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No obstante, es también evidente que el "lenguaje'* utilizado por numerosas especies animales sólo transmite
signos directos. Es pues, específico y determinado
Se informa a los "otros" de un estado de ánimo, de una disposición a buscar pareja, o de los límites de un
territorio de dominio excluyente.
En el caso del hombre, la comunicación resulta mucho más amplia
indeterminación de un símbolo puede decirse que varía con las culturas, precisamente porque se parte de un
significado convencional
Ambos lenguajes se han visto complementados a partir del siglo XIX, con la reproducción de imágenes de la
realidad o la ficción, primero fijas, y luego en movimiento.
ANTECEDENTES
la comunicación resulta proporcionalmente más fácil y completa entre quienes comparten unas mismas
capacidades, aptitudes, cultura, valores, clase social, edad, sexo o educación, por citar sólo algunas variables
básicas, y quienes difieren en ellas
desde épocas remotas se han utilizado muy diversos procedimientos para conseguir transmitir informaciones de
contenido político y exaltar a líderes y gobernantes
En efecto, un orador sólo podía alcanzar con su voz a unos cuantos centenares de personas, físicamente próximas
en un lugar, razón por la cual los mercados tuvieron durante mucho tiempo una considerable importancia política
y aún hoy son lugar de "canvassing".
En cualquier caso, como decimos, la capacidad de llegar simultáneamente a muchas personas, sobre todo si estas
se encontraban dispersas, no existía
Para obtener algún efecto político más duradero, a menudo se acudía al cartel
Sin embargo, sólo con la aplicación de la imprenta a la prensa diaria, y más tarde con el cine, la radio y la
televisión, se producen fenómenos sin precedentes en la conformación de la opinión pública.
Según Blumer, por masa cabe entender grandes agrupaciones heterogéneas humanas, de muy diferentes
características y orígenes, a menudo dispersas geográficamente, y no estructuradas en principio hacia la
consecución de unos objetivos comunes mediante con esfuerzo conjunto.
"libro rojo" de Mao Tse Tung Se intentaba de este modo contraponer la acción de las masas frente a una teoría
elitista que constituía uno de los fundamentos del pensamiento fascista.
El hecho evidente es que, en nuestro tiempo, no sólo la sociedad humana ha alcanzado un volumen y un ritmo
de crecimiento jamás vistos, sino que cabe hablar de una "cultura de masas" a cuya formación contribuyen
poderosamente los medios de comunicación de masas.
El término multitud supone un conjunto relativamente considerable de personas en proximidad física, que
pueden compartir un interés específico
Puede igualmente no tener un objetivo tan concreto, sino muchos y muy diferentes, como ocurre en el caso de la
multitud que llena las calles de una ciudad en un día de asueto
Ello explica que un pequeño grupo bien organizado pueda dirigir con cierta facilidad a una muchedumbre no
conocedora de su existencia o sus propósitos hacia un objetivo concreto.
A veces no resulta fácil diferenciar una multitud de un público
En todos los casos, se comparte un interés común y enfocado hacia algo concreto.
Finalmente, se dan en él diversas interpretaciones de lo que ocurre, que pueden fácilmente enfrentarse
en la multitud, tal capacidad crítica es mucho menor, el público puede no encontrarse en proximidad física
De hecho, existen muchos públicos en la sociedad moderna. Su diferenciación radica en la multiplicidad de sus
intereses específicos, sean deportivos, artísticos, políticos, religiosos, etc. Puede decirse que el número de
públicos es proporcional al nivel de desarrollo de una sociedad.
Ha de tratarse de algún acontecimiento muy excepcional para que pueda afectar a un volumen tal de población,
que esta se constituya en una opinión
Por otro lado, la opinión puede referirse a circunstancias pasajeras o de mayor profundidad en la sociedad.
Como parte de los usos, las modas por ejemplo, son objetos de la opinión. En cambio, las costumbres, las
creencias, cambian mucho más lentamente justo porque calan más hondo en ella.
