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UNIVERSIDAD PRIVADA SAN CARLOS

FACULTAD DE INGENIERÍAS

ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA AMBIENTAL

GESTIONS DE CONFLICTOS AMBIENTALES

CORRUPCION EN LA EPOCA INCA

PRESENTADO POR:

DENNYS EDISON CHOQUE CHOQUE

DOCENTE:

Ing. ESTEBAN ISIDRO LEON APAZA

PUNO – PERÚ

2023

ÍNDICE

Contenido
CORRUPCIÓN EN LA ÉPOCA INCAICA.................................................................................................2
Introducción...................................................................................................................................2
La corrupción en el Tahuantinsuyo “Zancay”.............................................................................3
¿Cómo era el Zancay?................................................................................................................3
¿Qué tipo de castigos se daban en el Zancay?...........................................................................3
Castigo inca................................................................................................................................4
¿Qué delitos sancionaban los incas?..........................................................................................4
Homicidio:..................................................................................................................................4
Violación:....................................................................................................................................4
Adulterio:...................................................................................................................................4
Sublevación:...............................................................................................................................5
LA CORRUPCIÓN Y LA CAÍDA DEL IMPERO INCAICO (HUASCAR Y ATAHUALPA).................................5
El declive del Imperio Incaico.........................................................................................................5
Huayna Cápac.............................................................................................................................6
Reinado de Huayna Cápac..........................................................................................................6
Atahualpa...................................................................................................................................6
El Inca.........................................................................................................................................7
El Inca o el llacta camayoc..........................................................................................................7
Conclusiones..............................................................................................................................7

CORRUPCIÓN EN LA ÉPOCA INCAICA


Introducción
El Inca y sus parientes la nobleza privilegiada, bajo el pretexto de las guerras, habían formado
una casta aparte, excluida del trabajo, pará sita y holgazana. En torno de ella se quebraban todos
los viejos principios. El pueblo trabaja rudamente para ellos; tenía que labrar no solamente las
tierras del Inca y del Sol, y las de la comunidad, sino la de estos nuevos señ ores. El Inca,
rompiendo la unidad econó mica del Imperio, obsequiaba tierras a los nobles y curacas, quienes
las daban en arrendamiento a indios que las cultivasen, con obligació n de entregar cierta parte
de los frutos. Estas propiedades individuales, dentro de un pueblo acostumbrado al colectivismo,
herían el espíritu mismo de la raza y presagiaban la disolució n, o un ciclo nuevo bajo normas
diversas. Los nobles favorecidos trataban de perpetuar el favor recibido, trasmitiendo la
propiedad individual. El reparto perió dico de las tierras se hacía cada vez má s formal y
simbó lico.

Cuando un obrero minero ganaba 200 pesos anuales y un oidor ganaba 4 mil pesos, antes en
1560 habían empezado quejas y juicios contra nuevo cargo de corregidores por apropiació n de
tierras.

La corrupción en el Tahuantinsuyo “Zancay”


Muchas personas creen que, durante el incanato, no existía la delincuencia ni la corrupció n; sin
embargo, eso es una mentira. Diversos historiadores cuentan que, durante la época incaica, se
castigaban duramente estos delitos, incluso con la pena de muerte.

El mejor compendio del terror aplicado a los pueblos andinos por los incas está registrado por
Guamá n Poma de Ayala, quien afirmó , en 1615, que Tú pac Inca Yupanqui mandaba a asesinar a
todos aquellos que blasfemaban contra los dioses. Ademá s, los ladrones y asaltantes eran
castigados, en la primera falta, con 500 azotes y, en la segunda, eran apedreados y muertos.

¿Có mo era el Zancay?

El Zancay, también conocido como Sancayhuasi, que significa “casa del temor” en quechua, era
una cá rcel donde metían a delincuentes, traidores y sospechosos de crímenes extremadamente
graves (como atentar contra el inca y sus allegados) durante el Imperio incaico.

Segú n Guamá n Poma de Alaya “el Zancay era una bó veda debajo de la superficie, muy oscura,
donde se criaban serpientes, leones (pumas), tigres, osos, zorros, etc. Tenían muchos de estos
animales para castigar a los delincuentes, traidores, mentirosos, ladrones, adú lteros, hechiceros,
murmuradores contra el Inca. A estos los metían en la cá rcel para que se lo comieran vivos”.

