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PGN 2018 - 10-09-17
PGN 2018 - 10-09-17
Si bien el proyecto de PGN debe ser presentado en una fecha que tiene como límite el
1 de setiembre, el diseño del mismo arranca meses antes con el decreto de lineamiento
general dado a conocer en abril, que representa la base sobre la cual las entidades del
Estado deben programar y formular sus anteproyectos para el siguiente año. Tras esto,
remiten al Ministerio de Hacienda con fecha límite hasta el 30 de junio, donde la
Dirección General de Presupuesto formula y consolida el PGN, que finalmente será el
presentado por el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional para que se dé inicio al estudio
en la instancia legislativa.
Una vez terminado este proceso, lo remite a la Cámara de Senadores, que tiene el
mismo plazo para analizar el plan de gastos, es decir, hasta el 30 de noviembre.
Sin embargo, si el Senado rechaza los cambios realizados por Diputados, tiene tiempo
para devolver a esta cámara hasta el 10 de diciembre, que a su vez, debe remitir su
dictamen al Senado, como fecha límite, hasta el 20 de diciembre.
Cumplido estos procesos, la propuesta del plan de gastos es enviado finalmente al
Poder Ejecutivo para su promulgación (una de las alternativas) y entrada en vigencia
del PGN.
En el caso de veto o rechazo, la Cámara de Diputados debe contar con una mayoría
absoluta (23 votos) para ratificarse en su aprobación, tal como ocurrió por primera vez
durante este año, cuando el Ejecutivo decide vetar el PGN 2017 y diputados, con 34
votos a favor de la decisión del Jefe de Estado, permite que el PGN 2016 sea el que
entre en vigencia en el actual ejercicio.
El proyecto fue remitido al Senado para aceptar o rechazar la decisión del Ejecutivo, sin
embargo, la cámara no pudo sesionar, por lo que el veto fue el que prevaleció.
En este 2017, la historia se repite por lo que el estudio del PGN en años de
preelecciones se presenta marcado por intereses político-partidarios, por ende, el
análisis se realiza en ambiente de constante incertidumbre.
Proyecto de PGN 2018: un año más
donde el gran desafío será la mejora de
la calidad del gasto
La propuesta del proyecto PGN 2018 no contempla reformas y sigue con el
mismo lineamiento de años anteriores como el endeudamiento (emisión de
bonos soberanos y créditos externos) para hacer frente al descalce del
presupuesto y para el financiamiento de obras públicas. En tanto se incluyen
reajustes del salario mínimo, así como el incremento de sueldos a docentes. El
déficit fiscal asciende a unos US$ 475 millones, en tanto que los indicadores
macroeconómicos estimados son del 4% para la inflación, un crecimiento
económico de 3,9% y tipo de cambio de G. 5.932 por cada dólar americano, en
2018.
Conforme a los datos proveídos por la cartera económica, el proyecto de PGN para el
año entrante será financiado con el 37% de los recursos del tesoro o fuente 10
(ingresos tributarios, participación de las binacionales y transferencias de entidades
descentralizadas), es decir, G. 26,707 billones (US$ 4.502 millones).
Finalmente, el plan de gastos será calzado con recursos del crédito o fuente 20
(endeudamiento interno y externo) cuyos fondos deben ser destinados únicamente
para el financiamiento de las obras de infraestructura y el repago de la deuda.
Y como desde el 2012, tras la aprobación de un aumento salarial general del 40% para
todos los funcionarios del Estado, el Ministerio de Hacienda presentó un presupuesto
descalzado, es decir, las estimaciones de ingresos son inferiores a las proyecciones de
gastos para el 2018, siendo el déficit fiscal de alrededor de G. 2,816 billones, unos US$
475 millones.
De los recursos que serán captados en el 2018, tanto de los bonos como de los
créditos externos, para el 2018 se contempla la canalización de estos fondos en un
57% (US$ 726 millones) para el financiamiento de las inversiones, el 19% (US$ 246
millones) para la capitalización de organismos multilaterales y para la administración o
repago de deudas, el 24% de los recursos, aproximadamente US$ 301 millones.
Sin embargo, si consideramos solamente los fondos que serán obtenidos con la
colocación de los títulos del Tesoro de alrededor de US$ 602 millones, el 50% irá para
el rollover o “bicicleteo” de la deuda, el 46% para el financiamiento de nuevas
inversiones y el 4% para la capitalización de los organismos multilaterales.
Aunque la deuda pública al cierre de 2017 se proyecta sea del 24% del Producto
Interno Bruto y es considerada aún manejable, con los mayores niveles de
endeudamiento aumentan los intereses.
La práctica del Gobierno se limita en captar recursos a través de los bonos y el 50%
destinarlos para el repago de deudas, quedando solo la otra mitad para el
financiamiento de obras públicas. Lo que le permite, a su vez, destinar recursos
genuinos a los programas sociales como Tekoporã y Adultos Mayores, en lugar de
destinarlos al pago de los pasivos.
De acuerdo a los datos presentados por el Ministerio de Hacienda, en los últimos años
se ha podido impulsar una política de contención de los gastos salariales. En este
sentido, la relación que existía entre cuánto de los ingresos tributarios iban destinados
al rubro de servicios personales, en 2012 y 2013, se representaba de la siguiente
manera: de cada G. 100 recaudado, G. 82 y G. 85 eran para el pago de salarios.
Para el 2018, esta relación es de G. 73, es decir, de G. 16,787 billones que se estima el
fisco recaudará en concepto de impuestos, G. 12,254 billones se canalizarán al
componente de gastos salariales.
Si bien esta práctica puede ser considerada como destacable, la misma no tiene el
impacto esperado, teniendo en cuenta que el fisco concedió el aumento salarial del
12% a todos los docentes del país, sin criterio alguno, cuando la propuesta inicial era la
de aumentar los sueldos conforme a valoración bien definida como años de
capacitación.
Además, el aumento salarial al sector docente sin criterio técnico alguno está abriendo
el camino para que otras entidades soliciten el mismo beneficio, aprovechando el
contexto eleccionario.