Está en la página 1de 2

Al crear al ser humano, el Creador lo dotó con facultades morales, espirituales y

físicas. Además, diseñó para el hombre un ideal a seguir, basado en el orden de lo

natural. El propósito de Dios siempre ha sido la prosperidad del ser humano, una

prosperidad que abarque todas las dimensiones de la experiencia, incluyendo la

salud (3 Juan 1:2)

Con la entrada del pecado, la búsqueda por el ideal quedó en segundo plano y el

ser humano se tornó intemperante en su estilo de vida, experimentando así, la

adquisición de innumerables enfermedades que han cobrado la vida de millares de

personas. El plan de Dios es, entonces, restaurarnos al ideal. El gran regalo que

Dios nos ha dejado consiste en 8 remedios naturales: “El aire puro, el sol, la

abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimentario conveniente, el agua

y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios”. (White, Consejos

sobre la salud, 344).

Cada remedio contribuye en nuestro bienestar y provee fuerzas en el desarrollo de

nuestras actividades. Cada remedio, además, envuelve una enseñanza física y

espiritual. Resaltaré el beneficio de tres remedios naturales. El agua es el principal

líquido presente en nuestro organismo, nuestra sangre y nuestros huesos están

compuestos por ella. Por eso, se nos da la recomendación de tomar de 8 a 12

vasos de agua por día. El agua además, representa a Cristo, quien sacia nuestra

sed espiritual. El descanso es tan oportuno, como eficaz y curativo, por ello se nos

recomienda dormir mínimamente 6 horas y máximo 9. Además, se nos advierte los

riesgos de dormir tarde y su efecto negativo en las neuronas (MedlinePlus). El


descanso nos recuerda la promesa de que Dios quiere darnos reposo espiritual

(Hebreos 4).

El ejercicio genera endorfinas que nos ayudan a mantener un buen estado de

ánimo, además de que el ejercicio previene numerosas enfermedades

cardiovasculares (Centro para el control y la prevención de enfermedades). El

ejercicio nos hace recordar la analogía que usa Pablo para referirse a la vida

cristiana, esto es, la vida cristiana como una carrera, donde Pablo nos invita a

abstenerse de todas aquellas cosas que nos perjudican y correr la carrera que nos

es propuesta.

Finalmente, es el deseo divino restaurarnos a su imagen a través del uso

consciente y provechoso de los 8 remedios naturales

También podría gustarte