En ese sentido, este tipo de prisió n se configuraba como un agujero en lo profundo de la tierra,
en el cual se recluía al criminal y se le ponía junto a diversos animales y alimañ as. En el centro de
este hueco, el condenado se sentaba en posició n fetal, con los ojos cerrados y con las manos
tapá ndose las orejas, así lo retrataba Guamá n Poma en su libro “Nueva cró nica y buen gobierno”.

El cronista agrega que las personas que lograban sobrevivir por dos días, el Inca le devolvía su
libertad, sin culpa; y lo volvía a la honra. Esto significa que, quienes ingresaban a esas cá rceles,
ya habían sido declarados culpables, y su pena consistía en sobrevivir 48 horas dentro de ellas.
Si lo hacían, sus faltas serían olvidadas, y ellos tendrían una nueva oportunidad.

¿Qué tipo de castigos se daban en el Zancay?

El gobierno inca se infundía valores, el buen comportamiento en el trabajo, el respeto a la


propiedad de la nobleza y fidelidad a sus gobernantes. En caso se llegaba a incumplir la medida,
al infractor se le castigaba con torturas drá sticas para mantener el orden social o causar miedo.
Ademá s, se aplicó aniquilamiento en caso de rebeliones, sodomía, atentado contra el soberano y
sus parientes, violació n de las vírgenes del sol, casos de extremo se aplicaban otros castigos,
como la hoguera o destierro.

Muchas personas creen que, durante el incanato, no existía la delincuencia ni la corrupció n; sin
embargo, eso es una mentira. Diversos historiadores cuentan que, durante la época incaica, se
castigaban duramente estos delitos, incluso con la pena de muerte.

El mejor compendio del terror aplicado a los pueblos andinos por los incas está registrado por
Guamá n Poma de Ayala, quien afirmó , en 1615, que Tú pac Inca Yupanqui mandaba a asesinar a
todos aquellos que blasfemaban contra los dioses. Ademá s, los ladrones y asaltantes eran
castigados, en la primera falta, con 500 azotes y, en la segunda, eran apedreados y muertos.

Castigo inca

En la época incaica también se castigaba con el apedreamiento.

El cronista agrega que las personas que lograban sobrevivir por dos días, el Inca le devolvía su
libertad, sin culpa; y lo volvía a la honra. Esto significa que, quienes ingresaban a esas cá rceles,
ya habían sido declarados culpables, y su pena consistía en sobrevivir 48 horas dentro de ellas.
Si lo hacían, sus faltas serían olvidadas, y ellos tendrían una nueva oportunidad.

¿Qué delitos sancionaban los incas?


A pesar de tener un có digo moral, los incas cometías algunos delitos que tenían que merecían ser
castigados de manera drá stica. Pero, ¿en qué faltas incurrían las personas durante el imperio
incaico?

Homicidio:
los que asesinaban eran castigados con la muerte. Ya sea que lo haya hecho por robar, traicionar
o mediante hechizos, en este ú ltimo la sanció n también recaía en la familia del acusado.

Violación:
Los incas castigaban severamente a los violadores porque no correspondía con las reglas de
convivencia en el Ayllu. Violentar a una sacerdotisa del sol era castigado con la muerte. El inca y
la élite gobernante tenía má s libertad sexual que el pueblo en ese aspecto.
Adulterio:
Solo el inca y las élites gobernantes se les permitía tener varias esposas y convivir con ellas. Esto
porque las clase privilegiada tenía la capacidad de poder de tierras y el pueblo, no. El adulterio
era penalizado con castigo físico.

Sublevación:
Si llegaban a rebelarse contra el Estado, también eran castigados. En el caso de los curacas que
no estaban de acuerdo con el inca recibían una sanció n junto a su població n. El inca solo podía
perdonar estas conductas.

LA CORRUPCIÓ N Y LA CAÍDA DEL IMPERO INCAICO (HUASCAR Y ATAHUALPA)

La derrota en Cajamarca no se explica simplemente por el arrojo de los españ oles ni por el
miedo de los indios. Tampoco se explica por los factores sobrehumanos alegados por ambas
partes: ni el milagro del apó stol Santiago ayudando con su espada formidable a los españ oles, ni
la profecía de Huayna Cá pac de que habla Garcilaso sobre la pró xima terminació n del Imperio y
venida de unos hombres blancos y barbudos, a los que debían obedecer. Aunque estas
alucinaciones tuvieron poder sobre el á nimo de ambos pueblos contendientes, no fueron las
fuerzas determinantes.

