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En el curso habrá interés por la lingüística y el acercamiento de Lacan, que se caracteriza por un
retorno a Freud para alejarse de las desviaciones iniciales de los neofreudianos hacia la psicología
del yo, una ortopedia del sujeto. Una de sus primeras intervenciones sobre Freud es que este
mismo había dicho que el inconsciente era lingüístico. No usó estas palabras, pero está implícito
en, por ejemplo, La interpretación de los sueños (sueños como jeroglíficos de los periódicos, el
camino principal para acceder al inconsciente, no decodificable a partir de unas claves
existentes, sino condicionados por la interpretación del propio paciente).
Cuando se habla de Freud se habla de las tópicas, las instancias en las que Freud sitúa espacios
como la “consciencia” o “lo inconsciente”. En la primera,formula la hipótesis de los tres
dominios: consciente, preconsciente y la consciencia. Años más tarde, alrededor de 1920,
formula la segunda, más conocida, contenida en El yo y el ello. Los tres sistemas anteriores son
sustituidos por el yo (conciencia), el ello (impersonal) y el superyo.
La sutileza de un acto fallido, de Freud. Aparecen ideas como la relación del inconsciente y el
lenguaje y las repeticiones (el “goce”, en Lacan). Podríamos decir que el inconsciente se vale, por
así decirlo, de las lenguas, en referencia a las palabras que aparecen en varios idiomas y que
condicionan su uso en Freud. Sobre la “dificultad estética” que aparece en el texto, es de orden
retórico, donde se ve abocado a la repetición de una preposición, saltándose la norma, cayendo
en el lapsus.
El concepto trieb. Concepto que se ha traducido como “instinto”. Lacan insistió en que el
alemán emplea la palabra instinkt para esta idea, de ahí que propuso “pulsión” y
“pulsional”. En sí, hay que conservar la idea del “empuje”, en relación al inconsciente que
se abre y se cierra. Lacan insiste en esto porque los seres humanos no están gobernados
por el instinto, sino por la cultura. Las respuestas de los animales están
precondicionadas.
Sobre las pulsiones. Freud distingue entre pulsiones de conservación y sexual. Sexual es
un término muy amplio en Freud. A veces lo toma de forma muy literal, como signo de
“genital”, mientras que en otras es erostismo en el sentido amplio, vinculado a las
apetencias. Los de conservación nos mantienen vivos y se vinculan a su “principio de
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realidad”. El sujeto está sujeto a la necesidad. Los instintos sexuales están vinculados al
“principio de placer”, inmediatos y sin reparar en el perjuicio que le puede ocasionar.
A tener en cuenta que el momento en que Freud escribe es el momento último de todo el
proceso. La manifestación del inconsciente aparece en el sueño, el síntoma, el lapsus (como el
acto fallido) y la agudeza (a modo de chiste o no).
El acto fallido. Es un lapsus (más o menos) que no se puede remediar. El lapsus adopta forma de
irrupción, sin sentido. Cuando Freud trata de enmendar esa falta de sentido, no encuentra
explicación. De entrada, sí que entiende que ha cometido un error y que quería evitarlo debido a
ser retórico/estético. Aunque adquiere consciencia, no puede ir más allá y recurre a su hija. Lo
que se esconde tras todo esto es un conflicto subjetivo.
Ref: Umberto Eco, Obra abierta. Explicaciones sobre la entropía (desde la lingüística).
Para evitar las pérdidas de información, se emplea la redundancia.
Lo inconsciente, de Freud (1915). Texto más técnico. Aparece la primera tópica freudiana (el
inconsciente, el preconsciente y la consciencia). En el inconsciente puede existir un contenido
ideático y su contrario (de impulsos opuestos, como quedarse y dar un regalo). Los procesos del
sistema inconsciente se hallan fuera del tiempo y carecen de toda relación con la realidad.
Importancia de los afectos. Todo contenido psíquico viene con un estado de ánimo, de
diversa magnitud. La capacidad de movilización, unida a la dimensión afectiva, tiene que
ver con las “cargas”. Es un concepto difícil porque viene de la neurología. Pero claro,
había algo del orden de la discontinuidad, ya que lo neurológico no lo explica todo.
Siguiendo con Lo inconsciente. La represión, Lo inconsciente y Los instintos y sus destinos son los
primeros textos metapsicológicos de Freud, de comienzos del siglo XX. En este texto vemos que
hace referencia a La represión. Atención a los contenidos psíquicos que son percibidos por la
consciencia y otros que no; la represión es un mecanismo que evita que ciertos contenidos sean
percibidos por la conciencia. También dice que no tenemos acceso directo al inconsciente, sólo a
sus efectos. La consciencia también puede rechazar contenidos, incluso algunos contenidos se
acercan tanto que pueden percibirse parcialmente. Es el preconsciente.
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Una de las dificultades de Freud pasa por la diferencia entre lo reprimido y lo inconsciente. Ni
todo lo reprimido es inconsciente y viceversa. Aunque también hay algo en juego en el orden de
la represión, porque la gente que acude a él viene con este problema, con los conflictos
subjetivos.
El primer texto donde habla de los síntomas somáticos es Los estudios sobre la histeria. Sobre el
chiste en: El chiste y su relación con el inconsciente. El chiste (la agudeza), a diferencia de otras
manifestaciones, es un fenómeno social, ya que conecta con el inconsciente de cada uno y con la
incomodidad de estar en la cultura. Su sinsentido no es propio de nadie.
La conciencia es para él como un órgano perceptivo. Nos advierte del funcionamiento del resto
de las instancias psíquicas. No es tanto una productora de contenido sino una rescatadora de
esos contenidos. Al hablar de los contenidos latentes, Freud dice que estos contenidos son
inconscientes. La conciencia sólo ofrece conocimiento al individuo de sus propios estados
anímicos.
Sobre los textos de Lacan. Su obra por escrito es El seminario. Lo ampliaba anualmente, salía de
sus clases. Encargó a Jacques-Alain Miller la edición. El seminario tiene más de 20 volúmenes.
También publicó dos volúmenes con sus Escritos, que llegan hasta el 66. Eran intervenciones
especiales, atractivas porque condensan su labor. Una vez fallecido, llegan los Otros escritos,
producidos principalmente del 66 hasta su muerte.
Sobre Posición del inconsciente. En este texto habla del inconsciente, atendiendo a Freud. Para
Lacan, el sujeto es el individuo dividido por el lenguaje. El lenguaje constituye al individuo
dividéndolo. Parte de Freud, se detecta en palabras concretas, pero ya presenta una nueva
concepción. El sujeto psicoanalítico se diferencia del individuo porque se construye a partir de
unos rasgos que deja el inconsciente. Lacan no habla de personas, siempre de sujetos.
