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Mar dorado

12 de agosto, 1651.

Santo Domingo, República Dominicana.

Tres días.

En tres días se acababa mi vida. Mi libertad.

Voy a casarme con un hombre al cual desprecio.

Mi madre dice que él es un buen partido, pero prefiero quedarme sola el resto de mi vida a compartirla con
ese hombre asqueroso y despreciable. A mis 20 años no quiero casarme, sin embargo mi opinión es
irrelevante, a las mujeres no nos toman en cuenta, mi ilusión de un cuento feliz se ha rota desde hace
tiempo ya, sólo nos ven como un pedazo de carne que sirve para tener sexo y quedarse todo el día en casa
esperando a su marido y en otros casos atendiendo a los niños. Y no es que sea malo en su totalidad, pero
creo y defiendo que merecemos un trato mejor, una vida mejor.

Me miro en el espejo, siguiendo los movimientos de mis manos con mis ojos. La brisa sopla fresco, el olor de
las flores del jardín llegan a mi, me encanta disfrutar de la naturaleza. El toque de alguien en mi puerta me
saca de mis pensamientos.

—Adelante— digo colocandome derecha y dejando el cepillo con el cual he estado cepillando mi cabello por
un tiempo considerable.

—¡Cariño, tu prometido ha venido a verte!— aclama mi madre con cierta alegría.

Ella debe pensar que él es un hombre maravilloso.

—Hola, ¿Cómo esta mi futura esposa?— me da un beso casto en los labios al cual no correspondo, nunca lo
hago.

—Bien.

—¡Oh! ¡Pero que inoportuna soy! Voy a dejarlos solos para que puedan hablar tranquilos— dicho esto mi
madre de retira como alma que lleva al diablo, lo que no sabe es que ha dejado al diablo con su hija.

Él le sonríe hasta que mi madre cierra la puerta, luego se voltea y me mira de una forma asquerosa.

Él tiene 24, puede decirse que es un hombre muy apuesto, es alto y un poco corpulento, cabello castaño y
unos ojos tan oscuros como la noche, viene de una familia dedicada a los negocios ganaderos, de mucho
dinero y prestigio, esto de nada le sirve cuando es un asco de persona.

—Ya no veo la hora de nuestra boda, querida mía.

—Al contrario de mi, espero que nunca llegue, desde el día que pediste mi mano a mi padre rezo todas las
noches para que algo pase y ese día no llegue nunca— escupí con hostilidad.

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—Por lo visto Dios no te ha hecho caso a nada de lo que le has pedido— acota, acercándose lentamente
hacia mi—. No puedes evitar lo inevitable querida Lauren.

—Nunca digas nunca— procedí a quitar con brusquedad la mano que había puesto sobre mi rostro, no
soporto su contacto tan áspero—. Te pido, por favor, que te retires.

—Si acabo de llegar, pensé que podríamos ya sabes, divertirnos un poco,

últimamente estas muy amargada.

—Créeme que he tenido mucha, pero mucha diversión últimamente— enfatize la palabra "mucho" sólo para
hacerle molestar, lo cual hizo efecto y que de un rápido movimiento me tomara muy fuerte por el cuello.

—Espero que no sea lo que estoy pensando, porque de lo contrario voy a matarlos a ambos, a ti y a ese
bastardo con el que me engañas— su tono de voz era fuerte, se notaba su enojo.

—Pues entonces que me declaren asesina serial, porque haré lo mismo con todas las prostitutas con las que
te has acostado— me liberó de una manera brusca. Mi rostro adornado con una sonrisa victoriosa le echaba
leña al fuego.

—Voy a irme, pero en tres días ya no habrá a donde ocultarse querida mía, y te aseguro que lo vas a
disfrutar mucho.

Él intento besarme una vez más pero lo rechace, ya no estaba mi madre para armar el teatro de la pareja
feliz. Caminó hacia la puerta de mi habitación y antes de salir me dedicó una sonrisa cínica, la mas cínica
que le he visto hasta ahora. No logro comprender que tengo yo para que se haya obsesionado de esa
manera, me quiere tener a como de lugar, ni siquiera se tomó el tiempo de conquistarme, de enamorarme.

Yo no quería esto, quería tener una vida diferente a las otras mujeres, quizás viajar por todo el mundo y
pintar los más hermosos paisajes, ser solo yo sin ninguna atadura.

Aún lo quiero.

Pero estaba en una carrera contra el tiempo y ya me estaba alcanzando. Tengo que hacer lo que sea para
salir de aquí, antes de que el tiempo me alcance y pierda la carrera.

Voy a escapar.

de agosto, 1651.

Santo Domingo, República Dominicana.

N/A: Pido disculpa si se siente ofendidas/os en este capitulo.

Hoy tendré que hacer el almuerzo. Cocinar no es algo que se me haga fácil, soy muy descuidada y
olvidadiza, algunas veces se me pasa de cocción la comida. Mi madre insiste en que debo aprender a
hacerlo ya que mi marido querrá encontrar una buena cena en casa después de un largo día de trabajo.

Si supiera.

Doy unos últimos arreglos a mi vestido negro, tiendo a usar colores oscuros por mi color de piel, a veces tan
pálida. Mis amistades y familia siempre hacen bromas sobre mi, por mi elección de colores, como "¡Lauren!
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Aún no te has casado y ya estas de luto por tú no fallecido marido". Y otros sólo dicen "Ser viuda te sienta
bien".

Arreglo mi sombrero también, el cual hace juego con mi vestido.

Si, definitivamente, y no es por tratarse de mi misma, sería una de las viudas mas guapas de Santo
Domingo.

Salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina escaleras abajo. Me encuentro con la señora Rodriguez, ella
ha estado trabajando en mi casa mucho antes de que yo naciera. Es una mujer baja y regordeta, tiene unas
mejillas tan adorables que dan ganas de apretarselas todo el día, ella es muy amable y cariñosa, y al igual
que a mi no le agrada para nada mi prometido.

—Buen día Rosa— le llamo por su primer nombre ya que ella me lo ha pedido. Al verme sonríe, se apresura
a abrazarme.

—Buen día niña Lauren— me dice en medio del abrazo al cual le correspondo, luego me aparta sutilmente
para arreglar un poco mi sombrero— ¿Te gustaría tomar el desayuno?

—Me temo que no, hoy es mi turno de preparar el almuerzo y debo salir para comprar algunas cosas, mi
madre dice que debería aprender a cocinar al menos lo básico para atender a mi futuro marido, sus locuras
habituales— finalizo con una sonrisa a la que ella se une y termina en discretas carcajadas.

—Nadie puede estar más triste con ese matrimonio que yo.

—La más triste por todo esto soy yo mi estimada Rosa.

—Es verdad, no veo un buen futuro para ti mi niña y eso me rompe el corazón.

—Es mi destino, y tengo que aceptarlo— afirmo con tristeza—. Con gusto seguiremos esta conversación
luego, se me hace tarde para ir al mercado, nos veremos en un rato.

—Cuidate mi niña— me dio un beso en la frente—. Recuerda que la vida está llena de decisiones difíciles.

—Lo tendré en mente— lo guardé en mi memoria, sus palabras para mi pesaban

más que el oro.

Me gusta dar paseos por el pueblo, siempre disfrutar de aire fresco y

sorprenderme con las novedades de cada día. Me gusta escuchar las risas de los niños y también

escuchar a las madres gritándoles desde adentro de las casas para que fuesen a comer; el rocío de la
mañana, el olor de un nuevo día. Es un pueblo muy lindo y realmente me gusta vivir aquí.

Después de una caminata corta diviso en mercado, pienso preparar una sopa, ya que es sencilla y
sorprendentemente me sale muy bien.

Compro algunos pimientos, tomates, apios, calabacín, una berenjena, y por supuesto un poco de perejil y
hierbabuena. Teniendo en posesión todo lo que necesito me dirijo al muelle para conseguir pescado fresco,
me es fácil trabajar con ello. Espero que no me pase de sal esta ocasión.

Hago mi camino muy rápido hacia el muelle, donde hay una pequeña pescadería. La brisa de las mañanas
es agradable, lo es más cuando se está cerca del muelle y el romper de las olas parece dar en la cara, el
salitre del mar me da una pizca de libertad que nunca tuve. En el trayecto veo a un hombre, un amigo se
podría decir, está hablando con otros dos hombres uniformados. Mi curiosidad siempre ha podido más que

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yo, así que me acerco, desde que conozco a ese hombre nunca lo he visto en problemas y me agrada lo
suficiente como para meter a medias la mano al fuego. Mientras me voy acercando los dos hombres se
retiran dejando a mi conocido con una sonrisa ganadora.

—Señor Nau, que alegría verlo— se sorprende un poco al verme, sigue sonriendo a pesar de mi repentina
aparición.

—Señorita Jauregui ¿Cómo está? ¿Cómo la trata la vida?— dice lleno de jubilo con su gracioso acento.

Conocí al señor Nau hace algunos meses cuando llego aquí con el ejército francés. Jean David Nau es su
nombre, él es un hombre alto con cabello largo hasta los hombros, y un bigote un poco gracioso, a simple
vista no se veía como un hombre agradable, pero cuando lo conoces puede llegar a ser bastante amable.

—No tan bien como a usted le ha tratado señor Nau. Me pareció verlo hace un momento hablando con la
guardia, aunque no veo que haya sido algo desagradable, no quiero ser una entrometida tampoco pero
¿Puedo saber el motivo de su alegría?

—Desde luego que puede saberlo— se mueve sobre su eje, hasta adoptar una postura erguida,
característica de él —. La buena noticia es que me han confiado un pequeño navío para combatir a los
asquerosos españoles—

Otra cosa clave sobre Jean David es que odia a los españoles como todo buen francés en estos tiempos, la
primera vez que me habló de ellos me confesó que estaría dispuesto a comerlos vivos si es necesario para
acabar con ellos. La mejor parte es que le creo. Comprendo que quiera acabarlo, España quiere conquistar
todas las tierras y Santo Domingo no pasa desapercibida.

—Es una increíble noticia, ¿Cuando zarpa hacia el horizonte?

—El 15 de agosto al amanecer.

—Veo con tristeza que no podrá asistir mi boda—

—Lamentablemente no, pero le deseo la mayor felicidad.

—Muchas gracias— no me queda más, él no sabe lo infeliz que seré junto a él

—. Imagino que lo veré cuando regrese de su batalla.

— Imagina usted mal señorita Jauregui, hay una alta probabilidad de que no

vuelva o en el peor de los casos no sobreviva— me perturbaba lo tranquilo que se oía al hablar de su
realidad.

—Entonces esto es un adiós— dije sintiendo un poco de tristeza la verdad, él era una de los pocos hombres
que no se me había insinuado.

—Me temo que si.

—Le deseo mucha suerte y que acabe con todos esos asquerosos españoles— sonreí con lo último que
dije.

—Así será— asintió, en manera de reverencia. Dio media vuelta para retirase e

hice lo mismo.

Camino a casa no podía dejar de pensar en que las personas van y vienen de un

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día a otro, de como un día puede amanecer soleado y acabar en tormenta. Tampoco pude dejar en pensar
en lo que me dijo Rosa al salir de casa.

"Recuerda que la vida esta llena de decisiones difíciles"

Esas palabras rondaban en mi cabeza en todo el camino a casa, también la partida del señor Nau que
extrañamente es el día de mi boda.

Tal vez esto sea una señal, tal vez esto sea mi escape hacia mi libertad. Tenía que intentarlo, tengo que
intentar montarme en navío del señor Nau para evitar mi trágico destino.

De todas maneras, no tengo nada que perder.

de agosto, 1651.

Santo Domingo, República Dominicana.

Mi madre vino a despertarme muy temprano esa mañana, al parecer ella esta más emocionada que yo por
mi propia boda. Dijo que tenia que hacerle los últimos detalles a mi vestido. Era algo sencillo pero a la vez
muy hermoso, con tela de encaje y una cola corta.

Poco tiempo pasó para que llegara la diseñadora de mi vestido para darle los últimos toques. La verdad era
que estos nuevos vestidos me apretaban mucho en todo mi pecho, al parecer la nueva moda no va conmigo.

_Si se sigue moviendo tanto tarderemos más de lo debido señorita Jauregui_ esa era la costurera y
confeccionista, Madame Rosie.

Al igual que el señor Nau, viene de Francia. Ella huyó de su país por la guerra que había contra España.
Lleva mucho tiempo aquí y se ha hecho conocida por sus llamativos y modernos vestidos, siendo sincera
casi todo mi armario está lleno de ellos.

—Perdone usted Madame Rosie, pero tener agujas cerca de mi cuerpo no es exactamente mi cosa
favorita— admito aguantando la respiración.

—Por lo mismo, si se mueve corre más riesgo de que una de estas agujas la pinche, y no quiere tener el
cuerpo adolorido el día de su boda mi framboise.

—Por supuesto que no— finalice, casi rendida acerca de mi destino.

Terminó bastante rápido para mi agrado y bienestar. Luego mi madre irrumpió mi habitación para
informarme que íbamos a ir a ver el salón de la recepción y a verificar el banquete que "habíamos"
preparado para después de la ceremonia.

Si no me equivoco asistirán mas de 300 invitados casi todo el pueblo, pero sólo conozco a 35 los cuales son
miembros de mi familia y algunos amigos, el resto son invitados de mi prometido entre familia y comerciantes
que están asociados con los negocios de su familia.

Llegamos al gran salón, bastante amplio y hermoso, hay personas trabajando en su decoración, con mi
madre quedamos de acuerdo en que seria algo sencillo con el color blanco y dorado resaltando el lugar.

Pasamos a la cocina a ver con nuestros propios ojos todo lo que habíamos ordenado, quede atónita al ver
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tanta comida, sin ser exagerada creo que todo esto acabaría con el hambre de todo el país.

—Bienvenidas damas Jauregui, espero que lo que hayan visto hasta ahora sea de su agrado— habló un
hombre a nuestra espalda, voltee para verlo y me encontré con el Sr. Landcaster.

—Desde luego que si, mi hija y yo estamos más que satisfechas con todo su trabajo— agregó mi madre con
una sonrisa.

—Me alegra, también le he conseguido los vinos más exquisitos de los siete

mares.

—Siempre tan eficiente señoe Landcaster, permitame darle mis felicitaciones—

se dieron un corto abrazo.

—Muchas gracias, tristemente me veo obligado a retirarme, tengo que afinar

algunos detalles, mañana es un gran día— su vista reposaba en mi al recitar esas palabras. Yo solo asentía
y sonreía a todo lo que decían, no podía importame menos.

—Nosotras pasamos a retiramos también, nuevamente muchas gracias y nos veremos mañana.

— Adiós señor Landcaster— conseguí decir con una sonrisa.

La única cosa buena que me ha pasado este día es esa estúpida tradición, no la consideré estúpida luego
del gran beneficio que me dio, consiste en que los novios no se vean un día antes de la boda porque da
mala suerte, la dura realidad es que la mala suerte siempre va a estar ahí, acompañándome como mi
sombra.

Después de la cena voy a mi habitación a descansar, porque mañana será un día muy agitado. Despojo mis
vestiduras para colocarme mi camisón para dormir. Me siento enfrente del espejo para cepillar mi cabello, el
cual es negro como la noche. Mientras cepillaba mi cabello no paraba de pensar en si debería arriesgarme a
escapar, si podría hacerlo.

Pienso en todas las posibilidades si he de fallar en el intento, pero no logro pensar en lo que pasaría si tengo
éxito.

Es por eso que decido hacerlo, y si no funciona entonces me conformare con mi destino y con mi nueva
vida. Tomo un frasco de tinta, una pluma, un pedazo de papel y comienzo a escribir, en caso de que tenga
éxito quiero hacerles saber mis razones por las que huí. Doblo un poco el papel y lo dejo sobre mi mesa de
noche.

Me apresuro a tomar una pequeña valija y guardar algunas prendas de vestir y algunas joyas, por si las
cosas se ponen difíciles, recurro a su venta. Guardo la valija debajo de mi cama para que nadie se entere de
lo que tengo pensado hacer. Apago las velas que yacen en el candelabro y la habitación queda sumida en la
oscuridad, luego me acuesto en mi cama.

Esperare a que todos duerman para poner en marcha mi plan.

Esperare el momento perfecto para huir.

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de agosto, 1651.

Santo Domingo, República Dominicana. Causa

Calculo que casi amanecerá por el color del cielo, y este es el momento donde puedo estar segura de que
todos están completamente dormidos. Me cambio a un atuendo más adecuado para salir, una vestido suelto
muy parecido a mi camisón para dormir, y me coloco unas botas viejas, por si las cosas se complican es
más cómodo correr con ellas.

Dejo la carta que le he escrito a mi familia encima de mi almohada, tomo una manta, la valija con mis cosas
y me dirijo hacia la puerta. Me detengo antes de salir para dar un vistazo probablemente por última vez a mi
habitación, y empiezo a recordar todos los buenos ratos que he pasado en estas cuatro paredes, algo que
no podre recuperar no importa si me quedo o me voy, ya no sera lo mismo.

Salgo de mi habitación dirigiéndome silenciosamente hacia las escaleras, bajándolas con lentitud por el
crujido que produce al apoyar el pie en ellas. Decido que es más seguro salir por la puerta que está en la
cocina, es menos transitada que la puerta principal.

Al llegar a la puerta de la cocina, al borde de la gloria y con la mano puesta en el seguro de la misma alguien
me pone una mano en la espalda y contengo la respiración, supongo que no fui de lo más sigilosa.

Estoy acabada, me han descubierto.

—Lauren— pronuncian mi nombre con un suave tono de voz, suelto el aire que he estado aguantando.

—Por el amor de Dios Rosa, me has asustado— volteo a encararla— ¿Qué haces de pie tan temprano?—
pregunté para distraerla un poco

—Ordenes de tu madre, ya sabes, hoy es el día especial— olvidé esa orden por completo —. Pero tú mi
niña, ¿Qué haces despierta tan temprano y apunto de salir?

—Bueno... este yo... me apetecía salir a dar una caminata, si, eso— me las arregle para decir, en este punto
mi garganta se sentía seca.

—Pero si aún no ha salido el sol mi niña, puede ser peligroso que una mujer como tú ande sola a estas
horas.

—Mi Rosa necesito despejar un poco la mente, aparte me sé cuidar sola perfectamente bien— asintió con
sus ojos entrecerrados, provocando que le mostrara una de mis más nerviosas sonrisas.

—Ya veo, ahora ¿Puedes decirme realmente que ibas a hacer mi niña?— se dirigió a mi con ese tono suave
que la caracteriza.

—Yo... quería marcharme, antes de que me case y este condenada para siempre, no he encontrado otra
manera que irme hoy, porque si me iba hace una semana, e incluso hace dos días probablemente me
hubiesen encontrado y no hubiera servido de nada, pero ahora que me has visto temo que tendré que
quedarme aquí y casarme— me expresé rápidamente, tan rápido como nunca en mi vida.

—Lauren— comenzó a reírse moderadamente, como si le hubiera contado el

mejor chiste del mundo—. Creí que me conocías mi niña, sabes que estoy en contra de esta boda desde el
principio, no veo el porqué de tú preocupación.

—¿Eso quiere decir que no vas a detenerme?— pregunté esperanzada y ella negó con la cabeza— Dios mio
gracias" La abrace fuertemente, creo que demasiado.

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—Mi niña, me estas ahogando— nos separamos— dejame darte la bendición antes de que te vayas. En el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que te vaya muy bien en la vida mi niña. No dudes en volver
si alguna vez quieres hacerlo.

—Amén. Te quiero— su propuesta de volver me pareció muy noble, sin embargo no podía tomarla porque
mi falla mi familia no la perdonará con facilidad, sobre todo mi madre.

—Yo también te quiero mi niña— a este punto ya teníamos lágrimas rodando por nuestras mejillas.

—Adiós— dije para voltearme y abrir la puerta. No miré atrás, nunca lo hice.

Salí de mi casa y comencé a caminar hacia el muelle, no era ningún problema para mi caminar la ciudad a
oscuras, conocía el pueblo con los ojos cerrados, el problema es que las mujeres no suelen salir a estas
horas de sus casas por lo que iba caminando con la manta alrededor de mi cabeza. Duré casi nada en mi
recorrido. Cuando alcance a ver el muelle ya el sol comenzaba a salir por el horizonte, y con eso ahora
podía distinguir bien a las personas que estaban allí. Hay alrededor de 100 hombres poblando la zona me
atrevo a decir, uno en particular que sobresalía entre ellos y ese era el señor Nau. Estaba gritando y dando
órdenes para poner en marcha su navío y zarpar. Hago mi camino hacia él rápido, por suerte hay otras
mujeres aquí despidiendo a sus maridos, pero no puedo descuidarme porque la mayoría de la ciudad me
conoce y sería extraño que la novia esté en el muelle el día de su boda para despedir a nadie.

Señor Nau" Le toco el hombro y éste se gira sorprendido.

Señorita Jauregui, ¿Qué hace usted aquí? No me diga, algún pariente suyo esta a bordo de mi
tripulación y ha venido a despedirlo.

—De hecho es todo lo contrario— me miró con cierta curiosidad—. He venido a unirme a su tripulación—
hablé firme y segura.

—No sabia que las mujeres podían contar chistes— dijo soltando una gran carcajada, llamando la atención
de las personas al pasar.

—Estoy hablando en serio señor Nau" traté de soñar lo más imponente que pude.

—Ya tenemos a las mujeres que cocinaran y limpiarán, tener más sólo seria un estorbo, mi respuesta es no.

—Pero realmente no tiene a nadie de confianza ahí dentro— señalé el barco. Mi mente buscaba una buena
razón, una convincente, no puedo rendirme tan fácil—. Estoy segura de que me conoce mejor que a todos
estos hombres juntos. Además, ambos sabemos que todos los hombres tienen tres puntos débiles, la
bebida, el oro y las mujeres, y yo no soy precisamente fea, puedo servirle como objeto de distracción, un
cebo" lancé mi última jugada, no iba irme tan fácilmente—. Piénselo señor Nau, ambos salimos ganando.

—¿Y tú que sales ganando en todo esto? Hasta donde sé hoy vas a casarte— tanta confianza que se tomó
el atrevimiento de tutearme.

—Libertad. No pretendo casarme, y su barco es mi mejor opción de escapar,

¿Qué me dice señor Nau? No le estoy pidiendo unirme a su tripulación, le pido que sea mi boleto

de salida, y si se da la oportunidad prometo ser útil. Puede aceptar, y si no está satisfecho con nuestro trato
simplemente abandono el barco en la siguiente parada, sin objeciones, y no sabrá nada más de mi— lo
observe, pareciera estar pensándolo.

—Es un trato Jauregui— estrechó mi mano—. Le advierto, no me hago responsable de lo que pueda pasar
cuando estemos en alta mar.

Insideofmysoul
—No se preocupe señor Nau, le aseguro que no le daré ninguna molestia y que podre cuidarme sola" dije
conteniendo mi emoción, quería abrazarlo, en mi cabeza estaba saltando de alegría.

—Suba al barco Marinera, estamos a punto de irnos.

—¡Si Señor!— hablé no tan fuerte, asumiendo el rol de marinera.

Subí al barco feliz, me dirigí a la popa para admirar el paisaje. El Sol nacía y era algo hermoso, tan hermoso
como para pintarlo, tan hermoso como para poder contemplarlo. Me monté sobre mi valija, el salitre me
brindaba una vez más ese olor a libertad que tanto necesitaba, las gotas producto del impacto de las olas
contra la madera rociaban mi rostro. Podía probarlo, ese sabor a libertad era lo mejor que había probado
hasta ahora.

Poco tiempo después zarpamos, el viento leve, el cantar de los pájaros y la bulla de las gaviotas, una
imagen espectacular. El pueblo cada vez se hacia más pequeño a medida que nos alejábamos. Dejando ahí
todos mis recuerdos, mis seres queridos y lo que había sido mi vida.

Finalmente, sentí esa paz que no tenia desde hace mucho tiempo.

4.5

15 de agosto, 1651.

Santo Domingo, República Dominicana. Efecto.

Era muy temprano por la mañana y una emocionada madre de tres hermosos hijos iba a despertar a su hija
menor el día de su boda. Da dos toques suaves a la puerta antes de entrar y espera unos prudenciales
segundos. Abierto ya la puerta se encuentra confundida, ya que su querida hija no estaba en aquella
habitación.

La busca por los alrededores, su habitación no es muy espaciosa, todo está ordenado e intacto, piensa que
ya esté desayunando abajo. Capta algo extraño en la cama y se acerca, al llegar se encuentra con un sobre
el cual abre al leer "Querida Familia" afuera de este. Es una carta, con la inconfundible letra de su amada
hija, Lauren.

Santo Domingo, 14

de agosto, 1651.

Querida familia

Cuando alguno ha de encontrar estas palabras ya habré partido. He decido dejarlos, ya que sólo veía dolor y
tristeza en toda mi vida, no piensen lo que pudo haber sido. He decido irme por mi misma, para ser feliz,
para ser libre. Me siento egoísta realmente, preocupandome por mi bienestar y mi felicidad pero, ¿Por qué
no puedo desear algo más? Les quiero con mi alma y voy a extrañarlos con locura, les pido que por favor no
traten de encontrarme, yo les escribiré siempre que pueda. Espero que entiendan mis pocas razones, que
para mi son muchas.

Con amor.

Lauren.

Después de que la hermosa Clara, madre de Lauren, leyese la carta, se arrodilló en la cama de su hija a
llorar preguntándose qué había hecho mal.

Insideofmysoul
Al enterarse la familia las cosas se tornaron turbias, pero cuando se enteró su prometido se pusieron
violentas, siendo el hazme reír del pueblo. Creyendo que huyó con un amante, juró que encontraría a Lauren
y la castigaría con la muerte sin importar las consecuencias. Lo peor es que estaba dispuesto a cumplir su
promesa.

Ya han sido tres meses los que han pasado, o al menos eso creo, en el mar se pierde la noción del tiempo.
Pero aún recuerdo como fue mi primer día. Todos los hombres me miraban curiosos, y se negaban a
trabajar junto a una mujer.

En esos días uno de ellos intento abusar de mi, pero me salvo el señor Matthews, con quien he hecho una
gran amistad. Luego de el incidente el señor Nau, Capitán del barco, dejó claro que él que se atreviese a
acercarseme le cortaría las manos y el pene, y no habría de sorprenderse por morir desangrado. Me he
encargado de ganarme su amistad y su confianza, debo decir que la vida marítima me sienta bien, por lo que
le estoy muy agradecida y trato de hacer mis labores sin causar problemas.

Desde ese día he tenido cierto respeto de parte de los otros tripulantes, aunque aún no me aceptan como
parte de ellos, el capitán si lo hace y me arriesgo a decir que tiene un trato especial pero firme conmigo, sin
malinterpretarse, el señor Nau nunca se ha propasado conmigo. He ido a muchos lugares y me ha gustado
mucho, la parte mala que no puede faltar es que no ha sido de mi agrado lo que hemos hecho en ellos,
somos unos ladrones, también nos han llamado piratas, en sí yo no me involucro del todo en eso, pero se
me incluye en el lote por el hecho de ser de la tripulación.

Me ha tocado pocas veces cumplir mi parte del acuerdo, ser el centro de atención, la manzana de la
discordia, nada que me haya resultado difícil o causado problemas, la vanidad y algo de egocentrismo me da
la confianza suficiente sin permitir ir muy lejos, mencionando el encanto de mis ojos. Nunca he tenido que
hacer más que mirar y sonreír, no me creía ser tan bella pero con los resultados en los flojos intentos de
seducir he descubierto el poder que tenía y no sabía.

Salgo a la proa y noto con sólo mirar al cielo que hoy será un día de tormenta, no me gustan las tormentas.
Veo a mi amigo el señor Matthews sentado en el borde y me acerco hacia él, me gusta hacerle compañía.
Ethan Matthews, nativo de Inglaterra, del norte de Londres, siempre ha vivido del mar según me ha dicho,
cuenta con 22 años y es un muchacho encantador, con buenos modales y bastante atractivo, se nos ha
unido en uno de los primeros asaltos que hemos hecho. Alto con cabello rizado casi dorado y con unos ojos
azules, tan azules como el cielo. En el tiempo que llevamos

conociéndonos no me ha dicho mucho de él, y sinceramente estoy ansiosa por saber más.

—Buen día Ethan— se sobresalto un poco, por un momento pensé que iba a caer al agua—. Perdona, no
fue mi intención asustarte.

—Sin problemas Lauren, buen día para ti también— pronunciaba mi nombre de una manera extraña que me
gustaba, Loren, con su acento sonaba sutil y elegante.

—Parece que hoy no será un buen día— hago este comentario haciendo referencia al cielo con mi mano.

—Todos los días son buenos, pero hay personas que los hacen malos— dijo mirando al cielo.

—Que profundo señor poeta, ¿Has aprendido eso de ese tal Shakespeare del que tanto me hablas?

—Lo he deducido yo mismo— mira en todas las direcciones—. No deberíamos estar parloteando tanto, no
queremos que el Capitán este de mal humor, vamos a trabajar Lauren y con gusto continuaremos nuestra

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conversación luego.

La siguientes horas fueron de trabajo, que aunque nunca me tocaba el trabajo pesado, siempre lo hacia con
las mejores ganas. Cuando el Sol estaba ocultándose comenzó a llover muy fuerte para mi gusto, el viento
comenzó a soplar descarriadamente, y el barco se movía con brusquedad, temía que nos hundiesemos.

Las olas eran enormes, gigantescas, y cada vez que el barco pasaba una casi nos volteabamos. Ethan me
sujetaba y yo lo sujetaba a él, mi vista estaba borrosa por tanga agua, del cielo y del mar, que me golpeaba,
mi corazón latía con fuerza. No podía creer que una cosa tan hermosa pueda atentar contra mi vida.

Mi peor temor se hizo realidad luego, la tempestad casi nos había volteado y todo estaba inundado, la
tripulación desaparecía a cada ola que nos arrasaba, temía por mi vida y la de Ethan en ese momento, ya
consideraba que todo estaba acabado.

-"¡Capitán nos estamos hundiendo!" gritó un hombre, la piel se me puso de gallina, mi corazón palpitaba
salvajemente.

Pasó lo inevitable, se hundió la nave, perdí todas mis pertenecías, y todo el botín que teníamos se perdió en
el mar. No solté a Ethan en ningún momento, no le comenté que nadar no sabía, para mi suerte él no me
soltó. Conseguimos salir del barco sanos y salvos, y nos montamos en unos botes con el resto, el frío estaba
matándome y el calor de Ethan no lo hacía diferente. Ahora nos dirigiamos a Tortuga, dijo el capitán.

La pasé mal después de uno o dos días de hambre y sed antes de llegar a Tortuga, me agarró un resfriado y
hasta pensé que moriría de lo mal que me sentía, pero ahí seguía mi amigo Ethan, resguardandome.
Rápidamente luego de nuestra aparatosa llegada el señor Nau, el Capitán, fue a hablar con el Gobernador.
Toda la tripulación, yo incluida, nos adentramos a una taberna a pasar el rato, yo a comer, mi estomago
estaba revuelto. En ese lugar, vi muchos hombres con mujeres sentadas en sus piernas y supuse que eran
prostitutas. Una mezcla de sudor, alcohol y tabaco flotaban en el aire, todos reían y tomaban como si no
hubiese mañana, capté la atención de varios pero hice caso omiso y me aferre a Ethan, él echó un vistazo
dándose cuenta del porqué estaba aferrada a él.

Nos sentamos todos en diferentes lugares, muchos de mis compañeros saludaban a otros alegremente, era
la tercera vez que veníamos aquí, pero era la primera vez que bajaba del barco, porque claro está, ya no
teníamos barco. Pidieron una ronda para todos en mi mesa, colocaron frente a mi un vaso con un líquido de
olor fuerte, mire a Ethan para que me diera una pista de lo que era eso. Algo tenía que ingerir, mi boca
estaba seca.

—Es Ron, tiene un sabor fuerte, pero creo que te gustará— susurró a mi lado. Tomé un sorbo y mis
facciones cambiaron, era un sabor muy fuerte y amargo,

quemaba un poco cuando lo tragabas pero no era algo con lo que iba a morirme, era esto o nada, y después
de dos días sin ingerir nada este líquido desagradable se acercaba al cielo, aunque en otras circunstancias
no sería mi primera elección.

Escuché una risa al frente de mi, levante la mirada para ver de quien se trataba. Era el señor Alejos, a él no
le agradaba mucho que digamos, en realidad sólo le agrado a Ethan y

a el señor Nau.

—Perdone su Majestad que no tengamos té y galletas— dijo refiriéndose a mi

reacción cuando probé el ron.

—Deja de molestarla Francisco— ese era Ethan, siempre a mi rescate.

—Por Dios Ethan, todo lo que haz tenido que hacer para meterte en las faldas de una mujer, aunque esta

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puede que use pantalones.

— No te permito...— Ethan dio un golpe a la mesa e iba a levantarse, de seguro para golpear al señor Alejos
que ya colmó su paciencia.

Antes de que eso pasara se oyó un golpe fuerte en la puerta anunciando la llegada de alguien, el señor Nau
apareció con la misma sonrisa que lucía el día que me anunció que se marchaba.

—Zarpamos mañana al amanecer— grito para todos sin importar si eran parte de la tripulación o no.

Al decir el señor Nau eso todos los hombres les invadió algún espíritu o algo, se golpeaban y lanzaban los
tragos al aire, luego se abrazaban como si nada hubiera pasado.

Parece que mi travesía no ha acabado aún, estoy ansiosa por saber que me depara el destino en mi próximo
viaje.

De madrugada, con unos suaves movimientos, Ethan me despertó para comer algo antes de zarpar.
Habíamos dormido en la misma habitación, él no confía en ninguno de nuestros compañeros, tampoco en
los habitantes de Tortuga, y la verdad es que yo tampoco. La mayoría pensará que él ya ha conseguido
meterse en mis faldas como el señor Alejos afirma, pero la realidad es que él nunca me ha visto con
segundas intenciones, o por lo menos no que me diera cuenta.

Mientras yo dormía en lo que se podría decir una suave cama, él se quedó en el sillón que estaba al frente
de la puerta vigilando. En estos tres meses que pasaron me pregunté si él hubiera sido mi prometido las
cosas serían diferentes, o que si simplemente le doy lástima y quiere ayudarme de alguna forma.

Me levanté de la cama directo al cuarto de baño, para ser habitación de taberna estaba bien distribuida y
organizada, bien equipada. Cogí un poco de sal y agua para enjuagar mi boca y así disimular un poco el
aliento matutino, hago mis necesidades físicas y salgo, encontrándome con una habitación vacía, Ethan se
había ido, seguramente para darme privacidad.

Me miro en el espejo para arreglar un poco mi cabello, ¡Dios, que desastre! Hago lo mejor que puedo con
mis dedos para arreglarlo hasta que me rindo, aliso un poco mi vestido y salgo de la habitación topandome
con Ethan que por su reincorporación rápida de la pared se nota que ha estado esperándome.

—Buen día Lauren ¿Como has dormido?— se ve un poco cansado, me siento mal porque ha sido mi culpa.

—Buen día, Me siento tan apenada con usted que ha dormido incómodo por mi culpa— bajo la mirada
cuando él clava en mi la suya.

—No te preocupes, ha sido mi culpa— no podría ser más encantador, se ha echado la culpa por algo que no
hizo—. Además, que clase de caballero sería si no cuidara de tan bella dama— siento un calor extraño en
mis mejillas, es la primera vez que me elogia y se siente bien escucharlo.

—Insisto en disculparme con usted Ethan, prometo que cuando estemos a bordo del navío usted podrá
descansar y yo haré su trabajo.

—Nada de eso Lauren, y deja de tratarme de usted, pensé que ya habíamos superado esa etapa, ¿Somos
amigos, Recuerdas?

—Si perdón— las palabras salían de mi boca con cierta torpeza.

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—Deja de disculparte. Mejor, apresuremos a bajar para tomar algo de desayuno antes de emprender una
nueva ruta.

Bajamos en silencio hasta llegar a el primer piso de la taberna, ya habían varios hombres que pertenecían a
nuestra tripulación, y otros simplemente dormidos o cayéndose de la ebriedad. Varios ojos nos miraron con
curiosidad al llegar juntos pero hice caso omiso y fui a sentar junto con Ethan.

No paso nada a cuando nos sentamos para colocarnos pan en la mesa, y una taza con un olor exquisito que
rápidamente descubrí que era café. Tenía mucho tiempo que no lo

tomaba. Vi a Ethan tomar un trozo de pan e insertarlo dentro de la taza con café, en mi curiosidad por las
cosas hice lo mismo y Dios mio, sabia increíble, no sé la razón por la que no había hecho esto antes.

Terminamos de comer para ir al muelle y entrar al barco, aunque aún el sol no daba señales de salir sino
hasta un buen rato, me gustaba ser puntual. El navío era notoriamente más grande que el anterior, se veía
más sólido, más fuerte.

—Ethan, ¿Sabes hacia a donde nos dirigimos esta vez?

—No tengo idea, pero ya estoy ansioso por llegar.

Pasó un rato hasta que izaron las velas, elevaron el ancla para zarpar. El barco cuenta con varios camarotes
y el señor Nau, el Capitán, me ha asignado uno. Ya en movimiento, y todo el mundo conociendo su labor, el
Capitán hizo un llamado a la proa para hacernos saber sus planes.

—Nos dirigimos a golfo de Campeche, en México. Estén listos porque en cualquier momento iniciamos el
ataque, esta vez no dejaremos ningún sucio español con vida— finalizó y todos comenzaron a gritar como si
hubieran anunciado el final de una guerra.

Con el viento golpeando mi cara yo solo pensaba en que ya era hora de abandonar el barco, y quizás
empezar una nueva vida en México antes de que muriera en el intento.

Pasaron varios días con no más que mar por Norte, Sur, Este y Oeste, afortunadamente hoy se programaba
nuestra llegada al Golfo de Campeche. Por esa razón iban a hacer un consejo para planificar el ataque que
íbamos a hacerle a los españoles, aunque yo nunca intervengo en estas reuniones siempre asisto para estar
al tanto de lo que va a pasar. Al llegar a la Cámara del capitán esa tarde junto a 15 hombres incluyendo a
Ethan, comenzaron a planear el ataque.

El señor Nau, el Capitán del barco se dispuso a abrir las Cartas Náuticas y un

compás.

—Bien, en estos momentos nos encontramos aquí" abrió el compás para señalar

un punto. Sinceramente no sabía cómo podía él saber dónde estábamos después de tantos días de estar
rodeados de sólo agua—. Y ellos están aproximadamente aquí— señaló de nuevo—. Si mis cálculos no son
malos, ellos están a 4.5 kilómetros de nuestra ubicación, tardaríamos nada en llegar. Escucho sus
propuestas para hundir a esa basura española.

—Capitán si me lo permite, propongo atacar a estribor, por la información que manejamos, es la parte más
débil que tienen los navíos españoles" concluyó aquel hombre, el cual casi nunca hablaba.

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—Me parece muy buena esa idea— estuvo de acuerdo el capitán.

Lo que me parecía extraño de todo esto es que ellos ya sabían sus puntos débiles, incluso la ubicación
exacta, están confiados de que van a ganar por saberlo y creen que están tres pasos delante de ellos, pero
muy bien podría ser una trampa o una información falsa de parte de el hombre que sugirió el ataque.

—Con todo respeto Capitán no creo que eso sea una buena idea— si antes todos hablaban, ahora todos
estaban callados, mirándome atentamente.

—¿Qué quieres decir con eso muchacha?— preguntó el Capitán.

—Que puede que sea una trampa.

— Iluminanos— varios soltaron pequeñas risitas luego de sus palabras. Idiotas.

—Me refiero a que, tenemos su supuesto punto débil y todo parece muy fácil, pero ¿Quién nos asegura de
que así sea y que la información sea cierta y no dicha por un espía español? Podrían estar preparados
esperando atacar por estribor y antes de que lleguemos a ellos estaremos hechos polvo— tomé aire un
momento porque estaba hablando muy rápido, gesticulando con las manos, estaba realmente nerviosa por
la mirada de todos encima de mi

—.Me atrevo a decir que atacar por el Este seria más efectivo, eso es todo Capitán— levante la mirada,
todos me miraban sorprendidos e incrédulos yo no acostumbraba a decir más que monosílabos, menos
Ethan, él me miraba con una gran sonrisa.

—Eso tiene mucho sentido Jauregui— dijo un pensativo señor Nau.

—Vaya vaya, no sabia que las mujeres podían pensar por si mismas— agregó el señor Alejos. Dios ese
hombre si que me odia. Comentarios como ese hacen hervir mi sangre—. Puedes tener una buena base,
pero me niego a seguir ordenes de una mujer que sólo frega los pisos y vacía cubetas, ya es suficiente
humillación.

—El Capitán es el que tiene la última palabra— lo reté mirándolo, me sentía poderosa— ¿Que piensa
capitán?

Todos lo miraban, como rogándole que no me hicieran caso. Y al igual que Poncio Pilato, se lavó las manos
y dejo que decidieran los puritanos, en este caso tripulantes. Por supuesto que votaron por atacar como
sugirió aquel hombre callado y misterioso, después de todo ¿Qué valor tenía la palabra de una simple
mujer?

~•~

Al llegar todo estaba tranquilo y silencioso, demasiado, el hombre que estaba mirando en la Cofa no podía
ver nada debido a una extraña bruma en el ambiente. De un momento a otro cañones comenzaron a sonar y
a caer en nuestro barco.

—RÁPIDO, BAJEN Y PREPAREN LOS CAÑONES— gritó el Capitán.

El barco comenzó a desmoronarse, entré en un estado de terror que me inmovilizaba, en resumen estaba
parada en el medio de todo. Gritaban y corrían de un lado a otro, me sentía incapaz de moverme, jamás,
aunque debí haberme preparado mentalmente para ello, ocurrió algo así.

—¡LAUREN, MUEVETE DE AHÍ!— gritó Ethan desde el otro lado de barco.

El Sr. Nau se encontraba de espaldas al barco español dando órdenes y no se daba cuenta de lo que estaba

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pasando. Una bala de cañón se dirigía directo a él, nos encontrábamos a pocos pasos, lo peor es que
estaba consciente de las cosas pero no podía moverme; al darme cuenta de que iba a impactarle la bola
lanzada por el cañón me apresuré a correr, quizás por instinto, y me le lance encima para evitarlo, de todas
maneras se lo debía por haberme sacado de Santo Domingo.

—¡¿Pero que haces Jauregui?!

—Señor iba a darle una bala y me vi obligada a salvarle.

En ese momento nos interrumpieron gritos en aumento provenientes del barco y casi al instante nos dimos
cuenta de que los españoles nos estaban invadiendo, lanzándose con sogas desde su navío.

-"¡Maldita sea! Rápido Jauregui sigueme, tenemos que abandonar el barco si queremos salir de esta con
vida." yo sólo asentí y le seguí dejando atrás a todos.

Busqué con la mirada a Ethan, mi desesperación se hizo presente cuando encontraba españoles degollando
a los nuestros o tomándolos como prisioneros y no había rastro de él. ¡Dios mio, que cosa más horrible!
Luego lo vi y solté el aire que estaba aguantando, venía corriendo como un loco a donde estábamos.

—Capitán, cerca de aquí hay un buque, podemos llegar nadando— ¡¿Nadando?!

Apenas podía flotar y con mucha dificultad.

—Excelente Sr. Matthews, vamos a por el buque.

Fuimos directo a la popa, para poder llegar al buque antes de ser asesinados, varios siguieron al Capitán
para escapar con éste.

Saltaron uno por uno, y al llegar mi turno de saltar estaba más que aterrada, si bien podría morir en el barco
también podría morir ahogada.

—Ethan, no sé nadar— confesé aterrada.

—Dios Lauren— pasó su mano por su rizado cabello en un gesto de desesperación—. Voy a saltar y en
cuanto me veas afuera del agua saltas tú, yo estaré ahí para ayudarte ¿De acuerdo?

Asentí y él salto, pasó un momento antes de que saliera. Yo estaba sola, con miedo, si tenía tiempo podría
bajar de otra manera. En ese instante voltee para hallar otra solución y no tener que saltar muchos metros vi
a un hombre, un español, acercándose a un paso acelerado. Me subí al borde de la popa como lo haría
cualquier suicida, dispuesta a saltar.

—Eh mujer, ¿A donde vais con tanta prisa?

Voltee de nuevo y vi que estaba más cerca, entonces lo hice. Salté. Se sentía extraño y me pregunto si así
se sentirá volar. Antes de caer completamente al agua tomé una gran bocanada de aire. Al momento de que
mi cuerpo impacto con el agua sentí un poco de dolor y una presión extraña en mi pecho, y demonios, el
agua estaba helada. Traté de impulsarme hacia arriba para salir y gracias a Dios estaba funcionando. Salí
de agua soltando el aire y respirando rápidamente, Ethan me agarro de los brazos, se puso de espaldas a mi
e hizo que lo abrazara por el cuello.

—No vayas a apretar muy fuerte Lauren, te juro que no voy a soltarte— dijo y comenzamos a movernos en
el agua.

Avanzamos un poco y escuchamos a alguien gritar

—SE ESTÁN ESCAPANDO POR AQUÍ.

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Ethan maldijo y acelero un poco sus movimientos, nos encontrábamos considerablemente lejos como para
ser alcanzados con facilidad. Llegando al buque, subimos mediante una red, lo hice con un poco de
dificultad, estaba muy cansada y no sabia por qué. Al llegar a la toldilla conté 23 hombres sin contar al señor
Nau y a Ethan; los pocos que quedaban se apresuraban a zarpar y a preparar los cañones, por si los
españoles se atrevían a atacar de nuevo. Vaya, si que nos habían destrozado.

—Leven anclas y alcen las velas" ordenó el Capitán sin tanta potencia en su voz luego de darse cuenta de
que ellos no volverían por nosotros. Debe estar desconsolado porque todo le ha salido mal.

Ya casi estaba oscuro, yo solamente quería descansar y olvidar todo lo que he visto y escuchado. Amarre
una hamaca, a lo que ellos le llamaban Coy, y me acosté en éste. Casi de inmediato me quede dormida con
la esperanza de que los españoles no nos siguieran y nos fusilaran mientras dormíamos.

Pero que día el de hoy.

"No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles."

Hebreos 13:2.

Desperté la mañana siguiente muy temprano, supuse que todos estaban dormidos y decidí recorrer un poco
el buque, tenía una madera digna de admirar y lucía impecable. Me dirigí hacia la proa a sentarme y ver el
amanecer, siempre me ha gustado ver el amanecer, es como volver a nacer. El Sol comenzaba a asomarse
por el horizonte, una mezcla de colores hermosos e indescriptibles de rojo a naranja y luego a amarillo, con
ello cambiando el color azul del cielo.

Un amanecer sería lo más hermoso que alguien puede pintar en un lienzo sólo para capturar su eternidad.
Cerré los ojos inhalando el delicioso olor del mar, guardando esa maravilla de la naturaleza en mi memoria.

—¿Le molesta si la acompaño Jauregui?— salí de mi trance y me giré para ver al señor Nau, su bigote y
barba crecieron mucho, pero aun así se veía impecable.

—Para nada Capitán— le dediqué una sonrisa con la boca cerrada antes de voltearme y seguir admirando el
maravilloso paisaje.

Quedamos un corto tiempo en silencio, sólo sintiendo el viento en nuestros rostros y escuchando las olas
romper contra el buque. Acariciaba mis brazos para darme calor, las noches son frías y no tengo con quien
compartirlas.

—Tenia usted razón— rompió el silencio, dejándome un poco confundida con su

afirmación.

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—¿Cómo dice?

—Tenia razón sobre todo, era una trampa !Maldición, debí darme cuenta de que

el señor Sevilla era un espía español¡— dijo esto último apretando mucho la mandíbula, temí a que se la
rompiera. No me sorprendió para nada, lo sospeché incluso antes de saber lo delator de su apellido.

—¿Cómo está tan seguro de eso?— sin embargo lo quise confirmar, y no quiero decir que se lo dije ya que
todos salimos perjudicados, pero se los advertí y ninguno me hizo caso.

—Lo vi cuando estábamos en el suelo, le daba la mano a un español y se columpio en una soga hacia su
barco... le pido una disculpa— mi intensión nunca ha sido creerme más lista, era sólo cuestión de pensar
bien las cosas.

—Oh— fue todo lo que pude decir, estaba totalmente sorprendida, este momento queda para la historia.

—Se que mis disculpas son pobres pero tengo una propuesta para usted Lauren— comenzó a decir muy
emocionado—. Eres una mujer muy inteligente, creo que la única mujer inteligente que he conocido— casi
rodé los ojos con lo último que dijo—. Y estoy convencido de que con tú inteligencia y mi poder podríamos
hacer grandes cosas, no me dejaré llevar por segundas opiniones, no es la primera vez que creas una
buena estrategia mas si la compartes, hablas sola en voz alta, te he escuchado.

-"Ilumineme" Cite lo que él había dicho anteriormente queriendo oír su propuesta, sin importar lo vergonzoso
que ha sido que él me haya escuchado en mis conversaciones, no sé cómo, conmigo misma.

—Quiero que sea mi mano derecha Lauren— Soltó así, de repente como si hubiera dicho que tenia hambre
o comentando sobre cualquiera trivialidad.

—¿Su mano derecha?— repetí incrédula.

—Si, ayer me demostraste salvando mi vida que puedo confiar en ti, sinceramente creo que tienes ideas
ingeniosas y que no hay que ignorarlas. Te prometo mucho oro y joyas, y que seras libre de hacer lo que
sea, incluso de marcharte cuando creas que no te convenga seguir aquí, te doy mi palabra, ¿Qué dices?

Seras libre de hacer lo que sea, incluso de marcharte cuando creas que no te convenga estar aquí. Una
oferta bastante tentadora, y más cuando hablamos de libertad. Lo pensé un poco antes de tomar mi decisión

—Acepto— afirme y estire mi mano para estrechar la suya y cerrar el trato.

~•~

Pasaron varios días en los que el señor Nau puso al tanto de la situación a todos, muchos hicieron mala cara
pero nadie podía soltar una sola queja, él les dijo que tenían que respetarme y obedecerme si no querían
sufrir las consecuencias, y que si no les daba la gana de cumplir ordenes eran libres de irse nadando hasta
tierra firme. Me sentía como de la realeza, quizá como una Duquesa.

Tenía sus partes negativas estar al poder, no hac8a mucho durante todo el día, pero no podía quejarme,
estaba cómoda y con personas que con o contra su voluntad me respetaban y obedecían; eso no significaba
que mi conducta iba a ser modificada, sé que todo en exceso es malo. Al contarle la noticia a Ethan me
abrazo suavemente y me felicito por mi logro, no podía esperar memos de él.

Al pasar el tiempo, el hombre que se encontraba en la Cofa anunció que había tierra a la vista, desde lo lejos
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que estábamos sólo se veía un buque y la ilusión de un pequeño pueblo.

-"Lauren, ¿Qué deberíamos hacer? " me preguntó el señor Nau, aunque él ya me llamaba por mi nombre yo
consideraba que era mejor seguir tratándolo de usted.

Analicé el lugar, viendo a los lados. Los datos que teníamos sobre las embarcaciones españolas eran
acertadas hasta cierto punto, con certeza a la distancia no se podía confirmar nada, por lo que me apoyo en
teorías.

—Estamos lo suficientemente lejos a mi parecer como para que noten nuestra presencia, o para que
sospechen que hemos expropiado una de sus propiedades, si ese es un navío español como creo estoy
segura de que ya ha llegado la noticia de que hemos robado uno de sus buques, así que, propongo
acercarnos un poco rodeándolos sin dejarnos notar mucho, y cuando estemos lo suficientemente cerca,
bajamos del buque en esas canoas— señalé hacia donde estaban—. Y atacamos.

—Ingenioso, muy ingenioso. Muy bien ya han escuchado lo que vamos a hacer así que ¡A TRABAJAR
HOLGAZANES!

Disminuimos nuestra velocidad y tomamos una ruta alternativa para llegar a ellos, planeabamos llegar por la
izquierda ya que por lo que me había dado cuenta en muchos de nuestros encuentros siempre estaban
atentos por estribor.

Pasamos un buen rato rodeando el lugar para no ser descubiertos, di las ordenes que prepararan las canoas
para bajar, y como éramos pocos solo utilizamos dos de ellas, mientras diez ocupabamos una, cinco
hombres la bajaban, se repitió este proceso otra vez y luego los hombres que bajaban las canoas bajaron
por las sogas de las mismas.

-"señor Nau, tenemos que ser muy silenciosos. Cuando estemos ahí, hay que mandar a alguien a que suba
a verificar si hay españoles o si sólo son pueblerinos" susurré porque aunque estuviéramos un poco lejos
aún, no quería arriesgarme a ser escuchada, él se limitó a asentir.

Cuando llegamos, el capitán mando al señor Alejos a subir. Una parte de mi estaba disfrutando que fuera él
el que subiese pero la otra estaba un poco preocupada de lo que podría pasar. Cuando llegó arriba hizo una
seña indicando que no había nadie y que comenzáramos a subir uno a uno. Subió primero el Capitán, luego
los demás le siguieron y yo quede de última junto con Ethan. A pesar de que ya había hecho esto tenía un
poco de miedo a caerme, pero me reconfortaba con que Ethan venía tras de mi.

Al llegar a la cubierta, todos estaban agachados y reunidos susurrando, hice lo mismo y me acerque a ellos.

—El buque dice Andalucía— susurró alguien.

—Parece que no hay nadie, pero hay que revisar todo" susurró alguien más.

—Apuesto a que están todos reunidos comiendo— me uní a sus susurros.

—¿Cómo puedes asegurar eso?_ preguntó mi amigo Ethan.

_Por la posición del Sol, y lo caliente que esta aquí, a mi madre le gusta plantar flores, decía que era mejor
regarlas cuando estuviera el Sol en su punto, y eso era siempre a la hora de la comida, el almuerzo. Decía
que eso mantenía su belleza y color más tiempo— eso último lo dije más para mi que para ellos, la verdad
es que extraño mucho a mi familia, ya el fin de año está cerca.

—Nos separaremos en grupos de cinco, al o a lo que vean no duden en atacar, tenemos que adueñarnos de
este buque a como de lugar— dio las órdenes el señor Nau.

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Estaba con el capitán, el insoportable de Francisco Alejos, el señor Gonzales y con Ethan. Decidieron ir a
revisar al fondo del buque donde se supone, siendo este buque muy parecido al otro, que se encuentran las
celdas para los prisioneros. Cuando íbamos entrando nos encontramos a un hombre custodiando la entrada.
Lo que paso a continuación fue muy rápido.

Mientras Ethan me ponía tras de él, Gonzales y Alejos tomaban a aquel hombre por los brazos y el señor
Nau lo apuñaló justo en el corazón, el hombre en ese momento se debilitó, cayo al piso y murió. Estaba
sorprendida, en qué se ha convertido este mundo que los hombres deciden acabar con las vidas de los
otros.

Aún sorprendida y algo asustada por lo que acaba de pasar sigo revisando el lugar con ellos, rogando no
volver a presenciar una escena como la de hace un momento.

—Capitán, aquí hay alguien— anunció el señor Gonzales desde una de las

celdas.

Al acercarnos vimos a un hombre calvo, bastante alto y de piel oscura, sus ropas

estaban sucias y rotas, se veía muy débil en el suelo. El estado de la celda era deplorable, claro que no se
podía esperar menos.

—¿Quién eres tú? ¿Dónde estamos? —preguntó el Sr. Nau con un tono fuerte.

—Por favor no me mate— suplicó aquel hombre de voz entrecortada, con un acento similar al mio, pero no
era el mismo.

—Le he hecho una pregunta.

—Mi nombre es José y estamos en La Habana, Cuba.

—¿Y quien comanda este buque?

—No sé, sólo sé que son españoles y que me han apresado por ir en contra de ellos— aquel hombre estaba
en estado de agonía. Cuando terminó de decir esto el señor Nau se puso furioso y a decir cosas en francés
que nadie entendía.

Él iba a hacerle otra pregunta cuando arriba de nosotros se escucho mucho ruido y cosas caer al suelo.
Salimos corriendo, yo iba de ultima e Ethan estaba delante de mi, no me quedaba de otra que seguirlos.

Cuando llegamos al lugar de donde salia todo ese ruido lo único que mis ojos vieron fue personas muertas.
Conté 24 en las cuales uno de nuestros hombres se encontraba ahí. Si antes estaba en sorprendida ahora
no se como sentirme, había una masacre frente mis ojos, no pude seguir observando esa escena y me
escondí en el pecho de Ethan mientras este me abrazaba. Luego llegaron nuestros otros hombres, sucios de
sangre y con la ropa rota. Todos seguían revisando el lugar, no estaba saciada su sed.

Escuchamos gritos de alguna parte del buque, eran de mujer. Nunca he estado de acuerdo al maltrato que
nos dan a las mujeres, así que salí primero que todos corriendo hacia donde estaba ese sonido, sin idea
alguna de que haría en cuanto llegase a aquel lugar, lo que sabía y era consciente es que no iba a ser una
mujer maltratada mientras yo estuviera en mis facultades para defenderla. Era un camarote, bastante amplio
y en la cama yacía una mujer, encima de ella un hombre que forzejeaba con ella, ella tenia la ropa rasgada y
trataba de soltarse del agarre del hombre. Detrás de mi llego primero Ethan, luego el señor Nau y el señir
Alejos, seguido de todos los demás. Separaron al hombre de aquella mujer, era de piel clara, variante a
morena, tenía los ojos cerrados con fuerza y su cara estaba cubierta con su cabello. Tomaron al hombre y
comenzaron a golpearlo entre varios hasta dejarlo en el piso tosiendo sangre, casi muerto.

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—Diles quienes somos, quienes han sido y que esto se repetirá centenares de veces, diles que Jean David
Nau y su gente les declaran la guerra a los españoles y sus aliados, que entramos en la zona de la piratería
y volveremos para acabar con todo— le escupió en la cara luego de terminar. Tomó una de sus dagas y se
agachó, corto la parte de atrás de sus tobillos, llamó a tres hombres que se lo llevaron caminando, el
español gritaba a cada paso que daba.

Giré mi vista para ver a la mujer que estaba en la cama, se encontraba en la misma posición que hace
minutos, la muy pobre debe estar traumatizada con esto. De repente el señor Nau se acerca a ella con su
daga, veo sus intenciones, quiere hacerle daño. Cuando

levanta la mano para hacerlo reacciono, no me perdonaría que la maten, de ninguna manera.

—Alto. La quiero— grité y todos voltearon a mirarme, rápidamente pensé en algo para que no se
malinterpretara lo que acabo de decir— . Es decir, la quiero para que sea mi sirviente, mi esclava, seria
bastante interesante ver las reacciones de todos cada vez que se enteren que tengo una esclava de piel
clara, además resonaría en los siete mares y crearía caos en todos lados facilitandonos nuestras metas—
una vez más apostando todo lo que tenía, lancé mí última carta, consciente de que no tenía sentido una
cosa con la otra, todo para salvar a una desconocida.

—¿Cómo se que no es una de ellos?— cuestionó el señor Nau

—Mire su color de piel y de cabello, la gran mayoría de los españoles que he visto son de piel blanca como
la harina y cabellos dorados, estoy segura de que ella solo es una mujer a la que atraparon para satisfacer
necesidades sexuales.

Él pareció pensarlo un momento,viendo hacia ella y luego hacia mi.

—Puedes quedartela, pero a la primera que la note sospechosa, hago que su corazón deje de latir en menos
de lo que te imaginas— solté un pequeño suspiro de tranquilidad.

—Si lo es prometo yo misma entregársela— palabras sin sentido salen de mi boca, nunca haría algo así—.
Gracias señor Nau, si no es mucha molestia voy a pedir que se retiren, tomaré este camarote para mi.

Todos comenzaron a marcharse e Ethan que fue el primero en salir me susurró un "Hiciste bien" al pasar a
mi lado. Cerraron la puerta y me acerque a aquella mujer, estaba pálida y sus labios estaban secos, aún
tenía los ojos cerrados y temblaba.

—Hola ¿Cómo se llama?

Ella no se movía y parecía no escucharme, me acerque un poco e intente tomar su mano pero ella se aparto
bruscamente y se hizo para atrás.

—No tiene que temer de mi señorita, me llamo Lauren Jauregui, ¿Puedo saber su nombre?— le hable en un
tono suave, para poder inspirarle algo de confianza

Sin respuesta de nuevo, pero esta vez ella abrió los ojos y me miro un largo rato, seguía sin pronunciar ni
una sólo sílaba. Tenía unos ojos marrones, de un color muy bonito estoy segura, con todo y ese color tan
precioso sus ojos se veían tristes y apagados, opacos me atrevo a decir.

—Veo que no eres muy conversadora— intenté hacerla reír, tampoco funciono. Yo tampoco reiría si hubiera
estado a punto de ser abusada—. Muy bien, pues vamos a ver que tenemos en esta habitación— dije más
para mi misma que para ella.

Comencé a inspeccionar el camarote, tenia un baño dentro de el lo cual me sorprendió mucho, no había
visto un camarote con baño en ninguno de los anteriores buques, lo que significa más privacidad para mi y

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para mi inesperada invitada.

También noté que había un armario, con bastantes camisas blancas pero pocos pantalones. Me miré a mi
misma, no me había cambiado de ropa en días y ya estaba cerca mi periodo, lo presentía, necesitaba algún
vestido grande para disimularlo, pero aquí sólo habían camisas, pantalones y calzoncillos, todo de hombre.
Dudé un poco antes de decidirme a usar esa ropa, pero al final lo hice, no iba a morir por eso después de
todo.

—Voy a tomar un baño muchacha, iré a buscar agua a la cubierta, por favor no

hagas nada hasta que vuelva— como si realmente me escuchara. O no sé si lo hacia, sólo me veía sin
ninguna expresión en su rostro—. Traeré agua para ti también así harás al menos el intento de borrar las
sucias manos de ese hombre de tu cuerpo.

Caminé hacia la puerta y salí, sin mirar atrás como solía hacerlo. Mientras iba caminando pensé en todo lo
que había pasado en menos de una semana, casi muero en dos ocasiones y ahora tenia que cuidar también
de ella, de esa silenciosa y frágil muchacha.

Espero al menos que me diga su nombre.

Regresé a la habitación con dos hombres que cargaban una gran cantidad de agua proveniente del mar, no
era la mejor opción para un baño, pero era lo único que podía adquirir al momento. Ella seguía en la cama,
en la misma posición, y sinceramente, ya estaba empezando a preocuparme.

—Gracias, pueden retirarse— dije cuando ambos hombres salieron del baño después de dejar el agua.

Se cerró la puerta y comencé a caminar hacia ella lentamente, no quería que se espantara si llegaba
demasiado rápido. Me senté a su lado en la cama y en un abuso de confianza tomé su barbilla entre mis
manos, logrando que volteara a verme.

—¿Puede entenderme?— le hablé lentamente, mirando sus ojos. No obtuve respuesta— ¿Al menos puede
escucharme? Si me escucha por favor parpadee dos veces.

Use el truco del parpadeo. Cerca de lo que solía ser mi hogar se encontraba Billy, uno de mis vecinos, había
perdido sus cuerdas vocales tras una pelea en sus tiempos de guerra al casi morir degollado, él tenía suerte
de estar vivo.

Ella parpadeó dos veces tal como se lo pedí. Bien, al menos puede escucharme y responderme a través de
sus ojos, eso es un progreso. Gracias Billy.

—Bien, ahora iré a tomar un baño y luego usted lo hará, después de bañarte puede tomar una siesta. Si
para esa hora aún no puede hablarme entonces le haré solo preguntas y usted parpadeará una vez en
negación y dos veces para afirmar, ¿Está bien?— volví a hablar pausadamente, esperando que ella
entendiera.

Ella asintió esta vez y deje escapar una pequeña risita, estábamos mejorando y por alguna razón me
encontraba feliz por ello. Me levanté de la cama, buscando en el pequeño armario una posible toalla o algo
para secarme, podría optar hasta usar una camisa para ello, pero por suerte no tuve que hacerlo, cogí un
par de toallas que al parecer aguardaban ser tomadas por mi y me dirigí al baño. Ya adentro, comencé la
despojarme de mis vestiduras hasta quedar desnuda.

Eché un vistazo al pequeño baño, noté que él tenían jabón, lo sé porqué yo también solía tener en casa para

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Insideofmysoul
usarlo en ocasiones especiales. Con ayuda de una taza, la cual encontré también en mi revisión y me
asegure que no estuviera infestada, el agua corría sobre mi cuerpo con libertad. Dios, extrañaba tanto esto.
Tomé el jabón que encontré para pasarlo por todo mi cuerpo, tenia un olor a menta demasiado débil como
para molestarme.

Retiré el jabón de mi piel y tomé una toalla para secarme, no tenía que preocuparme por no tener mis
prendas de vestir aquí conmigo, porque afuera estaba esa muchacha que pasaría al baño justo cuando yo
entre. Me cubrí con la toalla y salí a vestirme.

La encontré de pie esta vez al borde de la cama, ahora miraba al piso, la abundancia de su cabello caía
desordenado sobre su rostro, tenia sus brazos ligeramente cruzados sobre su torso.

—Ya le toca a usted— se sobresalto al escuchar mi voz—. Disculpe, no quería asustarla, ya puede ir a
tomar el baño, si necesita ayuda con algo no sé, puede dar dos golpes fuertes, y en el mejor de los casos
puede llamar por mi nombre el cual es Lauren.

Ella asintió y comenzó a dar pequeños pasos para entrar por la puerta de la cual yo acababa de salir.
Escuché la puerta cerrarse tras de mi y quité la toalla de mi cuerpo, me dirigí hacia donde había puesto mi
nueva ropa. La camisa no me quedaba tan grande pero si era muy larga, me llegaba casi hasta las rodillas y
tenía que recoger un poco la mangas, tomé los calzoncillos dudando si ponermelos o no.

—Quizás sea cómodo— hablé para mi misma.

Me lo puse y efectivamente era algo cómodo, bastante para mi gusto. Luego me coloque los pantalones y
estos si me quedaban grandes, pero nada que no pueda solucionar con unas tijeras y agujas e hilo que
esperaba que tuvieran acá. Me coloque un cinturón también de aquel hombre para mantener el pantalón en
su lugar y me puse mis botas que me han acompañado todo el viaje, están un poco rotas y temo por
quedarme sin una de ellas en cualquier momento.

Tomo la toalla y seco un poco mi cabello rezando para que él por casualidad de la vida tuviese algo para
cepillar mi cabello. Pero como la vida casi siempre está en mi contra él no tenia esa clase de objetos aquí,
así que sequé un poco más mi cabello, que era un desastre y comencé a peinarlo con mis manos, me
consolaba de que mi cabello fuera casi lacio en ese momento, lo deje suelto y me senté a esperar que ella
saliera.

Recordando de pronto el que oscurecería salí un momento a buscar algunas velas, recordando que pronto
oscurecería, una encendida para encender las otras, colocarlas en la habitación y no quedarnos
completamente a oscuras. Arriba encontré a un par de hombres conversando, estos eran de trato “amable”
conmigo, y en poco tiempo trajeron fuego para mi, junto con velas.

Coloque las velas en un candelabro, con la que tenía encendida fui encendiendo las otras hasta que la
habitación quedo iluminada. Pasó mucho tiempo y ella aún no salia de su baño, no sabía si preocuparme o
no y comencé a contar mis dedos una y otra vez, que aunque sabía que tenía cinco en cada mano sólo era
para pasar el tiempo. Pasó algo más de tiempo y ella aún no salía, ya tenía mucho tiempo ahí, no escuchaba
el caer del agua y estaba preocupandome. Me levante y camine hacia la puerta para tocarla.

—Oiga muchacha ¿Está bien? ¿Le pasa algo?— dije junto a la puerta esperando a que respondiese. Tonta
ella no puede hablar ¿Cómo va a responderte?—. Si está bien dé dos golpes a la puerta por favor.

Pegue mi oreja a la puerta y ella dio dos golpes. Gracias a Dios que estaba bien.

Sin embargo seguía ahí apoyada ahora buscando alguna posibilidad de ver si ella estaba bien realmente,
perfectamente puede estar mintiéndome, no toleraría que se estuviera haciendo daño física o mentalmente,
no nos conocemos pero puede contar conmigo. No sé cuando pero ella abrió la puerta y casi caigo de boca.
22

Insideofmysoul
Su cuerpo estaba cubierta con una toalla y gotas de agua caían por su cabello.

—Perdona yo no estaba espiándola ni nada parecido sólo que usted no salia y me preocupe, pudo haberle
pasado algo ahí dentro.

Ahora era yo la que miraba el piso bastante apenada, seguro piensa que la estaba espiando o algo parecido
y eso no era verdad, sólo quería asegurarme que no le había

pasado nada.

—Sigame, le mostrare lo que vestirá— caminé hacia el armario y ella me seguía,

lo que era bueno porque no parecía molesta ni disgustada—. Como es más baja que yo de seguro que la
camisa le quedara como un vestido— reí ante mi broma personal—, así que no tendrá necesidad de
colocarse un pantalón. Y tenemos estos— tomé un calzoncillo y puse frente sus rostro—. Son bastante
cómodos, puede vestirlo para que no esté sólo con una camisa, prometo que en la próxima parada
compraremos vestidos para ambas y ya no tendrá que usar esta ropa de hombre.

Le ofrecí las prendas y ella las tomó quedándose estática por un momento con su mirada intimidada bajo la
mía, hasta que entendí lo que pasaba.

—¡Oh! Perdone de nuevo señorita, estaré en el baño para que pueda vestir tranquila, cuando termine puede
dar dos golpes a la puerta para anunciar que puedo salir. Prometo no estar apoyada a ella si decide abrirla—
dije a manera de broma tratando de suavizar lo que había pasado, ella en cambio asintió, quizá debería de
dejar las bromas a un lado.

Entré al baño a esperar que estuviera lista, pensándolo bien ella pudo haber entrado aquí a vestirse y yo
esperarla afuera, pero con la incomodidad de la situación no se me ocurrió tal cosa. No pasó mucho tiempo
cuando ella abrió la puerta dejándose ver, la camisa ahora se había convertido en un camisón ya que le
llegaba más abajo de las rodillas y su cabello aún estaba mojado. Salí del cuarto de baño y la verdad no
sabia que más hacer con ella.

—Aún se ve muy pálida— dije observándola de arriba abajo, está muy delgada también—. Seguro que es la
hora de la cena y ni me he enterado, le traeré algo de comer, por favor no salga, no es conveniente que
salga así vestida cualquiera puede aprovecharse de usted. Si quiere toma la siesta de la que hablamos y
luego cuando regrese la despierto para comer. Y seque su cabello, puede enfermar si no lo hace.

Me dirigí a la puerta para marcharme y salir de mi camarote. Ya en la cubierta me di cuenta de que estaba
casi de noche y al merodear para encontrar a la tripulación que estaban todos reunidos para cenar. Caminé
hacia la gran mesa donde estaban todos, y me dispuse a sentarme en la otra cabecera, que debía ser mi
lugar ya que está vacía.

—Buenas noches— me anuncié, a lo que todos respondieron con un "Buenas Noches" también.

Hoy había cerdo y puré de patatas para la cena, no he comido cerdo desde hace un buen tiempo. Agradecí
a Dios antes de comenzar a comer, ellos no lo hacen nunca pero yo ya tengo esa costumbre. Apenas pude
masticar con normalidad, desde hace mucho que no tengo algo tan solido entre mis labios. El cerdo estaba
delicioso y ni hablar del puré de patatas.

Al terminar de comer a medio levantar, dispuesta a levantarme de mi asiento, fue cuando me acorde de ella,
¿Qué se supone que debo hacer? No quiero que se den cuenta de que le tengo cierta lástima por todo lo
que le pasó, se supone que es mi sirviente y que no debo darle algo al menos que lo gane. Metí mis manos
en los bolsillos de mis pantalones frustrada por no saber que hacer. Bajé mi mirada, revolviendo mis manos
dentro de mis bolsillos, recordé que tenia pantalones y que los pantalones tenían bolsillos, unos bien
23

Insideofmysoul
grandes, de acuerdo, no puedo llevarle la cena como si nada pero si puedo guardarla en mis bolsillos y
nadie se dará cuenta.

Comencé a guardar cosas en mis bolsillos sin que nadie se diera cuenta, o por lo menos eso creía. Un poco
de pan, uvas y mandarinas puede ayudarla a que sobreviva la noche. Me levanto y cojo una manzana para
salir del comedor.

-"Lauren, no había notado tus pantalones" Dijo el Sr. Nau y por un momento pensé que descubría lo que
estaba haciendo.

—Necesitaba cambiar mi ropa y tenia opciones limitadas, pero en la próxima parada espero conseguir algún
vestido.

No espere su respuesta y salí prácticamente corriendo de ahí hacia el camarote. En el camino saque lo que
tenia en mis bolsillos y lo lleve en mis brazos con cuidado de que no se cayera nada. Abrí la puerta con
dificultad, encontrándola dormida plácidamente. Tomé una charola que se encontraba en una mesa, quite los
vasos y al parecer el whiskey que había en ella para colocar lo que le había traído.

Fui a despertarla, se removía bajo las sábanas y daba patadas, me bastó con moverla un par de veces para
que sus ojos se abrieran y me dejaran ver su color indescriptible.

—Le he traído algo de fruta y pan para comer, no es mucho pero al menos sobrevivirá a mañana— fui en
busca de la charola con lo que había traído y se la entregue en sus manos—. Le prometo que mañana le
traeré algo más, pero no es conveniente que en nuestra situación la Reina sirva a la plebeya, no sé si puede
entenderme, pero es que ellos no piensan como lo hago yo y no quiero que nada le pase.

La mire comer, lo hacía muy rápido y me hizo cuestionarme si había comido en todos estos días. Primero
comió el pan y las uvas, luego la manzana, dejo las mandarinas a lo ultimo y pensé que no le gustaba, pero
ella se levantó, tomó un vaso se volvió a sentar, exprimió cada gajo de mandarina en el vaso como una
bebida, ella era muy inteligente.

—Eso ha sido muy ingenioso, llegue a pensar que no le gustaban— comento.

La verdad es que ya no esperaba respuesta de su parte, era agradable tener a alguien al menos a quien
hablarle aunque no respondiera. Esperaba poder ser su amiga.

—Perdona que no haya pensado en traerte algo de beber, aunque sus opciones eran vino o ron y
probablemente acabaría usted ebria— ella soltó una pequeña risita y mi cara se iluminó por completo, por lo
menos ahora podía hacerla reír—. Debe descansar y yo también, mañana sera otro día y tendremos muchas
cosas por hacer, claro si no le apetece dormir no sé que más podrá hacer, por mi parte si dormiré.

Quité mis botas, desabroche mi cinturón y luego el pantalón, la camisa cubría hasta un poco más arriba de
mis rodillas dándole privacidad a mi cuerpo. Me deje caer en la cama viendo a el lado donde estaba ella. Ella
tomó una almohada y fue hacia el pequeño sofá, la puso en su cabeza y cerró sus ojos pero, ¿Qué cree que
está haciendo?

—Oye— le llame y ella abrió los ojos— ¿Qué crees que haces ahí? La cama es lo suficientemente grande
para ambas y vas a congelarte sin una sabana, ven a la cama por favor. Pero antes ¿Serias tan amable de
soplar las velas?

Ella sopló cada una de ellas y quedamos en completa oscuridad, temí a que se tropezara y cayera, por
suerte no lo hizo, su peso se pozo en la cama a mi lado haciéndome saber que ella estaba ahí. Desprendía
un olor a menta y frutas, una combinación muy agradable para cualquier persona. Su calor y su cercanía
también lo hacía agradable, era bueno no dormir

sola después de tanto tiempo.

24

Insideofmysoul
—Gracias, que pases una Buena Noche.

Cerré mis ojos pero no dormí al instante. Por mi cabeza pasaban las posibilidades más terroríficas ¿Y si ella
es española? ¿Qué iba a hacer? No podía entregarla al señor Nau ni dejarla a su suerte. Controle mi lucha
interna, considerando otras alternativas donde ella no estuviera potencialmente muerta, quedando poco a
poco profundamente dormida.

No podía prometer nada pero me aseguraría de que nada malo le pasara.

Extra: 9.5

— ¿Puede entenderme? — la suavidad de sus dedos tocaba mi barbilla. No la había sentido llegar, ni
acercarse a mí. Miró directo a mis ojos y me fue inevitable no quedarme perdida en los suyos, no sabía que
tenía la mujer ángel que me había dejado muda— ¿Al menos puede escucharme? Si me escucha por favor
parpadee dos veces.

Reaccioné a lo que me pidió, era una orden que debía cumplir. Parpadear me permitió detallar un poco más
su cara bronceada por el sol que pasaría a ser de porcelana, de la más fina, en unos días por el sereno.
Tenía cejas muy oscuras y gruesas, su nariz redonda de una forma que hacía que se viera delicada, las
manzanas de los cachetes poco pronunciadas.

Dejé el recorrido cuando oí que me hizo una pregunta, no tenía idea de lo que me había dicho, sin embargo
debía decirle sí a todo, era mi deber.

Y luego rio, de la forma más dulce, que provocó que quisiera parar de respirar porque el hecho de inhalar
creaba mucho ruido, y solamente quería escucharla a ella.

La seguí con la mirada a discreción, hasta que desapareció con una tela de baño por una puerta dentro del
camarote. Traté de recordar lo último que me había dicho, y creo que estaba hablando de que debía darme
un baño y cambiar mis trapos desgarrados. Finalmente me hallo en la situación de que he estado ocupando
su espacio, su cama y no debería hacer eso.

Pero tampoco sé que hacer, no me ha ordenado nada a pesar de que el camarote está hecho un desastre,
es muy extraño, y me siento muy confundida al respecto. Me levanto con apuro y me quedo a un lado de la
cama, debería arreglársela y ordenar un poco para ella aunque no me haya dicho nada, no la conozco del
todo, y estoy muy cansada con todo lo que me ha pasado que no quiero un castigo más, hoy no.

—Ya le toca a usted— me asusta su voz y lo demuestro al pegar un pequeño brinco que me avergüenza y
mantengo mi mirar al suelo. Y me habla de usted, como si me respetara, no tiene por qué hacerlo—.
Disculpe, no quería asustarla, ya puede ir a tomar el baño, si necesita ayuda con algo no sé, puede dar dos
golpes fuertes, y en el mejor de los casos puede llamar por mi nombre el cual es Lauren.

Si algo me queda claro ya es que ella es muy amable y que quiere que me bañe.

Asiento con calma y conservando distancia me voy hacia el cuarto de baño. Me deshago de lo que queda de
mi ropa con la mirada en el suelo, aún es de día por lo que puedo ver a través de la madera, y no quisiera
encontrarme con algún espejo, no hoy, ya he pasado por mucho y ya me odio lo suficiente. Nunca me había
bañado con agua de mar, el olor es extraño y pica en los ojos, sin embargo me aseguro de asearme bien,
con jabón, me lavo una y otra vez, sintiéndome igual de sucia que al principio, me han tocado tanto tanta
gente con sus manos sucias y rusticas, asquerosas.

Tocando mis cicatrices se me empieza a apurar la manera de respirar, y no quiero llorar, boto aire por la
boca, mucho aire, y me toco, y no me gusta, y me odio, y odio que me hayan tocado. Me muerdo la boca por

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Insideofmysoul
dentro y me agarro la cara respirando mucho más rápido porque no me puedo controlar, me mareo, no
quiero abrir los ojos. Y su voz me salva, ella me trae de regreso, me pregunta si estoy bien y que toque a la
puerta. Lo hago, respirando lento para calmarme, no quiero más cosas malas hoy. Abro la puerta y ella que
casi cae hacia mí, se

había puesto nerviosa con la idea de que yo pensara que me estaba espiando. Luego me llevó a donde
estaba lo que iba a ponerme, una camisa y calzones, prometiéndome que me conseguiría luego más ropa.

Su risa acompañaba sus palabras mientras yo la observaba, además, nunca nadie había mirado a mis ojos
con tanto afinque, era intenso, un verde que al que no podía describirlo, que me gustaba y a la vez le temía.
Me dio privacidad para vestirme, con la cara roja disculpándose y llamándome señorita. Esta mujer ángel es
un poco extraña pero de cierta forma me hace recordar a Allyson, ella también era muy buena conmigo y
nunca pasó nada malo. No debería temerle a ella, no se ve mala, pero me da miedo confiar, la vida me ha
enseñado que no puedo hacerlo. Además, sólo conmigo se ha comportado así, porque con los otros es tan
dura, como les habla y como los mira, me da miedo equivocarme y que me trate de esa manera porque ella
ha sido lo único bueno que me ha pasado en el día. Viéndome de arriba abajo con sus ojos intensos me dice
que me veo pálida y me ofrece comida, tengo casi dos días sin comer nada, ya estoy acostumbrada a pasar
hambre, pero ese no es su asunto así que asiento a lo que me dice. También, señalando la cama, me dice
que puedo tomar una siesta.

Aparte de eso dice que no quiere que salga del camarote por como estoy vestida, no quiere que se propasen
conmigo. No debería preocuparse mucho, cuando vean las marcas de mi cuerpo seguro no va a querer
tocarme nadie, y lo agradezco, no quiero que nadie lo haga, ni yo quiero hacerlo. Tomo la siesta que me fue
concedida tratando de no ocupar tanto espacio de la cama, ni de usar las sabanas, sin embargo cuando ella
me despierta estoy envuelta en ellas y me apresuro dando patadas a quitármela de encima, no quiero que
piense que he abusado de su confianza.

—Le he traído algo de fruta y pan para comer, o es mucho pero al menos sobrevivirá a mañana— Me lleva
la comida a la cama, con una charola, se queja y me pide disculpas de que no es mucho sin embargo para
mí es demasiado—. Le prometo que mañana le traeré algo más, pero no es conveniente que en nuestra
situación la reina sirva a la plebeya, no sé si puede entenderme, pero es que ellos no piensan como yo lo
hago y no quiero que nada le pase.

Quería preguntar que cual es la manera en la que ella piensa, el porqué está ayudando a mi alma
condenada, mas el desespero me gano por no haber comido nada desde hace tiempo. Gusto, sabor. Las
sensaciones que me recorrían por la boca eran algo divino, la saliva ha tomado fuerza en mi boca por el
líquido que ha entrado en ella, siento la lengua menos pesada y que se me ha otorgado un poco más de
tiempo de vida. Por supuesto, como bajo su atenta mirada, que no sé qué es lo que tanto me mira el ángel,
porque yo no conservo en mi imagen nada atractivo ni interesante. Supongo que le debe dar lastima verme
comer de una manera tan acelerada.

—Eso ha sido muy ingenioso, llegue a pensar que no le gustaban— su voz sale en un tono aliviado cuando
me ve exprimir mandarinas en un vaso, vaso que conseguí en un arrebato de levantarme y volverme a
sentar en su cama—. De verdad, a mí no se me hubiera ocurrido hacer eso— su halago llega a mí de una
manera profunda, no suelen decirme muchas cosas parecidas, menos personas que acabo de conocer.
Cuando me atrevo a mirarla un poco ella está moviendo su cabeza a los lados, jugando con sus dedos hasta
que toma la charola y la

pone en su sitio anterior, acción que me hace sentir rara, no es normal que me atiendan— Perdona que no
haya pensado en traerte algo de beber, aunque sus opciones eran vino o ron— en su cara se vio reflejada la
mayor expresión de asco de la vida, además de que de verdad se veía que lo sentía por no darme lo
suficiente— y probablemente acabaría usted ebria— completó de manera rápida.

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Insideofmysoul
No sé por qué, verla en esa posición me ha hecho sentir de una manera con la que casi nunca me identifico,
a gusto, tanto que se me escapa una risa, que acalle de inmediato para que no hubiera malos entendidos
como que me estaba riendo de ella, quiero decir si me estaba riendo de ella, de una manera que la veo tan
diferente, que mis ojos gozan al verle y mi garganta manifiesta ese gozo con risas. No me pasa muy
seguido, no me dan ganas de reír puramente, cuando sucede me hace añorar el aire fresco que entra en mí
y me hace sentir tan bien.

Dice que va a descansar, me invita a que también lo haga, que puedo coger una almohada, lo que interpreto
como que mi hora de usar la cama se acabó. Ella se despoja de sus prendas, sus botas desgastadas, se
deshace de los pantalones que esconden sus piernas blancas como cal, me enseña parte de su piel
perfecta, sin marcas, sin daños; revuelve su pelo, la camisa, siéndola única prenda que se ha dejado junto al
calzón, se le levanta cuando se acuesta en la cama, lo que me hace mirar a un lado y darme cuenta de que
estoy siendo muy fisgona, que no debería estarla viendo a ella y su linda figura perfecta. Así que me voy a
un mueble de la habitación y me echo contenta la almohada a la cabeza para cerrar los ojos, con algo de
comida en la tripa y mi cuerpo aseado, creo que a pesar de todo el día no ha acabado tan mal.

—Oye, ¿qué crees que haces ahí? — Mi corazón saltó del susto al pensar que había hecho mal al
acostarme aquí. Su voz sale en reclamo, como si le molestara que hubiera ocupado el mueble, y antes de
atreverme a abrir la boca para disculparme ella vuelve a hablar— La cama es lo suficientemente grande para
ambas y vas a congelarte sin una sábana, ven a la cama por favor— ¿Quiere que duerma con ella? ¿Por
qué quiere que duerma con ella? La cama es suya, ella es la reina, ¿qué le incumbe si paso frío? Yo debo
proveerle todo para que ella esté bien— ¿Serías tan amable de soplar las velas antes?

Sin salir de mi asombro fui haciendo lo que me pidió. Quedando a oscuras iba ligando a que no me
tropezase o no rompiese nada en el camino, que tengo buena vista pero estando en este lugar nuevo es otra
cosa. Me siento en la cama, paseando la mano con cuidado para saber si me he sentado en el lado correcto,
no quiero tocarla y que crea que abuso de su buen gesto al invadir su espacio personal, porque la verdad es
que la noche está fría y el cuerpo lo tengo molido. Me acuesto con cuidado, muy cerca del borde, dándole la
espalda al ponerme la almohada en la cabeza, y cae en mí una tibia sabana. Estando a su lado en la cama
me daba un calor agradable, pasivo, de calma, que no me daba lugar para pensar en las cosas que había
vivo y sentido en solo día.

—Gracias, que pase una buena noche. Graciasa usted Lauren Jauregui, mi ángel.

10

Cuando me desperté y salí del camarote aún no salia el Sol. Perfecto. No quise despertarla, por lo que
prácticamente me vestí muy rápido y posiblemente tenga los pantalones al revés. Hago un recorrido extenso
si se puede decir con la meta de hallar la cocina. Eventualmente lo hago, me sorprende encontrar dos
mujeres trabajando para hacer el desayuno, era obvio que la cena tan deliciosa de anoche no se había
preparado sola, pero no me dio en tiempo de conocerlas como es debido. Ambas de piel oscura, como el
hombre que se encuentra encarcelado abajo, cabellos rizados, mucho más altas que yo.

—Buen Día— dejé que mi voz salir suavemente, aún así ellas saltaron por la impresión— .Soy Lauren
Jauregui ¿Puedo saber sus nombres?

-" Soy Marta, y ella es Izolda" Dijo la más baja de las dos señalando a la otra, esta se veía un poco mayor.

— Es un gusto conocerlas— se ven muy agradables — ¿Puedo saber que están

preparando?

_Sólo avena, el Capitán dejó claro que no quiere gran cosa para el desayuno—

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Insideofmysoul
esta vez habló Izolda, con su inconfundible acento cubano.

—¿Cree usted que tarde mucho en estar lista la avena? Es que me gustaría llevar el desayuno a mi
camarote.

—En breve estará listo Señora— Izolda responde a mi interrogante.

— Insisto en que me llamen Lauren por favor— se miraron entre sí. No costaba mucho complacer eso, me
encantaría que lo hicieran, y comprendo que tengan dudas sobre si confiar, y me encargaré de que lo hagan.

—Esta bien Lauren, en breve estará lista la avena.

Como dijeron, pasó poco tiempo para que la avena estuviera lista, ya Izolda, la mujer más joven, se
encontraba sirviendo un plato para mi.

—En realidad necesito dos porciones, si no es mucha molestia.

—Te dije Marta que era para ella y su marido— le escuche susurrar, casi me río.

—A lo mejor sólo está hambrienta— devolvió la respuesta en susurro a Izolda.

-—No estoy casada y tampoco estoy hambrienta, es para mi y para, bueno, mi sirviente— expliqué con
dificultad— ella no esta en todos sus sentidos para subir.

—Raro— susurró Marta a Izolda más bajo, pero igual logré escuchar. Decidí ignorarlo, me entristece que
cataloguen a todos en un mismo paquete.

—Y ¿Alguna de ustedes está casada? ¿O tienen a su familia en casa? — intenté desviar la conversación, al
parecer que le lleve la comida a la habitación a mi "sirviente" esta mal visto por ellas también. Además que si
quería ganarme su confianza, y yo la de ellas, debíamos conocernos.

—Yo lo estoy— habló Marta—. Pero ella no— señaló a Izolda.

—¿Por qué esta aquí entonces? ¿Ha huido de su marido? Puede responder si es que no le resulta muy
íntima mi pregunta— fui apresurada y directa, yo también tiendo a catalogar, y con mi escasa experiencia
con hombres eso fue todo lo que me quedó.

—No, para nada, él esta aquí en este barco, sólo que no como un tripulante

sino...— ella también sintió que hablaba de más, por eso se inmutó de continuar.

—Como el prisionero— complete su frase y ella asintió.

Cuan grande es el amor de ella hacia él como para seguirlo prácticamente hasta la muerte, cuan grande es
el amor de estas personas como para sacrificarse los unos por los otros, si hubiera tenido ese amor en mi
vida no estaría aquí en este barco, escuchando esta historia de amor imposible.

—¿Qué ha hecho él para estar apresado?

—Simplemente me defendió, el hombre blanco iba a golpearme y él lo golpeo primero, entonces lo tomaron
entre varios, lo amarraron, y lo subieron a este barco, no sabia que hacer ni que sería de su vida así que me
he subido abordo para estar con él. A Izolda la he conocido aquí, y se ha convertido en una gran amiga.

—Por lo visto su plan no ha salido bien" opine y ella negó—. Dígame el nombre de su marido.
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Insideofmysoul
—José Polo.

—Le aseguro que lo vera por aquí pronto— le dedique una sonrisa, ella estaba algo desconcertada por lo
que acababa de decirle. Izolda me dio una bandeja con dos platos de avena humeantes y un par de
cucharas— Nos vemos en el almuerzo, muchas gracias por el suculento manjar de anoche también,
permiso.

Salí a la cubierta, el Sol ya se asomaba pero ni rastro de la tripulación ni el Capitán. Flojos Holgazanes.

Tal vez el José que se encontraba en prisión no era el mismo José esposo de Marta, pero la esperanza es lo
ultimo que se pierde y no me gustaría que el amor de Marta terminara en tragedia. Llegué a la habitación y
ella seguía dormida, ella dormía mucho por lo que veo, pero no la culpaba, debió haber pasado cosas
terribles todos estos días. Dejé la bandeja con los platos de avena sobre la mesa y fui a despertarla.

—Muchacha despierte, le he traído el desayuno— la moví suavemente, pero ella no despertaba. Su manera
de respirar había cambiado, era más sonora, y eso me indicaba que estaba un poco consciente—. Si no se
despierta tendré que comerme su parte— cuando dije eso ella abrió los ojos muy grandes y se incorporo en
la cama—. Buena chica, le he traído avena para desayunar— hizo mala cara, lo que me provoco un poco de
gracia.

Fui a buscar la bandeja con ambos platos, le di uno a ella y una cuchara, tome el mio, sople la cucharada y
comencé a comer. No acostumbro a comer en la cama, es por ella que hago excepciones. Me tomó un
momento para darme cuenta de que ella no comía.

—¿No le gusta la avena verdad?— movió su cabeza a ambos lados en señal de negación. En su posición no
podría darme el lujo de negarme a un plato de comida—. Pero no está tan mal, no va a morir por probarla—
tomé avena con la cuchara, soplando un poco—.

Vamos abra la boca, no está tan mal, hagalo por mi por favor— dudó un momento antes de abrir la boca y
con eso yo llevar la cucharada de avena a la misma. Esto siempre lo hacía mi madre cuando era niña y de
alguna manera funcionaba con ella.

Su expresión no parecía disgustada lo que era una buena señal, volvió a abrir la boca y reí ante este acto,
me pareció tan adorable como una niña pequeña, por lo que tomé otra cucharada y la lleve a su boca.

—Se lo dije, es toda una malcriada. Me gustaría seguir dándole de comer pero mi avena se va a enfriar y no
será justo, además no es una niña pequeña para darte de comer, es una niña grande ¿Cierto?— dije en un
tono un poco infantil a lo que ella rió y yo también lo hice.

Comimos en silencio, ella comía más rápido que yo, no sé si era porque le gustaba o porque creía que el
plato saldría corriendo. Retiré ambos platos y los volví a colocar en la bandeja que estaba en la mesa, volví
a la cama, me senté y quite mis botas, luego mi pantalón y me metí en las sábanas de nuevo, no tenía razón
para levantarme aún, y apuesto que ellos no se levantarán dentro de mucho y con un terrible dolor de
cabeza por todo lo que tomaron anoche, incluso Ethan que es tranquilo y disciplinado estará en las mismas
condiciones.

—Me apetece seguir durmiendo, ¿Va a quedarse despierta o seguirá durmiendo?— le pregunté esperando
que me respondiese— fue un buen intento, admitalo— nada, ni una letra—, está bien, tenemos mucho
tiempo para hablar luego, buenas noches— salió un "Eh" de su boca, como queriendo decir algo pero por lo
visto se arrepintió.

Ella estaba sentada frente a mi, cerré mis ojos para dormir pero no pude, abrí mis ojos, y la descubrí
mirándome.

—¿Sabe que es de mala educación mirar a la gente mientras duerme?— pregunte, ella negó— Lo es, en

29

Insideofmysoul
serio, ¿No tiene ganas de dormir?— volvió a negar.

No podía dejarla sola despierta mientras yo dormía, ella no está en condiciones de salir sola de estas
cuatros paredes, así que me levante y me senté al frente de ella.

—Si no tiene sueño entonces hablemos" dije y suspiró" Está bien, yo hablo y usted escucha— iba a
comentarle cualquier cosa sin sentido, hasta que a mi mente llegó una mejor idea— .Cuando fui a buscar
nuestro desayuno una de las cocineras me dijo que estaba aquí por su esposo, pero resulta ser que su
esposo está posiblemente como un prisionero. Así que ¿Quiere acompañarme a averiguarlo ahora?—
asintió varias veces con mucha energía.

Comencé a vestirme de nuevo para salir a nuestra mini aventura hacia las celdas, me coloque la bota
restante y me levante de la cama. Le tendí la mano a ella para que se levantara.

—¿Puede caminar?

Ella asintió y salimos de la habitación. Nos dirigimos al fondo del buque a donde estaban las celdas y al
primer lugar que había visitado al llegar a este buque, sólo de recordar como asesinaron a ese hombre se
me ponen los pelos de punta. Bajamos las escaleras en dirección a la celda donde se encontraba José, y ahí
estaba él, respirando pesadamente y con dificultad, casi dando sus últimos suspiros. Me puse de cuclillas
para quedar a su altura.

— José— llamé a su nombre— ¿Puede hablar? — él negó—. Tengo entendido que tiene una esposa
llamada Marta ¿Es eso cierto?— le tomó un momento asentir y no pude estar más que feliz por su
respuesta. Me levante y me dirigí hacia la muchacha que miraba todo con confusión y tristeza— No vayas a
salir de aquí, voy a volver en unos minutos— no había ni un alma merodeando en cubierta, pero por si acaso
era mejor que se quedara ahí, en su camisón no era acta para ser vista, y lo digo porque ella es una
muchacha preciosa, capaz de despertar deseos en cualquiera.

Salí como alma que lleva al diablo hacia la cocina. Entré de golpe, ambas mujeres volvieron a asustarse por
mi inesperada llegada y ahora me miraban confundidas.

—Marta e Izolda, tienen que acompañarme, hay algo que tienen que ver— dije de una manera seria, ellas
parecían asustadas en serio—. No es nada grave, solo traigan agua si tenemos, es algo vital para alguien—
no podía organizarme mucho pues estaba preocupada por José y la muchacha, terminé diciendo algo con
poco o nada de sentido.

Tomaron el agua y salimos de la cocina, yo casi corriendo y ellas intentando seguirme el paso. Bajamos
hacia las celdas y me apresure a ponerme enfrente donde estaba José, ella seguía ahí como la había
dejado, creo que ni se movió.

—De esta persona es de quien les hablo

Tome las llaves que estaban colgadas, me tomó algunos intentos adivinar cual era pero logre abrir la celda,
dejando que Marta entrara a toda prisa a confirmar sus sospechas.

—¡Por Dios mi José! ¿Qué te han hecho?— sus lágrimas salieron descontroladamente— ¡Rápido Izolda!
trae el agua que se me muere.

Izolda corrió hacia donde estaba Marta y su marido con el agua, sentaron a José para darle de beber.

—Será mejor irnos— Le susurré a mi acompañante—. Las dejo para que atendiendan a José, tienen todo a
su disposición para su cuidado, cualquier inconveniente me lo informan, estoy en uno de los camarotes, el
del fondo a la izquierda.

Me marché con ella siguiendome, la verdad era que me sentía de muchas maneras que no podía describir y

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Insideofmysoul
mi cabeza dolía un poco. Al llegar al camarote sólo me quité las botas y me metí a la cama, ella estaba de
pie casi en la puerta sin expresión alguna en su rostro y mirando al piso.

—Lo siento, de haber sabido que esto sería de esta manera no le hubiera llevado conmigo, perdóneme por
favor

Ella levantó la mirada y caminó hacia mi, me senté en la cama para observar mejor lo que iba a hacer. Lo
que hizo me sorprendió, se inclinó, sus brazos rodearon mi cuello y comenzó a llorar en mi hombro.
Correspondí a su abrazo mientras acariciaba su cabello, era lo menos que podía hacer.

—Está bien, todo estará bien.

Lloró por mucho tiempo, no sé cuanto, pero en todo ese tiempo que pasó me dijo más de lo que podría
haber dicho en todo este tiempo sin pronunciar ni una palabra.

Extra: 10.5

Existe una capacidad a la que todos llaman maravillosa, la capacidad de soñar. Yo no contaba con ella, por
más que lo intentara, me acostaba bocabajo, con los pies fuera de mi camaro, tomé agua tibia antes de
dormir, y nunca, nunca, he podido tener la capacidad de soñar. Supongo que es porque no soy nada
especial.

Sin embargo cuando desperté en esta mañana me parecía estar viviendo uno de esos sueños hermosos, de
colores vivos, de anhelos, esos sueños de deseos de cosas imposibles. El ángel una vez más me había
tocado con sus manos mientras me llamaba "muchacha", con tanta delicadeza y fragilidad, que en lugar de
despertarme asustada y con el corazón en la boca, lo tenía todo en su santo lugar. Me quedé ahí
disfrutando, aunque solo fuera un instante, de su tacto, que me agradaba, mucho, lo cual era bastante nuevo
considerando que odio que me toquen.

—Si no se despierta tendré que comerme su parte— ¿Ha dicho comer? Mejor no me lo pierdo. Quizás si me
tardo mucho en levantarme ella se arrepienta y no quiera darme de comer, aunque ella no se ve así, no me
quiero confiar, y eso me hace levantarme muy rápido—. Buena chica, le he traído avena para desayunar.

Detesto la avena y no he podido disimularlo. Hace un par de años, recién cumplidos mis 17 años, me habían
impuesto un castigo por no hacer lo que se suponía que debía hacer, lo cual fue uno de los muchos castigos
injustos que me dieron, porque en ese momento estaba yo comportándome a toda regla. Me acusaron de
envenenar a un pobre y muy gordo porcino, que ya estaba muy enfermo y no estaba a la hora de matarlo, y
mi castigo fue vivir como lo que había yo envenenado, como un puerco. No pude escaparme de ello, y lo
peor de todo, porque ya estaba acostumbrada al lodo y a estar sucia, es que me obligaron a comer avena
hasta que quedara tan rellena como el puerco que a según yo había matado.

Así que ahí estaba, con un plato en la mano de avena tibia, aborrecida y a la vez con mucha hambre.

— ¿No le gusta la avena verdad? — Negué con la cabeza y se produjo en mí una sensación de vergüenza y
mal agradecimiento—. Pero no está tan mal, no va a morir por probarla. Vamos abra la boca, no está tan
mal, hágalo por mí por favor— la tenía en frente, con la cuchara levantada llena de avena ¿por qué me
quería dar de comer en la boca? Si quiera qué le importa si como o no.

Pero me lo pidió por ella, y además de ser mi dueña y que debo obedecer todo lo que me dice, lo hago
porque ha sido muy amable conmigo y ha mostrado tanto interés y preocupación que parece que ni ella
misma lo entiende. Sus labios se levantaron en una sonrisa cuando abrí la boca para que la cuchara soltara
su líquido dentro. Trague rápido sin saborear mucho y de inmediato abrí la boca, lo que provocó que ella
riera y que por primera vez en un mucho tiempo, aunque tenga avena de por medio, me sintiera contenta al
despertarme en la mañana.

31

Insideofmysoul
—Se lo dije, es toda una malcriada— al momento me sentí avergonzada de haberle despreciado lo que me
trajo—. Me gustaría seguir dándole de comer pero mi avena se va a enfriar y no será justo, además no es
una niña pequeña para darle de comer, es una niña

grande ¿Cierto? — esta vez no escondí mi risa, solo porque al manifestarla su sonrisa se hizo gigante.

No me veía en lo que me queda de vida comiendo avena nunca más, pero esta sabe diferente, ella la hizo
diferente, me la dio de buena gana y eso le cambió por completo el sabor, me hizo disfrutarla. Quitó el plato
vacío de mis manos y lo llevó junto al suyo a la mesa, para luego empezar a desvestirse, y por respeto a ella
bajé la mirada hasta que estuvo cubierta en sabanas de nuevo. Me parece raro que no me haya pedido
hacer nada por ella aún, no me acostumbro y jamás me acostumbraré a ser servida, yo he venido a este
mundo a servir a los demás.

—Me apetece seguir durmiendo, ¿Va a quedarse despierta o seguirá durmiendo?

— era tan confuso para mí esta situación, al parecer tenia permitido elegir lo que quería o no hacer— fue un
buen intento, admítalo. Está bien, tenemos mucho tiempo para hablar luego, buenas noches.

—Eh...— cerré mi boca de golpe, no soy nadie para corregirla, si ella decía buenas noches pero estaba de
día seguían siendo buenas noches.

Parece que las manzanas de sus cachetes le habían crecido de la noche a la mañana, y su piel estaba
perdiendo el color tostado. De hecho, se arropó a medias, y pude ver los diferentes tonos de su piel. Las
piernas pálidas, brazos morenos, y en su cuello una mezcla de esas dos tonalidades. Tiene vellos detrás del
cuello que parecen salir de la espesura de su pelo, negro como la oscuridad misma y salvaje como la actitud
que tenía ayer cuando la vi por primera vez.

— ¿Sabe que es de mala educación mirar a la gente mientras duerme? — Negué con la cabeza agachada
de pura vergüenza, no era mi intensión faltarle el respeto de esa manera, ni siquiera sé por qué he quedado
mirándole— Lo es, en serio, ¿No tiene ganas de dormir? — dije de nuevo que no con la cabeza.

De un movimiento se sentó frente a mí, sus ojos verdes que brillan como cristales se fijan en mí, y de nuevo
siento ese sentimiento de nervios. Recojo las manos y las piernas, para darle su debido espacio, aun
manteniéndome con la cabeza agachada. Me es posible verle las manos, grandes, dedos largos, uñas
largas, manos muy bonitas de un color tostado, delicadas para lo que se ven sus brazos, se le marcan
canales verdes en la parte del antebrazo, y tiene lunares antes de llegar al codo.

—... pero resulta ser que su esposo está posiblemente como un prisionero. Así que, ¿Quiere acompañarme
a averiguarlo ahora? — asiento muy rápido, parte de lo que había dicho no lo había escuchado por estar
distraída observándola, sin embargo se estaba refiriendo a salir, y yo quería ver que había en este lugar,
sentir un poco el sol.

Luego de vestirse, acto que hizo ajeno a mi mirada, estiró la mano para mí y me ayudo a levantarme de la
cama aunque no lo necesitara. Agarrarla de la mano dio cosquillas en la mía, comodidad, calidez, que si
confiara más en ella le hubiera dicho que no podía caminar con tal de que me tomara de la mano todo el
camino. La madera cruje en nuestra salida a la superficie, a mis ojos les costó recibir el golpe de la luz del
día, aquí afuera sí que estaba caliente y el olor del mar era demasiado fuerte. El viento bailaba en mis
piernas, las cuales trataba al

máximo de cubrir con la camisa que para mí conveniencia era muy larga y me cubría hasta más debajo de
las rodillas; la madera por la que caminaba estaba igual de caliente, pero eso no me molestaba, estaba sin
zapatos la mayoría del tiempo. Fuera de todo, hacia un día precioso, no había nubes en el cielo, el mar nos
rodeaba por donde vieras, y Lauren Jauregui ahora volvía a tomar mi mano para bajar unas escaleras.
32

Insideofmysoul
Escaleras que me llevaron de mi estado animado a uno miserable. Quedé sin poder moverme en la entrada
de lo que suponía era la cárcel del barco al ver a un hombre, que me resultaba familiar, moribundo apunto
de fallecer. Cuánto tiempo habrá estado él aquí encerrado, ¿iba yo a ser encerrada aquí también? Pero
pobre hombre, que casi no se mueve, está en el suelo cubierto de paja como si fuese un animal, ¿qué cosa
tan mala había hecho para estar en esas condiciones? Mi alma se llena de tristeza al reconocer por su
acento a otro de mis hermanos que padecen de este destino tan cruel.

—No vayas a salir de aquí, vuelvo en unos minutos.

No era capaz de moverme tampoco, la cabeza me daba vueltas y no entendía por qué. Y mis oídos, se afila
mi forma de escuchar que se concentra en las respiraciones pesadas y cortas del hombre, respiraciones de
muerte, al cual han llamado José. Me hago a un lado para apoyarme a la pared, me siento mareada, mi
pecho se infla y se desinfla rápido, que no me alcanza respirar por la nariz sino que también estoy
respirando por la boca. Que pare, que pare. Me cubro la cara y a la vez trato de cubrirme los oídos, necesito
calmarme, necesito calmarme.

Un viento levanta un poco la camisa que traigo puesta, destapo mis ojos y logro ver a mi señora corriendo de
un lado a otro probando llaves, hasta que da con la correcta y otras dos mujeres entran a la celda pegando
gritos. Lo están salvando, lo van a salvar, lo están ayudando, Lauren Jauregui ha salvado a otro esclavo sin
razón. Él va a estar bien, yo voy a estar bien, la mujer ángel nos cuida.

Cuando me doy cuenta estoy respirando normal, aliviada. Lauren Jauregui tiene tristeza y compasión en su
mirada, y con ello les da la orden a las mujeres de que hagan todo lo posible por salvar a aquel hombre
moribundo. Me marché con ella siguiéndola, el clima de afuera ya no me parecía tan espectacular, estaba
muy expuesta, insegura, con ella era la única persona que me había sentido a gusto en mucho tiempo. La
tristeza era parte de mí, y me atrevo a decir que de ambas, al cerrar la puerta del camarote no puedo dar un
paso más, me apoyo en ella y fijo la mirada en el piso, no podía controlar mi sentir y eso me ponía furiosa, la
injusticia me ponía furiosa, y confusa, y triste, y sin ganas de seguir adelante.

—Lo siento, de haber sabido que esto sería de esta manera no la hubiera llevado conmigo, perdóneme por
favor.

¡Oh mujer ángel! Tú no tienes la culpa de la maldad del mundo, tu eres buena, eres pura, eres bella,
perfecta. Me atrevo a mirarla, y me encuentro con una triste y derrotada mujer, que debería ser todo lo
contrario, debería estar orgullosa por hacer la diferencia. El corazón latía como loco con lo que iba a hacer.
Fui directo a donde estaba ella, en la cama, con un poco de duda, quería consolarla, a mí no me hacen falta
sus disculpas, ella tiene que estar bien.

La abracé. Es como si no hubiera sabido como realmente era el respirar hasta

ahora, de cómo se sentía el alivio transitando dentro de mi cuerpo. Me siento tan bien, tan segura, ella me
sostiene fuerte y suave, su piel lisa acaricia la mía, y no me importa sentir que roza mis cicatrices, siento que
su toque me está curando. Lloré, lloré con y sin motivos, por liberación, de felicidad, de angustia, de alivio,
un llanto que contenía todas las emociones que no he podido manifestar con los años. Y ella me sostuvo, sin
quejas ni preguntas, decía que todo estaría y bien, y le creo.

Es buena, ella es buena.

11

Se quedó dormida en mi pecho después de haber llorado tanto, continué acariciando su cabello y sobando
su espalda hasta que quede dormida también.

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Insideofmysoul
~●~

Desperté varia horas después por un cosquilleo que sentía en mi cuello. Al mirar me di cuenta que era ella
quien lo provocaba con su respiración tranquila y suave, seguíamos abrazadas después de tanto tiempo y
no me incomodaba de ninguna manera estar así con esta desconocida. Sin querer despertarla, la coloque
lentamente en la cama, dejé que su cabeza reposara sobre la almohada y la cubrí con las sabanas, me
coloque mis botas rápida y silenciosamente para salir del camarote, no sin antes darle un ultimo vistazo y
asegurarme de que ella seguía tranquila en la cama.

Era hora del almuerzo y ya todos estaban levantados con resaca pero trabajando. Me dirigí a la cocina,
quería saber que había pasado con José, iba con la esperanza de que esté bien y recuperándose, pues no
estaría preparada para saber que ha muerto.

—Buenas tardes— anuncié con voz firme en cuanto hice presencia en la cocina.

—¡Gracias, gracias, gracias, gracias! Prometo servirle siempre señora Lauren— Marta vino corriendo hacia
mi, se arrodillo y abrazo mis piernas.

Me agaché para quedar a su altura e hice que me mirara, no me parecía bien lo que hacia ya que yo no
buscaba nada a cambio de lo que había hecho por ella. Me parecía demasiado para lo poco merecedora que
era.

—Ponte de pie, no soy nadie para que te arrodilles ante mi— aclaré con voz suave —, es muy halagadora tu
oferta Marta, pero ya tengo a todo este buque sirviéndome, no es necesario que tú lo hagas, tú tranquilidad
es mi mayor recompensa— dediqué una sonrisa para ella—. Y por favor, llámame Lauren.

—Eres un ángel Lauren, Dios te lo recompensará con creces.

—Amén Marta— no quise plantearle nada contrario a como ella me veía, que es de una manera muy
diferente a la que yo me veo.

Ambas nos pusimos de pie juntas; sacudí mis rodillas. Le dedique una sonrisa a Izolda quien veía la escena
de lo más conmovida.

—¿Cómo está él?

—Está grave, no ha comido ni bebido nada en dos semanas, en todo el tiempo que hemos estado juntos
poco me ha dicho, apenas respira. Sino hubiera sido por usted Lauren lo más seguro es que mañana o
pasado ya estaría muerto— el sentimiento era palpable en el aire, esas pobres almas estaban pagando una
condena siendo inocentes.

—Me alegro mucho que esté bien. Prometo que haré lo que pueda para que su marido siga mejorando y
forme parte de nosotros— le di una sonrisa sincera, extendi mis brazos para ella, ella que duda pero acepta,
y le brindé un corto abrazo, lo necesitaba.

Sinceramente no me parece el trato que le dan a las personas de piel oscura,

¿Es que acaso ellos no tienen dos brazos y dos piernas como todo el mundo? Sólo porque tengan la piel de
un color diferente no quiere decir que sean inferiores ni mucho menos, para mi todas las personas son
iguales sin importar el color de piel o su jerarquía, si eres un humilde

campesino o un miembro de la familia real.

—Iré a resolver algunos asuntos, ¿Puedo pedirles un favor?.

—Lo que sea para usted Lauren— respondió con gusto Izolda y Marta asintió

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Insideofmysoul
apoyándola.

—Como ya mencione hace unas horas, mi sirviente no está en condiciones de

salir del camarote y me sería de gran ayuda si van a llevarle el almuerzo a mi camarote, es el que esta al
fondo a la izquierda, creo que se los comenté. Traten de no asustarla por favor, ella ha pasado por mucho,
díganle que van de mi parte y que pronto estaré allá para hacerle compañía.

—Con mucho gusto nos encargaremos de ella Lauren, vaya usted sin cuidado.

—Nos veremos luego y les traeré nuevas noticias.

Salí de la cocina para dirigirme a la cámara del Capitán con la intención de hacerle saber todo lo que había
hecho durante su "ausencia". Toqué su puerta dos veces y escuche un "Adelante" el cual era mi señal para
entrar.

—Buenas tardes señor Nau.

—Buenas tardes Jauregui ¿Qué se le ofrece?

—Me gustaría hacerle saber algunas cosas.

—Adelante muchacha— me ofreció tomar asiento con su mano. Apoyé las manos en el copete de la silla
negando amablemente con la cabeza

—He liberado al hombre que estaba en la prisión.

Cuando parpadee su ceño estaba completamente fruncido, en mi vida había hecho disgustar a alguien tan
rápido como lo hice con ese hombre. Me apresuré a explicarle mis motivos, antes de que me lanzara alguna
maldición en francés.

—Permitame le explico— mis manos en un intento de liberación a los nervios que sentía apretaron mucho
más el copete de la silla—. Me he enterado que esta aquí a causa de que ha defendido a su mujer de los
españoles, lo han apresado y casi le dejan morir de hambre, así que he pensado que un hombre al que le
separan de su mujer y que lo encierran hasta su muerte debe guardar un gran odio hacia las personas que
le han hecho esto, lo que nos seria alguien fiel y por supuesto agradecido de salvar su vida, no piense en su
color de piel, piense en que comparte algo con usted, recuerde que la unión hace la fuerza Capitán.

—Te estoy concediendo un poder y de el estás abusando— pareció ignorar lo que dije—. Decisiones como
estas debo tomarlas yo ¿Cómo exigir respeto? Si estamos de blandengues permitiendo, otorgando.

—No abuso, lo uso con provecho— como él ataca también tengo derecho a atacar— El respeto vamos a
tenerlo permitiendo, otorgando, no hay peor error que creer que en las acciones individuales se concede, se
concede en lo colectivo. Usted, siendo una persona constantemente maltratada, ni siquiera considerada
persona, un día le ofrecen venganza y sediento de ella acepta, la colonización será un hecho tarde o
temprano, sin embargo puede cambiar. Ahora imagine, si tenemos miles de ellos, de Haití, de Cuba ¿No
construiriamos un imperio? Dominariamos las grandes potencias. Todo empieza siendo blandengue capitán,
hay que trabajar el poder. Hoy empezamos con uno, mañana podemos tener miles.

Él estaba pensándolo, siempre he sabido elegir las palabras correctas y también

a utilizar mis ultimas opciones, ¿Qué más que lo pueda convencer sino su odio hacia los españoles? Claro
que me sentía manipuladora, sucia por tremenda verdad, todo tenía un buen fin. Con esto estoy salvando a
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Insideofmysoul
una persona y al mismo tiempo arriesgando a muchas, el poder ciega a las personas y yo he abierto una
puerta de luz resplandeciente para él.

—El hombre se puede quedar y ser parte de nosotros.

—Gracias Capitán, lo tendremos hábil en tres días como mínimo, él aún se está reponiendo y le aseguro que
no dará ningún problema, se ve que él es un hombre dedicado y trabajador.

—Bien, le agradecería que se retirase, tengo un dolor de cabeza que me está matando. Hablaremos de esa
buena idea que tuviste en otro momento— desde ahora mi objetivo es evitar eso a toda costa, no me
interesa poner en peligro a las personas por la creatividad de mi mente.

—Le diré a las cocineras que le hagan un consomé de pescado fresco para eso, gracias de nuevo capitán—
me tenía que mostrar fría e insatisfecha, de otra manera mis palabras pasarían por alto.

—¡Ah! Ven a verme antes de la cena, tendremos una conversación sobre nuestro próximo curso" asentí y
salí de la habitación realmente contenta por dentro y algo preocupada también, todo había salido bien dentro
de lo que cabe.

Al salir me encontré a Ethan en camino a la cocina, al parecer tenía los mismos problemas del capitán
respecto a su dolor de cabeza. Aunque no luciera tan apuesto como siempre sigo pensando que es el
hombre más guapo que he visto en bastante tiempo.

—Buenas tardes Ethan, ¿Qué tal estas?

—Me he sentido mejor.

—Ya me doy cuenta, justo iba a decirle a Marta e Izolda que prepararán un consomé de pescado, no eres él
único que esta en esas condiciones.

—¿Marta e Izolda? Pues estábamos celebrando nuestra victoria— rascaba su cabello como si tuviera
pulgas.

—Mientras todos dormían me di una vuelta por el buque y conocí a las mujeres que preparan la comida, te
van a caer de maravilla— aparté sus manos, se iba a reventar la cabeza o a explotarsela si seguía así.

—Estoy seguro que si.

Me tomé un momento para preguntar esto, por más perturbante que fuera

quería saberlo.

—¿Cuántos?— no era necesario que formulara una pregunta bien estructurada,

él sabe a lo que me refiero.

—89

—¿Y que han hecho con ellos?

—Los hemos lanzado al mar.

—Dios mio.

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Insideofmysoul
Tan solo ayer 89 hombres murieron a manos de 25, increíble, 89 vidas arrebatadas y probablemente
algunas más por parte de los nuestros. Me sentí terrible una vez

más de ser parte de esto, lo que corrompe mi moral, sin embargo no tenía las ganas de bajarme en la
siguiente parada y la razón no podía deducirla. No habrá un cuerpo al que llorar ni tumba a la que visitar.

—¿Cómo está ella?— preguntó Ethan rompiendo el silencio, refiriéndose a mi nueva tripulante.

—Está mejorando, aunque creo que lo empeore esta mañana. Quería sacarla a una "mini aventura" mientras
todos dormían y sólo he conseguido traumarla más llevándola a ver a alguien casi agonizando. A pesar de
todo estará bien pronto, lo sé.

—¿Cómo se llama?

—No lo sé, ella no habla, no sé si es muda o solo es que no quiere hablarme o que no puede aún, no lo sé—
dije con un poco de frustración, aunque llevara prácticamente un día en mi vida, puede que suene egoísta
pero quería saber más cosas sobre ella y poder compartir las mías. Además de que la angustia me
consumía, no sé de donde viene y si realmente puedo llegar a protegerla como me he propuesto.

—Tranquila, ya veras que pronto ella te dirá algo— me dio palmadas suaves de aliento en la espalda—. Te
agradecería mucho si fueras a hablar con Marta e Izolda para que hagan ese consoume del que hablas
porque de verdad siento que podría morir.

—No seas tan exagerado, y se dice consomé no consoume— reí ante su

pronunciación.

—Como se diga— cada día mejora, los primeros días apenas podía comunicarse,

nos hemos estado ayudando el uno al otro, él me enseña y yo le enseño a él—. Date prisa antes de que deje
este cruel mundo y te quedes sin mi.

—Como si te necesitara tanto— dije en broma y salí directo a la cocina.

Cuando al fin llegué a la cocina, sólo estaba Izolda en ella, se encontraba picando algunos aliños, para la
comida imagino, muy concentrada.

—Buenas Izolda, ¿Donde se encuentra Marta?

—Buenas Lauren, ella está atendiendo a su marido pero ya no debe tardar— pone su atención en mi.

—Bien, me gustaría que prepararan un consomé de pescado, casi todos tienen una gran resaca y se sienten
mal.

—Por supuesto que si, a sus ordenes.

—Ya mismo consigo a alguien para que pesque algo, ¿Ya han ido a darle de comer a mi sirviente?

—Marta quedó en ir después de atender un momento a su marido,

despreocupese.

—Excelente, ya le mando el pescado para que haga el consomé junto con Marta,

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Insideofmysoul
muchas gracias.

Salí a la cubierta para encontrar a alguna persona para que pudiera pescar.

Merodeando un rato encontré al señor Gonzales, quien no se veía tan mal como los otros, y le dije que se
hiciera cargo de que pescaran algo rápido y que lo hicieran llegar a la cocina.

Hablamos un poco más sobre los acontecimientos pasados, la verdad es que el señor Gonzales

no me trata con indiferencia como los otros, tampoco es que somos los mejores amigos, eso es algo que
agradezco.

—Voy a dejarlo Gonzales, por favor haga lo que le pedí los más pronto posible.

—Vaya sin cuidado señorita Jauregui, yo me encargo de todo.

Ahora me dirigía hacia el camarote, ya llevaba mucho tiempo afuera y ella ya debe estar despierta, no quiero
que esté sola ni aburrida; hacerle compañía me hará ganar un poco su confianza. Bajé y me dirigí al fondo a
la izquierda encontradome con la puerta abierta. Alarmada apresure mi paso, estaba casi corriendo a ver
quien estaba dentro del camarote o si ella había salido de ahí. Al llegar me calme al ver a Marta retirar los
platos de avena de esta mañana y colocar un plato con un tipo de grano y arroz, también un vaso con lo que
parecía jugo. Ella estaba sentada en la cama restregandose los ojos, haciéndome saber que se acaba de
levantar.

Marta, que bueno que la veo— se asustó y pego un brinquito, tenía que anunciar mi entrada de
ahora en adelante si quiero evitarles un ataque, estas mujeres son muy asustadizas.

Lauren, justo estaba haciendo lo que me ha pedido.

—Ya veo, ¿Qué has traído para ella?

—Arroz con habichuelas, y como hay un poco de escasez de agua le he exprimido un jugo de naranja.

—Suena maravilloso, ¿Puedes traerme algo así a mi también? Quisiera comer con ella, y también tengo
cosas que contarle.

Desde luego, enseguida se lo traigo.

Ahora que quedamos sólo ella y yo voy hacia la cama a ver como está. Tiene la cara un poco hinchada, ella
estaba echa un desastre y con sus ojos tristes, sin embargo conservaba ese atractivo extrañamente
cautivador.

—¿Cómo se siente?— tomé asiento en la cama y con la confianza que no me había ella otorgado comencé
a acariciar su cabello" Lo siento de nuevo por lo de esta mañana, no fue mi intención.

Como cosa rara no dijo ni una sola palabra, estaba bien con eso, entiendo que no quiera hablar. Me levanté
para buscarle el almuerzo, se lo tendí y ella lo tomó, posicionándolo encima de la almohada en la que tenía
apoyada la cabeza hasta hace nada. Al menos no perdió el apetito porque empezó a comer muy rápido de
nuevo y temí a que se ahogara.

—Tranquila, no va a desaparecer el plato, se puede ahogar— expresé con preocupación, a la vez su imagen
comiendo era un tanto graciosa y linda—. Ten un poco de jugo— le ofrecí a ella quien tomo más de la mitad.

Poco tiempo después Marta llegó con mi almuerzo. Ella había terminado de comer todo, sorprendentemente
no se asomaba ni una mancha en su rostro ni en su camisa.

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Insideofmysoul
—¡Madre mía! Pero si ya has terminado muchacha— dijo entre discretas risas refiriéndose a la pequeña que
tenia al frente.

—Tiene que verla comiendo Marta, es todo un espectáculo— me reí con libertad para que Marta también lo
hiciera. Miré a la muchacha, ella estaba seria y cruzada levemente de

brazos—. No te molestes por favor, tomalo como un cumplido.

Ella no cambio su postura, y entonces me giré a Marta para darle las buenas noticias, hay tiempo de sobra
para disculpas.

—He arreglado las cosas para que su marido quede como parte de nuestra tripulación, le he dicho al capitán
que en tres días como mínimo estará activo, haga que eso pase Marta.

—¡Oh Dios mio! Muchas gracias de nuevo Lauren, no sé que haría sin usted. Iré a avisarle a José sobre
esto, con su permiso— se retiró casi corriendo, sin darme tiempo de decirle al menos un "hasta luego".

Volví a voltearme para verla a ella, seguía en la misma pose, seria y con los brazos cruzados. No pude evitar
reírme sobre esto, ahora ella en serio parecía molesta.

—Vamos no se ponga así, no puedo estar tranquila si está molesta, no se lo tome tan a pecho— tenía tantas
ganas de reírme, desde hace tiempo nada me ha tentado más a hacerlo, pero no quería seguir
arruinándolo—. Creo que te ves adorable comiendo de esa forma— susurré con pena. Ella libró sus brazos
que estaban cruzados, su expresión ahora parecía relajada—Así está mejor— retomé mi tono normal al
hablar.

Alcancé mi plato, agradecí a Dios y comencé a comer. A diferencia de ella yo comía muy lento y casi
siempre manchaba mi camisa, que por suerte no paso y termine de comer en silencio. Me levanté y coloqué
el plato con el vaso en la mesa, con el plan de llevarlo luego arriba y me fui a sentar otra vez con ella.

—¿Sigues molesta contigo?— ella dijo que no con su cabeza—. Gracias,

¿Quieres darte un baño? Ha sido un día caluroso el de hoy— asintió—, bien iré a llevar los platos arriba y
mandare a la mujer que estaba aquí antes que se llama Marta con hombres que traigan agua para que te
bañes— mientras le hablaba no sé porqué le acariciaba el cabello, lo estaba haciendo de nuevo, y ella
extrañamente tenia las mejillas coloradas, ha de ser por el calor seguro—. Tengo que irme, pero estaré aquí
cuando menos te lo esperes.

Tomé los platos y los vasos y salí de la habitación a llevarlos a la cocina. El Sol estaba en su mayor punto, al
mirarlo recordé que tenía que hablar con el Capitán sobre nuestro próximo destino, le he dado tiempo de
descansar y mis ansias por saber que otro lugar visitare flotan en el aire. Toqué la puerta antes de entrar a la
cocina para ya no asustarlas.

—Buenas, vine a traer esto— levante las cosas que tenia en las manos—.

Necesitaré algunas velas también para la noche, y otro favor si no es ninguna molestia— ya me parecía
demasiado todo lo que esas mujeres hicieron por mi este día.

—Para nada Lauren— respondió Izolda.

—Necesito que busquen a algunos hombres y les digan que lleven mucha agua para bañarse a mi
camarote, que van de mi parte y si puede usted Marta ir con ellos para encender las velas que le dije seria
maravilloso.

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Insideofmysoul
—Nos encargaremos de eso— respondió Marta— A mi marido le ha puesto muy feliz la noticia— recordar lo
que dije para salvarlo no me hace sentir muy bien.

—Me alegro, le dice de mi parte que se recupere pronto para tenerlo entre nosotros, nos veremos luego
muchachas.

Ahora me dirigía hacia la cámara del Capitán a toda prisa. Estoy ansiosa por

saber cual era nuestro próximo destino y contarle a ella. Toqué dos veces y él dijo "pase" esta vez.

—He venido antes de la cena como me lo ha pedido— él lucia mejor, más incorporado y lúcido, el consomé
hizo un buen trabajo.

—Muy bien, toma asiento— esta vez no me negué y senté al frente de él—. He estado revisando papeles y
mapas hace poco que aquí yacían, guiandome por ello la próxima movida de los españoles era hasta
Maracaibo en Venezuela.

—Pero no podemos llegar a ese lugar con tan poca gente, tendremos todas las de perder— es lo primero
que se me viene a la cabeza. No es que esté de acuerdos, es que siento que perderé mucho si vamos de
imprevisto, no hablo de oro o joyas, hablo de ella, quiero tener la seguridad de que la mantendré a salvo.

—Ya he pensado en ello, y es por eso que haremos una parada en Tortuga para

reunir gente.

—Eso suena mejor— pensé un momento y me di cuenta que si íbamos muchos

probablemente destruirían todo y no me dará tiempo de conseguir otras ropas—. Sería mejor si sólo esta
tripulación zarpase primero y al día siguiente todos los demás, no sabemos que hay en ese lugar y no
podemos llegar así sin más de improvisado— esto contradecía totalmente lo que por mi mente pasaba hace
nada.

—Voy a pensarlo, conseguiremos más información en Tortuga, de eso estoy

seguro.

40

Insideofmysoul
—¿Algo mas que deba saber?

-"Nada más Lauren, puedes retirarte. Tenemos unos temas que atender, pero o

ahora— yo sabía que temas eran, y haría no imposible por no tocarlos.

