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COLEGIO DE ESTUDIOS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS DEL ESTADO DE OAXACA

Organismo Público Descentralizado


DIRECCIÓN ACADÉMICA
DEPARTAMENTO DE PLANES Y PROGRAMAS DE ESTUDIO

Alumno: INGRID JACQUELINE VILLANUEVA RIVERA

Materia: TEMAS DE CIENCIAS DE LA SALUD

Docente: ING. MEDARDO CAYETANO ANTONIO

Nombre del trabajo: RESUMEN

Carrera: PROCESOS DE GESTIÓN ADMINISTRATIVA

Grupo: 604 Grado: 6 semestre


El Barrio de la Soledad, Oaxaca. 27 de Marzo del 2023.

RESUMEN

CÉLULA

La célula es el componente básico de todos los seres vivos que forman 30 millones
de células, este es el número de células
que, de media, constituyen el cuerpo
humano. Un cuerpo que, en esencia, es
un organismo en el que los distintos
tejidos y órganos trabajan de forma
coordinada para que realicemos nuestras
funciones fisiológicas. A la vez les
brindan estructura al cuerpo, absorben
los nutrientes de los alimentos, convierten estos nutrientes en energía y realizan
funciones especializadas. Las células también contienen el material hereditario del
organismo y pueden hacer copias de sí mismas.

Todos estos tejidos y órganos son, básicamente, fruto de la unión entre células.
Ahora bien, no todas las células del cuerpo humano son iguales. De hecho, pese a
tener todas el mismo ADN, dependiendo de qué tejido u órgano tengan que
constituir, desarrollarán unas propiedades únicas.

La sangre, el cerebro, los huesos, los músculos, los dientes, la piel, el hígado, los
riñones, las uñas… Cada estructura de nuestro cuerpo está formada por un tipo de
célula específico Y cada una de ellas se organizará con las de su misma tipología
para dar lugar a un cuerpo humano perfectamente funcional.

Una célula es, a grandes rasgos, la unidad orgánica y biológica más sencilla capaz
de realizar las funciones vitales: reproducción, relación y nutrición. Son, por lo tanto,
el pilar de la vida. Y todos los seres vivos están formados, al menos, por una célula.
Sea como sea, una célula es una estructura con un tamaño promedio de 10
micrómetros (la milésima parte de un milímetro) que consiste en un medio interno,
conocido como citoplasma, el cual está protegido y delimitado por una membrana
celular, que separa a esta célula del exterior.

En este citoplasma, además de ser el lugar donde suceden las reacciones


bioquímicas de la célula, tiene la importantísima función de almacenar el material
genético, ya sea rodeándolo por un núcleo (como los eucariotas) o flotando
libremente (como los procariotas, por ejemplo las bacterias).

En este sentido, tenemos los organismos unicelulares, es decir, seres constituidos


por una sola célula que, por sí sola, puede desempeñar todas las funciones
mecánicas y fisiológicas necesarias para mantenerse viva y transmitir sus genes.

Ahora bien, los seres unicelulares están muy limitados en lo que a complejidad se
refiere. En este sentido, el desarrollo de los organismos pluricelulares fue uno de los
mayores hitos de la evolución. Entre ellos encontramos todos aquellos seres
eucariotas (células con núcleo delimitado) formados por más de una célula, como los
animales, las plantas y algunos hongos.

Y cuando hay organismos pluricelulares, cada una de las millones de células que los
constituyen debe especializarse en una acción muy concreta dentro del cuerpo. Por
ello, pese a tener todos los mismos materiales genéticos, expresan unos genes
determinados y silencian de otros.

Dependiendo de qué genes se expresen, la célula tendrá unas propiedades


morfológicas y fisiológicas determinadas, cosa que condicionará su tipología. En
otras palabras, cada uno de los dos tipos de células no puede sobrevivir por sí solo,
pero gracias a la unión con otros tipos, se constituye un organismo pluricelular que
no solo se mantiene vivo, sino que puede desarrollar funciones biológicas muy
complejas.

Las células constan de muchas partes, cada una con una función diferente. Algunas
de estas partes, llamadas orgánulos, son estructuras especializadas que realizan
ciertas tareas dentro de la célula. Las células humanas contienen las siguientes
partes principales:

Citoplasma: Dentro de las células, el citoplasma está formado por un líquido


gelatinoso (llamado citosol) y otras estructuras que rodean el núcleo.

Citoesqueleto: El citoesqueleto es una red de fibras largas que forman el marco


estructural de la célula. El citoesqueleto tiene varias funciones críticas, incluyendo
determinar la forma celular, participar en la división celular y permitir que las células
se muevan. También brinda un sistema similar a una vía que dirige el movimiento de
orgánulos y otras sustancias dentro de las células.

Retículo endoplásmico: Este orgánulo ayuda a procesar las moléculas creadas por
la célula. Además, el retículo endoplásmico transporta estas moléculas a sus
destinos específicos, ya sea dentro o fuera de la célula.

Aparato de Golgi: El aparato de Golgi empaqueta las moléculas procesadas por el


retículo endoplásmico para ser transportadas fuera de la célula.

Lisosomas y peroxisomas: Estos orgánulos son el centro de reciclaje de la célula.


Digieren bacterias extrañas que invaden la célula, eliminan las sustancias tóxicas y
reciclan sus componentes celulares gastados.

Mitocondrias: Las mitocondrias son orgánulos complejos que convierten la energía


de los alimentos para que la célula la pueda usar. Tienen su propio material genético,
separado del ADN del núcleo, y pueden hacer copias de sí mismas.

Núcleo: El núcleo sirve como centro de comando de la célula, enviando


instrucciones a la célula para que crezca, madure, se divida o muera. También
alberga ADN (ácido desoxirribonucleico), el material hereditario de la célula. El
núcleo está rodeado por una membrana llamada envoltura nuclear, la que protege el
ADN y separa el núcleo del resto de la célula.
Membrana celular: La membrana celular (o membrana citoplasmática) es el
revestimiento exterior de la célula. Separa la célula de su entorno y permite que los
materiales entren y salgan de ella.

Ribosomas: Los ribosomas son orgánulos que procesan las instrucciones genéticas
de la célula para crear proteínas. Estos orgánulos pueden flotar libremente en el
citoplasma o estar conectados al retículo endoplásmico.

Función de las células

Algunas células, sobre todo las glandulares, tienen por función principal la
producción de sustancias complejas como las hormonas o las enzimas. Las
hormonas son mensajeros químicos que controlan y coordinan las actividades a
través del organismo. Por ejemplo, la insulina es una hormona producida por ciertas
células del páncreas para ayudar a regular las concentraciones de azúcar en sangre.
Las enzimas son proteínas complejas que controlan y llevan a cabo casi todos los
procesos y reacciones químicas del organismo. Otras células del páncreas producen
enzimas digestivas que descomponen los alimentos para que puedan ser
absorbidos. Algunas células producen otras sustancias útiles, como las células de la
mama, que producen leche, las células del revestimiento de los pulmones, que
producen moco, y las células de la boca, que producen saliva.

Existen otras células cuya función primordial no es la producción de sustancias. Por


ejemplo, las células musculares se contraen, lo que permite el movimiento. Este es el
caso, también, de las neuronas, que generan y conducen impulsos eléctricos,
permitiendo de este modo la comunicación del sistema nervioso central (cerebro y
médula espinal) con el resto del organismo.