Lacan corrige a Freud desde Freud mismo. Freud tenía dificultades porque se movía por un
terreno nuevo. A partir de sus desarrollos, Lacan dice que el inconsciente es lo que forma al
sujeto a partir de los rastros de su escisión. El término inconsciente puede designar a dos
realidades distintas que se designan con una misma palabra. El error florece por el hecho de que
tratamos el inconsciente freudiano como parte de lo que llamamos genéricos del inconsciente no
freudiano. No se puede reconstruir el fenómenos a partir de estos conceptos. Lacan define lo
propio del inconsciente freudiano a partir de las implicaciones del psicoanálisis de Freud: su
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inconsciente solo usa el adjetivo, así que no puede reconstruirse con aquellos casos que también
reciben este adjetivo.
El inconsciente es lo que decimos nosotros si queremos entender lo que Freud dice en sus tesis.
Lacan está trabajando con una palabra que ya estaba en la cultura. El inconsciente también nos
constituye por el hecho de hablar.
En el poema se genera la duda de si a la voz poética, la conclusión del poema, queda opaca; o
también si le ocurre al propio Saba y solo nosotros, como lectores, llegamos a ella. Esta opacidad
se refleja en la estructura, quedando la estrofa intermedia como punto ciego.
Semblante lacaniano. Algo que actúa como velo o es el velo en sí mismo. No es lo que ocultan,
sino su efecto de desvelo-ocultación.
Lacan se hace difícil porque está lleno de implícitos. Tiene clara su audiencia, al corriente de su
seminario. El texto es una síntesis abrupta de su labor. Es la versión ampliada/retocada de una
intervención oral de 1960. Rehizo el texto para la edición de las actas del congreso, así que ya no
corresponde tanto a la versión oral. Ciertos conceptos variarán con el tiempo, como el
imaginario, con dos acepciones en sus textos: lo que se imaginiza y lo que captamos con los ojos.
Lacan dice que la realidad humana consiste en “anudar” tres dimensiones: lo Real, lo Simbólico y
lo Imaginario. Referencia: el seminario RSI (con doble sentido de herejía). Lo Imaginario se capta
por la mirada, con la imagen de uno (cómo nos concebimos). Lo Imaginario desemboca en los
Simbólico. El Imaginario se convierte en matriz de lo Simbólico. Todo este tema del bebé que se
mira en el espejo, que tiene una percepción fragmentaria de sí mismo y no tiene control de sus
funciones principales, etc. En un momento de este periodo, el espejo le devuelve la imagen
organizada, la proyección ideal que luego se convertirá en una dimensión simbólica (ideal, desde
lo subjetivo y lo social). Lo Simbólico también tiene que ver con la dimensión del lenguaje.
Sobre lo Real, no hablamos de la realidad en sí, esa que se niega a partir de Derrida & co. Hay un
elemento de trauma, de aquello que el sujeto no puede simbolizar. De la misma forma que la
muerte no está inscrita en el inconsciente, la propia sexuación no es algo que esté inscrito en el
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inconsciente (el hecho de ser hombre y mujer). Por ello habla de sexuación (más orientado a la
construcción sexual).
El lenguaje introduce en el sujeto la causa de su ser. Este efecto evita que el sujeto no sea causa
de sí mismo. Hay que distinguir lo estructural de lo fenomenológico. Hay que atender a la
experiencia particular. Lacan hace referencia al cogito cartesiano, al momento en que Descartes
renuncia al saber previo, incierto. Tras meditarlo, llega al cogito, una experiencia según Lacan
que es inicial y final, porque se ubica en el punto culminante de la percepción que un ser
humano tiene de sí mismo. La consciencia está más presente ante sí misma y de forma
continuada. Lacan advierte que no estamos en esta situación en todo momento, hay
discontinuidades. No podemos construir una psicología pensando en la conciencia siempre
presente y consciente de sí misma porque no es verdad y, además, el cogito, marca la ruptura con
toda seguridad condicionada en la intuición. Se trata de hacer equivalentes la idea corriente de
la conciencia con la del cogito cartesiano, que es excepcional. Por su propia excepcionalidad,
Descartes genera un momento de ruptura. No podemos rebajar ese momento revolucionario en
una psicología del yo. En el momento en que parece que por esa lucidez de la conciencia es, por
el contrario, menos consciente, ya que estás pensándote como pensado. Dirigirte a ti mismo ya
es una división del sujeto. La experiencia del pensamiento no deja de ser una experiencia sobre
el lenguaje.
El sujeto es por el lenguaje (la causa). Gracias a ese efecto, no es causa de sí mismo (cartesiano).
De otro modo, el significante es lo que el sujeto representa, habría solo personas, no sujetos.
Tenemos dos significantes primordiales: yo y tu. El sujeto que escucha también queda reducido a
un significante: tu. Los sujetos tienen una existencia en lo Real a través del lenguaje. Cada
persona tiene dos existencias en lo Real: biológica y significantes, que nos hacen existir en los
discursos de los demás. Como significantes existimos como sujetos.
Lacan emplea el “ello” freudiano en referencia al inconsciente. A medida que avanza el texto, se
generan discontinuidades. El sujeto que habla deja también hablar al inconsciente en sus propios
discursos sin él/ella saberlo (lapsus, etc.). Antes de lenguaje, el sujeto como tal no era nada (trozo
de carne); se constituye como sujeto a través del lenguaje; el sujeto se aprehende a través del
lenguaje debido a la escisión que hay entre el sujeto y sus enunciados, donde el sujeto se puede
dar cuenta de que no es idéntico a los enunciados que profiere. El sujeto desaparece bajo el
significante en el que se convierte (desaparece bajo las frases, los enunciados). Si hay
pensamiento es porque el sujeto está dividido.
El sujeto mantiene en vida a la persona a partir del momento en que aparece el lenguaje porque
puede hacer un llamado al otro (el tú). El sujeto se identifica, se desvanece como tal, en sus
propios enunciados. Hay referencias a la sincronía y la diacronía de Saussure, aunque Lacan la
interpreta a su manera.
Estudios sobre la histeria de Freud. Recordemos su cientificismo. Es un texto de finales del siglo
XIX. Trabaja sobre pacientes, principalmente, mujeres. En algún momento evoca la relación
entre la histeria y las psicosis (parafrenias). Hay que tener en cuenta lo aparatoso de estas
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manifestaciones, donde no había un diagnóstico diferencial entre ellas y se llegaban a confundir.
Freud recupera conceptos que el discurso médico había descartado. El interés de texto pasa por
una constante del psicoanálisis: el doble aspecto entre lo estructural (el aspecto estructural): el
esfuerzo por teorizar, elaborar un corpus teórico que permite dar cuenta de toda una variedad
de estados; y la dimensión temporal, que ya vimos en Sutileza de un acto fallido, donde
reconstruye la anécdota y se daba cuenta de que en el psicoanálisis la reconstrucción va hacia
atrás. Hay que tener en cuenta esa lógica entre las leyes, donde domina la ley que, con menos
principios, puede explicar más casos. En estos estudios, Freud colabora con Broyer, también
importante en este interés por la histeria femenina, que apunta a la represión de los anhelos.
Pero Broyer, sin desdecirse, se va desentendiendo del tema y deja a Freud sólo ante los prejuicios
de la época, en especial, entre sus colegas.
