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La Pachamama o Mama
Pacha es la gran deidad pre-incaica entre los pueblos indígenas de los Andes Centrales de América del
Sur. La religión incaica era politeísta, dado que el Imperio Inca estaba conformado por muchas naciones o
etnias donde existía una gran cantidad de dioses andinos.
El nombre Pachamama es la mezcla de los vocablos “Mama” que es traducido como madre y “Pacha” es
un término en aimara y en quechua que significa “tierra, mundo, universo, tiempo, época”, a la vez
tiempo y espacio aunque la acepción más usual es la de tierra (por ejemplo cuando se honra a la
Pachamama se hace un rito de fertilidad para que la tierra (el terreno) de sus frutos a cambio de las
ofrendas y otros sacrificios.
Dentro de la visión holistica y cosmovisión andina es la diosa protectora de todos los bienes materiales y,
a la vez, domina el universo de lo espiritual. Por ello, simboliza al entorno del ser humano en su totalidad,
pasado, presente y futuro. Ella es todo lo que existe, el espacio cósmico, al igual que lo fueron Gaia, para
los antiguos griegos; Tonantzin para los mexicanos; Anat en la Mesopotamia y Al-Lat en los actuales
países árabes, entre otras divinidades femeninas con atributos similares y lo sigue siendo Amalur – Mari
en el norte de España.
La tradición de los pueblos originarios describe a la Pachamama como una mujer indígena, de baja
estatura, cabezota que lleva sombrero alón y pies desproporcionadamente grandes en comparación al
resto de su cuerpo, acompañada por un perro negro, un quirquincho (especie de armadillo sudamericano)
y una serpiente como lazo.
La Pachamama hace crecer las cosechas y que maduren los frutos, pudiendo conjurar heladas y plagas,
multiplicar el ganado, y dar suerte en la caza. Ella cuida de los animales silvestres, sobretodo a las crías
de las vicuñas, animales que quiere y protege de un modo especial. Todas las criaturas existentes a la par
que la humanidad sean plantas, árboles y animales son considerados hermanos, pues provienen de la gran
madre, que es la Pachamama. Ella ayuda también a los artesanos, las tejedoras y los alfareros a concluir
bien sus obras artesanales.
Según Rigoberto Paredes el mito de la Pachamama debió referirse primitivamente al tiempo, tal vez
vinculado en alguna forma con la tierra: el tiempo que cura los dolores, el tiempo que distribuye las
estaciones, fecunda la tierra. Pacha significa tiempo en lenguaje kolla, pero con el transcurso de los años,
las adulteraciones de la lengua, y el predominio de otras razas, finalizó confundiéndose con la Tierra.
Madre de los cerros y de los hombres, la Pachamama como personificación de la Madre Tierra (Gran
Madre) es la esposa de Pachacamac, dios del cielo y las nubes, ambos son los progenitores de Inti, el sol y
de Mama Quilla, la luna. En la cosmología quechua, estos son los cuatro principios de organización de la
naturaleza a base de agua, la tierra, el sol y la luna.
Pachacamac (en quechua: Pachakamaq, Soberano del mundo) era una re-edición de Viracocha, el cual era
venerado en la Costa Central del Imperio incaico. Era conocido como el dios de los temblores, y su culto
hizo un aparente sincretismo con el actual Señor de los Milagros, el cual – según la historiadora María
Rowstoroski – tiene rasgos de este antiguo dios pagano.
Pachamama aún sigue teniendo vigencia en Argentina, Chile, Bolivia y Peru. Incluso existen regiones de
Centroamérica donde se observan sus ritos, lo que indica la fuerza energética que posee el arquetipo de la
Gran Madre.
El culto a la Pachamama no pudo ser erradicado ni siquiera con la evangelización de los indígenas.
Durante todo el mes de agosto, sigue siendo tradición que las familias se reúnan y realicen el homenaje a
la Pachamama, además, se le hacen ofrendas cada vez que comienza la época de siembra y cosecha y
cuando se marca la hacienda. Se le ofrece el primer trago, el primer bocado y el primer fruto de la
recolección. En este culto participan también aquellos que profesan la fe católica. Personas de toda
naturaleza repiten una antiquísima oración incaica “Pachamama, cusiya, cusiya” (Madre Tierra, ayúdame,
ayúdame). Una veneración afectada por el sincretismo moderno de la fe (mezcla de paganismo y
creencias cristianas). En algunas ceremonias, se adora a la Pachamama a través de la Virgen María. En
Perú la Pachamama es identificada con la Virgen de la Candelaria.
Los devotos veneran a la Pachamama mediante ofrendas que se realizan a través de rituales como la
challa o pago (tributo). Se lleva a cabo durante todo el mes de agosto, y en muchos lugares también el
primer viernes de cada mes. Debido a que agosto es el mes más frío de la temporada de invierno en los
Andes del sur, la gente se siente más vulnerable a la enfermedad en este momento. Durante este mes los
pueblos andinos creen que deben estar en muy buenos términos con la naturaleza con el fin de mantener a
sí mismos, a sus cultivos y al ganado sanos y protegidos. Con el fin de hacer esto, las familias realizan
rituales de purificación por la quema de plantas de madera y otros artículos con el fin de asustar a los
malos espíritus que se cree que son más abundantes en este momento. Las personas también toman un
cierto tipo de té llamado compañero que se piensa para dar buena suerte.