Cómo se clasifican las células del cuerpo humano

El cuerpo humano es el resultado de la combinación de 14 tipos distintos de tejidos y


unos 80 órganos diferentes. Sea como sea, todos estos se forman por la agregación
de células de una misma tipología. Dependiendo de sus propiedades, más de 30
billones de células de nuestro organismo pueden clasificarse de la siguiente manera.
1. Células de la epidermis: Las células de la epidermis son un tipo de células
epiteliales (las que recubren el cuerpo o los órganos internos) que conforman la piel,
el órgano más grande del cuerpo humano. Las distintas capas de la piel están
formadas por estas células, que le dan flexibilidad y rigidez.

2. Neumocitos: Los neumocitos son las células que conforman los alvéolos
pulmonares, por lo que hacen posible el intercambio de gases en los pulmones,
haciendo llegar a la sangre el oxígeno y retirando el dióxido de carbono.

3. Enterocitos: Los enterocitos son un tipo de células epiteliales que constituyen los
intestinos, por lo que permiten la absorción de nutrientes, haciéndolos llegar a la
sangre.

4. Células papilares: Las células papilares, también conocidas como células de las
papilas, son un tipo de célula epitelial que forman parte de la lengua y que permiten
desarrollar el sentido del gusto, pues comunican con el sistema nervioso.

5. Células endoteliales: Las células endoteliales son aquellas que estructuran las
paredes de los vasos sanguíneos, siendo, por lo tanto, imprescindibles para que
arterias y venas transporten adecuadamente la sangre a lo largo y ancho del cuerpo.

6. Espermatozoides: Los espermatozoides son los gametos (células sexuales)


masculinos. Producidos en los testículos a través de la espermatogénesis, estas
células haploides se unen, durante la fecundación, con un óvulo, para permitir el
desarrollo de un cigoto.

7. Óvulos: Los óvulos son los gametos femeninos. Se trata de las células más
grandes del cuerpo humano (0,14 milímetros) y las únicas que nunca se regeneran.
La mujer nace con un número determinado de óvulos y cuando las reservas se
terminan, acaba su vida fértil.

8. Células de Merkel: Las células de Merkel son aquellas que, estando situadas en
distintos tejidos epiteliales, son responsables del sentido del tacto, pues son
sensibles a cambios de presión y temperatura y están conectadas con el sistema
nervioso.
9. Células pigmentadas: Las células pigmentadas forman parte de la piel y son
aquellas especializadas en sintetizar melanina, el pigmento que, además de
determinar el color de nuestra piel, nos protege de la radiación solar.

10. Glóbulos rojos: Los glóbulos rojos, también conocidos


como eritrocitos o hematíes, son las células sanguíneas
mayoritarias. De hecho, el 99% de las células presentes en
la sangre son de este tipo. Se trata de células sin núcleo ni
orgánulos celulares, pues están especializadas únicamente
en ser un transportador de hemoglobina, una proteína que, además de hacer que la
sangre sea de color rojo, transporta el oxígeno y el dióxido de carbono por el
organismo.

11. Plaquetas: Las plaquetas, también conocidas como trombocitos, son células
sanguíneas muy pequeñas (4 micrómetros) que, al igual que los glóbulos rojos,
carecen de núcleo. Su función es la de formar agregados para que, en caso de una
herida o un corte, la sangre coagule, evitando así hemorragias.

12. Linfocitos B: Los linfocitos B son un tipo de glóbulos blancos, los cuales, siendo
también conocidos como leucocitos, son las células sanguíneas que constituyen el
componente celular del sistema inmunitario, aquel que reconoce y neutraliza
patógenos. En el caso de los linfocitos B, se trata de células cuya principal función es
la de producir anticuerpos, los cuales se unen a los antígenos de los patógenos para
desencadenar así la respuesta inmune.

13. Linfocitos T CD8+: Los linfocitos T CD8+ son glóbulos blancos que, después de
haber sido informados de la presencia en el cuerpo de un patógeno, lo neutralizan.
Del mismo modo, destruyen células de nuestro cuerpo infectadas por virus e incluso
células cancerosas.

14. Linfocitos T CD4+: Los linfocitos T CD4+ son glóbulos blancos encargados de
coordinar la respuesta inmunitaria ante una infección, estimulando a los linfocitos B
para que produzcan mayores cantidades de anticuerpos y así acelerar la
neutralización de la amenaza.
15. Macrófagos: Los macrófagos son glóbulos blancos que, después de ser
alertados de la infección por parte de los linfocitos, se desplazan al lugar del
problema y empiezan a fagocitar a los gérmenes, es decir, los absorben y los
degradan en su citoplasma.

16. Células Natural Killer: Del inglés, “asesinas


innatas”, las células Natural Killer son glóbulos blancos
que, al igual que los linfocitos T CD4+, tienen la función
de neutralizar y matar patógenos, pero en este caso no
necesitan reconocer un antígeno. Todo lo que sea una
amenaza, es neutralizado por estas células.

17. Células dendríticas: Las células dendríticas son glóbulos blancos que
desarrollan dos funciones dentro de la respuesta inmune. Por un lado, fagocitan
gérmenes, de modo similar a los macrófagos. Y, por otro lado, presentan los
antígenos a los linfocitos para que estos sepan rápidamente dónde está la infección.

18. Eosinófilos: Los eosinófilos son glóbulos blancos especializados en neutralizar a


parásitos. A diferencia de los otros leucocitos, útiles para combatir infecciones por
bacterias, virus y hongos, estos eosinófilos, en caso de una infección parasitaria
(como la tenía), se desplazan al lugar y segregan enzimas que matan al parásito.

19. Basófilos: Los basófilos son glóbulos blancos que, ante una infección, segregan
todas aquellas sustancias que culminan con las respuestas locales de inflamación.

20. Neutrófilos: Los neutrófilos son los glóbulos blancos que llegan más
rápidamente al lugar de la infección, segregando enzimas para empezar a dañar a
los patógenos mientras llegan las otras células inmunes. Son el principal componente
del pus.

21. Monocitos: Los monocitos son células que patrullan la sangre y, en caso de una
infección, se diferencian en macrófagos para que estos desarrollen sus funciones.

22. Fibroblastos: Los fibroblastos son las células principales de los tejidos
conectivos, pues se encargan de sintetizar colágeno, una sustancia química que da
rigidez a muchas estructuras del cuerpo. Todos aquellos tejidos que mantienen los
órganos en su sitio y dan integridad al organismo están formados por fibroblastos,
que son las células más comunes del cuerpo humano.

23. Adipocitos: Los adipocitos son células especializadas en almacenar lípidos


(grasas) en su citoplasma, cumpliendo con la importantísima función de servir como
reserva de energía.

24. Mastocitos: Los mastocitos son células que contribuyen a la respuesta


inmunitaria en el sentido que sintetizan sustancias como la histamina y la heparina,
importantes para desencadenar la respuesta frente una infección y la consecuente
inflamación.

25. Condroblastos: Los condroblastos, presentes en los tejidos cartilaginosos del


cuerpo, son células con la función principal de sintetizar condrocitos.

26. Condrocitos: Los condrocitos son células producidas por los condroblastos que
constituyen el componente principal de los cartílagos, que son estructuras elásticas
sin irrigación sanguínea ni nerviosa (ni sangran ni tienen sensibilidad) que se
localizan en los extremos de los huesos para lubricar las articulaciones y evitar el
roce entre huesos y en distintas partes del cuerpo para moldear su forma, como la
tráquea, la nariz o las orejas.

27. Osteoblastos: Los osteoblastos, presentes en todos los tejidos óseos del
cuerpo, son células con la función principal de diferenciarse en osteocitos.

28. Osteocitos: Los osteocitos, que proceden de la


diferenciación de los osteoblastos, son células que constituyen
los huesos y que se organizan entre ellas dejando mucha
matriz altamente mineralizada para que los 206 huesos del
organismo sean duros y resistentes. Son el componente celular de los huesos.