Tampoco fueron los elementos materiales

Las armas y los caballos de los españ oles. Es cierto que infundían espanto los arcabuces y las
cargas de caballería, pero la superioridad de armas españ olas estaba compensada en la enorme
superioridad numérica de los indios y el espanto primitivo causado por los caballos desapareció
pronto. Los indios trataban de evitar a éstos eludiendo los llanos, combatiendo en las breñ as,
abriendo hoyos en los campos para que se despernancaran los equinos. En el sitio de Cuzco
varios indios se cogían de las colas de los caballos impidiéndoles caminar. En la campañ a de
Benalcá zar contra Rumiñ ahui las cabezas de los caballos muertos eran colocadas en estacas
coronadas de flores.

El declive del Imperio Incaico

Era un organismo caduco y viciado, que tenía en su enormidad territorial el má s activo germen
de disolució n. La grandeza del Imperio estaba ligada esencialmente a la existencia al frente de él
de grandes espíritus guerreros y conquistadores como los de los ú ltimos Incas, Pachacú tec y
Tú pac Yupanqui, y, sobre todo, a la conservació n de una casta militar, sobria y virtuosa como la
de los orejones. Con Huayna Cá pac se inició la decadencia. Huayna Cá pac era aú n un gran
conquistador como su padre y abuelo, pero en él se presentan y se afirman ya los síntomas de
una corrupció n.

Sus conquistas, su valor personal, el respeto supersticioso de sus sú bditos, no bastan para
ocultar la condició n viciosa y decadente del monarca. Reú ne aú n las condiciones viriles de sus
antepasados, pero relajadas por su tendencia invencible al placer, al fausto y a la bebida. Su afá n
de construir en Tumibamba palacios que superasen a los del Cuzco, aparte de revelar su
frivolidad suntuaria es, por haber provocado el resentimiento cuzqueñ o, una de las causas de la
disolució n del Imperio. Fiestas y diversiones llenan las ú ltimas etapas de su reinado,
transcurrido en la sede sensual y enervadora de Quito. Bailes y borracheras amenizaban el paso
del cortejo de Huayna Cá pac, –formado de aduladores y cortesanos– por todo el Tahuantisuyo. El
Inca encabezaba estos desbordes livianos. Era "vicioso de mujeres" dice Cieza, privaban con él
los aduladores y lisonjeros y era el primer borracho del reino. "Bebía mucho má s que tres indios
juntos" cuenta Pedro Pizarro, y cuando le preguntaban có mo no perdía el juicio bebiendo tanto,
respondía el viejo Baco vicioso "que bebía por los pobres que él muchos sustentaba".

Huayna Cápac
Los indios le querían y le respetaban. "Era muy querido de todos sus vasallos" dice Pedro Pizarro
y Cieza afirma que "quería ser tan temido que de noche le soñ aran los indios". En sus manos no
corría peligro la unidad del Imperio. Pero él creó el germen fatal de la disolució n: una sede rival
del Cuzco, en regiones distantes y apenas conquistadas y al crear la causa de la futura divisió n
incaica, allanó el camino de los españ oles. Si la tierra no hubiera estado dividida –dice uno de los
primeros conquistadores– o si Huayna Cá pac hubiera vivido, "no la pudiéramos entrar ni ganar"

Reinado de Huayna Cápac


se acentú a a la muerte de éste. Huá scar, el heredero legítimo, carecía de don directivo y de la
firmeza de á nimo necesaria para conducir tan vasto y heterogéneo Imperio. Su padre le había
creado ademá s un problema político, para ser resuelto por voluntad y capacidad superiores a la
suya. Le faltaba hasta el valor físico para enfrentar y desarmar con su prestigio de hijo del Sol, a
sus enemigos. El estigma de la indisciplina y la desobediencia se apoderaba de sus vasallos. El
espíritu regional ambicioso de los quiteñ os, alentado irresponsablemente por la frivolidad
sensual de Huayna Cá pac, se alzaba contra él retando su poder. Cuzqueñ os y quiteñ os habían
llegado por causa de rivalidad, a odiarse irreconciliablemente.

Huayna Cá pac completó su error no acordá ndose, en el devaneo de su vida sensual, de preparar
y asegurar la sucesió n normal del Imperio. Con una acció n previsora en este sentido, y con el
respeto que le tenían sus sú bditos, su decisió n testamentaria claramente expresada y
reafirmada, hubiera evitado la confusió n y la discordia que sobrevinieron a su muerte.

