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AS I)EL AUTOR EN LA MISMA EDITORIAL. FRAI.{CISCO MOI.ü'[ES DE CCA

td y literatura española 258 pp. \

ttura uniuersal, 356 págs.

eratura en sus fuentes, 6L4 Págs.
a (Introducción a la filosof ía,L6g:rca y metodología de las cienci.as), 220 págs.
ria de k filosofía, 472 págs
osofía en sus fuentes, 5 92 págs.
siglos de poesía en lengua españof¿, Selección , 554 págs.
'a mexicanú, Selecci 6n, 432

;OGADAS PARA LA COLECCION

Págs.
io y Técnica de l^a literatura, 2L7 pp.
..SEPAN CUAT..{TOS,,.
ISTO IA
)yo: El asno de oro. (Veáse Longo.) ,DE LA
r. Alighieri : I'A diuina comedia. La uidn nueoa
istenes z Discurso.s. I
:eto
hez
z Manual y máximas. Marco Aurelio z Soliloquios.
Fausto. lilerther.
cio: Odas y épodos, Sátiras. Epístolu. Arte poética.
FILOSOFTA
fonte : La expedición de los diez mil. Recuerdos de Sócra-
tes, Elbanquete. Apología de Sócrates.
pist Imitación de Cristo,
;o: Dafnit y Cbe. Apuleyoz El asno de oro. *iU.00
io; Metamorfosis. DECIMAPRIMERA EDICIóN
.aro: Olímpicas, Píticas, Nemeas, Istmicas y fragrnentos de
otras obras de Píndaro, Otros líricos griegos: Arquíloco, Tir'
teo, Alceo, Safo, Simóntides de Ceos, Anacreonte, Baquílides.
Eo: Comedias: Los mellizos. El militar fanfarrón. La olla.
El gorgoio. Anfitrión. Los cautiuos
rrco z Vidas paralelas.
stio z La conjuración de Catalina, Laguerra de Jugarta. XXXII -- L07 pp.
Agustín z La ciudad de Dios.
Agust ín: Confesiones.
lrrancisco de Asís z Florecillas.
rce: 'l'ratAdos filosóficos , Cartas
: La cartuja de Parrna.
,Ilr;r|
rrnir: Los Doce Césares. XXXVII. 197 pp.
t qr: il rtal<,s. 283 pp.

'rrr-i«r: (.ir tncdias: LA andrimta. El cunuco. El atormentador EDITORIAL PORR{]A

AV. REPÚBLICA ARGENTINA, 15
r/t, .§ í tttisttttr" |,r¡s hermanos, LA suegra. Formión
I ivi,,: I )r'sr lt' l¿ lundación de Rorna. Décadas. tvtÉxlco, 2003
¡1i,, l'ttt'itl,t. ( ,t'<t lqir-crs - llucólicAs.
 {

Primera edición, 1969 BIBLIOGRAF'trA GENERAL

Derechos reservados por Fnn¡clsco I\f oNrss DE OCe

Ejército Nacional, 613, N{éxico, D' F'

,-!
Av. República Argentina, 15, 06020, México' D' F'
)

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a --..,.'/

ISBN 970-07-2727-0

rMPREso EN uÉxtm
PRfCü'[ED IN NTEXICO
 BIBI,ICGRAFÍA GHNERAL *

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rll l;rs scrt:ion<:s, rros limitatemos a consignar rlnicamente las obras --lil¡llrs, rrr¡ ;rrtf¡ r¡l<x
,'s(ril:rs ¡rr csp:tñc»I o traducidas a nuestro idioma. Aun dentro de eril:r lirnil;rrr,,rr ¡lrl¡r¡r¡os
;rrlvcr(ir rlrrt' I:r llibliograffa no pretende ser exhaustiva sino sc'k:ctila.

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 LA VUELTA A LOS GRANDES SISTEMAS

462. El siglo XX.-Aunque resulte difícil señalar por dónde pasa

la frontera que separa al siglo xx del xrx, todo el mundo está de acuerdo
en reconoc.i qr. los infoima un espíritu diferente. Apenas cruzadc el
umbral de Ia presente centuria comienza a transformarse por doquiera
el talante general. En ciencia, en filosofía, en atrte, en técnica, en polí-
tica, en religión, en todos los terrenos de la vida social se ol)€ra un cam-
bio de rumbo. El impacto cruel de la primera guerra mundial, así
como los revolucionarios descubrimientos en los camlrcs técnico.indus-
trial y social, condujeron rápidamente a ese cambio que se anuncia
también en un nuevo pathos del interrogar filosófico.
Nietzsche habia sido el ave procelaria de esta conmoción; sus pro-
nósticos sobre la invasión del "nihilismo" y su anuncio de unas "nuevas
tat¡las de valores" hallaron ahora eco y acogida. Junto a Nietzsche pue-
de escucharse el anuncio de una "crisis de la cultura" de caráctér ra-
dical en la palabra de otros pensadores, por muy diverso que pudiera
ser el concepto que sobre la naturaleza de esta crisis tuviese cada uno
de ellos.
La libertad individual, que impulsó a la edad moderna hacia un vér-
tigo de desmesurado entusiasmo, cede a la necesidad de seguridad. La
persona, cuya dignidad exaltó Kant sobre todas Jas cosas, se somete a
la organización y al trabajo en equipo. La fe en el progreso, que fue
literalmente la religión del hombre moderno, deja su Puesto al escep-
ticismo, pesimismo y nihilismo. En las páginas que siguen vamos a ex-
poner las principales corrientes de la "inversión de los valores" en al-
gunos terrenos parciales.

463. La Filosofía a comienzos del siglo XX.-EI siglo xx se hace

anunciar con resonantes descubrimientos culturales. En 1900, año d<:
Ia muerte de Nietzsche, publica Husserl el primer volumen de sus .Ir¿-
aestigaciones lógicos y el psicólogo vienés Freud da a conocet la nt¡t'v;r
interpretación de los sueños de la escuela psicoanalítica. En los <:inr.
años siguientes expone Planck la teoría de los cuantos, y Einstt'irr l;r
teoría especial de la relatividad.Huy suficierttes Tazones parir (lu('\('
iniciara una nueva época en la historia del pensamiento.
Hasta la primera contienda mundial las corrientes fil«¡srilir,rs l,rrl
cipales son el positivismo, el idealismo neokantiano y tl«'olrr'1',r'lr,rrr,, \'
las teorías vitalistas.
367
 lf ¡ll HISToRIA DE LA FILOSOI TÁ EL sIGLo xx
36$
I'llrt,tttttttsnto se revela mlly fecundo en las investigaciones de l;r se trata de una cosa ha¡to
.,,, ¡,,1,,¡'f.r. l.¿r cscuela sociológica francesa (Durkheim y Lévy-Brttltl)
disti,ta: e.s ra consideración fundamentar del
ser de Ia realidad.
u.rr.r rk'r^x¡rl ir:ar los hecho§'de la vida humana por la acción de las fuer. sino que ahr¡ra. se elabc¡ra segrlrr rur
.,.r', \()( irrl<'s. .Sus procedimientos metódicos son principalmente el estl¡- nLle\.o urétodo. La induccir,¡n
científica es limitada y sólo ."n,1,;]..',,
,l¡,r rlt'l:rs s<.¡ciedades primitivas y el método estadístico. Las tendencias simple destilación de'abstracct.;;,."..
lo probable, i, a"¿,r..ión parece
Ir.b".rro, atenernos con más fide-
¡x,sitivistrrs invaden también el campo de la psicologla, que se esfuerzÍr lidad a Io dado, ..a las .oro, ,r,r,r,,,r,..
, u ;rsirrrilar sus métodos a los de Ias ciencias naturales (psicofísica). gico de descripción pura, que sr: lr;r
S. trata del método fenomenoló_
L¿r cscuela neokantiana se empeña en seguir fielmente la inspira- serre*iir¿,,-""'lr"iilorofi, actual_
, iriu del furrdador del criticismo, sin desviarse hacia la metafísica, como 465' rntenbs de enovación--(rrrir¡rcr, :r
lri«:icran los idealistas románticos. Para la escuela de Marburgo Ia filo- la creencia de que el fi les der sigro x¡x cuncle
s«rf í:r se centra en la lógica (logicism<l) , entendida como ciencia de la ¡rcn*rnri"n,,, iii.,r,,lr(:() rro se
írtrontar los problemas quc planterrrr
('st[uctura y del valor del conocirniento intelectual. un rntento de resu
el rrrrrnclo y I
El pensador francés Bergson, uno de los filósofos que más señala-
r[:¡rnente han gravitado sobre el pensamiento moderno, imprime en sus
recraman
",. rir,,;1?.lJl'i,.m*;';:lJ:l"'i I
su renovación. Merced a Ia actividacl
¡>rimeras obras una nueva orientación a la «lescripción psicológica, al
cle íl,i
"r,o, ,,.,rhegelianismo,
larg.a procesión de ,rrrr, ,.oLr"*;;;
;rntagonizar el mundo físico, estático y cuantificado, y la fluencia cua- ll,:.9:""
tomrsmo, neovitalisrno, neo_
litativa de la conciencia. Al mismo tiempo confiere un nuevo sentido Al apoyarse en el pa lslno ' ' '
:r las investigaciones biológicas evolucionistas, al apartarlas del mecani- §ente no pretenden Lvdu
evad 1,ias pleguntas del pre-
r:ismo e incorporarlas a una nueva f<¡nna de uit,alismo metafísico. slno idores.de estos sisteriras,
ritos,
464. Nueva orientación de la Filosofía.-Por los años que siguen a fnas.
la primera guerra mundial se efectúan importantes cambios en diver- Kant, Ffegel o Tomás
sos sectores de la vida espiritttal, que influyeu de manera decisiva en rles pensadores de la fil
l¿r orientación de la filosofía contemporánea. IIe aquí algunos.
En las ciencias físicas se considera fracasado el positivismo mecani-
e san-Agustín, de Desca
fluencia ot *'"lu?irj;
cista. Desaparece la seguridad de poder determinar eI curso riguroso de
los procesos, porque ya no se acepta el que éstos se rijan por leyes ne- de Ios más señeros,
Lo que ocurre es no ha
r:esarias. EI determinismo es sustituido por la apl icación de la proba- |,
lon s()-
bilidad. Nadie duda del valor de Ia física por lo que se refiere a los Iogro^ creo. escuera
resultados prácticcs, mas todo el munclo sospecha que está en crisis por
enden estas escuelas, orientadas
(:ron, escamorear la problemática conrempor¿r"o; hacia la tracli_
lo que respecta a strs principios. (:¿trse en Ios grandes lo-;;;;;r.",
-aii..r,rrr.
es edu_
Las ciencias psicológicas desctrbren nuevas \ertientes en el ser htr- m ado pa*
.p."?rroji.
mejJr
ru¿rno. El psicaandJisis ha revelad<¡ Ia existencia del inconsciente en el
,'lla, obrener Lrna
Irr realidad a ffavés
visión L¿1
.,,,,
#,u.rdad y «te
lirndo de nuestrr¡ psiquismo.'I .ambién se dedir:an estudios a ciertos ex-
del o .omo guíu.
tnriros sentimientos, raros fentirnenos interiores que parecen abrir in-
últirnas.década.s
det sigto
cs¡>erados y turbios horizontes, inal¡ordables al conocimiento teórico. tlvesttgaciórt metafísica Il,r..,
,,,.,"1?,u;,.),:"y:.r]:I.i.^
igación merafísica -;" . xrx, cuan<tr¡ t;r
desr. en d i.I., -¡ .'r * r"-.
había desc
I

L;r psicología tiene que ampliar srrs,fronteras. La psique no es la con-

t i«:n<:ia sino que entran en ella otr'os factores pur¿lmente vitales. Se ha-
; ; ;;;ffi":; 'iá,r;;;.J:
Ti:x'J"i:i ff T,,1fi:::?:o:",".';":u:.-9r:. "iu"i,,,,u,,
(¡lLLd, La,ge,
'rclelanta que F}1
l--alt[¡-fl- nlle en su
crr Historia
,tltstori.a
Ll i ntnnn) ^ ) ^t ,.
del materialismo comb.ate (:sr.r
lrl:r ¡ror t«rdat p:rrtes de psicología pr<lfunda y de;rntropología filos<ifica. ,lc'nci
Al csfurnarse el mi.to de la ciencia ¡ratural, cr¡nsiderada como inmu- 3, 3,1'Í' u",1#?i:,,* "jli l,iu^";
;;;i';i;:;#tiffii:,,'''i, l, r r.r
lJ.,','
¡

g",g: r,,, l'i-r""*p,,gnables *ar.,Jlili i.i,l:l',

r;rlrlt'y rini«:ir forma de saber, recobra su independencia la fiüosofía. No r: r: 1:1,.:l^§l:_Ir,nq,
ía del conocimi r?, hi:"'Til.
('s. (()nr() ¡rretendía.el positivismo, la r:ontinuar:i<itr cleficiente de la cien- :::::':- gran, Y**: 9: i" Ei;;;;;r, His"" ::;;,,:':', l;,',
';tmente eI regresó ;;:i;i
( r.r ('n l«rs lrot izorttes de la c«ltrietrrt'¡t, rnris all¡i rle !<¡s heclros, sin«t qrrc ;:::1.,^:]
listas l.^ff ,.^,11 y ziiil xant.
cor,o Flelrnholtz
A.dhiérense a euos
ner, q,iienes desprenden de sus
;;" ;:.:,';;,' :

inveltis
 HISTORIA DE
I,I'
n, . , {,rr ltrsir¡l¡t:s filosóficas que pare
\lrrltr¡rl ír;t¡tsc las obras que exPlican
l..,,r,rqslrt:t-g y los estudios sobre la
LA TILOSOFíA EL srcr.o xx Z7 I
en virtud de una cierta inferencia espontánea e inconsciente fundada
en el principio de causalidad o de razón suficiente. Dicho principio es
apriorístico, está fundado en la naturaleza misrna de nuestro entendi-
miento, como en la del ojo la facultad de ver la luz y el color.