29. Células musculares: Las células musculares son aquellas que, organizándose
formando fibras perfectamente unidas por tejido conectivo, constituyen todos y cada
uno de los más de 650 músculos del cuerpo. Dependiendo de si su movimiento es
voluntario o involuntario, forman el tejido muscular estriado o liso, respectivamente.

30. Neuronas: Las neuronas son células altamente especializadas en la generación


y transmisión de impulsos eléctricos, por lo que son un componente primordial en el
sistema nervioso. Se organizan entre ellas tanto a nivel de cerebro y de médula
espinal como de nervios periféricos, estableciendo sinapsis entre ellas, un proceso
bioquímico que permite la transmisión de información por el cuerpo.

31. Células gliales: Las células gliales, también conocidas como neuroglias, son el
otro gran componente del sistema nervioso. A diferencia de las neuronas, no están
especializadas en conducir impulsos nerviosos, sino en servir como soporte
mecánico para, precisamente, estas neuronas.

32. Bastones: Los bastones son células del sistema nervioso presentes en la retina,
permitiendo así el desarrollo del sentido de la vista. Están especializadas en captar
las señales lumínicas de baja intensidad, por lo que son estos bastones los que nos
permiten ver, aunque sea poco, en la oscuridad.

33. Conos: Los conos son células del sistema nervioso que, al igual que los
bastones, están localizadas en la retina y permiten el desarrollo del sentido de la
vista. Sin embargo, en este caso se encargan de captar la luz de alta intensidad
(para ver de día) y, del mismo modo, permitir diferenciar los colores.

34. Células hepáticas: Las células hepáticas, también conocidas como hepatocitos,
son aquellas que constituyen el hígado, el órgano más grande del cuerpo después de
la piel. Estos hepatocitos están especializados en la síntesis de bilis, una sustancia
que segrega el hígado y que ayuda a digerir los alimentos.

35. Odontoblastos: Los odontoblastos son el componente celular mayoritario de los


dientes. Distribuidos por la pulpa dental, tienen la primordial función de sintetizar la
dentina, una sustancia que mantiene en buenas condiciones el esmalte dental.

36. Células basales: Las células basales son aquellas que, como podemos deducir
por su nombre, se encuentran en la base de la epidermis. Su principal función es la
de producir nuevas células epiteliales, pues la piel, al estar siempre expuesta a
daños, tiene que renovarse constantemente.

37. Miocitos cardíacos: Los miocitos cardíacos o células musculares cardíacas son
aquellas que constituyen el corazón, permitiendo que el corazón sea una máquina
muy resistente capaz de bombear sangre sin parar, latiendo más de 3.000 millones
de veces y bombeando 2 millones y medio de litros de sangre a lo largo de nuestra
vida.

38. Células caliciformes: Las células caliciformes son todas


aquellas que, estando localizadas en distintos tejidos y órganos,
producen moco, una sustancia muy importante para humedecer,
proteger y lubricar especialmente las vías respiratorias y el
sistema digestivo humano.

39. Células renales: Las células renales son aquellas que constituyen los riñones,
dos órganos situados por debajo de las costillas que, formando parte del sistema
urinario, filtran la sangre. Estas células renales son capaces de retirar de la sangre
todas las sustancias tóxicas (en apenas 30 minutos), las cuales serán eliminadas a
través de la orina.

40. Células parietales: Las células parietales son aquellas que, estando situadas en
las paredes del estómago, se encargan de producir y liberar en la cavidad gástrica
ácido clorhídrico, imprescindible para la digestión.

41. Células peptídicas: Las células peptídicas también están presentes en las
paredes estomacales y son importantes para la digestión, pero no sintetizan y liberan
ácido clorhídrico, sino todas aquellas enzimas digestivas para degradar los nutrientes
en moléculas más sencillas capaces de ser absorbidas posteriormente en los
intestinos.

42. Células de las glándulas sudoríparas: Las células de las glándulas sudoríparas
son aquellas que, localizadas en la piel, constituyen las estructuras que producen y
liberan el sudor, una sustancia acuosa que tiene el objetivo de regular la temperatura
corporal.

43. Células de las glándulas lagrimales: Las células de las glándulas lagrimales
son aquellas que, estando ubicadas por encima de cada uno de los globos oculares,
producen lágrimas constantemente, para humedecer la córnea, lubricar el párpado y
proteger el ojo.

44. Células de las glándulas salivales: Las células de las


glándulas salivales son aquellas que, estando localizadas en
distintas regiones de la cavidad bucal, producen la saliva, una
sustancia que, además de iniciar la digestión de los alimentos,
protege frente al ataque de patógenos que quieren colonizar la
boca.

TEJIDOS

Todos y cada uno de los seres vivos de la Tierra están formados,


al menos, por una célula. Pero si hubiera que escoger algún hito
de la evolución de los seres vivos este sería, sin duda, el
desarrollo de organismos pluricelulares, es decir, formados por la
unión de, en la mayoría de casos, miles de millones de células.

Los humanos somos seres formados por unos 30 millones de


millones de células. Pero, ¿basta tener un número tan elevado
para ser complejos? No. La vida es tal y como la conocemos porque estas células
tienen la increíble capacidad de organizarse formando tejidos.

Desde el tejido muscular hasta el nervioso, el cuerpo humano está constituido por la
suma de distintos tejidos con unas propiedades morfológicas únicas y unas funciones
específicas que permiten el desarrollo de órganos.

El cuerpo humano está formado por 30 billones de células. Y cada una de ellas,
contiene todo nuestro ADN. En otras palabras, una neurona y una célula muscular
tienen la misma información genética en su núcleo.
Porque dependiendo de su localización y de las funciones que tienen que
desempeñar, expresarán unos genes concretos y silenciarán a otros. En este
sentido, se forman grupos de células que se diferencian entre ellas por los genes que
expresan.

Dependiendo de ello, la célula adoptará una morfología determinada y será capaz de


realizar unas funciones concretas dentro del organismo. En este contexto, aparece el
concepto de tejido, pues se trata de un conjunto de células con un patrón de
expresión genética similar.

Es decir, un tejido es el conjunto de células morfológica y fisiológicamente similares


que se organizan entre ellas formando una estructura anatómicamente más compleja
y capaz de realizar funciones también más complejas. Los tejidos nacen, pues, de la
organización de células similares tanto en forma como en función que, por sí solas,
no podrían desarrollar tareas complejas, pero relacionándose entre ellas, sí. Como
bien sabemos, los tejidos, a su vez, se organizan entre ellos para dar lugar a los
órganos.

Tejidos que podemos encontrar en nuestro cuerpo

Los tejidos son un nivel de organización tisular entre células similares tanto en
morfología como en fisiología. Dentro del cuerpo humano, los tejidos pueden
funcionar tanto individualmente (como los vasos sanguíneos) como estructurándose
entre ellos formando estructuras más complejas llamadas órganos, como el caso del
corazón, por ejemplo. Sea como sea, los tejidos que conforman nuestro organismo
son los siguientes.

1. Tejido epitelial de revestimiento: El tejido


epitelial de revestimiento es, como podemos deducir
por su nombre, el conjunto de células que recubren
la superficie del cuerpo humano. En este sentido,
distintas capas de células se organizan para formar
los epitelios, que son distintos tejidos con
propiedades diferentes (no es lo mismo el epitelio de los labios que el de las manos o
el de los órganos sexuales). Sea como sea, este tejido reúne células que están
unidas estrechamente entre ellas, impidiendo que las sustancias (y gérmenes)
dañinos lleguen a nuestro interior y, de igual modo, desarrollando funciones de
absorción, sudoración, sentido del tacto, transpiración, etc. La suma de todos los
tejidos epiteliales de revestimiento conforma la piel, el mayor órgano (de largo) del
cuerpo humano.

