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Segundo
Sumarios
6 - El juez que intervine en el control de legalidad de una medida excepcional y que declara
improcedente la declaración de adoptabilidad de la niña, tiene competencia para resolver
sobre la tutela a fin de abarcar la totalidad de los aspectos vinculados con la causa. Este
criterio se sustenta en una interpretación sistemática y coherente de todo el plexo normativo
aplicable en tanto contempla que si se ha previsto la unidad de actuación del mismo juez
que previno en el control de legalidad frente a decisiones de mayor trascendencia en la vida
de una niño o niña y de su familia, resulta razonable sostener que el mismo principio rija
para resolver sobre alternativa jurídicas de menor incidencia como la guarda y la tutela.
TEXTO COMPLETO:
Resulta: 1. Con fecha 18/12/2017, [-]la Unidad de Desarrollo Regional —UDER— Río
Segundo de la SeNAF, adopta una ME conforme el art. 48 segundo párrafo de la Ley 9944,
en relación a la niña T. A. S., que fue separada de su medio familiar y resguardada
provisoriamente junto a la familia comunitaria conformada por el Sr. D. L. M. —padre
biológico del hermano menor de la niña y referente afectivo de ella— en la localidad de Río
Ceballos (fs. 1 y 11 a 32). Dicha medida, fundada en las deficiencias en los cuidados
maternos y en la presunción de abuso sexual por parte de la pareja de la progenitora, fue
ratificada por este Juzgado por Auto N° 63 del 21/06/2018 (fs. 72/79). La medida fue
prorrogada y ratificada sucesivamente por A.I. N° 139[-] del 03/12/2018 (fs. 122/127) y
A.I. N° 14 del 11/03/2019 (fs. 160/165).
Se informó que la prueba de ADN demostró que entre el Sr. M. y T. no existe vínculo
consanguíneo, y que la progenitora informó en el mes de febrero de 2019 que el progenitor
de la niña sería una persona de Santa Fe, con quien no tiene contacto.
Como antecedente del caso el órgano administrativo expuso que la ME se adoptó en
diciembre de 2017, siendo T. resguardada junto a D. M., ante la carencia de cuidados
parentales, ya que su progenitora C. S. mostraba marcada irresponsabilidad en el resguardo
de la niña, priorizando el vínculo con su pareja el Sr. H., que fue denunciado por violencia
familiar por posible abuso sexual contra T. Refieren que el proceso de fortalecimiento
familiar con la progenitora no fue favorable: se indicó a la Sra. S. la conveniencia de iniciar
tratamiento psicológico y una valoración psiquiátrica por haber protagonizado intentos de
suicidio y referir consumo de drogas, negándose a dicho tratamiento. [-]
Señalan que el plan estratégico de revinculación materno filial tampoco permitió afianzar el
vínculo, resultando dificultoso concretar los encuentros pautados por diferentes razones
esgrimidas por la progenitora. Exponen que la Sra. S., manifestó dificultades diversas (falta
de tiempo, dinero, distancia en kilómetros, etc.). El último encuentro programado para el
15/12/2018 se interrumpió porque la niña se negó a recibir a su progenitora. El 02/01/2019,
desde Uder Unquillo informan: “ambivalencia en el discurso de T.”, en relación a la
vinculación con su progenitora y la psicóloga tratante de la niña informó que manifestaba
extrañar a su madre y abuela y deseos de verla; pero no querer retornar la convivencia con
ellas por temor a la presencia del Sr. H.
Concluyen que en este proceso la Sra. S. asiente y avala la convivencia de la niña con el Sr.
M., poniendo su voluntad al servicio de visitas hacia la niña, no así a un marco
convivencial.
4) Con fecha 30/05/2019, se requirió a Uder Río Segundo, indagar la voluntad del Sr. L. M.
en relación a asumir la guarda o la tutela de la niña, así como si se encontraban dadas las
condiciones para ello, toda vez que del informe remitido por el Área Legal de SENAF se
sugiere la declaración de adoptabilidad de la niña, tomando como fundamento el informe
técnico de la Lic. P., del cual surge que D. M. es un referente afectivo de la niña, con quien
convive, y el que ha manifestado durante el transcurso de la medida, su voluntad de asumir
el cuidado de T. (fs. 200).
Uder Río Segundo remite informe de fecha 02/07/2019, del cual surge que “...el Sr. M.
posee motivación, interés, voluntad y compromiso para asumir la guarda o tutela de la niña.
