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Reseña histórica
Alternar subsección Reseña histórica
De la collatio bonorum a la collatio justinianea
La colación hereditaria en los pueblos germánicos
Supervivencia de los principios romanos justinianeos en el Derecho histórico
español
La configuración dogmática de la colación hereditaria
Alternar subsección La configuración dogmática de la colación hereditaria
Elementos subjetivos y objetivos
Elementos formales de la colación
La colación in natura
La colación por imputación
Reunión ficticia a los efectos de la computación para el cálculo de la legítima,
acción de reducción de donaciones inoficiosas y colación hereditaria
Naturaleza jurídica
El deber jurídico y la colación hereditaria
La colación como operación sucesoria
La colación como operación previa y conexa a la partición
Fundamento de la colación hereditaria
La colación como un medio de protección de la legítima
La colación como medio para lograr la igualdad entre los legitimarios
La colación como anticipo de la legítima
Causas de extinción
La dispensa de la colación
La renuncia a la herencia
Véase también
Notas y referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Colación hereditaria
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Colación (del latín: collatio, forma sustantiva abstracta de collātus, participio
pasivo de conferre, 'concesión')1 o acervo imaginario, es una regla del derecho
sucesorio que tiene por objeto evitar desigualdades entre los herederos de un
testamento (legitimarios), y que consiste en que la ley obliga a considerar como
parte de la herencia aquellas donaciones hechas en vida por el testador a los
herederos o a otras personas, de tal forma que lo donado se entienda haber sido un
anticipo de la herencia.2
Reseña histórica
De la collatio bonorum a la collatio justinianea
La colación hereditaria asombra por su complejidad, en gran medida dada por su
proximidad a otras instituciones sucesorias, cuyos puntos de contacto le han
perfilado históricamente contornos no muy precisos. Con menoscabo, incluso, de su
propia fisonomía, la colación hereditaria ha encarnado en la dogmática jurídica
disímiles figuras con las que se vincula; pero sin identificarse plenamente.
Las dificultades que aún hoy día se presentan para hallar el exacto significado de
la colación hereditaria, así como de su fundamento legal, se remontan al Derecho
romano, en cuyo seno se gestó, transitando por dos fases o etapas sucesivas y
distintas. En la primera, fue la colación la obligación que tenía el descendiente
emancipado de traer a la herencia del pater familias cuanto hubiere adquirido tras
su emancipación hasta la muerte de este; mientras que la segunda etapa es expresión
de la evolución de la figura hacia la noción moderna de la colación, sobre la base
de presumir que las liberalidades hechas en vida por el ascendiente resultan un
anticipo de las legítimas.
En el marco del antiguo Derecho romano, como efecto de la emancipación, los hijos
emancipados perdían el derecho a ser llamados ab intestato en la sucesión del
padre, en tanto en la sucesión testamentaria, considerados como extraños a la
misma, podían quedar relegados igualmente de suceder mortis causa por voluntad del
causante. Ante esta situación de indubitable injusticia sucesoria, entraron a
desempeñar un importante papel las normas del Derecho pretoriano, en virtud de las
cuales fueron llamados unos y otros hijos a la sucesión del padre común, mediante
la atribución, a los emancipati, de la bonorum possessio unde liberi en la sucesión
intestada y la bonorum possessio contra tabulas en la testada.
No es hasta la Baja Edad Media que las relaciones feudales sobre las que se erigió
la familia española en la Alta Edad Media comienzan a verse resentidas por el
nacimiento de una incipiente burguesía que amenazaba con desplazar a la clase
noble.
Esta situación, a partir de finales del siglo XVIII, experimentó en España una
cierta reversión. La nobleza definitivamente había entrado en crisis, no pudiendo
asegurar su puesto preponderante frente a una burguesía cada vez más en ascenso.
Las relaciones económicas habían cambiado esencialmente, sobre todo a partir de la
Revolución Francesa de 1789, cuyos principios de igualdad, fraternidad y hermandad
colisionaban con los privilegios de la nobleza y, por tanto, con las vinculaciones
y los mayorazgos.
