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Jesús el Gran Maestro (Mateo 5:1)

“Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos”.


Mateo 5:1
INTRODUCCIÓN
  Este planeta ha sido honrado con la presencia de muchas entidades que por su mensaje y convicciones han
influido en la manera de pensar de muchas personas llegando así a ser considerados como grandes maestros;
sin embargo, ninguno tiene la estatura del gran Maestro de maestros, nuestro Señor Jesús. su mensaje partió la
historia de la humanidad en un antes oscuro y en un después de esperanzador, Él llego a ser el más sublime de
los seres encarnados en este planeta, aun cuando su humanidad fue innegable, sus palabras cobran cada día
mayor vigencia en estos tiempos de luchas y dolor, sus proezas jamás han sido igualadas y probablemente
nunca lo sean, su vida es el espejo donde muchos nos quisiéramos ver, y un faro que ilumina el camino hacia
el puerto, aun en las más oscuras de las tempestades. En la parte final del capítulo 4 vimos que el ministerio
de Jesús tuvo cuatro aspectos: el discipulado, la enseñanza, la predicación y la sanidad. El más importante de
estos fue el de la enseñanza. En sus discursos, Jesús pronunciaba palabras tan sublimes, con tremenda
autoridad y con un significado tan impactante que las personas que lo escuchaban quedaban tan asombradas
de su doctrina.

“… ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!”.


Juan 7:46b

La autoridad en sus palabras


“Porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.
Mateo 7:29

              La Biblia nos enseña que Jesús les enseñaba con autoridad y no como los maestros de sus tiempos.
La palabra autoridad es edsousía (ἐξουσία) que denota un dominio completo y exhaustivo de un tema. Jesús
no enseñaba como si fuera un comentarista erudito; sino como el verdadero y único Autor. Obviamente sus
adversarios se sorprendían al escucharlo ya que nunca lo habían visto cursar por una escuela rabínica: “Y se
maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?”. (Juan 7:5). Jesús no había
estudiado en las escuelas rabínicas. La costumbre era que no se permitía explicar las Sagradas Escrituras y
hablar de la Ley nada más que a los discípulos de maestros reconocidos. Ningún rabino se atrevería jamás a
hacer ninguna afirmación sobre la base de su propia autoridad. Siempre empezaba: “Hay una enseñanza de
que...”, y proseguía citando las autoridades que sustentaban lo que él quería decir. Y aquí estaba ese
Carpintero galileo, que no tenía estudios de ninguna clase, y que se atrevía a citar y a explicar nada menos que
lo que había dicho Moisés. Jesús no había tenido ningún maestro porque Él era el Autor Divino de la palabra
que proclamaba, sin embargo, declaraba que lo que enseñaba no era doctrina de Él sino de su Padre:
“Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió”.
Juan 7:16

               Durante sus enseñanzas Jesús se atrevió a contradecir las tradiciones que los rabinos enseñaban al
pueblo y esclarecer aquellas partes de las Sagradas Escrituras mal interpretadas. Por eso repitió muchas veces
las palabras “Oísteis que fue dicho… pero yo os digo…”

Su estilo de enseñanza

“… ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!”.


Juan 7:46b
            Como un excelente Maestro su estilo de enseñanza era sorprendente. Siempre empleaba la mejor
manera de transmitir la verdad a través de un lenguaje claro, enriquecido con figuras literarias que lo
adornaban, lleno de autoridad y ejemplos objetivos que confrontaban sus oyentes. Jesús empleo las técnicas
pedagógicas de los rabinos de su tiempo para presentar su mensaje, de igual forma utilizo la poesía hebrea
para enseñar al pueblo. Gran parte del Sermón del Monte es poesía, aunque a nosotros no nos parezca que
tenga esa forma. La poesía hebrea se caracteriza por ser escrita en acrósticos y paralelismos. Alrededor del 40
por ciento del Antiguo Testamento es poesía. Un rasgo literario común de la poesía hebrea en el Antiguo
Testamento es llamado paralelismo, en el que las palabras de dos o más líneas del texto están directamente
relacionadas de alguna manera. Este rasgo se puede encontrar en cualquier pasaje poético, aunque es más
común en los Salmos y Proverbios.

Veamos algunos ejemplos:


Paralelismo Sinónimo. La segunda línea repite la primera con palabras diferentes que tienen el mismo
significado.

“Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios”.
Proverbios 6:2
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra
a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría”.
Salmo 19:1-2
“Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos”.
Salmo 24:2
“¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba?  ¿Muge el buey junto a su pasto?”.
Job 6:5

Paralelismo Sintético. La segunda línea añade algo a la primera.

