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Asamblea Regional del 2022 de los Testigos de Jehová

“Busquen la paz”
Asamblea Regional del 2022
“Busquen la paz”
Palabras de introducción:
Patrick LaFrance

En nombre del Cuerpo Gobernante y de todos los hermanos que


trabajan en la central mundial de los testigos de Jehová, es un placer darles la
bienvenida a la asamblea regional del 2022, “Busquen la paz”.

Las sesiones de esta asamblea se publicarán en programas


especiales de JW Broadcasting durante este mes y el siguiente, y se han
traducido a más de 500 idiomas. El texto temático para esta sesión y la
siguiente es Salmo 29:11: “Jehová bendecirá a su pueblo con paz”.

Mientras ven el siguiente video musical, fíjense en la paz que


podemos sentir al observar la creación de Jehová, al leer su Palabra y al llevar
su mensaje a otros. Esperamos que les guste mucho. Estamos encantados de
que puedan acompañarnos a esta sesión de la Asamblea Regional “Busquen
la paz”. Cantemos juntos la canción 86: Necesitamos que Jehová nos enseñe.
Canción número 86.

¿Cómo es la paz que Jehová da y a quiénes se la da? El hermano


Stephen Lett, del Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, contestará
estas preguntas en el primer discurso del programa. Por favor, presten
atención a este discurso, titulado “Jehová es ‘el Dios que da paz’ ”.
Mañana

9:20 Vídeo musical

9:30 Canción 86: Necesitamos que Jehová nos enseñe


y oración

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA:

Jehová es “el Dios que da paz”


(Romanos 15:33; Filipenses 4:6, 7)

Orador: Stephen Lett, del Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová


Es un gran placer para mí darles la bienvenida a todos ustedes y decirles “¡Shalom!”.
¿Por qué les dije esa expresión? Shalom es la palabra hebrea para paz, y aparece más de
200 veces en la Biblia. Y, cuando se usa como saludo, como hice yo ahora, significa “que
tengas paz”. Así que esta es una buena manera de darles la bienvenida a todos ustedes a
la asamblea de los testigos de Jehová del 2022 “Busquen la paz”.

Estamos muy contentos de que estén aquí, y les aseguro que les va a encantar el
programa. Sin duda van a disfrutar mucho durante estos tres días averiguando lo que dice
la Biblia sobre cómo obtener paz y mantenerla en todos los aspectos de la vida. Pero
vamos a comenzar hablando de aquel que nos ha reunido a todos en esta asamblea,
Jehová. ¡Y cuánto nos gusta hablar de nuestro maravilloso Padre celestial! Filipenses 4:9
llama a Jehová “el Dios de la paz”. Y es cierto que él tiene muchas cualidades: amor, justicia,
sabiduría, poder... Pero también posee otra cualidad importante, la paz.

Y es que Jehová está en paz consigo mismo, en paz con los ángeles y en paz con los
humanos obedientes. Jehová es el Dios de la paz. Pero una pregunta, ¿comparte Dios con
otros su paz? Bueno, veamos la respuesta en Romanos 15:33: “Que el Dios que da paz
esté con todos ustedes. Amén”. Así que él da paz con generosidad, como ya veremos. De
hecho, “todos los regalos buenos” vienen de Jehová, como dice Santiago 1:17. Y uno de
sus mejores regalos es el de la paz.

Bueno, y una pregunta más: ¿qué tipo de paz nos da Jehová? Muchos piensan que
la paz es la ausencia de conflictos y de problemas en la vida. Pero la paz que Dios da
implica mucho más.
Ese tipo de paz que solo él puede dar hace que nos sintamos bien, seguros y a
salvo. Y esta paz de Dios se describe muy bien en Filipenses 4. Busquémoslo, Filipenses
4:6: “No se angustien por nada. Más bien, en cualquier situación, mediante oraciones
y ruegos y dando gracias, háganle saber a Dios sus peticiones, y la paz de Dios, que
está más allá de lo que ningún ser humano puede entender, protegerá sus corazones
y sus mentes por medio de Cristo Jesús”. ¿Se dan cuenta de que Jehová nos dice: “No se
angustien por nada”? ¿Nos pediría Jehová que hiciéramos algo que es imposible para
nosotros? No. Lo que él nos dice es que no nos preocupemos demasiado. Preocuparse
un poco puede ser hasta bueno incluso. Puede motivarnos a estar pendientes de otros o
puede hacer que nos esforcemos mucho para cumplir con una asignación.

Pero ¿y qué pasa si nos preocupamos demasiado? Eso podría enfermarnos y


causarnos depresión, por ejemplo, y agobiarnos, debilitarnos, consumirnos... Ahora, ¿qué
podemos hacer para no angustiarnos demasiado pase lo que pase? La respuesta está en
lo que sigue diciendo Filipenses 4:6, 7. Después de decir que no nos angustiemos Jehová
nos da el antídoto. Básicamente nos dice que le oremos y le supliquemos que nos ayude, y
entonces recibiremos “la paz de Dios”. Pero ¿a qué se refiere este texto cuando dice que la
paz de Dios está más allá de lo que podemos entender? Pues que es tan sorprendente,
tan poderosa, que los humanos como estamos limitados no podemos entenderla. No
tiene lógica desde un punto de vista humano. A veces estamos tan preocupados y
tenemos tanto miedo y ansiedad que no vemos la salida. Pero, cuando le rogamos a
Jehová que nos dé la paz que él puede dar, ¿qué sucede? Que en nuestra mente y nuestro
corazón nos sentimos calmados, tranquilos, seguros.

Loraine era jovencita cuando su mamá murió de cáncer. Ella dijo: “Me encontraba
en la habitación cuando mi madre murió. Le pedí a Jehová que me diera las fuerzas para
soportarlo, y al instante sentí la paz de Dios”. ¿Y qué significa la expresión “la paz de Dios
[...] protegerá sus corazones y sus mentes”? La palabra griega para “proteger” es un
término militar que nos hace pensar en los soldados que mantienen la guardia de día y de
noche. De la misma manera, la paz de Dios puede proteger 24 horas al día nuestro
corazón y nuestra mente para que sintamos calma, seguridad y tranquilidad. Y la
pregunta es ¿qué tenemos que hacer si queremos recibir esta paz de Dios tan milagrosa?
La respuesta: hacernos buenos amigos de Jehová.

El apóstol Pablo sabía por experiencia propia que la paz interior no depende de las
circunstancias que tengamos, sino de tener una amistad muy estrecha con Jehová. Por
ejemplo, en una ocasión Pablo y Silas habían estado predicando con valor. Y entonces les
desgarraron la ropa, les dieron muchos golpes con varas, los metieron en la prisión y les
sujetaron los pies en el cepo. Pero ¿qué se pusieron a hacer estos hombres a
medianoche? Empezaron a orar y a cantarle alabanzas a Jehová. ¡Qué sorprendidos
debieron quedarse los demás prisioneros al escucharlos! Así que Pablo y Silas, aunque
tenían unas circunstancias muy muy malas, no permitieron que aquello les robara la paz
de Dios.
Entonces, ¿cuál es la lección que aprendemos de Pablo y Silas? Que tener la paz
de Dios no depende de nuestras circunstancias. De lo que sí depende es de tener
una amistad con Jehová estrecha, íntima.