Existe algo intencional en el discurso de Freud pero que luego no se desarrolla con
mayor profundidad. Aparece en varios temas, como la reviviscencia del ataque histérico,
donde lo que vuelve siempre es el recuerdo. Quizá nos dice que, al suceder algo, nunca
quedan impresas esas vivencias como tales, sino lo que nos queda de base es el recuerdo.
En este texto también habla de la validez del método, en referencia a las relaciones entre
causalidad y latencia. La causa mantiene su eficacia a lo largo del tiempo, aunque pasen años sin
manifestaciones. “Eso” mantiene su capacidad patógena durante todo este tiempo.
El concepto de trauma psíquico es ligeramente distinto al trauma, que tiende a darse fuera del
sujeto y moverse en magnitudes desastrosas. Para un sujeto, la escala cambia, añadiendo todo
aquello difícil de asimilar, por muy insignificante que nos pueda parecer.
Freud también se pregunta, a partir del retorno de ese recuerdo traumático, por qué estos
recuerdos no están sometidos a la ley general del desgaste: la eficacia afectiva. Nunca llegan a
apaciguarse, por eso producen crisis subjetivas en diferentes momentos.
En el punto tercero de este texto, nos indica que el recuerdo del ataque histérico es inconsciente,
pertenece al estado segundo de consciencia. Aparece también en el texto sobre Lo inconsciente,
cuando postula que la hipótesis del inconsciente es legítima que parte de la igualdad entre los
sujetos (yo tengo consciencia, los otros, también). Freud se anima con la presencia de más de una
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consciencia, aunque luego rechaza la idea. Deriva en el sistema inconsciente. Es un estado
distinto de la psique, con sus propias leyes. Recordemos que este texto es previo.
Lo que está en juego es el tránsito entre conciencia e inconsciencia. A partir de las histéricas
llega a dos condiciones que determinan ese destino: o contenidos que el sujeto quiere apartar
por su propio contenido; o las circunstancias en las que determinados pensamientos aparecen.
Esto determina lo que entra en la consciencia o se queda en la segunda. Freud aún no explicita
que entre ellas no hay comunicación, son compartimentos estancos.
En el punto quinto habla de la validez del método que comienza a desarrollar. Habla de la
constancia de la suma de excitaciones. El organismo tiende a la homeostasis, a tener las
excitaciones bajo control. Lo podemos relacionar con las cargas y las descargas. Se hace a través
de dos medios: la descarga motora (tiro, pego, etc.) o curamos a través de la palabra, la relaciones
entre contenidos conscientes.
Los tiempos de estos textos de Freud (1985) también son interesantes porque son previos a la
Primera Guerra Mundial. Su marco cultural es victoriano y quedará reconfigurado tras la guerra.
Otra idea, la del delirio, está presente en el pensamiento de que somos lo que uno dice de sí
mismo. Hay una ilusión: creo que puedo saber lo que es lo Otro.
Hay que distinguir entre simbolizar y subjetivar. Por ejemplo, como con la muerte, que lo
segundo no es viable, ya que estás muerto. Lo real en la muerte no se experimenta.
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historia. Freud habla de la terapia catártica, con una afinidad entre los estados de alineación de
estos sujetos histéricos y [...]. En los ataques histéricos revive un suceso traumático o más bien lo
que esa experiencia originaria estampa en el sujeto. Inducir un estado hipnótico o sonámbulo
venía a constituir más o menos lo mismo y se podía hacerle hacer al sujeto cualquier cosa, como
revivir el momento traumático. A través de esa catarsis desvela las causas. La hipnosis era
necesaria porque el sujeto no podía llegar a este punto. Luego hay que advertir al sujeto de los
resultados. El psicoanalista ejerce de “notario”, ya que es el que confirma al sujeto lo que dijo.
El concepto del síntoma como símbolo. El síntoma es un símbolo. Ejemplo, los sueños que
generan efectos somáticos. El símbolo es algo que representa a otro algo. Puede ser una
manifestación somática que no tiene origen somático.
Miss Lucy R. En este ejemplo habla de dos procesos de histerismo: el fuerte, de una crisis
profunda que obnubila a la persona; y el que acumula pequeños elementos de mortificación, a
modo de biografía mortificadora. Lucy R. estaría entre los segundos.
Freud parte que el tema de la historia no se entiende sin tener en cuenta la división del sujeto.
Lo normal es vivir del lado de la consciencia y saltar (de vez en cuando) a la ofuscación, con
pérdidas de memoria. Son dos sistemas intrapsíquicos, con el tema del consciente/inconsciente.
La comunicación entre ellos es la frontera de la censura. Lo llamará “aspecto dinámico” de los
contenidos psíquicos. Esta idea sería un modelo científico. Encontramos el aspecto topológico,
donde se ubican los contenidos; el aspecto dinámico que rige los saltos de los contenidos entre
ambos sistemas; y el aspecto económico del estudio de la psique, que tiene que ver con las cargas
de energía/afectivas (o montos de energía). Todo contenido psíquico está emparejado a
(comúnmente) un estado de ánimo.
Hace referencia al problema del trauma psíquico. Las descargas que el organismo libera pasa por
el llanto, por ejemplo, u otras manifestaciones corporales. Lo interesante es que son
identificables, se puede saber el por qué de esta respuesta/afecto. Freud detecta otra igual de
válida: la asociativa. Poder poner palabras a aquello que te ocurre. No es consciente, es informe.
La descarga válida sería la racionalización.
La pregunta es, desde lo fenomenológico: qué produce estos estados de enajenación. Surge la
pregunta por la causalidad de los fenómenos psíquicos patológicos (cogiendo con pinzas esta
idea, ya que tiene un rango muy variado).
Sobre el conflicto moral en M. Lucy. Primero, tener en cuenta que la literatura no hay que
someterla a juicios de verdad o mentira. En parte, por las predicciones “salvajes” de Freud sobre
sus pacientes. Tengamos en cuenta a Paul de Man con la veracidad del texto; en el fondo, este
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trabaja por la tesis de Freud. Freud también se aventura con tópicos sociales, como la idea de la
institutriz interesada en el padre de sus protegidas.
La histeria es una posición subjetiva que, tradicionalmente, ha caído en las mujeres, en parte,
por ser el objeto de deseo del hombre.
Al final del texto, Freud habla de que hay algo del malestar de M. Lucy que tiene que ver con los
dilemas morales que posterga. La postergación conduce a muchos pacientes al psicoanálisis. En
el caso de Lucy, se suma la percepción real del centro de su amor: un hombre menos
recomendable de lo que ella cree. Freud informa de dos aspectos que le llevaron al diagnóstico: la
abulia y la confusión del olfato. El tema de los olores se pueden considerar como síntomas, de
tipo alucinatorio, y con variaciones, relacionado con dos escenas de “eficacia traumática”. No la
que causa una gran crisis, pero sí que provoca un ahondamiento en su malestar. De las dos
escenas, la segunda reafirma: es la desconsideración del tipo.
La histeria y la neurosis son estructuras psíquicas que tienen un cuadro con muchos elementos
en común.