2. Tejido conectivo: El conectivo, también conocido como conjuntivo, es todo aquel


tejido en el que las células que lo componen están diseñadas para mantener unidos
a otros tejidos y órganos. Como su propio nombre indica, los conecta mecánica y
fisiológicamente. Más allá de esto, la variedad de tejidos dentro de este tipo es muy
grande. Y es que de tejidos conectivos tenemos desde la sangre (el principal medio
de transporte dentro de nuestro organismo no deja de ser un tejido constituido por
células sanguíneas y material líquido) hasta fibras de colágeno. Lo importante es que
son un tipo de tejido que “rellena” los espacios entre tejidos, manteniendo los
órganos en su posición y asegurando que el organismo tenga su forma adecuada.

3. Tejido nervioso: El tejido nervioso, como podemos


deducir por su nombre, es aquel que conforma las distintas
estructuras y órganos del sistema nervioso, el cual está
diseñado para generar, procesar y transmitir señales
nerviosas. En este sentido, el tejido nervioso nace de la unión
entre dos tipos de células. Por un lado, tenemos las
neuronas, que son las verdaderas unidades funcionales del tejido, pues son células
especializadas en generar y transmitir impulsos eléctricos que permiten desde la
experimentación de los sentidos hasta el control de los músculos. Por otro lado,
tenemos las neuroglias o células gliales, que son las células presentes en este tejido
pero que no están especializadas en la conducción de impulsos nerviosos, sino en
servir como soporte estructural para las neuronas. En este sentido, serían como el
tejido conectivo o conjuntivo del sistema nervioso tanto central (cerebro y médula
espinal) como periférico (nervios).
4. Tejido muscular liso: Junto con el epitelial, conectivo (o conjuntivo) y nervioso, el
tejido muscular conforma uno de los cuatro tejidos principales del cuerpo humano.
Sea como sea, este puede dividirse en distintos tipos dependiendo de su estructura y
funciones. El tejido muscular liso es aquel que controla los movimientos involuntarios.
En este sentido, todas las células musculares que rodean los órganos internos
(excepto el corazón), los vasos sanguíneos y los órganos sexuales componen este
tipo de tejido. Su movimiento es autónomo, es decir, no lo controlamos.

5. Tejido muscular estriado: El tejido muscular estriado, por


su parte, es aquel conjunto de células musculares cuya
contracción y relajación sí que se controlan voluntariamente.
También conocido como tejido muscular esquelético, es el que
se encuentra en el 90% de los músculos (son los órganos que
nacen de la unión de tejidos musculares), de los cuales hay más de 650 en el cuerpo
humano. Su movimiento es voluntario y es el que permite la locomoción y el
desarrollo de todas nuestras funciones motoras.

6. Tejido muscular cardíaco: El tejido muscular cardíaco es aquel que, al igual que
el liso, es de contracción y relajación involuntaria, aunque, como podemos deducir
por su nombre, se encuentra exclusivamente en el corazón. De hecho, este órgano
está formado por, junto a otros, por tejido muscular cardíaco, el cual se conoce
también como miocardio. Gracias a él, el corazón puede bombear sangre.

7. Tejido epitelial glandular: Habiendo analizado el tejido


epitelial de revestimiento, el conectivo, el nervioso y el
muscular, ya conocemos los principales tipos de tejidos. Pero
lo cierto es que hay más y es importante analizarlos, pues
todos ellos son imprescindibles en nuestro organismo. En
este sentido, el tejido epitelial glandular es aquel que conforma todos los órganos
destinados a liberar sustancias, ya sean a la sangre (como las hormonas), a otros
órganos internos (como la bilis al intestino delgado) o al exterior (como el sudor). Por
lo tanto, todas las glándulas del cuerpo humano están compuestas por este tipo de
tejido, el cual está formado por células con la importantísima capacidad de sintetizar
y secretar productos químicos. Encontramos desde la glándula tiroides (secreta
hormonas) hasta la hipófisis, pasando por las glándulas salivales, las productoras de
sudor, etc.

8. Tejido epitelial sensorial: El tejido epitelial sensorial es el que conforma, como su


propio nombre indica, los distintos sentidos. Destaca por ser un tipo de epitelio en el
que, en su superficie, se sitúan distintas neuronas receptoras de señales con una
fisiología determinada dependiendo del sentido en cuestión. Los órganos que captan
estímulos del exterior están compuestos por este tejido. En la lengua tenemos
papilas gustativas con neuronas quimiorreceptoras, que captan la información
química de los alimentos y la transforman en señales nerviosas que viajan al cerebro
para su posterior decodificación y permitir la experimentación del sabor. En la misma
línea, en la nariz tenemos un epitelio sensorial que capta los químicos volátiles (para
el olfato); en la piel, uno que capta los cambios de presión y de temperatura (para el
tacto); en los oídos, uno que capta las variaciones en las vibraciones del aire (para el
oído); y en los ojos, uno que capta las variaciones en la luz (para la vista).

9. Tejido adiposo: El tejido adiposo es un tipo de tejido


compuesto por unas células muy específicas conocidas
como adipocitos, las cuales tienen la propiedad de
almacenar lípido (grasas) en su citoplasma. En este sentido,
el tejido adiposo nace de la unión de adipocitos, por lo que
se trata de un tejido que popularmente conocemos como
grasa. De todos modos, sus funciones son imprescindibles, pues además de servir
como un almacén de lípidos (para tener reservas de energía), evita las pérdidas de
temperatura corporal, protege órganos internos y amortigua golpes. Representan
aproximadamente el 20% del peso de una persona que, en términos de reservas de
grasa, se considera media.

10. Tejido óseo: El tejido óseo es aquel que constituye los 206 huesos de nuestro
cuerpo, unos órganos que, pese a su dureza, están formados por células vivas. Las
células óseas (hay distintos tipos, como los osteocitos o los osteoblastos) conforman
un tejido conectivo con una matriz que presenta un alto nivel de mineralización (el
50% de un hueso son sales minerales, especialmente calcio). Sea como sea, los
huesos tienen un tejido compacto en su superficie y, en su interior, un tejido
esponjoso, el cual tiene un nivel de mineralización menor (por lo que es menos
denso) y tiene la función de albergar los vasos sanguíneos que irrigan los huesos y la
médula ósea roja, donde se producen las células sanguíneas.

11. Tejido sanguíneo: La sangre es, junto a la linfa, el único


tejido líquido de nuestro cuerpo. En este sentido, el tejido
sanguíneo es la unión de un 20% de células sanguíneas
(glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) y otras sustancias
(hormonas, minerales, lípidos, etc) junto a un 80% de agua, que
le da la imprescindible fluidez. En este sentido, la sangre es un tipo de tejido
conjuntivo que sirve como sistema de transporte del oxígeno y de los nutrientes, así
como de las sustancias de desecho, de todo el organismo, circulando por los
diferentes vasos sanguíneos. Pese a ser líquido, es, evidentemente, uno de los
tejidos más importantes del cuerpo. Una persona adulta tiene más de 5 litros de
sangre fluyendo por su interior.

12. Tejido hematopoyético: El tejido hematopoyético es aquel constituido por


células especializadas en realizar la hematopoyesis, es decir, la formación de células
sanguíneas. En este sentido, siendo la médula ósea (lo que hemos comentado del
tejido esponjoso de los huesos) la principal estructura de tejido hematopoyético, unas
células madres son capaces de generar glóbulos rojos (transporte de oxígeno),
glóbulos blancos (para el sistema inmune) y plaquetas (para la coagulación
sanguínea). Además de la médula ósea roja, encontramos, si bien en cantidades
menores, tejido hematopoyético en los ganglios linfáticos, el bazo y el timo. Pero es
en el interior de los huesos donde es más importante este proceso.