Hasta ahora hemos hablado de que Jehová es el Dios de la paz, de que él la


comparte, y también vimos qué clase de paz da Dios. Y ahora la pregunta es: ¿a quiénes
les da Jehová esa paz? Pues es muy sencillo. Jehová les da paz a quienes se acercan a él y
quieren hacer lo que él dice. Así que lo primero que hay que hacer es llevar una vida limpia
y seguir sus justas normas morales.

Muchas personas en este mundo piensan que Dios las aceptará tal y como son,
que rebajará sus normas para adaptarse a ellos. Pero ¡cuánto orgullo, ¿no?! Eso es como si
una vasija le dijera a la persona que la hace cuál debería ser su función. Y el artesano tiene
que aceptarlo le guste o no. Pero las cosas no funcionan así, ¿verdad? Nosotros tenemos
que estar a la altura de las normas de Dios. Él nos ayuda, pero somos nosotros los que
tenemos que cambiar, no Jehová. Y qué interesante, Santiago 3:17 dice que “la sabiduría
de arriba es en primer lugar pura, luego es pacífica”. Por lo tanto, si queremos sentir la
paz de Dios en nuestra vida, tenemos que ser puros de acuerdo con las normas morales
de Jehová. Isaías 48:22 afirma: “No hay paz”, dice Jehová, “para los malvados”. O, dicho
de otra manera, las personas que siguen sus propias normas morales para hacer cosas
que están mal no contarán con la paz de Dios en su vida. Pero nosotros nos esforzamos
por cumplir con las normas de Dios.

Es cierto que Jehová hace su parte y nos ayuda, pero él espera que nosotros
hagamos la nuestra. En cierto modo, podemos comparar las bendiciones que Jehová nos
da a una multiplicación. ¿Y eso por qué? Si nosotros no nos esforzamos, Jehová no tiene
nada que multiplicar. ¿Cuánto es 10 por cero? Cero. ¿Y 100 por cero? ¿Y 1.000 por cero? ¿Y
un millón por cero? Sigue siendo cero. Así que, si no hacemos nada, Jehová no tiene nada
que multiplicar. Gálatas 5:22 dice que la paz es parte del “fruto del espíritu”. Así que el
espíritu santo nos ayuda a tener y a demostrar paz. De hecho, en Juan 14:26 se llama al
espíritu santo “el ayudante”. Pero que tengamos un ayudante no significa que vayamos a
recibir paz de manera milagrosa sin que nosotros hagamos nada.

Vamos a explicarlo con un ejemplo. Imagínese que lleva todo el día pintando la
fachada de su casa. Y ahora un buen amigo viene a ayudarlo, y se ponen a pintar juntos.
Pero luego usted piensa: “Voy a entrar en la casa, me voy a relajar”. ¿Seguirá pintando su
amigo solo? Si sigue pintando, ya no es su ayudante, está haciendo el trabajo por usted.
Lucas 11:13 dice que Jehová “les dará espíritu santo a quienes se lo piden”. Así que, si
pedimos espíritu santo y nos esforzamos mucho por colaborar con este ayudante,
estaremos en paz con Dios y además fomentaremos la unidad, la paz y un buen ambiente
con los demás. ¡Y cuánto nos gusta estar con las personas que demuestran paz, este
importante aspecto del fruto del espíritu!
Cuando un bebé que está dormido se despierta de repente en mitad de la noche
porque oye un ruido, se asusta, ¿verdad?, y empieza a llorar. Pero, si sus padres lo toman
en brazos y lo calman hablándole con cariño, entonces se tranquiliza. Bueno, David, en
Salmo 55:16-18, dijo que cuando estaba intranquilo le pedía ayuda a Dios, y Jehová oía
su voz y le daba paz. Igual que David, cuando estemos angustiados, podemos suplicarle a
Dios que nos ayude, y él nos calmará y hará que sintamos paz de nuevo.

De hecho, nuestro cariñoso Padre está deseando ayudarnos. Busquen, por favor,
Jeremías 29 y fíjense en que Jehová quiere quitarnos la ansiedad y darnos su paz.
Jeremías 29:11: “Porque sé muy bien lo que tengo en mente para ustedes —afirma
Jehová—. Quiero que tengan paz, no calamidad. Quiero darles un futuro y una
esperanza. Ustedes me llamarán, acudirán a mí en oración, y yo los escucharé”. ¡Qué
bonito! Nuestro Dios Jehová quiere y puede reemplazar nuestra ansiedad por la
impresionante paz que solo él puede darnos.

Bueno, ya vimos que Jehová es el Dios de la paz y también a quiénes se la da: a los
que se acercan a él y se esfuerzan por buscar la paz de Dios. Pero veamos ahora lo que
podemos hacer para fomentar la paz con los demás. En el siguiente video, el hermano
Kenneth Cook, del Cuerpo Gobernante, nos explicará cómo el programa de esta asamblea
nos ayudará a buscar la paz.

VÍDEO:
En nombre del Cuerpo Gobernante, queremos decirles que estamos muy
contentos de que estén viendo la asamblea “Busquen la paz”. Y, hablando de paz, nos
encanta la calma que se respira aquí, en Blue Lake, donde está la central mundial, en el
estado de Nueva York. A veces, el agua del lago parece un espejo. Y de vez en cuando
hasta se ven águilas y halcones. Durante la época del otoño, cuando las hojas cambian de
color, el bosque está espectacular. Pero, más importante que la paz que se respira aquí, es
la abundante paz que Jehová le está dando a su organización. Y es que entre nosotros hay
paz y unidad independientemente de nuestra nacionalidad, idioma, raza, tribu o
antecedentes sociales. Eso sí que es espectacular, y mucho más si lo comparamos con la
situación en la que se encuentra el mundo y lo dividida que está la gente a nivel social,
político y religioso.

Eso sí, no podemos dar por sentada nuestra paz, no surge de manera automática.
Cada uno de nosotros debe buscar la paz para obtener la aprobación de Jehová. Dios
quiere que todos sus siervos disfruten de paz duradera. Eso es lo que siempre ha querido.
Él le pidió a Moisés que los sacerdotes le dijeran al pueblo unas palabras muy
tranquilizadoras. Fíjense en lo que dice Números 6:24-26. Esto es lo que los sacerdotes
debían decirle a Israel: “Que Jehová te bendiga y te proteja. Que Jehová haga brillar su
rostro sobre ti y te muestre favor. Que Jehová alce su rostro hacia ti y te dé paz”. Y el
27 añade: “Y ellos tiene que poner mi nombre sobre el pueblo de Israel para que yo los
bendiga”. Jehová también ha puesto su nombre sobre nosotros y nos está bendiciendo
mucho.
Hablemos un poco de lo que se analizará durante el programa de la asamblea.
Estamos seguros de que nos ayudará a seguir disfrutando de la paz que Dios nos da.