—Permiso.

Me dirigí a mi camarote, no había tenido un día tan movido como el de hoy en mucho tiempo y estaba
exhausta, necesitaba descansar. Entré a la habitación, ya estaba iluminada por la luz de las velas y no había
nadie, supuse que ella estaba tomándolo un baño cuando oí el agua caer desde el mismo. Así que me
recosté en la cama hasta que ella saliera, me acomode y cerré mis ojos un momento, sintiendo paz y
tranquilidad.

Casi caigo dormida cuando oigo el sonido de la puerta del baño al abrirse.

Levante la vista para verla a ella, con su cabello goteando y su cuerpo envuelto en una toalla.

—Yo... Hola, le buscare otro calzoncillo y otra camisa para que se vista.

Busqué rápidamente en el armario las prendas. Una camisa y un calzoncillo, los cuales nos veía lavando con
continuidad. Giré otra vez, casi chocando porque no sabía de su presencia a mis espaldas: mis ojos miraron
los suyos, tenían algo que me gustaba mirar; mis manos tocaron las suyas frías al momento de darle la ropa.

—Yo iré al baño para que se vista aquí tranquila, ya sabe, abre la puerta cuando esté lista— sonreí de lado.
Sigo pensando que sería mejor si ella se vistiera en el baño, pero me sentí tan nerviosa al verla que me salió
la primera idiotez.

Entré al baño para darle su privacidad. La verdad es que tenía mucho calor, aprovechando que estaba en el
baño quise refrescarme porque realmente lo necesitaba, y de

seguro tardaré menos de lo que ella tarda en vestirse y secar su cabello; además de afuera puede oírse caer
el agua. Quité todas mis prendas con rapidez y tomé la taza para comenzar a esparcir el agua desde mi
cabeza hasta los pies. Luego tome el jabón, me enjabone lo saqué a la velocidad en a que una vela se
apaga al soplarla.

Ya estaba lista, había una gran posibilidad de que ese haya sido el baño mas rápido que he tomado en mi
vida. Tomé la toalla, relajada en todo mi esplendor, y comencé a secarme. Entonces escuché la puerta
abrirse y me paralice.

Ella abrió la puerta y yo estaba de espaldas, desnuda, a esta. Pasaron unos segundos antes de que ella la
volviera a cerrar. Sentí mi cara arder de la vergüenza, ella me había visto sin ropa aunque sólo la parte
trasera, ahora menos iba a hablarme, por lo menos yo no lo haría, debe estar tan avergonzada e incomoda
en estos momentos.

Tomé mi ropa y mis botas para salir del baño, la realidad es que quería estar ahí el resto de mi vida, nunca
nadie, además de mi madre, me había visto así, ni cuando iban a confeccionar o ayudarme a ponerme los
vestidos, mi cuerpo es algo sagrado para mi. Abrí la puerta y ella estaba acostada y tapada con la sabana
todo el cuerpo. Lo había arruinado tres veces en el mismo día ¡Bien hecho Lauren! ¡Tienes un nuevo récord!
Fui al armario, tomé una muda de ropa diferente y me metí al baño a vestirme. Acabé de vestirme y sequé
un poco mi cabello con la toalla, la que luego tendí sobre una barra que había. Salí del baño con duda de
acercarme a ella para pedirle disculpas, no podía sólo no hablarle y dejar las cosas tan incómodas, íbamos a
convivir por un buen tiempo después de todo. Me acerqué lentamente a la cama y me agaché sin sentarme
en ella, no quería se sintiera más incómoda.

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Insideofmysoul
-"Oiga" la llamé, ella no se movió" ¿Está dormida? No fue mi intención que me viera desnuda, fue mi culpa,
debí haberle dicho que iba a bañarme y no hubiera usted pasado por ese momento, discúlpeme— de nuevo
ella no dio ninguna señal de que estaba escuchándome—. Dormiré en el sofá para no incomodarla más.

Cogí una almohada y fui a por una manta extra que estaba en el armario. Sople las velas excepto las del
baño para no quedar tan oscuras. Me acomodé en el sofá y comencé a quedarme dormida con una
sensación extraña, se sentía como un nudo en el estómago no muy agradable.

Sólo espero que todo mejore.

12

Despertándome pienso en el sueño extraño que tuve anoche, estaba durmiendo en el sofá, ella, la
muchacha de ojos marrones, me levantó y me llevó caminando a la cama, se acostó conmigo y me cubrió
con las sábanas. Abro los ojos, acostumbrándome a la luz del día que se cuela por el baño en su mayoría.
Efectivamente estoy en la cama, no ha sido un sueño. Ella está a mi lado apoyada en su codo con los ojos
cerrados, lo que me parece una extraña pose para estar dormida.

—Hola— abrió sus bellos ojos marrones y me miró—¿Qué hace así? No conozco la cultura de donde viene
pero duermen de una manera muy extraña, sin ofender— rió bajito, el sonido de su risa era agradable y
armonioso— ¿Me ha traído hasta acá entonces? Pensé que estaba molesta conmigo— fue una pregunta
innecesaria, nadie más pudo haberlo hecho; negó y sentí un alivio. Enseguida ese alivio se esfumó cuando
recordé que no me había despertado ayer para subir por la cena— Dios que tonta soy, no he subido anoche
para buscarle de cenar perdón— últimamente me había disculpado tanto que temo que sea convierta en una
costumbre.

Me levanto para vestirme y buscar el desayuno, pobre que no comió anoche por mis torpezas, debe estar
hambrienta. Estiro mi cuerpo luego de poner mis botas, quizá haya dormido en la cama pero quedaron
secuelas del sofá, lo siento en mi cuerpo. Antes de salir ella me toma del brazo y me voltea, señala a la
mesa, yo sigo su señal, donde hay un plato y un vaso usado, lo que me indica que ella había comido
anoche.

—¿Quién te ha traído de comer? ¿Marta?— asintió—. Gracias a Dios. De todas maneras subiré por el
desayuno, enseguida regreso— tomé las cosas sucias para subirlas.

Salí sin encontrarme a ningún hombre arriba en cubierta, igual que ayer, me he levantado antes que todos.
Toqué la puerta de la cocina, esta vez ellas no se sobresaltaron, sólo se voltearon a mirar y sonrieron.

—Buen Día.

—Buen Día— dijeron ambas al unísono.

—Quiero agradecerte Marta por ir a llevar la cena ayer, estaba exhausta y no logre despertarme.

—No es nada Lauren, me preocupé porque no le vi en la cena, bajé y me abrió tú sirviente, estabas dormida
en el sofá, así que le bajé la comida a la muchacha. Esperaba darle la suya cuando despertara pero no lo
hizo. Supongo que viene a buscar el desayuno.

—Supone bien— al parecer ya tenían la bandeja preparada y ahora había un vaso de agua— ¿Comeremos
avena siempre verdad?

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Insideofmysoul
—Tenemos mucha, no hay que desperdiciarla. Le hemos añadido algo de canela,

que la disfrute.

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Insideofmysoul
—Por supuesto que no— cogí la bandeja" Gracias, nos veremos en la tarde. Gracias a Dios que no se le
ocurrió preguntar el porqué estaba yo durmiendo en

el sofá y mi "sirviente" en la cama, no podía haber encontrado respuesta para eso. Oensándolo bien no tenia
ningún derecho a responder eso ni ellas a preguntarme. Bajé con cuidado de que no se me cayera nada,
ahora estaba el peso de agua a parte y si se me caía sería horrible. Por

suerte llegó todo bien al camarote, di dos toques la puerta y ella la abrió dejándome pasar. Coloqué la
bandeja en la mesa con sumo cuidado, volteandome hacia ella.

—Te tengo noticias, comeremos avena de nuevo— no pareció molestarle, tampoco a mi— la avena tiene
canela también, por lo tanto sabrá mejor que la de ayer.

Le di su avena y tomé la mía dispuesta a desayunar, no sin antes agradecerle a Dios por la comida antes de
comenzar de comer. Ella comía un poco más lento, creo que no le gusta mucho ahora que trae canela o sólo
no tenia hambre, lo que es absurdo porque parece que siempre tiene.

—¿Qué pasa, no le gusta?— asintió afirmando que le gustaba— ¿Entonces por qué come tan lento?—
como era de esperarse no obtuve respuesta. Establecimos contacto visual— Espere, ¿Está así por qué cree
que me burlare cierto?— bajó la mirada a su plato— No tiene que avergonzarse, no me he reído porque me
haya causado gracia, sino porque se ve tierna y adorable como una niña pequeña, pero es increíble porque
nunca se ensucia, tiene que decirme su secreto porque yo soy un desastre— rió y no me contuve a reírme
con ella.

No tomó su ritmo normal, pero comió mas rápido terminando primero que yo. Agarré los platos y los puse en
la bandeja de la mesa, compartimos el vaso de agua en partes iguales. Luego de que me senté, sentí algo
mojado ahí abajo, en mi parte íntima.

—Ya vuelvo, iré al baño— anuncié poniéndome de pie.

Si era lo que yo pensaba, aunque mi madre me haya dicho que le pasa a todas las mujeres, me sentiría rara.
Cierro la puerta y quito mi cinturón, luego bajo mis pantalones y miro los calzoncillos que tengo puestos.
Rojo. Era poco pero eso me bastaba para saber que mi periodo arribó este mes, acompañado con tres o
cuatro días de agonía, y para colmo, ahora tenía que compartirlos con ella lo que lo hacía más raro y
también vergonzoso. Quité el calzoncillo, al menos había agua de ayer para lavarme así que lo hice, también
lavé el calzoncillo. Alcancé la toalla que había y la envolví como un pañal para bebes en mi cintura, así no
derramaría nada.

Gracias a Dios que con todo y pañal improvisado aun puedo usar el pantalón para salir. Al estar afuera ella
giro a verme, puso una cara extraña entrecerrando sus ojos tratando de averiguar por qué mi cintura creció.

—Tengo que contarle algo— me acerque a la cama—. Bueno... pues, ya sabe que a las mujeres una vez al
mes, les viene el periodo, y a mi me toco hoy, porque soy mujer sabe—terminé enredandome yo misma y mi
cara ardía de la vergüenza, me he complicado toda quedando como una tonta de nuevo, todo por mirar esos
ojos— estaré en cama tres o cuatro días. Quiero que suba a buscar a Marta ¿Puede hacer eso por mi?—
ella asintió— Excelente, ya ha salido de aquí, pero en lugar de ir a la izquierda irá a la derecha, camina hacia
el frente y llegará fácil, y si se pierde sólo siga su olfato, estoy segura de que puede oler la comida a una
gran distancia— parecía muy emocionada por salir—. Tendrá que ponerse pantalones, de ninguna manera
saldrá medio desnuda de aquí.

Asintió y fue a buscar unos en el armario. Se los puso, le quedaban realmente grandes, se veía muy cómica,

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Insideofmysoul
pero no iba a burlarme, capaz se moleste y no quiera salir ni mirarme y no voy a arriesgarme a eso de
nuevo. Me quité el cinturón y se lo di puesto que solo había uno.

—Tenga mucho cuidado, si alguien intenta hacerle algo corra hasta acá de nuevo, vuelva lo mas rápido que
pueda— dije antes de que saliera. Sus pisadas descalzas resonaban en todo el pasillo en señal de que
había ido corriendo.

Aproveché su ausencia para acomodarme, de ninguna manera iba a dormir en la cama, iba a mancharla
toda de seguro y también a ella y eso es asqueroso. Tomé una almohada y la coloque en el sofá, ahí estaría
los próximos días. También cogí una sabana para la noche y me senté a esperar a que ella llegará.

Ella llegó muy rápido, con una Marta alarmada tras ella.

—¡¿Ha pasado algo?! Esta muchacha no me quiso decir nada— preguntó Marta viéndose muy preocupada

—Para nada, acércate por favor— se acerco muy rápido tanto que temí que me cayera encina—. Tengo mi
periodo, y sería maravilloso que puedan Izolda y tu traernos el almuerzo y la cena, ella ira a buscar el
desayuno— dije señalando la pequeña morena—. Anuncia que he enfermado y estaré unos días en cama,
me avergüenza decirle esto a todos.

Antes podía disimularlo con el vestido, era ancho y podía ponerme "el pañal" para no tener accidentes, pero
ahora que uso pantalones es muy difícil ocultarlo, dicen que las mujeres en su periodo traen mala suerte,
mas estoy segura de que es sólo un cuento pueblerino.

—Te entiendo perfectamente, no habrá problemas con eso— respondió Marta.

—Muchas gracias, serán unos días

—De nada, paso a retirarme, he dejado sola a Izolda haciendo el almuerzo, permiso— asentí como
despedida. Luego ella salió y quedamos nosotras en la habitación de nuevo.

—Espero que el suyo no le visite aún, sería un caos, mañana estaré respirando agonía. Algunas veces he
pensado que iba a morir, pero aquí me tiene.

Se fue a acostar a la cama y palmeo a un lado de donde ella estaba acostada en señal de que fuera hacia
allá.

—No voy a dormir con usted si eso es lo que quiere" hizo una cara triste, me provocó reír bajo—. Serán solo
unos días, no va a morirse ni nada.

Me acosté mirando al techo, qué se supone que haré encerrada aquí tres días aparte de hablar con ella, y
sufrir por supuesto, todo por Eva y morder esa manzana. Podría leer algo pero no sé si ella quiere leer algo
también, ni siquiera se si habrá algo de leer a bordo.

—Tal vez debería buscar algo para que leamos ¿Sabe leer? Es una pregunta estúpida, ni siquiera sé si
habla— reí por mi propia broma personal—. Llegaremos a Tortuga en unos días, es una pequeña isla, no
están las personas más agradables pero seguro que le encantará, tiene su atractivo.

Dos toques a la puerta. No creo que tan rápido sea la hora de almorzar. Ella se levanta a abrir, dejando
entrar a Ethan que se veía un poco angustiado, exaltado, casi estresado.

—Lauren ¿Estás bien? Me han dicho las mujeres de la cocina que has enfermado— su tono era de evidente
preocupación.

—Por supuesto que estoy bien, solo ha llegado mi periodo, pero no quiero hacer algo grande de eso, ya
sabes, me avergüenza— expliqué.

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Insideofmysoul
Ethan me ayudó la primera vez que bajó mi periodo en el buque, me trajo la toalla

para amarrarla a mi cintura y me dijo que no se notaria bajo vestido que llevaba en ese momento. Sino
hubiera sido por él probablemente inventaría estar enferma una vez al mes y me hubieran echado por la
borda en sospecha de que pudiera causar una epidemia y matar a todos. Nunca le pregunté el origen de su
idea, pero estoy eternamente agradecida.

—Gracias a Dios, ya estaba preocupado. Estamos en el medio de nada prácticamente, no hay doctores
cerca y perderte sería algo que no puedo tolerar en mi vida— sonreí sin poder evitarlo, tampoco soportaría
estar sin él en este barco. Miré a un lado, encontrándome con ella que miraba atentamente todo lo que
estaba pasando.

_Oh Ethan, ella es la muchacha de la que te hablé— la señalé. Él volteo e inició una caminata hacia ella.

—Un placer señorita, Ethan Matthews a sus ordenes— tomó su mano y la beso, luego se volvió hacia mi—
¿Aún no dice nada?

—Nada— levanté los hombros y cúspide—. Aunque puedes ayudarnos a saber su nombre— vino de repente
una idea a mi cabeza — puedes traer algo para escribir, supongo que puede escribir su nombre ¿O no?"
pregunté dirigiéndome a ella, quien asintió de inmediato—. Perfecto, Ethan ¿Puedes hacerme ese favor?

—Para ti cualquier cosa. Ya vuelvo.

Él salio del camarote y ella estaba seria como lo estuvo cuando estaba molesta, pero no sé que le ocurre
esta vez, no he hecho nada malo ni Ethan tampoco.

—¿Qué le pasa? ¿Está bien? Si le molesta algo sólo tiene que decirlo— otro intento fallido, ella no dijo
nada—¿No le parece Ethan un encanto?— levantó sus hombros, mi interpretación era que le daba igual.
Quizás le había gustado pero no quería admitirlo, no la culpo, Ethan es un hombre muy guapo y educado.

Al pasar algún tiempo él hizo presencia en el camarote con una hoja, una pluma y un botesito de tinta.
Apartó las cosas de la mesa para hacer un espacio para afincar y la llamó para que se acercara.

Tarda bastante en escribir y estoy pensando si está escribiendo su nombre o toda su vida en ese pedazo de
papel. Cuando por fin terminó de escribir Ethan le echó un vistazo al papel y sonrió, caminó hacia mi para
ofrecermela.

—Tiene una letra extraña, pero podrás entenderla— me entregó aquel fragmento que resolvería una de mis
dudas y no dude en mirar lo que decía.

—Karla Camila Cabello— recite en voz alta y levante la mirada para verla—. Es una extraña combinación,
pero hermosa a la vez, ¿Le gustaría que la llamara Señorita Cabello o solo Karla?— otro intento, el cual
estaba segura iba a fallar.

—Llámame Camila.

Pd: Perdonen si resulta desagradable o incómodo el tema del periodo.

13

Disponía a entregarle de nuevo la hoja con su nombre para que ella lo marcara, pero soltó ese "Llámame
Camila" de repente y ahora era yo la que no sabía que decir. Su voz era algo hermoso como sus ojos, habló
en un tono suave, como con miedo a equivocarse.

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—Camila—repetí en voz baja para mi misma.

—¡Vaya, parece que ha hablado!— Soltó Ethan, quien olvidé seguía aquí. Comenzamos prácticamente un
concurso de miradas, iban desde mi hacia ella,

de ella hacia Ethan y de Ethan hacia mi. Hicimos eso por un tiempo considerable hasta que Ethan rompió el
silencio.

—Por lo visto sobro aquí, vendré en un rato, que pasen una buena tarde señoritas— su acento inglés se
resaltó en cada una de sus palabras.

Él caminó hacia la puerta y la cerró lentamente, sin hacer mucho ruido. Luego de haberse cerrado la puerta
dirigí mi vista a ella, a Camila nuevamente.

—¿Cuantos años tiene?— pregunté

—Diecinueve

—Pensé que era más joven, se ve mucho más joven— aparenta ser casi una

niña.

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Insideofmysoul
—¿Cuantos años tiene usted?

—veinte. No me llames de usted, tenemos casi la misma edad, llámame Lauren y

yo te llamaré Camila— me proyectaba hacia ella en el mismo tono suave que uso para dirigirse a mi—
¿Puedo saber porqué no me hablabas? ¿Es que no podías o no querías? Prometo no molestarme no
importa lo que digas.

—Al principio no podía, estaba aterrada cuando hiciste tu gran aparición, pensé que eras la esposa celosa
de aquel hombre por la manera con la que cruzaste la puerta, parecía que ibas a matar a alguien y ese
alguien era yo. Por otro lado estaba ese hombre tratando de abusar de mi, pensé que estaba pérdida— hizo
una pausa—. Luego llegaron más personas tras de ti, me quitaron al hombre de encima y yo no podía
moverme, y ese Señor iba a matarme pero me salvaste, muchas gracias por eso— asenti diciéndole que
continuará con la mano, creo que ha guardado tanto y está tan apresurada por decirlo todo—. Diste tus
intenciones de tenerme con vida, las cuales me daban igual con tal de que no me asesinarán, se escucharon
muchos gritos de dolor, y tú pediste que nos dejarán solas, aunque me hayas salvado pensé que ibas a
hacerme daño...

—Yo nunca te haría daño, te hubiera conociera o no, asistí corriendo a tu llamado, aterrada por tus gritos
que se escuchaban en todo el buque, pensé que uno de nuestros hombres estaba maltratandote— la
interrumpí.

—Pero luego me trataste de una manera muy dulce y siendo comprensiva conmigo, realmente te importaba
si estaba bien o estaba mal— continuó ella—. Me traías de comer y me hablabas con tanto miedo a
preguntar algo malo— dejó escapar una pequeña risa—. No pude evitar que los recuerdos vinieran a mi y
llorar por ellos cuando me llevaste a esa celda a ver a ese hombre, tu pensaste que habías hecho mal y
estabas castigandote, no fue tu culpa.

—Si hice muy mal Camila, te he hecho llorar.

—Tú no haz hecho mal, eres como un ángel que ha enviado Dios a protegerme, incluso luces como uno, no
entiendo la razón por la que estás aquí con estas personas malas— caminó hacia mi, le hice un espacio
para que se sentara conmigo en el sofá—. Lloré por la injusticia que atravies mi pueblo, por el mal trato que
le daban a las personas, por lo cruel que puede ser la vida con los más hermosos seres humanos— una
lágrima resbaló por su mejilla, la cual limpió rápidamente—. Sin embargo tu me haces ver que hay
esperanza, sin importarte el color de piel, ni que han hecho o de donde vienen ayudaste a esas personas
justo como lo hiciste conmigo, dime ¿Eres real?— era mi momento de soltar una pequeña risa; asentí ante
su pregunta porque ella esperaba realmente esa respuesta— Es una pregunta estúpida, pero es que toda mi
vida he estado recibiendo malos tratos y ahora alguien baja los brazos y los extiende para abrazarme, me
cuestiono si es real o solo un bonito sueño.

Levante mis manos y las puse con gentileza en su cara sobre sus mejillas, las acaricie unos segundos.
Cerró los ojos, me permití apretar sus mejillas no tan fuerte para que me sintiera, lo real que yo era; hizo una
mueca de dolor y abrió los ojos.

—Digame ¿Está soñando?— cuestioné.

—Eso ha sido innecesario, pero no estoy soñando— sobaba sus mejillas, las que ahora estaban rojas.
Posteriormente se quedó un momento pensando, mirándome y estoy segura que su tartamudeo previo no se
debe a que le está doliendo mucho—. Quiero disculparme por haber entrado al baño cuando estabas
desnuda.

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Insideofmysoul
—Eso fue mi culpa, no tienes porqué hacerlo.

—Y por hacerte creer algo que no era, no estaba molesta contigo, estaba muy avergonzada, de hecho
planeaba desearte una buena noche, pero no podía mirarte sin sentir vergüenza, es por eso que cubrí mi
cara— seguía roja como un tomate—. No fue de mi agrado el que dijeras que no ibas a dormir conmigo y
que ibas a dormir en el sofá. Sin embargo no pude evitar que tomaras la almohada y te fueses a acostar, te
dormiste muy rápido y no sabía que hacer, si dejarte o dormir yo también.

—Me llevaste a la cama luego, lo recuerdo todo como un sueño, pero sé que fue

real.

No podía dormir sabiendo que estabas pasando un mal rato por mi; tú piel

estaba muy fría cuando fui a buscarte, me encontraba insegura de mi misma, eres más grande que yo y soy
una debilucha, no tuve más remedio que llevarte caminando, si intentaba cargarte iba a ser un desastre— rió
con timidez, tiene una risa armoniosa—. Ahora que has tenido la idea de que escriba mi nombre, he tenido
que hablar, odio que me llamen Karla y no quería que me llamases Señorita Cabello, no lo merezco, así que
he hablado para que me llamases Camila.

—Me tomaste por sorpresa, iba a regresarte la hoja, resignada a qué me hablaras, para que escribieras
como querías que te llamara. Entonces, si no hubiera tenido esa idea nunca me habrías hablado, estoy
bastante triste— intente hacer mi mejor cara de tristeza.

—No pienses de esa manera, eventualmente iba a hablarte, no estés triste— salió la carcajada que estaba
conteniendo y Camila era la que lucia molesta, molesta de verdad.

—No puedes molestarte por eso, me la debes— no me respondió nada—. Vas a volver a tus viejas
andanzas de no hablarme entonces— nada. Sólo quedaba hacerla molestar

más, ella misma me ha dicho como hacerlo— Karla no me ignores, por favor Karla— tapó sus odios con sus
manos— Karla Karla Karla Karla.

—¡BASTA! No me gusta ese nombre— levantó un poco la voz pero no tanto como para escucharse como un
grito.

—Te he hecho hablar— hacia burla de ella, ella quien me miraba seria—. Está bien, no voy a hacerte enojar
de nuevo.

—También hablé porque te lo debía, has estado al pendiente de mi todo el tiempo, y Dios, hasta me diste de
comer en la boca, gracias por todo— se aproximó hacia adelante y retrocedió a la misma velocidad. Agarré
su mano y la atraje con delicadeza hasta juntarnos en un corto abrazo.

—No es nada. Quiero hacerte saber que cuando dije que te quería como mi sirviente, mi esclava, no era
cierto, que eres libre de marcharte cuando quieras— pasé un brazo por encima de su hombro. Sus dedos
rozaban mi mano suspendida.

—No voy a dejarte aunque quisiera, no sé a donde más ir, ni siquiera sé donde estamos o dónde queda ese
lugar llamado Tortuga del que me hablaste, o si hay personas buenas, prefiero quedarme contigo.

—Entonces frente a todos me llamarás señorita Jauregui, si vamos a fingir que yo soy el amo y tu la esclava
tenemos que hacerlo bien. A puertas cerradas puedes insultarme si te da la gana, quiero ser tu amiga,
estamos en confianza— con la confianza que le aseguré teníamos su roce en mi mano pasó a ser un toque
lleno, el cual yo apoyé al entrelazar nuestras manos con firmeza.

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Insideofmysoul
—En este momento no se me ocurre nada ofensivo para decirte.

—Tranquila, después te daré razones—le dije con cierto tono de burla—. Debo admitir que tampoco sé
donde estamos, sólo se ve el océano a donde dirijas la vista. Tortuga es una isla como ya te había dicho,
normalmente en punto de reunión o festejos de piratas, corsarios y bucaneros, definitivamente no son
buenas personas.

—Otra buena razón para quedarme contigo. Si yo te llamo señorita Jauregui tú cómo vas a llamarme.

—Karla— miró de mala gana hacia mi persona por milésima vez desde que la conozco—. Se supone que
debo hacerte sufrir, eso es lo que se está acostumbrado y como no voy a golpearte voy a llamarte Karla para
que se vea más real, ya sabes, pero aquí eres Camila y eres mi amiga.

ánimos.

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Insideofmysoul
—Nunca había tenido una amiga real— retira su mirada al hablar.

—Eso no es lindo, ¿Quieres hablarme de ti?— la moví con intención de darle

En ese momento nos interrumpieron llamando a la puerta. Camila se levantó con

calma a abrir, entraron Marta e Izolda con nuestros almuerzos. No puedo creer que hayamos hablado tanto
tiempo y apenas se sintió como dos parpadeos. Camila las recibió con mucho gusto, trajeron pescado,
huevos sancochados de comer y jugo de limón para tomar.

—Buenas tardes— me dirigí a ambas mujeres.

—Buenas tardes— respondieron ellas a la vez.

—Han pescado estos, yo los considero un manjar así que se lo he traído Lauren— Marta me entregó mi
plato. Lo miré y la verdad es que tenía buena pinta— el limón cumple dos funciones, si lo bebe su periodo
disminuye, y luego de comer puedo usarlo para las manos para que no le quede el olor a pescado en ellas.

—No sabía que algo tan ácido podría hacer cosas tan dulces— tomé el vaso para tomar el jugo que
disminuía mi periodo.

—Señorita Jauregui ¿Necesita algo más?— preguntó Camila. Casi escupo el

jugo de la risa.

—No Karla, nada por ahora. Ella es Karla Camila Cabello por cierto, Karla a

Marta ya la conoces y su acompañante se llama Izolda— dije Karla tantas veces como quise.

—Un gusto— dijo Camila con una sonrisa de boca cerrada.

—Igualmente muchacha— respondió Izolda—. Eso si Lauren, el jugo no disminuye los dolores que puedas
llegar a sentir.

—Este jugo es una estafa, ya estaba dispuesta a plantar un árbol de limones aquí en el buque— todas
reímos, es obvio no puedo plantar nada aquí aunque quisiera, va contra la naturaleza— ¿Cómo se han
tomado lo de mi reposo en cama por estar enferma?

—Bastante normal, el Capitán nos ordenó que le diéramos todo lo necesario para que se mejorase
incluyendo medicinas hechas por nosotras, pero a los otros hombres le ha entrado por un oído y le ha salido
por el otro— respondió Izolda.

—Era de suponerse eso, ser dirigidos por una mujer debe ser duro para ellos.

Quiero noticias de José.

—Gracias a usted está mucho mejor, si tenemos suerte mañana estará disponible para ejercer labores—
explicó con emoción.

—Son muy buenas noticias. Cuando me reintegre estaré alagada de trabajar

junto a él.

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Insideofmysoul
—Muchas gracias por sus palabras Lauren.

—¡Marta! ¡Hemos dejado las comida al fuego, se nos va a quemar!

—¡Ave Maria Izolda! Rápido vamos. Permiso, que tengan buen provecho—

empujaba a Izolda para salir, ni tiempo me dio para decir gracias

Camila y yo nos miramos y reímos un rato por lo sucedido, ahora ella era la que me traía de comer.

—Agradecemos a Dios por los alimentos antes de comer Camila— la detuve pues ella ya iba a empezar a
sacar las espinas del pescado para comer.

—Si, está bien.

—Repite después de mi— asintió—. Te doy gracias Dios.

—Te doy gracias Dios.

—Por la comida que has puesto hoy en mi mesa.

—Por la comida que has puesto hoy en mi...— se quedó un momento pensando— Lauren estamos en el
sofá, no en la mesa.

—Silencio así me enseñó mi madre, sigue repitiendo. Y por tener un día más de

vida— continúe.

—Y por tener un día mas de vida.

—Amén.

—Amén.

—Bien, ahora puedes comer.

—Gracias

Como siempre ella comía muy rápido, no me sorprendería que se haya tragado unas cuantas espinas,
Camila come como si eso fuera su propósito en la vida. Perdí apetito cuando ya había comido más de la
mitad, se lo ofrecí a ella que por supuesto que no se negó. Vertió el limón por el pescado diciendo que sabia
mucho mejor.

—Camila, el limón era para tus manos.

—Tienes que probarlo, sabe delicioso.

Sacó un trozo de la carne blanca del pez y lo acercó a mi boca para darmelo. La abrí y ella depósito el
pescado en ella rozando sus dedos con mis labios. Agradable. Me recordaba hace un par de días a como le
daba el desayuno casi de la misma manera, con cubiertos.

—Te doy la razón, sabe delicioso, tienes un buen gusto.

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Insideofmysoul
Ella terminó de comer y yo cogí los limones que sobraban. Le hice un ademán de mostrar sus manos y dejé
que el jugo de la fruta cayera en ellas, posterior a eso hice lo mismo con las mías.

—Viertelo como si fuera jabón, así— hice el moviento con mis manos como si las estuviera enjabonando, la
miré y ella me imitó— Ya está, ahora tus manos estarán limpias y ácidas.

Retiro todo a la mesa y luego fue al baño, seguro a hacer sus necesidades. Estaba llena, agradecía tener la
oportunidad de llevar alimento a mi boca. Salió un momento después y se fue directo al sofá donde estaba a
sentarse conmigo.

—Sabes, temía que no hablaras porque eras española— confesé apenas se

sentó.

53

Insideofmysoul
—¿Qué tiene que ver que lo sea?

—Que aunque quisiera no podría salvarte, te asesinarían sin dudarlo y si yo me

interponiese también me asesinarían a mi. Me alegra que no lo seas, pero tampoco eres de Cuba, tú acento
no es tan cubano como el de Marta o el de Izolda.

—Estuve un año en México, he cogido el acento de allá.

—¿En México con tu familia?"

—No, con mis patrones— ¿Con sus patrones? Por sus facciones tan delicadas y angelicales no parece
como si trabajara para alguien.

—¿Cómo es que estás aquí? ¿Donde están tus padres?

—Ellos estarán en Cuba, quizás crean que este muerta. Estoy aquí porque mis patrones así lo decidieron.

Estoy disgustada, ¿Cómo es que se creen con el derecho de decidir sobre la vida de las personas? Así sea
un empleado no me parece justo para nada.

—Explicate— pedí.

—No estaba muy enterada del asunto, pero mis patrones tenían una gran deuda

con estos hombres y me han enviado de garantía de pago.

—Cómo se atreven— si antes estaba disgustada, ahora estaba furiosa— ¿Qué hicieron tus padres?

—Ellos se enteraron muy tarde, cuando iban a interceder los capturaron y los amarraron, seguro les dieron
latigazos por defenderme.

—¡Bastardos!— grité, no solía decir malas palabras ni mucho menos gritar, pero estaba muy sacada de mis
casillas por todo lo que ha tenido que pasar Camila, y ni siquiera sabía ni la mitad de su vida. Su mano
reposa en mi pecho unos segundos, luego la retira.

—Calma, eso ya paso, no podemos hacer nada— paz puede ser una palabra descriptiva para su actitudes.

—¿Cómo es que estás tan tranquila? ¿Acaso no te duele todo lo que has

pasado?

—Claro que me duele, no obstante vivir del pasado no me sirve de nada, tengo

que seguir adelante.

—No voy a dejar que nada malo te pase mientras estés conmigo, lo prometo— hablé claro y conciso,
mirándola a los ojos marrones tan bonitos que tiene, acariciando su mentón con mi mano derecha.

—Te creo.

La atrapé en un abrazo, uno que ella no esperaba, y la puse sobre mi cuerpo.

Pose parecida a la que adoptamos cuando ella lloró hasta quedar dormida.

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Insideofmysoul
—Lauren, estas apretandome mucho— su voz se oía ahogada.

—Lo siento, no sé que hacer para compensarlo, es una pena que seas parte de

esto.

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Insideofmysoul
—No es tu culpa.

—Tampoco la tuya.

Extendí mis brazos para que ella me abrazara sin ahogarla ni apretarla. Casi por

inercia comencé a acariciarle el cabello y sobarle la espalda.

-—Tengo que ir baño Camila— hablé después de un tiempo.

La moví un poco para que se levantara, creo que ya se estaba quedando dormida. Se levantó haciendo un
pequeño berrinche y se fue a la cama. Yo fui al baño a quitarme el pañal que había hecho para no manchar
todo y lo lavé con agua que quedó de ayer. Marta tenía razón, el limón disminuye el período. Exprimí bien la
toalla y la puse a secar, tomé otra e hice el mismo procedimiento que con la anterior. Subí mis pantalones y
salí a la habitación.

—Ya he salido Camila— avisé, ella levanto la cabeza de la almohada.

—Has dicho que no puedes dormir conmigo, pero no has dicho que no puedo dormir contigo— se
encontraba dispuesta a venir hacia mi, tenía la sábana en mano.

—No creo que sea una buena idea, estaríamos muy incómodas aquí.

—Podemos arreglarlo, por favor, es que hace mucho frío, ya estamos casi en diciembre— prácticamente me
suplicó. Accedí sin pensarlo mucho, cómo negarle algo a Camila.

—Ven aquí.

Ella cogió la sábana y se vino al sofá conmigo de nuevo. Como no podía moverme mucho debido a mi
periodo cerré mis piernas, eso dio paso a que se colocara con las

piernas abiertas sobre mi reposando su cabeza en mi pecho. Ella no pesaba mucho y no me molestaba,
aunque era rara esta situación no le veía nada malo, después de todo éramos amigas y yo trataba de
compensar todo lo que me dijo Camila que había pasado y lo que no me ha dicho aún. Además, este calor,
el poder sentir a otra persona, me hace bien. Después de todo tendríamos bastante tiempo para conocernos.

—Duerme un poco, prometo estar aquí siempre para ti" besé su cabeza como

pude.

Prometerle estar para ella siempre es algo que voy a cumplir, no importa lo que

me costase, no iba a dejar que sufriera más.

13.5

Me despertaron unas gotas de agua que caían sobre mi rostro. Era Camila la que hacía esa acción de lluvia
sobre mi cara, se sintió un poco molesto debo admitir, pero ella estaba sonriendome así que lo dejé pasar.

—¿Pasa algo? ¿Hay algún problema?— reintegrandome estaba después de mi

siesta.

56

Insideofmysoul
Hacía mucho calor, la verdad es que estaba empapada en sudor y me cuestiono

cuanto tiempo ha pasado realmente. Ella se ve fresca y descansada, en cambio yo me veo de lo peor y me
siento pegajosa de sudor.

—No pasa nada, tranquila, lo que incide es que ha pasado la hora de cenar y ayer no lo hiciste. Aún está
tibia la cena, y le he dicho a Marta que mandara a traer agua.

—Estoy sorprendida—admití—, no era necesario que hicieras eso.

—Lo era, es lo menos que puedo hacer.

—Gracias Camila— le dediqué una gran sonrisa y ella me la devolvió. Me gusta pronunciar su nombre—
¿Por qué hace tanto calor? ¿Tú también despertaste en la misma condición que yo ?

—Casi. Quizá estás enfermando realmente, será mejor que te des un baño y te cambies, yo he tomado uno
y estoy como nueva— dio una vuelta, demostrandome estar en perfectas condiciones—. O puede que sea
algo que soñaste, cuando tengo un sueño malo suelo despertar es una situación igual a la tuya.

—No recuerdo haber soñado tal cosa. Te doy toda la razón, será mejor que me

dé un baño.

Me puse de pie con rapidez, pues ya no soportaba estar en mi propia piel. Sentí

un leve mareo de la nada, provocando que casi me vaya de boca. De no ser porque Camila me sujetó
estaría con varios dientes menos.

—¿Todo en orden?— preguntó con notoria preocupación, a lo que yo asentí en

respuesta.

La miré atentamente unos segundos, detalle su rostro, mi vista estaba tan clara

que pude ver sus facciones con calidad. Descubrí que tiene una marca de herida casi invisible en su barbilla
y al juntar los labios se marcan leves lineas alrededor de su boca. Detuve mi exploración no deseada, ella
llama mucho mi atención y no pude evitarlo. Dirigí mi caminar al armario a buscar otra muda de ropa. Ya
quedaban pocas mudas y no sabía cuanto tiempo íbamos a durar en alta mar, lo que significa que teníamos
que lavarlas cuanto antes. Ya en el baño noté que la toalla que había usado anteriormente estaba casi seca,
despoje mis vestiduras para meterme a bañar. El agua fría recorriendome el cuerpo fue como un alivio,
como saciar la sed de días o calmar el hambre de años, me da la lucidez que necesitaba. Me tomé mi
tiempo, lavé la toalla que usé anteriormente y me puse la que estaba seca, quedando de nuevo esa
deformidad en mis caderas. Terminé de abotonar la camisa y seque un poco mi cabello, tratando de peinarlo
con mis dedos. Apenas mi presencia se hizo presente en la habitación la busqué con la mirada. La encontré
sentada en el sofá que ahora jugaba el rol de ser mi cama con lo que supongo era mi cena en sus manos.

—Ahora yo también estoy como nueva— di la vuelta imitando lo que ella hizo hace unos momentos.

—Me ha parecido una eternidad lo que duraste ahí dentro.

—No seas exagerada, si ha sido un momento. Muero de hambre, ¿Qué me has

guardado?

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Insideofmysoul
—Esto es carne de conejo— dirigía la mirada con cierto disgusto hacia el plato.

—¿Y sabe muy mal? Porque para poner esa cara.

-"No, lo que sucede es que los conejos son muy lindos para ser comidos, no me

gusta mucho comerme a los animales.

—Es lo que hacemos para sobrevivir, somos depredadores y ellos las presas— el ciclo natural de
supervivencia.

Me siento como una total hipócrita porque lo he comido— su cara se ha arrugado, pareciese que
estuviera a punto de llorar.

No pasa nada, fue esta vez nada más, está bien.

Me apresuré a sentarme a su lado, no me gusta la expresión que su cara ha adoptado. Le quité el plato de
comida de sus manos y lo puse a un lado, nada debe interponerse para abrazarla. Lo menos que quería en
estos momentos era que ella estuviera triste, al parecer era una amante de los animales y comerlos no era
de su agrado, eso sería una buena explicación del porqué está tan delgada, además de que ha pasado su
vida sirviéndole a unos bastardos egoístas sin sentimientos que más de una vez le habrán dejado pasar
hambre a ella y a su familia. Pobre Camila. Me alegraba saber que aún quedaban personas a las que le
importaba preservar la vida de la naturaleza que fuese.

—Ven, levante.

Salimos de la habitación, ella no lloraba mas se veía muy triste y afectada.

Suponiendo que la cubierta estaba sin un alma, decidí llevarla a cubierta. Era de noche, una muy oscura y
atrapante. Comprobando que no había nadie a estas horas, nos sentimos libres de poder estar tranquilas ahí
sin molestia alguna, y que yo podía salir con esa deformidad de mis pantalones a respirar ese aire marino
que tanto me agrada.

—¿Le temes a las alturas?

—Yo... —dudó un poco— no sé, nunca he estado en un lugar tan alto como para tener temor a las alturas,
creo.

—Comprobemos eso— dije con intención de dirigirnos a la cofa.

Yo me he montado en la cofa en varias ocasiones, era un buen lugar para serenarse, pensar o para pasar el
rato. Sólo iba en las noches cuando no había nadie, me gusta tener mi propio espacio, sin nadie alrededor
para molestar, además de que el Sol daba directo, lo que dificultaba mirar al cielo, por eso mi momento
favorito es en las noches.

—Iré yo primero y tú me sigues. Un dato importante es no mirar hacia abajo.

Fíjate bien como lo hago para que me imites.

No era difícil, hay unas escaleras que ayuda a que sea más sencillo, pero si resbalas o pisas mal puede que
te caigas y te lleves un buen golpe o incluso la muerte, todo depende de la altura en la que te encuentres.
Subía lentamente sin mirar hacia abajo, a mi también me entraba el temor de imaginarme cayendo, no
obstante cuando llegaba arriba todo

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valía la pena.

Estando a la altura de la cofa abrí la pequeña puerta que ésta tenía para entrar,

no era el espacio más amplio del buque, pero era lo suficiente para ambas. Me voltee para ayudar a subir a
Camila, se veía muy tranquila a diferencia de mi la primera vez que subí hasta acá.

—¿Qué te ha parecido entonces?.

—Hace bastante frío aquí— ignoró un poco mi pregunta—. Esta muy alto— miraba hacia abajo apoyada
levemente en la madera.

—¿Qué sientes cuando miras hacia abajo?

—Siento que voy a caerme si sigo mirando.

—Entonces pon la vista en alto y no pasará nada— miró hacia arriba tomando mi consejo, su cara pasó de
miedo y tristeza a una de asombro.

—Las estrellas, se ven muy cerca, casi como si pudiera tocarlas— extendió su mano en el intento tomar una.

—Casi— susurré viendo su intento fallido en conseguir una estrella, su manera de hacerlo es genuina. No
tengo idea de cómo es su personalidad por completo, hasta ahora nunca he conocido a nadie que sea como
ella, única en su especie.

Ella miraba hipnotizada el cielo, casi olvidándose de dónde estaba y que le había pasado en su vida. Sus
labios casi morados, su piel se veía más clara y delicada que hace unos momentos, la tristeza y el dolor no
dominaba su rostro, ahora había admiración y felicidad, no tanto como la que me gustaría pero la había.

Nos quedamos en vela hasta el amanecer. Esa noche no cené, aunque me muriese de ganas primero
estaba ella y su bienestar.

14

Tres días han pasado desde entonces, mi periodo desapareció y pude volver a mis actividades de antes.
Han anunciado que hoy llegaremos a Tortuga y estoy más que feliz de bajar del buque, la vida marítima en
exceso no es muy buena que digamos. He conocido muy poco de Camila en estos días y ella ha conocido
muy poco de mi también, desde que comenzó hablar le he dicho que puede salir a distraerse a la cocina con
Marta e Izolda mientras yo dormía o pasada la agonía que provocaba el periodo con ciertos dolores, al
principio dijo que no quería dejarme sola pero yo le insistí tanto que ella cedió a la idea.

He descansado en estos días todo lo que nunca pude en estos tres meses estando aquí. Gracias a Dios he
regresado al trabajo, estaba volviéndome loca aquí abajo, necesitaba aire fresco, nunca me venía mal.

Sonó una campana en la cubierta y luego se oyó un "TIERRA A LA VISTA" de algún tripulante. Me apresuré
a buscar a Camila que de seguro está en la cocina conversando sobre cualquier trivialidad, como ya íbamos
a llegar a tierra firme no podía darme el lujo de dejarla sola con todos esos peligros afuera, no es como si con
mi presencia pudiera lograr algo, lo que me proponía era estar con ella en las buenas y en las malas.

Entré en la cocina, ellas reían de algo que desconocía, al mirarme no me prestaron atención y siguieron
riendo hasta que se cansaron.

—Camila, ya pronto llegaremos a tierra firme, me gustaría que no te separases mucho de mi lado, estas
personas son peligrosas— susurré cerca de su oído al momento de estar junto a ella.

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Insideofmysoul
—Lo que tú digas Lauren— susurro de vuelta; se pego justo a mi lado, tomandome la palabra.

—No te lo tomes tan a pecho, sólo quiero que estés donde pueda verte— me separe sonriendo—. Y aquí
estás en buena compañía, Marta, Izolda ¿Cómo están? Tengo que felicitar a su marido Marta, es un buen
trabajador, ni una sola queja por su parte.

—Gracias Lauren, la verdad es que muy agradecida por el trato que hemos tenido, e incluyo a Karla Camila
en este combo.

—No es nada— ser modesta algunas veces no es malo—, mientras todos la llevemos en paz y armonía no
hay nada que no podamos hacer.

Hablamos sobre un par de cosas, toda esta compañía me ha caído muy bien, sin despreciar a Ethan que ha
sido un excelente amigo para mi, el detalle es que no puedes hablar con un hombre lo mismo que puedes
hablar con una mujer.

Desde la cocina se escucho un "SUELTEN ANCLAS" Lo que me decía que ya habíamos tocado puerto y
estábamos en tierra firme.

—Camila ven conmigo, camina tras de mi y no hagas caso a nadie

¿Entendido?— mi tono era serio y autoritario, como si fuera su madre, todo era todo para su bien.

Salimos a cubierta, el Capitán se encontraba ya descendiendo del buque con los demás siguiéndole. Y
aunque no habíamos ganado la guerra ganamos la batalla y es por eso que llego con la frente en alto y
sonriendo a todos.

—Iré a arreglar algunos asuntos, ¡Embriaguense hasta la médula y consigan cuando prostituta se les antoje,
todo va por mi cuenta!

Eso fue lo que declaró el Capitán, a lo que mi único comentario fue un motivador suspiro. En cambio, casi
todos gritaron de emoción y prácticamente salieron corriendo a la taberna y al prostíbulo más cercano.

Sólo quedamos Marta y su marido José, Izolda, Ethan, Camila y yo a bordo.

Pronto bajamos del barco. Me encontré con rostros un poco familiares y otros no conocidos, por supuesto
que nos miraban extraño, Camila y yo usábamos pantalones y camisa abotonada en lugar de un vestido,
pero no me importo para nada, me sentía mucho más cómoda así y en el fondo no era tan malo, a Camila
tampoco parecía molestarle, como tampoco el hecho de andar descalza. Trabajaré en conseguirle unas
buenas botas.

Nosotros nos dirigimos a la taberna, ya me hospede allá en una ocasión y me pareció buen lugar para
quedarme esta vez, no era lo mejor pero peor era nada, además de que moría por probar de nuevo café y
por qué no con pan también. Subimos hasta donde estaban los cuartos, que no eran muchos, me quedaría
en uno con Camila y con Ethan. Aunque el espacio era reducido, quedamos en dormir Camila y yo en la
cama e Ethan quedo en dormir en el sofá. No estaba de acuerdo en que estuviese tan incómodo de nuevo, a
Camila parecía darle igual, él quería estar ahí para cuidarnos por lo que terminé aceptando.

Justo después de que nos acomodamos dan dos toques a la puerta e Ethan se apresuro a abrir intrigado con
la mano en el puñal, según él, nunca se sabe lo que pueda pasar. Al abrir se dejó ver el señor Alejos con una
pinta muy relajada.

—El Capitán me ha enviado por Jauregui— nos informó él.


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Insideofmysoul
—¿Con que motivo?— preguntó Ethan, con una voz fuerte y seria, casi parecía

otra persona.

—El capitán le ha hablado de la "señorita" al Gobernador y él esta ansioso por

conocerla— en su voz se notaba la burla a referirse a mi persona como una señorita.

—Está bien, vamos— anunció Ethan dirigiéndose hacia afuera pero el molestó Francisco Alejos lo detuvo.

—Pidió hablar con Jauregui, nadie más.

—Si él no nos acompaña entonces no iré a su encuentro, me sentiría más segura con él a mi lado— interferi
en la lucha de miradas que disputaban entre ellos—. Y por supuesto que me llevo a mi sirviente, tampoco
pienso dejarla aquí.

El asintió a regañadientes cediendo el paso para que saliéramos. Ni medio día había pasado y ya los
hombres de la taberna estaban borrachos y gritandose los unos a los otros

¡Que horror! Espero que cuando regresemos no esté este lugar en peores condiciones.

Un carruaje nos esperaba, un hombre muy elegante nos recibía afuera del mismo, supongo que era el
conductor de este. Al llegar al carruaje el hombre nos abrió sus puertas presentándose como el señor Smith,
era un hombre un poco bajo de estatura, y lo digo porque yo era más alta que él, cabellos blancos
acompañado de una postura recta y fina.

Adentro era corto de espacio pero lo recompensaba una decoración hermosa, el terciopelo rojo hacían juego
con el dorado que traía las paredes. Ni hablar de los asientos, lo más

cómodo que mi retaguardia ha tocado en meses. Quedé sentada junto a Camila y para la mala suerte de
Ethan quedó sentado junto al señor Alejos.

El carruaje se puso en marcha, saltaba a cada rato y temía a que se fuera a desarmar. Pude visualizar la
cara de susto de Camila, de inmediato me lamenté el no poder abrazarla enfrente del señor Alejos, porque
por Ethan no hay problemas, por más aprecio que le tengo hay que mantener las apariencias, no quiero
arriesgarla a nada.

—Karla, ¿Estás bien?— me dirigí casi en susurro sin mirarla.

—Si señorita Jauregui, no hay problema— respondió ella de la misma manera.

Pasó el viaje en silencio, no fue un trayecto tan corto como me hubiera gustado pero tampoco uno tan largo
para morirse. Al salir me encontré con una gran mansión, era de color crema y tenia un hermoso jardín, todo
parecía muy elegante y refinado, no podía esperar menos de la casa de un Gobernador. El señor Smith
abrió la puerta, ayudándonos a bajar a Camila y a mi. Una vez todos fuera del carruaje él hizo una seña de
que lo siguiéramos.

Al entrar a la mansión quedé más que asombrada, aunque iba a reuniones de los socios ricos de mi familia
nada igualaba esto e intente contenerme a no tocar todo lo que estaba en el recibidor. Un sin fin de pinturas
colgadas en las paredes las cuales estaban acompañadas de un color blanco implacable, los más hermosos
paisajes que he podido ver ilustrado en ellas y también las más extrañas personas que han plasmado en una
pintura. Había una escultura de una Libélula, uno de mis favoritos y también el de mi abuela, solía admirarlos
cuando era niña y mis hermanos le tenían cierto temor ¿Cómo puede temerle a algo simplemente
espectacular? Me ha encantado tanto que me gustaría llevarla siempre conmigo a todas partes, debería
considerarse una maravilla para el mundo y un delito el no exponerla.

61

Insideofmysoul
Nos dirigiamos a las escaleras, alcé mi vista, el panorama era simplemente espectacular, era como un
espacio infinito, sin fin y el techo parecía inalcanzable. El pasamanos se veía impecable y hasta miedo me
daba tocarlo, Camila se mantenía tranquila y serena, como si ver una mansión como esta fuese algo tedioso
para ella. Después de pasar largos pasillos, llegamos a una puerta blanca enorme con un picaporte dorado y
del mismo color la decoración de esta.

—Iré a anunciar su llegada, esperen aquí.

Abrió la puerta y la cerró rápidamente sin dejarme ver su interior. Eché un vistazo hacia Camila, traía su
mirada baja y perdida; me puse a su lado y con discreción rozada los dedos de sus manos. Salió casi al
instante el señor Smith con su misma postura recta y fina que había visto en el carruaje.

—Señorita Jauregui, el Gobernador la espera adentro— anunció en voz alta con una excelente
pronunciación.

—Gracias señor Smith. Vamos Karla.

—Sólo pidió pasar a la señorita Jauregui, a menos que sean las Señoras

Jauregui.

—No, para nada, Yo soy Lauren Jauregui, ella es mi sirviente, voy a todos lados

con ella— expliqué vagamente.

—Mis disculpas señorita, siendo así pueden pasar ambas, siganme por favor.

—Gracias— giré antes de entrar, por poco olvidaba algo—Ethan, puedes

esperarme si así lo deseas.

—Estaré justo aquí cuando salgas, si eso es posible— se dirigió hacia el señor Smity y éste le asintió
dándole su aprobación. No pude hacer más que sonreirle, Ethan es todo un caballero, antes de girarme de
nuevo y entrar a la habitación por completo.

Si el recibidor se caracterizaba por estar repleto de cuadros, aquí había el doble, ni un espacio en la pared
para mirar. Las pinturas eran de muchas personas, no me sorprendería sentirme vigilada aquí dentro. A lo
lejos de la habitación se escuchan risas y el sonido de las copas al brindar. Achico mis ojos un poco para
darme cuenta de que se trata del

señor Nau y de quien debe ser el Gobernador. El señor Smith tiene un paso acelerado y tratando de imitarlo
casi íbamos corriendo.

—Permiso Señor, aquí le traigo a la señorita Jauregui tal como me lo ha pedido, ella está acompañada de su
sirviente, se negó a entrar sin ella y no pude hacer nada— se dirigió el señor Smith al que ahora estaba
segura que era el Gobernador. Como si él hubiera puesto muchas objeciones.

—De acuerdo Smith puede retirarse a sus quehaceres— le responde el Gobernador, el cual tenía un acento
muy parecido al de Ethan, quizás él también sea de origen inglés.

—¡Lauren, que alegría que estés aquí!— ese fue el Capitán, parece estar un poco pasado de copas, se
notaba más feliz que nunca— Ella es de quien te he estado hablando, la gran Lauren Jauregui— me ha

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Insideofmysoul
gustado esa presentación.

—Es un placer al fin conocerla señorita Jauregui, he escuchado sólo maravillas de usted. Permitame
presentarme, Samuel Kingston, Gobernador de Tortuga, pero usted puede llamarme Samuel— tomó mi
mano y la beso. Su vista se fijó en algo detrás de mi con mucho interés—¿Quién es la joven que se esconde
en su espalda?

—Un gusto Samuel. La joven detrás mio es mi sirviente Karla Camila Cabello, es de pocas palabras—
aclaré, para nada quería que ese hombre estuviera interesado en Camila, no señor.

Un poco alto, cabello grisáceo, tez pálida y ojos azules como el mar era como este hombre lucia, sin
mencionar su panza de borracho que ocultaba con su traje. Tiene pinta de no ser confiable, este hombre no
me da buena espina ni de aquí a mil años.

—Pude deducirlo por la presentación dada anteriormente— con su mirada la recorrió de arriba a abajo y
viceversa sin ningún descaro—. Sólo por el hecho de que no lleve ningún calzado deja mucho que decir, y ni
hablar de su vestimenta... peculiar.

Camila es una muchacha muy hermosa, la vestimenta o el calzado no afecta eso. Ese tipo de comentarios
me hacen moldstar, las mujeres, las personas en general, son hermosas, no veo e porqué denigrar por lo
que posee, somos más que el vestido y el calzado. Sin embargo no podía expresar mi opinión con
sinceridad, no podía tener un mal trato con este hombre, por algo el capitán quiere que le conozca, me
queda respirar hondo y pensar con claridad, ser tolerante acerca de la ignorancia.

—Le pido mil disculpas, todas las situaciones que hemos vivido no me ha dado tiempo de hacer algo más
por mi aspecto y mucho menos el de ella. Ser tan insignificante

merecedor de nada— enfatice mis últimas palabras, que eran una indirecta para él, nunca hablaría así de
Camila; finalice con una sonrisa, tan forzada como las que daba cuando estaba comprometida en Santo
Domingo—. Pero supongo que no me ha llamado para hablar sobre ropa y calzado Samuel.

—Desde luego que no. Quería conocerla, por la boca de este hombre han salido brillantes estrategias de
parte suya Lauren, no pensé nunca en mi vida en decir esto, pero es una mujer muy inteligente.

—Estoy alagada de que así lo considere, no es nada de otro mundo, de todas maneras, estoy encantada de
ayudar al señor Nau que me ha tendido su mano todo este tiempo.

—Me gustaría invitarle a cenar para seguir con esta agradable conversación, y a su sirviente si usted se lo
permite también— ofreció el hombre.

Se veía muy interesado en tener una conversación conmigo, pero más se interesaba en Camila, su mirada lo
delataba, y eso no me gustaba ni un poco. La parte buena es que esta cena me caía como anillo al dedo ya
que no tenia idea de que íbamos a comer hasta que zarpasemos.

—Asistiremos a la hora que disponga— confirme.

—¡Oh! No es necesario que se marchen, pueden quedarse todo el tiempo que habiten Tortuga si así lo
desean. Esta mansión es muy grande y hay muchas habitaciones sin ocupar.

—No quiero causar molestias.

—No es ninguna molestia, estoy encantando de recibirlas, tanto espacio y nadie con quien compartirlo— de
vez en cuando es bueno aprovechar

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Insideofmysoul
—De acuerdo— terminé por aceptar—. Traje a un muy buen amigo conmigo, Ethan Matthews, me gustaría
que nos acompañase esta noche, él esta afuera esperando— sugerí esperanzada, al menos con Ethan me
sentiría más segura.

—Ethan Matthews es uno de mis mejores hombres, de mucha confianza— dijo el Sr. Nau tratando de
convencerle, a lo que estuve muy agradecida.

—Me parece perfecto, mientras más estemos mucho mejor ¡Señor Smith haga pasar a Ethan Matthews!—
pegó un grito que pensé que iba a dejarme sorda.

Pasó nada para que el señor Smith hiciera presencia junto a Ethan. Como siempre el hombre bajo y canoso
venía casi corriendo y tras él estaba Ethan tratando de seguirle el paso.

—Señor Matthews es un placer tenerlo con nosotros, Soy el Gobernador Samuel Kingston y me gustaría
tenerlo en la cena que daré esta noche en nombre de mi amigo Jean David Nau— dijo eufórico.

Ethan me miró un momento y asentí para darle a entender que asistiríamos todos

a la cena.

—Estaré aquí con mucho gusto para la velada que va a ofrecer Señor Kingston—

respondió cordialmente Ethan, como siempre él tan educado.

—¡Aja! Es usted inglés como yo, ¿Puedo saber de donde?— él estaba más que emocionado. Dios, su
estado de animo cambiaba muy rápido.

—Soy del Norte de Londres, de Enfield exactamente, ¿Y usted?— respondió el

joven londinense.

Antes de que pudiera escuchar la respuesta de Samuel, el señor Nau me tomó del brazo y sin mucha
brusquedad me llevó a un lado un poco más apartado, Camila me seguía pero le hice una seña para que
esperara en donde estaba.

—Ten cuidado Lauren— empezó a decir el señor Nau en susurro— una respuesta errónea o una pregunta
malinterpretada a este hombre puede echarnos la soga al cuello— él no parecía nada ebrio ni feliz como
parecía hace unos minutos cuando llegue, se veía mas sobrio y centrado que nunca.

—Lo entiendo capitán, pero no voy a dejarme denigrar por este sujeto— susurré con mi ceño fruncido en
respuesta.

—Por ahora si vas a tener que hacerlo hasta que no nos sea de utilidad, cuando lo tengamos en nuestros
bolsillos podemos hacer lo que queramos con él. No puedes ser una rebelde, sé una mujer dulce y dócil pero
inteligente como lo has venido siendo y verás los resultados. Ah, y dale un poco de libertad a tu sirviente,
sólo un poco, él también esta muy interesado en ella.

—Entendido señor Nau.

Él ha reconocido que lo he manipulado a mi gusto, dándole lo que quiere pero al final no gana más de lo que
pierde, ahora tengo que poner más cuidado en lo que hago. He visto su punto, quiere tener a Samuel como
su gran amigo y cuando ya no le funcione clavarle el puñal por la espalda, bastante elaborado su idea,
aunque como todo en esta vida tiene sus riesgos. "Ah, y dale un poco de libertad a tu sirviente, solo un poco,
él también esta muy interesado en ella" la verdad no estoy encantada con eso, es una buena jugada que nos
tendría con mucha ventaja y por lo que sé Camila no es ninguna tonta, sabe mucho, a lo mejor más que yo o
que todos, mi intención era no involucrarla en esto, pues ya es muy tarde para eso, ella estaba hasta el

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cuello como todos en esta habitación.

Tenía que pensar con más claridad que nunca cada paso que avanzaba, un movimiento en falso y estaba
muerta, y quizás ella también.

15

Nos asignaron una habitación del tamaño de lo que solía ser mi casa o más grande, exagerando un poco.
De color vinotinto estaban las paredes lo que hacía que todo se viera más oscuro a estas horas de la noche,
casi hora de la cena. Conseguimos nuevas ropas, Brigitte, como se llamaba una de las criadas, irrumpió con
muchos vestidos y demás, pero como para la vida que llevo los vestidos no son la mejor opción le pedí que
me consiguiera pantalones y camisas de mi talla, y también para Camila aparte de unas botas para ella
también, algunos calzoncillos y un par de cinturones. No parecía nada contenta con mi decisión y al salir
escuche que salió de su boca "marimacho", la verdad es que no me importó, es mi comodidad y ella no es
quien para juzgarme de esa manera. Al final terminó trayendome la ropa sin ningún comentario y su
comportamiento me da igual.

—Camila— le llame desde afuera de la puerta del baño— ¿Estás lista?

—Ya salgo, dame un minuto— hablo alto y claro ella desde adentro.

El baño era algo impresionante, contaba con una bañera gigante que más bien era como para 4 personas, y
hasta shampoo con olor a menta, toda una delicia. A ambas nos prepararon un baño tibio y estuve casi todo
el día bañandome, me sentía en el paraíso. Era hora dejar de pensar en todo eso y bajar al infierno, ya era
tiempo de poner en marcha todo nuestros planes para nuestra mejora.

Camila salió del baño ya vestida y con sus botas puestas, su camisa era beige de un tono oscuro,
pantalones negros al igual que las botas, yo iba vestida de la misma manera sólo que traía una camisa
vinotinta. Ella sonreía y lucia radiante, llevaba su cabello suelto aún húmedo, desde que la conocí no la
había visto tan feliz y relajada.

—¡Oh por Dios! Lauren eso es el paraíso, ¿Puedo quedarme ahí todo el día, por favor?— sonreía más
grande que antes.

—Hasta puedes dormir en ella si quieres, más espacio para mi en la cama— bromee un poco, a ella no
pareció hacerle gracia.

—Entonces te vienes a dormir a la bañera conmigo.

—La bañera es muy incómodo para dormir, es toda dura, imagínate el dolor de espalda que eso va a
provocarnos, además de que siempre estas aplastandome voy a amanecer muerta uno de estos días—
continúe con mi broma.

—No seas exagerada, si nunca te has quejado— se cruza de brazos.

—Si me la paso quejandome todas las mañanas, eres una mentirosa.

—Tú eres la mentirosa.

—No, tú eres la mentirosa.

—No voy a discutir esto contigo— hizo una pausa—. Pero tú eres la mentirosa.

—Está bien, yo soy una mentirosa— acabé rindiendome, porque no puedo hacer que Camila ceda a nada—.

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Ahora hablemos de la cena. Mis facciones pasaron a ser serias, ella me imitandome al instante—, vas a
estar esta noche en el comedor con todos, hoy no actúes como mi "Sirviente", aunque mantendrás el
Señorita que tanto nos hace gracia. Seras cortes y educada, piénsalo dos veces antes de responder
cualquier cosa, ese Samuel está interesado en ti y no me gusta para nada.

—Si lo noté en cuanto nos presentamos, tampoco es que a mi me encante— como dije, ella es lista — ¿Este
hombre es tan importante?

—Muy importante para los planes de conquista del Capitán, y eso me beneficia lo que quiere decir que a ti
igual.

—Haré lo mejor que pueda, ya he lidiado con muchas situaciones donde decir lo que la otra persona quiere
oír y no lo que piensas es mucho mejor.

—Sabia que podía contar contigo— le dedique una sonrisa—. Aún con las botas puestas sigues siendo una
enana— cambié de tema para que se relajara un poco, incluso yo necesito relajarme antes de enfrentar
estas situaciones.

—Lauren ¿Cuándo vas a superarlo? Ya te he dicho que lo mejor viene en frascos pequeños, fíjate en el
veneno— no pude evitar reírme de eso, Camila tenia los mejores chistes que había escuchado jamás.

—Cierto, por eso es que eres mi pequeña Camila— la tome por el cuello y con un movimiento ágil comencé
a alborotarle el cabello—. Una pequeña bebe recién nacida.

—Basta Lauren, vas a hacer que quede como una vagabunda— por su tono de voz tengo la leve sospecha
de que no le agrada nada lo que le estoy haciendo.

Intentó zafarse sin poder hacer mucho y con su evidente derrota colocó sus manos en mi abdomen y
comenzó a hacerme cosquillas. Con eso logró que la soltara, con una mano tomó ambas mías y con la otra
me hacia cosquillas, yo no paraba de reír ni de moverme como pez fuera del agua.

—Para Ca...mila por favor— dije entre risas, casi ahogándome con mi propia

saliva.

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Insideofmysoul
—¿Quién es la bebé?

—Camila es en serio, voy a hacerme pipi encima— ya casi no aguantaba, en

serio estaba cerca de mojar mis pantalones y mis piernas estaban débiles.

—¿Quién es la bebé?— repitió ella.

—Yo...yo soy la bebé— mis piernas cedieron y caí al piso, ella cayó conmigo, seguía haciéndome
cosquillas— Ya-a lo he dicho Ca...mila, por favor ya no puedo mas-s.

Ella dejó de hacerme cosquillas y se estaba riendo aún encima de mi. Aproveche que tenía mis manos libres
y comencé a limpiarme las lágrimas, me hizo llorar de la risa y por su culpa casi me hago en los pantalones,
ya me vengare de ella.

—Tú sigues siendo la bebe— la rete—. Mirate como estás de despeinada ¿Es que pasaste por un tornado
antes de venir aquí?— comencé a arreglar su cabello con mis manos, porque de verdad que era un desastre
comparado a lo lindo que estaba su cabello hace segundos.

—¿Quieres otra ronda? Aprovecha, son gratis.

—Estoy ayudandote ¿Y así es como me pagas?— me hice la ofendida

—Pero que desconsiderada soy, Dios perdóname, no merezco entrar en tu reino— siguió ella el juego

—Ya guarda silencio y deja de moverte para terminar.

Pasé mis manos por su cabello, ya había hecho mi mejor trabajo, pero la

sensación que tenia tocar su cabello era exquisita, estaba sedoso y suave, y como su cabello era casi lacio
mis dedos iban con facilidad. Ella me miraba fijamente, yo no la veía pero se que ella estaba viéndome,
puedes sentir cuando alguien lo hace y sus ojos recorrían todo mi rostro sin disimulo. Pronto mi mirada se
perdía más en ella que en su cabello, era algo inevitable pues ella es hermosa, difícil de ignorar, puede
capturarte con una de sus tímidas sonrisas, no culpo al hombre que caiga por ella. Decidí que ya estaba bien
de acomodar su cabello y retiré mis manos de este.

—Ya creo que estas presentable, así no vas a espantar a nadie.

No obtuve su respuesta, lo cual era raro, en todo este tiempo bromeabamos juntas de todo e hizo caso
omiso a mi comentario.

—Camila ¿Estás escuchándome?

Su vista estaba clavada en mis ojos, lo sé porque yo también estaba viendo los de ella, sus hermosos ojos
marrones.

—Tienes... unas cejas increíbles y tus ojos, cielos, me han gustado desde que te vi la primera vez pero no
los había visto desde tan cerca son muy bonitos... y extraños— su voz suave acaricia mis oídos.

—¿Gracias?— era la primera vez que me hacía un cumplido directo— Los tuyos también son muy bonitos,
preciosos.

—Son comunes, en cambio nunca vi unos ojos como los tuyos— esa expresión de incredulidad, esta
muchacha es deslumbrante, no sé porqué se niega a creerlo.

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Insideofmysoul
—Entonces me gusta lo común que son tus ojos.

Ese comentario sonó ¿Raro? No recuerdo haber dicho que me gustara algún rasgo físico de alguien en mi
vida. Al parecer para todo hay una primera vez.

—Puedo verlos todo el día— parecía hipnotizada— Y todavía no sabría de que

color son.

Alguien interrumpió su estado hipnótico tocando la puerta. Hasta ahora, cuando

nos han sacado de nuestro mundo, es que me doy cuenta de que aún seguimos en el suelo y que ella esta
demasiado cerca, tan cerca que puedo sentir el aire caliente que produce su respiración.

—Camila, han llegado por nosotras, estás encima de mi y no puedo levantarme.

—Oh— fue todo lo que expresó, antes de levantarse y ayudarme.

Nos miramos, era para mí extasiante tener la dicha de poner mis ojos sobre ella.

Tocaron una vez más, y dudé, en realidad dudé en ir a abrir, porque no me provocaba dejar de mirar tal...
perfección. Sin embargo tenía que, por ende me apresuré a abrir la puerta, encontrándome al señor Smith y
tras él a Ethan.

-"Buenas noches, señorita Jauregui, señorita Cabello, ya pueden pasar al comedor, está lista la cena—
anunció el señor Smith.

—Muchas gracias Smith.

—Sigame por favor, los llevare al comedor, ya los esperan.

Seguíamos al señor Smith por todo largo pasillo, quien por lo visto calmó su paso rápido de esta tarde y optó
por caminar más lento. Saludé a Ethan con una sonrisa y él me la devolvió. Ethan y Camila al parecer no se
llevan muy bien que digamos, es notorio que se

saludan por cortesía. El pasillo parecía casi infinito al igual que toda la gran mansión. Bajamos las escaleras,
vi la puerta principal, tomamos camino de la derecha, mi mano y la de Camila rozaban con intensión,
nuestras miradas iban y venían, de verdad que luce muy hermosa esta noche.

Luego de lo que fue una larga caminata encontramos a el señor Nau y Samuel, bebiendo una copa en el
comedor, sentados uno junto al otro en sillas que hacían decoración con una mesa exageradamente larga y
con más de cincuentas asientos me atrevo a decir.

—Los invitados están aquí— Nos anunció el señor Smith gritando.

—Bienvenidos sean, los estábamos esperando, buenas noches— dijo casi gritando también Samuel—. Por
favor tomemos asiento, ¿Les sirvo una copa?

—Tal vez luego— rechacé su oferta, porque la verdad beber no era mi cosa favorita para hacer.

—Yo tomare una— ese fue Ethan quien salió detrás de nosotras.

—¿Y usted Señorita Cabello, no le apetece una?— se dirigió a ella Samuel, que ahora la inspeccionaba de
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Insideofmysoul
la misma manera que lo había hecho hace rato. Sujeto despreciable e impulsivo.

Camila antes de hablar me miró, no estaba segura si decirle que podía hacerlo, ni siquiera sabía si le
gustaban vinos o bebidas alcohólicas. Lo pensé por un momento antes de asentirle, si vamos a hacer algo
tenemos que hacerlo bien, de todas maneras estaré al pendiente de todos sus movimientos. Al menos ahora
no estaba crítico por lo que vestíamos.

—Por supuesto que si— aceptó ella sonriendole, de una manera extraña pero

sonrisa al fin.

—Maravilloso— dio media vuelta, al retornar, le ofrecía una copa a mi falsa

sirviente, parece como si ya la tuviera preparada.

—Tomala muy lenta, no quiero verte ebria y menos aquí con ese hombre acechandote— ordené entre
dientes muy bajo aprovechando que él se dirigió a su asiento, ella asintió.

Nos sentamos todos en la gran mesa, que debo decir que tiene una gran cantidad de comida, lo suficiente
para un batallón. Samuel está sentado en la cabecera de la mesa, yo a su lado izquierdo junto a Camila, y el
señor Nau en su lado derecho junto a Ethan.

—¿Cómo se les ha tratado hasta ahora?— pregunta popularmente Samuel.

—Excelente, no podemos quejarnos, se nos ya tratado muy bien— dentro de lo que cabe ha estado bien el
trato.

-"Cuénteme señorita Jauregui, si hay tantas habitaciones ¿Por qué compartir la suya con su sirviente?—
lanzó una buena pregunta, no obstante venía preparada para este tipo de situaciones.

—No es que me encante, acabo de recoger a la pobre en la Habana y no confío lo suficientemente para
dejarla sola y que pueda hacer cualquier cosa que nos perjudique— era una vil mentira, evidentemente me
había quedado con Camila para que estuviera segura.

—Es un buen punto. Una sirviente de piel clara, extraño e interesante— prosiguió

él.

—No veo cual sea el problema, su color de piel no hace que deje o haga mas

cosas— le sonreí con hipocresía camuflada—. De todas maneras sólo está cumpliendo por sacarla del
hueco de donde estaba. Es una inútil de primera mano, apenas sabe caminar, y mírela, seguramente se
siente muy importante porque estamos hablando de ella— eso le dolió, lo pude ver en su rostro, luego de la
cena le pediré disculpas unas mil veces o sino es capaz de irse a dormir a la bañera.

—Tiene toda la razón. Me he enterado que piensan atacar en Venezuela, esa zona es muy rica en piezas y
joyas, se llevarán todo un botín— continuó Samuel como si nada.

—Como le he comentado, gracias a Lauren logramos asaltar el buque donde hemos llegado, revisando las
coordenadas y los próximos movimientos de los españoles me llevaron a ese lugar— explicó el señor Nau.

—Déjeme decirle que ese lugar está reforzado con cañones, es casi una muralla, algo muy arriesgado—
advirtió Samuel.

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Insideofmysoul
—Estoy segura que sabremos como superar esa muralla, si hemos llegado hasta aquí es por algo—
interfiero en su conversación.

—Comparto su pensar Jauregui, por eso he decidido poner en el poder a mi amigo Jean David de 5 navíos
más y todos los hombres que necesite.

—Eso es grandioso Samuel— expresó un animado Ethan.

—Muchas gracias Samuel, pensé que no me lo cedería, como he perdido el otro que me ha confiado— era
raro escuchar al capitán agradecer sobre algo, pero supongo que todo es parte de su plan.

Llegaron las criadas a servir la cena, había pato, cerdo, puré de patatas, bastantes frutas y un sin fin de
cosas más. Mientras comíamos fluía la conversación de cualquier cosa, ya olvidándonos de el tema de las
flotas y los ataques, y la verdad de que fuera de todo Samuel podía ser un hombre agradable, pero sólo un
poco. Lo mejor de toda la noche, para mí, fue ver de reojo a Camila comiendo, es única la manera en la que
aprecia los alimentos que me ofrecen, eso es muy admirable.

—Ya es muy tarde, yo paso a retirarme, permiso— de despidió Ethan. Luego de breves despedidas salió del
comedor.

—Samuel, he visto la escultura de la Libélula que tiene en su recibidor, es absolutamente preciosa—


aprovecho comentarlo.

-"Gracias, es usted muy observadora. Pertenece a mi esposa, ella está de viaje a Europa y me ha dejado
muy solo.

—Es una lástima que no esté aquí, mi placer hubiera sido conocerla.

¡Está casado! Y mira a Camila de esa manera y quien sabe a cuantas mujeres más, un total descarado.

—Yo también voy a retirarme, estoy agotada, que pasen buena noche—. Después de esas declaraciones no
quise oírlo más. Me despedí, esperé a que Camila se levantará también. Casi cuando íbamos a iniciar
camino Samuel nos interrumpe.

— Señorita Cabello, ¿Le gustaría tomar una copa conmigo?— ofreció.

Camila que torció los ojos como nunca había visto hacerlo a nadie, tomó aire y cambio su expresión antes
de voltearme. Por poco arruino todo riéndome.

—Quizá en otra ocasión señor Kingston, la verdad que dormir en un barco no es muy cómodo, sin despreciar
el techo que me ha dado señorita Jauregui, ahora estoy muy cansada, si me lo permite amo me gustaría
descansar— usó un tono de voz dulce y suave.

—Está bien, le advierto, la próxima vez no acepto un rechazo de su parte. Y Jauregui, permitale un poco de
descanso, que tengan buena noche, hasta luego.

—Ya veremos.

Salimos de ese infierno que se estaba convirtiendo el comedor. Subimos las escaleras y con duda caminé
por el largo pasillo junto a ella, encaminándonos con algo de dificultad al que nos llevaba a nuestra
habitación.

—Camila, espera— tomé su brazo suavemente, así es como se debería tratar a una mujer, con cuidado y
suavidad—. Iré a hablar algo con Ethan, por favor esperame despierta tenemos cosas de que hablar.
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Insideofmysoul
La liberé, no soportaba que no me mirara a los ojos cuando le hablaba, y ella siguió caminando yo detrás de
ella. Como la habitación de ambas queda posterior a la de Ethan la vi entrar y cerrar la puerta sutilmente, al
menos no mostraba signos de molestia; y si los tenía fue muy educada al actuar de esa forma. Toqué la
puerta de la habitación de Ethan, quería informarle sobre nuestros planes si es que ya no sabía y preguntarle
su opinión sobre esta noche. Toqué de nuevo, sin respuesta. Debe estar muy cansado, o esos tragos le han
hecho mucho efecto y lo dejó casi muerto.

Me rindo y decido dejarlo descansar, el pobre se lo merece. Cuando empiezo a caminar hacia la habitación
que comparto con Camila me pareció escuchar unos pequeños gritos algo raros del lado contrario hacia
donde voy, o sólo es mi imaginación no lo sé, los ignoro y sigo caminando. Doy unos pasos más y vuelvo a
escucharlos. Sumida en la curiosidad cambio la dirección tratando de seguir ese sonido que se hace más
constante, doblo el pasillo a una habitación casi escondida en donde se ve la luz de las velas por debajo de
la puerta, de ahí proviene el sonido.

Si es que están maltratando a otra mujer no sabría como reaccionar, estoy sola si, pero si la están
lastimando no me quedare sin hacer nada.

Como me encuentro sin compañía, camino lentamente y con cuidado de no hacer mucho ruido ni con mis
pisadas. Llego a la puerta, está sin seguro, y la entre abro con sumo cuidado sin que salga ningún sonido de
esta. Miro por el espacio quedando sorprendida. Desde donde estoy se ve la cama en donde está la mujer
que está "gritando". Se encuentra semi acostada con las piernas abiertas, pero no parece que le doliese
nada, sino que está disfrutando. Bajo mi mirada descubriendo a alguien entre sus piernas. Abro más mis
ojos de sorpresa, esa peluca, ese traje ¡Es el señor Smith! Ella aumenta el sonido que sale de su boca y
luego parece que va a colapsar, en eso el señor Smith se levanta y saca su... Casi me ahogo con mi saliva
al ver esto, toso y me he dado cuenta de que me he descubierto, ellos se han puesto en alerta mirando hacia
la puerta. Me apresuro a correr para la habitación.

Creo que nunca había corrido tan rápido en mi vida porque al llegar, sin tirar la puerta para no levantar
sospechas, no siento el aire circular y apuesto a que el tomate y yo parecemos parientes.

—Lauren ¿Qué te ocurre? ¿Qué tienes?— Camila sale saltando de la cama hacia

donde estoy.

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—Shhh— es todo lo que puedo "decir" y pongo mi mano en su boca.

Con mi otra mano libre tomo la suya y la dirijo a el sofá. Empiezo a respirar más

lento y a calmar el ritmo saltón de mi corazón para poder hablarle, porque de verdad necesita una breve
explicación, se ve muy preocupada.

—Si te preguntan he estado todo el tiempo aquí contigo— le digo.

—¿Qué te paso? ¿Te hicieron algo? Pareces un tomate y has llegado casi sin respirar— dirige sus manos
hacia mi rostro comienza a acariciar mis mejillas, sus manos están frías al contacto, me quema por lo
caliente que se siente mi cara, pero me gusta, me gusta que me toque así.

—No me han hecho nada, puedes estar tranquila, sólo he visto y escuchado algunas cosas que no me
convenían.

—¿Es algo malo, estás en peligro o algo? Te protegeré, estamos juntas en esto.

—No y eso ya no es importante, no te preocupes, gracias pequeña— de la nada me ha salido ese apodo,
pequeña, la describe bien.

Definitivamente no iba a contarle a Camila todo lo que he visto, si yo quise desaparecer en ese momento no
sé que sentirá ella si se lo cuento, seria muy raro y entraríamos en un ambiente incómodo.

—Quiero pedirte disculpas si te he ofendido en la cena.

Tomé sus manos que estaban en mi rostro entre las mías, las baje hasta mis labios y las bese. Era algo que
mi padre hacía cuando mamá estaba disgustada y me parece lo mínimo que puedo hacer después de
decirle cosas tan feas aunque no fueran ciertas.

—No fue mi intención, no lo decía en serio— continúe.

—Lo sé, no tienes que disculparte— ahora ella estaba rosada en sus mejillas y miraba atenta a lo que hacía
con sus manos—. Al principio no me gustó nada como hablaste de mi, luego recordé de que va todo esto y
me he calmado.

—Gracias a Dios que lo sabes, eres todo lo contrario a lo que dije abajo, debes creerlo porque es la verdad.
También eres muy bella— debo recordárselo, nadie más lo hará; solté sus manos, ella las retiró
lentamente— ¿Tienes sueño? Porque yo tengo mucho y de verdad que estoy exhausta.

Me levanté para dirigirme a la cama, era el doble de la que estaba en el camarote en el buque y mucho más
cómoda. Me senté en ella para quitarme las botas sintiendo un alivio al retirarlas; me puse de pie un
momento para sacar mis pantalones y quedar en camisa y calzoncillos como usualmente dormía, sólo que
ahora la camisa me quedaba un poco más abajo de la cadera y ya no me tapaba casi nada. Que más daba
si ya Camila había visto esta parte trasera de mí desnuda.

Abrí las sabanas y me acosté sintiendo aún mas alivio y una tranquilidad enorme.

Camila ya se estaba quitando sus botas y su pantalón para dormir en el sofá, tiene una manera muy
delicada de hacer las cosas, cada movimiento parece pensarlo dos veces casi cuestionadose si iba a hacer
algo mal. Quedó en las misma situación que yo, solamente que su camisa cubría un poco más por ser más
baja que yo. Tiene las piernas algo pálidas, bien formadas, lindas piernas.

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—Si no vienes pronto dormirás en la bañera— dije con evidente fatiga—. Deja algunas velas encendidas por
favor.

—Si señorita Jauregui— su tono burlesco me hizo reír bajo.

Luego de apagar algunas velas y dejar algunas otras encendidas se lanzó a la cama y me aplasto como
siempre, pasó encima de mi y abrió las sábanas de su lado.

Está de más decir que en la cama había espacio para cinco personas, Camila y yo dormíamos muy juntas,
yo estiraba mi brazo y ella colocaba su cabeza en el, me pasaba el brazo por la cintura y se pegaba un poco
más a mi mientras yo pasaba mi otro brazo por encima de ella. Nunca había dormido así con nadie, pero
desde hace días lo probé y me gustó, nos gustó, me encanta tenerla así de cerca, sentir como respira en mi
cuello, ella opaca al frío que sentía todas las noches.

Aunque hoy no fue un día agitado, había visto de todo, y tenido más de un disgusto, logré dormir
plácidamente en los brazos de Camila y ella en los mios.

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Zarpabamos dentro de nada, Camila y yo nos encontrábamos desayunando pan con café en la habitación
que nos correspondía en la mansión. Después de esa noche la estadía se hizo un poco tediosa, Camila
rechazó la oferta de Samuel en dos ocasiones y éste pareció rendirse, lo que me alivió mucho, porque por
alguna razón me daba rabia que de dirigiera a ella, quizá es el hecho de que quiera pretender a una mujer
estando casado. Comencé con esa rutina de no hacer nada, y hubiera estado al borde de morir de
aburrimiento sino hubiera sido por Camila.

Algo cambió para que ahora tengamos a nuestro poder 16 barcos y 1600 hombres, cuando caminábamos
por la calle para adentrarnos en el barco comandante no sabía quien era ciudadano y quien era tripulante.
Tenía el mismo camarote, y Samuel insistió en que me quedase con todas las ropas que me ofreció a lo que
terminé aceptando disimuladamente sin mucha gana pero la verdad es que me encantaba la idea. Ahora en
nuestro barco habitaban unas 260 personas, contando a la vieja tripulación. Al enterarse de que yo era una
de las personas a cargo se alarmaron como hicieron todos al principio, incluso muchos quisieron bajar
puesto que no aceptarían ser dirigidos por una mujer. Idiotas.

Según el señor Nau teníamos todas las de ganar, más cantidad y nuestra llegada inesperada está en
nuestro favor, pero yo no me fío de eso. De acuerdo a las coordenadas atacaremos entre Maracaibo y el
puerto se Gibraltar, destruirán todo e invadirán el lugar, no me incluyo en ese paquete porque aunque sea
parte de esto no pienso dañar a nadie.

~●~

La llegada estaba cerca, ya lo habían anunciado.

Estaba en el camarote con Camila, no sé donde meterla para que no le pase nada, está en peligro en todos
lados y eso es algo que me preocupa. En esta situación ni yo misma puedo cuidarme y estoy pensando en
cuidar a Camila, que ironía, aunque la idea de dejarla en casa del Gobernador hubiera sido más peligrosa
que la de traerla.

—Lauren deja de moverte, voy a estar bien— dijo la pequeña.

Sí, he estado caminando de un lado a otro pensando en que hacer, he estado así desde esta mañana en
cortos lapsos de tiempo, no es para tanto.

—No lo sé Camila, yo misma me paralice cuando estuve en el ataque de cañones anterior y este va a ser

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peor, lo presiento.

Ella estaba sentada al pie de la cama y me posicione frente a ella de pie para verla. Tenía una pinta relajada,
como si esto se tratara de algún juego, hasta en un momento me pareció verla reír, parecía hasta divertirse
con todo esto.

—Esto es serio, no puedes tomarte estas cosas como bromas— y una molestia surgió en mi, quiero cuidarla,
protegerla, y a ella parece darle lo mismo.

—No puedo evitarlo, tú eres la que causa esto— soltó su risa, que estoy segura que estaba aguantando. Y
por más angelical y armoniosa que me parezca estos no son momentos para reír.

—Eres imposible, inconsciente, es que no te das cuen...

En ese momento un gran temblor nos interrumpió, haciéndome caer hacia adelante, encima de ella, de una
forma aparatosa, dolorosa. Subí la mirada y me encontré con su

boca. Nuestros labios se estaban rozando levemente y nuestras miradas estaban pegadas la una de la otra.
En ese momento no sentí ningún temblor provocado por lo que sea que haya sido, sólo sentí una especie de
hormigueo en mis labios y una presión en mi estómago. Moví un poco mi cabeza, aún mis labios estaban
cerca de los de ella y lo sentí, la misma sensación agradable y rara de hace un momento. Ella no se movía
ni decía nada, miraba mis ojos como yo los de ella, un color rosa empezaba a formarse en sus mejillas. Sin
querer evitarlo repetí la acción, mis labios habían hecho contacto con los de ella de arriba a abajo y al
separarme un poco note el suspiro que salia de ellos. ¿Debería besarla o sería muy extraño? Pero que
tonterías digo, ni siquiera sé como hacerlo y ya lo estoy pensando, no hago nada bien, solamente había visto
a mis padres besarse unas cuantas veces y a mi hermana Taylor el día de su boda, parecía algo realmente
complicado. Y si la besaba qué implicaba eso. Me gusta sentir sus labios, y me tienta el saber como sería
besarlos, es una sensación que nunca había experimentado.

Seguro ahora tenía una expresión de miedo o de confusión, porque a mi impresión ella pareció rechazarme
un poco, me apartó alejándome de ella. Maldición, lo había arruinado todo y ahora ella querrá irse o peor,
querrá que la atraviese una bola de cañón en este momento.

—Camila yo...—no alcancé a decir nada porque alguien tocó la puerta como loco.

Rápido me levanté, que me encontraran en esta posición con Camila no me era favorable. Apenas abrí Ethan
comenzó a gritar.

—¡TIENEN QUE SALIR DE AQUÍ, AHORA! Las llevare a la parte de atrás para que estén a salvo. Señorita
Cabello, levantese de la cama que nos vamos.

Ethan le ha puesto un tiempo al desastre que iba a pasar. Me tenía sin cuidado que afuera este la guerra
mundial porque que Camila me odie puede llegar a doler tanto que me moriría de tristeza. Corrimos muy
rápido, en realidad Ethan nos iba arrastrando tomándonos a ambas de la mano, todos corrían de un lado a
otro, gritaban fuego cada momento. Llegamos a un lugar que ni sabia que existía, era una compuerta en la
parte de atrás del barco casi invisible, y que cayera un proyectil con el que nos atacaban no era más que
una señal de mala suerte. Al entrar al pequeño cuartito ya estaban Marta e Izolda adentro, Gracias a Dios
Ethan es un buen hombre que se toma el tiempo de salvar a los demás y luego a él.

—No les puedo asegurar nada, pero aquí va a ser muy difícil que les pase algo, vendré en cuanto todo este
fuera de peligro, cuidense por favor— sus palabras salían atropelladas. Se marchó antes de que pudiera
decirle que se cuidara.

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La situación era, afuera un bombardeo, adentro una Marta hecha un mar de lágrimas y una Izolda tratando
de consolarla sin éxito alguno. Del otro lado estaba Camila sentada viendo a la nada, seguramente pensado
en formas de lanzarse ahora mismo del barco e irse nadando hasta donde sea, y por el otro lado estaba yo,
con mi cabeza hecha un lío al igual que mi estómago, sentía que iba a vomitar en cualquier momento.

—¡Ay mi José!— se lamentaba Marta entre lágrimas, la pobre debe estar pensando lo peor.

Decidí intentar hablar con Camila, no sé si es el mejor momento o si ella quiere hacerlo pero voy a intentarlo
para no quedar con la duda. Si está disgustada le pediré una gran disculpa. Me acerco a ella muy lento y me
siento a su lado, la miro por un rato, tiene su mirada

perdida, hasta que me decido hablarle finalmente.

—Camila ¿Podemos hablar?— me era imposible hablar bajo, el llanto de Marta acaparaba el lugar— Sobre
lo que hice lo siento y...

—Cállate.

—Y entiendo que estés molesta y disgustada conmigo— continúe sin darle ninguna importancia a su intento
de callarme.

—Quiero estar sola, por favor.

No sé exactamente como está, no puedo descifrarla en este momento, nada de ella me dice si está bien o
está mal y eso no me gusta. Para mantener el mar en calma me alejo de ella para que esté sola como me lo
ha pedido. Paso el tiempo que estoy en este lugar pensando que decirle, y también tratando de calmar a la
pobre Marta que puede que nos ahogue con todas sus lágrimas.

~●~

El fuego cesó, ya no se escuchaba ni un solo ruido, Marta había dejado de llorar gracias a Dios. No sé
cuanto tiempo hayamos pasado aquí pero yo lo sentí como una eternidad, con Camila fuera de si misma lo
sentía así. Abrieron la compuerta, el Sol entrò impactando mis ojos fuertemente y no pude evitar
entrecerrarlos.

—Lo hemos hecho, hemos derribado a todos en esa muralla de barro, ya es seguro salir— era Ethan. Lucía
orgulloso y cansado, una extraña combinación para él.

Nos ayudó a salir una a una, afuera estaba José que esperaba a su Marta igual de cansado que Ethan.
Marta al verlo pegó la carrera y se le lanzó encima prácticamente besándole toda la cara, se separo de él
para chequear si estaba herido, y al notar que no le habían tocado ni un pelo —Lo que es gracioso porque el
hombre es calvo— se le lanzó encima de nuevo. Con mi mirada busqué a Camila, ella se encontraba
mirando lo mismo que yo, concentrada, detallando todo, en su boca se formo una hermosa y pequeña
sonrisa viendo a José y a Marta.

—Lauren, el Capitán solicita tú presencia— el agarre en mi brazo por parte Ethan me saca de mis
pensamientos.

—Ya voy— él comenzó a caminar para que lo siguiera. En lugar de seguirle yo fui a donde Camila, ella es
más importante que lo que sea que el capitán quiera comunicarme—.

Esperame en el camarote por favor— sé que me escuchó a pesar de no tener una respuesta de vuelta.

Caminé tras Ethan hasta la cámara del Capitán muy rápido, seguro había una emergencia o algo parecido, o
sólo no sabían que hacer ahora. La puerta estaba abierta, pasamos de lo más tranquilos. Adentro estaba el
capitán y el señor Alejos acompañados de unos hombres de los cuales desconocía sus nombres. Todos

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estaban con un trago en mano y muy relajados, como si estuvieran en una reunión de domingo familiar.

—¿Qué necesita Capitán?— pregunté brusca y sin cuidado, no puedo permitirme perder el tiempo de esta
manera.

—Como ya sabes hemos salido victoriosos, han caído todos y cada uno se ellos.

En este caso ¿Tú que harías?

—Primero no estaría tan segura de que todos hayan caído, puede que en medio

de todo alguien se haya escabullido para avisar que están atacando. Segundo que si mi intención es
conquistar una tierra ya estaría en marcha para hacerlo y no tan tranquila pensando que ya la he
conquistado, porque aún no estamos ahí y no sabemos que nos espera realmente— la hostilidad era parte
de mi, quería ya salir de ahí. Me tenía sin cuidado lo que pasara desde ahora, yo sólo quiero hablar con
Camila.

—¿Qué les dije? ¿No es un encanto?— se dirigió a todos— Querida, ya estamos en curso hacia el lago y
pronto llegaremos a la ciudad, lo tengo todo controlado.

—No se confíe Capitán, no conocemos a estas personas, si tenían una muralla aquí puede que allá tengan
cinco.

—Descuida, terminaras dándonos mala suerte.

—No se ve usted un hombre que crea en esas cosas.

—Creo en todo un poco.

—Interesante. ¿Me necesita para algo más?

—No, si gustas puedes retirarte o quedarte aquí a tomar algo en celebración.

—Celebraré cuando realmente tenga la victoria. Paso a retirarme Capitán, háganme saber cuando estemos
cerca.

—Lo haremos Jauregui, retirese tranquila.

Tranquila era la peor palabra para describirme, mi piernas temblaban del terror que tenía mientras iba
caminando al camarote a hacer mi encuentro con Camila.

Me pare enfrente la puerta y respiré hondo antes de girar la perilla, era ahora o

nunca.

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Ella me esperaba sentada al borde de la cama como lo había estado hace rato, ahora me miraba atenta
haciéndome sentir más nerviosa al respecto. Se puso de pie y caminó hacia mi. Me voy a desmayar. Se paró
enfrente de mi y miró mis ojos, yo no pude evitar mirar los de ella, sus preciosos ojos marrones dignos de
admirar. Y en eso estábamos, mirándonos la una a la otra sin decir nada.

Sus ojos brillaban y no sabia que significaba eso, luego sus ojos recorrieron mi nariz, mi boca, como si
estuviera analizando cada parte de mi rostro; volvió a subir su mirada y quedó de nuevo en mis ojos.

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—Camila ¿Podemos hablar de lo ocurrido?— me animo a tener la iniciativa en un tono bajo— Sé que no
estuvo bien.

—¿Cuando vas a aprender a callarte?— musitó ella en respuesta.

—Pero es que...

—Shh— silenció poniendo sus dedos en mis labios.

Sin dejar de mirarnos ella tomó mi rostro con ambas manos y me acerco más al suyo. Veía con mucho
interés mis labios y yo miré sin ningún disimulo los de ella.

—Sólo dejame hacer algo.

Susurró cerca de mis labios y ni siquiera tuve fuerzas para asentir. Con lentitud, puso nuestros labios casi
juntos moviéndolos como yo lo había hecho hace un momento; su cabeza se movía junto con el sentido de
su labios, y para nuestra comodidad agaché mi cabeza. Si bien antes había sentido el hormigueo y la
presión en mi estómago ahora la sentía del doble. Fuimos hacia atrás y mi espalda toco la puerta, entreabrí
mis labios y solté un suspiro involuntario. Dios esto estaba mal pero se sentía tan bien. Ella se separó de mi
y alarmada abrí mis ojos para ver que pasaba, puede que se esté arrepintiendo o crea que no me gusta. Si
me gusta, me gusta muchísimo, moriría si no lo hace de nuevo. Tenía una vista simplemente espectacular
frente a mi, sus mejillas estaban rosas y sus ojos brillaban más.

—Dejame besarte— solicitó mirándome con sus hermosos ojos que me tenían

hipnotizada.

Asentí. Aunque no supiera como, lo deseaba más que a nada en este mundo.

Sólo me había besado un par de veces a mi ex prometido, sin abrir mi boca, lo que imagino no cuenta como
un verdadero beso. Mis ojos no se despegaban de sus lindos labios rosas, la vi lamerlos sin descaro.

—Cierra tus hermosos ojos verdes.

Obedecí y cerré mis ojos, sentía sus labios más cerca cada vez, mi corazón acelerado y el temblar d mis
manos me indicaba que estaba entre nerviosa y expectante. Hasta que pasó. Juntó sus labios con mi labio
inferior casi chupandolo. Dentro de mi sentía de todo, la presión en mi estómago aumento diez veces más y
mis piernas estaban débiles. Para evitar caerme me aferre a su cintura y pegue más su cuerpo al mio,
aunque no tenía la certeza de que de esa manera me mantuviese de pie. Imité su moviento con mis labios y
atrapé el suyo superior, la emoción se intensificó y pensé que iba a caer ahí mismo. Duramos así un buen
tiempo, era un beso estático pero como me encantó, sus labios eran suaves y sabían dulcemente, era lo
más

exquisito que jamás probé en mi vida. Nos separamos, yo para tomar aire, ella estaba roja y sus labios se
veían más grandes, más rosados, más provocativos.

—Eso ha sido... Wow.

Es todo lo que pude decirle, no tenía palabras para describir que se sentía tener sus labios junto a los míos.
La necesidad de repetirlo se hizo más grande que yo y sin saber aún muy bien como funciona esto de los
besos la tomé de nuevo, me acerqué a sus labios y los tomé con los mios. Ella correspondió a mi beso, puso
sus brazos entrelazados en mi cuello y de un momento a otro hizo algo nuevo para mí, empezó a mover sus
labios, yo intentando seguirle el ritmo. De nuestros besos salia un sonido bastante gracioso, no me reprimí a
sonreir ante eso sin despegar mis labios de los de ella. Con cada movimiento la estabilidad de mis piernas
estaba en peligro, por lo que con mucha dificultad, me separé de ella.

77

Insideofmysoul
—¿Qué estamos haciendo?— pregunté. Me urge saber si es consciente de lo que implican esta hermosa
unión de nuestros labios.

—Nos besábamos— respondió ella, un poco confundida.

—Tú me besaste— hice un falso reclamo.

—Tú también lo hiciste— parecía molesta, como que no captó que estaba tomándole el pelo.

—Lo sé, y me ha encantado— hablé cerca de sus labios, una sonrisa se formo en

ellos.

Seguíamos en la puerta y no me había dado de cuenta, estábamos tan cerca que

podía respirar su mismo aire y sus exhalaciones golpeaban mi rostro. Como persona precavida que soy la
llevo a la cama, porqué si nos besamos otra vez justo ahora creo que mis piernas no aguantarían y
traspasare la madera hasta el fondo del buque logrando que se hunda el mismo. Me acuesto y ella se
acomoda en mi pecho, pasando sus brazos por mi cintura, casi por costumbre le acarició el cabello, su
respiración se vuelve lenta y pesada.

—Te contaré como llegue a la tripulación.

Aunque nos habíamos contado mucho sobre nuestras vidas, Camila no tenia idea del porqué yo estaba en
este ambiente tan hostil si eran una persona tan buena como ella me ha repetido en varias ocasiones.

—Iba a casarme— se tensó un poco bajo mis brazos y besé su cabello—, iba a casarme con un hombre que
no amaba, por conveniencia, si lo hubieras visto dirías que es el hombre ideal, guapo, exitoso y de buena
familia, un pez gordo. Pero a puertas cerradas era un hombre malo y abusivo, controlador y posesivo que
me trataba como a un objeto al que puedes manejar a tu antojo— sentí que aumento la intensidad de su
abrazo, haciéndolo más fuerte—. Mi madre lo amaba por supuesto, él era el hombre perfecto para su niña
querida, si ella sólo hubiera sabido. Conocí al capitán del barco en el muelle y teníamos una considerable
amistad, tres días antes de mi boda me dijo que se iría y que no podrá asistir a ella, y cuando me habló
sobre su travesía planeada contra el mar la idea vino a mi cabeza esa misma noche.

—Te irías con él en su barco.

-"Exacto, y aunque al principio no quiso aceptarme terminó accediendo. Dejé una carta a mis padres, les
expliqué todo sin mucho detalle, mis razones para irme, lo peor y más

difícil de todo fue dejarlos, fui tan egoísta.

—No digas eso, era tú única opción.

—Pude haberles dicho todo.

—Pero no lo creerían.

Camila tenía un buen punto, la única persona que sabía todo con certeza era mi querida Rosa, si se lo
hubiera contado a mamá lo más probable era que adelantasen la fecha y no me creyesen nada de lo que les
hubiera contado, porque él era el señor perfecto y yo sólo era la hija que había conseguido la gallina de los
huevos de oro.

78

Insideofmysoul
—¿Crees que ellos estén molestos conmigo o que ya no me quieran?— no pude evitar preguntarle, es algo
que ha rondado en mi cabeza desde que huí de mi destino.

—Claro que te quieren Lauren, no pienses eso. Quizás estuvieron molestos contigo pero estoy segura de
que te han perdonado porque te aman y porque están preocupados por ti a estas alturas— trataba de
consolarme con sus palabras.

A mi pesar dejé caer aquella lágrima, aquella lágrima que he aguantado desde que huí de casa. Y tras
aquella lágrima cayeron más, muchas más, las cuales Camila quitó cada una de ellas con sus labios.

—Deberías enviarles una carta— sugirió

—¿Y qué se supone que voy a decirles?— restregaba mis ojos.

—Puedes saludarles, ¡Oh! Y ya viene el fin de año, eso es un buen tema para escribir.

—Seguro no quieren saber nada de mi, ya no deben ni recordarme— debo ser la vergüenza de la familia.

—No digas eso, eres muy importante para ellos— se acercó a mi con rapidez, vi a donde se dirigía su
mirada, a mis labios, sin embargo besó mi nariz.

—¿Tú crees?— pregunté insegura.

—Estoy segura, yo nunca te olvidaría a ti o a tus hermosos ojos verdes— tras sus palabras la presión en mi
estómago hizo presencia y no pude evitar sonreír.

—¿Puedes besarme de nuevo?— es una petición que muero porque sea cumplida por ella, sólo por ella.

Ella asintió en respuesta y se inclinó para juntar nuestros labios; mi cuerpo temblaba al contacto de sus
labios. La tomé y la subí a mi sin cortar nuestro beso para así estar más cómoda, ella tenia sus manos en mi
cuello. No sé cuánto tiempo haremos esto pero mientras más mucho mejor. Sentía esa paz, una que no
había sentido nunca antes, y las revoluciones de mi interior al contrario de molestarme o asustarme me
encantan, me siento viva, segura con sus brazos alrededor de mi cuerpo. Ya sin casi sin poder respirar corté
nuestro beso, no sin antes dejar uno pequeño en sus labios. Mi respiración era agitada al igual que la de
ella, quien se acostó de nuevo en mi pecho, esta vez estando encima de mi, y abrí mis piernas para que ella
pudiera acomodar las suyas.

Nos quedamos así un rato, escuchando nuestras respiraciones, y si te concentradas mucho podías escuchar
el sonido de las olas al golpear el buque.

—¿Qué pasa con Ethan?— ella rompió el silencio.

—¿Qué pasa con él?— su pregunta me extrañaba.

—¿Pues es que ustedes no tienen una relación?— mis expresiones se ven inundadas de confusión.

—¿De dónde sacas eso?

—Es que siempre esta contigo y te habla de una manera muy educada, siempre se preocupa por ti y te
ayuda, y yo pensé que él era algo así como tu novio.

—¿Acaso me haz visto besarle o he tenido algún gesto romántico hacia él? — negó con la cabeza— Ahí
tienes tu respuesta.

79

Insideofmysoul
—De todas maneras sigo pensando que hay algo más.

—Quizás lo hay, pero ciertamente no estoy interesada.

Y realmente no lo estaba, cuando conocí a Ethan me pareció un buen hombre y en el transcurso del tiempo
me ha parecido el hombre ideal, en el que puedes confiar y puedes amar sin temor a no ser amada. No sé
exactamente cuando lo hice, pero luego descubrí que sólo lo admiraba, por estar en un mundo tan horrible y
seguir siendo bondadoso y comprensivo con todos sin dejar que esa maldad se apoderara de él.

_Me alegro de que sea de esa manera— me dijo.

—¿Por qué?

—Porque nos hemos besado, le habrías sido infiel de estar con él y eso no está

bien.

—Si nadie lo sabe no se considera infidelidad—Bromee, buscando cual sería su

reacción. Ella se integró rápidamente casi sentada encima de mi, dándome esa mirada de indignación.

—Entonces si tienes algo con él.

—¿Qué pasa si lo tengo?

No me respondió nada. Se bajó de mi para acostarse al otro lado de la cama y darme la espalda. Cielos. Si
que la había hecho molestar esta vez. Pero me gusta esa reacción, eso quiere decir algo bueno según lo
que yo interpreto.

—Karla— la llamé— Karla no me ignores, Karlita— me acerqué a ella y comencé a hacerle cosquillas, ella
era resistente porque no reía— Karla no tienes que estar celosa.

Como no hubo respuesta me rendí. Ella siempre gana y soy yo la que tengo que rendirme, no es justo. Me
acerco a ella y me acuesto a su lado muy junta a su espalda; paso mi brazo por su cintura, me apoyo con el
codo y quedo justo arriba de su oído.

—¿Sabes algo? Estaba realmente asustada cuando llegue aquí, pensé que ibas a amarrar el ancla a tu
cuerpo y lanzarte al agua, lo menos que espere es que me dieras mi primer beso real— susurré todo al
oído—. No sé si está bien o suena a locura, pero me gustaría seguir besándote muchas veces más, sin
límite de tiempo— me dio la cara, estaba levemente roja y sonreía como nunca la había visto hacerlo.

—Tú también has sido mi primer beso— admitió—. Tampoco sé si esto es correcto, pero me gustaría que
fueras el segundo, el tercero y todos los que le siguen por un buen tiempo, por más loco e inusual que sea.

Saber que fui su primer beso me llenó de alegría, entre la una a la otra nos enseñamos este maravilloso arte
que en ningún lienzo se podría plasmar.

—Sé que él no te agrada, pero es un buen hombre y uno de los pocos en los que

se puede confiar, dale una oportunidad y veras que no tiene malas intenciones— intente convencerla, Ethan
era el único amigo que tenia en este lugar y me gustaría que Camila y él se la lleven bien.

—Voy a intentarlo por ti— mi corazón aletea de felicidad al oír aquellas palabras.

—¿Trato hecho?

80

Insideofmysoul
—Trato hecho.

Y cerré el trato con un beso, uno de tantos que pienso compartir con ella.

17.5

La esperaba en el camarote sentada en la cama, ansiosa a que cruzara por esa puerta y a la vez muerta de
terror ¿Qué se supone que debo hacer? No puedo negar que lo de hace rato me ha encantando, me ha
encantado la manera en la que sus ojos me miraban, me ha encantado el contacto que hizo con mis labios,
me ha encantado todo el cosquilleo que hizo mi cuerpo, me ha encantado su cuerpo sobre el mio. Cuando
me di cuenta de lo que pasaba me asusté, el hecho de que haya estado en ese escenario con una mujer, y
vaya mujer, según la gente no es correcto, pero a mi ha parecido una de las mejores cosas que me ha
pasado en años.

Escucho la puerta abrirse y ella entra, se ve tensa y nerviosa, como si fuera a comerla o algo parecido, lo
que no sabe es que yo estoy el doble de ella por lo que pasa por mi mente. Me levanté y caminé hacia ella,
detuve mi andar cuando estuve al frente y la miré a los ojos, sus hermosos ojos que ahora estaban verdes
brillantes. Me quedé mirándolos un buen tiempo antes de bajar la mirada hacia su nariz y luego hasta sus
labios, los que había rozado hace nada e inconscientemente moría por volver hacerlo. Subí mi mirada
nuevamente, posicionándola en sus ojos.

—Camila ¿Podemos hablar de lo ocurrido?— musita, el temor es evidente— Sé que no estuvo bien.

—¿Cuando vas a aprender a callarte?— susurré de vuelta. Llego a frustrarme en ocasiones porque ella
tiende a dar explicaciones innecesarias.

—Pero es que...

—Shh— de un arrebatamiento coloqué mis dedos sobre su boca, no quería frustrarme ahora, lo que tenía en
mente era mejor.

Algo en ella me hacia actuar de esta forma. Cerré más el espacio que teníamos y le tomé el rostro, aún con
nuestras miradas juntas me atreví a mirar sus labios más de cerca, tentándome, pude notar que ella también
veía los mios.

—Sólo dejame hacer algo— decidí pedirle permiso, y así no me lo diera estoy seguro que mi cuerpo irá por
lo que quiere, rozar esos labios rosas pálidos que tanto han llamado mi atención desde que la conozco.

Susurré encima de sus labios, y comencé a rozarlos justo como ella lo había hecho. Mis piernas estaban
flojas y tuve que llevarla hacia adelante pegando su cuerpo de la puerta para apoyarme. Algo de su saliva
había quedado mojando mi labio superior; atrapé todos esos suspiros que se escaparon de ella. Nos
separamos ella soltó un sonoro suspiro, me miraba curiosa y apuesto a que mi cara estaba toda colorada.

—Dejame besarte— me atreví a pedirle sin poder despegar la vista de sus ojos.

Solté eso y la vi asentir lentamente. Me miraba embelesada, bajo su mirada a mis labios y los lamí
involuntariamente.

—Cierra tus hermosos ojos verdes.

Este era el momento de la verdad donde me caía de cuenta de que en mi vida he besado a alguien. Recordé
a Marta y a su esposo José en la cubierta, ella tomó con sus labios uno de los de él y parecía chuparlos,
como si comiera una naranja pero con más sutileza. Imité sus movimientos y suavemente tome el labio

81

Insideofmysoul
inferior de Lauren con los mios, sus brazos rodearon

mi cintura y me pegó más a su cuerpo. Sentía que iba a morir ahí mismo, y Dios, no sabía como pero esto
debe sentirse al estar en el paraíso. Ella hizo la misma presión en mi labio superior, una presión profunda
sutil a la vez, uniéndonos en un beso, mi primer beso. Me sentía completa y viva en este momento, nunca
pensé que iba a sentirme de esta manera con nadie, tan especial, tan única, y sobretodo, tan querida.

Me separé por falta de aire, su respiración era un poco agitada y sus mejillas tornaron a carmesí, sus ojos se
veían un verde más oscuro pero siguen siendo los más hermosos que he visto en mi vida.

—Eso ha sido... Wow— expresó casi sin aire.

Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo al verla y escucharla hablar. De sorpresa tomo mi rostro y fusionó sus
labios con los mios de nuevo. Sentí que mis piernas iban a fallarme y crucé mis brazos alrededor de su
cuello, esta vez no dejé mis labios estáticos y comencé a moverlos como lo había visto hacer a Marta,
Lauren imitando mis movimientos, al principio un poco torpes, pero luego estábamos en sincronía, como si lo
hubiéramos hecho antes una y otra vez; a mitad del beso ella sonrió para luego separarse de mi lentamente.

—¿Qué estamos haciendo?

A mi parecer es una pregunta un poco tonta, es obvio que nos estábamos besando, o qué cree ella que
estábamos haciendo.

—Nos besábamos.

—Tú me besaste—me reclama.

¿YO LA BESE? Bueno si la bese, pero ella también lo hizo y no la escuche quejarse de nada.

—Tú también lo hiciste— respondí un poco molesta, no tiene que hacerse la víctima, tensé arrepintió puede
decírmelo.

—Lo sé, y me ha encantado— susurró cerca de mis labios

No pude evitar sonreir, le había encantado tanto como a mi y no podía estar más que feliz, por fuera estaba
normal pero por dentro había una fiesta y miles de emociones mezcladas. Caí en la realidad de que
estábamos en la puerta y al parecer ella también, tomó mi mano y fuimos a la cama, nos acostamos como
siempre lo hacíamos y ella comenzó a acariciar mi cabello.

—Te contare como llegue a aquí.

Siempre he tenido la curiosidad de saber como es que Lauren siendo todo lo que es esta aquí, rodeada de
muerte y de maldad, si ella es la persona más hermosa en todos los aspectos que he conocido.

—Iba a casarme—me tense un poco, estas historias no transcurren con belleza; besó mi cabello para
calmarme, pues lo notó en mi—, iba a casarme con un hombre que no amaba, por conveniencia, si lo
hubieras visto dirías que es el hombre ideal, guapo, exitoso y de buena familia, un pez gordo. Pero a puertas
cerradas era un hombre malo y abusivo, controlador y posesivo que me trataba como a un objeto al que
puedes manejar a tu antojo.

La abracé más fuerte, cómo es que a alguien se le ocurre siquiera hacerle mal a Lauren, ella es como un
ángel caído del cielo que por suerte me había tocado.

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Insideofmysoul
—Mi madre lo amaba por supuesto, él era el hombre perfecto para su niña querida, si tan solo ella hubiera
sabido— continuo ella—. Conocí al capitán del barco en el muelle y teníamos una considerable amistad, 3
días antes de mi boda me dijo que se iría y que no podrá asistir a ella, y cuando me hablo sobre su travesía
planeada contra el mar la idea vino a mi cabeza esa misma noche.

—Te irías con él en su barco— concluí.

—Exacto, y aunque al principio no quiso aceptarme terminó accediendo. Dejé una carta a mis padres, les
expliqué todo sin mucho detalle, mis razones para irme, lo peor y más difícil de todo fue dejarlos, fui tan
egoísta.

—No digas eso, era tú única opción.

—Pude haberles dicho todo.

—Pero no lo creerían.

Era la verdad, si ese hombre era catalogado como el hombre perfecto difícilmente le creerían a Lauren, y
menos su madre que por lo que me dijo le quería mucho para su hija.

—¿Crees que ellos estén molestos conmigo o que ya no me quieran?— se escuchaba triste al decir esto. Al
levantar mi mirada lo confirmé, efectivamente estaba triste

—Claro que te quieren Lauren no pienses eso. Quizás estuvieron molestos contigo pero estoy segura de que
te han perdonado porque te aman y porque están preocupados por ti a estas alturas — dije tratando de
animarla.

No funcionó mi intento y lágrimas brotaron de sus ojos rápidamente, si ella no se sentía querida por nadie
entonces yo le haré sentir que alguien la quiere. Me tomé la atribución de quitar todas sus lágrimas con
besos, cada una de ellas, que al contrario de ser saladas me parecían dulces al estar en contacto con su
rostro.

—Deberías enviarles una carta— sugerí.

—¿Y qué se supone que voy a decirles?

—Puedes saludarles, ¡Oh! Y ya viene fin de año, eso es un buen tema para escribir— si puede ser una
buena idea, fin de año siempre es algo bueno.

—Seguro no quieren saber nada de mi, ya no deben ni recordarme— dijo poniéndose aún más triste.

—No digas eso, eres muy importante para ellos— con duda besé su nariz.

—¿Tú crees?— preguntó insegura.

—Estoy segura, yo nunca te olvidaría a ti o a tus hermosos ojos verdes— los cuales me quedé mirando
luego de hablar.

—¿Puedes besarme de nuevo?

Encantada lo haría, pero para no parecer tan desesperada asentí de una manera tranquila y relajada. Me
acerqué a ella para juntar nuestros labios y así experimentar la mejor sensación que había sentido jamás.
Me colocó encima de ella sin dejar de besarme, coloque mis manos alrededor de su cuello, mi corazón y mi
cuerpo daban grandes señales de que se intensificaba todo lo que lo nuevo que estaba probando. Cortó el
83

Insideofmysoul
beso dejando uno pequeño en su lugar, me retiré pues no quiero dar una impresión desesperada por desear
tanto sus labios, y me acosté en su pecho, ella abrió sus piernas y me acomode entre ellas para quedar mas

cómoda, valga la redundancia. Se hizo el silencio, lo que me llevó a pensar en algo que me he estado
preguntando casi todo el tiempo que llevo en este barco.

—¿Qué pasa con Ethan?— esta era la mayor duda que tenia

—¿Qué pasa con él?— usó un tono de voz que no decía más que no esperaba

esa pregunta.

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Insideofmysoul
—¿Pues es que ustedes no tienen una relación?

—¿De dónde sacas eso?

†Es que siempre esta contigo y te habla de una manera muy educada, siempre

se preocupa por ti y te ayuda, y yo pensé que él era algo así como tu novio—

Ethan siempre está entre Lauren y yo, sin contar lo del beso el siempre esta ahí entre ambas y eso es algo
que no me agrada para nada, tampoco que l trata como si Lauren fuera a desvanecerse por hacer algo
cuando Lauren puede valerse por si misma sin ayuda de nadie. Es un buen detalle, uno amable que todos
los hombres deberían hacer, pero cuando se trata de Lauren no puedo evitar sentir ese disgusto que calienta
mi sangre.

—¿Acaso me haz visto besarle o he tenido algún gesto romántico hacia él?—negué con la cabeza— Ahí
tienes tu respuesta.

—De todas maneras sigo pensando que hay algo más.

—Quizás lo hay, pero ciertamente no estoy interesada.

Y eso me alegraba mucho, si Lauren tuviera algo con Ethan sin importar nada dejaría que estuviera con él y
fuera feliz, tampoco me gustaría ser la tercera en discordia y menos de la novia, no estoy segura si esto es
algo de momento, sinceramente, me gustaría besarla de nuevo, si ella se deja, y sería un problema si ella
tiene algo con Ethan.

—Me alegro de que sea de esa manera— dije.

—¿Por qué?

—Porque nos hemos besado, le habrías sido infiel de estar con él y eso no está

bien.

85

Insideofmysoul
—Si nadie sabe no se considera infidelidad.

¿QUÉ? ¿Entonces me ha mentido y si tiene una relación con Ethan? Y vendría

yo siendo el segundo lugar, lo que no me gustaría para nada.

—Entonces si tienes algo con él— la acusé, molesta.

—¿Qué pasa si lo tengo?

Era una pregunta que no pensaba responder. Me bajé, ya que estaba encima de ella, y me puse al otro
extremo de la cama. Es una mentirosa. Ni siquiera se lo que siento por ella exactamente y ya intenta
engañarme.

—Karla— me llamó por ese nombre que odio— Karla no me ignores, Karlita— comenzó a hacerme
cosquillas y tuve que morderme la mano para no reírme—Karla no tienes que estar celosa.

Yo no estaba celosa, claro que no lo estaba, me ha besado seguramente por curiosidad sólo eso. No es
como si me atrajeran todas las mujeres, es Lauren quien me atrae, antes de besarla tenía ciertos delirios en
mis sueños. Noté como se movía más cerca de mi y pasó su brazo por mi cintura. Descarada. Sus labios
reposaban encima de mi oído y me sentí de piedra, incapaz de moverme.

—¿Sabes algo? Estaba realmente asustada cuando llegue aquí, pensé que ibas a amarrar el ancla a tu
cuerpo y lanzarte al agua, pero lo menos que espere es que me dieras mi primer beso real— hizo una
pausa—. No sé si está bien, pero me gustaría seguir besándote muchas veces más, sin límite de tiempo—
terminó de susurrar todo en mi oído, ella se oía sincera como siempre.

Fui su primer beso real, yo Karla Camila Cabello fui su primer beso y ella fue el mio, un sin fin de cosas
empezaron a revolotear en mi estómago y mi sonrisa apareció de nuevo.

—Tú también haz sido mi primer beso. Tampoco sé si esto es correcto, pero me gustaría que fueras el
segundo, el tercero y todos los que le siguen por un buen tiempo— admití con miedo.

—Sé que él no te agrada, pero es un buen hombre y uno de los pocos en los que se puede confiar, conocelo
y veras que no tiene malas intenciones.

—Voy a inténtalo por ti— de verdad iba a hacerlo, haría todo por ella.

—¿Trato hecho?

—Trato hecho

Cerramos el trato con un beso, y si así se cierran todos los tratos que me ofrezca, estaré encantada de
aceptar cada uno de ellos.

18

Tardamos mucho cerrando nuestro trato, si nuestros labios fueran como las suelas de los zapatos de seguro
ya estarían desgastados. Todo el ambiente que creamos en medio de nuestra negociación se rompió
cuando tocaron la puerta. Siempre interrumpiendo. Pero eso nos hizo volver a la realidad y de estar
completamente relajadas pasamos a estar tensas y asustadas porque nos descubriesen.

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Insideofmysoul
—Voy— grité a medias para que dejaran de tocar. Acomodé un poco mi camisa y mi cabello, y me levanté a
abrir a quien sea que estaba tocando. Abrí la puerta sólo mostrando mi cara, nunca se sabe que te puedes
encontrar tras ellas.

—Lauren, ya estamos cerca— era mi gran amigo Ethan—¿Estabas durmiendo?

—Si claro— podemos llamarle así por ahora—. Dame un momento, ya subo— y aunque no fue la forma más
educada de decir que se vaya le cerré la puerta en la cara.

Me giré para comenzar a vestirme, Camila estaba sentada con las piernas cruzadas y no paraba de mover
sus manos mientras se las veía, como si no pudiera creer que las tuviera. Me acerque a ella, pues esa no se
parecía en absoluto a la expresión que tenía hace instantes, y le tomé las manos, desviando su atención
nuestra unión.

—¿Entiendes ahora lo que digo? Él siempre esta ahí, cerca— dijo bajito y sin despegar la vista de nuestras
manos.

—Yo le he dicho que viniera a avisarme en cuanto estuviéramos por llegar— acerqué sus manos a mis
labios y las besé—. No hay nada de que preocuparse.

Me senté para colocarme las botas, hasta que me di cuenta de que las había traído puestas todo este
tiempo, que despistada estaba. No sabía como despedirme de ella con el hecho de que nos habíamos
besado, todavía tenía las dudas, las palabras van y vienen como lo hace el viento, no sabía con certeza si
tenia ese derecho totalmente a besarla cuando quisiese.

—Este... yo voy a subir un momento, no tardo.

Y dejé un pequeño beso en su nariz. Hizo un gesto muy gracioso arrugando su nariz a lo cual no pude evitar
sonreir. Me di media vuelta y salí de la habitación, no sin antes dar un vistazo a Camila, por ella miraría atrás
las veces que sean necesarias, quien miraba aún sus manos pero ahora tenía una sonrisa en sus labios.

Salí a cubierta y todos se movían de un lado a otro. Para tener mejor vista de donde estábamos por llegar
me dirigí a la proa. El muelle no se veía tan lejos, cerré mis ojos y disfrutaba el viento chocar con mi cara,
disfrutaba el contacto que el Sol hacía con mi piel y lo bien que era el olor del mar, cosas pequeñas que
tenía tan cerca y que no había aprovechado en absoluto. Me gustaría que Camila estuviera aquí para que lo
disfrutase tanto como yo.

El tiempo pasó volando, cuando me quise dar cuenta ya estaban soltando las anclas y amarrando las velas,
de las personas que pude ver miraban hacia nuestros barcos extrañados, y por supuesto que deberían.
También pude divisar a un par de niñas, estaban riéndose de algo, luego se pusieron serias y una soltó una
cachetada a la otra. Me horrorize ante tal acto, mas los que le siguieron me mostraron algo abstracto a la
realidad, la otra niña giró su cara y aplaudió, no la había golpeado, pero desde otro punto de vista se pudo
haber visto como si lo hubiese hecho. Ambas rieron de nuevo y lo repitieron dejándome ver que una hacía el

movimiento y la otra fingía, suponiendo que el aplauso era el sonido que soltaba al momento del impacto.
Brillante.

Dejé de verlas y me centré en que ya habíamos llegado y no era precisamente para hacer una visita
amistosa. Bajaron el tablón que se utilizaba para descender del barco y me apresuré a ponerme al tanto de
los planes.

—NOS APODERAREMOS DE ESTE LUGAR Y SUS TESOROS, MATEN A

TODOS LOS QUE SE INTERPONGAN ¡AL ATAQUE!— gritó el Capitán y todos le siguieron el grito.

87

Insideofmysoul
Empezaron a bajar corriendo, y de los otros barcos llegaron al nuestro mediante sogas y se unieron al
ataque, como salvajes, las personas que se encontraban cerca empezaron a correr y todo era un caos.

—LAUREN— escuché al Capitán llamarme fuerte—. Vendrás conmigo esta vez, si quieres puedes venir con
tu sirviente.

¿Ir con Camila? Claro que no. Estoy segura de que sólo vera muerte y dolor, y no dejaré que viva con eso
en su cabeza, no lo merece. Y quizás yo lo merezco, aunque nunca había bajado del barco ya era cómplice
por estar con ellos.

—Ella se queda capitán — respondí con un tono de voz dura, similar a la que él

usó conmigo.

—Mejor, ella sólo estaría de más. Ethan, Francisco ¡Vengan!— al momento Ethan

y el señor Alejos estaban a nuestro lado—. Elijan cada uno a dos hombres más para que vengan con
nosotros, estaremos por nuestra cuenta— asistieron y se fueron a cumplir las ordenes.

En el tiempo que ellos hacían su trabajo, yo me escabullí a la cocina, y me encontré solamente con Izolda,
quien se veía un poco asustada por lo que estaba pasando.

—Buenas Izolda me gustaría hacerle una petición— asintió en señal para que continuara—. Verá, bajaré del
barco y me gustaría que usted y Marta se quedarán abajo con Camila y que no saliesen hasta que vuelva.

—Lo haremos Lauren. La verdad es que todo este alboroto me tiene muy

asustada.

—Lo sé, a mi igual, y agradezco su ayuda. Están esperando por mi, espero verla

luego— antes de dar la vuelta recordé algo importante— ¡Ah! Y llévese algo con lo que puedan defenderse,
no es por asustarla más pero nunca se sabe— mis palabras empeoraron todo pues su cara era todo de
terror.

La realidad era que me gustaría quedarme y tratar de calmarla pero no tenia tiempo, así que salí al
encuentro con el Capitán y todos los demás. Para mi sorpresa también estaba José, el marido de Marta, con
nosotros, estoy más que segura que eso ha sido idea de Ethan. Ellos estaban reunidos hablando mientras
suponía que me esperaban y me acerque aún más rápido.

—Jauregui no tenemos todo el día para esperarla— se quejó el señor Alejo. No soporto ese hombre para
nada.

—Ya estoy aquí, no lo veo moverse Alejos.

—No es momento para discutir, es ahora de atacar. Lauren, ten esto— estiró su

mano, mostrándome un cuchillo—, puede que lo necesites, no necesariamente tendrás que usarlo es solo
para seguridad— concluyó el Capitán.

Y lo tomé. Lo admiré un momento, esta cosa podría acabar con una vida en un instante y ahora lo tenía en
mis manos. Saqué mi camisa de mis pantalones y la dejé por fuera, metí al cuchillo entre mis pantalones
corriendo el riesgo de caerme y enterrarlo yo misma, lo cubrí con la camisa negra que traía para que no
fuera visible.

88

Insideofmysoul
Bajamos del barco, Ethan como siempre iba detrás mio y los demás estaban un poco más esparcidos. En
medio de todo este desastre nosotros íbamos caminando muy tranquilos como si no pudieran tocarnos,
mientras que todo a nuestro alrededor se iba destruyendo y quemando. Gritos de dolor venían de todas
direcciones, y yo sin poder nada, si los ayudaba me acusaban de traidora y me asesinarían, o si no
terminaría muerta de todas maneras, no sabría como actuar cuando alguien está a punto de atacarme.

Llegamos a una gran casa, una gran construcción de piedra en donde las personas salían corriendo, y por
contradictorio que fuese nosotros entramos caminando. Al entrar muchos hombres que parecían cuidar el
lugar al vernos se lanzaron a atacarnos sin dudar. Ethan se puso delante de mi y se dispuso a atacarlos
también. Era como una masacre ante mis

ojos, ocho contra aproximadamente veinte y a cada parpadeo caía alguien del bando enemigo.