Desde esta óptica, la colación se presenta como un medio dirigido a igualar las
porciones hereditarias de los coherederos legitimarios al momento de la partición,
computando el valor de los bienes o efectos donados en la masa común partible, a
los fines de imputarlo en la hijuela del heredero legitimario, donatario del de
cuius. Luego entonces, el principal beneficiario de la colación lo es
indudablemente el coheredero legitimario que no se aprovechó de las liberalidades
inter vivos del causante. Si como resultado del ejercicio de la acción de colación,
el legitimario, a su vez donatario, percibe de menos tanto como ya recibió en vida
del causante, mediante la aportación de estos valores a la masa hereditaria,
resulta comprensible la legitimación activa atribuida al heredero forzoso no
donatario, quien justamente a través del ejercicio de la acción de colación obtiene
este efecto: el restablecimiento de la igualdad quebrantada a raíz de las
atribuciones patrimoniales a título lucrativo realizadas inter vivos por el
causante a alguno o algunos de los de su misma condición.
Por esta misma razón, el que singularmente sean colacionables las liberalidades
realizadas a los herederos legitimarios, tampoco pueden los acreedores del difunto
solicitar la colación ni aprovecharse de ella.
De esta forma, no teniendo por cometido la colación hereditaria más que el reparto
igualitario de la porción legitimaria correspondiente a los herederos forzosos el
acreedor del heredero legitimario a quien se le deba la colación, no podrá
dirigirse contra el coheredero sujeto a la misma en el supuesto de inacción de la
acción.
Por último, es dable señalar que la exclusión del legatario parciario como sujeto
activo o pasivo de la colación alcanza al mismo tiempo al heredero ex re certa. La
causa de la prohibición se funda en la intrínseca naturaleza de la disposición
testamentaria, caracterizada por su nivel de concreción. Habiendo el causante
predeterminado el contenido de la atribución mortis causa, resulta contraproducente
estimar que el valor recibido por donación u otro título lucrativo lo fue como
anticipo de una cuota hereditaria compuesta por relaciones jurídicas previamente
determinadas por él.
En resumen vale decir que los aspectos activo y pasivo de la relación jurídica de
colación coinciden ambos en la figura de los herederos legitimarios. La colación es
exigida por el heredero legitimario al coheredero legitimario que hubiere recibido
en vida del causante bienes o derechos, por donación u otro título lucrativo,
siempre que el causante no le haya dispensado de tal deber.
La donación se califica como un acto de liberalidad por medio del cual una persona
se empobrece en una fracción de su patrimonio en beneficio de otra que experimenta
un enriquecimiento con ella. En el orden técnico, la delimitación entre la donación
como negocio jurídico y la noción de liberalidad importa más que un mero ejercicio
teórico. Ciertamente, toda donación supone una liberalidad, pero que no toda
liberalidad entraña necesariamente un acto de donación, pues la liberalidad puede
hacerse efectiva por otros medios distintos a la donación, pero por los cuales se
obtiene el mismo efecto económico de empobrecimiento en el patrimonio del
disponente y correlativo enriquecimiento en el del beneficiario.
Colin y Capitant reconducen las donaciones indirectas a los actos que pueden servir
para favorecer a una persona. Así, citan: la renuncia in favorem, la condonación de
deuda, la estipulación por otro y el registro de títulos nominativos a favor de
otro. Todas estas ejemplificaciones pudieran ser objeto de minucioso examen, pero
ello excedería cualquier pretensión académica a que se enfila el presente Capítulo,
de aquí que me limite a realizar breves comentarios sobre algunas de ellas.
En primer lugar, es dable decir que la renuncia in favorem cuando se lleva a cabo
con la intención de donar, en puridad no queda sumida en los moldes del negocio
indirecto. Cuando una persona renuncia de forma gratuita a un derecho en favor de
alguien, está realizando una verdadera donación, y consiguientemente el acto
deviene en colacionable, siempre que el favorecido sea un heredero legitimario que
concurre a la sucesión con otros que también lo sean.
En los seguros de vida para caso de fallecimiento, como quiera que el beneficio que
deriva del pago puntual de las primas, suma asegurada, es recibido por el tercero
designado al momento de la muerte del asegurado, la colación queda desdibujada al
desaparecer uno de sus elementos: la naturaleza inter vivos de la donación o el
título lucrativo en virtud del cual se impone al heredero legitimario la obligación
de colacionar.
Suponiendo la colación una liberalidad deferida inter vivos por el causante, queda
aquella desestimada cuando se trata de un seguro de vida para caso de
fallecimiento, puesto que el empobrecimiento y correlativo enriquecimiento del
legitimario beneficiario del seguro, concretado en las primas satisfechas por el
causante tomador en aras de mantener vigente el contrato con la entidad
aseguradora, solo se hace efectivo al recibir el tercero beneficiario la suma
asegurada, tras el fallecimiento del tomador del seguro.