Freud también trabaja en este texto con el principio de la homeostasis. Al final, el alivio llega de
la verbalización, cuando explica la constelación de circunstancias que la hacen sentir mal.
Clase 13 de octubre
Capítulo VI. “La elaboración onírica”. Aborda la construcción del sueño, con referencias
lingüísticas desde el comienzo. Esta elaboración onírica consiste en una deformación. Por eso,
los sueños no se entienden. Quiere incluir los sueños en el campo del inconsciente. El sueño es la
“vía regia de acceso al inconsciente”. Presentan elaboraciones del inconsciente más elaboradas.
¿Por qué Freud considera que esto es así? Viene de la necesidad de aliviar los síntomas, toda esa
sobrecarga que afecta al sistema nervioso y que había que descargar de forma motora o llevar a la
consciencia. En este proceso, algunas de sus pacientes, de forma espontánea, se ponen a hablar
de sus sueños. Entre los problemas que surgen, es que el sueño está muy vinculado a lo esotérico;
otro, en la interpretación de los sueños, los que se han querido salir de lo esotérico, se han
quedado atrapados en el contenido manifiesto, que viene a ser el sueño tal y como lo soñamos.
Cuidado porque de aquí surgen dos formas de sueño, la comentada (que siempre se experimenta
visuales y acústicas) y nuestras asociaciones respecto al sueño. Sin el auxilio de las asociaciones,
no habría interpretación posible de los sueños. Freud dice que el sueño es el resultado de una
elaboración de esas ideas. Ideas en el sentido más genérico. Lo que en el sueño carece de sentido,
Freud dice que hay que darle sentido y también entender los procesos que han hecho pasar los
contenidos latentes al sueño.
Por el hcho de que uno o unas e piense ya entra dentro del orden del desdoblamiento. En un
acto de anunciación, y más en primera persona, tú te representas en tus enunciados, pero tú no
eres el pronombre, por ello, lo que np tenelps en la escritura es la continuidad entre unos
enunciados y el cuerpo que los ha proferido. Hablar y escribir son enunciaciones. La diferencia
es que, cuando se habla, se ven surgir los enunciados del cuerpo que enuncia. Lo que es propio de
la comunicación oral es la copresencia en el mismo tiempo y espacio de los interlocutores. En la
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actualidad, el espacio ha perdido importancia. En las escrituras no se da esta copresencia. La
enunciación produce enunciados pero son cosas distintas: una es acto y la otra resultado.
Cuando hablo de mí mismo, me represento en esos enunciados que ya incluyen el yo. Ya es un
desdoblamiento. La conciencia, como pensamiento y lingüística, cada uno se piensa a sí mismo,
por lo tanto, ya existe una distancia. Es un poco como lo que hace Descartes al pensarse sobre sí
mismo. Le lleva a su propia existencia, que también puede pensarla. Lacan dice que ese sujeto
cartesiano, del que nace la ciencia, es de donde nace el sujeto del que se ocupa el psicoanálisis, el
que tiene conciencia de estar presente ante sí mismo.
Los contenidos psíquicos, salvo que se trate de fragmentos de percepciones puras (recuerdos
acústicos y visuales) son lingüísticos. Eso pasará por una primera transformación cuando se
concreta en un sueño. Son dos códigos de representación distintos, ya que las ideas latentes son
lingüísticas pero lo que va para el sueño son imágenes. Hay un proceso de traducción. Pero el
contenido manifiesto sólo es accesible a la persona que sueña. Cuando se transmite el sueño que
ha tenido tiene que hacer el proceso inverso de traducción, transformando las imágenes en
contenido lingüístico.
Seguimos con el capítulo VI. Plantea un axioma, una verdad que no puede descomponerse: todo
sueño es una realización de deseo. Añadiremos que, más allá de su contenido, en todo sueño se
ve satisfecho de preservar el descanso. El problema es que existen en el sueño contenidos que
generan estados de alarma. El sueño preservaría ese deseo. Por eso hay muchos sueños de
comodidad o de pereza, que de forma alucinatoria satisfacemos de un estado psicológico. Freud
habla de deseo en un sentido muy genérico. Lo suyo es, más bien, satisfacer una pulsión.
Nota 424. Habla de los sueños que satisfacen pulsiones primarias (en el mejor sentido del
término).
¿Por qué algunos sueños se tienen que preservar de forma ansiógena? Esta pregunta conecta con
la deformación onírica. Freud se lo pregunta en el tercer capítulo. No va la cosa del anhelo que
se manifiesta en el sueño, sino con los contenidos del sueño, que rara vez se presenta de una
manera transparente.
Sobre la condensación. Lo que llamamos contenido manifiesto es el sueño tal y como aparece.
Cuando un sujeto habla de sus sueños, lo que hará es ponerlo en relación con lo que le venga a la
cabeza. Esta idea orientó a Freud hacia el sueño. Al hablar del sueño, lo que elabora a partir de
lo que ha soñado es más extenso que el sueño en sí. Se asocia a una cantidad de contenidos
psíquicos múltiples y numerosos. ¿Qué relación hay o qué se cuenta y las ideas que se asocian al
recuerdo del sueño? Cuanto más inmediato es el recuerdo al sueño, más elementos podemos
recordar, cuanto más se dilate el tiempo, se interpolarán asociaciones. Sucede parecido con la
literatura y la historia, con la distancia de los discursos. “Donde soy no pienso, y donde pienso,
no soy”, dirá Lacan al respecto.
El suelo se vive como imágenes. Freud dirá que son una primera transformación en imágenes de
contenidos psíquicos ideáticos. El sueño es el resultado de esa traducción particular, porque no
va de códigos con sus posibles dificultades (como en las traducciones entre idiomas/sistemas
culturales). Además, está la censura de por medio (preservar el descanso, la alarma de la
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conciencia ante determinados contenidos, etc.) y una posterior retraducción al código original
(eso sí, con una menor censura). Con este circuito se percibe que las cadenas asociativas que
surgen al hilo de la explicación del sueño son más extensas que el sueño. Quiere decir que
algunos elementos que aparecen en él en realidad son enlaces entre diferentes cadenas
asociativas. Ese elemento es el que aparece en el sueño. Para algunas será más central y para otras
más periférico. Las cadenas asociativas pueden adoptar diferentes longitudes y profundidades,
no tienen porqué ser todas iguales.
La metáfora que podemos encontrar en un sesión es el acto creativo, aquello que nos permite
crear algo significativo en la vida del sujeto.
La condensación tendría que ver también con el orden cuantitativo: cuántos contenidos hay.
Si hay un rasgo en los elementos del sueño con la facilitación de la construcción onírica,
entramos en el terreno de lo cualitativo, en el qué son y qué representan esos elementos. Los
requisitos de los contenidos son la sobredeterminación y pasar el filtro de la autocensura. Si se
presentan tal cual, la censura salta. Esto supone que hay siempre falta de correspondencia entre
aquellos que supuestamente quiere manifestarse a través del sueño y aquello que consigue
manifestarse. Los sueños tienden a aparecer como absurdos (la conciencia se despreocupa de
ellos) o forma intrascendente (como en el ejemplo de la monografía botánica). Gracias a esto, el
reposo está asegurado.
