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La situación educativa que habíamos heredado de la colonia a partir de la segunda mitad del
siglo XVIII, más bien se mantuvo durante los ochenta y dos años de unión. El peor
estancamiento de nuestra historia educativa se registra en este período, como consecuencia
de las intestinas luchas por la conquista del poder político que tuvieron sus orígenes en
Colombia y que repercutieron desfavorablemente en la vida istmeña.
El Colegio del Istmo fue instalado en el Seminario el 1º. De enero de 1824, y fue su primer
rector un padre cartagenero (Colombia) de nombre Juan José Cabreras.
Es posible que haya sido Colegio del Istmo o de Panamá, elevado a categoría universitaria, la
primera institución educativa cuya programación respondía más o menos, a los deseos de una
institución educativa fundamentada en los verdaderos intereses nacionales de la época; más
bien había el deseo de proyectar una institución que contribuyera al desarrollo económico y a
la independencia del Istmo.
Se nota que en estos días el interés en la historia colonial se halla renovado por el ‘boom'
editorial (prensa, radio, televisión) sobre el tema de la celebración de los 500 años de
fundación de la ciudad de Panamá, la primera en el proceso de la conquista española en
América.
En el contexto de la sociedad del conocimiento del Siglo XXI, al país, le urge adecuarse,
instruirse, administrar la tecnología, de modo que pueda procesar los conocimientos de una
forma integral. Esto se convierte en una necesidad a lo cual todos debemos contribuir y la
Historia (ciencia y método) es uno de los pilares para que, a través de la cultura, los hechos del
pasado, las efemérides y lo positivo de la divulgación radial o televisiva, contribuya a una
formación educativa que se dinamiza en la escena política, económica y social de la realidad
panameña.
La historia de la fundación de la primera ciudad del continente americano, realizada por don
Pedrarias Dávila, a nombre del Imperio español, sustenta la base de las exploraciones de los
españoles - conquistadores al norte y al sur del Istmo de Panamá. Indiscutiblemente una
posición transitista. Las Ferias de Portobelo, el traspaso de mercaderías, le dan al Istmo de
Panamá un sitio en el mercado internacional y es a partir de su estudio en profundidad que
juega un rol en el continente. Estos hechos la insertan en la globalización, otorgándole así una
internacionalización.
Como sociedad del Siglo XXI, tenemos que acceder al conocimiento histórico riguroso, que es
clave para el desarrollo nacional. No podemos repetir ni aceptar teorías que van desdibujando
el rumbo de las aspiraciones que hemos buscado incansablemente, mediante la autonomía y
constancia de nuestras aspiraciones.
A partir de esa fundación en Tierra Firme de nuestra ciudad y el avistamiento del Mar del Sur
por Vasco Núñez de Balboa, en 1513, la función transitista se legaliza por la geopolítica
mundial y se da inicio a una dependencia estructural citadina, que traza nuestro devenir
histórico.