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Al subir y bajar escaleras, muchas veces, el apuro nos hace subir los escalones de dos en dos, sin
embargo, independientemente de la prisa que tengamos, al bajar, no se nos ocurre bajar
escalones de dos en dos, sino siempre paso a paso.
“En un grano de arena ver un mundo, en una flor silvestre un paraíso. Vivir la eternidad en una
hora, sostener en la palma el infinito”.
William Blake
Según el autor, esta frase resume lo que se pretende hacer a través de la arquitectura: construir
sueños. No solo construir para las personas la casa o los edificios de sus sueños, sino que se
sientan tan bien habitando ese espacio, que sean capaces de seguir soñando en ellos.
Un arquitecto no es alguien tan elemental que solo traza rayas, no es solo un ARTISTA, o un
TÉCNICO o un MAESTRO que explica con tecnicismos propios de su profesión sin darse a entender
por el común denominador. Para el autor, un ARQUITECTO es eso, y algo más: es un CREADOR.
Es la profesión más hermosa del mundo porque permite crear, “casi como Dios”. Y, para ser un
buen arquitecto, lo que hay que aprender y tener es sólo el sentido del espacio y de la luz.
Tener el sentido del espacio, es ser capaz tanto de controlar una sencilla casa, como de levantar un
gran edificio de oficinas, o de ordenar debidamente un territorio. El ORDEN es la palabra clave
para un arquitecto. Un arquitecto siempre establece el orden del espacio.
Y, tener sentido de la luz, es “saber ponerla allí” de tal manera, o por hablar con mayor propiedad,
el poner la arquitectura ante la luz de tal manera que aquella casa, o aquel edificio de oficinas, o
aquella ciudad, se llenen de belleza que aparece cuando la arquitectura se templa adecuadamente
con la luz.
Ser arquitecto es ser capaz de convertir una casa en un sueño. O de levantar un edificio de tal
manera que el resultado sea un espacio maravilloso. Y a la vez ser capaz de convertir un sueño en
una casa. Un arquitecto, lo que hace es construir ideas, sueños, materializar ideas. O hacer
realidad los sueños.
El autor nos dice que, así como en el colegio teníamos materias o cursos preferidos y eran objeto
de principal atención por nuestra parte, lo mismo pasa en arquitectura; donde el centro de la
carrera son los PROYECTOS. Es la materia que más tiempo requiere pues debe prestarse mucha
atención a su creación, su maduración y su ejecución. Incluso, por PROYECTOS, hay que estar
dispuesto, si viniera el caso, a dejar el resto de las asignaturas. Así de central es.
Además, requiere especial énfasis ESTRUCTURAS, y no solo porque en ella recae el cálculo de un
proyecto, sino por cómo se conciben y resuelven. Puesto que la estructura no sólo controla la
transmisión de las cargas de la gravedad a la tierra, sino que, además, y es lo verdaderamente
importante, la estructura establece el orden del espacio, como lo hace el esqueleto en el cuerpo
humano.
Y la CONSTRUCCCIÓN, lo que consiste no sólo en levantar o edificar una estructura sin mayor
mérito. Si no que, es articular los materiales, entender y profundizar en cada material para
incorporarlos de la mejor manera en la arquitectura, y entender cómo han sido capaces, los
nuevos materiales, de revolucionar a la misma.
Nuevamente, el autor finaliza este apartado acotando que EL PROYECTO DE FIN DE CARRERA, es
necesario para pasar de estudiar arquitectura, a ejercer la arquitectura. El alumno, debe ver a este
proyecto como un medio para, y no como un fin. Recomienda además que no debemos
estancarnos en dicho proyecto, pues la meta es terminarlo cuanto antes y a como dé lugar, puesto
que, cito textualmente: “es la llave para cerrar o abrir la puerta de un edificio: la carrera de
Arquitectura a la que se han dedicado tantos años”.
“¿Qué puede ir haciendo un futuro estudiante de Arquitectura en los años previos a estudiar la
carrera para irse formando como arquitecto?
- DIBUJAR: Dibujar todo. Dibujar todo lo que te guste, lo que tengas a mano. Edificios,
plazas, personas, etc. Ver, mirar y dibujar. Y si te gusta pintar, pinta.