“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de


atemorizarme?”.
Salmo 27:1
“Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; Vístanse de vergüenza y de
confusión los que se engrandecen contra mí. Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y
digan siempre: Sea exaltado Jehová, que ama la paz de su siervo. Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu
alabanza todo el día”.
Salmo 35:26-28
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla
de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de
noche”.
Salmo 1:1-2
“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de
corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño”.
Salmo 24:3-4

Paralelismo antitético. La segunda línea contrasta con la primera.

“Mi carne y mi corazón desfallecen; más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”.
Salmo 73:26
“La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones”.
Proverbios 14:34
“La lengua de los sabios adornará la sabiduría; más la boca de los necios hablará sandeces”.
Proverbios 15:2
“El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene
conocimiento”.
Isaías 1:3
Paralelismo Climático. Una línea tras otra van complementándose hasta lograr un clímax o dar un
resumen.

“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y lo labrados
no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo
me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación”.
Habacuc 3:17-18

   Otra característica de la poesía hebrea es el escribir las declaraciones en forma de acrósticos. En el Antiguo
Testamento nueve salmos son acrósticos alfabéticos, así como los primeros cuatro poemas de los cinco que
componen las Lamentaciones de Jeremías y el poema de Proverbios 31:10-31, que enumera las virtudes de la
buena esposa. Como verdadero Maestro, el Señor Jesús expresaba sus ideas de una manera sencilla y bajo los
métodos más variados de acuerdo a la capacidad de aprendizaje de sus oyentes. R. C. Trench hizo un
comentario acerca de la grandeza de su estilo como Maestro: “Sus métodos según el tema, la ocasión y la
capacidad y preparación de sus oyentes, pasando por toda la gama de posibilidades de expresión verbal,
desde la máxima sencillez de las ilustraciones caseras, hasta la sutileza dialéctica de las discusiones del
Templo, o incluso las majestuosas resonancias del estilo apocalíptico”. 

Nuestro Señor Jesús utilizó también paradojas que son expresiones que parecen contradicciones: “El que
halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.”  (Mateo 10:39). También
utilizó hipérboles o exageraciones: “¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!” , (Mateo
23:24). Ejemplifico sus enseñanzas a través de metáforas como la de La Vid Verdadera (Juan 15) y parábolas
como: el Hijo Pródigo, El Sembrador, La Perla de Gran Precio, Los Talentos, etc. Jesús despertaba el interés
de sus discípulos a través de formularles preguntas que confrontaban los problemas actuales: “Porque ¿qué
aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre
por su alma?” (Mateo 16:26).  También usaba preguntas para asegurarse que sus enseñanzas habían sido
comprendidas adecuadamente: “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en
manos de los ladrones?”. (Lucas 10:36).
Al menos en una ocasión, contesto una pregunta capciosa de sus adversarios haciéndoles otra pregunta que los
obligo a callar: “Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a
él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta autoridad?
Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con
qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos
entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si
decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. Y respondiendo a
Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas” ,
(Mateo 21:23-27). 
En otras ocasiones utilizo lecciones objetivas para enseñar ciertas verdades, por ejemplo puso un niño entre
sus discípulos para enseñarles acerca de la humildad, maldijo una higuera y esta se secó para enseñar la
importancia de dar buen fruto, entre otros. Finalmente, Jesús demostró ser el Gran Maestro, sus métodos eran
inigualables, su destreza en la enseñanza incomparables a tal punto que impacto con su mensaje a cientos de
personas y continua haciendo a través de su evangelio hasta la fecha.

Sus enseñanzas: el sermón del monte


“Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les
enseñaba…” Mateo 5:1-2a

                El evangelio de Mateo está enfocado a demostrar que Jesús es el Mesías Rey, por ello presento al
inicio de éste la genealogía que demuestra no solo que es un judío puro, sino que es un descendiente del Rey
David, también presenta una serie de acontecimientos referentes a su nacimiento que relaciona con
cumplimientos proféticos precisos del Mesías. Además, se presenta el testimonio de Juan el Bautista, el
bautismo con agua y con el Espíritu Santo y finalmente las tentaciones en el desierto que confirman su
divinidad y el carácter moral del Mesías. Luego el apóstol Mateo muestra a Jesús en acción en los primeros
días de su ministerio después del encarcelamiento de Juan el Bautista. Ahora bien, este evangelio también se
caracteriza especialmente por los grandes discursos de Jesús y en él encontramos cinco de ellos, los cuales
son:

       El Sermón del Monte (Mateo 5-7).


