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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE EL SALVADOR,

CENTRO REGIONAL DE ILOBASCO,

FACULTAD MULTIDISCIPLINARIA

LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN


ESPECIALIDAD EN EDUCACIÓN BASICA

ACTIVIDAD:

Ensayo “Sinergia entre familia, escuela y sociedad en el proceso de socialización”.

PRESENTADO POR:

HNA. KARLA ALICIA PALACIOS MARTINEZ

ILOBASCO, CABAÑAS, EL SALVADOR. C.A


Ensayo “Sinergia entre familia, escuela y sociedad en el proceso
de socialización”

Hoy en día se habla mucho de la relación que debe tener la familia, escuela y
sociedad ya que muchas familias responsabilizan a una entidad en específico y no
debe ser así sabemos que la familia es el fundamento de toda sociedad bien
construida, indispensable para el logro del bien común y además aparece como la
unión más natural y necesaria a la comunidad; siendo además anterior a cualquier
otra institución; es primera en el orden de la naturaleza, en relación con las demás
agrupaciones en las que el hombre y la mujer se pueden encontrar. La escuela es
un lugar de gran importancia, es el segundo hogar de los niños, aunque la misma
no debe reemplazar la función de educación de los padres, es vital para que los
niños desarrollen sus conocimientos y adquieran muchos más. Si se busca una
definición teórica para este término se puede decir que es un lugar físico en donde
se enseña y se aprende, en donde se educa a quienes asisten a ella. El estado debe
garantizar la educación de su pueblo. Por eso, su función es inspeccionar y
supervisar las escuelas para que funcionen de forma correcta y brinden el
mejor servicio educativo a sus estudiantes.

Existe un mismo objetivo en común entre las 3 entidades, y es formar al individuo


de una manera única, es decir cada individuo se va formando mediante pasa el
tiempo y con forma va pasando por las etapas de la socialización y cada factor o
etapa tienen su realce importante que marcara la vida del individuo para toda la
vida. Por ejemplo, la familia le enseña valores, principios, reglas etc. La escuela le
enseña lo teórico y práctico de las materias relacionadas con el mundo del trabajo
y el desempeño de la vida y la sociedad se encarga de darle la oportunidad de
mostrar todo lo aprendido y seguir aprendiendo cada día más, donde sin importar la
etapa que se encuentra siempre seguirá aprendiendo el individuo sin importar lugar
religión, edad y sexo siempre se aprenderá algo nuevo en la vida y la sociedad se
encarga de darle la oportunidad de mostrar todo lo aprendido y seguir prendiendo
cada día más, son muchos los casos de los matrimonios en los que ambos trabajan
y no tienen con quién dejar a los niños. Por eso, en numerosas ocasiones, el motivo
de la escolarización de los niños no es otro que el del “aparcamiento” de éstos
durante la jornada laboral de los padres, o como se viene denominando hasta hoy,
por motivos asistenciales. En estos casos las expectativas vertidas sobre la escuela
consisten en la asistencia y cuidado de sus hijos, procurando sobre todo la
compatibilidad de horarios de ambas instituciones y un mantenimiento básico de la
salud y la higiene de los más pequeños. No obstante, existe una gran mayoría que
deposita otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor
desarrollo a todos los niveles en el niño. En estos casos las familias suelen tener un
mayor nivel socio-económico más elevado y conocen las posibilidades que la
institución escolar ofrece en todos los ámbitos, tanto afectivo como social y
educativo.

Nunca debemos olvidar que cuando hablamos de educación no nos referimos ni a


un determinado ámbito a desarrollar de la persona ni a un contexto exclusivo en el
que se lleve a cabo. Al hablar de educación se hace irremediable mencionar los
lugares donde se lleva a cabo, como son la sociedad, la familia y la escuela. Todos
reconocemos que los padres tienen el deber y derecho de educar a sus hijos. Los
padres de familia tienen el deber de educar a sus hijos y el derecho de escoger los
centros de educación y de participar en el proceso educativo.

Cuando los padres eligen el colegio para sus hijos, no sólo esperan que la escuela
les brinde conocimientos y aptitudes académicas, sino que depositan confianza en
los maestros, esperando que se conviertan en aliados y principales colaboradores
en el proceso de educar a su pequeño.

A medida que transcurre el tiempo y el niño va creciendo, esa confianza puede


transformarse en una total delegación de funciones parentales que se traslada a la
escuela. Se espera que el colegio se convierta en un ámbito de desarrollo de
habilidades socioafectivas, un espacio donde aprenda, hábitos de vida saludable,
valores como la reciedumbre, la fortaleza, el optimismo, el orden, la responsabilidad,
la ciudadanía. Todo ello, además de las competencias académicas propias del
currículum.
El buen maestro entonces enfrenta una tarea titánica y solitaria: tratar de atender
todas las dimensiones de la persona, buscando que el joven tenga un proyecto de
vida que le permita insertarse en la sociedad de manera exitosa. Sin embargo, la
escuela no se ha planteado seriamente qué estrategias debe desarrollar para
involucrar a los padres en el proceso educativo, atendiendo a las circunstancias y
contexto en que vive cada familia.

Los padres necesitan reconocer que son los protagonistas de la vida de sus hijos y
que, si no actúan con intencionalidad, otros agentes educativos asumirán ese rol
principal: los medios de comunicación, la internet, las redes sociales, los amigos del
barrio, irán modelando principios, conductas y hábitos que no necesariamente son
los que anhelan. Las posibilidades de llegar a concretar un proyecto de vida se
reducen cuando la familia no cubre las necesidades básicas de afecto y crianza
durante la niñez y la adolescencia. En resumen, hay aprendizajes en los que el rol
de los padres es insustituible. Los profesores, las escuelas y los sistemas
educativos deben estudiar cómo pueden ayudar a los padres, que están muy
ocupados, a desempeñar un papel más activo y eficaz en la educación de sus hijos,
tanto dentro como fuera de la escuela.

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