Alguien vino de afuera y apareció tras de mí, cuando me di cuenta ya era demasiado tarde y había
levantando su brazo, en su mano tenía un cuchillo con el cual pensaba atacarme. Me hizo caer al suelo con
él encima de mi, comenzamos a forcejear, él quería enterrar su arma en mi pecho y tenía que hacer algo
pronto si no él lograría su cometido. Piensa Lauren, no puedes usar el cuchillo que te dieron porque al quitar
la fuerza que ejerces con tus manos el lograra su objetivo. Y decidí usar mis rodillas, las cuales las he
encontrado inútiles toda mi vida. Subí rápidamente ambas piernas impactándole fuertemente, en una
segunda vez provoqué que se doblara y la fuerza que ejercía en sus manos disminuyera.

Aproveché para cerrar mi mano en un puño y golpearle en la cara, repetí la acción una vez más. Maldición,
dolía como el infierno. Pero al parecer a él le dolió más, su nariz empezó a sangrar y se veía un poco
mareado. Me lo quité de encima y me puse de pie como pude, mi mano dolía y sangraba levemente. Uno de
los nuestros apareció de la nada y le enterró el cuchillo en su espalda repetidas veces, el grito de dolor del
sujeto inundó mis oídos, y el color rojo era parte de su cuerpo. Esta escena se quedará para siempre en mi
cabeza.

—¿Estás bien?— Ethan llegó a mi lado.

Por supuesto que estaba bien, estaba de lo mejor, casi me asesinan y vi como más de veinte personas
fueron asesinadas brutalmente, este día ha sido el mejor de mi vida

¡Hurra! Menuda pregunta estúpida había hecho.

—Perdóname, no pude asistir a tu rescate, gracias a Dios que has sabido como defenderte sino no me lo
hubiera perdonado nunca— sus disculpas eran sinceras, Ethan siempre me ha protegido de todo y de
todos—. Dejame ver tu mano— le echo un vistazo y luego dio un beso en ella—. Sanará en unos días, no es
nada grave, no debes usarla para nada.

—Ethan, Jauregui, muévanse no tenemos todo el día para sus cursilerías— gritó el señor Alejos, no pensé
en decir esto jamás pero como odiaba a ese hombre.

Subimos por unas escaleras un poco estrechas pero el recorrido fue corto. Al llegar arriba se expandía todo
el lugar, mostrando muchas habitaciones a las cuales entramos de una en una para asegurarnos de que no
hubiese nadie en el lugar. Luego bajamos y tomamos otro camino, en cual nos llevaba al comedor y
posteriormente a la cocina. Después de haber inspeccionado todo el lugar volvimos a donde habíamos
entrado, y esta vez me pude percatar de todo el desastre que había, cuerpos sin vida y sangre por todos
lados, esto es como una de las peores pesadillas que podrías tener en tu vida pero ahora la estas viendo en
tiempo real.

—Nos quedaremos aquí el tiempo que estemos en Maracaibo, hagan saber a los otros que pueden
adueñarse de cualquier casa y que estaremos aquí, también hagan que alguien recoja los cuerpos y los
queme, ¡Muévanse ya!— terminó el señor Nau.

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Insideofmysoul
Que mala suerte la mía, quedarme en el mismo lugar donde casi me habían asesinado y habían muerto
muchas personas por quien sabe cuanto tiempo. La buena noticia era que ya era seguro para traer a Camila.

—Capitán, ¿Necesita que haga algo?— pregunté, deseando que no me

necesitara.

—No Lauren, permitame felicitarla por la manera en la que se ha defendido, ya

para la próxima vez será más fácil— lo dijo de una manera, como si fuera a estar enfrentándome con todos
cantidades de veces— Ethan, escoltala al barco.

—A lo orden Capitán— para Ethan no fue molestia acatar esa orden.

—Siendo así los veré en un buen rato— nos dio la espalda directo hacia las escaleras, imagino que para
subir a la habitación que pensaba tomar.

Ethan y yo hicimos el recorrido de vuelta al barco bastante rápido y sin hablar, el lugar estaba
completamente en ruinas y los cuerpos de personas sin vida estaban regados por todos lados. Hombres,
mujeres y hasta niños. Unas ganas inmensas hicieron que me diera ganas de llorar. Sólo solté una lágrima.
Soy parte de algo horrible e inhumano, merezco ir al infierno por ser parte de todo esto.

El barco estaba silencioso y rápidamente Ethan se puso en alerta, nos dirigimos hacia la parte de abajo
donde estaban los camarotes, hacia el mio exactamente. Nos acercamos con lentitud y en silencio para no
levantar sospechas, por si alguien infiltrado estaba cerca. Llegamos a la puerta y nos detuvimos frente esta.

Tocamos dos veces y al esperar un tiempo prudente no hubo ningún sonido dentro, tocamos dos veces más.
Nada. No había ninguna señal de que estuviera alguien dentro, seriamente comenzaba a preocuparme.

—Está bien si abren, ya están a salvo— se me ocurrió hablar en voz alta a lo cual Ethan pareció no estar de
acuerdo ya que abrió los ojos mucho, supongo para que no lo hiciera de nuevo.

Izolda abrió la puerta y sentí que la vida volvía a mi cuando pude ver a Camila al fondo, estaba sentado en la
cama abrazando sus piernas, se veía pequeña y asustada.

—Gracias a Dios que están bien— habló Izolda.

—Aún no es seguro que salgan, iré a dar una vuelta para asegurarme de que todo esté en orden, no salgan
por ningún motivo— ese fue Ethan, que luego salió y cerro la

puerta.

Me acerqué hasta Camila y me senté en a su lado, ella se escondió un poco más

en sus piernas, supongo que no quiere mostrase afectuosa frente a ellas, mas yo muero por darle un abrazo
y entrelazar nuestros cuerpos bajo las sabanas.

—Lauren ¿Sabe algo de mi José?— la preocupación era evidente en la voz de

Marta.

—Él esta bien, estuvo conmigo todo este tiempo, de hecho no deben tardar en

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Insideofmysoul
venir, nos iremos a quedar a una gran casa no muy lejos de aquí— expliqué brevemente. Mis ojo no se
apartaban de la pequeña cubana de mi lado.

—Dios ha escuchado mis plegarias— levantó sus brazos al cielo en alabanza.

Nos quedamos en silencio, yo trataba de calmar el dolor que había en mi mano sobandola suavemente y sin
tocarla mucho, también la soplaba y el dolor desaparecía por poco, pero el ardor volvía casi al instante. Mi
brazo impactaba con debilidad las piernas recogidas de ella. Pude ser capaz de disfrutar arañazos suaves
de sus uñas en mi espalda, cada vez cedía más a recostar mi peso en ella y cerrar mis ojos, no tenía idea de
que eso pudiera relajarme tanto.

—Lauren, déjeme ver su mano— Izolda interrumpió nuestro momento. Camila dejó de arañar la parte baja
de mi espalda, su pierna le tembló un poco.

—No es nada, sólo es un pequeño raspón— Intente excusarme.

—No digas tonterías, hay que limpiar eso sino se te puede poner peor, ¿Tendrás agua limpia en tu baño?—
asentí.

Fue al baño unos instantes y salió con una toalla un poco mojada. Se sentó al frente de mi y comenzó a
pasar la toalla mojada por mi mano. Mi primera reacción fue quitar mi mano, ella volvió a tomarla con libertad
y siguió con su trabajo, quejas de mi parte no faltaron y mordí un poco mi lengua para no gritar.

—Creo que así estará bien, aunque con un poco de ron sería más efectivo.

—Déjalo así, creo que si vuelves a pasar eso por mi mano voy a llorar— era en

parte cierto.

Tocaron dos veces la puerta y luego la abrieron. Apareció Ethan junto a José lo

que era una buena señal y ya era seguro estar afuera. Marta se lanzó a los brazos de su marido y le besó.
Mi atención la tuvo Camila, ella también miraba como se besaban, y no sé si fue instinto de que volteara a
verme a mi, mirar mis labios con esos ojos vidriosos y oscuros. Que envidia que ella pueda hacer eso
enfrente de todos.

—Todo está seguro, recojan sus cosas que en poco tiempo iremos al lugar donde nos quedaremos por
tiempo indefinido— anunció Ethan y se fue. Los demás le siguieron y también se marcharon dejándome sola
con Camila.

Me levanté a cerrar la puerta, ya que nadie se había molestado en hacerlo, es una muy mala costumbre.
Cuando giré tenía a Camila enfrente de mi. Iba a decirle algo pero sus brazos se aferraron a mi espalda y
escondió su cara en mi cuello, ella sollozaba, le devolví el abrazo y comencé a acariciar su cabello.

—Camila ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

—Eres una inconsciente ¿Cómo te vas a enfrentar a esa gente? Pudieron haberte hecho mucho daño— No
pude evitar sonreir. Ella estaba preocupada por mi.

—No me ha pasado nada, estoy bien, mírame, estoy entera.

—Claro que te ha pasado algo, tu mano está herida— sacó su cara de su escondite y me miró.

—Eso es algo pequeño, no voy a morirme por eso— no le do la importancia que


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Insideofmysoul
no se merece.

—Dijiste que volverías rápido, luego llegaron ellas y dijeron que te habías ido,

tardaste mucho en regresar y no te imaginas todo lo que pensé que te había pasado— quitó uno de sus
brazos con los que me abrazaba y me dio un golpe.

—¡Oye! ¿Por qué me golpeas?

—Eso es por preocuparme tanto, estoy muy enojada contigo— dijo sería y frunció el ceño, como si eso fuera
a darle más credibilidad.

—De haber sabido que ibas a recibir así me hubiera quedado afuera, allá estoy más segura que contigo—
quise agregarle un poco de gracia. Esta mujer nunca está para chistes

—No seas exagerada, eso te lo merecías.

—¿No puedo merecer algo mejor?— me atreví a decir. La simple idea de no verla más, presenciar sus
ataques momentáneos de volcán en erupción, sostenerla así como lo hago ahora me da el valor de
atreverme, porque debo ser agradecida de que la tengo de la manera que sea.

—¿Algo mejor como qué?

—Mmm... nos implica a nosotras, y la unión de algo que cada una tiene— la maravilla de sentir sus labios
sobre los míos.

—¿Un abrazo?— Niego— ¿Quizá un apretón de manos?— Vuelvo a negar.

—Hablo de esto— acorte el espacio que había entre nosotras a nada. Debía atreverme sin pensar.

Tomé sus labios en un beso apasionado. Dios, no había pasado ni medio día y ya extrañaba sus labios, sus
suaves y carnosos labios que me encantaban los cuales fui tomando con movimientos lentos y delicados.
Sus manos tomaron mi cuello y me empujó hacia adelante, nuestro contacto era mayor aumentando todo lo
que sentía al doble. Nuestras respiraciones se hicieron más pesadas y acabamos separándonos, ambas
sonreímos al mirarnos.

—¿Sigues enojada conmigo?

—Un poco, aún no me decido si perdonarte o no.

—Crees que necesitas un poco más de motivación entonces— era más como afirmación que como
pregunta.

—Cállate, me preocupaste mucho. Y ahora mira tu manita, está rota— tomó mi mano al decirlo—. Son unos
salvajes, mira como te le dejaron— subió mi mano hasta sus labios y comenzó a besar cada una de mis
heridas con mucha delicadeza.

—En realidad yo la use contra alguien, me atacaron desprevenida y no sabía que hacer, me defendí lo mejor
que pude.

—¿Y dónde estaban todos con los que te fuiste cuando eso paso?— su tono molesto y regañón volvió.

Esta mujer era una locura, primero lloraba, luego se molesta y me golpea, nos besamos y la contento, de un
momento a otro comenzó a ser dulce y ahora estaba molesta de nuevo, va a volverme loca.

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Insideofmysoul
—A mi no me dejan pelear, el que me atacó apareció de un lugar atrás de todos y pude verlo a tiempo.
Caímos al suelo y forcejamos un poco hasta que pude quitármelo de encima— di vagas explicaciones, no
pasó a mayores.

—No puedes ir a esos encuentros de nuevo, no te dejo que vayas, ¿Con quien crees que voy a dormir si te
vas?— volvió a abrazarme— Y si te vas entonces yo te seguiré.

—¿Estás demente? No voy a ponerte en peligro, ellos no pueden hacerte daño aquí adentro pero si sales no
creo poder defenderte— la abracé con más fuerza, nadie va a lastimarla, ni lo permitiré.

—Lauren ¿Qué tienes en tú abdomen? Se siente raro.

Comenzó a toquetearme, sin pedirme permiso subió mi camisa revelando el cuchillo que traía guardado y un
poco de sangre que tenía por haberme cortardo no sé cuando. Ella abrió sus ojos con sorpresa y luego me
miró, buscando una explicación.

—Era para emergencias, no pensaba usarlo— apresuré a decir.

—Mira el daño que le han hecho a tu piel, estás toda cortada— Sacó el cuchillo de mis pantalones y lo lanzó
al suelo— ¿No te habías dado cuenta de esto o no querías decírmelo?

—No lo sabia lo juro, ni siquiera recordaba que lo traía conmigo.

Se separó de mi y entró al baño a gran velocidad. A los segundos salió con la misma toalla que tenía Marta
para limpiar mi mano, y con un recipiente donde traía más agua.

—Acuestate en la cama y saca los botones de la parte de abajo de tu camisa— se escuchó como una orden
la cual cumplí de inmediato.

Hice lo que me pidió, me acosté en la cama y saqué los botones de mi camisa, acto seguido la subí para que
tuviera mas acceso a mi abdomen para poder limpiar mis heridas. Pasó la toalla delicadamente sobre mi
piel, ardía un poco, pero no podía pensar en dolor cuando estaba concentrada mirando sus labios, luego
subía la mirada a sus ojos y me perdía nuevamente.

En eso estuve todo el tiempo que limpió mis heridas, contemplándola, porque aunque estuviera mal pensar
de esta manera, ella es la mujer más hermosa que he visto en mi vida.

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El lugar estaba inmaculado, como si no hubiera pasado nada, ni siquiera en las calles estaban los cientos de
cuerpos de todas las personas asesinadas, ahora era un lugar con poca población, sólo nosotros y los pocos
sobrevivientes que son prisioneros, sin contar a las prostitutas que ni las tocaron, claro que a ellos no les
conviene matarlas.

A diferencia de las afueras de la gran casa donde nos quedábamos, la habitación era un tanto "natural"
paredes color crema y variedades de flores ilustradas en ellas, una cama muy grande que iba decorada con
muchas almohadas, ¿Quién necesita tantas almohadas? Es una de las pocas habitaciones con baño y esa
es una de las razones por la que la elegí, aparte de que es la más apartada de la gran casa. También es la
única que tiene balcón, donde se puede apreciar un hermoso jardín con variedades de flores hermosas y
árboles frutales, es como perfecta para ambas. Y ahí era donde estamos, en el balcón contemplando todo.

—¿Qué dices? ¿Nos quedamos con esta o nos cambiamos?— mi curiosidad salió a flote, desde que
entramos a la habitación no ha dicho ni media palabra.

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Insideofmysoul
—Es hermosa Lauren— echa un vistazo alrededor, hasta que su mirada reposa en mi—. No importa donde
estés, sino con quien estarás— musita con toda la intención de dirigirse a mi.

—Lo que has dicho ha sido hermoso.

—Hago lo mejor que puedo— dijo con aires de grandeza

—No seas tan modesta Karla.

—No me digas Karla— enfadada y cruzada de brazos es como está. Sé que finge, nunca he llegado al punto
de exasperarla de tal manera.

—Acompañame adentro quiero mostrarte algo, por favor Camila— cedió sin objeción, y nos adentramos a la
habitación.

Iba con mis manos sobre sus hombros, mis manos que añoran acariciar esa piel suave como la seda. Ya
adentro, la llevé al borde derecho de la cama estando de pie.

—He visto algo hace nada y creo que puede ser útil— comenté con intención de abrir un tema que a ambas
nos compete.

—Si es alguna táctica para asesinar a alguien más rápido no estoy interesada— reí bajo ante su ocurrencia.

—No tiene nada que ver con eso. Mejor dicho sí, pero no involucra ningún arma, además, tampoco sé
ninguna táctica para asesinar ni a una mosca.

—No puedes matar a una mosca pero si puedes romperte la mano golpeando algo, oye eso tiene mucho
sentido— sonreí ante eso al igual que ella lo hizo. Me era imposible no sonreir teniéndola cerca.

—Mira tú, no lo había pensado— la vi con intensidad, requería concentrarme para lo su haría. Pasé un brazo
por detrás de su espalda, su sonrisa era notable como también lo era su atención en mis labios. Los lamí,
porque no quería que viera la vacilación en mis ojos— Voy a golpearte.

—Tú... ¿Qué?— se veía nerviosa y confundida.

—Te explico encanto— pasé el revés de mis dedos por su rostro con delicadeza

y burla, plasmando una sonrisa cínica para que me tomara con seriedad—, como es costumbre cuando un
sirviente, esclavo o como lo quieras llamar hace algo mal lo castigan, ¿Y como lo castigan?

—Golpeándolo.

—Exactamente. Voy a enseñarte como voy a golpearte— intentó alejarse, fui más rápida y la jalé
bruscamente hacia mi. Ella forcejaba—. No te equivoques. Harás lo que yo te diga, como te lo diga y cuando
te lo diga ¿Entendido? ¿O debo darte una probada de lo que pasa cuando me desobedeces?— niega sin
dudar —. Besame.

Lo hace, me besa, sin embargo este beso no es dulce como los anteriores, hay temor en el, repulsión, es
hostil y amargo. Lo pienso antes de invadir la zona íntima de sus pechos, los aprieto por encima de su ropa,
sus labios tiemblan al contacto de los míos; estoy cuestionandome si he sobrepasado mucho los limites.

—¿Por qué vas a golpearme? ¿Qué hice mal? Si es por ser modesta lo siento, no lo volveré a hacer— dejé
que respirara; el miedo la invadía, se veía desorientada, confundida sobre mi comportamiento.

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Insideofmysoul
—Guarda silencio, esclava asquerosa. Voy a soltarte, ¿Y si corres que pasa?

¿Acaso en las granjas los cerdos que intentan huir cuando van a ser masacrados les va mejor?

—Les va de la misma manera— sus ojos que siempre eran de ese hermoso marrón brillante estaban
oscuros y sin ningún brillo.

—Muy lista Karla. Así vas a sentirte después de que te haga todo lo que tengo en mente, te voy a marcar
como una res, eres mía, tu piel tendrá tantas marcas que no querrás exponerla ante nadie; y luego vamos a
tener sexo, te va a encantar todo lo que te haré, vas a saber como se siente la piel de una mujer, te llevaré a
la gloria— le robé un beso con rudeza, el cual ella no correspondió—. Besame o te irá peor— capture sus
labios con sumo cariño esta vez, toda ella temblaba, sollozos leves llegaron a mi oídos —. Te suelto, y vas a
hacer lo que yo te diga— asintió, la solté a poca distancia de mi—. Voy a levantar mi mano, tú siempre vas a
estar pendiente de su movimiento, síguela con tú mirada a donde vaya— moví mi mano de un lado a otro tal
y como le había dicho ella la seguía con la mirada—. Cuando creas que mi mano va a impactar tu rostro, lo
volteas exageradamente, si no lo haces lo repetirás hasta que salga, no me importa si te duele,
empezaremos por esa carita de casquivana que tienes ¿Has entendido?— asintió lentamente, junto con sus
sollozos lágrimas amenazaban con salir de sus preciosos ojos—No llores, si lloras será peor.

Alcé mi brazo, confiando en que ella haría lo que le he dicho. Mi corazón late rápidamente, si fallo la
golpearé de verdad y eso no es lo que pretendo. Me decido a hacerlo, hago el moviento con intención de
golpearla, y cuando casi llego ella gira su rostro hacia un lado provocando "la falla" de la bofetada que
supuestamente iba a darle. Con su rostro inclinado hacia la izquierda y su cabello cubriéndolo, ella tenía sus
ojos cerrados fuertemente, de verdad se veía muy asustada.

Me fue fácil hacerla sentir abusada, menospreciarla y tratarla como si no fuera nadie porque yo lo viví, no en
ese grado explícito, pero sé de sobra lo traumante que es ser tratada así. Todo tiene su fin.

—Excelente, buena chica. Tu sabrás que tienes que hacer, si no quieres que lo haga yo, aunque mis manos
estarán sobre tu cuerpo eventualmente— traía su cabeza baja y sus ojos cerrados, una lágrima resbalo por
su mejilla; sus manos temblorosas fueron directo a los botones de su camisa. Ya era hora—. Abre los ojos
Camila, no te quites la ropa— suavice mi voz—. Ya está listo— abrió sus ojos con duda y lentitud.

—¿Qué está listo? ¿Perdiste la cabeza?— se veía alterada, a pesar que la he amenazado se me alza, vaya
valor que tiene.

—No voy a lastimarte ni dejar que nadie te lastime, te lo he prometido.

—Pero tú has dicho que... no entiendo qué es lo que pasa por tu mente, hace un momento estabas decidida
a golpearme, a abusar de mi y ahora dices que nunca vas a lastimarme ¿A qué estamos jugando?—
preguntó confundida y molesta a la vez.

—¿Has sentido miedo?— ignoré lo que había dicho.

—Por supuesto que he tenido miedo— era evidente, su voz temblaba —. Aún lo tengo, eres en la única
persona en la que confío, nunca esperé eso de ti.

—¿Puedes recordar como se siente? El ser amenazada, sentirse acorralada, abusada— asintió con
detenimiento—. Quiero que lo recuerdes siempre, que lo tengas presente, para usarlo con lo que te he
enseñado.

—¿Me has enseñado algo?

—Te he enseñado una parte inexistente de mi, Lauren abusiva y agresiva, a la que debes temer si algo sale
mal. No soy esa persona que has visto hace un momento, no tienes que temerme, juro por Dios que no
tienes que, todo lo he hecho con un propósito.

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—¿Cuál propósito?

—El día que algo hagas mal, que pueda perjudicar a alguien de este barco lo primero que van a exigir será
que te castigue, y yo no pienso golpearte, o dejar que alguien más lo haga ¿No te has dado cuenta que te
hice voltear tu rostro antes de que mi mano lo impactara? Eso que sentiste quiero que lo tengas presente si
ese momento llegase a pasar, quiero que recuerdes como es tener miedo de mi. No voy a hacerte daño
nunca, lo prometo.

Me acerqué un poco a ella, queriendo tomar su mano pero se alejó, supongo que todo tiene sus partes
negativas y esta desgraciadamente es una de ellas. Se sintió feo, sí, pero prefiero esto a que ella salga
lastimada en un futuro.

—Aún falta perfeccionar la supuesta bofetada que voy a propinarte si haces algo mal. Vamos a repetirlo,
ahora cuando yo haga como si fuera a golpearte, discretamente vas a aplaudir cuando sientas que ya he
impactado tu cara aunque no sea así, para que se vea y oiga real.

Me aparté para tener más espacio y no cometer un error. Subí el brazo, ella miraba atenta mi mano, hice el
movimiento rozandole un poco su cabello y ¡Clap! Salió todo perfecto, si lo estuviera viendo desde afuera
diría que la he abofeteado muy fuerte.

—Muy bien. Otra vez, tenemos que practicarlo.

Lo hicimos una docena de veces hasta que decidí dejarla descansar, estoy segura de que ha entendido
todo, Camila es muy lista, y seguramente si le decía que lo hiciéramos una vez más tendría un horrible dolor
en su cuello al final del día.

—Bajemos a cenar. Si quieres por supuesto— agregué rápidamente, ya mucho le había hecho pasar el día
de hoy como para obligarla a comer.

—Si, está bien— habló sería, con su postura de roca.

—Camila yo, lo siento una vez más, por irrespetarte a ti y a tu cuerpo. Sé que ya no será lo mismo entre
nosotras y lo entiendo, entenderé cualquier cosa que decidas, sólo quiero que sepas que desde lo más
profundo de mi corazón lo siento— sin respuesta. No pude descifrar su mirada.

Caminamos en dirección al comedor en silencio, era la primera vez que me sentía realmente incómoda con
Camila, ni siquiera cuando nos besamos sentí esta incomodidad, todo lo contrario, se sintió bien, pero el
hecho de que no me diga más de tres palabra desde hace un buen rato es preocupante, supongo que debo
darle su espacio para pensar, lo que le he echo pasar no fue nada bonito ni mucho menos agradable.

—Buenas noches— dije al hacer nuestra aparición en el comedor.

Puede que no fuésemos muchos sin embargo había un gran desorden. Estaban celebrando su logro claro,
todos muy sonrientes sentados en la gran mesa con un trago en mano, esta será una de sus mejores
noches.

—Buenas Lauren y compañía, las esperábamos para cenar, tomen asiento— el señor Nau se mostraba
como un muy amable anfitrión, seguro por el alcohol y la dulce victoria mezclada en su sistema— ¿Les sirvo
coñac? Para ti también hay si quieres muchacha— definitivamente era el alcohol.

—Yo no tomare nada por ahora, gracias señor Nau.

—¿Qué hay de ella?¿Tienes que darle permiso para aceptar un trago?— señaló
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a Camila.

—Claro que no, ella puede tomarla si quiere— la miré esperando a que dijese

algo, que me dedicara un parpadeo al menos.

—Tomare un poco señor Capitán, nunca he probado coñac— su timidez era algo de otro planeta, quizá sea
porque nunca el capitán le había hablado.

—¡¿Cómo que no has probado coñac en tu vida?! Ya solucionamos eso. ¡Marta, sirvale coñac a Karla
cuanto antes!

Hizo señas extrañas con las manos y en un abrir y cerrar de ojos Camila tenía servido coñac en la mesa. Sin
pensarlo ella le dio el primer trago, uno largo por lo que se reflejaba en su cara y amargo.

—¿Que te ha parecido? — se dirigió el señor Nau a Camila.

—Es fuerte, no obstante compartiré unos tragos más con usted Capitán.

—¡Maravilloso! Jauregui, me agrada esta muchacha, no sé en que estaba pensando cuando quería cortarle
el cuello—

como si eso fuera gracioso comenzó a reírse, Camila ni le habrá prestado atención por estar tan concentrada
en ese líquido desagradable que estaba ingiriendo.

Estuve tan absorta en cuidar a Camila que ni siquiera me había percatado de la presencia de Ethan a mi
lado hasta que me tocó el hombro. Me saludó como de costumbre, sólo que esta vez se quedó más tiempo
besando mi mano lastimada y luego la acarició como si fuera

lo más frágil del mundo. A diferencia de los otros, hasta el marido de Marta, José, él se veía sobrio y se veía
divertido de todas las torpezas que hacían los demás que ocupaban la gran casa con nosotros.

morirme.

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—¿Cómo has estado?— habló por fin Ethan.

—Bien, mi mano no duele tanto, como dijiste sanara en unos días, no voy a

—No lo digas ni en broma, sabes que estaría perdido sin ti en todo este mar azul.

—No seas dramático que aún voy a estar aquí mucho tiempo— dije riendo—. Si

es que no me asesinan primero— agregué.

—Sobre mi cadáver te tocaran una sola hebra de cabello.

Un ruido estrepitoso provino de mis espaldas. Resulta que, a Camila se le había resbalado el vaso con coñac
de las manos y ahora el líquido estaba esparcido en el suelo. Ya le estará haciendo efecto.

—¿Ya estas ebria Karla?— pregunta el señor Nau con una alegría memorable

—Seguro es eso, la pobre con suerte tomaba agua y el coñac es mucho para ella— yo sería su voz, Camila
no parecía estar en sus cinco sentidos.

Sonará humillante lo que acababa de decirle, era lo mejor para el caso, la posibilidad de que un borracho
Jean David Nau se molestara por su preciado coñac esparcido en el suelo era alta y Camila sufriría terribles
consecuencias a las que no la quiero someter.

—Hasta se ha mojado los pantalones, es una blandengue para la bebida. Señor Nau, con su permiso iré a
llevarla para que se cambie, no soportaría ese olor tan cerca; tampoco quiero arriesgarme a que se caiga
por las escaleras y me quedo yo sin sirviente, le pido disculpas en su nombre. Buena para nada, agradece
que estamos celebrando porque si no ya estarías en el piso ahogándote con tu propia sangre— la regaño de
manera que se viese creíble.

—Sin preocupaciones Lauren, bien pueda. ¡Ah! Y no tarde mucho que casi esta

lista la cena.

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—Estaremos aquí antes de que se de cuenta.

Me permitió agarrar su brazo. La llevé rápido pero con cuidado a la habitación, no

sabía si estaba ebria de verdad o fingía estarlo, Camila puede ser tan misteriosa algunas veces. Sólo digo
que al momento de subir por las estrechas escaleras no fuimos muy coordinadas.

—¿Está todo bien Camila?— pregunté mientras cerraba la puerta, me preocupa.

—Todo bien— ella parecía estar molesta, seguro por lo que le hice pasar en la tarde más la ofensa que le he
hecho ahora. Vamos de mal en peor.

—¿Te sientes mareada o algo así? Puedes quedarte a descansar si te sientes mal, mandare a que te traig...

—¡ESTÁ TODO BIEN!—alterada puede ser una buena palabra para describirla.

Se pasó la mano por el cabello— Lo siento.

—No te disculpes, es mi culpa siempre estoy ahogándote, maltratandote verbalmente, creeme que no lo
hago por mal, quiero mantenerte a salvo. Si quieres volver es mejor que cambies tus pantalones para que no
se den cuenta de que he mentido y están secos— intenté cambiar de tema para evitar futuras discusiones.

Ella estaba peleando con sus pantalones mientras murmuraba casas sin sentido, de las cuales pude
escuchar "ti" y "azul" , lo que me pareció un poco extraño ella hablando sola. Después de ganarle la batalla a
sus pantalones ya estábamos listas para volver a la cena.

—Camila ¿Puedo preguntar algo?— pedí antes de abrir la puerta.

—Adelante— cedió ella.

—¿Sigues disgustada conmigo por lo de hace rato?

—No lo estoy, al principio lo estaba, luego entendí lo que querías hacer.

—Lo siento mucho.

—Sólo no lo vuelvas a hacer, no me hagas dudar de lo que creo de ti.

—Eso no explica tu comportamiento de hace un momento, sabes que puedes decirme cualquier cosa que no
te guste y yo haré mi mejor trabajo para hacer que lo haga— abrí la puerta, pues no obtuve ninguna
respuesta de su parte.

—Sabes que estaría perdido sin ti en todo este mar azul— murmuró con una vocesita graciosa para ella
misma mas pude escucharla. Cerré lo poco que había abierto la puerta.

—Así que es eso.

—¿Eso que?

—Estaás así por lo que me dijo Ethan.

—No lo estoy, él puede decirte lo que se le venga en gana— sonreí ante su comentario, mis acciones
pasadas no influyeron en sus celos, quizá no influyeron tanto como pensaba. De lo que no estaba segura
era de que si me permitiría tener la oportunidad de besarla, de abrazarla, con el cariño más sincero de este

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mundo lo haría.

—No tienes que estar celosa de él, ya te he dicho que no estoy interesada de esa manera— aventurandome
le di un beso en la mejilla; para mi buena suerte lo recibió sin rechazo alguno.

—No estoy celosa Lauren— seria era como se mostraba.

—Cambiaremos tu nombre a Karla Camila Celosa Cabello ¿Qué tal eso?— torció los ojos—. Está bien,
vayamos abajo que nos han de estar esperando, después de ti— abrí la puerta de nuevo, con la intención de
salir esta vez.

Al saber que ella no estaba del todo disgustada conmigo no había tanta incomodidad, por lo menos de mi
parte, y el hecho de que se haya puesto celosa de algunas palabras que Ethan me haya dicho me parece
adorable y tierno, Camila también tiene su lado posesivo después de todo.

Justamente cuando llegamos empezaban a servir la cena, tomamos nuestros asientos en silencio y como
siempre agradecí a Dios por los alimentos que estaban en nuestra mesa y por tener un día más de vida. Por
buenas lenguas me enteré que teníamos mucho ganado disponible como para un año, también hicieron
saber con frustración y desesperación que no hallaron tantos tesoros como les habían contado, pero estaban
tan borrachos que de un momento a otro estaban riéndose de cualquier tontería.

Al terminar de cenar nos retiramos, aunque quería ver el espectáculo que iban a armar todas estas ebrias
personas estaba muy cansada para ello, y le pedí a Ethan que me contase todo con lujos y detalles mañana.
Camila se despidió de él con un movimiento de cabeza

y tuve que aguantar la risa, se ve tan linda celosa. Linda. Eso es lo que era ella, linda, más que todo
preciosa, la más hermosa que había visto en mi vida.

Salí de mis pensamientos en cuanto ella jalo de la manga de mi camisa disimuladamente para llamar mi
atención, lo que me llevo a realidad.

—Buenas noches señor Nau, paso a retirarme, estoy exhausta.

—Vaya y descanse Lauren, ¿Karla también se va a ir?

—No lo sé, Karla ¿Quieres quedarte— di que no, di que no.

—Me iré con usted señorita Jauregui, hoy ha sido un día difícil— gracias a Dios.

—Es una pena que no puedan seguir acompañandonos entonces. En otra ocasión nos tomamos unos tragos
¡¿Eh Karla?!— nadie podía quitarle la alegría al señor Nau.

—Le aseguro que si Capitán— respondió raramente sonriendo.

Después de eso nos retiramos finalmente. Camila tomó más de la cuenta, mientras yo me límite a tomar un
poco de vino, no era muy amante de la bebida. Entramos a la habitación, ella corrió a la cama y se lanzó
boca abajo con las botas puestas.

—Camila ¿Vas a dormir así?

—Mmjm— murmuró en respuesta.

Cerré bien la puerta y como ella se veía más que cansada fui a quitarle las botas, primero la derecha y luego
la izquierda. Quitarle los pantalones también sería buena idea, dormiría mucho mas cómoda, y seguro que
me lo agradecerá mañana.

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Insideofmysoul
—¿Me das permiso de quitate el pantalón?— cuestioné, a lo que ella asintió con su cara contra el colchón—
Necesito que te voltees, no puedo quitarte los pantalones así, ayúdame un poco bonita— después de un
momento me di cuenta de que le he dicho bonita y ahora mismo quiero morir ahogada con mi saliva.

Ella se giró con los ojos cerrados, un rastro de una pequeña sonrisa adornaba su rostro, hermosa su sonrisa.
Le quité el cinturón para luego desabotonar el pantalón y bajarlo dejándola en sus calzoncillos, sus piernas
pálidas y bien formadas salieron a relucir.

Me dispuse a quitar mis botas y mi pantalón para dormir también, hoy ha sido un día en pocas palabras
salvaje y lleno de emociones, necesitaba descansar para superar todo esto.

—¿Puedo dormir aquí en la cama? Si te incomoda que esté cerca de ti puedo buscar donde dormir— no
haría nada sin preguntarle antes.

—Está bien— se arropaba con las sabanas.

Me metí al otro lado de la cama dejando una distancia considerable entre Camila y yo, respetaría su espacio.
Puse mi cabeza en la almohada y sentí una tranquilidad increíble.

Cuando casi me quedaba dormida Camila empezó a moverse en la cama.

Apareció a mi lado, puso su cabeza en mi pecho y me abrazó, también paso su pierna por encima de las
mías y ahora estaba acurrucada en mi pecho como una niña pequeña, no puede ser más adorable. El
bienestar recorrió todo mi ser, esto es lo que necesito todas las noches de mi vida.

—Que sueñes cosas hermosas, tan hermosas como tú— susurré y besé su cabello antes de quedarme
profundamente dormida.

Desde esa noche comenzó a gustarme elogiar a Camila, y a ella le gustaba también, ella era feliz y a mi me
encanta que lo sea, me encanta ser yo la causante de ello.

20

Me desperté sintiendo un vacío, ella no estaba acostada a mi lado, aún así podía palpar el calor de su
cuerpo en las sabanas y ser bendecida por el delicioso olor a menta que desprendía su cabello en la
almohada. Estiré mi cuerpo antes de ponerme de pie y salir al balcón a su búsqueda. Nada, no estaba ahí,
entonces los más seguro es que estaría en el baño así que emprendí paso hasta allá.

—Camila— mi voz desgastada por falta de agua resonó en la habitación— ¿Estás aquí?

—Lo estoy, dame un momento para salir— gritó ella desde adentro.

Aproveché para estirar mi cuerpo un poco más, que Camila duerma a mi lado encima de mi cada noche no
se puede comparar con nada, como tampoco el dolor que siente mi cuerpo al despertarme por las mañanas.
Me senté en la cama y sin nada que hacer me puse a enrollar mi cabello con mi dedo. Cuando por fin ella
salió del baño tenía abultado su pantalón, su cabello se veía húmedo, la humedad de su cabello hacia
transparente su camisa blanca marcando un poco su cuerpo debajo esta.

—Adivina qué— su sonrisa juguetona sobresalía.

—Apuesto el desayuno a que ha venido tu periodo.

—Lauren es asqueroso mezclar la comida con ese tema— hizo cara de asco pero al mismo tiempo se reía.
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Insideofmysoul
—Entonces me gané doble desayuno— hizo un ademán de estar molesta. Es muy temprano para esto. Lo
que me había quedado claro era que nadie se metía entre ella y su comida, ni siquiera había excepción
conmigo—. Ven aquí, me dejaste durmiendo solita— hice un ligero puchero.

—Tú siempre me dejas sola en las mañanas— se sentó a mi lado y se inclino a abrazarme. Tenía una
combinación extraña de olores entre coco y menta, olía exquisito.

—Hueles muy bien— aspiraba entre su espalda y su cuello, ella se separó riendo

—Eso me da cosquillas Lauren, no lo hagas— lo volví a hacer, escuchar su armoniosa risa es una excelente
forma de empezar nuestro día—. En serio.

—Ya está bien, yo también iré a darme un baño.

La solté y fui a buscar unos calzoncillos y una camisa para ponerme, tomé el pantalón de ayer y lo metí al
baño junto con una toalla. El agua estaba helada y tardé un poco más en bañarme ya que a la primera que
iba a echarme el agua acababa saltando y la echaba al piso. Me sequé muy bien, el agua al principio estaba
fría pero después estaba deliciosa y quería seguir bañandome hasta que se acabase, pero tenía a Camila
afuera sola y para hacerlo más dramático con su periodo. Me vestí con una camisa azul oscura, me coloqué
los calzoncillos y el pantalón negro. Sequé lo más que pude mi cabello, hice un poco de limpieza bucal con
algo que estaba en un pequeño estante que decía que era para los dientes, era de hierba buena con menta
y dejaba un buen sabor en la boca. Luego de sentir que ya estaba lista salí.

—Casi me duermo esperándote— dijo levantándose de la cama para quedar

sentada.

—Pobre Camila, ¿Tienes hambre?— asintió— Yo iré a buscarte de comer,

porque supongo que no saldrás con esos pantalones así— los señalé.

—Me da hasta vergüenza mostrartelos a ti— se sonrojó ante su comentario. Me acerqué hacia ella
colocandome a su altura en la cama.

—Pienso que te ves adorable, en estos momentos te envidio tanto, me gustaría que a mi me quedaran tan
bien como a ti— tomé su rostro por sus coloradas mejillas con intención de ver sus hermosos ojos, ambas
sonreímos al encontrarnos —¿Puedo...?— solicité pasando mis dedos por sus labios, afirmó con su cabeza.

Sin pensarlo dos veces cerré el espacio entre nosotras y ataque sus carnosos labios a los que extrañaba
tanto, lento y delicado como a mi me gustaba y al parecer a ella igual. Mi estómago inició una fiesta interna
al sentir sus manos en mi cuello, me encanta, me encanta besarla. Nos separamos un momento, juntando
nuestras frentes.

—Me encanta el sabor que tienen tus labios— hablaba muy cerca de mi boca.

—¿Ah si?

—Me gustaría seguir probándolos.

—A mi me gustaría que lo hicieras.

Me devolvió el beso, con hambre, con ganas, a las que yo me uní sin dudarlo, no todos los días se corre con
esta suerte. Por no poder mantener firme mi cuerpo me incliné más hacia adelante y la recosté en la cama, y
102

Insideofmysoul
sin dejar de besarla me posicione encima de ella. Esta posición me gusta bastante. Ella pasaba sus manos
por mi espalda, en algún momento sus dedos tocaron mi piel lo que me hizo estremecerme y casi dejo de
respirar ante su contacto. Me separé de sus labios, y sin querer dejar de besarla, de sentirla, probé un lugar
nuevo, su cuello. Dejé un beso primero, subí la mirada, ella tenía los ojos cerrados. Me tomé eso como si
estuviera bien continuar y dejé otro beso, y otros más, sin atreverme a seguir bajando, sólo besé su cuello y
cerca de su oreja. Aunque hace un momento había estado en la misma zona oliendo su cabello ella no
parecía causarle risa esta vez.

—Lau...ren, vuelve a-a arriba— era notorio la dificultad que tenía al hablar, por lo que le obedecí sin
pensarlo, haría todo lo que a ella le haga sentir bien y cómoda—. Tengo hambre de tus besos, pero la
comida le está haciendo competencia— reímos las dos, deposito un beso en su frente y me quité de encima
de ella. Me senté un momento para colocarme las botas y así complacer a esta pequeña cubana que nubla
mis sentidos.

—Ya vuelvo con la comida, así ya no habrá ningún competidor en contra de tus labios— iba a caminar a la
puerta hasta que su voz llamo mi atención.

—Lauren espera— se levantó precipitadamente—. Dejame hacer algo— comenzó a arreglar la camisa que
ni me había dado cuenta de que estaba desarreglada—. Listo, ya puedes ir a buscar de comer.

—Interesada— refiriéndome a la comida. Le di otro beso en su frente y salí de la

habitación.

Aparecí en el largo pasillo que daba para bajar por las estrechas escaleras.

Llegue al recibidor y crucé a la derecha para adentrarme al comedor, el cual estaba hecho un desastre, me
imagino que por la celebración de anoche. De la cocina salía un buen olor, lo que significa que ya estaban
cocinando, me adentré a la cocina donde sólo estaba Izolda trabajando, quien se dio cuenta de mi presencia
y en vista de ello me sonrió.

—Buen día Izolda.

—Buen día Lauren, siempre es la que se despierta temprano.

—Ni tanto, usted está despierta desde mucho antes. Por cierto que anda sola,

¿Dónde está Marta?

—El Capitán estaba de muy buen humor ayer y hasta nos ofreció de beber a nosotras, Marta aceptó sólo
para acompañar el momento pero terminó tan ebria como todos y aún duerme— explicó—. Y que cosa tan
rara que Karla Camila no está aquí ¿Ella también se paso de tragos?

—Para nada, ella está con la abominación que nos llega a las mujeres una vez al mes— reímos ante esa
desgracia.

—Supongo que vienes por el desayuno de ambas.

—Supone bien.

Le tomó un momento servir en un par de platos el desayuno, y en dos vasos sirvió lo que me parecía jugo de
limón pero un poco mas oscuro.

—Lo he endulzado un poco con jugo de caña, en este lugar hay muchas cosas útiles— dijo feliz y orgullosa.

—Muchas gracias Izolda, la veré luego, mandele a Marta mis mejores deseos cuando se reincorpore— me

103

Insideofmysoul
sonrió en respuesta.

La subida con la bandeja estuvo un poco dificultosa, con las escaleras tan estrechas iba de un lado a otro
para no tropezar nada y que no se estropeara la comida. Cuando llegue a la puerta la abrí como pude, luego
de entrar la cerré con un pie. Camila apareció desde el balcón y me dedicó una de sus hermosas sonrisas.

—¿Necesita ayuda señorita Jauregui?— aún conservaba esa sonrisa sin precio alguno.

—Será mejor que se apresure Karla, la bandeja puede resbalar de mis manos y se queda sin desayuno.

Hice como si perdiera el equilibrio de la bandeja, y verdaderamente en un momento lo hice. Ella al ver mis
movimientos no tan equilibrados se apresuro a ayudarme.

—Dejame ayudarte. ¿Qué nos has traído de tomar? Se nota muy extraño— miraba ambos vasos de vidrio
con suma curiosidad.

—Izolda ha dicho que es limón con jugo de caña, que eso lo hará más dulce—

expliqué.

—Dejame ver— se llevó uno de los vasos a la boca y tomó un pequeño sorbo, no

muy convencida tomo otro pero más grande— Mmm... sabe muy bien.

—¿Puedo probar? Si no me gusta alguien se tendrá que sacrificar tomándolo.

—Me ofrezco como voluntaria— Tomó un poco más de jugo y luego me besó.

Sus labios se movían lentamente transmitiéndome el sabor del jugo y casi se me cae la bandeja—¿Y?—
preguntó al separarse. Esta no era la manera en la que planeaba probarlo pero me gustó ese atrevimiento.

—Mmm me gusta mucho ese jugo ¿Puedo tener más?— pedí, con la intención de que me volviera a besar,
si todo lo que me dé de probar será así estoy abierta a todas las posibilidades.

—Quizás luego, ahora vamos a comer por favor, me voy a morir si no como ya.

—Eres toda una dramática— besé su frente y caminé hacia la cama para sentarme—. No tengo idea de lo
que es, ¿Quieres probar primero?— hice referencia a la extraña cosa en nuestros platos. A ella le gusta
probar todo.

—Yo me sacrifico— puso una mano en su cabeza y se lanzó hacia atrás, lamentándose, no pude hacer más
que reír.

Tomé el cubierto y corté un poco para darle. Ella lo agarró con sus dientes y lo masticó, estaba pensativa
sobre que podría ser lo que estaba comiendo.

—Sabe a maíz—concluyó—. No tengo duda de te gustará—ahora ella cortó un poco con el cubierto y lo
llevó a mi boca.

—Eres maravillosa— se sintió muy bien al fin decirlo en voz alta. Ella estaba ligeramente sonrojada y me
atrevo a decir que yo también lo estaba—. Me ha gustado mucho.

—Gracias— su voz era un dulce susurro en mis oídos.

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Insideofmysoul
Sigue comiendo demasiado rápido, mientras ella terminó lo que había en su plato yo tenía más de la mitad.
Me he pasado todo el rato mirándola y la comida paso a un segundo plano, es que quién no lo haría, Camila
es una belleza indescriptible.

—¿No te gustó mucho verdad?— hizo sus propias conclusiones al ver mi plato.

—No es eso, es que me he distraído. Aparte no puedo comer tan rápido como tú

lo haces.

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—Si no quieres más ya sabes a quien recurrir— se señaló a ella misma. Hice caso omiso a lo que había
dicho y me puse a comer bajo su mirada, no

quería soltar todo lo que pensaba de ella en un solo día, la posibilidad de no ser tan correspondida como me
gustaría me aterra. Cuando terminé, ella seguía mirándome atenta y mis nervios aparecieron de la nada, en
momentos donde me invade lo intenso de su mirada no sé como actuar. Coloque los platos y vasos vacíos
en la bandeja y me levanté a colocarla en una pequeña mesa que había en la habitación, para luego volver a
sentarme en la cama con ella.

—¿Cómo están los pequeños cortes que tienes en tú abdomen?— preguntó cuando me había sentado.

—Creo que están bien, no molestan mucho— no estaba realmente segura.

—Dejame verlas, acuestate— ordenó, a lo que yo obedecí sin titubear.

Quitó los botones de mi camisa de abajo hacia arriba, el roce de sus manos con mi piel descubierta me
hacia cosquillas. Desabotono hasta casi llegar a mis senos y apartó la camisa a los lados.

—Ha cicatrizado ya, eso es bueno— sus dedos hacían presión en cada una de mis heridas, sentí molestia
en cada una de ellas—¿Te duele mucho?

—Molestan un poco solamente, nada que no pueda soportar. Pareces toda una

doctora.

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—Sólo repito lo que veo, no sé mucho en realidad.

—Igual sabes muchas más cosas que yo sobre esto. Y, si mal recuerdo dejamos

de hacer algo hace rato porque había un fuerte competidor.

—¿Qué será? No creo recordarlo— su tono de voz era embriagante, encantador.

Era más que obvio que se había dado cuenta de lo que hablaba.

—Acércate un poco y haré que lo recuerdes.

Ahora ella estaba encima de mi, no sé si me gustaba, pero ella estando arriba tenía el control de la situación.
Se acomodó un poco de manera en que su cuerpo no cayera con todo su peso encima de mi y acercó su
rostro a el mio. Nos miramos un instante antes de fusionar nuestros labios, sus labios que tenían el sabor
más exquisito que había probado. El beso se torno un poco salvaje, debo resaltar que con algo de
desesperación de su parte, mis manos iban a su cintura y sin yo poder controlarlas se infiltraron por debajo
de su camisa, acariciando temerosamente su espalda y posteriormente su abdomen. Este beso no era como
ninguno de los otros, en este había necesidad y mucho más contacto.

Se separó un momento, mi vista se clavó en sus labios, más rosados y un poco más grandes, en su lengua
que escapaba de sus dientes, en sus ojos oscuros que penetraban mi alma. De un momento a otro comenzó
a bajarse, posicionándose en mi abdomen, miró hacia mi y luego bajó su mirada. Comenzó a repartir besos
en mi abdomen, profundos y torturantes besos, y sin poder controlarme levante un poco mis caderas. Al
contrario de darme cosquillas no sabía lo que mi cuerpo estaba sintiendo, por qué me contraía de esa
manera. Ella subió sus besos un poco más, llegando casi a acariciar mis senos. En esa parte todo lo que
estaba sintiendo aumentó, comenzaba a hacer mucho calor de la nada y mi cuerpo se sentía débil ante sus
labios.

Tomé su rostro con mis manos y prácticamente la obligue a subir para conectar nuestros labios ahora en un
beso lento y tierno. Adentré de nuevo mis manos debajo de su camisa y ellas hicieron un recorrido por toda
su espalda, luego las pasé a su abdomen subiendo un poco más que hace un momento, su abdomen se
tensó notoriamente en mis manos, decidí no invadir más arriba para su comodidad y en parte también la mía.

Después de un rato separamos nuestros labios, ella se lanzó a un lado y soltó un suspiro. Se volvió hacia mi,
colocó su cabeza en mi pecho y me abrazó por la cintura acariciando las heridas alcanzables que tenia en
mi abdomen con su pulgar.

—¿No crees que está haciendo calor?— comenté después de un rato.

—Para nada, está bastante fresco aquí— quizás son ideas mías—. Perdona si te he hecho sentir incómoda.

—No lo has hecho, pensé que yo te había hecho sentir incómoda. Me ha gustado mucho en realidad— tuve
el atrevimiento de decir.

—A mi también me ha gustado— dicha su declaración escondió su cara en mi

cuello.

—Me encantaría ir contigo afuera a dar un paseo, así sea sólo al jardín que

puede admirarse desde el balcón— era una invitación que ella podría considerar a futuro si quiere.

—Por ahora no podemos— sabía que se refería a su periodo.

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—Lo sé— suspire sonoramente—. Podríamos alguna vez perdernos un día entero y creer que en el mundo
sólo estamos tú y yo, sin nadie que pueda juzgarnos u odiarnos por lo que tenemos— entrelacé su mano que
tenía en el abdomen con la mía.

No estaba segura de qué era lo que había entre nosotras, mas estaba consciente de que esto no era una
simple amistad, para mi no lo era, mis sentimientos e intenciones para

con ella no se basaban en ser su amiga, las amigas no se quieren besar todo el tiempo, ni se consideran
una obra maravillosa de la naturaleza a diario. Al menos en mi concepto de amigas.

—En este momento en mi mundo sólo existes tú— susurró en mi oído—. No tenemos que apegarnos al
mundo de afuera cuando nosotras podemos crear el nuestro.

—Es una suerte que no me haya casado, de otra manera no hubiera podido tener la dicha de conocerte—
nada se siente mejor que expresar tu pensar.

—Suerte es que me hayas salvado, si no estaría muerta y no hubiera podido

conocerte. este momento. vida.

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Ella también me había salvado, sin ella no puedo imaginar que sería de mí en

—Agradezco a Dios cada día por haberlo hecho, es una bendición tenerte en mi

—Tú eres un ángel, un precioso ángel de ojos verdes que ha llegado a

salvarme— besé su frente—. Gracias por estar en mi vida.

—Gracias por estar tú en la mía.

Pronto se quedó dormida sobre mí de nuevo, su respiración era tranquila y en su rostro se veía que estaba
feliz.

El mundo se siente tan perfecto que ahora puedo estar tan segura que quiero tanto a esta pequeña y
hermosa mujer.

21

Me mandaron a buscar tiempo después. Por lo poco que me comentó Ethan iríamos en busca de
respuestas, al parecer los pueblerinos han ocultado sus tesoros y por eso es que vamos a ir a interrogarlos.
Antes de salir me agaché para ver debajo la cama y tomar el cuchillo que me habían dado el día anterior,
nunca está demás ser precavida. Deposite un beso en la frente de una dormida Camila y salí
silenciosamente de la habitación.

Me reúno en el recibidor con todos los que nos estábamos quedando en la casa a esperar al Capitán. Llegué
al encuentro de Ethan que estaba apoyado en la pared viendo no sé que cosa por la ventana.

—Ya estoy aquí Ethan— dije en voz baja.

—Ya puedo verte— tomó mi mano para besarla—. Cada día mejor— hizo referencia a mi mano.

—No es como si se me fueran a caer los dedos— agregué solo para molestarlo, él odiaba que hiciera ese
tipo de comentarios—. Ahora, cuéntame como ha ido la cosa anoche.

—No hay mucho que contar, después de que te marchaste se torno realmente aburrido, y decidí entonces
subir a descansar— fingí que estaba triste por eso.

—Buenas— un hombre a mis espaldas trataba de obtener mi atención—. No nos han presentado, soy
Alexandre Olivier Exquemelin, a sus ordenes— se inclinó ante mi.

—Lauren Jauregui, un gusto conocerlo— tendí la mano para darle un apretón y él al contrario se la acerco a
su rostro y la beso. Su contacto era tosco y desagradable.

Para mi sorpresa él resulto ser francés, lo deduje por su peculiar acento, un poco bajo y con un bigote igual
de gracioso que el del capitán, los años se le reflejaban en su rostro, lo que hacía verlo un hombre bastante
mayor y con un poco de aire superior, como todo buen francés.

Gracias a Dios que en ese momento el Capitán hizo su aparición, con cara de pocos amigos pero la hizo,

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estaba serio y parecía molesto.

—Supongo que ya estarán al tanto de lo que vamos a hacer— expresó con voz

fuerte y dura.

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—¡Si Capitán!— Respondieron todos gritando al unísono.

-"¡¿Y que hacen ahí parados insectos?! ¡Muévanse a trabajar!— en menos de lo

que canta un gallo el recibidor estaba vacío.

—Buen día Lauren, ¿Como ha amanecido?— se dirigió muy amable a mi persona mientras íbamos
caminando en la calle.

—Buen día Capitán, he amanecido muy bien, gracias por preguntar.

—¿Y Karla? Seguro le afectaron los tragos de anoche— al parecer si recordaba lo que hacía anoche, lo que
puede significar varias cosas, pero la que más me preocupa es su interés en Camila.

Si antes tenía que estar prevenida, ahora tenía que estarlo el doble, ese hombre perfectamente pudo haber
fingido estar borracho para conseguir lo que sea que quiere emborrachando a los demás, incluso puede que
sepa que Camila realmente no tiro su trago en sus pantalones y que he mentido. Tengo que estar alerta.

—En efecto, se ha despertado con un dolor de cabeza horrible, le dije que se diera un baño y que se
recostara de nuevo, que con resaca no me era útil— mentí.

—Anoche la celebración estuvo de fábula, lastima que no se quedaron.

—Si tenemos el éxito asegurado el día de hoy, le doy mi palabra de que celebraremos con ustedes toda la
noche.

—Lo tendremos Lauren, preparese para la celebración— si debo mencionar algo que caracterice a Jean
David es que era muy seguro de si mismo, incluso si estaba en desventaja te hacía creer que tenía el poder
de pasar sobre ti en cuestión segundos.

Llegamos a un granero bastante grande, en mi conocimiento estaba que en su interior se encontraban los
prisioneros, quienes por supuesto no estaban pasando el mejor rato de sus vidas. Todos nuestros hombres
ya estaban adentro esperando a nuestra llegada, hicieron una especie de círculo y en el medio había un
hombre que supongo era uno de los prisioneros amarrado a una silla.

Cuando llegamos hasta ellos se abrieron dejando pasar al capitán, yo camine hasta donde Ethan, quien
estaba casi en la penumbra, poco visible, y me posicione a su lado, casi a sus espaldas, no quería
presenciar nada de lo que pasaría, y no podía ver a la cara a todas esas personas que sufrían.

—Me presento, Jean David Nau, un gusto— dirigía su palabra al hombre amarrado en la silla—. Tengo una
petición sencilla para usted, que si cumple prometo no asesinarlo. Verá, he venido en busca de tesoros y no
los he encontrado, lo más curioso es que me he enterado de que todos sus tesoros están ocultos. Ahora
vamos a la parte donde todos ganamos— levanto más su voz—. Usted y los otros me llevan a los escondites
de los tesoros y le doy mi palabra de no dañarlos.

—Nunca— respondió aquel hombre.

—Piénselo un poco, ustedes me llevan a sus tesoros y no les hago daño. Le propongo una oferta más
tentadora, me iré luego de tenerlo todo— sugirió de nuevo el señor Nau ya sin tanta amabilidad como antes.
Trataba de hacerlo sin tanto alboroto.

—¡NUNCA! NO LES ENTREGAREMOS NADA A USTED, MALDITO SEAS,


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MALDITA SEA SU TRIPULACIÓN, MALDITA SEA FRANCIA— aquel hombre dejó hasta su último aliento.

Fue una decisión estúpida, ningún tesoro vale tu vida, la de tu gente, nada de lo que sea material lo vale,
nada de lo terrenal lo llevaremos a la tierra prometida. El matar por ello tampoco lo vale, vivir por las joyas, el
oro, dejar que sea dueño de tu vida, no lo vale, y eso es lo que las personas no entienden, se ciegan por el
poder y la ambición, el tener más que los otros, como unas especie de competencia.

De donde había descubierto que el Capitán era francés no lo sé, quizá por su acento, lo que si sé es que de
un momento a otro Jean David enfureció.

—Respuesta equivocada. Te enseñaré lo que pasa cuando no colaboras, y peor cuando insultas a la tierra
perfecta de Francia— el señor Nau no escondía su molestia—.

Llévenlo afuera y amarrenle a un árbol, traigan algunos prisioneros, quiero que vean que pasa cuando no
acatan órdenes.

Y así lo hicieron, se lo llevaron y los otros hombres se llevaron a algunos prisioneros afuera. Los seguí a lo
lejos, en mi mente ya se plasmaba una idea de lo que iba a pasar. Me coloqué al lado de Ethan de nuevo
que ya había dejado a su prisionero en el suelo y este parecía estar al borde de la muerte.

—Pueden ser los dueños de su destino si colaboran— dirigía su hablar a los prisioneros que yacían en el
suelo—. Si no lo hacen las consecuencias serán letales.

Y lo que hizo no entraba en ninguna de mis suposiciones. Le desgarro la camisa con furia, luego tomo su
puñal y sin que le temblara el pulso se lo enterró profundamente en el pecho, haciendo cortes como si fuera
una res. Como ver la agonía de aquel hombre y el río de sangre que emergía de su pecho no le bastó, metió
su mano en su pecho y arrancó su corazón. Se lo ofreció a alguien de "los nuestros" y éste le dio un
mordisco a el corazón como si de un manjar se tratase.

No aguante más y vomité todo lo que había comido, sintiendo mi garganta arder mientras Ethan me daba
palmadas en la espalda y con la otra mano sostenía mi cabello. Escuché como alguien más vomitaba, mi
mirada se encontró con Alexandre, que como a mi se le había revuelto el estomago. Algunos veían
horrorizados lo que acababa de pasar. Me sentía mareada e incapaz de estar de pie en ese momento.

—Están más que advertidos, y espero que al próximo que le haga la petición de llevarme a los tesoros
obedezca, les juro que si no lo hacen sufrirán mucho más que esto— amenaza el capitán.

Al siguiente hombre al que le pregunto rápidamente, temeroso por su vida, le dijo que le llevaría. El Capitán
sonrió victorioso y con la ayuda de aquel hombre nos dirigimos hacía donde estaban ocultados todos los
tesoros. Iba con la mirada al suelo, avergonzada de mi misma al ser parte de esta atrocidad.

Él obtuvo lo que quería, encontró con muchas piezas, joyas y demás, que el capitán prometió compartir con
todo. No me incluiría en ese lote por ser posesiones sucias y llenas de sangre, posesiones que no pienso
tocar.

—Me gustaría que diera mi parte a Ethan, no estoy interesada en tener nada de esto— expuse para el
Capitán.

—¿Está segura Jauregui? No se vaya a arrepentir después.

—Muy segura, sólo quiero llegar a dormir un poco, no me siento muy bien

—En cuanto recojamos hasta la última pieza nos iremos— me límite a asentir.

Como lo dijo se hizo, cuando ya no había más nada que robar nos marchamos a la gran casa, yo adelante

112

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de todos con un paso un poco apresurado queriendo llegar rápido para ver a Camila y abrazarla hasta el
resto de mis días.

Abrí la puerta con brusquedad y caminé rápidamente a las escaleras, aceleré mucho más mi paso al estar
en el segundo piso. Cuando estuve en la puerta la abrí sin anunciar, la azote al cerrarla y Camila me veía
confundida, asustada y preocupada al mismo tiempo desde la cama.

Me saqué el cuchillo entre mis pantalones y lo tiré a un lado, luego me acerqué a la cama donde Camila
estaba sentada, me miraba un poco dormilona y confundida, y a un paso decidido me quité las botas para
lanzarme en la cama con ella, la necesito.

varios intentos.

113

Insideofmysoul
—¿Está todo bien? ¿Qué te ocurre?— logró articular algo coherente luego de

—Prometo que te contaré, por favor sólo abrazame ahora, lo necesito tanto—

rogué, aferrándose a ella con mucha intensidad.

Ahora era yo la que me lanzaba a sus brazos y la abrazaba como si fuera a desaparecer, lo que era uno de
mis más grandes miedos, que ella desapareciera, porque siendo sincera conmigo misma, Camila es lo
único, por lo menos ahora, que temo a perder en mi vida.

22

Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros; que como yo los he amado, así también
se amen los unos a los otros.

Juan 13:34

Desperté de lo que parecía ser una siesta de días por ligeras caricias en el cabello, propinadas por parte de
Camila, quien al abrir los ojos pude ver que ella tenía los suyos cerrados. Me incorporé despacio haciendo
que ella abriese sus preciosos ojos, me mirara y me sonriera.

—Hola— susurró—¿Cómo te encuentras?

—Estoy... me siento, no lo sé— solté un gran suspiro—¿He dormido mucho?

—No tanto, como mucho la mitad de la tarde.

—¡Oh! Cuanto lo siento Camila, estuviste tanto tiempo aguantando mi peso mientras dormía, debes estar
dolorida.

—Tú siempre lo haces por mi. No te preocupes, estoy encantada de hacerlo— sonreía, pero al instante su
cara se torno en toda preocupación—¿Puedes contarme qué te ocurría o qué te ocurre? Has entrado a la
habitación bastante rara y estabas muy pálida, me has dejado preocupada.

—He visto cosas horribles hoy, cosas que no quiero que tengas en tu cabeza, cosas que disminuyen mi
estadía en esta tripulación. Se ha tenido el mayor de los éxitos por medio de métodos violentos y sin
compasión, no quiero seguir más aquí, no es bueno para mi y mucho menos para ti— mi voz cayó en
picada, no pude evitar sollozar para que luego viniesen las lágrimas, llorar es algo que no me gustaba hacer
frente a los demás, pero el sentimiento es tan fuerte que no puedo controlarlo. Ya era la segunda vez que
Camila me veía llorar.

—Shh tranquila, todo va a mejorar, ya lo verás— me recibió en sus brazos con calidez y fuerte, tratando de
reconfortarme.

—He sido tan ciega o simplemente no he querido verlo, estoy rodeada de tanta maldad, y está afectandome
de una manera extraordinaria.

—Tú no eres como ellos, eres mucho más, alguien especial de buenos y hermosos sentimientos. Vamos a
superar esto juntas.

—¿Lo prometes?— a este punto creo que había empapado su camisa con mis

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Insideofmysoul
lágrimas.

—Lo prometo— subió mi rostro con sus delgados dedos y limpió mis lágrimas—.

Ya no llores Lauren, me hace poner triste tu llanto.

—Lo siento— tomé una gran bocanada de aire y luego la solté, eso me ayudaba siempre a serenarme.

—¿Mejor?— asentí—. Así me gusta— dijo y luego sonrió.

Me quede mirando su sonrisa y su cara de felicidad, al principio yo también sonreía junto a ella, pero luego
sin quererlo me quedé contemplándola, la manera en la que sus ojos se encogían cuando sonreía, sus ojos
que brillaban con la intensidad del sol, algunas veces su pequeña nariz se arrugaba de una forma muy linda,
su lengua que se escapaba un poco de sus dientes cuando reía y ella la mordía para tratar de retenerla
adentro. Camila era toda una

obra de arte quien nadie jamás pensó en admirar hasta ahora.

—¿Pasa algo más?— mi mirada fija en ella la hizo cuestionarse.

—Dios, eres tan hermosa— hablé sin pensarlo, la hipnosis que me produce su belleza fue más que el control
sobre mis palabras. Ella bajó su mirada y mordió un poco su labio inferior, cosa que pocas veces la había
visto hacer—. No te escondas por favor. Perdona si lo que he dicho ha estado fuera de lugar, no lo volveré a
hacer— se hizo lo que más temía, el silencio.

—También creo que eres hermosa. Incluso desde la primera vez que te vi realmente lo creí— susurró
después de un momento mirando sus manos.

—Camila— llamé y ella levantó su mirada— ¿Crees que pensar de ti en esa manera esté mal? Me refiero al
hecho de que pensemos de esta manera la una de la otra— no estaba segura si quería escuchar la
respuesta.

_No lo sé, pero yo tampoco puedo evitarlo, no es algo que pueda controlar, mi mente me dice algo pero
entonces cuando te veo lo olvido— declaró sin titubear.

—Es exactamente lo que me pasa, puedes estar sólo sentada mirando a la nada y aún así te encontrare
hermosa. Lo he pensado tanto que en mi mente he llegado a aceptarlo, y he llegado al límite de decírtelo.
Siendo sincera no lo siento como si fuera malo.

—Tampoco yo— su cercanía se hizo mayor—. Tal vez nosotras lo veamos así, pero si llego a besarte frente
a todos no habrá la mejor reacción de parte de ellos— muy acertada su opinión, de hecho la comparto.

—¿Crees que Dios nos prohibirá la entrada al Edén por pensar esto la una de la

otra?

Al pensar en Camila de esa manera no me había pasado por la mente lo que

Dios tendría para nosotras. Según me contaba mi madre cuando era un poco más joven, en una de las
muchas historias de la Biblia estaba basada en que Dios había hecho cenizas a toda Sodoma por ser
homosexuales y fornicadores, que los había castigado por desearse entre su mismo sexo. Lo que siento por
Camila puede que sea una condena y lo que Camila sienta por mi también lo será si lo que dice en la Biblia
sobre lo que Dios hizo es totalmente cierto. Yo siento muy bonito por ella, transparente, sincero, la quiero de
verdad, son intenciones sombrías o lujuriosas.
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Insideofmysoul
—Hemos sido creadas a su imagen y semejanza, él ha sido el que nos ha creado de esta manera, no voy a
cohibirme de la manera que pienso de ti si Dios me ha puesto en tú camino para eso— mostraba seguridad
de sí misma. Me gusta cuando se avergüenza por algo, pero también me gusta cuando habla con tanta
pasión sobre lo que cree.

—¿Sabes algo? Que más da, ya lo hemos hecho, y no estoy arrepentida de nada, no puedo temer a lo que
siento cada vez que te veo, cada vez que te beso, me gustas, me gustas mucho, y si a Dios no le parece
seré feliz en el infierno por el hecho de que me gustes tanto— se lanzó a mis brazos y me abrazo
fuertemente, apretandome mucho— Ca-ami...z estas dejan...do...me sin a...ire.

—Lo siento, lo siento— intentaba devolverme el aire haciéndolo con sus manos—. Me gustas. Mucho. No sé
desde cuando, creo que lo sabia pero no me lo había admitido, el simple hecho de tu rechazo me habría
herido mucho más que guardarlo para mi.

—¿Crees que si no me gustaras dejaría que me besaras? A la primera que llegaras a invadir mi espacio te
habría echado al mar para que los tiburones te comieran. La verdad es que inconsciente yo también lo
estaba deseando, sólo que no me animaba a hacerlo, el temor a lo desconocido pudo más que yo por un
tiempo.

Desde nuestro primer beso no hemos hablado de esto realmente, no le dimos importancia y lo dejamos
pasar, nos preocupamos más por cuidarnos la una a la otra.

—Estaba tan asustada, y me castigaba por desearlo, la curiosidad de besarte hacía que hubiera una lucha
en mi cabeza. Al final de todo cuando te vi entrar olvidé todo lo que tenia planeado decirte, incluso pensé en
dejarte por la manera en la que estaba pensándote, porque no estaba bien desear eso de mujer a mujer.
Entonces tú no te veías molesta, sólo asustada, y pensé que quizás podrías estar pasando por la misma
situación que y— hablaba muy rápido y movía con constancia sus manos, estaba realmente nerviosa
diciéndome esto.

—Y me besaste. Yo pensaba en disculparme contigo aunque no supiera realmente porque me iba a


disculpar, no hicimos nada malo.

—Yo simplemente no pude contenerme de hacerlo, cuando me acerque a ti me sentí... tentada de alguna
manera— su mirada atenta a mis labios—. De hecho, estoy tan tentada ahora— susurró casi inaudible, mis
labios acaparando su atención.

Y me besó.

Un escalofrío pasó por mi espalda al momento que sus labios hicieron contacto con los mios. De un
momento a otro paso de estar sentada a un lado a estar sentada encima de mi, sus manos tomaron mi
rostro y me atrajeron más a ella. Un inevitable cosquilleo se manifestó en mi estómago, la agarre con firmeza
de la cintura y la acerqué más a mi de una manera un poco brusca.

—Lauren ¿Puedes... puedes besar mi cuello de nuevo?— se separó por un momento, su respiración agitada
por nuestro beso.

Cumplí su petición. Aparté su cabello y me dediqué a besar su cuello de una manera lenta y delicada, lo
hacía con la boca entre abierta, mas quise probar algo más. Abrí un poco mi boca y comencé a succionar su
cuello brevemente, sin dejar algún espacio, el sabor y la textura de su piel era una bendición. Ella se levantó
un poco y un sonido un tanto extraño salió de su boca.

—¿Está todo bien?— paré mis besos en su cuello. Al verla sus ojos estaban cerrados y sus mejillas
levemente coloradas.
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Insideofmysoul
—Mmm... si Laur.

Sin abrir sus ojos, con sus manos me dirigió nuevamente a su cuello, interpreté que quería que continuara lo
que hacía, para nada dudé en complacerla. Dirigí mis labios nuevamente a su cuello y seguí besándolo,
recorría toda esa zona, de vez en cuando haciendo un camino de besos que subía por su barbilla, dejando
un pequeño beso en sus labios para retornar por el mismo camino. Podría hacer esto toda mi vida sin
cansarme.

—Baja... baja un poco más, por favor— se escuchaba un poco ronca su voz.

El bajar un poco más implicaba llegar a cierta zona en la que no estaba segura de saber como actuar, pero
ella me lo estaba pidiendo, confiaba en mi. Con temor bajé un poco

más de su clavícula derecha, quitando un par de botones de su camisa para tener un poco más de acceso;
dejé que mis labios actuaran como quisieran. Mis manos sin embargo, recorrían su espalda sin vergüenza.

Con mi boca sentí que llegue al límite, me refiero en donde comienza su seno derecho, me paralicé un poco
sin saber que hacer, recordaba lo avergonzada que me sentía por haber tocado sus pechos días atrás, sus
suaves y pequeños pechos. Así que al llegar a ese punto decidí volver a subir y tomar ahora el camino
izquierdo, no la tocaría ahí, no le faltaría el respeto de nuevo. Camila de vez en cuando suspiraba y también
soltaba esos soniditos extraños, que a mi parecer significaba que estaba gustándole. Subió mi rostro
después de tanto y me

besó profundamente, poniendo sus brazos alrededor de mi cuello.

—Eso ha sido y se ha sentido increíble— casi sin aliento dejó un último beso en mi mejilla—. Yo debo ir a
cambiarme, por un momento lo olvidé.

Señaló sus pantalones y luego intentó levantarse. Cuando se puso de pie casi se cae, por suerte logre
tomarla de un brazo, no pude agarrarla con la suavidad que merece ser tocada, pero al menos evité su
caída.

—¿Estás bien? — en un parpadeo ya estaba a su lado.

—Lo estoy, mis piernas están un poco débiles, seguro es por estar tanto tiempo en la misma posición—
tiene sentido su justificación.

—Entonces déjame ayudarte, no queremos que pase ningún accidente— me puse atrás de ella, la abracé
por la cintura y comenzamos a caminar hasta el baño.

—Si cada vez que quieras acompañarme a un lugar lo haces de esta manera te lo pediré todo el tiempo" su
tono coqueto inundó mis oídos en cuanto llegamos a la puerta del baño.

—Te acompañaré a donde sea preciosa— la puerta estaba entre cerrada cuando me atreví a hablar—. Voy
a estar extrañándote aquí afuera, no tardes tanto— casi grité cuando ella cerró la puerta.

Sonriendo y soltando un gran suspiro me dejé caer en la cama con mis ojos cerrados, estaba tan feliz de ser
correspondida, feliz de que esa persona fuera Camila, ya sin importarme el hecho de que sea mujer y yo
también, cuando estoy con ella siento esa tranquilidad que no he sentido nunca, me hace olvidar todos los
males, me hace sentir de una manera muy especial, cada vez que la veo mi estomago da vueltas e
inconscientemente sonrió. Es que

¿Quién no sonreiría con Camila siempre a su lado? Verla despertar todas las mañanas y quedarse
admirándola todas las noches es un regalo. Cuando estoy con ella siento que el tiempo no pasa y que sólo
somos nosotras en el mundo. Ella es mi pequeña luciérnaga que ilumina toda esta oscuridad.

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Insideofmysoul
No me di cuenta cuando salio del baño y se lanzó sin compasión encima de mi, aplastandome como
siempre. Iba a reclamarle, pero luego su risa se escucho por toda la habitación, haciéndome olvidar el dolor
reciente que me había causado y unirme a su risa.

—¿Me extrañaste?— preguntó cuando dejo de reír.

—Cada momento— respondí perdida en sus hermosos ojos.

—Cuando llegaste, tus ojos eran grises opacos— empezó a contarme—, ahora

son verdes, un verde precioso y brillante— la curiosidad era evidente en su voz. Apoyo sus codos en la
cama, puso sus manos en mi cara, acercándose un poco más viendo directo mis ojos.

—No tengo respuesta para eso realmente, y no creo que encuentres una respuesta viéndolos tan de cerca,
al menos que quieras hacer algo más— traté de sugerirle indirectamente que me besara.

_Puede que sea por tu cambio de humor— ignoró mi indirecta— ¿Cómo te sentías cuando llegaste?

—Devastada, decepcionada, triste, todos los sentimientos malos que se te ocurran— explicaba esos feos
recuerdos haciendo memoria.

—¿Y como te sientes ahora?

—Estoy más que feliz, encantada de estar contigo y verte, fascinada por tú intelecto y tú belleza— sonriendo
ella escondió su cara en mi cuello, y en medio de su movimiento hizo contacto un poco fuerte en las heridas
de mi abdomen haciéndome gemir de dolor.

—¡Perdón, perdón! Lo había olvidado, perdóname— se lanzó a un lado y acto seguido acaricio la zona de
las heridas.

—No te preocupes, ya se me paso, y con eso que haces con tu mano seguro ya no me va a doler más— dije
para calmarla, ella se inclinó para darme un beso en la mejilla.

—¿Que tal tú mano?

—Ya no me duele, el consejo de Ethan de no usarla mucho me ayudo— en cuanto mencioné a Ethan sus
ojos se volvieron blancos, de verdad que no le soportaba para nada.

—Dile que también te de un consejo para tus heridas en el abdomen, seguro se te quita el dolor más
rápido— y quitó su mano de mi abdomen.

-"Te ves hermosa cuando estás celosa.

Caí en cuenta lo mucho que le gustaba. No es que no estuviera segura, pero desde antes de confesarme
que le gustaba ella había actuado celosa con respecto a Ethan y ahora volvía a hacerlo.

—No estoy celosa— trató de defenderse.

—Tu entrecejo fruncido, el hecho de torcer los ojos cuando lo mencioné y tu repentina molestia no es algo
normal, obviamente estas celosa— prácticamente comencé a reírme en su cara remarcando los puntos que
la hacían parecer celosa. Su molestia creció.

—Es que no me gusta la manera en que te mira y que te habla, ni siquiera me cae bien, no me gusta que lo
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menciones.

—Creeme que lo he notado. No debes tomarle importancia, tu eres la única persona que me interesa.

—Le tengo cierta envidia sabes— admite en voz baja—, él puede tomar tu mano en público y que todos le
vean normal— dijo tomando mi mano—. O que pueda alagarte por lo preciosa que te ves cada día— miró
directamente a mis ojos—. Son esas cosas por las que él no me agrada, porque él puede ser libre contigo en
cualquier lugar, en cambio nosotras tenemos que ocultarnos en estas cuatro paredes.

—Que más quisiera yo que besarte afuera, al amanecer cuando salgan los

primeros rayos del sol. Tengo la esperanza de que pronto cambie, la vida está tan llena obstáculos y este no
va a derribarnos, lo juro— en medio de mi inspirador momento su estomago crujió, haciéndome saber que
tenia hambre. Sin contenernos comenzamos a reírnos sobre eso.

—Perdón— es tierna cuando de disculpa.

—Esta de más preguntar si tienes hambre, iré por algo de comer.

Me senté y me coloqué mis botas. Antes de levantarme por completo, llené la cara de Camila de besos
provocando que su risa celestial sonara en toda la habitación. Dejé un pequeño beso en sus labios y me
incorporé al fin para tomar la bandeja con los platos y vasos sucios de esta mañana e irme a buscar algo de
comer.

La gran casa estaba prácticamente vacía, no se escuchaba ningún ruido ni se veía ningún alma. Por lo
menos sé que en la cocina estarán ya Marta e Izolda haciendo de comer por el olor que salía de ese cuarto.
Me adentré a la misma con esperanza, y efectivamente estaban ellas ahí trabajando.

—Buenas...— intente ver por la ventana, el sol estaba a punto de ocultarse— tardes, ¿Tienen idea de dónde
están todos?

—Buenas tardes Lauren, según lo que me ha dicho mi marido al llegar hace rato, iban a ir de casa en casa
informando y repartiendo ganancias, y que luego venían a celebrar, seguro no han de tardar— informó
Marta.

—Gracias por ponerme al tanto. ¿Estará lista la comida ya? No he comido nada desde esta mañana y
vomite prácticamente todo hace un rato.

—¿Se siente bien Lauren?— preguntó Izolda un tanto preocupada.

—De maravilla— Camila se encargó de que así fuera—. Sólo que vomité por algo que vi, no por que
estuviese enferma. Gracias por preocuparse— le hice saber sin darle demasiados detalles. Hubiera sido
gracioso si hubieran insinuado que estaba embarazada.

—Le tengo malas noticias, esto no estará listo hasta un rato muy largo, le sugiero que se lleve algunas frutas
mientras espera— sugirió Marta.

—Deme la bandeja Lauren, allá hay algunas frutas para que se coma usted y le lleve a Karla Camila—
señaló la mesa de la derecha. Al escuchar su nombre mi cara se ilumino con una sonrisa.

No había mucha variedad pero si cantidad, tome las que ya sabia que le gustaban manzana mandarina y
uvas, también tomé algunas bananas y mangos, lo suficiente para ambas mientras esperábamos para
comer.

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—Me llevare éstas, nos veremos en breve cuando lleguen los demás.

Me despedí de ellas y salí de la cocina con intención de ir a la habitación con Camila. Llegué más rápido de
lo usual, abrí la puerta sin tanta dificultad y luego la cerré con el pie. Al escuchar la puerta cerrarse ella se
levantó y me miró, un tanto confundida porque he traído frutas en vez de cualquier cosa que se estuviera
imaginando.

—No, no estas viendo mal, lo que traigo son frutas, la comida aún no esta lista— hizo un pequeño puchero—
. Al menos tendrás algo para aguantar, he traído frutas muy deliciosas— dejé caer todas las frutas en la
cama.

—Las bananas son mías— demandó tomándolas contra su pecho como si fuera

a quitárselas.

—¿No vas a dejarme ni una?— negó con su cabeza—. Bien. Entonces yo no te

comparto de mis mangos.

—No puede importarme menos— eligió una banana uno y la peló, dándole una mordida—. Mmm... tenía
mucho tiempo que no comía uno de estos, están deliciosos.

—Dejame probar— volvió a negar con su cabeza— ¿Ah no?_ tomé su rostro sin avisar y junté nuestros
labios, probando su dulce sabor junto con la banana—. Sabe muy bien, delicioso— expresé al separarme.
Agarré un mango y lo mordí para quitar la concha y comer lo de adentro.

—¿Yo puedo probar eso?— apuntó el mango que tenía en la mano.

—No lo sé, recuerdo haberte escuchado decir que no te podría importar menos mis mangos, están muy
ofendidos realmente— ella intentó ocultar su evidente risa mas no lo logró—. No es cierto, mis mangos te
perdonan, ten, prueba un poco" Le ofrecí. Claramente no podía negarle nada a Camila. Lo probó y se quedó
pensando unos momentos antes de dar su opinión.

—Lauren ¿Podemos compartir?— no pude evitar reír al escuchar la manera que lo había dicho, como una
niña.

mangos.

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—Claro que si, dame ese y toma éste que está completo— intercambiamos los

Pasamos poco tiempo comiendo todas las frutas a excepción de la mandarina,

definitivamente la mandarina no hacía juego con ninguna de las demás frutas. Mis manos estaban pegajosas
por los mangos. Camila había manchado su camisa blanca con algo mango, quedando amarilla.

—Mala idea comer mangos, siento que si pongo las manos en la pared voy a quedarme estampada— dije
entre risas.

—Deberíamos lavar nuestras manos entonces. Yo primero— se levantó corriendo hacia el baño, yo la seguí.

—Podemos lavar nuestras manos al mismo tiempo, no seas egoísta— cerré la puerta del baño tras de mi.

El baño se veía más pequeño de lo usual, y estaba muy oscuro lo que significaba que ya estaba
anocheciendo.

—Deberías cambiar esa camisa, van a comerte las hormigas si te la dejas puesta— sugerí mientras dejaba
caer el agua por mis manos.

—Querrás decir que nos comerán las hormigas, dormimos juntas— buena observación, será mejor actuar
cuanto antes.

—Te traeré otra camisa, ya regreso.

Me sacudí las manos afuera del baño y fui a la cómoda donde guardábamos nuestras prendas de vestir. Si,
definitivamente la marrón le quedaría muy bien. La tomé e hice el camino de retorno al baño donde ella me
esperaba. Apenas abrí la puerta me paralice, por segunda vez en día. Ella se había quitado su camisa y
estaba dándome la espalda, que con la poca luz que había su tono de piel se veía dorada. No encontraba
explicación, pero mi pierna

derecha comenzó a temblar y tuve que sostenerme para no caerme. Ella se giró un poco a su derecha y
pude verla de perfil, baje mi mirada pasándola por su cuello, sus senos y hasta su plano abdomen, luego,
apenada por admirarla así, volví mi mirada a su perfil.

—Camila— aclare mi garganta—. Te he traído la camisa que te dije, ya sabes, la que fui a buscar— las
palabras salían torpemente de mi boca—. Voy a dejarla aquí en el estante, perdona por entrar sin tocar.

Sin esperar su respuesta salí de el baño, sintiéndome muy nerviosa, avergonzada y con mucho calor, seguro
así se sintió ella cuando me vio desnuda aquella vez, bueno ella literalmente no estaba desnuda, sólo estaba
sin camisa, de espaldas y luego me dio un vistazo de su perfil, nada más eso.

Ella salió muy relajada y se lanzó a mi lado en la cama abrazandome, como si no hubiera pasado nada.
Estaba vestida con el color que le elegí, y si, le quedaba muy bien, de maravilla.

—Estamos a mano— manifestó después de un momento.

—¿Con qué?— pregunté sin entender lo que me había dicho.

—Que las dos nos hemos visto sin ropa, bueno tu sin toda la ropa y yo sin la parte de arriba, se puede decir
que estamos a mano con eso— aclaró de lo más tranquila, pasando sus dedos de arriba abajo por mi
abdomen.

—No tenías que hacerlo, fue un accidente la vez que me viste desnuda— me removí sobre mi espalda.

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Cada vez que rozaba sus dedos contra mi abdomen sentía una corriente por todo mi cuerpo y esa presión
en mi estómago, haciéndome sentir algo muy extraño que me gustaba, me gustaba mucho, tanto que me
límite a cerrar mis ojos para disfrutarlo.

Al pasar el tiempo así mi cuerpo se sentía más que relajado. Me dejé llevar por sus roces, que pronto se
convirtieron en besos, muchos besos que me llevaban a otro nivel, provocando que levantara un poco mis
caderas con cada beso. Hasta que de mi boca salió un gemido, de esos que haces cuando te duele algo, así
pude identificarlo, son muy parecidos a los sonidos extraños que oí salir de ella. Pero esta vez no me dolía
nada, todo lo contrario, me encantaba lo que ella estaba haciendo y provocando con sus besos, no quería
que parara.

Cuando sus besos bajaron un poco más, comencé a sentir como mi si mi corazón hubiera bajado a mi
feminidad, estaba palpitando mucho y muy rápido.

*Para, por favor.

Mi respiración estaba acelerada y mi corazón latía fuertemente, abajo aún se sentía lo mismo y estoy
pensando seriamente que tengo dos corazones.

—¿Hice algo malo?— preguntó con una expresión triste y preocupada.

—Claro que no pequeña— me acerque a besar su frente—. Es que tengo que bajar a buscar fuego, en
cualquier momento nos quedamos completamente a oscuras, además ya debe estar la comida, será mejor
que vaya antes de que sea muy tarde— deposité un beso tembloroso en sus labios y me levante. En parte
era verdad, en otra parte mentira.

Antes de salir eche un vistazo hacia ella, sonreía viendo hacia el techo, lo que inconscientemente me hizo
sonreír a mi también.

Mientras caminaba lentamente por el oscuro pasillo no podía parar de

preguntarme que era todo lo que me estaba haciendo sentir Camila, que sin duda me gustaba, y mucho.

23

De regreso a la habitación encendía las velas que estaban en los candelabros del pasillo con la vela que yo
traía en mano para tener una mejor vista de todo. Incluso llegue a quemarme con la cera de la vela algunas
veces. Abrí la puerta sin tocar, Camila estaba acostada boca abajo, pensé que dormia y decidí no molestarla
ni hacer ruido, en cambio me dediqué a iluminar la habitación. Sople la vela ya desgastada y con cuidado me
metí a la cama para velar su sueño, también a esperar que trajeran la comida, ya que había pedido que por
favor la subiesen.

Me acosté de lado para poder mirarla mientras dormía, lo que era una de mis cosas favoritas aunque sonara
de lo más aburrido. Me di cuenta de que no dormía al pasar el tiempo, aparte de que su respiración era algo
agitada, la veía que intentaba abrir sus ojos un poco, supongo que para espiarme, así que decidí jugarle una
pequeña broma. Moviéndome muy lento y siendo cuidadosa, me levanté de la cama, la recorrí quedando al
lado opuesto de ésta y esperé a que ella se diera cuenta de que no estaba. Al instante ella abrió su ojo
izquierdo levemente, para seguir con su espionaje, pero lo abrió completamente cuando no me vio a su lado.

—¿Qué buscas? ¿Se te perdió algo?— dije prácticamente a sus espaldas, ella se incorporó tan rápido como
un rayo.

—¡Lauren! Me has asustado— puso su mano en su pecho.

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—Te vi, estabas espiandome— la acuse.

—Culpable— levantó ambas manos asintiendo, la atrapé.

—A ver señorita Cabello, siendo así, me temo que tendré que darle un castigo que cubra lo que ha hecho—
sonreía, no tiene idea de como la castigaré.

—Espero y no sea muy severo— me acercaba más y más a ella.

—Tu castigo será muchos, muchos besos— enfatice cada una de mis palabras

—¡No por favor! No podría soportarlo— actuó con drama.

Lo que hizo que ambas rieramos antes de poner mi boca en la suya y darle muchos besos rápidos, a lo que
ella rió mucho más fuerte. Puse mis labios abiertos con los de ella y lentamente la callé, ya no se
escuchaban nuestras risas en la habitación, sólo se escuchaba el contacto exquisito que hacían nuestros
labios al estar unidos.

Dos toques en la puerta nos hicieron separarnos muy rápido, casi de una manera brusca. Mi corazón latía
muy rápido, pero intente calmarlo cuando recordé que lo más seguro es que fuera Marta o Izolda con la
comida.

—Guarda la calma preciosa— Camila que se veía asustada—. No va a pasar nada— di un corto beso en
sus labios, y acaricié por debajo de su mentón.

Al abrir la puerta pude escuchar un poco de alboroto proveniente de abajo.

Efectivamente era Marta con la comida, me puse a un lado para dejarle pasar con la bandeja que traía los
platos humeantes. Colocó la bandeja en la pequeña mesa y se giró a verme.

—Han llegado muchos a celebrar, el Capitán me ha mandado el recado de que le gustaría tener su
agradable compañía en esta celebración— nos señaló a ambas.

—Muchas gracias, hágale saber que en menos de lo esperado estaremos para celebrar nuestro triunfo— le
dediqué una sonrisa mientras la acompañaba a la puerta— Le

agradezco mucho por traernos de comer al cuarto.

—No se preocupe. La veré abajo— asentí en respuesta y cerré la puerta a sus

espaldas.

Ni tiempo me había dado para caminar cuando Camila ya estaba al lado de la

bandeja humeante, ansiosa por comer como siempre. Me encaminé hacia la mesa junto a ella, su emoción
por comer era admirable. Valora las pequeñas cosas, eso es de las cualidades que me gustan sobre ella.

—Al parece alguien tiene hambre ¿Qué han traído?— paso mi brazo por su hombro.

—Creo que son granos, no sé cual exactamente, y han traído pan recién horneado, prueba— me ofreció un
poco de la hogaza de pan, no me dio tiempo de negarme cuando ya el y pan estaba en mi boca. En efecto
estaba tibio y acabado de hacer—. Y es vino lo que nos han traído— posicionó la copa entre sus labios,
dando un gran trago.
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Insideofmysoul
—Cuidado con el vino, no quiero saber como eres cuando estas ebria por los

momentos.

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Insideofmysoul
—Es solo un poco, no exageres.

Me puso mala cara, es hermosa en con todas sus expresiones. Acercó una silla

hacia donde estaba la mesa con la comida, se acomodó a su gusto y con mucha decisión se llevo una
cucharada humeante a la boca.

—Camila creo que deberías...

Demasiado tarde. La cuchara estaba en el suelo junto a lo que tenía, Camila caminaba en círculos tratando
de calmar el ardor de su lengua con sus manos echándose aire con las mismas. Sentía pena por ella, pero
también me provocó cierta gracia y se me escapó una carcajada, la cual ahogué apenas me miró muy seria
sin dejar de echar aire con sus manos a su lengua.

todavía.

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Insideofmysoul
—No le veo ninguna gracia— oírla hablar con la lengua afuera es más gracioso

—A mi me parece todo lo contrario, lo más gracioso que vi en mucho tiempo— no

contuve la risa; juro que sus cejas podrían unirse si las seguía frunciendo de esa manera—. Ya, no te
enojes, déjame ver tu lengua.

Se acercó sacando su lengua de una manera muy adorable. Su lengua estaba muy roja por la quemadura,
me preocupaba que le salieran algunas ronchas por la alta temperatura que había experimentado. Sople en
esa zona roja, se ve muy doloroso.

—¿Te duele mucho?— asintió aún con la lengua afuera— ¿Y si chupas tú lengua te dolerá?— hizo la
prueba, una expresión de dolor se reflejo en su rostro—. Seguro que Marta e Izolda sabrán de algo para
evitar que se te ponga peor. Mmm... ¿Qué tal si yo lo hago por ti?— mi pequeña levantó los hombros y
movió su cabeza de arriba a abajo— Saca tú lengua.

Como no hay nada que perder lo hice. Agarré su cintura apegandola a mi, y entre mis labios tomé su lengua.
Al contacto ella soltó ese sonido extraño que ahora le llamaba gemido, supongo que por el alivio. Se sentía
un poco raro tener su lengua en mi boca, pero no era para nada desagradable. Con la punta de su lengua
ella hacía cosquillas en mi paladar lo que provocó retorcerme de lo rico que se sentía y que mis piernas
amenazaran con perder su

estabilidad. Comenzó a hacer círculos con su lengua en mi boca, de no ser por ella que no me deja soltar
ningún sonido se me hubiera escapa un gemido. Tuvo el control de todo cuando se apoderó de mi rostro y
sus labios se empezaron a mover con exquisitez sobre los míos; suspire, mis brazos la abrazaron hacia
arriba su cintura, elevándola; esta vez yo tomé las riendas y ataqué con rapidez, besando cortamente sus
labios. Me separé de ella por falta de aire, mi cara ardía y lo más seguro era que estaba sonrojada. Ella
también lo estaba y no me sentí avergonzada de estarlo entonces, no era la única.

—¿Mejor?— pregunté a mi pequeña al frente de mi, tenía aún sus ojos cerrados.

—Mucho mejor— abrió sus ojos. Prácticamente corrió a tomar la cucharilla del suelo, la sopló y se sentó a
comer.

—Sopla la comida esta vez, tú lengua no soportaría otra de esas quemaduras— le recordé acomodando una
silla a su lado.

—Si lo olvido tú podrías arreglarlo de nuevo— sacó su lengua de una manera muy tierna. Parecía un lindo
gatito.

—Haría lo que fuera por ti una y mil veces preciosa Camila.

Bajó del todo su cabeza hacia su plato. Tomó un poco de los granos de plato con la cucharilla y empezó a
soplar. Ya ha pasado esto antes. Creo que se apena cada vez que le hago un cumplido, porque no tiene
sentido que le moleste, al menos a mi no me molestaría.

— ¿Puedo preguntarte algo?— asintió con su cabeza debido a que tenia la boca llena— ¿Te incómoda que
te haga algún cumplido?

Casi se ahoga y me precipite a darle palmaditas en la espalda. Abrió las piernas inclinándose hacia abajo y
adelante, tosía mucho y estaba súper colorada. Acaricié su espalda y su cabello, su tos no cesaba y se
arqueaba, se ha ahogado de verdad.
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—Tranquila, respira profundo.

Seguí dándole palmaditas en la espalda por un buen rato. Paró de toser y se sentó derecha de nuevo,
limpiando alrededor de sus ojos. Después de calmarse regresó a su comida como si nada, sin decirme si
estaba bien del todo o darme una respuesta.

—Camila, no sé si has escuchado mi pregunta— dudosa y confundida era como me encontraba ante la
situación.

—Desde luego lo he hecho— sus respuestas casuales no demuestran más que desinterés para mí.

—¿Y...?

—Te responderé luego, estoy algo ocupada aquí— señaló su plato con su cubierto y siguió comiendo, como
si nada hubiera pasado.

Es obvio que tampoco se sentía cómoda con la pregunta, Camila siempre ha sido sincera conmigo sobre
todo y la conozco, si quisiera responder a mi pregunta lo hubiera hecho hasta con la boca llena. Le haré la
misma pregunta luego, porque no le haré o diré cosas que no le hagan sentir cómoda. Entonces me dedique
a comer yo también, esta comida ha sido la más silenciosa que he tenido con ella, pero el silencio no la hace
incómoda, la hace incómoda su forma de ignorarme.

Tomó el ultimo sorbo de vino y se levantó de su silla, la seguí con la mirada hasta

el baño, un momento después salió y se echó a la cama, sin acompañarme en la mesa como suele hacerlo.
Bien, si así es como lo quiere por mi está más que bien, perfecto. Terminé mi comida sin muchas ganas en
realidad, fui al baño y lavé mis manos. Lavarme la cara para que el agua fría aclarará mi mente y me relajara
un poco fue una gran idea, debía ser tolerante, sobre todo con ella. Me sequé con una de las toallas que
yacían en el estante y salí a la habitación como tal.

Camila estaba mirando al techo pensativa, es una de las pocas veces que la veo en esta situación, y no digo
que Camila no sea una persona capaz de pensar sobre algo, pero la mayoría de las veces siempre estaba
sonriente, risueña y mirando a algún punto en específico, esta vez estaba seria y miraba a la nada.

—¿Te ocurre algo?— ocupé un lugar en nuestra cama, algo alejada para que no se sienta ahogada; así su
comportamiento no sea el adecuado preocuparme por ella se me da de manera natural. Al parecer salió de
su trance, se estremeció al oírme y luego se giró a mirarme.

—No me siento incómoda cuando me haces algún cumplido, es que simplemente no creo que la manera en
la que me describes hables de mi. Porque mírame, soy una mujer de 19 años sin ningún propósito en la
vida. No me encuentro hermosa o maravillosa ni considero hacer algo bien en esta vida, a veces siento
como que soy una carga para ti, porque, vamos mírate, eres trabajadora, con buenos valores, por lo más
lejos la persona mas hermosa que he visto en mi vida. Tu cumples todas las descripciones para ser una de
esas diosas del olimpo, una criatura mística, eres lo más perfecto que he visto en mi miserable vida y el
hecho de que me haya cruzado contigo me parece un bonito sueño del cual no me he despertado.

Mi boca se sentía seca, jamás sospeché que Camila se sintiera y pensara de esa manera de ella misma,
siempre estaba sonriente y pensé que estaba haciéndola feliz. Que equivocada estaba.

—Mi respuesta es no, no me incómoda que me digas algún cumplido— concluyó con sus ojos cerrados.

—No estoy de acuerdo contigo— abrió sus ojos de golpe y volvió a mirarme con su intenso marrón—. Las
palabras no me alcanzan para describirte, eres un ser tan extraordinario y perfecto Camila, es una pena que
no lo sepas. No eres ninguna carga para mi, todo lo contrario, eres el Sol de mis mañanas, la que me
impulsa a seguir viviendo, no tienes que hablar de ti de esa manera cuando haces más de lo que crees, no

127

Insideofmysoul
te menosprecies, no te lo permito, una persona tan especial, inteligente y maravillosa como tú no debe
sentirse menos que nadie, eres valiosa, no hay una comparación que esté a tu altura, tu para mi eres
perfecta. Y si así lo consideras, este es un bonito sueño del que me encanta ser parte— bajé mi mirada para
buscar sus manos y tomarlas—. Dejame ser tu Luna, la que vela por ti todas las noches, y tu sé mi Sol, la
que ilumina todas mis mañanas.

Deshizo el agarre de nuestras manos y me abrazó, lloraba y temblaba en mis hombros. Acaricié su cabello y
su espalda para transmitirle tranquilidad. Puede ser abrumador para ella que toda la verdad haya chocado
con ella, debía decirlo, porque ni en un millón de años ella debe sentir que no valía, yo la admiro, la aprecio,
es lo más importante que tengo en mi vida. Lloró un rato más, en silencio, antes de calmarse del todo.

—He encontrado mi propósito en esta vida— comenzó a susurrar en mi oído—,

mi propósito es hacerte la persona más feliz en el mundo, mi hermosa Luna.

—No habrá obstáculos suficientes que te impidan hacerlo mi pequeño Sol— respondí sonriendo en su
cabello.

Para los que no creían que el Sol y la Luna pueden estar en el mismo lugar al mismo tiempo, el más vivo
ejemplo estaba en estas cuatro paredes, y lo más increíble era que eran dos mujeres las que habían hecho
esta unión tan perfecta.

23.5

—Selene— susurró en mi cuello—. Mi diosa de la Luna.

—¿Tú que diosa eres?— murmuré en su cabello.

—Ninguna. Soy una simple mortal con la suerte de tener a mi lado a una diosa.

—Soy una diosa que ha tenido suerte de cruzarse con una hermosa mortal— acaricié de sus hombros a su
espalda lentamente. Ella respiraba suave en mi cuello y de vez en cuando dejaba pequeños besos en el.

—¿Cómo sabes tanto de esto?— puse mucho interés. No es que Camila no tenia derecho a saber estas
cosas griegas y antiguas. Yo tampoco sé nada o poco del tema, me gustaría que ella me enseñara.

—Soy muy buena escuchando, en Cuba y México, aparte de que me apagarán los habanos en el cuerpo no
todo era tan malo después de todo. La hija de mis patrones, Allyson, es una mujer bastante libre y curiosa,
ella era muy buena conmigo, decía que era la única que realmente tomaba con interés todas sus locuras—
hizo una pausa, inhalando en mi cuello—. Un día dijo que se iba en busca de información de griegos y poco
tiempo después regreso muy contenta y me habló de los dioses.

—Allyson se escucha como una buena persona.

—Y lo es, hasta intentó enseñarme a leer y escribir una vez, pero mi madre nos descubrió, me dijo que no
necesitaba aprender, puesto que su abuela había sido esclava tanto como su madre y como ella, y que mi
destino sería el mismo.

—Escribiste tú nombre en un trozo de papel aquella vez— recordé.

—Son pocas cosas que pude aprender, de hecho, nunca aprendí a escribir mi segundo apellido.

—¿Cual es?

128

Insideofmysoul
—Estrabao.

—Es muy bonito, sé como escribirlo, voy a enseñarte. Y disculpa bonita, pero tu madre no tiene la más
mínima idea de todo el potencial que tienes, eres brillante, es una lástima que ella nunca lo supo.

—No tiene la culpa, qué podría yo aspirar a ser cuando la historia familiar se ha repetido una y otra vez—
depositó un beso en mi barbilla y volvió a meter su cara en mi cuello—. El día que me ofrecieron a cambio
de saldar esa deuda Allyson no estaba en casa, el mismo día que te conocí.

—Apuesto lo que sea a que Allyson no hubiera dejado que te llevarán, me cae muy bien esa mujer— escapó
de ella una pequeña risa, sentí un cosquilleo en todo mi cuerpo y reí junto a ella.

—Realmente, yo la veía como parte de mi familia, y estoy segura de que nunca me hubiese permitido subir—
se enderezó, su laguna marrón choco con mi verde esmeralda—. Hubiese sido una lástima que ella hubiese
impedido que subiera al barco.

—¿Por qué lo dices? Ahora estarías con tus padres, y Allyson trataría de enseñarte a leer y escribir a
escondidas de tu madre, te contaría sobre todas sus investigaciones— expuse buenas razones con mis
dedos.

—Ese día perdí a mis padres, la oportunidad de aprender a leer y a escribir y de ampliar mis conocimientos,
pero te encontré a ti, ambas nos encontramos, y no cambiaría nada de lo que haya pasado hasta ahora— mi
rostro ardía y una inevitable sonrisa se formo en mis labios.

—Viéndolo de esa manera llevas mucha razón. No cambiaría nada de lo que haya pasado, si no te hubiera
conocido en este punto de mi vida me sentiría incompleta al no tenerte a mi lado.

—Es como si te conociera de toda la vida, nunca podría olvidarte aunque nunca te hubiera conocido,
estarías en mis más hermosos sueños.

Entrelacé mi mano derecha con la suya mientras sonreía. Depositó un tierno beso sonriente en mis labios y
volvió a recostarse en mi pecho, escondiendo su cara en mi cuello.

Me encanta como se siente mi piel en contacto con la suya, me encanta su manera de ver las cosas, me
encanta como me hace sentir, el como me habla, me encantan las lineas que se forman alrededor de su
boca cada vez que sonríe, hasta me encanta la manera en la que sus hombros se elevan cada vez que
respira.

Sin duda alguna, me encanta Karla Camila Cabello Estrabao.

24

Cerré la puerta tras de mi. Tenía que bajar a la celebración después de todo, y si seguía con Camila y sus
provocativos labios jamás iba a poder salir. La bulla se intensificaba a la medida que iba avanzado, podía
escuchar una melodía muy alegre y risas proveniente de la primera planta.

Con mi aparición todos giraron a verme, muchas caras nuevas y otras desgraciadamente conocidas. Desde
la altura en donde me encontraba en las escaleras pude ver a Ethan, riendo sobre algo con otros hombres y
con una copa en mano, sin dudar camine entre todos para llegar hacia él. Por el camino muchos parecían
borrachos hasta la médula casi arrastrándose en el suelo como los sucios gusanos que son.

—¿Se encuentra usted mejor? — Alexandre interrumpió lo caminata. Me parecen considerado de su parte
129

Insideofmysoul
que me haya hecho tal pregunta.

—Si, lo estoy ¿Usted?— recordé que el pasó por lo mismo esta mañana.

—Como nuevo— su amabilidad era poco confiable para mí, mas decidí llevar la fiesta en paz y sonreirle.

—Me alegro— eché la mirada hacia adelante para asegurarme que Ethan estuviese ahí —. Tal vez nos
crucemos en algún momento esta noche, disfrute la velada—

—Igualmente— asintió y di por finalizadas nuestra conversación.

Era molesto el olor a ron en el aire, los gritos sin sentido de los tripulante.

Desconozco la razón del porqué con tantas propiedades disponibles han decidido celebrar aquí.

—Buenas noches— me anuncié al llegar al lado de Ethan.

—Lauren que sorpresa, llegué a pensar que no tendríamos la dicha de contar con tu maravillosa presencia—
como de costumbre depositó un beso en mi mano—. Se ve mucho mejor que esta mañana— hizo referencia
a las heridas en mis manos.

—Si, es una suerte, pensé que iban a amputarla por tres rasguños.

-"No empieces a jugar sobre eso. Dime querida, ¿Cómo estas? Me dejaste muy preocupado hace un rato,
pero no tuve tiempo de ir a tu encuentro ¿Te encuentras buena de salud?

—He tenido mejores días, pero estoy estable, Camila me ayudó mucho— al recordarla sonreí grande, él me
miro un poco extrañado, si mi memoria no falla nunca he sonreído así frente a él —. Ella está arriba, está en
su periodo.

—Es una pena que no pueda acompañarnos. Aunque te tendré sólo para mi después de un tiempo— me
brindó una sonrisa de complicidad.

No me perturbaba ese tipo de comentarios provenientes de él a decir verdad, Ethan era mi amigo y siempre
me había respetado, pero si Camila estuviera aquí y hubiera escuchado eso ahora tendríamos una situación
bastante interesante.

—Siempre estoy contigo, casi todo el tiempo— repliqué.

—Siempre lo estás cuando salimos a nuestras misiones, sin embargo el resto del tiempo no te veo, ocupas
todo tu tiempo estas en tu habitación.

—Sabes muy bien que el convivir con estos hombres no es mi cosa favorita en el mundo— le recordé, que
no era necesario pero sentía que debía darle al menos una buena razón.

—Extraño los viejos tiempos mi pequeña niña— me pareció ver un destello de lágrimas en sus ojos.

Me dio mucha tristeza, era cierto lo que decía, antes siempre estaba con él todo el tiempo y ahora sólo le
veía cuando íbamos a hacer nuestras labores. Me puse detrás de él y lo abrace por la espalda recostando
mi cabeza en ella, él llevo sus manos a las mías y las acarició con ternura.

A pesar de tener a Camila extrañaba su compañía, y sé que él también me extraña, es un alma solitaria que
no acostumbra a abrirse con muchos. No me hace feliz saber que le he dado la espalda, sin intención,
cuando él me ha tendido sin condiciones sus brazos.

130

Insideofmysoul
Me separé ligeramente cuando oí que alguien aclaró la garganta, no de una manera molesta, sino con algo
de "permiso por interrumpir".

—Buenas noches jóvenes— el señor Nau sonreía tontamente— Jauregui, que bueno que te hayas unido a
nosotros en esta velada.

—Le aseguré que estaría aquí para celebrar nuestra victoria— forcé una sonrisa al decir lo último. No sé
debería estar celebrando la desgracia y la tragedia ajena.

—Sin embargo no veo a Karla por ningún lado, ¿Ha bajado ella? — aquí tenemos de nuevo ese interés que
no me agrada para nada.

—Desgraciadamente no, parece que la mezcla de lo que comió y bebió el día de ayer le ha caído mal, no ha
dejado de vomitar desde que llegué— pensé hace un rato en que excusa dar y esta me parecía perfecta y
adecuada.

— Al parecer a usted tampoco le hizo bien, la vi vomitar esta mañana Por lo visto es un hueso duro de roer
Jauregui— me felicitaba no sé por qué con exactitud— ¿Se pondrá ella mejor?— su atención caía en
Camila, de nuevo.

—Eventualmente.

—Debería castigar a las cocineras por tal desastre— él no habla en vano, cuando se propone lo hace, eso
no tengo duda.

—Por supuesto que no— apresuré a decir— qué culpa pueden tener ellas de que en este inmundo lugar no
sepan como cuidar a su ganado.

—Lo pensaré.

—No actúe por impulso, mire que no tenemos personal que se ocupe de ello.

—¿Gustas beber algo?— ofreció, cambiando el tema. Es listo, pero esas técnicas bajas no funcionan
conmigo.

De un momento a otro la música se paró y se oyó un gran grito de mujer. Mi miraba iba hacia todos lados,
Marta e Izolda estaban aquí. No, no, no, otra vez no. Solté mi agarre del cuerpo de Ethan, comencé a
caminar rápido en dirección a las escaleras. Se oyó otro grito, que al instante lo ahogaron, no faltaba más
para que mis piernas reaccionaran y empezara a correr entre la multitud, siguiendo la dirección de esos
gritos, que por desgracia procedían de la segunda planta. Por favor que no sea ella, por favor que no sea
Camila.

~●~

Lauren me prometió regresar pronto, que sólo saludaría y luego se excusaría con cualquier tontería para
regresar aquí conmigo. Cerré mis ojos mas no planeaba dormir, planeaba

soñar despierta, soñar con ella, con nosotras.

La puerta se abre y no me molesto en abrir mis ojos, regresó bastante rápido, como si de un parpadeo
habláramos. Escucho que se cierra la puerta y trabajo en hacerme la dormida para luego sorprenderla, se
me ha convertido en una costumbre divertida. Podía sentir que se acercaba por el ruido que hacían sus
botas al chocar contra el suelo, me parecía extraño que estuviera haciendo en pocas palabras tanto ruido
mientras yo dormía, ella siempre era cuidadosa.

131

Insideofmysoul
Un olor fuerte a alcohol impregnó mi nariz, algo estaba mal, Lauren no era amante de la bebida en absoluto,
y un trago derramado en la ropa no tenía un olor tan fuerte. Abrí los ojos, llevándome una gran sorpresa, no
era mi Lauren.

Era un sujeto borracho que me veía de arriba a abajo. Rápido me senté en la cama lista para pararme y
correr, a donde fuese sin importar esa deformidad e mis pantalones, pero él fue más rápido que yo y cuando
iba a levantarme ya me había tomado de los brazos, haciéndome regresar a la cama.

—Hola cielito— susurró cerca de mi, obligándome a oler su asqueroso aliento a alcohol. Sus manos rústicas
y toscas recorrían la tela de mi camisa, mi repulsión creció hasta el punto de querer vomitar.

Comencé a forcejear con él porque no lo permitiría, no abusaría de mi. Por desgracia era mucho más fuerte
que yo. Acercó su cara a la mía buscando besarme, me retorcía tanto como un pez fuera del agua para
evitarlo. De pronto sentí su pesada mano golpear mi rostro, dolía como el infierno, me puso débil y un poco
mareada tal impacto. Se estaba quitando los pantalones. Solté un grito, el más fuerte que pude soltar y el
volvió a golpear mi rostro con mucha más fuerza que la vez anterior.

—¡Callate, sucia ramera!— se abalanzó sobre mi sin compasión.

Solté otro grito que con su asquerosa mano calló. Forcejeo una vez más con él, estaba completamente en
desventaja, pero seguiría luchando. Con una mano había logrado tomar mis dos brazos y ponerlos a los
lados, me movía a los lados, sobretodo movía mis piernas. Apoyó sus rodillas en mis brazos, aplastándolos
en inmovilizándome por completo, mantenía su asquerosa mano en mi boca ahogando mis gritos de dolor.
Intenté golpearlo con mis rodillas pero él parecía de piedra puesto a que no se movía. Con su mano libre
estaba arrancando mi camisa, y de seguro próximamente mis pantalones.

Estoy perdida.

25

Prácticamente tumbe la puerta para entrar. Al estar adentro pude ver a un hombre encima de Camila, ella
estaba pataleando, tratando de gritar, mas ese sujeto asqueroso no la dejaba. Sin importarme nada ejercí
una fuerza extraordinaria sobre ese hombre que no sabia que tenía y lo derribe al suelo. Miré a mi preciosa
Camila que estaba llena de lágrimas y muy asustada, se tocaba los brazos muchas veces como si tuviera
frío, su camisa estaba algo rota.

No me llevé una gran sorpresa cuando vi de quien se trataba, aquel hombre era Francisco Alejos. Al
reconocerlo por completo mi furia creció aún más y me abalancé a golpearlo muchas veces en su rostro,
nadie toca a mi Camila, nadie le hace daño y sale ileso. Adiós a mis manos sanas.

Ethan llegó corriendo junto con muchos otros hombres tras él, seguro a chismosear. Yo me dedicaba a
darle, con toda la fuerza que tenía y con toda la rabia acumulada que sentía hacia esa abominación que no
puede llamarse humano siquiera.

—¿¡Lauren que haces!?— Ethan me agarraba de los brazos para que dejara de

golpearlo.

—ÉL ESTABA INTENTANDO ABUSAR DE ELLA— grité a todo pulmón— TÚ

TAMBIÉN ESCUCHASTE LOS GRITOS, NO IBA A DEJAR QUE LA TOCARA, ES MÍA, NO

TIENE DERECHO— esa declaración no me dejaba bien parada frente a mi misma ni frente a mi cubana, por
más rabia que sintiera no podía permitirme soltar todo no que ella significa para mi.

132

Insideofmysoul
—Lo sé, pero no puedes ensuciar tus preciosas manos— tomó mis manos y comenzó a acariciarlas,
estaban totalmente rotas llenas de sangre, mía y de él.

—Poco me importan mis manos en este momento, tengo que darle su merecido,

tengo...

—¿Qué pasa aquí?— fui interrumpida por el señor Nau, al que todos le abrían

paso al caminar.

—He encontrado a este animal tratando de abusar de Karla— señalé a la asquerosa bestia que yacía
inconsciente en el suelo—. Tenemos reglas Jean David, los hombres no pueden tocar a las mujeres de la
tripulación, para eso tienen cientos de prostitutas afuera— no me controle a reclamarle, esa fue la primera
vez que lo llamé por su nombre.

—Cuando dije que no pueden tocar a las mujeres me refería a ti— sus comentarios provocaban que mi
sangre hirviera, no estaba para él en estos momentos, quería destrozar a ese infeliz que se atrevió a ponerle
un dedo encima a mi Camila.

—Karla es de mi propiedad— me referí a ella como si de un mueble se tratase—

.Yo soy la única que tiene derecho a hacer algo respecto a ella, los demás no tienen derecho alguno, si
quieren tirarse una esclava que se consigan una— finalice furiosa.

—¿Cómo sé que ella no lo ha provocado?— levanté mis cejas, mis ojos iban a salirse de su órbita ¿Cómo
se atreve a referirse de esa manera a mi Camila?

—Ella está enferma, mire usted con sus propios ojos que ha vomitado justo ahí— señalé hacia los granos en
el suelo con los que Camila se había quemado la boca, por suerte no había limpiado aún, dándole
credibilidad a mi coartada—. Le prohíbo que ponga en duda mi palabra, yo nunca he puesto en duda la
suya— levanté el brazo en su dirección, lo señalaba con

mi dedo en advertencia.

—Se ve tal como un costal de papas— comenzó a reírse, cambia de tema como le es habitual— ¿Has sido
tu Jauregui?

—Mis opciones eran limitadas, desde que estoy abordo he querido hacerlo— confieso—. Aparte nos ha
arruinado nuestra celebración, semejante acto en una fiesta, si quería pasar un buen rato podría haberlo
hecho en otro lugar y con otra mujer— aquí estaba la Lauren sisañera.

—Es una pena, era de mis mejores hombres— apuntó con los dedos a cuatro hombres que estaban en la
puerta para que entrarán— Recojanlo. Mañana será ejecutado, puedes ir a ver su ejecución para que estés
segura y veas que cumplo mi palabra.

—No hace falta, como ya le dije, confío en usted y en su palabra— Mentira, en ese hombre era en el que
menos confiaba en esta tripulación—. Mucho cuidado con el que se atreva a meterse con lo que es mío, no
se tomen tales atribuciones inmundos inservibles, deben ganarsela si quieren disfrutarla, de lo contrario su
destino será trágico y doloroso, personalmente me encargaré de que así sea— hablé con la autoridad que
tengo, con rudeza, nadie en esta tripulación debe subestimarme. Estoy dispuesta a lo que sea por ella,
incluso ir en contra de mi doctrina y mis principios—¿Queda claro?

133

Insideofmysoul
—¡Si señora!— respondieron en voz alta las personas que allí se encontraban.

Sabía que el rumor se esparceria.

—De acuerdo— todo estaba en silencio—. Me retiro con él, si cambia de opinión, mañana a primera hora
será su ejecución, en el granero frente a los otros prisioneros, para que tengan idea de que El Olones no
perdona— salió de la habitación con los cuatro hombres siguiéndole sin cerrar la puerta.

—¿Puedes ir mañana a ver dicha ejecución? Realmente no sé si lo ejecuten— susurré a Ethan, quien era el
único que se había por mi propia petición.

—No dudes que lo hará, al Capitán le apasionan estas cosas, debiste notar el brillo de sus ojos cuando
fuiste violenta y autoritaria. Sólo le importa él mismo y las cosas para su beneficio, estará encantando de ver
sufrir y luego morir hasta a su propia madre— susurró él de vuelta—. Tenemos otro problema aquí, mira tus
manos, están echas un desastre.

—Por favor, mis manos no importan tanto, ya sanaran. Además él quedo mucho peor, pude llegar a
tiempo— busqué a Camila con los ojos. Aún estaba sentada sobando sus brazos, que ahora que los detallo
mejor están morados y no creo que sea precisamente del frío.

—Las dejaré a solas, estaré rondando por aquí a cada rato, cuidense por favor— dejó un beso en mi cabello.
Caminó hacia la puerta para marcharse, cerrándola tras él.

Camila se lanzó, sobre mi o yo me lancé sobre ella cuando estuve lo suficientemente cerca de nuestra
cama, no pude saber quién dio el primer paso. Me abrazaba y lloraba al mismo tiempo, murmuraba cosas
que no podía entender, no me importaba no entenderla por los momentos, la tengo, la tengo y ahora más
que nunca la cuidaré hasta con mi vida. Lágrimas aparecieron al momento de tenerla en mis brazos, está
bien y está a salvo.

—Por Dios, déjame verte ¿Qué te hizo esa alimaña? ¿Abusó de ti? Dímelo mi Sol, porque si lo hizo te juro
que no llegará a ver el amanecer.

—No llegó a abusar de mi de esa manera— su voz temblaba; un poco de calma llegó a mi, no me
perdonaría por eso, su cuerpo debe ser respetado—. Me dio dos bofetadas cuando intenté gritar, y puso sus
rodillas en mis brazos, no podía moverme y estaba muy asustada, estoy tan asustada, ni siquiera siento
mucho mis brazos Lauren.

—¡Desgraciado, ya pagará!— aclame como un hecho, si no lo hacían ellos lo haría yo—. Ya no tienes que
estar asustada nunca más, ya estoy aquí y no voy a dejarte, te mantendré segura— mis brazos eran su zona
segura, no tengo la certeza de saber cuanto tiempo pasó llorando antes de serenarse, no me importaba
tampoco, mi prioridad era su bienestar—.

Camila, déjame ver tus brazos por favor.

Estiró ambos brazos hacia adelante, el dolor era evidente en sus expresiones.

Grandes marcas moradas se formaron en ellos, con la tenue luz lograba ver sus venas, era alarmante su
situación. Sin reprimirme comencé a llorar de nuevo, mezclando besos y lágrimas en sus brazos, no sabía
que hacer, nada de lo que pueda pensar cambiaría lo que le ocurrió.

—Perdóname Camila, mira lo que he dejado que pasara.

—No es realmente tu culpa mi Luna, cómo ibas a saber que esto pasaría— subió mi mentón con sus dedos
e hizo que la viera a los ojos. Me alegraba ver su cara incluso totalmente hinchada, ahora libre de lágrimas, y
con su naricita roja.

134

Insideofmysoul
—Pero es que te dije que te cuidaría y mira lo que ha pasado, no merezco que me mires, ni siquiera estar a
tu lado, soy una vergüenza.

—No digas eso, soy tan afortunada de estar a tu lado— limpia mis lágrimas con esa suavidad que la
caracteriza.

—No voy a dejarte ni un segundo sola, irás conmigo a todos lados si es necesario, no voy a dejar que te
hagan daño— besé sus labios repetidas veces—. Que me quiten la vida si rompo mi promesa.

—No declares tales cosas— un regaño de su parte no pudo faltar —. Sigueme, quiero mostrarte algo, cerrar
esta página— la seguía a pasos lentos en dirección a nuestro balcón, la seguiría a donde ella fuese.

Afuera hacía mucho frío, se escuchaba el cantar de los grillos y se veía sobrevolar los zamuros. Camila se
detuvo en medio del balcón a admirar del cielo, mientras yo la admiraba a ella, ella es mucho más hermosa
que cualquier cosa que puedes ver en el mundo. Lo haría, la admiraría mientras tuviera la oportunidad, la
miraría incluso si la guerra está a punto de arrebatarme la vida.

—Siempre estás aquí, mira arriba— señaló con su mano—. Eres mi Luna, nunca desapareces aunque sea
de día, siempre estas ahí, cuidandome. Y yo lo sé, sé que estás ahí, sin condiciones, no necesito que
reafirmes tus promesas porque sé que harás lo imposible para cumplirlas.

—Hoy casi te descuido y te daño mi Sol, no digas que siempre estoy cuidándote cuando no es cierto— me
apoyé en el muro, dándole la cara.

—Por un momento pensé estar perdida, pero apareciste de nuevo, para cuidarme de todo, como siempre—
cerró el casi inexistente espacio que quedaba entre nosotras en un abrazo. Enredó sus brazos en mi cuello,
hundiendo su cara en el, yo arrope toda su espalda,

aspirando el olor de su cabello.

—Lamento tanto haber llegado tan tarde, te maltrató mucho mi pequeña.

—No te castigues más, estás aquí, estoy bien y eso es todo lo que importa.

—No sé que seria de mi si te perdiera, me asusté mucho al oír aquellos gritos. Te has vuelto tan vital para
mi, tan vital como el azul al cielo o como las estrellas a la luna, tengo tanto miedo a perderte.

—Me tienes, no vas a perderme— su seguridad me hizo creerlo a la primera vez

que me lo dice.

Saqué su rostro de su escondite y con ternura la besé. Era magnifico al final de

cada día tener esos labios con sabor a paraíso entre los mios. En ese beso le transmití todo mi temor y mis
miedos, pero también toda mi dulzura y cariño.

Lo mejor de todo es que sólo la Luna nos acompañaba guardando nuestro secreto, y ella era el único testigo
de cuanto temo perder a Karla Camila Cabello.

~●~

—Eres un caso, mira tus manos de nuevo.

Me regañó mientras jugaba con sus dedos con mi cabello. Ella estaba apoyada en sus codos y yo estaba
135

Insideofmysoul
bocarriba mirándola, teníamos mucho tiempo acostadas mimandonos la una a la otra.

—Bueno, hice un buen trabajo al limpiarlas— lo valoro y lo reconozco. Fue uno de los peores dolores, sin
embargo ella supo como apaciguarlos.

—Lo hice para protegerte, vale la pena tener las manos así por ti, e incluso cualquier otra parte de mi
cuerpo, nada me haría más daño que no tenerte aquí, conmigo.

—Eres encantadora, me gusta.

—Tú me gustas.

—Y tú a mi, mucho.

Comenzó a besar toda mi cara diciendo "mucho" repetidas veces. Logré callarla cuando puse mis labios
sobre los suyos, al principio era un poco torpe, pues nuestros movimientos no eran nada sincronizados, pero
luego tomamos ese ritmo tan exquisito y perfecto que tanto me encantaba.

—No tan rápido señorita Cabello— interrumpí nuestro beso cuando su cuerpo se apoderaba del mio.

—No estoy haciendo nada, lo juro— puso su cara inocente.

—No jures en vano. Necesitas descansar y una sesión de besos no te conviene en estos momentos.

—Tus besos son mi mejor medicina— susurró acercándose lentamente hacia mi.

Conozco este juego

—No no, te prometo que mañana te daré todos los besos que quieras— gruñó.

En mi rostro se formó una sonrisa con la boca cerrada para no soltar una carcajada.

—¿Al menos me das mi beso de buenas noches?— me incliné hacia adelante y dejé un corto pero dulce
beso en sus labios—. Ya verás, mañana seras tú la que ruege por mis besos— sus amenazas no debo
tomarla con seriedad.

—Eso ya lo veremos— me removí en la cama para poder tener una postura más

cómoda—. Ven aquí mi pequeña gruñona— al instante de abrir mis brazos ella no dudó en aceptarlos—.
Mañana te llevaré al doctor que tenemos a bordo, además de que le pediré a Marta que te haga una especie
de crema para relajar tus brazos— es lo mejor que se me ocurrió hacer por ella.

—Pídele que haga una para tus manos— sugiere con sus buenas intenciones.

—Cariño, no hay cremas milagrosas— acorto, nunca he tenido en mi posesión ningún tónico o crema que
cure raspaduras y desaparezca cicatrices —. Mis manos sanaran solas y estoy segura que no quedarán
marcas.

—En cambio las de tu vientre aún no sanan.

Su mano descendió y comenzó a acariciar las heridas de mi abdomen. Sentí de nuevo ese cosquilleo y esa
extraña sensación de tener otro corazón allí abajo. No era el momento de descubrir que era, ha sido un día
pesado y difícil, además de que mi pequeño sol debe descansar, ella fue la más afectada de todo aunque no
lo parezca.

—Para de hacer eso por favor.

136

Insideofmysoul
—Supongo que aún te duele.

—Sólo un poco, ya pasará.

Lo que no era cierto, mis heridas eran más que todo superficiales, lo que realmente estaba afectandome era
su traviesa mano circulando esa zona. Ella metió su cabeza en las sábanas y esparció besos por varias
partes en mi abdomen, lo que me hizo gemir un poco alto. Estaba tan avergonzada y probablemente roja
como los tomates.

—Lo siento— se disculpó, pensó que estaba haciéndome daño, sin tan sólo

supiera.

cuidarlos.

137

Insideofmysoul
—Está bien— le di un beso en la frente cuando llego arriba a mi pecho.

—Buenas noches mi hermosa diosa— se acurrucó más a mi lado.

—Buenas noches mi preciosa mortal, que tengas lindos sueños, me encargaré de

—Soñaré contigo, que más lindo que ese— me permití reír en su cabello antes

de cerrar mis ojos.

Al final del día lo mejor es sentir a Camila entre mis brazos, esa sensación de bienestar y tranquilidad que
me producía sentir su respiración chocar contra mi cuerpo no la cambiaría por nada en este mundo.

26

La miraba mientas dormía. No sé cuanto tiempo llevo haciéndolo. Su respiración era suave y tranquila, como
si no tuviera ningún problema con el que lidiar. Sus labios se veían un poco secos, aún así las ganas de
besarla eran las mismas, e incluso mayores. Comenzó a hacer ese movimiento con la nariz, como si
recuperará el olfato o algo le molestase, era señal de que ya estaba despertando. Le ayudé a despertase,
con cuidado puse mis labios entreabiertos en los suyos, y después ella los entreabrió, comenzó a moverlos
lentamente, como si se le hiciera difícil, y yo seguía su ritmo. Dejó escapar un suspiro cuando me separó,
respiraba pesadamente, inhalaba y exhalaba por la boca. Cuando calmó su respiración y abrió sus ojos.

—Que bonita manera de despertar— una sonrisa adorna sus labios.

—Los vi un poco secos, es mejor prevenir que lamentar, sé agradecida Karla.

—Que generosa señorita Jauregui, disculpeme— su manera de contestar un poco ¿Coqueta? No lo sé, pero
me gusta que use ese tono.