El primero de agosto, es el gran día de la Pachamama, en ese día se entierra en un lugar cerca de la casa
una olla de barro con comida cocida. También se pone coca, yicta (especie de pasta), alcohol, vino,
cigarros y chicha para alimentar a la Pacha mamá. Ese mismo día hay que ponerse unos cordones de hilo
blanco y negro, confeccionados con lana de llama hilando hacia la izquierda. Estos cordones se atan en
los tobillos, las muñecas y el cuello, para evitar el castigo de la Pachamama.
Mama Pacha tiene un día de adoración especial llamado Martes de Challa (Martes de Challa), cuando la
gente entierra alimentos, lanzar los caramelos, y quemar incienso. En algunos casos, los celebrantes
ayudan sacerdotes tradicionales ( yatiris en aymara) en la realización de los ritos antiguos para atraer la
buena suerte o de la buena voluntad de la diosa, como sacrificar cuyes o ardor fetos de llama (aunque esto
ya no es común). El festival coincide con el Martes de Carnaval, también celebrado como Carnavale o
Mardi Gras. Las personas generalmente brindaban en su honor antes de cada reunión o fiesta, y se sigue
en algunas regiones andinas derramando una pequeña cantidad de chicha en la tierra, antes de beber el
resto. Este ritual se hace de forma casi cotidiana en los andes sudamericanos. Se trata de devolverle
simbólicamente algo de lo que Pachamama nos da. Cada vez que se va a sembrar, cosechar, marcar la
hacienda o correr el ganado, se cava un hoyo y en él se depositarán las ofrendas… es lo que se llama
corpachar o dar de comer a la tierra.
La siguiente es una Invocación para la siembra, recogida por M. Anaya de Urquidi y difundida por el
profesor Félix Coluccio en el Diccionario Folklórico Argentino que aquí dejo para que cada cual elija su
tonada
Jesuitas
Misiones de Chiquitos
A finales del siglo XVII comenzó la creación de las misiones jesuitas en el territorio boliviano,
esencialmente en las regiones de Chiquitos, al norteste del departamento de Santa Cruz, y en Moxos,
ubicado en el territorio del departamento del Beni.
Las misiones creadas en Chiquitos fueron:2
Misiones de Moxos[editar]
Al momento de la expulsión de los jesuitas en 1768 existían 15 pueblos en Moxos:4
Loreto (la primera, fundada en 1682 por los padres Pedro Marbán y Cipriano Barace)
Santísima Trinidad (fundada en 1682 por los padres Marbán y Barace)
San Francisco Javier
San Pedro (indígenas de lengua canichana)
Santa Ana
Exaltación
San Ignacio
San Francisco de Borja
Santos Reyes
La Magdalena (de lengua itonama)
Concepción
San Simón
San Joaquín
San Nicolás
San Martín
Existieron también dos pueblos cercanos a Santa Cruz de la Sierra: el de Desposorios (o Buenavista,
poblado por chiquitos) y el de Santa Rosa, que eran administrados por los jesuitas de Moxos, pero que se
hallaban fuera de su distrito.
Economía
Señor de San Xavier.
Tanto en la época de la colonización como en la actualidad, la región de la Chiquitanía se ha dedicado por
completo a la agricultura, ganadería, artesanía, el trabajo del cueros y de los tejidos.
En la actualidad la ganadería se ha desarrollado ampliamente, así como el procesamiento de la leche de
forma industrial en una planta industrial. La artesanía y el turismo están muy relacionados desde el
lanzamiento de las misiones jesuitas de la Chiquitanía realizado a mediados de 2004, con proyección
hacia 2016.
Los misioneros incentivaron a los lugareños a desarrollar sus habilidades en la agricultura y ganadería,
fomentando las artes manuales como el tejido, orfebrería, herrería, carpintería, escultura y pintura y la
construcción de instrumentos musicales.
Arquitectura
Coro misional.
El turismo se ha convertido en una fuente importante de ingresos en la región, mejorando las
infraestructuras. Destacan la riqueza cultural del recorrido misional y los festivales de música. Existen
además numerosos atractivos naturales, como ríos, lagunas, aguas termales, cavernas y cataratas.
Tanto las autoridades bolivianas como organizaciones sin fines de lucro llevan a cabo el
lanzamiento turístico de la zona. Desde 1996 y cada 2 años, se realiza el Festival Internacional de Música
Renacentista y Barroca Americana, organizado por la Asociación Pro Arte y Cultura (APAC), una
institución sin ánimos de lucro. A mediados de 1975 se llevó a cabo la restauración de la Iglesia de
Concepción, en cuyo transcurso se encontraron 6000 partituras de música pertenecientes a los
siglos XVII y XVIII. Posteriormente, otras 6000 partituras fueron halladas en Moxos y finalmente unas
10 000 en San Xavier. En 2006 el festival incluyó la interpretación de muchas de estas obras. La
evolución del festival es la siguiente:
El festival es realizado en diferente plazas Misionales, incluso en la plaza principal de la ciudad de Santa
Cruz. Compiten diferentes orquestas de varios países. Una de las orquestas locales es la Orquesta
Urubichá, integrada por personas nativas de las misiones y que usan instrumentos manufacturados por
ellos mismos, construcidos según los planos dejados por los misioneros jesuitas.