468. Con los resultados de la fisiología sensorial de Müller y Helm-

holtz, de acuerdo con la cual no pueden ser las sensaciones sino signos
hoPenhauer contribuYe a su trlull
subjetivos de las cosas externas, enlaza Federico Alberto LeNcn (1828-
lo rlt: manera definitiva' terreno' Su común deno 1875), que vincula a ellos la doctrina kantiana de la "subjerividad" de
No todos ro, .r.oit']'tianos pisan el mismo las formas de la contemplación y de la razón, para concluir que los con-
r¡linador lo constituye el retorno al ceptos fundamentales de las ciencias naturales no son representaciones
mentales que se dirigen hacia los objetos exteriores, sino conceptos
auxiliares del pensamiento encargado de elaborar el laaterial de las
sensaciones, con los cuales se exprcsa mentalmente la legalidad y la
regularidad de su sucesión temporal. El materialismo, justifi¿ado como
método científico, no debe estirnarse a sí mismo como una forma de
trario' r !-r^-- ^ iticista fisi. conocimiento de la "cosa en sí". El a priori kantiano no fue interpre-
Cuatro tendencias cabe señalar e a axiológir 'r tado por Lange de un rnodo lógico trascendenral, sino fisiológicamen-
lógica, la metafísico realista, Ia log cto sólo srtr' te, como modalidad de la organización anímico-somática del hombre.
de Baden. Cuando ," t'ublu á"
't""-at""-inación
'le comprenderse uuf '"of -
las dos últimas citadas'
469. Neokantismo metafísico.realista.-Los filósofos pertenecientes
t .t a este grupo avanzarr hasta investigar la naturaleza misma de las cosas;
467. Neokantismo crítico-fisiológico'-Los s irr el criticismo debe completarse con el realismo, porqlle no sólo pode-
rriente idealista a.i-poti*'ismo teníá por
cie
rnr'r mos conocer lps fenómenos, sino también los noúmenos. Por lo que la
vestisaciones sobre tá fisiotogia de los ientido
kantia rio¡t metafísica es posiblg, bien que unos le atribuyan únicamente valor hi-
;il':ffiil"¿".. de iu doctrina potético y otros un valor estrictamente cientifico.
"l.""te
de la intuición Y del Pensamient lirrr Para Luis Rrnnr (1844-1924) las formas apriorísticas del pensamien-
Hermann Hrr-unoirz (lS2l- to y de la intuición fundamentan un conocimiento de objetos que, en
investigacione§ en los campls «le "il: cuanto tales. son independientes del sujeto. Un auténtico conocimienro
de los fundadores de la -psicolog lcr, objetivo sólo se da en las ciencias naturales. La filosofía como ciencia
"ley de Ia energia específica de lo ., es posible si se reduce a ser teoría y crítica del conocimiento. Solamen-
enseña que nuestras sensacrones y I sistema ¡¡r-r te junto con la razón las sensaciones constituyen la experiencia, pues al
do externo son un efecto producido por los objetos-en
e
naturaleza de todo efecto csl'i elemerlto material del conocimiento ha de añadirse el elemento formal.
vioso y.r rr,..r,,u tá"tit'iti"' Como'la Todo, aun los actos internos, son fenómenos, pero de una realidad trirs-
determinada no sólo por el agente' sl cendente. En conjunto, el mundo externo es real, pero ignoramos r¡rrr'.
tro conocimiento sensible es inca r:lase de realidad posee; sólo sabemos que es un ser real y que olrr;r
naturaleza de las cosas' Nuestras sobre nosotros. Riehl admite la metafísica únicamente a modo dt r¡rr;r
las mismas, Poseedores sólo de t:ie¡ta valoración del mundo, pues se dan valores absolutos, los «:r¡¡¡l¡.s
;rprendemos a interPretar sus uo son conocidos simplemente, sino vividos, y por lo mismo crea«los, ,¡l
,'i,r.., de manera que Produ lracerse objeto de un acto de reconocimiento que los produce.
llrs lltrevas r ^ signos (:íl'll're
re un tal sistema de
sistema de 47O. Otto LrrsMeNN (1840-1912) hizo valer la posibilidarl rtc r¡rr.r
tk' sentido únicamente lo tiene averigrrlrt' ll
tir' pues' un mundo exterlro sr'rlrr qlre se contenta con una explicación hi¡xrtr'.trr,r ,.\
r¡retafísica crítica,
cs r'ottt¡rlet,
 HTSTORTA DE LA FILOSOFíA EL srclo xx 373
I 1",
trascendentes' aun- Carga el aeento la de Marburgo en la unidad lógica del pensar, has-
('xlx'r'ic¡¡(:ia fenoménica responden realidades
rru, .rr.r ta eI extremo de que se ha podido hablar de su panlogismo, y se acerca
j',"Holll,l,*l.,;ii{ ?"'inl'i"'á
:I: |
;,' : ;: ;:: : li', :ffi
rr.rr.r;rl y la psicologla investigu'to
,'ffi xT;'* qt""ul;l"1tit' y la estética' lo que
visiblemente a Hegel. Dada su orientación lógica, manifiesta predilec-
ción por las ciencias naturales, que merecen para ella,' al lado de las
matemáticas formales, el tltulo de ciencias .lrcr antonomasia. En cam=
tlrltt: s(r' 'ro realista bio, la de Baden sitúa el valor en el centro del pensar y acapara su in-
hasta una metafísica terés la diferencia de estructura entre ciencias de la naturaleza y cien-
,,Í.'.1*;,J"#"¿:f rnm
l[:,;X*1i*1tí-vi:$l"X""X*X:,'T,%: cias del esplritu.
t,, iealidad interna que percibimos 474. Neokantismo lógico.-Los pensadores de Marburgo entienden
¡xx-o la realid la filosofía como un análisis lógico de las condiciones necesarias para
uliento corr n saber y querer. La forma de conocimiento ideal son las ciencias natu-
clc la fe nos rales. ,Saber
no es reproducir la realidad que queda fuera del conocer,
cxterno, lo mismo que- sino que el saber es la realidad misma. Tan sólo las propias leyes del
,rretafisica lleva a la rel
pensar determinan la aparición del conocimiento. I-a realidad, como tal,
cia neokantiana en sent
es un haz de relaciones lógicas. El pensamiento opera segrin categorías
inmanentes que lo determinan a priori. Verdad es, pues, acuerdo del
pensar con las categorías, falsedad es contradicción entre aquél y éstas.
Al igual que Kant, definen los marburguenses la voluntad dq un
su naturaleza' aunque
en cierto modo' to'ot"' modo puramente formal; sólo por el deber. Mas en contraste con é1, no
fenoménico' si bien és
modo de ser aa á"iJt conceden prioridad a la razón práctica, sinq a la teórica. A esto hay que
nos
aquélla, t" t'mi"o para de alguna ma
Pone añadir que su ética se muestra mucho rnás interesada por la sociedad
que la de Kant. Se interesan también mucho por la ciencia jurldica y
4TE.Lasescuelas::,*1TJ::%.1,:;-tJ-.
ji*Fff ,f ,;i,,.§:l#; se empeñan en aplicar a la jurisprudencia la interpretación formalmen-
te lógica de las ciencias, naturales.
ciPales las de Friburgo
a Kant Y la intención 476. Fundador de la escuela de Marburgo' fue Hermann CoHrx
Y sentido
tu del maes- (1842-1918), quien, cuando casi toda la filosofía alemana yacía hundi-
más allá de donde lt» da en el naturalismo y 6l ;pro§itivismo, inicia, con una nueva interpre-
sl" la sensación como
Y tación de Kant, un nuevo,sistema filosófico. Elimina de la filosofía kan-
r no es aPtehender ni tiana la "cosa en sí", piedra de escándalo para Ia ciencia, e interpretir
al de Kónigsberg en sentido puramente idealista. La gran obra de Kanr
está en su lógica señera, que es también el instrumento de la cienr:i¡r
natural. La ciencia se crea por el puro pensamiento, la moralidacl ¡xrr
con elernentos el puro querer y el arte por,,el purg sentir.
la conciencia
476. Otro profesor de Marbufgo, Pablo Neronp (1854-1924), <leserr
vuelve el logicismo segrln propias conce¡rciones..Llama "genuino errr¡rr
rismo" al idealismo trascendental, porque en la existencia ll() ri('(on()..'
notables en'
ltllto""tas nada absoluto.'fEl hecho tomado en sentido absoluto es l<¡ riltilrr,r.r
sus integrarrtes que deberla llegar el conocimienüo, y, en realidad, adonrle uul¡r.r llr'
que ulteriormente se esfueicen
as y hasta iitg*1 a
roinper en más de un ;¡s ga; es la eterna X." Da cuerPo NatorP, con ideas de Hegcl, ir lul,r ¡nr('v.r
pedagogía segrln la cual toda educación ha de hacerse elt, Ix¡r y ¡r,rr,r l.r
los de cada escuela'
; I HISToRIA DE LA FrLOS()I.íA
EL srcr,o xx ZTb