13. Tejido cartilaginoso: El tejido cartilaginoso es aquel


que constituye, como su propio nombre indica, los
cartílagos del cuerpo. Destaca por ser un tejido que,
además de estar formado por unas células llamadas
condrógenas, es rico en fibras elásticas y colágenas y
por no disponer ni de irrigación sanguínea ni de nervios, por lo que no sangra ni tiene
sensibilidad. En este sentido, encontramos tejido cartilaginoso no solo en los
extremos de una articulación para evitar el roce entre huesos y favorecer la
lubricación, sino para dar forma a distintas estructuras del cuerpo, como la tráquea,
la nariz o las orejas.

14. Tejido linfático: El tejido linfático es el principal componente del sistema


inmunitario. Estando presente especialmente en órganos como el timo, el bazo, las
amígdalas y los ganglios linfáticos, pero también disperso en otros sistemas, está
formado principalmente por linfocitos, constituye lo que se conoce como linfa. Esta
linfa es un líquido similar a la sangre pero en el que las células mayoritarias son los
linfocitos (en la sangre, el 99% de las células son glóbulos rojos, de ahí el color), los
cuales inician las reacciones de inmunidad ante una infección, producen anticuerpos
y eliminan a los patógenos.

ÓRGANOS

Las funciones del cuerpo humano dependen de órganos como el corazón, los
pulmones, el hígado, el cerebro, los músculos y la piel. Se trata de agrupaciones de
tejidos con características morfológicas y funcionales muy diversas que resultan
vitales en la biología humana.

Según la definición de la biología, un órgano es un conjunto de tejidos que


comparten unas funciones determinadas. A su vez los órganos se agrupan en
sistemas, entre los que encontramos el aparato respiratorio, el circulatorio, el
reproductor (femenino y masculino) o el sistema digestivo.

Los órganos están compuestos por dos partes principales: el parénquima y el


estroma. El primero de estos conceptos hace referencia a los tejidos más relevantes
de los órganos, mientras que el estroma lo forman tejidos asociados que no resultan
centrales para la ejecución de las funciones vitales.

Principales órganos del cuerpo humano


Entre los principales órganos del cuerpo humano encontramos el corazón, que
pertenece al sistema circulatorio, los pulmones, principales órganos del aparato
respiratorio, los músculos, la piel y los huesos. No obstante, dentro del concepto
“órgano” se incluyen conjuntos de tejidos con características y funciones muy
diversas.

Órganos del aparato circulatorio: Las funciones del aparato circulatorio, también
conocido como sistema cardiovascular, son fundamentales para el aporte de oxígeno
y otros nutrientes al organismo en su conjunto. Es decir, su principal objetivo es
transportar sustancias de un lugar a otro dentro del cuerpo. Dicho transporte se lleva
a cabo a través de la sangre, que a su vez, tiene como objetivo proteger el
organismo y regular la absorción de líquidos; así como a través del corazón y los
vasos sanguíneos.

1. Corazón: El órgano principal del sistema cardiovascular es el corazón, que


bombea sangre hacia el resto de tejidos y órganos del cuerpo humano a través del
torrente sanguíneo. Se localiza en la cavidad torácica hacia el lado izquierdo. Se
compone por un saco al que denominamos “pericardio”, encargado de dar flexibilidad
y movilidad a este músculo. A su vez, el pericardio se divide en una parte fibrosa y
una serosa. Esta última se compone de tres capas: el epicardio, el miocardio y el
endocardio. Finalmente, el corazón se compone de cuatro cámaras, dos de ellas
superiores, a las que llamamos aurícula derecha e izquierda; y dos inferiores, que
conocemos como ventrículo derecho e izquierdo.

Órganos del sistema respiratorio: El aparato respiratorio está compuesto por los
órganos que los seres humanos utilizamos para obtener oxígeno del aire que nos
rodea, así como para expulsar el dióxido de carbono generado. Además, dichos
órganos son fundamentales para la vocalización, para el olfato, para la regulación de
PH, entre muchas otras cosas. Nos referimos en concreto a los pulmones, la nariz, la
boca, la faringe, la laringe, la tráquea y los bronquios.

2. Pulmones: Junto con el corazón, los pulmones se ubican en la cavidad torácica,


pero a diferencia del primero, estos forman parte del sistema respiratorio.
Principalmente se encargan de regular el paso de oxígeno a la sangre y la expulsión
de dióxido de carbono. Lo anterior es la operación básica de la respiración y se lleva
a cabo mediante un proceso biomolecular muy importante. El pulmón derecho tiene
un tamaño y un peso mayor al izquierdo, por lo mismo el primero se divide en tres
lóbulos y el segundo en solo dos.

3. Nariz: Además de detectar olores y amplificar la voz, la nariz se encarga de


calentar, limpiar y humedecer el aire que inhalamos. Toma su forma a partir de dos
aperturas a las que llamamos “orificios nasales” o “narinas”. Estas últimas se
extienden hasta un par de aperturas más, que conocemos como “aperturas nasales
posteriores” o “coanas”. Así mismo se compone de un hueso nasal, cartílagos,
tejidos conjuntivos, fosas nasales y un tabique nasal.

4. Boca: La boca, o la cavidad bucal, forma parte tanto del aparato respiratorio como
del aparato digestivo. Principalmente se encarga de iniciar el paso de alimentos y
bebidas, así como de las sustancias que se encuentran en el medio ambiente. En la
sección más interna, está cavidad se compone de distintas mucosas y paredes, que
incluyen desde los labios y las mejillas hasta el paladar y la base de la lengua. A su
vez, estas últimas albergan otras estructuras anatómicas como los dientes y las
amígdalas.

5. Faringe: La faringe se divide en tres partes: nasofaringe, orofaringe y


laringofaringe. Se existe desde el fondo de la cavidad bucal hasta el cuello, llegando
a medir aproximadamente 13 centímetros. Forma parte tanto del sistema respiratorio
como del aparato digestivo, ya que entre sus principales funciones se encuentra
facilitar el paso del aire y de nutrientes hacia el interior de nuestro organismo.

6. Laringe: Aparte de ayudarnos a producir sonidos, la función de la laringe es alejar


las sustancias que ingerimos de las vías respiratorias. Se compone de tejidos,
músculos y ligamentos fibrosos como la epiglotis, los músculos extrínsecos, las
cuerdas vocales, entre otros. Además, está compuesta por nueve cartílagos y una
especie de montículo que se llama “prominencia laríngea”, mejor conocida como la
“manzana de Adán”.
7. Tráquea: Este órgano del aparato respiratorio es un tubo compuesto de músculos
y tejidos que mide hasta 12 cm de largo y 2.5 cm de ancho. Se encuentra justo antes
del esófago, conectando la laringe con los bronquios, y se encarga principalmente de
hacer más fluido el ingreso y la expulsión del aire. Aparte de estar compuesta de
músculos y tejidos, la tráquea tiene cartílagos y ligamentos fibrosos.

8. Bronquios: Los bronquios son pequeños tubos que se desprenden de los dos
lados de la tráquea y tienen la función de conectar esta última con los pulmones. Por
su ubicación, los bronquios se dividen en izquierdo y derecho. Así, facilitan el paso
del aire entre dichos órganos y por lo tanto son fundamentales para la respiración y
la vocalización. Están compuestos por cartílagos, músculos y mucosas,
principalmente.