En todo caso, debe quedar claro que el concepto de opinión pública es de origen moderno, e implica no sólo una
suficiente información que alcanza o se encuentra a disposición de la gran mayoría de los ciudadanos, sino que
en contrapartida, estos tienen conciencia de que, de algún modo, pueden e incluso deben participar en los
asuntos que se someten a su consideración
Como es lógico, los asuntos políticos y los temas de la Corte afectaban en otros tiempos a los habitantes de
cualquier país. Pero el nivel de información de que disponían, era muchísimo menor que el actual
Hasta época relativamente reciente, las condiciones de vida mantenían en el aislamiento a millones de personas.
La mayor parte de la población residía en áreas rurales, en las que el contacto con el exterior resultaba poco
frecuente
Era aquella una sociedad de comunidades aisladas, en que las influencias exteriores penetraban con gran
lentitud
A este aislamiento contribuía poderosamente el escaso número de adultos que dominaban los símbolos del
lenguaje escrito
No es necesario insistir en que el desarrollo de nuevos medios técnicos de transporte y comunicaciones inició la
ruptura de tal incomunicación.
Por otro lado, no sólo los habitantes de la mayoría de los países adquirieron mayor movilidad, sino que, al
cambiar las condiciones económicas, en los países más avanzados, un número creciente de ellos obtuvo la
capacidad de viajar no sólo por necesidad, sino también por placer
Un tercer factor que obstaculizó el desarrollo de la opinión pública, de no menor importancia que los anteriores,
fue de orden filosófico-político
Prácticamente todos los sistemas políticos, algunos de ellos casi hasta nuestro tiempo, han hecho amplio uso de
los valores últimos representativos de lo religioso, inatacables por cuanto eran compartidos por la inmensa
mayoría de la población
Por un lado, el poder político apoyaba a una jerarquía religiosa con todos los medios a su alcance
Así, la Iglesia, en todo caso la organización religiosa, partía de una interpretación autoritaria de una fe, que la
hacía depositaría única de una revelación divina.
A esta mentalidad muy generalizada, propicia a interpretaciones excluyeme;. de cualquier otra opción en lo
religioso y en lo político, contribuía toda una escuela de pensamiento que se remontaba hasta la filosofía griega,
Aún constándole la injusticia de su condena, Sócrates testimonió con su propia vida hasta qué punto obligaba a
los ciudadanos el deber de obediencia respecto a sus gobernantes
Maquiavelo no dudó en mostrar qué medios usaban los príncipes de su tiempo para mantener la seguridad del
Estado, es decir, de ellos mismos.
Se cuestionó entonces que lo que los gobernantes decían o hacían era necesariamente bueno para todos; que la
unidad y continuidad del sistema establecido debía mantenerse a toda costa; que el uso del poder
automáticamente legitimaba la autoridad de los gobernantes; y que por tanto, el uso de la fuerza por estos
frente a los disidentes (es decir, los "traidores") era perfectamente correcto, como había venido creyéndose.
Se partía, en suma, de la convicción básica de que "el conocimiento humano es capaz de por sí, y sin recurrir al
auxilio sobrenatural, de comprender el sistema del mundo, y esta nueva forma de comprenderlo conducirá a su
vez a una nueva forma de dominarlo".
El pensamiento ilustrado pues, produjo el inicio de la secularización de la cultura e introdujo como decisivo
argumento el de la razón
la razón de una clase social que, pujante en lo económico, había visto frustradas en Francia sus expectativas de
ennoblecimiento. Es decir, la razón burguesa
El principio de la igualdad fue impuesto a la aristocracia desde abajo, ya que ella, desde arriba no lo había
aceptado.
LA EXPRESIÓN DE LA OPINIÓN PÚBLICA
en un país democrático, el ciudadano medio tiene oportunidades considerables de expresarse, no sólo mediante
el voto, sino a través de asociaciones intermedias muy diversas, cartas a la Prensa, etc.