Primero, veremos cómo estar en paz con Dios. La auténtica paz se consigue
siendo amigos de Jehová. Si Dios es nuestro mejor amigo, somos felices, y él nos ayuda a
tener paz en los demás campos de la vida. ¿Qué podemos hacer para tener una amistad
íntima con Dios? No basta con saber unas cuantas cosas sobre él. Tenemos que llegar a
conocer la personalidad de Jehová y admirar sus cualidades y sus obras. Así podremos
amar lo que él ama y odiar lo que él odia. Durante esta asamblea, fíjese en cosas que le
gusten de Jehová y que le acerquen todavía más a él.

Segundo, hablaremos de cómo estar en paz con otros. El hogar debe ser un
refugio donde la familia esté en paz. Pero no basta con no discutir, debemos poner las
necesidades de nuestra familia por delante de las nuestras. Como veremos en la
asamblea, esto abarca mostrarse amor y respeto, trabajar en equipo, tener una buena
comunicación y adorar a Jehová juntos.

Tercero, veremos cómo tener paz a pesar de las pruebas y de la situación


mundial. Durante el programa, viajaremos a distintos lugares del mundo para ver cómo, a
pesar de la oposición, las enfermedades, los problemas económicos y los desastres
naturales, los hermanos se ayudan de verdad unos a otros, reciben el apoyo de la
organización de Jehová y siguen adelante con sus actividades espirituales. Incluso si
nuestra vida está en peligro o tenemos problemas económicos, podemos estar seguros de
que Jehová nos ayudará a aguantar, a estar tranquilos y a tener paz mental.

Cuarto, veremos cómo disfrutar de paz para siempre. Cuando el Reino de Dios
haya logrado que la humanidad alcance la perfección, ya no habrá que seguir buscando la
paz. Salmo 72:7 promete: “En sus días el justo florecerá, y habrá paz en abundancia
hasta que la luna ya no exista”. En otras palabras, la paz durará para siempre.

Esta asamblea nos ayudará a visualizar lo que Jehová nos dará en el futuro. ¿Ven
por qué “Busquen la paz” es un buen título para esta asamblea regional? Buscar algo a
veces implica perseguirlo hasta atraparlo. Por culpa de la influencia de Satanás y de su
mundo, y por nuestra imperfección, la paz muchas veces se nos escapa. Así que tenemos
que perseguirla para que vuelva a nuestra vida.

El programa de esta asamblea nos ayudará a lograrlo. ¡Que el Dios de la paz esté
con todos ustedes ahora y para siempre! Ese es el sincero deseo de todos los miembros
del Cuerpo Gobernante, porque los amamos de verdad. Esperamos que les guste mucho
esta asamblea.
Le damos las gracias al hermano Cook por destacar algunas de las maneras en las
que esta asamblea nos ayudará a buscar la paz. Ahora repasemos brevemente el
programa de esta asamblea para ver lo que el Dios de la paz tiene preparado para
nosotros, y si lo desean pueden seguirme en su programa de esta asamblea regional.

Verán que el primer día lleva el tema “Jehová bendecirá a su pueblo con paz”.
En la primera serie de discursos veremos por qué el amor a Dios, al prójimo y a la Palabra
de Dios son la clave para lograr la auténtica paz. La lectura bíblica dramatizada trata
sobre la vida de Jacob. Como ya verán, Jacob es un excelente ejemplo que nos enseña a
seguir “buscando las cosas que fomentan la paz”. Después escucharemos el discurso “El
resultado de la verdadera rectitud será paz”, y en él veremos cómo podemos resistir
las tentaciones. Cuando un león devora a su presa, esta llega a ser parte de su cuerpo.
Pues, Satanás intenta que caigamos en las tentaciones para poder devorarnos y que
formemos parte de su mundo. Pero en ese discurso aprenderemos a rechazar las
tentaciones.

Luego, en la segunda parte del primer día, tendremos la segunda serie de


discursos de la asamblea, “La paz que Dios promete nos hace felices”. Las promesas
de paz de Jehová que se encuentran en el libro de Isaías nos animarán muchísimo. Por
ejemplo, uno de los discursos se titula “El lobo y el cordero comerán juntos”. Ahora no
se nos ocurriría darles de comer a un lobo y a un cordero juntos. Si lo hiciéramos
probablemente el lobo acabaría comiendo costillas de cordero. Pero la promesa de Jehová
en Isaías nos asegura que habrá paz entre los humanos y los animales, y que también
habrá paz entre los propios animales. La tercera serie de discursos tiene un título muy
llamativo, “Sigan la ruta que lleva a la paz en la familia”. Veremos que, a pesar de los
problemas, los matrimonios, los padres y los hijos pueden tener éxito si siguen esa ruta, la
de la paz en la familia. Después escucharemos el discurso “Apoyemos con lealtad al
‘Príncipe de paz’ ”. En este discurso recordaremos que es muy importante ser neutrales y
no tomar partido en asuntos políticos. Y, para acabar el primer día, un discurso muy
intrigante: “No se deje engañar por la paz de imitación”. Se hará un contraste entre la
paz de este mundo y la verdadera paz que Jesús les da a sus discípulos.

¿Y cuál es el tema del segundo día? Mantengámonos “sin mancha, sin defectos
y en paz”. El segundo día comienza con una serie que está pensada para que
prediquemos con entusiasmo y estemos listos para hablar de las buenas noticias de la
paz. Después seguiremos con el discurso “¡Joven, elige un camino en la vida que te dé
paz!”. Animará a los jóvenes a empezar el servicio de tiempo completo. Y, queridos
jóvenes, que no les quepa la menor duda, si hacen eso serán felices y no se arrepentirán.
Luego, veremos un vídeo en el que conoceremos a hermanos de diferentes partes del
mundo que siguen adorando a Jehová y sienten paz a pesar de las dificultades. Después,
algo que todos esperamos, el bautismo de nuevos discípulos de Jesús. En el discurso de
bautismo se animará a todos los candidatos a seguir andando “por el camino de la
paz”. ¿Y por qué? Porque no hay mejor manera de vivir.
También tendremos otras dos series de discursos con videos que muestran que
los enemigos de la paz son muy diferentes a las personas que la fomentan. Y es que hay
un contraste muy grande entre estos dos grupos de personas. Son tan distintos como el
día y la noche. En la parte uno de la producción audiovisual, veremos cómo algunos
siervos de Dios del pasado buscaron la paz y qué podemos hacer para imitar su ejemplo
cuando nosotros pasemos por pruebas en la vida. Y el día acabará con un discurso
titulado “Protejamos nuestro ‘vínculo de la paz’ ”. Aprenderemos a poner en práctica
los principios de la Biblia en vez de dejarnos llevar por nuestra cultura o las tradiciones.