Como se puede llegar a construir algún sentido a los sueños, que comporta las imágenes del
sueño a las palabras. Freud aborda problemas que son de lógica o de sintaxis (apartado C) y el
cuidado de la representatividad, puesto que el sueño reproducirá contenidos de ideas, tendrá
que elegir aquellos que mejor se prestan a ser traducidos como imágenes (apartado D). Freud lo
compara a la pintura, donde vemos las constricciones del lenguaje articulado. Todo es lineal, no
pueden enseñarse dos elementos a la vez (la poesía lo consigue en ocasiones, más que la prosa);
en cambio, el lenguaje visual sí puede, como el cine). Freud recuerda las filacterias pictóricas.
También se puede ver en las obras que tiran de la perspectiva geométrica, con pinturas en las
que se plantean diferentes escenas.
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B. Si debe ser interpretado históricamente (como reminiscencia).
C. Simbólicamente.
D. O si debemos utilizar, para nuestra interpretación, su sentido literal.
En “Los medios de representación del sueño”, Freud habla de cómo se organiza la sintaxis del
sueño, cómo produce estructuras de tipo lógico. Concepto: los sincategoremas (palabras con
función pero sin significado). Freud se plantea cómo ese lenguaje de imágenes puede representar
algo del orden de la arquitectura sintáctica, al de los organizadores lógicos del texto. Llega a la
conclusión: el lenguaje por imágenes es dificultoso y el inconsciente no conoce o no le importa la
articulación temporal y tampoco existe en él la negación. En este texto no está fijado, es una
percepción que luego desarrollará mejor.
Venimos de teorías fisicistas en las que el cerebro también requería de episodios de descanso
para hacer reset, al estilo del hígado.
Al igual que Freud veía el síntoma como símbolo, verá en los sueños constelaciones de símbolos.
Pero hay que interpretarlos porque, a primera vista, parece disparatado.
En los medios de la representación del sueño, Freud plantea el problema de las asociaciones que
realizan los pacientes, a modo de sintaxis, a modo de imágenes, en plan cinematográfico. En qué
medida el sueño puede dar a entender algo de la articulación y la sintaxis de los contenidos en
forma de palabras, imágenes, etc. que está en el contenido latente. Habla de las disyuntivas, de
causalidades, etc.
El factor de la “intensidad” en el sueño. Es la precisión del sueño, con sus lagunas y pérdidas de
consistencia. A más claridad, más intensidad. Cuando habla de transmutación de valores
psíquicos, habla de desplazamiento, del cambio de intensidad al pasar de contenidos latentes al
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sueño. Los elementos que han sido sometidos a una mayor labor de condensación son aquellos
que aparecen con más intensidad en el sueño.
Quince años después de postulados previos, dirá que en el inconsciente no hay negación.
En este caso, Freud explica un encuentro vacacional. Recordemos: los trayectos son en carruaje y
allí por donde pasan es territorio musulmán. Hablan de la resignación de los turcos ante la
muerte. Freud inhibe una de sus anécdotas y, al seguir la conversación, se le olvida el nombre del
pintor de los frescos de Orvieto. Es Signorelli. A posteriori, Freud analiza su lapsus, que le ha
llamado especialmente la atención. El acto fallido está aquí en caer en el lapsus y fracasar a la
hora de rectificarlo. Freud analiza el nombre Signorelli y aparecen rasgos formales e históricos
entre este y los primeros pintores que le vinieron a la mente.
Enrique Badosa. Analizamos Hora en la tarde. Suena a oración religiosa con elementos agrícolas.
Aquí entran las isotopías del texto (las líneas que se establecen entre palabras, conceptos, etc.).
Es un texto muy referencial (cultura, naturaleza, etc.). Luego hay otros elementos que se
solucionan desde la propia lógica del texto.
Freud habla en la interpretación de los sueños de la relación del sueño con la construcción de
poemas y la construcción de enlaces que hagan emerger la información. En Signorelli también
hace referencia a esta idea. En el fondo, lo que hermana a psicoanálisis y literatura es el lenguaje.
Olvido de nombres propios. Es un texto en el que Freud analiza un tipo peculiar de lapsus. Curioso
que no haga referencia a los mecanismos de la elaboración onírica, conceptos que estaba
trabajando en paralelo. Se anticipan cosas que aparecerán en La interpretación de los sueños.
¿Dónde aparecerían en el texto de Signorelli las referencias a estos mecanismos? El contenido
manifiesto son los nombres sustitutivos, entre otras cosas. Si tenemos en cuenta la diferencia
entre el sueño y este acto fallido, vemos que lo primero que se manifiesta es el olvido. En un
segundo momento, aparecen los nombres sustitutivos. Si fuera un sueño, aquí acabaríamos. El
contenido latente surge de una manifestación del inconsciente. Freud tiene una anamnesis y
establece una serie de relaciones que justifican el olvido.
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En sí, el texto está muy bien construido, con una estructura que explica un proceso de inducción
desde lo contingente. Lo separa en capítulos, a modo de fases que incluyen también la
reconstrucción del lapsus.
Recordemos que Freud trabaja en este texto desde la metonimia, no sobre los contenidos en sí
como cargas afectivas, si bien no las olvida. El desplazamiento se explica aquí como
“descentramiento”. También incide en que los nombres propios extranjeros presentan más
posibilidad de caer en el error/olvido. Hay algo en la conversación previamente mantenida que
recaerá en la posterior (en referencia a los musulmanes de Bosnia). En el texto se juntan la
muerte por suicidio de uno de sus oacientes y, por ese tiempo, el fallecimiento del padre de
Freud. La relación con el padre es interesante.
Ref: Freud dice que los psicóticos tratan las palabras como si fueran objetos.
Sobre Signorelli se dice que hay dos versiones. La primera podría considerarse un esbozo. Lacan
se refiere indistintamente a ambos, sin previo aviso.
Los seminarios 1º y 5º son clave para entender a Lacan de forma más sencilla. El 3º está dedicado
a la psicosis, en parte, porque en ella hay algo que escapa al lenguaje, con una tendencia a lo
literal frente a lo simbólico.
Sobre el mecanismo psíquico de la desmemoria?, de Freud. Es la otra versión del caso Signorelli.
Introduce de nuevo el tema de la desmemoria al recordar anécdotas, nombres, etc. Atiende a la
desazón prolongada que estos fenómenos arrastran. Aparece la intensidad psíquica en la
descripción del fenómeno. Recordemos que, a veces, lo que aparece en el sueño con intensidad es
menos relevante en la realidad.
Nota: cuando hablamos de represión, esta puede dejar al contenido siempre inconsciente o
situado en la frontera. Lo que tenía que ver con muerte y sexualidad estaba en el terreno
intermedio.
La carga afectiva, el desplazamiento, aparece en este texto, donde esta carga se desplaza al olvido
y la confusión de palabras. Al hablarlo, hay una leve descarga que conduce al alivio psíquico.
