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El Estado se fijó entonces como prioridad la tarea educativa, y con mayor énfasis a partir de la presidencia de Sarmiento, impulsó
decisivamente la educación primaria. Se fundaron escuelas de primeras letras en todo el territorio nacional y también se crearon
escuelas normales. En el siguiente texto, el historiador Gregorio Weinberg analiza las ideas educativas de Sarmiento y su relación
con el modelo de país que se estaba gestando.
“Las ideas educativas de Sarmiento, en su intento por imponerlas en su país, estaban indisolublemente ligadas a una concepción
que las integraba con una política inmigratoria y colonizadora; o expresado en otros términos, propiciaba el pasaje de una
Argentina ganadera a otra agropecuaria; uno de los elementos esenciales para lograr esa transformación, tal como se la acaba de
enunciar, era la educación que, por entonces y a nivel primario, se juzgaba permitiría la formación de hombres que pudieran ser
productores y, simultáneamente, partícipes de ese proceso de cambio. Tenía por tanto la educación una función tanto política
como económica y social.
La difusión de las primeras letras posibilitaría el acceso a la lectura, y por ende, al conocimiento de las ‘cartillas’ a través de las
cuales se difundirían las conquistas, asombrosas para la época, de la Revolución Agrícola e Industrial que conmovía a Estados
Unidos y Europa Occidental.
Ahora bien, la preocupación por el nivel primario era correcta para su época, pues educación elemental (o básica o primaria) y
educación popular podían considerarse por entonces poco menos que equivalentes. Desde luego que la efectiva alfabetización
siguió un ritmo menos intenso del previsto (es el supuesto fracaso que le reprocharon sus críticos más severos).
Pero ello quizás admita otra explicación: al no alcanzar la propiedad de la tierra (que estaba en manos de un sector reducido,
adueñado de gran parte de la pampa húmeda y que paulatinamente se iría apropiando de sus ampliaciones sucesivas, como
resultado de la llamada ‘conquista del desierto, concentración de la propiedad explicable sobre todo por el franco éxito de la
economía pecuaria exportadora y que por entonces excluía al agricultor), al impedírsele también el usufructo de los derechos de
ciudadanía y el ejercicio efectivo del sufragio, el factor educativo no desempeña en este plan el carácter de una variable
cambiadora tal como se desprendía del ‘modelo’ sarmientino inicial, sino que pasa a ser una variable modernizados.
Pero de todos modos, y hechas las salvedades del caso, jugó un papel fundamental inspirando una ley de educación
nacionalizadora de la inmigración e integradora del país. Así pues, su función democratizadora y unificadora tuvo sobresaliente
importancia durante casi un siglo. Más aún, su influjo sobre la legislación escolar latinoamericana es indudable.”
Educación popular: En las primeras décadas del siglo XIX había escuelas pero no existía un sistema educativo: no lo había si lo
entendemos como institución, estructurado, con niveles, con un método de enseñanza. La educación va surgiendo, a decir
verdad, inversamente a la edad de las personas: primero la universidad, luego los colegios secundarios que preparan para la
universidad, y recién al final las escuelas primarias.
Sarmiento tuvo un temprano interés por desarrollar la educación como herramienta para la construcción do una sociedad civil y
política moderna. Escribió varios textos sobre el tema, pero quizás el más paradigmático sea De la Educación popular, de 1849,
uno de los resul tados de sus viajes por Europa y los Estados Unido:; Desde joven, la educación que le había sido negada, como
dijimos, lo impulsaba a promover una educación estatal, para todos, gratuita y de calidad. Dirigiéndose a Manuel Montt, el ministro
chileno que lo había enviado a aquel viaje de estudios, Sarmiento afirmaba: “No se me culpe de abandonarme a sueños de
perfección irrealizables para nosotros”. Es entonces que propone un sistema orientado a la educación de los sectores populares,
en un siglo XIX en el cual sólo las minorías ilustradas tenían real acceso al saber.
Entusiasmado, defiende un esquema basado en los siguientes pilares:
“Cunas públicas” dedicadas a recién nacidos hasta los 18 meses, para ayudar a las madres pobres a continuar con sus trabajos.
“Salas de asilo” para niños de hasta cuatro años, donde empezaran a aprender a leer y escribir, a contar, a cantar, pusieran en
movimiento el cuerpo y la imaginación.
Escuela primaria, donde se “ponen a disposición de los niños los instrumentos del saber”.
Escuelas de artes y oficios, para transmitir al joven “un arte para producir riqueza”.