Se configura como adulto referente y responsable de su resguardo integral. Lleva adelante
pautas parentales, de crianza y desarrollo de manera ordenada y planificada, siendo su nivel
de desenvolvimiento en la rutina diaria del hogar familiar y convivencial con los niños,
óptimo.”
Por otra parte T., “...reconoce afectivamente al Sr. M. en la función parental. Desde la
lingüística ya es así, T., lo nombra: “papá”. Sus aspectos emocionales, intelectuales,
materiales, sociales y familiares se encuentran protegidos por el Sr. M.... estimo dada las
condiciones para el resguardo de T. junto al Sr. M. Las esferas de presencia, amor y
protección están desplegadas en la niña referenciada, junto al Sr. M. y su grupo familiar”
(fs. 204).
El Dr. J. S., dijo que se resuelva a criterio del Tribunal lo mejor para los niños y que se
pueda establecer un contacto permanente con la Sra. S. y su hija T. 214).
7) Se agregó a la causa: partida de nacimiento de T. S. (fs. 30), Informe del E.T. suscripto
por la Lic. P. (fs. 193/196), notificación del cese de la ME a la progenitora (fs. 197), Acta
de Resguardo (fs. 198) y Acta de Puesta en conocimiento de la niña (fs. 199).
II. Que la competencia del Tribunal surge de los arts. 39 y 40 de la ley Nacional 26.061; y
arts. 55, 56, 57 y 64 inc. a) de la Ley Provincial 9944 y 607 del Cód. Civ. y Com. de la
Nación.
III. Que con la partida de nacimiento agregada a f. 30, se acredita la identidad y filiación de
la niña T. A. S.
Conforme los arts. 48 de la Ley 9944 y 607 del Cód. Civ. y Com. de la Nación, surgen las
siguientes cuestiones a resolver:
a) Esta función judicial importa examinar el cumplimiento por parte de la SeNAF de las
garantías mínimas de procedimiento, conforme lo prescripto por el art. 31 de la Ley
provincial 9944, y la observancia de los parámetros dispuestos por el art. 48, cuarto párrafo,
de la misma ley. De acuerdo a ello, luego de analizar los elementos de convicción
agregados a la causa, concluyo que el cese de la medida de protección de derechos de tercer
nivel debe ser r
Por ello, el examen de la suficiencia de las acciones estatales dirigidas a estos objetivos y
las respuestas de la familia debe realizarse con máximo cuidado, teniendo en consideración
el interés superior —en este caso de la niña— a no ser objeto de malos tratos y ataques a la
dignidad de su persona (art. 3 de la CDN). En este caso, concretamente, el grupo familiar
de origen no ha demostrado estar en condiciones de garantizar a T. la satisfacción de sus
derechos, a pesar de las acciones realizadas durante la intervención estatal para lograrlo.
b) Asimismo, se ha acreditado que no se han revertido las causas que dieron origen a la
medida, dado las probanzas arrimadas a la causa que dan cuenta de la dificultad evidente y
manifiesta de la progenitora para brindar un adecuado cuidado y protección para su hija,
demostrando que todas las estrategias, medidas y acciones que se han llevado a cabo
durante todo este proceso en procura de acompañarla para que pudiera realizar un adecuado
ejercicio de sus funciones de cuidado y protección, han fracasado y no se advierte que sea
razonable esperar que se modifiquen en el futuro inmediato.
Hasta la actualidad, la progenitora continúa viviendo con su pareja E. H., y si bien refiere
querer ver a sus hijos, no ha realizado acciones concretas en pos de lograr esa vinculación.
Asimismo, no surge ningún indicador que permita suponer que estas circunstancias vayan a
revertirse a futuro con la continuidad de la medida de excepción, dado el claro
posicionamiento de la progenitora, el que ha mantenido durante todo este tiempo de manera
invariable.
Lo que motivó que la niña sea apartada de su centro de vida fueron las fallas de su
progenitora en el ejercicio de su rol materno. Los incumplimientos graves, continuados y
sostenidos en el tiempo de los deberes emergentes de la responsabilidad parental
determinaron la vulneración de derechos a la que la niña se vio expuesta, causándole un
perjuicio grave que obstaculizó un adecuado desarrollo integral así como afectó su salud
psicofísica. Aspectos estos que han sido objeto de prueba cuya valoración corresponde
realizar. En consecuencia, me detendré en el relato de los hechos y en la trascripción de las
partes relevantes de los informes porque expresan en toda su extensión el proceso
transitado en esta causa.
Según surge de la informativa obrante a fs. 27, el grupo familiar conviviente al momento de
disponer la ME se conformaba por la progenitora C. L. S., su hijo J. J. P. M., de 5 años de
edad, y la pareja de la progenitora E. H.
