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Antecedentes históricos de la microbiología

Con el desarrollo de la física, la química y la medicina en la época del


Renacimiento y durante el período de la Revolución Industrial de los siglos XVI a
XVIII, en Europa se acumularon observaciones y resultados de investigaciones
científicas, acerca de la esencia de las enfermedades infecciosas.

A comienzos del siglo XVII, gracias a los progresos de la óptica, los investigadores
pudieron descubrir el mundo misterioso de los organismos más pequeños,
desconocido hasta entonces.

En 1590 dos constructores holandeses de gafas, Hans Janssen (+1619) y su hijo Zacharias


(finales del siglo XVI y principios del XVII), construyeron un aparato con lentes
de aumento que permitían ver los más pequeños objetos.

En 1609 Galileo Galilei (1564-1642) construyó el primer microscopio simple. 

De 1617 a 1619, apareció ya un microscopio de dos lentes con un solo objetivo


convexo y un ocular, cuyo autor, según se supone, fue el físico Cornelio Drebbel
(1572-1634).

Athanasius Kircher (1602-1680) puso el micros-copio al servicio de las


investigaciones diagnósticas y sus trabajos para descubrir un contagium
animatum lo colocan entre los iniciadores de la microbiología.
El primero que vio y describió los microbios fue el investigador holandés Antonj
van Leewenhoek (1632-1723), el cual por sí mismo preparó sencillas lentes que daban
aumento hasta de 160 a 300 veces. Este autor no sólo descubrió,
indiscutiblemente, los microbios, sino que los dibujó con minuciosidad.
Von Plenciz (1705-1786), médico vienés, que en 1762 emitió su opinión de que: las
enfermedades infecciosas eran producidas por microorganismos; esto serán
agentes vivos; que se reproducían en el organismo que atacaban; cada
enfermedad tenía su propio germen y que este podía ser llevado de un sitio a otro
por el aire y por las secreciones de los atacados.
Carlos J. Finlay (1833-1915) al descubrir la transmisión metaxénica, teoría del
vector biológico; o sea, la necesidad de tres factores vivientes (hospedero,
parásito y vector) para el completo ciclo de existencia del agente causal.
La primera mitad del siglo XIX fueron descubiertos algunos microorganismos agentes de
enfermedades infecciosas y en la segunda mitad de ese siglo se fabricaron
microscopios más perfectos que mejoraron considerablemente la técnica de su empleo.

Al genial investigador francés Louis Pasteur (1822-1895) van asociados tan importantes
descubrimientos de esa época en el campo de la microbiología, que Ferdinand
Cohn (1828--1898) dividió la historia de esta ciencia, tomándolo como centro a él,
en tres grandes períodos: el primero, que comprendería desde Kircher hasta 1860
en que se inician los grandes descubrimientos de Pasteur, al que califica como
período de especulación o prepasteuriano; el segundo, de 1860 a 1880, en el cual
se sientan las bases de los descubrimientos basales o pasteurianos; y el tercero,
de 1881 a nuestros días, que se caracteriza por los rápidos y sorprendentes
descubrimientos o período pospasteuriano.

Pasteur confirmó brillantemente las predicciones del físico y filósofo del siglo XVII Robert Boyle
(1627-1691), de que la naturaleza de las enfermedades infecciosas la
comprendería quien explicase la naturaleza de la fermentación; echó por tierra
definitivamente con sus experimentos la hipótesis de la generación espontánea
y colocó en su lugar, mejorándola, la teoría microbiana.

Gustav Henle (1809-1885) quien señaló por primera vez las pautas para considerar que un
germen era la causa de una enfermedad determinada.

Robert Koch (1843--1910) y sus colaboradores, tales como los medios de cultivos
sólidos, los colorantes de anilina, importantes mejoras del microscopio y otros,
permitieron a este, corroborando las ideas de Henle, emitir en 1882 sus famosos
postulados, que son los siguientes:1.El microorganismo debe estar presente, en
abundancia, en los tejidos, sangre o excretas del animal que sufre la
enfermedad.2.Debe ser aislado y estudiado en cultivo puro.3.Debe ser capaz de
reproducir la misma enfermedad cuando es inoculado a animaless a n o s . 4.Debe
ser encontrado, también en abundancia, en los animales así inoculados
experimentalmente.

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