El lenguaje, con la estructura que le es propia, preexiste a la entrada que hace en él cada sujeto
en su desarrollo. Lacan lo dice al revés, no dice que el lenguaje entra, que aprendemos a hablar,
no que nosotros entramos en el lenguaje. Todo ser humano, aún no es sujeto, ya que vienen a un
mundo lingüístico.
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Lacan referencia a Lévi-Strauss y el drama histórico, el momento en que la letra se escribe. Esa
tradición fijó las estructuras elementales de la humanidad, con sus intercambios, positivos y
negativos. Es una tesis fuerte en apoyo a Strauss, debido a las permutaciones del lenguaje
humano, que genera combinaciones infinitas.
Sobre el algoritmo. Lacan sitúa el significante arriba y el significado abajo, al contrario que
Saussure. La barra también es importante, para él, la barra que resiste a la significación. Es
algoritmo porque es procedimiento en fases (acepción genérica). Hay algo que remite a la
temporalidad, a la diacronía. Lo que plantea Lacan es que tiene que ver con el concepto
matemático de la función yf(x). Las variaciones que se den en X repercutirán en y. la relación
entre significante y significado no está prefijada.
Atender a la idea lacaniana de que el inconsciente constituye al sujeto y este, a su vez, está
atravesado por el lenguaje. Lacan abominó la psicología del yo que dominaba los años cincuenta.
No todo va del conflicto del yo y las pulsiones. El inconsciente se tiene que manifestar a través
del lenguaje, lo hace predominantemente, aunque le pasa como al individuo/persona, que tiene
que hacer pasar lo suyo propio (deseo, drama,etc) a través de aquello que es de todos.
En relación con la letra, hay que tomarla “al pie de la letra”. El discurso de Lacan es la
materialización de la lengua. Todo discurso concreto, no el lenguaje como facultad humana,
todo los discursos concretos toma del lenguaje el soporte material que son las letras.
Lacan intenta que el lenguaje no se busque en el sujeto, sino que, como condición preexistente,
sea al revés. Referencia a las afasias, recuperando el estudio de Jacobson, del qie aprovecha su
usop de la metafora y de la metonimia. En las afasias, encontramos unas dificultades puramente
orgánicas (en el soma) pero lo extraordinario de esas afecciones es que adonde afectan es a la
producción de la significación. Se ve impedida la creación lingüística, pero lo curioso es que este
fenómeno no se genera en el cuerpo.
Los discursos están insertos en una tradición. Antes de que el lenguaje se inscribiera, dice
Francisco al respecto, funda las estructuras elementales de la cultura y mucho antes de que el
lenguaje se pueda escribir. Estas estructuras desvelan una ordenación de intercambios que, más
allá de su inconsciencia, es inconcebible desde las permutaciones del lenguaje. La permutación
ya estaba presente antes de la fijación del lenguaje, también.
Lacan hace un recorrido sobre el formalismo ruso y salta al estructuralismo checo. Es más,
trabajará con el algoritmo saussuriano (si bien Saussure no emplea este concepto).
Lacan dice que el significante es el que crea el significado. Se diferencia de Saussure, aunque en
algunos momentos llegan a coincidir. Lacan insiste en un más allá, en la red que sostiene todo,
más allá de la arbitrariedad y la convencionalidad del signo, le interesa algo previo.
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ningún tipo de relación entre significante/significado y que tampoco existe una subordinación
entre ambos. Los significantes son los que poco a poco van marcando lo que se quiere decir.
Sobre los niños, perciben primero los significantes antes que los significados. Tendrán que
aprender a segmentar, aguzar los sentidos para entender que la masa de sonidos se descompone
y se puede recomponer para aislar unidades de sentido. Lo primero con lo que nos topamos los
seres hablantes (parlêtre) es que hay algo en el intercambio de palabras/sonidos.
Los elementos diferenciales se tienen que recomponer a partir de un orden cerrado que permite
generar cadenas con nexos, puntos de convergencia, en Freud. Este parecido no es anecdótico ya
que Lacan quiere recuperar sus conceptos.
En este punto ya van apareciendo el núcleo del texto, el proceso metafórico y metonímico, el
desplazamiento y la condensación.
El significado siempre es más circunscrito que el significante. El sentido se deja “aprender” más
de una vez y no se le puede reducir a los significados.
Sobre el proceso primario y secundario de Freud. Los llama así por: primario, por aparecer
primero en el tiempo y ser más elemental.
Lacan dice que la palabra inconsciente tiene más de un sentido, en el que no se puede
evitar el sentido popular (subliminal, subjetivo, etc.), pero el que a él le interesa es el
freudiano. El psicoanálisis lacaniano es un retorno a Freud.
Hay una dimensión del conflicto ético, ya que el inconsciente no toma estas decisiones
porque es un proceso primario. En la vida consciente estamos obligados a tomar
decisiones. A veces secundan las pulsiones del inconsciente y a veces no. De ahí que
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interese el texto sobre los lapsus y la confusión de nombres. El psicoanálisis aparece
principalmente en el texto de la historia, basado en experiencias profesionales, como
trabajar con Broyer, el primero que al tratar a una paciente por medio de la hipnosis
descubre reacciones que la paciencia comenta contenidos de su propio malestar. Freud se
pone ante sus limutaciones como terapeuta con el suicidio de un paciente, reforzado por
la muerte de su padre. Eso sí, se determina a llevar su método adelante, pese a las
críticas. En los estudios sobre la historia aparecen ideas como la disociación subjetiva
(estado consciente y posterior estado inconsciente), el trauma (no en el sentido
catastrófico, sino los estados de ánimo que nuestras vivencias llevan aparejados y cuando
no encuentran pacificación, tienen probabilidades de convertirse en un núcleo psíquico
patógeno. También aparece el problema del conflicto ético del sujeto (que veremos en
Lucy) y el símbolo que se manifiesta en el cuerpo traduce un malestar no precisamente
orgánico. Recordemos que los textos sobre las histéricas son del siglo XIX. El siglo XX
arrancará con la interpretación de los sueños, donde habla de un inconsciente lingüístico
(con otras palabras) y se rige por procedimientos que recuerdan al funcionamiento del
lenguaje. Incluso en la dimensión de los sueños hay que pasar por la palabra, ya que sino
no se pueden explicar). Esos sueños que eran imágenes eran ya traducción de contenidos
psíquicos en formas de palabras.
Regresamos a Lacan. Hace referencia a los flujos, a los continuos paralelos. La cadena del
sentido puede ser lineal y estar vinculada a la temporalidad. Los actos de habla necesitan cierto
desarrollo, pero, en cambio, el sentido es retroactivo. En Lacan está el “corte” o la “puntuación”,
que reordena el sentido, especialmente, el que se daba por descontado. El sentido queda en
suspenso (muchas veces acompañado de una entonación determinada). La curva abierta podría
ser el lenguaje y la curva pronunciada el sentido en su retroacción o el discurso concreto en la
estructura del lenguaje.