El tema del tercer día es “Que el Dios que da esperanza los llene de felicidad y
paz”. En la primera serie de discursos veremos el ejemplo de siete personas que
sembraron paz y cosecharon paz. Hablaremos de José y sus hermanos, los gabaonitas,
Gedeón, Abigaíl, Mefibóset, Pablo y Bernabé, y de ejemplos de la actualidad. Esperamos
que muchas personas acepten la invitación para escuchar el interesante discurso público
titulado “¿Cómo puede hacerse amigo de Dios?”. Y es que no nacemos siendo amigos
de Dios, porque somos descendientes imperfectos de Adán. De hecho, hasta podemos
decir que nacemos siendo enemigos de Dios. A veces alguien ve un bebé y dice: “Míralo, si
es un angelito”. Pero sería más exacto decir: “Mira, es un pequeño enemigo de Dios”. Claro
que queremos a ese bebé, y además tiene esperanza, porque nuestro amoroso Creador
ha hecho posible que todo el mundo pueda reconciliarse con él. Podemos ser buenos
amigos de Dios. Y esa amistad íntima con Jehová será nuestra posesión más valiosa.
Después de ver la segunda parte de la producción audiovisual, el último discurso de esta
asamblea nos animará con una maravillosa perspectiva: “La paz universal será una
realidad”. Lo garantiza el Dios “que no puede mentir”. Por último, cantaremos juntos una
canción preciosa y concluiremos con una oración para alabar a Jehová, la fuente de la paz.

Queridos hermanos, este fue un pequeño resumen de la maravillosa asamblea


regional que el Dios de la paz ha preparado para nosotros. Y, a lo largo del programa,
veremos decenas de vídeos que muestran experiencias de hermanos en la vida real o
escenificaciones de situaciones en las que nos podemos encontrar. Ahora veremos un
vídeo que es solo una pequeña muestra de todos los vídeos que veremos durante la
asamblea.

VÍDEO

- Hola a todos... Adivinen quién acaba de entrar. Olivia. La encuesta del día: ¿se atreverá?
- No, jamás lo haría. Es una santa.
- Yo quería levantarme y destrozarles los teléfonos.

- ¿Neutral? ¿Cómo que neutral? ¡Eres un cobarde! ¡Quédate esta basura!

- Cuando estaba en Nueva York, me sentía todo el tiempo triste, no sentía paz.

- Hola a todos, soy Clara, de Happy Jewels.


- ¿No será que sientes un poquito de envidia?

- En junio de 2018, un grupo enorme de hombres armados vino a nuestra casa. Ellos
representaban los ideales que yo tenía de niño.

- ¿Tienes idea de lo que nos va a costar esto?


- ¡Y qué iba a hacer! Tú no me consultaste.

- ¿Y tu mascarilla?
- ¿Sabes cuántas personas se han contagiado? Cero.

- Cuando estás a punto de quedarte sin aire, Jehová hace algo para darte ese oxígeno que
necesitas.
- Menos mal que hicimos las paces antes de que el mundo se viniera abajo.

Y una pregunta importante para todos nosotros: ¿cómo podemos preparar el


corazón para recibir la paz de Dios durante esta asamblea? Esdras 7:10 dice que Esdras
preparó su corazón para consultar la Ley de Jehová, ponerla en práctica y enseñársela a
los israelitas. ¿Cuál fue el resultado? El versículo 11 dice que se convirtió en “un experto
en el estudio de los mandamientos de Jehová”. Y queremos imitar a Esdras, así que
¿cómo podemos preparar el corazón para todo lo que nos espera en esta asamblea?
Bueno, lo primero y más importante, orar y meditar. Si hacemos eso, nuestro corazón
estará listo, resuelto a aceptar la guía que Jehová nos dé. Y estaremos dispuestos en
nuestro interior a poner en práctica lo que Jehová nos enseñe.

Otra cosa que podemos hacer es estar muy atentos a los vídeos musicales que se
presentarán antes de que comience cada sesión de la asamblea. Estos vídeos están muy
bien pensados para preparar nuestro corazón antes de cada sesión. Se dedicó mucho
tiempo, esfuerzo y dinero para producir estos vídeos tan bonitos. Así que, mientras los
estén viendo, dejen que las imágenes y la música los preparen para la información
espiritual que vendrá después. Así que esforcémonos por estar concentrados y escuchar
con atención lo que Jehová nos enseñará. De esta manera, imitaremos al salmista, que fue
humilde y dijo en Salmo 85:8: “Escucharé lo que el Dios verdadero, Jehová, va a decir,
porque él le hablará de paz a su pueblo”. Si lo hacemos, aprenderemos a estar en paz
con todas las personas. Y así alabaremos a Jehová, el Dios de la paz, que bendice a su
pueblo con paz. Gracias a él, sabremos buscar la paz hasta que llegue el día en el que ya
no tengamos que seguir buscándola. ¿Por qué lo decimos? Piense en esto: ¿necesita
Jehová buscar la paz? ¿Tiene que esforzarse para poder alcanzarla? No. La paz
simplemente forma parte de él. Y, en el nuevo mundo, qué bonito será disfrutar de paz sin
tener que buscarla, será parte de nosotros, como sucede con Jehová. Pero, mientras tanto,
estemos decididos a seguir buscando la paz. Seguro que esta asamblea tan especial que
está a punto de empezar nos ayudará a lograrlo.
SERIE DE DISCURSOS:

El amor: la clave para lograr la auténtica paz


El amor a Dios
(Mateo 22:37; Romanos 12:17-19)

Orador: Seth Hyatt, ayudante del Comité de Servicio del Cuerpo Gobernante

¿Qué piensa? ¿Hay alguna conexión o relación entre el amor y la paz? Y, si la hay,
¿de qué manera nos ayuda el amor a conseguir la verdadera paz?

La Biblia nos ayuda a entender que sin amor es totalmente imposible conseguir la
auténtica paz. Así que queremos mostrar amor. Los que estudiamos la Biblia sabemos que
fuimos creados a la imagen de Dios, y por esa razón usted y yo podemos amar. Pero
también sabemos que vivimos en un mundo que tiene un concepto muy distorsionado de
lo que es el amor. Además, somos imperfectos, así que, si no tenemos cuidado, podríamos
entender mal lo que es el amor. ¿Cómo podemos evitar que nos pase eso? Dejando que
sea Jehová el que nos enseñe a amar. Y, si lo pensamos bien, ¿qué mejor maestro
podríamos tener? La Biblia dice que “Dios es amor”. Eso significa que Jehová, nuestro
Creador, que nos conoce mejor que nosotros mismos, que es puro amor, la
personificación del amor, está dispuesto a enseñarnos a amar.

¿Y cómo lo hace? Bueno, por medio de su Palabra, la Biblia, y también con su


propio ejemplo, que es perfecto. A medida que conocemos a Jehová, vamos aprendiendo
lo que de verdad es el amor. Y, cuando les mostramos ese amor a otros, como hizo Jesús,
empezamos a disfrutar de lo que es verdadera paz. En esta serie vamos a analizar por qué
el amor a Dios, el amor al prójimo y el amor a la Palabra de Dios son la clave para lograr la
auténtica paz.