No interesa aclarar para éste si dictó a ú ltima hora, como quieren algunos cronistas, por medio
de unas rayas pintadas sobre un bastó n su decisió n diná stica. Hubiese ordenado en su
testamento como ú nico señ or del Imperio indivisible a Huá scar, Niná n Cuyochi o Manco Inca, o
dispuesto la divisió n del Imperio entre Huá scar y Atahualpa, dejá ndole a aquél el Cuzco y a éste
Quito, la separació n del Norte y del Sur se hubiera irreparablemente producido. Atahualpa no
fue sino el nombre propio de una insurrecció n regional incontenible contra el espíritu
absorcionista y despó tico de la capital: el Cuzco.

Atahualpa
El má s audaz e inteligente que Huá scar, hubiera podido, de haber sido el heredero legítimo y no
un bastardo, contener la disolució n del Imperio a base de astucia y de tino político, de enérgica
violencia en ú ltimo caso, pero no es dable suponer que llegara a obtener la adhesió n sincera y
leal del bando cuzqueñ o. La insurrecció n habría estallado tarde o temprano o en su lugar
Atahualpa habría tenido que imponer un sangriento despotismo como el que inauguraron en el
Cuzco, sus generales Quisquis y Calcuchima a raíz de la derrota y apresamiento de Huá scar.

Otra señ al de la disolució n era el abandono de los má s fuertes principios de su propia cohesió n
social. La fuerza y la estabilidad del Imperio provenían de las sanas normas agrícolas de los
ayllus, trabajo obligatorio y colectivo, comunidad de la tierra, igualdad y proporció n en el
reparto de los frutos, tutela paternal de los jefes.

Todo esto que había creado la alegría incaica, en "el buen tiempo de Tú pac Yupanqui", era
abandonado con imprevisora insensatez. El Inca y sus parientes, la nobleza privilegiada, bajo el
pretexto de las guerras, habían formado una casta aparte, excluida del trabajo, pará sita y
holgazana. En torno de ella se quebraban todos los viejos principios. El pueblo trabaja
rudamente para ellos; tenía que labrar no solamente las tierras del Inca y del Sol, y las de la
comunidad, sino la de estos nuevos señ ores.

El Inca
Rompiendo la unidad econó mica del Imperio, obsequiaba tierras a los nobles y curacas, quienes
las daban en arrendamiento a indios que las cultivasen, con obligació n de entregar cierta parte
de los frutos. Estas propiedades individuales, dentro de un pueblo acostumbrado al colectivismo,
herían el espíritu mismo de la raza y presagiaban la disolució n, o un ciclo nuevo bajo normas
diversas. Los nobles favorecidos trataban de perpetuar el favor recibido, trasmitiendo la
propiedad individual. El reparto perió dico de las tierras se hacía cada vez má s formal y
simbó lico.

El Inca o el llacta camayoc


Confirmaban cada añ o a los ocupantes en sus mismos lotes de terreno, existiendo casi en
realidad propietarios de por vida. Lo que se hacía anualmente era el reparto de lotes adicionales
para los hijos que nacían o el de las tierras llamadas de descanso. Las tierras mejores eran en
todo caso las de los nobles y curacas y éstos no trabajaban.

Por allí empezaba a destruirse el gran Imperio de trabajadores incaicos. En el momento de la


llegada de los españ oles, la antigua unidad incaica estaba corroída por tales gérmenes de
divisió n; uno econó mico, el descontento de clase del pueblo contra la aristocracia militar
dominante, otro político, el odio entre cuzqueñ os y quiteñ os. Todos los primeros testigos de la
conquista, acreditaron la existencia de este ú ltimo. Pero el malestar social y econó mico se
percibe en el cronista de mayor intuició n y levadura jurídica de los primeros tiempos. Gonzalo
Ferná ndez de Oviedo, después de interrogar acuciosamente a los primeros conquistadores que
regresaban a Españ a, tras de la captura de Atahualpa, consigna esta impresió n inmediata y
sagaz: "la gente de guerra tiene muy sojuzgada a los que son labradores o gente del campo que
entienden la agricultura".

Conclusiones
Tampoco tiene que ver que yo considere a la sociedad Incaica perfecta o ideal de serlo no sería
humano. Hubo enormes problemas en todos los estados y sociedades del mundo y de cualquier
época... pero creo que solo se puede llamar "corrupció n" al sistema que consagra un vicio moral.
Lo corrupto es lo que moralmente no valora una sociedad de parte de su clase política o
dirigente. En tal sentido los privilegios de las clases altas incas, romanas, españ olas, chinas,
persas o griegas eran las mismas y distintas al mismo tiempo... pero no eran "corruptas".

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