Se prescinde de los frutos naturales, que bajo ningún concepto pueden considerarse
objeto de colación. Sirven de sostén a esta afirmación los principios fundamentales
que informan la colación, basados en la voluntad presumible del causante, que no
puede desligarse del presente emancipándose hacia un futuro lejano e imperceptible,
máxime en una economía tan vulnerable al cambio como la moderna, para contabilizar
unos frutos que, a ciencia cierta, no se conoce ni su configuración futura ni su
ascendencia económica.
De igual forma, no se encuentran contenidos entre las liberalidades colacionables
los gastos con motivo de alimentos, educación, salud, etc., aunque sean
extraordinarios y, en general, todos los que entrañen el cumplimiento de un deber
de asistencia originadas por el status familiae. Estos gastos se consideran un
deber jurídico, por naturaleza contrapuesto a la concepción de liberalidad que
sugiere la definición misma de colación hereditaria.
La colación puede llevarse a cabo por dos vías diametralmente opuestas: obligándose
el legitimario a entregar a la masa hereditaria las mismas cosas donadas para aunar
con el resto de los bienes relictos, a los efectos de la partición (colación
material o in natura) o aportando el valor de los bienes donados al tiempo de
valorar el caudal relicto del causante, tomando de menos tanto como hubiera
recibido en vida de aquel (colación ficticia o por deducción).
La colación in natura
Esta especie de colación presupone una agregación material de los bienes
colacionables al relictum, a los fines de ser posteriormente divididos entre los
coherederos legitimarios. Se opone al derecho real de propiedad transmitido en
ocasión de la donación o liberalidad recibida en vida del causante y el tractus
sucesivus de esta, lo que en ciertas oportunidades la convierte en anacrónica e
improbable en su realización.
Para evitar los perjuicios que irroga la aportación material de los efectos a
título lucrativo cedidos, basta la deducción de su valor, con lo cual el heredero
legitimario conserva el derecho de propiedad sobre los mismos, desplazando a la
masa partible meramente el valor contable de los bienes sujetos a colación.
Expresión de esta agregación ficticia, lo constituye la regla prevista en el
artículo 530 del Código Civil cubano disponiendo que lo que se incluye a la masa
hereditaria a los efectos de la partición es el “valor” de los bienes recibidos por
el causante.
Por sus sujetos.- La colación solo comprende las donaciones realizadas a los
herederos legitimarios, la computación las operadas a todos los donatarios.
Por el régimen jurídico aplicable.- La colación es un instituto voluntario, su
aplicación puede ser objeto de dispensa por el causante, en cambio, las normas que
regulan la computación de la legítima son de Derecho necesario, inderogables por
obra de los particulares.
Por sus efectos.- La colación supone un mero desplazamiento contable del patrimonio
del heredero legitimario donatario a la masa partible, la computación, de resultar
inoficiosa la liberalidad, puede causar un desplazamiento de bienes derivado del
ejercicio de la acción de reducción.
Por su finalidad.- La colación no tiene por cometido calcular la legítima, su
finalidad es procurar entre todos los legitimarios una igualdad o, más
específicamente, una proporcionalidad, de manera que la donación otorgada a uno de
ellos, salvo disposición en contrario del de cuyus, se considera anticipo de su
cuota.
Castro y Bravo sintetiza los caracteres generales de la acción de rescisión
aludiendo a las particularidades que siguen: es una acción que se dirige a privar
de eficacia a un negocio o declaración válida por sí misma; tiene un carácter
subsidiario en el sentido de que no podrá ejercitarse sino cuando el perjudicado
carezca de otro medio legal para obtener la reparación del perjuicio; podrá o no
convertirse en una acción para reclamar la indemnización de daños y perjuicios y
requiere para su ejercicio la correspondiente prueba del perjuicio económico.
Se juzga que la ley, en los ordenamientos que reconocen la dispensa, ha querido que
haya una proporcionalidad entre las cuotas de los legitimarios, conforme las
disposiciones sucesorias o legales, en el entendido que lo donado es un anticipo de
la porción que en concepto de legítima les corresponde, todo ello a menos que el
donante haya dispuesto expresamente lo contrario. Por tanto, es válido sustentar el
nacimiento de la relación jurídica de colación en la voluntad presumible del
causante de pretender, al momento de realizar la liberalidad, que el legitimario
favorecido impute el valor de lo donado como anticipo de su cuota legitimaria.
