impulsos vienen impuestos por la sociedad, el entorno y la educación en la que se ha
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criado cada individuo. Por ejemplo, si hablamos de los impulsos agresivos, en el caso de
Orestes, sería el matricidio por venganza.
Sin embargo, hay un punto en el que se alcanza un alto nivel de culpabilidad. Este es un
estado en el que el culpable está en un momento de desesperación y, por medio de la
necesidad de sanar su culpa, necesita un castigo para que se compensen sus terribles
actos. Orestes, tras la huída, llega a un punto en el que sólo necesita ser perdonado y, en
el caso de no serlo, está dispuesto a sufrir un tormento eterno por su hamartia.
Hay individuos que no tienen el sentimiento de culpa, da igual la medida del acto
cometido. Un caso podría ser que se sientan maltratados y por ello, no se responsabilizan
de sus actos. En nuestra obra, podemos pensar que Orestes es así ya que, en un principio,
no muestra ese sentimiento de culpa y está empecinado en pensar que era lo justo.
Siguiendo el artículo que estamos comparando con nuestra obra, hay distintos filósofos
que manifestaron su opinión sobre este sentimiento: Joseph Buttler (mencionado por
Elders) compara la conciencia humana con un oráculo situado en el corazón . Orestes
bien sabe y es consciente de que no es un acto ético y/o moral llevar a cabo el asesinato
de su madre pero aparte de la insistencia de Apolo desde su interior siente que debe
hacerlo para hacer justicia, es decir, su propio concepto de justicia. Otro punto de la teoría
de Butler (Providence Christian Collage, 2020) sobre el egoísmo, el altruismo y la culpa
explica que se puede pecar siempre y cuando no se haga daño a un tercero, cosa que el
protagonista no cumple y que el ser humano hace maldades porque es un ignorante.
Karl Marx, siguiendo la misma línea que Rousseau, declara que el mal viene del exterior,
que estamos alienados por la sociedad. Responsabiliza a la sociedad de cualquier
sentimiento de culpabilidad liberando al individuo de asumir o inquietarse por el pecado.
De hecho, defiende que debería desaparecer la preocupación por pecar. Según Marx, el
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héroe de la obra está alienado por la sociedad y por el entorno que lo envuelve, por lo que
él no sería el responsable de sus actos.
Desde el punto de vista de Wilhelm Friedrich Hegel (mencionado por Elders), cada
persona tiene su propia concepción sobre el bien y el mal. De igual modo, Hegel
manifiesta que hay pecado cuando se es egoísta y se antepone el bien personal al
universal, el mal generado por un capricho. Hegel tacharía a nuestro héroe de codicioso,
pecador y culpable.
Por otro lado, Soren Kierkegaard (mencionado por Elders) no comparte la tesis de Hegel.
Él dice que hay un sentimiento angustioso antes y después de cometer el pecado. La
verdad es subjetiva y cada uno tiene que mantener una relación directa con Dios. La culpa
debería ser un valor intrínseco a la fe. La angustia está directamente relacionada con el
hecho de que el hombre es libre.
Elders también hace referencia al pensamiento de Nietzsche el cual expuso que la culpa
debe ser tratada de distinta forma dependiendo de la clase y condición social entre otras
(matar por necesidad o matar por capricho) del que hace la acción. Esta concepción se
opone por completo al sentimiento extremo de culpa. Orestes no lo hace por una
necesidad, sino que lo hace para vengar y honrar a su padre. Aunque un gran factor que
influye en sus actos es la presión por parte de Apolo, pues él afirma en una conversación
con las Erinias que él no siente culpa y tampoco siente miedo por las consecuencias de
sus acciones. De hecho, cree que su padre le va a ayudar desde donde quiera que esté.
En cuanto a Heideger, la conciencia es una voz en nuestra cabeza que se manifiesta para
hacernos comprender nuestros pecados. El raciocinio de Orestes es el que le dicta los
motivos por los que cometió el crimen, todas las razones por las que no se arrepiente (los
dos asesinatos de su madre).
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4.2 INTERTEXTUALIDAD ENTRE LAS EUMÉNIDES Y EL ARTÍCULO
“HAY UN PERDÓN AL ENEMIGO EN EL ESTOICISMO ANTIGUO” DE
DESIDERIO PARRILLA MARTÍNEZ
El perdón, según la Real Academia de la lengua Española, se define cómo “Remisión de
la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente. /
Indulgencia (remisión de los pecados).”
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4 GRISWOLD, Charles L. y KONSTAN, David (ed.). Ancient Forgiveness: Classical,
Judaic, and Christian, Cambridge, Cambridge University Press, 2012.