',,r,rr¡rl,¡rl. l.lr eclucación del individuo sería una abstracción. Su fil,

.,,1r r rlr l.r r<rligión discrepa de la de su maestro Cohen en que tiene :r
lr rrlr';¡ rlc la humanidad por la suprema idea religiosa. De la misrr¡;r
,r,ur('r;r (lrre es posible, y se cultiva en Ia actualidad, una psicología sirr
.rlrn;r. ;rsí también lo es una religión sin Dios.
477. Otros pensadores de esta escuela son Albert Górland, corr
r¡rrictr alcanza su cúspide la formalización del pensamiento; Karl Vor
lrirrder, que trabajó por fusionar el kantismo y eI'marxismo; Rudoll
st:rmmler y' Hans Kelsen, que aplican a la filosofía jurídica el formrr'
lisrno kantiano; Ernst Cassiier, que presta suma atención a las ciencirts
rlel espíritu y desarrolla una filosofía del ser humano, y Heinrich Knit- tos puestos por windelband, pero se areja cada vez más de
éste en di-
termeyer, quien, siguiendo con la mayor fidelidad a Natorp, da a lrr rECCriorres fundamentales, Io que Ie obrigá a diarogar con la filosofía de
filosofía una interpretación cristiána. la otras firosóficás. Rickert ve la aportación ca-
pital de L.ol
:-]11" tr(ant trrr
en ta la ,tendenciás
doctrina
uoctrlna lnorat.
rnoral. I od.a la crencia
Toda baio el juicio
ciencia está bajo
lt rectamente
los valores: juzga recramente
i de
478. Neokantismo axiológice.-Carga eI acento esta tendencia, nrr el qLle luzga
et i como se debe juzgar; siente rec-
sobre la formalización lógica de la realidad, sino sobre las distintas for-
i^--^ I t ¡
-
senrir; obra rectad.n[e. el que obra
mas en que se muestra la realidad, p2r2 Ia que resulta imposible pro-
:1.::":: :,^S":.r1""r:.".*?,"^..d.b:.
.omo se debe obrar. Toda Ia filosofía pasa a ser así teo¡ía de los
valores.
poner un esquema de conocimiento universalmerite valedero. Distill-
gue entre zonas del ser del pensamiento y de los valores' En principio, 481. A esta escuera pertenecen también Emilio r,ask, abierto a ra
hay unidad de realidad y de pensamiento, pero de hecho eI pensamien- corrienre fenomenológica; Bruno, Bauch, que ha i"t*i"á"
render un
to debe inscribirse constantemente sobre la realidad. En la medid¡r puente entre las dos escuelas neokantianas, iluminando la
cohesión dia_
léctica a través de la verdad, el varor y ra rearidad;
en que la realidad observable es naturaleza, se da este Pensamient(, er protesor
de lá realidad en las ciencias naturales, elaboradoras de leyes de vali- vard Hugo Münsterberg, trabajador iistemático de -iu'iiloroti"dedeHar- ros
dez universal, que rigen lo mismo para la naturaleza que Para el obser- valores; Juan Rehmke, que, en porémica con Rickert,
estabreció su ,,filo-
vador. En cambio, las ciencias del espiritu no elaboran leyes de validez sofía como ciencia fundamenrai", entendiendo p".'é;;;q".íir,
que son anteriores a toda. ciencia- especiar; Friti Heinemann ¡"r.,
r-rniversal y se limitan a describir hechos concretos. Mas para poder ope" y Heinz
rar con estos hechos hay que manejar una escala de valores, Puesto qu(' Heimsoeth, renombrados hisroriadorás de ra filosofá;
Aáorfo Lasson,
defensor, frenre a ra ciencia natural y ra.psicorogi, p.ríti"irta,
es inagotable lo concreto. El especialista en estas disciplinas seleccion;t der poder
de entre esa realidad inagotable lo importante. De ahí que tenga nc- creador del espíritu, y el conocido socióÍogo M"ax W.U...-
cesidad de valorar, de tasar, frente a la masa de hechos concretos.
La escuela de Baden, por su atención hacia lo concreto humano y . 482. Neohegelianismo.-De ra filosofía
glo. xrx
de la segunda mitad del si_
hacia la historia, ha influido de modo decisivo en el pensarniento con- _podríamos decir que renunciaba. u .o*pr"id"r-prr" poder dc-
finir y describir. La observación tenía prioridad ^r.n.. á
temporáneo. Ha propiciado el concepto de la multiformidad de la reali- hegelianismo buscá subvertir ese orden, restarrando d. f,.rrr..
Er ,er¡
dad y se ha esforzado en comprender de un modo filosófico la tendencia paso ra sobel rr
nía de lo absoluto sobre ro rerativo. Fr,s un esfuerzo po'.=.o-p.err<r«.r.
historicista del pensamiento moderno. Su aportación ha sido muy es por saber por qué algo es_as1 l por qué es. semejante'Ábi.i¿r,
t.irnable pura aprender a comprender al hombre en su situación coll' ,ecesariamente toda la realidad,
ar¡r.;rz:r
(:reta en el mundo y en la historia. F-rq". todo algo sólo puede (:orrr)r(..
derse del rodo visto desde la totuiidaá.
siempre se ha registrado en el idealismo el mismo
479. En el profesor do Heidelberg, Guillermo WIN»ELBAND (l84tl- l. multiplicidad a la unidad- y es er pensamiento er q.e,.,c¡vinrir.rrr,,,r,
l{)lll), es capital la distincién entre ciencias nomotéticas, o que estu' r.r rrr,,
rli;rrr leyes génerales, y ciencias idiogrdlicasr eue estudian la peculiari yjTi.r"-'",- el que descubre Ia apariencia de ra murtipri.'i«i;rrr
"¡.r,,,,,,
y r.r r,,
Iidacl de la unidad. Pero esto.r ióro posibre si er pelrs:r',rr(,rr() (.\.
rl;rrl rlc lo individual. Aquellas son las ciencias de la traturaleza, err qrrr' \.r ,rr
 i,lr HISToRIA rlE LA FIL()s()t'iA trL SrGLo xx 377
,1, r I ¡rr rrrr i¡ri.. l«r l)erfecto que será al final. Esto.significa que tod<r la experiencia puede aportar a un
I'r rr".il¡rr('nt() original es una participación del pensamiento absoluto. eriencia de la vida común en la so_
l',1 rrr;ixirno aporte del neohegelianismo en este período estriba en
a de la unidad de la permanencia
r.l rr'<k'scrrbrimiento del espiritu de la libertad. Descubre el espíritu n "mundo distinto" como el mun-
,'r¡ r'l nrrrndo y en el ejercicio de la ciencia, pero no se limita a interro- do rlel arte, cuyos valores completan er nuestro. El elemento común
s;rrsc sobre el modo en que el espíritu es activo en el conocimiento, a. todas estas grandes experiencias, principarmente a las estéticas y
re-
sirn rlue se em¡reña en salvar Ia contradicción entre el acto de conocer ligiosas, es la satisfacción del espíriiu, el librarle de la
contradiccién,
y lo conocido, de manera que Io conocido, se incorpore al conocer, La no por una construcción ideal, sir o por una realid.ad experimentada
r orrtradicción sujeto-objeto sólo es valedera provisionalmente. Al fin en la que todo es coherent.. lNo hay, para Bosanquet, p€nsamiento
t¡rrcda suprimida, no en el yo, sino en Ia idea suprapersonal. Puro, que no sea un pre pues la
lógica li estructura de las
483. Neohegelianismo anglonorteamericano.-Al tiempo que en
Alemania salía a vida el neokantismo, se despertaba en Inglaterra un
.uÉI"r, ;ilil;üstica de Hf"ll;
el detalle".
entusiasmo por Hegel que apenas cabía imaginar en este pueblo in-
sular, tan proclive al empirismo. Ya Coleridge y Carlyle habían exal-
tado entre sus compatriotas el idealismo de los alemanes frente al in- 860-1925) c,onstruye en Cambridge
sípido materialismo de Darwin. Y virnos que el médico de Glasgow, Ja-
rnes FI. Stirling, encendió el entusiasmo pgr Hegel, y que Green creó ::,Í:, #:f,.,,.: J*:" #,ix :fi
crr la universidad de Oxford una fortaleza para el hegelianismo, y que
para los hermanos Caird es la dialéctica de Hegel el verdadero pulso
t us par r icul ares ; todo se expr ica
*l"r:, Tl?Í.i;,::' r'H:'rfi jn."r'.Pfi
esta perspectiva- plurarista esfuérlase Miraggá.t
del seq, la religión absoluta y la nrás acabada expresión que haya ha- po, probar racionar_
mente Ia pluralidad de exiitencias, la docdña ¿e tas 'r..r.rr.ru.iones.
Ilado jamás el Cristianismo.

484. Conspicuo representante del neohegelianismo inglés es Fran- 487. En la universidad de Harvard elpone
(lg55_
cis Herbert Bne»rrv (1846-1924), euien t¡arrió con la psicología aso- 1916) un ideaiismo absoluro, que ha tenidé eco
sr¡fica de Le Senne, el gran idCalista t u..¿, .o,
n filo-
ciacionista, tan típica de su país. Describe nuestro ascenso a la reali- través
dad en tres etapas: El sentimiento sensible nos lleva al primel encuen- concepto activo áe la idea y del conocimiento en generar
1t
Royce'^ las -
coincidencias singulares
ve
tro corl la realidad, la inteligencia pensante deshilacha la realidad en clmunicándose en la identidad cler
puros fenómenos y el "sentimierto iuperior" nos hace vivir de inme- plano que cada una trata de actuar y que, actuando, constituye
ra co.-
<liato la realidad más allá de todas las contradicciones. Bradley explana ciencias singulares son expresio-
c'l concepto de la contrariedad de la experiencia humana, de su irrea- de la conciencia absolutá, qut:
lidad fundamental. f,a humana experiencia es un tejido de relaciones, completarlas, lás torna verdaá<-
pero toda relación es contradictoria, ya que es t¡n intento de identificar permanencia de la indiviclt¡¡rli
Io opuesto, lo diverso. La experiencia no puede considerarse, pues, sino
(:()mo apariencia; pero puesto que es apariencia reclama una realidad nitud; acenrúa er carácrer religioso'ff'1"'3ü:X,11;.XXlT:rLT'3: ::1,' :,
(:rrya característica será la no contrariedad. Se da, por consiguiente, la str conciencia un sentido u-piio.rr"rrte humano y .ro ér*.tamerrr.
lri
l{calidad como conciencia o experiencia absoluta, de la que nada se gico y racionalista.
¡rrrecle afirmar, pues todo nuestro decir y pensar implican relación y
El aspecto más popular de Ia firosofía de Royce es su doctrirr;r r¡r,,
, en-la
rr¡rrtra<li<:ción. Escepticismo y misticismo son los rasgos típicgs de la filo- ral, Que el criterio de ra fideridad es.roráu para evalu;rr.r;rr,r,
solíir dc Ilradley. ciones humanas: es buena toda acció que a lrn;r t.¡(.,r
lib¡emente elegida. Se qr. ll t;rrr..r r.lr
,ltll"¡. llcrnardr¡ BoseNqurt (1848-1923) desarrolla ideas análogas a las gida, pero Royce consi eiida .r
it r.r r, , .r ,r , ,