La cadena del significante se representa con un vector curvo que simboliza el despliegue
temporal, ya que la cadena tarda unos instantes en producirse. El orden de estas palabras no es
aleatorio, está definido por la gramática, la sintaxis y el sentido. Hay algo del orden de la
previsión/anticipación. Se genera una retroacción (pausas, énfasis entonativo, etc.) y algo del
orden de la puntuación, incluso si la frase no se acaba. Hay formas alternativas de apuntar al
sentido. Esto sería el grafo, que Lacan vincula al punto del capitonado, que atraviesa distintas
capas antes de cerrar el nudo.
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El significante en su modo de operar sobre el significado puede ir más allá de la palabra vacía.
No solo se reduce a la metátesis, al juego de palabras. Siguiendo los ejemplos de Lacan, el árbol
es algo más que un árbol, como ocurre con el platanero, que en la cultura francesa tiene más
repercusión.
El psicoanálisis silvestre (concepto de Freud) es creer que a través del texto podemos
psicoanalizar al escritor. El texto toma posición, una verdad subjetiva, que no tiene que ser la
verdad psicológica del autor. ¿Qué sujeto se constituye en el texto?
Lacan establece la distinción entre la palabra plena y la vacía. Los sujetos que pueden generar un
sentido se posicionan en la palabra llena.
Seminario I. Referencia al caso Signorelli. Referencia el lazo social a través de la palabra a partir
de las reticencias del paciente al analista. El lenguaje encontrará problemas para ser herramienta
de revelación. La palabra es mediación entre el sujeto y el otro. La palabra tiene una faceta de
revelación. Habla del Einstellung, el inconsciente sólo se expresa a través de la deformación
(onírica). A Lacan le interesa esa experiencia de revelación porque, en esencia, es un
psicoanalista. Trata de distinguir entre el discurso que se desliza sobre la expresión de discurso,
pero sin llegar a construirla y lo metonímico.
Con la cuestión lingüística en mente y Freud de fondo, Lacan apunta a las cuestiones que crean
el sentido en el sujeto y su paralelo en el inconsciente. La obra de Lacan está sometida a
constante revisión. Nos centramos en escritos de los cincuenta, el que incide en la dimensión de
lo Simbólico. Tras esta época, irá a por lo Real. El lenguaje puede ser tomado en la experiencia
psicoanalítica, en el análisis, o en la construcción de sentido. La literatura, y más en concreto, en
la poesía, puede correlacionarse con este análisis. Lacan, en su análisis de Valéry, relaciona
adjetivos con adverbios (universalmente).
Sobre la metáfora. Habla del proceso, con la sustitución1 y un significante oculto que sigue
presente por su conexión metonímica con el resto de la cadena. La no avaricia y la generosidad
no son atributos de la gavilla, sino de Boaz. Han sido proyectados de Boaz a la gavilla. Booz
desaparece como significante y se queda en un limbo, se da una negación. La sustitución del
significante booz por uno de los atributos que podríamos adscribir (generosidad, caridad, etc.),
responde a la lógica interna del texto porque a partir de un momento tendremos a la gavilla. Si
el significante Boaz retornara al texto, estaría volviendo a aparecer algo del orden de la
propiedad, que en el texto está mencionada a través del posesivo “su”. Qué mejor generosidad de
Boaz que sacarlo del texto y ofrecer su gavilla, su preciada posesión que ofrecía a todo quisqui.
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Seguimos con Lacan y con su análisis del verso de Victor Hugo: Sa gerbe n’était pas avare ni
haineuse (Su gavilla no era avara ni tenía odio…)
Hay una metáfora porque previamente hay una sustitución. Emplea los términos de metáfora y
metonimia por Jacobson y sus Fundamentos del lenguaje. Este hablaba de “desarrollos”, de
procedimientos”.
Ref: Bice Mortara Garavelli. Hay que huir del riesgo de nominalizar las figuras retóricas.
No solo se aplica a los sustantivos.
Primero se sustituye Boaz por la gavilla y luego sus propiedades se transfieren al objeto. Si somos
precisos, sería una sinécdoque (el objeto es parte de Boaz). La metonimia se piensa como
relaciones de causalidad, pero aquí hay una relación de poseedor y cosa poseída. Si la gavilla
desplaza a Boaz en el texto es por coherencia. A Boaz no le interesaría reclamar su lugar en el
texto porque le obligaría a poseer lo suyo. De esta relación solo sobrevive el posesivo “su”.
Sobre los tropos. Freud dice que la agudeza se identifica porque se identifica como hallazgo. Si
no percibe, pasa inadvertida, como lapsus o como mal uso de las palabras.
Ref: el texto de Flaiano, en el que hacia el final del párrafo hay una resignificación de la
cadena de significantes (la lengua como idioma o como órgano).
Otra figura vinculada es la sinécdoque. Incluso hay figuras en las que se da una condensación,
siendo sinécdoque con base de personificación y que, a su vez, incluye un efecto metafórico.
Defiende la tendencia de Lacan a mezclar conceptos o no tener en cuenta sus límites.
Interesante: la retórica para detectar todos los suplementos de sentido que están más allá de lo
que se puede gramaticalizar, la muy otra cosa que dice Lacan.
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Hay una estructura común a todas las formaciones del inconsciente. Se veía venir en Freud. Se
puede trazar una continuidad desde Freud, la lingüística y su propuesta.
Nunca está claro dónde comienza el lapsus o la agudeza, ya que la segunda es una creación
subjetiva.
Lo que muestra Freud en sus primeros textos, según Lacan, es muy interesante percatarse que las
bases están colocadas muy al inicio. En las 4 formaciones del inconsciente de Freud encontramos
un elemento estructural, ya que funcionan igual. La creación significativa llama, quiere aparecer,
y en Lacan es la X. Puede reconstruirse a partir de todos los deshechos metonímicos que
empleamos para rememorar (ver caso Signorelli).
La figura del Espíritu Santo se relaciona con el don del lenguaje. Las lenguas de fuego introduce
a los apóstoles las lenguas con las que predicarán, vendría a ser según Lacan la introducción del
significante.
El lenguaje permite pensar más allá de la expresión del lenguaje. Existe el símbolo de la muerte,
el significante, pero no corresponde con ninguna experiencia por la que hayamos pasado. Es
simbolizable, pero no subjetivable.
La música, al no ser semántica en lo literario, es útil a la hora de trabajar esta poética del
psicoanálisis.
Francesco Orlando, Per una teoria freudiana della litteratura. Son traducciones de un mismo
volumen, una miscelánea. En ellos habla de modalidades de aproximación al hecho literario por
parte de Freud, desde lo obvio, como los personajes de Goethe que sufren lapsus fáciles de
interpretar.
En Freud no hay una teoría sobre el arte. Nada sistemático, solo intentos de aproximación al
arte y la literatura. El acercamiento es en clave psicológica, buscando la psicología del autor.