En el estudio del perdón, estos últimos años, se le atañe una posible relación con el
estoicismo antiguo. Conociendo el estoicismo como doctrina fundada por Zenón de Citio,
discípulo de Crates de Tebas, con el hombre y su moral como preocupación principal.
De acuerdo a los estoicos, la lógica, física y ética se presentan como conducto para que el
hombre consiga vivir de acuerdo con la naturaleza.
Los principios que aceptan los filósofos estoicos son la materia y la razón, siendo
identificada esta última con Dios (Dios es el rector del mundo y su sustancia) y por la
cual, se define la naturaleza del mundo como racional. 5
La ley natural es un conexo de la razón universal, reflexión que integra al ser humano
como ser racional ya que este es un producto de Dios.
5 Epicteto. Séneca. Marco Aurelio. Los Estoicos: EPICTETO. SENECA. MARCO
AURELIO. LOS FILÓSOFOS MAS PRÁCTICOS Y COMPRENSIBLES DE LA
HISTORIA (3ª ED), (ed.) Nueva Acropolis, España, 2009.
Los pensadores estoicos se denominan deterministas, ya que defienden la idea de que los
sucesos del mundo están preestablecidos y no podemos hacer nada o casi nada para
cambiarlo.
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Se cumple así la regla estoica de a cuantas menos necesidades obtenemos más control de
nuestras emociones y por tanto alcanzamos la felicidad.
6 EPICTETO. «Manual de vida» ( José J. De Olañeta), Cataluña, 1997.
Los estoicos piensan diferentes a los cínicos, ya que estos últimos creen que las personas
que viven de manera errónea carecen de inteligencia. Un ejemplo de esto, fue Diógenes
quien era conocido por su lucha constante contra los individuos que no compartían sus
ideales, en lo que a varios temas se refiere. Sin embargo, a pesar de la crítica indignada
del cínico, no intenta corregir a sus opositores ni servir de ejemplo a sus compañeros, sino
que se conforma con menospreciarlos.
La visión crítica de ambos, estoicos y cínicos, se desarrolla de manera diferente siendo los
primeros más benevolentes con aquellos que no comparten sus ideales y no efectuaban
carga alguna contra ellos. Esto se debía a que para estos pensadores, la comunidad era
una de las ideas esenciales y más importantes.
Eran fieles a su pensamiento y su idea del mundo era sujeta por el hilo de la racionalidad,
por lo que negaban una identificación por nacimiento o cultura más allá de la razón y la
virtud.
4.3 CRÍTICA
Sin duda, la venganza de Orestes fue un acto cruel y despiadado hacia su madre.
Aunque bajo su punto de vista lo considerase como un acto justo y estimara a su
madre como merecedora de tal castigo. Tal y como afirmó Maquiavelo: “el fin no
justifica los medios”. Es comprensible que Orestes quiera que se haga justicia y que
el asesinato de su padre no quede impune. Sin embargo, nuestro héroe no tomó una
buena decisión. Es ahí cuando nos resulta verdaderamente complicado llegar a
empatizar con Orestes porque pasa de ser concebido como un “justiciero” a ser un
“criminal”/ “verdugo”. Tras asesinar a su madre, él tiene las manos igualmente
manchadas de sangre que ella. Por lo tanto, ambos deberían recibir un castigo
semejante asumiendo las consecuencias de sus actos.
También es cierto que cuando un suceso trágico marca la vida de una persona, el
sentimiento de venganza que le invade, le genera un impulso que le ciega y le puede
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hacer capaz de cometer los crímenes más terribles para así, calmar el dolor. Aunque
estos instintos son complicados de frenar, la venganza del ojo por ojo no debería ser
considerada como una opción. Además, hay un proceso de autodestrucción en la
persona que lleva a cabo la venganza porque tiene que aprender a vivir cargando en
su conciencia con el crimen acontecido y el sentimiento de la culpa. Por lo tanto, es la
sociedad en conjunto la que debe asistir a esta personas, originando mecanismos
capaces de impartir justicia para de este modo, ayudar a aplacar esa ira. Que si bien,
no pueda calmar del todo su dolor, si se lo hace más liviano.
5.BIBLIOGRAFÍA
21
Epicteto. Séneca. Marco Aurelio. (2009). Los Estoicos: Epicteto. Séneca. Marco Aurelio.
LOS FILÓSOFOS MAS PRÁCTICOS Y COMPRENSIBLES DE LA HISTORIA (3ª ED),
(ed.) Nueva Acropolis, España. Recuperado de
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