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I.

Predominación
En el Perú al referirse a la policía se asocia, muchas veces, a corrupción, clientelismo, «gatillo fácil»,
impunidad, malos tratos, ejecuciones extrajudiciales y terror. En casi todos los países de la región la labor
policial está desacreditada hasta por los propios gobiernos nacionales. Escasez y deficiente manejo de
recursos, estructuras jerárquicas –innecesariamente burocráticas y obsoletas–, formación precaria de
agentes policiales e innumerables denuncias de violaciones de los derechos humanos en el
cumplimiento de su función configuran la realidad del sistema policial en varios países de la región. No
obstante, y a pesar de esta realidad, los agentes policiales cumplen un rol esencial en la protección de
los derechos humanos de todas las personas. En los últimos tiempos, las organizaciones de derechos
humanos han reconocido la importancia de ese rol y han pasado de un enfoque basado en motivos de
preocupación sobre casos de violaciones de derechos humanos relacionados con funcionarios del Estado
a una colaboración con ellos cada vez mayor. Es más eficaz que las organizaciones de derechos humanos
trabajen a partir de una perspectiva que reconozca los motivos de preocupación y la realidad de la
policía que desde un planteamiento aislado que ejerce una crítica desde fuera. Tal enfoque requiere,
necesariamente, de la participación activa de los cuerpos policiales, que deben ser receptivos a los
motivos de preocupación relacionados con los derechos humanos y a las reformas en materia de esos
derechos allí donde se necesiten. Ésta es la premisa de la que parte el libro de recursos que Anneke Osse
nos presenta. Los derechos humanos no dificultan la labor policial ni la hacen menos efectiva; muy por el
contrario, permiten a la policía operar y ejercer sus competencias dentro del marco de la ley y en un
ámbito en el que agentes policiales y defensores y defensoras de derechos humanos se unen para
conquistar objetivos comunes. Amnistía Internacional puede llegar a desempeñar una importante labor
de promoción de los discursos sobre seguridad y de apoyo a los programas de reforma de la policía,
basados en el respeto de los principios de derechos humanos. Para lograrlo, es necesario conocer y
entender la labor policial. Este libro tiene como propósito contribuir a ese fin.
II. Base legal
MANUAL DE DERECHOS HUMANOS APLICADOS A LA FUNCIÓN POLICIAL (Resolución Ministerial Nº 952-
2018-IN)
Que, mediante Resolución Ministerial Nº 1154-2017- IN, se crea la Comisión Sectorial de naturaleza
temporal encargada de elaborar, entre otros, la propuesta de adecuación del Manual de Derechos
Humanos Aplicados a la Función Policial, de conformidad con las disposiciones establecidas en el
Decreto Legislativo Nº 1186, y su reglamento
La primacía de la persona humana y sus derechos fundamentales4 Es uno de los principios
institucionales que orienta el ejercicio de las funciones y atribuciones de la Policía Nacional. De acuerdo
a este principio, la defensa y protección de la persona humana, el respeto a su dignidad y a las garantías
para el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales tienen preeminencia en el ejercicio de la función
policial. Para llevar a la práctica este principio se debe considerar los enfoques de derechos humanos,
género e interculturalidad. - Enfoque de derechos: La aplicación de este enfoque implica que la
actuación policial debe tener como objetivo principal el respeto y protección a la dignidad de toda
persona, en especial de la víctima. Es inadmisible en la función policial un trato distinto por razón de
sexo, raza, etnia, edad, condición social, discapacidad, lugar de residencia, orientación sexual,
preferencia política o creencia religiosa. - Enfoque de género: La aplicación de este enfoque implica
abstenerse de actuar en función de prejuicios, estereotipos o los roles tradicionalmente asignados a
hombres y mujeres, con base a las diferencias de género, para así evitar discriminar, revictimizar, o dar
un trato desigual y discriminatorio que afecte la dignidad de las mujeres. Esto es especialmente
relevante, en los casos de las víctimas de violencia sexual (incluye el acoso, el hostigamiento, la violación
sexual), violencia familiar y trata de personas5 . - Enfoque de interculturalidad: La aplicación de este
enfoque permite el trato respetuoso entre personas de culturas diferentes, y relaciones basadas en el
respeto y la tolerancia frente a otros. Ello no signifi ca aceptar prácticas culturales que vulneren los
derechos humanos o prácticas discriminatorias o que impiden el goce de derechos. También supone una
atención diferenciada según los usos y costumbres, por ejemplo, a través del uso de intérpretes o de
material impreso en diferentes lenguas.
Consideraciones para garantizar el respeto y protección de los derechos humanos En el ejercicio de la
función policial, es necesario que el personal policial tenga en cuenta lo siguiente: • En el cumplimiento
de las funciones asignadas, la Policía Nacional ejerce el poder coercitivo del Estado, respetando,
promoviendo y garantizando los derechos humanos. • Los integrantes de la Policía Nacional del Perú,