Órganos del aparato digestivo: El sistema digestivo se ocupa de la


descomposición de los alimentos de modo que sus nutrientes puedan ser
aprovechados por el organismo humano. Los órganos que componen este sistema
se localizan principalmente en la cavidad abdominal y la cavidad pélvica (el interior
del abdomen y la pelvis respectivamente). Los órganos del aparato digestivo incluyen
el estómago, el esófago, el intestino, el hígado, el páncreas, el colon, el recto, el ano
o las glándulas salivares.

9. Esófago: El esófago es un tubo muscular que mide hasta 30 cm de largo. Conecta


la laringe y la faringe con la apertura del estómago. Por lo mismo, se encarga
principalmente de regular el paso de alimentos y bebidas. De hecho,
etimológicamente, la palabra esófago quiere decir “entrar por alimentos”. Para lograr
esto se compone de mucosas, glándulas, capas musculares y tejido conjuntivo.

10. Estómago: El estómago se encuentra después del esófago y antes del intestino,
haciendo la función de puente entre ambos órganos en la absorción, distribución y
desecho de los alimentos. Es una especie de cámara muscular donde se almacena
temporalmente todo lo que consumimos, y mediante un proceso de contracciones y
relajaciones del músculo liso que lo compone, el estómago favorece la digestión
química de los alimentos.

11. Intestino: Después del estómago se encuentra el intestino, órgano encargado de


absorber las sustancias y nutrientes que ingerimos para posteriormente distribuirlos
por resto del organismo, o bien, desecharlos. Se divide principalmente en dos partes,
según su grosor: el intestino delgado y el intestino grueso. A su vez, el primero está
conformado por el duodeno, el yeyuno y el íleon, mientras que el segundo se
conforma por distintas secciones que pueden ser incluso consideradas órganos
separados, como el ciego, el colon, el recto y el ano.

12. Hígado: El hígado es un órgano del aparato digestivo que se encuentra en la


parte superior derecha del abdomen, justo arriba del estómago. Tanto en los seres
humanos como en los animales, el hígado se encarga de eliminar los restos nocivos
de distintas sustancias, por ejemplo del alcohol o los fármacos. Además, favorece la
digestión de las grasas por medio de la bilis, entre muchas otras cosas. Se compone
de células, lóbulos, segmentos y ligamentos fundamentales para el metabolismo de
las sustancias que ingerimos.

13. Páncreas: El páncreas tiene la principal tarea de transportar distintas hormonas


al torrente sanguíneo, así como facilitar el paso de nutrientes esenciales para la
digestión al intestino delgado. En seres humanos llegar a medir hasta 23 cm y pesar
más de 100 gr. Por su forma ligeramente alargada, este órgano se compone de una
cabeza un cuello, un cuerpo, una cola y un par de conductos.

14. Colon: Llegando casi al final del aparato digestivo y del proceso de deshecho de
nutrientes se encuentra el colon. Este órgano es el encargado de preservar las
últimas cantidades de agua, sal y vitaminas que necesitamos para mantener nuestro
cuerpo hidratado. Se compone de cuatro partes principalmente: ascendente,
transverso, descendente y sigmoideo.

15. Recto: El recto se encuentra en la parte final del colon y el intestino grueso. Al
encontrarse en el extremo final del aparato digestivo, este órgano se encarga de
desechar los residuos de los alimentos y bebidas. Es ahí en donde se depositan las
heces fecales (compuestas de todo aquello que nuestro organismo no pudo digerir) y
se preparan para salir finalmente del organismo.

16. Ano: El ano es la abertura que conecta el interior del aparato digestivo con el
exterior. Su actividad forma parte del proceso final de absorción y desecho de los
alimentos, siendo el órgano que expulsa finalmente las heces fecales. Lo anterior
ocurre por medio de distintos reflejos de defecación, realizados por el recto.

17. Glándulas salivares: Las glándulas salivares son pequeños órganos


encargados de regular la secreción de distintas sustancias. Como su nombre lo
indica, estas glándulas se encargan de producir y liberar la saliva dentro de la boca.
A su vez, la saliva tiene la función de facilitar la digestión de los alimentos desde el
momento en que los introducimos en nuestra boca. Para realizar esta labor, la saliva
contiene distintas moléculas que nos ayudan a masticar y tragar los alimentos.

Órganos del sistema excretor: El sistema excretor se ocupa de eliminar los


productos de desecho del cuerpo a través de la orina, entre otros medios, lo cual
permite mantener el equilibrio (u homeostasis) del organismo. El aparato urinario en
particular está compuesto por los riñones, la vejiga, la uretra y el uréter.

18. Riñones: Los riñones son reconocidos como los dos principales órganos de este
sistema. Es así ya que se encargan de producir orina a partir de los residuos de
aquello que ingerimos, y posteriormente, enviarla fuera del organismo a través de la
vejiga y la uretra. Cada riñón se compone de las siguientes partes: corteza, médula,
papila, columna, pirámide, cápsula fibrosa, cáliz mayor y menor, uréter, pelvis renal e
hilio renal.

19. Vejiga: Este órgano está encargado de almacenar temporalmente la orina para
después expulsarla con ayuda de la uretra. La vejiga se encuentra muy cerca de la
pelvis y de los órganos sexuales tanto femeninos como masculinos. Se compone de
distintas capas que se encargan de activar o inhibir los esfínteres, y con ésto retener
o expulsar la orina. Así mismo se conforma de cuatro secciones: el trígono vesical, el
ápex vesical, la cúpula vesical y el cuello vesical. El proceso que tiene lugar cuando
la vejiga está llena y se prepara para expulsar la orina por los conductos siguientes,
se conoce como “micción”.

20. Uretra: La uretra es el órgano por medio del cual expulsamos finalmente la orina
de nuestro organismo. Pero no solo esto. La uretra también forma parte del aparato
genital tanto masculino como del femenino, ya que es el órgano encargado de
expulsar el semen y el líquido eyaculatorio respectivamente. En el caso del aparato
genital femenino, la uretra también es el órgano que se encuentra más expuesto a
las infecciones de las vías urinarias, esto probablemente debido a su corta longitud.

21. Uréter: El uréter es un tubo de amplia extensión que van desde la parte superior
de los riñones hasta la parte superior de la vejiga. Se compone de una capa de fibras
musculares, otra de tejido conjuntivo (adventicia) y otra de mucosa. El uréter se
encarga de facilitar el trabajo de filtrado del riñón, de almacenar los cálculos renales
y de inhibir o activar el esfínter.

Órganos del sistema músculo-esquelético

Los músculos son los órganos que permiten el movimiento, el mantenimiento de la


postura y la circulación de la sangre; en esta última función está implicado
fundamentalmente el miocardio, esto es, la musculatura del corazón. En cuanto al
resto de músculos, podemos dividirlos en musculatura lisa (que recubre los órganos
internos, por ejemplo) y esquelética (estrechamente interconectada con los huesos).

22. Musculatura lisa: El músculo liso, o musculatura lisa, se dividen en unitarios o


multiunitarios, según los órganos que componen. En el primer caso se trata del
conjunto de células que recubren órganos de contracción rápida, como el útero y los
órganos del aparato gastrointestinal. El segundo se trata de los órganos de
contracción lenta, como la tráquea. Ambos están regulados por la actividad del
sistema nervioso autónomo, ya que se trata de músculos que se contraen o se
relajan de manera involuntaria.

23. Musculatura esquelética: Como su nombre lo indica, estos músculos


pertenecen al esqueleto. Sin estos no sería posible la movilidad, la contracción y la
flexibilidad de los huesos y las articulaciones. A diferencia de la musculatura lisa, la
musculatura esquelética se contrae de manera involuntaria, por lo que son regulados
por la actividad del sistema nervioso somático.