Así, de los informes acompañados en la causa resulta que no obstante lo expresado por la
Sra. C. S. en cuanto a sus deseos de ver a su hija, ante la posibilidad de encuentros con ésta,
prioriza otros aspectos, tales como falta de dinero y tiempo, imprevistos, etc.; de lo que se
infiere que el contacto entre ambas no se materializó debido la inacción materna. En efecto,
de las constancias de autos surge que la Sra. S. no concurrió a la visita prevista para el día
15/12/2018, y se limitó a tener un llamado telefónico con la niña según lo relatado por T.
(ver audiencia del 21/02/2018), sin explicarle a su hija los motivos por los cuales no
concurrió en esa oportunidad (fs. 136/137; 140; 151/152).
Por otro lado, tampoco fue receptiva a las recomendaciones del E.T. interviniente, en
relación a comenzar un tratamiento psicológico, aduciendo en distintas ocasiones que no le
habían asignado turno o que “no le avisaban” para comenzar (fs. 89/91; 117/118; 136/137),
demostrando una completa ausencia de vocación clara y madura para revertir las fallas que
se les mostraban, así como una falta total de autocrítica.
Por otra parte, se encuentra agregada copia de la pericia de tipificación y cotejo de perfiles
de ADN del Sr. D. M. y la niña T. A. S. para el estudio de la paternidad biológica, que
excluyó la posibilidad de que aquel sea el padre biológico de T. (fs. 105/108). En relación a
la identidad del progenitor de T., la progenitora ha presentado un discurso contradictorio y
confuso, mencionando que su nombre es M. A. y que reside en la provincia de Santa Fe, sin
aportar mayores datos. Dijo que él sabe que tiene una hija, no obstante nunca tomo contacto
con la niña, así tampoco presentó interés alguno —ver informe de fs. 99, y audiencia de fs.
151/152—.
Respecto a este punto, es preciso señalar que la Sra. S. no ha satisfecho las constantes
demandas de su hija en cuanto a la identidad de su padre, a tal punto que la propia niña me
solicitó en audiencia, que se le pida a su progenitora le proporcionara dicha información
(ver acta de fs. 151/152); ya que anteriormente C. S. sostenía la posibilidad de que M. fuera
el padre de T.; conducta materna que ha vulnerado de manera inequívoca el derecho
fundamental de la niña a su identidad (art. 15 de la Ley N° 9944, art. 11 de la Ley Nacional
N° 26.061 y art. 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño).
Estas actitudes de la progenitora, son claramente contrarias al mejor interés de T., y han
afectado y afectan gravemente sus derechos, tanto a nivel psico-emocional como físico y
material. El desentendimiento y despreocupación materna por la situación de la niña, así
como la deprivación afectiva hacia la misma, ha quedado demostrado en la causa; situación
que, como se señaló, se verifica, al menos desde las intervenciones efectuadas a partir del
año 2017, por lo que no es razonable esperar que vayan a operarse modificaciones positivas
en adelante.
Por otra parte, la niña no evidencia deseos de contactarse con su madre. Así T. refiere que
“no tiene tantas ganas de visitar a su mamá...”. Cuando se le preguntó el porqué de este
sentimiento, la misma refirió encontrarse enojada con la Sra. S., ya que ésta le mintió
diciéndole que D. M. era su papá (audiencia de fs. 151).
Todo lo hasta aquí relatado, es indicativo de la actitud negligente y desaprensiva por parte
de la progenitora para con su hija, que ha vulnerado —por conductas activas y omisivas—
gravemente los derechos de la niña a vivir en un ambiente familiar afectuoso y contenedor,
su derecho a la salud, a la identidad, a ser tratada con respeto a su dignidad e integridad
personal, siendo relevante la ausencia de toda conducta protectoria hacia la niña ante la
eventual vulneración de su derecho a la integridad sexual, ya que si bien C. S. insiste en
poder a sus hijos y propone para ello contactos quincenales en la casa de su madre, lo cierto
es que hasta la actualidad mantiene su vínculo de pareja con H. y su actitud respecto de la
denuncia de abuso sexual en contra de T. que pesa sobre H. sigue siendo de negación e
indiferencia en cuanto a la significancia que este vínculo de su madre con un presunto
abusador pueda tener para su hija.