,lr llr:rrllcy, lx'r() se preocupa por'extraer de ellas una ética. Hace re- para juzgar Ia bondad area, t,,, l,r
l
.r,¡'r,,
 HISTORIA DE LA FILOSOFIA
llr ,¡rr, ,r(r'rt(' () vu(:lv¿r imposible la fidelidad ajena. La fidelidad a la
r,,1, lr,lr,l trirrr;rsr. t:l lnás alto criterio del iuicio moral.
Itl¡{- l,,rr I{. (}. CoruncwooD (1889-1943) parece agotarse el neohe-
'', lr.rr¡rsrrro ir¡qlés. Abandonando Ia evolución del motivo original de la
,i,n(¡(n(iir, se atiene al vieio esquema de Ia dialéctica heg_eliana. No
lr.rr c sino sustituir su tríada (arte, religión, filosofía) por uiea especu-
l,rr rrirr rrr;ts rica, en cinco momentos: arte, religión, ciencia, historia y
lrlosolí:r, creyendo responder de esta manera a las exigencias modernas
rl. urr;r rnayor adhesión a lo concreto.
Ittg.Neohegelianismo italiano.-En Italia encontramos una versión
rk'l rreohegelianismo original y llena de vida. Había despuntado ya en
l;r cscuela napolitana de Vera y Spaventa, que no consideraba el espí-
ritrr como el último momento del proceso de la idea, sino como el mis-
r¡r(, principio fundamental, la realidad misma. No se dan, como pen-
srrb:r Hegel, una lógica y una filosofía de la naturaleza, junto a la filo-
s«rfía del espíritu, puesto que no existen ni la idea ni la naturaleza
fuera de la actividad espiritual gue las reconoce: la dialéctica se desen-
vrrelve todo dentro de la actividad pensante. La filosofía es siempre y
sril<¡ filosofía del espíritu. No se admite ningún ser trascendente a Ia
t «rtrciencia pura, ni se reconoce nada incomprensible o irracional, que
rro pueda ser captado por el pensamiento al llevarlo al plano del cono-
t:imiento. Al igual que en Hegel, este proceso de la autognosis de la
rnnciencia absoluta y racional es idéntico con Ia historia de la filosofía.
En este sentido se orientan Croce y Gentile, continuando y refor-
rnando a Hegel.
490. Cnocr.-Benedetto Croce (1866-1952) puede ser considerado
como el más grandé filósofo de Italia después del Renacimiento. Ha-
llándose en la isla de Ischia perdió a sus padres y a su única hermana
;r consecuencia de un temblor de tierra. Permaneció en Nápoles desde
I UB6 hasta su muerte, salvo el año en que fue ministro de instrucción
¡rriblica poco antes del advenimiento del fascismo.
[.a idea básica de Croce es.la de un Espíritu universal que deviene
y l)r'ogresa sin cesar. La vida de este Espíritu, que abarca toda la reali-
tl¿rrl, se desarrolla circularmente en el sentido de que recorre sin cesar
sus momentos o formas fundamentales, sólo que cada vez los recorre
t'rrriqrre<:ido por el contenido de las circulaciones precedentes y sin re-
¡x'l irsc iamás, 1
l.os rrrr»nentos del Espír'itu universal son el &rte, conocimiento de
lr, ¡r;rrlir:rrl:rr; la filosofía, conocimiento Iógico de lo universal; la ¿cr¡-
tt('tt¡íil r¡ vr¡li«:i<5lr de lo particular, y la ética o volición de lo universal.
EL srcr,o xx l7g
cada momenjo o graclo «:ondiciona el subsiguiente, sin ser condiciona-
do por éste: la filosofía es condicionada por-er arte que re
proporciona,
con medio de expresión; la actividaá práciica'_econo_
mía dicionada por-el conocimienro que ia ilumina; y en
la fo I momento económico, es decir,'la fuerza y la efica_
cia de la acción, condiciona al momento ético que dirige la voluntad
prática hacia fines universales.
. El juicio perceprivo o existencial es consid.erado como juicio histó-
rico. Y croce prenuncia er fin de la filosofía teoréticu prru dar
paso a
rrna filosofía puramente histórica, a un historicismo abioluto,
cuyo ca-
rácter p_rfnio sea la mund¡tnid,ad y su criterio ra utitid,ad,. por
eso ra
acción del hombre en su calidad moral ha de hallarse adaptada
a las
circunstancias y para ello ha de revestirse de una forma estética,
es de-
cir, capaz de conectar . eficazmente con las exigencius pr*ciicas del m*
mento histórico, a la que ha de pre( eder siemfre la forma de ro econó-
r¡rico o de la vitalidad. La cuestión básica del pensamiento de croce
es
la de hallar una unidad real y din¿ mica entre todas ras formas der es-
píritu, que nunca llegan a ierrarse sobre sí mismas, sino que se hailan
siempre tensas, dialécticamente abiertas hacia las superioies,
un denso lastre de praxis, economía e historia. -á, co,
49I: Grxrrr,r.-Amigo de croce y d.urante muchos años su más des-
tacado colaborador en la revista "La critica', fue Giovanni Gentile
(187 Sólo por ias políticas se esta amisrad.
Com ro de ins priblica de M vó a cabo la
.gran de la ens n el sentido de Tras el clesas_
tre de 1944 fue asesinado en Florencia.
Para Gentile la única realidad es el pensar. El mundo entefo no es
otra cosa_que el autodesplieg*e del pensamiento. El pensamiento es el
espíritu divino que, en su autorrealizaciirn, crea el mundo. pero esr:r
autorrealización se efectúa por mediación del hombre, portador dél es-
píritu divino. El rnundo no es otra cosa que el pensar'del espíritrr <li
vino en el grado en que ha sido pensado ^por el'hombre. Todo exisrr..
p.es, en el acto de pensar del yo. El yo es siempre algo más «¡rrr. r,l
yo. individual y meramente subjetivo. Ér yo r" trár.iendá siempi. ,, ,í
mlsmo, porque en el-yo vive y obra el espíritu divino. sólo eit.<.r.s¡,í
rrtrr-que aparece en el yo es acto pruo, y por eso se ha dado a l;r f ir,,s,,
fía de Gentile el nombre de actualismo-
Quedan con esto superadas todas las filosofías, pues h:r rrr.j;rrrr,,r,
existir el acto que las vivió y tan sólo pueden ser actualizadas r.r¡ r r¡ r¡rr,,
revividas por los sujetos presentes. I-alilosofía no es ni un ('(,¡lrrrrr,,,l,
sistemas, ni un acervo de ideas, sino el acto mismo de filosol:rr lr.,r,r r
(:¿lfllente proloilgado, acto siempre actual, que se
¡r<lr.rt' r.<.rlrrr ir.rr,l,, r l,
.IIt(} HISTORIA DE LA TILOSOTíA
r..r( lu,rl¡(l;r(l cs decir, al error y a la "naturaleza estática", lo que va
,lr'¡.rrrrk» «lc ser pensable.
l.:r lr:alidad no es para contemplalla; sino ,para realizarla; él mismo
¡rrolesaba yoluntarista y antiintelectualista. Sólo el Esplritu es ver-
,.,.
rl.r<lt'r;rr¡rente real, en un acto que €s: eterno Presente, y en el que el
rrr:rl, el dolor v la muerte carecen de verdadera realidad. Existe otra
csl'era inactual, distinta del mai y del error, que es el ideal de pureza
y rle plenitud, a que va tendiendo dialécticamente el acto.
492. Neohegelianismo holandés.-En los Países Bajos halló Hegel
r¡n fiel seguidor en J. Bolland (1854-1922), que publicó las obras del
rnaestro provistas de comentarios y lo defendió contra todos los ataques
desde su cátedra de Leiden. Propende en: sus escritos hacia una sabidu-
ría del vivir que trata de hacer valer ante las cuestiones vitales de orden
práctico: la religión, la polltica. Rechaza el Cristianismo tradicional has-
ta el punto de que en materia religiosa paxece estar más cerca de la
Ilustración que el propio Hegel. En el camlno político adoptó posicio-
nes autoritarias y antidemocráticas siguiendo el pensamiento tardío de
su fnaestro. Por su magisterio hizo revivir Bolland ei interés por las
cuestiones metafísicas; sus discípulos aplicaron la dialéctica hegeliana
a diversos campos de la filosofía.
493, Neotomismo.-Suele identificarse Ia neoescolástica con el neo-
tomismo, de la que éste es una parte. Pero una parte tan principal, que
no resulta del todo injustificada dicha identificación. En la filosofía
de Santo Tomás alcanzó la escolástica medieval su más significativa y
madura realización y hacia él han vuelto los ojos los más destacados
renovadores de la escolástica en nuestra época.
Durante el siglo xvrrr parecía definitivamente muerta la escolástica;
carente de ímpetu metafísico y de comprensión hacia la ciencia moder
na, sus defensores habían sido arrollados'por }a ola de ideas nuevas. Ert
rnenester esperar un siglo todavía para que se iniciara su renacimiento.
El neotomismo funda el conocimiento de la realidad en el concurso
de la experiencia y de una elaboración interpretativa y definidora del
material empírico por el pensamiento racional. El objeto de ese cono
cimiento de Ia realidad es concebido como un mundo real; indeperr-
diente del sujeto cognoscente y de sus contenidos de conocimiento. S<¡s.
tiene la posibilidad de una metaflsica que trate de establecer una con'
cepción del mundo sobre el fundamento de' Ias ciencias particulart's.
Sotrreestima la segtrridad con que puede resolver la tatén los problem:rs
rnetafísicos de la existencia de Dios, de Ia inmortalidad y de la libertarl,
lrsí como es excesiva su desconfianza hacia las teorías de la evohlcit'¡rr.
En l¡r filosofía de los valores,' en especial de los valores morales, acepr;r
¡
EL sIGLo xx 38I
la validez objetiva de los mismos. No son producidos por el espíritu,
sino reconocidos por é1. Verdad es que no cree poder prescindir de una
garantía metafísica de su validez. Tiene Ia convicción de que sin Dios
vacilaría toda norma moral y jurídica y perderían la realidad y la vida
todo valor y todo sentido.
No merece en realidad Ia filosofía neotomista el tratamiento desde-
ñoso que en general se le prodiga, por más que su condensación lite-
raria carezca con frecuencia de atractivo, en parte a causa de su forma
seca y escolástica, en pafte como consecuencia de su inadecuado tono
polémico contra Ia filosofía moderna.
494. Le vunr¡, e SeNro TorrÁs.-El mismo viraie histórico que lle-
vó al neokantismo trajo también la neoescolástica. Y desde el principio
se pensó, no tanto ep repetir Io antiguo, cuanto en resolver los proble-
mas de la época por, los principios del pensamiento tradicional.
El primer intento importante de restauración de la escolástica se
debe a los esfuerzos dispersos de hombres como Taparelli d'Azeglio,
Liberatore, Sanseverirro, Tongiorgi, Palmieri, Zigliara,, Ceferino Gonzá-
Iez, Clemens Werner, Stoeckl y Kleutgen. Pero fue el interés de León
XIII lo que dio el espaldarazo al nuevo florecimiento, al prodigar ini-
ciativas en pro del mismo. Por encima de todas ellas está la publicación
de la encíclica Aeterní Patris, magno documento en qqe se llama cla-
ramente la atencióri sobre la señera importancia de la obra del Angé-
lico para el pensamiento católico. Aunque no excltrye otras "vías", ad-
quiere una significación central Ia del tomismo. Y esa im¡rortancia
aumentó cuando se crearon en diversos lugares centros de irradiación
de su doctrina, además de los ya existentes"
La primera fase de la restauración escolástica se caracteriza por su
tendencia tradicional y por su polémica contra el pensamiento m()der--
no. Convenía primero restablecer el contacto con las fuertes doctrinas
que debían alimentar la inteligencia, destacando su oportunidad y anr-
plitud. Las críticas y refutaciones de Ios filósofos ocupan un vasto cs-
pacio y ofrecen el mismo tono de oposición y defensa.
La segunda fase ya no se va a caracterizar tanto por su oposi«:i«irr
intransigente corno por una actitud de simpática consideración, prrrrrt;r
a espigar en la filosofía moderrta los elementos que puedan enri«lrrcr cr
al tr¡misrno añejo, rnerced al desarrollo de sus principios básicos ('r¡ (()u
formidad con las nuevas exigencias leg-ítimas y c.on los nuev«¡s y:rutl'rr
ticos'problemas. Para ello era precis«r aproximar el tomismo ir l;r r r.rr
cia y abrirlo,a Ia exigencia critica.
495. I-e nscuere »n l-overNe.-L¿r firndación del Inst itr¡l,r rlt l'r1,,
a ]os esfuerzos clel rn:is tarrlc r rrr rlcr¡.rl l)r.'.r
s«lfía cle L<¡vaina, clebido
ilt" HrsroRIA DE LA FILosoFí^
,1, r r,r\lrrt io (lu5 I-l{)26), representa uno de los momentos más im-
1,,'rr.rrr('s t'n cl florecimiento de Ia neoescolástica. Mercier no busca ex-
l!,'n('r un "¡r:rlcotomismo", sino un "neotomismo". "No se pretenda actr-
,rur()s y;r rnás de dirigir nuestras miradas hacia el siglo xrrr, como si
¡,r,'t< rrtlii'ramos hacer retroceder al espíritu humano varios siglos, o asen.
r.rr <lt:s¡rtiticamente el triunfo del tomismo sobre las ruinas del pensa-
nricr¡tr¡ moderno." Habia estudiado con Wundt psicologla experimerrtal
y:rlrrió en Lovaina un laboratorio de la misma. Con este nuevo espí.
r itrr ftre escrita su Psicología.
La revaloración del tomismo adquiere importancia capital en est('
( cntro, a causa de la multiplicidad de los ffabajos y de puntos de vista
desde los cuales se realiza Ia tarea principal. Se trata de impulsar una
filosofía que, bebiendo en la tradición clásica escolástica, no olvidar;r
ni el progreso moderno ni tampoco la complejidad histórica misma del
rnovimiento escolástico. De ahí que la profundización en los temas clá-
sicos tradicionates se diera la mano con los estudios de historia de l:r
filosofía medieval (como los de Mauricio de Wulff), con los trabajos
de psicología experimental (como los de A. Michotte) y con la discrr-
sión y análisis de las actividades filosóficas contemporáneas, desde lir
fenomenología y la lógica matemática hasta el existencialismo.
Las nuevas generaciones de lovainienses representan una atrevid:r
evolución respecto a las precedentes: en no pocos puntos fundamentlr
les es repensado, criticado y modificado el neotomismo de Mercier. N,,
dejan de ser metafísicas en el sentido clásico del término; su punto (1.'
partida es la noción d,el ser, cuyo conocimiento no se puede reducir :r
la simple abstracción. El ser tiene el primado sobre eI conocer y derr
tro del conocer, el orden real lo tiene sobre el orden ideal. Por consi
guiente, el conocimiento tiene un carácter radicdlmente realístico. M:r'
acentúan su empeño por satisfacer las exigencias más profundas dt'l
pensamiento moderno sobre la base de un tomismo renovado, eue lto
sólo toma en cuenta su directriz aristotélica, sino también los elemt'r¡
tos platónicos que Ie son esenciales. Es el neotornismo de N. Balthas:rl,
de L. de Raeymaeker, de F. van Steenberghen.
496. L¿ nscunr,¡. n¡ MnÁN.-lrl centro del neotomismo itali:rrr,,
contemporáneo lo constituye la Universidad catélica de IVIiIán, QUe tttv.
(:<'rmo organizador y promotor a Agustín Gemelli (1878-1958). Ader¡rrir
de srr permanente interés por la psicología experimental, mantiene la cs
«:rrela milanesa dos tendencias principales: los estudios de la historia rlr
l¿r filos<¡fía ;' la profundización en eI problema crítico. f,os estrtrlir,¡
rl<'l¿r historia de la filosofía, especialmente moderna, tienen por obict,,
cxltt¡¡i¡r¿rr la evolución filosófica para determinar su valor al margctt «lc
EL srcr-o xx 383
las deformaciones que le ha infligido la historiografía- idealista. No pue-
de ser apreciada ., to autenticidad la filosofía moderna encerrándola
en las eitrecheces del método inmanentista; son muy altos y variados
los motivos que intervienen y se mezclan y sólo a-condición de no pre-
ferir ninguná puede lograrse Ia fisonomía de cada pensador y valorar
su significado histórico,
pár lo que itivo se refiere, si Ia neoescolástica
franco.belga^ se al positiyismo, a la neoescolástica
italiana le ha t el vasto movimiento de Croce y
de Gentile. Con notables variantes en cada pensador, concluye con la
condenación del principio idealista y la vuelta al principio aristotélico-
tomista del conocimiento.
Los hombres más representativos, además de Gemelli, son F. Olgiati,
E. Chiocchefti, A. Masñovo, J. Zamboni, A. Rossi y G. Tredici. Fran-
cisco Olgiati, la figura más completa de la neoescolástica italiana, re-
duce a dos las notás fundamentales que la diferencian de los tomistas
de los demás países: eI sentido más vivo y comPrensivo de Ia historici-
dad, y la intrinsigencia más absoluta en todo lo que respecta a la me-
tafísica de Santo Íomás. Cree poder delinear el significado de toda la
filosofía moderna, no ya sobre la base de una doctrina gnoseológica,
sino sobre la base de una concepción metafísica, de la concepción feno-
menista de lo real, precisamente, cuya Progresiva conquista determi-
naría la fisonomía peculiar del pensamiento moderno en ielación con
el pensamiento medieval, que concibe la realidad como ser'
4g7. MtnrrerN.-Entre los tomistas franceses es indudablemente
|acques'Maritain (1882) la figura más cornpleja _y dgsc.ollante. Llegado
,it citoticismo a través áel beigsonismo, cala en lo íntimo del espíritu
rnoderno, amalgama de idealismo y de cientismo, y le señala como fe-
rned.io para su áal el tomismo más depurado. Hlce gala de una aptitud
,,xcepcitnal para exponer los problemas históricos y contemporáneos,
;ndividuales y socialis, en términos tomistas, lo que Ie permite-Poner
:¡l descubierto los lazos que unen los fenómenos históricos al orden sr¡-
de l;r
l)ratemporal. Desde.rtoi prrrtos de vista, sostiene que el valor
en un orden que h,1 sido creado
i,"rrorá humana se halla airaigado ¡x,r'
ilior y que a Dios vuelve. Reionoce a Ia Iglesia catolica como univcr
,,,1, súpránacional e intemporal, pero tiende a despojar de todo r()trrrrrr
ri,:ismá lo que pide qrre ie le iespete. Insiste en qu_e no es l¿rrrt(, l,r
,r'rnsión de los élegidos cuanto el refugio de los pecadores.
I.as contradicciónes entre la fe cristiana y la ciencia m(xl('llr:r \orr
rrrrputables a las ambiciones ontológicas de Descartes y de Ncwlotr; ¡'tt''
,1.,n reducirse. mas no espera que puedan Cooperar sin fricr-irilr r¡r "r
,¡rrier:r en un futtrro lejano.
 l'{ I rlrsroRlA DE LA Fil)osorí^
lr)¡{. (,r¡.sor',r.-si }Iaritain es el rnás despiert<l rnantenedor der to-
rrr\rr() ('n nt¡cstra época, Etienne G.ilson (1884) es su historiador rnás
rr,rr.rlrlr'. srr elaboración filosófica personal le ha conducido a la funda-
rrr.rrr:rr:i«'¡n de la posición realista, fundamentación de índole a la vez
"¡r,,scol«jgica y metafÍsica que, con el nombre de "realismo metódico",
s('irlx)y¿l en la intuición sensible considerada como una evidencia soblc
l;r <:t¡¿tl es posible montar la trama de los juicios existenciales.
La gnoseología de Gilson no agota todo su pensamiento filosófico.
l',stc comprende un cierto número de posiciones metafísicas, la mayor
¡r:rrte de las cuales han sido,expresadas al hilo de los numerosos traba-
.i«rs realizados por el autor en el campo de la historia de Ia filosofía me-
clieval y en el examen de la obra de los grandes escolásticos. Durantc
trn tiempo el foco de su atención metafísica fue la interpretación dc
la realidad como existencia; en los últimos años, sin embargo, ha ma-
nifestado gran interés por la posición esencialista, no sólo desde un pun-
to de vista histórico, sino también sistemático.
499. Neorealismo.-Como reacción contra el neo-hegelianismo, el
de un Brandley y el de un Bosanquet especialmente, elaboran sus doc-
trinas los neorrealistas apoyados en la méjor tradición empirista inglc-
sa. Aunque separados pór'importantes divergencias uaar.u'da n,rrr"r,,-
sos problemas metafísicos, los filósofos así catalogados no se rehusan ¡r
ser agrupados en una misma escuela.
Dando por supuesto que podemos captar directamente la realidarl
ttansubjetiva y no sólo las representaciones psíquicas, estos empiristas
recalcitrantes sostienen que nuestro conocimiento procede de la expr.
riencia y, para la mayoría de ellos, no hay otra experiencia que la se¡r.
sitile. Suelen interesarse por las ciencias de la naturaleza, cuyo métor.lo
adoptan como rnétodo filosófico. Los atraen particularmente la físir':r
y la matemática y predominan en ellos los intereses teóricos, aunque s('
hayan ocupado algünos de cuestiones éticas y reiigiosas.
Característica sobresaliente de estos pensadores es la afición a invt's
tigar problemas concretos. Mantienen una actitud antisistemática y ar;r
can con violencia y con carencia de justicia los empeños filosóficos qrr,,
les prececlieron. Cuatro grandes filósofos neorrealistas británicos sorr
.,\lexander, Moore, Russell y Whitehead.