Primero, hablaremos del amor a Dios. ¿Por qué es tan importante si queremos
tener auténtica paz? Jesús dijo algo que puede ayudarnos a responder esta pregunta. Se
encuentra en la Biblia, en Mateo, capítulo 22. Vamos a buscarlo. Mateo 22:37. Para
ponernos en contexto, en una ocasión, un hombre que tenía mucho conocimiento de la
Ley le preguntó a Jesús: “¿Cuál es el mandamiento más importante de la Ley?”. Fíjese en la
respuesta de Jesús. Le dijo al hombre: “ ‘Ama a Jehová tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el primero y el más importante de los
mandamientos”. Tenemos que amar a nuestro Dios, Jehová, es un mandamiento. Amar a
Jehová es esencial. Nuestra relación con él debe ser la más importante de nuestra vida.
Debe estar por encima de cualquier persona, de cualquier cosa. Queremos amar a Jehová.
¿Hasta qué grado? Bueno, Jesús dijo: “Con todo tu corazón”. ¿Qué significa eso? El
contexto de lo que dijo Jesús nos ayuda a entender que él estaba hablando de los
sentimientos, las emociones, los deseos de una persona. Por lo tanto, amar a Dios implica
nuestras emociones. No hay duda de eso. Pero amar a Jehová implica todavía más que
nuestros sentimientos y emociones. ¿Por qué decimos eso? Bueno, ¿qué dijo Jesús
después? “Con toda tu alma”, es decir, con todo nuestro ser. Usamos todo lo que tenemos
para alabar a Jehová y demostrarle cuánto lo amamos.

Pero aún hace falta algo más. Jesús concluye diciendo: “Con toda tu mente”. Así
que amar a Dios también implica nuestra capacidad de pensar. Estemos dispuestos a
sacar tiempo para conocer la manera de pensar de Jehová y hacer que también sea la
nuestra. Queremos pensar como Jehová piensa. Queremos entender su propósito y saber
lo que él espera de nosotros. Y queremos conocer su personalidad. Está claro que el amor
del que estamos hablando implica todo esto, nuestros pensamientos, palabras y acciones,
todo lo que somos. Y esa clase de amor hace posible que tengamos una amistad con Dios.
Y, si la tenemos, estaremos en paz con él. Así se relaciona el amor con la paz. Amar a
Jehová con todo el corazón, el alma y la mente lleva a la paz con Dios. Y, si estamos en paz
con Dios, también tendremos paz interior y estaremos en paz con las personas que nos
rodean.

¿Y por qué sucede eso? Porque, cuando amamos a Jehová, queremos imitarlo y
desarrollar las cualidades que él demuestra, por ejemplo, paciencia, amabilidad,
apacibilidad... cualidades que hacen que otros quieran ser nuestros amigos, cualidades
que fomentan la paz con los demás. Estoy seguro de que todos queremos estar en paz
con Dios. Pero algunas cosas pueden amenazar nuestra paz. Quizá estemos bajo presión.
O puede que seamos víctimas de una injusticia o que alguien nos haga algo malo, y que
eso nos robe la paz. Y ahora el asunto es ¿haremos las cosas de una manera que agrade a
Jehová? ¿O nos precipitaremos y haremos las cosas como a nosotros nos parezca mejor?

En la siguiente escenificación, fíjese en cómo ayuda a una familia un relato de la Biblia que
destaca la importancia de amar y respetar la soberanía de Jehová.

ESCENIFICACIÓN

¿Qué les pareció? Javi y Olivia están siendo presionados, Olivia por sus compañeros
y Javi en la predicación. ¿Reaccionarán de tal manera que sigan conservando la paz con
Jehová? Es una buena pregunta. Y en realidad todos tenemos que hacernos esta pregunta
cuando estemos bajo presión. Nuestro Dios siempre hace las cosas de la mejor manera.
Estamos convencidos de que su forma de gobernar es la mejor. Pero, cuando estamos
bajo presión, ya sea porque estemos siendo víctimas de una injusticia o porque nos estén
haciendo algo malo, podemos sentirnos tentados a hacer las cosas a nuestra manera. Si
hacemos eso, podemos poner en peligro la paz. ¿Qué podemos hacer para demostrar que
respetamos la soberanía de Jehová? El consejo inspirado de Romanos 12 nos ayuda.
Vayamos juntos a Romanos 12, empezaremos en el versículo 17: “No devuelvan mal por
mal a nadie”. Esto nos ayuda a entender lo que el apóstol Pablo dice después. Es posible
que nos hagan cosas malas. “No devuelvan mal por mal a nadie. Tengan en cuenta lo
que toda la gente piensa que está bien”.
Y fíjense en el 18: “Si es posible, hasta donde dependa de ustedes, vivan en paz
[busquen la paz] con todos”. Estas palabras nos ayudan a entender mucho mejor lo
razonable que es Jehová. ¿Por qué decimos eso? Porque Jehová no nos pide que hagamos
algo que no podamos hacer. No podemos controlar lo que hacen los demás, no. “Hasta
donde dependa de ustedes”. Jehová lo que nos pide es que nos controlemos a nosotros
mismos, que controlemos nuestra reacción ante los problemas y que busquemos la paz. Y
el 19 añade algo más. Ahí dice: “Amados, no se venguen, sino cédanle el lugar a la ira”.
¿Por qué? “Porque está escrito: ‘ “Mía es la venganza; yo les daré su merecido”, dice
Jehová’ ”. Así que el consejo es buscar la paz y dejarle la ira a Dios. Dejemos que él decida
si tiene que vengarse, de quién y cuándo es mejor hacerlo.

Esto es fácil decirlo, ¿pero es siempre sencillo hacerlo? No. El ejemplo del rey David
puede ayudarnos muchísimo. Aunque él no le hizo nada, el rey Saúl empezó a odiar a
David. Lo odiaba tanto que quería matarlo. Y, de hecho, en varias ocasiones intentó
asesinarlo. Durante años, David tuvo que huir de Saúl. Pero en aquel tiempo hubo varias
ocasiones en las que David tuvo la oportunidad de vengarse de Saúl. Pudo haberlo
matado. David podría haber pensado que tenía razones para hacerlo. Pero ¿no creen que
si hubiera hecho eso habría puesto en peligro su paz, especialmente su paz con Jehová?

Sabemos que sí. ¿Cómo reaccionó David? En una ocasión les dijo a sus hombres:
“Sabiendo cómo ve Jehová las cosas, jamás se me ocurriría ponerle la mano encima al
ungido de Jehová”. ¿Por qué pensó así? Porque vio el cuadro completo. No solo estaban
David y Saúl. En el cuadro estaban David, Saúl y Jehová. Y David sabía que el que tenía que
corregir a Saúl era Jehová, a su debido tiempo y a su manera. Por eso David estuvo
dispuesto a ser paciente, y se esforzó por mantener la paz: la paz con Jehová, la paz
interior y la paz con las personas que lo rodeaban. ¡Qué buen ejemplo!