La presunción de que las liberalidades recibidas en vida del causante por los
legitimarios constituyen un anticipo de la herencia no es, en esencia, una
verdadera presunción, que, en todo caso lo sería iuris tantum, desvaneciéndose ante
la prueba en contrario. Se trata de una norma dispositiva, una norma que como toda
disposición jurídica es susceptible de ser dividida en una hipótesis y una sanción.
La ley establece un supuesto de hecho (hipótesis): que el causante no haya eximido
al legitimario del deber de colacionar y su respectiva consecuencia jurídica
(sanción): lo recibido en vida, en virtud de actos liberales efectuados por el de
cuius, se considera un anticipo de la porción a la que tiene derecho.
Causas de extinción
Las causas de extinción de la colación están referidas a aquellos motivos
determinantes más que de la cesación de sus efectos, de su exclusión. No se trata,
como sucede con otras instituciones jurídicas, que la colación haya operado
eficazmente y ahora, en virtud de dichas causas, pierde o cesa su eficacia
originaria; sino todo lo contrario, los efectos que pudieran desplegarse en este
instante de las operaciones particionales se malogran porque es también malograda
la gestación de la colación. En propiedad, habría que denominarlas causas que
impiden la generación de la colación en vez de causas de extinción. Estas operan en
dos casos: cuando el donante así lo hubiera dispuesto expresamente y cuando el
heredero donatario renuncia a la herencia.
La dispensa de la colación
Visto que la colación reposa en la sobreentendida voluntad del donante de querer
imputar el valor de lo donado a cuenta de lo que le corresponde por concepto de
legítima al heredero forzoso, esa misma voluntad positiva bien puede impedir la
generación de ese efecto. A la declaración de voluntad del causante dirigida a
exonerar del acto de colación al heredero legitimario se conoce con el nombre de
dispensa.
Con ello, la muerte actúa como causa de adquisición del derecho a la dispensa
concedida por el causante al legitimario y no simplemente fijando el tiempo en que
esta va a tener lugar – como ocurre en los actos de naturaleza inter vivos -, por
lo que podemos calificarla de mortis causa, experimentándose una coincidencia in
temporis entre el despliegue de los efectos de la dispensa y el instante
cronológico de la muerte del causante.
Varios son los modos en que puede hacerse efectiva la dispensa, en el acto mismo de
donación, en testamento o en documento público posterior.
La renuncia a la herencia
En este punto, es de capital importancia perfilar la renuncia a la herencia en
oposición a la renuncia a la colación, toda vez que se trata de dos actos jurídicos
plenamente identificados, con un objeto y finalidad definidas, que tienen lugar en
momentos también manifiestamente diferentes.
Véase también
Partición de la comunidad hereditaria
Legítima
Comunidad hereditaria
Rescisión
Notas y referencias
«Colación». Definiciona.com. S/f. Consultado el 14 de octubre de 2022.
«Colación». Diccionario panhispánico del español jurídico. S/f. Consultado el 14
de octubre de 2022.
Idéntico fundamento de equidad inspirador de la collatio bonorum condicionó el
nacimiento de la collatio dotis en el Derecho romano clásico. La hija casada, aún
bajo la potestas del pater (sine manu), debió, por disposición del pretor, traer a
colación la dote recibida al contraer matrimonio. Con ello se evitaba, al igual que
en el supuesto del hijo emancipado, que ésta dispusiera al fallecimiento del padre
de la dote en adición a su cuota hereditaria, lo cual redundaría evidentemente en
perjuicio de sus hermanos.
Según Vallet de Goytisolo, Justiniano en la Novela 118 borró las diferencias que
aún mediaban en la sucesión intestada entre las dos categorías de hijos, sufriendo
la collatio descendentium una notable expansión de los supuestos de aplicación. De
la sucesión ab intestato se extiende, además, a la sucesión testada. Esta
evolución, apunta el civilista español, tuvo por causa la paulatina desaparición de
los supuestos de hecho y de derecho de la vieja collatio bonorum, a partir del
surgimiento del peculio castrense y del peculio quasi castrense. Vid al respecto
Vallet de Goytisolo, Juan B., Panorama del Derecho de Sucesiones, tomo II -
Perspectiva Dinámica-, Cívitas, Madrid, 1984, pp. 768 - 769. Por otra parte, vale
señalar la significación de la Novela 118 en el proceso evolutivo de la
organización familiar romana, íntimamente vinculada a la sucesión mortis causa,
puesto que la misma cerró la brecha, abierta por el Derecho pretoriano, entre el
antiguo régimen de la agnación fundado en la potestas del pater familias y el
cognaticio, finalmente vencedor frente a las relaciones de potestad, en mérito a lo
cual los vínculos de sangre terminaron por convertirse en la célula de la familia
romana.