500. Samuel Ar-nxaxurn (1859-1938) de origen australiano, expus{,

crr N{anchester una filosofía que podría definirse como un sistema rh
l)rnteísmo naturalista y evolucionista. El elemento fundamental «lt'l
r¡rurr<lo está constituido por el espacio-tiempo, por la suma de los "a«t¡rr
It'r'ir¡lir:ntos pluos". Mas el impuls<l creador hace brotar una jerar<¡rri,r
rl«'r'rr;rlirl:r<lcs: cnr:anlírrase así a una cloctrina de la evolrrción emer¡1,'tt
EL SIGLO XX 385

te, que nos hace perlsar en Boutroux y en Bergson. Del espacio-tiempo

."emerge" la variedad de las cosas. Cuatro grados del ser han surgido
hasta el presente: el movimiento, la materia, la vida y la conciencia.
Las existencias del quinto grado serán "ángeles", "dioses"; la surna
"emergencia" es Dios, fin y término de tr,da evolución. La divinidad
es el mundo entero en tanto que aspira a la divinización. El Dios de
Alexander está en constante reálización, en perpetuo devenir.

50f . Moonn.-La influencia del profesor de Cambridge, George Ed-

rvard Moore (1873) sobre la filosofía inglesa y norteamericana de hoy,
sólo se puecle comparar con la de Bergson o la de James. Está conven-
cido de que muchos problemas filosóficos son falsos problemas, que des-
aparecerían en cuanto nos diéramos cuenta con toda precisión de Ic',
que quiere decir cada uno de esos problemas, o de su planteamiento.
A este fin es de toda necesidad un análisis correcto de los términos al
trso. A la falta de un análisis exigente y de una argumentación serena
y clara atribuye Moore la contradicción errtre-tantos filósofos y el sen-
tido común. En cuauto un filósofo -y tiene presentes a los idealistas-
eutra en conflicto con el sentido común no tiene más remedio que re-
fugiarse en la oscuridad. EI sentido común es más de fiar que esa filo-
sofía nebulosa, pero no se sabe defender. Defenderlo es tarea del filri-
sofo analitrco. El sentido común ha de confiar a la filosofía la defensa
del'realismo. [,sta posición lleva a Moore a romper una lanza en pro dc,
Ia lengua familiar, tan a menudo mirada con sospecha por los filósol'«rs.
El análisis de este pensador se opone a Ia divergencia entre positi.
vismo y metafísica. La filosofía tendrá que ser siempre, de un mr¡d<r
o de otro, metafísica. No comparte, de otro lado, la opinión racionrr-
Iista de que nuestro conocer sea capaz de hacer suyo todo el objeto co-
nocido. El conocimiento trabaja siempre sobre capas subyacentes ¡r«rr
explorar y conquistar. A la pregunta de si hay. algo contesta el senti«lr¡
común sobre la base de la experiencia vital cotidiana; la ciencia a l)in-
tir de su metodología especial; el análisis tomando como punr() (l(.
partida su examen conceptual y,-ren fin, la metafísica, su sistemálir:;r
reflexión. Toda respuesta es un ahondamiento de la precedente.

5O2. Srn Btnrneu» Russrn ,(1872), procedenre de una n<¡I.¡lt: l:rn¡¡

liainglesa, no ha cesado de manifestar una actividad desbordanrt' y ;rr
daz en los dominios más diversos: Su rica y vafiada produr:ci<in Iilr.r.rrr.r
le valió el premio Nobel de literatura.
Las formas actuales de la lógica simbólica -conocida t:rrnl¡irl¡r ,,,rrr,,
lógica matemática o logistica- fueron desarrolladas por sr¡s f r¡rr,l,r,l,,r,,