Ejemplo: Freud sobre DaVinci. Freud se interesa por una serie de rostros en la pintura de este
autor porque tienen expresiones “encandiladas”, con cierta dicha interior. En El San Juan Bautista
encontramos androginia. Por todo ello, le invitó a echar un ojo a la biografía de DaVinci, a su
relación con sus madres (biológica, adoptiva y abuela adoptiva). Freud apunta a la
homosexualidad de Leonardo y la relación entre esas mujeres (cesión del hijo, etc.). Este discurso
“forzado” por Freud, la presencia de un buitre en las ropas de la María, ¿produce algún tipo de
conocimiento sobre la obra en sí? No.
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La propuesta de Gombrich pasa por extraer de la obra de Freud algo que pueda servir para
conformar una teoría estética o puesto al servicio de esta, un discurso sobre el arte. Todo el
acercamiento al arte por parte de Freud es en clave psicológica, en dos vertientes: intento de
captar algo de la personalidad del autor de la obra o porque hay una consideración del arte en su
relación con lo patológico, de ahí que cargue con los vanguardistas de entreguerras y los llame
lunáticos (con pequeñas excepciones como Dalí). En este punto, encontramos el punto de
contacto entre Orlando y Gombrich: las aportaciones valiosas de Freud vienen de su
acercamiento a lo lingüístico. Hay algo de lo preconsciente y lo inconsciente, pero no desde una
perspectiva subjetiva, del carácter del sujeto.
Las manifestaciones del inconsciente que dependen de la biografía del sujeto solo funcionan si el
sujeto aporta datos que la justifiquen. Recordemos la manicura de la mujer del examen. La
agudeza (detectada por Gombrich) comparte filiación con la literatura y el arte, no necesita
interpretación de un sujeto concreto y recibe una sanción social. Su segundo rasgo es que, para
que funcione, se toma un contenido que pasa por los mecanismos del inconsciente, la
condensación y el desplazamiento.
Los lenguajes artísticos están constituidos por técnicas que en muchos casos se basan en
condensaciones y desplazamientos. Según el resultado que quieras obtener, tendrás que emplear
una u otra técnica. Sobre las manifestaciones del inconsciente, el lapsus y el sueño no pueden
desencriptarse sin referencias a las vivencias de un sujeto particular. Como tiene que ver con la
subjetividad, sus producciones no son universalizables. El lenguaje artístico no podrá ser
independiente porque viene de la biografía del sujeto. En cambio, el uso que la literatura hace
del lenguaje y las agudezas, es que ambas pueden socializarse.
Ref. Lacan y las obras de Platón. Posibilidad de que no captemos lo mismo de sus obras
de lo que se captó en su momento. El papel del yo en nuestra cultura es diferente, por
mucho que compartan el pronombre.
Gombrich dice que lo que Freud reprocha a los vanguardistas porque entienden el acto artístico
como una pura efusión, sin filtros, produciendo un arte centrífugo, que se aleja del centro (el
propio medio artístico, según Freud); el arte que tiene que ver con el control sería centrípeto. En
el fondo, es el esquema de la comunicación de Jacobson y la función poética (el lenguaje que
atrae la atención hacia sí mismo).
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El poeta tiene que adaptarse a lo que viene dado por el medio. De ahí que algunas cosas no
puedan traducirse entre lenguas.
Importante el goce infantil y el puro significante, de Freud, donde el niño obtiene goce con el
manejo del significante.
Ref: Freud habla de la organización lógica del sueño, donde no tienen conectores. Eso sí,
emplea estrategias para establecer estas conexiones. Hace referencia a los poetas y sus
contenidos, que tienen que adaptarse a las rimas.
¿Cómo mostrar en una obra artística algo del inconsciente? El arte y la literatura son productos
del control. Se puede llegar a entender las objeciones de Freud al arte de entreguerras, más allá
de sus limitaciones decimonónicas, con interés en lo artesano. Las vanguardias, al regirse por el
inconsciente, pueden caer en el “vale todo”. Criticaba una cierta concepción del arte que no solo
es de los artistas, van de opiniones corrientes sobre el arte, vulgatas heredadas del romanticismo,
una visión del arte que es efusión de los sentimientos. El arte de los vanguardistas era. para
Freud, un arte que daba rienda suelta a todo lo contrario a la idea de control. En el caso de la
escritura automática, vemos que nace por esa idea que desencadena el psicoanálisis por esa idea
de que todo lo genuino es aquello que escapa a la censura.
Nota: los cortapisas propios del arte pueden relacionarse con la censura y la
sobredeterminación.
Ref: Panofsky y el cambio del espacio como contenedor de cuerpos que se dio en el
Renacimiento.
Lo que se puede extraer de la teoría literatura en Freud se puede extraer del libro sobre la
agudeza, por su carácter social. Es una idea preconsciente, no reprimida al 100%. Recordemos el
ejemplo de “liber”, que es “hígado” pero, por evolución de la lengua, también pudo ser “viviente”.
La poesía funciona de forma parecida a esta metaforización, y sin necesidad de los datos extras
que la ocurrencia tiene.
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Los síntomas no solo dependen de los sujetos, también de las épocas, con malestares que se
comparten según el momento.
Sobre el (pre)significante. Relacionado con la doble articulación del mensaje. Los grafemas
adquieren sentido en el momento que los combinamos para construir significado. Previamente,
hay que tener constituidos los sonidos de esa comunicación. Una vez aislados estos sonidos, a
cada uno se le atribuye una posibilidad de sentido, que puede ser gramatical, por ejemplo.
El sentido que se le puede atribuir se desprende del texto en el que está inserto. Es inútil ir fuera
del texto, como ocurre con el poema/canción de Shakespeare. Se queda en el propio juego de los
significantes.
El estructuralismo nos ha enseñado respecto a estas ideas que hay que dejar de lado la idea de
que la literatura es una adivinanza.
Ugo Foscolo. Atendemos a Petrarca, a la idea del escritor como primer lector de sí mismo. Sus
textos reflejan dos tendencias subjetivas en relación con la fe y la salvación del alma distintas. A
modo de crisis personal, vinculado a su intención de promocionarse culturalmente. A partir de
la ordenación de los textos, se puede vincular a una experiencia vital. Algo de la continuidad de
una serie de pequeños textos dentro de otro más grande se aprecia en Foscolo y su poema A
Zacinto. A destacar: los once primeros versos son una frase, vinculado a un recorrido; finaliza con
unos versos que pueden entenderse como epitafio. El poema presenta una llamativa saturación
de sentido.
En Foscolo hay algo de mitificación del espacio de la infancia y que pone en relación con la
Grecia mitológica. En lugar de convocar las referencias físicas, emplea las míticas. Hay una
coincidencia espacial en la que funcionan dos temporalidades distintas. Conviven en tiempos
paralelos. De ahí las referencias a Homero y Ulises.
Todo el texto es una saturación de sentido. Hay algo que podemos captar del punto de partida y
el de llegada que se puede percibir en el movimiento continuo del texto (comparable al mar).
Le penombre di mammola. El ritmo de este poema, la insistencia en él, de qué manera se puede
conectar con algo que dice en el texto. La música, por ejemplo.
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