tienen la obligación de agotar todos los medios que estén a su alcance, para impedir toda transgresión
de la ley y oponerse fi rmemente a ser partícipes de tal violación. • El personal policial que tenga
motivos para creer que se ha producido o se producirá una violación informarán a sus superiores y, si
fuera necesario, a cualquier otra autoridad u organismo apropiado que tenga atribuciones de control o
correctivas6 . • El personal policial no puede ser sancionado si se niega a ejecutar una orden manifi
estamente ilícita para emplear la fuerza o armas de fuego o denuncia ese empleo por otros policías7 . •
Los superiores jerárquicos incurren en responsabilidad cuando conozcan o debiendo conocer sobre el
uso ilícito de la fuerza por el personal policial a sus órdenes, no adopten las medidas necesarias para
impedir o neutralizar dicho uso o no denuncien el hecho oportunamente8 . • Para establecer que el
superior jerárquico inmediato debió conocer del uso arbitrario de la fuerza por el personal policial a sus
órdenes, se debe determinar objetivamente que tuvo información que le permitiera concluir que se
estaba preparando o haciendo uso ilícito de la fuerza o, cuando habiéndose ésta consumado, no haya
adoptado las acciones para comunicar este uso arbitrario a los órganos de investigación penal y órganos
disciplinarios9 . • Finalmente, el personal de la Policía Nacional del Perú no puede alegar obediencia a
órdenes superiores, cuando dichas órdenes para el uso de la fuerza, y en particular del arma de fuego,
son manifi estamente ilícitas. En caso de haberse ejecutado, también serán responsables los superiores
que dieron dichas órdenes ilícitas.
III. Situación
A. Antecedentes y origen
Los derechos humanos se encuentran relacionados con la historia de la propia humanidad. Desde sus
orígenes, el ser humano ha encabezado constantes luchas para acceder a mejores formas de vida, el
respeto de su dignidad y de sus derechos y libertades fundamentales.
En el contexto actual, los derechos humanos coadyuvan a los elementos de gobernanza, incluyendo
evidentemente a la administración pública. Pero, el trasfondo de estos derechos no sólo debe permear
las actividades o responsabilidades estatales, pues la cultura de tutela de estos derechos constituye un
elemento indispensable para el bien común y la satisfacción en las necesidades básicas en cualquier
sociedad democrática de derecho. Visto desde este punto, está claro que los derechos humanos en
engranaje con una normatividad adecuada y la ética pública tienen un impacto positivo y directo en la
buena administración, entendida en su más amplio sentido.
Cuando nos referimos a los derechos humanos, debemos aludir a la dignidad, pues es el punto medular
de su protección. Al respecto, Kant sostiene: “[Todo] tiene un precio o una dignidad. Lo que tiene un
precio puede ser sustituido por otra cosa como equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de
todo precio y, por tanto, no admite equivalente, posee dignidad”.46
Hablar de derechos humanos supone situar al ser humano como eje rector de cualquier actividad estatal
o particular. Esto supone, además, enfocar las acciones a la protección y tutela de la dignidad humana,
entendida como el valor mismo de la esencia de las personas. La definición de los derechos humanos es
un concepto plural, existen tantas definiciones como autores, no obstante, los elementos que le
distinguen del resto de los derechos son claros y contundentes. Se trata de un conjunto de prerrogativas,
principios y valores atribuidos al ser humano y que son indispensables para el aseguramiento de su
dignidad, así como para su pleno desarrollo.
En cuanto a sus características, los derechos humanos son universales, porque son patrimonio de todos
los seres humanos; imprescriptibles, porque no se adquieren o se pierden con el paso del tiempo;
inalienables, porque no pueden ser objeto de transferencia a otro sujeto; irrenunciables, porque no se
puede hacer dejación voluntaria de ellos; e indivisibles, porque conforman una unidad, y no existe rango
de jerarquía entre ellos.47
De acuerdo con Milagros Otero Parga, los derechos humanos pueden ser entendidos como “aquellos
que reconocen o deben reconocer las leyes, y cuya titularidad corresponde al individuo en función de la
dignidad que le otorga su naturaleza humana, y no por concesión de las normas positivas, sino con
anterioridad e independencia de ellas”.48
Por su parte, Mireille Roccatti Velázquez entiende que los derechos humanos son “aquellas facultades y
prerrogativas inherentes a la persona humana, que le corresponden por su propia naturaleza,
indispensables para asegurar su pleno desarrollo dentro de una sociedad organizada, mismos que deben
ser reconocidos y respetados por el poder público o autoridad, debiendo ser garantizados por el orden
jurídico positivo”.49
Lo cierto es que, sin importar con cual comulguemos, todas las definiciones coinciden en que los
derechos humanos son prerrogativas inherentes al ser humano, cuyo principal objetivo es salvaguardar
la dignidad y su desarrollo integral. Además, suponen un conjunto de deberes y obligaciones, tanto para
los Estados como para los individuos, y que el orden jurídico nacional e internacional deben reconocerlos
y garantizarlos.