6. Por otra parte, en respeto del derecho a la niña a ser oída y a que su opinión sea
especialmente tenida en cuenta (art. 12 de la CDN), debo resaltar el deseo y la voluntad
claramente expresados por T., de quedarse junto a la familia de D. M., quien no ha
manifestado deseos de ver a su madre de acuerdo a lo que pudo observarse en la audiencia
mantenida con ella, en la que T. relató que lagunas veces habló por teléfono con su madre,
que “...no se siente bien cuando habla con ella... algunas veces le gusta hablar con su mamá
y otras no... no tiene tantas ganas de visitar su mamá...”, en tanto si fue más firme su deseo
de ver a su abuela materna (acta de fs. 151/152).
8. Por todo ello, concluyo que corresponde ratificar el cese de la medida excepcional de
protección de derechos adoptada respecto de T. A. S., atento haberse agotado los plazos
legales previstos para su duración sin que se hayan podido revertir las circunstancias que le
dieron origen (art. 48, 4° párrafo de la Ley 9944).
Por su parte, los arts. 19 y 20 de la CDN, reconocen el derecho de todos los niños a ser
protegidos contra toda “forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato
negligente, malos tratos o explotación...mientras...se encuentre bajo la custodia de los
padres”, estableciendo que sólo podrá ser privado permanentemente de su medio familiar
cuando su “superior interés exija que no permanezcan ese medio” debiendo garantizarse
“otro tipo de cuidados para esos niños”. Así, si los progenitores no son idóneos para
cumplir con la función esencial asignada por la ley, de crianza, educación y contención
afectiva de sus hijos menores de edad, al punto de representar un serio riesgo para su
normal desarrollo, éstos pueden ser separados de su núcleo originario en razón de su
derecho a creer y desarrollarse dentro de otras familias, donde puedan ser satisfechas tales
necesidades vitales.
Así, el art. 607, inc. “c” del Cód. Civ. y Com. de la Nación, establece que la situación de
adoptabilidad se dictará si las medidas excepcionales tendientes a que el niño, niña o
adolescente permanezca en su familia de origen o ampliada, no han dado resultado en un
plazo máximo de ciento ochenta días, vencido el cual el organismo administrativo debe
dictaminar sobre la procedencia de tal situación.
A su vez, frente a esta situación, la valoración de las alternativas que mejor satisfagan el
interés superior de los niños, debe realizarse teniendo como guía lo dispuesto por el art. 607
inc. c), en su 2° párr. del Cód. Civ. y Com. de la Nación, que establece que “...la
declaración judicial de la situación de adoptabilidad no puede ser dictada si algún familiar o
referente afectivo del niño, niña o adolescente ofrece asumir su guarda y tutela y tal pedido
es considerado adecuado al interés de éste...”
Estimó también que en el presente caso debe descartarse la guarda, y aplicarse la institución
de la Tutela, por entender que de esta forma se resguardan mejor los intereses de la niña y
el ejercicio de sus derechos; al otorgar al Sr. M. la representación de la niña en todos los
aspectos de su vida; a la vez que se excluye a la progenitora de la posibilidad de tomar
decisiones a su respecto, y remarcó que la progenitora en “en cada una de las ocasiones en
que se la escuchó manifestó que no podía tener a su hija y que no ha procurado revertir la
situación que dio origen a la medida excepcional”. Señaló que no obstante, esta institución
jurídica no excluye la posibilidad de que la progenitora habiendo revertido su actitud de
desentendimiento respecto de su hija, vuelva eventualmente a tener el ejercicio pleno de la
responsabilidad parental (fs. 209/210).
IV. A partir de las constancias de la causa, concluyo que el dictamen por el que SeNAF
solicita la declaración en situación adoptabilidad de la T. S. no puede ser acogido, ya que
esta opción no tiene en cuenta la situación particular de la niña así como tampoco la
existencia de adultos en condiciones de brindarle un contexto de afecto y cuidado
garantizando todos sus derechos, en el marco de una familia ampliada dentro de la cual, a
su vez, permanecería junto a su hermano biológico. [-]
En efecto, el dictamen emitido por el Area de Asuntos Legales toma como basamento
central de su postura el informe elaborado por la profesional Lic. Psicóloga M. P., que
demuestra la existencia de una persona adulta —D. M.— que forma parte de la familia
extensa de la niña, ya que ha convivido con ella mientras duró la relación de pareja con su
madre desde el nacimiento de T. Luego de la separación de la pareja, desde el año 2017
convive con la niña en el marco de la medida excepcional dispuesta por SeNAF, y con su
otro hijo de 5 años, hermano de T., asumiendo de manera exclusiva el cuidado y crianza de
ambos niños, y que ha manifestado su voluntad de seguir haciéndolo [-](ello surge en
particular de las conclusiones de dicho informe a fs. 196).