—De hecho, creo que aún están un poco secos, permiteme Karla, es por tu bien—me incliné hacia abajo de
nuevo, atrapando sus labios. Esta vez el beso no fue flojo, sin embargo yo llevaba el ritmo; chupe su labio
inferior con intensidad antes de separarme, dejándolo de un rojo intenso al igual que las mejillas de Camila,
y posiblemente las mías también—. Buen día mi preciosa mortal.

—Buen día mi hermosa diosa.

—Mira tu carita, está un poco hinchada por culpa de ese animal — recorrí sus mejillas con el revés de mis
dedos.

—Dejalo, le diste una memorable paliza— su cara era puro pánico; vi sus movimientos, quería mover sus
brazos, y en su intento el dolor apareció en su rostro—Lauren no puedo moverlos, es como si fueran de
piedra, pesan demasiado— se desespera.

—Y ahora más que nunca quiero darle otra— murmuré entre dientes—. De acuerdo, ¿Puedes sentir esto?
Perdóname Camila.

Toda ella mostraba signos de confusión, pero al momento cambió cuando mi mano impacto su brazo, no tan
fuerte claro. Ahogó un grito de dolor mordiendo sus labios, en sus ojos se veía el rastro de lágrimas que
empezaban a surgir.

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Insideofmysoul
—¿Por qué hiciste eso? Me duele mucho más ahora— hizo un pequeño puchero, para luego mover sus
piernas como loca, golpeándome.

—Manten la calma— frene sus pierna con las mías—. Lo hice para ver si podías sentir, imagínate si no
hubieras sentido nada, pueden hasta amputar tus brazos— tratando de controlar sus piernas usé mis
brazos.

—Está bien, lo siento— bajó la mirada triste hasta las sábanas.

—¿Qué te sucede? No va a pasarte nada malo, ya lo verás.

—No es eso, es sólo que...— esperé por su continuación escuchando un gran suspiro desde el fondo de su
ser— si cuando podía usar mis brazos no hacía nada, qué será de mi ahora que no los puedo ni levantar,
seré aún más inútil— su rostro reflejaba frustración.

—No digas eso, tus brazos no dolerán para siempre. Además nunca has sido inútil, y te dije que no pensaba
separarme de ti, podemos aprovechar este tiempo para hacer

muchas cosas útiles, como que aprendas a leer por ejemplo— sacaba a relucir aspectos positivos. Ser
privada de el uso de una parte de tu cuerpo no debe ser agradable.

—De ninguna manera, tienes cosas más importantes que hacer, como trabajar en los asuntos de la
tripulación.

—Que se pudran, no creo que me necesiten. Estás primero que todos ellos, eres mucho más importante
Camila, lo dejaría todo por ti— su sonrisa se amplió, y yo sonreí con ella.

—Uhmm... no creo que pueda salir a ver al doctor— dijo mientras me colocaba las botas.

—No veo el problema, aún puedes usar tus piernas, lo he comprobado hace un momento— hice memoria de
los golpes que me dio, puede dejar mal herido a alguien con esa fuerza que tiene—. Parecías un caballo
desbocado— imité sus movimientos, que consistieron en lanzar patadas como loca.

—No es que no pueda— decía entre risas—, es que, bueno, no sé si recuerdas pero aún tengo mi periodo,
realmente necesito cambiarme por cierto. Supongo que el doctor puede venir, así no tendré que salir con
esa deformidad en los pantalones— estaba muy nerviosa, se veía en la manera en la que sus manos se
movían de una manera lenta y las veces que se mordía su labio inferior mientras hablaba—. Me dio
vergüenza anoche porque alguno fue capaz de verme así.

—¿Así cómo? ¿Tan adorable? Preciosa— le di un beso en la mejilla, no dejaré que se denigre—.
Comprendo. No vamos a necesitar a el doctor entonces, y no vas a tener que salir hasta que ya no esté tu
periodo— quité las botas de nuevo y comencé a remangar mis pantalones hasta más o menos mis rodillas,
la atendere como a una reina, eso se merece—.

Vamos a cambiarte ahora mismo.

Tendí mi mano en el olvido que su brazos no están aptos para moverlos con libertad, así que yo misma la
levante. Ella estaba tan roja como nunca, se veía muy nerviosa, claro yo también lo estaba, cómo no iba a
estarlo si iba a verla completamente desnuda y hasta posiblemente la tocaría... pero tenía que disimularlo
para darle confianza.

—¿Tu... vas a bañarme?— evidentemente ella sabía la respuesta.

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Insideofmysoul
—Lo haré.

—Pero... no debes, es demasiado— no encontraba palabras para continuar.

—¿Por qué demasiado? No estás en condiciones para hacerlo y voy a ayudarte como sé que tu lo haría.
Además, no es como si no supiera lo que tienes en tu cuerpo, ambas somos mujeres, y he visto algo de tú
desnudez lo que le quita que sea extraño— después de ver su cara me dio cuenta que no fue un buen punto
para remarcar —. Si no quieres está bien, no tocaré tu cuerpo sin tu permiso, no te faltare el respeto.

—Bañame, quiero que lo hagas.

Sería extraño, hablamos de algo mucho más... íntimo, personal. Aunque ya conozco la textura de su piel
tengo la sensación de estar a punto de experimentarla por primera vez. Realmente si no le ayudaba veía
difícil que ella lo hiciera por si misma, ni siquiera sería capaz de quitarse la ropa, el estado de sus brazos es
alarmante. Ya con su autorización todo quedaba de mi parte.

—Puedes mover los dedos de tus manos— hizo el intento y si, si podía moverlos,

muy lento pero podía—. Bien, sígueme.

Entré yo primero y luego ella cerró la puerta con su pie. La luz del baño no es tan intensa, aún así puedo ver
lo nerviosa que está, es palpable lo inestable de su respiración.

Respiro hondo poniendo mis manos en sus hombros, su vista se va hasta esa zona, mientras yo la
acariciarla en busca de relajarla.

—Tranquila— mis labios se posaron en su frente unos segundos—. Voy a quitar tú camisa ¿Está bien?—
pregunté cuidadosamente, busco el punto más cercano a su comodidad, respetarla es mi prioridad; ella
asintió.

Comencé de abajo hacia arriba, no podía negar que mis manos temblaban mientras desabotonaba cada uno
de los botones, sin embargo la miraba a los ojos, transmitiéndole confianza. Al llegar al tope de los botones
aparté mi vista de sus ojos, fijándola hacia abajo, sus senos se veían al igual que su plano estómago. La
posibilidad de lastimarla menos la vi al colocarme tras ella para quitar su camisa, la deslice con cuidado
sobre sus hombros, bajándola con cautela por sus brazos.

Por más cuidado que puse igual ella sintió molestia, lo deduje al escuché un casi silencio "Auch" salir de sus
labios. Tome la camisa con ambas manos y la doble con calma, no tenía apuro. Volví hacia Camila, pasando
mis manos de la manera más leve posible sobre sus hombros, besando con cariño; otro suspiro escapó de
sus labios.

Caminé dándole la espalda hasta la cómoda donde me dispuse a colocar la camisa —No voy a mirar otra
cosa que no sea su rostro— plantee en mi cabeza con los ojos cerrados antes de girarme, sabía que si veía
su torso desnudo iba a detallarlo con profundidad, la haría sentir acosada, abusada naturalmente, y eso no
es lo que quiero. Lo hice, avancé hasta ella mirando nada más que sus ojos, ella quien seguía con su
mirada.

—¿Me permites quitar tu pantalón?— accedió al instante

Estando frente a frente y sin mirar otra cosa que no fueran sus ojos comencé a desabotonar su pantalón.
Fue simple dejarlos caer al piso cuando deshice la unión de los dos botones que lo mantenían en su cintura.
Sólo quedaba quitar el improvisado pañal para que quedase completamente desnuda. Mis manos estáticas
sobre su cadera a la espera de una aprobación que llegó rápido. Con ambas manos traté de buscar el nudo
hasta que lo hallé, y con facilidad lo quité, lanzando la toalla a un lado por el momento.
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Insideofmysoul
—Quita el pantalón de tus pies, yo te sujeto— le di la orden mirándola a los ojos.

Con ambas manos tomé su cintura para que no perdiera el equilibrio mientras se deshacía de sus
pantalones y con sus pies los lanzaba a un lado. Las puntas de mis dedos rozaban de arriba a abajo su
espalda, era imposible apartar mi vista de sus ojos. Su cara me atrajo sin que me diera cuenta, mi nariz
rozaba con la suya, su aliento, el mío, me fue inevitable provocar el enlace de nuestras bocas, el pegar su
cuerpo desnudo al mío con firmeza. Pensar que yo era la tímida puede ser poco probable mas era la verdad,
ella atacó mi boca con profundidad y fuerza. Fue suficiente para mí, todo de Camila me atrae, sin embargo
estaba haciendo esto con un propósito, uno muy alejado de lo que estaba surgiendo entre nosotras; me
aparté al ritmo que ella me permitía, mi intención no era dar una idea equivocada.

Aunque no quería admitirlo había mucha tensión entre nosotras, una parecida a

la que hubo la primera vez que roce nuestros labios. Ella me miraba expectante, curiosa por el próximo
moviento que hiciera.

Fui a recoger el pantalón y lo doble colocándolo junto a la camisa; al igual que la toalla teñida de rojo, esta la
aparté en un lugar notable para ponerla a remojar y lavarla luego.

Revisé la cómoda para sacar un jabón, se me iluminó el rostro de repente al ver una esponja para el cuerpo,
no dudé ni un segundo en adueñarme de ella, pues sería menos incómodo bañar a Camila si no lo hacía
directamente con mis manos. Pude apreciar su desnudez al voltear, su cuerpo era algo asombroso y
escultural, perfecto, estaba agradecida de ser la primera persona que la ve de esta manera, aparte de sus
padres claro está. Su cabello caía hacia adelante tapando sus senos, ella jugaba con sus manos viendo
hacia algún punto en el piso, claramente estaba avergonzada de que la viese completamente desnuda, y no
debería, es hermosa en su naturalidad.

—Metete más por favor, no quiero mojar toda la habitación.

Caminó dándome la espalda, y una espectacular vista de su parte trasera estuvo al alcance de mis ojos. Su
espalda con ese tono de piel casi dorado, que ahora que lo veo mejor tiene cicatrices, sin embargo me
gustan, me gustan sus cicatrices, quisiera besar cada una de ellas. Bajé mi vista a su trasero, su voluminoso
trasero, que es tan pálido a diferencia de sus piernas; sin duda es una parte muy bonita de su cuerpo. Me
tomé mi tiempo para guardar cada parte de su desnudez en mi memoria, por más atrevido que suene, me
gustó verla en su desnudez, admirar la belleza que guarda bajo sus vestiduras. Estando a su lado remangué
mi camisa hasta la altura de mis codos para no mojarla; llené con agua hasta tope la taza que usábamos
para bañarnos.

—Date la vuelta— sueno más autoritaria de lo que me gustaría. Ella está de espaldas, amerita que se voltee.

Teniéndola de frente con lentitud dejo caer el agua sobre su cuerpo. Se contrae de dolor, principalmente
porque ha hecho el intento de cubrirse con sus brazos y no ha podido.

—Está muy fría— musita temblando.

—Lo sé preciosa— la compadezco —. Voy de nuevo ¿Estás lista?

—No— responde y dejo escapar mi risa.

Vuelvo a esparcir el agua sobre su cuerpo y ella tiene la misma reacción. Lo hago una tercera vez, no
reacciona como en las anteriores, lo que indica su cuerpo debe estar adaptándose a la temperatura del
agua. Dejé caer agua por su cuerpo una cuarta y ultima vez, su cuerpo estaba lo suficientemente mojado

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Insideofmysoul
como para pasar al siguiente paso, enjabonar su delicada piel.

Le aparté el cabello haciéndole una especie de moño improvisado. Decidí comenzar por su espalda.
Habiendo mojado la esponja y llenarla de jabón la pase por su espalda lentamente, de arriba a abajo, de
izquierda a derecha; mi brazo tuvo que rodear su cintura puesto que ella se iba mucho hacia adelante, así
ahora la tenía algo pegada a mi. Bajé la esponja por sus brazos con delicadeza y luego volví a su espalda de
nuevo.

Con mi mano iba descendiendo cada vez más, me agaché quedando a la altura de sus nalgas, me pareció
más fácil pasar la esponja en esta posición. Con inseguridad la deslice

por encima de sus nalgas, no muchas veces pues no quería que se sintiera abusada, y luego bajé por sus
largas y tonificadas piernas con movimientos circulares. Dándome cuenta de que ya era suficiente paré de
pasar la esponja por sus piernas. Llegó el momento de la verdad el cual me ponía muy nerviosa. Miré su la
cara, estaba completamente sonrojada y con sus ojos cerrados.

Era un alivio no tener su vista clavada en la mía, porque no pongo en duda que la besaría con fuerza, la
estrecharía contra la pared y acariciaría su cuerpo con todo el cariño y sutileza se merece al ser tocada.
Negué, quitándome esos ordenamientos de la cabeza y eché agua de nuevo en la esponja y un poco de
jabón en ella. Aquí vamos.

Inicié por su cuello y a continuación por la parte delantera de sus brazos. Luego por sus axilas que no tenía
ningún tipo de vello en ellas, lo que me confirmaba que Camila era lampiña. Volví de nuevo a su cuello y
subí para enjabonar detrás de sus orejas. Eventualmente fui descendiendo, llegue a sus clavículas y seguí
mi camino, recorrí con la esponja su seno derecho despacio, recodando el daño que le produje al apretarlos
de esa manera brusca el primer día que estuvimos en Maracaibo. Vi hacia arriba, ella tenía su boca
entreabierta aún con sus ojos cerrados. Pasé la esponja por su seno izquierdo repitiendo lo mismo que con
el derecho, sus pestañas temblaban, su respiración era detenida.

Me agaché por segunda vez y comencé a pasarla por todo su vientre, descendiendo poco a poco hacia su
zona íntima, la cual dejaría de último. seguí el camino hasta sus muslos y por toda sus piernas. Pasé su
esponja por sus pies, entre sus dedos. Subí mi mano poco a poco, desviando su camino a la zona que
faltaba por recorrer.

Me dejé de rodeos y pase la esponja con lentitud por su feminidad, pues es un área sensible que debe
tratarse con sumo cuidado. Ella abrió un poco más las piernas, ofreciéndome más acceso para pasar la
esponja. Fue algo bastante extraño porque ella gimió bajo después de que pasé la esponja por ahí; lo hacía
con continuidad, es la parte del cuerpo que debería estar muy aseada, sobre todo en los días de menstruar.

—Lauren siento que voy a caer— por como habló me dio la idea de que le costaba. Mordía su labio inferior.
Detuve mis movimientos y apresuré a levantarme, a sostenerla contra mi cuerpo, sin importarme que ella
estuviera mojada y llena de jabón.

Su respiración se oía agitada, ella estada caliente, tenía una temperatura elevada de la que se puede
percatar a lo lejos. Me preguntaba si el agua le había hecho daño y estaba enfermándose.

—¿Te sientes bien?— la vi directo a los ojos, oscuros en su totalidad; ella no decía nada, también miraba
mis ojos, tan concentrada.

—Tengo algo de frío— consiguió articular.

—¡Oh! Discúlpame, ya voy a sacarte el jabón— la puse cerca de la pared, por si sintiera que iba a caerse
pueda aguantarse y darme algo de tiempo para reaccionar.

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Rápidamente le quité el jabón de todo su cuerpo, ya sin importarme que tenía que pasar mi mano por su
cuerpo de vez en cuando para quitar el exceso de jabón; ella también colaboró a donde sus manos llegaban.
Busqué una toalla seca y otra para ponerla de "pañal".

Puse una toalla en mi hombro y con la otra la cubrí completamente, haciendo fuerza para cargarla en mis
brazos devuelta a la habitación. La senté en la cama muy bien abrigada con la toala y volví a el baño por su
pantalón; aproveché y lavé la toalla que ella usó anteriormente. Fui a por una

camisa limpia después de salir, para volver de nuevo a la cama. Camila acurrucada en sí miraba al suelo y
jugaba con sus manos, justo como lo había hecho hace un rato.

—Ponte de pie para vestirte por favor— no hubo objeción a mi orden.

Solté el nudo de su toalla, que cayó al instante al piso, permitiéndome deleitarme una vez más con su
desnudez. Sin embargo no permití que eso me distrajera, amarré la toalla a su cintura justo como yo lo hacia
y le hice un nudo fuerte para que no se le soltara. A continuación tomé el pantalón.

—Sube un poco uno de tus pies, no voy a dejar que caigas.

Subió el derecho y con habilidad metí una parte de sus pantalones. Al notar que ya había metido una parte
ella subió el pie izquierdo para terminar de ponerlo. Lo subí de una manera lenta y sin ningún apuro, se lo
abotoné sin necesidad de ponerle el cinturón. Cogí la camisa con agresividad, realmente ya no soporta el
tenerla desnuda frente a mi.

—Esto te va a doler un poco creo, pero no puedes quedarte desnuda o cogerás un resfriado— y me mataría
a mi me tanta belleza; acompañé con una sonrisa algo nerviosa antes de ponerme a trabajar en su desnudo
torso.

Tomé uno de sus brazos y con mucho cuidado lo metí en una manga, hizo un gesto de dolor sin emitir
sonido alguno. Hice lo mismo con su otro brazo, rodeándola hasta quedar con vista a su espalda para subir
su camisa, en lo que tuve mucho éxito. Volví al frente para hacer el proceso de abotonar su camisa, de abajo
hacia arriba. Me permití mirar su esbelto torso por ultima vez mientras abotonaba, era mi recompensa el
poder mirar tanta hermosura.

—Te ves muy guapa— comentó ella cuando casi llegaba al último botón. Su voz volvió a su tono normal.

—No es cierto, estoy hecha un desastre.

—Un hermoso desastre— sonreía.

—Ya estas lista— ignoro su recuente comentario.

Ella se lanzó a la cama e intento acomodarse arrastrándose como un gusano, un lindo gusano con un gran y
hermoso trasero— Lauren, deja de pensar esas cosas— me regañaba en mi mente. Al parecer se había
rendido de acomodarse y se sentó, moviendo su cabeza a los lados varias veces, logrando que su cabello
se soltara del recogido que le había hecho.

—Ven conmigo, no me dejes solita— no pude resistirme al ve uno de los pucheros más adorables del mundo
formándose en esos labios que me encantan.

—¿Te sientes bien?— tocaba su frente en busca de calcular si su temperatura era preocupante—. Hace
nada estabas muy caliente, realmente ardías— a comparación de ahora, estaba casi fría.

—Estoy bien. Gracias por bañarme, realmente lo necesitaba.

—Para mi preciosa mortal lo que sea.

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—¿Lo que sea no?— asentí mientras crecía una sonrisa en mi rostro—. Pues tu mortal quiere los besos que
le negaste anoche.

—Creo que puedo hacer eso— dije de una manera juguetona— Recuéstate primero, no quiero hacerte
daño.

Ella obedeció y se acostó. Me posicioné entre su pierna derecha y me incliné a besarla con cuidado de no
aplastarla apoyando mis codos en el colchón. Nuestras sesiones de

besos siempre eran tan intensas, a excepción de esta, ella gruñía a cada rato y no sabía que era lo que le
molestaba.

—Es tan frustrante no poder tocarte— su enojo alimentaba mis ganas de reír, con que ese era su problema.

—¿Entonces no quieres besarme más?

—Si quiero, acércate a mi— prácticamente me ordenó, yo como débil persona que soy ante ella cedí.

Me besaba de una manera acelerada y algo dura, expresando toda su frustración en ese beso. Dejó mis
labios y empezó a bajar los suyos por mi barbilla, se animó a probar otro lugar, me subí un poco más para
que tuviera el acceso que buscaba en mi cuello. Saca provecho de ello, besaba y de vez en cuando chupaba
lo que se sentía increíble y exquisito, me recrimino por no haberlo pedido antes como ella suele hacerlo.
Sentí ese familiar cosquilleo en mi cuerpo, me removí más hacia arriba, necesitaba con desesperación que
sus dientes mordisquearan por todas las partes accesibles de mi cuello. Tanto deseo me llevó a hacer algo
nuevo sin buscarlo, impactando con mi rodilla fuerte e indirectamente la zona íntima de Camila y rozando yo
la mía muy directamente con su pierna, ambas soltamos un gemido un poco alto. Camila paró sus besos en
mi cuello y abrió los ojos.

—Dime que tú también sentiste eso.

—¿El que?— me hice la desentendida.

—Esto.

Y ella rozó su pierna directamente varias veces sobre mi zona íntima. Cerré los ojos, dejándome llevar por
sus movimientos, y aunque traté de evitarlo solté un gemido altísimo. Llevé ambas manos a mi boca de la
vergüenza, ella paró sus movimientos con pierna mientras yo me sentaba a su lado.

—Lo siento— no sabía con exactitud el indicio de mis disculpas.

—¿Te disculpas por sentir?

—Yo... no lo sé Camila, todo esto es tan extraño y nuevo— ha sido una intensa mañana, y nos queda el
resto del día.

—¿Y te disgusta?

—Todo lo contrario, se siente extrañamente... delicioso, es una rara combinación, una rara y deliciosa
combinación— movía mis manos mientras trataba de explicarle algo que ni yo misma entendía.

—Lo sentí mientras me enjabonabas, se sentía justamente como acabas de decirlo, extrañamente delicioso,
el que me tocases allá abajo con aquella esponja, que me rozaran tus dedos a momento. Ese es el porqué
de mi casi caída en el baño— su confesión me tomó por sorpresa. Y yo creyendo que estaba poniéndose
enferma.

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—Quiero intentarlo de nuevo, quiero experimentar y llegar al fondo de esto cuando tú también puedas
hacerlo— propuse. Aguantaba mi lengua para no decir una barbaridad, quería repetirlo de nuevo justo ahora,
que su pierna invadiera mi zona intima. O mejor su mano. Quería ser tan tocada por ella de una manera más
personal, que aunque no tuviera la certeza de como, me tocara como se puede tocar a una mujer en la
intimidad.

—¿Es un trato?— se aproximaba a mis labios lo que podía.

—Es un trato.

Este como tratos anteriores lo firmamos con cientos de besos, y con mucho entusiasmo sobre los beneficios
que trae este trato para ambas en un futuro muy cercano.

27

Aproveché el día, después de nuestro experimental encuentro claro está, de enseñarle a leer a Camila. En
esta casa realmente no había mucho material con el que trabajar, pero me las había ingeniado para
enseñarle algunas cosas después de todo.

—A ver, ¿Te sabes todas las letras que existen? ¿Cómo lucen?

Estábamos usando por segunda vez la mesa, esta vez no para comer. Le pedí el favor a Ethan de
conseguirme alguno que otro libro o algún texto para poder enseñarle a leer a Camila, también algunas
hojas, una pluma y algo de tinta, a lo que me respondió que cruzara mis dedos para conseguir las últimas
cosas.

—Creo lo sé, tengo buena memoria ¿Las sabes tú?— claro que las sabía, podía leer y escribir
correctamente cualquier cosa en castellano, e incluso sabía algunas palabras en ingles.

—Eso creo— le respondí para no desanimarla ni que pensara que iba a ser difícil saberlas todas—. Las
principales que tienes que saber son la A, E, I, O y U, sin esas letras no podemos formar una palabra que
tenga sentido. Imagínate que no existiesen, entonces tu nombre sería Cml— intenté pronunciar esas tres
letras, sonó bastante gracioso en realidad, por lo que ambas reímos.

—Si te llamases Lrn juro que nunca te llamara por tu nombre. Gracias a quien invento esas letras— miró
hacia arriba— Gracias señor o señora de las letras— ¿Por qué no?, una mujer pudo haber aportado algo a
las letras.

—Guarda silencio Cml, estamos aprendiendo las letras aquí, si quieres puedes hacerle un altar a quien
descubrió las letras luego— lo que estaba haciendo me causaba risa—. Bueno, como te decía antes de tu
repentina alabanza, esas letras son las más importantes y no puedes olvidarlas ¿Entendido?

—Si Señorita Jauregui— negué varias veces con la cabeza.

—Las que menos usamos, pero no las hacen menos importantes son la Ñ, X, W,

y la Z.

—La Ñ suena como a un chiste— y pronunció "eñe" varias veces riéndose sola.

Que Dios me ayude—. De acuerdo, continúa— recuperó la compostura, tal vez ayudó la mirada de seriedad
que estaba dándole.

—Y la H es muda, podemos usarla varias veces sin darnos cuenta porque no la pronunciamos, sólo esta ahí

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para hacer compañía. Ahora dime todas las letras que conozcas, las iré contando y te informare si alguna no
esta en tú conocimiento.

Las dijo todas, en un orden extraño pero las dijo. No podía esperar menos de Camila, ella es muy inteligente
y brillante, también es muy atenta a todo lo que le dicen y eso le da más ventaja.

—Felicidades, las sabes todas— anuncié cuando acabo de recitarlas.

—Merezco un premio— puso su boca como la de un pato, un pato muy lindo por cierto, para que le diera su
premio el cual era un beso, y gustosa se lo di.

—Sigue así y tendrás muchos premios al final de nuestra sesión de aprendizaje— un poco de motivación no
vendría mal—. Muy bien, buscaré una palabra simple para que juntes

las letras que sabes y la formes, imagino que algunas las debes haber aprendido con Allyson.

—Solo me enseñó mamá, papá, su nombre y el mio— soltó una carcajada de la nada—. Ese día cuando
pude leer su nombre dije "Ally- son", fue un buen día. ¿Sabes cuando tengo que pronunciar ambas L's? Es
muy confuso.

—No lo tengo concreto, pero estoy más que segura de que sólo se pronuncia una L de las L's cuando se
trata de un nombre de una persona, por ejemplo, Isabella, lleva un par de L's pero solo se pronuncia una de
ellas— explico sin mirarla tratando de buscar una palabra simple ya que "mamá" y "papá" las sabe—. Aquí.
Esta es tu primera palabra— señalé la palabra "cama" en el libro que traía en mano—. Tomate tu tiempo.

—C... a... m... a—pronunciaba cada una de las letras con el entrecejo fruncido—.

Ca - ma, ca...ma ¡CAMA!— alza la voz con emoción— ¿Es cama no?— se contuvo, dudó estar en lo
correcto.

—Lo es— soltó un grito de felicidad. Se comenzó a aplaudir ella misma como pudo ya que le dolía mover
sus brazos, luego estiró sus labios hacia adelante, los cuales besé—. Te felicito, eres increíblemente
brillante, estoy orgullosa de ti.

—Pensé que no lo haría bien, pero lo hice. Estoy tan feliz que abrazaría a Ethan si cruzase por esa puerta en
este instante— reí con muchas gana, retorciendome en la silla. Me dolía el abdomen de tanto reír.

—Eres única— limpiaba una lágrima que había surgido de tanto reírme—. Te voy a dar un dato. Separa
cada vez que veas a una letra simple acompañada de una de las importantes, como por ejemplo lo hiciste
con la palabra que te di, dijiste primero "Ca" y luego "Ma", posteriormente las uniste y formaste la palabra
que buscabas, así puedes asociar todo más rápido y aprenderás a leer antes de lo que te imaginas.

—Búscame otra palabra Lrn, quiero aprender las palabras largas también.

—Todo a su tiempo Cml, seguiremos con algunas palabras cortas aún, luego podrás aprender a leer algunas
oraciones largas y eventualmente serás capaz de leer lo que quieras.

Ella leyó todas y cada una de las palabras que le di, aprendía bastante rápido aunque tuviera dificultad con
algunas cosas, y claro, siempre reclamaba un premio cada vez que las leía. Ni yo había aprendido tan
rápido, mi hermana mayor, Taylor, más de una vez había llegado hasta su límite tratando de enseñarme,
entonces yo me escabullía al salón y tomaba un gran libro sin importar el contenido, practicaba muchas
palabras para que mi hermana no se molestara conmigo y estuviera orgullosa de mi.

—¿Quieres ir a descansar?— pregunto después de muchas horas de estudio.

—Más que nada. Me duele el cerebro— suspiró, imagino que de cansancio, y cerró sus ojos aún sentada.

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—¿Cómo sabes que te duele el cerebro?

—Porque me duele en la cabeza, y en la cabeza esta el cerebro— se veía adormilada y podría jurar que
estaba a nada de quedarse dormida sentada en la silla.

—Tiene mucho sentido— esbocé una sonrisa—. Vamos a que tu cerebro descanse. Si estabas cansada
tenías que decirme.

—Quería aprender mucho, que tal si mañana llega mamá y no me deja aprender

y me separa de ti— no había duda, ella estaba realmente cansada a tal punto de decir semejantes
incoherencias.

—Entonces tendría que robar a su hija hasta que aprendiera todo, y tal vez un poco más— susurré sobre su
oído mientras estaba tras ella. Abrace su cintura, guiándola a la cama, sus ojos estaban cerrados y sin mi
corría el riesgo de tropezar.

—No me gusta que me abraces y que yo no pueda hacerlo— se quejó recostaba en la cama. Le quité sus
botas, mis manos estaban entumecidas por todos los golpes que había propinado con ellas y no era capaz
de moverlas tan bien.

—Yo dormiré abrazada a ti esta noche ¿No te gusta la idea?— no perdí tiempo en sacar mis botas y a
continuación desabotonaba mis pantalones, dejándolos caer al suelo. La verdad este día también ha sido
agotador para mí.

—Mmm... me gusta tanto como tú me gustas— parecía apunto de quedarse rendida ante el sueño, así que
me apresuré a soplar las velas que iluminaban nuestra habitación.

—Ven aquí, estas muy lejos para abrazarte— demando.

Se movió hacia mi y yo hacía ella, estiré mi brazo y se acostó en el dándome la espalda. La rodeé con mi
otro brazo por su cintura y la apegué más a mi cuerpo, sintiendo su calor e inhalando el olor mentolado de su
cabello.

—Buenas noches mi pequeña— susurré. Di un beso delicado en su cuello y cerré

mis ojos.

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—Buenas noches mi Luna— alcance a oír antes de quedarme dormida del todo. Las noticias de que habían
decapitado a Francisco Alejos llegaron a mis oídos

muy rápido esa mañana. Puede que sea la peor de mis afirmaciones pero estoy tan feliz de que ya no esté
con nosotros, aunque eventualmente, todos íbamos a morir luego.

28

—Siempre llevas colores oscuros y tristes— comentó mientras me abotonaba mi camisa negra de espaldas
a ella, una de las muchas que tengo.

—No necesariamente el negro tiene que ser triste, los colores pueden significar lo que quieras que signifique
para ti.

—¿Entonces para ti el negro es felicidad?

—El negro puede ser lo que yo quiera, en este momento es comodidad, seguridad, mi piel, a pesar de haber
agarrado color estos meses, es muy pálida para otros colores.

—Toda la vida he creído que el negro es dolor, tristeza, sufrimiento.

—Hay cierta idea de que los colores opacos son los tristes y los brillantes los felices. Mira esta mañana, el
día necesariamente no está triste porque llueva o está feliz porque el Sol ilumine, aunque parezca raro, lo
niños les hace feliz cuando llueve, juegan en la lluvia y sonríen cuando el día está gris.

—También lo hacen cuando el Sol está presente.

—Exactamente. Un color no define tu estado de ánimo, puedes definirlo tú misma, tú puedes decidir si reír
un día gris o llorar en un baño de luz dorada.

—Eres increíble— me dedicó una de esas sonrisas que me encantan—. Por cierto ¿A donde crees que vas?

—Que atrevimiento de su parte hacer dicha pregunta Karla ¿Se le olvida quien es la que manda aquí?— mi
tono autoritario no tardó en aparecer.

—Perdoneme mi señora, no debí ser atrevida con usted— siguió el juego como siempre. Sonreí y luego me
acerqué a ella.

—Tengo que bajar a buscar la crema para tus brazos, traeré el desayuno

también.

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Insideofmysoul
—Señorita Jauregui déjeme hacerlo, soy sirviente después de todo.

—Una sirviente muy guapa— acune con ambas manos su precioso rostro—, a la

que tengo que cuidar mucho porque le adoro con mi vida— un pequeño beso en su nariz de mi parte le hizo
arrugarla de esa forma tan linda que me gustaba—. Volveré antes de lo que crees.

—Lauren— pronunció mi nombre. De inmediato volteé, sorprendiéndome por el besote que plantó en mis
labios—. Voy a estar extrañándote.

—Y yo a ti— le di otro beso antes de marcharme. Nunca obtendría lo suficiente de los besos de Camila,
siempre queda esas ganas de más, es adictivo.

Es raro como realmente la extraño cuando acabo de dejarla, estoy pensando en ella durante todo el día, es
mi primer pensamiento cuando me levanto y el último cuando me acuesto. Es bastante extraño, pero me
gusta pensar en ella, en lo delicioso que huele su cabello, en el chocolate de sus ojos, en su sonrisa, en lo
coloradas que se tornan sus mejillas cuando le hago algún cumplido, en sus labios... me encantan sus
labios, los suaves que son, lo carnoso, el color que tienen, su exquisito sabor; fácilmente podría pensar en
Camila todo el día y las cosas que me gustan de ella, que son todas, porque no hay ninguna cosa que no me
guste de ella.

—Lauren ¿Está oyendome?— preguntó Marta a mi lado ¿En que momento había

llegado a la cocina?

—Sinceramente no, discúlpeme, ¿Qué decía?

—Le decía que le tengo la crema que me pidió. Debe aplicarla de una manera generosa, le dormirá los
brazos a Karla Camila pero el dolor se irá más rápido— en sus manos reposaba la mitad de un coco, adentro
estaba una crema blanca con un olor muy agradable.

—Se lo agradezco mucho Marta.

—Es lo menos que puedo hacer— replicó ella con una sincera sonrisa.

—¿Puedo ser indiscreta con usted Lauren?— Izolda interviene al otro lado de la cocina. Yo asentí por
supuesto

—¿Qué ha pasado con el hombre que intento abusar de Karla Camila?

—¿Qué ha oído usted Izolda?— probablemente ya todos sabían.

—Que lo han ejecutado.

—Eso es lo que pasó, rompió una regla de oro y el Capitán tiene sus métodos para castigar— tan sólo
recordar a ese hombre se me revuelve el estomago—. Con su permiso— abrí y cerré mis manos puesto que
se sentían tiesas y tomé la bandeja, colocando la mitad de coco en ella.

—Lauren— me detiene Izolda—. Espero y no la haya molestado mi indiscreción.

—Para nada, no es su culpa tener curiosidad— les di la espalda y me dispuse una vez más a hacer camino
a la habitación.

149

Insideofmysoul
—Te lo dije Izolda, no le iba a gustar tal indiscreción de nuestra parte— alcancé a escuchar antes de salir del
todo de la cocina.

Por supuesto que no tendría que enfadarme con ellas por una simple pregunta, ellas no tienen la culpa de
nada de lo que pasó, soló la tuvo ese hombre, aunque la solución no fue una de mi agrado ya ha pagado por
lo que ha hecho.

Cuando entré y la vi sentada, expectante hacia la puerta, toda mi molestia por los recuerdos de aquel día
desapareció, se esfumo como el humo de los tabacos o el polvo que hace la tierra al levantarse, lo
reemplazó una felicidad que con palabras no se podía describir. Le sonreí y ella a mi, como dos tontas.

—¿Has traído agua de coco? Yo quiero.

—Es tu crema para tus brazos, no es agua de coco— aparto la bandeja de su

alcance.

—Que mala Marta e Izolda que hacen eso, me ilusionan— hizo exactamente

como hacen los caballos, su boca vibrante se veía muy graciosa.

—Deja de hacer berrinches, esto también te beneficia— coloqué la bandeja en nuestro escritorio
multifuncional y cogiendo la mitad del coco—. Trata de estirar tus brazos—. Y así lo hizo, aunque el dolor no
fuera el mismo de ayer aún le costaba.

Embarre por completo mis dedos de crema, era blanca y con algo de grumos, olía a coco obviamente, y
también a menta; había un olor que no podía describir pero hacía una gran armonía entre ellos. La apliqué
de manera generosa tal y como Marta me había dicho, con mucha delicadeza, no quiero que le duela más si
me comporto torpe.

—En unos días no dolerá según Marta, la aplicaremos cada mañana ¿Te hice

daño?— hablé despacio señalando sus brazos.

—No, tú nunca podrías hacerme daño. Ven acércate, te has ganado un premio— gustosa me aproximé,
nunca rechazaría uno de esos premios, sus labios eran la mejor recompensa.

Sin estar satisfecha por ese pequeño premio fui yo la que profundice nuestro beso, y me sentí tan frustrada
como ella cuando no pude tocarla para no llenarla de la crema que traía en mis manos. Creo que entre mi
frustración de no poder tocarla la estaba ahogando puesto que ella mordió mi labio inferior muy duro.

—¡Salvaje! me mordiste— pasé el dorso de mi mano por mi labio, aliviada al ver que no estaba roto.

—Es la única manera que encontré para detenerte, pensé que me ibas a comer.

—Basándome en tus actos pareciera que la que me va a comerme eres tu.

—Yo quiero comer algo que esta humeando en el escritorio. A ti te puedo comer luego— a medida que lo
decía se acercaba a mi, provocadora.

—Solamente si permito que lo hagas— reté a una distancia nula de nuestros labios. Con mucha fuerza de
voluntad me hice para atrás y me puse de pie—. Iré a lavar mis manos, puedes esperar sentada en la mesa,
no me tardo— su bonito ceño fruncido adornaba su rostro.

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Insideofmysoul
La crema no era muy fácil de quitar, gastemé como toda la barra de jabón tratando de sacarla, bueno no
toda, pero si la usé como unas cuatro veces hasta que no se sintió baboso del todo; sequé bien mis manos y
salí. Camila estaba sentada y con su brazo en el escritorio, en su plato había un trozo cortado y su cara era
de total molestia y frustración.

—¿Estás intentando comer?— pregunté cautelosa sentándome a su lado.

—Ni que quisiera lo haría, no puedo comer yo sola.

—Preciosa mía, para eso estoy yo, te ayudaré hasta que puedas.

—Pero quiero hacerlo yo— su cara estaba complemente roja, una vena asomaba

por su frente.

—Camila mírame, mírame mi Sol— me miró con sus ojos llenos de oscuridad,

pronto, empezaban a formarse lágrimas en ellos—. Lo harás en dos o tres días, si te fuerzas a hacer cosas
tardarás más en recuperarte ¿Es eso lo que quieres?—negó detenidamente con su cabeza— Entonces
déjame ayudarte.

Asintió resignada. Limpié las lágrimas de furia que ella derramó con el dorso de mi mano; tomé el cubierto
con el trozo de tortilla de maíz acercándolo a su boca, inmediatamente la abrió y dejó pasar el alimento,
masticando rápido, tan característico de ella.

—Para no poder mover tus brazos hiciste un gran trabajo cortando esto— sonreí buscando que me sonriera
de vuelta mas no lo hizo—. Siempre haces las cosas bien, no hay una cosa que no hagas bien para mi

ahí estaba, esa sonrisa que me hacía suspirar había aparecido. Corté otro trozo y lo acerque a su
boca—. Me gusta mucho cuando sonríes, te ves más hermosa si eso es posible— y volvió a sonreír
de nuevo, esta vez su sonrisa fue más amplia.

—¿Cuando vas a comer tú? — cuestionó con esa vocesita que había utilizado el

día que hablo conmigo por primera vez, su dulce pero temeroso tono de voz.

—Después, tú comes muy rápido así que no se me enfriara la mía, tranquila— se preocupaba por mi e
intentaba ponerme de primera en todo, y lo entiendo totalmente, yo también hago lo mismo.

No quiso hacerme más preguntas, y yo no tenía tiempo para comentarle nada porque tragaba muy rápido
para que yo pudiese comer, me pregunto si realmente esta masticando o sólo traga lo que le doy. Cuando le
di su agua para que la tomará se ahogó, todo por mi culpa.

—Lo siento, no debí darte el agua tan rápido, fue mi culpa— tosía, y yo le daba palmadas en su espalda,
justo como mi madre hizo la vez que intente aprender a nadar y tragué mucha agua, y eso que estaba en la
orilla.

—No te preocupes, yo quería terminar más rápido, así tú puedes comer— aún tosía mientras intentaba
hablar.

—Te dije que lo haría después de ti, eres muy terca— no quería regañarla en este momento pero era lo que
me provocaba, siempre nos llevábamos la contraria para cuidar la una de la otra y terminábamos en
situaciones como estas.

—Come. Estaré en el balcón— estaba muy seria. Se fue a un paso lento, afuera el día estaba gris y tenía
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pinta de una tormenta.

Sabía porque se iba y no me acompañaba a comer, se sentía encerrada y agobiada de estar aquí, quién no
lo estaría. Desde que llegamos lo único que le consuela es poder mirar por el balcón para imaginarse en otro
lugar que no fueran estas cuatro paredes. Comí muy rápido, creo que batí mi récord personal, pero nunca lo
haría tan rápido como ella. Me puse de pie para acompañarla a el balcón, sólo acompañarla, su presencia
ocupaba toda mi atención y no necesitábamos palabras para comunicarnos.

Estaba recostada en una esquina viendo hacia arriba con ambos brazos caídos y apoyada en el suelo con
una sola pierna, la otra estaba apoyada en la pared, se veía criminalmente hermosa mirando al cielo.
Dudando me posicioné a su lado apoyando mis codos en el muro de nuestro balcón, mirando hacia el
horizonte; de vez en cuando miraba hacia abajo, al jardín que esta allí, está muy bien cuidado y las flores
desde aquí lucen sanas y con mucha vida.

—¿Te gustara si me faltase un brazo? — habló para el viento, no obstante yo sabía que su pregunta iba
dirigida a mi.

—Me gustarías igual o mucho más— la encaré—. No me gustas porque tengas todas las partes de tú
cuerpo, me gustas por quien eres, tú personalidad y tú forma de pensar, la manera en la que me haces
sentir, todas esas pequeñas cosas y algunas otras, son las razones por las que me gustas— hice una
pausa, acercándome hacia ella—. Incluso si nunca me hubieras hablado me gustaras en secreto, estoy
segura de eso.

—¿Y si fuera hombre te gustara?— arrojó la pregunta más relajada.

—No lo sé, siempre soñé con el hombre ideal pero realmente nunca hubo un rostro, ni siquiera recuerdo que
me gustara alguno en realidad— nunca había pensado en ello hasta ahora, y sinceramente el único hombre
que ha estado más cerca de gustarme es Ethan, y ya sabemos como termino todo.

—Quizás porque en tu sueño tu hombre ideal no tenía rostro, porque nunca

existió tal hombre, en cambio pudo haber el rostro de una mujer, sólo que nunca lo supiste.

—Muy buena su observación Karla ¿Tiene alguna idea de quién puede ser esa encantadora mujer de la que
habla?— coloqué una de mis manos en la pared por encima de ella para mantener mi equilibrio, estaba muy
inclinada hacia sus labios y en cualquier momento caería en ellos.

—No puedo tener todas las respuestas que busca señorita Jauregui— musitó cerca de mi boca, tentándome,
retandome como siempre.

—Puede que tenga una idea de como es esa mujer.

—¿Ah si?— enarco una ceja. Si, está retandome.

—Ella es morena, tiene una bonita y brillante melena castaña, unos preciosos ojos marrones, los más
preciosos que he visto en mi vida, una sonrisa cautivadora y unos labios tan tentadores como el diablo—
suspire—. Sin contar que es una mujercita muy terca e inteligente, ingeniosa y misteriosa, tan tímida y
atrevida a la vez. No exagero cuando digo que me cela hasta del viento, sin embargo me parece adorable
que lo haga, yo también lo haría. Una combinación exótica realmente cautivadora ¡Ah!— fingí haber olvidado
un detalle—Y también es baja de estatura, una enana.

—Yo no soy celosa, y mucho menos enana, soy un pelo más baja que tu,

insoportable.

—También es algo peleona, siempre me discute todo, ¿Pero sabes algo?— rocé

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su boca tanto como podía, su aliento se mezclaba con el mio.

—¿Qué?

—Me encanta— sólo nuestros labios juntos hablaban, una muy interesante y placentera platica.

De un momento a otro ella comenzó a agacharse no sé porque, y terminó rompiendo nuestro beso.

—Aquí no podemos, pueden vernos desde afuera— me recordó alarmada. Olvidé por un momento dónde
estábamos y lo expuestas que nos encontrábamos. Así que la tomé de la mano con mucha delicadeza y la
lleve adentro.

—¿Te gustaría dar un paseo conmigo esta noche?— pasé la mano por mi nuca, estaba realmente nerviosa.

—¿Un paseo?— mordía su labio, se le notaba un sonrojo leve.

—Si claro... si tú quieres— repetí mi acción en mi nuca sintiendo el calor en toda

mi cara.

—Encantada de ir a donde sea contigo— retomó esa confianza que la

caracterizaba a pesar de que hace unos segundos se veía nerviosa.

—¡Bien!— reí e hice un pequeño brinco de celebración, por lo que ella rió. Dios,

¿Por qué me haces pasar estas vergüenzas frente a ella?—. Supongo que no habrá problema con tú
periodo, debe haber desaparecido ya.

—Es lo más seguro.

—Nos iremos después de la cena. Uhmm... puedes ir a revisar si aún estas en tus días— ella sacaba a
relucir mi lado nervioso, la persona titubeante que nunca había sido.

—Lo haré, ya vuelvo.

Saldré con Camila esta noche, por fin, pasearé en compañía de luz de la luna

¿Adonde la voy a llevar en este lugar? No lo sé, no me preocupa. Quizás y le recoja algunas flores en el
jardín.

29

Escondí un lirio azul en la entrada de la casa. El lirio es una flor muy hermosa y tiene un significado especial
para mi, el cual quisiera compartir con Camila.

—Date prisa Camila, no quiero salir a nuestro paseo tan tarde— alcé un poco la voz—¿Necesitas ayuda
para vestirte? —hablé un poco más alto esta vez.

—No, está bien, yo puedo hacerlo— gritó ella de vuelta desde el baño.

Salió renovada, su piel brillaba y la frescura residía en su juventud. Vestía una camisa verde oscura, sus
pantalones y las botas; su cabello estaba húmedo y bien cepillado. Me pregunto con qué se cepillo su

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Insideofmysoul
cabello.

—¿Sabes qué? Mejor no saldremos esta noche— decidida me encaminé hacia

ella.

—¿Por qué?— en su cara nacía confusión. Me coloqué tras ella con mis manos

en su cintura, tenía mi cabeza apoyada en su hombro.

—Porque te ves terriblemente guapa y no me gustaría que alguien más te mirase— musito en su oído.
Como me encanta producir el temblar de su cuerpo.

—Tu nunca deberías salir si es por esa razón, es más, voy a encadenarte a la cama, así ellos no podrán
robarte.

—Sonamos como las más grandes egoístas de la tierra— terminé riendo en su cuello—. Por cierto
¿Conseguiste un cepillo y no me dijiste? Me siento traicionada— traté de sonar dolida y ofendida mas no
funcionó, en cambio volví a terminar riendo en su cuello.

—Lo encontré en las cosas del baño, realmente nunca hemos explorado esta habitación, no sabías que
teníamos una esponja hasta ayer.

—Voy a dejarte pasar esta vez porque llevas algo de razón. No habrá más oportunidades dulzura, a la
próxima tendré que castigarte.

—Estoy terriblemente ansiosa de que llegue esa próxima vez— conocía a la perfección mis castigos.
Castigar puede considerarse una palabra fuerte hasta que le das mi significado.

—¿Donde está el cepillo? Mi cabello es un desastre— suelo llevarlo hacia un lado y atrás, era lo mejor que
podía hacer con mis manos.

—No lo necesitas, tu cabello luce increíble. Me gusta mucho como lo llevas, te hace ver mala y temeraria.

—¿Crees eso?— cuestiono con mi expresión de extrañeza.

—Lo hago. De hecho, fue esa una de las razones por la que me aterraste cuando te vi por primera vez en
aquel barco, claro que luego empezó a encantarme. Tu cabello caía sobre tu cara y tu lo echabas hacia
atrás y a un lado, te veías tan bien haciendo eso.

—Mi primera impresión de tu cabello no es muy buena, por más desastroso que estuviera, porque cariño,
creeme que lo estaba, no fue capaz de ocultar esa belleza tan embriagadora tuya. Era tanto que, sin ser
amante de la bebida, si fueras un vino tomaría hasta la ultima gota de ti— inhale profundo en su cuello—. Si
gustas podemos seguir esta conversación en nuestro paseo, ya se hace tarde.

Poco después salir de la habitación encontramos en el camino a mi gran amigo

Ethan. Lo salude gentilmente, mi humor no me permitía actuar de otra manera; en cambio Camila se limitó a
asentir en saludo mientras Ethan trataba de saludarla con toda la amabilidad del mundo besando su mano,
es un poco gracioso ver la relación que tienen ellos. Abajo en el comedor como es usual estaban bebiendo,
coñac o algún ron, vino como última opción, celebrando realmente nada porque no había ningún motivo, sólo
beber, beber y beber era lo que hacían todo el día estos hombres.

—Buenas noches— anunció Ethan nuestra llegada.

—¡Caramba, miren a quien tenemos de vuelta! Karla, se ve como nueva— esbozó con mucho entusiasmo el

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Capitán. Ya no sé que creer, este hombre era de lo más extraño—. Por favor, tomen asiento. Lauren es
bueno tenerte de vuelta también, así podemos hablar sobre nuestro regreso en unos días.

—Muy amable señor Nau. ¿Adonde regresaremos exactamente?— pregunto con la misma amabilidad con la
que él me ha tratado.

—Con nuestro gran amigo y socio Samuel en Tortuga por supuesto, te daré detalles en privado— giró hacia
otro lado— ¿¡Donde esta la comida, estoy hambriento!?— sus gritos iban en dirección a la cocina.

—Capitán hoy le acompañare con un coñac, hay que seguir celebrando— mi intención fue que se le pasara
su ataque por la comida y Marta e Izolda no la pasaran mal— Karla también tomara una con nosotros.

—¡Esplendido! Yo mismo se las sirvo— salió casi corriendo a hacerlo, es servicial cuando quiere. Nos
entrego ambos vasos más arriba de la mitad—. Aquí tienen. Brindemos por Nuestras próximas conquistas y
éxitos.

—Por nuestras próximas conquistas y éxitos— repetí y los cuerpos de vidrio sonaron entre sí por el brindis—
. Muy bueno su coñac Capitán— la realidad era que sabía del asco. Todo sea por mantener la paz y cuidar a
los míos.

La cena transcurrió realmente tranquila, conversamos de muchas cosas y nos reímos de otras. Camila tuvo
un poco de dificultad para comer y al final logró hacerlo, me dijo entre murmuros que la cena estaba muy
deliciosa como para no comerla por un dolor que cada vez iba cediendo, yo reí bajito por su optimista
comentario.

—Saldré a conocer el lugar Capitán, le dejo— informé al señor Nau, Ethan rápidamente puso atención a lo
que estaba diciendo.

—Jauregui ¿No considera que es muy tarde para ir a conocer algo?— buen

punto.

—Serán unas cuantas calles, como me ha dicho que en pocos días regresaremos

a Tortuga, deseo conocer algo de este lugar.

—Yo te acompañaré Lauren— se apresuro a decir Ethan, se veía realmente preocupado de que saliera sola.

—¡No!— solté muy rápido, casi con desesperación—Quiero decir que no hace falta, estaré por mi cuenta.

—Pero puede pasarte algo— dijo de vuelta.

—Ya todos sabemos que puedo arreglarmelas sola— no sabré actuar en la

mayoría de la situaciones, hago lo mejor que puedo, sobre todo cuando me enfurezco, soy capaz de destruir
todo a mi paso, me di cuenta de eso.

—Certifico lo que ha dicho— era hora de que el capitán estuviera de mi lado— Jauregui, vaya a conocer el
pueblo tranquila que no va a pasarle nada, si no, me haré cargo de pague el que la toque, y también a Karla.

—Me alegra escuchar eso señor Nau, muchas gracias— dediqué una de las pocas sonrisas sinceras que le
he dado.

—Lauren, insisto en acompañarte— pude ver a Camila casi torcer los ojos, Ethan estaba inaguantable.
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—Muchacho, dejala que vaya sola, ya esta grande y se sabe defender, tú mismo lo has visto— intervino el
capitán desde atrás de nosotros.

—Escúchame— le tomé del rostro, acariciándolo para apaciguarlo. El tacto que sentía un poco rasposo por
su creciente barba no me molestaba en absoluto. Miré sus ojos y lo obligué a mirarme a los ojos también—.
Va a estar todo bien, no tienes que preocuparte siempre por mi y por mis actos imprudentes que alguna vez
llegue a cometer, si pasa algo será mi culpa y sólo mía y tendré que asumir las consecuencias ¿Está bien?
Saldré y regresare hasta con la última hebra de cabello.

—Está bien, si pasa algo usa tus piernas, las patadas duelen más— reí por su consejo. Uno muy malo, las
acciones hechas piernas son predecibles.

—Lo tendré en cuenta.

—Ya muchacho, dejala que se vaya. Parecen dos enamorados que están a punto de separarse para
siempre" el bigote del capitán bailaba por la vibración de su risa. Bajé mi mirada y vi a Camila que observaba
todo con detalle, no tenía cara de haberle gustado todo lo que he montado hace un momento.

—Bueno— aclaré mi garganta— Karla, ve a buscar las lámparas que Marta me tiene en la cocina, te
esperaré afuera, no tardes.

—Si señorita Jauregui— el tono de su voz es el más neutral que había escuchado jamás.

—Nos veremos en breve Ethan.

Salí hacia la entrada principal, directo al escondite del lirio, ¿Lo llevo en la mano?

No, Camila creerá que se lo doy por mi conducta reciente con Ethan y lo vera como una compensación. Ya
lo tengo. Desabotono mi camisa hasta la mitad y la guardo ahí. Está fresco debajo de mi camisa debo
decirlo, además es sólo una flor y no se dañará, se la daré en el momento indicado. Ella llegó muy seria a mi
lado, entregándome una de las lámparas conservando para sí la otra. Hice un ademán con la cabeza para
que caminase y me siguiera, nuestro paseo comenzaba ya.

Tomé la dirección contraria a los barcos y al granero donde estaban los prisioneros, sería lo ultimo si llevo a
Camila a ese lugar tan horrible, no dudo en que el cuerpo podrido de Francisco Alejos aún este colgado
como señal de precaución para los que traicionan.

—¿Estás molesta conmigo?— llevábamos escaso tiempo caminando. De sus labios escapó un inmenso
suspiro—. Estas molesta conmigo— afirme sin saber su respuesta, no

quería darmela.

—No lo estoy contigo sino conmigo, es que no puedo controlarme con él

rondandote todo el tiempo— las palabras fluyen de su boca.

—Lo sé, no fue mi intención montar ese circo. Me vi limitada en mis alternativas, era eso o que viniese con
nosotras, y yo sólo quiero estar contigo, lo sabes de sobra mi Sol.

—Lo siento— no la comprendía en su totalidad, mentiría si digo que lo hago, sin embargo no considero
necesaria sus disculpas.

Ella echa la mirada hacia todas las direcciones, en busca de no sé que, entonces después de verme, con su
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Insideofmysoul
sonrisa tímida tomó mi mano y la entrelazo débilmente. Sentí que mi corazón se iba a salir de mi pecho, era
peligrosa nuestra unión. No obstante fortalecí nuestro agarre con seguridad y gusto, que pase lo que tenga
que pasar.

—No lo sientas, me gusta cuando me celas. Y cada vez que ves a Ethan tengo que morderme las mejillas
para no reírme, la verdad lo disfruto— admito—. Si todos fueran más perceptivos se darían cuenta de que te
gusto y no puedes soportar que él este cerca de mi.

—O de que él me gusta y no puedo soportar que tú estés cerca de él— rió por lo bajo— ¿Es tan evidente?

—Para mi lo es porque lo sé.

Llegamos al céntrico pozo del pueblo, con poca iluminación cerca de el; el viento soplaba sin fuerza y el
silencio de la noche podría convertirse en una tortura si se está solo. Me apoyé en la fría orilla de piedra y
Camila hizo lo mismo, mirando hacia abajo.

—Es como la boca de un lobo, oscura— digo al mirar abajo—. No te inclines mucho, si te caes nunca podría
salvarte porque no se nadar.

—En ese caso yo te salvaría a ti puesto que yo si sé nadar— sonrió orgullosa de

ella misma.

—Entonces quedamos en que tú te caes en el pozo, yo en mi preocupación me

lanzo tras tuyo a salvarte, sin embargo paso por alto un pequeño detalle, no sé nadar, y tú eres la que me
sacas del agua y terminas salvandome.

—Una historia bastante interesante, continúa— no estaba preparada para que pidiera eso. Fijé mi vista en lo
negro de la oscuridad, pensando en lo que realmente pasaría si alguna de las dos llega a caer.

—Y para ese entonces de que me hayas sacado del agua yo no estaría respirando, mi corazón latería
lentamente, mi pulso casi nulo, y terminaras entrando en un horrible pánico mientras tus dientes castañean
por el frío y lastiman tu lengua.

—No quiero que te mueras— su expresión es triste, como si de verdad se lo

creyera.

—Pero recuerdas algo, cuando de niña te lo dijeron seguro te asqueo, ahora eso

que te desagradó era la solución. Pondrías tus labios casi secos sobre los mios y me darías respiración boca
a boca para reanimarme, tres veces, y sin embargo, no funcionaria— su cara se frunce y se queja, parece
no gustarle los finales trágicos—. Desesperada comenzaras a golpearme en el pecho muy fuerte, y resulta
que toda tu frustración hizo algo bueno, porque escupo toda el agua que tragué, mi pulso se normaliza, mi
corazón late muy rápido y vuelvo a respirar. Entonces, la que necesitaba ser salvada salva a su salvadora—
imaginar que me

ahogué sembró inquietud en mi interior, de pronto sentí ma necesidad de respirar profundo para cersiorarme
de tener aire— Y esa es mi idea de lo que pasaría si caes al pozo.

—¡Wow! Eres muy buena relatando cosas, imagine todo en mi cabeza, tan real— lucía una amplia sonrisa—
. Mi parte favorita fue cuando te di respiración boca a boca. Claro, cuando te despertaste también me
gustó— se apresura a agregar.

—La mía también.

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—¿Cuál? ¿Cuándo te di respiración o cuando despertase?

—Cuando desperté. Obviamente que me reanimaras no pudo ser mi favorita porque estaba inconsciente ya
sabes... ¿Qué estoy diciendo si eso nunca paso?— termino dándome cuenta de que esta conversación es
una locura.

—Podemos recrearlo justo ahora, sólo tengo que aventarme, se ve muy sencillo.

—No juegues con eso, es más, caminemos a otro lado, estás un poco tomada ahora que recuerdo, y tu
pequeña mentesita puede maquinar muchas cosas en este momento.

Volvimos a entrelazar nuestras manos sin temor a ser vistas, éramos las únicas dos almas que rondaban por
ahí, al menos con vida, porque este parecía ser un pueblo fantasma.

—Esa casa es muy bonita y muy grande— señaló Camila a una casa a mi derecha. Ciertamente era linda y
la más grande que había visto por aquí aparte de donde nos quedábamos.

—¿Quieres entrar?

—¿Podemos entrar?— se dirigió hacia mi con sorpresa.

—Claro que podemos, podemos entrar a donde sea en este pueblo.

—¡Oh! Entonces vamos, estoy segura de que en una casa tan grande habrá uno de esos famosos pasillos
secretos— emocionada me jaló de la mano y me metió a la casa.

Aquí vamos.

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Si el pozo parecía la boca del lobo el interior de la casa era el estómago. Sumida en oscuridad y con la luz
tenue de nuestras lámparas alcanzabamos a ver sólo sombras. Estábamos tropezando y tumbando todo.
Camila simplemente reía cada vez que tropezaba, me llevaba de la mano con un agarre fuerte a todos lados
y yo me golpeaba contra las paredes, y aunque posiblemente me estuviera sacando moratones se estaba
divirtiendo y eso me hace feliz.

—¿Adonde vamos?— le pregunté.

—No tengo idea— contestó riendo—. Podemos encontrar otras velas y las encendemos con las nuestras.
Iluminemos este lugar para no parecer dos borrachas tirando y tropezando todo.

—¿Quieres... Uhm separarte para hacer eso?

—¿Estás loca? No voy a caminar sola en este lugar, esta oscuridad es agonizante, ni pienses en separarte
un segundo de mi.

—No lo haré. Lo prometo— tome incline hacia ella y le di un beso en su nariz; aunque no pudiera ver mucho
sé que hizo ese gesto que tanto me gustaba—. Deberíamos buscar la entrada primero, así no vamos a estar
tan pérdidas— asintió estando de acuerdo; ahora era yo la que le arrastraba a todos lados, con mucha
delicadeza claro, no quería lastimar sus brazos.

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Conseguimos llegar a donde habíamos entrado puesto que la puerta estaba abierta y se podía ver la
claridad de afuera. La cerré luego, no quería que nadie supiera que Camila y yo estamos aquí si salen a
buscarnos, porque evidentemente hemos estado afuera mucho tiempo.

Empezamos hacia la derecha, era un gran salón y fue muy fácil encender todas las velas que estaban en el
candelabro. Camila y yo miramos las pocas pinturas colgadas en la pared, paisajes, unos hermosos que se
verían mejor si Camila estuviera delicadamente pintada en ellos. Personalmente las personas que solían
vivir en este lugar tenían un gusto para la decoración malísimo. Qué importaba, si probablemente ya estén
muertos. Posteriormente llegamos al comedor, estaba servida una copa con algo de tomar sobre la mesa y
la silla abierta. Rápido me puse alerta sin que ella lo notara, seguiríamos explorando normalmente. Luego
pasamos a la cocina, donde al encender alguna que otra vela e indagar un poco el lugar salimos asqueadas,
la comida que yacía ahí estaba infestada de gusanos y de más artimañas que te pudieses imaginar.

Después de nuestra increíble experiencia en la cocina tomamos el camino de la izquierda. Estaba más
tranquila sobre el tema de un habitante no deseado en la casa, hemos estado horas aquí si no me equivoco,
desprevenidas y tonteando, tuvo la oportunidad perfecta todo este tiempo. Al abrir la puerta nos
encontramos con una biblioteca muy amplia, con libros de todos los colores y tamaños; el polvo y el
desorden eran un atributo atractivo de la decoración; la luz que se acumulaba en la habitación cuando
encendimos las velas yacientes en los candelabros proyectaba calidez, acojo, serenidad. Camila se veía
muy entusiasmada acerca de todos esos libros aunque no supiera leer aún con fluidez.

—Mira todo esto Lauren, nunca podría leerlos todos aunque quisiera— dio vueltas sobre sus pies—
¿Podemos llevarnos algunos, por favor?

con mi mano.

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—Desde luego que podemos. Ve y elige los que quieras— sonriendo señalé todo

—Es complicado elegir el que quiera porque no puedo leer los títulos— esto la

había desanimado, pude notarlo por su decreciente tono de voz.

—Eso lo sé, escoge los que llamen tu atención al verlo y yo te diré de lo que se trata, no te aflijas que en
cuanto menos te lo creas vas a estar leyendo esos libros que as de escoger.

Satisfecha con mis palabras ella fue a la primera estantería a husmear los libros, mientras yo caminé hacia
el gran escritorio y tomé asiento en un grande y cómodo sillón. Me eche hacia atrás un momento para
descansar mi espalda y cerré mis ojos unos segundos, disfrutando de la serenidad de esta habitación.

Me incorporé de nuevo sólo para espiar lo que Camila hacía. Su dinámica era entretenida, sacaba cada uno
de los libros de su lugar, los veía y luego los volvía a meter, insatisfecha de esa elección; lo entretenido era
verla fruncir el ceño y quejarse, mi solecito adorable. Coloqué mis antebrazos en el escritorio apoyándolos,
sacaría provecho de esta situación. Bajando la mirada, pues mi apoyo era un empuje para levantarme y
unirme a la búsqueda con mi pequeña, vi que había afincado mis antebrazos en un libro, lo cerré con
cuidado de no perder la página para ver su titulo " La Santa Biblia".

Estaba abierta en el primer libro de Samuel al pie de la página resaltaba número de capítulo, 20, que se
titulaba "La amistad de David y Jonatán". Decidí leer La Biblia mientras esperaba a Camila y empezaría por
esta historia ya que es la cual estaba abierta en la misma; hace tiempo ya que no leo este sagrado libro.
Acortando a lo que pude entender, esta vivencia hablaba de David, un hombre al que el Rey Saúl, padre de
Jonatán, quería asesinar. Entonces Jonatán siendo amigo de David le pidió 3 días para arreglar la situación,
pues no quería esos tratos entre personas que apreciaba, situación que nunca se arregló, por lo que Jonatán
ayudó a David a escapar para evitar que le asesinarán. Bastante compleja y con mucho significado esta
historia llena de maldad, envidia y amor a la vez, pero lo que más se quedó en mi mente fue la manera en la
que se despidieron.

..."se levantó David del lado del sur, y se inclinó tres veces postrándose hasta la tierra; y besándose el uno al
otro, lloraron el uno con el otro; y David lloró más. Y Jonatán dijo a David: Vete en paz, porque ambos
hemos jurado por el nombre de Jehová, diciendo: Jehová esté entre tú y yo, entre tu descendencia y mi
descendencia, para siempre. Y él se levantó y se fue; y Jonatán entró en la ciudad."

Al principio no le presté atención, hasta que lo releí varias veces, quedando confundida acerca de ellos y de
porqué les dolía tanto al separarse. Tratando de comprender de donde provenían esos lazos volví dos
capítulos atrás, encontrándome con "Pacto de Jonatán con David"

"Cuando David terminó de hablar, el corazón de Jonatán sintió afecto por David, y desde ese día, Jonatán
amó a David tanto como a sí mismo. Ese día Saúl alojó a David en su casa y no dejó que volviera donde su
padre. Jonatán por su parte hizo un pacto con David porque lo amaba como a sí mismo. Jonatán se quitó el
manto que llevaba puesto y se lo dio a David junto

con su traje, su espada, su casco y su cinturón."

Hay muchas cosas que no lograba entender, si no estoy equivocada David y Jonatán tenían muchos
sentimientos él uno hacia él otro. Puede que sea como lo que Camila y yo sentimos o sólo algo de
hermandad, pero me alegra saber que cosas como estas estén escritas en La Santa Biblia, que un hombre
pueda amar a un hombre tanto como se ama a si mismo sin ser juzgado.

—Lauren ¿Estás oyendome?— había preguntado Camila a mi lado, tenia un bonito libro en sus manos.
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Insideofmysoul
—No realmente preciosa mía, discúlpame ¿Qué me decías?—me acomodé mejor en el sillón sentándome
derecha.

—He elegido este— extendió su mano, ofreciendomelo lento—. El título contiene par de nombres ¿Estoy
equivocada?

—No, no lo estás.

Le eché una ojeada "Romeo y Julieta" era el título de la obra "Willian Shakespeare" su autor. Shakespeare,
Ethan me habló de él anteriormente, me dijo que escribía romance más que todo, y que sólo tuvo
oportunidad de leer algunos cantos del hombre pero, que eran muy buenos.

El romance es lo más popular en estos años, hombres y mujeres, mueren por un amor como el de los libros;
mi querer hacia Camila no estaba plasmado en libros, y si lo está lo desconozco, ha de ser prohibido por los
ignorantes siquiera mirarlos, y eso me gusta, la autenticidad de nuestro cariño no es deseada por nadie, lo
que lo hace nuestro en su plenitud.

—Se llama Romeo y Julieta, y seguramente es de romance— comenté cuando organicé mis pensamientos.

—¿Cómo lo sabes?

—He escuchado de ese autor, por lo general es romance lo que él escribe— acote sin mencionar a Ethan en
todo esto, no quería arruinarle su elección— ¿Qué te parece si seguimos explorando la casa? Ya vendremos
por los libros cuando nos vayamos, nadie va a llevárselos— ofrecí esa alternativa antes de que siguiera
preguntando más acerca del libro y que sin evitarlo mencionara a Ethan, quien es él que me ha dado la
información, y ella tuviera su pequeño ataque de celos.

Me extendió su mano en respuesta, con gusto descanse la mía sobre la de ella. Tomamos nuestras
lámparas con nuestra mano libre y nos dirigimos arriba por las escaleras. Al llegar a arriba todos eran
pasillos y más pasillos, parecía un laberinto sin salida.

—Muy bien, ahora en serio Camila, no vayas a separarte de mi ni un pelo— fortalecí nuestro entrelazo de
manos para darme seguridad a mi misma de que no la iba a perder—. Me gustaría empezar desde el fondo
hacia adelante ¿Qué dices?

—Digo que hagamos esto más divertido e interesante— soltó de mi mano y salió corriendo a través de los
pasillos. No la entiendo, ella me dijo que no la dejara sola en la agonizante oscuridad y ahora juega y corre
por las oscuras costillas del lobo.

Rindiendome salgo corriendo a buscarla, puedo oír su risa y sus pisadas, la vela amenaza con apagarse
dentro de mi lámpara por la velocidad de mis movimientos; oigo como

abre una puerta y la cierra. Intento caminar hacia la dirección a donde oí la puerta cerrarse. Ella no fue tan
lista esta vez o quería que la descubriera, por debajo de una de las muchas puertas podía ver una tenue luz
provenir de esa habitación. Sonreí para mi misma antes de abrir, no podía creerlo, Camila estaba
completamente loca, de una buena manera, y cada día me encantaba más y más.

—Toc Toc ¿Hay alguien en casa?— escuché su risita atrás de mi; ella saltó sobre mi espalda e hice mi
mejor esfuerzo por sostenerla solo con una mano, puesto que la otra la tenía ocupada, enredó sus piernas
alrededor de mi cintura y se agarraba de mi cuello—. Parece que aquí habita una mujercita traviesa, mejor
me voy, tengo que encontrar a Karla en algún lugar, nos vemos— terminó riéndose en mi cuello y se bajó de
mi espalda aún sonriendo —¿Estás divirtiéndote?

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Insideofmysoul
—Mucho. Muchas gracias por traerme a este lugar Lauren, realmente necesitaba salir de esas cuatro
paredes— a pesar de la poca luz que había en la habitación pude ver sus ojos brillando con mucha
intensidad y sus mejillas estaban rojas a más no poder.

—Traje algo para ti— es hora de entregarle mi presente.

—¿Lo hiciste?

—Mjumm— murmuré mientras dejaba mi lámpara en ese mueble donde ella había colocado la suya. Me
puse delante de ella y bajé mi vista hacia mi camisa.

Y con mi manía comencé a desabotonar la camisa de abajo a arriba. Sentía su miraba intensa en dirección a
mis manos, sin embargo no se atrevía a decirme ni una palabra. Ya casi al borde de mis senos dejé los
botones y metí la mano adentro de mi camisa, sacando el lirio, que gracias a Dios seguía intacto y muy
bonito.

—Te he traído un lirio azul. Mi madre cuidaba de su jardín, en especial de sus lirios, decía que ellas
mantenían la paz, el cariño, la confianza y el amor en nuestro hogar, y realmente lo creo. Quiero darte este
lirio como señal de paz entre nosotras, y también confío en que no dañarás esta insignificante flor con un
gran significado para mi. También te lo entrego porqué te quiero Karla Camila Cabello, y deseo con todo mi
ser algún día tener un jardín de lirios contigo.

Le extendí el simple pero hermoso lirio. Estando la flor en sus manos ella la admiró un momento y lo besó
cortamente, sonreía con sus ojos cerrados con el lirio en sus labios. Sus pasos fueron rápidos hacia mi
persona, me abrazó muy fuerte y reposó su cabeza en mi hombro.

—Yo podre regar todos los días nuestros lirios para que no se marchiten porque te quiero Lauren Jauregui, y
anhelo tener algún día ese jardín de lirios contigo.

Sentí la humedad de sus lágrimas en mi hombro, yo no quería que llorara, aún si son lágrimas de felicidad.
Nuestro abrazo era cálido y sereno, en mi cuerpo recorría una gran satisfacción al saber que ella también me
quería. Realmente quiero que esté entre mis brazos por mucho tiempo. Rompió nuestro abrazo y la calidez
desapareció, dejándome con un leve escalofrío cuando el aire frío de la noche impacta contra mi desnudo
abdomen. Se dirigió hasta donde se encontraban nuestras lámparas y colocó el lirio que le obsequie ahí, con
mucha delicadeza y dándole un beso como si se pudiera marchitar con solo un toque brusco, para luego

girar de vuelta a mi.

Colocó sus manos en mi descubierta cintura atrayendome a ella y me besó con fuerza, lento y con mucho
cariño. Con sus manos recorría de arriba abajo en mi abdomen, no pude evitar tensarme a su contacto, mi
piel estaba de gallina. Sus manos llegaron a los botones de mi camisa, justo a la medida de mis senos, y
comenzó a desabotonarlos, me tensé aún más, pues no esperaba eso de su parte, y rompí nuestro beso.

—¿Qué haces?— pregunto nerviosa. Nuestros rostros están cerca aún, ella roza sus dientes con mi labio
inferior y muerdo por dentro mi boca.

—No estoy haciendo nada.

—Estabas desabotonando mi camisa.

—Lo sé—respondió como si fuera lo más obvio del mundo—. Lo hago porque quiero desnudarte— admitió
tranquila mirando mis ojos.

—¿Qué?— mis nervios aumentan.


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Insideofmysoul
—Que quiero desnudarte— siguió con su trabajo de desabotonar mi camisa—.

Quiero hacer cumplir nuestro trato de hace unos días— se sube y me da un beso—. Quiero entregarme a ti.

—¿Estás segura? Aún estas herida, no quiero lastimarte— mi camisa estaba completamente desabotonada
y ella procedía a quitarla. Aunque no estaba muy convencida de esta idea no me negué en absoluto ni puse
resistencia alguna, porque en el fondo yo también quería entregarme a ella de esa manera intima—. Tu
cuerpo para mi es sagrado, no te confesé mis sentimientos para tener algo a cambio.

—Callese mi amo, me exaspera— asentí, me intimida lo autoritario de su voz—. Estoy tan segura tanto
como estoy segura de que te quiero mi cielo; te deseo, deseo acariciar tus bellas piernas, delirio de mi vida,
que se derritan mis labios en tus pechos, perderme en tu sensualidad y no encontrarme nunca más—
entreabrí los labios, una vez más mi boca estaba seca por sus atrevidas palabras—. No vas a lastimarme,
confía en mi, mis brazos no son impedimento para esto, justo ahora no siento dolor alguno— mis pantalones
cayeron al suelo, ella nunca había apartado sus ojos de los míos y no me daba cuenta de lo que hacía hasta
que pasaba—. Hermosa Lauren— susurró acariciandome el rostro con sus dedos.

Entonces me di cuenta de que estaba completamente desnuda, ni siquiera tenía mis botas puestas y no
sabía cuando me las había quitado, sus ojos me habían hipnotizado hasta que dejó de mirarlos. Su vista se
desplegó por mi cuerpo, ahora era yo la que estaba avergonzada de estar desnuda frente a ella.

—¿Quieres ayudarme con mi ropa?— ofreció, de ella irradiaba mucha confianza. Yo asentí, y estiré mis
brazos hacia su camisa. Mis manos estaban temblorosas, ya le he quitado su ropa anteriormente, sin
embargo la idea de estar ambas desnudas me ponía más que nerviosa y no podía ocultarlo.

Una sonrisa se mostraba en su rostro, es como si se divirtiera de verme en esta situación. En cambio yo
tenía mi ceño fruncido tratando de concentrarme en los botones de su camisa y calmar el temblor de mi
manos.

—Lauren— me llamó con cautela, subí mi mirada—. Relajate, hazlo con calma— se llevó mis

manos a su boca besando las cicatrices de mis nudillos repetidas veces, e hizo lo mismo que con el lirio, las
mantuvo en sus labios un poco más antes de soltarlas.

Mis manos ya no temblaban cuando las soltó, me dio la confianza de dirigirlas de nuevo a su camisa azul.
Los botones se soltaban con facilidad, y en un parpadeo ya pude ver parte de su torso desnudo. Le saqué la
camisa y la tiré en algún lado de la habitación, estaba más tranquila, menos nerviosa, una corriente
desconocida se hizo parte de mis emociones, mis ojos tendría el placer de admirar ese cuerpo de ensueño.
Quité su cinturón junto a su pantalón, tomé con ambas manos su calzoncillo y bajé mi cuerpo con el,
quedando arrodillada frente de ella; los saqué junto con sus botas, y ya no había prenda alguna en nuestros
cuerpos.

En cuanto me puse de pie ella, poniendo sus manos firmes en mis mejillas, atacó mis labios con fervor, casi
salvaje. Me llevó hacia atrás donde mis piernas tropezaron con una cama de la cual no sabía de su
existencia. Al contacto con la cama casi pierdo el equilibrio y para mantenerme de pie me sostuve de su
cintura con fuerza y la pegé a mi cuerpo, ambas gemimos ante el contacto tan cercano con nuestros cuerpos
desnudos, tan juntos como uno solo. Mis piernas se sienten flojas y me rindo al sentarme en la cama, donde
ella también me acompaña sentándose arriba de mi amarrando sus piernas en mi espalda.

Se separó del beso para respirar pesadamente, pero yo no quería parar, y respirar no era algo que me fuera
vital en estos momentos. Dejé definitivamente la vergüenza a un lado y ataqué su cuello con lentitud,
besando y succionando. Ella se removía encima de mi y eso me gustaba, tenía sus manos en mi cabello y
pequeños suspiros salían de su boca. La alcé un poco y miré sus senos, eran moldeados a la perfección,
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Insideofmysoul
como si se hubieran tomando más tiempo en esta parte de su cuerpo cuando la estaban haciendo.

Los trataría con el cariño que se merecen, compensaría el daño y el abuso que le hice aquella tarde. Besé
entre sus senos, mis dedos acariciaban en sus costados; sin temor alguno me dirigí al derecho, esparciendo
besos cortos y roces con mi nariz. Es como si mi cuerpo estuviera manejándose solo, tome su pezón
derecho entre mis labios y por instinto lo chupe, como si estuviera comiendome una fruta, Camila soltó un
gemido notable.

—¿Está bien que haga esto?— pregunté prácticamente con su pezón en mi boca, su comodidad, el hacerla
sentir bien, era mi mayor prioridad.

—Mmmj— murmuró muy bajo.

Eso fue suficiente para seguir besando sus senos, pasaba de un lado a otro y sus gemidos iban en aumento.
Ella se removía mucho más encima de mi y podía sentirlo, la increíble temperatura que irradiaba todo, todo
su cuerpo; no sé de donde salen mis recientes acciones, de un momento a otro saqué mi lengua y se la
pasé por todo el pezón izquierdo.

—Ahumm.

Juro que su gemido se oyó en toda la casa. Sus gemidos me producían cierta satisfacción al oírlos, era
como música para mis oídos. Cada vez que gemía algo en mi palpitaba allá abajo y se sentía húmedo,
realmente húmedo, en este momento sentía un calor del infierno pero no me importaba, no iba a parar de
besarla.

Con sus manos me empujó por los hombros hacia atrás, cayendo yo acostada y ella encima de mi. Su
feminidad y la mía se conocían, podía sentir esa humedad que yo tenía entre mis piernas entre las de ella.

—Tu turno— su voz le oía rasposa, casi ronca. Su rostro completamente rojo y su cabello era todo un
desastre, aún así la encontraba condenadamente atractiva.

Abrió sus piernas y las colocó una a cada lado para apoyarse. Entrelazó nuestras manos y las puso encima
de mi cabeza, se inclinó hacia abajo, su abdomen pegado al mío, y comenzó con su cometido. ¡Por Dios!
Ella estaba mordiéndome el cuello. Recordé lo que me dijo hace unos días cuando mordió mi labio " A ti te
puedo comer luego" y lo estaba haciendo, por mi cuello, mis hombros incluso mordía mi oreja, mordía y
besaba mordía y besaba, se sentía tan placentero que mis gemidos no tardaron en aparecer.

Dejaba besos tímidos en el camino hacia mis senos, alrededor de ellos, hasta que cubrió el derecho con su
boca. Un gemido alto como el de ella salió sin permiso de mi boca, lo comprendía ahora, se sentía exquisito
y muy placentero; mi espalda se arqueó, no podía parar de moverme y de gemir por semejante obra de arte
que Camila plasmaba con su boca en esa parte de mi cuerpo. La presión que ejercía en mis manos para que
no las moviera me hizo pensar que sus brazos no le molestaban tanto como creía.

La humedad y las palpitaciones crecían en mi feminidad y no sabía como controlarlas. Todo empeoró
cuando Camila mordió mi pezón izquierdo, gemi tan alto que creo que desperté a todos los muertos. Ella
veía mi placentero sufrimiento y continuaba haciéndolo, cada vez eran más largas sus mordidas, estaba
comenzado a sudar de la nada, mi garganta se sentía seca y mi corazón latía muy rápido, con fuerza.

—Estas matándome— logré susurrar.

—Hoy nos toca morir a las dos.

Pasó su lengua desde abajo en mi abdomen hasta mi cuello, mientras ella subía su cuerpo rozaba mi
feminidad, yo ya no sabía lo que era respirar. Moví la parte baja de mi cuerpo hacia arriba y sentí la de ella,
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mojada al igual que yo tenía la mía. Aprovechando su descuido, pues se internó profundo en mi cuello, hice
el intento de soltar mis manos de su poder, victoriosa me liberé de su agarre.

Sin dejarla reaccionar agarré su cintura y la empujé hacia abajo, con necesidad, el creciente calor y las
palpitaciones de mi zona intima aclamaban atención directa, como la tuve aquel día que su rodilla se paseó
por ella. Nuestros centros se encontraron, apreté sus nalgas, me apodere de ellas a mi antojo y empecé
mover mi cadera hacia arriba y abajo a la vez que la movía a ella. Camila dejó de besar mi cuello en ese
momento e imitó mis movimiento, sin que yo la dirigiera, con timidez, la cual desapareció al instante al
repetirlos consecutivamente.

Fui yo la que enredó mis piernas en su espalda, enterrando su cuerpo contra el mío con mis tobillos y ayuda
de mis manos, cerré mis ojos, disfrutando de nuestra danza. Arriba a abajo y se hacia más rápido, como un
acto reflejo mis caderas se movían al son de las de ella, nuestros gemidos inundaban la habitación o toda la
casa no lo sé, sólo sé que sentía que iba a explotar y que mi corazón se me iba a salir del pecho.

Colocó sus brazos por debajo de mis hombros y me abrazó de lleno, besándome el cuello. Con lo que no
contaba es que al ella hacer eso incrementará la velocidad de nuestra fricción. Ya no tenía fuerzas en mis
piernas para aguantarme, fueron cediendo solas abriéndose para ella; sentía algo grande venir entre ellas.
Bajé mis manos a su trasero y lo empujé, ella

gemía en mi oído muy bajo y sabía por sus mordidas en mi hombro que estaba conteniéndose para no gritar.

Entonces algo exploto en ambas, ella cayó con su peso completo encima de mi, respiraba agitada y con
dificultad. Yo temblaba del placer que emergía de mi ser, es como la liberación más maravillosa que puedes
sentir en tu vida. De repente un líquido salía de mi sin mi permiso, se sentía caliente casi como...

—Creo que me orine— digo muy rápido y Camila se incorpora apoyándose sobre

sus codos.

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Insideofmysoul
—¿Tu qué?

—Que en cuanto has caído encima de mi lo he sentido, que he expulsado algún

líquido— en su cara había diversión—. No vayas a reírte, esto es serio.

—Creo que me he orinado también, me ha pasado lo mismo— removió sus piernas—. Se siente pegajoso,
no creo que nos hayamos orinado Lauren— se sentó encima de mi, y extendió sus manos para levantarme,
las cuales acepte.

Quedamos sentadas de la misma manera como habíamos empezando, sólo que ahora estábamos sudadas
y Camila decía estar pegajosa. Después de recuperar el aliento y calmar mi corazón me puse de pie
cargándola con facilidad, enredó sus brazos en mi cuello y sus piernas en mi cintura. Sentí algo mojado en
mi abdomen y bajé la vista, era ella la que desprendía ese liquido, que a la poca iluminación se notaba algo
espeso.

Sin temor, apretándola con fuerza a mi cuerpo, pasé una de mis manos por su zona íntima, la oí jadear de
sorpresa, la textura de ese liquido era viscosa al contacto, definitivamente no nos habíamos orinado. Saqué
mi mano de ahí y me atreví a pasarla por la mía, era lo mismo, viscoso, pegajoso.

—¿Qué es?

—No lo sé— subí mi mano y separé mis dos primeros dedos, "mostrándole" el líquido que teníamos ambas,
el cual se podía ver mediante un pequeño hilo. Con curiosidad lo llevé a mi nariz, nada—. Es extraño,
tampoco tiene ningún olor.

—Pruebalo— negué de inmediato—. Pruebelo mi señora— insistió ella, yo no muy convencida accedí, su voz
me incitó a hacerlo, esto no iba a matarme, creo.

—Está salado— dije cuando saqué mis dedos de mi boca.

—Quiero pobrarlo— pidió suavemente—, quiero probar el tuyo.

Se tornó un poco extraña su petición pero terminé haciéndolo, cuando tuve mi mano en mi feminidad me
aseguré de mojarlos bien con ese liquido que tenía. Ella abrió su boca al poner mis dedos frente a ella, y
chupó mis dedos lentamente con sus ojos cerrados, se sintió tan cálido que gemi de la nada.

—Me gusta— abrió sus ojos y se me quedó mirando a los míos—. Me ha gustado mucho más lo que
acabamos de hacer en esa cama.

—No tengo palabras para describirlo— realmente no las tenía, la manera en la que Camila me había hecho
sentir era sólo... indescriptible.

—No sé si fui ruda contigo cuando te mordía, no sé que me sucedía, es como un instinto que acojo cada vez
que te tengo cerca, y esta vez que no tenias ropa alguna no pude contenerme.

—No hay quejas de mi parte, me gusta esa Camila salvaje y juguetona, me gustas en todas y cada una de
tus versiones— deposité un pequeño beso en sus labios y uní nuestras frentes.

Con timidez me empezó a besar, era increíble el sabor de su boca, tenía rastro del vino que tomanos en la
cena. Desde su zona intima partí hacia arriba, llenando parte de su vientre de su líquido extraño; me quedé
acariciando uno de mis nuevos lugares, sus senos.

—La versión salvaje y juguetona de Camila está haciendo presencia de nuevo, y no creo poder controlarla—

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susurró cerca de mis labios con una sonrisa.

—Dejala ser libre, estoy dispuesta a enfrentarme a ella cuantas veces sea necesario— susurré de vuelta.

Y ya no hubo más palabras, nuestros cuerpos eran lo que se comunicaban entre sí con cada toque que
tenían, y así lo hicieron toda la noche esa maravillosa madrugada.

Pd: Que pena por lo de Miss Colombia.

31

Su cuerpo es muy cómodo para dormir. Caí dormida entre sus piernas, ella me abrazaba por la cintura
mientras yo lo hacía por sus hombros, mi cabeza apoyada en su pecho un poco más arriba de sus senos,
que ahora la claridad que entra desde la ventana me deja ver pequeños moratones en ellos, también en su
pecho y su cuello, algo leves, pero se puede notar si estás realmente cerca. Hago un camino de besos en
todas las marcas que puedo ver, lentamente subiendo hacia su oído para despertarla.

—Buen día mi Luna, es hora de despertar— al principio sólo hace esos gruñidos sobre que no quería
levantarse. Volví otra vez a su cuello, mi boca se sentía seca, sin embargo disfrutaba del contacto que tenía
con su piel.

Ella se removió debajo de mi, sus manos paseaban mi espalda con detenimiento, como si estuviera
acostumbrándose al contacto de nuevo.

—Eres mala conmigo mi Sol, no me dejas descansar— de quejó sin abrir sus

ojos.

—¡Oh! No no no, no estoy despertándote para eso— sonreí aunque ella no me

viera. Ella sonrió de vuelta con sus ojos cerrados mientras quitaba una mano de su espalda y la llevaba a
sus ojos para restregarlos.

—No veo el motivo entonces, quiero quedarme aquí contigo, por lo menos un rato más— me rogaba e
imitaba los pucheros que le hago, se le ve tan tierno, me dieron ganas de besarla.

Volvió a poner sus brazo en mis espalda y con mucha destreza nos giró, sin mucho éxito si quería estar
arriba de mi, porque quedamos de lado con nuestras piernas entrelazadas y si es posible nuestros cuerpos
más juntos. Reposó su cabeza entre mis pechos y cerró sus ojos nuevamente.

—Son muy cómodos— murmura entre ellos.

—Los tuyos son más cómodos, son más grandes— respondo en susurro. La abrazo y pongo mi barbilla en
su cabeza, apoyándome, porque no se donde están las almohadas ni las sábanas desde hace un buen rato.

—Aún así son muy cómodos, más que las almohadas— inhaló de ellos como si quisiera guardar mi esencia
en su nariz—. De todos modos, me gustan más los tuyos porque son más pequeños, es tan incómodo y
molesto tenerlo de un tamaño considerablemente grandes.

—Sobre todo si siempre se te marcan los pezones en tú camisa cuando terminas de bañarte— lo había
notado hace unos días, no es que mirara siempre su cuerpo tan detallamente, pero mi creciente atracción
por ella me llevó a darme cuenta de esos detalles.

—No puede ser que te des cuenta de eso— rió contra mi pecho. Sus manos se movieron ahora más abajo,

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Insideofmysoul
casi en mi trasero— De todas formas me gustaría quitarme un poco si fuera posible.

—No lo hagas, los quiero para la cena— ambas estallamos en risas. No puedo creer que dije eso. Ella saca
su cabeza de mi pecho y me mira, sus ojos brillan con la intensidad del Sol, sus mejillas levemente rojas y
sus labios hinchados. Perfecta.

—Se ha vuelto usted muy atrevida señorita Cabello— me coquetea con sus

labios, acercándolos y alejándonos con cada palabra.

—Quizás sea algún tipo de influencia señorita Jauregui— coqueteo de la misma manera— ¿Seré castigada
por mi comportamiento?

—Realmente no creo que sea su culpa, la culpa es de la persona que le esta influyendo ese
comportamiento— terminamos besándonos sin poder aguantarlo.

Una vez comí chocolate, recuerdo haberme vuelto loca y querer más y más hasta querer robarlo para mi
necesidad. Lauren es eso, ese trozo de chocolate del que nunca tuve suficiente y siempre voy a querer más
y más.

—Estoy tan dolorida— no sé si realmente estaba quejándose o sólo estaba comentándolo. Yo también lo
estaba, aunque no me había levantando aún de la cama mis piernas pesaban y dolía entre ellas.

—También yo. Y me siento tan pegajosa como la vez que comimos esos mangos y tenía mis manos llenas
de ellos, la diferencia es que esta vez está entre mis piernas y alrededor de ellas— antes de que ella pudiera
responderme mi estomago gruñó, sorprendiéndonos a ambas y luego vinieron las risas. No recuerdo tener
hambre, si mi estómago no hubiera gruñido no me hubiera dado cuenta.

—Parece que esa ha sido nuestra señal para irnos— suelto aún con una sonrisa.

—Estoy de acuerdo con eso.

Nos levantamos con mucho dolor y quejándonos, como dos ancianas caminábamos o hacíamos el intento.
Había un gran desorden en toda la habitación y me pregunto que tanto hicimos para que esto se vea así.

—No encuentro mi camisa ¿Donde la colocaste cuando me la quitaste?— preguntó agachándose


terriblemente lento a ver debajo de la cama. Tuve una buena mirada de su trasero, me gusta mucho; ella se
giró para esperar mi respuesta y se dio cuenta de que la miraba—. No me ayudas si te quedas viéndome el
trasero, cariño— Cariño. Me gusta que me llame así, me produce un revoloteo en el estómago.

—No lo recuerdo, la lancé a algún lado, voy a buscartela— apresuré a decir, sería el colmo que no la
consiguiera, tiene que estar aquí.

Por suerte, robando un beso aquí, otro por allá, encontramos todas nuestras prendas; estoy segura de que
nos tardamos más vistiendonos que buscando la ropa. Estaba arreglando el cuello de su camisa mientras
ella arreglaba mi cabello, de por si mi cabello es una pérdida de tiempo considerado el desastre que es. En
cambio ella se ve condenadamente atractiva con su cabello hacia atrás y a un lado, no encuentro las
palabras suficientes para describir la perfección que es Lauren Jauregui.

—Listo, así no matarás a nadie— bajó sus manos a mi cuello y arregló el cuello de mi camisa—. Hice lo
mejor que pude Camila, pero eres una causa perdida, terminarás dándole infartos a la gente cuando te
vean— suspira con su boca fruncida.

—Debo estar más que terrible entonces— suspire resignada, Lauren no podía
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Insideofmysoul
hacer milagros.

—Lo estas. Terriblemente bella, como siempre— lo notaba pocas veces,

estábamos tan cerca la una de la otra, respirando el mismo aire— ¿Estás segura de que no

quieres quedarte un rato más? La cama estaba muy cómoda, tus labios deliciosos, la mañana resalta tu
belleza.

—A mi me encantaría hacer eso, pero tenemos que volver, no podemos quedarnos aquí toda la vida, y
mientas más estemos más querremos quedarnos— decline su oferta, su tentadora oferta, porque teníamos
que volver a nuestra realidad—. Además tengo hambre Lauren, necesito comer para reponerme.

—Lo que mi Sol diga— y dejó un besito en mi nariz, de esos que me dan cierto cosquilleo en la cara y me
hace arrugarla.

Fui a buscar nuestras lámparas ya pagadas, y al lado de ellas vi el hermoso lirio azul que me obsequió
anoche. Lo tomé y lo llevé a mi nariz, nunca me había gustado oler las flores hasta ayer. Ella dijo que quería
tener un jardín de lirios conmigo, dijo que me quería, y yo también la quiero mucho, tanto que no me cabe en
el pecho, no sé como vamos a lograrlo pero vamos a tener el jardín de lirios más bonito del mundo.

Apareció tras de mi, posando su barbilla en mis hombros y abrazando mi cintura, se sentía tan bien, tan
cálido. Deposita un beso en mi cuello, casi en mi oreja, y siento ese cosquilleo por todo el cuerpo que
aparece cada vez que me besa.

—¿Estás lista para irnos?— asiento cuando ella susurra en mi oído, soy incapaz de decir una palabra
cuando ella hace eso, me hace débil y vulnerable cada contacto que me proporciona.

Nos tomó un momento encontrar las escaleras, no sé en que pensaba anoche cuando salí corriendo por
todos estos pasillos; o si lo sé, nada de esto lo planeaba, sin embargó me alegra que haya pasado eso tan
mágico entre nosotras. Agradecía que estuviéramos solas porque la manera en la que bajábamos las
escaleras no era normal, hasta pensé en lanzarme por ellas para no tener que sufrir tanto y llegar más
rápido.

—¡Dios! ¡Duele mucho!— me quejé cuando llegue abajo, ella venía tras de mi con la misma cara de
tragedia, en otra situación me hubiera reído, pero esto es serio.

—Deja de quejarte, no debimos hacerlo tantas veces— habló suave, había un ligero rubor en sus mejillas—.
Tampoco debimos quedar dormidas en esa posición.

Recordé la noche anterior, como nuestros cuerpos eran dos perfectas piezas, insaciables y necesitados de
cariño, en como sus manos recorrían todo mi cuerpo y sus labios besaban cada esquina de el, de nuestros
cuerpos sudados y exhaustos pero con ganas de más.

—Si, bueno, vale la pena todo este dolor— entrelazó su mano y la mía con firmeza pero suave, tan típico de
Lauren.

—Vamos a buscar tu libro. E intentemos tragarnos ese dolor y caminar normalmente, no se me ocurre nada
bueno para decir porque ambas caminamos tan extraño.

Entramos a la biblioteca, a la luz del día se veía más impresionante y grande. Había elegido ese libro Romeo
y Julieta porque pude leer sus nombres, pensé que era poesía, pero Lauren me ha dicho que es una historia
romántica y lo leeré, quizás tome unos consejos de ese libro y haga sentir a Lauren tan especial como ella
me hace sentir a mi cada momento del día. Incluso si no está al momento conmigo me hace sentir especial
el sólo recordarla. Tomé el libro con mi mano libre y lo recosté contra mi pecho abrazándolo. Lauren está en

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Insideofmysoul
el escritorio, cerró el mismo libro que estaba leyendo anoche y lo puso contra su pecho también, sin
abrazarlo.

—¿Qué libro es ese?

—Es La Biblia. También puedes leerla.

Ya no podíamos tomar nuestras manos por tenerlas tan ocupadas, no obstante caminamos muy juntas hacia
la entrada. Ella coloca un momento el gran libro que trae, La Biblia, bajo su brazo para abrirnos la puerta.

—Camila— dice mi nombre con exquisitez.

—¿Si?— centro mi atención en ella.

—Te quiero— susurra mirándome directo a los ojos.

—Y yo a ti. Te quiero— aprovecho y levanto mi cabeza, porque ella es más alta que yo, y la beso con
ternura.

El brillo de la mañana impactó en mi cara provocando que cerrara mis ojos por un momento para
acostumbrarme a ella. Tragandome todas mis molestias y dolores emprendí un paso normal, me cuesta
mucho, no obstante tengo que hacerlo por ella, por nosotras. Volteo a mirarla de vez en cuando, sé que ella
también voltea a verme, lo noto por el rabillo de mi ojo. No hemos dicho palabra desde que salimos de esa
casa, sin embargo tengo esa sensación de que cada vez que nos miramos nos hablamos y nos
respondemos.

La veo esta vez detenidamente, había dejado los dos últimos botones de su camisa sin abotonar, si fuera
más alta estoy segura de que podría ver sus senos, como cualquier otra persona que sea más alta que ella y
eso no me gusta, no me gusta cuando esos hombres feos miran a Lauren. En mi inspección por su camisa
veo uno de esos pequeños moratones en su cuello, los cuales ella no sabe que existen.

—Uhmm... Lauren— ella, quien miraba al frente, en cuanto la llamé se giró muy rápido a verme, como si
estuviera esperando la minina señal que le dijera podía hacerlo.

—Dime preciosa— tenía ganas de sonreír ahora, ese es uno de los efectos que Lauren produce cuando me
hace cumplidos.

—Yo hice... sabes que anoche te mordí muchas veces y bueno...— me quedé colgada en el "bueno" y miré
hacia otro lado.

—Está bien, puedes decirme lo que sea, no va a molestarme— se dirigió tan tranquila y comprensiva.

—Dejé algunas marcas— hablé muy rápido y con torpeza.

—¿Unas marcas?— repitió ella.

—Si, como pequeñas marcas moradas— subió su cabeza mirando al cielo.

—Esta bien, ya pensare en algo si preguntan— bajó su mirada y me sonrió.

—¿No estas molesta?

—Para nada. ¿Cómo voy a estarlo? Anoche tuve la mejor noche de mi vida, con la mujer que quiero, y me
han quedado marcas aunque no sean de por vida ¿Cómo voy a estar molesta? Si no creo que pudo
haberme pasado algo mejor que tú en toda mi vida— son esas las cosas que hacen mis piernas débiles y mi
estomago un tornado.

170

Insideofmysoul
Caminé hasta la gran casa en silencio, pero con una gran sonrisa en mi rostro al saber que Lauren Jauregui
me quería tanto como yo la quería a ella.

Feliz Navidad a tod@s

32

Entramos a la casa riéndonos como una locas, con Lauren habíamos visto un hombre borracho antes de
llegar, estaba en un árbol diciendo cosas como: "Toma, toma, toma" "Eso es lo que te vuelve loca", y
algunas otras que no pienso repetir, mientras agarraba los extremos del árbol y hacia un digamos
movimiento de amarcillación. Como si fuera posible hacerle eso a un árbol. Abrimos la puerta y lo primero
que vi fue a Ethan, casi maldigo, ¿Es que él no puede dejar a Lauren tranquila alguna vez?

—Estás aquí— se paró de la silla en donde estaba y abrazo a Lauren con mucha fuerza. No me gusta que la
toque. Ella parecía sorprendida e incluso incómoda, en el brazo que tenia su Biblia le quedó en una mala
posición y podría hacerle daño pronto si no se separa.

—Señor Matthews, la está lastimando— sin ninguna pena le intenté separarlo de Lauren, quien me vio
agradeciendome pero al mismo tiempo regañandome por tal acción.

—Lo siento— estaba al borde de las lágrimas, desconocía la razón. Era raro para mi ver a un hombre
llorar—. También me alegro de verla señorita Camila— él invadido mi espacio personal y me abrazó.

No era un toque desagradable, Ethan podía dar buenos abrazos. Lauren estaba a espaldas de él viéndonos
con burla en su rostro, muy bien, vamos a ver quién se burla de quién. Le correspondí al abrazo, pasaba mis
manos como podía por su espalda para reconfortarlo mayormente, porque llegué a sentir pena por él, y por
otra parte quería ver la reacción de Lauren que era la que esperaba.

Alzó sus cejas en señal de pregunta, yo alcé las mías en respuesta con una sonrisa y ella frunció su ceño.
Ethan terminó por recostar su barbilla en mi hombro y yo lo dejé. Posterior a eso estiré mis labios, ella
articuló un mudo "no" con su boca cuando se dio cuenta de lo que iba a hacer, bueno lo que no iba a hacer,
sólo quiero molestarla un poco. Acerqué mi boca hacia su rizado cabello dorado para darle un beso, el que
claro está no iba a darle. Lauren aclaró su garganta muy en alto e Ethan se separo de mi.

—Karla Camila, ¿Por qué no me haces un favor y vas a la cocina? Puedes comer si quieres, yo hablaré con
Ethan. A solas— tenaz. Me devolvió mi jugada mucho peor. Su "a solas" despierta el demonio de mis celos
aunque esté que está vengándose—. Ten, devuelve las lámparas— me ofreció la suya y la tome junto con la
mía con destreza.

—Como ordene señorita Jauregui— no tuve más remedio que obedecerla.

Caminé hacia la cocina, pasando por el solitario comedor. La verdad es que nunca bajaba a desayunar,
Lauren me acostumbró a llevarme el desayuno a la cama, detalle que me encanta.

Estar en el comedor es tan extraño, sobretodo estar sin ella, no me gusta estar sin ella, se me hace más
difícil respirar y siento esa presión en el pecho que no se va hasta que la veo de nuevo.

Izolda. recibió.

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Insideofmysoul
—Karla Camila, que sorpresa verla por aquí a estas horas— me sorprende

—Vine a devolver estas lámparas, muchas gracias— se las ofrecí y ella las

—¿Quiere desayunar?— ella tan amable como siempre.

—Si por favor.

—Tome asiento, ya le sirvo.

En mi mano traía el libro y el hermoso lirio que Lauren me había obsequiado; sonreí al verlo y lo lleve a mi
nariz capturando su olor. Muchos recuerdos de anoche vinieron a mi mente, sus manos en mi cabello,
nuestros cuerpos sudados tratando de ser uno solo, nuestros gritos, derrochadores de placer, haciendo eco
en toda la casa, lo hermosa que se veía a la luz de las velas; la manera en la que me besaba y me hacía
suya, porque fui suya ayer en la noche, fui tan suya que tengo su esencia en mi piel, aún puedo sentirla,
sentir sus manos tan delicadas por todo mi cuerpo...

—Karla Camila ¿Se siente bien?— ya estaba el plato servido enfrente de mi. Avena, sonreí como boba, la
avena me recordaba a Lauren por más tonto que suene, fue lo primero que comimos juntas y la primera vez
que me dio de comer en la boca.

—Nunca mejor.

—Es una flor muy bonita, ¿Se la ha regalado alguien?— pensé rápido.

—Es un lirio. Lo he tomado del jardín, ¿No es divino?

—Lo es. Perdona si me he adelantado a los hechos, la manera en la que lo tiene me hizo pensar que era
algo especial, que quizás hay alguien conquistandote. Porque puedes contarme, somos amigas.

—Es algo muy especial. Y quizás algún día te lo cuente.

~●~

—No volviste anoche— habíamos tomado asiento afuera de la casa, en el suelo.

—Lo sé, y créeme que se me salió de las manos— el recuerdo de lo que pasó anoche me pone los pelos de
punta.

Mis manos pican imaginando que contorneo su delicada silueta, mis labios cosquillean por el delirio de los
suyos, Dios bendito ¿Así de bien se siente el pecado? Porque quiero caer de nuevo en esa tentación.

—¿Dónde estuviste? Estaba tan preocupado— decía la verdad, su cara daba a relucir que se había
quedado en vela toda la noche, e incluso de que había llorado.

—Tuve problemas para encontrar la salida, hay una gran casa cerca del pozo, parece un laberinto, y con la
poca iluminación que tenia se me hizo imposible salir, así que me quede en esa casa. Estoy bien, no me
paso nada malo— Lauren Jauregui que mentirosa te has vuelto.

—Estuve a punto de ir a buscarte, no sé, me siento desorientado cuando no te tengo cerca, cuando no sé si
estás bien o estás mal.

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—¿Puedo preguntar algo?— él asintió con sus ojos llorosos. Era ahora o nunca—¿Estás interesado en mi?
En una manera romántica, quiero decir.

—No lo estoy— lo escuché muy seguro.

—Entonces explícame todo tú comportamiento porque no lo entiendo, somos amigos, sin embargo tu
frecuente preocupación por mi es extremista— se lo dije con las palabras más suaves que encontré, la
verdad quería decir que era algo asfixiante y enfermo pero no quería

herir sus sentimientos sólo porque él es una de las personas que se preocupa verdaderamente por mi.

Se quedó en silencio un rato. Miraba pasar aquella gallina enfrente nosotros, el polvo levantándose y
desapareciendo cada vez que el viento soplaba. Él no miraba a ningún punto en específico, como si el
tiempo para él se hubiera paralizado.

—Mi padre murió cuando tenía seis años, el mismo año en el cual nació ella.

Tengo una hermana. Su nombre es Emily, es mi pequeña, la niña de mis ojos; aunque ella dijera que ya no
era una niña porque tenía dieciséis yo la seguía viendo como mi hermanita pequeña— comenzó a decir
mirando a la nada—. Su cuerpo comenzaba a notarse a su edad, lo sabía porque ya los hombres la veían
lascivamente, pero nunca dieron un paso en falso, me conocían, y sabían que haría lo que fuera si llegarán a
tocar a mi hermanita, porque juré frente al lecho de muerte de mi padre que la protegería con mi vida, sin
embargo le fallé— estaba echo un río de lágrimas. No sabia que hacer, así que sólo se las limpie y pasé mi
mano por su rizado cabello.

—Está bien si no quieres contarme, no quiero que te sientas mal— traté de

reconfortarlo.

—El 2 de Septiembre Emily no estaba en su cama cuando la fui a despertar.

Algunas veces ella se levantaba más temprano de lo usual y se iba al muelle a admirar el mar y el cielo al
mismo tiempo, era lo que más le gustaba. Cuando llegué al muelle la vi, pero ella no estaba sola, había
llegado una embarcación desconocida; cuando estaba acercándome a ella esos hombres la sujetaban
mientras ella intentaba resistirse. Yo corrí muy rápido a ayudarla mas no pude hacerlo, ellos me tenían al
igual que a ella, ella gritaba que la ayudará y no pude hacer nada— sollozó muy fuerte—. Nos tuvieron en el
barco, a mi en la prisión y no supe de ella, sólo que en alguna parte podrían estar haciéndole todas las
cosas malas que pasaron por mi cabeza en ese momento. Me lanzaron al mar en el medio de la nada unos
días después, traté de seguir el barco nadando, ellos no podían quitarme a mi hermanita, Dios no podía
hacerme eso, me quitaron a mi padre y ahora me estaban arrebatando a mi hermana.

Respiré profundo, tomé aire por la boca y me lo tragué junto con mis lágrimas, Ethan estaba sufriendo y yo
lo estaba haciendo sufrir más recordándole todo esto.

—Ella era muy parecida a ti, cuando llegué a esta tripulación y te vi pensé que eras ella. Luego de que el
Capitán te presentó supe que no lo eras. Son como dos gotas de agua, tan inconfundibles. Mi español no
era el mejor en ese entonces; subí a ese barco no por voluntad, sino porque quería buscarla, aunque ya sea
muy tarde como para encontrarla.

—No digas eso como si ya no pudieras encontrarla, no puedes rendirte— le

abracé de lado.

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—Han pasado tres meses Lauren, no creo encontrarla.

—Ten fe en que lo harás, no pierdas las esperanzas.

—Cuando asaltamos ese buque en Cuba y oí aquella muchacha gritar creí

haberla encontrado, corrí tan rápido como pude para salvar a Emily; nos encontramos a la señorita Camila
en su lugar. No hay ninguna queja, la señorita Camila también es una buena persona que ha entrado en
nuestras vidas, aunque yo no le agrade mucho, bueno, me correspondió el abrazo hace un momento— él lo
sabía, sabía que a Camila él no le gustaba nada,

sería increíble si supiera exactamente porqué ella no le da la vista buena.

—Camila no te conoce, y es muy reservada con las personas, a mi también me costó llegar al punto en el
que estamos ahora— recosté mi cabeza en su hombro—. Así que ¿Soy cómo tu hermanita pequeña? Digo,
¿Tan parecidas somos?

—Mucho, si mi madre te viera y le dijera que no eres su hija me diría que estoy jugando con ella y me daría
con las ollas de la cocina en la cabeza— lo escuché reír bajito—. Es por eso que te cuido tanto, no toleraría
tener otra pérdida en mi vida y menos si una de esas pérdidas es exactamente igual a la otra, creo que Dios
me ha dado otra oportunidad de cuidar a alguien tan exacta a mi hermana.

—Me sentí atraída hacia ti un tiempo— confesé mientras se reincorporaba, ya no era algo que me hiciera
efecto, tengo a Camila, y él nunca me verá como mujer.

—¿De verdad?— respondió un tanto sorprendido.

—Te lo juro, me parecías tan apuesto y tan caballero, siempre con delicadeza y clase. Gracias a Dios superé
esa época oscura de mi vida— ambos reímos, él me dio un pequeño empujón—. Te ayudare a encontrar a
Emily.

—¿Me ayudarás en serio?

—Claro que lo haré. Estoy ansiosa por conocerla, si es tan parecida a mi a lo mejor verla se sentirá como
reflejarse en un espejo ¿Qué es más emocionante que eso?

—Muchas gracias Lauren, significa mucho para mí.

—Hasta entonces seguiré siendo tu hermanita pequeña— sugerí con una sonrisa, a lo que él asintió.

—Pensé que ibas a asustarte cuando te dijera todo esto, no es algo normal.

—Todo lo contrario, me siento tan halagada de que me consideres parte de tu familia— no podía juzgarlo
por sus traumas, él no decidió esta vida.

—Si no logro encontrarla ustedes serán mi familia, Camila y tú, las protegeré con mi vida y no pienso fallar
una tercera vez— Camila

—Mencionando a Camila, está adentro desayunando sola ¿Qué te parece si le hacemos compañía?
Apuesto a que no has comido nada.

—Estás en lo cierto—apoyó sus manos en sus rodillas y se levantó, luego me tendió la mano y me puse de
pie con su ayuda—. Después de ti— le agredecí mentalmente, dolía entre mis piernas como el mismísimo
infierno.

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Al llegar al comedor Camila seguía ahí sentada comiendo, quizás esperándome pues su plato estaba casi
lleno; en la mesa se encontraba su libro y el lirio que le di. Ella al percatarse de mi presencia sonrió, no
obstante al momento de ver a Ethan su sonrisa se esfumó como el humo de las calderas y volvió la atención
a su plato. Ethan se dio cuenta de aquello y le di una mirada de disculpa.

—Ethan ¿Puedes encargarte de nuestro desayuno por favor_ pedí mientras le hice una seña de que tenía
que hablar con Camila.

—Lo que sea para mi preciosa Lauren— me quise dar una palmada en la frente.

Ethan tampoco ayudaba.

Él desapareció por la puerta de la cocina y yo me apresuré a sentarme al lado de

Camila. apretados.

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—No puedes ser tan grosera con él— reclamé muy seria y con los dientes

—Seguro, eres su preciosa Lauren, ¿Cómo competir contra eso? No puedo ser

grosera con él de ninguna manera— la burla y sus celos no eran buena combinación.

—Deja tus malditos celos un segundo— giró su rostro muy sorprendida, y yo también lo estaba, nunca había
maldecido, no frente a ella—. No sé que hacer para hacerte saber que sólo te quiero a ti y que lo demás no
importa. Te quiero Camila, más de lo que he querido al alguien en toda mi vida.

—Lo siento mi luna, no soy yo la que te habla, son mis celos absurdos. Yo sé que me quieres, pero él
también te quiere y no sé como manejar eso.

—Ni necesitas saberlo. Él no me quiere de la misma manera en la que nosotras nos queremos, él me quiere
de una manera... diferente— no supe cómo explicárselo al momento. Lo vi salir de la cocina acompañado de
Izolda—. Aquí viene ¿Puedes por favor tolerarlo?

—Bien— fue su respuesta antes de sentarse derecha de nuevo.

El desayuno no transcurrió de lo más normal, sólo hablábamos Ethan y yo, Camila casi ausente
respondiendo sólo "Si" y "No" cada vez que le preguntábamos algo. No sé que puedo hacer para que mi
pequeña mujer deje de sentir celos hacia Ethan, de quien ya estaba segurisima que no era una amenaza
para nosotras como ella decía.

—Lauren, he notado esas marcas extrañas en tu cuello hace un rato— comentó Ethan, casual. Yo casi me
ahogo con la avena y me dio un dolor de cabeza inmediato pensando en que responder.

—Son cosas del clima señor Matthews, ayer llovió y los molestos mosquitos estaban alborotados, la sangre
de Lauren ha de ser muy dulce y su piel muy sensible— Camila habló salvandome de cualquier estupidez
que pude haber dicho.

—Vamos a retirarnos Ethan, tengo que aplicarle la crema a Camila en sus brazos, ya sabes, por el incidente
de aquella noche— me levanté antes de que comenzara a hacer muchas otras preguntas, a las que no
podría responder sin que me diera un ataque de nervios.

—Vayan tranquilas, estaré en mi alcoba por si me necesitan. Que se le mejore sus brazos señorita Camila—
ella asintió, como siempre.

Subimos a nuestra habitación en silencio y con el molesto dolor entre nuestras piernas, se oían el eco de
nuestros pasos. Ella se veía pensativa sobre algo que realmente le estaba haciendo un problema en su
cabeza. Seguro está pensando en las una y mil formas para evitar que yo no vea Ethan. En cierto punto la
entiendo, yo también me puse un poquito celosa cuando ella lo estaba abrazando, y cuando ella iba a darle
un beso, pero sólo un poquito celosa nada más.

Abrí la puerta y la dejé pasar primero, ya que ella no me dio otra opción. En cuanto la cerré tras de mi tomó
la Biblia que traía en las manos junto con su libro y el lirio, colocándolos en nuestro escritorio. Luego agarró
mis manos, llevándome casi al borde de la cama y se me abalanzó encima, sus labios en los mios
besándolos salvajemente. Ella saltó encima de mi y yo la atrape, sus piernas se enredaron duro a mi
espalda, o más bien se encadenaron, así

era como se sentía. Su actitud hacia mi era posesiva, como si quisiera dejarme claro que soy de ella y de
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nadie más

—Camila. Para. No. Es. El. Momento— a cada palabra que decía ella se encargaba de callarme con un
beso.

—Lo es, hazme tuya.

Ella, con sus escurridizas manos comenzó a desabotonar mi camisa. Debía hacerme la fuerte pues estoy
completamente segura de que ella está actuando así por sus celos. Atrapé su labio inferior entre los mios y
la mordí algo fuerte, haciendo que ella gruñera y se separa de mi.

—Tenemos que hablar— impuse, no tenía otra opción, antes de soltarla en la cama con mucho cuidado e ir
a buscar la crema para sus brazos.

—¿Sobre qué?— cuando vio que traía la crema en mis dedos untada torció los ojos— Lauren, mi luna, sé
que estás preocupada por mi pero esa crema ya no es necesaria para mis brazos.

—Por supuesto que lo es, ayer... trabajaste mucho con ellos, debes tenerlos cansados— me senté y sin su
autorización tomé su brazo derecho.

—Entonces debes untar eso en mis piernas, se sienten tan cansadas y doloridas.

Yo también lo haré en las tuyas— está provocandome. No es que no la desee, sin embargo en este
momento prefiero que vuelva a ser la Camila muda y tímida de antes.

—Comportate, no es el momento. No voy a caer en tus provocaciones— no daré mi brazo a torcer—.


Tenemos que hablar sobre Ethan— soltó un grito mudo y con su otra mano se halo el cabello.

—Ethan, Ethan, Ethan, ¿No podemos sólo lanzarlo al mar? Así no va a estar en nuestras vidas nunca más.

—No seas cruel, está sufriendo.

—Esta sufriendo porque no tiene tú atención, ni la tendrá, eres mía— habló muy

segura.

—¿Sabes que le pregunté si estaba interesado en mi de una manera

romántica?— negó en respuesta— Pues lo hice.

—¿Y que te dijo? Me imagino que fue algo como ¡Oh! Si Lauren, he estado tan enamorado de ti desde que
te vi y quiero casarme contigo, pero tú no me prestas atención y entonces quiero ganarme tu cariño
persiguiéndote y protegiéndote excesivamente— imitó muy bien el acento de Ethan. Se me escapó una
risita, no pude retenerla.

—Me dijo que no, que la única razón por la que me cuidaba tanto es porque su hermana Emily y yo somos
un reflejo en el espejo— sujete el brazo izquierdo y le unté la crema que quedaba.

—Tonterías— replicó ella.

—Lo raptaron junto a ella en un barco, a él lo lanzaron al mar y a su hermana se la llevaron. Se unió a
nosotros para buscarla, él está perdiendo las esperanzas y su único consuelo es que yo me parezco tanto a
ella que ha prometido cuidarme como no lo hizo con ella si no la encuentra, me dijo que tú y yo seriamos
como su familia si no llega a encontrarla. Le he dicho que le ayudaría— ella estaba muda de nuevo.

—Jesús, he sido tan idiota— pasó una mano por su frente.

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—Si que lo has sido. No lo sabías, incluso él sabe que no le agradas, pero está bien con eso y aún quiere
que seas parte de su familia.

—Le debo como un millón de disculpas a Ethan. Su actitud hacia y para contigo era tan extraña, te toma
como a su hermana y yo he estado tan celosa de eso que lo he tratado mal.

—Ahora ya lo sabes. Y me gustaría que dejaras de ser celosa respecto a él. Y que no se te ocurra intentar
darme celos con él de nuevo. Es más, se lo exijo Karla— levantó una ceja mirándome ofendida.

—Estaba burlándose de mi señorita Jauregui, me pareció la mejor manera de quitar esa sonrisita linda que
tenía es sus labios almibarados.

—No lo hagas más por favor— cambié mi tono de voz a uno dócil, debe tomarme

con seriedad.

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—No prometo nada si no me das un beso—su petición no era problema para mí. Ella estaba tranquila y la
besaba despacio, disfrutando nuestros labios juntos, la

cercanía de nuestras almas. Terminó sentada encima de mi con sus manos en mi rostro, yo rodeaba su
cintura; sin ningún cuidado con su ropa tomé su trasero apretándolo, a lo que ella dio un pequeño brinquito y
jadeó de sorpresa encima de mis labios.

—Entonces, unos mosquitos provocaron las marcas en mi cuello— le recordé y una sonrisa apareció en sus
labios.

—¿Qué puedo decir? Ayer el clima estaba un poco... salvaje.

—Le doy la razón Karla, sobrevolaba cierto mosquito tan salvaje como el clima, no me dejaba tranquila ni un
segundo— susurré.

—Quizás ese mosquito aún esté volando por aquí— musitó antes de conectar nuestros labios una vez más

Hoy va a ser un buen y movido día.

33

Tenía las sábanas enredadas en sus piernas, estaba bocabajo y abrazaba a una almohada como si su vida
dependiese de ello. Su cabello ligeramente alborotado le tapaba su fino rostro.

Mostraba muy bien su dorada espalda, que por cosa rara era la única parte de su cuerpo que estaba más
oscura que las otras. Me había levantando porque sentí que iba a orinarme, y me dolía tanto por aguantarme
que casi no podía caminar. Ahora estaba de pie desnuda observándola, a ella y a toda la escena. Perdí la
noción del tiempo desde ayer en la tarde, ahora es de día y me cuestiono si así sera todo el tiempo cerca de
ella, como si las horas no pasaran y sólo seremos ella y yo.

Mis nudillos dolían, fue todo tan intenso, cada vez mejor, pero nunca tuvimos suficiente, nunca lo tendremos.
No sé en que momento caímos rendidas en sueño, tuve que arrastrarme como un gusano para salir de la
cama puesto que ella quedó dormida encima de mi de nuevo. Tengo tanta hambre, como si no hubiera
comido en días, siento la garganta tan seca y la saliva está pérdida, no hay rastro de ella. Veo hacia nuestro
escritorio y están aquellas mandarinas que traje hace unos días, no deben estar malas, eso es lo que
necesito justo ahora porque siento que no puedo soltar ni una palabra con la garganta tan seca.

Tomo asiento con mi mandarina en mano, quedo igual viéndola dormir; ella se está moviendo mucho y
mueve su mano, buscándome. Exprimo el primer gajo de mandarina en mi boca, una parte de mi vuelve a la
vida cuando el jugo de la mandarina atraviesa mi garganta. Ella abre sus ojos y ve a todos lados como si
estuviera pérdida, se sienta sobre sus piernas y echa su cabello hacia atrás, se ve tan bella.

De pronto me mira y encuentra lo que estaba buscando, me sonríe con sus labios un tanto hinchados y se
restriega los ojos. Se levanta y camina hacia mi, primero camina raro justo como yo, pero luego retoma su
paso y se sienta de lado en mis piernas sin decir nada; paso mi brazo por su cintura y me pongo un gajo de
mandarina en la boca, sólo la mitad, la otra sobresale. Ella miró un momento el gajo sobresaliente antes de
inclinar su boca hacia la mía y quitar esa mitad de un mordisco, sin besarme. La masticó tranquila viendo
mis ojos; puse otro gajo y repitió la acción. Así pasó hasta que acabó la mandarina. Seguíamos mirándonos
en silencio, ambas manos subieron hasta mi cuello y se inclinó a besarme, probando lo ácido de la
mandarina en su boca.

—Que rico sabe todo de tus labios— comentó encima de ellos mirando mis ojos.

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—Siento que han pasado días desde ayer ¿Qué tan extraño es eso?

—Para nada extraño— giró su cabeza hacia la izquierda y vió hacia atrás—.

Buen día— dijo cuando se giró de nuevo.

—Muy buen día— respondí de vuelta.

Mi día de ayer se redujo a ella y yo en la cama. Después del almuerzo había intentado seguir con nuestras
clases de lectura mas no pude hacerlo. En cuanto leí la palabra deseo en aquel libro e hice que ella la leyera
algo se apodero de ambas, exactamente esa palabra, el deseo y toda la tensión que acumulamos estos
últimos días. Habíamos quedado en no hacerlo más hasta que regresaramos a Tortuga, nunca teníamos
privacidad en este lugar y realmente no sabría controlar todo el ruido que sale de mi boca, ella no estuvo tan
de acuerdo no

obstante le convencí de que era lo mejor.

Pero la deseaba tanto, ella me hacía desearla, ahora se desnudaba y vestía frente de mi sin ninguna
vergüenza, me rozaba cada vez que dormíamos colocando su trasero en mi feminidad y moviéndolo
disimuladamente, estaba torturándome, tentándome, para que cayera por ella.

Lo logró días después, justo cuando terminó de leer la palabra deseo, lancé el libro al suelo y la cargué a la
cama besándola desesperadamente, ya no podía aguantarlo.

Desgarre su camisa y todos sus botones, ella estaba sonriendo por supuesto, me tenía y sabía que había
logrado lo que quería desde que volvimos de nuestra aventura en aquella casa con un laberinto de pasillos.
La cosa es que no paré a la primera liberación que tuve, así llamaba a lo que pasaba cuando llegaba a esa
explosión que me hacía sentirme deliciosamente débil y bien al mismo tiempo.

Estaba tan hambrienta de su cuerpo y sedienta de sus besos, estaba deseandola a toda ella que no pude
detenerme a la primera vez, ni la segunda, ni siquiera a la vigésima. Ella podía gemir bajo pero yo no lo
lograba, me besaba todo el tiempo y no dejaba que ningún sonido saliera de mi boca porque la verdad era
que estaba gimiendo bastante alto al principio.

No fue hasta la cena que paramos, lo sé porque tocaron nuestra puerta cuando casi llegaba a esa
maravillosa liberación, cosa que me molestó mucho y grité "Largo, ahora no" provocando que dejara de tocar
quien sea que estuviera haciéndolo. Las sábanas estaban muy empapadas al igual que todo nuestro vientre
con ese líquido viscoso y salado que salía de ambas. Camila trataba de quitarlo con sus dedos y cada vez
que los pasaba se contraía el centro de mi feminidad expulsando aún más, ella lo notó pero siguió
haciéndolo, con ese moviento arriba abajo logrando que se sintiera tan bien y llevarme al límite. Su mano
quedó tan empapada y cuando lamió todos sus dedos se veía tan sensual que en mi interior pensé en
comermela una y otra vez.

—¿En que tanto piensas?

—Estoy recordando todo lo de ayer.

—Picarona. Estuviste tan salvaje ayer, no me dejabas respirar.

—Tú no querías respirar. Estuviste provocandome todos estos días— la acusé con mucha razón.

—Puede que si lo estuviera haciendo— ¡Ja! Lo sabía. Sonreí para mi misma. Nos quedamos un momento
en silencio observándonos de nuevo.
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—Te quiero tanto— susurró con sus ojos cerrados. Al instante un calor recorrió mis mejillas y esa boba
sonrisa que siempre me sacaba apareció.

—Y yo a ti, no te haces idea cuanto te quiero mi sol— ella sonreía con sus ojos cerrados—. Olvide decírtelo
ayer, nos vamos mañana al amanecer.

—Este lugar estará para la eternidad en mis recuerdos más bonitos, me han pasado las mejores cosas aquí,
tú me has pasado aquí— me abrazaba, escondiendo su cara en mi cuello.

—Podemos hacer más recuerdos bonitos en otros lugares, donde tú quieras. Aunque cada momento contigo
la vida es bella, casi tan bella como tú— hablé sobre su cabello con olor

mentolado.

—Dices cosas tan bonitas y me dejas sin palabras. Soy tan feliz de tenerte, tan

feliz de que me quieras, aún no me creo que esto me esté pasando— escuché un pequeño sollozo de su
parte.

—Está pasando, esto es tan real creelo, encontramos todo lo que queríamos con la persona menos
esperada. No llores mi sol, esto no va a acabar nunca porque te quiero y te querré siempre, en toda
situación y circunstancia— me abrazó más fuerte y sollozó más alto.

Luego soltó una risa pequeña y besó mi cuello, haciendo que mi corazón saltara.

—Nada ni nadie va a poder separarme de ti, me tienes atrapada con tus intensos ojos verdes hasta el final
de mis días— tomó mi rostro en sus manos y depositó beso largo mi mejilla—. Quiero darme un baño.

—Ve a darte tu baño, yo te esperaré aquí— limpió el rastro de sus lágrimas y se levantó de mis piernas. Miré
hacia abajo, exactamente en mi pierna y estaba mojado—. Aún tienes ese liquido en tu zona intima, mira,
me llenaste aquí— señalé a mi pierna.

—Es por eso que necesito bañarme, es agradable tenerlo pero no puedo sentirme tan mojada todo el día, tú
debes estar de la misma manera— lo estaba en realidad, aún después de horas sentía esa misma humedad
de todas las liberaciones que tuve.

—Ve a bañarte rápido y yo iré luego, muero de hambre.

Nos bañamos realmente rápido, recogimos nuestras ropas del suelo y acomodamos la cama antes de salir
con nuestros cabellos mojados y ropa limpia a desayunar creo, o a comer el almuerzo no lo sé, era de día
pero no se exactamente si era tan temprano. Ethan estaba sentado en el comedor junto al señor Gonzales
comiendo en silencio, estaban tomando el desayuno y sentí un alivio al ver que sólo me había saltado una
comida y no dos.

—Buen día— dije para ambos. Camila saludo con la mano y una media sonrisa.

—Buen día señorita Jauregui, Karla— respondió el señor Gonzalez.

—Buen día Lauren— se levantó y besó mi mano como de costumbre—. Buen día señorita Camila.