B. Desarrollo del tema


IV. Problemática
La realidad política y cultural determina la acción policial. Si el sistema del Estado no ha adoptado los
valores democráticos, no es probable que la policía defienda esos valores. Los policías provienen de la
sociedad a la que prestan servicio y adoptarán y expresarán actitudes semejantes; a modo de ejemplo, si
estas actitudes son negativas hacia ciertos miembros de la población, es probable que la policía las
comparta. Atajar estos problemas constituirá un desafío importante que necesariamente exige la
intervención de algo más que la policía exclusivamente. Dentro del sector de la seguridad y la justicia, se
considera que la policía es el principal organismo responsable de garantizar la seguridad y mantener el
orden. En términos generales, hay acuerdo en que las tres funciones principales de la acción policial son
las siguientes: – prevención y detección del delito; – mantenimiento del orden público; – prestación de
asistencia a la población.
En primer lugar, existen factores coyooturales que obstaculizan el buen desempefto de la labor policial,
partiendo por el hecho de que la policía tiene, una negativa imagen ante la población, pues las funciones
diseftadas para su actividad, son apreciadas por ésta más como instrumento de dominación y represión
por parte del Estado, que de servicio a la sociedad; imagen negativa que las autoridades tratan de
superar por todos los medios posibles, principalmente, destacando la profesionalización en aumento de
los miembros de la Policía Nacional en todos sus niveles. No obstante, un factor desalentador es el
hecho que la Institución Policial no es ajena a la crisis económica y al proceso inflacionario por el que
está atravesando el Perú, lo que ha originado dificultades de implementación y de material logístico.
El terrorismo, además, ha creado una confusión en cuanto a los sujetos del delito pues es muy difícil
delinear entre miembros de un movimiento subversivo y un movimiento reinvidicatorio. Esta confusión
se ve en el comportamiento de la Policía, la cual depara a veces igual trato a miembros de un
movimiento subversivo y un movimiento reivindicatorio. Esta confusión se ve en el comportamiento de
la Policía, la cual depara a veces igual trato a miembros de ambos grupos, manteniendo un elemento de
tensión, que difícilmente permite un trato imparcial y justo al detenido.
Por último,la falta de regulación expresa y determinante de atribuciones policiales y que además recoja
los preceptos de derechos humanos, trae como consecuencia, que el ejercicio de las facultades de que
goza la Policía se encuentre librado a su criterio y discrecionalidad. Esto se agrava por el hecho de que las
Fuerzas Policiales en el Perú, no han sido educadas en su totalidad, en el conocimiento profundo de la
materia de derechos humanos y en la vigencia de los tratados Internacionales de la materia, cuyos
preceptos tienen fuerza constitucional en el país. La Policía debe actuar dentro de lo que se ha
delimitado como su ámbito y revestir sus actos de juridicidad, a través del uso de la normas legales que
los fundamenten.
V. Conclusiones