Boole, Frege y Peano como rama de la matemática. La irr.rrrl¡, r,,,,rr

.t,o lógica con la lógica en general y, por ende, dc | ,r,rr( r,,r,r ,

:,.
'lll(, HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
,,,rr Lr l,¡r'ir:r lr¡(' ()l)ra del joven Russell, por los años en que, subyuga-
,1,, l,r,r <'l ¡rrr:stigio de las matemáticas, se le presentaban éstas como el
r,lr'.rl rlc l;r lilosofía, en su empeño por sentar el conocimiento sobre
r¡rr.r lr;rsc indubitable. De la época datan los Principi.a mathematica, rtna
,lc l:¡s obras capitales del pensamiento europeo en este siglo, escrita en
, r¡l;rlxlración con Whitehead
Sus profundos estudios matemáticos lo arrastraron a la filosofía del
lcrrguaje. Si es cierto que con Ias palabras queremos designar las cosas
rcales, también lo es que las palabras son signos de conceptos lógicos
(lr¡e, a manera de sírnt¡olos matemáticos, se enlazan artificialmente en
f rases por medio de las reglas de Ia grarnática. En una lengua ideal de-
biérarnos intentar descubrir aquellos elementos últimos de la realidad
que aprehendemos'inmediatamente por la percepción sensible. Sólo de-
bería haber una palabra pata cada elemento; las restantes palabras del
idiorna habrian de componerse de tales palabras elementales, de suerte
que el lenguaje todo quedaría referido a la realidad. Las palabras am-
biguas y oscuras han de ser desterradas de la lengua. Como nuestros
idiomas están muy lejos de este ideal, det¡eríamos ensayar, en un "ato-
mismo lógico", construir una lengua artificial de palabras, lo mismo
que construimos la aritmética de números fundamentales. Wittgenstein
y el Círculo de Viena han hecho suya esta concepción.
Esta idea de const¡uir lo nuevo de espaldas a la tradición y a la his-
toria, con una optimista fe ilustrada en el progreso, llevó a Russell a
una crítica en extremo osada de las instituciones históricas de la Iglesia,
el Estado, la educación, el matrimonio, etc. Con un estilo agudo y un
discurrir sin temores ni prejuicios pugna porque el hombre, liberado de
sus ilusiones religiosas, se consagre a la transformación razonada, al me-
joramiento creciente del rnundo material que nos rodea.
503. Wnrrnrrce».-Mientras Russell se deslizaba hacia el positivismo,
su colaborador en trabajos de epistemología y de lógica, A[fred North
Whitehead (1861-1947), se engolfaba cada vez más en la meta-f_ísica.
Antes de profesar filosofía en Harvard, de 1924 a 1937, enseñó mate-
máticas en Cambridg. y en Londres durante trece años.
Whitehead denuncia las actitudes irracionalistas: el filósofo se aper-
cibe de golpe de que el mundo edtá regido por leyes lógicas y por una
armonía estética. El racionalismo debe ser abierto: el filósofo tiene en
cuenta no sólo los principios descubiertos por la ciencia, sino también
las itrtuiciones más concretas de los artistas y de los genios religiosos,
a las cuales añadirá el metafísico sus propias intuiciones. Mas la meta-
físi<:¿r no podrá ser sino descriptiva: "Donde no hay ser existente, no
h;ry ftrndamento."
( l<¡n conocimiento de la física actual creó ttna modernísima filoso-
EL srcr,o xx 387
fía de la naturaleza. N'uestro mundo no consta'de sustancias ni de con-
tenidos de conciencia, sino de aconteceres. Todo acontecer es una rea-
lidad por sí; como Iá mónada leibniziana se convierte en la unidad sin-
tética hel universo. El mundo es un organismo en el que todo se halla
influido por todo, donde no puede existir ninguna relación Puramente
exterrra. Los aconteceres se crean su espacio y su tiemPo. qr, ellos acon-
tecen objetos, que sólo en ellos se haien visibles. Detrás de los objetos
de núestra percépción sensible están los objetos eternos en el sentido de
Ias ideas plátóniias, detrás de ellos está Dios, al que debemos imaginar
como inmanente y, i la par, como trascendente al mundo.
La metafísica de Whitehead se tesuelve en un sistema monista, que
niega no sólo la cartesiana "bifurcación" de la realidad en materia y
espiritu, sino también eI principio newtouiano segrln el cual es posible
definir una cosa sin explicar sus relaciones con las otras cosas del cos-
mos. Más todavía que en Russell resulta aquí primordial el problema
de las reláciones entre lós términos.
504, Neopositivismo.-El neopositivismo, llamado también empiris-
mo lógico y conaencionalismo lógico, es un movimiento filosófico-cien-
tificista surgido entre las dos guerras mundiales y que, a Punto de ex-
tinguirse como escuela, perdura como legado intelectual dentro de al-
gunos cítculos filosóficos. Remommente ha influido en el neopositivis-
mo el empirismo inglés y, con más proximidad, el empirio-criticismo
de la escuela de Avenarius, del que es inmediato continuador. Tam-
poco'ha sido ajeno a él el desarrollo de la lógica matemática y de la
física relativista.
Mantienen sus representantes la pretensión de acabar con los demás
movimientos filosóficos, estimador .á*o "especulativos", y manifiestan
constante y maniática hostilidad hacia la metafísica, en Particular haci;r
la del idealismo alemán. Glorifican al empirismo humiano, asi como al
de Mach, y propenden a una intervención rnetódica de la lógica y it
una matematización de todas las ciencias. Profesan un empirismo mtr-
cho más radical que el positivismo clásico y un agnosticismo total rt:s-
pecto de cualquier realidad en sí o cualquier objeto de conocimienlrr
que no pueda verificarse en la experiencia sensible. Los llamados l)r(t
blemas metafísicos, dicen, son pseudoproblemas, problemas plantelt«krs
y expresados en'un lenguaje tautológico carente de sentido o en t¡lt lt'lt
guaje metafórico que es expresión de sentimientos vagos y osclu'()s.
Si para el positivismo clásico se reducía la filosofía a la sistt'tn;rlir,r
ción de las ciencias, para el neopositivismo tiene aquélla tatnl¡idtt rol¡trr
función la unificación total del saber humano, pero la retlttt:t' lxrl ('r¡
tero a la lógica y la lógica se diluye en el estudio de la eslrttrltt¡¡t ltt¡
mal del lenguaje. Es eI neopositivismo un intento dt: unil'ir';¡r irirt tutr
tH[t HrsroRrA DE LA FrLosoFfA
vrrr.rl rlt'l:l
ciencia, mediante una unificación total del lenguaje que
rc.r t'x¡rresión de un fisicismo universal y exclusivo.
505. Er, CÍncur,o oo Vr"*o..-A fines del siglo pasado se creó e, la
r¡niversidad de Viena la cátedra de "filosofla de las iiencias inductivas",
qrre, en 1922, fue confiada al flsico Moritz Schlick (1882-lgBO), proce-
dente de Berlln. Del seminario de schlick salió el "círculo de viena".
Rudolf Carnap y Hans Hahn esbozaron su programa, que no tardó en
ganar la entusiasta adhesiQn de muchos filósofos y hombres de ciencia
en diversas pártes del muhdo. Miembros destacados del círculo fueron
otto Neurath, Vicktor Kraft, Karl Popper, Kurt Grelring, er berlinés
Hans Reichenbach y el polaco A. Tarski. El neopositivismá se extendi(i
rápidamente. sus pártidários procedían con enrusiasmo de sectarios. pu-
blicaban revistas y celebran con asiduidad congresos. Hoy han perdid«r
aquel empuje y han moderado sus posiciones y criterios.'
El círculo de Viena ocupa un lugar interesanre y por demás curio-
so en la filosofla del siglo xx. su empirismo y su exclusivo reconoci.
miento de las matemáticas y de las ciencias físico-químicas como cien-
cias nos retrott'ae al siglo precedente. Pero el'interéípor la lógica, en lir
que, han operado notable renovación, pone a todo tsto ,rn ácento d.
nc¡vedad y su enconado rechazo de la metafísica ha obligado al meta-
físico a cuidar con más rigor de su lenguaje. su aftín por la
iusteza p:ue-
de ser considerado como eJ impulso iniciai de un rrrreio comienzo e-n el
filosofar.
Es muy_ posible glre su estrecho camino, tan justo, se hubiera id.
ensanchando poco a poco si la escuela vienesa hubiese podido continuar.
su.evolución abruptamenre inrerrumpida; de tal posiuitiaad dio ya sus
primeros síntomas e indicios. Pero es de saber qué con el advenimiento
del riazismo al poder casi todos los integrantes áe este círculo hubieron
de emigrar, arraigando principalmente en Estados unidos y en Ingla-
terra, países clásicos del empirismo y del pragmatismo.
506. Nnoposrrrvrs¡nro ¡Ncr,És.-El positivismo lógico ha conquistaclr
ntunerosos adeptos en Gran Bretaña. t os neopositivistas inglesei sostie-
nen una teoría fenomenista de la percepción, pero sin atenerse pof lo
general a la actitud puramenre nhgativa que aspiraba a liquidaf tod«rs
los problemas firosóficos tradicion/ales. Así es como Gilbert-Ryle aplic;r
en oxford el análisis lingüístico al viejo problema de las relacionei en
tre el (:uerpo y el espíritu y como otros colegas se han ido acercando
cada vez más a las perspectivas metafísicas tradicionales.
Sir W. Cecil Dámpier reduce las matemáticas a la lógica. Adria¡r
coates precisa las metas del positivismo lógico al afirmar que er leri-
guaje engloba toda la extensión del pensamienro, de la actividad y d<.
EL srclo xx 389
los sentimientos humanos y que su e§tructura es histórica. L. St¡srrrr
Stebbing se preocupa particularmente Por la lógica simbólica, com«r los
demás neopósitivistis, hasta conveftirla en eI instrumento privilegiatkr
-y, de hecho, rlnico- del filósofo' Neopositivista declarado, fiel a los
principios originales de la escuela, Alfred J. Ayer (1910) rechaza tod<¡
io qué no es iusceptible de verificación empírica y pragmitifa._En fra-
ses co-o, "Todo io que podemos hacer es elaborar una técnica para
preyer el curso de las experiencias de nuestros sentidos y sujetarnos a
illa mientras funcione'1, o como: "Las proposiciones filosóficas no son
fácticas sino lingüí3ticas, no describen el comPortamiento de objetos
físicos o siquierá psíquicos; expresan definiciones, o las consecuencias
forma]es de definiciones. Por tanto, podemos decir que la filosofía es
una rama de la lógica", precisa sin ninguna ambigüedad su posición
antimetafísica.
507. NroposrrrvlsMo NoRTEAMERIcANo.-También en l,stados tlni-
dos es el neopositivismo la corriente filosófica más poderosa de hoy.día.
Rudolf Carnlp (1891) enseña en la universidad de Chicago, .Hans
Reichenbach (l8gl) en la de los Angeles y sus discípulos americanos
no han sido los más remisos en hacer triunfar eI ideal del Wiener Kreis.s-
En este país el positivismo lógic,r enraiza en las tendencias Pragmatis-
tas y realistas pára tomar el nourbre de empirismo científico. Se trata
de explorar el lenguaje como instrumento del conocer y del p-ensar;
toma ásí cuerpo eI viejo sueño de Lulio, de Leibniz, de Peirce y de tan-
tos otros: la }ilosofía se convierte en'lá 'iciencia unificada". Aparecetr
sin cesar trabajos especiaiizados de lógica simbóIica, de semántica g('-
neral, de .epistemología. Algunos nombres p larmente represenl;t-
tivos del "érnpirismo científico" son: Ernsi l, P. W- Bridgmarr,
Stevenso& W. V. Quine, NfcKeon, V. F. Lenzen y eI profesor de llar"
vard C. I. Lewis, quien defiende, en el marco del neopositivisrno, rrrr
"pragmatis*o concdptualista": la verdad existe a prioti en la naturll<'
,á; io pudiendo seidisociado el espíritu de la experiencia, se trata (l('
desprender la verdad gracias aI análisis de los concePtos.
una lógica entendida en un sentido rnás amplio y concretg cs l;t
llamada trlniótiro, o teoría.de los signcls -los rnás importantes <lt''1.,
cuales son los signos lingüísticos, I Ls pal El profesor de clrir;r¡¡,,
ha dividido la ca en tres partcs lrtt¡,|.r
Charles Morris ltOOt¡,
de los signos ('lrlr('\í,
rnentales: la sintáctíca, estudio de las conexiones
de Ia referencia de los sig¡ros a los obictos si1'rrrlr
la semiótica, estudio
de la relación entre los sign«rs y srr\ rtr
cados, y la pragmdtica, estudio
utilizan.
térpretes, o sea, quienes los
508. WrqcrNsrnrN'_Tanto el Clrculo de Viena (:()lll() (.| ttl|. tt.,l
neorrealismo británico sufrieron la influetr.:ia det:isiv¡r tlt'l vi.rr'''' I rr'l
'lrlll HrsroRrA DE LA FILosoFíA
r'r¡, \Vrltgcnstcirr (1889-1951); discípulo y amigo de Berrrand Russell
l'¡,r,»fcsor cn Cambridge desde 1929, donde se sintió más a sus anchas
r¡rrr crrlr'«'los com¡ronentes de la escuela vienesa. Sa Tratado, aparecido
cn l1)?2, cs un punto culminante del "atomismo lógico" propugnado
¡xrr ltussell y un allanamiento del camino hacia el neopositivismo.
Sr¡s eúseñanzas posteriores se .apartan por completo de las conteni-
rl;¡s crr el Tratado. Todo lengu¿jg es una especie de iuego que sigue
<:icrtas reglas y todos los juegos lingüísticos poseen igual valoi. Por lo
lÍrrlto, la única regla que se puede aplicar a la interpretación de uno de
cs<ts juegos es el uso que de él se hace. Como la filosofía no tiene otra
misión que analizar el lenguaje, su tarea propia será aclarar las expte-
siones en su uso corriente, no en su uso científico. Desde este punto
de vista, la filosofía se concibe y practica como una terapia: la cura o la
liberación respecto de las confuiiones lingüísticas, qu¿ es también la
cura de los problemas filosóficos en cuanto se admite que casi todos
se originan en confusiones lingüísticas, en un uso de las formas lingüís-
ticas que no es el propio del lenguaje corriente.
509. E¡, eNÁ¡-rsrs DEL LENcue¡n.-Estarnos viendo que el neopositi-
vismo -y no es la única corriente de la filosofía actui en hacer- eso-
gira en torno al lenguaje. Persigue constituir una metodología de la
ciencia mediante un riguroso análisis lógico aplicado al lenguaje, a los
términos y proposiciones de que el lenguaje consta. Conforme a sus
concepciones, toda proposición, desde el momento en. que se relaciona
con una realidad existente, se refiere exclusivamente a datos Bmpíricos
y no es, por tanto, susceptible de recibir un sentido metafísico.
En cualquier enunciado, según Schlick, "la rosa es roja" por ejem-
plo, hemos de distinguir dos cosas: de acuerdo con la párcepción o sen-
sación, la frase enuncia el conocimiento de una propiedad de una cosa
real; de acuerdo con e'I pensamien.o, la frase dice dos conceptós lógi-
cos que se unen en un enunciado o juicio áegún las reglas Se ia gramá-
tica. La investigación de las propiedades de las cosas reales pertenece
a la ciencia natural; Ia investigación de Ias propiedádes de los concep
tos lógicos y" su enlace en frases pertenece'a la filosofía. Esta no tiene
que preguntar por la realidad -eso es objeto de la ciencia natural-,
sino sólo fijar eI sentido de los enunciados de la ciencia natural, exa-
minar la no contradicción de esos enunciados y transformarlos, según
las rqglas de la lógica, en otras formas de expresión.
La filosofía no conoce Ia realidad, sino que se ocupa sólo de los
sig::os lógicos de los enunciados de la ciencia natural. A la filosofía per-
trenecen cuestiones lógióas y lingüísticas; el que pregunta por algo más
vir i)() es neopositivista. La lógica -matemática ha tomado posesión de la
r it'rr<:ia. En ello radica la distinción esencial entre el antíguo y el nuev<r
EL srcI-o xx 391
positivismo. Como la ciencia natural inquiere sobre cosas físicas y Ia
filosofía no puede emitir enunciados sobre las cosas rea,les no caben
enunciados o juicios metafísicos.
Las frases tienen "sentido" cuando son aerifi.cables, esto es, confir-
madas por la experiencia; cuando son examinables interCubjetivamente
es decir, por vaÍios sujetos; cuando son gramaticalmente,correctas. Cúan-
do no cumplen estas condiciones carecen de sentido o :§orl frases.,4pa-
rentes que deben excluirse de la ciencia. Aquí entran, todos los, gnun-
ciados de la psicología y la qsrérica, de la ética y la relig!ón. Cirnap
abogó primerarnente por la lengua de la física como lengua de la cien.
cia; después hubo de reconoc€r eu€: resulta demasiado estrech4. Hay
distintas lenguas para lzs distintas ciencias; por eso una f¡ase.puede te-
ner sentido en una lengua y carecer de él en otra. Se admite que el len-
guaje corriente basta como tal.
Wittgenstein, partiendo del supuesto de que a todas las pa.labras ha
de corres¡ronder una realidad elemental, opinaba que, eliminando las
oscuridades, se podía. hacer de la lengua un limpio espejo de Ia reali
dad. Si bien más tarde se retractó de esta opinión pa,ra ver en la len-
gua un instrumento para entendernos con nuestros semeja¡rtes :y afir-
mar que la significación de las palabras no es otra que la que tienen
concretamente en una. situación determinada. Moore invitaba a los filó-
sofos a que dijeran claramente lo que querían decir con sus palabras,
estimando que detrás de toda palabra debía haber.una realidad ostensi-
ble. Ryle prgru por demostrir qr" los problemas de la filosofía pro-
ceden únicamente de un lenguaje oscuro; una vez que la filosofía disipe
toda nebulosidad de lenguaje, desaparecen los problemas.
Russell se burla ingeniosamente de estas teorías: "Desde Tales a
nosotros, han preguntado los filósofos qué,es eI rnundo y en qué rela-
ción estamos nosotros cnn é1. Hoy, empero, se.pregunta qué charlata-
nean sob:e etr múndo los tontos." "Una filosofía pura del lgnguaje, es-
cribe, es, en el mejor de los casos, una minúscula ayuda para lexicógra-
fos; en eI peot, un rato de charla de sobremesa." Justo .es decir que ya
se está operando un'cambio en el seno del muy venido a menos neopo-
sitivismo. Algunos de sus miembros, como Strawson, rlo titubean clr
hablar de metatfsica a la antigua.