—Buen día señor Matthews— sorpresivamente ella. correspondió el saludo, lo que hizo a Ethan y a mi
sonreír. Ethan se viró para tomar su asiento de nuevo y dejé un disimulando beso en el cabello de Camila
para luego sentarnos.
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Insideofmysoul
—Estuve tocando tu puerta anoche, creo que no estabas en el modo de recibir a alguien— comentó él antes
de meterse un bocado a la boca. Camila estiró su mano y cogió un trozo de pan, comiéndolo rápido.

—Karla me tuvo ocupada. Quiero decir, estoy tratando de que aprenda a leer y ya para el momento en el
que fuiste a buscarme estaba tan... frustrada.

—Lo entiendo completamente, eso puede llegar a frustrar a las personas mucho, aprender requiere tiempo y
trabajo— habló después de tragar lo que estaba masticado. Camila ya iba por el tercer trozo de pan—. Mi
intención era saber si ibas a bajar a cenar ayer, pero ya veo que estabas ocupada enseñando a la señorita
Camila, eso deja un gran cansancio— casi me reí en su cara, Camila por otro lado estaba sonrojada
tratando de atragantarse con el pan.

—Te pido disculpas, mi comportamiento no fue el mejor— recordé lo grosera que

fui con él sin quererlo.

—Sin cuidado mi pequeña— le restó importancia y siguió comiendo. El señor Gonzales no miraba otra cosa
más que su plato, supongo que no quería iniciar conversación pero tampoco actuaba de una manera
grosera. Camila no lucía molesta para nada con el comentario de Ethan, lo que quiere decir que sus celos
hacia él están calmos, ella esta más interesada ahora en el pan.

—Karla Camila, vamos a por nuestro desayuno— dejó el pan a un lado y se levantó de su asiento
siguiendome.

Nos encontramos con Marta e Izolda picando verduras, seguro preparando las cosas de una vez para el
almuerzo. De por si el olor en la cocina era exquisito, estoy muy agradecida de que ellas estén aquí.

—Buen día— toqué la puerta, anuciandonos. Ellas al vernos sonrieron siguiendo

en lo suyo.

183

Insideofmysoul
—Buen día Lauren, Karla Camila— respondió Izolda.

—Su desayuno está por allá— Marta señaló hacia una mesa donde dos platos

servidos—. Las hemos escuchado y lo hemos servido para así no hacerlas esperar tanto.

—Muchas gracias— respondió Camila. Me le quedé mirando sin poder evitarlo, es precioso la manera en la
que se desenvuelve al hablar.

—Se ven radiantes— dejé de mirar a Camila para mirar a la dueña de ese comentario, Marta.

—Por fin he tenido una buena noche, no se imagina Marta, he descansado todo lo que no había
descansando en tanto tiempo— mi sonrisa era notable al igual que el rubor en mis mejillas.

—Puedo imaginarlo, esas noches son las mejores— Izolda rió del otro lado de la cocina— No he
descansado así bien en mucho tiempo.

—Quizás pueda dormir bien pronto— deseó Camila a mi lado.

—Estoy segura que si— respondió Izolda sin vernos, puesto que estaba picado unas zanahorias.

nuevo.

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Insideofmysoul
—Iremos a desayunar. Tenemos que empacar las cosas, mañana zarparemos de

—Claro que si, que tengan un buen provecho— se despidió Izolda de nosotras.

Tomamos nuestros desayunos y fuimos al comedor.

Fue todo muy tranquilo, al final el señor Gonzalez se unió a nuestra conversación al igual que Camila, un
desayuno agradable y liviano. Camila parecía estar ablandandoce con Ethan, respondía a sus preguntas y
ella les hacía otras, estaba tan feliz de que se estén empezando a llevar bien después de tanto tiempo.

Subimos con la excusa de que teníamos que empacar todo para irnos, en si no era mentira, pero la verdad
es que quería a Camila para mi sola, ya habíamos socializado bastante.

—Creo que ellas lo saben— dijo Camila cuando entramos al cuarto. Estaba refiriéndose a Marta e Izolda por
supuesto.

—¿Por qué crees eso?

—Por la manera en la que lo dijo, y estaban riéndose mientras decían, sobre que

tenían tanto tiempo sin tener una noche así.

—No te preocupes por eso, estoy segura de que no lo saben y tú pequeña mentesita está malinterpretando
las cosas— acariciaba su cabello bajo su mirada tímida.

—Estabas mirándome tanto, me pones muy nerviosa cuando lo haces— aún seguía sonrojada después de
tanto.

—No puedo evitarlo, eres hermosa.

—Pero me haces torpe, no me gusta parecer torpe— su voz se oía como la de una niña. Una sonrisa
apareció en mi rostro, seguía siendo mi adorable y tímida Camila después de todo.

—No eres torpe, eres muy inteligente e ingeniosa. Si te miro tanto es porque nunca tengo suficiente de ti y
de tú belleza.

—Te pellizcare si lo haces de nuevo— no me dan miedo sus advertencias.

—Y yo lo haré si vuelves a cambiarme por una hogaza de pan— me burle en su cara. Ella y el pan estaban
teniendo una relación muy interesante en el desayuno—. No sé si deba sentirme celosa sobre eso— golpeó
mi pecho riendo.

—Besaste mi cabeza frente a ellos para empezar. No tengo la culpa, Ethan comenzó a hacer esas
preguntas y tenía que mantenerme ocupada, todo lo que hicimos se volvió a mi mente y tenia unas ganas
terribles de besarte.

—Mmm... eso me hubiera gustado mucho— ignoro su comentario.

—Te me quedaste viendo en la cocina, durante todo el desayuno y ya no sabia que hacer. Hasta hablé con
Ethan.

—Estoy muy orgullosa de tu progreso por cierto. Pueden llegar a ser buenos

amigos.

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Insideofmysoul
—No vayas tan rápido, aún no me gusta que te toque o que te hable de esa

manera, sólo estoy tolerandolo como me lo pediste— tranquila pero seria, me gusta esa combinación.

—Mi pequeña mujer celosa está en acción de nuevo— la abracé por la cintura atrayéndola hacia mi. Ella
colocó sus manos en mi pecho de una manera suave.

—Tu pequeña mujer celosa quiere besarte desde hace rato— sin esperar me besó de esa manera tan suave
que tanto me gustaba.

Debía disfrutar esto mientras pudiera. Feliz año

34

—¿Qué haremos en ese lugar de nuevo?

Casi llegábamos a Tortuga después de varios días de navegación. Camila ha adelantado su aprendizaje con
la lectura y ahora leía muy fluido, casi perfecto. Lo que más le desagradaba a Camila era que teníamos que
volver a Tortuga cuando estábamos tan bien en Maracaibo.

—El capitán me habló de que le había llegado una carta a Maracaibo hace días que le decía que iban a dar
una fiesta en honor a nuestra victoria en la gran mansión del Gobernador— le expliqué, ella se veía tan fuera
de esto.

—No me gusta ese hombre Samuel ¿No podemos quedarnos aquí en el barco?— hizo un puchero muy lindo
y levantó la cabeza hacia mi.

—A mi tampoco me gusta ese hombre, te mira mucho a pesar de estar casado, es un descarado. Actuaré
como si estuviera molesta contigo y no te permitiera hacer nada, así él no podrá acercarse tanto a ti.

—¿Qué he hecho mal esta vez señorita Jauregui?— su voz es de completa

coquetería.

—Absolutamente nada Karla, usted me pertenece y puedo molestarme sin

necesidad de que haya una razón— me apoyé con una mano en la cama para poder inclinarme un poco
hacia ella y darle un delicioso beso.

—¿Te molestaría que durmiese un poco? No pude conciliar el sueño anoche tan rápido como tú— pidió. Su
carita se veía realmente cansada y pronto llegaríamos a Tortuga, necesita estar muy atenta en ese lugar.

—Claro que no mi sol, fue mi culpa, no debí llevarte a ese lugar y quedarme

dormida.

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Insideofmysoul
—Me gustó ver las estrellas abrazada contigo.

Anoche habíamos ido a la cubierta a nuestro lugar, a la cofa. Subimos y nos

encerramos en esa pequeña casita a ver las estrellas y admirar la luna. Estaba entre los brazos de Camila y
ella me acariciaba el cabello de tal forma divina que me dio sueño y me quedé dormida. Uno de los mejores
descansos que he tenido en mi vida, Camila es tan abrazable y calentita.

—Descansa un rato cariño mío, te despertaré cuando lleguemos— reposó su cabeza en la almohada. Yo la
arrope con las sábanas y deposité un beso en su frente.

Me quedé en la habitación a cuidar su sueño, no quiero que le pase nada a mi

Camila.

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Insideofmysoul
~●~

—Mi sol, despierta— la moví un poco. Ella movió su nariz de esa forma linda que

lo hace cuando se despierta y recupera su olfato.

—Un ratito más Laur, por favor— se quejó contra la almohada.

—Luego duermes un ratito más, ahora tienes que levantarte.

—No quiero caminar, cargame— habló con su tono de voz infantil y estiró sus brazos hacia arriba. Yo solté
una pequeña risa, ella no podía ser más tierna.

—Vas a tener que caminar. Vamos, levántate que hace una tarde bonita, además ya llegamos y no podemos
quedarnos aquí.

—Está bien— se sentó en la cama y restregó sus ojos" Sólo me levanto porque quiero no porque tengo que
hacerlo.

—Lo que tú digas cariño, ahora, vístete que ya casi estamos en tierra firme— pasé una mano por su cabello
y dejé un beso en su frente.

Aproveché para arreglar nuestras cosas, doblar las camisas y los pantalones restantes junto con los
calzoncillos. De la casa en Maracaibo hicimos una exploración a fondo de la que era nuestra habitación,
conseguimos unas ropas tan ridículas y otras muy elegantes, nos guardamos algunas camisas y los objetos
del baño, no iban a hacer nada quedándose ahí. En cuanto a los prisioneros los liberó la ultima embarcación
que salió, por lo poco que quise escuchar todos parecían casi muertos, no era para sorprenderse, tenían una
semana o más encerrados ahí.

—Ya estoy lista— me volteé a verla, tenía su cabello hacia un lado y adelante. Había dejado su camisa por
fuera y esta vez se puso unos pantalones blancos que le quedaban de maravilla.

—¿Te he dicho lo divino que se te ve el azul?— dejé lo que estaba haciendo para

ir hacia ella.

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—No— respondió con simpleza.

—Pues se te ve muy bien, muy, muy bien— a cada "muy" acortaba más la

distancia entre nosotras. Tenía tiempo sin besarla y extrañaba sus labios en los míos.

Pero como nunca podemos tener un momento de privacidad tocan la puerta. Ella cierra los ojos y murmura
cosas que no entiendo, de seguro esta diciendo tantos improperios como se le hace posible. En mi caso
tomo una gran bocanada de aire y le dejo un pequeño beso en sus labios, no iba a quedarme sin nada
después de todo. Abrí la puerta y estaba Ethan con una camisa azul clara y una chaqueta marrón en su
antebrazo.

—¿Puedo pasar?— pregunta apenado.

Desde que su relación con Camila mejoró viene a visitarnos más seguido, platicamos mucho entre los tres y
pasamos un rato agradable la verdad, aunque me quite bastante tiempo con Camila, Ethan también es mi
amigo y está tan solo como yo estaba antes de encontrarla a ella.

—Claro, adelante— abrí la puerta de par en par con una sonrisa y él se adentró con su pequeño equipaje el
cual no sabía que traía.

—Hola señorita Camila— la saludó con un movimiento extraño de mano. Estaban progresando, de no
saludarse a saludar con la mano es mucho.

—Señor Matthews ¿Qué tal? No lo esperábamos— me miró y subió sus cejas como hace cada vez que nos
interrumpen.

—Como ya vamos a llegar se me ocurrió ser su escolta, no me gusta este sitio para tan finas damas como
ustedes— este era Ethan, siempre tan encantador y caballero, la mujer con quien contraiga matrimonio será
muy afortunada al tenerlo— ¿Está bien eso para ustedes?

—Desde luego que si, Ya estábamos terminando de empacar algunas cosas, y

como vamos al mismo lugar suena muy bien— respondí muy tranquila, ya esperaba esto de su parte.

—Eso es muy útil señor Matthews, aunque debo admitir que me siento tan insegura afuera de la mansión
como dentro— añade Camila a mi lado.

—¿Por qué dice eso?— quiso saber Ethan quien ya había dejado sus cosas en el suelo para tomar asiento
en el sofá de nuestro camarote.

—Ese hombre, Samuel, me pone muy intranquila, cuando estuvimos la ultima vez insistía en querer estar a
solas conmigo y beber una copa— Ethan frunció su ceño repentinamente.

—Le he dicho que si es necesario le pondré un falso castigo, él la conoce como mi sirviente y puedo inventar
cualquier tontería para que no le insista tanto como la vez anterior— apoyé una mano en su hombro
sentándome junto a él en el sofá.

—Me parece una excelente idea— se giró a ver a Camila— Avíseme si hace algo o si se propasa con usted,
personalmente me encargaré de dejarle en claro algunas cosas a ese hombre, sin importarme de que sea
tan inglés como yo— le habló suave pero contundente, Camila le sonrió.

—No vayas a cometer locuras Ethan, recuerda que él es una pieza importante para el Capitán— le advertí.
Era muy bueno que Ethan diera la cara por nosotras sin embargo tenía que ponerse algunos límites.

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Insideofmysoul
Además, yo estaba para defender a Camila.

—Lo sé Lauren, pero no por eso voy a dejar que se metan con mi familia— de inmediato le abracé;
sorpresivamente Camila también lo hizo, él nos abrazaba a cada una con uno de sus grandes brazos como
podía. Dejé un beso en su mejilla y vi a Camila dejar uno en su cabello casi a la altura de su frente, nuestros
ojos se encontraron en medio del abrazo y sin que Ethan se diera cuenta nos dimos un pequeño beso
silencioso.

—Gracias Ethan, eso significa tanto para nosotras— dijo Camila. Era la primera vez que se dirigía a él por su
nombre y no como señor.

—Está bien de tanto, están ahogándome— rió debajo de nosotras, estábamos casi aplastándolo por
habernos concentrado tanto en vernos a nosotras mismas.

Ambas nos pusimos de pie al momento y arreglamos un poco nuestras camisas. Vi que Camila tenía un
mechón por fuera y me acerqué a ponerlo detrás de su oreja, ella me miró a los ojos con una sonrisa y cierto
sonrojo en sus mejillas, debe estar tan nerviosa porque nos hemos dado un beso inocente frente a Ethan a
escondidillas, debe sentirse como una niña cuando hace alguna travesura.

—Creo que es mejor que tomemos nuestras cosas para ir a cubierta, estoy segura de que dentro de nada
tocaremos puerto— paré de mirarla, porque si seguía haciéndolo de seguro que saltaba sobre ella en ese
mismo instante.

Vi a Ethan ponerse de pie y tomar sus cosas para luego caminar hacia las nuestras y hacer no mismo.

—No tienes que llevar nuestras cosas, nosotras podemos hacerlo— de verdad no era necesario que las
llevara, no eran muchas cosas en nuestro equipaje, no era molestia.

—Mi padre me enseñó que los brazos tan delicados de las mujeres no deben

cargar con ningún peso al menos de que sea el peso de un bebé, así que llevare su equipaje hasta que
estemos en la gran mansión, y no aceptaré ninguna excusa del porqué no puedo hacerlo— estaba tan
decidido que no le insistí una segunda vez.

Aparte de algunas camisas calzoncillos y dos pares de pantalones en nuestra bolsa estaban los libros que
habíamos traído de Maracaibo. Vi a Camila tomar el lirio que le di y guardarlo en el bolsillo de su pantalón
cuidadosamente, ella aún lo conservaba y aunque no estuviera tan vivo como el primer día aún era una flor
digna de admirar. Ethan nos abrió la puerta permitiéndonos salir a nosotras primero. Dejé salir a Camila
antes de salir yo, yo también podía tener ese tipo de gestos con ella.

Cerré mis ojos para adaptarme a la luz del sol cuando salimos a la cubierta.

Estaban a punto de bajar la tabla para descender y todos estaban reunidos en la cubierta ansiosos por bajar
del barco. Vi a lo lejos al señor Nau junto a Alexandre haciéndome señas para que me acercase a ellos. Vi
todo el camino que tenía que recorrer, era tan largo y habían tantos hombres de por medio. Tomé la mano
de Camila entre la multitud y ella me miró sorprendida.

—El Capitán nos quiere con él— avisé a Ethan para que nos siguiera.

Hice mi camino entre todos esos hombres con mi mano en la de Camila, casi arrastrándola ya que ella no se
movía para nada, habían muchas personas y no iba a dejarla que caminara sola, puede confundirse y tomar
otro camino diferente al mío con las casi doscientas personas que hay aquí.

—Señor Nau, es bueno verle" Le dije cuando llegue a su lado. Me tomó un poco tiempo para darme cuenta
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Insideofmysoul
de que sostenía aún la mano de Camila y ella la mía. Hice pequeños círculos con mi pulgar en su dorso
antes de soltarla—. Alexandre— lo menciono y asiento en saludo.

—Jauregui— responde él mi saludo de la misma manera.

—Llegaron justo a tiempo para descender a tierra firme. Vamos, con la frente en alto. Incluso usted Karla—
Camila no podría importarle menos nada de esto, lo sé porque me lo ha dicho tantas veces.

—¿Sabe cuanto tiempo estaremos aquí Capitán?— preguntó Ethan al lado de

nosotras.

—El que sea suficiente muchacho— se oyó un fuerte ruido y supe que ya era

hora de bajar— ¡Ja! Vamos a prepararnos para esa gran fiesta que tiene para nosotros. Vamos, vamos—
casi nos empujaba para que caminaramos, él se notaba muy contento y esta vez para nada fingido.

—Llevo años conociéndolo y aún no lo comprendo — comenta Alexandre caminando a mi lado.

—Yo dejé de verlo necesario, el odio es gran parte de su definición mas no su mejor cualidad— comparto mi
opinión —¿Asistirá a la fiesta?

—Me verá ahí— y no fue cierto, esa tarde fue la ultima vez que lo vi.

Un carruaje cerca del muelle nos esperaba al bajarnos del barco, con dos caballos marrones muy fuertes.
Mis ojos se posaron en el señor Smith e inmediatamente mis mejillas sintieron ese calor que da al sonrojarse
recordando cuando lo vi aquella noche en ese cuarto con aquella criada. Nos recibió muy educado y abrió la
puerta para nosotros, era el mismo

carruaje de la vez anterior ahora que lo veo bien. La cara de Camila es de terror, descubrí entonces que a
ella no le gustaba para nada transportase en un carruaje y que si le dijera que tiene la opción de caminar
hasta la mansión del Gobernador no dudaría en bajarse. Nos sentamos juntas de nuevo, le pedí a Ethan
nuestra bolsa con nuestras cosas y las puse entre nosotras para tomar su mano sin que el señor Nau se
diese cuenta.

El viaje era muy movido, Camila apretaba mi mano cada vez que el carruaje saltaba, había cierta palidez en
su rostro. Miraba por la pequeña ventana de vez en cuando sólo para poder tener una mejor vista de Camila.

—Señorita Jauregui, creo que voy a vomitar— dijo muy rápido. Nunca se le olvidaba llamarme Señorita ante
los demás.

—Aquí no puedes, tragatelo, no te doy permiso. Respira profundo, respira conmigo, inhala y exhala. Si
vomita voy a azotarla tan fuerte que el cuero de mi correa quedará marcado en tu espalda de por vida— no
sabía como reaccionar y eso fue lo mejor, o lo peor, que vino a mi mente. No podía ser completamente dócil.

—Jauregui, saca su cabeza por la ventana para que respire aire fresco— ordenó el señor Nau y eso hice.
Claro, el aire tendría que ayudarla un poco.

—Lauren cuando esto me pasaba de niño mi madre me sobaba la espalda, eso me ayudaba mucho—
aportó Ethan desde su asiento.

Ahora yo era la que estaba tan pálida como el color blanco, subí su camisa por su espalda y metí mi mano
acariciándola con movimientos circulares.

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Insideofmysoul
—Ya vamos a llegar, aguanta un poco más— ni sabía por dónde íbamos pero pensé que esas palabras le
harían bien y pudiera aguantar esas ganas de vomitar que tenía.

Llegamos muy rápido, ella se bajó corriendo inclinándose hacia abajo en unas plantas, con sus manos en las
rodillas. Caminé tras ella a paso apresurado sin importar qué y le tome el cabello. Gotas de sudor adornaban
su cuello y su piel seguía tan pálida.

—Levanta la cabeza Camila, no mires abajo, mírame a mi— susurré. Ella hizo lo que le pedí y se puso
derecha, recuperando su compostura y mirándome.

—Perdone Señorita Jauregui, no volverá a pasar.

—Espero y así sea— mis expresiones contrariaban mi voz. Deseaba abrazarla

tanto.

—¿Qué le ha pasado Karla?— pregunta el capitán detrás de mi. Vi a Ethan con

nuestro equipaje atrás de su hombro caminando hacia nosotras.

—Le tengo terror a viajar en esas cosas— señala el carruaje—. Perdone capitán, trataré de que no pase de
nuevo. Perdón amo, merezco sus azotes— bajó la mirada. Podría azotar mi feminidad muy duro contra la de
ella.

—Mujeres y sus debilidades— soltó un suspiro de irritación—. Quizás de retorno podríamos conseguirle un
caballo para no tener que presenciar eso de nuevo, me enferma ceda clase de situaciones— ofreció el señor
Nau. A mi parecer trató de ser amable y comprensivo con ella a su manera.

—Me iría incluso montada en un perro con tal de no irme en esa cosa de nuevo. Mis disculpas de nuevo
Capitán— Camila parecía una niña tímida a la que acaban de poner con otros niños juntos

en una sala a jugar, eso se me hace tan tierno.

—¡Venga ya! Cambien esos rostros que vinimos a celebrar— pegó un grito de repente que me hizo saltar.
No tuve más que seguirle a él y al señor Smith que ya nos esperaba en la puerta principal.

—¿Te sientes mejor mi sol?— susurré mientras caminábamos en dirección a la

puerta principal.

—Si. Y lo siento de nuevo— el color había vuelto a sus mejillas, era de un rosa

tan intenso como el de los amaneceres.

—No te lamentes, eres humana. Haré que te preparen un té, estoy segura de que eso te calmará— asintió
sin responder nada más.

El señor Smith abrió la puerta para nosotros. La misma imagen de todos esos cuadros y pinturas, esa
maravillosa escultura de una libélula, nada había cambiado de lugar. Nos llevaba justo por el mismo camino
que la vez anterior, abriendo una gran puerta sin tocar y caminando a ese paso tan acelerado suyo.
Entramos a esa habitación con los cientos de ojos mirándome que no me gustaba ni un poco, caminamos
hasta llegar a esa zona amplia donde Samuel estaba sentado con una copa en mano.

—Ha llegado el Olones y parte de su tripulación— anunció Smith en voz alta. De inmediato Samuel se
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levantó de su asiento y camino hacia nosotros.

—¡Bienvenidos sean! Es bueno verlos de nuevo— gritó muy emocionado y se lanzó a abrazar al capitán
como amigos de toda la vida—. Señoritas ¿Cómo han estado?— se dirigió a nosotras, mucho más a Camila
que a mi.

—Lo mejor que podemos estar Samuel, es bueno verlo de nuevo— fingí una de mis mejores sonrisas. Tomó
mi mano y la besó en saludo. Se disponía a saludar a Camila de la misma forma cuando le detuve—. No la
toque, se ha portado muy mal antes de venir acá— de ninguna manera mi flor va a ser tocada por hierba
mala.

—¿Qué ha hecho?— preguntó el hombre muy interesado.

—Andaba nauseabunda, iba a dañarle su fino carruaje por su miedo a yo no sé qué. Estoy decidida a
encerrarla en la habitación y que no salga a la fiesta— traté de que mi voz sonara lo más indiferente
posible—. Volteate y agachate, no quiero ver tu insoportable cara y los demás en esta habitación tampoco.
No quiero oír ni tu respiración Karla, no provoques el aumento de tu castigo— con esto la mantendría fuera
de su vista.

—No podemos llegar a esos límites señorita Jauregui, mire que les preparé una sorpresa para que se lo
pongan esta noche, suponiendo que se quedarán de nuevo en la misma habitación, allá está esperando su
sorpresa— abrí mi boca pero no sabia exactamente que responder a eso.

—Estoy tan ansioso por esta noche— nos salvó Ethan de seguir con esta conversación tan absurda.

—Amigo Ethan ¿Cómo está?— se concentró en Ethan y le dio un gran abrazo.

—Muy bien, como ya le dije, ansioso por esta noche— su respuesta fue cordial al igual que su sonrisa.

—¡Oh si! He invitado a muchas personas esta noche, es por eso que tienen que empezar a arreglarse desde
ya, por lo menos ustedes señoritas. Tienen todo a su disposición

para que se sientan cómodos. ¡SEÑOR SMITH!— pegó otro gran grito y puedo jurar que casi quedé sorda.
Ese hombre quería a toda costa a Camila rondando cerca.

—Digame señor— llegó al instante, como si estuviera en la puerta esperando que dijeran la primera letra de
su apellido para aparecer.

—Lleve a todos a sus respectivas habitaciones, y mande a las criadas a preparar los baños que mis
invitados especiales han llegado— aplaudió como señal para que lo hiciera más rápido que inmediatamente.

—Si señor. Síganme por favor— pidió amablemente el Smith.

Nosotras fuimos las primeras en entrar a la habitación, esa habitación con paredes vinotintas y ese baño
inmenso. Camila se lanzó en la cama y yo deje nuestro equipaje a un lado para unirme a ella mientras las
criadas llegaban.

Al levantar mi mirada veo dos vestidos colgados en la puerta del armario, esos vestidos no estaban ahí
cuando estuvimos aquí la ultima vez.

—Creo que ya he descubierto nuestra sorpresa— señalé hacia el armario.

—Dios, ese hombre está loco ¿Cómo supo nuestras medidas?

Casi gritó. Pasó una mano por su frente, se veía muy estresada, y creo saber como quitar su estrés.

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Insideofmysoul
~

echarle un ojo ;)

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Insideofmysoul
¿Qué hay?

Estoy trabajando en otro fic camren, si gustan pueden encontrarlo en mi perfil y

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—Quizás tengan nuestras medidas de aquella vez— respondí su pregunta.

La primera vez que estuvimos aquí, Samuel, horrorizado por nuestro sentido de la moda mandó a todas sus
criadas a tomar nuestras medidas para hacernos y arreglarnos vestidos, pero entonces yo mandé a buscar
camisas y pantalones. Ya los vestidos no me matan como solían hacerlo. Y Camila parecía estar de acuerdo
con eso.

—Igual creo que es algo enfermo que tenga vestidos para nosotras, ni siquiera podía estar seguro de que
regresaramos con vida de ese lugar— ella tenía sus ojos cerrados y seguía con su mano en su frente.

—Que optimista eres— su respiración se hacía más tranquila y su pecho subía con lentitud—. No vayas a
dormirte, tenemos una fiesta a la que asistir.

—No quiero ir a ninguna fiesta, quiero estar aquí y que te quedes conmigo— estando de lado montó una
pierna en mi cintura junto con su brazo, pegandome mucho más a ella.

—Y yo también, bajaremos un rato y luego encontraremos alguna buena excusa para subir. Podría actuar
como si estuviera borracha y tú podrías traerme aquí para que descansara— sentí su creciente sonrisa en
mi camisa.

—Me gusta esa idea— subió su cabeza y la recostó en mi hombro acomodándose, haciendo caso omiso a lo
que le dije de no dormirse. Es Camila, nunca puedo llevarle la contraria.

—Perdón por esas cosas que te dije y por humillarte, no me gusta tratarte así aunque sea necesario— me
carcome la conciencia dirigirme a mi sol de esa manera.

—Asunto olvidado, nunca creeré ninguna de tus palabras mi ángel.

—Quiero besarte desde esta mañana— bajé mi vista hacia su cabello.

Como si supiera que la estaba observando subió su mirada y mis ojos quedaron prisioneros de los suyos.
Atrapé su labio superior sin necesidad de preguntarle con ninguna palabra, nuestros ojos hablaban por si
solos.

Desde hace días venía haciendo lo mismo, pasaba su lengua por mi labio inferior haciéndome temblar. Se
levantó un poco y tomó mi cara con sus manos, con sus dedos tocaba mis labios abriéndolos sin ser brusca.

Sentí su húmeda lengua dentro de mi boca, jadee y gemi de sorpresa, se sentía bien, algo tan grande que
no podía contener. Sin romper el beso decidí hacerle lo mismo, tenía que sentir lo que yo estaba sintiendo.
Puse una mano en su cintura y otra en su cuello acercándola más si es posible, imitando lo que ella hizo.
Cayó duro encima de mi cuando metí mi lengua en su boca, hizo que nuestro beso se rompiera y sólo nos
quedó reírnos de nosotras mismas porque estábamos descubriéndonos y éramos tan torpes a la vez.

—Quiero que me beses así más seguido— sus mejillas estaban muy rosas y sus preciosos ojos brillaban
como las estrellas.

—Y tú a mi, se siente como cosquillas en la boca, muy rico.

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Insideofmysoul
Camila gruñó como nunca la vi hacerlo en su vida cuando tocaron nuestra puerta, puedo jurar que pataleo
un poco.

—Ve a abrir la puerta Karla— hablé muy alto, de seguro eran las criadas que Samuel le había encargado a
Smith para que vinieran.

Ella pone cara de pato al oírme, la levanto conmigo, cargándola y caminando hacia la puerta ejerciendo poca
fuerza, ella abre mucho sus ojos y susurra "¿Qué estas haciendo? " Voy dándole pequeños besos de
camino a la puerta que ella me corresponde.

La dejo de pie en la puerta y corro a lanzarme a la cama para fingir estar

descansando.

—Ya mismo señorita Jauregui— habla tan alto como yo. Coloca su mano en la

manilla de la puerta y espera unos segundos antes de abrir. Entran cuatro mujeres vestidas de la misma
manera y se colocan en una línea en frente de mi.

—Buenas tardes señorita Jauregui, señorita Cabello, estaremos a su orden para lo que necesiten—
manifiesta una de ellas quien imagino que era la jefa. Deben ser nuevas o algo porque nunca les había visto.

—Buenas tardes señoritas, necesitaré un baño de agua tibia, mi sirviente aquí ya ha tomado uno antes de
llegar y solo tiene permitido un baño al día, di ed que se lo gana.

También sirvanme una copa de vino y dejen la botella en la habitación, necesito relajarme— fui tan clara y
precisa que hasta yo misma me sorprendí—. Rápido, que estoy muy estresada— las mujeres salieron en fila
rápidamente. Había usado un tono tan frío y seco que seguro no les quedan ganas ni de decir un hasta
luego cuando me vaya.

Parece que lo del baño y lo tenían arreglado, cuando Camila iba a quejarse conmigo, porque vi su cara,
claramente iba a reclamar algo, tres entraron de nuevo cargando el agua mientras la otra imagino que salió
corriendo a buscarme el vino. Me pareció una buena idea pedirlo para "empezar a tomar" desde ahora.
Camila seguía en la puerta y me miraba confundida, lo que me causó cierta risa y le lance un beso al aire.

Me quité las botas mientras tanto las muchachas me preparaban el baño. Me recosté apoyada en mi codo
viendo a Camila fijamente, quien no sabía que hacer para no sentirse tan nerviosa ante mi insistente mirada,
mordía sus labios y suspire al pensar que eran los mios los que mordía.

Vi entrar a la muchacha restante con una copa y una botella de vino de no sé qué, sirvió parte del oscuro
líquido en la copa, mucho más arriba de la mitad, y se lo entregó a Camila, con intención de que ella me lo
diera a mi. Camila como estaba en otro lugar se había quedado viendo la copa confundida, la muchacha le
hizo una seña con las cejas hacia mi. Mi sol movió sus cejas también y luego las amplio entendiendo lo que
le quiso decir la muchacha número cuatro. Caminó hacia mi y tuve que aguantar mi risa, casi fallo y tuve que
toser en su lugar.

—Aquí tiene señorita Jauregui ¿Dónde le gustaría que colocase la botella?— en cambio ella sonreía
libremente al estar de espaldas a la muchacha número cuatro.

—Colocala en aquella cómoda— en la habitación ya había copas, vasos y una botella de whisky esperando,
me di cuenta cuando le pedí que llevara la botella a aquel lugar. Las otras tres mujeres salieron y se
colocaron en fila frente a mi.

—¿Se le ofrece algo más Señorita Jauregui?— habló la jefa de nuevo.


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Insideofmysoul
—¿Tiene la llave de esta habitación? Por lo que escuché vendrá mucha gente, y la gente es curiosa, no me
gustaría que se desaparecieran mis cosas. Y nadie quiere pagar siendo culpable o no si eso sucede— pasé
mi dedo por la cubierta de la copa y la miraba detenidamente como si eso fuera más interesante que todas
ellas; una falsa amenaza nunca cae mal. Vi a Camila temblar por una extraña razón que desconozco con mi
rabillo del ojo derecho.

—Tengo una a mi disposición— sacó un gran manojo de llaves y comenzó a buscar entre ellas, todas me
parecían iguales y no sé cómo es que en unos segundos ya había sacado la que pertenecía a esta
habitación—. Aquí la tiene— llamó a Camila con su mano y se la entrego a ella, para que ella me la diera a
mi.

—Gracias, pueden retirarse, cuando esté vistiéndome las llamo para que me ayuden, no creo que ella sepa
poner un vestido adecuadamente— le di un sorbo a la copa. Si no decía al menos gracias a esas
trabajadoras no me sentiría bien conmigo misma.

Se retiraron en fila justo como entraron y la ultima cerro la puerta tras ella. De inmediato con la llave que me
habían dado me levante y fui a cerrar la puerta, comprobando que estuviera bien cerrada intentando abrirla.
No se abrió lo y una sonrisa maligna creció en mi boca.

—No se vale Lauren, yo quería bañarme— se quejó cerca de la cama donde la dejé. Me acerqué a ella con
la copa en boca, dándole un sorbo más grande.

—¿Quien dijo que no vas a bañarte?— mi voz se oyó ronca de un momento a otro.

—Tú lo dijiste hace un rato que yo no podía porque ya lo había hecho y... Oh...

Al parecer se dio cuenta de mis intenciones cuando recordó que ella no había tomado ningún baño por estar
durmiendo, incluso tuve que sacarla de la cama para que se levantará. Una sonrisa se dibujo en su rostro,
pero yo no fui capaz de sonreír, yo ya nos estaba imaginando sin ropa en esa bañera tan grande.

Me límite a colocar la copa en algún lugar para seguir caminado hacia ella hasta quedar a su espalda. Me
pegue a ella, oliendo el aroma mentolado de su cabello, coloqué ambos brazos en los suyos y los subí al
mismo tiempo. Mis ojos estaban cerrados, mi boca me guiaba ahora por la parte de atrás de su cuello hasta
adelante donde subí mi mano junto a la de ella y aparté su cabello, atacando la zona descubierta. La
escuché suspirar, mis besos subían y bajaban tranquilamente por esa zona, sentí su pulso y dejé mis labios
ahí, depositando besos mojados, chupe donde estaba su pulso y la oí jadear.

Giró su rostro quedando a la altura del mio y me besó con desesperación, su respiración estaba un poco
acelerada. Ahora ella usó nuestros brazos que se movían juntos, entrelazó nuestras manos y las fue
subiendo con necesidad por su abdomen, le tomó poco tiempo poner mis manos en sus senos.

Mis manos con personalidad propia tomaron sus senos y los apretaron levemente. De improvisto quité mis
manos de sus senos para meterlas debajo de su camisa y poder tocarlos mejor. Sentí como sonrió en el
beso; gimió bajito cuando apreté sus duros pezones con mis dedos. Metió su lengua en mi boca sin ningún
rodeo, atacandome con ferocidad. Separó su boca de la mía y la bajo a mi barbilla mordiéndome. Me gusta
que me muerda, duele un poco pero igual se siente tan bien cuando pasa su lengua.

—Recoge tu cabello— ordené antes de que el deseo me volviera loca.

Saqué mis manos de su camisa y la voltee por la cintura. Ella hizo lo que le pedí, sus mejillas estaban
sonrojadas. De abajo hacia arriba estaba desabotonando su camisa. Sus ojos que ahora estaban negros me
miraban. Le saqué su camisa con mucha tranquilidad, tenía esa manía de doblar la ropa cada vez que se la
quitaba, ella solía reírse de mi cuando hacía eso.
197

Insideofmysoul
—¡Por Dios Lauren! Estoy tan lista y vas a doblar toda mi ropa, no tienes remedio— arrancó su camisa de
mis manos y la lanzó hacia algún lado que no pude ver porque ella estaba quitando su ropa y ¿Quién no
vería esto en lugar de otra cosa?

Yo procedí a quitarme mi ropa con mi mirada fija en ella, haciéndolo torpe por no poderme concentrar. Ella
estaba desnuda, sacando el lirio que tenia en el bolsillo de su pantalón y colocándolo en la cama, yo sólo
tenía que sacar mi calzoncillo para estar como Dios me trajo al mundo. Ella me sonríe, yo recojo mi cabello
porque ha empezado a hacer calor.

No pierdo tiempo y la tomo por la cadera para acercarla a mi y besarla, nuestros senos chocan de una
manera exquisita, mis pezones están tan duros que duelen. Ella monta una pierna a la medida de mi cintura
y yo la sostengo pasando mi mano por todo su muslo. Coloca sus brazos alrededor de mi cuello y muerde mi
labio inferior. Se apoya y da un pequeño salto, ahora tiene sus dos piernas en mi cintura enredadas, casi se
cae por yo no poder tomarla a tiempo y nos encontramos riéndonos de nosotras mismas con nuestras
frentes unida.

Acaricie su nariz con la mía dando vueltas, abrí mi boca y la vi hacer lo mismo lista para besarme. Rocé sus
labios justo como la primera vez, suspiraba justo como lo hizo aquella vez. Amagué un poco para besarla,
quería disfrutar este momento con ella.

Antes de actuar cojo con destreza la copa de vino que estaba tomando hace nada. Caminé con ella encima
de mi hacia el baño, cerré la puerta y me dirijo a la gran bañera.

—Ten cuidado, puedes resbalarte— me dice ella. Esconde su cara en mi cuello y me abraza.

—Lo tendré, no quiero que te pase nada. Sostén la copa por favor— pedí. Dejé un beso descuidado en su
cabello.

Camila no pesa mucho y no me es difícil cargarla por tanto tiempo. Meto un pie en la bañera. El agua está
deliciosa. Ya adentro tomo un poco de aire, nunca había hecho esto y no sabía si era peligroso para ella.
Con mucho cuidado fui agachandome poco a poco hasta quedar sentada. Ella soltó un jadeo cuando sintió
la tibia agua tocar su cuerpo.

Le quito la copa de las manos sin avisarle, vaciando su contenido en su cuello y luego lanzándola para que
flote en la bañera. El agua se tiñó por momentos de rojo, lo digo porque cuando cerré mis ojos no pude ver
nada más. Ataqué su cuello con pasión, saboreando el vino de el, bebiéndolo, embriagandome; abrazo su
espalda y me sumerjo, no sé nadar pero con gusto me ahogaría en ella. Su sabor más el tinto de las uvas
era único, adictivo, me quedaría una eternidad lamiendo su cuello y aún así no sería suficiente. Ella me
abraza y sus jadeos resuenan en mis oídos, lo cálido de su aliento choca con mi piel y sus uñas aruñan mis
hombros al movimiento leve de sus caderas.

—Lauren... Uhm ¿Podemos hacerlo aquí?— preguntó en mi cuello.

—¿Quieres aquí?— me permití parar un momento y atenderla.

—Tengo muchas ganas— su voz se oía como los maullidos de un gatito recién nacido, tan tierna. Yo solo
pude reírme—. No te rías, es tu culpa— me encara con su ceño

fruncido. Mis manos que estaba abrazando su espalda bajaron sigilosamente a su trasero, su ceño fruncido
cambió a sorpresa y luego a una sonrisa, ella sabía que con esto estaba diciéndole que si. Aunque no tenia
claro como podíamos hacerlo aquí en la bañera todavía.

El agua me llegaba casi a los senos y ella por estar arriba de mi no le subía de su ombligo. Comencé de
198

Insideofmysoul
nuevo con suaves besos en su cuello, a diferencia de Camila que quería comerme todo el tiempo yo lo hacía
con delicadeza por no querer dañar su preciosa piel; hay excepciones en las cuales también me provocaba
morderla, lo admito. Creo que se arrodilló para quedar más alta porque de un momento a otro mis labios
pasaron de su cuello a uno de sus senos. Impaciente. No dudé en meter uno de sus pezones en mi boca y
chuparlo, sus dedos estaban en mi cabello y un primer gemido alto salió de su boca al pasar mi lengua.

—Shh, las paredes tienen oídos— susurré. Lo sabía muy bien por la experiencia que tuve con el señor Smith
y aquella criada.

Seguí con mi trabajo. Me atreví a morder su seno derecho, son tan suaves como un bizcochuelo y provoca
comerlos, ella contuvo el grito que estuvo por dar.

—Mmm Lauren— la oí murmurar.

Mis manos la tocaban en todos lados, casi siempre por su trasero porque me gusta tocarlo. Puse mis manos
esta vez en sus senos, una para cada uno, y comencé a masajear. Ella me alborotaba más el cabello si eso
era posible, hacía ese vaivén con sus caderas que provocaba que pegará su centro en mi abdomen,
llenándome con su líquido viscoso.

Producto de sus movimientos, sentí esa palpitación rara en mi centro y solté un gemido inconscientemente.
Ella subió mi barbilla y me beso con dificultad, podía sentir ese calor que irradiaba de entre sus piernas justo
en mi abdomen. Ella estaba acelerada, por lo que los besos que fue dejando en mi cuello fueron bruscos al
principio, luego bajó el ritmo a ese tan lento y exquisito que tanto me mata. Su mano nada inocente paso por
el medio de mis senos descendiendo hacia mi abdomen. Sabía lo que haría y no estaba preparada para ello.
Mientras que con su boca jugaba con mi seno derecho su mano se había posado en mi feminidad, yendo de
arriba a abajo, hacía círculos en esa pequeña cosa que estaba entre mis pliegues, no tenia idea como se
llamaba pero me hacía sentir débil y me daba mucho placer que me tocará ahí, cerré mis ojos para disfrutar
más. Yo intentaba controlar mis gemidos apretando y mordiendo mis labios, juro que por un momento sentí
el sabor a sangre.

—¿Me permites actuar? Ir muy profundo y duro entre tus piernas, embestirte como una bestia, detrozarte, mi
pequeño cordero ¿Me lo permites?— estaba tan en las nubes que su voz se me confundía con el viento. Yo
me límite a asentir, ya no podía aguantar más—. Sostente de alguna parte.

Ella abrió mis piernas. Eché mis brazos hacia atrás y me sostuve de los bordes de la bañera. Pasó su mano
derecha por su feminidad sacándola un instante después para ponerla enfrente de mi boca, solté un gemido
involuntario ante su acción y tomé sus dedos con mis dientes, probándola, me encanta su sabor.

Se metió entre mis piernas, las sostenía firme por todo mi muslo, cada extremidad llegaba casi a las paredes
de la bañera. Se tomó su tiempo para observarme con esa sonrisa de superioridad, me tiene, me controla y
eso me gusta. Cuando casi le grito que lo haga me roza levemente, se siente algo extraño debajo del agua
pero aún así me gusta. Vuelve a

hacerlo esta vez, consecutivamente, su agarre se hace más fuerte cuando ha agarrado el ritmo
desenfrenado que utiliza. Apreto duro el borde de la bañera porque sus movimientos son tan rápidos y
directos que siento que voy a morir ahí mismo. Empuja su centro con el mio y lo deja presionado un
momento, luego empuja tan rápido sin separarse.

Sin importarme nada dejo salir un gemido altísimo que he estado conteniendo, suelto uno de mis agarres y
la tomo por el cuello para besarla porque si no lo hacía iba a terminar gritando su nombre a los cuatro
vientos.

Estaba tan cerca de explotar y sabía que ella también, esta vez soltó mis piernas y se fue hacia adelante
para juntar nuestros cuerpos abrazandome por mis hombros y como si fuera posible empezó a moverse más
rápido. Camila me domina. El agua se desbordaba y se formaban olas gigantes tal cual estuviéramos en
medio de una tormenta en alta mar. Poco tiempo pasó y llegue a esa liberación asombrosa sintiendo mi

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Insideofmysoul
centro palpitar incontrolablemente y mi cuerpo cansando, la oí gruñir y jadear cuando por fin paró ella
también, había llegado y se tragó todo lo que quería gritar.

Con mi reciente liberación y todo mi cuerpo débil no me di cuenta cuando me solté de mi agarre y me fui
hacia abajo hundiéndome en el agua. Camila que me tenía agarrada por los hombros se fue conmigo hacia
abajo pero no del todo, ella me saco muy rápido del agua y me sentó.

—¡Jesús Lauren! Te dije que te sostuvieses— su voz era ronca, sonaba entre cansada, preocupada y
molesta.

—No pude aguantarme más, me dejaste muy floja— la abracé por la cintura y la atraje a mi quedado a la
medida de sus labios—. No te enojes solecito, esto ha sido maravilloso.

—Aquí no más, es peligroso mi luna.

—Te quiero ¿Lo sabes verdad?— susurré encima de sus perfectos labios.

—No tengo duda de eso. Yo también te quiero, te quiero tanto— dejé un sonoro beso en su mejilla, ella aún
estaba sonrojada por todo lo que acabamos de hacer.

—Deberíamos bañarnos— sugerí. Entrecerró sus ojos un poco, dándome esa mirada divertida de
desconfianza.

—Sólo bañarnos Lauren.

36

—¿Cuál es el tuyo?— pregunta Camila desde la puerta del armario.

Ambas estábamos con una bata cubriendo nuestro cuerpo, teníamos que vestirnos ya. Sólo nos bañamos,
Camila no quiso repetir por lo que paso, pero estoy bien con eso. Nuestros dedos estaban como unas pasas
de arrugados. Había dos vestidos, los dos de colores totalmente desabridos, marfil y coral, no eran unos
feos vestidos, los colores no eran los mejores.

—No sé, los dos son insulsos y me da igual. Escogelo tú— lancé mi bata al suelo para poder poner mi
calzoncillo.

—Me hubiera gustado un vestido del color de tus ojos— se volvió hacia mi. Sus ojos me recorrieron a pesar
de haber estado hace nada con ella en la bañera de la misma manera—. Creo que el marfil es mucho más
fino que el coral— cuando me agaché a subirme el calzoncillo sentí su mano en mi nalga, impactándola.

—¡Atrevida!— me sobe, quedó cosquillando mi nalga— Entonces tu deberías

llevar el marfil.

—No haremos una gran cosa de esto, yo llevare el coral y tu el marfil. No dejo de

pensar que uno vinotinto te hubiera sentado espectacular— ella estaba tras mio, abrazó mi cintura y
depositó un beso en mi hombro. Sentí sus senos en mi espalda y su mano andaba algo juguetona.

—Karla Camila Cabello Estrabao, hace un momento no querías nada, no intentes algo ahora— ella quería
provocarme, y ciertamente no teníamos más tiempo.

—Con esta luz te ves mucho más irresistible. Eres mi manzana del árbol prohibido, te ves muy jugosa justo

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Insideofmysoul
ahora y quiero morderte una, quizás dos o tres, o muchas veces— susurró en mi oído.

—Ahora no podemos— detuve sus manos que se aproximaban a bajar mi calzoncillo y la encare—. Quizás
luego preciosa mía, ahora tenemos cosas que hacer— le besé los labios un rato largo sin moverlos —.
Déjame ayudarte a vestirte.

Tomó el vestido color coral y lo metió por sus piernas, subiéndolo. Estos broches y cierres de los vestidos se
han vuelto muy complicados, sobre todo con el corsé que apretaba hasta el punto de quedarte sin aire. Le
amarré la parte de atrás, uniendo cada tira en forma de zigzag, lo estiré lo menos que pude para no apretar
tanto a Camila y deje un pequeño lazito al final. Me puse enfrente del corsé, era de tres capas, solamente le
ataría dos para no asfixiarla. En la última capa ya se notaba su escote, este vestido hace que se le
pronuncie mucho, por eso lo quite y lo puse unas dos veces.

—No lo estas haciendo mal ¿Por qué lo deshaces?— levantó una ceja en signo

de pregunta.

—Está muy pronunciado no quiero que te anden mirando— confieso con

vergüenza. Era algo absurdo, pero no quería que miraran todos esos hombres a mi Camila.

—Yo soy la que debía estar preocupada, tu escote va a ser mil veces más pronunciado que el mío— lo
sabía, aún así no podía evitar hacerlo.

—Quizá las muchachas que nos atendieron tengan algún truco para que no se

note tanto— dije para mi consuelo.

Hale a la cuerda que hacía que una campana sonara en el área de servicio para que alguien viniese a
atendernos. Yo me puse el vestido y Camila comenzó a amarrarlo por detrás.

voz.

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—¿Está bien así? ¿No esta muy apretado?— habló a mis espaldas con su suave

—Está perfecto— no se sentía incómodo ni nada parecido, creo que ella podía

poner un vestido mejor que yo.

Pasó a la parte de adelante, ella no dejó ninguna capa sin atar, estaba realmente concentrada en lo que
hacía y yo estaba concentrada viéndola a ella. Al último tirón ella lo hizo un poco fuerte, lo que me hizo irme
hacia adelante y pegar un pequeño gritito de sorpresa.

—¿Puedes Respirar?— me sonreía. Yo le asentí y luego le di un pequeño beso en su nariz. Baje mi mirada
y mi escote se veía mínimo, puedo jurar que menor al de ella.

—¿Cómo lo hiciste?— pregunté sorprendida.

—He puesto muchos vestidos, tengo algunos trucos.

—¿No te puedes hacer esos trucos a ti misma?— sugerí a lo que ella soltó una

linda risa.

—He dicho he puesto, no que yo me he puesto. Lo siento mi luna, pero no creo

que pueda hacerlo— dijo esto acompañado con un pequeño puchero.

Tocaron la puerta, han de ser las criadas. Le hice una seña con la cabeza a Camila que la abriera.

Mientras yo miraba maravillada el trabajo que había hecho Camila, uno muy bueno por cierto, entraron en
fila las cuatro muchachas anteriores, pero en la puerta había alguien más que Camila estaba mirando.

—El Señor Kingston ha enviado a una profesional para asesorarla a usted y a su sirviente— se dirigió a mi la
jefa del cuarteto.

La vi entrar, muy fina con su cabello negro, espalda recta y su cuello de cisne.

Mis ojos no podían creer lo que veían, en ese instante sentía el corsé tan apretado que creo que estaba
carcomiendo mi carne, pero eso es lo que pasa cuando ves a alguien de tu pasado, alguien que no has visto
en mucho tiempo. Ella también me miraba con sorpresa en su rostro, que luego cambio a uno neutral al igual
que yo decidí hacerlo. Camila miraba la situación con mucha curiosidad y ni hablar de las criadas que les
picaba la lengua por comentarlo ya.

—Pueden retirarse— ordené a las cuatro, quienes salieron en fila de la misma manera en la que entraron.
Camila se encargó de cerrar la puerta.

Ella miró a Camila y luego me miró a mi, preguntando con su mirada si era seguro hablarnos frente de ella.
No me resulta ningún inconveniente, yo no le escondo cosas a mi Camila.

—Ha pasado mucho tiempo— rompo el silencio, dirigiéndome hacia ella.

—Se ve diferente, más mujer. Sigue teniendo las clavículas más envidiables del mundo— detalla ella con su
gracioso e inolvidable acento.

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—¡Oh Vamos Madame Rosie! Hay mejores— termino riendo. Ella siempre decía

que si tuviera mis clavículas sería digna de ser pintada por los artistas más famosos de París, lo que me
parecía una locura, eran sólo clavículas.

—Lauren Jauregui, la dama fugitiva. Debió haber escuchado todo lo que se dijo en el pueblo— dejó su bolso
en el suelo y se acerco a darme dos besos, uno en cada mejilla.

—Puedo imaginarlo. Ella es Karla Camila Cabello, disculpen que no las haya presentado. Karla, ella es
Madame Rosie— Camila por alguna razón no se veía nada contenta con todo esto.

—Es un placer querida, y ella es...

—Soy su esclava— la cortó Camila de pronto.

—Modales Karla— no tiene motivo para ser grosera.

—¿Tienes una esclava blanca? Vaya que si es verdad que las cosas pueden cambiar mucho— expresó muy
sorprendida— ¿La has conseguido con tu nuevo hombre?

—No necesito a un hombre, no huí con nadie, lo que supongo que es lo que se rumoreó en el pueblo— saco
mis propias conclusiones.

—Todos estaban como locos, eras aún más popular de lo que eras antes. Une

étoile.

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Insideofmysoul
—Yo no quería casarme con él.

—Lo entiendo, ese hombre era todo un idiota. Ahora se casó con la Belle Italiana

y vive en una villa.

—¿Se casó? Eso no lo esperaba— estaba bastante sorprendida.

—Querida nadie lo hacía. Pero ella no es nada como tu framboise, ella es tan común como un pomme de
terre— reí, su comparación era de una frambuesa y una papa, yo siendo la frambuesa. Aprendí algo del
idioma a su lado—. Ahora a lo que vine ¿Quién necesita de mi maravillosa asesoría?— ella siempre con sus
aires de grandeza, sin embargo era una gran mujer.

—Ella, no quiere que su escote sea muy notable, no pude hacer mucho— apunté con mi dedo a Camila
quien me miraba con desaprobación.

—Chérie, pero si su escote está más que perfecto.

—¿Segura?

—¿Cuando te he mentido sobre algo?— sacó un abanico, balanceándolo con clase por encima de su
mentón— ¿Qué harán con su cabello?

— No lo sé— eso lo había olvidado completamente en mi preocupación por Camila y quien estuviera
viéndola.

—Para eso estoy aquí, para solucionar estos problemas. Ven tu primero Karla, desde que te vi al entrar te he
imaginado con una trenza, tienes un cabello hermoso y sedoso.

Sentó a Camila en una de las sillas. De su bolso sacó un cepillo para el cabello y comenzó a cepillar el
cabello de Camila. Ella tenía mucho talento y mano para la belleza y el glamour. En un abrir y cerrar de ojos
Camila tenía dos trenzas casi a la medida de su frente que se le unía con una más larga haciéndola solo uno
trenza. Al terminar se la colocó hacia adelante en el lado derecho, Camila se veía como una princesa, una
hermosa princesa.

—Tienes un perfil perfecto, tu sin duda podrías triunfar en París— la tomó del

mentón y lo movió a varios ángulos. Luego me miró a mi, yo que veía la escena con cierta gracia—. Y tu
framboise, con tus ojos salvajes, ambas serían la combinación perfecta, serían la sensación de París. Fraise
y framboise, que tentador— sujetó mis hombros y me sentó en la silla.

Me cepilli el cabello con la misma delicadeza que al de Camila, constantemente se movía y hacia ese sonido
de "Mmmm" con su boca cerrada, como pensando que hacer.

—Tu framboise, recogeré tu cabello hacia atrás y hacia arriba, tienes que mostrar ese delicado rostro tuyo,
atraparás más hombres de lo que ya lo haces— hizo un recogido muy alto y luego lo enrollo, fijándolo con
varios ganchos—. Permiteme ver mis dos creaciones.

Me paré al lado de mi princesa Camila, Madame Rosie nos examinaba con una pequeña sonrisa, orgullosa
de sus creaciones. Soltó dos aplausos rápidos y río, haciendo saltar a Camila del susto.

—Todo lo que estaba en mis manos ya lo hice, y como ustedes siendo mujeres inteligentes no necesitan

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Insideofmysoul
ayuda con sus vestidos ya es tiempo de que me vaya a preparar para la fiesta. Nos veremos frambiose— se
despidió con dos besos justo como hizo al entrar—. También espero verte a ti fraise— a ella también le dió
dos besos, muy sonoros para mi gusto.

Guardó sus materiales de trabajo en su bolso, lo cargó en su mano y se dirigió a la puerta, Camila
siguiéndola cumpliendo su rol de "sirviente" para abrirle la puerta.

—¿Algo que deba saber sobre esa mujer?— habló bajo Camila al cerrar la puerta.

—Algo muy divertido, ella hizo mi vestido de bodas, de hecho ella ha hecho todos mis vestidos desde que
tenía 17.

—¿Alguna otra cosa?— cuestionó sugestivamente levantando su ceja.

—Que te ha dejado como una hermosa princesa por ejemplo, vas a ser la envidia de todas por ser la más
bella mortal— le tendí la mano, ella la aceptó y yo la hale hacia mi.

—Tienes que mirarte a ti, toda una diosa—descubrí que ella no estaba nada celosa, sólo tenía preguntas—
¿Qué eran esas palabras raras que estaba diciendo?

—Que tú eres una fresa y yo una frambuesa, no tengo idea pero siempre me ha llamado frambuesa, es
francés— soltó una risita.

—Esa mujer es tan extraña, e invadió más mi espacio en unos minutos que lo que tu has invadido en todo el
tiempo conociéndonos, con todo y eso, ella es agradable— que adorable es Camila. No pude contenerme de
darle un beso.

—Con estos vestidos no tenemos que ponernos esos incómodos zapatos, podemos quedarnos con las
botas puestas si quieres— ella asintió, yo le dejé un beso en su frente antes de dirigirnos a donde nuestras
botas estaban—. Espera— la vi levantar su vestido para poner sus botas.

Le quité la bota de su mano y me agaché. Levanté su vestido y tomando su pie izquierdo le calce su bota.

—Las princesas no deben hacer esta clase de trabajos ella solas cuando tienen a alguien que moriría por
ella— al instante sus mejillas se coloraron y me abrazó.

—Mi luna eres tan linda, te quiero mucho.

—Yo también cariño mio.

Una agradable música se oía al acercarse, nada ruidoso, sólo algo tranquilo y

liviano para acompañar la noche. Al final de las escaleras nos recibieron con una copa de vino blanco, la
cual recibí y Camila también recibió la suya ¿Por qué no? Muchas personas desconocidas a la medida que
iba caminando hacia el salón principal, se oían risas discretas y se veían hombres tratando de conquistar a
alguna mujer con simples elogios, eso si, nada de niños, los niños no vienen a las fiestas.

La decoración era muy buena tengo que admitirlo, pero lo que le dio el toque especial fue la escultura de la
libélula que tanto me gustaba. A lo lejos vi a Ethan hablando con Samuel, ambos con una copa en la mano y
muy bien vestidos. Le toqué el hombro a Camila que estaba viendo no sé que cosa para que me siguese.

—Buenas noches— dije al llegar a ellos, ambos con una sonrisa en rostro nos recibieron con ese beso en la
mano característico de los ingleses.

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Insideofmysoul
—Debo decir, y no es porque sean mis invitadas de honor, que son las mujeres más bellas de toda la
fiesta— alagó Samuel, tratando de ganarse algunos puntos.

—No exagere señor Kingston. Quiero agradecer por mi parte y la de la señorita Jauregui por estos lindos
vestidos— Camila le sonrió con la boca cerrada, segundos después llevo su copa a la boca.

—Sólo fue un pequeño detalle, no es para tanto— Samuel se mostraba modesto.

—Está preciosa señorita Camila, y tú sin duda también Lauren— ese fue Ethan, luego se paso su mano
disponible por sus rizos y nos sonrió.

—Gracias Ethan ¿Dónde estará el señor Nau?— quise saber, no es que me importe mucho pero no puede
dejar a Ethan solo con Samuel tanto tiempo.

—Le he presentado algunos socios, debe estar charlando por ahí— aclaró

Samuel.

Levanté mi vista y vi a lo lejos a Madame Rosie riendo con un grupo de personas,

no sé si ella aceptara hacerme algún favor después de que deje uno de sus diseños sin usar. Me acerco a
Ethan aún más mientras Samuel esta distraído platicando con mi Camila.

—Voy a ir a hablar con alguien, será un instante, quédate con Camila y vigila a Samuel, que no se pase con
ella— aproveché para decirle, él me asintió. Caminé hacia Camila, y al pasar a su lado le susurré— Quédate
aquí.

No era mucha la distancia entre Madame Rosie y mi posición actual, solamente tenía que rodear la zona de
baile para llegar a ella. Le toqué el hombro y ella volteó, sus ojos estaban vidriosos y se notaba que estaba
pasando un buen rato.

—Disculpe Madame ¿Puedo robarle algo de tiempo?— pregunté con timidez.

—Lo que sea para mi frambiose ¿Donde esta tú fraise?— buscaba a Camila, a quien no iba ver porque no
había venido conmigo— Disculpa, esclava para esa jovencita no es muy apropiado.

—Está bien Madame ¿Puedo saber cuando se marcha?

—Igual que todos los invitados, mañana por la mañana ¿Qué necesitas chérie?— ella sabía que no le
estaba preguntado esto precisamente para ir a despedirla.

—Que le haga llegar una carta a mis padres, o al menos a la señora Rosa en Santo Domingo— un joven me
sonríe cuando mi mirada pasa por encima del hombro de

Madame, mi instinto natural sería torcer los ojos sino estuviera tocando un tema de mayor importancia.

—Pensé que no querías ser encontrada.

—No lo quiero, deseo hacerles saber como estoy ¿Acaso la gente del pueblo sabe que estás aquí?

—Por supuesto que no, este lugar desprestigia mi vida sin embargo beneficia mi bolsillo. He dicho que iría a
París por unos días.

—¿Podría hacerme ese favor Madame? Les dirás que me has conseguido en una de las embarcaciones y
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Insideofmysoul
que te he dado la carta, no necesitas más explicaciones si se

la entregas a la señora Rosa, ella no hace preguntas— mi tono era de ruego absoluto, esta era una perfecta
oportunidad para contactar con mis padres.

—Sólo porque eres la mujer más aventurera que he conocido te haré ese favor.

—Gracias Madame Rosie, se lo deberé toda la vida.

—Quizás si nos encontramos algún día frambriose, el destino es una realidad incierta. Pasaré por tú
habitación antes de irme— ella besó mis mis mejillas como despedida.

Caminé muy feliz en mi retorno, iba a quitarle un peso de encima a mis padres, o a ponerle más. Cuando
llegué a donde estaba Camila ella se encontraba al lado de Ethan muy juntos, Ethan toma su papel de
protector muy en serio. Samuel seguro estaba diciendo mil y un cosas aburridas o sin sentido.

—Karla acompañame a buscar algo de tomar.

—Si mi señora.

Ethan me dio esa mirada pidiendo a gritos que no lo dejara solo sin embargo yo dejé que se hundiera con su
barco, yo quería estar con Camila a solas, disfrutarla en este momento, por más egoísta que sonase.

—Me provoca tomar un poco de aire, he bebido mucho y estoy empezando a marearme, con su permiso—
se excusó Ethan. Astuto.

Casi halo a Camila para que caminase, la verdad es que en parte quiero tomar y comer algo. Nos
encontrábamos en frente de una mesa muy larga con mucha comida, había una mesa especialmente con
sólo tragos también. Vi a Camila curiosa mirando hacia algún punto, ella se dirige a tal punto como si
estuviera hipnotizada y yo la sigo porque no quiero perderla de vista.

—Lauren ¿Puedo probar eso?— señala al líquido marrón que esta en un gran

bol.

—Mi sol, puedes probar lo que quieras— sonrío discretamente porque ella se ve

muy emocionada.

Ella toma una cuchara y la inserta en el bol para recoger un poco de ese líquido marrón. Sus ojos se abren
mucho cuando lo lleva a su boca para probarlo.

—¡Es chocolate! Es chocolate Lauren— creo que nunca la había visto tan feliz.

Samuel, oh Samuel, nos regala vestidos, coloca la estatua que me gusta en medio del salón y en una fiesta
sirve chocolate, que estoy más que segura de que lo ha hecho por Camila, ella mencionaba el chocolate en
muchas ocasiones. No sé que intenciones tiene ese hombre, pero digo con firmeza que no va a lograr lo que
se que quiera.

—¿En serio lo es?— no parecía chocolate, sinceramente pensé que era alguna

salsa o aderezo.

—Si, pruebalo— ella puso la cuchara enfrente de mi boca. No había ningún problema con que ella lo hiciera,
era mi "sirviente" y si yo quería que me diera de comer en la boca ella tenía que hacerlo.

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—Esta muy bueno, casi tan delicioso como tus labios— pasé mi lengua por mis labios pues sentí que me
había quedado algo de chocolate en ellos.

—Mi luna por favor, no hagas esas insinuaciones aquí si no puedes cumplirlas— está ligeramente sonrojada.
Le daba otra probada al chocolate mientras me hablaba.

—Mandaré a que nos lleven una gran cantidad de chocolate a nuestra habitación mañana, sólo para ti.

—¿De verdad? Eres la mejor— vi sus intenciones de querer abrazarme

reprimiendose.

208

Insideofmysoul
—Sigueme, deja el chocolate un momento.

Caminamos fuera del salón, hacia un lugar al cual yo sabía que nadie entraba y

quien nunca haya visitado la mansión sepa que existe puesto que Camila y yo habíamos pasado mucho
tiempo ahí y nunca nadie se apareció. Ella sabía a donde nos dirigiamos, lo noté por su mirada. Aún la
música proveniente del salón puede oírse. Abrí la puerta de la Biblioteca del Gobernador, no es tan
impresionante como la de aquella casa en Maracaibo, pero se le acerca un poco.

—¿Hola? ¿Se encuentra alguien aquí?— Siempre hay que estar prevenida. No escuche ni un ruido y asumí
que no había nadie aquí—. Quiero bailar contigo— le solté apenas cerré la puerta.

—Podríamos intentarlo, yo no soy muy buena.

—Tonterías, eres buena en todo lo que haces.

Le extendí mi mano, ella la aceptó sin dudar y la puse en mi hombro, la tomé con mi mano izquierda por la
cintura a una distancia prudente, y entrelacé nuestras manos disponibles.

—Sólo escucha la música, cierra tus ojos y escucha, tu pies se moverán solos. Yo guiaré el baile, mi pie
derecho adelante el tuyo atrás y viceversa, es algo tan simple que te dará risa cuando logres hacerlo.

Bailamos por toda la habitación al sonar de la perfecta melodía, acompañando con el sonido de nuestros
labios al tocar en la misma sintonía.

Hubiera hecho lo que sea por habernos quedado en nuestra caja de música toda

la vida.

37

"Mis labios, en este caso, tienen el pecado que os quitaron"

"¿Pecado de mis labios? ¡Oh, dulce reproche! Volvedme el pecado otra vez" Romeo y Julieta.

William Shakespeare.

Alguien ha tocado nuestra puerta, ha de ser Madame Rosie que ha venido a buscar la carta que le enviaré a
mis padres.

Anoche fue ameno, encantador en la biblioteca, me cansé de bailar todas las tristes y alegres melodías con
Camila hasta que caímos en el sofá exhaustas y nos quedamos dormidas con el cielo apenas pensando en
esclarecer. Desperté con un terrible dolor en el cuello consecuencia de haber dormida con tal postura en
aquel sofá, levanté a Camila quien iba casi arrastrándose por las paredes para mantenerse caminado. Ella
justo ahora estaba acostada bocabajo en el quinto sueño, aún con el vestido y sus botas puestas. Yo me
había quedado despierta esperando a Madame, aunque las ganas de lanzarme junto a Camila y dormir
abrazada a ella eran grandes.

—Gracias por venir Madame Rosie— besó mis mejillas en forma de saludo.

—Te dije que lo haría framboise— hice espacio para que pasara y cerré la puerta. Ella se queda viendo a
Camila quien duerme muy tranquila en la cama—. Tú fraise esta muy cómoda.

209

Insideofmysoul
necesario. almohada.

210

Insideofmysoul
—Si, es que estaba muy cansada por la fiesta, le he dejado descansar un poco.

—Tú también te ves muy cansada, por lo que no te quitare más tiempo de lo

—Mmm... ¿Quién esta ahí?— murmuró Camila con la cara hundida en la

—Es sólo Madame Rosie, vuelve a dormir— dije suavemente para Camila, quien

se removió un poco.

—Hola Madame Rosie ¿Cómo le va?— se incorporó, con su cabello trenzado que le lucía increíble, y con
sus mejillas rosas.

—Oh fraise, estoy muy bien, vine a despedirme— con carisma contestó Madame

Rosie.

—Karla no es necesario que te levantes, Madame ya se va, vuelve a descansar

por favor— iba a objetar, quiere llevarme la contraria—. Pequeña, te lo estoy pidiendo por favor, no me
hagas enojar— Camila me obedeció y se volvió a acostar.

—Será un momento que estaré aquí, luego podrá dormir, te preocupas demasiado— replicó bajo Madame
Rosie.

—Tiene que descansar bien— negué, debía centrarme en lo primordial—. Aquí tiene la carta que le hará
llegar a la señora Rosa, ¿Si sabe quién es ella no?

Le di la carta, ella la guardó en su bolso. Había escrito algo mientras esperaba que ella viniera a buscarla, la
verdad es que no sabia que escribirles exactamente. Considero que no escribí gran cosa, solamente quiero
hacerles saber que estoy bien y que dejen de preocuparse si es que aún lo hacen.

—Visitaba tú casa todas las semanas, por supuesto que le conozco. Por cierto

¿Dónde la conociste?— movió su cabeza en dirección a Camila.

—En Cuba...

—Exótico.

—No fue en las mejores condiciones, iban a abusar de ella y luego iban a

matarla.

—Es notable el afecto que le tienes. No creí eso de la esclava, no eres así, ni

siquiera te gustaba que hicieran las cosas por ti en tú propia casa— reí, pues era cierto.

—Ella es una buena compañía, me ha venido muy bien tenerla en mi vida. Es como un descanso de toda
esta locura.

—Pues cuida mucho a tu fraise si es tan valiosa para ti— al instante mis mejillas ardieron—. Estoy algo

211

Insideofmysoul
retrasada y quiero salir cuanto antes de esta isla horrible— me dio dos besos de despedida, caminó rápido
hacia Camila y le dejó un beso en su cabello.

Caminé a abrir la puerta, sabía que ella se dirigiría ahí en cuanto se terminara de despedir de mi Camila. Le
abrí a Madame, ella susurró "Hasta luego" y luego cerré la puerta.

Yo de verdad que quería arrancarme el vestido, estaba haciendo calor y pasé toda la noche con el puesto.
Como pude deshice el nudo de mi espalda, suspirando del alivio y la satisfacción, fue difícil soltar todo, en
realidad solté la mitad, me estaban doliendo los brazos por todo lo que estaba haciendo. Deshice mi parte
delantera, esta si era fácil. Deslicé mi vestido por mis piernas hasta quitarlo. Quedé en calzoncillos por lo
que busque una de las camisas grandes y me la coloqué abotonada a la mitad. Solté mi cabello, porque
dormir con el cabello suelto es lo más relajante del mundo, aparte de dormir con Camila en brazos claro
está.

Iba a lanzarme en la cama, pero mi Camila estaba durmiendo y no iba a hacerle eso. Me acosté encima de
las sábanas, me acomodé y pasé un brazo por su cintura, abrazándola.

—Quitame el vestido Laur, está haciendo calor.

Me levanté de nuevo para cumplir la petición de mi hermosa mujercita. Como ella estaba bocabajo se hizo
más fácil, a pesar de que mis ojos estaban cerrándose poco a poco deshice todo con gran facilidad.

—Date la vuelta por favor, ayudame mi bonita— ella se dio la vuelta poniendo sus brazos alrededor de sus
ojos para que la poca luz que había en la habitación no le diera.

—Te ves hermosa desde aquí abajo— murmuró mientras terminaba de aflojar su corsé. Ni siquiera sabía si
estaba viéndome, sus brazos estaban encima de sus ojos.

—Tú te ves hermosa de todos los ángulos. Tienes que levantarte, acostada vas a lastimarte tratando de
sacar tu vestido.

Se puso de pie con los ojos cerrados, bajó su vestido dejando a la vista su cuerpo casi desnudo
exceptuando que traía calzoncillos. Yo me había desecho de mis botas al llegar, pero ella se había lanzado
a la cama con todo lo que traía puesto. Le busqué una camisa grande para que no durmiese desnuda.
Cuando la vi de nuevo estaba sentada en la cama inclinada hacia adelante quitando sus botas, era muy
gracioso, parecía una borracha.

—Ten, colócate esta camisa— se la lancé en la cabeza, quedó toda cubierta y no

se la quitaba. escucharla.

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Insideofmysoul
—Me gusta dormir desnuda contigo— hablaba tan bajo que a duras penas podía

—Lo sé, a mi también, pero recuerda que aquí hay unos mosquitos muy molestos

y no quiero que te piquen— terminó colocándose la camisa después de todo

—Quiero mi beso— se dirigió a mi firme y demandante. Por supuesto que le di un beso, correspondido flojo,
ella estaba medio dormida, son embargo igual me besaba de esa manera tan deliciosa—. Ahora quiero
chocolate— reí, porque anoche durante nuestro baile lo mencionó muchas veces, incluidas cuando le decía
cosas bonitas que la hacen sonrojarse.

—Quiero que descansemos justo ahora, te prometo que cuando me levante le pido a esas muchachas que
te traigan mucho chocolate, no lo voy a olvidar— dejé un ligero beso en sus labios—. Te lo prometo cariño.

—Está bien Laur. Vamos a dormir para que mi chocolate este aquí pronto— gatee hacia mi lado de la cama
y levante las sábanas para meterme con ella. Acomodó su cabeza en mi hombro, pasó su pierna por arriba
de mi y me abrazó.

—Te quiero mi Luna. También quiero mi chocolate— sonreí sobre su cabello, Camila fue la persona más
adorable que conocí en mi vida.

—Yo también te quiero mi Sol, descansa— cerré mis ojos, quedando rendida en

sueño.

213

Insideofmysoul
~●~

Camila no había querido comer en todo el día. Tanto chocolate le había caído

muy mal, y fue mi culpa con consentirla tanto con eso y hacer que le trajeran mucho como ella había
querido. Pero me dijo que no se arrepentía de haberse comido todo ese chocolate

pues ahora estaba más feliz que los gatos cuando toman su leche. Ambas estábamos leyendo, ella había
adelantado mucho más que yo su lectura por tener más tiempo libre.

—Mi luna, quiero leerte algo— aparté mi vista de la Biblia, estaba leyendo Apocalipsis, es algo
impresionante.

—Te escucho mi sol— cerré la Biblia, podía buscar lo que estaba leyendo luego, no la oigo leer en voz alta
desde que estaba aprendiendo a hacerlo.

Ella aclaró su garganta.

La que adoro no se deja importunar con amorosas propuestas, no consiente el encuentro de provocantes
miradas ni abre su regazo al oro, seductor de los santos. ¡Oh! Ella es rica en belleza, pobre únicamente
porque al morir mueren con ella sus encantos.

Buscó otra página. Su voz se oía suave y calma, y su manera de leer era fluida y sin tartamudeos.

Sus flechas me han herido muy profundamente para que yo me remonte, con sus alas ligeras, y puesto en
tal barra, no puedo

trasponer el límite de mi sombría tristeza. Me hundo bajo el agobiante peso del amor.

Volvió a buscar otra página, las tenía marcadas. De vez en cuando levantaba su mirada e inspeccionaba mi
rostro.

¡Belleza demasiado valiosa para ser adquirida, demasiado

exquisita para la tierra! Como blanca paloma en medio de una bandada de cuervos, así aparece

esa joven entre sus compañeras. Cuando pare la orquesta estaré al tanto del asiento que toma y daré a mi
ruda mano la dicha de tocar la suya. ¿Ha amado antes de ahora mi corazón? No, juradlo, ojos míos; pues
nunca, hasta esta noche, vísteis la belleza verdadera.

Ella cerró su libro y levantó la mirada, me miro a los ojos y empezó a recitar las siguientes palabras:

—De mi boca han salido estas palabras porque es justo la manera en la que pienso sobre ti. Tus flechas me
han herido, y que Dios me perdone pero estoy ridículamente enamorada de ti Lauren Jauregui.

¿Ella está enamorada de mi? No creo que sea algo malo pero ¿Cómo lo supo? Mi boca se sentía seca y no
podía pronunciar ni una palabra, mi corazón latía con intensidad, no sabía que decirle ante su confesión.

—¿Cómo lo sabes?— fue todo lo que se me ocurrió decirle.

—¿Qué estoy enamorada de ti?— asentí—. Por la manera en la que me siento, yo tampoco me había dado
cuenta hasta que leí como Romeo se sentía con Julieta y viceversa. Tú me haces sentir mareada y
consiente al mismo tiempo, cada vez que me miras siento esa presión en el estómago y ese nerviosismo
que no experimento con nadie más, me haces feliz con sólo verte respirar. Eres lo más hermoso que mis

214

Insideofmysoul
ojos han visto, nunca encontrare a alguien más bella que tú en todo el mundo, y no quiero encontrar a nadie
más porque yo te quiero a ti y así va a ser siempre, me quieras o no me quieras siempre voy a quererte—
solté la primera lágrima, estaba tan enamorada de ella y no lo sabía.

—Yo... no te quiero— vi como su cara se apago al instante y asintió unas cuantas veces—. Yo te amo, te
amo tanto que me cuesta respirar cuando no te tengo cerca, que mis ojos no miran más allá de ti porque me
tienes hechizada de amor y no lo sabía, no me imagino mi vida sin ti, en todo mi futuro te veo en mis
pensamientos, quiero que tú y yo seamos eternas.

Cada vez que me besas siento que vuelo, me siento tan segura y protegida en tus brazos, cuando estoy
contigo es como si no existiera nada ni nadie, sólo tú y yo, y Dios sabe que es cierto que también estoy
ridículamente enamorada de ti Karla Camila Cabello— ambas estábamos llorando. Esto se sentía tan bien,
amar a alguien y que ese alguien te ame a ti— ¡Oye!— toqué mi brazo para calmar el dolor, ella me golpeó.

—Te lo mereces, por un momento pensé que no me querías de la misma manera y eso me asustó mucho,
iba a quedar en vergüenza— ahora venían las risas. Vino hacia mi y me dio un abrazo escondiendo su cara
en mi cuello.

—¿Cómo crees que no voy a quererte? Si no tengo otra escapatoria, no puedo traer a nadie aquí para tener
un momento romántico porque vivo con la inoportuna de mi esclava— me golpeó de nuevo y yo reí—. Te
amo Camila, eres mi amor verdadero y eterno— susurré en su oído.

—Yo también te amo— salió de su escondite y me dio un beso en los labios—. Te amo, te amo, te amo, soy
tan feliz— sonreía muy grande, yo dejaba besos en toda su cara finalizado en sus labios.

Yo también era feliz en ese entonces, y siempre lo fui.

37.5

21 de Diciembre, 1651.

Santo Domingo, República Dominicana.

La flamante mujer francesa hacía su aparición por la cocina de los Jauregui.

Como odiaba entrar por atrás. Se había acostumbrado a entrar por la puerta grande, sin pronóstico,
haciendo una gran aparición acaparando la atención de todos. Buscaba en todas direcciones a aquella mujer
mayor y baja, tan dulce como la miel. Le tocó el hombro, la dulce mujer volteó, sus mejillas con ese rubor
que la caracterizaba.

—Que sorpresa Madame, la señora no me aviso que vendría, es más, la hacía de viaje aún— habló la
pequeña y regordeta mujer.

—Toqué puerto hace nada. Le traigo a usted y a la familia un presente— la mujer francesa mete la mano en
el bolsillo de su verde vestido y saca una carta—. Leala con la señora de la casa, quizá responda algunas
preguntas luego, bonsoir.

—Buenas tardes para usted también Madame, un placer tenerla por aquí.

La fina Madame salió de nuevo por la puerta trasera. Rosa, aquella mujer de baja estatura que ha trabajado
toda su vida en aquella casa estaba curiosa con esa carta en mano.

Ella no era de husmear en los asuntos de la familia, pero Madame Rosie le había dicho que la leyera junto a
la señora Jauregui, por lo que no se preocupó en ver el remitente. L.J. Rápidamente sus ojos se abrieron y

215

Insideofmysoul
su corazón comenzó saltar.

—¡Mi niña nos escribió!— pegó un grito que llamó la atención de las otras criadas que hacían el almuerzo.

Casi corrió hasta la habitación de la señora Jauregui. Desde que su hija menor, Lauren, dejó la casa la
preocupación y el sufrimiento de sus padres era muy grande, era un hogar muy triste sin ella alrededor. Tocó
la puerta exageradamente muchas veces hasta que oyó un "pase" desde adentro. La señora Jauregui,
Clara, estaba aún postrada en su cama con su camisón de dormir.

—Señora, le traigo buenas noticias— la pequeña mujer escondía la carta tras su espalda, con una evidente
sonrisa.

—Rosa, dígale a mi marido que no me tiene sin cuidado que nuestra yegua Destello esté dando a luz—
acotó sin ganas aquella mujer castaña que yacía en la cama.

—Nada de eso señora— Rosa tomó la iniciativa de cerrar la puerta y adentrarse más en la habitación—. Ha
llegado una carta.

—No puede importarme menos. Esos asuntos son de mi marido, yo no atiendo

los negocios.

216

Insideofmysoul
—Una carta de la niña Lauren.

La mujer mayor sacó la carta de su espalda, mientras tanto la otra se encargó de

arrebatársela, jamás creyó que iba a saber algo de su hija Lauren, llevaba tanto tiempo esperando que sus
esperanzas se estaban agotando. Vio las iniciales L.J en las afueras de la carta, la abrió sin importarle nada,
por fin sabría algo de su hija.

Queridos padres, mi estimada Rosa.

Seguro que en este punto deben pensar que estoy muerta y los gusanos

disfrutan comer de mi carne, pero no es así, estoy bien, estoy viva, tan viva que me siento muy feliz, por fin
soy tan feliz y libre como siempre quise ser. Sin embargo, los extraño tanto y lo siento por irme, lo siento
tanto, pero no podía quedarme, madre, lo siento por no ser lo que esperabas, por defraudarlos y dejar a la
familia en vergüenza. No les prometo que volveré, pero les prometo que les escribiré lo más que pueda,
siempre tendrán noticias de mi.

Con amor, Lauren.

Ambas mujeres estaban hechas un mar de lágrimas, Clara abrazaba la carta como si fuera su propia vida,
era lo único que tenía de Lauren. Sintió un alivio claro, el saber que estaba viva valía más que cualquier
cosa.

—Yo quiero que vuelva Rosa, la quiero conmigo— la extrañaba con locura.

Lauren siempre fue una flor especial, no le gustaban las mismas cosas que a las demás niñas y eso la hacia
más única, más auténtica.

—Su único consuelo es saber que ella es completamente feliz— sonrió Rosa para ella misma, ella sólo
estaba feliz por su niña Lauren.

38

-Mmm... ¿Adonde fuiste cuando me dejaste con Ethan en la fiesta?

Estábamos recostadas muy cómodas en la cama pasando la tarde. Ya se me hacia raro que ella no
preguntase por eso.

-Fui a verme con mi amante- dije muy seria, ella frunció su ceño y me dio un golpe en mi brazo -¡Camila! No
me golpees, no seas mala conmigo

-No me digas esas cosas, dime adonde fuiste- frunció aún más su ceño tratando de intimidarme. Pero que
linda se veía.

-Fui a hablar con Madame Rosie para pedirle un favor.

-¿Qué favor?- reí, creo que se molestó más porque puso mala cara-Dime Lauren.

-He decidido escribirle a mis padres una carta, le he pedido que la entregara en casa, por eso ella ha venido
ayer en la mañana. Ya, no te pongas celosa por eso mi fraise- haciendo mi mejor intento de acento francés
le di un pequeño besito y la atraje a mi para abrazarla, no quiero que se sienta insegura.

217

Insideofmysoul
-Es que, tú no te das cuenta, pero todos te miran y no puedo evitarlo, no quiero que me quiten a la mujer
más hermosa que existe.

-Pero si la mujer más hermosa que existe eres tú. Nadie va a separarte de mi, tú tienes mi amor- ella se
relajó.

-Tampoco mencionaste que le escribirías a tus padres, yo quería mandarles mis saludos- intentó bromear.

-Quizá en la próxima carta les diga que estoy enamorada y les hable de ti, no directamente pero ellos sabrán
que existes y que te amo mucho.

-Me gusta como suena eso.

Ella me besó, con sus labios con sabor a chocolate. Claro que le hablaría a mis padres de ella, incluso se lo
diré a Ethan en cualquier momento, Camila lo es todo para mi, quizá me espere un mes o algo, cuando
estemos en otro lugar... en otro lugar debería estar ahora.

-Por más que me gustaría besarte todo el día tengo que irme, el Capitán me necesita y por tú ser tan bella
me he olvidado.

-¿No puedo ir contigo?- hizo un mohín.

-No preciosa mía, pero puedes pasar el rato con Ethan si te aburres, yo sé que él te terminó agrandando.

-No es cierto... bueno, sólo un poco, pero sigue sin gustarme su cercanía, lo estoy vigilando- hizo esa seña
con dos dedos hacia sus ojos y luego hacia mi, como señal de que siempre me veía.

-Ves hasta las hormigas que puedan llegar a rodearme, tú, mi pequeña mujer celosa- la abracé apretándola
mucho, ella reía y yo le dejaba besos en todos lados-. Regreso rápido, lo prometo.

-Te voy a extrañar.

-Yo también- la solté. Se quitó de arriba de mi para darme paso y poder levantarme. Me puse mi pantalón y
las botas.

-Dejame ayudarte- acomoda el cuello de mi camisa. Luego, con sus dedos

peinaba mi cabello hacia atrás-Tal y como me gusta. Estás lista para irte- se apoyó en la punta de sus dedos
para inclinarse a besarme.

-Ya regreso. Y por favor mi sol, ya no comas más chocolate o te enfermaras y tendrán que llevárselo.

Ella asintió varias veces, sabía que no haría nada para separarla de su preciado chocolate, pero que todo
tenía algún límite. Dejé un beso en el dorso de su mano antes de salir de la habitación. Iría a la oficina de
Samuel, discutiremos nuestro próximo curso, espero que no sea algo muy arriesgado o tendré que tomar
varias medidas al respecto.

-Buenas tardes- hice mi aparición, no estaban hablando de nada importante supongo porque la puerta
estaba abierta de par en par.

-Buenas tardes Lauren, cierre la puerta por favor- habló el inglés a cargo de este

lugar.

218

Insideofmysoul
-¿He llegado tarde? Me he descuidado del tiempo, pensé que era más temprano- me excuso, realmente
había olvidado venir.

-Ha llegado justo a tiempo Jauregui, tome asiento que le informaremos todo lo que hemos hablado- el señor
Nau invitó a sentarme con ellos-. Bien, este será un botín muy grande, atacaremos Guatemala, Honduras,
Nicaragua y Costa Rica, todos en fila.

-¿Qué riesgos hay?

-Hasta ahora no hay riesgos, sólo ganancias y éxitos.

-¿Cuanto tiempo estaremos navegando?

-El que sea necesario Jauregui, lo que importa es que vendremos victoriosos, con mucho oro y riquezas.

Ambición. Maldita ambición que ciega a las personas.

-¿No le parece un poco arriesgado Capitán? Navegar tiempo indefinido sin saber como son las personas de
esas tierras a la que pensamos conquistar.

-Lauren, le aseguro que esas personas son trabajadoras, pero que a la hora de defenderse son más inútiles
que un camello en el medio del ártico- interrumpió Samuel.

-Además, hay que arriesgarlo todo para tenerlo todo, este será un gran botín y esta vez no querrás rechazar
tu parte- me codeó el señor Nau, tratando de convencerme.

No rechazaría mi parte de nuevo, voy a guardarla para construir una casa en una colina para vivir con
Camila, eso ya lo tengo decidido. Quizás si me convenga este viaje, sin embargo sigue sin haber cosas que
no terminan de convencerme.

-¿Con cuantas personas contaremos?

-Eso ciertamente no lo sé, por nuestro éxito anterior dudo que no estemos a tope con los marineros, querrán
estar todos como cucarachas amontonadas para subir con nosotros a bordo- muy seguro se oía el capitán.

-No es que no esté de acuerdo, pero piénselo mejor si quiere estar afuera tanto tiempo. ¿Alguna otra
novedad?

-Zarpamos mañana o pasado.

-¿Tan pronto?

-El tiempo pasa sin que nos demos cuenta, hay que aprovechar todo al máximo,

ahora ¿Quieres acompañarnos con una copa?- ofreció Samuel. ¿Por qué todo termina con alcohol?

-Será en otro momento, si no hay que informarme nada más me retiro, cualquier novedad estaré en mi
habitación. Y piénselo bien Nau, decisiones apresuradas no llevan a nada bueno.

Salí de la oficina del gobernador, no estoy muy tranquila con ese repentino viaje, llegamos apenas hace tres
días. Me preocupa mucho más llevar a Camila conmigo, la ultima vez pude mantenerla a salvo, pero esta
vez no sé a dónde vamos ni que hay en esos lugares. Entro a nuestra habitación sin tocar como de
costumbre, Camila estaba leyendo su libro sentada en la cama.

-¿Qué esta mal?- preguntó apenas me vio. Dejó su libro a un lado y se puso de pie para caminar hacia mi.

219

Insideofmysoul
-Vamos a irnos mañana o pasado mañana según el Capitán.

-¿De nuevo? Laur, si llegamos hace nada- es lo que me repito, cada vez tengo menos tiempo para
disfrutarla- ¿Adonde esta vez?

-Iremos a varios países, no hay un tiempo exacto para nuestro retorno, y esto me da muy mala espina.

-Pues entonces no vayas, finge estar enferma, no lo sé. Niegate, tienes poder- sugirió. Sus manos se
pasaron en mis hombros acariciando de arriba abajo.

-Negarme sería traición. Quiero ir, necesito ir. Necesito el botín que ganaré en esos viajes. Quiero tener una
casa contigo en una colina, y comprar muchas semillas para tener nuestro jardín de lirios, lamentablemente
necesito ese botín para poder hacer mi vida contigo en otro lugar.

-Lauren, mi amor, tenemos toda una vida para eso, yo sólo quiero estar junto a ti, sea en una isla o en un
desierto, tú eres mi hogar- pasó sus manos por mi cintura abrazandome. Mi amor, llevaba diciéndome así
desde que me dijo que me amaba, me hacía sentir en suspensión, como si pudiera elevarme con sólo unas
palabras.

-Yo quiero dartelo todo, y que vivas como la princesa que eres- pasé mis manos por su cuello, apoyándome.

-Podemos hacer otras cosas para tener ingresos, podemos dejar esta vida y no estar en constate peligro.

-Lo haremos. Voy a dejar este barco después de este viaje, será el último y el inicio de nuestra vida juntas.
Te lo prometo mi sol.

-Ahora, para dar inicio a nuestra vida juntas para siempre, qué tal si me haces el amor- no era una pregunta,
viniendo de ella nunca era pregunta.

-Creo que siempre hemos hecho el amor, pero por ser el inicio lo contaré como la

primera vez.

-¿Lo recuerdas? Tu tímida y yo salvaje, qué gran combinación- enfatizó sus

palabras a medida que fue acercándose más a mi.

-¿Cómo me voy a olvidar? Si dejaste marcas en todos lados, como un mosquito- cerré nuestro abrazo, sabía
lo que venía, así que en cuanto ella tenía su pierna a la medida de mi

cintura yo la tomé, para que ella diera el pequeño salto y quedar enredada en mi cintura.

Esta era mi pose favorita con ella, yo la columna y ella las paredes, sin mi ella no se sostendría pero sin ella
mi existencia no tiene sentido alguno. La llevo a la cama, la depósito con tranquilidad y me coloco encima de
ella. Aunque la mayoría de las veces yo esté arriba ella siempre maneja toda la situación. Nos miramos por
una eternidad, no hacíamos nada más que mirarnos, ya me había dado cuenta pero tengo tanta suerte de
tener a esta mujer ¿Qué hice para merecerla?

-Te amo Camila Cabello- simplemente se lo dije, ella me sonrió como nunca la había visto hacerlo, toda ella
era brillante como las estrellas.

-No tengo duda de eso Lauren Jauregui, te amo y no hay vuelta atrás- junté nuestras frentes y rocé nuestras
narices, cerré los ojos para guardar ese momento en mi memoria, para recordarnos cada día.
220

Insideofmysoul
Hicimos el amor tantas veces, me encargué de besar cada rincón de su cuerpo, todas sus cicatrices, de
implantarle nuevos recuerdos, de hacerla sentir amada. Ahora estábamos acostadas de lado, mirándonos la
una a la otra, admirando nuestros cuerpos desnudos. La ropa estaba en el piso al igual que todas las
sábanas.

-Quiero intentar hacer algo- acariciaba su cabello, casi se quedaba dormida. Yo también estaba tocando las
puertas del sueño, no obstante necesitaba probarla, por si era la ultima vez que hacíamos el amor.

-¿Qué cosa mi amor?- abrió un poco más sus ojos, atenta a lo que hiciera o

dijera.

-Tienes que acostarte sobre tu espalda y uhm... abrir tus piernas- sonaba vulgar,

no hallaba como decirlo de otra manera.

-Laur, no creo poder hacer el amor una vez más, me duele todo- se quejó mientras se estiraba.

-No vas a tener que moverte, yo haré todo, nada más quiero probar una cosa. Si no te gusta te doy permiso
de que me golpees.

-No creo que hagas nada que no me guste. ¿Sólo me acuesto y ya?- ella cedió. No es que la estuviera
obligando, pero ella nunca se niega a que hagamos alguna cosa nueva.

-Si, y relájate. Me avisas si quieres que pare.

Me coloqué entre sus piernas, no sabía exactamente cómo lo haría mas ya lo tenia en mente. Besé sus
labios, que me correspondían algo flojos. Para no seguir forzándola bajé a su cuello, no tardaría mucho
besando su cuerpo, no quiero que tenga ganas y que luego no le guste lo que le haré. Bajo con mi boca
hasta sus senos, previamente por su abdomen, aunque no esté haciendo mi mejor trabajo la oía jadear.

Me posicioné en medio de sus piernas, justo en su feminidad, subí mi mirada, ella miraba atenta a lo que le
haría. Con mis manos abrí sus pliegues, el interior de su zona íntima estaba rosa y se veía mojado, tenía
esa campanita pequeña que producía tanto placer.

La miré de nuevo antes de hacerlo. Puse mi boca en su feminidad, y le di un beso como si se lo estuviera
dando en sus labios. Sabía salado, pero era algo que dejaba con ganas de más. Pasé mi lengua esta vez, la
oí gemir alto, entonces la pase una vez más, una y otra vez,

ella no paraba de gemir. Sus piernas se movían constante junto con su cuerpo que bajaba y subía. Subí la
mirada, la vi morderse los labios, luego me miró, estaba completamente roja su cara, vio hacia arriba y tomó
una almohada.

-Hazlo seguido, muy rápido- pidió.

Yo le obedecí y bajé mi cara de nuevo a su feminidad. Por mi lengua se veía bastante brillante su centro, y
había un pequeño hoyo más abajo de su campanita que se contraía. Como ella me dijo, seguido y rápido, la
vi ponerse la almohada en la cara para ahogar sus gemidos, que aunque los estuviera tapando sonaban
muy altos. Bajé un poco el ritmo de mis movimientos, relamí mis labios que estaban tan salados como ella;
su sabor es fino y delicioso. Con mis brazos la atraje más hacia mi por sus piernas, y enterré mi cara en ella.

Era su sabor adictivo o lo que me hacía sentir oír sus gemidos ahogados lo que me impulsaba a hacerlo más
rápido y constante. Me topé con su pequeño hoyo, con curiosidad metí mi lengua ahí y ella se sentó, lo sentí
221

Insideofmysoul
pues parte de mi cabeza toco su abdomen. Ella movió sus caderas atrás y adelante contra mi cara, yo no
sabía por qué exactamente hacía eso, pero no creo que me diera oportunidad de preguntarle cuando su
mano mantuvo mi cara firme en su centro.

-¡Oh dios! ¡Oh Dios! ¡Oh Dios! ¡Lauren!- habló muy rápido antes de caer hacia atrás, desplomándose con
fuerza en la cama.

De ella salía ese liquido viscoso que me gustaba y, digamos que me lo bebí. Sus piernas le temblaban un
poco y el sudor se notaba en su frente, pasaba sus manos por su cuerpo. Yo me preocupe realmente, ella
estaba respirando con mucha dificultad y no dejaba de temblar.

-¿Te hice daño? ¿Qué tienes mi Sol, estás bien?- tomé su delicado rostro, ella tenía los ojos cerrados-
Camila, dime algo por favor- la vi abrir su boca para hablar

-Yo... tu, qué, ¿Cómo sabes hacer eso?- dijo por fin. Abrió sus ojos. Hablaba un poco extraño, pero al menos
hablaba.

-Eso... ¿Te gustó? ¿O preparo mi brazo para que lo golpees?

-No quiero golpearte, justo ahora quiero abrazarte toda la noche. Eso ha sido maravilloso, se sintió muy rico,
como muchas cosquillas placenteras, de esas que no te dan risa- susurraba con una sonrisa-. Y yo no podía
controlarme, perdón si te ahogue- aclaró un poco su garganta.

-No pasa nada, lo bueno es que te gustó- me acosté en su hombro, con la intención de abrazarla.

-¿Dónde lo aprendiste? Espera, ¿Quién te enseñó?- ahí estaba mi mujercita celosa. Ella fijó su vista en mi
enarcando su ceja izquierda.

-¿Recuerdas, esa vez que llegue corriendo a esta habitación luego de cenar?- asintió lentamente- Vi al
señor Smiths en una situación similar a esta, y yo no te conté pues porque, tenia vergüenza de hacerlo- la oí
reír, y yo me uní a su risa, pensando en todo lo que hemos pasado y hecho, el no decirle eso a Camila fue
algo estúpido de mi parte. Claro que en ese momento ambas no sabíamos cuanto nos gustábamos ni que
terminaríamos enamoradas. Yo bostecé, estaba tan o más cansada que ella.

-Debiste haber puesto esto en práctica desde el día uno.

-¿Tan bueno es?" Con mucha razón aquella criada gemía tan alto, al igual que Camila que ha admitido que
no se podía controlar, llegando al límite de poder una almohada en

su cara.

-Si- se deslizó hacia abajo, quedando cara a cara conmigo-. De hecho- besó

cortamente mis labios-, es tu turno- y se fue a mi cuello, dejando besos mojados.

No es que no quisiera, pero es que estaba exhausta y si no dormía ya creo que me quedare despierta toda la
noche, porque ya me había pasado, ella decía sólo una más y se convertían en diez. Puede que exagere, no
obstante si ocurre de esa manera.

-No, por favor no lo hagas, no me robes el sueño mi sol- la saqué de mi cuello, ella tenía echa una trompita
muy graciosa, la cual me encargue de desaparecer besándola repetidas veces-. Mañana es otro día.

-Mañana no te salvas, te haré lo mismo que me hiciste las veces que quiera.

-Eso suena peligroso- rió antes de sentarse, lo bueno de Camila es que no ponía oposición cuando se trata
de no tener más ganas de hacer nada, y cuando hablábamos de dormir era mucho más rápido.

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Insideofmysoul
Se acomodó en la cabecera de la cama, recogí las sábanas del suelo, arropandome con ellas. Vi la
almohada que usó Camila para taparse la cara, no estaba en condiciones para usarse.

-En vista de que eres una babosa, sólo tendremos una almohada esta noche- bromee sosteniendo la
almohada a mi lado.

-Eso fue tu culpa. Igual quiero abrazarte toda la noche, tú serás mi almohada.

-Que raro, si siempre me usas como cama prácticamente.

-Porque eres suave y cómoda, y tus pechos son mejores que las almohadas- apretó uno de mis pechos, yo
me cubrí pues sentí un escalofrío cuando me tocó.

-No te aproveches de esto para manosearme- la vi torcer los ojos. Acomodé la almohada para reposar mi
cabeza en ella, con las manos le hice señas para que viniera, al principio no quería, pero luego se rindió y
con una sonrisa se acostó a mi lado apoyando su cabeza en mi hombro-. Amo dormir abrazada a ti- cerré
mis ojos, sintiendo su calor y la satisfacción de tenerla a mi lado.

-Yo amo abrazarte.

-Yo te amo.

-Y yo te amo a ti.

Como dije, fui muy afortunada en encontrarla, lo soy por aún tenerla.

39

—Arriba mi amor, se nos hace tarde— me despertó su suave voz mientras dejaba un beso en mi espalda.

Creo que me había babeado, y no sé en que momento me acosté boca abajo abrazando la almohada. Con
sus dedos ella hacía un camino por mi espalda, de arriba abajo una y otra vez, lo que estaba provocando
que se me erizara la piel.

—Laur, amor, tienes que levantarte ya, Ethan ha venido a buscarnos para desayunar e irnos— me sacudió
un poco. La sentí moverse en la cama, hasta que se sentó arriba de mi y saltó.

—Yo siempre te despierto con besos y tu me despiertas con golpes— murmuré con la cabeza en la
almohada. No era de día aún, seguía viéndose oscuro.

—Es que tengo rato llamandote y no me haces caso. Puedo besarte ahora, pero tienes que levantarte
primero— me resigné, porque si no me levantaba ahora puede que ella se enfade, o que vengan a
buscarnos de nuevo y ella se enfade, creo que no salgo provechosa de ninguna.

—No me puedo mover contigo aplastandome— dejé de sentir su peso en mi, me apoyé con mis brazos y me
senté. Tenía la mejilla babeada.

—Mira quien es la niña que se babea en la almohada— se burla Camila.

—De seguro estaba soñando contigo, y estabas tan hermosa en mi sueño que me he puesto tan boba que
se han caído las babas— la oí reí, ella estaba sentada sobre sus piernas y descalza. Con la misma
almohada me limpiaba la baba que había en mi cara.

223

Insideofmysoul
—Me gustaría escuchar ese sueño luego, ahora, vístete que vamos tarde— en realidad no recuerdo haber
soñado nada, sin embargo estar junto a ella siempre se sintió como un sueño.

Antes de que se levante de la cama la derribo, luchamos un momento con las manos, ella rindiéndose
cuando puse mis labios en los suyos, calmándola; ella sigue mi beso, sus labios saben a chocolate, sabía
que se levantaría primero para comer eso.

—Estuviste comiendo chocolate mientras dormía— la acusé, a lo que ella evadió

rápidamente.

—Ya Lauren, quítate encima de mi que es algo raro— ella misma se contradecía,

quería que me bajará de encima de ella pero tenia un agarre fuerte en mi cuello.

—¿Raro en qué?

—En que no tienes ropa puesta y yo si.

—Eso podemos solucionarlo, tú puedes quitar tu ropa.

—O tú, belleza de ojos verdes, puedes ponerte la tuya— quitó una mano de mi cuello e hizo algo raro con su
mano en mi brazo, lo apretó con dos de sus dedos y mi brazo se debilitó. Aprovechó que estaba
quejándome del dolor para escaparse de mi, pero ya la secuestraría luego.

—Eso me dolió mucho Camila— yo estaba que lloraba, me había lastimado mi brazo de una manera
extraña.

—Ya mi amor, en serio vístete. Te compensaré lo de tu brazo luego, eres una

llorona— me senté, pues de verdad que tenía que vestirme, ella me lanzó la ropa que yo no ataje por andar
aún sobandome el brazo.

Cuando terminé de vestirme organizamos todo, dejaríamos la ropa sucia aquí para cuando volviéramos
estuviera limpia. Arreglé mi cabello como a ella le gustaba, hacia atrás y a un lado. Tomamos el resto de
nuestras cosas y las guardamos de nuevo, con nuestros libros incluidos. La vi guardar en su bolsillo el lirio
que le di, que ahora había perdido casi toda la vida, no obstante ella aún lo conservaba. Hicimos todo lo más
rápido que pudimos, cuando estemos en el barco ya nos dará tiempo de bañarnos y hacer muchas cosas
con calma.

—¿Estás lista?— me paro tras ella, apoyando mi barbilla en su hombro.

—Contigo siempre lo estoy— la abracé un momento, disfrutando de su cercanía.

En medio de mi abrazo ella se voltea y me abraza fuerte.

—Dame un último beso.

—No será el último, será uno de muchos.

—Ojalá y así sea— dije antes de subir su barbilla con mi dedo y plantarle un beso intenso y profundo, que
terminó con un suspiro por parte de ambas-. Te amo y siempre lo haré.

—Estás asustandome, no des por finalizado tu y yo sólo por estar a punto de ir hacia una muerte casi

224

Insideofmysoul
segura, podemos contra esto.

—Quería que lo supieras, que te amo y no dejaré de hacerlo incluso después de la muerte aunque no sepa
si hay vida después de ella— veía sus ojos cristalizarce.

—No Lauren no, no hables como si fueras a morir, incluso si tú murieras yo te seguiría porque ya no me
imagino una vida sin ti, no te despidas de mi antes de tiempo, yo te amo incondicionalmente— varias
lágrimas adornaban sus mejillas, y yo también estaba a punto de llorar con ella.

—No llores— sentí un nudo en mi garganta—, no quiero que llores mi sol— limpié sus lágrimas con el dorso
de mi mano. Su nariz estaba roja y su cara se veía triste—. No quiero que estés triste, quiero que estés feliz.

—¿Cómo no voy a estar triste pensado en la posibilidad de perderte?— eso vino acompañado de un sollozo
junto más lágrimas. Yo sin poder ya evitarlo solté las lágrimas que estaba aguantando.

Tocaron a la puerta, nos miramos un momento. Limpié sus lágrimas y dejé un beso en su frente, fue por
nuestras cosas mientras yo iba a abrir tratando de quitar el rastro de lágrimas y tristeza.

—¿Está todo bien?— preguntó Ethan tras la puerta.

—Si, sólo sentimentalismo pre- periodo, nada de que preocuparse. Ya estamos listas— traté de meter el
tema de nuestro periodo como excusa, si yo había soltado como mucho seis lágrimas y él se había dado
cuenta cuando vea a Camila si que va a preocuparse.

—Bueno señoritas, tenemos que darnos prisa que estamos contra el tiempo, ya tienen servido el desayuno
para ustedes, vámonos— él vio a Camila de una manera un poco extraña, como dudando en preguntar que
tenía, pero Ethan siempre respetó nuestro espacio y prefirió guardarse las preguntas para luego.

Desayunamos pan y café, este era como el desayuno de despedidas, siempre

que iba a zarpar a algún lugar desayunaba esto. El señor Nau ya se había ido, según Ethan ya él a punto de
irse fue a levantarlo para que nos diera aviso, así que sólo seriamos nosotros tres en el carruaje.

Nos despedimos de Samuel y le dimos gracias por recibirnos en su casa, él también se dio cuenta de la
tristeza de Camila, y por esa única vez me agrado que no tratara de ir más allá con sus comentarios hacia
ella. En la puerta principal estaban las criadas que nos atendieron para despedirnos, a las que les hice saber
que había dejado algo de ropa sucia arriba y que si no era mucha molestia que me la lavaran. El señor
Smiths esperaba derecho en la puerta del carruaje, la cual abrió apenas nos vio acercarnos.

Yo entré de la mano con ella, sabía que los viajes carruajes no era su cosa favorita. Ethan nos hizo el favor
de montar al carruaje nuestras pertenencias, para luego sentarse frente a nosotras y darle una preocupada
mirada a Camila. Yo le abrí los brazos, ella no dudó en abrazarme con fuerza y esconder su cara en mi
cuello. Ethan movió sus labios en silencio diciendo "¿Ella esta bien?" Yo le asentí. Le dejé un beso en su
cabello, coloqué mi barbilla en su cabeza, abrazándola con la misma fuerza.

No es que hubiera querido que Camila se sintiera mal o triste, sólo le recordé lo peor que puede pasar para
que pueda afrontar lo que sea, porque he tenido mucha suerte, en Maracaibo casi me cortan la garganta y
no sab8a como estaría ese lugar. Tampoco es que voy a rendirme tan fácil, yo voy a luchar contra lo que sea
por nuestro amor y por nuestra vida juntas, daré lo que sea para hacerla feliz, para ser feliz junto a ella.

Cuando llegamos ella se había quedado dormida, la moví un poco y acaricie su cabello para despertarla. En
cuanto levantó sus ojos marrones tenían rastros de lágrimas, ella parpadeo varias veces trantando de
acostumbrarse a la luz del día. Abrieron la puerta del carruaje, Ethan bajó junto con nuestro equipaje y el
suyo y se puso a hablar algunas cosas con el señor Smith, como si estuviera dándonos algo de tiempo.
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Insideofmysoul
—Todo va a estar bien cariño— entrelacé nuestras manos, para subirlas hasta mi boca y darle un beso.

—Quiero que todo esté bien— dejé otro beso en el dorso de su mano antes de tomarla firmemente y
levantarme para salir del carruaje.

Afuera no había mucha gente, y por lo que podía ver sólo cuatro barcos nos acompañaban. Ethan sin
preguntar cargó nuestras pertenencias hasta el barco español que habíamos asaltado. Todos los rostros ya
me eran conocidos, se movían de un lado a otro trabajando y ajustando hasta el último detalle para zarpar.
Bajamos a la zona de los camarotes, llegamos a la última puerta a la izquierda donde era el nuestro. Abrí la
puerta ya que Ethan solo no podía, todo seguía igual como lo habíamos dejado.

—Coloca las cosas donde sea, luego las arreglaremos— le pedí a Ethan, y sin llevarme la contraria lo hizo.

—Traeré noticias, la verdad es que no está claro a donde vamos, nos veremos en breve— salió Ethan
cerrando la puerta tras él.

Un momento de silencio se apoderó de nuestro camarote, yo no sabía que hacer o decir para que Camila no
estuviera preocupada, en parte es mi culpa por casi despedirme de

ella, no obstante debía prepararle para lo peor que pudiera pasar.

—Ven aquí mi vida, ya no pienses en eso— abrí mis brazos nuevamente para recibirla, ella me abrazó fuerte
de nuevo como si eso pudiera mantenerme por siempre junto a ella.

—¿No puedes quedarte conmigo mientras ellos van a exponer su vida al peligro?

—No lo sé mi pequeña.

—Tengo miedo de que te vayas y no vuelvas. Como cuando te fuiste esa vez y regresaste herida, pensé que
iba a morir de la angustia al no saber que era de ti, y en ese tiempo no sabia que te amaba, ahora que lo sé
sera peor si te vas y vuelves herida o si te vas y no regresas. Tengo miedo de perderte Lauren.

—Daré lo mejor de mi para volver sana y salva junto a ti, además de que Ethan va a estar cuidando de mi
como siempre.

—Cuando vuelva le dices de mi parte que no quite sus ojos de ti en ningún momento, que permito que te
toque, pero sólo para mantenerte a salvo— solté un gran suspiro, con eso había logrado calmarla un poco, y
de paso me hizo reír.

—Yo le paso tu recado, ya no debe tardar en venir, hasta podrías decírselo tú misma- como si fuera una
bruja en ese mismo instante él toco nuestra puerta.

—Tengo noticias— dijo cuando le dejé pasar. Él, como ya acostumbraba, se sentó en aquel sofá que
acompañaba nuestro camarote—. El Capitán me ha dicho que iremos a Honduras, sólo a Honduras, pero
que nos quedaremos un tiempo a la deriva para que Samuel crea que hemos atacado los demás lugares, el
Capitán no se fía de lo que Samuel dice.

Maldito Jean David, ese hombre siempre supo como mover sus piezas. Se me había hecho raro que actuara
tan apresuradamente, él había sido tan inteligente en cada una de sus jugadas y no es por alardear mucho,
pero él tomaba las cosas que le decía muy en serio.

—Gracias a Dios— dijo Camila que se lanzó a abrazarme, casi me tumba al suelo pero igual estaba
riéndose y no me importó que por poco nos damos unos buenos golpes.

226

Insideofmysoul
—¿Por qué tan feliz?— suelta Ethan sentado en el sofá con una sonrisa mientras

nos veía.

—Ella estaba tan preocupada por que algo malo me pasara, como el Capitán

había dicho que iríamos a tantos lugares por tanto tiempo. Pero está más tranquila porque iremos a un solo
lugar— respondí por ella, quien estaba muy ocupada abrazandome.

—No se preocupe por eso señorita Camila, que yo protejo a Lauren de lo que sea y de quien sea, y a ti
también, por algo son mi familia.

—Lo sé, también deberías cuidarte mucho— deseó ella con simpleza, separándose de mi para ir a
alborotarle el rizado cabello a Ethan.

Le vi dejarle un beso en su mejilla, yo levanté las cejas sorprendida. Hice lo siguiente sólo para lograr
despejar más su mente, yo también dejé un beso en su mejilla, uno largo que al separarme juro haber visto
rubor en las mejillas de Ethan. Ella tosió como si se hubiera ahogado con algo para que me separará de él.

—Y mi familia me quiere, ¿Cómo no voy a cuidarlas? No hay nada de que preocuparse mientras estemos
juntos, los tres— emergió de mi una risa algo nerviosa por lo que

había dicho, juntos los tres.

Planeaba contarle sobre Camila y yo, hasta pensé en que cuando me retirara de esta tripulación le pediría
que viniera con nosotras, sólo si no se tomaba mal nuestra relación.

—Me retiro a acomodar mis cosas, las dejo para que ustedes también lo hagan, quizá venga luego— me dio
un beso en la frente apenas se levantó, luego lo pensó un poco para dejarle uno a Camila. Ellos estaban
empezando a caerse bien, aunque Camila lo negara Ethan era una buena persona. Él se fue y quedamos
nuevamente en silencio, sin embargo ya no había ese aire de tristeza en el ambiente.

—Casi te le lanzas encima— ahí está el comentario que estaba esperando. Yo como estaba a espaldas de
ella me permití sonreír antes de ponerme sería para contestarle.

—No fue para tanto, tú también lo hiciste. Ah, y hasta alborotaste su cabello— la encaré con los brazos
cruzados, actuando como si estuviera molesta.

—Es que yo... Uhm, lo siento— se hizo pequeñita de un momento a otro. Quería reírme, pero me aguante
porque ella se veía muy intimidada.

—¿Lo sientes?— caminé hacia ella, aún con mis brazos cruzados—. Debo aguantar tus celos pero cuando
tu haces algo con otro hombre debo aguantarlo, me parece perfecto.

—No amor, lo siento, es que él te va a cuidar y todo eso y no sabia como agradecerle, pero no lo volveré a
hacer, te lo prometo.

—Y yo, te prometo que, no voy a fingir más estar celosa— ella abrió su boca para decir algo y luego frunció
su ceño. Por fin reí, ella estaba notablemente enojada, me gusta molestarla con estas cosas aunque salga
perdiendo algunas veces.

—Ya vas a ver— me advirtió.

—¿Qué me vas a hacer? Tú, enana, no puedes hacerme nada malo.

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Insideofmysoul
—¿Cómo estás tan segura de eso?— me retó, levantando su rostro en desafío.

—Porque me amas— le di un beso rápido, ella ni cuenta se dio de que iba a hacerlo—, y yo te amo, y los
que se aman no deben hacerse ningún mal.

—Si tienes razón, yo no te haría nada malo. Te debo disculpas por lo de tu brazo de hace rato— ella dio un
beso en mi brazo y acto seguido me abrazo por la cintura —¿Te duele mucho amor?

—Ya no, ¿Dónde aprendiste a hacer eso?

—Cuando era niña no me portaba muy bien, y mi mamá me hacía eso de vez en cuando— rió, supongo que
por el recuerdo—. No te lo haré más, sólo si no te pones tan pesada como hace rato.

—Si hace rato quería un besito chiquitito nada más— puse mi boca de pato, justo como ella lo hacía cuando
quería que la besara por ser una buena aprendiz. Ella dejó un besito como se lo había pedido, inclinándose
hacia arriba porque parada firme no llegaba.

—¿Qué hacemos ahora?

—Yo recuerdo que, ayer fue una noche muy movida y que no he dormido casi nada porque alguien me
despertó de una manera no muy bonita— la solté y ella me soltó. Me quité mis botas y las lancé en cualquier
lugar para luego lanzarme en la cama.

—No me imagino quien habrá sido esa persona, que de mal educación fue eso—

reí, mientras me acomodaba en la cama.

—¿Te gustaría dormir abrazada conmigo?— la invité a la cama. Ella veía a todos lados y luego se señaló a
ella, como si hubiera alguien más y no se creyera que estaba hablando con ella, yo le asentí riéndome, es
muy graciosa.

—Todos los días de mi vida.

40

No tenía claro cual era la mejor manera de decírselo, aunque ella no iba a estar de acuerdo de ninguna
manera que tratara de explicarle, entonces me tumbé en la cama con ella y la miré fijamente.

—Voy a bajar en cuanto lleguemos.

Después de el almuerzo me decidí en hacerlo. Había ido a hablar con el Capitán, de Tortuga a Honduras no
era mucha distancia, sólo un día navegando y ya nuestra llegada estaba a la vuelta de la esquina. Le había
pedido que por favor me dejara quedarme, pero me contó lo que los nuevos tripulantes decían de nosotros,
venían de lejos nada más para conocernos y unirse a la piratería, que eramos conocidos por ser un hombre
y una mujer al mando, éramos famosos y temidos en los siete mares. Una mujer, sólo una, y esa era yo.

—Si esa gente sabe quienes somos, lo más seguro es que si te quedas suban al barco a encontrarte, y no se
podrá hacer nada si te pasa algo malo, o alguna de las mujeres que están a bordo.

Tenía mucho sentido lo que decía, si bajaba con ellos podría estar segura de que a Camila nada le pasara,
al igual que a mis amigas Marta e Izolda. Y no estaría sola, Ethan me juro por Emily que estaría pegado a mi
no importa el que. Claro que él había revisado las cartas de navegación y no se veía un lugar muy peligroso
y defensivo como era Maracaibo, pero las señales de alerta no estaban de más.

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Insideofmysoul
—No.

—Es lo mejor, yo estaré bien te lo prometo.

—Iré contigo entonces.

—No Camila, eso si sería peligroso, debes quedarte aquí para que estés a salvo.

—¿Y tú? ¿En que lugar estas a salvo?

—No intentes engañarme con esas preguntas, sabes que contigo estoy a salvo en cualquier lugar, pero no
me conviene quedarme. Recuerda que Ethan prometió defenderme de lo que sea y de quien sea.

—Dios Lauren, es tan difícil, por más bonito que lo pintes no me cabe en la cabeza la idea de tu allá afuera
corriendo peligro, odio tanto esto— se veía muy frustrada mientras pasaba su mano por su frente.

—Yo también lo odio, pero piensa que en poco tiempo ya estaremos en un lugar tranquilo, donde el mayor
ruido sea el viento y el mayor peligro seamos tu y yo viviendo al máximo.

algo malo pase.

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—No quiero pensarlo, quiero que ocurra, deja esto ya antes de que sea tarde y

—Lo haré, créeme que lo haré— me moví mucho más cerca y junte mi frente con

la de ella, respirando su mismo aire con la esperanza y las ganas de que no fuera la última vez—. Yo voy a
volver, porque mi vida está unida a la tuya y no voy a romper ese lazo allá afuera.

—No vayas por favor— sollozó en mis labios—, tengo un mal presentimiento, lo siento aquí, en mi pecho—
tomó una de mis manos y la llevó hacia su pecho, donde latía su corazón con fuerza—. Quédate.

No sabía que más decirle, no es como si quisiera irme no obstante haciéndolo la estaba protegiendo de que
algo malo le pasara. Si le contaba que estaba tratando de protegerla yéndome no lo tomaría bien, trataría de
ponerse adelante de mi para impedirme que me fuera.

—Tengo que ir. No temas por mi, yo estaré bien— le decía para que lo creyera, ella no lo creyó como
tampoco yo lo hice—. Ya casi llegamos, no quiero irme y dejarte llorando.

—Entonces quédate y hazme reír— sugirió con una voz pequeñita—. Digas lo que digas no estaré tranquila

—Tienes que confiar en lo que te digo, yo, Lauren Jauregui, prometo regresar sana y salva a los brazos de
mi amada para estar unida a ella para la eternidad, no pienses en cosas malas, piensa en los felices que
seremos.

—No vayas por favor— me rogó. Para fortalecer lo que decía ella me abrazó y escondió su cara en mi
cuello—. No te voy a soltar.

Poco tiempo pasó para quedarse dormida, si era cierto que después de comer daba mucho sueño, ella
seguía sin soltarme a pesar de estar en ese estado. Se escuchaba en la cubierta la llegada, sabía que ya
era hora de dejarla, no quería despertarla porque no toleraría dejarla llorando, sin embargo si esta era la
última vez que volvería a verla tendría que hacerlo.

—Camila, mi sol, despierta— aparté su cabello, la moví un poco y cuando ella estaba incorporándose me
abrazó más fuerte—. Ya es hora.

—No.

—Camila, por favor.

—Por favor no Lauren Michelle, ponte en mi lugar un momento.

No me sentiría nada a gusto si ella fuera la que tuviera que irse, creo que estaría aún más histérica y hasta
hubiera encadenado sus extremidades a la cama para evitar que me dejara. Yo la entendía, no obstante
hacía esto por nosotras y ella tiene que entender eso.

Por fortuna para mí y por mala suerte para ella tocaron la puerta en aquel momento, yo sabía que era Ethan,
le había pedido que me buscara cuando fuera la hora, sabía que Camila no iba a dejarme ir tan fácil y con
Ethan estaba la posibilidad de que su preocupación disminuyera aunque sea un poco.

—Camila dejame ir a abrir la puerta— ella aún no me soltaba, gruñó un poco antes de hacerlo.

—Yo iré a abrir— se levantó primero que yo y fue hacia la puerta, dejándola completamente abierta para que
Ethan pasara.
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—Bajaremos en nada, hay que estar arriba— él se veía muy calmado, como si se tratara de bajar a un lugar
al que hemos visitado sólo para pasar el rato.

—Tienen que cuidarse mucho, Ethan por favor, cuida de Lauren— le rogó a

Ethan.

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—No hay de que preocuparse, ella estará a salvo y yo también.

Esto fue tan difícil, las despedidas son difíciles y amargas. La vi acercarse a

Ethan para abrazarlo, nunca sentí celos acerca de ellos dos porque sabía que Camila me amaba con cada
rincón de su ser.

—Ya iré contigo ¿Podrías darnos un momento a solas?

—Claro que si— él se separo de Camila al instante, y luego con confianza beso su cabello. Yo sonreí entre
todo ese caos por la graciosa expresión que tenia Camila—. Te esperaré afuera— dijo y salió cerrando la
puerta.

—Te juro que yo sólo lo abrace, él fue el que me beso en la cabeza— se defendió, no había motivo alguno
de hacerlo, yo no estaba preocupada por eso. Me limité a reír solamente.

—Mi vida eso no importa, no me molesta para nada. Dejé ese cuchillo bajo la cama, por si acaso pasase
algo malo, no dudes en defenderte.

—Lo que sea por volver a verte.

—Dame un beso de despedida— vi sus ojos cristalizados de nuevo con lágrimas—. Uno de hasta luego—
corregí mis palabras.

La tomé del mentón para ponerla a mi alcance, nos miramos a los ojos por lo que se sintió casi un siglo, ella
rozó mis labios, justo como la primera vez.

—Cierra tus hermosos ojos verdes— repitió lo mismo, como si estuviera reviviendo nuestro primer beso. Y
estábamos en una situación tan similar, casi recostadas en la puerta, y ella dominaba toda la situación.
Cuando nuestros labios se unieron sentí ese revoloteo en mi estómago y esa debilidad en mis piernas, ella
me besaba con calma, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.

—Nos besaremos ahora y lo haremos para siempre— dijo ella al separarse. Si seguía así no podría irme.

son suficientes.

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—Debo irme, Te amo mucho— le di un pequeño beso, esos besos que nunca

—Yo también mi amor— me dejó ir, rindiéndose ante mi partida yo me voltee

para abrir la puerta finalmente—. Y Lauren— me volteé a verla—, te estaré esperando justo aquí— besé mis
dedos y los puse en sus labios despidiendome de una manera en la que no quería quedarme para tener
más.

Efectivamente Ethan estaba esperándome un poco más allá, casi en las escaleras con una de sus piernas
puestas en la pared y la otra apoyándose.

—Ella se ve tan preocupada, con miedo, te quiere mucho, le importas de verdad— dijo cuando llegue a él.

—Lo sé, yo también la quiero mucho y aunque no lo creas ella también te quiere.

—No me quiere tanto como te quiere a ti, eso es seguro— rió para él mismo.

—Dale tiempo— lo dije para su consuelo, estaba más que segura de que Camila pudo llegar a quererle
mucho a Ethan como yo le quise, pero ella me amaba solamente a mi—. Conformate con saber que yo si te
quiero mucho.

—Yo también mi pequeña Lauren— le recordaba mucho a Emily, porque que me dijera pequeña no hacía
mucho sentido, yo tenia 20 y el 23, la diferencia no era mucha.

—Tú pequeña Lauren necesita un arma.

—Claro que no la necesitas, no voy a dejar que uses una.

—Ethan, sólo tienes dos brazos, no puedes hacer esto tú solo, y no digo que vaya a ir a atacar a la gente, es
sólo por prevenir, puede pasar algo similar a lo de Maracaibo. Y

el que tenía se lo he dejado a Camila.

Estábamos en la cubierta, Honduras estaba realmente cerca, se veían desde esta distancia personas un
poco bajas o no se si se ven así por estar yo relativamente lejos.

—Te buscaré uno, pero no te permito usarlo.

Lo vi entrar a la cámara del Capitán, seguro él tendría una colección de todo tipo de armas, y tendría los
nombres tallados de todas sus víctimas en algún lugar.

—Aquí lo tienes, y ten esto también, recoge tu cabello— me dio un cuchillo y una

bandana.

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Insideofmysoul
—¿Para que quieres que recoja mi cabello?

—Lo he visto, como halan del cabello de las personas hacia atrás y luego les

cortan el cuello, es algo tan sencillo y tan fácil de hacer, yo me salvo porque soy muy alto, de no ser por eso
ya hubiera cortado mi cabello.

—Gracias por ese dato, lo tendré en mente— enrollé mi cabello lo más que pude para luego sujetarlo con la
bandana— ¿Así crees que me maten cortando mi cuello— traté de liberar la tensión, pero mi humor nunca
fue el mejor.

—Lauren por favor, esto es en serio— miró por encima de mi y vi su expresión neutra, como si no estuviera
sintiendo nada—. Están lanzando la tabla para bajar, no te despegues de mi por nada.

Me tomó del brazo, no muy fuerte pero si firme, caminamos hacia el frente, el Capitán como siempre
gritando y dando órdenes. Las personas que se veían cerca definitivamente eran de muy baja estatura, algo
morenas y con cabello lacio.

— ¡Jauregui!— gritó el Capitán haciéndonos señas, Ethan iba delante de mi abriendo paso, me sentí como
una niña a la que su madre tiene que guiar a todos lados para que no se pierda— ¿Están listos?— quería
decir que no, por todos los cielos ¿Quién decía que estaba listo para probablemente matar a personas? Yo
sonreí con la boca cerrada y le asentí lentamente— ¡AL ATAQUE!— gritó el Capitán de repente.

Todos comenzaron a correr y a lanzarse de las cuatro embarcaciones juntas, parecían cucarachas de lo
juntos que estaban. La gente corrió en dirección contraria, no había pasado nada aún y ya se oían los gritos.
Desde donde estábamos se veía más que bien todo lo que pasaba, y ya se veían a los hombres saliendo
con hachas, machetes y de más.

—Vamos, si nos ven aquí vendrán para acá. No tengas miedo Lauren, nos protegeremos el uno al otro— él
confiaba en mi, siempre lo hizo, estaba confiandome su vida como yo le estaba confiando la mía. Respiré
hondo antes de asentir y correr de la mano junto a él hacia aquella masacre.

Era todo una locura, y como el suelo estaba hecho de tierra el polvo se levantaba a cada movimiento.
Llegamos a un punto luego de esquivar a mucha gente en que estábamos en medio de todo, Ethan pegó su
espalda a la mía.

—Tú cuidas mi espalda y yo cuido la tuya, atenta a todo Lauren, si alguien viene a ti halas de mi brazo, y si
no me da tiempo tienes unas botas muy duras y unas piernas largas, ya sabrás que hacer— dijo con su
cabeza apoyada hacia un lado, casi en mi oído.

Lo había entendido. Entonces empezó todo, ellos venían corriendo como si estuviéramos en una isla
desierta y nosotros fuéramos un buen pedazo de carne fresca.