El respeto de los derechos humanos en la función policial para garantizar el derecho humano a la
seguridad pública, es una “obligación del guardián del orden”, sin embargo, son precisamente los
servidores públicos, como policías y militares que en el desarrollo de su función violan los derechos
humanos de los mexicanos y mexicanas, a partir de la reforma constitucional del sistema de justicia
penal y seguridad pública, del 18 de junio de 2016, se ha propiciado la capacitación de los derechos
humanos a los policías, con el fin de que sean guardianes del orden para garantizar la paz social y la
seguridad pública, bajo el principio de legalidad.
Empero, hemos sido testigos que no se ha podido erradicar la violación de los derechos humanos en
México, toda vez que los que siguen trasgrediendo la dignidad humana de los ciudadanos son
precisamente los policías y los militares, así lo ha declarado el Examen Periódico Universal en la segunda
evaluación realizada a México, siendo las recomendaciones en el año de 2009, 93 y 180 en el año de
2014 como resultado de esta agresión, en México se retrocedió en el respeto a los derechos humanos.
Por estas razones, es considerable que los policías se sigan capacitando y evaluando en relación a la
garantía del respeto a los derechos humanos, y que en cada entidad federativa se constituya un
observatorio ciudadano para que conjuntamente con la Comisiones Estales de Derechos Humanos, se
vigile la actividad policial de las fuerzas de seguridad pública en nuestro país.
VI. Recomendaciones
Desde esta perspectiva, la solución que se plantea radica en una nueva cultura gubernamental de los
derechos humanos. Esto quiere decir que todos los servidores públicos, independientemente del rango y
de las funciones que desempeñen, deben conocer y entender los derechos humanos. De esta manera,
estarán en posibilidades de llevar a cabo sus funciones con ética y con respeto a estos mínimos vitales.
Esta propuesta tiene un trasfondo relativamente sencillo, pero aún no se ha logrado establecer en la
praxis del Estado de derecho actual. Se trata pues de forjar, en primer lugar, ciudadanos honrados, que
conozcan y respeten los derechos humanos para que, consecuentemente, tengamos servidores públicos
éticos. De tal forma sería posible inhibir la reproducción de conductas corruptas.
El ejercicio de la función policial es indispensable para el desarrollo y progreso de los Estados y, de igual
manera, constituye una herramienta valiosísima para el aseguramiento de las personas, de sus bienes y
de la sociedad misma. Por ello, su resignificación desde el ámbito de los derechos humanos, a través de
la implantación de una cultura y de la ética pública, debe ser una tarea de urgencia en las agendas
estatales.

Bibliografía
Alcántara, L., 2013. peru recibe 180 recomendaciones por violación a DH. El Universal. Carbonell, M.,
2012. Los juicios orales en México, 4ta. ed. Porrúa.
Código de conducta para Funcionarios encargados de hacer cumplir la ley [WWW Document], 1979. URL
http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/LawEnforcementOfficials.aspx Código Nacional de
Procedimientos Penales, 2014. Código Penal para el Estado de Sinaloa, 1992. Comité de Derechos
Humanos [WWW Document], n.d. URL http://www.ohchr.org/SP/HRBodies/CCPR/Pages/CCPRIndex.aspx
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 1917. Convención Americana sobre Derechos
Humanos, 1981. Convenio Europeo de Derechos Humanos, Tribunal Europeo de Derechos Humanos. ed,
1950. Council of Europe
ANEXO1

CUESTIONARIO SOBRE LA CALIDAD DEL SERVICIO DE LA PNP


Anexo 2

Encuesta realizada a la población Arequipeña sobre el actuar


De la PNP

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