Podemos estar seguros de que, si nosotros también demostramos que amamos a


Jehová respetando su soberanía y siendo pacientes, podremos disfrutar de paz, como
David. Jehová ha prometido que bendecirá a su pueblo, y lo hará dándonos su paz. Así que
estemos decididos a amar a Jehová con todo nuestro corazón, alma y mente. Y
demostremos ese amor esperando con paciencia a que Jehová actúe y respetando su
soberanía, su manera de hacer las cosas. Si lo hacemos, disfrutaremos de la incomparable
paz de Dios.

Ahora, el hermano Ralph Walls, ayudante del Comité de Personal, presentará la


siguiente parte, “El amor: la clave para lograr la auténtica paz. El amor al prójimo”.
El amor al prójimo
(Mateo 22:39; Romanos 13:8-10)

Orador: Ralph Walls, ayudante del Comité de Personal

La Biblia predijo cómo serían las personas en los últimos días. 2 Timoteo 3 dice:
“La gente solo se amará a sí misma”. ¿Está mal amarnos a nosotros mismos? No, es
normal. De hecho, el amor propio es saludable hasta cierto grado. Incluso hasta Jesús dijo:
“Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo”.

Aunque de eso hablaremos después. Pero amarse solo a uno mismo está mal y es
egoísta. Y, como nos impide amar al prójimo, se convierte en una barrera para la paz.
Algunos expertos creen que el apóstol Pablo mencionó esto al principio de la lista de 2
Timoteo 3:1-5 porque es la raíz del resto de las características negativas que le siguen. Y
estas cosas también son una barrera para la paz.

Por ejemplo, no estar “dispuestos a llegar a ningún acuerdo”, como dice 2


Timoteo 3:3, a menudo acaba en “furia, ira, gritería y palabras hirientes”. Lejos de
darnos paz, esa falta de autocontrol provoca conflictos. Por otro lado, el amor al prójimo
tiene el efecto contrario: nos da verdadera paz. Busquemos, por favor, Mateo 22:36. Uno
de los fariseos, que conocía bien la Ley, le preguntó a Jesús: “Maestro, ¿cuál es el
mandamiento más importante de la Ley?”. Jesús le respondió con las palabras del
versículo 37, que ya analizamos en el discurso anterior: “Ama a Jehová tu Dios”. Pero
ahora Jesús va aún más allá y cita un segundo mandamiento. Leamos el 39: “El segundo,
que es parecido, dice: ‘Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo’ ”. Jesús está
diciendo que los dos mandamientos —amar a Dios y amar al prójimo— van juntos.

Pero ¿a quiénes nos referimos cuando decimos “prójimo”? Por favor, busquen
Lucas, capítulo 10. Veamos cómo contesta Jesús la pregunta “¿Quién en realidad es mi
prójimo?”. Él responde claramente contando la famosa historia del buen samaritano.

En los días de Jesús, los judíos despreciaban a los samaritanos. Y Jesús aprovechó
para enseñar una poderosa lección. En la parábola, Jesús dijo que el samaritano hizo todo
lo que estaba en su mano para ayudar a un judío. Al judío lo habían atacado unos
ladrones. Y hombres de su propia nación lo ignoraron y lo dejaron medio muerto. Los que
escuchaban a Jesús debieron quedarse atónitos. Lucas 10:33, 34 dice: “Pero cierto
samaritano [...] llegó adonde él estaba y, al verlo, se conmovió profundamente. Así
que se le acercó, le echó en sus heridas aceite y vino, y se las vendó. Luego lo montó
sobre su propio animal, lo llevó a una posada y lo cuidó”. Jesús hizo entonces una
pregunta buenísima en el versículo 36. Le preguntó al hombre: “¿Cuál de los tres piensas
que se hizo prójimo?”. Y lo que dice en el versículo 37 es también para usted y para mí:
“Vete y haz tú lo mismo”.
El prójimo incluye no solo a nuestros familiares y a los hermanos de la
congregación, sino a todas las personas que vemos a diario. Es decir, nosotros amamos a
todas las personas, sin importar su raza, tribu, nacionalidad o religión. ¿Y cómo lo
demostramos? Busquemos, por favor, Romanos, capítulo 13. Como amamos a nuestro
prójimo, evitamos hacer cualquier cosa que pueda acabar con la paz. Más bien, nos
esforzamos por aplicar el consejo inspirado de Romanos 13:8-10: “No le deban nada a
nadie excepto amarse unos a otros; porque el que ama a su prójimo ha cumplido la
ley. Porque los mandamientos —‘no cometas adulterio, no asesines, no robes, no
codicies’ y cualquier otro mandamiento que haya— se resumen en estas palabras:
‘Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo’. El amor no le hace nada malo al prójimo.
Por lo tanto, el amor es el cumplimiento de la ley”. Tenemos la responsabilidad de
fomentar la paz cuando estamos con otras personas. Y, si nos tratan mal, nos esforzamos
por imitar a Jesús. Cuando lo insultaron, no devolvió los insultos. Cuando sufrió, no
amenazó a nadie. Imitar al Príncipe de Paz y al Dios de la paz nos da a nosotros paz
interior.

En la siguiente escenificación, fíjense en cómo ayudó a una familia el ejemplo de


Pablo, que demostró amor al prójimo incluso cuando lo trataron mal.

ESCENIFICACIÓN

El apóstol Pablo pudo haber aprovechado la oportunidad para vengarse del


carcelero. Sin embargo, a pesar de lo mal que lo habían tratado, él demostró amor al
prójimo. Aquello tuvo un gran impacto en el carcelero y le dio gloria a Jehová. Como somos
imperfectos, tenemos que esforzarnos mucho por desarrollar amor al prójimo. Lo que le
pasó al apóstol Pedro es un buen ejemplo de esto.

Antes de hacerse seguidor de Jesús, él no tenía trato con los que no eran judíos.
Pero después de hacerse cristiano, Dios le enseñó que aquella división entre judíos y
gentiles no podía seguir, y Pedro lo entendió. En Hechos 10:34, 35, el apóstol Pedro dice:
“Ahora de veras entiendo que Dios no es parcial, sino que acepta a los que le temen y
hacen lo que está bien, sea cual sea su nación”. Pedro hasta se quedó en la casa de
unos gentiles durante días. Y a menudo comía con cristianos que no eran de origen judío.
Sin embargo, 13 años más tarde, cuando estaba en Antioquía, Pedro de repente
dejó de asociarse con los cristianos gentiles. ¿Por qué? Porque tenía miedo de lo que
pudieran pensar de él algunos cristianos judíos. Esto demuestra que los prejuicios pueden
estar muy arraigados.

