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Miguel Portugués

Presencia de menores en las redes sociales

Desde hace unos años el contenido que ofrece Internet no ha hecho más que
aumentar exponencialmente. Esto tiene, por un lado ,cosas muy positivas y por el
otro cosas que no tanto o que directamente son despreciables, como todo lo que
hace el ser humano. En este caso, el tema de la presencia de menores en las
redes sociales explotó hace un tiempo gracias a las enormes cantidades de
críticas, que influyeron en la creación de YoutubeKids y otras medidas al respecto.
¿Pero realmente este tema es ético y ha quedado zanjado del todo con las
medidas que se tomaron o todavía no se ha subsanado plenamente?

He visto a muchos hijos de padres con perfiles en redes sociales que les
enseñaban de pequeños quejarse de esto mismo. Estos alegaban que les habían
arruinado en cierto modo la vida por haberse hecho viral o salir de modo
denigrante entre otras cosas. Cabe destacar también que probablemente no todos
los niños se hayan quejado de estas cosas a sus padres, pero puede que estos ya
lo tengan tan interiorizado y normalizado que no les importe. De todas formas,
estos comportamientos de los padres, en todas las ocasiones, atentan contra la
libertad de decisión de los hijos. Ellos ni deberían grabarles y publicarlo cuando
son pequeños ni deberían siquiera preguntar a los hijos porque no tienen una
mente lo suficientemente desarrollada para tomar decisiones fundamentadas.*

Por otro lado, hablando ahora de los padres, estos , por lo que veo en redes
sociales, publican este tipo de fotos con sus hijos por puro postureo o para ganar
visitas, que en realidad van bastante de la mano. Otros casos más extremos que
he visto se dan en YouTube, como el canal que directamente allanaba la intimidad
de sus hijos, con ejemplos como “Espiando a ‘nombre de la hija’ mientras se
depila”. Por regla general no he visto ningún caso que los únicos beneficiados no
hayan sido los padres.

A modo de conclusión diré (aunque parezca contradictorio) que en realidad me


parece bien que los padres suban contenido de sus hijos, pero con el
imprescindible matiz de que estos ya puedan decidir sobre ellos mismos. Con esto
me refiero a que los padres saquen las fotos que quieran pero guardándolas en
privado hasta que el niño esté suficientemente desarrollado para decidir qué hacer
con estas. En mi opinión, esta edad para decidir debería estar entre los 15 años,
dependiendo del niño. De todos modos, para mí, la moral de los padres sigue
siendo mediocre por lo que ya he comentado en el tercer párrafo.
Miguel Portugués

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