24. Huesos: El aparato esquelético se compone de 270 huesos en el momento del


nacimiento, si bien el número desciende a 206 en la edad adulta, pero también de
tendones, ligamentos y cartílago. Las funciones de este sistema tienen que ver con la
estructura y la protección de otros órganos.

Órganos del sistema integumentario

El conjunto formado por la piel, el órgano más grande del cuerpo humano, y sus
apéndices (el pelo y las uñas) es conocido como “sistema integumentario” y tiene
entre sus funciones la de proteger otros tejidos más internos, la de regular la
temperatura corporal y la de excretar productos de desecho a través del sudor, entre
otras.

25. Piel: La piel es el órgano más grande del cuerpo, cuya principal función es
proteger al organismo de todos los agentes externos y por lo tanto servir como un
medio de comunicación. Además, funciona como una amplia capa encargada de
conectar o mantener unidos al resto de órganos. Se divide en tres principales partes:
demir, epidermis e hipodermis.

26. Pelo: El pelo es un tallo que se conecta con el cuero cabelludo por medio de una
raíz. Se forma en la capa de la piel que conocemos como dermis, así como a partir
de sustancias irrigadas por los tejidos sanguíneos. Su principal función es proteger la
piel de posibles agentes nocivos, por lo mismo se extiende alrededor de todo el
cuerpo, con mayor o menor abundancia y grosor según la zona.

27. Uñas: Las uñas son células que han quedado endurecidas y están compuestas
de distintas sustancias, como queratina y calcio. Entre otras cosas tienen la función
de proteger la piel que se encuentra bajo ellas.

Órganos del sistema endócrino


Las glándulas son los órganos del sistema endocrino, del cual dependen las
hormonas -moléculas con funciones muy diversas que son transportadas por el
cuerpo humano a través del aparato circulatorio. Algunas de las glándulas más
relevantes de nuestro organismo son el hipotálamo, la hipófisis (o glándula pituitaria),
la glándula pineal, la tiroides, la paratiroides y las glándulas adrenales, que son
fundamentales en la respuesta fisiológica de estrés.

28. Hipotálamo: El hipotálamo se encuentra en el cerebro, justo bajo el tálamo. Es un


órgano fundamental para la regulación conductual, tanto voluntaria como
involuntaria. Además, se encarga de controlar la secreción de hormonas y la
temperatura de nuestro cuerpo.

En concreto, sus principales funciones básicas para los seres humanos, como la
regulación de las emociones, el hambre y el sueño.

29. Hipófisis (glándula pituitaria): La hipófisis es una glándula encargada de secretar


hormonas fundamentales para mantener nuestro organismo en equilibrio. Se localiza
en el centro del cráneo, a la altura de la base.

Además, se compone de dos principales partes, un lóbulo anterior (adenohipófisis),


muy importante para la liberación hormonal; y un lóbulo posterior (neurohipófisis.)
cuya actividad se conecta con la regulación conductual y emocional del hipotálamo.

30. Glándula pineal: Está glandula se encuentra en una zona aún más interior de
nuestro cerebro, el epitálamo.

Recibe este nombre porque tiene una forma similar a la de un pino y se encarga
principalmente de secretar hormonas fundamentales para la regulación del ciclo de
sueño, como la melatonina.En el siglo XVIII, gracias a las propuestas del filósofo
francés René Descartes, se pensaba que esta glándula era la sede del alma, la
conciencia y los pensamientos.

31. Tiroides: La tiroides también es una pequeña glándula que se encuentra a la


altura del cuello, justo sobre la tráquea, y su actividad se regula por el hipotálamo y la
glándula pituitaria.
Se conforma por un par de lóbulos que tienen la función de regular la absorción de
distintas hormonas. Así mismo se encarga de producir hormonas fundamentales para
el metabolismo, como la tiroxina y la triyodotironina.

32. Paratiroides: La glándula de la paratiroides también se ubica a la altura del cuello.


De hecho, recibe su nombre por localizarse justo detrás de la tiroides.

Se divide en dos partes inferiores y dos superiores que se encargan principalmente


de secretar calcitonina (hormona esencial para la actividad gastrointestinal) y
también una hormona llamada paratiroidea, cuya participación es muy importante
para la absorción de calcio y su transporte hacia los huesos.

33. Glándulas adrenales: Las glándulas adrenales se ubican sobre cada uno de los
riñones. Entre otras cosas tienen la función de regular la activación del estrés,
especialmente por medio de la secreción de neuronas como el cortisol y la
adrenalina.

Se componen por una médula y una corteza, y su actividad está controlada por el
sistema nervioso autónomo, con lo cual no es voluntaria.

Órganos del sistema linfático

El aparato linfático forma parte del circulatorio, si bien merece mención aparte por el
hecho de que se ocupa de forma específica de las defensas -esto es, del sistema
inmunitario. Los órganos linfoides incluyen la médula ósea, el timo, el bazo y los
ganglios linfáticos.

34. Médula ósea: La médula ósea es un órgano compuesto de tejidos localizados


dentro de los huesos, por lo mismo ocupa un espacio importante en nuestro
organismo.

Su principal función es la producción y distribución de los linfocitos, también llamados


células T, que actúan como reguladoras de la respuesta inmunitaria.
35. Timo: El timo es una glándula encargada de proteger a los linfocitos mientras se
producen, por lo mismo se encuentra muy activo durante las primeras etapas del
desarrollo de los seres vivos.

Se localiza muy cerca del corazón y, tal como otras glándulas, el timo se compone de
dos lóbulos, una corteza, una médula, arterias, venas y nervios regulados por el
sistema nervioso simpático.

36. Bazo: El bazo es un órgano fundamental para la renovación de las células que
componen el torrente sanguíneo. Principalmente se encarga de desechar los
glóbulos rojos que ya no vamos a utilizar, y permitir la producción de glóbulos
nuevos.

De esta manera regula gran parte de la respuesta inmunitaria de nuestro organismo.


Se localiza en la cavidad abdominal, cerca del páncreas y los riñones.

37. Ganglios linfáticos: Los ganglios linfáticos son una amplia red o estructura de
tejido conectivo que recorre nuestro cuerpo. Se encarga de regular el paso de
sustancias e impedir el paso de agentes patógenos.

Lo anterior por medio de un proceso de filtrado que hace que los anticuerpos se
mantengan activos por todo el organismo.

Órganos del sistema nervioso

Los órganos del sistema nervioso humano son el encéfalo, la médula espinal y los
nervios, fundamentales en la transmisión de la información neural a los órganos
periféricos.

En este sentido, la función del sistema nervioso en su conjunto es la coordinación del


resto del organismo a través del envío de impulsos electroquímicos que modifican la
acción de determinados sistemas basándose en todo tipo de variables organísmicas
y externas.

38. Encéfalo: En el encéfalo es el principal órgano del sistema nervioso central. Se


compone de las siguientes partes: el prosencéfalo (subdividido en el telencéfalo y el
diencéfalo); el mesencéfalo y el rombencéfalo (que se divide en la protuberancia, el
bulbo raquídeo y el cerebelo).

Cada una de estas partes cumple funciones muy importantes para la actividad
humana que van desde la regulación de los cinco sentidos y los procesos cognitivos,
hasta el control de movimientos musculares voluntarios.

39. Médula espinal: La médula espinal se encuentra en la parte posterior de nuestra


cabeza, a la altura de la nuca y recorre un tramo desde el encéfalo hasta el extremo
del tronco. Su función principal es la de activar los impulsos nerviosos en los pares
de nervios craneales.