A su vez, los gobernantes tienen la posibilidad de conocer mucho mejor que en épocas anteriores
El desarrollo de las técnicas de sondeo se ha producido en particular, a partir de la II guerra mundial, aun cuando
hay muchos precedentes ya desde los años 20 e incluso antes
A tal desarrollo ha contribuido la mejora de las técnicas por una parte y el creciente interés de diversos
organismos y empresas por conocer sus posibilidades en el "mercado".
Efectivamente, los instrumentos de percepción de la opinión pública han mejorado mucho en las últimas décadas
El perfeccionamiento de las técnicas de muestreo estadístico, el mejor nivel de conocimiento de los asuntos
públicos por parte de una proporción creciente de la población, y la utilización creciente de los ordenadores, son
factores de la mayor importancia a este respecto.
Naturalmente, en los sistemas dictatoriales los políticos no se suelen preocupar demasiado de la "imagen" que
presentan, al menos en principio
Pero en los países democráticos, si no hay una imagen previa se hace preciso crearla
Naturalmente, ésta será a veces la vía más correcta, pero en otras ocasiones distorsionará una realidad a la que
sólo se arrojará luz mediante un método diferente
Una cuestión distinta es en qué medida puede hablarse de una opinión publica libre e informada. Como veremos
después, aún en los países más avanzados, los medios de masas moldean la opinión para conformarla a ciertos
bloques de intereses, pocas veces objetivos y neutrales.
En el primer caso se encuentran, por citar un ejemplo muy normal, quienes dicen que no saben a quién votarán
en unas elecciones venideras.
En el segundo, quienes no saben de qué se les habla
Y en ésta última circunstancia, demasiadas veces se finge un conocimiento que en realidad no se posee
No se pierda de vista que. la presentación misma de los temas puede inducir a confusión en los entrevistados
Consideramos que no es apropiado aquí entrar en mayor detalle sobre la amplia temática de las condiciones
científicas para la realización de estudios fiables en torno a la opinión pública
INTERÉS Y PARTICIPACIÓN
Una cuestión distinta es la de en qué medida se corresponde el interés de un público, concretamente por los
temas políticos, con su participación efectiva en la política
Sin embargo, es evidente que hay otras muchas maneras de participar en la vida política, aparte de la mera
acción de votar, que probablemente no es la más importante de todas
Desde afiliarse a un partido, ir a los mítines, distribuir propaganda, incitar a votar una determinada candidatura,
hasta llegar a ostentar un cargo en el Gobierno, cabría establecer toda una secuencia de actos que constituiría
quizás un «modelo» de tal «carrera».
Pero no es menos cierto que en los países con sistemas pluralistas, sólo una proporción menor de la población se
dedica con asiduidad a tales actividades y aún que muchos se declaran abiertamente desinteresados de la
política.
En el primer caso, nos encontramos ante la situación más deseable desde el punto de vista de nuestros valores.
La gente tiene interés y participa en efecto, dentro de diversas opciones (NO VA DE LA MANO PAÍSES
DICTARORIALES)
Puede ocurrir, en segundo lugar, que una masa de ciudadanos carezca de interés por la política por diversas
razones
En ciertos regímenes políticos, pretensiones de legitimación cara al exterior pueden llevar a los líderes a
manipular a los electores, de tal manera que éstos se vean obligados a votar, naturalmente en la dirección que
aquellos les señalan.
De este modo no hace falta movilizar a la población, puesto que el resultado se garantiza de antemano
El tercer supuesto se refiere al caso exactamente contrario. Determinados sectores pueden tener unas profundas
convicciones políticas, un gran interés por la cosa pública, pero no participar a través del sufragio.