41

Esta era la situación. Ethan ya me había defendido un par de veces, ahora venía un hombre corriendo hacia
mi al mismo tiempo que iba un hombre corriendo hacia él. Miento si digo que no entré en pánico, sin
embargo se esfumó todo cuando pensé en la supervivencia, en que inevitablemente tenía que decidir entre
ese hombre o yo, y yo no saldría perdiendo.

—Yo me encargo de ese Ethan, concéntrate en el otro— hablé en voz alta, para que pudiera escucharme.

234

Insideofmysoul
No era buena en las peleas de cuerpo a cuerpo, pero últimamente he salido victoriosa de ellas. El hombre
que venía era más bajo que yo, ni siquiera se detuvo a pensar en que yo era una mujer, aunque
probablemente no lo sepa con mi vestimenta holgada y el peinado que traía, no se me notaba ningún rasgo
femenino.

Venía corriendo con el cuchillo levantado. No tengo mucho conocimiento sobre ataque y defensa, no
obstante me atrevo a señalar con seguridad que él solo se estaba descubriendo en la manera en que iba a
atacar viniendo así. Justo como Ethan me dijo, use mis piernas, y cuando el sujeto estaba por llegar, me
agaché un poco tratando de seguir su juego para luego levantar mi pierna izquierda dándole una patada a
aquel hombre en su zona sensible.

Mientras se lamentaba, como sabía que ese hombre no lo dejaría así y que iba a contraatacar, aproveché
para lanzarle otra patada, esta vez un poco más arriba lo que hizo que se doblará. El golpe también me dolía
a mi en mis dedos, que se golpeaban con la parte de adentro de la bota. No pensaba asesinarlo, eso no
estaba en mis planes, por lo que terminé dándole algunos puños en el estómago y en su cara para cuando
Ethan me dio la vuelta y no pude ver lo que le hizo.

Lo que si pude ver fue el barco, que quedó justo frente de mi al intercambiar posiciones con Ethan. Agradecí
mucho ese día por haberme volteado en el momento justo cuando vi a dos hombres subirse corriendo a
nuestro barco. Dos hombres que no eran de nuestra tripulación, se notaba por la ropa que traían que era
muy diferente a la que traían los nuestros.

Mis piernas actuaron solas y comencé a correr hacia el barco.

—Lauren ¿Adonde vas?— oí a Ethan gritar, de seguro él venía corriendo tras de

mi.

Esquivando todo y todos me abrí camino hacia el barco, saltando por encima de

cuerpos sin vida y esquivando los ataques enemigos. Casi cuando iba llegando, del lado derecho alguien
golpeó mi cabeza, dejándome algo desorientada por un momento. Creo que fue tan duro el impacto que mi
cabello se soltó, dejándome más expuesta al peligro.

Aquella persona lanzó a golpearme de nuevo, y con unos reflejos desconocidos esquivé el golpe y solté otro
hacia él, no tenía tiempo para esto, Camila estaba en peligro.

Siempre voy a querer olvidar esta parte de mi vida, saqué mi cuchillo de su escondite y lo clavé en el lado
izquierdo del cuello de ese sujeto. Se sintió como clavarlo en un pedazo de carne. En cuanto lo extraje, un
chorro de sangre salía de su cuello mientras él caía sobre sus rodillas, tratando de bloquear la salida de la
sangre con sus manos. Miré mis manos brevemente, había matado a alguien, yo, la que estaba tan en
contra de quitarle la vida a las personas había caído con el peso de mis propias palabras.

—Lo siento— dije para aquel sujeto, que estaba agonizando en el suelo.

No podía hacer más nada la verdad, ya él estaba muriéndose y no podía hacer nada para evitarlo. Entonces
seguí corriendo cuando me acorde del peligro en el que Camila estaba. No creo que haya pasado mucho
desde que esos hombres se montaron al barco. Miré en todas direcciones buscando a Ethan, y lo encontré
luchando un poco más atrás de donde estaba. Con mi evidente acto ya era una asesina, y si Camila estaba
en peligro tendría que repetirlo de nuevo.

Lo primero que hice al llegar al barco fue correr hasta la zona de los camarotes, hacia Camila. Si alguien
estaba ahí aparte de Camila no quería que se enteraran de que alguien más había subido al barco, no sería
algo muy ingenioso, entonces al bajar las escaleras lo hice con mucho cuidado, de una forma silenciosa pero
rápida.

235

Insideofmysoul
En cuanto llegue a la puerta vi que estaba abierta, mi corazón comenzó a latir muy fuerte como si estuviera
amenazado con salirse de mi pecho. Hablar no era conveniente y no escuchaba nada, la angustia me estaba
matando.

Cuando me decidí entrar había un cuerpo en el suelo. Sentí que la vida volvía a mi cuando vi que ese cuerpo
no era de Camila, por supuesto que no me alegraba de la muerte de las personas, ¿Dónde estaba ella? No
podía ponerme a gritar. Revisé el baño y tampoco estaba. Me paré un momento a pensar, si estuviera en
peligro y me encontrará en mi habitación ¿Dónde puedo esconderme?

Debajo de la cama.

No lo creía, ese era un escondite muy fácil, pero en cuanto me asome bajo la cama ahí estaba ella, con sus
brazos sobre su cabeza escondiéndolos, acurrucada como un pollo recién nacido.

—Camila— al instante sacó su cabeza de su escondite y se arrastró por la madera para salirse. Lo primero
que vi es que su ropa estaba llena de sangre y que ella había estado llorando, traía aún el cuchillo en su
mano izquierda con un agarre fuerte.

—¿Eres un fantasma?* fue lo primero que me dijo al verme, yo le negué con la cabeza. Ella soltó el cuchillo
y se lanzó a abrazarme— Yo no quería Lauren, yo no quería hacerlo pero quería verte de nuevo— sollozó
en mi pecho.

—Tranquila, está bien.

—Son dos, dos de ellos.

Cuando me dijo eso oí un alboroto arriba. Marta e Izolda también estaban solas.

Lo que no entendía era por qué ellas estaban arriba y Camila sola aquí abajo, se supone que ellas deben
quedarse aquí juntas mientras las cosas pasan afuera.

—¿El otro dónde está cariño?— la separe de mi abrazo para poner mis manos en su cara, haciendo que me
mirara a los ojos.

—No lo sé— oí de nuevo ese alboroto en la parte de arriba.

—Escondete de nuevo donde estabas, iré a ver que es ese ruido ¿Está bien?

—Cuídate mucho— ella no tenia ánimos de contradecirme, en sus ojos se veía que en su mente la estaban
atormentando.

—Lo haré mi vida —dejé un beso en su frente—. Anda, escondete.

Salí muy rápido de ahí, para ir hacia la cocina donde estaba segura de que era donde se encontraba toda la
acción que producía aquel alboroto. Al mirar de reojo, había dos personas en el suelo, una arriba de otra. Un
hombre y una mujer. Por lo menos había llegado a tiempo.

Fui acercándome sigilosamente, como un gato cazando un ratón. Ya para cuando Marta, que era la que
estaba en el piso tratando de luchar por su vida contra ese hombre, se dio cuenta de que estaba atrás de él,
yo lo había jalado por su cabello en forma de hongo y pasado el cuchillo firmemente por su garganta. Lo oí
ahogarse. La sangre cayó encima de Marta, quien se sacudió al tipo rápidamente y salió debajo de él.

Dejé caer el arma al suelo en cuanto vi el cuerpo de Izolda, apuñalado, a un lado de la mesa. Pasé mis
manos por mi cabello cantidades de veces y no sabía el porqué. Izolda estaba muerta, la buena Izolda que
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Insideofmysoul
no le había hecho daño a nadie. Me senté en el piso sin saber que más hacer, eran tan hipócrita cuando
maldecía a quien le había hecho daño a Izolda cuando yo era una mala persona también. Era una asesina y
eso no lo podía cambiar. El poder de tener en tus manos la vida y la muerte se sentía magnífico, pero era
algo que te consumía poco a poco perdiendo el peso de la balanza.

—¡Lauren por Dios!—llegó Ethan corriendo. Se resbaló antes de llegar a mi con el pozo de sangre que
había, quedando algo cubierto con la misma.

—Dios ya no me quiere Ethan, mira lo que he hecho— señalé la madera pintada de rojo oscuro por la
sangre—. Ella está muerta, no he podido hacer nada por salvarla—sollozo sobre mis rodillas—¡Perdóname
Padre porque he pecado!— grité a Dios, o quizá sólo al techo de aquel barco, capaz y Dios ya me había
abandonado.

Se hizo un silencio horrible y atormentador, estaba tan pegostosa de sangre. No es mi sangre, a mi no me


hirieron. Abro mucho los ojos cuando caigo en cuenta de que es sangre de Camila, tiene que ser de ella,
porque la he abrazado hace un momento.

Me levanto tan rápido que sorprendo a Ethan y a Marta, quienes estaban viendo hacia el piso desde hace un
rato mientras yo lloraba. Salgo corriendo tomando un camino alternativo para no volver a ver el cuerpo sin
vida de Izolda. Bajo las escaleras muy rápido, me golpeó contra la pared de madera por no poder detener mi
carrera antes de lograr entrar al camarote de nuevo, que sigue como lo había visto hace unos momentos.

—Ya volví— le anuncié, para que ella saliera de su escondite. Ethan llego corriendo también junto con
Marta, el primero preocupado y la segunda buscando seguridad.

Camila estaba de pie frente a mi, cuando la vi la primera vez no lo había notado porque me había enfocado
en protegerla y que estuviera viva, no en como lucia su ropa o su cabello, pero ahora que la miro bien, la
camisa marrón que tan bien le queda está empapada de sangre en su lado derecho, también había notado
cierta palidez en ella.

—¿Por qué no me lo dijiste? Rápido, recuéstate— ordené algo brusca, tanta sangre no es por tres rasguños.

—No es nada grave— habló muy lento, como si le costará procesar cada palabra que sale por su boca. Se
echó en la cama bocarriba de una manera lenta y calmada, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.

Levanté su camisa sin quitar los botones, miré su abdomen, estaba completamente lleno de sangre y seguía
brotando cada vez que su estómago se inflaba al respirar. Miré a Marta, quien miraba con cara de tragedia la
herida de Camila, Ethan por el contrario estaba pasando sus manos por su rizado cabello y caminando a los
lados.

—Marta, tiene que hacer algo por Camila, no deje que se muera.

—Dejame ver Lauren— ella tomó mi puesto, tocaba ciertas zonas del abdomen de Camila. Veía a Camila
removerse, sin salir una palabra de su boca—. Es algo profunda, hay que detener el sangrado.

—¿Cómo se hace eso?— preguntó Ethan de una manera desesperada.

—¿ Hay café? Café en polvo, eso ayuda mucho, dígame que hay café Marta— hablé muy rápido, su herida
era profunda y la sangre brotaba como si de un río se tratase. Vi a Marta pensar un poco.

—Si hay Lauren. Tu muchacho, consigue cualquier bebida alcohólica, hay que limpiarle la herida— impuso
para Ethan, que al instante salió de la habitación corriendo—. Yo iré por hilo y aguja, el doctor que por mala
suerte no vino con nosotros dejó algunas cosas por emergencia, hay que coser su herida porque con el café
no va a parar el sangrado completamente. Lauren, no vayas a dejar que se duerma— le asentí repetidas
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Insideofmysoul
veces mientras la vi marcharse.

—¿Cómo te sientes?— me senté a su lado tomando su mano.

—Me siento como un gato al que acaban de bañar, tengo mucho frío— parpadeaba muy lento, como si le
pesarán los párpados

—No vayas a cerrar los ojos.

—No puedo evitarlo.

No quería preocuparme aún más, pero Camila no jugaría con algo como esto, Marta me dijo que no la dejará
dormir y tengo que mantenerla lo más atenta posible.

—¿Recuerdas aquella vez que por primera vez viste mis ojos de cerca y no podías apartar tú mirada de
ellos?

—¿Cómo voy a olvidarme? Si vi una de las cosas más maravillosas del mundo, y nunca te lo dije, pero ese
día sentí ese revoloteo en mi estómago que aparece cada vez que te tengo cerca por primera vez también,
con tan sólo verte a los ojos ya me tenias a tu merced— enfoque mis ojos en los de ella, prácticamente
obligándola a mirarlos.

—¿Qué tal ahora?

—Algo borrosos.

Tenía que hacer algo más, ella estaba parpadeando cada vez más lento y ellos no llegaban con las cosas
para atenderla. Besarla no era la mejor idea, porque besar implica cerrar los ojos, no estaría ayudando para
nada.

—No cierres los ojos mi sol, no te atrevas a hacerlo, mírame a los ojos.

—Pero es que mi Luna, ni el color indescifrable de tus ojos puede evitarlo— un nudo se estaba formando en
mi garganta, sentí el agarre de su mano un poco más flojo.

—No puedes dejarme, tenemos que plantar muchos lirios para nuestro jardín

¿Recuerdas? Camila, aprieta mi mano, no me dejes— estaba al borde de la desesperación—. Te

amo, por favor no te vayas.

—No tengo mucha fuerza mi amor— susurra casi inaudible.

—Karla Karla Karla Karla Karla Karla Karla— repetí su nombre muchas veces.

—No me llames así, sabes que no me gusta— se oía con un poco más de potencia en su voz, quizás si la
hacía enojar la podría mantener despierta.

—Es que tengo algo que decirte.

—¿Qué?

—Te amo— besé su mano muchas veces.

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Insideofmysoul
—Yo también.

—Y también otra cosa— espero que con esto no lo empeore, por favor que no—.

Besé a Ethan...

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—¿¡QUÉ!?— abrió mucho los ojos, hasta me dio miedo.

—En la mejilla— finalicé, y el golpe que me dio en la cara fue el mejor golpe que

me han dado en la vida. Claro que al ella moverse se lastimó su herida, y esta vez no disimulo para
retorcerse de dolor.

—Eres insoportable Lauren Michelle— se quejó. Ella estaba molesta y mientras me sobaba el golpe, que me
dolía mucho aunque no hubiera sido con tanta fuerza, me reía para hacerla molestar un poco más.

—Tú no me dejaste terminar de hablar preciosa. Trata de no moverte, te estás lastimando— benditos sean
sus celos, que le prolongaron la vida.

No le dio tiempo de insultarme, pues Ethan entró cargado de cinco botellas de algún contenido alcohólico
que desconozco.

—Aquí está lo que me pidieron ¿Qué hago ahora?

—Sentarte a esperar, Marta es la que sabrá que hacer.

—Dame un trago de eso, tengo sed— pidió Camila.

Con mucha torpeza, Ethan dejó las botellas en la cama para poder destapar una y darle a Camila. Ella
levantó un poco su cabeza mientras daba un gran trago, se lo estaba tomando como si fuera agua.

—Tengo que estar relajada, he visto a hombres llorar cuando cosen sus heridas— dijo ella sin necesidad de
preguntarnos, como si pudiese leer nuestra mente—. Preferiría relajarme con otra cosa, que dadas las
consecuencias no se puede— sonrió sin mucha fuerza.

De un momento a otro entró Marta con un recipiente en sus manos, me levanté para darle espacio, fui en
busca de una de las sillas que estaban en el camarote para ponerla del lado izquierdo de Camila y no
separarme de ella en ningún momento.

—Marta, ¿Es necesario hacerme eso? Creo que prefiero dejarlo así— se refirió Camila a su herida que
estaba a punto de cocer Marta.

—Por supuesto que lo es Karla Camila, no te muevas tanto.

—Hazle caso a Marta— usé mi tono serio.

Marta esparció el café en la herida de Camila y lo dejó un momento hasta que no se veía más sangre salir de
su herida. Tomó una de las botellas, prácticamente vaciándolas en el abdomen de Camila, luego le ofreció
un trago.

—Sabe dulce— fue lo último certero que pudo salir de su boca antes de que empezará a gritar.

Eso debe doler demasiado por todos los gritos que daba y los improperios que su boca soltaba, estoy segura
que una mujer dando a luz no llega a gritar tanto como Camila lo hizo. Y me tenía la mano apretada de una
forma espantosa que hasta yo grité con ella.

—¡ODIO ESTE BARCO MALDITA SEA! ¡QUIERO MI JARDÍN DE LIRIOS YA!—

gritó Camila a los cuatro vientos. Entre todas las cosas que gritaba siempre había relacionado con nosotras
que ninguno de los otros dos que nos acompañaban podían entender.

240

Insideofmysoul
—Creo que ya está agonizando— dijo Ethan desde su lado de la cama, porque sí, se había tomado el
atrevimiento de sentarse en nuestra cama. Yo no pude evitar reírme, no sólo de Camila, sino también por la
falta de información de Ethan y su interpretación.

—CIERRA LA BOCA ETHAN, AGONIZANDO VAS A QUEDAR CUANDO ME

LEVANTE DE AQUÍ Y TE LANCE POR LA COLINA— Ethan me miró confundido, obviamente no tenía idea
de qué colina hablaba Camila.

—Karla Camila deja de gritar, ya terminé con esto— abrió otra botella y la esparció por la herida ya cocida
de Camila.

—Dame otro trago— no sé si era que estaba algo débil por tanta perdida de sangre o Camila se veía
borracha.

—No no, no más tragos para Camila, Ethan, llévate ese veneno que has traído.

—Karla Camila estate quieta por favor. No se puede mover mucho Lauren, ni puede cargar nada, con suerte
podrá caminar al baño de ida y de venida. Y para limpiar la herida puedes usar el alcohol, así que es
conveniente que lo dejes aquí, yo vendré a verle lo puntos en unos días.

—¿Puedo dar abrazos? Quiero abrazarlos a todos porque los quiero mucho, hablo de ti también Ethan, al
principio te odiaba porque pensaba que tú querías...— le tapé la boca antes de que soltará algo más que no
debería.

—Es suficiente Karla, es hora de dormir. Ethan, Marta ¿Pueden ayudarme a cargarla hasta el sofá?

—Desde luego que sí— respondió Ethan que se levantó de un salto. Miré a Marta quien asintió y se puso de
pie no tan enérgicamente como Ethan lo hizo

Como él tiene más fuerza que yo la tomó por la parte de su torso y hacia arriba, mientras yo la cargaba por
sus piernas y Marta le agarraba a la mitad del cuerpo para nivelar todo. La dejamos con cuidado en el sofá y
Marta se apresuró a buscarle una almohada a Camila antes de que Ethan la soltara por completo.

—Gracias, de verdad gracias— me dirigí a ambos, que de una u otra manera habían ayudado a mi preciosa
Camila a permanecer con vida.

—Gracias a ti Lauren por salvar mi vida, no sé que hubiese pasado si no

llegabas.

—Si bueno, llegué un poco tarde— observé a Camila, había cerrado sus ojos,

estaba respirando con tranquilidad—. No comentaremos esto ahora, ella no lo sabe y no quiero que se
altere— susurré lo último. Izolda de seguro debe estar en el Edén, disfrutando de la sombra bajo un árbol.

—Lauren, quiero mi beso de buenas noches— murmuró Camila mientras estiraba sus brazos hacia arriba,
abría y cerraba sus manos ¿Quiere un beso o un abrazo?—. Todos denme un beso de buenas noches—
luego dejó caer sus brazos, abrazándose a si misma.

Miré hacia la cama, que era un desastre, y hacia el cuerpo en el suelo de aquel hombre que había olvidado
que estaba ahí.

Solté un gran suspiro, tenía mucho que hacer.

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Insideofmysoul
42

El cuerpo se lo llevó Ethan, arrastrándolo hasta la cubierta, no tengo idea sobre qué hizo con el. Estuve
limpiando el pasillo, en el cual se formo un camino de sangre al arrastrar el cuerpo por la madera.

sofá.

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Insideofmysoul
—Lauren— oí a mi espalda la voz ronca de Camila, quien estaba acostada en el

—No te levantes, puedes hacerte daño. Voy a lavarme las manos.

Me apresuré a ir al baño, no iba a tocarla con las manos sucias, he estado

fregando el piso desde hace un buen rato ya. Seco mis manos con mi pantalón, no tengo tiempo para buscar
una toalla para secarme.

Cuando salgo la veo intentando mirar su herida de su abdomen, lo que es algo peligroso, está forzándose
mucho.

—No te muevas mi sol, los puntos son muy recientes ¿Cómo te sientes?— me arrodillé a su lado, pues ella
necesitaba espacio para estar cómoda.

—Me duele, también duele mi brazo, me siento sucia— lo que era cierto, ella estaba sucia, no le había
cambiado la ropa por haberla dejado descansar, tanto como su camisa y pantalón tenían sangre—. Se ha
dañado la camisa que te gusta que me ponga.

—Eso no importa mi amor— reí, ella le estaba dando importancia a las cosas pequeñas—¿Tienes hambre?

—Si. Y tengo mucha sed— levantó una mano para sobar su frente—. Me duele la

cabeza.

—Debería dolerte, te tomaste la mitad de una botella. Yo voy a subir a ver que le

consigo a mi pequeña mujer para comer, no te vayas a levantar, en serio no vayas a hacerlo— me incliné
para besar su frente —. Ya regreso.

Me levanté y sacudí mis rodillas. Espero que con todo este alboroto a Marta le haya dado tiempo de hacer
algo de comer, si no tendré que improvisarle algo a mi Camila para que recupere fuerzas. No sería gran
cosa, soy una pésima cocinera.

La fusión de colores en el cielo es maravillosa, avisándome que pronto oscurecerá, es algo tan
impresionante, puedo jurar que entre las mezclas de naranja amarillo y azul el cielo se ve lila. El viento
salado y la paz del ambiente te hace creer que el tiempo se ha detenido nada más para que disfrutes de la
vista.

—Buenas tardes Marta— la cocina se veía solitaria, y el silencio reinaba en ella.

—Buenas tardes Lauren ¿Qué necesita?

—Ella ha despertado, me dijo que tenía mucha sed y hambre, ¿Ha preparado

algo?

—Le he preparado frijoles a Karla Camila, los granos son buenos para

recuperarse de cualquier cosa, le prepararé de tomar naranja con un poco de banana, necesita ingerir
azúcar, aunque un jugo de tomates hubiera sido lo mejor. Déjeme calentar la comida.

—Suena muy bien, muchas gracias.

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Insideofmysoul
Me apoyé en la mesa mientras esperaba, mirando en todas direcciones, la cocina se veía igual pero se
sentía diferente.

—¿Sabe adonde han llevado los cuerpos?— es la pregunta más morbosa que he hecho en mi vida.

—No tengo idea, ese muchacho de rizos no me quiso decir.

—¿Está su marido bien?— traté de cambiar el tema, hablar de esas cosas me resulta repulsivo.

—Muy bien, ha venido con algunos golpes, nada grave. También está muy agradecido con usted Lauren, de
hecho, me ha dado una pepita de oro para que se la diera en forma de agradecimiento— la vi buscar en el
bolsillo derecho de su vestido.

—No es necesario que me den nada— rechacé su ofrenda. Es como su estuviera pagandome por haber
asesinado a alguien. Claro que ella ni su marido José lo ven de esa manera.

—Aceptelo como un regalo de nuestra parte por todo lo que hizo por nosotros, en agradecimiento por
tenernos aquí.

—Nadie debería estar agradecido de estar a bordo de este barco.

—Pero si de estar vivo, usted mantuvo vivo a mi marido justo como lo hizo conmigo, hizo posible que
pudiera ver el amor de mi vida de nuevo, ¡Jesús!, creo que todo el oro del mundo no es nada comparado con
lo que vale usted Lauren.

—He perdido mi valor cuando asesine a ese hombre— miré al suelo para no tratar de recordar, pero me es
imposible, fue justo en este lugar.

—Ha quitado una vida para salvar otra, lo ha hecho todo con un buen propósito y una buena intención. Mire,
acepte nuestro regalo, para hacernos ilusión de que no le debemos tanto.

—Usted y su marido no me deben nada.

—Le debemos la vida.

No debería tomarlo, no debiera hacerlo, pero el hecho de que quiero irme lo más rápido posible de este
barco me impulsa a tomarlo, me obliga, es algo menos de lo que pienso ahorrar para irme con Camila. Lo
guardo en mi bolsillo derecho de mi pantalón con mucha vergüenza.

—Gracias— digo mirando al piso. Soy una completa vergüenza.

—Gracias a usted Lauren.

Fue hacia el caldero donde estaba calentado la comida, con un cucharón sirvió arroz y con el mismo los
frijoles. Ella ya había exprimido las naranjas, por lo que corto la banana y la aplastó para que se hiciera uno
con la naranja.

—Recuerda que debe reposar, y no debe moverse mucho, no tengo mucha experiencia cociendo heridas
pero le aseguro que he hecho lo mejor que pude— me ofreció el plato algo humeante y el jugo. No tenía
apetito, por eso no me moleste en pedirle algo más.

—Aprecio mucho el trabajo que hizo, y aprecio mucho que se haya tomado el tiempo de hacer de comer
para ella, muchas gracias.

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Insideofmysoul
—No es nada, ojalá pudiera hacer más. Váyase antes de que se le enfríe la

comida.

—Hasta luego Marta— le dediqué una sonrisa antes de dirigirme a la salida.

Estaba quemándome un poco la mano, el plato estaba muy caliente, es por eso que voy con demasiada
prisa, hasta he derramado un poco de jugo.

Cuando llegué al camarote Ethan estaba ahí, sentado una silla al lado de Camila, creo que estaban
hablando.

—Permiso, ya estoy aquí— me anuncié cuando al momento de cruzar la puerta. Fui a dejar el plato al
escritorio, moviendo mi mano y soplándola para que el ardor desaparezca.

—Lauren, justo estaba comentadole a la señorita Camila por qué esos hombres subieron al barco.

—Ethan no— le advertí, iba a decirle a Camila y seguro ella se alteraría.

—¿Por qué no puede decirme?— preguntó Camila desde el sofá.

—Porque no.

—Esa no es una respuesta convincente. Ethan, dime por favor.

—Ethan, no ahora— él veía de un lado a otro, me miraba a mi y luego a ella, tratando de decidir que hacer—
. Recuerda que está herida. Camila, yo te lo contaré pero ahora no, cuando estés mejor prometo por la luna
decírtelo.

—De todas formas, nada más es una suposición, y no quiero crear conflictos entre mi familia así que mejor
me voy. Si necesitan algo, lo que sea, cuando sea, no duden en decirme— se levantó de la silla estirándose
un poco—. Que se mejore señorita Camila.

Se inclinó para dale un beso en la frente, le agradecería luego, cada vez que Ethan le da un beso en la
frente o la abraza ella intenta darme explicaciones al respecto, explicaciones que no necesito.

—De verdad, así sea la cosa más pequeña sólo avísame— depositando un beso en mi frente se despidió.

—Veamos mi vida, voy a tratar de sentarte para poder darte de comer, no vayas a hacer ninguna fuerza.
Cierra tus piernas.

Me coloco entre sus piernas en el sofá, pero con una de mis piernas apoyada en la rústica madera, me
inclino casi para acostarme encima de ella y la tomo por sus brazos.

Siempre he podido con el peso de Camila. La alcé junto conmigo para poderla sentar, me costó un poco
porque estaba con el temor de lastimarla. El resultado fue muy bueno, logré sentarla sin hacerle ningún
daño.

En cuanto iba a soltarme de ella sus manos actuaron rápido, tomando mi rostro firme para besarme justo
como lo sabía hacer ella, tan dulce y salvaje al mismo tiempo, sus besos te dejan sin aliento, es como si el
fuego y el hielo se cruzarán, como una gran explosión de emociones y sabores.

—En vista de que no lo has hecho tú he tenido que hacerlo yo— me dio otro beso, uno más corto. Y eso es
trampa, ella sabe que no me conformo con esos.
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Insideofmysoul
—Mmm... ¿Qué tal si me muevo a un lugar menos peligroso?

—Diría que no me parece, y tú me llevarías la contraria.

—Que bien que conoces— rocé mi nariz con la de ella en círculos un momento antes de dejarle un beso y
reunir fuerzas para levantarme.

Rodeé por donde estaba limpiando la sangre para ir por su comida, ya debe estar

a una temperatura que mis manos puedan aguantar. Me senté en frente de ella, Ethan me ahorró el trabajo
moviendo la silla hasta acá.

—Toma algo de jugo primero, necesitas más que nada ingerir líquido— ofrecí el vaso, ella sin pensarlo se lo
empinó, no creo que ni le importe que esta bebiendo.

—Ácido y dulce— dijo después de dejar el vaso casi vacío.

—Marta me ha dicho que con esto recuperarás fuerzas— tomé una cuchara no tan humeante, aún así la
sople—. Tómate tú tiempo para masticar— dije apenas lleve la cuchara de nuevo al plato.

He visto personas comer muy rápido por tener tanta hambre que han vomitado, si le pasa eso a Camila
definitivamente sus puntos se desharían.

—¿Cómo estás?— pregunta luego de tragar.

—Estaré bien cuando te recuperes— respondí sinceramente, ni todos mis demonios me afectaban tanto
como la idea de estar sin ella.

—Esto es un desastre, siempre lo haces todo por mi y yo nunca hago nada por ti.

—Que me ames me es suficiente, no necesito que me des nada a cambio de esto— dejé el plato descansar
en mi regazo y la miré directo a los ojos—. Lo hago porque te amo contra todas las circunstancias y
adversidades, contra la razón, lo hago porque nada me haría más daño que perderte— veía formarse
lágrimas en sus ojos, no por estar triste, se veía feliz, ella sonreía.

Cayeron de sus ojos algunas lágrimas, que al instante limpió riéndose.

Expresarme frente a ella es tan sencillo, apenas la veo tengo mil cosas para decirle, y cada momento se me
ocurren mil cosas más.

—Ahora mi sol, voy a quitarte la camisa para limpiarte.

Esto iba a ser mucho más difícil, quitar una camisa no era nada parecido a sentarla. Sería mucho mejor
romperla, de todas maneras ya no podía recuperarla. Fui por una toalla y algo de agua para lavarla por lo
menos en su torso.

Desabotoné su camisa y la abrí lo más que pude bajo su atenta mirada. Ella estaba toda sucia y la sangre se
le había pegado al cuerpo. Mojé la toalla para pasarla por su abdomen, el cual se tensó por sentir la fría
agua. En cuanto iba a limpiar sus puntos recordé lo que Marta me había dicho, que era mucho mejor
limpiarlo con alcohol para que no se infectara.

Busqué la botella, la cual había puesto bajo el escritorio, fui a donde ella y vertí ese el líquido marrón en su
herida, sólo lo necesario, tenía que limpiar su herida diariamente hasta que sanara por completo. Pasé una
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Insideofmysoul
parte limpia de la toalla para secarla por su herida.

—Mi amor no hagas eso, me duele mucho— de verdad que le dolía, estaba apretando sus labios supongo
que para no gritar.

—¿Qué no haga que?

—Pasar la toalla por mis puntos, deja que se seque con el viento.

—Ya va a pasar pequeña— soplo en su vientre y deposito un beso ahí —. Lo siento, no lo haré más.
¿Puedes sacar tu brazo izquierdo de la manga? Sería mucho más fácil poder quitarte la camisa si lo haces.

Se remango la manga izquierda antes de hacer el movimiento para lograr sacar

su brazo. Hizo un gesto de dolor, pero si yo hubiera sacado su camisa de seguro que lo hubiera hecho peor.

lado derecho.

247

Insideofmysoul
—Bien mi vida, ahora te voy a inclinar hacia adelante un poco para poder sacar tu

Era todo muy fácil. Con un ágil moviento de mi parte logro pasar toda su camisa a

la derecha. Con lo que no contaba era encontrarme con algo que no había notado, por un lado por el color
de la camisa que era muy similar a la sangre y por otro lado porque soy la peor mujer del mundo por no
darme cuenta de que ella tenía otra herida.

—Yo lo había olvidado— se defendió cuando se dio cuenta de que había descubierto otra herida en su
cuerpo.

—¿De verdad, o no querías decirme?

—No te estoy mintiendo amor, lo he olvidado completamente, no te molestes por

favor.

—No estoy molesta, por lo menos no contigo, estoy preocupada por ti y tan

molesta conmigo misma, siempre digo que voy a protegerte y mira como terminas, casi te me vas— una
lágrima cayó rápido por mi mejilla— ¿Hay alguna otra cosa que te estés olvidando?

—No, nada más, lo juro. No te eches las culpa, no puedes derrotar la maldad del mundo tú sola ni puedes
controlar lo que pasa, aunque creas que no me cuidas siempre eres tú la que me viene a mi rescate y me
salva— estiró su mano para tomar la mía y la llevo a sus labios—. No importa lo que digas, eres mi luna, la
que siempre me cuida.

Tiene ese hábito de defenderme y hacerme sentir bien, sin embargo era la verdad, cuanto más intento
protegerla es cuando le pasan más cosas malas.

—Voy a limpiarte eso para luego vestirte y llevarte a la cama— dejé una leve caricia en su mejilla al quitar el
agarre de su mano.

Esta herida no era tan mala, digo, ninguna herida es buena pero esta no estaba tan profunda como la otra,
parecía un simple rasguño al lado de la que tenía en su abdomen.

Gruñó cuando le eché el alcohol, que estoy segura de que era ron, en su herida del brazo.

—Ya está, ahora te buscaré otra camisa, no hay manera de que te deje estar así por todo el camarote.

Le buscaré una de las más grandes, las blancas que hemos encontrado cuando llegamos aquí, así estará
más cómoda sin el molesto pantalón. Le hice ponerse primero la manga derecha, la incliné de nuevo hacia
adelante para pasar la camisa por su espalda para que quedase del otro lado y ella sola se terminó de poner
su camisa, estaba trabajando en abotonarla.

—Pon tus manos en mi cuerpo y flexiona tus rodillas para cargarte hasta la cama.

—Creo que puedo caminar— la vi bajar un pie del sofá, el cual al instante volví a montar en el mismo
ganandome una mirada de desaprobación de su parte.

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Insideofmysoul
—No me mires así Karla, intento que te mejores pronto y tú quieres llevarme la contraria— reclamé porque
era cierto, siempre quiere desafiarme, estoy en todos mi derecho.

Extendió sus brazos hacia arriba, nótese que tenía una sonrisa de victoria dibujada en mi rostro, ella nunca
me deja ganar. Un brazo lo pasé por debajo de sus rodillas y el

otro lo tenía a la medida de su espalda. Tomé algo de aire antes de levantarla. No fue tan difícil, incluso
reímos cuando tropecé con el plato que aún seguía en el suelo al lado del sofá. La llevé en brazos muy
atenta a si podía tropezar hasta la cama, donde la dejé reposar con mucho cuidado, hasta estaba
temblando.

—¿Quieres que te quite el pantalón?

—Si por favor, estoy que me lo arranco.

Le quito el cinturón y lo enrollo para guardarlo, estoy segura de que no usará pantalones por unos días. La
levanto un poco para sacárselos y lo doblo para guardarlo junto con el cinturón.

—Ya está, ahora mi preciosa mujer puede descansar.

Me levanté, pues tenía que seguir limpiando la madera para no tener que ver la sangre y recordar todo el día
de hoy, era para mi consuelo porque este día nunca lo podré olvidar.

—¿Qué haces mi amor?— preguntó ella desde la cama, tratando de verme sin ningún resultado.

—Estoy limpiando, ya estaré contigo, no me falta mucho.

No le mentía, me quedaba restregar una pequeña parte, la que restregue con más fuerza que las anteriores
porque no quería salir. Llevé la cubeta junto con el cepillo al baño y me lave las manos con mucho jabón, me
tomé el tiempo de secar mis manos con la toalla esta vez, Camila estaba bien en la cama y no le pasaría
nada. Tomé el plato y el vaso que seguían en el suelo al lado del sofá para llevarlos al escritorio, quería
poner algo de orden. Me puse cómoda yo también, quitando mis botas y mi pantalón.

Me acosté en las blancas sábanas, blancas sábanas que Ethan me había dado, dijo que nos harían más
falta a nosotras que a él, y yo las acepte sin ninguna queja, no tenía ganas de discutirle nada.

—Hola— dijo apenas me coloque junto a ella.

—Hola— no sé por qué, pero le deje un beso largo en su mejilla que la hizo

sonrojar.

—Esto no es justo ¿Ahora como voy a abrazarte?— hizo la trompita mas tierna

del mundo, la cual me hizo besarla para quitárselo.

—Yo te abrazaré a ti, no hay problema.

—¿Tú estás bien, no estás herida ni nada?— vuelve a preguntar.

—No, lo único herido aquí es mi corazón y mi mente— cogí una gran bocanada de aire—. Asesiné a dos
personas— solté junto con el aire y cerré mis ojos, no estoy orgullosa de esto.

—Yo también asesine un hombre, eso no nos hace malas personas, nos hace sobrevivientes y guerreras.
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Insideofmysoul
—Iremos al infierno.

—Puede que así sea, pero iremos juntas— ella me sacó una sonrisa, de las más tristes que he esbozado.

—¿Cómo puedes estar tan tranquila con todo esto? Dímelo por favor, estoy tan atormentada por lo que hice,
todo el tiempo que estuve fregando el piso los asesinatos se

repetían una y otra vez en mi cabeza, la agonía en sus caras, hasta podía escuchar sus últimos alientos de
vida— abrí los ojos, pues mientras le describía todo se iban recreando las cosas en mi cabeza.

—No lo sé, venimos de lugares tan diferentes y nuestras formas de pensar son tan distintas, nuestras vidas
fueron tan distintas. He visto y experimentado el dolor desde que puedo recordar, supongo que por eso no
tengo tanto tacto sobre estas cosas— jugaba con mis dedos de las manos—. No te atormentes con eso,
trata de olvidar— abrió sus brazos, no dude en poner mi cabeza en su hombro y acurrucarme en ellos.

—No es fácil, esto va tan en contra de mis principios, de lo que creo.

—Lo sé mi amor, pero piensa principalmente porqué lo hiciste.

—Lo hice porque quería protegerte, verte de nuevo, tenerte así junto a mi.

—Eso es, lo has hecho por amor, toda cosa mala aunque no lo creas tiene una parte buena, y la parte buena
de esto es que te has arriesgado porque me amas y querías protegerme, verme, abrazarme, no importa el
qué.

—Si lo dices así no suena tan mal como realmente es.

—No es tan malo como lo ves, eres las persona más buena y justa que he conocido, me sorprende hasta
que te hayas enamorado de mi.

—¿Por qué no habría de enamorarme de ti? Si eres maravillosa.

—Porque eres tan apegada a lo que crees, ambas sabemos que dos mujeres no pueden amarse, no de una
manera romántica.

—Eso no me importa, yo te amo a ti de todas las maneras existentes.

—Yo también te amo. Cuando me preguntaste sobre que creerías que iba a hacer Dios con nosotras llegué
a creer que querías terminar lo nuestro, luego dijiste que si a Dios no le gustaba entonces ambas arderiamos
en el infierno— reí al recordarlo, se siente como si fuera justo ayer que dije eso.

—Es la verdad, en ese entonces ya me tenias, no iba a hacerme la mayor de las torturas separándome de ti.

—El punto es que, siempre quieres hacer lo correcto y lo mejor, pones a todos antes que a ti, eres buena,
comprensiva, bondadosa. Si alguien se merece el cielo eres tú, y no por una falla vas a dejar de ir.

—Gracias, esto es todo lo que necesito— la abracé mucho más, sin perder el cuidado por no querer
lastimarla.

—No es nada, es lo menos que puedo decirte.

—Hablando de cosas que puedes decir, eres una bocona— recordé. Como ella no podía verme bien la
estaba acusando con una gran sonrisa.

—¿Soy una bocona?— no vi su expresión, sin embargo estoy segura de que ha levantado sus cejas mucho.

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Insideofmysoul
—Si, casi nos expones en varias ocasiones, no es bueno que tomes alcohol, gritarías los secretos de todos.

—¿Qué tanto dije?

—Lo suficiente para tapar tú boca un par de veces.

—Quizás es porque muy en el fondo quiero decir la verdad.

—Dijiste que querías a Ethan— salí de mi lugar, sólo para verle la cara.

—No es cierto— se defendió, frunciendo su ceño.

—Tú misma lo dijiste, incluso dijiste que le odiabas al principio porque creías que, no te deje terminar la
frase, iba a robarme de ti, supongo que eso es lo siguiente que venía.

—Eso si es verdad, nadie me quita a mi diosa de ojos verdes y piel pálida, yo la vi primero— dejó un beso en
mi frente, me bajé de nuevo a su cuello a esconder mi cara.

—Si podemos contarle, por lo menos a Ethan, nada más si tú quieres hacerlo.

—¿Qué si no nos acepta?

—Tiene que hacerlo, sino siempre puedes lanzarlo por la colina.

43

—¿Estás segura de lo que viste?

Por supuesto que lo estaba. Subí a por mi parte del asalto, la cual si me importaba esta vez. Al principio no
lo noté, era normal que el Capitán quisiera comer en su cámara después de un largo día, y mientras él
buscaba mi parte lo vi. Un plato, que estoy segura de que tenía un órgano, uno humano, porque no teníamos
animales a bordo, los hubiera escuchado morir, acompañando de cuchillo y tenedor a los lados junto a otro
plato con cosas rojo oscuro, no muy segura de lo que era, pero confirmaba mis sospechas, él estaba
comiendo cosas crudas, cosas crudas pertenecientes a otros humanos, estaba comiéndose a otra persona.

En cuanto me dio un pequeño saco me despedí educadamente agradeciéndole, y cuando salí lo primero que
hice fue ir corriendo a vomitar por la borda al oscuro mar casi a la luz de la luna. Vomitar era horrible, sientes
ese ardor en tu garganta y ni hablar del sabor que deja en la boca.

Pasé por nuestra cena, sorprendiéndome un poco.

—Hay que regular las raciones si queremos estar tantos días a la deriva. Lo mismo con las frutas,
probablemente para mañana no pueda hacerle ningún jugo— era lo que me había dicho Marta.

Esto no podía pasar en un peor momento, no es culpa de Marta en absoluto que tengamos que compartir
nuestro plato, ya veía algo de esto venir, lo que me preocupa es que mi Camila está gravemente herida.

—¿Crees que te mentiría con eso?

—No creo que me mientas, y tampoco digo que lo hagas, sólo quiero saber si estás realmente segura de que
viste eso.

—No estoy loca, yo lo vi, iba a comer eso— levanté la voz, yo lo vi, yo lo vi.

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—Ya mi amor, no te alteres, si dices que lo has visto es porque es verdad, te creo— con su dedo jugó con
con mi barbilla, tratando de acercarme hacia ella ya que ella no podía moverse mucho.

—No voy a dejar que me beses, se me ha revuelto el estómago y he vomitado— la detuve antes de que me
jalara e hiciera fuerza.

—No me importa, dame aunque sea uno pequeñito, así pequeñito como yo— se señaló a ella misma junto
con una de sus hermosas sonrisas.

—Sólo uno pequeñito— la convencía para convencerme a mi misma.

Me acerqué muy rápido para dejarle un beso pequeño justo como ella me había pedido, fue casi un roce, ni
yo misma me besaría después de haber vomitado.

—Quiero abrazarte, siempre quiero abrazarte y apretarte ¿Qué tan raro es eso?

—No creo que sea raro, me pasa todo el tiempo, eres como algo que me atrae con tan sólo respirar,
supongo que eso pasa cuando estas enamorada.

Fui por el plato y el vaso de jugo, el cual había dejado en el escritorio como una demente en cuanto entre,
necesitaba contarle lo que había visto para no volverme loca.

—Puede que tengas razón, porque desde que te conocí separarme de ti es lo más parecido a una tortura—
tomé lugar junto a ella después de dejar el vaso de jugo en la vieja

madera, acaricié su rostro, es increíble lo que siento con tocarla—¿Ya comiste?— se notaba algo de tristeza
en sus palabras, que a mi parecer es porque siempre comemos juntas.

—De hecho, este plato es para ambas, veras, tenemos que disminuir el consumo si queremos comer al
menos dos veces al día, así que tendremos que compartir— expliqué de la mejor manera posible, la comida
es su punto débil.

—No hay problema, vamos a compartir nuestra vida juntas, podemos empezar por compartir un plato de
comida— se acomodaba en la almohada mientras me lo decía.

—¿Segura? Tú lo necesitas más que yo.

—Ambas lo necesitamos, te he visto comer muy poco desde ayer, estás preocupandome. Yo estoy bien de
verdad, vas a terminar famélica y no quiero que enfermes porque no podré ciudad de ti— creí que ella no lo
sabía, con tanto que ha pasado estos días ni siquiera puedo comer.

—Lo haremos justo, una tu y una yo— propuse para tranquilizarla, no era bueno para ella que se
atormentara pensando en mi. Quiero que sienta paz cuando piense en mi, no una enorme preocupación.

Al final quedaba una cucharada y era su turno, aunque yo había comido la primera cucharada ella insistía
que debía comerla yo en vez de ella. Me la comí de mala gana, yo quería dársela a ella, pero ella siempre
gana.

Lo que si hicimos justo a mi parecer fue compartir el vaso de jugo. Claro que, a cada sorbo que daba
revisaba para no dejarme ni una gota menos de lo que se suponía tenía que darme. Tomé el jugo muy
rápido, tenía mucho rato sin beber nada y el sabor dulce - ácido de la naranja era simplemente perfecto.

Recogí el plato junto con el vaso para ponerlos en el pequeño escritorio. Han sido días largos, días largos y
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Insideofmysoul
cansados. Lo único que me reconforta son los brazos de Camila todas las noches. Los cuales están
esperándome justo ahora. Me encargo de soplar algunas de las desgastadas velas, por supuesto dejando
otras encendidas, antes de ir a la cama.

—Espero este momento con ansias todo el día— reposo la cabeza en su hombro izquierdo, mirando a la vez
hacia abajo para abrazarla en donde era seguro no lastimarla.

—¿Dormir?

—En parte. La mejor parte de esto es tenerte tan cerca como para respirar tu mismo aire, a pesar de que
estés tan lejos al mismo tiempo.

—¿A qué te refieres con eso?

—A que, por las noches estás tan inquieta dime vida mía, ¿Qué te atormenta?

¿Qué me atormenta? Todo. Es como una maldición, me quedo dormida plácidamente en sus brazos, sin
embargo en algún momento mientras duermo aparecen esos sueños, en los cuales se repite una y otra vez
los asesinatos, cambiando a Izolda por Camila en todas las ocasiones.

—Sabes que puedes contarme lo que sea— añadió ella en vista de que decía

nada.

—Estoy atormentada de las cosas que he hecho, se repiten una y otra vez en mis

sueños como si no fuera suficiente vivir con eso en mi conciencia. En mis sueños llego muy tarde

y te pierdo, todos mis sueños terminan sin ti y eso es algo que me atormenta.

—Son sueños, sólo eso, nada de lo que maquina tú cabeza es real, me tienes aquí justo a tu lado.

—¿Qué pasa si ese sueño se hace realidad?— es mi más grande miedo, ni siquiera le temo tanto a mi
muerte como temo a la de ella.

—No te puedo asegurar nada, daré todo de mi para no permitir que eso pase. Escucha mi amor, sé que esto
es duro para ti, eres una mujer tan buena y solidaria, no estás relacionada con esto tanto como yo, que ya
dejé de tener pesadillas sobre eso.

—¿Cómo lo afrontas?— subí mi cabeza para mirarla.

—He aprendido que la vida sigue, es por eso que no me afecta tanto nada de lo que me haya pasado. La
única cosa que nunca podría superar sería perderte— sus dedos hacían círculos en mi clavícula,
relajandome—. Sé que no voy a perderte, por lo menos no ahora, eso pasara cuando estemos tan viejas que
no nos podamos levantar de la cama.

—Y nuestra piel esté tan arrugada junto con nuestros cabellos blancos— mi mente nos imaginaba juntas en
esa situación.

—Seguirías siendo la mujer más hermosa que mis ojos han visto, tendrías la piel más suave que mis manos
han tocado y los labios más dulces que mi boca probará— juntó sus ojos con los míos, atrapadome.

—Me he olvidado de lo que estábamos hablando— admito después de quedarme mirando sus ojos un buen
rato. Era la verdad, es como si tuvieran algún poder para hacerme sentir que las cosas irán bien.
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—Esa es la idea— se apoyó en su codo. Me tomó desprevenida cuando me dio un pequeño beso en los
labios—. Amor, quiero saber, en estos días que he estado aquí sólo he visto a Marta ¿Dónde está Izolda?

Cerré los ojos un momento, exhalando fuertemente. No iba mentirle, no me gusta hacerlo, y eventualmente
ella lo sabrá, no puedo ocultárselo más.

—No pude evitarlo, cuando llegué era demasiado tarde— oí un "Oh" salir de su boca, se veía nostálgica,
justo como a mi me entristeció mucho la muerte de Izolda.

—Esperaba que me dijeras algo así. No fue tú culpa, estoy segura de que intentaste hacer todo lo que
estaba en tus manos.

—Aún así no fue suficiente, hasta casi te pierdo a ti.

—Pero llegaste a mi rescate como siempre; escucha Lauren, no puedes lanzar a tú espalda el peso de todo
lo que pasa a tú alrededor, por más que me guste eso de ti vas a terminar dándote un buen golpe y eso es
algo que no quiero.

—Quizá si hubiera llegado un poco antes...

—Nunca lo sabremos, ese fue el destino que nos tocó, que le tocó a ella. No tienes que estar atormentada
con eso, has hecho demasiado por todos y no mereces castigarte a ti misma por no poder llegar a tiempo
una vez.

Ella tenía toda la razón ¿Qué culpa tenía de haber venido a este lugar? O ¿Qué culpa tenía yo que esos
sujetos subieran al barco? No puedo negar que es injusto lo que le hicieron a Izolda y casi le hacen a
Camila, pero nada de esto realmente es mi culpa y no tenía

que echarmelo todo encima. No me atormenta haber matado a esos hombres, me atormenta haber perdido
a una gran amiga y casi al amor de mi vida.

—Me gustaría poder olvidarme de algunas cosas.

—Puedes olvidar o puedes reemplazarlas, todo depende de ti.

—¿Tú que has hecho? Has pasado por cosas peores de las que me ha tocado

vivir.

—No es lo más fácil, pero he decidido no olvidarlas, son parte de mi vida y me

han hecho quien soy ahora. He decido reemplazar algunas, con todas las cosas malas y buenas que nos
han pasado.

—Me gustaría ser más fuerte por nosotras— oí que reía, no he dicho nada que se considere gracioso.

—Ya lo eres, eres la mujer más fuerte y valiente que conozco. Tampoco tienes que ser fuerte por ambas,
estamos juntas en esto— limpió una lágrima de mi mejilla con su pulgar, de la cual no sabía su existencia—.
Somos el sol y la luna ¿Recuerdas? Nos tenemos la una a la otra— una sonrisa acompañó sus palabras.

—Me siento mejor ahora, me haces sentir mejor— la abracé como pude, no estábamos en la mejor posición
para hacerlo, así que junte mis fuerzas y la subí a mi cuerpo.

—Sacas lo mejor de mi. No me gusta verte así, quiero que estés tranquila y no tengas pesadillas, los
ángeles como tú no deben tenerlas— esta era una de las veces que Camila me dejaba sin palabras.

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—¿Molesta en tú herida que te tenga así?— había pensado en mi comodidad para abrazarla, pero no sabía
si ella estaba cómoda.

—Para nada, en realidad, me gusta estar así, se me vienen a la cabeza muchas

cosas...

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—Cosas que no haremos— interrumpo antes de que siga.

—No tienes ni idea de lo que estoy pensando.

—Puede que si, o puede que no.

—Ni la tendrás— dejó sus labios presionados en los mios un momento, para luego darle moviento y dejarme
suspirando—. Buenas noches mi Luna— se acomodó en mi pecho, yo pasé mis brazos por su espalda.

—Buenas noches mi Sol, descansa.

~●~

¿Qué cree que está haciendo? Su peso no está completamente en mi cuerpo aún así la siento muy cerca,
mis manos creo que están en su espalda. Está besando mi cuello de una forma deliciosa.

—Camila mi vida ¿Qué haces?— pregunté con lentitud y mis ojos cerrados, el hecho de acabar de despertar
y sus besos en mi cuello no me ayudaban mucho.

—Siempre te quejas de que te despierto con golpes, entonces estoy despertándote con besos— depositó un
beso cerca de mi boca, el cual me encargue que fuera justo para mis labios—. Cuida tus manos— reí en
cuanto me di cuenta de donde las tenía. En su trasero, cubierto con el calzoncillo gracias a Dios.

—Perdón, no me había percatado de eso ¿Cuanto llevas despierta?

—Antes de que el sol saliera.

—¿Eso fue hace mucho?

—No lo sé, he pasado todo este tiempo mirándote dormir. Y aunque hubiera querido levantarme no hubiera
podido, no querías soltarme.

—¿Te he lastimado?

—Para nada, te veías muy tierna durmiendo y murmurando mi nombre cada vez que quería levantarme—
sonrió mientras se sentaba encima de mi—. En cambio un par de noches atrás, es una de tus pesadillas,
casi me sacas de la cama con una patada.

—¿De verdad? Yo lo siento, no era mi intención, lo siento— me reincorpore rápidamente con su cuerpo
sobre el mío, levantando su camisa para ver si no la había lastimado mucho.

—Está bien, admito que iba a darte una patada como respuesta a la tuya, pero entonces comenzaste a
buscarme con tu mano por la cama y me abrazaste a ti ¿Quieres saber lo que me dijiste?

—¿Hablo dormida?— estoy sorprendida por esa confesión, yo no hablo dormida.

Ella aprovechó mi momento de desorientación para cruzar sus brazos por mi cuello.

—Lo haces, por lo menos estos últimos días lo has hecho. Como sea, voy a repetir lo que me has dicho. Te
tengo, ahora ellos no podrán hacerte más daño mi Camila. Yo te pregunté que quienes y tú no me
respondiste, lo que me hizo darme cuenta de que estabas dormida y de que había algo que estaba
molestandote por las noches.

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No recordaba darle una patada, nunca le pegaría a Camila, tampoco recuerdo haberle dicho esas cosas.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—¿Qué me hablaste mientras dormías?— asentí— Quería saber primero que estaba afectandote antes de
decirte semejante cosa.

—¿Y te golpee alguna otra vez? Lo siento, yo no lo sabía.

—No te preocupes, fue esa vez nada más, de resto me abrazabas mucho y me repetías que me amabas.

Sonreímos las dos, por mi parte porque en mis sueños le decía que la amaba centenares de veces, y en la
realidad si se lo estaba diciendo, dormida pero lo hacía.

—No recuerdo haber soñado nada esta vez— no me había dado cuenta, pero no había tenido pesadillas en
mi anterior descanso.

—Seguramente no lo hiciste, y tienes esa costumbre de no querer separarme de ti mientras duermes.

—¿Quien va a querer separarse de la mujer más bella del mundo?

—Justo ahora yo— levanté mis cejas—, quiero ir al baño desde hace rato y por tu culpa no he podido, ya
hasta me duele respirar— se quejó e hizo esa linda trompita, la cual yo imité.

—Pobresita mi Camila— hice desaparecer mi puchero en cuanto me di cuenta de algo muy gracioso—. Mira
como te contradices, dices que yo no te suelto pero son tus brazos los que están alrededor de mi cuello—
aguantó la risa mientras quitaba sus brazos de mi cuello.

—Es que a mi tampoco me dan ganas de soltarte.

Pasé sus brazos de nuevo por mi cuello y le tomé las piernas para que las pasara por mi espalda. Debe
pesarle mucho la vejiga si ha aguantado desde hace tanto, y con su herida va a dolerle el doble caminar. La
levanté junto conmigo, al principio casi me caigo, pero logré recuperar mi estabilidad y llevarla hasta adentro
del baño.

Ella tardó mucho, lo entendía porque ya eso me había pasado y usualmente tardaba mucho en dejar salir
todo.

—Siento un alivio enorme, como si me hubiera quitado mucho peso de encima.

—Los pequeños placeres de la vida.

—Quiero preguntarte algo más, que no pude preguntar anoche— tenía una expresión seria, algo extraño en
Camila—. No estoy malinterpretando nada lo juro, es que me ha estado consumiendo lo que Ethan iba a
decirme y tu no le dejaste.

Con que es eso. Es momento de decirle, ya no corría tanto peligro que por su reacción se le abriera la
herida. Eventualmente iba a contárselo.

—El día que sucedió todo este desastre en Honduras, bajé para protegerte, aunque no lo creas la tripulación
es muy conocida, esperaban a un hombre y a una mujer al mando. Todo salió mal, perdimos a alguien
importante y saliste herida, no sirvió de nada bajar para protegerte— hubo un momento de silencio, en el
cual la vi asentir varias veces.

—Estás completamente loca ¿Cómo se te ocurre hacer eso? Pudiste haberme dicho— lo sabía, sabía que
iba a molestarse.

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—Claro que no podía hacerlo, ibas a ponerte como una loca a reclamarme, ni ibas a dejar que me bajara.

—Es un acto inconsciente de tú parte Lauren Michelle, así te hayas sacrificado al bajarte esos hombres iban
a subir de todas maneras, porque era parte del destino que lo hicieran.

—¡No me culpes por querer protegerte!— alcé un poco la voz— Y no fue el destino quien hizo subir a esos
hombres, fui yo al esconder que era mujer en medio de toda la pelea.

—No tenías que hacerlo, por Dios, ¿Sabes todas las cosas que pasan por mi mente cada vez que sales a
arriesga tu vida?

—El amor tiene sus sacrificios.

—Pero no tienen que ser estos. No vuelvas a hacer eso más nunca mi amor, nos enfrentaremos a cualquier
cosa, juntas, no estas sola en esto— me abrazó, dejando caer sus lágrimas en mi hombro—. Prométeme
que no harás algo así nunca más.

—Te lo prometo cariño.

—Mira a lo que nos lleva, hemos discutido de nuevo, no me gusta discutir

contigo.

—A mi tampoco, siempre te hago llorar cuando discutimos, no me gusta verte

llorar— acaricié su espalda que temblaba un poco por causa de su llanto—. Todo esto pasa por afanarme en
conseguir más cosas para nosotras, me pongo en riesgo a mi y te pongo en riesgo a ti por el afán de tener
más oro para darte lo que te mereces.

—No te esfuerces tanto, al final nada de lo que tengamos aquí nos lo llevaremos a la otra vida, y ya te lo dije
que no me importa donde estemos, sólo me importa estar contigo.

—Dejaremos este barco en cuanto lleguemos a tierra firme, lo prometo. Fue fácil decirlo, pero que turbio se
volvió todo luego.

44

Pasaron varios días hasta que la comida se agotó, al igual que el ron y el vino. El Capitán propuso atacar
algún lugar para abastecernos, incluso ofreció volver a Honduras, una idea que no era de mi agrado, volver a
ese lugar me atormentaría nuevamente.

Quedamos en que, nos separaríamos los cuatro barcos, todos con diferente rumbo y se atacaría alguna isla
cercana, hasta alguien propuso comprar la comida ya que la debilidad del cuerpo por falta de comida y
bebida era mucha. Eso por supuesto no era una opción para el capitán.

Camila y yo habíamos pasado la tarde bebiendo del ron que se suponía cumplía la función de mantener
limpia su herida. Nunca me consideré gran amante de el ron principalmente, siempre fui más de vino, pero
cuando los tiempos son difíciles como los de ahora hay que adaptarse a lo que venga.

Camila estaba feliz y risueña, con decir que yo levantaba la mano y se reía, soplaba el poco viento que
llegaba al camarote y se reía, todo parecía causarle gracia.

—Es conveniente que guardemos algo para luego— quité la botella de sus manos, sus manos eran torpes

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que a diferencia de las mías estaban firmes y ágiles.

—Es conveniente que me regreses la botella— rió luego de decirlo, como si hubiera contado el mejor chiste
del mundo.

—Camila ¿Quieres dormir un rato?— ofrecí como última alternativa. La última vez que ella se emborrachó
levemente casi le dice a Ethan y a Marta sobre el lunar que tengo en mi seno derecho, no quiero averiguar
que más puede decir.

—No quiero dormir, quiero bailar, baila conmigo Laur— movía su cabeza hacia los lados, tratando de seguir
el paso de una melodía inexistente.

—Bailaré contigo si duermes un rato.

—No quiero dormir— se cruzó de brazos.

—Ven, vamos a la cama— me puse de pie tendiéndole mi mano para ayudarla, si el ron le había hecho tanto
daño no creo que pueda dar más de dos pasos, incluso no creo que pueda ponerse de pie.

—Yo puedo sola— siempre tan terca.

Como dije, no podía ni levantarse, en sus dos primeros intentos se iba hacia atrás, era muy gracioso. Por
más gracioso que fuese se estaba lastimando en cada caída, por lo que rápidamente dejé la botella de ron el
alguna parte y fui a ayudarla. La abracé para mantenerla de pie, parecía un papel mojado por la debilidad
que sus piernas tenían.

—Te tengo— yo no entendí en el momento que quiso decir con eso, y justo cuando iba a avanzar con sus
manos tomó mi rostro y me besó salvajemente.

Yo le correspondí por supuesto, era algo inevitable. Sus labios a pesar de haber tenido contacto con el ron
hasta hace escasos momentos se me hacía lo más dulce que probé en mi vida. Sus manos dejaron mi rostro
para dirigirse a mi cuello y posteriormente al principio de los botones de mi camisa. De inmediato me separé
de nuestro beso.

—Vamos a la cama— hablé en un tono suave.

La acosté, yo quedando con medio cuerpo encima de ella. Acomodé su cabello

un poco antes de soltarla del todo y dejarle un beso en su frente.

—Quiero hacerte el amor— tomó uno de mis brazos, un agarre algo débil.

—Yo también, mas no es conveniente justo ahora— admití sin querer darle muchas esperanzas.

—Pero si ya estoy curada mira— subió su camisa mostrándome su herida ya cicatrizada por completo.

—No es eso mi vida, estas muy tomada y no quiero hacerte el amor así. Duerme un poco por favor.

—Duerme conmigo.

—Luego mi sol, ahora debo ir arriba para finiquitar algunas cosas, estaré aquí cuando despiertes— le di otro
beso en su frente y uno en su nariz.

—Cuídate mi amor, no vayas a hacer nada peligroso.


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Insideofmysoul
—Nada peligroso, lo prometo. Cierra tus ojos para que el tiempo pase rápido y pueda mirarlos de nuevo—
cerró sus ojos acurrucandose. La cubrí con la sabana hasta su cintura para dar media vuelta e irme.

Era una situación crítica, desde hace dos días que llevamos comiendo frutas, frutas que Marta tiene
reservadas para nosotras. La idea de poder tener algo en el estómago y que los otros no tuvieran nada no
era mucho de mi agrado, si bien estos hombres no son las mejores personas del mundo siguen siendo seres
humanos, y nunca me ha gustado tener más que los otros, no obstante por esta vez tendría que aceptarlo, la
salud de mi amor dependía de eso.

El capitán se veía un poco más relleno, no sabía si Marta también había guardado una reserva sólo para él o
si estaban asesinando un tripulante para poder comer, porque si, lo había encontrado nuevamente comiendo
algún tipo de órgano, entonces me atreví a preguntarle.

—Siento curiosidad señor Nau, sé de parte de la mujer de la cocina que no tenemos mucho que comer, sin
embargo veo que su plato esta lleno.

—En efecto, no hay mucho que comer para la tripulación, pero para mi siempre habrá que comer.

—¿Qué come justo ahora?

—No soy doctor, pero este es un corazón bueno y sano— señaló su plato, que como siempre iba
acompañado de cuchillo y tenedor a los lados.

—Creí que no quedaban más animales a bordo.

—No los hay.

Fue suficiente para confirmar mis sospechas y salir disimuladamente corriendo a vomitar lo poco que había
comido de nuevo. Lo que el capitán no había de tener siempre es ron, por el cual se le ve dispuesto hasta de
matar, es por eso que está planeando un nuevo robo y que yo voy hacia su cámara a informarme del asunto.

—Buenas capitán— toqué la puerta que ya estaba abierta para hacer notar mi presencia.

—Jauregui, siéntese— ordenó mientras leía algunos papeles.

—Sé que está planeando un nuevo asalto, pero le recomiendo volver a Tortuga,

ya han pasado muchos días.

—No podemos volver a Tortuga por ahora, no tenemos aliados.

—¿Y Samuel?

—Lo he asesinado antes de irnos— dijo de la manera más fría en la que lo he escuchado hablar.

—Pero ¿Cómo...? Lo vi antes de irme de su casa.

-"Nos dirigía hacia una muerte segura, me he visto en la necesidad de eliminarlo por lo mismo, ya no es de
confiar, no apoyaba la idea que me diste, esclavizar a los negros contra España— por lo visto sigue
pensando en eso—. Lo he hecho antes de zarpar, mucho después de que estuvieras a bordo. No podemos
volver en un buen tiempo.

Samuel tampoco era de mi agrado pero ¿Asesinarlo? Eso no me cabía en la cabeza. La situación cada vez
era más grave, ya no teníamos un lugar donde llegar ni un aliado, y seguramente estaríamos en constate
peligro a partir de ahora.

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Insideofmysoul
—¿Qué ha planeado?— por mi seguridad y la de Camila me pongo de su lado como siempre lo he hecho.

—Hay conjuntos de islas muy cerca, son bastante pequeñas y la curiosidad me está matando por saber que
hay en alguno de esos lugares.

—¿Qué espera encontrar?

—Por mi parte la idea de que hayan tesoros me fascina, sin embargo principalmente hay que conseguir
otros recursos también, como algo de comer y ron por supuesto.

—Me parece perfecto capitán ¿Cuando estaríamos en alguna de esas islas?

—Con seguridad mañana en la mañana— juntó todos los papeles, acomodándolos contra el escritorio.

—¿Quiere participarme algo más?

—¿Cómo se encuentra Karla?— mi corazón por algún extraño motivo se aceleró. Siempre me pasaba cada
vez que pensaba en Camila, pero justo ahora se sentía algo raro en mi pecho.

—Aún recuperándose, sabe que las mujeres no tenemos tanta fuerza como los hombres respecto a las
heridas— evitaba mencionarla en las conversaciones entre el capitán y yo, porque por alguna razón él
usualmente terminaba mencionándole.

—Es una lástima, me hubiera encantado tener un encuentro con ella— paso mi mano por mi pecho para
intentar calmar el ritmo desenfrenado de mi corazón.

—Pronto lo hará capitán, no se preocupe. Ahora, con su permiso iré a hablar con Ethan— me excusé de la
manera más vaga que encontré.

—Vaya con su enamorado, ha de estar impaciente por hablar con usted— fue lo último que oí antes de salir.
Él si creía que Ethan y yo teníamos algo íntimo.

Si quería hablar con Ethan, este sin duda alguna sería nuestro último viaje y quería confesarle todo sobre
nosotras, puesto a que contaba con el consentimiento de Camila para hacerlo. No iba a contarle yo sola
claro está, quería tener la compañía de la mujer que amo para eso.

Lo vi en la proa con los antebrazos apoyados en la madera mirando hacia el horizonte. Él casi siempre
estaba ahí, pensando. También cabe la posibilidad de que quiera ver como el sol se esconde.

—¿Te molesta si te acompaño un rato?— se percató de mi presencia y me

sonrió.

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Insideofmysoul
—Para nada, adelante.

Las velas estaban amarradas por lo que el barco no se movía. El viento soplaba

muy fuerte, trayendo consigo gotas del mar. El cielo estaba tornándose naranja mientras el sol se ocultaba
más allá, donde no podías alcanzarlo por más que lo intentaras.

—He hablado con el capitán, me ha dicho que zarpamos esta noche.

—¿Adonde iremos?

—No lo sé, a una isla pequeña fue lo que me dijo— lo miré, él seguía mirando al mar, como hipnotizado—.
Quiero que cuando salga el sol de nuevo, antes de que bajemos vayas a mi camarote, me gustaría decirte
algo, Camila y yo queremos decirte algo— él me devolvió la mirada con detenimiento.

—¿Pasa algo malo?

—Todo depende de como lo veas, yo deje de verlo como algo malo desde hace tiempo— fui yo la que sonreí
ahora— ¿Has comido o bebido algo?

—Nada desde hace dos días.

—Vamos, te conseguiré algo.

Sabía que Marta no tenía gran cosa en la reserva de frutas que había hecho, pero no podía soportar el
hecho de Ethan sin comer ni beber desde hace dos días, él es una persona muy importante en mi vida y no
voy a dejar que este pasando necesidad así él me odie luego de contarle todo.

Marta estaba en la cocina a pesar de no poder hacer nada en ella más que lavar los pisos. En cuanto me vio
supo porque estaba ahí, pero se retracto de moverse cuando vio que Ethan venía tras mio.

—Está bien Marta, él lo sabe— la vi asentir. Yo entrecerré la puerta para que desde afuera no se viera donde
estaban escondidas las frutas.

—¿Qué quiere hoy Lauren?— preguntó amablemente Marta.

—Lo que sea, Karla Camila y yo aceptamos lo que venga. Para Ethan si hay naranjas o mandarinas sería lo
mejor.

Ella sacó un saco detrás de uno de los barriles de la cocina, el saco se veía vacío desde donde estaba.
Extrajo cuatro mangos y cuatro mandarinas, los mangos para mi y las mandarinas para Ethan.

—Ya casi no queda nada.

—No se preocupe que ya mañana seguro habrá algo. Y si gusta puede quedarse con lo que queda para
usted y para José, mire que mañana tocaremos tierra firme— guardaba los mangos en mis bolsillos,
haciéndole señas a Ethan para que hiciera lo mismo.

—Es bueno oír eso, estoy volviéndome loca sin nada que hacer. Muchas gracias por permitirme algo de
comer a mi y a mi esposo.

—No hay nada que agradecer, es usted que ha hecho esto posible. Vaya y descanse que a lo mejor mañana

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Insideofmysoul
regresa a sus labores.

Esperé a que Marta guardara algunas frutas en los bolsillos de su vestido y luego escondiera las restantes
para los tres salir de la cocina y asegurar lo mejor posible la puerta.

—Muchas gracias por esto Lauren— recibí un abrazó por parte de Ethan.

—No es nada, ve a comerte eso y a descansar— le di unas cuantas palmadas en

la espalda.

Bajé rápido, ya casi era de noche y la oscuridad se apoderaría pronto de todo el

barco, ni siquiera quedaban velas para alumbrar un poco. Abrí la puerta de nuestro camarote, la primera
vista que tuve fue la cama vacía. Volteé a la derecha y ella estaba con un cuchillo, el que le había dejado
para defenderse, haciéndole algo a la madera de las paredes.

—Mi vida ¿Qué haces ahí?— hablé despacio mientras cerraba la puerta de

nuevo.

voltear a verme.

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Insideofmysoul
—No quiero que vengas, aún no termino, siéntate en la cama— ordenó sin

—Cuidado te lastimas.

Iba a confiar en lo que ella me decía y me fui a sentar, no sabía qué estaba

haciendo, además de que puede enojarse porque ha bebido y... cierto que ha bebido, y tiene un cuchillo en
su mano, obvio que se va a lastimar.

—Camila cariño deja eso y ven conmigo— me levanté para ir hacia ella, algo lento para que no notara que
estaba yendo en su dirección.

—Listo— se volteó, quedado frente a mi, ella sonreía pero cuando me vio hizo un puchero—. Te dije que te
quedaras por allá muy lejos, ahora lo que hice no tendrá sentido.

—Tienes eso en tu mano y has bebido mucho, no quiero que te hagas daño— imité su puchero para darle
un beso rápido, haciéndola reír.

—Siguiendo tus creencias y tú estilo de vida he hecho algo para que quede una prueba de que nosotras
existimos, que nos enamoramos la una de la otra en este lugar.

Se movió un poco de su lugar dejándome ver lo que había hecho. L y C rodeado una forma extraña. La miré
sonriendo y en parte buscando una explicación de la forma que atrapaba nuestras iniciales.

—Como te dije, he seguido lo que crees y lo yo empezando a creer. Nuestras iniciales están encerradas en
la mitad de una manzana, eso quiere decir que nuestra relación es prohibida pero al mismo tiempo tentadora
y atrayente, nosotras quedamos atraídas hacia la misma manzana y ahora no hay manera de salir. No es un
buen dibujo, pero fue lo mejor que pude hacer— me abrazó por la cintura en cuanto finalizó. Rozando
nuestras narices—. Y no es que tengas oportunidad de salir, no voy a dejar que lo hagas— ambas reímos
sin separarnos.

—Es la mejor representación que he visto en mi vida. Tampoco es que quisiera salir, estoy junto a la mujer
más maravillosa del mundo en esa manzana. Te amo.

—Yo también te amo, mucho mucho.

Terminé abrazándola para sentirla más cerca si eso era posible, su respiración calma choca contra mi cuello.
Luego de un rato me separé dándole muchos besos rápidos en su cuello haciéndola reír.

—No sé si eso fue alguna clase de indirecta para intentar decirme de que querías comer manzanas, pero
lamento decepcionarte porque he traído mangos en su lugar.

—Que mal, creí que eso funcionaria— se lanzó en la cama, pretendiendo estar

triste.

—Cometelos antes de que quedemos completamente oscuras— le lancé dos de

los cuatro mangos, de los cuales ninguno atajó porque es bastante mala en eso.

Como siempre después de comernos los mangos quedamos con las manos pegajosas y como siempre ella
quería hacer una carrera al baño para lavarse las manos, a lo que yo le repetía que podíamos hacerlo las

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dos juntas.

—No sé en que momento he ensuciado mi camisa— dije en cuanto lo noté por la

luz de la luna.

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—¿Quieres que te la quite?— ofreció levantando sus cejas varias veces.

—Por favor Karla. Creo que la suya también está algo sucia, permitame— me

adelante a los hechos.

La verdad es que veía muy poco, estaba muy oscuro. Aún así al dejarla completamente desnuda la cargué a
la medida de mi torso, tomando su trasero mientras ella enredaba sus piernas en mi espalda. Me di cuenta
de que este lugar lo conocía con los ojos cerrados y que no fue necesario volver a abrirlos para llevarla a la
cama.

Al tocar la cama me senté, dejándola a ella sentada casi en mi vientre. Me besaba lento y con cautela, sus
dedos estaban incrustados en mi cabello, el cual ella revolvía a su manera. Con su cuerpo me empujo para
que me acostara.

—¿Estás segura de que puedes?

—Estoy muy segura, quiero amarte toda la noche, toda la vida.

Nos amamos toda esa noche, sin saber lo que vendría al día siguiente.

Los invito a visitar mi perfil y pasarse por mis otras historias ;)

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Ese día inició fenomenal, por lo menos de mi parte así lo sentí. Camila ha adquirido esa nueva y maravillosa
costumbre de despertarme con besos. Está besando mi abdomen con mucho detenimiento, una de sus
manos esta entrelazada con la mía, un agarre flojo de mi parte.

—Me encanta despertar así— anuncio que me he despertado, sigo sin moverme

ni abrir los ojos.

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—Me encanta despertarte así.

Sus besos van en ascenso, mi cuerpo recién levantando está recibiendo todo de

una manera sensible. Me mira un instante antes de unir nuestros labios en un suave beso, aparto su cabello
de su cara y la pego más si es posible, ambas sonreímos antes de seguir con lo nuestro.

—Falta la mejor parte, algo que teníamos pendiente— no recuerdo tener nada pendiente, mi cabeza no está
funcionando a su máximo y sus besos no están ayudando mucho a eso.

Fue directo a mi cuello, considero que estaba siendo tierna porque era la primera vez que no estaba
mordiéndome, estaba tomándose su tiempo en cada beso que repartía en mi cuello, haciéndome suspirar en
cada uno de ellos. Bajó sus labios a mi clavícula y mordió, dejé salir un pequeño grito de la impresión para
luego dejar salir pequeños gemidos por lo que estaba haciendo con su mano más abajo.

No iba a detenerla, y mucho menos cuando llegó a mis senos y la mano que tenía en mi feminidad la pasaba
por todo mi cuerpo llenándome de ese líquido viscoso. Cada cosa que hace es como una tortura, no me
dejaba tocarla y eso estaba enojandome, no dejaba que tomara el control.

Me resigné al admitir que ella es la que manda en estas situaciones y que no puedo hacer nada más que
dejarme querer. Se posicionó entre mis piernas tomando cada extremo y besando entre ellas, se sentía esa
necesidad, el centro de mi feminidad estaba necesitando algo para dejar de contraerse como lo hacía.

—Camila... ah...— me senté para volver a caer sobre mi espalda.

Sin previo aviso su lengua se había colado entre mis piernas, estaba gritando su nombre, ella se reía
mientras intentaba hacerme callar poniendo una mano en mi boca.

Comprendí como se sintió aquel día que lo hice, esto es algo mágico y nubla tu mente, no eres consciente
de lo que haces ni de lo que dices. Mis caderas se movían por si solas contra la boca de Camila, la divina
boca de Camila que me tenía rogando más.

—Mi amor vas a despertar a todos los peces— sentí su aliento producto de su risa, mi centro se contrajo una
vez más.

—No me importa, por favor Camila estaba tan cerca— mi voz salía con dificultad, mi corazón estaba muy
acelerado y ni hablar del sudor de mi cuerpo, llevábamos un buen rato haciendo esto y no obtenía lo
suficiente.

—Estás algo caliente— sopló por toda mi zona íntima, estaba tan sensible que me encontraba prácticamente
temblando—. Y sabes muy bien, increíble, puedo considerar esto mi desayuno.

Terminé tomando la almohada para ahogar todo, me aseguraré de que nuestra casa sea en la más alta
montaña para gritar su nombre a gusto. Era desesperante la manera en la que me hacía sufrir, creo que ella
lo sabía pues cada vez que estaba cerca se detenía.

—¿Qué pasa si hago esto?

Uno de sus dedos estaba dentro de mi centro, éste lo apretó mucho, se sentía bien, pero definitivamente se
sintió mejor cuando lo empezó a mover, de adentro hacia afuera. Combinó su dedo con su boca, y tuve que
tomar la almohada de mi cabeza una vez mi y morderla, no pensaba que podía ser mejor pero ella lo estaba
haciendo cada vez que metía y sacaba su dedo y pasaba su lengua por toda mi feminidad. Mi cuerpo
empezaba a temblar y a tener espasmos, creo que le hice una abertura a la almohada.

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—Camila...— no tenía fuerzas para seguir gritando, por lo que mi voz sonó como un susurro en cuanto
llegué a mi límite.

Ella siguió abajo un poco más, mientras tanto yo me sentía mareada, cansada, mi respiración estaba
agitada, sentía tantas cosas por lo que ella me acababa de hacer. Fue subiendo poco a poco haciendo un
camino de besos, yo me sentía cansada pero mi cuerpo no dejaba de responder a su contacto.

—Mira lo que hiciste, le sacaste las plumas a la almohada— reía en mi cuello mientras dejaba besos en el.

—La culpa es completamente tuya— pasaba uno de sus dedos por esa pequeña cosa entre mis pliegues a
la que llamo campanita—. Si sigues voy a tener un ataque al corazón— se acostó en mi pecho, colocando su
oreja para escuchar.

—De verdad que tu corazón va muy rápido ¿Te sientes mal, te hice daño?— sonaba preocupada e intentó
bajarse de mi cuerpo, le tomé de las caderas y la volví a montar encima de mi.

—Me siento de maravilla, y mi corazón late tan rápido porque te tengo muy cerca— llegué a besar su nariz,
la arrugó como siempre me ha gustado que lo haga—. No te molestó, ya sabes, eres lampiña y no lidias con
los molestos vellos.

—Hacían cosquillas en mi nariz, no me molesta nada que tenga que ver contigo, amo cada parte de ti por
igual.

—Yo también te amo, y necesito que me expliques algo— coloqué la expresión más seria que se me
permitió, ella imitó mi expresión— ¿Cómo es que en cualquier momento del día estas tan bella?— se le
notaba más relajada en cuanto hice la pregunta.

—Eso es lo mismo que me pregunto ¿Eres una bruja o algo? No puede ser que me haya tocado una mujer
tan hermosa en esta vida.

La abracé por la espalda dándole vuelta para quedar arriba de ella, sus piernas quedaron enredadas en mi
espalda y sus brazos alrededor de mi cuello, estaba apoyada en mis codos para no dejar todo mi peso
encima de ella.

—Es exactamente lo que pienso— dije antes de inclinarme a besarla, sorprendentemente ya había
recuperado toda mi fuerza.

En medio de nuestro beso tocaron la puerta, ella aprovechó esto para darme vuelta, creo que estaba
ignorando el hecho de que había alguien tras de la puerta... no puede ser,

me he olvidado de que Ethan venía, ni siquiera recuerdo habérselo dicho a Camila.

—Es Ethan— logré articular cuando corté nuestro beso.

—Que se canse de tocar, puede venir luego— toma ese instinto posesivo en cuanto mencioné a Ethan, me
besaba más profundo y con más fuerza. Con todas mis fuerzas logré apartarla, ella estaba notablemente
molesta por eso.

—Le he dicho que viniera porque vamos a contarle todo ya que vamos a dejar el barco, he olvidado
decirte— abrió un poco sus ojos de sorpresa, luego adoptó una actitud normal y relajada—. Ya te abro—
grité para Ethan—. Vístete para que me ayudes a acomodar este desastre.

Nos vestimos realmente rápido, en cuanto a la cama hicimos lo mejor que estuvo en nuestras manos, las

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plumas de la almohada las metimos debajo de la cama porque no teníamos otro lugar para hacerlo. Ethan
estaba apoyado en el marco de la puerta, al verme le sonreí y el me sonrió, le dejé un espacio para que
pasara, fue a sentarse al sofá como normalmente lo hacía.

—Bueno ya estoy aquí, hablemos de lo que necesites porque ya están bajando del barco— abrió sus
piernas acomodándose mejor, le sonrió a Camila quien le devolvió la sonrisa a pesar de que quería
mandarlo a dar un paseo hace nada.

—¿Bajando a dónde?— oreguntó Camila, había olvidado comentarle eso también, bien hecho Lauren.

—¿No le contaste?— me señaló a mi y luego a ella.

—No, lo olvide por completo.

—¿Contarme que?

—Hemos llegado a un isla, vamos a explorar a ver que encontramos— respondió

Ethan.

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—¿Cuando dices vamos quieres decir todos?

—Son órdenes del capitán, hasta Marta estará bajando justo ahora— es una

locura, ¿Qué puede hacer Marta si se presenta una situación peligrosa?—. Y no tenemos mucho tiempo, así
que dime Lauren ¿Qué quieren decirme?

Camila y yo nos miramos, este sería un gran paso en nuestras vidas. Decidí por mi parte comenzar por lo
más sencillo.

—Dejaremos la tripulación después de este viaje y queremos que vengas con nosotras a empezar de
nuevo—. Le vi sonreír a penas acabe de decirle—. Pero antes de que aceptes del todo tenemos que
contarte algo más... delicado.

—¿Pasa algo malo?— fui a sentarme junto a Camila e Ethan en el sofá, quedando justo en medio de los
dos.

—Como te dije ayer, es depende de como lo tomes— suspire muy alto, no sabía por donde comenzar con
esto, miré a Camila, ella se veía muy tranquila, no mostraba estar para nada nerviosa—. Es que no sé por
donde empezar— Camila tomó mi mano, entrelazandola con la de ella.

—Lauren y yo estamos juntas, románticamente juntas— Camila habló por mi, quizás no lo dijo de la mejor
manera posible pero se atrevió a hacer lo que yo no.

Hubo un momento de silencio en el que Ethan paso sus manos por sus rizos varias veces sin articular una
palabra, ya estaba preparada para todo el rechazo y odio de su parte. Dejó salir aire de su boca de una
manera escandalosa, abrió la boca para hablar, aquí vienen los filosos cuchillos contra nosotras.

—Ya lo sabía.

Se hizo el silencio de nuevo, miré a Camila ¿Cómo es que lo sabe? Tratamos de ser lo más discretas
posible ¿Cuantos más lo sabrán?

—¿Desde cuando? Mejor dicho ¿Cómo lo sabes?— Camila era la que hablaba, yo no podía ni abrir mi boca
para decir nada.

—Las vi en Maracaibo, en el balcón de su habitación, creí que era una ilusión de mi cabeza por estar tan
lejos y sólo estaban abrazándose, desaparecieron cuando parpadee y no las vi más hasta la noche— mordí
mi labio, ese fue un gran descuido—. No quería pensar nada malo, Lauren se preocupa por todo y todos,
entonces traté de calmar mi mente que estaba dándome una mala jugada.

Camila me abrazó por la cintura poniendo su cabeza en mi hombro y dejó un beso en mi mejilla, la expresión
de Ethan no cambió para nada, no demostraba asco o desprecio hacia nosotras.

—Iba a preguntar luego de ese paseo al que volvieron en la mañana, entraron riéndose ambas y Camila
tenía un lirio en una de sus manos, sé lo que los lirios significan— rió para él mismo—. Quería preguntar y al
mismo tiempo estaba tan preocupado porque no habían vuelto, pero en el momento en el que entraron la
duda se me esfumó de la cabeza.

—¿Por qué no lo dijiste?— se me ocurrió preguntar.

—¿Qué iban a decirme? Estaba seguro de que negarían todo, les ha costado mucho tener esta
conversación conmigo y si les preguntaba de seguro que las haría distanciarse por la incomodidad, su
relación no es algo común.

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—¿Nunca pensaste sobre nosotras con asco, ni llegaste a odiarnos en algún momento?— Camila lanzó la
pregunta que me repetía en mi cabeza una y otra vez.

—No particularmente, esto es tan nuevo para mi como para ustedes, pensé que es raro que estén juntas de
esa manera, lo correcto es un hombre y una mujer, la idea no me hacía gracia pero tampoco me
desagradaba, algo normal porque a pesar de que religiosa y socialmente no sea correcto no había visto a
Lauren tan feliz desde que la conozco.

Comencé a llorar de felicidad, es bueno que a la primera persona que le haya contado lo tomara tan bien, dio
su opinión personal pero también se puso en nuestro lugar, de como nos sentíamos y lo agobiante de la
situación.

—Gracias por no salir corriendo ni odiarnos a muerte, eres una de las personas más importantes de mi vida
y no sé que tan triste me hubiera sentido con tu rechazo, esto es muy importante para nosotras, saber que
alguien puede vernos como dos personas que se quieren y no como una abominación del diablo— oí como
reía mientras trataba de quitar las lágrimas de mis empañados ojos.

—No llores mi amor— Camila no se cohibía de tratarme con cariño frente a Ethan, claro, siempre con cierto
respeto.

—Lo que si quiero saber es ¿Cómo ocurrió todo esto? Analizando las cosas no creo que hayan sentido esa
atracción de la noche a la mañana— si podíamos contarle, quizás así entendería mucho más nuestro
romance.

—Fue aquí mismo, justo en la guerra de cañones que se desató cuando nos dirigiamos a Maracaibo, uno de
los cañones impacto muy cerca, yo estaba sentada al borde de la cama y Lauren no paraba de caminar de
un lado a otro, me daba mucha risa y se detuvo frente a mi para reclamarme y decirme que tomara las cosas
en serio, entonces todo el barco tembló y ella terminó encima de mi muy cerca, ella hizo el primer
movimiento...

—El primer movimiento incompleto— añadí.

—Me había gustado como se sintió, no nos habíamos besado pero si estuvimos muy cerca, me sentía muy
molesta porque me gustó tanto, luego llegaste tú y me encontraste en la cama apoyada en mis codos.

—Lo recuerdo perfectamente, ambas se veían muy nerviosas, en ese momento lo ultimo que se me pasaba
por la cabeza era que estaban a punto de besarse, creí que estaban así por los cañones.

—Para resumir esto, luego de que ganáramos la batalla y de ir a hablar con el capitán volví aquí donde ella
estaba esperándome. Me sentía muy asustada, no quería perder a Camila por el impulso que tuve, sin
embargo ella fue la que dio el verdadero primer paso besándome. Lo siento ¿Es raro o incómodo que
mencione nuestras muestras de afecto?— pregunté, puede que nosotras ya lo veamos normal, pero para él
todo esto es tan reciente.

—Las vi besándose en aquel balcón, que lo mencionen no se compara a eso— hizo una cara divertida,
sonrió con la boca cerrada—. Además, si pregunto es porque quiero entender cómo pasó.

—Después de que esta atrevida me robara unos cuantos besos ese día— la acuse mirándola—, no fuimos
capaces de ocultar nuestra atracción, por lo que lo repetimos una y otra vez...

—Eso no es cierto, Lauren me acosaba día y noche— la miré amenazante, no tenía derecho a
interrumpirme—. Perdón amor, continúa— Ethan reía disimuladamente frente nosotras.

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—Hasta el punto de admitir que nos queríamos como se puede querer un hombre y una mujer, todo esto
paso en Maracaibo donde nos descubriste, antes de eso lo único que pensaba era que Camila era muy bella
y tierna, y que sus ojos eran los más bonitos que había visto, aunque ella insiste en que son normales.

—Es porque lo son, en cambio tus ojos son espectaculares, dicelo Ethan— Ethan asintió rápidamente,
entretenido con lo que estaba viendo—. En cambio yo, desde el primer día que la vi quedé asombrada de lo
bella que era, lo sigue siendo ¿No es cierto Ethan?

—En efecto— respondió él muy rápido.

—Pero Lauren es mía, que no se te olvide— no pude evitar reírme, tanto de su agarre tan posesivo como de
sus palabras, ella quería decirle esto desde hace mucho.

—No se me va a olvidar, nunca podía poner mis ojos en Lauren— sabía exactamente por qué, sería muy
raro que él se fijase en mi pareciéndome tanto a su hermana.

—Más te vale, te estoy vigilando— en este punto Camila ya estaba bromeando.

—Oh, y tengo que decirte que Camila estaba muy celosa de la idea de tu y yo, lo estuvo hasta hace poco.

—Eso también lo sabía— soltó una carcajada, yo le acompañe por supuesto, estaba esperando conocer a
alguien para reírme sobre esto—. Por eso es que no le caía bien, a veces hacía cosas adrede, con intención
de confirmar que ustedes traían algo.

—¿No te importó la idea de nosotras juntas?— evidentemente Camila quería que dejáramos de burlarnos de
sus celos.

—Le di muchas vueltas en mi cabeza, justo ahora me sigue pareciendo algo inusual, sin embargo esto es
una pequeñez con las cosas que pasan afuera, si su relación se considera peor que un asesinato entonces
no sé en que mundo vivimos.

—Eso quiere decir que ¿Aceptas venir con nosotras?— es impresionante la manera en la que piensa sobre
esto, el uso de razón que tuvieron sus palabras.

—Por supuesto que si, estando en mi conocimiento su relación aún así las he adoptado como mi familia, no
son malas personas por quererse, todo lo contrario, es auténtico, pasional y arriesgado, no pude haber
elegido una mejor familia que ustedes. Quiero un nuevo comienzo ¿Y que mejor que con personas como
ustedes?— sentí un alivio al escucharlo, las palabras de Ethan siempre disminuyeron la tensión y las
preocupaciones.

—¿Abrazo familiar?— extendí mis brazos hacia él.

—Abrazo familiar.

"Respondió Ruth: No me rueges que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y
dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo,
y allí seré sepultada; así me haga Yavé y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras
dos." Ruth 1:16-17

Estuvimos un buen rato conversando. Ethan nos ha contado parte de su vida antes de conocernos, dice que
está enamorado de una muchacha, Rudd, que es la mujer más hermosa que ha visto a parte de su mamá. El
padre de Rudd no le gusta Ethan para su hija, ya que Ethan era un pescador pobre y Rudd es una
muchacha de muchas riquezas. Si ese señor supiera que ni el oro puede ser más valioso de lo que es
Ethan.

—Tengo un retrato de Emily en casa cuando recién cumplió sus 16, me gustaría buscarlo alguna vez.

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—Muero por ver ese retrato, aún no me creo que haya alguien más como Lauren— cambiamos las
posiciones porque a ella se le hacía difícil ver por ser yo más alta. Estaba abrazando su cintura con nuestros
dedos entrelazados.

—O quizás hubo— se notaba la tristeza en su voz. Ethan ha perdido muchas personas en tan poco tiempo.

—No te desanimes, podemos ir por el retrato y viajar a España a buscarla— era una idea simple que tenía
todas las de perder, no obstante Camila quería darle algo de esperanza.

optimismo.

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—Se oye muy fácil, no tengo siquiera la certeza de que esté en España.

—No perdemos nada con intentarlo— Camila seguía dándole ánimos. Amo su

—¿Me acompañarían? Me refiero a que, ¿No les importa hacerlo?

—Una de las razones por la que me uní a esta tripulación, aparte de huir para no

casarme, fue esa pasión que tengo por conocer el mundo, a mi no me molestaría ir contigo, sería
maravilloso— Camila me miraba mientras yo hablaba.

—Y mi pasión es Lauren, yo la seguiré a donde vaya— dijo viéndome a los ojos, y no pude contenerme a
dejarle un beso en su mejilla—. Además, somos tus amigas y tú familia, puedes contar con nosotras para lo
que necesites.

—Gracias, es bueno saberlo— su mirada quedó perdida el suelo— ¡No puede ser! Nos hemos quedado
mucho tiempo platicando, ya deberíamos estar con el Capitán.

Era cierto, la conversación estaba tan a gusto que hasta a mi se me había olvidado que teníamos una última
misión.

—Ponte las botas, no puedo dejarte aquí sola— nos levantamos al mismo tiempo, en su cara se veía algo de
preocupación.

—¿Quieren que les dé privacidad?— habló Ethan que también se puso de pie.

—Si por favor, no tardaremos, esperanos en cubierta.

Al oír que la puerta se cerró ya tenía a Camila unida a mi cuerpo con un abrazo, su cuerpo temblaba
levemente.

—Ya le contamos todo y nos ha aceptado, ¿Cómo estabas tan tranquila?

—Tú estabas nerviosa, alguien tenía que ser la cuerda y no tenía muchas opciones— reí por sus
ocurrencias, su cuerpo seguía temblando.

—¿Qué tienes?

—Lo he olvidado, que debemos bajar, y tengo ese mal presentimiento en mi pecho y en mi garganta, tengo
frío Lauren— Camila se veía pálida, temblaba y tiritaba, es muy preocupante.

—No hay nada que temer cariño, estaremos juntas, y juntas somos inmortales. Quédate tranquila ¿Si?—
tomé su cara entre mis manos, mirando sus ojos tornados en un color oscuro— Si algo llegase a pasarme
corres sin mirar atrás, no importa lo que creas oír o ver, salvate por mi, por nosotras.

Sé que es demasiado pedirle eso, y que no es el mejor momento. Por mi parte me devolvería una y mil
veces a salvarla, y sé que ella lo haría también, DIN embargo quiero que sea feliz conmigo o sin mi.

huracán.
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—Sabes que no voy a dejarte así vayamos directo a la lava del volcán o al ojo del

—No tengo duda de eso mi vida. Tus malos presentimientos, y lamento decirlo,

siempre aciertan, y no sé con certeza si te dan esos malos presentimientos conmigo o con el resto de las
personas que estamos en este barco.

—No bajemos, quedemonos aquí a salvo, no bajemos— la desesperación y el pánico acompañaban su voz.

—Se lo debo, yo Lauren Jauregui le debo al capitán lealtad y fidelidad hasta que ponga un pie en tierra
firme.

—Estoy asustada.

—También lo estoy. No importa lo que pase, siempre estaré aquí— toqué su cabeza—. Y aquí— puse mi
mano en su pecho, pude sentir como su corazón latía desenfrenadamente.

—¿Por qué asumes que vas a ser tú la víctima de algo afuera? ¿No puedo ser

yo?

—Porque antes de que te pongan un solo dedo encima yo voy a estar para

defenderte, eres mi amor y no dejaré que nadie te haga daño— limpié una lágrima que iba bajando por su
mejilla.

—Lo mismo digo, voy a protegerte de lo que sea y volveremos para comprar semillas para nuestro jardín.
Mira esto— metió una mano en su bolsillo derecho—. Es el lirio que me diste hace ya mes y medio, puede
que esté algo descuidada pero sigue teniendo ese azul vivo como cuando me lo diste aquella noche que nos
dijimos nuestros primeros te quiero.

—¿Lo llevas contigo siempre?

—Cada día— sonrió después de todo—. Ya no tengo tanto frío— me alegra haberla calmado y ayudado a
ahuyentar esas malas vibras.

—¿Me das un beso?— su sonrisa se hizo más grande, se inclinó hacia mi y yo la alcé por la cintura,
juntamos nuestros labios y los dejamos inmóviles, disfrutando como se sentía juntos. Los moví mientras
sonreía, se sentía tan cálido por dentro besarla; como si sus labios

fueran el sol después de la tormenta—. Te amo— suspiré sobre sus labios, sus labios que siempre me
hacen suspirar.

—Te amo mi mujer valiente— dejó un último beso en mis labios adornados con

una sonrisa.

Tomé el cuchillo que siempre teníamos en el camarote en cuanto se descuidó.

Casi me descubre, le di una sonrisa forzada y con besos la saqué del camarote mientras guardaba el
cuchillo en mi espalda. Salimos a cubierta de lo que pareció ser días de platica.

El sol brillaba mucho, cegandome al primer contacto que tuve con la luz. Ethan estaba al borde de las
escaleras esperando por nosotras. Suerte que nos dejaron un bote, no nos encontrábamos tan lejos de la

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Insideofmysoul
orilla, pero de todas formas no sé nadar. Bajar no me fue difícil, las redes se me han hecho algo fácil para
bajar, la que si tuvo complicaciones fue Camila, que nunca había bajado por ahí, pero como tengo el
privilegio de tener a la mujer más astuta, tal vez no más habilidosa, a mi lado ella pudo bajar sin problemas.
Ethan no nos dejó remar hasta la orilla a ninguna de las dos.

—¿Estuviste llorando?— se dirigió Ethan a Camila— Perdona si es una pregunta que te incomode.

—Lo estuve— respondió simplemente Camila mirándome.

—Debe sentirse horrible— habló a la nada, dando sus brazadas a los remos para poder movernos.

—¿Qué cosa?— cuestioné sin entender lo que quiso decir.

—Ver a la persona que quieres en constante peligro. Entiendo porque quieren dejar la tripulación. Entiendo
porque vi a alguien más triste que mi reflejo en cuanto zarpamos a Honduras— lo último lo dijo mirando a
Camila.

—Y no puedo aguantar más esa presión en el pecho cada vez que Lauren va a arriesgar su vida.

—Le debo todo al capitán, acompañarlo esta última vez no está de más. Él me permitió estar contigo
probablemente hasta el resto de mis días— expresé sin vergüenza alguna.

—Cosa que casi te quita cada vez que te hace bajar de ese barco— Camila nunca se cansa de echar las
cosas en cara, es como su cosa favorita para hacer.

—Ya hablamos de eso, ven aquí y no discutamos frente a Ethan, mira como se pone todo incómodo.

—Ethan ¿Tengo o no tengo razón de ponerme así? ¿Cómo te sentirías si Rudd fuera a poner su vida en
peligro y no puedes hacer nada?— odio y amo cuando se pone así, cuando quiere defender lo que cree a
toda costa.

—Fatal, creo que...— Ethan en realidad estaba respondiéndole. No quiero hacer largo esto y discutir con él
nuestras cosas de pareja, es muy extraño.

—Karla creo que ya es suficiente, quiero que vengas aquí y te acurruques en mis brazos hasta la orilla—
Ethan ocultaba su sonrisa mientras Camila hacía lo que le pedí—¿Quién es la mujer más hermosa de todo
el mundo?— susurré en su oído en cuanto se acomodó en mi cuerpo.

—Eres tú.

—No, eres tú— su melódica risa llegó a mis oídos.

—¿Empate?

—Por ahora lo dejaremos así.

Llegamos en un parpadeo a la orilla. Es así como siento que el tiempo pasa cuando la tengo en mis brazos,
como si la vida estuviera contra nosotras haciéndonos sentir que el tiempo que tenemos para estar juntas
nunca es suficiente.

Mojamos nuestros pies al bajar, le sugerí quitarnos las botas para que no se terminaran de romper con el
agua. La arena de la playa era blanca, o quizás era la ilusión que el sol le daba. Había mucho silencio eso si,
como si sólo nosotros tres habitaramos esa isla.

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Insideofmysoul
—Dejame ayudarte mi preciosa princesa— Camila tenía problemas para ajustar sus botas estando de pie,
como ya he mencionado, Dios le ha dado habilidad y destreza pero no tanta.

—Gracias mi amor— se aventuró a darme un beso rápido en los labios, puso sus manos sobre su boca para
luego reír como una niña.

—No es que me moleste pero ¿Cómo pretenden que nadie se entere si andan mostrando su amor al aire
libre?— sonreía Ethan mientas negaba con su cabeza. Tiene mucha razón en lo que dice, quien sabe
cuantas personas más nos habrán visto.

—No he podido evitarlo, además ¿Qué es la vida sin riesgos?— Ethan se ríe de la personalidad de Camila
justo ahora mientras niega con la cabeza por no poder creerlo. Ella siempre se muestra muy seria frente a
todos, sólo yo sé cuán tímida y tierna, como también atrevida y divertida Camila puede ser.

—Concentremonos en adentrarnos a la selva, mucho cuidado en donde pisan o lo que tocan, y sobretodo
hagan el mayor silencio posible. Siempre detrás de mi sin apartarse— me siento como si tuviera de nuevo 9
años y mis padres estuvieran ordenándome algo.

—Esto esta muy solo, no me gusta— hablé para Ethan, ya olvidando que hemos reído hace nada y
centrándome en que hemos llegado a tierras desconocidas. El mayor ruido era el romper de las olas.

—Quizás nos estén esperando— farfulló Camila mientras se aferraba a mi brazo, sé que ella está asustada e
intenta no entrar en pánico.

—Es una posibilidad— giró hacia nosotras—. He visto humo ascender al cielo mientras esperaba por
ustedes en cubierta— sacó su cuchillo y lo tomó de una manera en la que decía que estaba listo para todo lo
que viniera—. Síganme, hay que encontrarlos— con nuestros dedos entrelazados fuimos tras Ethan.

Al adentrarnos quedé muy asombrada por la belleza de la selva, todo era tan llamativo que no sabías
adonde dirigir la vista, hasta las cortezas de los árboles era algo digno de admirar. Camila andaba tan o más
distraída que yo, tropezaba de vez en cuando y sonreía cuando la veía.

—Deja de mirarme— susurra mirando ve el suelo.

—¿Por qué debería?— respondo de la misma manera intentando tener contacto con sus preciosos ojos
marrones.

—Porque me haces torpe, ya te lo he dicho— aún no se atrevía a dirigirme la

mirada.

—Creí que ya habíamos superado eso— seguimos susurrandonos, Ethan más

que sugerirnos nos exigió silencio.

—Yo también. Justo ahora me estas mirando y siento que no puedo caminar

correctamente. mirar el suelo.

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Insideofmysoul
—Entonces no te gusta que te mire— simule estar triste y dejé de mirarla para

—Adoro que me mires. Tu mirada me hace sentir débil cuando estamos afuera

con personas a nuestro alrededor, me hace sentir incapaz de controlarme y querer saltar hacia ti para
hacerte saber lo enamorada que estoy de ti.

—Puedes saltar ahora, no me molesta— logré sacarle una sonrisa y que me mirara de nuevo, ella estaban
más sonrojada que en la playa cuando me besó.

Decidimos no hablar más y disfrutar de nuestra compañía en silencio para no distraernos la una con la otra.
Nos acompañaba el crujir de nuestras pisadas y el cantar de los pájaros. Ethan va a una distancia
considerablemente cerca de nosotras, no tan lejos por si pasa algo imprevisto y no tan cerca para darnos
nuestro espacio.

—He visto diferentes tonos de verde en las hojas de los árboles en nuestro recorrido y ninguno iguala la
maravilla de tus ojos— dijo en susurro de nuevo luego de un rato caminando en silencio.

—Puedo decir lo mismo, ningún tronco tiene el hermoso color de tus ojos.

¿Ahora nos comparamos con los árboles? No me puedo creer todo lo que he cambiado desde que estoy
enamorada de ella, me siento más vulnerable y cada cosa me hace pensar en ella de todas las maneras
posibles. También me siento invencible, siento que puedo lograr todo a su lado y que con su compañía
ningún día es malo.

Subo mi mano que entrelaza la suya a mis labios y beso su dorso con mucho amor. Nos quedamos mirando
una pequeña fracción de tiempo, al menos así yo lo sentí, y cuando giré mi vista hacia el frente Ethan ya no
estaba.

—¿Dónde está él?— Camila se cuestiona lo mismo que yo en mi cabeza.

—No lo sé. No te muevas, vamos a quedarnos aquí a esperar— no pudimos habernos perdido, estoy segura
de que no tardé besando su mano ni observando sus cautivantes ojos.

Oí pisadas provenientes de mi espalda, ella también las oyó, la sentí tensarse y tomé su mano mucho más
fuerte.

Conté hasta tres antes de reaccionar, esta puede ser la fina línea entre la vida y

la muerte

Con un moviendo ágil, mi mano izquierda se encargó de poner a Camila tras de mi mientras con la derecha
saqué el cuchillo de mi espalda. Al voltear, veo a Ethan a poca distancia de mi, tanto que cuando levanto mi
arma dispuesta a atacar queda cerca de su nariz y él se echa hacia atrás levantando las manos.

—Por lo menos sé que no están completamente indefensas— relajé el agarre que tenía de Camila,
permitiendo que ella abrazara mi espalda dejando salir un suspiro de alivio.

—Lo siento. Desapareciste en algún momento, no lo notamos— guardo de nuevo el arma, esta vez en mi
costado derecho.

—¿Qué van a notar si han pasado todo el camino derrochando su amor? Les dije que tomaríamos otro

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camino, he oído el agua y estamos los suficientemente lejos para que sea el agua de la playa.

Presto más atención, se oye algo leve pero sin duda alguna es agua, y si no lo es no me imagino que puede
ser.

—Vengan pequeñas luciérnagas, me pondré en medio de ustedes hasta llegar al agua para que esto no
pase, tienen suerte de que las encontré yo y no otra cosa— nos sacudió el cabello a ambas y se giró para
caminar ¿Quién se cree? Oh si, se cree nuestro hermano mayor.

No le replico nada a Ethan, por más que la idea de que él esté en medio de ambas y no poder tomar su
mano no me agrade él tenía mucha razón para hacerlo, como dijo, él nos encontró pero pudo haberlo hecho
alguien más.

El ambiente era agradable, se respiraba un aire más puro, la vista de la selva se veía como un sueño. La
selva es tan bella como peligrosa. Camila no se ve nada contenta, se puede observar simple vista con el
hecho de que lleva los brazos cruzados y arruga la cara de vez en cuando.

A medida de que nos acercamos mi oído se agudizó más, volvía a oír el cantar de los pájaros y el ruido de
nuestras pisadas, a eso se le agregaba la caída del agua, que se oía más fuerte cuanto más nos
acercábamos.

Lo primero que mis ojos vieron fue una cascada, una muy alta que se veía a lo lejos, Ethan también la vio,
sin necesidad de alzarse como yo lo hice. Camila hacía el intento de verla, se alzaba al igual que yo y algo
me decía que no lo estaba logrando.

Di unos pasos más hasta que no aguanté. Me pasé al otro lado, a donde Camila, los tres nos detuvimos, en
eso aproveché para agacharme y tomar por la cintura y parte de las piernas de mi sol, y la alcé muy alto con
toda mi fuerza. Claro que ella se sorprendió e incluso se asustó, pero Camila confiaba en que yo no la
dejaría caer y por eso no hubo gritos de su parte por tal sorpresa.

—¿Ya puedes ver?— por el rabillo del ojo veía a Ethan con las manos en la cintura, se veía entre molesto y
divertido.

—Si amor, ya bajame— hice que se deslizara en mis brazos, pues si me agachaba nuevamente no creía
poder resistir.

—No tienen remedio de verdad— continúa negando con la cabeza.

Camila y yo caminamos a un lado de la otra como en el principio, con nuestras manos juntas esta vez con la
intención de prestar más atención en el camino. Ethan no dijo nada

más, rindiéndose ante el hecho de que no aguantamos estar separadas ni por un cuerpo de por medio.

Me reí por lo que me susurró mi amada al oído "Cumpliré mi papel de mujer celosa y me pondré entre
ustedes".

Me reí bastante, en realidad me hizo reír varias veces y a Ethan también, estaba actuando posesiva y de su
boca salían incoherencias. Sé que no debería permitir que nos distrajera con sus cosas, pero nos
encontrábamos a pasos de lo que estoy segura es un río y todo está tranquilo, no una tranquilidad
inquietante si no una realmente despreocupante.

Podríamos dejar de pensar en que algo malo ha sucedido y disfrutar el momento.

Creo que llegué al cielo en cuanto vi la cristalina agua caer de la catarata. Camila quería correr hacia ella,

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teníamos una semana o más de no tomar agua y verla tan cerca provocaba ansiedad. Ethan vio a los lados,
luego nos hizo señas para avanzar. Dejé a Camila que fuera libre y corriera hacia el agua a orillas del río. Se
quitó las botas y subió sus pantalones hasta casi sus rodillas, se adentró al agua y comenzó a beberla con
notable desesperación.

—Se te va a ahogar— dice Ethan a mi lado. Río viendo a Camila, parece como loca con todo el agua.

—Dejala, ella sabe nadar.

Ella tenía sus cabellos mojados no sé como. Me buscó con su mirada y con su dedo estaba llamándome.

—Creo que es turno de que te ahoguen— ambos nos reímos, vi a Camila cruzar sus brazos—. No quiero
otra escena de celos por favor, ve con tu mujer celosa— él muy bien sabía que todo era para distraernos,
colaboraba tanto que me dio un beso cerca de la sien —.

Estaré por allá— señaló un pequeño pozo que había entre las piedras.

Camila se veía molesta de verdad, creo que a Ethan se le ha pasado la mano.

Quité mis botas y las dejé al lado de las de ella, subí mis pantalones al igual que ella lo hizo para evitar
mojarlos. El camino tenía ciertas piedrecillas molestas, que dejaron de molestar al momento de mis pies
tocar el agua.

—¿Qué se cree él para hacer eso? No tiene derecho— puse mis manos sobre sus hombros, tratando de
relajarla y que soltara sus brazos.

—No le tomes importancia, sabes que sólo lo hace para molestarte, no debes estar celosa de eso.

—Pues cuando encontremos a Rudd le daré besos en la mejilla para molestarlo también— al instante
arrugue la cara.

—No, de ninguna manera iras por ahí dando besos a nadie— corte su loca idea.

—¿Entonces tú si puedes recibir los besos de Ethan pero Rudd no puede recibir

los mios?

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Insideofmysoul
—Yo no se lo pedí— me defendí. Estúpido Ethan que hace sus cosas adrede.

—Rudd tampoco va a pedirmelos.

Crucé mis brazos sin saber que responder. Los celos estaban invadiendome y ni

siquiera tengo la seguridad de que conoceré a Rudd, la idea de Camila besando sus mejillas no me gusta.

—Mira quien está celosa ahora— sonrió con grandeza mientras deshacía el nudo de sus brazos cruzados—.
Lo siento mi luna, me descontrole un momento— llegan las disculpas, siempre lo hacíamos luego de tener
algunas palabras fuertes.

—Yo también lo siento mi sol, no dejare que pase de nuevo, es feo imaginarme algunas cosas y entiendo
como te sientes.

—Toma un poco de agua, anda, está deliciosa.

—He podido notarlo— reí recordando como ella bebía desesperadamente agua hace un instante. Para
culminar esta pequeña discusión, la tomé del mentón y le di un tierno beso en sus labios.

Me agaché para acumular agua entre mis manos, me lavé la cara, el agua aliviaba todas mis angustias a su
contacto. Hice una mini cascada para que el agua cayera en mi cuello y alrededor, refrescandome aún más
si era posible. Finalmente acumulé agua entre mis manos para tomar, sentía como aliviaba la sed de días
con un solo trago, así de poderosa y vital es el agua.

Nos sentamos en unas piedras cerca de la caída, el agua salpicaba contra nosotras. La vista era
espectacular, pero no se comparaba a la maravilla que tenia recostada en mi hombro.

—Acostumbras a llevar ese cuchillo contigo— lo dijo como afirmación.

—No soy una persona violenta ni mucho menos, los peligros de afuera no entienden eso, por lo tanto tengo
que estar prevenida— era una triste verdad.

—¿No sientes como si fuera el final? Quiero decir, el final de un ciclo— agrega luego de un rato silencioso

—Y el comienzo de otro, si, así lo siento— jugaba con sus dedos, acariciando su dorso con mi pulgar—
¿Adonde te gustaría vivir?— lo estaba pensando, pude deducirlo por su mirada al cielo.

—Me gustaría regresar a donde inició todo.

—¿En Cuba?

—No, quiero decir a donde inició todo realmente, en Venezuela. ¿Te gustaba en Cuba?— sonrió de una
manera traviesa.

—No del todo, principalmente pensaba que dormiría con una atractiva mujer, de la cual no sabía ni su
nombre, en la misma cama.

—Ya te dije que lo siento por no hablarte, me intimidaba mucho la manera en la que me mirabas.

—¿Cómo te miraba?

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—Como si quisieras apoderarte de mi— reí ante su explicación—. No te rías.

Apoderarte de la manera en que querías cuidarme y tratarme de la mejor forma posible, no como si quisieras
hacerme daño.

—Eso es lo que me planteé a mi misma en cuanto te vi, cuidarte y protegerte, nunca imaginé que acabaría
enamorada de ti— la abracé de lado, pasando mi brazo por encima de su cuello— Si dices que te miraba de
esa forma ¿Por qué te sentías intimidada por mi?

—Ahora que lo pienso, temor es la palabra correcta para lo que fue de mi en esos

días. El temor de hacer algo mal o decir algo incorrecto, estabas en el lado de los malos y lo que me
esperaba de hacer alguna cosa mal era que me lastimaras, porque te veías ruda y temeraria, eres una de
las líderes. He lidiado con personas que al primer error te castigaban de la peor manera por más buenas que
pareciesen, no quería que fueras una de ellas— miraba en su dirección aunque ella no me mirara. Mi cabello
caía hacia adelante a cada rato, repitiendo la acción de echarlo hacia atrás.

—Ya recuerdo, ruda y temeraria con mi cabello hacia atrás, de la manera que tanto te gusta— ambas reímos
recordando cuando me lo dijo—. Pues resulta que esta mujer ruda y temeraria quería cuidar a la pequeña
niña de ojos marrones a toda costa.

—Eso es algo que nunca entendí y debí haberte preguntado ya hace mucho ¿Por qué querías ayudarme? Ni
siquiera me conocías— se puso de pie aún tomando mis manos.

—La injusticia es una de las cosas que menos tolero ¿Por qué ellos iban a matarte? Y lo más importante
¿Por qué no tenías derecho a ser salvada? No tenían motivos para hacerte daño, eras una víctimas más. A
este punto ya debes saber que pondría mi vida por la de cualquier inocente— ella terminó sentada en mis
piernas con sus brazos alrededor de mi cuello—. Ayudarte ese día fue algo que salió de mi interior, un
impulso de origen desconocido.

—Pues amo tus impulsos— rió mientras algunas lágrimas salían de sus ojos—. Estamos hablando como si
fuera la última vez que nos fuéramos a ver— secó sus lágrimas con su ante brazo, tratando de darme la
mejor sonrisa que se le fuera posible. Aparté el cabello de su rostro, haciendo visibles sus finos rasgos, tenía
una mezcla de felicidad y tristeza en sus ojos.

—Quizá deberíamos vivir cada día como el último, si...— antes de que pudiera completar mi oración algo
más me interrumpió.

Se detuvo el tiempo para todos cuando se oyó el eco de un grito, los tres nos miramos, entonces se oyó
otro, y otro, todos seguidos. Ethan salió del pozo corriendo hacia nosotras, mientras Camila y yo salimos
rápido del agua directo a ponernos nuestras botas.

—Apresurence, no podemos quedarnos aquí— ayudaba a Camila a calzarse las botas para luego calzar las
mías.

—¿Crees que sean de los nuestros?— en mi cabeza trataba de convencerme de que todo estaba bien y que
era el señor Nau haciendo sufrir a alguien por placer.

—Tengo varias ideas de lo que puede ser— se escuchaban otros gritos, estos eran algo diferentes, como si
estuvieran torturando a otra persona—. Hay que seguirlos, veremos lo que pasa

283

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parecer.

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—Lauren, el aire sopla más frío desde el norte— Camila se veía tranquila a mi

—Seguiremos río arriba, no se distraigan ni me pierdan de vista.

Tomamos la misma ruta de venida, sólo que seguimos hacia el norte a un paso

rápido pero cuidadoso. Camila apretaba mi mano lo más que le era posible, su tacto era frío lo que podía
justificarse por estar al contacto del agua.

Mientras más avanzábamos más cerca se oían los gritos, todos con diferentes tonalidades en la voz, lo que
me llevaba a pensar que estábamos oyendo una masacre y que próximamente la veremos. El brazo de
Ethan nos hace parar, mientras al mismo tiempo va

agachándose con su dedo índice en medio de sus labios en señal de que hagamos silencio.

Entre las hojas de los arbustos puedo ver, no todo ni puedo identificar a las personas delante de nosotros, lo
que si sé es que nuestros hombres son los que gritan de dolor mientras otros, indios nativos, los están
masacrando.

—Deberíamos irnos— susurra Camila, el terror se notaba en su voz, su fino hilo

de voz.

Estoy de acuerdo ¿Por qué estamos aún aquí? Sé que estas no son las mejores

personas del mundo, pero son personas al fin y al cabo. Tal vez Ethan quiera ayudarlos de alguna manera,
siendo sincera veo imposible que si más de cien hombres no hayan derrotado a los nativos nosotros tres
podamos hacer alguna diferencia.

—Ethan, dejalo ir, marchemos.

Le acaricié la espalda con mucho cariño, de por sí esto no era nada fácil para él, tuvimos malos momentos
sí, como también tuvimos muchos buenos, y en mi abandono hacia él por haber caído en el hechizo del
amor hacia Camila, encontró buenos amigos en la tripulación.

—Shh, tienen al capitán.

La curiosidad me ganó, junto con Camila de la mano di unos pasos en cuclillas con mucho cuidado de no
hacer el mínimo ruido. Estaba el Capitán ensangrentado y con sus ropas rotas, y como siempre con su
frente el alto mostrando superioridad ante todos.

—No tienes que ver esto corazón— le susurré a Camila, tenía su vista al frente, como si estuviera atrapada
por lo que pasaba delante de nuestros ojos.

—Hay que alejarnos del frío, tenemos que ir al sur donde el sol nos ciege con su

resplandor.

Mi interpretación a lo que ella decía era que deberíamos irnos cuanto antes, a la

dirección contraria, el frío que siente es la muerte y desgraciadamente espiando aquí nos íbamos a congelar.

—MALDITOS TODOS, LOS MATARE UNO A UNO Y ME APODERARE DE ESTE LUGAR, POR AQUÍ NO
QUEDARÁ RASTRO DE NINGUNO DE USTEDES INSECTOS

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INFERIORES— el señor Nau dictaba sus últimas palabras, actuando siempre a su manera, orgulloso como
él nadie, que no se resignaba a que era su fin.

Era evidente que los nativos de la isla no le entendieron ni media palabra de lo que dijo, en sus rostros había
una paz inmensa. Conociendo al capitán y sus formas de lidiar con las otras personas, a las que él llamaba
seres inferiores, no fue amable a la hora de su llegada.

Le amarraron cada extremo de su cuerpo por separado, con una cuerda o algo más resistente, no puedo
identificarlo desde aquí, el capitán se resistía y se movía lo más que le era posible, lanzando patadas al aire,
todo muy inútil para la multitud que le rodeaba.

Dos hombres en cada una de las cuerdas de sus extremidades, el capitán no paraba de lanzar maldiciones
en francés y de atraer las cuerdas hacia él. Entonces los hombres que se encontraban a los cuatro lados
comenzaron a halar en sus direcciones, como si estuvieran compitiendo a ver qué equipo tiene más fuerza.
Los gritos del capitán no cesaban y cada vez eran más fuertes, Camila se tapaba los oídos con sus manos,
e Ethan se encontraba fuera de mi campo visual.

Un jadeo de sorpresa salió de mi boca cuando uno de sus brazos se desprendió de su cuerpo, soltando un
río de sangre. Los nativos que rodeaban la escena corrieron a tomar el brazo desprendido del señor Nau, se
peleaban por el como si fuera un premio, mientras que los otros llenaban su cuerpo con la sangre. Fue el
turno de su pierna izquierda para desprenderse, me mordí la lengua para no gritar, aunque no me estuviera
pasando a mi no podía evitar imaginar el dolor que debe estar sintiendo, y los gritos desgarradores que
salen de su boca colabora en eso, ya no hay más insultos ni maldiciones en francés, ahora hay sufrimiento y
dolor.

Para cuando su brazo restante fue arrancando de su cuerpo Jean David Nau ya estaba muerto. Los que
halaban de la pierna derecha al parecer fueron los perdedores, estaban siendo la burla de los demás. En
cuanto a lo que respecta con el señor Nau, le atravesaron un palo por todo el medio de su cuerpo, el
extremo puntiagudo salió por su cabeza, sus extremidades, junto a otras más las llevaban arrastradas
hombres más jóvenes, parecían niños en crecimiento. Iban todos cantando y saltando, con varios cuerpos
de la misma manera y otros aún vivos en dirección al norte. Y así, todo quedo de nuevo en silencio.

Me tomó un tiempo moverme, procesar todo lo que mis ojos vieron y mis oídos escucharon. Era un silencio
perturbante, oía un pitido insoportable que no tenía origen alguno, estaba oyendo el silencio y eso era
atormentador.

Una mano se posó en mi hombro, era Ethan aún agachado que había llegado a mi lado. No sabía que
estaba llorando hasta que Camila limpió una de mis lágrimas. No estaba triste, de eso estoy segura, por más
retorcido que pueda sonar estaba en paz y aliviada, aliviada de que nos quedáramos charlando en el barco
por tanto tiempo y que hayan sido ellos en lugar de nosotros, estaba aliviaba de haber podido evitar el frío de
la muerte.

Caminamos agachados por un rato, hasta que sentimos que era seguro volver a nuestro caminar habitual.
Los ruidos de la naturaleza tenían más intensidad que antes, no sólo oía nuestros pasos, también me atrevo
a decir que oía a los animales arrastrándose por el suelo.

De repente algo fuera de lo normal se oye y nos quedamos de pie un momento, tratando de oírlo de nuevo.
Todo pasó muy rápido, Camila y yo caímos en una trampa, ella quedó atrapada en una red y yo quedé en el
aire de cabeza, una de mis botas se había quedado enganchada a la red.

—No te asustes, no pasa nada— apresuré a decir no muy en alto por si alguien más estuviera cerca—¿Está
tan alto como se ve?

—Si— respondió Ethan desde abajo.

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—Bien, Camila sosténme la pierna, voy a sacar mi cuchillo e intentaré pasártelo, luego me sueltas y me
quitas la bota— le di instrucciones sencillas, era lo único que me venía a la cabeza en aquel entonces.

—Te vas a romper el cuello si caes desde aquí, no voy a soltarte. Estaba demasiado alto como para que
Ethan pudiera hacer algo.

—No mi vida escúchame, eso no va a pasar, amotiguaré mi caída con mis manos— aseguré de la manera
más dulce posible

—Vas a lastimarte de todas maneras— seguía con su terquedad.

—¿Tienes una mejor idea? Porque si me quedo así toda mi sangre se irá a mi cabeza y moriré— expuse la
mayor consecuencia de no colaborar con mi plan, claro, que para

morir de esa manera tendría que estar de cabeza un buen rato.

—Bien— finalmente aceptó mi propuesta.

Saqué el cuchillo de mi costado derecho y me balancee hacia adelante y atrás para tener más oportunidad
de que ella alcance el cuchillo. Intenté llegar mi torso hasta mis rodilla y estiré mi brazo, ella estiró el suyo y
por poco alcanzó el cuchillo. Cuando logré enderezarme de nuevo sentí mi pie dejar la bota y estaba
cayendo. Oí a Camila gritar mi nombre, podía verla mientras caía, desesperada cortando la red para bajar.

Una de las cosas que me hizo darme cuenta de que Dios no me odiaba y que siempre le agradeceré fue que
caí sobre mi espalda, y me dio tiempo de aguantar mi cuello con mis manos antes de aterrizar en la dura
tierra. Me sentía mareada, mi vista se tornaba oscura y no podía oír nada, sólo ese pitido molesto, no
obstante me encontraba consciente de que Camila seguía en suspensión tratando de cortar la red. Ethan
llegó a mi lado de inmediato.

—No dejes que caiga, atrapala— me salió la voz muy débil, lo suficiente para que Ethan se retirara de mi
lado.

Poco a poco fui recuperando mis sentidos, el dolor no me permitía quedarme quieta y me removía a los
lados intento aliviarlo, cerré mis ojos deseando que todo el sufrimiento de mi cuerpo se fuera. Oí el impacto
de Camila cayendo sobre Ethan junto con jadeos de parte de él.

—Amor ¿Me escuchas? Abre los ojos por favor— Camila llegó a mi lado, apuesto a que dejó a Ethan
retorciéndose del dolor.

—¿Estás bien?— mis manos buscaban tocarla, sin embargo me era imposible levantar los brazos por tanto
tiempo.

—¿Lo estás tú?— su pregunta vino acompañada de un sollozo— Yo no te solté, no sé que pasó lo siento, lo
siento— hablaba muy rápido y con mi reciente caída tuve que repetir sus palabras varias veces en mi cabeza
para lograr entenderla.

—No llores mi corazón, todo está bien lo prometo, no fue tu culpa. Me siento algo mareada eso es todo,
necesito un poquito de tiempo para reponerme. Ve y ayuda a Ethan, lo has dejado tirado como un costal de
papas— acabé con una risa que me dolió más de lo que me hizo gracia, a la que ella se me unió a pesar de
haber estado llorando— No voy a moverme de aquí, lo prometo.

Aún con mis ojos cerrados sabía que ella estaba dudando si dejarme o no. Pasó un momento para oír como
un cuerpo caía a mi lado y como alguien colocaba la bota de nuevo en mi pie, una bota traicionera, pero era
la única que tenía y la que me acompañó todo este tiempo.
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—Camila pesa como una tonelada, de verdad que no sé que está comiendo, me ha dejado rendido. Aparte
de que me ha abandonado para venir corriendo hacia ti, la confianza apesta— fue Ethan con su humor.

—¿Crees que puedes competir conmigo? Ella me ha aplastado desde que la conozco, me toma como su
cama y me deja unos dolores en la espalda de muerte, creo que con este golpe mi espalda está como
nueva— seguí su burlesca queja, mi respiración volvía a la normalidad a pasos lentos y mis brazos dejaron
de pesar, la fuerza volvía a mi cuerpo.

—¿Saben que puedo oírlos aunque estén allá abajo verdad?— reí, sintiendo el

dolor de la risa en mi espalda— Y usted señorita Jauregui, no debería bromear acerca de esto.

—¿Qué más me queda Karla? No voy a llorar en su lugar— extendí mis brazos—. Ayúdame a levantarme.

—Ethan ayudame, capaz y me voy de boca, Lauren pesa mucho.

—Voy a fingir que no oí eso— abrí mis ojos para admirarla, tan hermosa frente a mi con su sonrisa y su
naricita roja por haber llorado.

Ethan se levantó con mucho trabajo y me ayudó a impulsarme para ponerme de pie. Camila me abrazó en
cuanto estuve de pie, mi primera reacción fue quejarme, el golpe era reciente y me dolía, ella se disculpó
como veinte veces seguidas sin parar y tuve que besarla para que se calmara.

Establecí el paso con ayuda de ambos, los llevaba abrazados por el cuello.

Camila le hizo saber a Ethan que haber caído encima de él era el castigo por haberme dado un beso en el
río y que si lo volvía a hacer le iría peor.

Al llegar a la playa miré atrás, nuevamente y en menos de un año estaba dejando parte de mi vida
completamente en el pasado, cerrando un ciclo y abriendo paso a otro.

El sol estaba en su punto, mientras íbamos en el bote se me vino a la cabeza la imagen de mi madre
regando sus lirios antes de comer y sonreí al viento.

Si cuando llegué al río juré ver el cielo, subiendo por la red juro que estoy viendo el infierno, claro que si he
superado todos los retos que Dios me ha puesto en mi travesía este no sería la excepción, con mucho
trabajo, lastimandome y acompañado de un regaño de Camila por lanzarme en la cubierta, logro cruzar la
meta, la que me dice que he llegado al fin y al mismo tiempo al inicio de una nueva vida.

Fin.