Para aventar toda duda sobre el punto, luego de recibido dicho dictamen, se requirió a
SeNAF que se indague de manera específica la voluntad del Sr. M. para asumir la guarda o
tutela de la niña (ver decreto de fs. 200), y en respuesta de ello Uder Río Segundo remitió
un nuevo informe de la Lic. P. en el que se indica: “L. D. M. posee motivación, interés,
voluntad y compromiso para asumir la guarda o tutela de la niña T. Se configura como
adulto referente y responsable de su resguardo integral. Lleva adelante pautas parentales, de
crianza y desarrollo de manera ordenada y planificada, siendo su nivel de desenvolvimiento
en la rutina diaria del hogar familiar y convivencial con los niños, óptimo.
En primer término, surge claro que no se han agotado las posibilidades de permanencia en
la familia ampliada, ya que se acreditó en la causa —a partir de la propia intervención de
SeNAF— que el Sr. M. es un referente afectivo: “...es quien ha garantizado la cobertura de
los derechos de T. frente a las ausencias, abandono y negligencia de su progenitora”, quien
ha brindado a T. los cuidados que la niña requiere. En consonancia, ella mantiene una
relación afectiva de tipo paterno-filial con él y su pareja, y continúa su vínculo fraternal con
su hermano, hijo de la Sra. S. y el Sr. M. De las audiencias mantenidas con T., se desprende
que entiende con total claridad su realidad familiar, su historia y el lugar que ocupan estos
afectos en su vida.
La noción de referente afectivo ha sido especificada por el art. 7 del Decreto 415/2006,
reglamentario de la Ley Nacional de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes
(N° 26.061), que indica que “Se entenderá por familia o núcleo familiar, grupo familiar,
grupo familiar de origen, medio familiar comunitario y familia ampliada, además de los
progenitores, a las personas vinculadas a los niños, niñas y adolescentes, a través de líneas
de parentesco por consanguinidad o por afinidad. Podrá asimilarse al concepto de familia, a
otros miembros de la comunidad que representen para la niña, niño o adolescente, vínculos
significativos y afectivos en su historia personal como así también en su desarrollo,
asistencia y protección”. Es así que D. L. M. es una persona significativa en la vida de la
niña, por el rol que cumple y ha cumplido tanto en su desarrollo como en su protección, con
quien existe un vínculo afectivo consolidado a lo largo de toda la vida de la niña, que ha
demostrado poder garantizar la satisfacción de sus derechos sin que sea necesario modificar
su emplazamiento familiar.[-]
En segundo lugar, la salida propuesta por la SENAF implicaría una vulneración del
principio del interés superior de la niña, entendido como la máxima satisfacción integral y
simultánea de sus derechos y de las garantías establecidos en el sistema de protección (arts.
3 de la CDN, 3 de la Ley 26.061, de la Ley 9944) ya que en procura de iniciar la búsqueda
en un medio familiar alternativo y por completo ajeno al suyo, se postula la separación
definitiva de T. de su familia, no sólo nuclear, sino también ampliada, afectando de este
modo su derecho a crecer en su medio familiar extenso y a preservar sus vínculos; sino
también su derecho a la identidad (art. 8 de la CDN, art. 11 de la Ley 26.061 y art. 15 de la
Ley 9944). A nivel internacional, este derecho ha sido conceptualizado como el conjunto de
atributos y características que permiten la individualización de la persona en sociedad y que
comprende varios otros derechos según el sujeto de derechos de que se trate y las
circunstancias del caso (Corte IDH, “Gelman c. Uruguay”, 24/02/2011, párr. 122), en
especial en el aspecto dinámico de éste último, que comprende las relaciones sociales e
interpersonales de la persona en el devenir de su vida y en los distintos ámbitos en los que
se desenvuelve e interactúa, lo que contribuye a conformar su subjetividad e individualidad.
T. vería afectado su derecho a la identidad, en tanto ella se percibe como hermana e hija en
el ámbito familiar que le proporciona D. M., como también se afectarían las amistades y
vínculos que ha generado en su ámbito escolar y comunitario en la localidad de Río
Ceballos, donde es identificada como integrante de ese grupo familiar.
De las constancias de autos y luego de haber oído a T., se advierte que cuenta con edad
suficiente para expresar su parecer sobre su persona y su lugar de residencia. En diferentes
instancias y a lo largo del proceso, T. ha manifestado su voluntad y deseo de vivir con D.