Y hay que seguir esforzándose para vencerlos. Debemos ser imparciales, como
Jehová, y evitar el favoritismo. Queremos tratar a los demás como lo hace Jehová.
En el Sermón del Monte, Jesús dijo: “Oyeron que se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu
enemigo’. Pero yo les digo que amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen”.
Luego, como vemos en Mateo 5:45, él explica por qué debemos mostrar este tipo de
amor: “Así demostrarán que son hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él
hace salir su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos e injustos”.
Este amor, que es parte del fruto del espíritu, es muy diferente al tipo de amor que
se ve en este mundo. Se basa en algo muy superior. Jesús dijo que hasta los pecadores
aman a quienes los aman. Pero, si queremos demostrar que somos hijos de nuestro
“Padre que está en los cielos”, debemos ser diferentes. Recibamos con gusto a otros, tal
como Dios y Cristo hicieron con nosotros. En Romanos 15:7, la Biblia nos dice:
“Recíbanse con gusto [...], tal como el Cristo también los recibió [...] a ustedes”. La
palabra griega que se usa aquí transmite la idea de recibir a alguien con hospitalidad,
como cuando uno recibe a sus amigos en su casa.

Los prejuicios se vencen con mucho amor. Recordemos que hace un tiempo todos
éramos unos extraños. Estábamos alejados de Jehová. Pero él nos atrajo con las “cuerdas
del amor”. Cristo nos recibió con gusto. Él nos abrió la puerta para que pudiéramos ser
parte de la familia de Dios. Si Jesús nos aceptó con gusto a nosotros con lo imperfectos
que somos, ni siquiera debería pasársenos por la mente rechazar a nadie.

Queridos hermanos, a medida que se acerca el fin, podemos esperar que los
prejuicios, las divisiones y los conflictos aumenten cada vez más en este sistema. En
cambio, los siervos de Dios buscamos “la sabiduría de arriba”, que es imparcial y fomenta
la paz. Somos felices, porque tenemos muy buenos amigos de diferentes países,
aceptamos las diferencias culturales y hasta estamos dispuestos a aprender otros idiomas.
Cuando hacemos eso, la paz fluye “igual que un río”, y la justicia “como las olas del mar”.
Hacemos “el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos”.

El amor al prójimo nos motiva a hacer sacrificios por los demás y a anunciar las
buenas noticias a todo el mundo. Nuestro Amo, Jesús, dijo: “Este es mi mandamiento:
que se amen unos a otros tal como yo los he amado”. ¿Qué bendiciones tendremos por
amar al prójimo? Jesús contesta esta pregunta en Juan 15:8-10. La primera: “Esto
glorifica a mi Padre: que den siempre mucho fruto y demuestren ser mis discípulos”.
Segunda bendición, versículo 9: “Igual que el Padre me ha amado a mí, yo los he amado
a ustedes; permanezcan en mi amor. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán
en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos del Padre y permanezco en
su amor”.

El hermano Ciranko, ayudante del Comité de Redacción, presentará la última parte,


“El amor: la clave para lograr la auténtica paz. El amor a la Palabra de Dios”.
El amor a la Palabra de Dios
(Salmo 119:165, 167, 167)

Orador: Robert Ciranko, ayudante del Comité de Redacción

¿Puede imaginarse una colección de 40 millones de libros? Llenarían más de 1.300


kilómetros de estanterías. Justo eso es lo que podemos encontrar en la que hasta ahora es
la biblioteca más grande del mundo, la Biblioteca del Congreso, en Washington D. C., en
Estados Unidos. De entre todos esos millones de libros, ¿cuál diría que es el más
importante? Dejemos que el apóstol Pablo responda esta pregunta. En 2 Timoteo 3:15, él
habló de “los santos escritos”, que pueden darnos “la sabiduría necesaria para la
salvación por medio de la fe en Cristo Jesús”. Sabemos que se refiere a la Palabra escrita
de Dios, que conocemos como la Biblia. Este libro contiene la sabiduría que necesitamos
para conseguir la salvación. Y eso lo convierte en el libro más importante de la Tierra.

Pero ¿cómo puede un libro tener un impacto tan grande en una persona?
Hablando sobre los libros y sus autores, el escritor Gilbert Highet dijo una vez: “Los libros
no son montones de papel sin vida, sino mentes vivas en los estantes. Cada uno tiene su
propia voz. [...] Así que, cuando sacamos uno de ellos y lo abrimos, podemos escuchar la
voz de un hombre, el autor, atravesando el espacio y el tiempo, dejándonos ver lo que hay
en su mente, en su corazón”.

Cuando sacamos este libro, la Biblia, del estante y lo abrimos, podemos escuchar la
voz de su Autor, Jehová. ¿Y nos dice Jehová lo que hay en su mente, en su corazón? Por
supuesto que sí. Por ejemplo, en Jeremías 29:11, Jehová nos dice: “Sé muy bien lo que
tengo en mente para ustedes [...]. Quiero que tengan paz, no calamidad. Quiero darles
un futuro”. Y, en Proverbios 27:11, Jehová nos dice: “Sé sabio [...] y alegra mi corazón
para que yo le pueda responder al que me desafía”. Qué agradecidos estamos de
que Jehová nos haya dado su valiosa Palabra, la Biblia, que nos cuenta lo que él piensa y lo
que siente, que nos acerca a él, que nos enseña cómo conseguir la vida eterna.

Como amamos a Jehová, también amamos y valoramos lo que él nos dice en las
páginas de su Palabra escrita. Y es así como se sintió el salmista que escribió el Salmo 119.
Por favor, busquen en su Biblia Salmo 119:161. La última parte dice: “Pero tus palabras
despiertan reverencia en mi corazón”. Vamos a leer también los versículos 167 y 168:
“Hago caso de tus recordatorios, los amo profundamente. Obedezco tus órdenes y tus
recordatorios porque estás al tanto de todo lo que hago”. Para este escritor bíblico, las
órdenes de Dios y sus recordatorios no eran una fría lista de leyes y decretos. Y estamos
seguros de que no los consideraba una carga. Él sabía que son el fundamento para tener
una vida feliz. Por eso, no solo quería conocer las órdenes de Dios, sino que deseaba
seguirlas, obedecerlas. El salmista creía que lo que más vale la pena estudiar es la Palabra .
de Dios y que los que conocemos sus órdenes y sus recordatorios somos mucho más
sabios que los que saben de todo menos de la Palabra de Dios. Veamos qué más escribió,
en el versículo 165: “Los que aman tu ley disfrutan de abundante paz; nada será un
obstáculo para ellos”. Esta es una de las principales razones por las que amamos la
Biblia.

Si seguimos lo que dice, conseguimos auténtica paz. Todo el mundo desea tener
paz en su vida. Y las páginas de la Biblia nos ayudan a obtenerla. Por eso nosotros
seguimos lo que dice la Biblia, incluso cuando nos enfrentamos a problemas en la vida,
problemas que podrían robarnos nuestra paz interior. Pero Jehová sabe por lo que
estamos pasando cada día de nuestra vida, y está dispuesto a ayudarnos. Si amamos y
obedecemos la Palabra de Dios, nada será un obstáculo para nosotros, ni lo que hagan o
digan otras personas ni nada que pueda pasarnos en la vida.
Pero ¿cómo nos ayuda el amor a la Palabra de Dios a evitar hacer cosas que nos quiten la
paz?