Finalmente, encontramos que la falta de interés coincide con la falta de participación. Ello ocurre por razones
muy diversas y a veces contrapuestas
Un caso algo diferente, dentro de este casillero, es el de quien está de vuelta de todo, y adopta ante la política,
que conoce o cree conocer muy bien, una actitud de cinismo y desdén.
quienes no participan ni tienen interés, por encontrarse suficientemente de acuerdo con el sistema, a la vez que
en este no aparecen alternativas lo bastante diferenciadas
pueden producir desinterés por la política e inducir por tanto al abstencionismo.
Naturalmente, la más importante de todas es la pura y simple ignorancia, que en bastantes países es fomentada
por los gobernantes en base al principio «la política, para los políticos»
la legitimación jurídica última de aquellos se apoya en un acuerdo muy general, que acepta como reglas del
juego la elección decidida por una mayoría.
La capacidad de iniciativa del poder ejecutivo, que tan fuertemente se ha visto reforzada en los sistemas
pluralistas en las últimas décadas a menudo ha sustituido funciones que en otro tiempo correspondían a los
parlamentarios en cuanto representantes directos del pueblo.
Y entonces cabe plantearse en qué medida pueden ser útiles a esta los tan frecuentes sondeos de opinión. No
hay duda de que, a efectos informativos, resultan insustituibles
Las técnicas de sondeo de la opinión han alcanzado tal grado de perfección dentro de ciertas condiciones
Cabría así preguntarse sí un Gobierno que deseara mantener un constante contacto con las necesidades,
aspiraciones y demandas de sus ciudadanos no podría utilizar tales técnicas para satisfacer los legítimos deseos
de éstos
los problemas de un país serán tanto menores cuanta mejor información tenga el Gobierno sobre las apetencias
de la población
Pero se trataría de dar un paso mas y atribuir a estas un valor jurídico. Actualmente sólo adquieren tal valor las
elecciones periódicas y referenda eventuales, en cuanto reconocidos en las Constituciones y demás cuerpos
legales.
Es más, hoy existen ya instrumentos técnicos que podrían sustituir ventajosamente a las modalidades habituales
de los sondeos de opinión, a través del avance de la electrónica.
Es claro que este tipo de instrumentos podrían servir a los gobernantes para —en un futuro no lejano— obtener
opiniones representativas e instantáneas de una muestra de población, sobre cualquier tema relevante
No obstante, es también cierto que con frecuencia los Gobiernos han de adoptar medidas impopulares
De aquí que los países del Este de Europa proclamen que los principios del «centralismo democrático» son más
representativos que los de los países de economía de mercado.
Son pocos, en cualquier caso, los que disienten de la conveniencia de un más continuo y comprometido contacto
entre los gobernantes y los ciudadanos, si se desea mantener una democracia con verdadero sentido en la
sociedad actual
A su vez, estas asociaciones, de una manera permanente, regulada y representativa, harían llegar sus
sugerencias, críticas y observaciones a los gobernantes, todo ello sin perjuicio de las consultas electorales
periódicas que la Constitución y la legislación estableciesen.
Parece claro que la complejidad de los asuntos con que los gobernantes han de enfrentarse hoy, es mayor que
nunca
Y esto es tanto más evidente cuanto más grande es la extensión y población de un país, mayor número de grupos
e intereses se encuentran en juego, y más rápido es su proceso de modernización.
Las múltiples alianzas regionales o sectoriales, además, que reducen los márgenes del viejo concepto de
soberanía, la presencia de poderosos intereses de grupos extranjeros o multinacionales, y la necesidad de dar
salida a las numerosas aspiraciones de colectivos muy diversos, obligan a los gobernantes a descentralizar la
toma de decisiones en mayor medida que nunca
A la vez, resulta ridículo que se ocupen de pequeños problemas administrativos, de personal o de intereses muy
locales, que se deben dejar a autoridades de rango regional o local.
De aquí que en la actualidad sea preciso contar con las diversas variedades de autogobierno para determinar si
un régimen resulta auténticamente participativo — dentro de lo posible— o no