M. Esta opinión debe ser especialmente tenida en cuenta por los operadores judiciales en
virtud del mandato convencional contenido en el art. 12 de la CDN, y se vuelve relevante a
fin de determinar la medida que respete en la mejor y mayor medida posible la voluntad y
deseos de la niña.
Por todo lo expuesto, y en coincidencia con lo sostenido por la Sra. Asesora en su carácter
de Representante Complementaria, entiendo que no corresponde la declaración en situación
de adoptabilidad de T. A. S., por aplicación de los arts. 607 segundo párr. y 595 inc. “a”,
“b” y “c” del Cód. Civ. y Com. de la Nación.
El art. 112 del Cód. Civ. y Com. de la Nación establece que la tutela será discernida
judicialmente y es competente el juez del lugar donde el niño o niña tiene su centro de vida.
Por otra parte, en nuestra provincia el art. 16 de la Ley 10.305 —Código de Procedimiento
de Familia— asigna competencia a los tribunales de familia, para entender en cuestiones
relativas a la responsabilidad parental y la tutela (incs. 7 y 8). Asimismo, el art. 609 inc. “b”
del Cód. Civ. y Com. de la Nación señala que la declaración de adoptabilidad tramita ante
el mismo juez que ejerció el control de legalidad de las medidas excepcionales.
A su vez, como ya lo he puntualizado, el art. 607 establece que no procede tal declaración
si existe el ofrecimiento de un adulto —familiar a referente afectivo— de asumir la guarda
o la tutela.
Por lo que, a partir de una interpretación estrictamente literal de los textos referidos podría
concluirse que llegados a esta instancia en la que he considerado improcedente la
declaración de adoptabilidad respecto de T. S., y en tanto el Sr. D. M. ha solicitado la tutela
de la niña; debería cesar mi intervención y remitir los antecedentes al fuero de familia para
que allí se tramite el procedimiento de otorgamiento de la tutela, lo que implicará el inicio
de nuevas actuaciones.
A esos principios y pautas también recurre la comunidad jurídica internacional, cuando los
asuntos de competencia afectan a la niñez (Conferencia de La Haya de 1894 sobre Tutela,
de 1961 y de 1966 sobre Competencia y ley aplicable en materia de protección de menores
y de 1980 sobre Aspectos civiles de sustracción internacional de menores).
Así señala la doctrina que “La determinación del juez competente, cuando están
involucrados niños, es una cuestión compleja que presenta una variedad de matices; por lo
que se requiere un análisis particularizado caso por caso para decidir el correcto camino a
seguir. Por de pronto, exige de los magistrados un obrar con especial cautela y prudencia
para que estos problemas no demoren el amparo necesario para lograr la plena operatividad
del derecho sustancial. Se deberá tener presente de que a los niños no sólo les asisten los
mismos derechos y garantías que a los adultos, sino que aquellos son titulares de un plus de
derechos; lo que exige que respecto a ellos se adopten medidas de compensación para
neutralizar su situación de vulnerabilidad” (Mizrahi, Mauricio; “El niño y las cuestiones de
competencia”, LA LEY, 2012-E, 1183).
En lo que aquí corresponde resolver, la tutela judicial efectiva debe tener por fin garantizar
el ejercicio de los derechos de las personas, facilitando el acceso a la justicia, en especial a
las personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. Esta es una garantía
constitucional (arts. 8 y 25 CADH y 100 Reglas de Brasilia), cuyo único objetivo es que la
intervención de la justicia cumpla con el fin de asegurar la satisfacción del derecho material
que ha sido llevado al proceso.
Pero esa tutela debe ser eficaz, lo que requiere la satisfacción de otras garantías como el
plazo razonable y la economía procesal que exigen celeridad, concentración, simplificación
y desformalización de los procesos, cuya inobservancia puede comprometer la
responsabilidad del Estado (Corte IDH, “Forneron e hija c. Argentina”, 27/04/2012).