VITALISh4O. HISTORICI§MO. INTUICIOI{ISN{O
!iIO. Nietzsche.-Con Kierkegaard y con Schopenhauer, el tercer.
gran solitario del siglo xlx es Federico Nietzsche (1844-1900). Com«r
cllos, profundamente influido por relaciones familiares
-huérfano dc
padre, creció, sin dirección masculina, en medio de cinco mujeres- y
ciertamente desequilibrado como el segundo. Como Kierkegaard, se cen-
tra Nierzsche en lo concreto; pero mientras en aquél todo es intimidad
y fe, en éste adquiere expresión fanática la rebeldía contra todo 1o re-
ligioso, lo cual debe a Schoperrhauer, sino que lo que en éste era aúrr
germinal y meramente altrsivo es pensado por Nietszche hasta sus últi-
mas consecuencras.
Hijo de un ministro protestante, nació en Rócken, junro a IJeipzil¡.
Sus antepasados por ambas líneas habían sido durante generacir:nes pas
tores protestantes. Estudia filología clásica con Ritschel y profesa esr:r
ciencia en Basilea, donde traba amistad con Burckhardt y Overbeck y
visita a menudo al venerado Richard lVagner. La lectura de Schopen
hauer le había conmovido de tal suerte, que toda su filosofía posterior
no será más que una desesperada defensa contra el pesimismo de esr.
autor. I{ubo de abandonar la cátedra a causa de una grave dolenci;r
que, iejos cle entorpecer slr acrividad intelectual, parece excitarla, Rc
chaza eI pesimismo y rornpe con Wagner. Después de llevar una exis
tencia errante por diversas ciudades italianas y francesas pierde el uso
cle sus facultades rnentales, once años antes de su muerte en Weimal
'El pensamiento de Nietzsche recorre tres etapas: la esteticista) cara(
terizada por su amistad con el gran compositor y que termina con su
ruptura; la i.lustrada-positiaa, que se inicia con Hurnano, demasiado
humano y concluye con La gaya ciencia, y la filosófico-aital, a la qur
fuera determinado por I)arwin. l,as teorias del biólogo inglés esperaban
todavía su filósofo. Federico Nietzsche va a proclamar que "en est;r
hatalla que es la vida, lo que nos hacc faita ño es la boñdad sino l:r
fuerza, rrt es Ia humildad sino la voluntad de poder".
Su filosofía entera es una "transmutación de todos los valores". Pr<.
tende destruir las antiguas tablas de valores, ya que le parecen un <¡l¡s
táculo para la expansión de la vida, que es la única cosa en que crc(',
Acepta la diagnosis de Schopenhauer: la vida es dolor, lucha, destn¡«
r:i<in, crueldad, incertidumbre. Pero rechaza la renuhcia preconizada ¡xrr
;r<¡rr('l y defiende la aceptación total y entusiasta de la vida tal cual t's
l)i<irrysos es el símbolo de esta aceptación.
392
rL src¡.o xx 393
5ll. La voruNreD DE poDEx..-La vida es voluntad de poder. Su
movimiento espontáneo no es la conservación del individuo o de la es-
pecie, ni la búsqueda de placer o de la felicidad, sino la acumulación
de filerzas, su expansión y el dominio. "'I-a vida en sí misma es voluntad
de poder. . . Es esencialmente apropiación, agresión, sometimiento de
Io que es exraño y más débil, opresión, dureza, imposición de la pro-
pia forma, incorporación; por lo menos, explotación." La vida no in-
cluye ninguna tendencia ¡.rltraista. El amor misrno no es más que una
manifestación de la voluntad de poder.
I)ecir que la vida es voluntad de poder, es lo mismo que afirmar
que es devenir, movimiento, evolución. Sólo que la finalidad de la evo-
lución no es la constitución de tipos o de especies. No hay especies,
sólo hay individuos diferentes, y la finalidad de la evolución es la crea-
ción de individuos superiores. "No se trata del bien de la especie, sino
de obtener individuos más fl¡ertes; el gran núrnero no es más que un
¡nedio."
La noción de voluntad puede extenderse al universo entero. "El rrni-
verso visto por dentro, el universo definido por su carácter inteligible,
no seria otra cosa que la voluntad de poder." "El mundo ss un.mons-
truo de fuerza, sin principio ni fin, una cantidad fija «le fuerza. . . El
mundo es la voluntad de poder y nada más." f,a voluntad de vivir de
Schopenhauer se ha transformado en voluntad de poder y su finalidad
ha cambiado de sentido: se exalta la individualidad en vez de conde-
narla. Pero el procedimiento metafísico es el misrno: imaginar el mun-
do por analogía con el hombre. Y el resrrltado es idéntico: el universo
es concebido como una fuerza ciega que se desarrolla y ramifrca en in-
. dividuos.
512. Er suprnrrounnr.-Nada prueba que la evolución haya rermi-
nado con el hombre; todo induce a creer que la vida tiende a ctrear un
ser que sea respecto al hombre lo que éste es re§pecto al mono. "Iil
hombre es algo que debe ser superado", es el estribillo de Zaratustra.
Si la vida se ha remontado desde el gusano hasta el hombre acrulrl,
nosotros hemos de remontarnos de hombre actual al superhomtrrre- L;r
"plebe", el "ganado cornudo sobre el verde prado", los "muchos y rll
masiados", son sólo productos de desecho que la evolución h:r <lt.l;rrl,,
tras de sí. Son la escalera sobre la que el superhombre se rerlol)t;r ;r :in
:ritura solitaria. I-a vida es ascención, victoria; no sabe de r:orrr¡r;rsirirr
AI que se tambalea, hay que empujarlo para que caiga. El i<lt':rl t.s ( l'
sar Borgia, el hombre menos escrupuloso; tarnbién Nap<llc<irr v;rll,r ,l
rne«}io millón de franceses por año que necesitaba cn los (:urrl)" rl'
Xxrl;tlla.
 l() I HISToRIA DE LA ¡-ILos()r,.íA EL srcr-o xx 391"¡