- ESCRIBIR: Apuntar todo. Escribir ayuda a ordenar nuestro razonamiento. Según Campos
Baesa, escribiendo, relacionamos nuestros conocimientos, los complementamos. Inclusive
recomienda que, si podemos, busquemos que algún o algunos de nuestros escritos sean
publicados, pues nos empuja a esforzarnos en escribir con mayor claridad, orden y así,
darnos a entender. Escribir poesía, también ayuda a potenciar ese razonamiento.
- LEER: Lee mucho y disfruta. No solo de arquitectura, sino de todo lo que te guste, en
especial poesía. El autor nos cuenta que George Steiner, brillante escritor y filósofo, en su
autobiografía “Errata”, recomendaba una vieja enseñanza de su padre: Leer un libro a la
vez, y si había en alguno una frase o párrafo que no terminaba de entender, debía leerlo
en voz alta, y, si aun así no entendía, debía escribirla. Con esa técnica no había libro que
no pudiese leer y entender.
Haz una casa: Dibuja la casa de tus sueños, y no sólo eso, plásmala en una maqueta y sorpréndete
de tu capacidad de construir lo que imaginas. Como paso final, colócala debajo de la luz y fíjate
como ese espacio se transforma con el pasar del día. Y documenta todo el proceso en fotos.
Fotografía los 10 edificios que más te gusten y haz tres fotografías de cada uno. Intenta analizarlos
comparativamente.
De las novelas o alguna otra lectura que hayas disfrutado, vuelve a las páginas o a algún pasaje en
donde se escribe la arquitectura del contexto, y analízalo con perspectiva de arquitecto.
Nuevamente, lee mucha poesía, disfrútala, e inspírate en ella. Entenderás lo cerca que está de la
arquitectura, pues las palabras así ordenadas, nos hacen soñar, y nuestra materia busca lo mismo.
Lo que significa, que esta carrera proporciona una educación muy completa en todos los órdenes,
de modo que es muy útil para hacer muchas otras labores. Pero, el autor, nos menciona varias
opciones para empezar a trabajar como arquitecto:
Ponerse a trabajar con un buen arquitecto, y si además compartes su estilo y su modo de pensar,
mejor. Pero sin estancarse ahí de por vida, por un par de años, es más que suficiente.
Ponerse a trabajar con un arquitecto famoso, que no es lo mismo que un buen arquitecto. La paga
es casi nula, por lo general, pero puedes aprender de la vida y cómo lo hacen, o sea, cómo logran
su éxito.
Ponerse a trabajar con compañeros de la misma edad, siempre identificándose bien y con una
actitud de trabajo en equipo.
Trabajar en solitario, en general, lo hacen aquellos que cuentan con los recursos económicos, pero
no es recomendable, al empezar. Pero sí, quizá, con una carrera más avanzada.
Seguir formándose, haciendo estudios de post grado. Lo cual, el autor, suele recomendar a los
alumnos más aplicados que apuntan a cualidades docentes. Y es recomendable para todos, para
seguir pensando.
Dedicarse a la enseñanza. Para lo cual se requiere seguir estudios doctorales, y finalmente hacer la
Tesis Doctoral, que es un ejercicio genial para mantener la mente fresca, y es imprescindible para
mantenerse vigente en el área académica.
Ser funcionario del estado. Es una opción muy buena, pues no solo generas cambios en grupos
específicos, si no en una comunidad. Sobre todo si al ejercicio de la profesión se le suma la
honradez.
- La construcción
- La restauración
- El urbanismo
Mencionamos las lecturas básicas que hay que disfrutar para dejar fluir la imaginación de un
futuro arquitecto.
SEIS MAESTROS
- Sota
- Oiza
- Fisac
- Cano Lasso
- Coderch
- Carvajal
CONCLUSIONES
La Arquitectura es una profesión que merece la pena pero que requiere un enorme esfuerzo.
Dibujar, fotografiar y escribir mucho en relación a la arquitectura. Y leer mucho en relación a todo
lo que disfrutemos, igual con la música. La arquitectura es una carrera que requiere de pasión por
la totalidad de las manifestaciones de arte.
Ser curioso, estudiar con detalle la carrera. Hacernos a la idea de nuestra profesión conlleva un
largo recorrido y requiere de esfuerzo, disciplina y constancia.
Nada se compara a ver construida una obra que has creado en la cabeza, y ver que esos espacios
son funcionales no solo por ser prácticos, sino porque son capaces de emocionarnos, hacernos
felices y hacer felices a los demás.