Cabe aclarar que la niña cuyos derechos estamos llamados a proteger en el presente caso,
integra la categoría de la Regla 3 de las “100 Reglas de Brasilia” que establece que las
personas en condiciones de vulnerabilidad son aquellas que “...por razón de su edad,
género, estado físico o mental o por circunstancias sociales, económicas, étnicas y/o
culturales, encuentran especiales dificultades para ejercitar con plenitud ante el sistema de
justicia los derechos reconocidos por el ordenamiento jurídico”, por lo que se impone a este
Tribunal garantizar las condiciones de acceso efectivo a la justicia de T. [-]
Asimismo, la tutela judicial efectiva que en cuestiones de familia se traducen en una tutela
judicial diferenciada, debe ir de la mano del principio de inmediatez (art. 8 CADH, art. 9.2
CDN), que contribuye a un contacto directo y personal del órgano judicial con el niño, niña
o adolescente. La CSJN ha dicho que la elección de ese magistrado debe hacerse
ponderando cual de ellos se encuentra en mejores condiciones de alcanzar la protección
integral de los derechos del niño (Fallos: 327:3987, “L. P. L. c. R. C. G. s/ derecho de
comunicación (art. 652)” del 11/04/2017). Asimismo el principio de inmediatez se
encuentra íntimamente vinculado al principio de prevención, que señala que debe
mantenerse la competencia del tribunal que ha estado conociendo en el caso, y así lo ha
establecido el Cód. Civ. y Com. de la Nación en materia de guardas preadoptivas y
adopción en los arts. 609 inc. “a” y 615.
Finalmente, la inmediatez se vincula con el derecho de todo niño a ser oído (art. 12 CID,
art. 3 y 27 de la Ley 26.061, art. 3 inc. “b” de la Ley 9944 y Observación General 12 del
Comité de los Derechos del Niño) y a procurar un contacto personal y directo con el juez
que interviene en la causa, lo que este Tribunal ha propiciado en todas las audiencias
mantenidas durante la tramitación de la medida excepcional dado que edad y madurez de T.
así lo posibilitaron.
Por todo ello entiendo que corresponde sostener la continuidad de la competencia de este
tribunal a fin de abarcar la totalidad de los aspectos vinculados con la causa apelando a los
principios de economía procesal y celeridad, evitando que las partes deban iniciar nuevas
actuaciones judiciales con la consiguiente carga de acreditar extremos legales que ya se han
verificado en la presente causa.
En este sentido, comparto el criterio sostenido por el Juzgado de Control, Niñez y Juventud,
Penal Juvenil y Faltas de Carlos Paz, en el precedente “J. S., F. - Control de legalidad (Ley
9944 - Art. 56)” (Sent. N° 33 del 21/05/2018), cuyos argumentos hago propios y me
permito consignar a continuación, donde se señaló que frente a una medida de máxima
afectación en la vida de un niño o niña, como es su emplazamiento en una familia distinta
de la origen mediante la adopción, “...se ha previsto la actuación de un único juez (principio
de concentración o unidad de la intervención jurisdiccional), en razón de que ello facilita el
acceso a la justicia y la inmediación que debe existir entre el tribunal y los intervinientes en
el proceso donde se dirimen cuestiones de familia[-]. De esta forma, se evita que las partes
deban reeditar otro juicio, en base a la prueba recolectada en mayor parte durante la medida
excepcional adoptada, lo que conlleva para éstas, en la generalidad de los casos, una serie
de inconvenientes y gastos adicionales. Como se ve, el principio de unicidad o de
concentración de la jurisdicción se encuentra justificado tanto desde una perspectiva
procesal como desde un punto de vista práctico...Se estima conveniente, en definitiva, que
el juez que intervino en la situación inicial del niño (a partir de la aplicación de una medida
de protección excepcional), continúe actuando en pos de definir si corresponde (o no) la
disociación de los lazos familiares de la persona menor de edad (declarando su situación de
adoptabilidad) y sea quien decida, eventualmente, el emplazamiento del niño en un medio
familiar alternativo. Es este el modo como se plasma el principio de concentración y de
unidad de la intervención jurisdiccional como garantía de acceso a la justicia[-] (cfr.
Lorenzetti, Ricardo Luis, obra citada, p. 127). En lo que aquí interesa, si lo que se pretende
es la actuación de un juez activo, que aplique procedimientos flexibles, que promueva
soluciones autocompuestas, que concentre los actos y disminuya los gastos del proceso,
esto es, un juez que tienda en definitiva a la economía procesal y a la tutela judicial efectiva
de las personas más vulnerables (al respecto, Código Civil y Comercial Comentado,
www.saij.gob.ar), no encuentro mayores inconvenientes, en este contexto, para que sea el
mismo juez que intervino en la aplicación de una medida excepcional, quien, en vez de
declarar la situación de adoptabilidad del niño, prive de la responsabilidad parental a sus
progenitores biológicos y discierna luego su tutela o su guarda a familiares o, en su caso, a
referentes socioafectivos (art. 607, cuarto párrafo, del Cód. Civ. y Com. de la Nación).”