~●~

Subiré el epílogo en unos días.

Los invito a visitar mi perfil y echarle un vistazo a mis otras historias ;)

Epílogo

Sobrevivimos de ron y pescado luego de la muerte de casi toda la tripulación. Acabamos en México por no
saber leer los mapas ni manejar la brújula. Lo mejor de esos días fue la manera en la que Camila me
consentía en las noches, primero se culpaba por dejarme caer y luego me masajeaba donde dolía, para
terminar poniéndose más cariñosa de la cuenta.

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Si hubiera sabido que esto pasaría no hubiera arriesgado mi vida y la de Camila, probablemente Izolda y
Marta estarías muertas, sí, y tampoco hubiera manchado mis manos de sangre en Honduras. Nos habíamos
quedado con todo el oro y demás cosas de lo otros tripulantes, está mal que lo diga pero esa masacre
soluciono parte de mi vida. Sin darme cuenta, en cuanto dejé de afanarme por obtener el capital suficiente
para construir una casa para nosotras, fue cuando todo Dios lo puso en nuestras manos.

Estuvimos una semana en México, los tres éramos nuevos ricos, aún así no despilfarramos todo lo que
teníamos en cosas innecesarias. El primer día vendimos el barco a la primera oferta que oímos, muchos
recuerdos se fueron, junto a esos recuerdos dejaba ir el lugar donde la conocí y donde nos dimos nuestro
primer beso. Cubrimos nuestras necesidades de vestido y calzado sin ser exagerados y nos marchamos en
una embarcación a América del Norte, para tomar otra flota que nos llevara a Londres, no directamente, pero
algo cerca.

Conocí a la madre de Ethan en sus últimos días, me llamó Emily en cuanto me vio y no me sentí capaz ni en
derecho de negárselo por el hecho de que el retrato que Ethan tenía de Emily era el mio algo más joven.
También interpretó que Camila era la esposa de Ethan y le agradecía a Dios que se alejara de Rudd, que
según ella sólo le importaba el dinero. Si supiera lo que hicimos luego.

Navegamos varios días hasta España, cumpliendo la palabra de Camila y la mía de buscar a Emily en los
puertos más visitados por el ejército español. El viaje no nos dio ningún fruto en la búsqueda, lo que hizo fue
darle más decepciones a Ethan y más cosas para que Camila y yo nos preocuparamos.

—Disculpe ¿Sería tan amable de decirme qué está pasando?— le pregunté a una señora que se encontraba
entre la multitud.

Nos encontrábamos en el centro de la ciudad, había un punto exacto donde muchas personas estaban
reunidas abucheando y lanzando cosas hacia no se qué o quién. Era una escena bastante extraña, en las
dos semanas que estuvimos en España nunca se vio una situación irregular ni algún motín por parte del los
habitantes, no se presentó nada hasta ese día que nos marchamos.

—Se está aplicando la sagrada ley de sodomía— ¿Ley de Sodomía? ¿Cómo Sodoma en la Biblia?

—Como puede notar soy extranjera y no estoy enterada de estas leyes ¿Qué es la ley de sodomía? Si no es
ninguna molestia que pueda responderme— halé a Camila del vestido y ella llamó la atención de Ethan.

—La ley establece que si se llegara a reunir las pruebas suficientes para desenmascarar a los fornicadores
del diablo la consecuencia será la pena de muerte— explicaba de lo más natural aquella señora, como si
estuviera dándome alguna receta de cocina.

—¿Los fornicadores?— pregunta Camila a mi lado. Habíamos formado un pequeño círculo en medio de toda
la muchedumbre.

—Hombres de mantienen relaciones sexuales con otros hombres, también se les castiga a las mujeres que
mantienen relaciones con otras mujeres, a éstas no las matan, las mandan a los prostíbulos a que se les
cure la enfermedad. Sus actos son imperdonables ante los ojos de Dios y por eso deben pagar y ser
eliminados antes de que les contagie su enfermedad a otros— esta señora soltaba las palabras con mucho
odio, sin ser consciente de que estaba hablando de otro ser humano.

Vi a Camila arrugar su cara con notable molestia sobre las palabras que soltaba aquella señora, molestia
que yo también sentí, ella no sabía nada sobre el asunto como para decir tales tonterías, porque eran
tonterías, ella no sabe nada de nosotras ni de cuán enamorada estoy de Camila. Es por eso, de que antes
que Camila cometiera una locura actúe de la manera ignorante en la que ellos actúan, yendo en contra de lo
que creo, para mantenernos a salvo.

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—Tiene toda la razón, deberían ser castigados por esos actos tan impuros— Camila me miró con
desaprobación. Ethan la tenía agarrada por los hombros para evitar que hiciera algo—. Mi embarcación ya
zarpara y me temo que me perderé tal espectáculo, muchas gracias por su ayuda— me despedí de una
manera cordial por los tres, tomando a Ethan del brazo y él arrastrando a Camila.

Lo vimos todo desde ese barco, como torturaron y luego quemaron a esos pobres hombres que lo único que
hicieron fue amarse, era algo tan grande que sus cuerpos quedaron unidos por sus manos entrelazadas
luego de que estuvieran quemados.

—¿Por qué no pueden entenderlo? No pueden hacer eso con las personas por amarse— Camila aún estaba
molesta, y luego de ver como le quitaron la vida a esos hombres explotó de la peor manera.

—¿Crees que estoy feliz por eso? En todo momento no pude más que imaginarnos a nosotras y sentir rabia
por lo que esas personas creen al pensar que amar a una persona de tu mismo sexo es estar enferma.

—¿Entonces por qué no callaste a esa señora? Me moría de ganas por hacerla tragar todas sus palabras, a
ella y a todos los que hacen esto— apretaba sus puños al punto de que sus nudillos quedaron blancos,
apretó sus dientes y temía a que se hiciera daño, nunca la había visto de esa manera, las lágrimas corrían
con libertad en sus mejillas y su cara era roja de furia.

—Calmate mi amor, tú no eres así— trataba de desaparecer sus puños acariciando sus manos, ella no
cedía—. Yo también quería hacer lo mismo, sin embargo hay que pensar con la cabeza, si armaba un pleito
por eso lo que conseguiría era enviarnos a un prostíbulo, tú lo escuchaste, y sobre mi cadáver pasará aquel
que tenga las intenciones de tocarte o hacerte daño.

—¿Qué tal si un día no me aguanto y te robo un beso? ¿O armo una escena de celos por algún hombre que
te este viendo de más?— besé sus manos, que fueron cediendo esta vez.

—Entonces feliz recibiré las consecuencias, no le temo a nada si estoy a tu lado,

no me importaría morir por ti— limpié las últimas lágrimas que recorrían su rostro con mis dedos—. Ya no
llores más, sabes que no me gusta verte llorar.

—Es injusto que tengamos que escondernos para amarnos ¿Por qué no pueden enterderlo justo como
Ethan lo hizo? Es que tengo tanta rabia Lauren, ellos no saben nada de lo que es amar a alguien con tanta
intensidad y no poder mostrarlo ante todos— su ira apareció de nuevo. Lanzó varios puños a las paredes en
forma de desahogo, dejé que lo hiciera, de alguna manera tenía que drenar todo lo que sentía.

—¿Te sientes mejor?— llegué a su lado a abrazarla y a evitar que siguiera haciéndose daño.

—No, es como si nunca nuestra felicidad pudiera ser completa. Tengo miedo, miedo de que un día despierte
y no estés a mi lado o de que ya no pueda dormir en tus brazos todas las noches, tengo miedo de que pase
algo y ya no pueda tenerte.

Suspiré sin saber que decir. Sus miedos eran mis miedos, lo fueron por mucho tiempo ¿Cómo es que
encuentras al amor de tu vida y los demás lo encuentren como una abominación o un acto del diablo? Es
algo indescriptible, aún sí nunca la hubiera conocido mis pensamientos serían los mismos, estaría
totalmente en contra de quitarle la vida a alguien por amar a quien supuestamente no se debe.

Y lo que está destinado a ser es, nuestra atracción iba a consumirnos con el tiempo e igualmente
acabaríamos tan enamoradas como pasó en aquel entonces. Igual iban a encantarme sus ojos e iba a morir
por probar su boca, suspiraría cada vez que oyera su risa y siempre hubiera tenido esa esperanza loca de
que ella se fijara en mi aunque estuviera mal delante de los ojos de todos.

No hizo falta construir una casa para nosotras, cuando llegamos a Maracaibo pocas personas eran las que
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habitaban el lugar, claro que era porque no mucho más de dos meses se había deliberado una batalla a la
que casi nadie sobrevivió. Estuve feliz de comprarle a los residentes la casa donde Camila y yo nos dijimos
por primera vez que nos queríamos, todo estaba exactamente igual, hasta la cama donde hicimos el amor
por primera vez seguía hecha un desastre.

Los cuatro invertimos en Maracaibo para levantarlo, ya para ese entonces por fin la vida le sonreía a Ethan
teniendo a Rudd a su lado. Rudd al confesarle sobre nuestro amor unos días después de nuestra llegado a
nuestro nuevo hogar, tenía tantas preguntas y cero rechazos, claro que al principio la idea no le maravillaba,
le contamos toda nuestra historia hasta ese día.

Compartíamos la casa, como la familia que éramos, y también principalmente para no levantar tantas
sospechas, se nos conocía por yo ser hermana de Ethan y a Camila por ser prima de Rudd, aunque con el
tiempo todo se descubrió y temí lo peor.

En la fiesta anterior a nuestra revelación dos mujeres algo mayores a Camila y a mi se besaron frente a
todos, los hombres les silbaron y algunas mujeres gritaron y no precisamente abucheando, a las que no
hicieron nada no se lo tomaron de mucha importancia, no hubo odio ni una trifulca para condenar a aquellas
mujeres.

El gran día, el cual salió nuestro romance a la luz, un hombre algo pasado de tragos me cortejaba, nunca
hubo problemas entre nosotros, éramos pocos y todos nos

esforzabamos en levantar estas tierras.

—¿No te gustaría escaparte un rato conmigo?— reí por la manera en la que lo decía, como estaba algo
borracho hablaba gracioso.

—No Willy, prefiero quedarme aquí, gracias— rechacé su oferta de buena manera, me caracterizo por
siempre tratar a los demás con mucho respeto.

—No vamos a tardar mucho— tomó un mechón de mi cabello—, haremos algunas cosas ricas y volveremos.

—Muy tentadora su oferta, pero no gracias— rechacé su oferta amablemente de nuevo ¿Dónde diablos se
metió Camila?

—Pero vente, no tardaremos nada, algo rapidito— seguía Willy insistiendo.

—Creí oír que no quería— esa fue la irreconocible voz de Camila.

—¿Qué pasa? Hay para las dos no, se peleen— vi como la furia de Camila aumentaba, esto no es bueno.

—Le pido que se vaya por favor, queremos disfrutar la fiesta, dejela en paz— intentó Camila una última vez.

—Yo también quiero disfrutar, pero quiero disfrutar con Lauren— eso fue lo que bastó para que a Camila se
le agotara la paciencia.

Ella siempre se controlaba, pero justo ese día tenía unos tragos de más, bastantes tragos de más. Cuando
Willy cayó al suelo por el semejante golpe que le propinó el puño de Camila se hizo el silencio en toda la
calle y el centro de atención éramos nosotros tres.

—Te dije que la dejaras en paz ¿Qué no me oíste?— gritó Camila a Willy quien yacía en el suelo.

—Camila, ya basta— intenté calmarla antes de que empeorará las cosas. La tomé del brazo para evitar que
se acercara a Willy nuevamente.
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—No esperate, no he terminado— dijo y se soltó de mi agarre—. Lauren no va a irse contigo a ninguna parte
porque Lauren es MÍA— su última palabra la resaltó mucho más, ya valió todo.

Como si no fuera suficiente se dio vuelta y estampó sus labios contra los míos.

No me negué en absoluto, ya ella había soltado la lengua por la mezcla de celos y alcohol y si iba a besarla
una ultima vez tenía que aprovechar esta.

A mi no era la única que pretendían, a ella también la pretendían y mucho, no se imaginan como tenía que
aguantarme mordiéndome la lengua para no reclamarla como mía ante todos justo como ella lo hizo esa
noche.

Al día siguiente convoqué una reunión con la mayoría de los habitantes de lo que se había convertido mi
hogar. Camila se disculpó por su conducta justificando que ya no podía aguantar más que otros hombres me
pretendieran y que el alcohol la había impulsado a hacerlo, que no tenía nada en contra de Willy pero aún
así no pudo evitarlo. En pocas palabras, estaban tan agradecidos por la ayuda que hemos brindado, dijeron
que caímos del cielo en el momento exacto, hicieron saber su sorpresa ante lo que ocurría entre nosotras y
también de que no era la primera vez que una relación entre mujeres se daba en aquel lugar.

Dijeron algo que nunca olvidaré "Es más importante unirnos para luchar que matarnos entre nosotros
mismos" sentí como si fuera un sueño, por fin encontraba un lugar donde

podía ser feliz con mi Camila, a estas personas no les importaba tu vida privada eso me lo dejaron claro, les
importaba y tenían como objetivo recuperarse de toda la tragedia que pasaron y nuestra ayuda servía de
mucho, no serían unos mal agradecidos por nuestros gustos después que le hemos ayudado a cumplir su
meta poco a poco.

También dijeron que no debíamos ser amigas amorosas frente a los niños, lo que yo aseguré y cumplí todos
estos años.

Finalmente, el día de hoy, 23 de noviembre de 1681, no puedo tener queja alguna de lo que ha sido mi vida,
estuvo llena de bendiciones, tiempos malos y buenos, estuvo tan llena de felicidad y de pocas tristezas.
Donde plantamos lirios de todos los colores y crecieron los nuevos miembros de nuestra familia, nuestras
costumbres han cambiado, nuestros cuerpos han cambiado, aún así la deseo y nunca mis ojos verán a una
mujer más hermosa que ella. Sigo enamorada de ella como lo hago desde que tenía 20 años y lo haré el
resto de mi vida hasta que mi corazón deje de latir.

Tuve muchas cosas por las que reprocharme pero ninguna de las que arrepentirme, no me arrepiento de
haber arriesgado todo por ella, ni de entregarle mi corazón, y mucho menos me arrepiento de haberla
salvado en aquel Mar Dorado.

~●~

Bueno, hasta aquí me trajo la corriente.

Quiero agradecer a las personas que han leído esto desde el primer día, también a las que se unieron en el
paso del tiempo, se que probablemente esta no sea la mejor historia que lean en su vida pero de todas
maneras, muchas gracias por todo

También quiero aclarar que me he basado en un hecho histórico para construir gran parte de la historia, si
googlean "El Olones" pueden darse cuenta de que he adaptado a mi preferencia algunos de los eventos
pasados.

Y por último, si han llegado hasta aquí, no planeo hacer una segunda parte, por lo menos no ahora, pero sí
subiré algunos capítulos extra sobre la vida de Lauren y Camila en el transcurso del tiempo.

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Fue un placer haber escrito esta historia y mi placer que la leyeran, muchas gracias nuevamente

-xSuffer

Extra - "Confesión de un amor clandestino"

—Amor, despierta.

La suave voz de Camila resonaba en mis oídos. Después de dos años aún me sigue gustando oír su voz en
las mañanas. Me di vuelta quedando bocabajo, estaba despierta pero mis ganas de levantarme eran nulas.

—Amor por favor, prometiste que hoy iríamos— seguía sin moverme pues me sentía muy cansada—.
Lauren Michelle, levántate— Dios, ya se empezaba a enojar.

—Tengo sueño— eso fue lo que quise decir, no sé si ella escuchó claramente.

—No vamos a prolongar esto un día más, levántate ahora— se sentó en mi espalda—. Rudd está esperando
por nosotras.

—Rudd esto, Rudd aquello. Si quieres puedes irte con ella.

—Superalo mi amor, Rudd y yo nunca, ella tiene a Ethan y yo te tengo a ti— apartó el cabello de mi rostro—.
Nunca se va a cumplir lo que te dije en aquel río, sabes que fueron los celos hablando por mi y que nunca
me fijaría en nadie más— era absurdo, pero esos miedos rondaban en mi cabeza.

—¿Qué hay con lo de despertarme con besos?

—Cada vez que lo hago logras que nos quedemos más de la cuenta— sentí como se movía, me hizo gritar
de sorpresa cuando mordió mi espalda.

—No me muerdas— me quejé tratando de llegar a ese lugar donde me había mordido con mi mano.

—Anoche parecía gustarte— besó en donde me había mordido y sonreí por el recuerdo de anoche—. Te lo
voy a pedir gentilmente por última vez, levántate— hasta miedo me daba la manera dulce en la que me
hablaba.

—No sé que gentil puede ser que me muerdas— no quería hacerla molestar en serio—. Lo sabía, en los
primeros días eras tan dulce, fue una capa para ocultar que eres una mandona.

Me di vuelta, traía una de esas camisas grandes que solíamos usar, su cabello revuelto y se le notaban
algunas marcas en el cuello que "sin querer" le había hecho.

—¿Soy mandona?— levantó la ceja izquierda, parecía realmente indignada—Si dejarás de huir de esto no
sería tan mandona.

—Igual me encantas.

Me senté de golpe, la abracé por la cintura y me la llevé de vuelta a acostarnos, ella se resiste, pero a mi no
me engaña, sé que le gusta que esté haciendo esto.

—Suéltame ahora y ve a bañarte Lauren Michelle— no era convincente si se reía.

—No quiero.

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Como pude hice que quedara abajo de mi, agarraba con fuerza sus brazos sobre su cabeza y me posicione
entre sus piernas. No pretendía hacerle el amor, solamente quería hacerla enojar. Me gusta verla enojada
cuando la provoco voluntariamente, y me gusta aún más cuando lo hago involuntariamente, justo como pasó
anoche.

Ambas trabajamos en levantar el pueblo donde floreció nuestro amor. Que estemos aportando lo más que
podamos al pueblo económicamente no significa que no hacemos

nada, todo lo contrario, Camila trabaja con los animales, los alimenta, le gusta mucho; mientras yo trabajo en
la tierra, plantando y consechando.

Todos los días acordamos en ir a buscar a la otra al final de la tarde, que es cuando termina la jornada de
trabajo, para ir juntas a la casa. Esta vez le tocaba a Camila pasarme buscando, ella siempre es puntual, sin
embargo justamente ayer tuvo un retraso.

Retraso que sirvió para que Marco, uno de mis compañeros, iniciara una agradable conversación conmigo.
Todo realmente marchaba bien, es un buen conversador, pero pasó el límite cuando logró tocar mi cabello
de una forma cariñosa, y aún sin encontrar una razón lógica yo me dejé. Corrí con tan mala suerte que justo
en ese instante arribó Camila al acto, viendo todo, más bien, en ese momento apuesto lo que sea a que ella
imaginó varias formas de hacerle algo malo, puesto a que en su cara veía lo celosa que estaba.

—Mi sol, por favor— la seguí apenas entramos a la casa. Me ignoró todo el camino cuando trataba de
explicarme.

—No me llames así— respondió ella por primera vez.

La seguía hasta la cocina, donde Rudd preparaba de comer mientras Ethan leía algo. Camila tomó unas
uvas, ignorando mi presencia y se sentó a comerlas.

—Mi sol, dejame aclarar este malentendido, hablemos por favor— tomé asiento a su lado, inclinada hacia
ella.

—No quiero hablar contigo, mejor ve y habla con ese amigo tuyo, se te veía muy a gusto— siguió comiendo
sus uvas como si nada.

No podía dejar las cosas así, no quiero que estemos distanciadas por esa pequeñez, que para ella era muy
grande. Ethan y Rudd estaban al tanto del porqué estamos de esa manera, ella misma lo ha soltado en voz
alta como si nada. Al borde del estrés me paso las manos por la cara y bufo como suelen hacerlo los
caballos, antes de ponerte de pie y dar el primer paso al fin de esta situación.

Como ella no me miraba, o al menos fingía que no lo hacía, cuando se levantó a por más uvas fui tras ella.
Me le puse al frente para evitar que siguiera caminando, ella optó por desviarse y pasar de largo, cosa que
no consiguió porque la cargué por las piernas, su trasero quedó prácticamente en mi rostro. Mientras
caminaba hacia los cuartos de servicios en planta baja, los que nunca usamos por no contratar a nadie, ella
pataleaba y me daba golpes con sus puños en la espalda, acompañados de algunos insultos que de seguro
se escuchan por toda la casa.

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rosa oscuro.

dejes.

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—Dejame salir— dijo apenas la bajé y a acorralé en una de las esquinas.

—No hasta que me escuches— intentaba empujarme.

—No quiero escucharte, no quiero verte, dejame salir— su cara se tornó a un

—Eso que viste no fue nada y lo sabes— ignoré su petición.

—Hoy te acarició el cabello y te dejaste, puede que mañana él quiera besarte y te

—¿Qué insinuas, qué voy a engañarte?— me ofende la manera en que a veces

interpreta las cosas.

—Es una posible realidad. No puedo reclamarte como mía, tengo todas las de perder. Todos quieren robarte
de mi, no puedo tolerar eso, que te miren de esa manera o que se acerquen a ti con otras intenciones.

—Soy tuya para siempre, no es necesario ir diciéndoselo a todos.

—No me entiendes. Sé que tú nunca darías el primer paso para serme infiel, que ellos no sepan que me
perteneces les da el derecho de poder coquetearte, y en los casos más extremos hasta podrían robarte un
beso— pasó de estar que hecha fuego por la boca a mostrar todas sus preocupaciones.

—Nunca dejaría que eso ocurriese, mis ojos no ven más allá de ti— con la confianza de que ya no va a
empujarme pongo una de mis manos en su mejilla, acariciando su rostro—. Te amo a ti, te deseo a ti, te
anhelo a ti y a nadie más, y no habrá nada que pueda cambiar eso.

Junté mucho más nuestros cuerpos cubiertos con la fina tela de pantalón y camisa. Sentí el calor de su
pecho en el mio, su respiración calma en mi cuello, ese olor a lavanda que tanto me gusta.

—Te juro que quería cortarle la mano, no se toca lo que es ajeno- de un momento a otro toda su ira e
impotencia se transforma en pasión—. Que me envidien, puedo hacerle el amor hasta cansarme a la mujer
más hermosa de todo el mundo— comenzó a chupar en mi cuello con esmero, no me importa que me deje
marcada, seguimos culpando a los mosquitos de aquello.

Tampoco me opongo, si bien soy yo la que la tiene acorralada en la esquina es ella la que domina todo.

—Voy a hacerte gritar, que todos escuchen como te estremeces cuando te hago el amor— pegó sus labios
en mi oído, mordiendo aleatoriamente mi oreja. Que me hable así aumenta mi excitación y ella lo sabe—.
Que escuchen como te hago mía y como me haces tuya, que escuchen como nos amamos toda la noche.

De golpe rompió todos los botones de mi camisa y asaltó mis labios, llevándome hacia donde sólo ella sabe.
Cada vez que hacemos el amor nos tomamos nuestro tiempo, excepto estos casos que son la excepción,
donde una o la otra no aguanta y arranca la ropa sin importar que. Disfruto cuando lo hacemos lento y con
cautela, como también cuando vamos a lo que vamos de la manera más salvaje y lujuriosa se nos permita al
momento.

Ambas estábamos desnudas, Camila halaba mi cabello mientras se comía mi cuello, su otra mano en la
cintura dirigiendome, más bien empujandome. Le apretaba las nalgas cuando sentí un impacto atrás de mi,
lo que ocasionó que nuestras feminidades se rozaran por primera vez. Sentí su calor aún más cuando
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empezó a amagar con sus caderas sin dejar de besarme.

Me dio vuelta de repente, me encontré con una mesa a la altura de mi cintura. De un momento a otro me
empujó contra la mesa, sin causarme algún daño, quedando mi torso contra esta.

—¿De quien eres?— me preguntó rudo al oído. Su cuerpo estaba sobre el mio, cosa que ella aprovechaba
para besar mi cuello y espalda. Yo estaba tan concentrada en sus

manos paseándose por mis senos que me quedé muda—. Te hice una pregunta— apretó duro mis pezones
y dejé salir un grito de placer por aquello— ¿De quien eres?— esto vino acompañado de unas cuantas
mordidas en mi hombro.

—Tuya... tuya para siempre. Y vaya que si lo soy y lo seré.

—¡Lauren Michelle!— amo que me llame así cuando se enoja— Dejame, vayamos a alistarnos— forcejeaba
para que la dejara salir. Por suerte siempre fui más fuerte que ella, cuando me convenía claro.

—Acabo de recordar a medias como me hiciste el amor anoche— logré inclinarme para besarla, mis labios
aterrizaron en su oído por ella estar moviéndose—. Sobre la mesa, contra la puerta, en aquella ventana— si,
sin pensar en las consecuencias la hice mía contra la ventana. Ella iba cediendo a la medida en que mis
labios viajaban sin obstáculos por su cuello.

Tomó mi cara y me besó en los labios, los chupaba muy fuerte, como si quisiera arrancarmelos, trataba de
seguirle el paso, pero me estaba besando tan fuerte que me gustaba y al mismo tiempo me dolía
corresponderle. Luego hizo con su mano lo que me prometió que no haría nunca más, cumplió su promesa
hasta ese día, con dos de sus dedos apretó mi brazo, no sé que es lo que hace pero duele demasiado, tanto
que me deja fuera de combate a los segundos.

—Ahora levantate— dijo mientras me retorcía de dolor.

—Menos voy a levantarme ahora, eres mala— el dolor inicial pasaba rápido, las secuelas persistían un poco
más.

—Y tu eres una cobarde— es cierto, por lo que no encuentro argumentos que pueda usar contra ella—.
Perdón mi amor, sabes que hacerte sentir mal no es parte de mi rutina diaria. No tengo idea de cuan
asustada estas por enfrentarte a esto y siempre hablo de más.

—Tienes razón, tengo mucho miedo, miedo a su odio y a su rechazo- hablé en voz baja—, soy una cobarde
que no enfrenta sus miedos— mi vista se dirigió a la blanca sabana, mirando nada.

—Estaré contigo para vencer todos esos miedos, eres mi compañera para el resto de mi vida, voy a estar a
tu lado en cualquier situación y circunstancia—con su mano subió mi mentón —¿Confías en mi?

—Con mi vida— contesté con seguridad. Me hizo sentar, se puso de rodillas ante

mi.

Mi Camila es mi luz que siempre me guía y me salva, no le importa tomar riesgos

por mi y a mi no me importa hacer cualquier cosa por ella.

—De la misma manera en la que confías en mi debes confiar en ti mi amor— me dio un cálido abrazo que
recibí con gusto—. Saldrá todo bien, haremos lo posible para que así sea— respiré hondo y asentí varias
veces contra su hombro.

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—¿Qué sería de mi sin ti?

—Es lo que me pregunto cada mañana que despierto a tu lado— buscó la manera de que yo quedara
encima de ella—. La mujer más valiente y testaruda, maravillosa y

leal— lo único que hacía era mirarla, como hipnotizada—, la que me hace feliz y me provoca al punto de
enojarme como nunca lo he estado, bueno, después tratas de contentarme de nuevo— rió angelicalmente
ante aquello, mi corazón saltó con tan solo oírla—. Mi salvadora, mi amiga, mi amante, mi mujer— susurraba
cada palabra, como si fuera un secreto que sólo yo pudiera escuchar.

—Te amo, te amo— de mis labios emanaban tan fácil esas dos palabras. La abracé e inhale el olor a
lavanda de su cuello, deposité varios besos en el y cerré mis ojos, deseando quedarme en esa posición el
resto de mi vida.

—También yo.

Es curioso, nunca tuve miedo de lo que sentí por Camila, ni siquiera cuando empezaba a verla de otra
manera o cuando rocé por primera vez sus labios. Nunca pensé en apartarme de su lado por lo que florecía
en mi por ella, era todo lo contrario, de más está decir que nuestro amor es algo clandestino, lo único que
realmente cuestioné fue, si me hace tanto bien ¿Por qué he de alejarme? La sociedad no puede elegir de
quien me enamoro, incluso yo no puedo elegirlo.

Cada día agradezco el haberla salvado, salvé al amor de mi vida, a la gran mujer de mi vida, corriendo todos
los riesgos, ninguno comparado con lo bien que se siente ser prisionera de su amor.

Haber seguido mi corazón y no la razón fue lo mejor que hice en mi vida.

Aprendí a leer las cartas de navegación y los mapas, la gran cosa que quería evitar era montarme en este
pequeño navío, que el cual estoy segura me llevara a navegar directo a la tristeza. Rudd nos hará compañía,
es parte de mi plan, ella es un gran apoyo para nosotras y la siento parte de mi familia, es como mi hermana
mayor.

Nuestro destino es Santo Domingo, volvería a mi tierra después de dos años y medio. Le he escrito
constantemente a mi familia, las cosas para ellos están bien, mi hermana Taylor tiene dos niños, que aunque
no los he visto, deben ser preciosos; también les he hecho saber de mi, de la feliz vida que tengo junto a la
persona que amo. Ese es mi propósito en este viaje, quiero contarles, quiero dejarles en claro de que la
persona que describo en mis cartas es una mujer fantástica de la cual estoy perdidamente enamorada.

Evidentemente las personas no olvidan, es por eso que al llegar a mi tierra cubrí mi cara para no ser
reconocida. Me entró una inmensa nostalgia al pisar el muelle, todo seguía como antes, los niños seguían
corriendo y sus padres seguían ganándose la vida en el mercado. Dirigí a Camila y Rudd cabizbaja por todo
el recorrido hasta lo que era mi casa sin tratar de llamar más atención, el temor de ser reconocida por
alguien provocaba que mi corazón golpeara contra mi pecho, pues si las cosas salen mal nadie debería
recordar que Lauren Jauregui existió alguna vez.

Sabía de las costumbres, de como lo que solía ser mi hogar estaba desierto a ciertas horas, y me alegra
saber que he llegado en uno de esos horarios. Toco la puerta trasera, mi querida señora Rosa tiende a
adelantar los quehaceres del almuerzo mientras las otras criadas atienden las demás cosas de la casa. Por
seguridad coloco a Rudd en mi lugar para que aquel que abra la puerta, en caso de que me equivoqué y
Rosa no esté, no se sorprenda al verme.

—Buen día— suelta Rudd con su extraño acento español.

—Buen día jovencita ¿Qué se le ofrece?— abro mucho los ojos y aprieto la mano de mi Camila. Mi corazón
ahora late rápido por la emoción.
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—Quisiera ver a Lauren Jauregui— pidió ella amablemente. Es buena fingiendo, tiene esa mirada de que ni
me conoce.

—Es una pena señorita, la niña Lauren se ha marchado ya hace tiempo— la nostalgia se percibía en su voz.

—Eso es una terrible noticia— llevó su mano al pecho—, creo tener una leve idea de donde puede estar.

—Le pido que guarde esa información para usted, hace tiempo ya que la niña Lauren dejó en claro que no
quiere ser encontrada— nunca lo escribí en mis cartas y sin embargo ella lo sabía, y lo más importante, lo
respetaba.

—Eso no significa que ella no quiera encontrarse con ustedes— sin preguntarme me atrajo con mucha
fuerza hasta donde ella estaba. Miraba al suelo, preparandome para algo que estaba deseando desde hace
mucho.

Cuando levanté la mirada me encontré con una cara ya arrugada y sorprendida, sus cabellos se tornaron
completamente grises y esas mejillas sonrojadas y apretables seguían adornando su rostro.

—¿Lauren?— preguntó ella con emoción— ¿Eres tu mi niña?— pareciera que corazón se le saldría por la
boca. Desnudé mi rostro y quité mi sombrero para confirmar sus palabras.

Las lágrimas salían solas, yo no quería llorar, cuando la vi simplemente me desvanecí y la abracé muy
fuerte, sus palabras y sollozos se confundían por lo que no pude entender nada de lo que me decía.

—Es un milagro, un divino milagro— me tomó por el rostro con ambas manos, sus ojos no dejaban de
recorrer cada milímetro de el—. Mirate, estás hecha toda una mujer, estás tan grande— de mi garganta no
fluía ningún impulso para hablar— ¿Has comido?— lo único que hacia era verla y sonreír—He de avisar a tu
madre, se pondrá muy contenta que hasta dará una fiesta.

—¡No!— esta vez los impulsos se activaron y pude hablar— No debe saber que he venido, no aún— limpié
mis lágrimas con la tela de mi bufanda, la que usaba para esconderme—. Ellas son Rudd— señalé a la
mujer inglesa—, y esta es mi Camila— el mi se me escapó antes de tiempo—. Muero por verlos a todos, sin
embargo ellos no están listos para reencontrarse conmigo.

—¿Qué quieres decir mi niña?— preguntó mi querida Rosa.

—Es algo complejo— miré hacia todos lados y volví a taparme—. No debo ser vista, por favor, permitenos
pasar.

—Esta es tu casa, siempre será tu casa— abrió la puerta de par en par, dándonos paso a la casa.

Algunas decoraciones cambiaron, el agradable olor de la comida que prepara mi querida Rosa llega hasta lo
más profundo de mis fosas nasales, me encantaba comer lo que ella

prepara. Nos llevé a una esquina un poco apartada de la cocina, por si alguien irrumpiese de repente.

—Quiero que le digas a mi madre que estas mujeres las he enviado yo, ellas tienen una carta, entonces si
después de leerla siguen queriendome me mostraré ante todos— no le permití comentar sobre lo que le
pedía—. Llevalas al despacho de mi padre, quiero que estés presente y que mi madre lea la carta en voz
alta— sé bien que mi padre está en su trabajo, por eso no le incluyo en la lectura.

Me asiente y en silencio parte hacia donde le he pedido. Camila me susurra un "todo estará bien" antes de
irse y deja un fugaz beso en mis labios. Quería creerle, toda aún quiero hacerlo.
299

Insideofmysoul
Cuando era niña descubrí que es posible caminar entre las paredes, mientras correteaba por la casa
descubrí una madera floja, y dentro de esta acceso a todas las habitaciones de la planta baja. Me perdía por
horas y horas, descubriendo a donde llegaba cada pasillo. Oía las conversaciones y las negociaciones de mi
padre, incluso oí cuando el hombre que dejé plantado el día de lo que pudo ser mi boda pidió mi mano a mi
padre.

Me costó llegar, es oscuro y apuesto a que alguna rata me ha paseado por los pies. Veía todo desde un
orificio que ocupaba ambos de mis ojos, eso ya estaba ahí cuando encontré este lugar, en ese entonces no
era tan alta y me veía en la obligación de traer algo para montarme y así poder ver.

Con mucho orgullo admití mi cobardía, no estoy preparada para un rechazo directo, ni siquiera estaba
preparada para confesar mediante letras lo más importante que tengo en la vida, no obstante, tenía que
hacerlo algún día.

—¿Dónde está mi hija?— la irreconocible voz de Clara Jauregui llegó a mi campo

auditivo.

—Si lee esta carta podrá tener respuestas— fue mi Camila, se le veía nerviosa,

estaba conociendo a su suegra y vaya en que condiciones—. Desconocemos el contenido de ella— eso era
una vil mentira—, la señorita Jauregui personalmente puede darle respuestas, simplemente lea, en voz
alta— Camila sabe como animar a las personas a hacer algo.

Entonces mi madre comenzó a leer. Querida Familia, querida Rosa.

Justo ahora estarán preguntándose por el misterio de mi ubicación, de por qué si me he librado de todas las
que consideraba mis ataduras y estoy más que bien no se me ha pasado por la cabeza verlos. Es totalmente
falso si eso es lo que piensan, los extrañe desde el primer momento en el que decidí marcharme. Antes de
llegar a lo que soy ahora, a donde estoy ahora, hice muchas cosas, cosas imperdonables ante los ojos de
Dios. Mentí, robé, maté, y cometí uno de los actos más puros, de los más bonitos e inocentes, me enamoré.

Seguramente estarán pensando que malo tiene enamorarse, y la respuesta es bastante simple. Encontré
una razón para ser feliz, una muy grande para estar alejada de ustedes tanto tiempo, y esta misma persona
incitó a que los hiciera parte de mi vida de nuevo. Por eso, antes de que continúes es injusto de mi parte
pedirte que leas hasta la ultima de mis palabras, pero crean cuando digo que será necesario.

En el mar salvé una muchacha, ella estaba aterrada, tan indefensa y sola, entonces me propuse cuidarla. En
tierra firme ella dejaba de tener miedo, era yo la que vivía con temor a que algo malo pasara,
intercambiamos los roles, y el propósito de la muchacha fue cuidarme. Cuando volvimos al mar comencé a
verla de otra manera, reía con su risa y lloraba con sus tristezas, ella le preocupaban mis tormentos y se
enfurecía por mis injusticias, en ese momento ambas comenzamos a mirarnos con otros ojos. Cada vez que
la muchacha me tocaba algo en mi revolucionaba, y cada vez que la adulaba naturalmente ella se apenaba y
se acomplejaba, esto acompañado de sus sonrojos. Un día algo ocurrió que, por cosas del destino terminé
con mis labios sobre los suyos, bendito destino, desde ese día, no he apartado mis ojos de ella.

Probablemente les sorprenda que la persona que con tanta perfección describo en cada una de mis cartas,
la que me ha salvado de todas las maneras existentes, de la que estoy profundamente enamorada, es una
mujer.

Me enamoré de una mujer, la que duerme a mi lado mientras escribo estás pobres palabras, me enamoré de
una mujer, y estoy segura de que en otra vida volvería a enamorarme de ella.

300

Insideofmysoul
Miedo, el miedo se apodera de mi con la idea de que alguien lo sepa, con la idea de confesarlo, es por eso
que he escrito esta carta. Está en sus manos si deciden perdonarme por dejarlos y aceptarme sabiendo las
cosas que he hecho, incluyendo el hecho de que voy contra las leyes de Dios amando a una mujer en
cuerpo y alma desde hace más de dos años. De aceptarme he de verlos, y de lo contrario, me iré
físicamente de su vida para siempre, pueden no entenderlo y despreciarme o pueden escucharme y
comprender como algo tan natural se dió. Sea cual sea su decisión no me olvidare de ustedes y no los
negaré nunca, les escribiré con la misma constancia aunque no quieran saber nada de mi ni lean mis cartas,
porque lo que sea que decidan, nunca dejaré de amarlos.

Lauren Jauregui.

Todo quedó en completo silencio hasta que los sollozos de mi madre se hicieron evidentes, no tenía claro el
motivo, y mi apuesta era que una vez más su hija rompió su corazón. La señora Rosa lloraba a mares, sin
embargo, no mostraba signos de desagrado por la noticia, se le veía aún nostálgica y me atrevo a decir que
está conmovida. Rudd está algo incomoda e impaciente, como ya es costumbre para ella nuestro romance
nada tiene un impacto en ella.

Y Camila, mi Camila, aunque no lo quiera está sonriendo con disimulo y mirando al suelo, seguramente
repitiendo la forma como me expresaba de ella en mi carta.

—Escuchen— mi madre aclaró su voz—, esta no es mi hija, aquella que solía vivir aquí está muerta y el
diablo ha tomado su lugar, esta no es mi Lauren, pues ella nunca cometería una atrocidad como esta—
arrugó la carta que escribí con sus manos, haciéndola una bola de papel— ¿Quién es la muchacha que ha
pervertido a mi hija? Las dos necesitan ayuda, han caído en una trampa de Lucifer.

—No lo sabemos— mintió Camila. Le pedí que mintiera, por más que le costara, las consecuencias de decir
la verdad eran fatales—. Solamente trabajamos para ella, es sorprendente lo que oculta.

—Por eso debes ayudarla, ayudarlas a entrar en razón— trataba de convencerla

mi madre—. Ella no puede estar haciendo eso, arderá en las llamas del infierno por esa abominación.

—Cada quien elige su condena- Camila le dedicó una sonrisa hipócrita—. No es mi problema si la señorita
Jauregui hace rituales satánicos y fornica con una mujer cada noche, si dejamos eso a un lado, ella me ha
ayudado tanto que no puedo agradecerle ni sirviéndole toda una vida.

—¡Es una pecadora! Va contra el mandato de Dios— se alteró lo suficiente como para gritar, lo hacia con
tanto odio.

—Es su hija— respondió Rudd— Libre de albedrío— nada perturbaba a aquella

mujer.

—¿Qué decidirá? No nos iremos sin una respuesta— se dirigió Camila a mi

madre con toda la serenidad del mundo.

—No tengo una hija del diablo, no quiero una hija así. Si ella no está dispuesta a cambiar y pagar por sus
pecados, hablo por toda la familia no volveré a recibirla y negaré ante todos que alguna vez tuve una hija
llamada Lauren— su actitud tranquila no iba de acuerdo a todo el veneno que de su boca salía

Eso fue suficiente para saber que nunca más tendría el privilegio de abrazar a mi familia, no estaba
dispuesta a cambiar quien era ni negar lo que amaba, pretender ser algo que no soy, renunciar a mi felicidad
por la de ellos, me consideraba egoísta por irme cuando se supone que deberían amarme y aceptarme tal
como soy, no esperaba que me recibieran con los brazos abiertos, lo que quería era una oportunidad, una
sola para hacerles entender mis sentimientos, que son los más puros, hacia una mujer. Nunca estuve

301

Insideofmysoul
enferma, amar a una persona de tu mismo sexo no es estar enferma, y estoy segura de que si Dios no
aprueba esto desde hace tiempo que nosotras estaríamos separadas por el frío de la muerte.

Pero eso es algo, que por más que insistí, nunca comprendieron.

Extra - El Secuestro de Rudd

Ethan se encargaba de dirigir la nave en la cual navegábamos, no lo suficientemente grande para no llamar
la atención. En sí la llamaríamos, ya que Ethan puede ser reconocido fácilmente por su pueblo. Camila
cocinaba, yo era su ayudante, al menos eso pretendía ser, sólo quería estar a su alrededor mientras ella
dejaba fluir el arte que puede hacer en la cocina, se le da de maravilla a pesar de esos recursos tan
limitados que teníamos estando a la deriva en el mar.

En algún momento me apoyé cerca de lo que ella cortaba y derribe algunas verduras al piso. Mis ojos se
abrieron de una forma exagerada al notar lo que mi torpe codo había provocado, era una suerte para mi que
ella estuviera volteada creando el fuego en la improvisada caldera que se tenía para cocer los alimentos, así
que cogí de la madera lo que reconocí como papas de inmediato y busqué con desesperación dónde
ponerlas.

—Traelas Lauren, limpialas con esta agua— no tengo idea de como me descubrió si no se ha volteado.

—Lo siento amor mío— caminé con la mirada baja hacia su dirección.

—No importa mi cielo, podemos realizar otras actividades juntas— besó con cuidado bajo mis labios.
Definitivamente la cocina no era para mí y mucho menos podía intentar ejercerla con ella—. Coge el agua de
tomar y las lavas, colocalas donde estaban con sumo cuidado y te alejas con prudencia— sus ordenes se
oyen dulces para lo que de verdad representa.

ella.

302

Insideofmysoul
—Lo haré bien, sin preocupaciones— no sé si trataba de convencerme a mi o a

Por supuesto que me lo cumplí todo al pie de la letra, no era una petición

compleja o imposible, no obstante dentro de mis habilidades con lo que respecta la comida merecía un
aplauso y un beso, el cual no tardé en reclamar al momento de estar a su lado nuevamente luego de colocar
las papas con sumo cuidado junto a las otras.

—La desidia y el cocinar no hacen un buen equipo— advierte, y luego yo soy la prudente. Mi cuerpo no
podía aguantar estar sin su contacto, el beso era una excusa para abrazarla por la espalda y quedarme ahí
una eternidad.

—Te aseguro que hacen un mejor equipo que el cocinar y mi persona— mi intención en primera instancia no
era distraerla de su labor, fue en el instante en el cual me concentre tanto que la melodía de las olas llenaron
mis oídos, murmurando un sonido inexistente, susurrándome que bailara—. Concedame esta pieza hermosa
damisela.

—No existe pieza alguna estimada dama, debe estar al borde de la locura— sus palabras, como de
costumbre, contrarrestan sus acciones. Su cuerpo va de lado a lado en cortos y sutiles movimientos
siguiendo una melodía que no está, nuestras manos se enlazan tal cual piezas perfectas fueran, mi nariz
pasea por su largo cuello.

—¿No lo estamos ya? No lo siente cómo una ilusión, el estar coincidiendo esta noche, bajo esta luna y
dentro de esta madera que pronto no será nada. El roce de nuestras almas ¿No lo siente? A cada segundo
la melodía resuena en sus oídos con más fuerza, el choque, la retirada, mis labios, los suyos ¿Estoy
delirando qué está a punto de cederme este baile? Qué mis dedos gozan al rozar la tela de sus vestiduras
¿Lo siente ahora?— la guié hasta

lo que quería, que bailara conmigo como si nos encontráramos en una fiesta —Digame ¿Lo siente?

—Lo hago— sus finos movimientos se convirtió en frenesí para mi, el poder seguirlos, darles continuidad, es
mi elixir sagrado —. Adelante, atrás, su cuerpo, el mío ¿Me permite asumir algo?

—Mi placer oírla, asuma con libertad preciosa damisela.

—¿No hemos hecho esto antes mi querida dama? Me tienta, me dejo, me tiene, la tengo ¿Hemos caído
nosotras en un vicio? ¿Ha caído usted por mis encantos? ¿O es una simple ilusión que mi conciencia crea
para lo que usted no se atreve a hacer?

—¿Qué no me atrevo a hacerle? Arranque de mi estas dudas, destrocelas.

—Tomeme, haga esta noche una de las eternas, atrevase a eso ¿Es cierto que la sobriedad ya no es parte
de nuestras vidas? Porque justo ahora no quiero dejar de beber de usted, quiero secarla y humectarla
incluso hasta cuando no pueda más. Tomame amor mío, roba a esta damisela de su monótona vida.

La tomé, bailamos, la cuidé, la amé, me aseguré de hacerlo durante toda mi vida terrenal. Nunca hubo
melodía más hermosa que la que producían sus labios y los míos al juntarse. Nunca hubo un roce más
oportuno que el de nuestros cuerpos. Nunca hubo un tropiezo más afortunado que el mío al caer encima de
ella en esa tarde de fuego.

Era la segunda vez que lo visitábamos, el pesado aire de Enfield, inmerso de nada que fuera agradable,
inundó mis fosas nasales. Está claro que en este continente no mantienen ningún tipo de orden o limpieza,
303

Insideofmysoul
de las maravillosas historias que he oído sobre Londres y sus alrededores en ningún momento imaginé un
escenario tan poco adecuado. No viviré en un palacio sobre las nubes, por más que me encantaría brindarle
tal comodidad a mi mariposa, sin embargo no se comparaba para nada a lo que sería nuestra actual
residencia, la cual puede ser desorganizada y poco atractiva, pero sin duda, Enfield lo hace parecer como un
verdadero paraíso terrenal. Esto lo desprestigia y me decepciona, aunque este pueblo abarque casi nada del
continente, la visión que me cree de Europa se vio distorsionada con la realidad.

El plan era simple, secuestrar a Rudd.

Cómo lo lograríamos era otra cosa. Nuestro viaje pasado, puesto que volvíamos del infierno que fue España,
nos dio ventaja. Si nuestras cuentas no fallaban hoy se daría una fiesta, la del padre de Rudd, Arthur, para
ser más exactos y mi hermano Ethan le tenía el mejor regalo de cumpleaños.

Lo que era su casa quedaba muy cerca de muelle, digo era porque ya en esa casa no habitaba nadie,
tuvimos la suerte o la desgracia de llegar en los momentos de agonía de Kristen, la madre de Ethan, y desde
entonces la casa ha ido desvaneciéndose con la soledad.

Veía en su mirada como le dolía perder a un ser querido una vez más, al menos, si se puede decir por
consuelo, le devolveriamos un rayo de luz a su vida.

Camila y yo seriamos unas lindas señoritas, que por nuestras vestiduras daríamos la impresión de ser de
sociedad, y nuestro trabajo era sembrar desorden. Ethan sería solo él, el que se escabullira mientras
nosotras colaboramos con la causa.

Casacas rojas custodiaban todas partes, sin moverse, ni siquiera se notaba si

respiraban, estaban como estatuas custodiando la entrada trasera de la gran casa, la cual es la entrada
perfecta para llevar a cabo el plan, la fiesta no comenzaba aún, eso le daba ventaja a Ethan pues de seguro
Rudd ha de estar alistándose.

—Mi corazón no vayas a decir nada que no hayamos practicado, nuestro acento es raro al hablar ingles, no
deben saber que no somos inglesas, recuerda que hay problemas y queremos que todo salga bien. En tal
caso dejame hablar a mi, yo manejo más el idioma— nos encontrábamos los tres escondidos cerca de la
gran casa.

—Les prometo que no les va a pasar nada, mi amada lo sabe, sabe que vendré por ella— decía Ethan—.
Acabaremos con esto en un abrir y cerrar de ojos, sólo necesito que distraigan a esos y yo me las empañare
luego, estaremos bien. Ya saben el plan, después vayan directo a la flota y si a la mirada del alba no he
aparecido dejenme y vivan su amor, lo merecen.

¿Están listas?— Camila y yo nos miramos

—Que empiece el teatro.

Caminamos lentamente saliendo de la nada y conversamos sobre el plan de manera que se viera una
conversación natural. El jardín era hermoso y la noche lo hacía ver mejor; tomé la mano de Camila y la miré
sin parar de sonreir, se ve tan hermosa en ese vestido escarlata y ese recogido al que considero ridículo
pero en ella se ve simplemente perfecto.

—Ni la luna, ni las estrellas, tienen comparación con el brillo hipnótico de tus ojos ¿Te he dicho que oírte
hablar es cómo oír cantar a un ruiseñor? La más placentera melodía que jamas oiré mi vida— no era parte
del plan, sin embargo podría desviarme un poco, sólo un poco.

—¿Y yo te he dicho que ni el diamante más grande se asemeja al brillo de tu piel? Ni la seda más fina a la
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Insideofmysoul
textura de tus labios — Acaricia la palma mi mano con sus dedos, no ha volteado a verme mientras yo la
miro—. Estás deslumbrante esta noche mi luna, quisiera que en esta noche hubiera un eclipse, y así tener la
excusa de posar mis labios en los tuyos, aquí, al aire libre.

—Nadie nos mira.

—No me conformaría con un solo beso de tu boca. No me conformaría con besar toda tu piel un millón de
veces, así que no importa si no nos miran ahora, van a hacerlo cuando no logre dejar de degustar tu sabor—
a pesar de nuestra conversación el plan sigue en marcha.

—Haremos el amor en la cubierta, seremos el eclipse.

Lamió sus labios mirando hacia los míos. Fuerza de voluntad es lo que tuve que ejercer para que su dulce
lengua no acabara en mi boca. Eché miradas a todos lados con disimulo, la mirada de los guardias estaba
encima de nosotras, así que era el momento.

—Estoy armada— le digo con antelación— Ellos también lo están. Si te llegan a tocar un sólo cabello, a
querer sobrepasarse contigo, tiro todo por la borda, nadie le va a faltar el respeto a mi mujer — mis celos no
eran más que por esas miradas que le estaban lanzando a Camila a la medida de nuestra cercanía.

—Tenía un plan similar a ese— su voz sale divertida, contrariando lo neutro de sus expresiones —. Hazme
tu mujer muy duro toda esta noche, seamos el eclipse sobre el timón, desgarrame todas estas ganas que
tengo de ser embestida por ti. Yo también voy a poseerte, voy a hacerlo tan fuerte como las espinas a las
rosas.

—¿Tienes la pequeña rama en tu bolsillo?— acaricio su hombro.

—La tengo. Quisiera tener esa mano acariciándome en otra parte— ambas compartimos una sonrisa de
cómplices.

Lo sabíamos, cuando nos sentíamos sensuales era difícil fallar en algo porque después de cumplir nuestro
objetivo la recompensa es divina. Nos da confianza hablarnos de esa manera descarada porque sabemos lo
que podemos despertar entre nosotras y más lo que podemos despertar en los demás. Con la lujuria en
nuestras miradas y el deseo latente en nuestras carnes nos ponemos en acción.

Caminamos hacia ellos, eran dos. Camila cayó casi a sus pies fingiendo una torcedura, justo como lo
habíamos planeado. Me agaché a su lado sonriendo, ya que estaba de espaldas y ellos no podían verme. El
rostro de mi amada era de dolor puro y pronto me encargue de poner uno parecido para voltear y pedir que
nos auxiliaran.

—¿Te duele mucho?— me imagino que a mi mariposa le pasara eso de verdad y mi preocupación se ve
más real —¿Podrían ayudarnos por favor?— mi tono de súplica era creíble.

Se miraron entre ellos, como preguntándose si deberían. Pésimos guardias que son, apoyaron sus armas en
la pared y retiraron sus sombreros, corriendo desesperadamente hacia nosotras.

—¿Qué sucede señorita?— casi no entiendo lo que dice, habla raro para nada parecido a Ethan.

—Estos caminos rocosos no están hechos para nosotras. Se ha torcido el pie mi amiga — explico lo mejor
que puedo.

—¿Me permite ver?— bien, con educación, eso no implica que me guste que toque a mi Camila. Ella
asiente, siguiendo el plan. Él se agacha a revisar el pie de mi mujer —¿Qué trae por aquí a tan lindas
señoritas? La noche es peligrosa — quise voltear lo ojos.
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—Conversábamos, tomábamos aire fresco, la vista es espectacular— respondo yo, sin dar muchos detalles.

—No hay indicios de torcedura— dice después de un momento.

—Duele por dentro — me encanta el acento de Camila.

—Es mejor que busque ayuda— sugiere el guardia que sigue de pie.

—No, esa es mucha molestia caballero — apresuro a decir Camila. Quiero que me hable así al oído.

—No es ninguna molestia, nuestro deber salvaguardar a tan finas damas— Oh por Dios, que se ahogue con
su saliva ya.

—Algo si podría hacer, ayudarme a caminar hasta un lugar dónde pueda sentarme, este suelo no es muy
colorido — ella dijo mal una palabra y los hombres se le quedaron viendo extraño.

—¿Qué dice del suelo?— pregunta el que le revisaba el pie.

—Dijo que no era cómodo, por lo duro y frío que ha de estar, si comprenderá — guardo la calma— ¿Podría
usted y su compañero ayudarla? Yo sola no podré— mi mano cayó en su pierna a propósito, algo de
incentivo, él por supuesto lo notó.

compañero.

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—Randall, ayudemos a éstas señoritas, serán un par de minutos— habla para su

Cogí el zapato de Camila, el cual habían retirado para poder revisarselo, y el que

estaba de pie, Randall, muy amable se ofreció a ayudarme. Entre los dos levantaron a Camila, yo sabía que
ella se hacía la pesada y me daba risa, la cual disimulé lo suficiente como para que ellos no lo notaran. Al
final la llevaban flotando, ella los tenía rodeados con sus brazos, yo iba caminando del lado izquierdo que es
donde Ethan esperaba nuestra señal para internarse en la casa. El plan estaba saliendo muy bien. La banca
donde sentarían a Camila estaba cerca, Ethan ya estaba en movimiento, Camila iba comentando cosas
referentes al paisaje de la derecha lo cual los distraía más. Ella aprendió muy bien inglés, tendrá una que
otra falla, pero se puede desenvolver con éxito. Amo a esta mujer tan inteligente.

—Insisto, no pueden quedarse solas por aquí — habla el compañero de Randall.

—No nos quedaremos mucho, a ella se le pasará en nada y nos iremos, sabemos el camino — moví el pie
de Camila en círculos, hay que similar bien. Ellos se quedaron viendo, como idiotas que son—. Esto le
ayuda mucho. Pon el pie en el piso y presiona Alice

¿Duele?— hasta inventé un nombre para ella.

—Una pequeña molestia — lamo mi labio superior, es la seña que tenemos; lleva una mano al bolsillo de su
vestido escarlata y consiguiente la lleva tras su espalda. Vuelvo a darle vueltas a su pie unas cuantas veces,
y cuando el crack de la rama que ella guardaba es tan audible al romperse, acompañado de un suspiro de
alivio, me detengo.

—¿Pasó?— me asiente a mi y luego a los guardias — Se los dije caballeros— procedí a ponerle el zapato a
mi princesa—. No es algo que no haya pasado antes, sin embargo agradezco el haber contado con su muy
útil ayuda— les dediqué una sonrisa de boca cerrada.

—En mi vida las había visto en el pueblo ¿Son de por aquí? — Randall amigo,

me agradabas.

—Somos del sur, vinimos a visitar a unos tíos — esto estaba mal, Camila se salió

de los planes —. Deben estar buscándonos, hemos estado mucho tiempo lejos, no queremos
preocuparlos— habla de una manera tan natural que hasta yo me he creído esa mentira—.

Muchas gracias, espero vernos pronto— cada una sabe la distribución por la mirada de los hombres, por eso
ella le dedica esa sonrisa tan sensual a Randall

— Un placer bella dama— con permiso de no se quién Randall toma su mano y

la besa.

—Un gusto que mis ojos admiraran los suyos— el otro se dirige a mi— ¿Puedo

saber quienes son tus tíos? Me gustaría a volver a ver esos ojos tan deslumbrantes.

—Averigüelo y podrá verlos las veces que quiera — yo y mi intento de ser coqueta—. ¿No es malo que
dejen su puesto solo tanto tiempo? — ambos hombres se miraron, como si hubieran recordado que estaban
trabajando hace nada

307

Insideofmysoul
— Buenas noches caballeros— Camila no los deja ni responder —. Vamos querida — hace de nuestros
brazos un enlace.

Caminamos tranquilamente, podríamos hacerlo hasta con los ojos cerrados de tantas veces que repasamos
el plan. Las calles estaban iluminadas, las personas iban de un lado

a otro y ninguna nos prestaba atención, pasábamos como dos amigas ante los ojos de todos y de cierta
manera eso me calmaba porque estábamos paseando, con nuestros brazos entrelazados, y a nadie parecía
importarle.

Subimos con cuidado al navío, luego de todo lo que hemos pasado no pude evitar dar una vuelva para
asegurarme de que haya ningún infiltrado. Nuestra flota nos exponía si nos quedábamos en la cubierta a las
pocas personas que rodeaban e muelle. El aire soplaba fuerte y duro, sus manos, suaves como pétalos de
rosas, delineaban mi mandíbula, no me contuve de acorralarla en la proa y devorar sus labios con fervor,
esos labios que ansío desde que tengo conciencia al despertar cada mañana.

—¿No lo sientes? Cómo el fuego nos rodea — me tiene abrazada por la cintura, sus labios pasean por mis
hombros desnudos gracias a que ella se ha encargado de que así sea—, y cada vez estamos más cerca de
quemarnos ¿No lo encuentras emocionante? El que meta mi mano por debajo de tu falda y acaricie tu
hermosa perla corriendo el riesgo de que nos vean— ella es tan habilidosa, me controla a su manera con tan
sólo respirar en mi cuello. La falda de mi vestido cae duro contra la madera, mis piernas reciben el aire frío
de la noche junto con sus manos tibias, una de las combinaciones más perfectas.

—Lo hago— suelto su cabello de ese ridículo recogido que llevaba—. Digame usted mi hermosa damisela
¿Está dispuesta a arder conmigo? Porque yo ardo cada vez que la tengo cerca. Su belleza opaca y marchita
a las otras flores, levanta envidia y celos, dichosa soy de rozar sus pétalos y besar sus espinas, respirar
sobre sus raíces, rasgar su tierra y degustar su polen— la miré a los ojos en medio de la poca claridad que
la noche podía brindarnos. Entonces ella y yo comenzamos a arrancarnos la ropa.

—No me importaría arder con usted querida dama, me he condenado desde el momento en el que la vi
entrar, tan exquisito fue para mi degustarla con la mirada — íbamos hacia atrás sin separar nuestros
cuerpos, sus manos halaron mi cabello y sus dientes mordisquearon mis clavículas—. Voy a navegarte tan
profundo ahora, hasta que el agua del mar se tiña de dorado con el Sol, preparate, hoy habrá un eclipse—
fue lo último sensato que oí esa noche de sus labios.

Por supuesto que, en el medio tiempo ocupamos nuestro camarote, dentro de nuestra inconsciencia tuvimos
un par de segundos de lucidez, en el cual nos dimos cuenta de que se estaban subiendo a la flota,
desesperadamente izando las velas, no dio tiempo de alertarnos ya que con ver ese cabello y distinguir esas
horribles botas sabía que era Ethan. Fue una pena que en medio de la locura que fue quitarnos la ropa yo
haya tirado gran parte de la suya al mar.

Sin embargo, logramos correr sin que Ethan y la que ahora reconocía como Rudd nos vieran. Y luego,
dejamos fluir toda la adrenalina de casi haber sido atrapadas en nuestra cama.

La mañana siguiente amanecí sudada y exhausta con Camila sobre mi, su dedo paseaba por mi abdomen y
sus labios reposaban en el camino del medio entre mis senos. Mi mano se fue a la suya y fue entonces
cuando ella levantó la mirada, me sonreía y sus mejillas estaban coloradas. Todavía era capaz de sentir en
todo mi cuerpo lo que me hizo toda la noche, esas dulces palabras, sus gemidos resuenan en mi cabeza y
de seguro que lo hicieron por todo el navío, pero no me importa, tuve una noche de puro amor con la mujer
de mi vida.

—Buen día amor— susurro, no puedo hacer más.

—Buen día mi cielo — su voz suena ronca, me mata.

308

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—¿Te he tenido cautiva mucho tiempo? — siempre hago lo mismo, no la dejo levantarse porque en mis
sueños la sigo perdiendo, por lo que mi cuerpo la aferra a mi.

—Desde el 18 de noviembre de 1651— aparece en mi rostro esa sonrisa involuntaria. Esa fue la fecha en la
que nos conocimos —. Te amo mi luna— acorta la distancia entre nosotras con un beso.

—Yo más mi Sol, yo más.

Final Alternativo.

Este es el final que planeé para esta historia en una primera instancia(es un poco corto), aclaro que nada
tiene que ver con el final original y los capítulos extras que le anteceden, sólo quiero compartirlo con
ustedes.

Lo único que pudo simular paz era el suave viento acariciando las hojas, de resto era tan atormentador estar
agachados en ese lugar, repitiendo en nuestras mentes ese acto de maldad pura. Nuestros ojos
presenciaron lo que quizá sea lo peor que veremos en nuestras vidas. Muertes y muertes, todas ellas sin
fines, ni el peor ser humano merece una muerte tan espantosa como la del Sr. Nau, hayan sido sus acciones
buenas o malas, las personas deberían morir de viejos, cuando hayan cumplido su papel en este mundo, no
deben morir los niños quienes no tienen culpa de nada, ni los jóvenes quienes son los que relevaran a sus
padres y harán un mundo mejor.

Desgraciadamente, eso no está en mis manos. Me pregunto si realmente existe un Dios y el diablo, si todo
no es una excusa para justificar las cosas de la vida, lo bueno y lo malo. Si Dios es el todopoderoso por qué
el diablo aún existe y hace maldades, por qué si el bien triunfa sobre el mal las cosas van de mal en peor.
Quisiera tener la respuesta a esas y todas mis interrogantes sobre el porqué de las cosas.

Llevábamos rato caminando en cuclillas, tratando de hacer el menor ruido cual animal rastrero fuéramos. El
ambiente de la selva no asemeja para nada lo que en verdad es, la naturaleza y la paz que se puede
respirar es un camuflaje que se difumina al parpadear. Creo firmemente que el infierno está en la tierra, no
está en cada lugar al que vamos, está en cada persona que conocemos, y que el contexto que ha tomado la
palabra no es el que realmente pensamos. El ambiente no cambia a las personas, las personas cambian el
ambiente. Tal parece que es como un circulo vicioso, las personas están tan absortas a sus propios
problemas que no se toman el tiempo de pensar por qué surgen, tal vez sea por las recientes leyes y
mandatos dictados por el hombre, sinceramente el infierno está aunado al nacimiento de las clases sociales,
cuando comenzamos a catalogarnos por lo que tenemos y no por quien somos, las exclusiones, el infierno
se desató en toda su extensión, sacó lo peor de cada persona. Surgen los problemas, a nadie le gusta ser
apresado, inhibido, aparece la rebeldía que trae consigo peleas, y se desata el caos entre familias,
amistades, comunidades y países.

La selva, la hermosa y serena selva, no hace nada más que establecer el lugar de los acontecimientos,
ningún ambiente puede tornar la forma de ser de la persona. Se está tan acostumbrado a luchar para
sobrevivir, a recurrir a la violencia para seguir con vida, que realmente nunca llegamos a tener razones
sólidas para justificar nuestros actos.

Lauren y Camila van juntas a mi lado, o eso creía, están con una expresión confusa y han detenido su paso,
tratando de oír algo, que ahora que dejo de estar concentrado en pensar cosas de la vida, trato de oír yo.

—¿Qué sucede?— mi voz sale como un susurro.

—No estamos solos, hay alguien imitando mis pasos a mi derecha, entre los arbustos. De tu lado hay otro—
responde Camila sin siquiera mirarme. Me concentro en mirar

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hacia donde expresó había alguien, y aunque lo intente no pude ver nada. Sin embargo le tomo la palabra.

boca.

310

Insideofmysoul
—Sigamos como si nada entonces— ella me hizo callar poniendo su mano en mi

—Escucha eso— por más que trato no logro escuchar nada más que el viento—,

empuña tu arma y cuenta hasta tres conmigo, nos pondremos de pie. Uno...

—Dos.

311

Insideofmysoul
—Tres.

Así lo hicimos, los tres nos colocamos de pie al mismo tiempo en las direcciones

donde se supone estaban los que nos seguían. Mi espalda chocaba con la de Camila, quien estaba en
medio de Lauren y yo. Pude ver como las hojas se movían, un movimiento sobre natural que no era producto
del viento. En aquel momento, un parpadeo convirtió el hermoso camuflaje de la selva en algo horrible.

Y fue tan rápido, la técnica de aquel joven hombre no era buena, por lo que no fue una lucha ardua; este es
el punto en el que me contradigo, cuando yo también mato por sobrevivir. Con lo que no contaba al
voltearme, fue con la visión que una vez más me rompería el corazón.

Tres personas reposaban en el suelo, una de ellas herida, otra muerta y una saludable. No sé como ocurrió
porque no vi lo que pasó, lo que sé y aún puedo sentir en mi corazón fue la angustia, el pánico, la rabia
recorriendo por mi cuerpo. Caí de rodillas junto a ellas, sin poder articular ni una simple frase, por mis
mejillas recorrían espesas lágrimas de puro dolor y tristeza.

—Mi pequeña— me salió temblorosa la voz, acompañada de más lágrimas.

—Yo... no pude hacer nada— ella también lloraba, tenía las manos llenas de sangre producto del puñal que
estaba clavado en su pecho, parte del cuerpo reposaba en sus piernas—. No la cuidé Ethan— sollozó
fuerte—. Por favor, por favor mi amor no me dejes, no cierres tus ojitos, te vamos a ayudar y vas a estar
bien. Ethan, ayudame...

—No se atrevan— habla ella, la debilidad es notoria en su forma de hablar—.

Quizás hoy se sentía como el final del ciclo porque quizás lo es. No nos llenemos de falsas esperanzas, aún
si me llevasen para sanarme es demasiado tarde, lo saben. No llores preciosa mía, no llores hermano, que
yo siempre estaré con ustedes— tragó duro. Su respiración dificultosa daba señales de que pronto dejaría
de hablar—. Ethan, cuidala mucho, en ti confío mi más valioso tesoro, el que no tiene comparación con
nada; recuerda que te quiero hermano, y que algún día la vida te sonreira de la misma manera en la que lo
hizo conmigo— dictaba sus últimos deseos, los cuales me encargaré de cumplir.

—¡No! No puedes Lauren Michelle, no podemos acabar así, no podemos rendirnos, tenemos que construir
nuestra casa en la colina y darle vida a nuestro jardín, despertar juntas cada mañana hasta hacernos viejas.
Vamos mi amor, no te rindas, el futuro nos espera— Camila temblaba en su totalidad, desesperada por
encontrar una solución que por más que quise no pude darle.

—Qué más quisiera yo mi Sol, siempre voy a estar junto a ti, en tu mente y en tu

corazón...

312

Insideofmysoul
—No digas eso...

—Me iré feliz, no hay nada mejor que dar la vida por quien amas— comenzaba a

jadear y a parpadear muy rápido —, te amo Camila, y estoy segura de que lo haré en mis otras vidas
también. Me brindaste los mejores momentos de mi vida... me enseñaste tantas cosas, fui feliz a tu lado. Por
eso sé feliz, sé feliz por mi, porque te lo mereces.

—Yo sólo soy feliz si es contigo— flexionó sus piernas, quedando así Lauren casi sentada. Camila la abrazó,
acercando sus rostros—, te vamos a llevar al barco y te curaremos la herida, no te despidas de nadie.

—Por favor, dejame morir, no quiero sufrir más, dejame morir —a este punto sus ojos estaban cerrados,
pasaba su lengua por sus labios y jadeaba en sus intentos de hablar—.

No tengo fuerzas para sacar el puñal de mi pecho, sacalo, sacalo por favor, sacalo y besame, así dolerá
menos.

—No Lauren, no te voy a dejar morir, resiste un poco— trataba de levantarse junto con Lauren. Yo no hacía
nada que no fuera ver, yo quiero mucho a Lauren pero tenía que ser consciente de lo que lamentablemente
pasaba, y era que ella estaba muriendo y nuestros esfuerzos por salvarla no serían suficientes—. Maldita
sea no, Ethan...— me pidió ayuda con la mirada.

—Camila, haz lo que te pido— Lauren interviene en el momento en el que me dispongo a hablar

—. Besame— sonrió con pocas ganas—, con el respeto que te mereces, si pudiera te hiciera el amor ahora
mismo— Lauren se fue acercando al rostro de su amada —me conformare con un beso de tus dulces labios,
los cuales seguiré besando en todas las vidas que me quedan.

Me retiré cuando comenzaron a besarse, pues consideré que mi presencia estaba de más en ese circulo. Lo
que me indicó que Lauren Jauregui había abandonado este mundo fue el llanto y el grito ensordecedor de
Camila, quien apretaba el cuerpo sin alma de su amor a su pecho. Poco tiempo pasó para que Camila
reposara con sumo cuidado el cuerpo sin vida de Lauren en el suelo, quitó el puñal de su pecho y se levantó
decidida, caminando con fuerza hacia el cuerpo del hombre que mató a mi hermana.

—¡ME LA QUITASTE!— gritaba al hombre en el piso. Lo movió de manera que quedara bocarriba, y luego
se sentó sobre él— Maldito seas, me la quitaste, me la quitaste— y a pesar de el hombre ya estaba más que
muerto Camila por desquitar todo el dolor y la rabia que sentía, cada palabra que decía era una puñalada en
el pecho de ese cuerpo sin vida.

Yo la dejé hasta que se cansó, porque realmente no había nada más que hacer, la habíamos perdido. Pensé
en que pude haberlo evitado, pude haber acabado con el otro sujeto mucho más rápido y ayudar a Lauren,
hasta me eché la culpa, pero después de tanto pensar llegué a la conclusión de que no podía hacer nada
porque las cosas ya habían pasado.

La llevé en mis brazos en camino de vuelta al barco, con Camila acordamos que de ninguna manera su
cuerpo reposaría ahí, la llevaremos devuelta a sus raíces, con su familia, es lo menos que podemos hacer.

La acosté en la cama que ellas ocupaban, Camila en ningún momento se separó de ella, incluso le decía las
cosas que íbamos a hacer y la acariciaba como si aún pudiera

313

Insideofmysoul
escucharla.

—Zarparemos, me encargaré de llegar lo antes posible a Santo Domingo— le

hago saber. Será difícil, pero daré lo mejor para encontrar a su familia cuanto antes

—Bien, yo me quedaré con ella y la cambiaré en un rato, quiero pasar a su lado hasta el último momento—
se acostó junto a ella, abrazándola y entrelazando sus manos.

A pesar de saber lo que seguía no lo asimilaba aún, fallé de nuevo, Lauren está muerta, al igual que todas
las personas que me rodean. Me dispuse a soltar las velas, para comenzar con nuestro viaje, siguiendo las
cartas de navegación. Perdido era como me sentía, tenía rumbo y al mismo tiempo no, me faltaba un
propósito y justo ahora no tengo el valor y las ganas para hacer algo. Sólo me quedaba una responsabilidad
y era Camila.

Pasó la tarde, ya casi oscurecía, si el clima ayudaba dentro de día y medio pisaremos tierras dominicanas.
Bajé a los camarotes, exactamente a el que Lauren y Camila ocupan, no es bueno que pase sola su dolor.
Toqué la puerta y esperé unos cinco segundos antes de entrar.

—¿Quieres comer algo?— no había nada de comer, podría intentar pescar algo.

—No gracias, no tengo ganas— ella estaba sentada junto a una Lauren con ropa limpia, por primera vez la
veía peinada, supongo que leía el libro que tenia en manos—. Le gustaba mucho que le leyera, ella me
enseñó— comenta aleatoriamente.

—Desde que la conocí ella fue así, le gustaba enseñar y ayudar. ¿Puedo?— le pregunté para sentarme en
la esquina de abajo de la cama, ella asintió —. Nunca conocí a nadie como ella, con esa actitud e
inteligencia, sus acciones eran altruistas.

—Yo soy un ejemplo —cerro el libro —, uno de los afortunados, tuve su amor y me permitió amarla. Si
pudiera me cambiaría por ella— tomó sus manos—. Ella siempre estaba cálida y ahora su piel es tan fría. La
necesito, la quiero de vuelta— cada palabra daba paso al escape de sus lágrimas —. No sé que voy a hacer
sin ella— fue lo último sensato que dijo antes de romper en llanto.

Lloré junto a ella hasta que se durmió abrazada al cuerpo de Lauren, no puedo comparar su dolor con el
mío. Subí a cubierta sin saber que hacer, mis planes futuros se veían borrosos, como sombras, mi familia
había perdido un miembro importante. Subí a la cofa, ya que desde ahí tendría una mejor vista, tengo que
estar ahora más que nunca atento sobre el perímetro. Cabecee un par de veces, aunque no quería el viento
frío de la noche y mi cansancio producto de uno de los peores días que he tenido hacía vulnerable mis
sentidos, y acabé por quedarme dormido, quizás un par de horas o minutos, lo que sabía era que aún estaba
de noche y supuse que mucho tiempo había pasado.

Por lo mismo entre mis pequeñas siestas, recordando que el mar sigue siendo peligroso desperté de golpe.
Prometiendo no dormitar más, bajé a de la cofa con pereza para lavar mi cara con abundante agua fría, mi
cuerpo estaba cansado y sin embargo me vi en la obligación de forzarlo.

Lancé la cubeta al oscuro mar para recoger dicha agua, asegurándome primero de que ésta estuviera bien
atada para poder subirla. Completada mi acción lavé mi cara varias veces, incluso por detrás de mi cuello y
eché un poco de agua en mi cabello. Ya en camino de vuelta a mi puesto en la cofa mis sentidos, gracias al
espabilo del agua, se agudizan, detengo mi

caminar y escucho con atención.

—No nos estamos moviendo— pensé en voz alta.

No comprendía por qué el barco no se movía, el viento soplaba fuerte y las velas estaban amarradas a su

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Insideofmysoul
máxima precisión para recibir el viento y avanzar lo más rápido posible. Corrí a la otra punta en dirección
contraria al timón, la única explicación lógica era que el ancla está en el fondo. Al llegar el ancla no estaba,
pero no había señal de que algo estuviera deteniendo el paso del barco, y si hubiéramos chocado por
supuesto que lo hubiera sentido.

Tuve la idea de regresarme por el lado contrario, para verificar que todo estuviera en orden, y encontré algo
inusual que desde lejos no se puede apreciar, puesto a la oscuridad en la que nos ha sumido la noche, y por
suerte, ya amanecerá en poco tiempo. La compuerta por donde se acostumbra a lanzar la plancha y bajar,
por dicha compuerta bajaba una soga ya desgastada, estaba tensa, así que supuse que esa era el ancla y
que la persona que la lanzó fue Camila, ya que ella es la única persona abordo aparte de mi y no ha signos
de que nos hayan invadido.

—Sus razones tendrá— seguí hablando conmigo mismo.

Nunca tuve dudas de que el ancla fuera pesada, usualmente cuando me tocaba levantarla tenía que recurrir
a uno o dos de mis compañeros, pero esta vez, no sé si es por falta de comida, el ancla pesa más de la
cuenta. La necesitaba, era la única que teníamos a nuestra disposición.

—Posiblemente se quedó atascada— sigo hablando conmigo mismo—, puedo esperar, amanecerá en un
rato.

Me senté a un lado de la compuerta a esperar. Quien dice que el agua fría quita el sueño está en lo cierto y
equivocado a la vez, funciona por unos minutos, sin embargo luego el sueño regresa con más intensidad, y
eso me ganó, por lo que me quedé dormido sin querer una vez más.

El sol no me despertó, fueron mis ganas de orinar que lo hizo; ya el cielo comenzaba a iluminar. Usé la
cubeta para orinar y eché el liquido al mar. Me quité la camisa y las botas para echarme al mar y averiguar
que cosa atrapaba al ancla en las profundidades.

Ese chapuzón activó todo mi cuerpo, me costó abrir los ojos bajo el agua al principio. Seguí la cuerda
aguantando la respiración lo más que pude, la verdad es que la profundidad estaba haciendo efecto en mi y
casi no podía aguantar, sin embargo lo hice.

Lo hice para llevarme una gran sorpresa, con franqueza reconocía esas ropas y de quien eran los cuerpos,
ni la tenue luz que llega en este amanecer me hace dudar de lo que mis ojos, que ya no quieren estar más
abiertos, están mirando, miran la razón del porqué el barco ya no se mueve. Por la presión del agua y el
dolor mi pecho no podía aguantar mucho más.

Salí ya a la superficie con lágrimas, temblando y mi mirada quedó pérdida hacia el horizonte donde el sol,
anunciando el inicio de un nuevo día, se mostraba en su plenitud.

Estoy indecisa entre algo, ustedes pueden ayudarme si son seguidores de Mar Dorado. Tengo en mente un
extra, que no es nado romántico y poético, es oscuro y retorcido, como un espejo a otra dimensión de la
historia original y también es una de las maneras que planee hacer esto al principio; pero no decido si
ponerme a trabajar en ello porque no quiero cambiar la visión de la historia, creo que ya hice mucho con el
final alternativo. Entonces, si alguien de tomara la molestia de impulsarme o detenerme sería de mucha
ayuda.

El extra va con la historia d lo que pasó en el capitulo 16 y 17, pero todo lo

contrario a eso.

315

Insideofmysoul
xx

x.2

Por decisión popular no habrá tal extra propuesto anteriormente.

Sin embargo, para los curiosos, mi imbox está abierto, con mucho gusto haré un resumen de lo que estaba
planeado, en realidad tengo el capitulo completo, y para los que quieran leerlos son bienvenidos a enviarme
un mensaje privado y yo se los enviaré.

xx

Extra - Espejo 16 y 17 Parte I

Hola, ¿Qué tal?

Sé que se supone que éste extra sería enviado a un grupo determinado de

personas mediante la mensajería de wattpad, pero éste, aparte de tener un trágico límite de palabras
admitidas en cada mensaje, no me permite un mensaje múltiple o el famoso copia y pega. Entonces, para no
tenerlos esperando más, he decidido publicarlo. No están obligados a leer, para aquellos que no querían el
extra, pero si lo hacen, es por decisión propia.

Esta es la parte vainilla del extra, espero que les guste.

ADVERTENCIA Lo que se narra a continuación contiene escenas de auto destrucción, violencia, violación,
vulnerabilidad de baja autoestima. No recomendable leer si está pasando por el mal momento o tiene algún
trauma con cualquiera de las situaciones anteriormente mencionadas.

—•••••••••••••••••••••••••••••••••••••—

—¡Cuidado!— gritó Lauren al entrar una bala de cañón al camarote.

De por si ella estaba nerviosa, aterrada, sumida en pánico, mientras yo me encontraba relajada se podría
decir, los ajetreos y el peligro no es algo que sea nuevo para mi. Sentada en la cama la miro ir de lado a
lado, poca atención le presté a lo que acaba de ocurrir, Lauren captura todos mis pensamientos en este
momento, que según ella era critico y merecía ponerle toda el cuidado posible.

Lauren tiene una personalidad que me llama mucho la atención, ella transmite algo más que sólo solidaridad
y bondad. Personalmente, en estos días que he conocido poco de ella, la manera en la que se desenvuelve
y en la que actúa no concuerdan. Su forma de planificación, el cinismo que pone en cada asalto, no
concuerda con sus caricias en mi cabello en las madrugadas ni con el buen trato que muestra hacia la
tripulación. Es como si hubiera dos personas viviendo dentro de ella.

La bala de cañón entró por atrás de mi, el aire por tal fuerza con la que venía lo sintió mi espalda, levantando
mi camisa con agresividad, sin embargo no me moví, no por mi propia cuenta, fue ella de nuevo,
salvándome incluso cuando no quiero ser salvada. Ya cuando quería deshacerme de su agarre y volver a mi
posición era demasiado tarde, tras de mi todo estaba destruido. Además, Lauren aunque no me estuviera
haciendo daño con el agarre que ejercía en mis brazos, no me dejaría volver, y si lo hiciese ella iría conmigo.

Luego me abraza, me envuelve como un ovillo de lana entre sus brazos, me hace sentir tan protegida, como
si nada fuese tan malo y yo aún mereciera seguir en la desdicha que ha sido mi vida. Sus ojos han
cambiado, el negro domina sobre lo verde; también lo ha hecho su manera de respirar, está tan calmada a
316

Insideofmysoul
diferencia de como estaba hace unos instantes cuando me regañaba por no ponerle seriedad a la situación.
Mis pies se mueven al compás de los de ella al subir las escaleras para llegar a la cubierta; en el momento
en el que vamos a dar con la misma se detiene, y como ella y yo somos una yo también lo hago. Cuando me
ve directo a los ojos todo se suspende, todo es silencio, y de nuevo, no hallo la manera en no concentrarme
en otra cosa que no sea ella. Mi mentón experimenta la suavidad de sus dedos de seda, su brazo izquierdo
se encarga de empujarme contra ella, como si ya no estuviésemos lo suficientemente cerca; sus

pestañas caen una y otra vez en sus parpadeos sobre la inspección de mi cara, la mano que yacía en mi
mentón se mueve al lateral derecho de mi rostro.

Y me acaricia, como si fuera una tarde más en la cama, lo hace con esa suavidad y esa cautela, me acaricia
y me dejo caer en ella, por esos ojos verdes que raramente siempre voy a querer mirar, por el aire caliente
que sale de cada una de sus exhalaciones que a mi piel le gusta sentir ahora tan cerca, por las yemas de
sus dedos palpando mis labios desatando mis suspiros, me acaricia, y justo ahora puedo morir satisfecha de
que ella haya sido la ultima en hacerlo.

—Pase lo que pase...— su voz es apenas un susurro. Sus dedos hacen camino en mi mejilla, contorneando
con ellos una lagrima de la cual no sabía su existencia— pase lo que pase...— suspira, incapaz de
completar aquella frase.

Sus labios dignos de pecar se posan con suavidad en mi frente, brindándole a mi alma toda la paz que nunca
tuvo. Mis manos rodean la curva de su cintura, aferrándome a ella, a su olor, a este momento, que como
hubiera deseado fuese eterno.

Algo pasó, que la capa dura de carne de mi frente dejó de sentir la sensación de sus labios en ella, que
varios botones de mi camisa salieron disparados al aire, que ya no sentía su cuerpo junto al mío, y que
ahora todo se limitaba a gritos y desesperación por parte de mi corazón al no tenerla cerca y mirar como la
alejaban de mí

— ¡Corre! — no me estaba viendo, pues luchaba pataleando con propósito de liberarse de quien la estaba
sujetando a la fuerza, mas sabía que esas palabras eran destinadas para mí.

Miré hacia atrás, a pesar del desorden y el alboroto que me rodeaba, nadie parecía notar mi existencia, y el
camino para mi huida estaba despejado por completo. Mi pierna derecha temblaba, dudosa de dar un paso
en falso, adelante o atrás era la cuestión, podría seguir el camino de mi espalda, correr y dejarla como ella
me lo pide, es tentador y fácil. Sin embargo está esa parte de mí, que gira hacia adelante, y la mira a ella,
como lucha mientras agreden su pureza, de cómo en medio de su batalla sus ojos no dejan de mirarme. Y
me quedo, sin moverme por unos segundos, y es cuando me doy cuenta que, realmente, pondría las manos
al fuego hasta no sentirlas por ella.

Corro en su dirección, que no es muy lejos. No puedo dejarla, no quiero hacerlo, no después de todo lo que
ha hecho por mí, ¿Qué clase de persona sería si lo hiciera? Una malagradecida egoísta, indigna de haber
respirado su mismo aire. La cojo del brazo para tráela de vuelta a mí, la superioridad de fuerza del hombre
que tiene a Lauren es notoria, puesto que ha conseguido tomarme a mí también por mi brazo, apretándolo
tan fuerte que apenas puedo sentirlo.

—Vete — el empujón de Lauren no sirvió de nada, me hizo retroceder dos pasos y yo avancé tres, le debo la
vida, no voy a dejarla.

—Déjala ir, tómame a mí— me ofrezco en su lugar ante el hombre alto de piel tostada, yo no soy nadie, en
cambio Lauren es todo, ella no puede tener un final como este.

—No lo permitiré— ella se niega, como si realmente creyera que puede elegir.

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Insideofmysoul
— ¡Cállense!— él habla y las dos lo miramos— Ambas vendrán conmigo, a el

capitán y a el resto les va a encantar su compañía.

Lauren me dio una mirada oscura, como nunca la había visto antes, sus mejillas están rojas y sus ojos casi
negros, sus espesas cejas casi se hacían una en el fruncimiento de ellas. La vi colaborar al emprender el
paso junto a ese hombre, yo la imité, porque la seguiría a donde ella fuese. Hombres caídos por todas
partes, en lugar de caminar saltábamos, evadiendo todos los cuerpos sin vida que reposaban en la sucia
madera; los únicos seres vivos, aparte de este trio, pertenecían a la tripulación contraria, no había rastro de
Marta e Izolda, del capitán Nau, de Ethan, no quedaba nadie.

El barco perdía estabilidad de tantos hoyos, producto de las balas de los cañones, que tenía. El hombre nos
encaminaba al tablón, que unía lo que queda de este barco con el otro. Temo más por ella que por mí, temo
lo que vaya a pasar del otro lado, no quiero que la dañen, no quiero que la toquen, no quiero que pase ni por
un poco lo que pasé yo, ella no se lo merece.

Encontré sus ojos, ahora verdes cristalizados, una lagrima bajaba por su mejilla con lentitud, su labio inferior
temblaba.

—No llores— susurré a espaldas de aquel hombre que nos guiaba a un futuro no prometedor de cosas
buenas—. Voy a sacarte de esta.

Para ello debía pensar rápido, mi pie derecho ya pisaba la tabla de madera que conectaba a un barco del
otro, ésta no era tan firme, y quizás se rompería si hago algo brusco que lo provoque. Luego pensé, ella
antes de mí persona, y en un arrebato que tuve comencé a forcejar con el hombre, tratando de que me
soltara, pero la verdad era que quería que se concentrara en mí, que su fuerza invadiera mi brazo, para que
disminuya en el agarre de ella. Así pasó, en medio de todo, le lancé una patada a Lauren en la pierna, y ella
por estar casi en el borde del tablón perdió el equilibrio, atrayendo consigo a nuestro raptor, quien al no
poder aguantarla, puesto que ella estaba casi en el aire, la soltó, y Lauren cayó al mar.

La mirada de odio de aquel hombre era notable, levantó la mano y la dejó caer con fuerza en mi mejilla,
dejándome mareada y desubicada en el tiempo. Juro que parpadee y ya estaba en la cubierta del otro barco,
mis piernas se movían solas hacia donde él me dirigía.

Escaleras abajo todo era muy oscuro, él abrió una puerta, que mostraba una claridad dorada proveniente de
los rayos del sol mas no podía distinguir nada más, me propinó un fuerte empujón que me hizo acabar en el
piso, cerró la puerta, y se hizo uno de los silencios más atormentadores de mi vida.

Mi cabeza dolía al igual que mi mejilla, la cual palpita ardientemente; estuve mucho o poco tiempo, no lo sé
con exactitud, en el piso, en la misma posición en la que él me lanzó. Caí en cuenta de que todo se repetía,
volví al inicio, encerrada en un cuarto, que posiblemente sea del hombre que me trajo o del capitán,
expuesta a los maltratos y a la violación, sola. Lo único diferente fue que esta vez valió el sacrificio, lo hice
por ella, por Lauren Jauregui, y no hay nada de lo que pueda arrepentirme, la salvaría una y otra vez. Espero
que haya sido inteligente, y que nade rápido, que esté muy lejos ya, que vuelva con los suyos, encuentre a
alguien merecedor de ella y que sea feliz, muy feliz, realmente lo espero.

Levanto la mirada, viendo al fin algo más que no sea manchas oscuras. Estoy

dentro de un cuarto no tan pequeño, hay una cama grande, una mesa que soporta cosas que aún no
distingo, un par de sillas, y las paredes están cubiertas de cosas. Me rasco la cabeza y me acuesto
bocarriba en el suelo, qué más daba donde me quedara, sería tratada como a una cosa. Cerré los ojos como
siempre lo hacía cuando me encontraba en situaciones donde es mejor no estar viva, busqué entre mis
recuerdos los momentos felices que he tenido en mi vida, que son pocos, y me puse a pensar en ellos.

318

Insideofmysoul
Uno reciente llegó a mi memoria, uno con Lauren, esa noche en vela que pasamos en la cofa, mi cabeza
reposaba en su pecho y sus dedos se enredaban en mi cabello, ella me hablaba por horas, me contaba
acerca de las estrellas, de cómo quería alcanzar su brillo, lo que nunca le pude decir es que ella brillaba más
que cualquier estrella que brindaba su esplendor en el insípido cielo, que ella era más de lo que creía, que
no tenía comparación ni con la luna misma.

Al abrirse la puerta mi sonrisa, la paz que me brindó uno de mis recuerdos, se esfuma como el humo de los
tabacos. Mis ojos se abren muy grandes al verla a ella, empapada, su ropa gotea al igual que su cabello, y
con la mirada baja ¿Estoy soñando acaso? No puede ser posible, no se supone que esto tendría que pasar.
Tambaleo cuando me dispongo a ponerme de pie, mareada, sin embargo me incorporo, si es una
alucinación, aunque se trate de Lauren, no me gusta para nada.

— ¿Qué haces aquí? — lo fría que está su piel me dicta que no la estoy imaginando, de verdad es ella, de
pie frente a mí.

—Yo no sé nadar— mis manos revolvieron mi cabello con frustración. No sé si era por el frío o por miedo,
pero ella temblaba. Solloza bajo, como si tuviera vergüenza de ello.

—Vamos, recupera la cordura, hay que salir de aquí— fui directo a la mesa, buscando algo con lo que
posiblemente pueda defendernos. No había nada útil y mi frustración crecía más ¿Por qué, por qué esto está
pasando? Ella no debería estar aquí.

—Estamos perdidas— jamás la había visto tan frágil e indefensa, Lauren no es de las que se rinde sin dar la
pelea.

—Shh, no digas eso— me aproximé a ella. Se me removió el interior al ver esa mirada perdida y triste, sus
ojitos verdes apagados—. Voy a sacarte de aquí cueste lo que cueste, te lo prometo— sus manos frías
sobre mis manos tibias hacían compañía a sus mejillas.

—Si tú no sales yo tampoco.

—Yo no importo...

—Si importas— su voz tomó potencia—. Importas mucho, a mí me importas Camila, incluso si supiera nadar
volvería a buscarte— lo hacía de muevo, calmando el más grande de mis tormentos con su voz, con su
toque.

— ¿Por qué harías eso?

—Porque... no sé, no lo sé Camila, eres más de lo que puedo asimilar, en mi ha nacido una gran necesidad
de protegerte, no sé cómo explicarlo, tampoco sé si puedas comprenderlo, pero en mi ha nacido una gran
necesidad de ti— se escucha como ella de nuevo, es increíble como puede retomar su personalidad en
segundos. Toma mucho aire con la cabeza hacia arriba— ¿Él te hizo esto? — acaricia mi mejilla con el
revés de sus dedos, con tanto

cuidado, como si mi piel estuviera hecha del material más fino de todos.

—Cuando te hice caer, supongo que eso lo hizo molestar, y me golpeó. Ya no... ya no me duele— mis
mejillas picaba con un fuego que acaloró todo mi cuerpo al contacto directo que tuve con sus ojos— ¿Te
hicieron algo a ti?

—Me salvaron de morir ahogada— mis manos que acunaban sus mejillas se deslizan por su cuello, con
ellas se va mi cuerpo hacia adelante, abrazando todo de ella—. Estoy empapada— sus brazos dan contra mi
pecho, no me abraza, al contrario, me rechaza.
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Insideofmysoul
—Casi te mato— sigo con mi propósito, con fuerza, y con la misma cierro mis ojos, no me gustaría saber
qué fuera de mi si eso hubiera pasado.

—No lo sabías, por favor no te culpes— mi piel caliente recibe por completo lo fría que está la suya. Al igual
que recibe sus labios en mi frente, que al contrario de su cuerpo estos están tibios, cálidos. Mi instinto sigue
el olor que sale de su cuello, esa combinación de menta con el agua de mar, lo suave que se siente al
recorrer la zona con mi nariz, me es delicioso.

—Lo siento mucho Lauren.

Nos mantenemos de pie en la misma posición por tiempo incalculable, simplemente abrazándonos. De vez
en cuando ella depositaba besos en mi cabello y suspiraba, no sabía el motivo de lo último, pero supuse que
surgieron por sus pensamientos, por su preocupación, sobre la situación, sobre mí, que aunque no vea
necesaria tal preocupación, me gusta saber que al menos en la vida le importé a alguien tan maravillosa
como Lauren. Me mece de lado a lado, como si yo fuera un bebé, su ropa ya no está tan mojada como
antes, su cabello húmedo entre mis dedos, y los rayos del sol no entran con tanta intensidad como la última
vez que mis ojos lo vieron.

¿Crees que se hayan olvidado de nosotras? — siento su aliento caliente en mi oreja cuando habla,
mi piel vibra de una extraña manera con el sonido de su voz. Me fascina su voz, su acento, y como
se desenvuelve al hablar, que al contrario de mí, debo parecer una tonta cada vez que hablo y le
debe costar mucho entender las locuras que digo.

—Daría todo porque así sea— respondí con mi boca pegada a su cuello.

¿Quieres imaginarlo? Pasemos entonces a la cama, como si fuera una tarde más, háblame,
cuéntame una de esas historias increíbles tuyas, te hablo sobre las mías, permite que mis dedos se
sigan perdiendo en tu cabello, calentémonos entre nuestros brazos y quedémonos dormidas de la
nada, para luego despertar y repetir el proceso.

—¿No es eso monótono?

—Contigo no existe la monotonía.

Mi boca por voluntad propia se curvo en una sonrisa al entender sus

palabras. Saco mi cara de su cuello, encontrándome con su mirada atenta y colorida de verde. Mis brazos se
mantienen firmes alrededor de su cuello, la humedad que ha dejado su ropa mojada en varias partes de mi
cuerpo me acaricia cuando levemente sopla el viento de algún lugar que desconozco. Ella enreda sus
manos casi al final de mi espalda con seguridad, como si quisiera reafirmarme que le importo y que nunca
me soltaría; la hebilla de su cinturón ha dado con mi estómago y quiero creer que ha sido lo frío del metal
traspasando mi camisa lo que ocasionó

algo raro en mi.

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—¿Tienes frío? — pregunté lo primero que se me vino a la cabeza.

—Estoy muy fresca en realidad — la veo sonreir por primera vez desde que llegó

—¿No te molesta estar así? Me refiero, estaba goteando cuando llegué, y sigo sintiéndome muy mojada.

—Para nada, comparto tu frescura— su sonrisa crece al igual que la mía.

—¿Cómo está mi cabello? Debe ser un desastre — de la nada empecé a negar con la cabeza, quizás era
porque yo así no lo veía, para mí el cabello de Lauren estaba perfecto.

Con los dedos como despreocupadamente venía haciéndolo hace rato seguí peinándola hacia atrás, sólo
que ahora le ponía más atención, no porque la situación fuese desastrosa como ella dice, sino porque yo lo
estaba disfrutando, lo libre que iban mis dedos dándole formas variadas a su lindo cabello. Estaba muy
distraída a decir verdad, en un momento con una sola mano tomé todo el cuerpo voluminoso de su cabello,
de arriba deslizandolo hacia abajo con firmeza, hasta que llegué a las puntas y agua cayó al suelo.

—Me gusta tu cabello — hasta ahora me doy cuenta de la relajación del cuerpo de Lauren, su postura es un
poco encorbada y su fuerza al abrazarme por la cintura ha bajado; sus ojos están cerrados y su voz sale de
lo más profundo de ella.

—No tienes que decir eso.

—¿Por qué no? Tienes un hermoso cabello. Me gusta como se curvan las puntas, cuando caminas parecen
imitarte, danzando de un lado a otro.

—A mi también me gusta el tuyo — no creo que para ella eso sea un secreto.

—No tienes que decir eso— sonrío con la boca cerrada y ella también lo hace. Abre sus ojos y parpadea
muchas veces, hasta que se acostumbra a la luz, y la joya que trae en los ojos se encuentra con mi color sin
valor. Yo no puedo evitarlo, una vez que los miras estos te atrapan. Los movimientos de mis dedos en su
cabello dejaron de ser fluidos y de nuevo siento como si no pudiera moverme—. Mirate la cara — una de sus
manos abandona mi cintura hasta ponerse en otro lugar de mi cuerpo; salto al sentir lo fría que está su mano
en mi mejilla—. No sé cómo voy a hacer, pero esto no se va a repetir, no dejaré que te dañen de esta
manera.

—No pasa nada Lauren— bajo los brazos hasta poner mis manos en su pecho, mis nervios me hacen jugar
con su camisa—. Esto no es nada.

—Para mí es mucho— su mano completa llena mi mejilla—. Pero tú... tú debes tener cosas peores, y por
eso no debe significar nada para ti.

—Estoy marcada como una res, marcada para siempre— de tanta costumbre, ya no me dolía decirlo —¿No
querías acostarte? — cambio el tema, porque no quiero ponerla a pensar en esas cosas.

—Lo quiero, sin embargo no sé si debería. Tal vez a ti no te incomode que esté mojada pero a mi si, no está
siendo muy agradable para algunas zonas de mi cuerpo— pequeñas gotas rosas se manifiestan en sus
mejillas—. Tampoco sé si es seguro descansar.

—Lo bueno de ser prisionera y que te dejen sola es que puedes explorar. Vamos, de seguro encontraremos
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Insideofmysoul
algo para que puedas cambiarte. Y no te preocupes, yo velare tu sueño.

Nos desprendí de nuestro abrazo y la agarré de la mano para avanzar. El espacio

en sí era pequeño y no había mucho más que ver aparte de lo que con anterioridad había notado. Primero,
aunque el objetivo era buscar ropa para Lauren, recorrimos el área de la mesa con calma esta vez, y con
decepción encontramos sólo ron y un par de vasos de arcilla, nada prometedor con lo que podamos
defendernos.

A un lado de la puerta había un colgador, Lauren le dice perchero, y de este colgaba ropa, ropa de hombre.
Nada que ya no estemos acostumbradas a usar. Entre tanto ella decidió no ponerse pantalón o camisa, sino
un camisón que cubría casi todo el colgador, uno que de seguro al ponérselo lo arrastraría.

—Yo... voy a afuera para que te cambies— dije torpemente, como de costumbre.

Claro que eso no se pudo, tonta yo que por un momento olvidé nuestra situación y pasé por alto que quizás
pueda estar alguien cuidando la puerta para que no escapacemos.

Desde luego así era, puse un pie afuera y de inmediato lo volví a meter al ver al mismo hombre de piel
tostada que nos capturó y nos trajo aquí atento en la puerta.

—¡Pepeperdón!— volteé al lado contrario de ella.

Ella es muy rápida. Quizás se moría por deshacerse de su ropa mojada o yo me congele tanto por la
impresión a ese hombre afuera. Estas cosas sólo pueden pasarme a mi. La cosa es que la he visto desnuda,
de nuevo, sus senos pálidos y grandes estaban a la vista cuando entré a la habitación y cerré la puerta. No
debí haber mirado, ahora no sé qué decir o cómo actuar. Seguro ella estará furiosa porque la vi. Ni siquiera
se cubrió, permitió que la observara esos segundos.

—Perdón yo... el hombre que nos trajo está afuera y no me dio un buen presentimiento salir— frotaba mis
brazos aunque no tuviera frío —. Si quieres salgo, no quiero incomodarte.

—De ninguna manera— oí como chocó el cinturón y el pantalón que ella traía contra la madera —. No dejaré
que te expongas así por una tontería; sin preocupaciones, no es la primera vez que pasa. Además, no fue tu
culpa, así que no pidas perdón.

No me atrevía a voltear incluso cuando considere que pasó un buen rato para poder hacerlo. Era extraña la
manera como el corazón me latía, sentía que si no paraba ya se tendría que buscar otra camisa para mí
porque el corazón se me saldría del pecho y mi camisa se pintaría de rojo fuerte. También era extraño que
su figura desnuda se mostrara tan viva en mi cabeza, ambas partes de ella. Me da vergüenza y miedo
pensar que Lauren tiene una figura muy bonita.

Al contrario de mi cuerpo, maltratado y marcado, que de seguro nadie amara en toda mi vida por lo feo y
descuidado que está, su cuerpo es maravilloso y está limpio, puro, es un tesoro que alguien sabrá apreciar y
amar. Bendito será el que tenga a esa mujer y desdichado el que alguna vez me tenga a mi.

—¿Piensas quedarte ahí parada todo el día? — su voz me asusta.

—¿Ya me puedo voltear?

—Desde hace rato puedes— está tan cerca, ni la sentí venir. Pronto mi mirada y la suya se encuentran al yo
voltear, pero me es imposible mirarla a los ojos, estoy muy avergonzada, así que bajo mi vista a su pecho,
negando sin motivo cuando recuerdo que vi su busto al descubierto; entonces mire al suelo, que era lo que
me quedaba — ¿Vas a dejar de

hablarme y de mirarme como la vez anterior?— niego aún mirando la madera— ¿Sabes por qué reservo las

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Insideofmysoul
camisas blancas sólo para dormir?

—¿Por qué son grandes? — es un buen motivo.

—Aparte de eso. Porque, son como cristales. Se ve todo, y corres peligro por cualquier fisgón. Camila, si te
hace sentir mejor, ya he visto tus pechos, casi a diario, por esa camisa— actúa como si no fuera importante
eso. Su plan de hacerme sentir mejor no está funcionando—. Le faltan tres botones a la camisa que llevas
puesta, si fuera más alta sería capaz de mirarlos ahora— mis manos juntaron los lados de mi camisa. Abro
la boca y acto seguido la cierro sin saber que decir. Es increíble su seguridad al hablarme—. Sin embargo no
lo haría, eso sería faltarte el respeto— su tono de voz cambia —. También he visto otras cosas, de las
cuales espero algún día tener tu confianza para que me las cuentes.

—Hoy no es ese día — salgo por su lado derecho y camino sin rumbo hacia adelante. Elije los peores
momentos para tratar estos temas.

No pienso para lanzarme a la cama, apoyada en mi codo y con el puño aguantando mi cara; poco me
importa quién duerma ahí, si alguien ha muerto postrado en ella, está arreglada y se ve cómoda.

—Va a anochecer pronto — ella camina hacia mi, quedando a un lado de la orilla de la cama— ¿Crees que
nos alimenten?— da un poco de gracia lo grande que le queda el camisón, le queda bonito.

—Creo que ellos se alimentarán de nosotras— la realidad escapa de mi boca—.

Perdón, no lo sé, deberían hacerlo.

—Hay que idear un plan— comienza su caminata llena de desesperación de lado

a lado.

—Estoy de acuerdo— se repite lo mismo que hace rato, pero esta vez no me

encuentro relajada ni en la posición de burlarme. Esta vez es serio, su vida está en riesgo— Lauren, por
favor, siéntate— le pido incorporandome yo a la vez—. Eres una mujer muy inteligente...

—También lo eres tú — no sé que pretende con sus mentiras.

—He visto como trabajas— continuo—. Siéntate conmigo y pensemos.

—Estamos en desventaja, no tenemos con qué defendernos — tapé su boca, su repentina desesperación no
la deja pensar.

—Tenemos tu mente estratégica y mis experiencias en situaciones como estas.

Hay un hombre afuera cuidándonos, y te puedo asegurar que golpea fuerte.

—Si, pero no sabemos con quién más nos encontraremos. Este camarote apuesto es del capitán, debo
conocerlo, tal vez estamos llevando las cosas al limite, tal vez puedo establecer un acuerdo— a veces es
muy inocente.

—Puede que sea así, pero por los momentos, apuesto a lo que sea contigo.

Extra: Espejo 16 y 17- Parte II

ADVERTENCIA Lo que se narra a continuación contiene escenas de auto destrucción, violencia, violación,

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vulnerabilidad de baja autoestima. No recomendable leer si está pasando por el mal momento o tiene algún
trauma con cualquiera de las situaciones anteriormente mencionadas.

Sentada en aquella cama ella acabó dormida entre mis piernas, con su cabeza apoyada en mi hombro,
murmurando incoherencias, sobre cómo iba a protegerme. Supongo que el cansancio del día, día que ya es
de noche, la ha llevado a un estado de relajación profundo. La luna refleja su pálida piel, jamás he visto a
alguien tan blanca como ella, su piel parece de harina, lisa y delicada harina, que en ocasiones se dora al
exponerse al sol, pero luego vuelve a su estado natural.

Estamos casi a oscuras, con el sonido de las olas al romperse, he cabeceado muchas veces, y me digo a mi
misma que debo soportar, que debo cuidar sus sueños, porque ella también lo haría por mí, por eso me
obligo a quedarme despierta.

Repaso lo hablado con ella hace rato en mi cabeza, pretende dialogar con la persona dueña del barco, hacer
un trato. El único detalle es que algo para ofrecer a cambio de nuestra libertad no tenemos, con simples por
favor no van a dejarnos ir, y eso es algo que dejó muda y sonrojada a Lauren, de la ira y la impotencia.

—¿Quieres intentar escapar?— había dicho ella en un susurro.

—Me gustaría que intentar no estuviera de por medio—la verdad sale en un susurro de mi boca— ¿Estás
mejor?

—No—responde al instante—. Cinco segundos han pasado desde que estoy despierta y cinco segundos
llevo pensando en nuestra situación y en una solución para ello.

—Ahora cinco segundos se te han ido hablando, qué rápido que pasa el tiempo—trato de ser yo la que pone
una sonrisa en su rostro en momentos desalentadores—¿Y si le damos lo que quiera?

—¿Qué podemos ofrecer que esa persona quiera?— cuestiona levantando la

cara.

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—No te hagas la tonta, sabes lo que es más seguro que quiera.

—Esa no es una opción para mí— logro distinguir sus ojos en medio de la

oscuridad que nos rodea.

—Cuando eres prisionera no tienes opciones Lauren— pasé mis dedos con torpeza por su mejilla—. No
trates de ser valiente. No muestres lo inteligente que eres. No te arriesgues. No te resistas. Sé obediente.
Vamos a enredarlo entre nosotras y tengo un plan para ello.

hacer.

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—No me está gustando esto.

—No tiene que gustarte. Si queremos salir de aquí esto es lo que debemos

Mientras ella reposaba en sueños mi mente se puso a trabajar, y a mi parecer por

primera vez en mi vida he tenido una idea buena. Le hablaba a Lauren sobre lo que había ideado, ella me
escuchaba atenta, con su cabeza hacia arriba y respirando en ocasiones rápido cerca de

mi cuello. A lo que creí que pondría objeción no lo hizo, tampoco estaba muy contenta, pero entre todas las
ideas que surgieron en esta tarde-noche, es la que mejor resultado tendría. Y cómo no, si haríamos lo mejor
que sabíamos hacer, o al menos eso yo creía.

Una vez que dejamos todo en su lugar, como ambas recordábamos estaban las cosas y Lauren haberse
puesto su ropa húmeda, la puerta se abrió justo a tiempo cuando decidimos poner en marcha el plan, unos
segundos antes y todo se habría arruinado. Entró un hombre, alto, con cabello amarrado por la parte baja en
una liga que a la luz de la velas que sostenía en el candelabro se notaba lacio. Él caminaba por el no tan
ahora pequeño cuarto, iluminando puntos ciegos, de los que nunca se me ocurriría alumbrar. Abrió la
ventanilla, y el sonido del mar entro junto con el viento, fuerte y frío. Pasó por mi lado, como si yo no
existiera, y colocó el candelabro en la mesa.

—Buenas noches — dijo en alto, llenándose de aire al inhalar. Es más alto de lo que parecía, y su voz es
profunda, lenta, me atrevo a decir que exquisita y refinada.

—Buenas noches — Lauren dice con seguridad, así es ella, segura de todo aunque sepa que está
perdiendo— Lauren Jauregui, un gusto.

—Nunca digo mi nombre, usted tampoco debería. No quiero saber el suyo, más bien, quiero saber qué hace
en el suelo— lo ultimo iba dirigido a mi persona.

—Yo lo ordené que ahí se quedase— la regla uno era que yo no hablaba si ella no me lo permitía. En
cambio, miraba como niña pequeña en ambas direcciones, con mis piernas abrazadas a mi pecho.

—¿Y tú eres quién para ordenarle?

—Su dueña.

—No eres su dueña. Ven, levántate— el hombre se agachó junto a mí, agarrándome por los brazos. Lo miré
a los ojos, negros, oscuros y fríos como la noche, y seguí sus movimientos de ascenso —. Yo soy su dueño
ahora. Tuyo y de ella.

Algo atrapante tenía, que era perturbador al mismo tiempo. Nunca he visto ojos tan negros, vacíos y
peligrosos. Una combinación que en mi causa algo extraño, algo hasta tentador. Mientras me ponía de pie
junto a él no podía dejar de mirarle los ojos, y en mi vuelta a lo que pasaba en realidad me llevó a bajar la
mirada hasta su cuello tostado y limpio de vellos.

—Puedes mirarme— la profundidad de su voz me hace pensar si no está todo en mi cabeza— ¿Quieres
comer?— no respondo, temerosa a lo que venga después— ¿Quieres comer?— se afinca más en su
pregunta. Me levanta la cara, sus dedos suaves al tacto de mi barbilla.

—Si señor— mis modales son los mismos a cómo si fuera mis patrones de Cuba.

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De nuevo me obliga a ver sus ojos, y me quedo en ellos por unos segundos antes de rechazar su contacto.
Aguanto la respiración por el error que creo haber cometido. Y siento que muero cuando él me separa de su
cuerpo por los hombros y sus ojos me recorren tal camino recto.

—Niña, estás muy sucia— mis cejas se levantan por la impresión de sus palabras. Sin embargo, su
observación no está de más—. Tú — señala a mi pálida compañera

—, vas a limpiarla— esa petición no es algo a lo que Lauren se negaría, por lo que asintió,

siempre atenta a lo que pasaría luego—, y quizás considere si comerás.

Se ha ensanchado con mi compañera, y estoy segura de que es porque no le gustó para nada su
presentación ante él, Lauren había fallado en una cosa, se mostró ante él con mucha seguridad, como si
tuviera un poder sobre estás maderas. Lo que lleva a que tal vez, y sólo tal vez, mi plan no sea tan
satisfactorio después de todo.

Se retira a pasos lentos, casi silenciosos, y con una postura recta cierra la puerta tras él. En un lapso Lauren
y yo nos miramos de arriba a abajo, en mi cabeza me pregunto qué haremos, y estoy segura de que ella
también. Al mismo tiempo nos acercamos, sus manos se van a mi cabello cuando yo la abrazo por la cintura
y apoyo mi cabeza en su hombro.

—Ha salido mal— digo.

—No, ha salido bien— ella contradice —. Algo de ti le gusta, con eso es suficiente. A mi, esta vez, me toca
ser tu esclava.

Parpadeo varias veces, repitiendo en mi cabeza sus palabras. ¿Ella mi esclava?

¿Yo? Tan poca cosa teniendo una esclava. No sabría cómo hacerlo, cómo actuar sobre ello, claro, cómo voy
a saber si mi existencia está basada en la ignorancia de todo. Una esclava bruta, sin principios y valores
esclavizando a una princesa.

—La esclava que tiene una esclava, es gracioso— río de la tragedia que es esta

realidad.

—Sabes que para mí eres mucho más que eso.

—No lo soy.

—Si lo eres. Camila...— su nariz golpea mi oreja, su caliente respiración me

causa muchas cosquillas cálidas en todo mi cuerpo — eres más que eso, eres una persona maravillosa que
no tiene idea de su potencial. Valiosa como el oro, con tus humildes trapos rasgados, sol brillante de todas
mis mañanas— con calor y mareo así es cómo mi cuerpo responde a su susurro —. Confía en ti tanto como
yo lo hago. Pongo todo de mí en ti, porque sé que tu vas a saber cuidarlo y valorarlo. No tengas miedo.

—No tengo miedo— repito sus palabras, y las tomo como mías. No tengo miedo, ella está conmigo, no
tengo miedo.

Soba mi espalda y yo me separo un tanto de ella esperando que no haya sentido la textura de mi espalda en
su totalidad, sin estar tan lejos, porque de alguna manera cuando estoy cerca siento que todo no es tan malo
como creo. Luego están esos ojos, verdes, como los collares de joyas de piedras preciosas de quien solía
ser mi patrona. Piedra preciosa, yo podré ser oro para ella, pero para mí Lauren es una piedra preciosa.
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Poco a poco ella se desliza hacia abajo, con esos ojos que me gustan clavados a los míos, sus mejillas
pálidas con puntos rosas. Arrodillada ante mi abraza mis piernas, con su frente abajo y pegada a mis
rodillas. El aire abandona mi cuerpo y me encuentro temblando, mis ojos se abren de una manera en la que
creo que podrían salirse de su lugar y a la vez mis párpados no dejan de caer una y otra vez, ellos también
están impresionados y no creen lo que están viendo.

Entonces lo comprendo, cuando iba a preguntar por esa acción no merecedora de mi persona la puerta se
abre, mostrando al señor alto de ojos penetrantes cruzando por ella. Él

se queda de pie, mirándonos a nosotras, y yo no sé cómo actuar frente a una Lauren arrodillada a mis pies y
esa pesada mirada a mi lado.

—Levántate por favor — me siento incómoda —. Amo, levántese por favor— si bien hemos intercambiado
nuestros poderes no puedo ser un amo malo y subir al poder de una vez, él debe darme la orden, él debe
creer que tiene el poder absoluto, y entonces nosotras tomaremos acción. Aunque, la única intención que
tenemos asegurada de parte de ese hombre alto es que quiere ser nuestro dueño, no sabemos que más
querrá de nosotras.

—Levántate— él impone. Trae una cubeta en una mano, y bajo su brazo una taza grande de arcilla—, no es
momento para redimirte— Lauren mantenía la mirada baja cuando se levantó. Contuve mis impulsos de
tocarla, de abrazarla, de sentirla, no me gusta lo perdida de su mirada ni la humillación a la que se está
sometiendo.

—Me gustaría bañarme yo sola, señor— trato de salvarla, de esto se ha tratado siempre, de ponerla a ella
antes de mí.

—No, ella te bañará, no te permito que discutas más sobre esto. Tiene que sentir lo que es, estar en tú piel,
soportar todo lo que tú soportas, ella tiene que ser tú, y tú tienes que ser ella— coloca la cubeta a sus pies, y
de su bolsillo saca un paño, el cual Lauren acepta sin dudar.

—Mi amo no ha sido injusto conmigo, me da las tres comidas al día y un lugar sólido donde dormir— él
camina, con su serenidad oscura, y pone la taza grande de arcilla en la cama. Un jadeo escapa de mí
cuando veo su mano impactar la mejilla de Lauren, con tanta rapidez que parpadeo muchas veces sin poder
creerlo. Si no fuera por el rojo vivo de la mejilla de mi compañera en este momento estaría pensando que
ese golpe seco ha sido sólo parte de mi imaginación —. Mi amo nunca me ha levantado la mano— mis
labios tiemblan, insegura de si debí haber dicho lo último.

—Deja de defenderla, deja de llamarla amo, deja de seguir sus órdenes, ya no tienes que hacerlo — parece
como si quisiera que me olvidara que Lauren está por encima de mi, quiere que la pisotee como a una
misera cucaracha. Respiro profundo, calmando mis nervios y mis temblores, si así hay que hacerlo, si así
puedo mantenerla a salvo, sana, así será.

—Ya has oído, no te pertenezco, y es hora de que sepas cómo se han sentido cada una de las
humillaciones y maltratos que me has hecho— el pasado vuelve a mí, parte de ese rencor que siempre he
guardado muy dentro hacia esas personas que tenían el poder sobre mí, que me trataban como un animal,
lo he expulsado, imaginando que le hablo a mis viejos patrones. Saco esa parte podrida de mí, porque eso
es lo que él espera. No conoce a Lauren, no sabe como es ella, es tan diferente y especial a cualquier
persona que he conocido. Pero en el fondo, me está matando por dentro hablarle así, verla así, tan débil y
decaída.

—Allá— señala a la esquina. Cada vez la habitación se me hace más grande, ahora que él lo señala puedo
ver una puerta, muy escondida con el color de la madera— hay un cuarto de baño— va hacia el colgador,
donde está el camisón que Lauren se puso cuando se quitó su ropa mojada—. Viste esto por ahora— lo
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Insideofmysoul
mira, como algo muy preciado.

En su caminar pasa por en lado de Lauren, quedándose parado justo frente de ella, y no entendía qué hacía
en esa posición, sonriendo retorcidamente hacia ella. Hasta que él

se alzó y ella gimió de dolor, su boca abriéndose mientras dejaba escapar aire. Él estaba afincado sobre sus
pies descalzos, puesto que Lauren no llevaba sus botas por estar muy mojadas. Pero Lauren no llora, ni
hace lo más mínimo para defenderse, sigue ahí, con su mirada pegada al suelo. Como si nada él siguió su
camino, posando el camisón en la cama y estirándolo, pasa sus manos por la tela hasta que no queda
ninguna arruga.

—Las vendré a buscar para cenar. No tardes— es extraño cómo a mí me habla de una manera y a Lauren
de otra, suave y duro a la vez.

Él se retira, y lo primero que hago es ir hacia ella, en silencio, asegurándome que ni mi respiración se oiga.
Sus hombros tiemblan y por fin reacciona levantando su mirada, con esos ojos ahora grises llenos de
lágrimas que no se atreven a mirar los míos. No me deja acercarme lo suficiente, pone la taza de arcilla
debajo de su brazo y carga el cubo lleno de agua, en la dirección donde él había señalado.

—No tienes que hacerlo— ignora mi presencia. Se sabe mover en el pequeño baño, que no es más que
cuatro paredes demasiado asfixiantes para que dos personas estén al mismo tiempo.

Hay una bañera, de un material raro y oscuro, que a simple vista se nota difícil de romper. La iluminación es
de velas ya casi desgastadas, protegidas con una lámpara de vidrio.

Sale un momento, me quedo a la espera de ella porque no me quiso decir a dónde iba, ella apareció justo
cuando iba a salir con una silla en brazos, de esas de las que están afuera que acompañan la mesa.

—Por favor, siéntese aquí.

No le hago caso. No soporto que actúe así, él no está aquí, podemos ser las mismas, no tenemos que fingir
nada.

—Señorita, por favor...— llego a ella, poniendo mis brazos alrededor de su cintura. Evita mirarme a los ojos,
es una tortura, porque sus ojos son lo único que me mantiene con esperanza. Sus brazos están bajos al
igual sigue su mirada, no me corresponde de ninguna manera.

—No—declaro, firme—. Soy yo, Camila, la misma a la que le cuentas historias y abrazas en las noches, soy
tú amiga— su pecho comienza a subir con rapidez. Nunca la había visto de esa manera, y no sé como
describirla, tan perdida y temerosa, es como si fuera otra Lauren—. Óyeme— subo su cara con un dedo en
su barbilla—, no tengas miedo. Mírame, soy yo.

Poco a poco fue cediendo su mirada. La tristeza y la rabia se adueñaron de mí al momento de ver su mejilla,
la marca de los dedos de él resaltaba con un color rosado potente.

Sus pestañas caían y temblaban, sus ojos mirando mi frente y sus brazos se doblan en mi espalda. Subo la
mano, con mucho miedo de lastimarla; deslizo los dedos, sin intentar tocar más de lo que debo, más de lo
que quiero, y trato de revivir una flor marchita con mis caricias. Ella apoya su mejilla sobre mi mano, y cierra
el contacto con la suya, acariciándome los nudillos con sus pulgares.

—¿Así era tu vida antes de conocerme?— con sus ojos cerrados musita aquella pregunta.

—Parte de ella.

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Insideofmysoul
—Eres la persona más fuerte que he conocido— toma fuerza en mi cintura,

atrayéndome hacia ella más cerca de lo que ya estábamos—. Tantos años pasando por esto, y aún puedes
ser lo que eres, tan angelical ¿Por qué los humanos olvidan lo que somos? Seres imperfectos, propensos a
pecar, a equivocarnos, ¿por qué creen que tienen más derechos que los demás? ¿por ser ricos? Camila, tú
vales más que cualquier fortuna, quiero que lo sepas. Es muy triste, que las personas hayan olvidado que
somos humanos, y que sigan dañándose unos a los otros, es tan triste que se hayan atrevido a dañarte a ti,
ser perfectamente imperfecta— no sabía por qué mis labios se estaban curvando solos hacia arriba. Nadie,
nunca en mi vida, me ha dicho tales cosas. Mueve su cara, en dirección de nuestras manos, y sus labios las
besan, como algo sagrado, algo divino—. Permiteme bañarte, permiteme borrar todos esos rastros de abuso
y de violencia de tu cuerpo. Te prometo que haré mi mejor intento.

—No tienes que hacer eso, no tienes la culpa.

—Tampoco tú, Camila— el ritmo de mi corazón se acelera cuando sus ojos dan directo a los míos, ¿siempre
ha pasado esto? Que me sienta tan nerviosa y calmada a la vez cuando ella me mira; la mano con la que
sostiene la mía se abre, y al mismo tiempo se cierra entre mis dedos. Aire escapa de mis labios, y no puedo
quitar mis ojos de ella—. Por favor, siéntate.

Creer en hechizos y encantos, en la brujería, es castigable hasta con la muerte, pero eso no significa que no
sean verdad. Sino, no encuentro otra explicación de cómo terminé sentada, con ella agachada frente de mí
lavando mis pies, justo como ella quería.

Supongo que así es como funciona una amistad, el preocuparse por la otra, sentir eso que tu amiga siente, el
no poder sonreir si ella no sonríe, y pasar las penas junto a ella, incluso si tu no estás involucrada en los
asuntos. Estar ahí la una para la otra, sin importar nada. No puedo saberlo, y no quiero humillarme más
preguntando éstas cosas, Lauren se ve como alguien que tuvo muchas amigas, el tema debe aburrirle, y no
quiero que sienta más lástima por mí de la que ya me tiene al enterarse de que es la primera amiga que he
tenido. Y si la suerte está en nuestra contra, la única que tendré.

Lava mis pies con tanto cuidado, no digo que está mal hacerlo de esa manera, pero ella lo hace diferente,
ella es tan diferente a todas las personas que he conocido. Tiene algo en su forma de ser, su forma de
pensar, que es único; está llena de sorpresas, abierta a todo y todos, no es como las demás que sólo les
importa su persona y lo que posee. Y creo que por eso con Lauren es fácil hacer, decir cualquier cosa.

—Permiteme hacerlo yo también — entre mis pensamientos ha surgido una

intención.

está seria.

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Insideofmysoul
—¿Hacer qué?

—Borrar todos los rastros de abuso y violencia de tu cuerpo— levanta la mirada,

—Hemos recibido órdenes. No creo que le agrade que hagas eso— exprime el

paño que ha estado usando para lavarme.

—Eres mía ahora, puedo hacer lo que quiera contigo— parpadeo rápido por la sorpresa de mis propias
palabras —. Perdóname, no quería decirlo así.

—Mala elección de palabras pero buena tu razón. No estoy negándome por eso, es porque no tenemos
tiempo.

—Hagamos el tiempo— suelta el paño, lo deja caer en la taza de arcilla donde mis pies limpios reposan—.
Ya deja eso, están más limpios de lo que alguna vez estuvieron. Los vas a desvanecer en el agua, es
suficiente— acompaño mi petición con una sonrisa.

—Tal vez, puedes borrar las marcas invisibles de mi cuerpo en otro momento...

—Quiero hacerlo ahora— la interrumpo—. No hay mejor momento que este, donde tus ojos tienen tanto
dolor. Hagamoslo juntas, así hacemos el tiempo.

Yo aportando ideas venía siendo no tan malo. Me puse de pie con los pies aún dentro de la taza, y tendí mi
mano para ella, para ayudarla a levantarse. Su mano húmeda y suave tocó la mía al instante; me apoyo en
ella para salir de la taza, pero ella me devuelve apoyando una mano en mi abdomen.

—Te vas a ensuciar.

—¿Cómo no? No puedo ir por los aires como las aves, tengo que caminar— trato de salir de ese círculo, y de
nuevo ella me lo impide.

—Eres terca— frunce sus bonitas cejas.

—No, tú eres terca, te estoy diciendo que no vuelo como las... ¡Whoa! Bajame— no sé cómo lo hizo, pero
mientras hablaba ella se encargó de poner el abrazo en mi espalda y el otro bajo la parte de atrás de mis
rodillas e impulsarse para sostener mi cuerpo en el aire.

—Eres más liviana de lo que pareces— la satisfacción se nota en su sonrisa.

—Bajame ahora Lauren— otra vez ella me ignora —. Te tomas las cosas muy en serio— me sienta en esa
bañera marrón y fría, que ya he comprobado que es de un material muy duro.

—Dame tú ropa— ¿mi ropa?— ¿Piensas darte un baño con la ropa puesta?

—¡Oh!— no puede ser que se me haya olvidado.

—Me volteo para que te desvistas— no había terminado de hablar y ya ella me estaba dando la espalda.

—Desvistete tú también— el trabajo de quitar mi camisa no era mucho, le faltaban botones. La doble y la
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puse en el espacio que estaba delante de mí, el cual era suficiente como para que dos personas estuvieran
dentro.

Descubrí sus brazos desnudos retirando mi camisa un momento después. La vergüenza surgió en mi al
notar la parte de arriba de su cuerpo descubierta, tan pálida con el centro de sus senos, que comparado con
el color de sus mejillas, es un rosa claro; sin embargo, por tanta vergüenza que pueda llegar a sentir, mirarla
ya no se me hace tan inapropiado, supongo que se debe a que ya es la tercera vez que la veo en éstas
condiciones.

—El tiempo corre— la veo agacharse con sus pantalones en la mano, que se bajan a medida que ella baja
más. Queda en calzoncillos blancos, doblando sus pantalones y enrollando el cinturón hasta que se vuelven
muy pequeños.

Comprendí lo que quería que hiciera, con un extraño pesar dejé de mirar su cuerpo y sus acciones, y
comencé a imitar lo que ella hizo con sus pantalones. Es raro cómo puedes sentir que alguien te está
mirando, incluso se vuelve incomodo cuando se trata de algo que no quieres que miren de ti, es así cómo
me siento al momentos de estar desnudando mis piernas, la cuales, exponen muchas historias con ningún
final feliz.

—Si no quieres quitar tus calzoncillos está bien, yo tampoco lo haré— toma mis pantalones, para juntarlos
con los suyos, y los lleva a la silla donde yo estaba sentada anteriormente.

Recojo las piernas, hasta llevar mis rodillas a mi pecho desnudo y recostar mi mejilla en mis rodillas,
cerrando los ojos al momento. Luego siento sus dedos, empezando a acariciar desde mi oreja y bajar por lo
largo de mi cabello; me dejo llevar, y caigo en un estado de relajación enorme, donde por cada caricia que
me da me cuesta cada vez estar más atenta.

Hasta que algo frío toca mi cuerpo y salgo de mi estado de golpe, alarmada por no saber qué está pasando.
La veo poner la cubeta de vuelta al suelo, y cuando miro hacia abajo descubro que es agua lo que me rodea.