Con respecto a los bienes colacionables, es de notar que, en un inicio, sólo
estaban comprendidos la dote, las donaciones propter nupcias y los gastos hechos
por el padre para comprarle al hijo un cargo militar; las demás donaciones,
denominadas semplicis, no debían colacionarse por regla general a no ser que el
causante hubiere dispuesto su colación.
Luego, la colación perdió en esta etapa del Derecho romano su originario
fundamento, eso es, el restablecimiento de una igualdad resquebrajada por la noción
dominante en torno a la familia. Al decir de GUARINO, la colación en este período
“ya no estaba animada por el deseo equitativo de una igualación práctica, sino por
el respeto a la presunta voluntad del ascendiente difunto”.
En este orden, resulta contradictorio el artículo 3483 del Código Civil de la
República de Argentina, el cual abre la posibilidad a los acreedores hereditarios y
legatarios para demandar la colación, cuando el heredero a quien se le deba haya
aceptado la herencia pura y simplemente. Este precepto colisiona con el artículo
3478 del propio cuerpo legal que expresamente prescribe que “la colación es debida
por el coheredero a su coheredero: no es debida a los legatarios, ni a los
acreedores de la sucesión”.
En caso de simulación, existe unanimidad en la doctrina en cuanto a considerar
que, demostrada la donación encubierta y válida ésta en principio, cobra plena
sustantividad la colación hereditaria (v.gr: el artículo 67, inciso f), del Código
Civil cubano regula la simulación relativa, en ocasión de la ineficacia de los
actos jurídicos, advirtiendo el legislador cubano que el acto simulado o encubierto
se estima válido para las personas si se hallan presentes los requisitos esenciales
para su validez, por lo que de consistir dicho acto simulado en una donación entre
el donante fallecido y el donatario legitimario, es dable considerar la
colacionabilidad de la liberalidad, siempre que concurran el resto de los
requisitos para que la colación tenga lugar).
La palabra renuncia posee aquí un significado peyorativo, que indica meramente la
acción personal de desistir la herencia, de relegar de ella desde un punto de vista
empírico. Jurídicamente el heredero que renuncia, de forma gratuita u onerosa, a
favor de un coheredero o de un extraño a la sucesión, implícitamente ha aceptado la
herencia, puede enajenar las partículas activas integrantes del contenido
hereditario, mas no puede desprenderse de la condición de heredero. Cfr. artículo
3322 del Código Civil de Argentina y artículo 1027 del Código Civil de Bolivia.
La Sentencia del Tribunal Supremo español de 19 de junio de 1978 (Ref. El Derecho
1978/213) expresó que “(...) evidentemente, la finalidad de la colación de bienes
tiende a defender la intangibilidad de la legítima, y por ello a la igualdad entre
los herederos forzosos, en el supuesto de alteración de esa igualdad, por las
causas establecidas en el artículo 1035 del Código Civil, ya que, en principio, y
en este caso, la voluntad del causante es que haya igualdad entre los,
legitimarios”.
Con este parecer, pero matizado, se ha pronunciado el propio Tribunal Supremo
español en su Sentencia de 17 de marzo de 1989, en la que muestra un cambio de
orientación (Ref. El Derecho 1989/3096) al expresar que “(...) la colación tiene
como finalidad procurar entre los herederos legitimarios la igualdad o
proporcionalidad en sus percepciones, por presumirse que el causante no quiso la
desigualdad de trato, de manera que la donación otorgada a uno de ellos se
considera como anticipo de su futura cuota hereditaria”.
Bibliografía
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Enlaces externos
Suárez Blázquez, Guillermo, "La colación de los emancipados en el derecho
hereditario romano clásico", Ed. Universidad de Vigo, Ourense, 1995.
Un testamento es el acto jurídico por el cual una persona estipula quién o quiénes
serán las personas que podrán disponer de todos sus bienes al momento de su muerte.
No es sinónimo de hacer una dedicatoria.[cita requerida]