Por otra parte, el Sr. M. ha manifestado en numerosas ocasiones las dificultades que le
ocasiona tener que trasladarse a tribunales desde la localidad donde actualmente reside,
situación que se agrava en la coyuntura en la que nos encontramos por las medidas
sanitarias de aislamiento social preventivo y las restricciones a los traslados, además de no
contar desde hace meses con servicio de transporte público interurbano por los motivos que
son de público conocimiento; todo lo que añade complicaciones adicionales al efectivo
acceso a la jurisdicción que no pueden ser minimizadas o no tenidas en consideración.
Por lo que concluyo que este tribunal resulta competente para entender en la tutela
solicitada.
VI. Corresponde ahora examinar que instituto legal resulta más adecuado a fin de otorgar
una cobertura jurídica a la situación fáctica en que se desarrolla la vida de la niña T. S., en
atención a su interés superior, teniendo en consideración la triple función que como
derecho, principio y norma de procedimiento tiene el mismo. En este sentido se ha
sostenido que “La atención principal al interés superior del niño a que alude el art. 3 de la
Convención sobre los Derechos del Niño apunta a dos finalidades básicas, cuales son la de
constituirse en pauta de decisión ante un conflicto de intereses, y la de ser un criterio para la
intervención institucional destinada a proteger al menor...” (CSJN, “S., C.”, 02/08/2005,
LA LEY, 2006-B, 348, LA LEY, 2005-D, 873 y Fallos: 328:2870, 331:2047, causa
157.XLVI “NN o U., V. s/ protección de persona”, 12/06/2012).
Esto sin perjuicio de que la progenitora pueda ser restituida en su ejercicio de acuerdo a lo
previsto en el art. 701 del Cód. Civ. y Com. de la Nación, si en el futuro se modificaran las
circunstancias hasta ahora existentes y si esto fuera beneficioso en atención al interés
superior de la niña (art. 3 de la CIDN, art. 3 de la Ley 26.061, art. 3 Ley 9944).
VIII. El art. 703 Cód. Civ. y Comercial establece que si los progenitores son privados de la
responsabilidad parental “se procede a iniciar los procesos correspondientes para la tutela o
adopción, según la situación planteada, y siempre en beneficio e interés del niño o
adolescente”.
Por todo ello, conforme lo analizado y a fin de brindar estabilidad jurídica a la situación
actual de la niña, entiendo que corresponde designar tutor al actual referente afectivo de T.
A. S., el Sr. D. L. M., teniendo en miras el interés superior de la niña y atento haber
demostrado éste último reunir los requisitos de idoneidad para dicho cargo y no encontrarse
comprendido dentro de las causales del art. 110 del Cód. Civ. y Com. de la Nación, en los
términos y con las responsabilidades y deberes que establecen los arts. 104 y ss. del Cód.
Civ. y Com. de la Nación; debiendo permitir el tutor designado que la niña mantenga con
su familia extensa por línea materna, así como con su progenitora, adecuada comunicación
en la medida que ello resulte beneficioso para la niña (art. 9.3 CDN), en cumplimiento de lo
previsto por el art. 555 del Cód. Civ. y Com. de la Nación, pudiendo las partes acudir ante
los Tribunales de Familia a sus efectos.
Por ello y normas legales citadas, resuelvo: I. Ratificar el cese de la medida excepcional
oportunamente dispuesta en relación a la niña T. A. S., (art. 64 inc. “a”, art. 48 cuarto y
séptimo párrafo, art. 52 y concordantes de la Ley 9944). II. Privar a C. L. S., DNI N° ..., del
ejercicio de la responsabilidad parental con respecto a su hija T. A. S. (art. 700 inc. “c” del
Cód. Civ. y Com. de la Nación). III. Designar como tutor a D. L. M., DNI N° ..., de la niña
T. A. S., ya filiada, con las obligaciones y responsabilidades de ley, quien deberá posibilitar
el contacto de la niña con su familia extensa por línea materna y con su progenitora, si ello
resulta beneficioso para el interés superior de la niña (arts. 104, 105, 607 4° párr., 703 y 555
del Cód. Civ. y Com. de la Nación, arts. 3, 9.2, 12 de la CIDN, art. 8, 25 de la CADH, art. 3
y 27 de la Ley 26.061). IV. Comuníquese la presente a la ANSES a fin de que, con carácter
urgente, se arbitren los medios para el Sr. D. L. M. perciba los beneficios del sistema de
seguridad social que pudieren corresponder con relación a la niña T. A. S. (art. 29, 64 inc.
“d” de la Ley 9944, arts. 25 y 55 de la C. Provincial y art. 26 de la CDN). V. Comuníquese
a la SENAF. Protocolícese y notifíquese. — María L. Tulián.