—Perdona— muestra una sonrisa para mí. También, deja ver su cuello y su cara completamente, su cabello
está recogido echo una bola en lo alto de su cabeza, se nota que varios rizos han caído a los lados de su
cara, y que ella los oculta detrás de sus orejas. Su cabello nunca ha estado tan curvado como ahora, pero
me sigue gustando la oscuridad de su abundancia— ¿Estás bien?— asiento, porque no me siento capaz de
hablar.

—Ven.

Ella entra a la bañera, y toma un gran mordisco de aire antes de sentarse. Su

cara se tensa al tocar el agua, es la misma reacción que yo tuve, la entiendo, está muy fría; como a mí
también me pasó, se adapta rápido al frío de ella.

—Ni en mis más grandes pesadillas me imaginé en una situación así— su espalda choca contra el borde
duro de la bañera, su cabeza cae para atrás, cierra sus ojos; y sus brazos, uno de ellos con el paño en la
mano que ha usado para lavar mis pies, se apoyan en los bordes de la misma— ¿Sabes que cosas me
atemorizaban? Criaturas nocturnas que probablemente existirán sólo en mi imaginación— sus piernas
estiradas dan con mis pies—.

Ahora, me asustan personas humanas, al menos creo que lo son.

—Me dijiste que no tuviera miedo— para evitar seguir observando su cuerpo, bajo la mirada, y empiezo a
jugar con la gotas de agua que se forman se mis dedos.

332

Insideofmysoul
—¿Puedes creer que no sigo mis propios consejos?— el agua se agitó cuando ella movió una de sus
piernas.

—No te preocupes, yo tampoco lo hago— me atreví a levantar la mirada, porque sentí que algo fuerte
estaba llamándome. Y cuando descubrí qué era, fue imposible volver a lo que estaba haciendo —. Son
fuertes y decididos, penetrantes, nunca podría mentirles.

—¿A qué cosa?— inquiere ella, con la cara levemente arrugada.

—A tus ojos. Me gustan tus ojos.

—Eso ya lo sé— sonríe con la boca cerrada. Extiende su mano, con clara intención de que yo la tome.

Voy hacia ella, sin necesidad de tomar su mano, y entre sus piernas me manifiesto, con mis manos hacia
adelante para que mi camino no sea torpe; en mi avance noto cómo sus piernas se abren, al igual que sus
brazos, sus brazos que han estado dispuestos a recibirme incluso cuando no sabía nada de mí. Su corazón
era bulla cuando mi oído lo pudo escuchar, su pecho se inflaba con lentitud, temía en que en algún
movimiento mi cabeza se

deslizara y cayera en sus senos, los cuales golpeaba con el aire de mi respirar; mis brazos rodearon lo que
pudieron de su cintura, y mi cuerpo, mi alma, por fin se sentían seguras de estar en un lugar.

—A mi también me gustan tus ojos — su brazo pasa por mi espalda, y su mano descansa en mi barriga.

—¿Sueles mentirme tan a menudo?— ¿cómo puede declarar semejante cosa?

—¿Sueles no aceptar la verdad tan a menudo?— de tan cerca que estaba podía palpar el rubor de sus
mejillas, el espesor de sus cejas; yo la miraba a los ojos, sin fuerza para hacer nada más. Cuando
contraataca mis preguntas con otras preguntas no me siento en facultad de seguir hablando, es como si
estuviera retandome a que le ganara, y tengo muy clara que esa no es mi posición—. Tus ojos abarcan los
siete mares, ¿puede una cosa obtener todo en ella?, porque tus ojos son la tormenta perfecta, tienen todo y
nada a la vez. Es algo que no sé exactamente cómo describir, porque no entiendo lo que son, pero me
parece tan excitante poder descubrir los secretos que ellos guardan— su voz se ha convertido en un lento
susurro.

—¿Qué pasa si el gran secreto es que están vacíos?

—Nada que brille con tanta intensidad lo está ¿Sabes qué es lo que se dice de aquellos que persiguen una
luz brillante?— muevo la cabeza a los lados, pues desconozco la respuesta—. Tienen muchos nombres,
pero a mi me gusta llamarles cazadores de tesoros. Sabes que una cosa es valiosa cuando su brillo es
capaz de cegarte a gran distancia, entonces el cazador va por su tesoro, sin importar no saber lo que sea, ni
que medidas tenga que tomar para conquistarlo, el cazador simplemente está atraído por el brillo, y por la
avaricia que lo que produce el brillo le provoca. Así sin más, el cazador al llegar al brillo pierde la lucidez,
porque no sabe exactamente lo que ha encontrado, sin embargo está satisfecho de haber encontrado su
tesoro, tanto, que no importa lo que el tesoro traiga consigo. Se dice, que al seguir la luz brillante, el gran
tesoro es la muerte, previo a esto, se manifiestan todas las sensaciones más placenteras que el ser humano
puede experimentar en su vida.

—¿Entonces moririas para seguir el brillo de mis ojos?

—Previo a eso disfrutaría de las maravillas que descubrir tal tesoro me ha dado— sus largas pestañas caen
cuando sus ojos se vuelven a cerrar—. La muerte es algo variante, no puedes predecir cómo y por qué vas a
morir.

333

Insideofmysoul
—Cierto, qué nos asegura que no entre ese hombre y acabe con nuestras vidas en este momento — risa
emergió de ella; no comprendía la razón, cuando yo tenía mis momentos de pesimismo ella trataba de
espantar esos pensamientos, en cambio ahora le hace gracia.

—Por lo menos moriría con la suerte del cazador, habiendo encontrado mi tesoro, y muriendo con el en
brazos— aprecio las cosas que Lauren dice para hacerme sentir como una persona que es digna de ser
querida, hacerme sentir como una persona en general. Oí el movimiento en el agua, como se levantaba y
caía—. No pienses en eso, nada malo nos va a pasar— a veces, me gustaría creer que si creo en las cosas
con toda mi alma no van a pasarme jamás.

Claro que, era muy ingenua creyendo que ese tipo de cosas iban a salvarnos. Mis labios junto con mi cuerpo
temblaron al sentir gotas frías de agua bajando por

el medio de mi pecho. Ella siso sobre mi frente, y otra lluvia cayó sobre mi pecho; con su mano firme pasó el
paño por debajo de mi barbilla, llevándolo detrás de mis orejas. Mojó de nuevo el paño y más gotas caían
sobre mi, gotas que pasaban por mi cuello, recorrían y se desviaban por mi pecho, y algunas se internaban
en mis calzoncillos. Retira mi cabello, recogiéndolo todo con una sola mano, para pasarme el paño por los
brazos, y debajo de ellos, por detrás del cuello; ella me empuja con los dedos de la mano con los que recoge
mi cabello, quiere que me siente, y yo hago todo lo contrario, su insistencia es poca pero yo me aferro fuerte
a ella.

—¡No!— grito. Desde hace un momento ella dejó de insistir, y hasta ahora me ha dado el valor de hablar, de
libremente negarme a hacer algo.

—Está bien Camila, tranquila, no estoy aquí para obligarte a hacer cosas que no quieres, tranquila — suelta
mi cabello en su totalidad. Con sus dos brazos me envuelve, sisea bajo para que me calme; gotas de agua
caen a final de mi espalda, supongo que aún sostiene el paño— ¿Quieres contarme de ello? Recuerda,
estoy aquí para borrar tú pasado lo más que pueda.

—No importa lo que hagas Lauren, esos recuerdos no se van a ir, el pasado está marcado en mi cuerpo—
no me había dado cuenta de lo rápido que había empezado a respirar, de como mi corazón latía con tanta
fuerza—. No quiero que veas algo tan feo, y que se quede grabado en tu cabeza. No quiero más palabras de
consuelo, y absolutamente no quiero tu lastima.

—No es lastima lo que siento por ti, es admiración.

¿Admiración? Admiración, admiración ¡Admiración!— salí de sus brazos, con los puños tan
apretados que mis uñas se clavaban con profundidad en mis palmas. — ¿Cómo puedes decir eso?
¿Admirarme? ¿A mi? Una cobarde que no se arriesga, que no sabe decir que no, que se rinde a la
idea de un mejor por venir, alguien que vive con miedo de dar el siguiente paso. Yo, pobre en todos
los sentidos, ¿sabes a quién admiras? A alguien que ni siquiera es considerada una persona. No
soy absolutamente nada— la realidad del dolor que me producían mis propias palabras no me
dejaba mantener mi voz firme, ni hablar tan en alto— ¿Quieres ver?— poniéndome de rodillas mis
manos fueron a mi cabello sin esperar su afirmación, recogiéndolo para exponer mi espalda en su
totalidad. Ella estaba sin palabras, sin expresión en su cara, se dedicaba a mirarme a los ojos—
¿Quieres ver por qué nunca podré olvidar, lo que, por más que intentes, no podrás borrar? Está
marcado en mi cuerpo, aunque no pueda verlas ahí están, siempre estarán— caigo sentada sobre
mis piernas. Mis dientes tiemblan mas no tengo frío, y mis ojos comienzan a llenarse de esa agua
caliente que odio. Agacho la cabeza a medida de que me doy vuelta sobre mis piernas, ella abre las
suyas y las encoge mientras me muevo, hasta que vuelvo a sentarme, esta vez sobre mi
retaguardia, permitiendo que vea la parte más fea de mi cuerpo. Y desde ese momento, todo es
silencio.

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Insideofmysoul
¿Se supone que esto es lo que debería quitarme la idea que tengo de ti? ¿Crees que te voy a
rechazar por lo que tu cuerpo tenga? — en el agua empiezan a formarse círculos, que no señala
otra cosa más que ella se está moviendo — Ridículo Camila, totalmente. No existe una sola cosa en
el mundo que me haga cambiar de opinión respecto a ti— descubro sus piernas deslizándose al
lado de la mías, estiradas por completo — ¿Es inapropiado si las toco?

— Si, lo es — mi respuesta es pronta.

—¿Lo es si te abrazo?

—No — sus brazos pasaban con delicadeza desde atrás de mi cintura hasta enredarse a la medida de mi
ombligo.

Ella mantiene una distancia, donde lo único que puedo sentir de su cuerpo es el roce de nuestras piernas, el
contacto que tengo con el centro de ellas y sus brazos abrazándome. Yo me encontraba muy inclinada hacia
abajo, quería sentirle, pero no quería que ella sintiera la textura desagradable de mi espalda. Aunque no
estábamos tan cerca, su calidez me arropo, una vez más haciéndome sentir segura. Le cojo las manos, y las
uno con las mías, un dedo completando el espacio entre uno y otro.

—Estoy segura de que hay mucho que no sabes, incluso hay muchas cosas que ni yo sé, pero desde mi
punto de vista la admiración no se trata del acto más heroico, aunque prácticamente signifique eso. Creo
que a las palabras puedes darle el significado que quieras, y si pudiera elegir, si lo pudiese modificar, tú
serías mi definición de admiración— el cuerpo empieza a enderezarse, todo lo que sale de su boca, aunque
suene a locura, merece mi máxima atención

—. Toda tú vida has vivido bajo un margen de violencia y abuso, es todo lo que has visto, todo lo que sabes,
de hecho como te llamas, y como te menosprecias, deja claro que te han maltratado a tal punto de que en
realidad crees lo que ellos dicen de ti. Es momento de que escuches otra opinión, y que también te permitas
creer esto que diré sobre ti, de por qué te considero una persona admirable. A pesar de todas las cosas que
te han tocado vivir, las que me has dicho y las que aún no sé, tú alma es pura, tú corazón es bueno, no has
permitido que toda esa maldad que te rodea te absorba, y eso te hace una persona valiosa, un ejemplo para
todos de que no importa lo que hayan vivido o de donde vengas, lo que pase a tu alrededor, se es capaz de
mantener la esencia; incluso eres un ejemplo para mí, que tengo esos momentos donde me rindo y me dejo
consumir por el ambiente donde estoy, y casi llevo a cabo los deseos oscuros que no sabía que tenía— yo
he notado eso que dice sobre si misma, tristemente.

—No soy una santa— se equivoca si cree que nunca he caído en algún lugar oscuro. Su mano, la que
sostiene el paño, se eleva y el mismo gotea.

—Una flor viva en un campo de espinas es digna de ser admirada— tiemblo cuando las gotas que
desprende el paño llegan a mi cuerpo; más, cuando el paño está en contacto con mi hombro desnudo.

—A veces la flor está cansada, y quiere marchitarse— admito, luego de un rato de silencio entre nosotras,
donde lo único que se oía era el agua caer.

—¿Y por qué no se marchita en su totalidad?— dice con su cuerpo más cerca del

mío.

—Porque la flor tiene la ridícula idea de que puede salir ilesa del campo de

espinas y ser finalmente libre, sin temor— mis deseos más profundos salen de mi boca en apenas un
susurro.
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Insideofmysoul
—Sigue luchando, no te rindas, saldrás del campo, te lo prometo— en esta ocasión deja caer el paño, y sus
brazos me envuelven una vez más.

Me pego a ella, con cuidado a no estar tan en contacto de su piel con ni espalda, y abrazo su abrazo. Sus
antebrazos rozan directo a la parte baja de mis senos, su respiración

calma en mi cuello. Es como, una sensación extraña pero agradable, nunca nadie me había hecho sentir tan
calma ni tan cómoda, ni siquiera mi madre podía lograr lo que Lauren está haciendo ahora.

—¿Es inapropiado si te pido que me hables de tus heridas?— respiro hondo, moviendo nuestro abrazo con
el hundimiento y levante de mi pecho.

—Son muchas historias sin finales felices, que me dejan con un sabor amargo en la boca. Y si te las cuento,
ahora en la situación que nos encontramos, voy a arrastrarte a la perdición, porque decirlas en voz alta
revive el dolor de los azotes y el grito de las cenizas fundiéndose en mi piel, me devuelve al lugar donde he
sido tan infeliz durante toda mi vida. Eso no es lo que quiero, viajar al pasado, quiero quedarme aquí, en
este momento contigo, porque tú me das la paz que nunca he tenido.

Me veo en la obligación de dejar ir uno de sus brazos, pues ella así lo está pidiendo silenciosamente. La
abundancia de mi cabello recae de nuevo a un lado de mi cuello, acción realizaba por Lauren; luego, sus
dedos con poca insistencia en que sea algo firme, rozan la parte descubierta detrás de mi cuello, hace
círculos sobre el hueso que según mis suposiciones conectar la cabeza con la columna. Su palma completa
se apodera de mi hombro descubierto y da suaves apretones; cada vez exploraba más, podía sentir el
temblar de su mano, y el brazo que me rodeaba me empujaba contra su cuerpo, acto del que no estaba
segura qué significaba pero tampoco me molestaba. La siento bajar con el roce de la yema de sus dedos,
mis labios sin voluntad empiezan a temblar. Mis hombros suben con mi agitada respiración, aunque ella
estuviera rozando no estaba cómoda con que estuviera tocándome en esa parte que representa tanto dolor
para mí. No podía soportar que me tocasen la espalda desnuda, apenas podía tolerarlo con ropa, me
asqueaba, el dolor revivía, me quemaba, como si la persona que estuviese tocándome estuviese haciendo
las heridas una vez más.

Estaba lista para empujarla con mi cuerpo a medio levantar, despreciar a la persona que sólo quiere
ayudarme. No es hasta que siento otra textura diferente que me retracto, no porque estuviera bien su acción,
sino porque me encontraba sorprendida de lo que ella estaba haciendo. Sus labios ocuparon el lugar de las
yemas de sus dedos en mi espalda. Mi boca temblorosa se abrió, soltando aire de una forma extraña, y el
corazón empezó a empujar contra mi pecho ¡Tum, tum, tum!, fuerte y salvaje. Es imposible que estuviera
pasando, pero a cada beso sentía como si sus labios estuvieran borrando las marcas de dolor, y mi espalda
estuviera quedando pura y limpia. Sentía que volvía a nacer, que su boca me daba una nueva oportunidad,
otra piel, una piel que cualquiera puede querer, y que nadie iba a rechazar mirar o tocar, y en otros casos,
besar, como ella lo está haciendo.

A pesar de estar sintiendo por primera vez que alguien quiere mis cicatrices hay algo más que hace ruido
mudo, que acapara el aire que soplaba segundos atrás, algo pesado que perturba mi proceso de sanación.
Rápido, mi mirada lo encuentra, el corazón me late ahora con miedo al ver sus ojos negros que nos observan
desde la puerta. Tiene el camisón y una toalla en mano, su hombro está apoyado en la madera; sus cabellos
peinados a la perfección, con la camisa suelta en los dos primeros botones y fuera de su pantalón. Lauren
me abraza con ambos brazos, reconozco esa acción como protectora por su parte, mientras él avanza por la
habitación

a pasos lentos y pesados. Contengo la respiración viéndolo actuar, se dirige a la silla dónde Lauren ha
puesto nuestra ropa y la coge con la mano que tiene libre y la echa al suelo; en su lugar coloca la toalla y el
camisón sobre la silla.

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Insideofmysoul
—Ya te tardaste demasiado. Niña, ven— sabía que cuando decía niña hablaba conmigo, y cuando hablaba
como si estuviera dirigiéndose a la pared era para Lauren.

Obedecí como un perro fiel, sin importar mi condición ni que Lauren haya puesto un poco de resistencia,
sintiendo frío al levantarme. Aprendí con el tiempo que no necesitaba dar explicaciones cuando no
preguntaban, y que debía hablar sólo cuando era necesario, esas son cosas que ella debe aprender, ya no
lidera el barco, ahora es una prisionera. Por eso mi camino es en silencio. De pie frente a él mis ojos se
posan en su manzana de Adán, no tengo una buena sensación recorriendome el cuerpo, todo lo bueno que
Lauren estuvo haciendo con sus palabras y sus besos se vio derrumbado por un montón de miedos e
inseguridades que el hombre frente mío me producía.

—Ven también— agitó la mano hacia mi compañera. No bastó mucho para oír el goteo del agua y que su
cuerpo estuviera junto al mío—. Quitale lo mojado y secala, luego vistela. Quitate tú también lo mojado, te
quedaras desnuda. No me hagan esperar.

¿Lauren se quedará sin ropa? Con el agua fría y ese aire del mar de la noche lo más seguro es que
enferme. No obstante no intervengo, y mi mano toca su pierna para que ella tampoco lo haga, no soportaría
que la golpeasen de nuevo, ya tengo demasiado con verle la marca del golpe que recibió hace rato. Él sale a
paso decidido, con sus pisadas fuertes que pronto se callan. No ha salido de la habitación. Veo hacia abajo
cuando siento que algo está dejando mi cuerpo, y me encuentro a Lauren agachada a mi lado, con su
mirada en el piso y mis calzoncillos en su mano; levanto las piernas para que ella lo pueda sacar. Mis manos
van a cubrir mi parte intima de inmediato, de nuevo recupero la vergüenza de exhibir mi cuerpo frente a
alguien, porque estoy completamente desnuda. La toalla pasa por mis piernas en pequeñas presiones, sigo
teniendo a Lauren agachada, ahora frente de mi.

—Dame eso, no es necesario que lo hagas, él no está mirando— vuelve a su postura de antes, a la de no
hablar no mirar—. Te lo ordeno Lauren— sus movimientos pararon, con su mirada baja me ofreció la toalla.
—. Ponte de pie.

Tuve que renunciar a ocultar mi parte intima con mis manos. Lancé la toalla que ella me había ofrecido a mi
hombro, y sequé mis manos luego. Algo le pasaba que cuando él entraba a la habitación ella se disminuía,
no estaba fingiendo, su forma de ser cambiaba a uno con estima bajo y destructivo, casi... casi como yo.

—Mírame. A los ojos.

Le costaba fijar la mirada en un solo lugar, sus ojos se movían como locos, saltando de un lugar a otro. Pero
seguían siendo esos ojos verdes que tanto me gustaban y por los que daría mi vida. Me aproximo a ella, con
los brazos estirados, dispuesta a entrelazarlos en su cuerpo. Y eso hago. La abrazo de lleno, pegando mi
cuerpo al suyo como si ella fuese a desaparecer de un instante a otro; mis senos y los suyos hacen
contacto, pues con la fuerza que tomó mi abrazo los estoy aplastando entre ellos. Los brazos de Lauren se
unen al abrazo, puedo sentir su incomodidad al respecto de sus manos, porque mi espalda está expuesta y
ella respeta

el no tocarme si yo no se lo permito. Necesitaba que ella me calmara para lo desconocido que nos espera en
la otra habitación.

—Sigue las ordenes y no pongas resistencia. Vamos a estar bien.

Antes de cumplir las ordenes que se nos han dado, siento la necesidad de hacer algo más. Separando
nuestro abrazo mas no nuestros cuerpos la miro, y pongo las manos sobre su rostro de porcelana,
acariciando con mi pulgar el feo golpe que él le había dado. Me cuesta mucho disimular la rabia que siento
por no haber hecho nada cuando él le pegó, cómo se atrevió a manchar una piel tan perfecta como esta, a
ponerle un dedo encima. Incluso yo, que la estoy acariciando, siento que estoy yendo más allá de lo que

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merezco. Pero cómo no hacerlo, si sus ojos brillan cuando la toco y su respiración se vuelve tan calma que
cuestiono que esté respirando; cómo no hacerlo, si su mano se apoya en la mía, y recuesta la cabeza sobre
ellas, cerrando los ojos. Cómo no hacerlo, si ella necesita seguridad y cariño, justo como yo lo necesito.
Retiro la mano que descansa en su mejilla rosa, y dejo la otra para equilibrar mis movimientos.

Me apoyo con la mitad de la parte de arriba de mis pies para quedar más a su altura, y mi boca como semilla
a la tierra se planta en su mejilla, sujetándose de la suave piel que ahora está dañada en un beso largo, para
que mañana florezca más bella de lo que es.

Luego de eso me retiro con mi cara sintiéndola caliente y vergüenza de haberme atrevido a hacer tal cosa.
Quito la toalla de mi hombro y la paso por mi cuerpo casi seco. Vuelve a mi la incomodidad de verla desnuda,
ésta vez completamente desnuda; sin embargo no es algo que mis ojos rechacen ver en su totalidad, el
como su piel se estira al tratar de poner nuestros calzoncillos mojados a secar demasiado fuera de su
alcance de altura; ella lo logra por supuesto, juego con el camisón en mis manos mientras la veo hacer su
ultimo intento, y en el, como el moño que tenía se soltaba, y la cascada oscura de sus cabellos rompía en su
espalda. Ella voltea, con los dedos en su cabello, peinándolo hacia atrás; me permito bajar la mirada sin
mucha lucha, su cuerpo es muy voluptuoso, no es que no me hubiera dado cuenta antes, pero ahora, y no
encuentro la razón, mis ojos la ven de otra manera. Siempre me he preguntando por qué no tengo vellos en
el cuerpo, como los que tiene ella entre sus piernas, ¿será que los esclavos no pueden tenerlos?

Dejo las dudas para luego, quizás Lauren sepa la respuesta, porque aparte de ser muy bella es muy astuta.
Reparo en ponerme el camisón, el cual sobrepasa mis pies y lo llevo arrastrando, y tenderle la toalla a ella
para que se seque, ya hemos estado aquí demasiado tiempo y no quiero que a él se le acabe la paciencia y
se desquite en Lauren, no podría contenerme de actuar inapropiado y tratar de desquitarme mil veces peor
sobre él. Ella recoge nuestras ropas y las coloca de nuevo sobre la silla antes de aceptarme la toalla.

—¿Está lista señorita?— coloca la toalla en el espaldar de la silla. Sus manos van a su cabello de nuevo,
recogiéndolo en ese moño sobre su cabeza. Cuando sus manos suben hasta su cabeza también sus senos
se elevan, y su barriga se aplana más de que lo estaba; no sabía que los movimientos del cuerpo podrían
causar esos cambios. Finalmente asiento en confirmación.

Él está sentado de espaldas a nosotras, esperaba en la mesa; la cual, no estaba repleta, pero sí era notorio
había cosas en ella. Miro a Lauren, quien sólo mira a sus pies, tiene

las mejillas coloradas y juega con los dedos de las manos, parece distraída y nada preocupada. Pongo una
mano en su hombro y lo agito al tenerla, para que despertara de su sueño de ojos abiertos y se concentrara
en la situación que está frente nosotras.

Voy caminando adelante, ella siguiendo mi paso, porque soy la que parece "agradarle" de cierta manera. Me
detengo a un lado de él, cruzo los brazos detrás de mi espalda, a la espera de que él me note y ordene qué
es lo que debo hacer. Con la mano señala la silla que está frente a él del otro lado de la mesa, y comprendo
de inmediato que ese será mi lugar. Tomo asiento, lo primero en mi vista siendo Lauren desnuda detrás de
él, luego lo miro a él, en su posición recta y ambos antebrazos apoyados en la mesa. Nunca antes me había
sentado en una mesa a comer con alguien.

—Espero que te guste el pavo, está cocido en vino, y el puré de patatas; he conseguido que hornearan
pan— habla tranquilo, y a la vez presume lo poco para muchos y lo demasiado para mi que hay sobre la
mesa. Aparte de lo que ya mencionó, hay un racimo de uvas y vino para acompañar. Hace otro movimiento
con la mano, hacia atrás está vez, sabía que esa era la señal de Lauren y ella también—. Sirvenos.

Quería preguntar, si Lauren se nos uniría a comer, pero de tan sólo pensar en las consecuencias mi corazón
se vuelve loco de la preocupación de que él pueda hacerle daño.

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Tengo que adaptarme a fingir que ella no me importa, que no me duele su dolor, que no me interesa su
humillación. Quería relajarme y que dejara de atormentarme, quería que cómo ella hizo muchas veces,
meter la comida en mis bolsillos en los momentos donde nadie me observase. Pero eso me era imposible, él
estaba justamente frente de mi, no había otra persona que lo pudiera distraer, y no tengo bolsillos para
ocultar nada.

Al instante ella se movió. No había manera de que Lauren fallara en esto, ella es servicial, me lo ha
demostrado. El pavo humeante está cortado y no hay cuchillos sobre la mesa, de hecho no hay ningún tipo
de cubiertos, lo único que puede contar son las pinzas con la cual Lauren está sirviéndole el pavo al hombre;
levanta una porción de puré seguida de otra para finalmente tomar un trozo de pan y presentarlo junto a los
demás alimentos frente a él. Mi mirada se encontró con la de ella al momento de servirme, quería
desesperadamente detener el moviento de sus manos y decirle que yo podía hacerlo, que tome su asiento y
espere para yo poder servirle y comer juntas como lo hemos venido haciendo. La incomodidad de que
alguien me atendiera me agobiaba, no estoy acostumbrada y nunca lo estaré sencillamente porque este no
es mi lugar, esto no es lo que merezco. Mirándola cumplir ordenes y sirviéndome puedo recordar cuando
apenas nos conocimos, cuando ella fue amable conmigo y me ofreció un baño y ropa limpia; y también,
cuando me dio de comer en la boca ese alimento que tan malas memorias me trae. Nadie me había tratado
así nunca.

Me tentó sonreirle cuando ella puso el plato frente de mí, quería agradecerle e invitarla a comer, sin embargo
no dije nada, respiré hondo y bajé la vista para que ni ella ni él se dieran cuenta de mis intenciones. Oí sus
pasos, y luego cómo su manera de respirar había hecho ruido y se había detenido. Él la había tomado del
brazo, no parecía haber sido fuerte. Estaba preparada para lo que sea, conteniendo mis fuerzas apretando
la tela del camisón que traía puesto. No me podría controlar si la insulta, si la golpea; a mi no me gusta el
abuso, no me gustaría que nadie sufriera de ello, pero ese señor, ese hombre con sus ojos oscuros provoca
que

en mí nazca la posibilidad de yo ser la que abusa, que si llegase tocarle un cabello a Lauren le lanzaría la
mesa encina y rompería todas las sillas en su cabeza.

El agarre de mi camisón se aflojó de inmediato, y lo que sentía ahora era una enorme confusión. Él la había
sentado de lado en sus piernas, y era evidente que sus manos estaban apoyadas en las suyas, porque no
estaban a la vista. La incomodidad de Lauren era visible, hacía lo posible por ocultar su belleza de mujer
poniendo sus brazos a lo largo de su pecho. Mi cuerpo se calentó de la rabia cuando por mi mente pasó la
idea de él tocándola inapropiadamente donde no debía, eso es otro nivel de abuso que no podría tolerar, y
mis manos acumulaban mi rabia de nuevo en el camisón, esperando un simple moviento de Lauren, una
pequeñisima queja, para dejar actuar mi parte mala que lleva mucho tiempo escondida.

Las manos de él volvieron a subir a la mesa, y me relaje un poco. Movió una de ellas hasta alcanzar una tela
verde, que arrastró sobre la mesa hasta que la tuvo cerca; desnudó el contenido haciendo la tela a los lados,
y cubiertos se mostraron. Un cuchillo y un tenedor se me fue ofrecido, los cubiertos eran más pesados que
los mismísimos platos y todavía no los tenía por completo en mi poder, él lo sostenía por la parte filosa y
pulsante.

Era una acción arriesgada la de él, este hombre si es dueño de todo esto no lo consiguió por ser bruto y
confiado, debe saber que entregarle un arma como esta a una desconocida raptada para cumplir su voluntad
no debe ser seguro. Él los deja ir y ahora reposan en mi mano, hago el esfuerzo de no expresar las ideas
que mi cabeza crea en mi rostro, esto es una prueba, he pasado por esto tantas veces. Él quiere probarme,
quiere ver si reacciono atentando en su contra con el arma que me ha dado.

Decidí pasar la prueba. Él tenía a Lauren en las piernas, y un par de cubiertos más justo a la mano, sabía
que ella no era su favorita, e incluso si lo fuese, su vida iría primero antes de la de ella. Coloqué los cubiertos
a un lado de mi plato, porque tampoco había recibido la orden de que podía empezar a comer.

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Él no dejaba de sorprenderme esta noche con sus acciones. El otro juego de cubiertos, teniéndolos entre los
dedos, se los ofreció a Lauren. Alerta de nuevo. Sabía lo impulsiva que podía ser, lo fue cuando me reclamó
como suya al borde de que me cortasen la garganta. Sin embargo sabía que ella preferiría herirse a ella
antes de herir a los demás, pero nunca la he visto actuar bajo este tipo de circunstancias. Ella los sostuvo y
luego imitó lo que hice, sin tardar mucho o mirar si los había colocado bien, su mirada se mantenía abajo y
sus brazos volvieron a la misma posición.

—Come y bebe— la cara de él estaba girada en dirección a Lauren—. También tú niña, va a enfriarse—
como ella, no podía salir de mi sorpresa, por lo que me costó un poco reaccionar.

—Come— le hablé yo. Mi voz pareció traerla de vuelta. Nuestros ojos se encontraron y con ellos
hablábamos, mi vista bajaba en dirección a los cubiertos, insistiendo para que los tomara. No quería que él
se hartase y que Lauren no comiera esta noche.

Eventualmente lo hizo. Toda la cena estaba en silencio, a excepción de los cubiertos al chocar contra el
plato y cada vez que movía la copa para beber vino. Me encantaba el vino. Me encantaba todo en realidad.
La comida era muy importante y sagrada para mí, y tomé

la costumbre de comer rápido y no dejar caer ni una mínima miga de lo que estuviera comiendo, no me era
muy frecuente comer, sobre todo cosas tan deliciosas como estas, y me da miedo que él retire mi plato y se
lleve la comida, por eso me apuro al comer, mordiendo mi lengua incluso en ocasiones por masticar rápido.
Él me ofrecía más señalando las cosas con las manos y alentandome con ellas; por supuesto yo no
desperdiciaba, y Lauren tampoco lo hizo.

Cada vez que tomaba vino no podía evitar dirigir mi vista a él, centrarme en sus ojos. Creía que como la
copa tapaba gran parte de mi cara él no se daría cuenta, pero todas las veces él me atrapaba mirándole, y
por segundos que me parecían años yo le miraba, ¿qué tiene este hombre en la mirada que me llama tanto
la atención? Me daba miedo y a la vez me emocionaba descubrirlo. Una vez más el cristal de la copa
reposaba en mis labios, de hecho no estaba bebiendo, retenía el liquido para volver a lo que carcome mi
curiosidad. Él ya me esperaba cuando le miré, incluso puedo jurar que vi una pequeña sonrisa en su rostro
duro. Tome un trago corto, y me arrepentí no haber tomado uno largo para asimilar lo que pasó después.

El cabello de Lauren cayó sobre sus hombros, lento, abundante; ella tenía la cabeza abajo por estar
llevándose un bocado de pavo a su boca, y cuando levantó la cabeza su cabello cayó sobre su cara,
tapándole un ojo; su cabello cubría sus parte de sus senos. Pongo la copa de nuevo en su lugar, sin quitarle
la vista de encima. La manera en como lo echó hacia atrás me hizo sentir tonta, por no poder dejar de
mirarla. Luego sus joyas verdes se detuvieron en mí, tan profundo en mí que ni aunque quisiera iba a dejar
de mirarla. Probé el sabor del vino en mis labios cuando los lamí, mi cabeza se ladeó para mirarla mejor, ya
que ella tenía una postura algo extraña. Ella bajó la mirada y empezó a arreglar su cabello hacia un lado,
rápido.

Me di cuenta luego cómo la mano de él estaba en el aire, encima de la cabeza de Lauren, parece como si
hubiera estado esperando que lo notase para bajarla. Estaba satisfecha como para seguir comiendo, y
Lauren creo que también lo estaba. Lo que ahora estaba dando vueltas en la cabeza era lo que él había
hecho ¿qué pretendía? Estaba siendo muy bueno con Lauren, lo que contradecía lo que le había dicho y
hecho.

—La cena ha acabado — mi mirada estaba atenta en su mano, que iba de arriba a abajo en el brazo de
Lauren—. Yo recojo, deben estar exhaustas. Pueden retirarse a la cama.

La noche aún no acaba, y no estoy segura si lo que pase a continuación sea algo bueno o malo. Ella se
levanta primero que yo, y sin dirigirme la mirada se da media vuelta y va en dirección a la cama. Antes de
seguirle el paso descubro que he pisado la tela del camisón que da con el piso con la pata de la silla. Llego a

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su lado, estamos de pie al borde de la cama. Trato de buscar una forma de dirigirme a ella, saber si está
bien; aunque él esté de espaldas recogiendo la mesa sé que va a oírme, pues estamos a pocos pasos de
distancia, y no quiero exponer a Lauren.

—Por favor, ocupen la cama, en un momento estaré con ustedes —su voz apaciguada no evitó que mi
cuerpo se tensara.

Nos sentamos muy cerca de la otra, con una sabana cubriendo nuestras piernas.

Nuestros brazos se tocaban, el de ella estaba muy frío, pobre Lauren, debe estar mal para ni siquiera
expresar el frío que debe tener cubriendo sus brazos, o para levantar la mirada de sus manos. Le va a dar
un terrible dolor de cuello. Aproveche que él aún no miraba, y puse mi mano

sobre su pierna a un lado de la suya mostrando mi palma y mis dedos entreabiertos. Quería que sintiera que
no estaba sola en esto, que lo que sea que pase, yo antes de ella. Justo cuando iba a responder mi acto los
pasos pesados de él suenan, y más que acercase a mi ella esconde las manos bajo las sabanas y se echa
al lado.

No podía comprender ni adivinar las cosas que están pasando en su cabeza, y por mucho que me duela, no
puedo obligarla a que me las diga y a que me permitiese ayudarla. Actúa como si no estuviéramos en esto
juntas, claro que eso lo hace por momentos, es dos personas en una, a veces habla con mucho entusiasmo
y otras sin fuerza para continuar, me impulsa a mi a seguir pero ella se queda atrapada en algo que
desconozco.

Le vi de nuevo cuando salió del baño, con la silla que Lauren había metido en manos. La ropa de nosotras
no la traía, lo que quiere decir que es posible que esté en el suelo de nuevo. Pone la silla en frente de la
cama, recoge las mangas de su camisa y se sienta derecho, mirando directo hacia nosotras. Y así se queda,
al principio pude ser capaz de sostener su mirada, cosa que nunca me he atrevido a hacer cuando se trata
de personas que tienen el poder sobre mi, pero después me cansé, sentí como si con sus ojos estuviera
descubriendo todo lo que mi mente pensaba. Me intimidó, y me vi al igual que Lauren mirando hacia abajo.

¿Qué hace? Es desesperante tener a alguien observándote hacer nada, ¿es así cómo pasaríamos la
noche? Estaba tentada por preguntarle, pero él no me transmitía confianza para hablarle cuando él no lo
hacía primero. El cuello me pesaba y el cabello me picaba en la cara, me sentía pesada después del
banquete que me di, y los ojos se me estaban cerrando. Casi me voy hacia adelante por quedarme dormida
sentada, recupere el sentido y me senté lo más derecha que podía, lancé la cabeza hacia atrás y un ruido de
alivio salió solo de mi garganta aunque traté de no dejarlo salir; moví el cuello a los lados, aliviando la
pesadez.

Me asusté cuando el cuerpo desnudo de Lauren cayó en mis piernas con los ojos cerrados. No se molestó
en abrirlos, es más, no creo que se haya dado cuenta siquiera que está en mis piernas, porque conozco sus
diferentes maneras de respirar, y esta la usa cuando duerme. Había espabilado con eso, mi corazón, a
pesar de saber que ella dormía, no se calmaba. En contra de todo lo que he pensado este día tan largo,
busco moverla con cuidado de no despertarla, para que su cabeza repose en la almohada y pueda cubrir su
cuerpo frío con las sabanas.

En eso él se levanta, y mi pecho podría abrirse para que mi corazón saltón saliera en ese momento de lo
rápido que va. Detengo lo que hago y miro lo que él hace. Tiene la silla donde estaba sentado de nuevo en
manos, esta vez dirigiéndose a la mesa donde comí hace ya un rato. Los platos, la bandeja, las copas, la
botella de vino y los cubiertos estaban ordenados de una manera muy pulcra; en el centro de la mesa
quedan las uvas. Él devuelve la silla a la mesa, y en sus manos toma los objetos usados en la cena, camina
con la frente en alto, cabello se ha salido de su coleta, y antes de que me de cuenta ya él había cerrado la
puerta tras si, dejándonos solas.

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Insideofmysoul
El ruido despertó a Lauren, quien se sentó muy rápido y empezó a mirar a todas

partes. tranquila.

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—Tranquila, tranquila— apoyé una mano en su espalda—. Estoy aquí Lauren,

—¿Estamos solas? — su voz apenas era un susurro.

—Por ahora, se acaba de ir.

Su fría piel se puso al contacto con la mía cuando me abrazó, y por su fuerza y mi poca reacción, porque no
me lo esperaba, caímos acostadas en la cama. Quería cubrirla con la sabana, pero sus piernas, que estaban
sobre las mías, tenían la sabana aplastada; además, su cuerpo se hizo tan pequeño, como una bola al lado
del mío, y me pegaba a ella como si yo fuera a irme y dejarla.

—¿Va a volver?

—Espero que no.

—¿Cómo te sientes?— su preocupación por mi es de las cosas que le dan calor a mi pecho. Ahí está,
muerta de miedo, sin embargo, me pone a mi primero.

—Estoy pesadisima, comí demasiado.

—Y muy rápido—agrega—, tan particular de ti— gire hacia un lado, para quedar

frente de ella.

Sus brazos se mantuvieron abrazandome todo el tiempo, y cuando estuve

cómoda en la posición ella se hizo bola contra mí, con su cara en mi cuello. Sabía que era arriesgado
permitirle que hiciera eso, él podría entrar, y ver mi afecto hacia ella, cualquier cosa puede pasar y ninguna
de ellas sería buena; no obstante no podía rechazarla, no cuando está tan asustada, y cuando yo también
necesito de ella para poder sentirme mejor.

—¿Cómo te sientes tú?— la envuelvo con mis brazos. Es extraño cómo es sentir su piel tan directo, es tan
suave, y sus pelitos cortos hacen cosquillas en mi mano que acaricia la piel de su espalda a la espera de
una respuesta— ¿Lauren?— era imposible que haya caído dormida en tan poco tiempo —. Al menos
déjame cubrirte con la sabana si no quieres hablar, es una fría noche.

—No sé cómo describir con una palabra lo que siento — ella misma había tomado acción, cubriéndose no
sólo ella sino a mi también con la sabana. Me dio tiempo de mejorar mi postura, y ahora su cabeza
descansaba en mi brazo mientras la mía se había apoderado de la almohada. Volvió a meterse en mi cuello,
su respiración caliente me daba cosquillas en el cuerpo.

—Entonces usa muchas— apoyé la barbilla sobre su cabeza, e hice una de las cosas que más me gustaban
referente a ella, enterré los dedos en su cabello para jugar con el.

—Estoy muy asustada, y te juro que trato de mantenerme firme, pero no puedo, la situación me sobrepasa,
saber que otra persona corre el riesgo de salir herida me sobrepasa, sobretodo porque esa persona tiene
demasiadas virtudes y destrezas que el mundo debería conocer y no se merece un final como este. Estoy
molesta conmigo misma, por no tener valor y fuerza para enfrentarme, por dejar que recuerdos me
alcanzaran cuando creía haberlo superado; por bajar la mirada, y cerrarme en mí aún sabiendo el peligro
que corremos. Estoy confundida por su comportamiento, estoy intimidada hasta por su manera de respirar.
No me gusta sentirme tan perdida y la única calma que puedo experimentar es cuando te tengo cerca.

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En ningún momento me permitió interrumpirla, y después de confesarme cómo estaba sintiéndose sentía las
palabras muy pocas y sin sentido para tratar de borrar eso que le estaba

pasando. Pensé en lo último, que yo le hacía bien, entonces le di lo único que yo podía ofrecerle en estos
momentos, le ofrecí mis brazos para que se refugiara en ellos, mi calor para que sus dientes dejaran de
sonar, mis manos para limpiar sus lágrimas, sobar su espalda y acariciar su cabeza; me ofrecí a ella en
todas las maneras en la que me necesitase, para que me secara como el sol lo hace con el agua después
de un día de lluvia. Yo sería esa agua, y ella sería el sol, de alguna manera, aunque sea poco, debía
ayudarla como ella me ha ayudado a mí.

No pude dormir durante toda la noche pensando que en cualquier momento él vendría. Me di cuenta de que
él no volvería cuando el cielo comenzó a cambiar de color y la luz empezaba a entrar por la ventanilla. Sin
embargo seguí sin poder dormir, prefería verla a ella descansar.

La mañana siguiente llegó, y luego pasó otro día, y otro, y otro. Los suficientes para que nos diéramos
cuenta de cómo eran las cosas. La que tenía puesto el camisón era la que tenía el poder hasta cierto punto,
y la desnuda era la que obedecía lo que se le ordenara, sin limites. El segundo día a mi me tocó servir y
comer sentada en sus piernas las tres comidas del día, porque si, nos daba de comer bastante y las veces
que la gente con dinero lo hace. Debo admitir que me encontraba muy fuera de mí, y que no me sentía
capaz de nada porque mi fealdad estaba a la vista, al igual que la lastima de Lauren al verme; lo que
agradezco es que él no haya intentando tocarlas, ni comentar sobre ello. Esa noche, la cual dormimos solas
como la anterior, no la dejé acercarse a mí, no quería otro intento de borrar las cicatrices, me dolería saber
que no se puede, y sentiría como si las abriesen de nuevo.

Al tercer día creí que a mi me tocaba llevar el camisón, y mi cabeza ya se estaba preparando para la horrible
vista de Lauren sintiendo todo eso que la hacía estar con la mirada baja y sus ojos tristes. Me equivoqué,
ambas estuvimos desnudas, obedeciendo lo que él mandaba. Ese día no hablamos mucho, no hasta estar
en la cama acostadas de nuevo, agotadas por estar todo el día limpiando.

A la hora de dormir, ambas no hallábamos cómo, pues las dos estábamos desnudas y dormir así no era algo
que hiciéramos siempre. La necesitaba cerca sin embargo, y llegamos a una posición donde no nos
tocasemos demasiado cerca de nuestras partes, que aunque eran conocidas ante nuestros ojos, eran ajenas
a nuestro tacto. No funcionó mucho eso de tratar de no invadir más allá, por accidente amanecí con la mano
sobre su seno y ella con la mano casi encima de mi retaguardia. Claro que, ella no se enteró de eso, quería
ahorrarnos la vergüenza y las disculpas.

Y así siguió, se repitió una vez más, y ha sido lo mismo todos los días, que no han sido tantos como los
siento, que hemos estado aquí. Lo único que no cambia es él, tomando la silla y sentándose frente nosotras
a observarnos. Seguía siendo un misterio lo que hacía, con Lauren no he podido llegar a nada que nos diga
qué pasa por su cabeza. En general él es un misterio. No muestra mucho ni poco, sólo lo necesario, y eso a
mi me está llamando, porque necesito entenderlo, quiero entender por qué hace esto, por qué nos mantiene
aquí, y a diferencia del primer día que fue violento, los siguientes me atrevo a decir que fue bueno con
nosotras. Ya no temblaba tanto cuando el se movía, pero en mí todo seguía estando alerta, porque sus ojos
me dicen todo lo contrario de lo que está haciendo.

Hoy ninguna llevaba el camisón, acabábamos de terminar de cenar. Él nunca

comía con nosotras, y tampoco hablaba tanto. Fuimos directamente a la cama sin que él lo dijese, ya
sabíamos que era lo debíamos hacer. Al pasar de los días decidimos ser valientes y hablar un poco entre
nosotras y hacernos trenzas mientras él nos observaba, obedeciendo el orden de quién llevaba puesto el
camisón. Él, al terminar de recoger la mesa, tomó su silla y la cargó hasta frente de la cama, mas no se
sentó. Fue al baño, y regresó con la taza de arcilla llena de agua, y un paño pequeño. Tenía la cara blanca
por el jabón que se había echado. Se sentó, con las cosas sobre sus piernas, y se dedicó a mirarnos como
ya casi me acostumbraba a que lo hiciera.

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Llamó a Lauren con la mano, y ésta atendió de inmediato. Ella había mejorado desde el primer día, me decía
que estaba aprendiendo a superarlo, y que quería ganarle a sus sentimientos bajos, que lo hacía por
nosotras. Me alegró oír eso, y le di un beso en la mejilla que él había golpeado, ya el golpe se había borrado,
al igual que el que yo tenía, pero para mí siempre estaría. Nosotras teníamos mucho tiempo a solas, y lo
usábamos para soñar realidades lejos de aquí, también para conocernos mejor.

Él también me llama a mí. Era raro, porque nunca hacíamos cosas juntas, las dos trabajábamos separadas.
De pie al lado contrario de Lauren estaba, él me ofreció la taza de arcilla llena de agua y a mi compañera le
dio el paño, para luego hacerle una seña ordenando que se sentase en sus piernas. Me impresione cuando
de su bolsillo sacó una navaja, era claro que quería que lo afeitasemos, por eso el jabón en su cara.

—Señor, yo no sé cómo rasurar, lo puedo lastimar— fue lo que dijo Lauren al momento de él habérsela
ofrecido. Que haya dicho eso habla mucho de lo buena que es, para como la trató los primeros días, si ella
fuera otra persona, aprovecharía para hacerle sentir un poco del dolor que ella sintió, pero no, Lauren es
maravillosa, y en su corazón la venganza no entra. Él se quedó ofreciendo la navaja, acto que demuestra
que confía en ella, o por lo menos eso parece.

—No necesitas presionar tanto. Rasura hacia arriba. Entenderé si llegas a cortarme, eres primeriza.

Le dejó tres cortes al expuesto cuello de él. No era para menos, ella estaba nerviosa, la mano le temblaba y
ella luchaba por mantenerla firme. Yo la apoyaba cada vez que nos mirábamos, yo sostenía el agua para
que ella lavara el cuello y cara de él; de más está decir que acabó con las piernas mojadas. Cuando ella
terminó le tendió rápido la navaja al hombre, respiraba aliviada de haber terminado, era lindo verla así, y
sonreir por un instante no fue algo que me prohibiera.

Volvimos a la cama y él se devolvió al baño. Él era muy aseado, y la piel de su cara se mantenía lisa, olía a
una fragancia suave, y su cabello estaba siempre bien recogido; eran pocas las veces que se mostraba
desaliñado. A nosotras también nos mantenía aseadas, todos los días antes de cenar nos dábamos un
baño. Pensaba en que todos los días limpiabamos lo mismo, hacíamos lo mismo, era todo ordenado y por
más tiempo que la ventanilla que deja entrar el aire estuviera abierta, el olor del mar nunca estaba presente,
siempre olía dulce, incluso después de bañarnos el olor dulce seguía en mis manos y en las suyas.

—¿Quieres que trence tu cabello hoy?— cuando las dos estábamos desnudas era más libertad en el sentido
de que no debíamos atender sólo a una de nosotras.

—¿Es eso lo que de verdad quieres hacerme?— pude sentir durante todo el día su mirada pesada en mi
espalda. Hacía espacio entre nosotras, no quiero que ella siquiera roce mi piel asquerosa.

—No me alejes. Camila, sabes que yo no quiero hacerte daño ni que te tengo lástima— hablaba muy bajo,
sobre todo lo hacía porque ella no quería que él escuchara mi nombre. Para él yo seguía siendo "niña" y ella
seguía siendo como una tabla más del barco—. Permiteme estar cerca de ti.

—No.

—¿Por qué no?

—Porque no— no quería darle mis razones, significa que ella insista más—. Deja de buscar mirar mi
espalda.

—Deja de esconderla y muestrame entonces— no era algo sobre lo que negociar—. Te lo dije ya, no voy a
salir corriendo, ¿es que no confías en mí?

—Por supuesto que confío en ti— reaccioné ofendida, casi gritando en susurro.

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—Sé lo que te pasa, te he oído en las noches. Te desprecias a ti misma por tener eso, te da asco, y crees
que es lo mejor que nadie te vea la espalda, porque nunca van a querer a alguien como tú por eso— es en
estos momentos donde deseo que él esté sentado observando y que ella se limite al hablar—. Mi madre
solía decir que incluso las almas condenadas tenían a alguien que les quisiera.

—Yo no entro en ningún lugar — sus palabras me hacen sentir débil, decaída—, porque nadie me va a
querer así.

—Lo harán, un buen hombre se dará cuenta de lo que vales, y no le va a importar lo que esté en tu cuerpo,
sólo va a quererlo como tú te lo mereces. Hasta entonces, yo te querré, a ti y a todas tus cicatrices.

Mi pecho no podía soportar tanto, y todas mis emociones salieron en lágrimas. Permití que se me acercara,
y que con sus dedos quitara mis lágrimas amargas y dejara caricias dulces. Todavía no entiendo lo que ella
ve en mí, debe ser algo grande para que llegue al punto de quererme; y con todas mis dudas, lo único que
me hacía sentir bien era su cariño, y me propuse aceptarlo sabiendo que lo más seguro es que lo que ella
sentía por mi era pura lástima. Por eso me lancé a sus brazos, y dejé que hiciera lo que quiera conmigo.

Lo que empezó sin malicia pronto cambió. Habíamos adoptado nuestra posición en la bañera la primera
noche, yo estaba sentada entre sus piernas abrazando su abrazo, y al poco tiempo de ello, ella repartía
besos sobre mis cicatrices; en momentos sólo se quedaba recostada en mi espalda, pero sin quererlo yo la
sacudía, porque mi textura es horrible y su cara es muy tierna para que la sienta. Casi olvidamos que él
seguía con nosotras, y no puedo decir cuanto él ha visto, pero si ponerme alerta cuando encontré sus ojos
negros que brillaban. De inmediato traté de separarnos, porque no quería que notara lo cercanas que
eramos y que ella estaba queriendome por su propia decisión.

—Continúen por favor— es bueno en interpretar nuestras acciones.

Lauren al contrario de parar me abrazó más a ella. Yo sabía que mi cuerpo no era muy pesado, pero ella me
hizo sentir como pluma cuando me dio vuelta, y quedamos la dos

dándole la espalda a él. Quería preguntar por lo que acaba de hacer, pero su cara seria me detuvo, era algo
nuevo en ella. Lo que hizo luego me hizo entender su propósito, pasó las sabanas por su espalda y nos
cubrió, ella no quería que él mirara. Me sentí protegida, y por primera vez sentí que teníamos intimidad, sólo
ella y yo, como solía ser.

Se cayó nuestro refugio cuando la sabana fue arrancada con fuerza. Y con la misma fuerza Lauren fue
desprendida de mi. Era la primera vez que él hacía algo más que sentarse y mirar, y por su cara, no estaba
muy contento. Tenía a Lauren agarrada de los brazos y la arrastró con fuerza hasta el inicio de la cama. Ahí
la acostó bocarriba, y Lauren estaba tan aterrada, que se mantuvo inmóvil y sus ojos se habían cerrado, se
marcaban líneas alrededor de ellos de lo duro que los tenía cerrados.

Primera vez que en el rostro de él se reflejaba algo, y no me gustó nada el enojo que mostraba. La volvió a
agarrar por los brazos y la subió un poco más. Temí lo peor cuando le vi quitándose el cinturón, y mis
impulsos salieron a interponerme contra lo que sea que le haga a ella, que me lo haga a mí, nunca a ella.

Patee la sabana y me moví hacia donde estaba ella. Apoyada sobre mis rodillas y mis manos cubrí su
cuerpo, y luego me dejé caer, sin importarme nada, iba a cuidarla, no permitiría que le hicieran daño. Sus
ojos se abrieron y miraron directo a los míos, al principio estaban llenos de miedo, y luego el círculo negro
que acompaña el verde de su mirada se hizo grande.

No pude seguir mirando esa cosa tan rara que pasó en sus ojos, porque tuve que cerrarlos de dolor. El
cuero de su cinturón había impactado fuerte en mi espalda, y no pude disimular que no sentí nada, el grito
que salió de mi garganta me delató. Otro golpe, más fuerte que el anterior, y mantuve mi boca cerrada sin
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permitir que ningún ruido saliera de mi boca. Las manos de Lauren me empujaban y yo me empujaba más
hacia abajo, las lágrimas que se acumulaban en mis ojos no me dejaban verla, pero podía oír su llanto, y
muchas palabras que no podía entender. Al décimo azote él logró abrir una de mis heridas más frescas,
soltaba aire por la boca y mis brazos temblaron. Fue suficiente para que Lauren me diera vuelta, y me
protegiera entre sus brazos. No podía calmar mi respiración y cada vez hacía más ruidos con la boca, la
espalda me ardía aún más por la presión que tengo contra la sabana y el resto de mi cuerpo no lo sentía, no
podía controlar mi temblor ni mucho menos mis lágrimas.

—¡No! ¡No la lastimes más! — oía a Lauren muy lejos—. Por favor, no, por favor.

—Sueltala.

—No.

—¡Ahora!— su grito hizo temblar a mi compañera.

—¡No!— ella respondió con otro grito. No era bueno que ella lo estuviera

desafiando.

—Aleja...te de mí— tragué la saliva que tenía acumulada para poder hablar

mejor—. No me toques.

—Está sangrando. Por favor, seré obediente y no demandare nada nunca más, sólo permiteme curarla, por
favor mi señor— me preocupaba más ella, por lo que estaba ofreciendo, el error que estaba cometiendo.

—No seas estúpida, suéltame de una vez— usaba las pocas fuerzas que tenía para hablar, porque para
moverme no me alcanzaba.

—Ponla de rodillas en el centro de la cama. Recogele el cabello— parece que sus suplicas dieron fruto, si
pedía que me recogiesen el cabello significaba que mis heridas serían limpiadas. Después de todo, de las
dos yo parezco agradarle más—. Permitiré que la cures, pero antes, deben hacerme terminar lo que han
empezado.

Ella se sentó y me levantó poniendo sus brazos por debajo de mis axilas y me dejó reposando bocabajo en
sus piernas mientras con sus manos recogía mi cabello, parte de el se había quedado pegado en mi espalda
por la sangre y por más que ella trataba de hacerlo con cuidado eso no calmaba mi dolor. También me dolía
oírla llorar por mí, no merezco sus lágrimas, hice lo que tenía que hacer.

Lo recogió como ella lo hace cuando tiene calor, y con mucho cuidado fue llevándome hasta el centro de la
cama; trataba de poner de mi parte, y moverme con ella. Por fin cuando me puso de rodillas me atreví a abrir
los ojos, que ardían también, y no me gustó ver triste a mi bella compañera, con su cara rosa y lágrimas aún
bajando por su rostro. Cuando quise moverme tambalee, y me fui hacia adelante, cayendo sobre su pecho.

—De rodillas las dos— ordena él.

Une sus dedos de las manos con los míos y me ayuda a ponerme de rodillas otra vez. Por dentro, aunque
me esté muriendo del dolor, estoy tranquila porque él no la dañó y suena ridículo decirlo, pero agradezco
mucho que no lo haya hecho. Lo único malo es ver tanto dolor en su mirada.

—Sigue tocándola y besándola— puede ver que él ha tomado asiento, y sigue con el cinturón en la mano.

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—Señor, la voy a lastimar.

—Hazlo en otras partes. Ella necesita que la acaricies, es parte de su sanación.

Sabía que ella haría cualquier cosa para buscar mi bien. Y ella sabía que me gustaba que que abrazara, y
que acariciara mi cabello y mis brazos. Pero lo que él pedía no era común, no tenía la inocencia que
nosotras poníamos a nuestras acciones. Lo que él pedía iba más allá de nuestra amistad, era algo perverso,
y por más que se tratase de Lauren con sus manos delicadas y sin culpas no podía sentir más repulsión
sobre mí de lo que ya sentía.

A la orden de él ella me tocaba en muchos lugares que no debería, y mi reciente repulsión se trataba de que
no sabía qué sentía en esos toques, odiaba que por momentos me agradara, odiaba más que ella me
estuviera tocando, porque esto estaba mal, estaba muy mal que estrujase mis senos y besara las marcas de
mis piernas. Y lo que más odiaba de todo era que nos estuvieran obligando a hacer esto que no queríamos.
No existían límites, y cuando Lauren quiso ponerlos, en su tonta idea de que podía negociar con él, mi
espalda sufrió las consecuencias con dos nuevos azotes y una clara amenaza.

—Puedes hacerlo tú. O puedo hacerlo yo y obligarte a mirar todo lo que le haré a

la niña.

De una manera u otra iba a salir perdiendo. Ya estábamos en ese punto, su

mano ya estaba en mi zona de mujer, temblando como estuvo desde que empezó a tocarme. No me
importaba nada, mi pecho estaba vacío, y el dolor que sentía no tenía descripción, no importa

ya, no soy nadie, nunca lo fui, esta es mi vida, si es que esto es vivir, donde todas y cada una de las
personas que conozco me hieren. Nadie me quiere, nadie se preocupa por mi, a nadie le importo.

La abracé por su cuello y dejé gran parte de mi peso ahí. Le susurré al oído que lo hiciera, y sus labios
temblaban al decirme que no. Varias de sus lágrimas cayeron en mí, sé que ella estaba sufriendo como yo,
sé que ella no quiere nada de esto, y que está atrapada porque no hay nada que le haga ser positiva. Tenía
la mirada fija en la madera, me di cuenta de que nos parecíamos, fuimos hechas para que otras personas
nos usaran a su antojo, maltratarnos y dejarnos a nuestra suerte cuando ya estuviésemos podridas.

—Prefiero que seas tú— susurré para ella.

Pasó poco para que sus dedos empezaran a moverse, y un poco más para que empezaran a empujar hacia
adentro, como él quería. Me dolía, era un dolor que me estaba rasguñando desde adentro de mi cuerpo, era
tan insoportable que apretaba la espalda de Lauren, le enterraba las uñas, mordía su hombro. Ella buscó mi
mano y la unió con la suya, susurraba en mi oído que lo sentía mucho y cada vez que yo maltrataba su
cuerpo por no poder aguantar el dolor ella me daba un beso cerca de mi oído. Los movimientos empezaron
a ser menos dolorosos al pasar del rato. No era algo agradable pero tampoco me disgustaba, no encontraba
como describir lo que sentía, porque estaba en medio de sensaciones nuevas. Lo que sé es que su
delicadeza siempre estuvo presente y que lo que al inicio estaba muy cerrado en mí ahora está muy abierto.
Llenaba mi pecho algo nuevo, y mi cuerpo actuaba solo, al contrario de repudiar, como lo estuve haciendo,
la incomodidad pasó a ser comodidad; el corazón que ya no latía con dolor latía rápido y no sé por qué; me
costaba respirar bien y ya no podía mirar fijo a la madera, sentía la necesidad de cerrar los ojos.

El sonido de la puerta cerrándose nos asustó. Detuvo el par de dedos que tenía dentro de mí sin sacarlos, y
me echó hacia atrás, porque tapaba su visión, para mirar qué había pasado; yo también miré. Él se había
ido. Lauren saca sus dedos de mi y no sé que sentí exactamente, con ellos adentro era como si estuviera
llena, y ahora estoy vacía más que nunca. Seguí su mirar cuando empezó a temblar de la nada. Ella miraba
sus dedos llenos de sangre, yo no entendía de donde venia esa sangre porque ella nunca tocó mis heridas
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en la espalda, y descubrí cuando me senté sobre mis piernas que la sangre era mía y que salía de mi zona
de mujer.

—Perdoname Camila, perdoname yo no quería— Lauren rompió en llanto—.

Perdón por haber sido impulsiva y provocarlo, perdón por no poder defenderte, perdón por irrespetar tú
cuerpo y dañarlo, que corten mis manos por haberte hecho esto— su forma de respirar tomó un nuevo
camino, uno que a mi no me gustaba—. Pero antes, a él lo voy a atrapar, y voy a hacerlo sufrir, lo voy a
torturar hasta que se ahogue con su sangre, y aun después de su muerte voy a seguir torturándolo.

—Basta— no podía escuchar ni una palabra más. Odiaba lo que él hizo pero odiaba más que haya causado
que ella tuviera esos pensamientos, ella no es así, ella es buena y bondadosa, siempre preocupándose por
los demás. Ésta no es mi Lauren—. No quiero oírte decir esas cosas, no quiero verte a los ojos y darme
cuenta de que hay maldad en ellos. No dejes que

te gane la oscuridad, las ganas de vengarte, dulce Lauren, yo te perdono— no era necesario que ella
suplicase mi perdón, no tiene la culpa, pero si esto la alivia aunque sea un poco se lo daré.

Dentro de mí estaba ganando el odio, y yo luchaba porque no reinara mi corazón. Ya he estado aquí, he
estado en su posición, y lucho por no dejar que algo tan feo se apodere de mí, si es necesario también
lucharé con ella, porque el odio no te deja ver ni pensar, te domina, y vives en amargura. No quiero eso para
ninguna de las dos.

—¿No vamos a hacer nada? Ese desgraciado no puede salirse...

—No, no más— le interrumpo.

—¿Acaso lo estás perdonando?— su enojo explota contra mí— No tendrá un pie adentro cuando mis manos
ya estén...

—Tus manos se van a quedar quietas— le tapo la boca con la mano antes de que diga alguna otra cosa
llena de maldad—. No le estoy perdonando, pero no podemos hacer nada ahora porque lo sabrá y estará
preparado, y creeme que será mucho peor que esto.

—¿Tan rota estás por dentro que estás tan tranquila?— compasión, pena, lastima, tristeza, todo eso
acompañaba su pregunta.

—Prometeme que no harás nada, y que actuaras como si nada hubiera pasado— sus cejas casi se juntaron
por el disgusto. Me atreví a tomar su cara entre mis manos, y secar sus lágrimas; miraba sus ojitos oscuros,
y como sus cejas volvían a la normalidad—. Prométeme eso, dulce Lauren.

—Te lo prometo— le costó decir esas palabras —. Pero si él...

No alcanzó a terminar. La puerta se había abierto y él entraba de nuevo, con el cinturón puesto y la camisa
por dentro, con su cabello perfecto y su rostro sereno. No esperaba que volviera, todos estos días nunca lo
hizo. La silla de él seguía ahí, frente a la cama que ocupabamos. Nos había atrapado muy juntas, con mis
manos aún en la cara de Lauren, ella había puesto sus manos firmes en mi cintura e intentó pegarme a ella
para protegerme de él, y temí por un momento que volvieran las ideas perversas a él y que me ordene
hacerle lo mismo que ella me hizo a mi. Sin embargo lo único que hizo fue dejar las cosas que traía en las
manos sobre la mesa, y poner la silla en su lugar antes de retirarse.

—Es para curarte— rápido ella salió de la cama para correr a la mesa.

Todo estaba sucio a mi alrededor, yo estaba sucia, las sabanas estaban llenas de mi sangre, era horrible
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volver a este momento. La sangre de mi espalda se había secado, al igual que la que salió desde mi interior
de mis piernas, ahora estaba pegada a mi cuerpo. Sentí un dolor horrible cuando me puse a caminar, venía
desde adentro de mi zona de mujer; por suerte, pude hacer como si nada pasara cuando Lauren se dio
cuenta de que me había levantado. Cerré los ojos fuerte cuando me senté en una de las sillas que
acompañan la mesa, puse los brazos en el espaldar y ahí metí la cabeza para gritar en silencio, abrir las
piernas me estaba rasgando incluso peor que cuando sus dedos empezaron a entrar en mí.

Ella fue delicada como de costumbre, y yo ya estaba acostumbrada a llegar a ese nivel de dolor, sin
embargo no podía controlar mucho mi cuerpo que se encogía, apretaba la madera de la silla y rechazaba el
trato que ella me daba al limpiar mis heridas, porque eso es lo que hacía, las limpiaba, no como ella dijo que
estaba curándolas, si llegaran a borrarse de mi piel,

que no lo creo, para mí siempre van a estar ahí. Estaba muy cansada, había perdido mis fuerzas, quería
dormir y nunca despertar.

—Camila— puso su mano fría sobre mi hombro—¿Me permites limpiar la sangre entre tus piernas?— casi
me estaba quedando dormida sentada, el cansancio no dejó mucho en mí y mis quejas por el dolor de mi
espalda casi no existían. Su pregunta me hizo sonreir, ella ya ha estado ahí, y aún así me pregunta antes de
invadir lo que se supone que era sagrado e intocable hasta el matrimonio, eso me demuestra lo mucho que
me respeta.

Me puse de pie dándole la espalda todavía, el dolor entre mis piernas no se había calmado. La mesa estaba
cubierta con paños rojos y frascos, la sabana sucia de la cama y una taza de arcilla con agua teñida en rojo,
casi parecía vino. Ella tenía un paño blanco húmedo en las manos, bajó la mirada cuando le di el frente, en
todo este tiempo ella nunca había evitado mirarme cuando estaba desnuda, ahora parece darle pena;
seguro en su mente está vivo todo eso que me ha hecho.

—Por favor.

La mano le temblaba al pasar el paño por la suciedad de sangre que estaba entre mis piernas. Era increíble
lo cuidadosa que era, apenas hacia pequeños toques para limpiarme, casi no limpió mi parte íntima que para
ella ya no lo es, y cuando le pregunté por qué lo hacía su respuesta fue que no quería herirme más de lo que
lo había hecho. Su respuesta me provocó felicidad y tristeza a la vez. Si una persona te golpea con un palo
no es el palo el que te está lastimando, es la persona, el palo es sólo el objeto que usa para provocar daño,
y éste es manejado por la persona sin poder elegir otro destino.

—¿De qué están hechas éstas?— pone un dedo sobre una marca bajo mi cadera. Son casi del color de mi
piel, sin embargo se notan—Perdoname, que tonta, me dejé llevar por mi mente— sacude la cabeza.

—Son quemaduras de cera de velas— de esas tengo pocas—. Algunas son de cenizas de tabaco, las más
oscuras.

—¿Dolió mucho?

—Bastante.

—Y lo que te hice, ¿dolió?

—Si— respondí firme y sincera.

—Perdoname— abrazó mis piernas y por un momento tambalee—. Perdoname— vi la duda de sus
movimientos, hasta que su boca se posó en la quemadura que estaba tocando con tanta curiosidad.

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Sus besos se sentían muy diferentes, quizás se debía a que ya no eran besos obligados, y no es que los
otros se sintieran falsos, porque el aprecio que ha dicho que me tiene estuvo presente, pero estos que
estaba dándome eran demasiado diferentes, es como si existiera algo más, son más dedicados, casi puedo
sentir en ellos cariño... para nada era eso, yo era una tonta necesitada que veía cosas donde no las había.

Esa noche dormí entre sus brazos.

Días después descubrí que estaba equivocada. Entre nosotras algo había cambiado desde esa noche, pero
de lo que no me había dado cuenta es que desde que nos

conocimos ha sido así. Y me tomó un poco más darme cuenta que otras cosas también estuvieron, tapadas
con un manto que me hacía creer lo que no era. Volvimos a lo de siempre, como si nada hubiera pasado,
limpiar y quitar el polvo inexistente de la mesa y de los cuadros, tres comidas al día y un baño antes de la
cena, él sentado en la silla observándonos y nosotras actuando natural. Se podía decir que todo estaba
tranquilo.

Las manos de Lauren han conocido mejor mi cuerpo. También lo han hecho sus labios. En lo que en un
principio me parecía malo ahora no lo veía así, ahora lo veo como algo curativo, que me sana por dentro,
que hace cosquillear mi cuerpo y extrañarlo cuando no lo tengo. Debo aclarar que, sus exploraciones no
pasan a mis partes de mujer, y que muy en el fondo, me gustaría que algún día no hubiera límites.

Era de tarde y acabábamos de comer, él se marchó apurado y no dejó ninguna orden para nosotras, lo que
era extraño, los días en los que ni ella ni yo llevábamos el camisón eran los que más trabajábamos.
Estábamos tumbadas bocarriba en la cama jugando con nuestros dedos. Hoy Lauren había amanecido más
bella que nunca, desde que se despertó tenía los ojos brillantes como las estrellas. Se lo dije sin ninguna
vergüenza, para mí era normal decirle de todo, porque ella me daba confianza, y desde que se lo dije me ha
sonreído cada vez que nuestras miradas se encontraban y un rosa fuerte como el del cielo al ocultarse el sol
no abandona sus mejillas.

—¿Cómo controlas lo que sientes cuando no sabes lo que sientes?— era una pregunta confusa de su
parte—¿Cómo dices que no cuando quieres hacer algo que no sabes hacer? Pero tu cuerpo te pide hacerlo.

—¿Qué ejemplo puedes darme de eso?— quería entenderla para tratar de

ayudarla.

—Por ejemplo...— se movió, para tumbarse de lado, con su cabeza usando su

brazo como almohada. Yo la imité, porque no quería perderme nada de lo que dijera— controlar no
comerme la ultima pieza de pan cuando quería devorar hasta la ultima migaja.

—¿Querías comerte la última pieza de pan?— ella despreocupada elevó sus hombros— ¿Por qué no la
tomaste entonces?

—Porque tú también la querías.

—Pude haber compartido la mitad contigo.

—¿Y perderme la mitad del espectáculo que es verte comer? ¡Que va!— las únicas veces que le hacía mala
cara era cuando se burlaba de cómo comía —. Estaba llena, no quería cometer gula.

—No entiendo a lo que quieres referirte entonces.

—Yo tampoco— suspiró.


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—No puedo creer que siendo tan impulsiva te contengas de cosas como tomar la ultima pieza de pan— me
resultaba gracioso pero viendo su cara no tenía ganas de reír.

—A veces controlo mis impulsos que quieren hacer cosas malas.

—No siempre son cosas malas, a veces son cosas que te asustan.

—Si me asusta entonces es malo, nada que asuste es bueno— bajó la mirada, desde luego hay algo que le
está afectando.

—Claro que no. Una vez, estaba subida un muro un poco alto, estaba corriendo porque había hecho algo
malo y mamá quería castigarme, tendría unos 11 años en ese entonces, montarme en ese muro fue mi única
opción, ella nunca se subía y se iba, pero ese día estaba tan enojada que empezó a montarse y a mi me
entró mucho miedo— no era el mejor recuerdo, pero me sacaba pequeñas sonrisas. Ella también sonreía,
una sonrisa más grande que la mía, y me miraba con mucha atención, le gustaba oír mis historias—. Tuve el
impulso de saltar hacia el otro lado, porque el susto no me daba para otra cosa, y cuando salté me sentí tan
bien, el viento pasaba por mi y mi vestido, sentía que estaba volando como las aves— recordar esa
sensación de libertad hizo que mi corazón brincara—. Después de eso mi mamá me alcanzó y me dio unas
buenas nalgadas— en ese tiempo me dolió hasta el alma pero ahora me daba risa—. Pero fue de los
mejores momentos de mi vida, porque el susto me dio el impulso de sentir cosas tan buenas en mi pecho
que...

Agarró mi cara y me interrumpió a mitad de mi relato. Veía sorprendida lo que ella estaba haciendo. Tenía
sus labios puestos en los míos, presionándolos hacia abajo con la respiración retenida. Parpadeaba sin
poder creerlo, mi corazón latía con una fuerza enorme y ni hablar de lo que sentía en mis huesos, que
estaban temblando y cosquillando a la vez. Me encontré abrazándola cuando despegó su boca de la mía y
no la dejé moverse al ver el miedo en sus ojos, ¿era esto de lo que ella hablaba? Porque daba miedo, uno
terrible porque lo que sentí me había gustado mucho, me preguntaba ¿qué clase de amigas eramos ahora?
Somos las que se tocan y las que se besan ¿dónde entrábamos? y la más importante, ¿qué pasaba
después?

Diré lo que pasaba, mis labios sobre los suyos por un largo rato, eso era lo que pasaba. No sabíamos lo que
estábamos haciendo, nunca lo supimos, no sabíamos lo que estábamos provocando entre nosotras, que era
algo dormido que siempre estuvo, y que me di cuenta luego que lo despertamos para que nunca más
volviera a dormirse. Recuerdo como éramos torpes, y como su boca sabía a las naranjas que nos estuvimos
comiendo; recuerdo lo atravesados que teníamos los dientes y cómo no podíamos ponernos de acuerdo
para que no chocaran nuestras narices; también recuerdo las risas, y cómo me sentí ese día, su boca sabía
mucho mejor que la libertad. Recuerdo haber saltado del muro una y otra vez, y dormirme con felicidad en mi
corazón.

Fue una pena que al otro día todo cambiara, y que ella ya no tuviera esos acercamientos tan a menudo. A
momentos me quería cerca y a otros me quería lejos. Yo no la presionaba, porque lo que teníamos entre
nosotras era algo prohibido, y en momentos a mi me entraban dudas, dudaba si debía dejarme llevar contra
lo que he estado sintiendo desde que la conozco, y si debería convencerme a mi misma que puedo quererla
incluso si ella no me quiere. Dudaba si debía ignorar lo que pasa entre nosotras, hacer como si nunca
hubiera pasado nada. Me vi deseando que nunca nos hubiéramos besado, y al instante arrepentirme de
haber deseado tal cosa, porque sus labios sobre los míos son de lo mejor de que ha pasado. Pero cuando
caíamos en esas tentaciones lo hacíamos hacia un pozo sin fondo, el calor de nuestros cuerpos aumentaba,
hasta sudabamos, y hablando por mí, lo que me provocaba me llevaba a sentir querer romper los límites, y
varias veces lo hicimos, pero ella siempre lo detenía.

Supe luego que para los ojos de él siempre estuvo claro lo que nosotras éramos incluso cuando

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nosotras no estábamos ni cerca de descubrirlo, y lo que lo hacía actuar así era que no se lo mostrabamos,
por eso era que nos observaba, a la espera de que algo pasara entre nosotras; por eso quiso castigarnos,
porque lo que estábamos descubriendo que él ya sabía lo queríamos compartir sólo entre ella y yo, y eso le
molestaba, que no pudiera llenar sus deseos oscuros y perversos a costa de nosotras. Sus ojos dejaron de
tener encanto sobre mí, perdí el interés por el supuesto misterio que había en ellos, porque después de todo
él no era tan diferente de todos los seres podridos que he conocido.

Era la primera comida donde él no estaba presente, ella y yo sentadas lejos de la otra, este día no habíamos
cruzado muchas palabras, la razón de eso es que me besó, y siempre que me besaba el rostro le cambiaba
y se refugiaba en ella misma. Quería detener eso pero no sabía cómo convencerla de que besarme era
correcto porque hasta yo sabía que no lo era, y más importante, tenía miedo a que me rechazara y que se
alejara más. Hoy ella llevaba el camisón, lo que significaba que era su "día de descanso". Quería decirle
muchas cosas, que me gustaba el recogido de su cabello y lo bonito que le queda el camisón, pero me
contenía y ponía mis pensamientos en comer.

Hasta que él entró pateando la puerta, con su cara mojada de sudor y llena de rabia y su respiración rápida.
Estaba despeinado y con su sudor pegado a su camisa. Parecía un animal. Y como animal se comportó. Vio
hacia nosotras, y sin pensarlo mucho fue hacia mí. Me jaló con tanta fuerza que tropecé con mis pies y me
llevaba arrastrada por el piso; seguido me lanzó a la cama y caí bocabajo con la cara aplastada en la
sabana. Sabía lo que estaba pasando cuando me voltee y lo vi quitarse el cinturón y a punto de bajar su
pantalón, ya lo viví, cuando conocí a Lauren. Y justo como pasó esa vez, ella llegó para salvarme.

Le enterró el cuchillo en el brazo y lo empujó. Me sentí aliviada de que ella hubiera calmado el mal, pero el
alivio no duró mucho y el mal nunca había estado tan presente. Él, con el mismo brazo herido, le dio un puño
en la cara que la hizo caer, y ya en el piso le dio una patada. Era mi momento de defender a mi dulce
Lauren, por lo que me moví rápido por la cama y con toda mi fuerza le di un puño en la cara justo como él le
había hecho a ella; la diferencia es que él no se paró a sobarse la mano, me había dolido como el infierno
pero al menos supe que a él también le había afectado.

Lo siguiente que supe fue que el cuchillo cayó, mis pies abandonaron el suelo y que estaba sobre su
hombro. Vi a Lauren en el suelo con la nariz sangrando y sin éxito al tratar de levantarse. Yo luchaba, lo
golpeaba, pero a él no parecía hacerle daño nada. Vi volar el cuadro que adornaba la pared detrás de la
mesa, era un paisaje hermoso del que Lauren y yo hablábamos y soñábamos despiertas por algún día estar
en el. Él siempre nos exigía que cuando limpiaramos el polvo de los cuadros que no los bajaramos de la
pared, nunca se me ocurrió que detrás de los cuadros hubieran cosas ocultas.

Oí las cadenas caer, no podía confundirlas con nada. Mis pies tocaron el piso y fui empujada hacia la pared.
Por mucha luchar que estuviera poniendo sentí que me aprisionó las muñecas muy fácil. Jalé para tratar de
liberarme. Cuando se dio la vuelta estiré la mano y lo jalé duro hacia mi por su recogido del cabello, tenía
que hacer tiempo para que Lauren se levantara y diera la pelea. Eso nunca pasó, y después de luchar él se
liberó y me dio un golpe con la mano abierta, tan fuerte que mi vista se puso negra por un instante.

Él llegó hasta Lauren y mi desesperación empezó a crecer. Tomaba las cadenas y jalaba con toda mi fuerza
esperando que se desprendiera de la madera. La puso sobre la cama bocabajo como me había puesto a mi.
Lauren no ponía mucha resistencia, tenía los ojos cerrados, la nariz y la boca llena de sangre, no sabía si
estaba despierta. Le levantó el camisón hasta la cintura y las nalgas de Lauren estuvieron a la vista.
Comencé a respirar más rápido y a jalar de las cadenas con más desesperación. No puedo dejar que le
hagan esto, no a ella, no puedo permitirlo, y no me voy a rendir.

—No le hagas eso— me dirigí a él —. Tomame a mí, yo soy a quién elegiste primero. No me voy a resistir ni
voy a luchar — sus pantalones cayeron al suelo—¡Tomame a mi!— él estaba dirigiendo su parte de hombre
hacia ella. Lauren estaba despierta, lo supe porque mientras él más entraba sus manos apretaban las

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Insideofmysoul
sabanas — ¡No! ¡No!— gritaba con toda mi garganta.

El dolor que se formó en mi pecho nunca lo había sentido, al igual que la rabia que gobernaba mi cuerpo y
que seguía jalando las cadenas. Me estaba rompiendo el corazón oír sus gritos y sus sollozos y que no
pudiera hacer. No me cansaba porque la raíz de mi odio la tenía al frente, gozando de hacerle una maldad
tan grande a una muchacha tan pura como ella, no quería rendirme ante la idea de romper las cadenas e ir a
ahorcalo hasta romperle el cuello y separarle la cabeza del cuerpo. Muy en el fondo sabía que mi fuerza no
era suficiente y que ya no podía hacer nada para ayudarla.

—Dios de los cielos— cerré los ojos, no podía ver más; no sabía que más hacer—, Dios de los cielos, por
favor, yo nunca he creído en ti, pero Lauren si, ella te ama y creen en ti con sus ojos cerrados. Salvala, no la
abandones cuando ella más te necesita, por favor. Si esto está pasando por lo que hemos estado haciendo
te prometo que ya no me acercaré a ella.

Tú sabes que ella no se lo merece, haz que pare de sufrir, por favor.

Esa y todas mis suplicas fueron ignoradas, parece que le hubiera pedido que su dolor empeorara. Porque así
pasó, y mi corazón se llenó de odio no sólo por él sino también por el Dios de los cielos. Uno tras otro azote
con el cinturón iban, mi cuerpo estaba temblando de la rabia por no poder hacer nada, pero ella, mi dulce
Lauren, ya no tenía fuerzas para gritar ni para mantenerse, había dejado su cuerpo caer y hundió la cara en
la cama, no se movía.

Él se vistió cuando se cansó de azotarla, y como estuvo todo el tiempo, en silencio salió. Me dejó
encadenada, mirando al pequeño cuerpo maltratado de Lauren. No entendía como después de haber llorado
tanto aún tengo lágrimas. Estaba asustada y desesperada, porque Lauren no se movía ni parecía
escucharme, tenía los ojos cerrados. Comencé a patear al aire y a correr hacia adelante con toda la fuerza
que tenía en otro tonto intento de liberarme. Él me estaba torturando de la peor manera. Me hizo verla casi
muerta por lo parecieron años, volvió con una cubeta, un paño, sabanas y un frasco. Su rostro estaba
sereno y en él reinaba la paz, ¿cómo puede estar tan tranquilo después de lo que acaba de hacer? Recoge
los platos con la comida del almuerzo, tomándose su tiempo. Finalmente vino a mí a liberarme.

Todo en mí gritaba que cuando me soltara fuera rápida y buscara el cuchillo que está en la mesa y se lo
clavara en el ojo. Pero yo sabía que no podía, estaba sin fuerza y con el alma rota, él podría matarme con
facilidad, y yo quería vivir más que nunca, porque Lauren me necesitaba. Por eso mis piernas débiles
corrieron hacia ella y luego se doblaron para arrodillarse

al lado de la cama. Quité los cabellos húmedos por las lágrimas que estaban en su cara y los puse detrás de
su oreja; su cara estaba roja e hinchada, llena de la sangre que botó su nariz, sus cejas despeinadas, y tenía
lo que nunca me ha gustado ver en las personas que me importan, puro dolor reflejado en ella.

—Camila...— su voz nunca se había hecho tan pequeñita; sabía que llorando no hacía nada, pero no podía
controlar lo que sentía.

—Estoy aquí, por fin estoy aquí — el sonido de la puerta cerrándose le hizo cerrar fuerte los ojos—. Él se
fue, estamos solas, y si regresa esta vez no dejaré que te toque, seré más fuerte por las dos, lo prometo.

—No me puedo mover. Duele Camila, y arde mucho— su mano encima de la mía en su cara casi no la
sentía.

—Yo voy a calmar eso que hay en ti, pero debes ayudarme un poco dulce Lauren, y yo sé que puedes, eres
muy fuerte.

—No soy tan fuerte cómo tú— envolví nuestras manos y la acerque a mi boca para llenarla de besos.

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—No, tú eres mucho más que yo...— no quería caer en esta conversación, no nos llevaría a nada, estaba
claro que no íbamos a aceptar la manera en la que nos veíamos porque para nosotras la otra era lo más
maravilloso del mundo y en esa guerra no había vencedora —. Sé que es mucho pedir, mas necesito que
me ayudes a ponerte de pie.

—Lo haré, sólo necesito descansar un rato— haría lo que me pidiese incluso si no es una buena idea.

Sabía que su mente y su corazón estaban cansados, y también sabía las consecuencias de no tratar heridas
frescas. Decidí levantarme para preparar su baño con él agua que el había traído. Que él supiera qué cosas
traer para este tipo de situaciones gritaba en mi oído que tal vez no éramos sus primeras prisioneras, y eso
me daban muchos más motivos de los que ya tenía para hacerlo sufrir.

—¡No! ¡No me dejes sola!— mis rodillas se doblaron de nuevo al ver su súplica. Su mano había tomado la
mía con fuerza, y al fin sus ojos me mostraron el verde al abrirse. Este verde, era de los que menos me
gustaban, estaba sin brillo, como un cuadro lleno de polvo, el cual sabes que es bello pero está maltratado.

—Iré un momento a preparar tú baño y volveré enseguida, lo necesitas— el terror estaba en su mirada.

—No, yo te necesito a ti, ahora y siempre, a mi lado— el cosquilleo de mi barriga como que no está al tanto
de lo que pasa y toma esas palabras para convertirlas en una sensación bonita.

—Acompañame entonces. Puede sonar mal pero moverte con las heridas frescas hace que las soportes
más y que lleves mejor el dolor.

A pesar de que dijo que necesitaba un descanso no lo pensó mucho para aceptar mi propuesta. Creí que se
desmayaba en mis brazos cuando ya de pie deslizaba hacia el suelo; como no era mi intención dejarla,
cometí la brutalidad de apretar su cuerpo contra el mío abrazándola por la espalda, lo que logró que pegara
un gran grito y cayera de rodillas; ella

apretaba los dientes para hablar, decía estar mareada y que le diera espacio para poder ponerse de pie ella
misma. Nunca dude que lo lograse.

Esa cara rara es la que hube de poner cuando di el primer paso al caminar aquella noche donde ella penetró
mi intimidad. Esa incomodidad y dolor entre las piernas era difícil de ignorar. Le di la mano para que se
apoyara y se le hiciera más fácil. Pedí que por favor esperara en el baño mientras yo cambiaba las sabanas,
porque de ninguna manera su piel volvería a tocar esa tela sucia, y cargaba la cubeta con agua hasta allá. El
frasco que él trajo era aceite de lavanda, lo usaré para su espalda; no quise mirar mucho esa parte, me da
terror, pero sé que no está rota al menos.

—Te ayudaré— se ofreció ella.

—Me sería de gran ayuda que te quitases el camisón— pasé de largo con la pesada cubeta, y la vacié en la
bañera. Salí por el paño y el frasco de lavanda casi corriendo, y cuando volví los puse al lado de la bañera.

—No quiero ponerme más este camisón— bajó la tela de sus hombros y se puso derecha para que el
camisón cayera solo. No le hizo mucho bien, mientras se deslizaba veía sus muecas de dolor, estaba
lastimándose.

—No te vayas a agachar— quien sabe del dolor que va a llegar a sentir si lo hace. La ayude a quitarse la
tela de las piernas y lo levanté para doblarlo y colocarlo en la cómoda del baño—. Pronto ya no lo vas a
usar, esto llegó demasiado lejos y no puedo permitir que llegue a más... mira, lo que te hizo, yo... tengo
ganas de matarlo y esas ganas no se van a ir hasta que lo haga— el pecho se me inflaba de la rabia y mis
manos se cerraron en puños fuertes, sin importar que una de ellas doliera.

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—Si no hubiera tenido miedo quizás hubiera acertado a apuñalar su cuello— negué con la cabeza, de
ninguna forma lo que estaba pasando era su culpa —. Fue horrible la facilidad con la que lo enterré en su
brazo, ¿es la carne tan débil?, y las ganas que sentí de hacerlo, de matarlo, me está asustando todo esto
que estoy sintiendo, todo al mismo tiempo... tenía miedo por ti, no sabia qué iba a hacerte, pero no quería
que vivieses un infierno más, que te haga menospreciarte y sentirte nada, porque para mí eres todo.

No le pregunté las razones que tenía para hacer lo que hizo, para mí estaban bastante claras pues eran las
mismas que las mías. Siempre me preguntaba por las noches qué pudo haberle llamado de algo tan roto y
sin color cómo yo, hasta el día de hoy, donde estoy con ella en la bañera acariciando su espalda, no me lo
ha dicho.

Después de haberle quitado la sangre seca de la nariz, ella se metió entre mis piernas y casi acostada sobre
mí me abrazó y lloró un rato, no sólo por lo que le ha pasado, ella decía que no sabía en que clase de
persona estaba convirtiéndose, que sus miedos más grandes los creaba en su cabeza y su rostro representa
cada uno de ellos. Había calentado mis manos frotándolas para tratar sus heridas con el aceite de lavanda;
él no sólo maltrató la piel de su espalda, que estaba levantada y roja, sino que también maltrató sus nalgas;
el brillo de oro de sol del mediodía bañaba a su cuerpo, y me recordaba lo que había dejado que pasara. Se
repetía en mi cabeza una y otra vez, los golpes, sus gritos, su llanto, su dolor, la mirada tranquila de él luego
de haber hecho esa maldad; mi cuerpo se calentaba de la rabia, y para evitar lastimarla a ella,

con una de mis manos apretaba uno de los bordes de la bañera con toda mi fuerza.

—Deja de pensar en lo que sucedió— sus dedos pasan lento por las cicatrices de

mi espalda. inmediato.

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—¿Cómo puedes saber qué es lo que pienso? — solté el borde de la bañera de

—Estás haciendo lo que yo esa terrible noche, ahora piensas, si cruza esa puerta

de cualquier manera voy a matarlo. Conozco esa sensación, es la misma que he estado sintiendo desde que
te puso una mano encima— su abrazo se hizo más fuerte, reconozco esto cuando ella es protectora; volteó
su rostro hacia el otro lado, donde no podía verle bien—. Quiero dejar que la rabia me domine, explorar ese
lado y hacerle pagar cada una de las cosas que nos ha hecho; al mismo tiempo quiero mantenerme
tranquila, esperar a que crea que tiene el control total, como Jael cuando mató a Sisara, él confiaba en ella,
y ella traicionó su confianza por los suyos— hablaba entre dientes—. Todo lo que pienso es en vengarme,
no importa qué camino escoja, siempre llego al mismo lugar.

No supe como contradecir eso, porque mis pensamientos eran los mismos, y si le dijera que no dejara que el
odio llenara su corazón estaría siendo hipócrita. Así que la dejé, que hablara y maldijese todo lo que quería,
las palabras fuertes saliendo de su boca ya no me sorprendían, y que llorara también. Me besó, fue un beso
corto, que me dejó llena cuando le vi la cara, tenía esa mirada sincera y sus ojos brillosos, no había señales
de lo que me estaba contando, en su rostro había ternura. Por primera vez invadi sus limites, y me atreví a
darle otro beso cuando ella se alejó.

—Cuando pienso en ti nada se ve tan malo, tú me calmas y me llenas de cosas

buenas.

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—¿Estabas pensando en mí ahora?— hago círculos en su espalda.

—Camila— suspiró —, sé que está mal pero, todos los días pienso en ti.

No quería hablar de las cosas que estaban mal, porque todas ellas me gustaban,

y no quería que pararan de pasarme ese tipo de cosas con Lauren. Sentía que el aire que respiraba era más
puro, y que el dolor y el odio no es lo único que existe dentro de mí, hay algo más, algo bonito que crece y
que nadie impedirá que siga haciéndolo.

Todos estos días que hemos estado aquí no fueron sólo para conocernos mejor, y tampoco para explorar lo
que había entre nosotras. En el tiempo que no estábamos concentradas en cuidar de la otra, que era cuando
él se encontraba con nosotras, discutíamos sobre la mejor manera de escapar de este sitio. Acordamos que
sería de noche, cuando la oscuridad y nuestras sombras sean iguales, y que, antes de irnos, a él le
haríamos atrocidades para liberar todo eso que sentíamos.

Durante ese día, donde él abusó de Lauren, no volvió a aparecer. Lo que fue bueno para calmar el ardor de
mi pecho y cuidar de mi bella compañera; la primera noche, ella tuvo una pesadilla sobre lo que le pasó.
Nuestro plan no pudimos llevarlo a cabo por completo de inmediato, Lauren no podía caminar muy bien, y no
la pondría en ese peligro por dejar actuar mi odio; por otra parte, él estaba muy atento, y cualquier cosa que
pudimos haber intentado fracasaría.

Eso no quería decir que no íbamos en marcha con nuestro plan. Le daríamos lo que quería desde hace las
casi tres semanas que nos ha tenido. A nosotras, siendo lo que él ha despertado. Rompimos la rutina de
comer sentadas en sus piernas, ahora éramos nosotras sentadas encima de la otra, alimentándonos,
nosotras tocándonos no con tanta inocencia, dándonos besos muy cerca de la boca; dejándonos llevar sin
perder el control. Sutil, suave, para que él esperara ansioso por más.

Tres días pasaron y el camisón se había ido, era mi turno usarlo, pero él dijo que ya no era necesario. Sabía
que esta era la noche perfecta para completar nuestro plan. Bañadas, con el estómago lleno, encima de la
cama y él a punto de sentarse para observar. Su barba había crecido, sin embargo él estaba tan pulcro
cómo siempre. Con Lauren nos habíamos colocado frente a él, yo entre sus piernas, sus senos reposando
en mi espalda. Nos mirábamos, esta era la noche, la ultima luna antes de que nuestros periodos se
acercaran.

Acaricia mis brazos, mis hombros, y hace presiones con sus dedos en ellos, eso se sentía bien, como brisa
luego de sudar. Fui girando el cuerpo, ahora estaba de lado, mis piernas montadas por una de las suyas,
abracé su cuello y me fui al lado derecho para besarlo, que era mi contrario, y tapar su rostro con mi cabello.
Lo que no pude tapar fue los sonidos que salían de su boca y los que salían de la mía; que nuestros cuerpos
se fueran hacia atrás y que nos desviaramos del plan, llevándolo todo con naturalidad, olvidándonos de que
él seguía ahí, observando.

Nuestros cuerpos estaban acalorados, estábamos cerca de sus límites, la diferencia es que yo estaba arriba
esta vez, y que ella me dio permiso de ir más allá. El calor no me deja respirar bien, debemos darnos otro
baño, y me siento encima de su vientre para tomar un descanso. Uno muy corto, al parpadear ya la tengo
halando mi brazo hacia abajo, y sucede, ella me besa en la boca, lo hace lento y delicado, acaricia sus
labios con los míos. Si antes sentía que no podía respirar ahora definitivamente no estaba respirando; sus
besos me robaban todo, pero no me importaba, nunca me había sentido mejor.

Al abrir los ojos me encontré con esa cara, la que pone luego de besarnos y refugiarse en ella. No sé las
cosas que piensa, sobre qué está confundida o a que le teme, debería saber que ya todo está hecho y que
es imparable. Ataqué su boca cuando sus manos estaban en mi pecho a punto de empujar, tan rápido como
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nunca lo había hecho. Se formó una lucha en la cama, y no era yo contra ella, era ella contra ella misma y yo
sólo estaba en el medio. Empezamos a dar vueltas, y al final ella quedó encima de mi; a ratos me besaba
brusco, me mordía, y a otros era lo más dulce que ella podía ser. Claro, no quitaba que me gustara, y que mi
cuerpo estuviera temblando por cada cosa que ella hacía.

Necesitaba calmarla, se estaba saliendo de control y puede perjudicar nuestro plan. Pongo mucha fuerza
para dar vuelta otra vez, la definitiva. Tomo sus muñecas y las aprieto, las coloco a los lados de su cabeza,
ella pelea para que la suelte; me siento un poco más abajo de su vientre, para tener más resistencia. Luego
parece calmarse cuando se queda mirándome a los ojos, y los suyos bajan por mi cuerpo con su labio de
abajo atrapado entre sus dientes. Confío en que no me sorprenderá, porque está viendo mi cuerpo con sus
ojos oscuros, y llevo sus manos a lo más importante de mí cuerpo para ella.

Me gusta la delicadeza con la que pasea sus dedos por mi espalda, no tenía mucho alcance ya que estaba
sentada aún así era bella su intención, y como su mirada se suavizó al tener contacto con ella. Ahora, me
sorprendió que ella iniciara el movimiento que sin querer aprendimos a hacer agarrando mis nalgas y
empujándolas contra ella. Bajé la mirada, estaba casi encima de su zona de mujer y la estaba mojando con
eso raro que salía entre mis piernas. No tuve tiempo de avergonzarme, pues ella misma se movía, mandaba
esas sensaciones a las que no era capaz de nombrarlas, y me vi apoyando las manos en su vientre para
moverme también. Era como una necesidad, el empujar contra ella, porque se sentía increíble aunque me
dejara sin aire.

Sentía como si estuviera a punto de capturar a alguien que he buscado hasta el cansancio, que empecé
caminando y voy subiendo la rapidez mientras más cerca estaba; ahora estoy corriendo lento, segura de
estar más cerca. Empiezo a correr, puedo verlo, cerca, cerca,

¡está muy cerca!, no me importa correr hasta no sentir el aire ni que el corazón se me salga, voy a
alcanzarlo. Dejo caer todo de mí hacia atrás sin dejar de perseguir a lo que he estado siguiendo. Casi lo
tengo, lo tengo...

Ha escapado. O mejor dicho me lo quitaron. Era parte del plan invitarlo a la cama con nosotras, pero las
cosas cambiaron y él se invitó sólo. Jaló a Lauren por las piernas, interrumpiendo mi persecución justo a
punto de atraparle. La garganta la tenía seca y las piernas flojas, estaba muy mojada entre mis piernas y
sudando. Lauren no estaba muy diferente, aunque él la estuviera tocando su cara no cambia, está rosada y
sus labios más oscuros de lo normal.

Cuando desperté de ver el sueño de su belleza la ira se apoderó de mi. Él estaba haciendo justo lo que
queríamos sin nosotras intentarlo, pero no me gustaba para nada que tuviera sus manos sobre ella, y que
dejara caer su pantalón, eso es todo lo que él puede pensar, en él mismo, no piensa que antes de que
intente cualquier cosa a ella hay que darle su lugar, decirle palabras bonitas y llenarla de besos; hacerla reír,
porque su risa es un sonido hermoso.

Hay que dejar que nos toque. Eso me había dicho Lauren, y yo estuve muy de acuerdo con ello, pero ahora
estoy arrepentida se aceptarlo, porque él va a tocarla, a mi dulce Lauren. Apreto los puños y los dientes
cuando veo que el dirige su parte de hombre hacia Lauren. Ella toma mi pie y lo jala, quiere mi atención,
mira como mis manos están apretando las sabanas y niega. Sé que está mal y que no debería estar con
intención de arruinar todo pero lo que siento por dentro no lo puedo controlar, no soporto que él tenga su
sucia mirada sobre ella ni que sus manos asquerosas la toquen. Ella vuelve a jalar de mi pie, está apoyada
en sus codos y rodillas, y con la mano me pide que esté cerca de ella. Cuando estoy ahí no hay nada más
que sus labios sobre los míos. Sé que quiere distraerme, pero no puedo hacer como si nada pasara cuando
sus labios tiemblan entre los míos y ahogan las quejas en ellos.

Juro que resistí lo más que pude, tomaba grandes respiraciones y ella tenía mis manos agarradas. Pero no
pude ignorar el dolor de su cara ni el sonido que se hacía cuando sus cuerpos chocaban. Puse mi mejor
cara según yo, y con la paciencia que no tenía fui alejando a Lauren de él. Le vi los ojos negros llenos de
emoción, no debe adivinar qué es lo que le espera. Me acosté sobre mi espalda y con las piernas abiertas
frente a él sin perder el tiempo, no quería que se distrajera con otra cosa, yo era lo único que él podía ver, en

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este caso mis ojos. Rompió a Lauren otra vez, podía ver la sangre en el pañuelo que sacó del bolsillo de su
camisa para limpiarse esa carne colgante y desagradable que tiene entre las piernas.

Ella se puso a mi lado con sus ojos llorosos, y bajó la cabeza para besarme.

Apreté los dientes cuando una lágrima suya cayó en mi cara, ese mal nacido la había maltratado una vez
más y no pude detenerlo. Me separaron de sus labios cuando jalaron mis piernas. Estaba los ojos de él en
los míos de nuevo, parecía gustarle mirarme ahí, con Lauren nunca lo hizo, y supe que debía aprovechar lo
que había descubierto. Aparté la cara cuando ella buscó mis labios otra vez, le vi sonreir y yo también saqué
mi mejor sonrisa. No sabía sobre la reacción de Lauren, pero busqué su mano y la apreté, quería que
supiera que mi rechazo no fue a propósito, y luego seguí con mi mano en la suya, acariciándola.

Sentí como eso entraba en mí, era mucho peor que cuando Lauren lo hizo, la diferencia, es que con Lauren
se puso mejor después del dolor del inicio, y con él no ha parado de doler, él no me llena como ella. Empuja
y empuja, no debe entender que mi zona de mujer no lo desea dentro de mí; sigo sonriendo, mirándole a los
ojos, pero por dentro estoy haciendo mi mejor trabajo para no dejar salir el asco que tengo.

Él está muy cerca, casi encima de mí, y se me ocurre desabotonar su camisa, será la excusa perfecta.
Cuando he terminado despego la mirada de la suya para mirar a Lauren. Su pecho sube y baja con una gran
rapidez, está temblando y se ve tan molesta; que bueno es poder ver, porque sería pecado no poder ver esa
belleza enojada. Muevo la cabeza, para que sepa que es su turno de entrar. Acaricio el pecho de él,
queriendo en su lugar enterrarle las uñas y arrancarle la carne, y vuelvo a poner mis ojos sobre los suyos.
Sus movimientos se hacen un poco lentos cuando Lauren le está sacando la camisa, y cuando vuelve lo
hace rápido; creo que se cansa, porque vuelven a ser lentos. Me sorprende mucho cuando me doy cuenta
de que todo su cuerpo está encima del mío, y de lo cerca que están su cara y la mía. Pongo las manos de
por medio, le escupiría si llegara a besarme, y juego con su barba.

Hay otro cuerpo que se viene sobre nosotros, no muevo mis ojos de los de él para que no se entere. Luego
hay muchas manos, las mías, las suyas, y las de Lauren. Él abre mucho los ojos y se lleva las manos la
cuello, por primera vez me encuentro sonriendole de verdad, y gozo ver como se ahoga encima de mí y su
sangre cae en mi pecho; nunca creí pensar esto pero, que feliz estaba de verla. Lauren se encargó de
sacarlo de mí, él quedó acostado justo a mi lado; no sabía de donde la sacó, pero mi belleza enojada tenía
la navaja de rasurar en la mano, el plan original era ahorcalo con el cinturón, pues no teníamos mucho con
que contar. Y le dio uso. No sentí pena ni por un instante, de hecho me acosté de lado con la mejilla sobre
mi puño a observar y sisarle para que se mantuviese callado; acaricie su cabello cuando Lauren estaba
cortando con mucha ira su parte de hombre, sus intentos de gritos estaban ahogados con su propia sangre,
y por más retorcido que fuese estaba agradecida de que no haya muerto aún, él se merecía sufrir.

Lauren le lanzó su pedazo de miembro con mucha fuerza contra el pecho y dejó caer la navaja. Él estaba
cerrando sus ojos y eso no me gustaba, porque para mí todavía no había sufrido lo suficiente. Así que, me
paré a tomar la navaja, y con rabia lo voltee para que quedase bocabajo, su cuerpo estaba débil. Mi mano
temblaba, en el fondo yo no era esto, sin embargo embargo estos momentos necesitaba ser, quería ser esto.
Me acosté bocabajo también, de frente a su cara ensangrentada, y tocando llegué a sus nalgas. Fue glorioso
verle la cara al

enterrarle la navaja donde rompió a Lauren dos veces, yo lo estaba rompiendo ahora, se lo merecía, por
todas sus lágrimas y su dolor, por sus malos sueños, y lo más importante, por envenenar su alma.

Lo lancé al piso, para que se bañara en su sangre. Tomé la sabana para limpiar la sangre de mi pecho antes
de que se secara. Respiré hondo y solté, ya estaba hecho, habíamos acabado. El pecho de Lauren subía
con furia, ella miraba al piso. Y luego no supe que pasó, que nos estábamos mirando y cuando parpadee la
tenía encima de mí besandome los labios con muchas ganas. Ya nadie interrumpió nuestra persecución, nos
seguimos, nos alcanzamos, corrimos una tras de la otra hasta que nos cansamos.

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Era paz estar entre sus brazos, sin embargo no podíamos quedarnos a repetir ni a descansar, este es el
momento que hemos estado esperando. Ninguna de las dos ha dicho nada, no creo que los sonidos raros
que salieron de nuestra boca cuenten, y no me importaba que siguiera así por un rato, las miradas que me
da no necesitan ser acompañadas con palabras. Nos vestíamos con nuestras ropas, el calzoncillo, el
pantalón y la camisa.

Hace algunos días escuchamos gritos, no cualquiera, gritos en francés; Lauren fue quien se dio fue cuenta
de ello. Acordamos que trataríamos de buscarlo, si es que el que gritaba era el capitán Nau, como también,
acordamos dejarlo si era muy peligros. Teníamos los cuchillos de la cena como armas, ella me puso tras
suyo, preparada para abrir la puerta. Oscuro. Parecía que tuviéramos una pared al frente que tapara la
salida.

—Vamos a ir agarradas a la pared. No pises muy fuerte. No me vayas a soltar— susurraba—. Por favor no
me vayas a soltar.

Me besó largo y profundo, abrazandome como si fuera la ultima vez. Yo le respondí ansiosa de que llegara
la siguiente ocasión de poder tenerla entre mis brazos, porque sé y confío en que la habrá, haré lo que tenga
que hacer para que pase.

Cuando cerramos la puerta tras nosotras quedamos en completa oscuridad y silencio. Daba miedo dar un
paso porque no podías ver lo que saber lo que estaba adelante. La luz de la luna señalaba una salida, y
hacia allá fuimos; las escaleras hacían mucho ruido, y cada vez que subíamos una nos deteníamos a
escuchar. Llegamos a la cubierta y nos agachamos, la luz se la luna ayudaba a ver mejor. No se oía que ni
un alma estuviera abordo del barco.

—El grito se oía bastante cerca de nosotras— su cabeza no deja de moverse, buscando cualquier cosa—No
quiero ponerte en peligro, no de nuevo...

—A donde tu vas yo te sigo— no la dejaré sola si eso es lo que quiere—. Vamos a la derecha, demos la
vuelta, y si no encontramos a nadie prometeme que nos iremos.

—Lo prometo.

Encontramos otras escaleras muy cerca de las nuestras. Las piernas ya no aguantaban caminar agachadas,
pero Lauren decía que era lo mejor, además de caminar junto a la pared, porque en la cofa siempre había
alguien observando. De éstas escaleras se veía claridad, no algo intenso, pero era algo. Bajamos una a una,
repitiendo lo de escuchar por si hay movimientos abajo. Y si que lo había.

Eran las celdas. Habían personas ahí, y afuera de ellas, en la esquina al fondo, alguien cuidándolas, mas no
hacía muy bien su trabajo, pues estaba dormido. Miré a Lauren,

buscando qué hacer, si abríamos las celdas haríamos ruido y le despertamos, y no puedo ni quiero pensar
que pasará después; pero no podemos atacar a un inocente, más si está dormido. Las llaves están a su lado
colgadas. El piso tiene tierra y heno, y nuestras pisadas no se sienten.

—Ethan— dice muy bajo mirando hacia una celda con sus manos en el pecho.

Claro, su adorado Ethan—. Ethan— lo llama esta vez.

Doy un vistazo hacia el cuidador, sigue dormido. El tiempo hay que aprovecharlo, y aunque no me agrade
Ethan yo sé que para Lauren él significa mucho. Voy por las llaves, cogiéndolas de espacio entre mis
manos. Alguien tose y me quedo sin moverme, aguantando la respiración; nada más pasa, y todo sigue en
silencio. En la celda al lado de la de Ethan hay otra persona, una que se me hace conocida.
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—Karla— Lauren me llama. Conozca o no a la persona, la sacaré, nadie merece estar encerrado—. Me diste
un gran susto, no te alejes— cómo creerle, si todo lo que ve desde que entró es Ethan.

—Tengo las llaves— dentro de esta celda estaban dos personas, Ethan, y el capitán, quienes lucían grandes
barbas, ropa sucia y rota.

Sostuve el cuchillo de Lauren mientras ella abría la celda. El seguro cedió con al primer intento, y soltó un
sonido espantoso que Lauren trató de callar. Esa decisión no la tomó ella, alguien más decidió que el sonido
debía existir y empujó las rejas para salir, los cuchillos desaparecieron de mis manos y cuando me di cuenta
el cuidador estaba siendo ferozmente apuñalado. Volteé para no mirar, pero no sé que era peor, si mirar al
capitán matar a alguien o morir un poco viendo cómo Lauren abraza a Ethan. Decido que es mejor hacer
otra cosa, y voy por las llaves para liberar al otro prisionero.

—¿Marta?— me tumbo en el suelo, donde su cuerpo reposa— Marta, despierte— la gran mujer se mueve,
está en el mismo estado en el que encontramos a su esposo José, ¡Oh, José!, él no está aquí y dudo que
esté vivo.

—¿Marta?— oigo la voz de Lauren y cuando volteo ya la tengo a mi lado— Ayudame a levantarla, hay que
sacarla.

La mujer era pesada, pero con nuestras fuerzas unidas logramos hacerlo. Ella no hablaba con nosotras, y
podía entenderlo, perdió a su gran amor, otra vez, y estuvo encerrada como un animal. Al preguntar por
Izolda ella pasó un dedo por su cuello; eso me puso muy triste de inmediato. Marta señalaba su boca,
mucho, y creímos que quería agua.

—Camila— no sabía qué significaba esa expresión que tenía en la cara—, ella no

tiene lengua.

No me costó creerlo mas sí me impresionó, porque me hizo darme cuenta de que

todo vivimos nuestros infiernos, y no todos sobrevivimos a ellos. Subimos en silencio, el cielo poniéndose
claro anunciaba que debíamos apurarnos. Lauren y yo cargábamos a Marta, mientras Ethan y el capitán
iban delante buscando cómo escapar. Encontraron un bote casi del otro lado del barco. Montamos a Marta
para bajarlo con las cuerdas nosotros cuatro, la pobre no tenía fuerzas ni para andar, menos iba a tenerlas
para bajar por las redes como nosotros lo hacíamos. El capitán cortó las cuerdas y él mismo empezó a
remar. Lauren estaba sentada al frente de mí con Ethan, Marta estaba más atrás.

Yo la miraba aunque ella no a mí. Miraba su cabello volando con el viento, cómo

su sonrisa alumbraba todo, más que el sol naciente que le daba en la cara, veía el disfrute de volver a sentir
el aire fresco, el agua salada en sus dedos. Yo pensaba que ella lo miraría a él, pero no, ella me miró a mí,
siempre me miró a mí.

Muchas gracias. <3

Extra - De Habana hecha de Habanos

EXTRA: DE LA HABANA HECHA DE HABANOS

La vida tiene cosas maravillosas.

Una cosa que valoro tener, de las pocas, y a veces deseo renegar de ella, es el sentir, es ver, es oír, es

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respirar, aunque me cueste a momentos, aunque quiera dejar de hacerlo. Lo que más me gusta es respirar.

Respirar es la vida propia, es el aire después del ahogo, el alivio después de la preocupación, la
resurrección, el suspiro que queda luego de pensar en que más nunca respirare, la fortaleza.

He quedado fascinada al contener la respiración.

La mezcla de todo lo que nos ayuda a sentir es algo mucho más fascinante. Aún recuerdo cuando fue la
primera vez que sentí tal fascinación, no tendría más de diez años, niña buscona de líos como dice mi
mamá, a este punto estoy convencida de que me merezco todo, pero en ese entonces pensaba que todo iba
a mejorar y que también merecía algo mejor.

De movimientos torpes como mi característica principal, había cometido un error.

Era mal vista por jugar con la niña de la casa, Allyson Hernández, nombre imponente para una persona tan
pequeña. Ella no lo sabe, nunca lo supo, el sacrificio por tener algo en mi vida que no significara dolor lo
valía todo.

La primera vez el señor Hernández solo me regaño, fue generoso y me hizo una advertencia. Debí alejarme
conociendo lo torpe y lo estúpida que soy, sin embargo alejarme suponía perder mi respiro, el rico aire que
llenaba mis adentros.

Lavando sus pies me encontraba la primera vez que pasó, él hablaba con diferentes hombres. Ese día había
provocado, a los ojos de todos menos el de Allyson, que esta cayese por un barranco, creándole varias
heridas. La preocupación no dejaba que el aire corriera libre dentro de mí, y luego el alivio de saber que
estaba todo bien me hizo respirar con el aire volviéndose puro.

A veces pensamos que el aguantar el aire al momento que se acerque una experiencia dolorosa hará del
dolor algo inexistente. Para mí, era mi realidad hasta cierto punto. Los habanos desprendían un olor
desagradable, que ensuciaba el aire, el humo blanco se desaparecía, uniéndose con lo que respiro, lo cual
era pesado, asqueroso. Me encontraba respirando lo menos posible.

Sentí como si el tiempo se detuviese, quedándome de piedra y conteniendo una inhalación. Oí un chirrido y
algo evaporarse detrás de mí, cerca de mi cabeza, el olor a tabaco en mi cuello, las cenizas bajando por mi
vestido, un calor sofocante y un ardor de las llamas mismas explotando en mi cuerpo.

Solté el aire. Las lágrimas se formaron solas y asimismo cayeron, no pude hablar ni demostrar lo que sentía,
el aguantar la respiración detuvo mis otros sentidos de actuar y con ello el dolor se ausento por un momento.

Empezaba así, cómo fui hecha de habanos.

Esperanza, lo que perdía cada vez que era objeto para esfumar la corta vida de los habanos. En la palma de
mis manos, piernas, pecho, espalda, me encontraba tal res marcada,

como propiedad. Es que soy propiedad, no tengo vida propia, no soy dueña de mi vida, no soy merecedora
de la dicha de respirar. Tampoco soy tan valiente como para acabar con mi sufrimiento. Odio la cobardía que
crece en mi pecho cuando me sumerjo en la profundidad del agua que no me deja renunciar a respirar.

Los rostros que mis ojos capturaban y la manera de hablar que mis oídos captaban no eran siempre los
mismos, creo que era lo que más me animaba de contar con todos mis sentidos, el poder apreciar las cosas
sin necesidad de salir herida.

Era 27 de noviembre mi tercera clase de lectura y escritura con Allyson. Los años pasaban y cada vez la
veía menos, sin embargo, su comportamiento conmigo era de las pocas cosas buenas que tenía. Antes de
empezar ella me había dicho que se marcharía de nuevo, que volvería pronto, y me prometió que me llevaría
a alguno de sus viajes. Me enseñó cómo escribir mis nombres y apellido, los de mis padres, a leerlos;

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además, siempre me enseña significados de palabras nuevas. La dicha me duró poco, pues mi madre nos
había descubierto, y luego, el señor Hernández.

Ya estaba preparada aunque tenía tiempo sin ser objeto de acabar con habanos, mi cuerpo estaba marcado,
lo cual odiaba, odiaba los espejos, el tacto de la yema de mis dedos contra mis cicatrices, la idea de saber
que son parte de mi cuerpo me hacía recordar cada una de las veces en las que una vida corta se esfumaba
en mi mucho más rápido, me hacía sentir que no era un ser viviente como cualquier otro.

Por poco olvido mencionar el cuero fino que ha estado en contacto con mi piel más a menudo. Uso mis
manos para atrapar el aire en puños y cierro los ojos, abro la boca y hago un mordisco a la nada para llenar
mis cachetes, luego solo espero, de rodillas, a que lo hagan. Creo que ya lo hacen por gusto, les encanta la
maldad, lo cual es la única razón por la que me mantienen con vida.

Había sido recibida en el despacho del señor Hernández, mantenía mi posición de pie en una esquina, no
había recibido órdenes ni se me ha dirigido la palabra, solo lo observo, sin ser tan obvia, con la cabeza
agachada, a él no le gusta que lo miren mucho, mientras el patrón se dedica a leer lo que creo son
documentos y consumiendo uno de sus preciados habanos.

El día estaba ya pasando de su mitad, el sol estaba empezando a ponerse más fuerte, es de esos días en
los que satisface el sentir el agua fría correr por la piel caliente. Habrá mucho trabajo en este momento en
los establos, por una parte, aunque sepa que estar aquí nunca es buena señal, estoy aliviada de no estar
trabajando con ese sol tan amarillo que hace hoy.

Tocaron la puerta para al instante ser abierta. No necesitaban anunciantes y no era la primera vez que veía
a esos hombres uniformados de piel de leche. El señor Hernández esta en negocios con ellos, no se ven de
fiar en lo absoluto, la piel se me pone de gallina cada vez que sé de su presencia, me dan mal
presentimiento, nauseas, sus voces son un tarro de clavos para mis oídos.

—Os acordareis de que su deuda con el Capitán es muy grande— otra vez esos españoles visitan, se han
hecho muy constantes sus llegadas al puerto.

—Maestre, de eso no ha de preocuparse usted. Aquí lo tiene, todo lo prometido y un poco más, por las
molestias causadas— uno de los sirvientes de la casa le acercaba al hombre alto un saco de un buen
tamaño y a simple vista de gran peso—, y algo más, un regalo para Gómez— luego, me ha señalado a mí al
poner su habano en el cenicero.

El corazón arrugado y cansado iba a desbordar mis carnes al oír su ofrecimiento.

Gómez era el capitán de la barca Andalucía, el patrón directo de estos hombres que se encontraban
reclamando su pago, del cual ahora yo era parte. Levante la mirada por primera vez, recorriéndola por la
habitación hasta llegar a él, que estaba como si nada revisando sus documentos.

Nunca he puesto resistencia, hasta cuando sé que mi destino es dolor y sufrimiento no me opongo a ello, si
han decidido castigarme es porque lo merezco. Sin embargo, esta vez confiaba en mi de que no había
hecho nada malo para ser víctima de este intercambio. Por lo cual, cuando me han tenido agarrada de
brazos, un agarre leve, me he soltado, y corrido con mis pies descalzos hacia el señor Hernández, porque
en medio de mi injusta situación he tenido claro que ya no soy parte de su propiedad.

Me encaramo como un animal en su escritorio, pateando varios botes de tinta sobre todos sus documentos.
Él se encontraba sumado en sorpresa, sin reacción, al igual que los hombres blancos que ahora eran mis
dueños. Tomé el habano que se encontraba en el cenicero y me lo llevé a la boca, dándole una calada larga,
y luego le he de sonreír soltándole todo el humo en la cara.

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—Olorùn hará con usted justicia— le dije muy segura, que no creía en nada de eso, pero disfrutaba el miedo
que parecía causarle.

Acto seguido le aplasté el habano en su amplia frente. Oír el chirrido del tabaco evaporándose, el grito,
observar el dolor en sus ojos y su piel tornándose de otro color ¡Qué dicha el tener mis sentidos! Luego sentí
miles de manos agarrándome, arrastrándome, mis pies se llevaron todo de su escritorio y mí parte trasera un
gran golpe al caer al suelo siendo arrastrada, pero nada, no importa cuál sea la consecuencia de mi acto o
mi destino, me quitara la satisfacción. Dejarme llevar por el rencor no era cosa mía no obstante como he
disfrutado de este momento al sentir que hice algo que él merecía.

El sol del creciente mediodía dio a mis ojos, junto con la tierra que levantaba mi cuerpo al estar siendo
arrastrado. Me recompuse, dando un jalón para desquitar el brazo del hombre blanco que me llevaba, solo
para ser sostenida por dos hombres más. Mis padres me encontraron al instante, en sus rostros se veían
cansados de que me metiera tanto en problemas, el detonante para cambiar el sentir de sus emociones
fueron las siguientes palabras.

—Llevadla al buque, al camarote secundario— dio la orden el Maestre.

De inmediato hubo un rebullicio, mis padres, un supuesto pretendiente que no me convencía por más que
me agradase llamado Carlos, fueron detrás de mí porque esta vez no era como las anteriores, los
españoletes me estaban llevando, a su barco, y tanto ellos como yo estábamos enterados de que no me
iban a llevar a nada bueno.

Mi padre cae al suelo de una bofetada al meter la mano por mí, y mi madre se agacha para socorrerlo a él.
En cuanto a Carlos ¡Oh, pobre Carlos! Le han soltado a quemarropa

un disparo cuando tuvo chance de pegarle a uno de los guardias. Todos gritan, mis oídos no saben que oír,
mis ojos a qué prestar atención, me encuentro desorientada, oliendo la desesperación, con el ambiente lleno
de mi nombre ¡Karla, Karla!, nunca he odiado más cómo me llamo como en este momento. Tan frágil, me
dejo retener, mis pies ceden y me despido con sonrisas para la gente que voy dejando atrás. Que si me
escapo me matan, que si me atrapan me matan, que si subo al barco me matan, todas las corrientes de
agua terminan en el mismo pozo, y lo menos que quiero es que hayan más afectados. Pobre Carlos, no
pude salvarle.

El tiempo ha pasado delante de mis ojos como una ilusión, no recuerdo cómo llegué al camarote donde me
tienen, que es espacioso, acomodado e inquietante. Pero si caigo en cuenta de la realidad cuando ha
entrado uno de ellos, con su piel pálida y cabellera castaña, se ve cansado y a la vez deseoso de algo
motivante. Me mantengo en una esquina, ajena a sus asuntos, el hecho de que esté aquí, aceptando las
cosas terribles que seguro me depara el destino no quiere decir que vaya a ponerle fácil que me sigan
maltratando, me gusta pelear, defenderme, sobre todo si no tengo cerca a alguien que quiero, porque puedo
poner mi vida a la suerte sin que esté en su conocimiento para evitarles el dolor de la perdida. Aunque creo
que tengo muy mala suerte, porque debería estar muerta desde hace tiempo.

Arriba se oye alboroto, el cual no llama la atención de él que tiene su mirada en mí. El hombre bruto que no
razona, solo destruye, me toma fuerte por los brazos y yo le empujo, sus manos son rasposas y tiene las
uñas largas, las cuales clava en mis brazos de una forma insistente. Me tiene acorralada no por mucho, le
empujo y me le escapo por debajo de los brazos, haciendo un desorden al paso, mas no completo mi
escape pues él me ha jalado del cabello tan fuerte que el grito que suelto se ha podido oír hasta en el cielo,
vuelve a atraparme, y justo en ese momento, donde siento el aire caliente de su respiración sobre mí, logra
atraparme por completo y lanzarme a la cama. Mis intentos de golpes son débiles y mi fuerza inútil, el calor
de mi cuerpo aumenta en manifiesto de frustración, mi ropa, lo que queda de ella, siendo desgarrada. Algo
tengo que hacer, algo tiene que pasar.

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Y sucede.

La puerta del camarote se abre, y por ella entra un gran número de personas, las cuales nunca he visto
antes en el pueblo, liderados por una mujer de cabellos oscuros y ojos emperlados, brillante,
resplandeciente, tanto que el desespero de su mirada me da calma y me siento liviana con tan solo verla. Se
libera mi cuerpo y dejo de observarla, hay mucho ruido, golpes van y vienen para el español que quería
apoderarse de mi cuerpo, no quería mirar, quería desaparecer, creía que, si cerraba mis ojos con mucha
fuerza eso pasaría.

—Diles quienes somos, quienes han sido y que esto se repetirá centenares de veces, diles que Jean David
Nau y su gente les declaran la guerra a los españoles y sus aliados, que entramos en la zona de la piratería
y volveremos para acabar con todo— grita un hombre de acento francés, supongo que al español que me
tenía cautiva.

Queda un instante el cuarto en silencio. Que mi suerte es tan condenada que el diablo me ha sacado
engañada del infierno solo para volver a lanzarme ahí. De repente un hombre me ha halado del brazo con un
cuchillo levantado, pude ver su goce y la maldad impregnada en sus ojos negros, que me le quedé viendo
maravillada, incluso estando consciente de que va a matarme, por la cantidad de sentimiento que había en
ellos. Luego cuando lo vi hacer

el movimiento cerré mis ojos, fuerte, con los latidos de mi corazón retumbando en mis oídos, y aguanté la
respiración, esperando que fuese rápido, que no doliera tanto.

—Alto. La quiero— la mujer ángel se interpone en mi muerte—. Es decir, la quiero para que sea mi sirviente
mi esclava, sería bastante interesante ver las reacciones de todos cada vez que se enteren que tengo una
esclava de piel clara, además resonaría en los siete mares y crearía caos en todos lados facilitándonos
nuestras metas— era demasiado bueno para ser verdad que alguien quería salvarme solo porque sí.

— ¿Cómo sé que no es una de ellos? — el hombre pregunta con el cuchillo más

cerca de mí.

—Mire su color de piel y cabello, la gran mayoría de los españoles que he visto

son de piel blanca como la harina y cabellos dorados, estoy segura de que ella solo es una mujer a la que
atraparon para satisfacer necesidades sexuales— razón tenía aquella mujer.

—Puedes quedártela, pero a la primera que la note sospechosa, hago que su corazón deje de latir en menos
de lo que te imaginas— me suelta y con ello empiezo a respirar, lento, con una especie de alivio.

—SI lo es prometo yo misma entregársela. Gracias señor Nau, si no es mucha molestia voy a pedir que se
retiren, tomaré este camarote— puedo reconocer que el hombre que iba a matarme es el capitán del barco,
que por alguna extraña razón le hace caso a la mujer ángel.

Se retiran todos, justo como ella dice. No he vuelto a abrir los ojos, porque no puedo creer todo lo que me
acaba de pasar en este medio día. Siento miedo, alivio, temor, inseguridad, calma, cómo es que puedo estar
manifestando sentimientos tan contrarios al mismo tiempo, ¿por qué me siento bien al seguir con vida y a la
vez mal por no haber muerto?

—Hola ¿Cómo se llama? — su voz ronca, dulce, de acento cantado me saca de mi desorden mental, y se
repite, como en uno de esos salones de música de buen acústico en los que solía colarme para disfrutar las
funciones —No tiene que temer de mi señorita, me llamo Lauren Jauregui, ¿Puedo saber su nombre?

La mujer ángel se llama Lauren Jauregui. Que me podía quedar todo el día oyéndola hablar porque su tono
de voz es agradable para mi oído. Decido entonces abrir los ojos, acostumbrándome primero un poco a la
luz, sin embargo me escandilo, porque me cruzo con la joya de sus ojos y me quedo en ellos. Cómo la

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dueña de esos ojos y esa voz puede estar aquí, en este barco, con esta gente de mente inmunda. No puedo
decir nada, no soy digna de dirigirle la palabra, y aunque puedo ver que ella es buena, la poca confianza que
tengo no soy capaz de entregársela, porque no quiero equivocarme con la mujer ángel, con Lauren Jauregui.
Bajo la mirada, avergonzada de haberla sostenido tanto hacia su persona.

Ella habla mientras se pasea por el camarote, es curiosa, entusiasta, le quiere ver el lado bueno a las cosas.
La miro con discreción cuando no me habla, porque cuando lo hace no sé cómo actuar, con su vestido que
aunque esté sucio se ve pulcro y fino en ella, su cabello hecho melena con el que la he visto pelear. Me
ofrece un baño y ropa limpia, me llama "muchacha" con su acento cantado, que no podía salir del camarote
y menos si ella no estaba.

Aceptolo que me ofrece y lo que me manda a hacer, al fin y al cabo ahora soy de ella,ella es mi dueña

Lo siguiente que le podría aportar a esto es cómo Camila se sentía justo antes de tener el valor de hablarle a
Lauren y decirle su nombre, me he dado cuenta que no desarrollé tanto a Camila en la historia y cómo se
estaba sintiendo. Este Extra contiene fragmentos del capitulo 8, y me ha venido la idea de continuarlo con
fragmentos de los capítulos 9, 10, 11, 12 y

13. Háganme saber si están interesadxs en ello.

xSuffer.

¡Hola!

Paso por acá para darles una noticia. Le concedi a sahlofohlina la oportunidad de

adaptar está historia al ship Juliantina, Juliana y Valentina de la novela Amar a Muerte. Sin duda me derrite
ese par y estuve pensando en que es un viaje completamente nuevo si las protagonistas ya no son las
Camren, deberían pasarse a explorar cómo las Juliantinas vivirían en ésta época.

También, cómo ésta historia me encanta y me hubiera gustado extender más, estoy preparando otro extra,
algo breve, que me muero por compartir con ustedes.

Mucho amor

—xSuffer.

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Insideofmysoul

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