Sabemos que “toda la Escritura está inspirada por Dios”, así que la Biblia es la
mejor guía para todo aspecto de la vida. La sabiduría de Dios es infinitamente superior a la
nuestra. Leer la Biblia nos ayuda a ver las cosas desde el elevado punto de vista de Dios.
Es tal como el profeta Isaías escribió en Isaías 55:8, 9. Búsquenlo conmigo, por favor.
Isaías 55:8, 9. Dice: “ ‘Porque mis pensamientos no son los [...] de ustedes, y los
caminos de ustedes no son mis caminos’, afirma Jehová. ‘ [...] Tal como los cielos están
por encima de la tierra, [...] mis caminos están por encima de los [...] de ustedes, y mis
pensamientos, de los [...] de ustedes’ ”.

Imagínese, los pensamientos y el lenguaje de Jehová deben ser muy superiores a


los de los seres humanos. Así que, cuando se comunica con nosotros, como lo hace por
medio de la Biblia, simplifica su manera de expresar lo que piensa para que podamos
entenderle. Y, cuando sabemos cómo piensa Jehová, podemos esforzarnos por pensar
como él. Leer la Biblia se puede comparar a mirarse en un espejo, porque su
mensaje tiene el poder de hacernos ver cómo somos en realidad. Y nos muestra lo
que debemos cambiar en nuestra personalidad y conducta.

En esta serie de discursos, ya hemos visto cómo funciona esto. Vimos dos vídeos
en los que una madre viuda ayuda con la Biblia a sus dos hijos adolescentes a mantenerse
firmes ante la presión de otros jóvenes que los estaban acosando. ¿Lo recuerdan? A su
hijo, Javi, lo llamaron cobarde unos chicos muy agresivos mientras él predicaba con el
carrito. Y a su hija, Olivia, sus compañeras en la escuela le estaban haciendo bullying por
no querer salir con un chico de la clase. La madre usó un relato que escribió el apóstol
Pablo por inspiración en el que se muestra cómo pudo mantener la paz en una situación
tan difícil como la de estar en prisión. Eso ayudó a Olivia y a Javi a proteger su propia paz.
Veamos cómo la madre vuelve a usar la Biblia para ayudar a Olivia a evitar hacer algo que
le pudiera quitar la paz.

ESCENIFICACIÓN
La madre de Olivia pensó en otro ejemplo de la Biblia, el de la sulamita, que fue
presionada por las jóvenes de la corte de Salomón para que ella se interesara por él. A
pesar de la presión, la sulamita se mantuvo firme. Nadie la iba a obligar a hacer algo que
ella no quería hacer. Olivia captó el punto, y se dijo a sí misma: “Si hago lo correcto, me
sentiré en paz. No van a poder conmigo. ‘Soy una muralla’ ”. Está claro que la madre
amaba la Palabra de Dios, la conocía bien, y con calma y habilidad la usó para ayudar a sus
hijos a no desanimarse o hacer algo malo.

Muchas personas hoy día no quieren ni pensar en la Biblia para que no influya en
sus vidas. Vivimos en un mundo sucio, pero nosotros nos apegamos a la Palabra de Dios.
Queremos mantenernos limpios y pensar como él. Estamos decididos a vivir de acuerdo
con sus normas. Eso es justo lo que el apóstol Pablo nos animó a hacer en Romanos 12:2.
Vamos a buscarlo, Romanos 12:2. Pablo dice: “Y dejen de amoldarse a este sistema;
más bien, transfórmense renovando su mente, para que comprueben por ustedes
mismos cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios”. La Palabra de Dios
nos da fuerzas para resistir la influencia del depravado mundo de Satanás y no caer en la
tentación de hacer algo malo. Y, cuando comprobamos por nosotros mismos que la
voluntad de Dios es buena y perfecta, nos damos cuenta de que obedecerlo es lo mejor
que podemos hacer en la vida.

Hay una relación directa entre poner en práctica lo que dice la Biblia y disfrutar de
la auténtica paz, que solo Dios nos da. Pero, para que la Palabra de Dios tenga ese efecto
en nuestras vidas, tenemos que leerla todos los días y meditar en cómo nos benefician sus
consejos. Y para eso tenemos que leerla a un ritmo que nos permita pensar en lo que
leemos. Así podremos recordar los puntos que más puedan ayudarnos.

Cuando se le preguntó a un hermano por qué leía la Biblia todos los días, él
respondió: “Si oro a Dios varias veces al día y espero que me escuche, ¿no debería yo
también escucharlo a él leyendo su Palabra a diario? Un buen amigo no habla todo el
tiempo, también escucha”.

Es interesante lo que dice, ¿verdad? Cuando leemos la Biblia, estamos escuchando


a Jehová, y así nos enteramos de cuáles son sus opiniones. Y usted, ¿permite que Jehová le
hable todos los días? Si realmente escuchamos a Dios, lo notaremos en nuestra
personalidad y nuestra conducta. Y, si nuestra paz se ve amenazada, podemos buscar la
guía de Dios en su Palabra escrita. Una profecía sobre los cristianos ungidos que se
encuentra en Isaías 54:13 dice: “Todos tus hijos serán enseñados por Jehová,
y la paz de tus hijos será abundante”. Estas palabras también son aplicables a las otras
ovejas de Cristo.

Nos alegra que los ungidos que componen el esclavo fiel y prudente, cuando
preparan alimento espiritual, como el de esta asamblea, se apeguen con lealtad a la
Palabra de Dios y nunca traten de suavizarla. El alimento espiritual que recibimos siempre
está de acuerdo con las elevadas normas morales de Jehová. Y, cuando seguimos la guía
de Dios y sus normas, podemos obtener abundante paz. Isaías también escribió otra
profecía que se está cumpliendo hoy. La encontramos en Isaías 2:2-4. Predijo que en los
últimos días personas de todas las naciones adorarían a Dios. ¿Y por qué lo harían?
Isaías dijo sobre Jehová: “Él nos enseñará sus caminos, y nosotros andaremos en sus
sendas”. ¿Y cuál sería el resultado? El profeta dice: “Convertirán sus espadas en arados y
sus lanzas en podaderas. Las naciones no alzarán la espada unas contra otras ni
aprenderán más a hacer la guerra”.

Jehová es tan bueno que está dispuesto a enseñarnos a nosotros, seres humanos
imperfectos, a conseguir auténtica paz. Y lo hace a través de su Palabra la Biblia. ¡Qué gran
honor que nuestro Dios nos enseñe! Sin importar los problemas que amenacen nuestra
paz individual, la de nuestra familia o la de la congregación, estamos seguros de que la
Palabra de Dios puede ayudarnos.

Como vimos en esta serie de discursos, si seguimos amando a Jehová, al prójimo, y


amamos la Palabra de Dios, podremos disfrutar de paz para siempre en el nuevo mundo.

Gracias, hermanos, por explicarnos cómo el amor nos motiva a buscar la paz.
Ahora podemos alabar a Jehová juntos cantando una canción. Será la canción 24, titulada
Subamos a la montaña de Jehová.

11:05 Canción 24: Subamos a la montaña de Jehová


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