De ahí, que considerara necesaria y legítima la intervención estatal en la educación, con el objeto de propagarla
sistemáticamente. La difícil situación económica por la que atravesaba el país, requería que se destinaran los escasos recursos a
satisfacer las necesidades más urgentes y apremiantes. No es propio de un pueblo democrático, alegaba Mitre, beneficiar con sus
recursos a la enseñanza superior impartida a unos pocos, en detrimento de la educación común que interesa al mayor número de
habitantes.
Es necesario “que la inteligencia gobierne, que el pueblo se eduque para gobernarse mejor, para que la razón pública se forme,
para que el gobierno sea la imagen y semejanza de la inteligencia, y esto sólo se consigue elevando el nivel intelectual y moral de
los más instruidos y educando al mayor número posible de ignorantes para que la barbarie no nos venza”. Por eso, al lado de las
escuelas primarias era preciso crear colegios nacionales que habilitaran al individuo para la vida social.
“Si dada nuestra desproporción alarmante entre el saber y la ignorancia, no echásemos anualmente a la circulación en cada
provincia una cantidad de hombres completamente educados para la vida pública, el nivel intelectual descendería rápidamente, y
no tendríamos ciudadanos aptos para gobernar, legislar, juzgar, ni enseñar, y hasta la aspiración hacia lo mejor se perdería,
porque desaparecerían de las cabezas de las columnas populares esos directores inteligentes, que con mayor caudal de luces las
guían en su camino y procuran mejorar su suerte, animados por la pasión consciente del bien.”
La instrucción secundaria y la creación del Colegio Nacional.
El vasto movimiento de desarrollo de la instrucción secundaria, que Mitre realiza con el objeto de lograr la consolidación y el
arraigo de las nuevas instituciones políticas, se inicia con la fundación del Colegio Nacional de Buenos Aires.
Antes de llevar a cabo las reformas necesarias para sistematizar y uniformar la enseñanza secundaria en todos los
establecimientos dependientes de la Nación, el Poder Ejecutivo comisionó al doctor Eusebio Bedoya y a Domingo Vico para que
presentaran, respectivamente, una información detallada sobre la enseñanza en el Colegio de Montserrat y en el de Concepción
del Uruguay. Eran éstos los dos únicos institutos de enseñanza secundaria entonces existentes en el país, además del Colegio
Seminario y de Ciencias Morales de Buenos Aires. Una vez estudiados los informes de los comisionados, el Poder Ejecutivo
resolvió, por decreto del 14 de marzo de 1863, la creación del Colegio Nacional de Buenos Aires, que había de servir de guía para
los que se fundaran en el futuro.
El citado decreto disponía que “sobre la base del Colegio Seminario y de Ciencias Morales y con el nombre de Colegio Nacional
se establecerá una casa de educación científica preparatoria, en la que se cursarán las letras y humanidades, las ciencias
morales y las ciencias físicas y exactas”. La importancia excepcional de la creación del Colegio Nacional deriva del sentido cultural
y político que Mitre asignó a la enseñanza secundaria.
En los considerando s del decreto ya citado, del 14 de marzo de 1863, el Poder Ejecutivo deja claramente establecidos los fines
del Colegio Nacional, expresando que “uno de los deberes del gobierno nacional es fomentar la educación secundaria, dándole
aplicaciones útiles y variadas, a fin de proporcionar mayores facilidades a la juventud de las provincias que se dedica a las
carreras científicas y literarias … “.
El Colegio Nacional tenía como objeto habilitar al hombre para las múltiples exigencias de la vida social, elevando el nivel
intelectual y moral del pueblo y formando ciudadanos aptos para gobernar y ejercer sus derechos. Era la institución educacional
costeada por la Nación para todos los jóvenes argentinos y no simplemente un establecimiento destinado a ilustrar una
determinada clase social. Era, pues, a la vez que institución preparatoria para los estudios superiores, un medio para lograr la
solidaridad total de la Nación. Era el colegio que forja la conciencia nacional.
Actividades:
1-lectura y análisis del texto.
2-¿Cuál era la visión educativa que tenían Sarmiento Y Mitre.
3-¿Que impulsaron o crearon Sarmiento y mitres?
4-¿Cuál es la relación del estado con las ideas educativas tanto de sarmiento como de mitre?
5-¿Cuál fue el método o medio por el cual impulsaron sus ideas educativas?
6-¿Qué nivel educativo impulsaron?
7-¿Cuáles son los pilares que plantea sarmiento teniendo en cuenta la educación popular?