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«Un joven arquitecto me ha formulado esta pregunta: -Sueño con espacios maravillosos, espacios que
surgen y se desarrollan fluidamente, sin comienzo ni fin, hechos de un material continuo, blanco y oro. ¿Por
qué cuando trazo la primera línea sobre el papel, tratando de fijar el sueño, éste resulta desmerecido?”
En estas páginas, Kahn responde a la pregunta planteada por este joven arquitecto. Para ello, fija la
separación entre pensamiento y sentimiento, y explica su idea sobre el proceso creador del arquitecto. En
primer lugar, es imprescindible conocer la Naturaleza de las cosas, la voluntad de ser del edificio que se va
a proyectar. Entiende que un verdadero arquitecto no se debe limitar a cubrir un área, a cumplir un programa
establecido por el cliente, sino que debe ser capaz de ir más allá, alcanzar la idea del diseño, la esencia de
lo que se va a proyectar. Sólo de esta forma seremos capaces de conocer el edificio, y de crear,
posteriormente, los espacios que permitan el uso adecuado del mismo. “La arquitectura es la producción
reflexiva de espacios”. Para alcanzar esta meta, Kahn nos habla de dos términos: Forma y
Diseño. Entiende que el concepto de Forma es lo que el edificio quiere llegar a ser, mientras que el Diseño
persigue el cómo conseguirlo. Este último concepto es la manera que tiene el arquitecto de expresar
la voluntad de ser del edificio que proyecta. Si bien el Diseño puede ajustarse dependiendo de las
circunstancias, la Forma debe mantenerse. Las buenas soluciones no sólo son interesantes físicamente,
sino que se apoyan en ideas subyacentes, una estructura mental con la que comprendemos, organizamos
y damos sentido a experiencias e informaciones. Además, señala que la línea que une los términos de
Forma y Diseño no se mueve en un único sentido, pues el Diseño también puede ayudar a la concepción
de la Forma. Esta doble vía establece una fuente constante de estímulo. Llegados a este punto, Kahn nos
muestra el recorrido que realiza el proyecto, un camino de ida y vuelta: Inconmensurable – Mensurable –
Inconmensurable. Como ya hemos comentado, todo proyecto debe comenzar con el conocimiento de la
Naturaleza del edificio, concepto inconmensurable. Una vez superada esta primera etapa, llegamos al
Diseño, donde ya aparecen los aspectos mesurables: cantidad de material a utilizar, métodos de
construcción empleados… Culminadas estas, llegamos al final del edificio, cuando este pasa a ser algo
vivo, cuando la voluntad de ser del edificio ocupa ya su lugar, de nuevo cualidades inconmensurables. Por