Esto significa que la médula espinal es el órgano encargado de conectar al encéfalo


con el cuerpo, llevando o recibiendo los impulsos que activan nuestros sentidos,
movimientos, conductas, etcétera.

40. Nervios: En el sistema nervioso central, los nervios son las estructuras que se
inervan o activan ante cualquier tipo de estimulación. Parten de distintos puntos de la
médula espinal y llegan hasta el cráneo, llevando información distinta según el tipo
de nervio del que se trata.

Existen 12 pares de nervios craneales en los seres humanos, y se conforman por


axones y cuerpos neuronales encargados de conducir los impulsos nerviosos.

Órganos del sistema sensorial

Si bien los sentidos humanos tienen un funcionamiento complejo, en general se


suele decir que hay cinco órganos de los sentidos: los ojos, los oídos, la nariz, la
lengua y la piel.

Además de que cada uno de los cinco sentidos clásicos está compuesto por un
sistema complejo, también se han propuesto otros sentidos, como la propiocepción,
de la cual depende nuestra percepción de las sensaciones que se producen en los
órganos internos.
41. Ojos: Los ojos son los órganos encargados de recibir los estímulos visuales y
llevarlos a través de distintos nervios hasta nuestro cerebro, de manera que
logremos procesarlos. Se componen de distintos músculos y tejidos que resultan
fundamentales para enfocar imágenes, regular la intensidad de la luz y finalmente
transportarla hacia las neuronas.

42. Oídos: Los oídos los órganos que nos permiten recibir y procesar los estímulos
auditivos, especialmente a través de una membrana que conocemos como tímpano.
Se componen de tres partes: una externa, una media y una interna.

43. Nariz: La nariz forma parte tanto del sistema respiratorio como del sistema
sensorial, ya que no solo nos permite el ingreso de oxígeno y la regulación del
dióxido de carbono, sino que es fundamental para el olfato.

44. Lengua: La lengua es un órgano compuesto por músculos que tiene como
objetivo facilitar la deglución de todo aquello que ingerimos. Pero no solo eso sino
que la lengua también es fundamental para la vocalización y para el disfrute de
alimentos a través del sentido del gusto.

45. Piel: Además de ser el mayor órgano del cuerpo, la piel es fundamental para
regular las sensaciones a las que accedemos por medio del tacto. Debido a su
extensa sensibilidad, la piel nos permite discriminar entre distintas texturas e incluso
experimentar emociones a partir de éstas.

Órganos del aparato reproductor (femenino y masculino)

En los seres humanos, el aparato reproductor se divide en distintos órganos según


su localización, es decir, de acuerdo a si son visibles a simple vista (externos) o si se
encuentran en el interior del cuerpo (internos).

46. Órganos sexuales femeninos: El aparato reproductor femenino interno incluye la


vagina, el útero, los ovarios y las trompas de Falopio. Por su parte, entre los órganos
sexuales externos femeninos encontramos el clítoris, los labios mayores y menores
de la vulva, las glándulas de Bartolino y el introito u orificio vaginal.
47. Órganos sexuales masculinos: Los órganos del aparato reproductor masculino
humano incluyen los testículos, el escroto, el pene, la uretra, los epidídimos, la
próstata, las vesículas seminales y la glándula de Cowper, que secreta el fluido
preseminal

SISTEMAS

El cuerpo humano está compuesto por varios sistemas que tienen


como función hacer que este trabaje de la manera adecuada para
garantizar nuestra vida. En caso de que algunas funciones no se
lleven a cabo o sean interrumpidas puede tener consecuencias
para la salud. Los sistemas del cuerpo humano están
compuestos por órganos que convergen en una labor general y
están conformados además por los mismos tejidos.

Sistema inmunitario: También conocido como sistema inmunológico, está compuesto


por linfocitos, leucocitos, anticuerpos, entre otros.
Adicionalmente, está conformado por células,
tejidos y órganos que se distribuyen a lo largo del
cuerpo y se clasifican en primarios y secundarios.
Los órganos primarios son la médula ósea y el
timo, los cuales permiten que los linfocitos madures
y los órganos secundarios son los ganglios
linfáticos y el bazo, donde las células maduran para suprimir los organismos que
intenten amenazar al organismo. Por lo tanto la función del sistema inmunitario es
proteger a nuestro cuerpo de cualquier infección y algunas veces esta protección se
manifiesta con fiebre o inflamación.

Sistema tegumentario: El sistema tegumentario está formado por la piel, el cabello y


las uñas y también actúa como protector. Lo compone el órgano más extenso del
cuerpo humano, que es la piel. El sistema tegumentario tiene como función separar
nuestros órganos internos del medio externo, a través de la piel, además se ocupa
del proceso de excreción, como es el caso del sudor con la finalidad de eliminar
toxinas y reducir la temperatura corporal.

Sistema linfático: Al igual que el sistema inmune, el sistema linfático juega un papel
importante en la protección del cuerpo. La función principal del
sistema linfático es formar y movilizar la linfa, un líquido que
contiene glóbulos blancos y que permiten luchar contra las
infecciones. Además elimina el exceso de este fluido de los
tejidos, devolviéndolo a la sangre.

Sistema muscular: El sistema muscular tiene como


función permitir el movimiento del cuerpo y darle
forma al mismo. El 40% del cuerpo humano está
formado por este sistema, adicionalmente es
responsable de los desplazamientos de la sangre,
funciona como apoyo del sistema cardiovascular y
digestivo, protege los órganos vitales, mantiene la
estabilidad y la postura.

Sistema circulatorio: Está formado por el corazón, las arterias,


las venas y los capilares. La función del sistema circulatorio es
el de movilizar la sangre, el oxígeno, dióxido de carbono, las
hormonas y los nutrientes. Este aparato circulatorio también
está compuesto por el sistema cardiovascular, es quizás el
sistema que se debe cuidar más, sobre todo con la finalidad de
mantener el corazón en buen estado para evitar problemas
cardiovasculares que comprometan la salud. Para esto es necesario que realices
ejercicios, tengas una alimentación balanceada y visites a tu médico regularmente.

Sistema nervioso: El sistema nervioso lo constituye el encéfalo y la médula espinal, y


se encuentra protegido por las meninges y el sistema nervioso periférico que
contiene los nervios craneales y espinales. La función
principal del sistema nervioso es comprender y procesar,
de forma muy rápida, las señales externas, manteniendo el control de los órganos
para una adecuada interacción. Dirige las acciones tanto voluntarias como los
movimientos que hacemos conscientes como las involuntarias que incluyen
funciones vitales como respirar.

Sistema óseo: Nuestro cuerpo está conformado por 206 huesos,


unidos por los ligamentos, el tejido óseo, los tendones y los
cartílagos. El sistema óseo tiene la función de ser apoyo a la
estructura de nuestro cuerpo y protegerlo a través de los huesos,
además interviene en la formación de células sanguíneas y en la
reserva de calcio.

Sistema articular: Este sistema trabaja conjuntamente


con el sistema óseo y está conformado por las
articulaciones y los ligamentos, que son las
estructuras que unen los huesos a los cartílagos y a
los dientes. Nuestro cuerpo tiene más de 200
articulaciones distintas, y tienen diferentes funciones,
algunas se encargan del movimiento, otras de sostener o mantener la unión entre
ellas.

Sistema endocrino: El sistema endocrino se encarga de la comunicación por medio


de las hormonas que el cuerpo segrega. Está conformado por las glándulas
endocrinas, que son la hipófisis, la tiroides, el timo, el páncreas y las glándulas
suprarrenales. Las hormonas son liberadas en el torrente sanguíneo para regular
funciones específicas del cuerpo. Entre las funciones del sistema endocrino están,
regular el metabolismo, la función sexual y el crecimiento.

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