       Instrucciones de Jesús a los doce en cuanto a su misión de testificar a los demás, los obstáculos y
recompensas (Mateo 10:5-42).
       Las parábolas de Jesús (Mateo 13).
       Parábolas con enseñanzas para sus discípulos (Mateo 18).
       Enseñanzas apocalípticas de Jesús (Mateo 24-25).

El primero de los cinco grandes discursos de Jesús en este Evangelio es el Sermón del Monte el cual
inicia en el capítulo 5 y termina en el capítulo 7. En él se establecen los principios fundamentales del reino de
Dios, la esencia de las enseñanzas de Jesús.  Hay quienes que lo han llamado “el discurso inaugural del
reino”, “el manifiesto del Rey” y “la carta magna del reino”.  El discurso va dirigido especialmente a los
discípulos (Mateo 5:2), aunque había otra gente presente (Mateo 7:28). Jesús decide llevarlos a un lugar
tranquilo en una de las colinas próximas a Capernaum. La palabra monte es una referencia a una región
montañosa del norte de Galilea. Una tradición sitúa la escena en una colina ubicada a unos cinco kilómetros al
sur de Capernaum. Otra tradición lo sitúa en los cuernos de Hattin, una pequeña colina terminada en dos
picos, que se halla en el camino de Nazaret, unos 16 kilómetros de Capernaum en dirección sureste. Las
opiniones difieren en cuanto a si este es un resumen de lo que Jesús enseñó en alguna ocasión, o si se trata de
una recopilación de varias enseñanzas expuestas en varias ocasiones. Sin embargo, de acuerdo a algunos
eruditos bíblicos conservadores, la unidad de tema y exposición del mismo son una evidencia de que se trata
de un solo discurso. Jesús inicio su ministerio diciendo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos  se ha
acercado”. (Mateo 4:17), este mensaje se esparció rápidamente y grandes multitudes venían a escucharle
desde Galilea, de los alrededores de Siria, Decápolis, y de lugares tan lejanos como Jerusalén, Judea y del
lado este del rio Jordán, tal y como lo mostro el mapa anterior. La gente venía a escuchar acerca de un reino.
En cambio, Jesús hablaba de un estilo de vida: el estilo de vida de quienes tenían la intención de vivir en el
reino. El Sermón del Monte contiene la esencia de la enseñanza ética y moral de Jesús.

Hay 8 temas principales en el Sermón del Monte:

1.       Las bienaventuranzas (5:3-12). La verdadera felicidad viene de mirar la vida desde la


perspectiva de Dios, la que a menudo se opone al punto de vista humano.
2.       Sal y luz (5:13-16). Jesús quería que sus seguidores influyeran en el clima espiritual y moral del
mundo.
3.       La moralidad del reino (5:17-48). La audiencia de Jesús estaba familiarizada con la ley y con
las muchas tradiciones que los rabinos por generaciones le habían agregado. Pero Jesús reveló una enseñanza
moral que fue más allá de la letra de la ley, a su espíritu.
4.  Disciplinas espirituales (6:1-18). El hecho de practicar una religión ciertamente involucra el
comportamiento, pero va más allá de una demostración externa de espiritualidad, a la naturaleza oculta de
nuestro carácter.
5.       Tesoros en la tierra (6:19-34). Nuestra relación con el dinero y las posesiones materiales revela
mucho de nuestra relación con Dios. Jesús no reprueba los bienes terrenales, pero insta a quienes lo escuchan
a otorgar el valor más alto a los tesoros en el cielo.
6.       Juzgar bien y mal (7:1-6). La mayoría de nosotros está presto a señalar los defectos morales de
los demás. Jesús nos amonesta para que pongamos más atención a nosotros mismos.
7.       Pedir y recibir (7:7-12). Cuando nos acercamos a Dios con alguna petición, podemos esperar
que nos trate como un padre cariñoso trata a su hijo. Y de la misma manera que Dios nos trata en amor, Él
espera que nosotros tratemos a los demás en amor.
8.       Un desafío a obedecer (7:13-29). Jesús envuelve su mensaje con un desafío a cambiar. Las
alternativas son claras: vivir un estilo de vida digno del reino, que resulta en vida y goza; o ignorar el camino
de Jesús, lo que lleva al desastre y a la muerte.
De esta manera Jesús describe el estilo de vida de los ciudadanos del reino.

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