l',1 srr¡x:rhornbre es libre. se ha liberado de los valores clel reb¿rñr, 514. TneNsrvrurncróN »r Los vAloREs.-siendo el hombre el crea-
y lr;r ;rlr.gado en sí toda clase de remordimientos. Es cread,or. Es autri dor de los valores, sl único medio de juzgar acerca de su valor será re-
n(,r¡r(), i ¿iene más ley que su voluntad.. Será quien dt, ferirlos a la vida, a la voluntad de poder. si nos colocamos en ese pun-
li¡ra etr el mal. Es el lbgi.slad,dr. lmpone por ia fuerz,, to de vista, nos daremos cuenta pronto de que todos ios valorés'común-
st¡s valo Sacrifica a los hombres sin-escrírpulo en arírs meute admitidos son obra de una humanidad degenerada. El tipo ideal
rle su p de la moral común y cbrriente existe al precio de una gran mentira
porque cierra los ojos a la realidad y no quiere ver cómo está hecha, o
cuando la ve se inclina al pesimismo, lo que equivale a renegar de la
vida.
En un principio se llamó '¡buenof' o "noble" lo que los nobles ha-
cían: dominar y castigar; "malo" habría sido lo que tenía que hacer el
El superhombre es un solitario que sábe mantener su distancia fren. pueblo: obedecer, arrepentirse, amar. Mas como e1 populachb estaba en
te a la plebe. "f .a comunidad lo hace común.t' Vive enre, am:r mayoría se vino a una fatal perversión: la plebe decraró buena su "mo-
el se juega el honor, la salud, la vida. Está a grandes ral de esclavo" y reprobable la "moral de señores". Los judíos inicia-
-riesgo,
sufrimientos y los soporta varonilmente, sabiendo qu vóluntatl ron esta revolución y la constrmaron los'cristianos. La moral nietzschea-
y que son un elemento integrante de una vida ardorosa y arriesgada. na no conoce el bien y el mal, Es bueno lo que aprovecha y malo I<r
que daña. Son virtud todas las actitudes que dicen sí a la vida y ali mun-
do. El inteligente y fuerte no se preocupa ya de las tablas de la morar
antigua, que se oponen a la marcha de la vida.
La crítica de los valores religiosos la centra en el cristianismo. "Odio
al cristianismo con un odio mortal." La cuestión de su verdad care(:(l
{9 impo¡ta¡cia; lo único que cuenta es que su moral se opone a la vida.
El cristianismo defiende una moral de esclavos, es el abógado de t<xl,
lo débil, enfermizo y decadente, envenenador de la vida y predicad.r.
de la müerte. El cristianismo ha hecho de toda verdad una menrira, «k.
todo valor un desvalor, de toda honradez una vileza. La obra de Nietzs-
che está plagada de átaques contra Cristo, el cristianismo y los crisrialros.
se refiere con menosprecio a la mujer, cuya igualdad de derc<:hrs
con el hombre no le cabe en la cabeza. como tampoco le cabe qu(' s(.
mejore la situación de los obrerós, a quienes.debe seguirse traia¡r«k,
como esclavos, sin se les concedan armas ni derechof electorales/
Nietzsche veneró al principio a wagner y lo celebró como el más El Estado es "el-que
más frío de todos los monstruos fríos". El inrtivirl¡¡,,
grande edrrcador de la humanidad. Al derrumbarse la amistad mientras grande es siempre enemigo del Estado; éste es sólo para el ganarlo rl,.
éste trabajaba én el Parsifal, le echó en cara el haber traicionado Il manada. D9 su patria y de su pueblo se expresó con no m..oirrr:s¡x.rlr,,
vida en defenso y de la compasión. que del cristianismo; el que celebra a N'ietzsche como naciorralisr:r:r1,.
Con en Nietzsc al arte. En il artc mán es que no ha leído sus obras. "Los alemanes son una r:anr¡ll;r; un,,
se p inmadurez
cido
que han permanc lse rebaja con su trato." "A los alemanes les falta una idea rl<. lr¡ vilr.,,
pasar más ntos de hádas. Los ' qu. son; pero el superlativo de 7a vileza qs qus no se avcrgii.rrr<.r¡ rlr.
ilusiones y mentiras porq ue sin esta festiv;r ser sólo alemanes." "Cuando me imagino una especie {l{r lrorrrlrrr.,¡rr,
transfiguraciirn del domingo no podrían soportar la brutalidad. de Ir¡s repugna a todos mis instintos, me sale siempre un aleln;i¡r."
rlí:rs <le trabaio" Pero él hombre maduro tiene que aguantar la vid;r El su.perhornbre juega creando, dicta valores, se mar(;r nr(.t.r\. l.r,r r
l¡rrr:¡l si¡¡ cstas formas infantiles y sin echarle Ia capa de estos,,vel.s siempre nuevos Proyectos vitales; para él no existe l¡rr r¡rr¡lrrl,, .rr.rl¡.rl¡¡
ol f rn¡licos". y lleno de sentido, al cual haya de ajustarse, sino r¡rlr. sc rr.l.rr r,,n ¡ ¡1.
 iu
HISTORTA DE LA TILOSOTfA
l(ltr
nr;rn('t'¿loriginaria y constituyente con todas las cosas, y su existir histó-
lirr¡ es creición dei rriundo. La realidad de Dios sería la contradicción
(l(. csra libertad omnímoda. Crear valores consiste en Proyectar metas
y superarlas, en destruir lo que €ra y en buscar lo que todavía no es:
í,-f,t q,r.r., iib.ru; esta es la verdadeia doctrina de la voluntad y de la
Iibertad."
515. E¡, ¡rnn¡¡o RETORNO.-En su naturaleza irracional y caótica, el
mundo mismo está dominado por la voluntad de aceptarse y afirmarse
a sí mismo. En virtud de esta'aceptación y afirmación, el devenir del
mundo se cierra en un círculo y produce el eterno retorno. El eterno
retofno es la expresión cósmica'det espíritu dionislaco por el cu{ l-a
vida se exalta y üendice a.sí misma. "Toda alegría quiere la eternidad,
qñ; t, proflnda, pr ofunda eternidad," "Todo va, todo vuelve, la
rueda de Ia existenciá gira eternamente. Todo muere, todo florece de
,rr.ro, el cielo de la üistencia prosigue eternamente." Esta idea, tan
antigua por Io menos como Hericlito, resulta un hallazgo iluminador
y ,oipr.rraente Para Nietzsche, que, la considera como su mensaje su-
afirmo
pr.*f, "Yo, Zat'aüt§tra, que af-irm.o la vida, que.afirmo el dolor'
11 .i.to eterno, eI más prbfundo de rnis pensamientos"'
cada hombre vive, muefe y renace indefinidamente, recorre
la mis-
ma serie de acontecimientos. '''Todos los estados que el mundo pue{e
alcartzar,los ha alcanzado ya' y no una vez, sino un número infinito de
le da vuel-
veces." "Hombre, tu vida es como un reloj de arena al que
se
un número
, ta$ y más vueltas; su contenido pasará de un lado a otro minuto. De
infinito de veces, separadas por il intervalo de un largo
nuevo encontrarás cada una de tus Penas y alegrías"'
La grandeza del hombre consiste en entregarse aI eterno 1.etorno, en
A;.'; nada diverso deEsloestlque-es, ni en eI futuro' ni en el pasado
"" el amor fati, del estoicismo, que hace
ni en toda la eternidad.
de la necesidad virtud, y transforma la necesidad cósmica en acto
de
al.que.sabe que forma
u..ptr.iO". El fatum, el'destino, no perturba. es la ca-
ourie de é1. EI amor fati, actitud dionisiaca an e la existencia,
lacterística del suPerhombre'
516. Dilthey.-sr wilhelm Dilthey (1833-l9lI) no creó ningún sis-
su escuela
,"rro prop,io, frl un gran incitador en muchos terrenos''A el campo de la
que descollaron en,
l)crtenecen muy impoítantes-sabios,
i,ist<¡ri¿, cle la'psicología y de la pedagogía' y en
Ia,filosofía actual se
,,irr"rrn" J,or dáquier.-las huellas Á' este gran penqador'
()r.ir,il,¡ ,1" di.b*ich del Rin, fue profesor en Basilea, Kiel, Breslarr
y licrlín. l'.rr I;t csctre.la de Droysen y de Ranke maduró para gran his-
EL srcLo xx Eg1
toriador y eso le puso en trance de descubrir la dimensión histórica de
la vida humana. Asl'como Kant, contemplando eI mundo de Gaüleo,
Newton y I-aplace, se propuso descubrir el fundamento de la ciencia
racional natural y determinar sus condiciones de posibilidad, Dilthey,
contemplando el de las grandes objetivaciones del espíritu humano, se
propone- buscar eI fundamento de las ciencias del espíritu. Quiere ha-
cer una crltica de la razón históricá.
A la concepción mecanicista del hombre como ser natutal, opone la
concepción histórica del hombre como creador de cultura. Para una fun-
dameñtación crítica de las ciencias culturales o del esplritu parte de la
conciencia, que es lo inmediato en el hombrg, Pero no de la conciencia
óonsiderada exclusivamente en su actitud cognoscitiva, sino en su ple-
na totalidad humana, abarcando lo cognoscitivo, lo volitivo, lo afecti-
vo, etc. Y no sólo de la conciencia individual, sino también de la con-
ciencia histórica, ya que sólo podemos comprender la historia desde las
vivenCias de nuestra conciencia personal, y sólo podemos comprender-
nos a rrosotros mismos en la conexión histórica con los demás.
517. Le Hrsromctoeo.-El método de las cienciLi históricas debe
ser distinto del de las ciencias naturales, asl como el objeto de las cien-
cias históricaq el hombre, es distinto del objeto de las ciencias natura-
Ies, el hecho natural.' El hecho natural se puede corrocer sólo desde fue.
ra y permanece externo al sujeto cognoscente; al hombre se le.puede
comprender sólo desde dentro y los acontecimientos humanos tienen
que ser aiuid,os nuevamente por el historiador. Por consiguiente, la com-
prensión de Ios acontecimientos históricos es algo distinto del coneci-
miento científico de los acontecimientos naturales. Los seres dados rlni-
, camente como objetos tienen una naturaleza inmutable, ciertos caracte-
res cólstitutivos que determinan inexorablemente unas posibilidades y
unas reacciones. El hombre, no. El hombre es' histórico;,no vive sim-
plemente en el tiempo .como un transcurrir que lo acoge, sino que en
cada momento de su vida es vivificación de un pasado y, por ello, in-
terpretación que abre un futuro, del cual es él propiamente autor.
La vida humana no se forma por yuxtaposición de fragmentos su-
cesiyos, sing que es un todo único, de tal manera que el fin selecciona
y organiza el curso de la vida desde cada momento de la existencia, para
formar con ello un todo coherente, único. En el seno de esta vida in-
dividual y armónica se inscriben todos los actos del hombre, incluso
sus más elevadas creaciones espiritu4les, como' la ciencia y la filosofía,
Por tanto, son históric¿J, como la vida misma que las realiza y que tie.
nen por objeto analizar. Esto equivale a afirmar la constitutiva relati-
aidad de todo lo existente. No podemos olvidar que el hombre entero,
-con sus facultades de conocimiento, su emoción y anhelo, y desde. su
I'I}( HISTORIA DE LA FILOSOTÍA EL srcr'o xx :ltlrl
,.unllr.rnl(: cxistencia, es eI sujeto que lleva a cabo, como autor, la mag- Entiéndese por concepción del mundo a cosm:oaisi.ón (Wcllttt
rrilrr.r v;rticclad de Sus creaciones eipirituales. Estas son un momento de schauung) la ideá general que cada uno tiene de Ia totalidad det ltttutrl,¡
,¡n,r virlir que pretende aclarar su ProPio ser. y de Ia vida. Las concepciones del mundo tienen su raíz última erl l¡r
vida misma y varían segtln la genialidad y modo de ser de cada ¡x'r
l-¡18. Vlvn¡qcle, EXPRESIóN, COMPRENSIóN.-EI cdnocimiento científi- sona. En la base de toda concepción del mundo hay una opción gr rr
r r¡ rle los acontecimientos naturales utiliza la ley de la causalidad, por'
tüita que brota de las entrañas del ptopio ser. Las concepciones del mttl¡
rlrrc éstos se cono¿en cuando se Conocen las causas que los determinan. do pueden reducirse a tres tipos fundamentales: la religiosa busca l¡¡
i.¿r hisroria, por el contrario, debe ernplear una psicología que le Per- solución al enigma de la vida mediante Ia fe en la invisihle trascendctt
rnira captar i vivir desde dentro los acontecimientos históricos. cia; la poéti,ca-consiste en hacer patente mediante símbolos y desde l:r
f ,a &periencia vivida, o aiaertcia (Erlebnis), es la piedra de toque de
experiencia ¡rersonal del poeta eI ocultg sentido de la vida; la filosófirlt
toda certiza inmediata y absoluta contla la cúal nada pueden las apo- trata «le' justificar racionalmente, mediante un sistema de conceptos c()ll
rias escépticas. Es la presencia inmediata.de los propios estados de con- pretensión de valor absolutp, esa opción vital que late en el fondo tlt'
ciencia, ln Ia cual et yo se hace transparente a sí mismo. En Ia uiaencia toda concepción del mundo.
del bre vital entero; equivale a "un sentir Las concepciones metafísicas del mundo se reducen a tres tipos irlc'
que ere sig o aI mundo"' Por eso
conciliables: Ia materialista (Demócrito, Compte), que diviniza la cien'
f ias Ioi o§ tiPos de concePción
"" cia de la aaruraleza, construye el mundo por la causalidad, niega lrr
del mundo. libertad y en religión es siempre atea; la idealista obietiaa (Goethc,
La vivencia logra un punto culminante en la expre,sión. Tóda vi- Schleiermacher), que parte de su sentimiento interno, ve en eI mund<r
vencia tiende a la lxpresión y toda expresión corresponde- a una viven- exterior un espejo de su propio mundo interior y es religiosamente pan-
cia. El hombre se haie expresándose y se expresa haciéndose. El hom- teísta; la id,ealista subietiua (Fichte, los cristianos) , que parte de Xa Ii-
bre es su vida, y su vida ei conjunto de sus manifestaciones expresivas' bertad de la voluntad, ve en el mundo la creación de Dios y es teísta.
f,as vivencias son nelsarias para conocernos a nosotros mismos y Para A pesar de su pretensión de validez absoluta, los distintos tipos de
compfender a los demásn La capacidad de exPresar el rnundo interior, concepción del murido no tienen'rnás que un valor relativo, dependien-
de oljetivarlo en un símbolo, en una norma, en un objeto de arte, es te del modo de ser personal y de las circunstancias históricas. Son'ácti-
condición eserrcial de Ia cultura. tudes ante el mundo, justificadas todas. No hay criterio absofuto de
Las expresiones objetivas son el camino para la comprensión' Com- juicio. Toda época y todo hombre tienen el sentido en sí mismo.
r comprender hace falta conocer la
o de lo comPrendido. Se Puede en- 5?L Bergson:-Henri Bergson (1859-1941) nació er,r Paris en el sencr
es preciso saltar a la interioridad de -una familia judía. Demostró tener un espíritu matemático tan pe-
,ración. Entender es una actividad netrante que sus profesores suf,rieron una desilüsión cuando entró en
meramente intelectiva; para cornplender es. necesario, adernás, una Ca- la secciónhe letrai de la escuela normal. Profesor en Angers y en Cler-
pacidad volitiva y sentimental. Cómo Ia vida no se agota erl la expre- mont-Ferrand. Meditando sobre el rnovimiento y las paradojas de Ze-
sión, ta es totalmente cofllp]ensible; siempre queda en ella Lrn nón descubre la idea directriz de su filosofía; hasta entonces se había
residuo able de rnisteriosidad, que ]a torna enigrnática' adherido al evolucionismo de Spencer, de cuya influencia nunca acer-
tará a librarse. Profesor en París en el liceo Enrique IV y en el Colegio
519. TnonÍe DE LAS CoNCIIPCIoNES DEL MUNDO.-La psicología cienl! de Francia, donde, hasta 192 l, dio sus más famosos cursos, siempre con-
f ica det¡e ser descriptiva. Ella establecerá,
dentro de la propiedad indi- curridísimos, y que tanto contribuyeron a liberar los espíritus de los
vkltral de los hombres, ciertos "tipos", que tienen de común determi-
pre.iuicios cientistas y materialistas que impregnaban el ambiente.
Dtrdas estructluas psíquicas. Aquí nuestro camino hacia el
mundo ex- En su postrera obra, Las dos fuentes de la moral y de la religión, se
r(:rn() y a los otroi no Pasa por e ino )or cl acerca tanto al catolicismo, que se creyó que lo había profesado. Err
olrurr. Sr'rlrl por Ia que se opone uos perc¿l' su testamento dio la razón de no haber pedido el bautismo: "Mis re-
t:rl¡r()ri <kr la realid r; Pero no sól s de hont' flexiones me han acercado cada día más al catolicismo, en el que veo
lrlcs", sino l;rrnbién "tipos de concepciones del mundo"' el coronamiento del judaísmo. Me hubiera convertido de no h4ber vis-
4oo HIsToRIA DE LA FlLosoFíA
to prepararse durante años la forrrlir able ola de antisemitismo que
a arrollar el mundo. He quericlo permanecer con los que serán
mañana
perseguidos."
' L; acdrud positivista de Bergson sufrió una fuerre sacudida por la
hombres como Poincaré' MeYerson
sa toda la ciencia' Para toda inves-
evista. En la ciencia haY también
un iímite a la racionalización' Por
propil filosofía, que gira en tor-
ón Y de tnttttcton'
ú21. La nurecróN Rt,r^L.-Hasta ahora, la ciencia natural ha medido
horas, de forma Puramente física'
del esPacio. Consta, como "tiemPo
untos iguales que Pueden luego re-
rdadera esencia del tiemPo Perma:
esencia sólo la aprehendemos cuan-
ración". La duración real nada tie-
ne que ver con el tiempo va<:ío y hc ogéneo de ta fill1',lt "P91" 1Jo
parcilación porque for*o r¡u todo t incesante proceso
de implicación
irreversible
de todas las experiencias; (r)llstituye un Proceso- temporal
historia y
e irrepetible; hár:e que sól«r t'l scr vivienie envejezca, tenga.
^senti¿,r rlt: .rt ¡¿ibit<l rtttinario y mecánico, sino
memoria, no en el
como una representación dt:l ¡r:tsrt<lo en el recuerdo'
La duración real es el <l;rrir dc l:r <:Ont:ien«:ia, despojado de toda su-
p"r"rrr,l.rrrra intelectual o sinllrrilit;r y rc<:t¡tr«rciclo en su simplificación
cambia sirt
originaria: es una corrientc r:(,ntiIltl;l e inirlter-rumpida, que
con otro estad()'
cesar, no sólo srrstituyendo «:acla estaclo cle conciencia
sinoenformatalqueelinteriornrisnro<lelaconcienciarropermanece
a conciencia, rur yo susta'ncial' sobre
s estados. ['a duración es ult proceso
al porvenir, conservando el pasad«r
:::':il1H,,T":l# o# "T :ill
""
Itado de todos los Inomentos prec(''
nuevo resDecto de éstos'
rlc'ntes, es absolutamente
1122. lt.r. pnonlruA Du LA NIENf()RIA.-I,a c«¡nciencia
es esenciallncrrtC
nrcrrrr¡l'i;t, ya qtte la i ca la stencia del p ell .l
hay s meln l'¿t memoria-
t)r('s('tr(('. I't:rrr
rr',,,r',it'" T
',,,,,,',,,,r,,r <¡tfil' matiZ tCtff pO
(, t r('¡rt lrlr rll('(,',,i,,ut.) tllot'()l' pOr la repetitir'rn fle nr«¡vimiclll.(); :lsí r'\
EL src¡,o xx 401
va como se aprende r¡na lección. La segunda es puramente psicológica, con-
siste en revivir un acontecimiento pasado tal como ocurrié en su ori-
ginalidad única, pues nada se repite dos veces idénticamente.
Con esta distinción se opone Bergson a la hipótesis psicológica del
paralelismo mecanicista y a su interpretación del pensamiento como
un mecanismo de fuerzas yuxtapuestas. Supone esta doctrina que nues-
tra vida mental es una duplicación de los procesos cerebrales y que a
cada región del cerebro le corresponde una parte de nuestra conciencia
(localizaciones cerebrales). Ciertas lesiones tópicas serían la cattsa pre-
cisa de deficiencias concretas paralelas de la memoria. Esta interpreta-
ción mecanicista sólo puede hacer referencia a a memoria-hábito; Ia
memoria pura queda al margen.
. Los recuerdos no están contenidos en las céluias cerebrales a título
de huellas materiales. No tiene sentido preguntarse dónde se conservan,
puesto que la pregunta presupone que están en un lugar. A lo sumo
se puede responder que están en el espíritu.
523. INtrncrxcrA E rNTurcróx.-La inteligencia deforma los procc-
sos de nuestra vida consciente para imponerles los crradros mentales que
rigen en el conocimiento científico del mundo exterior. La inteligencia,
que descompone el mundo continuo en trozos materiales de espacio y
luego Ios mide con refinada geometría, es el instrumento de Ia ciencia na-
tural. Descartes'identificó el mundo real con el espacio geométrico. Estl
medición y fragmentación triunfa en Ia física y en la técnica; pero r)o
es capaz de decirnos lo que es la conciencia y el espíritu. A la intr:l i.
.qencia se le escapa la vida. Cuando quiere estudiarla tiene qué haccrl<¡
a través de sus concepros que parcelan la realidad, la esquernatizan y
vacían de contenido. Con ellos construye conexiones que son como rrnl
red, por cuyas mallas se le va la realidad viviente.
La facultad que revela la delicada complicación y variedad dei cr¡r'
sr¡ de nuestra vida interior
-en cuyo seno no hay más que c¿lidad prrr:r,
flr¡encia inaprensible de procesos que confunden sus límites, vari¿r¡ irirr
e impulso-, es Ia intuición, capaz de aproximarse y sentir íntinr;r¡ur.rrtr',
de vivir el curso de los procesos. Un mismo hecho, el movinri«'r)t(,, (.\
: interpretado de manera distinta por Ia inteligencia y por la i¡rtrri, i,i,,
Aquella lo describe como un cambio espa.cial, sucesión disc<l¡¡tir¡¡r.r ,1,
posiciones qlre se pueden suscribir en un sistema fiio, unitorrrrirl;¡rl lr.:i.rl
que se debe estudiar a base de simultaneidades y corresp()n(l(.n, r,,.. ,,,,,
lo que esiá quieto. Para Ia intuición, el movimiento es ulr ( ur\,) urr, i,
que cambia constantehente de cualidad, una rnelo<lí;r viv.r y I', r ,¡
y l'' nal que desarrolla un tema propio rle esfuerzr¡s y tcnsi()u('ri.
llsislr La inteligencia sólo capta la exterioridarl tr¡sn¡isilrlr' .1,' 1.r.,,,.,
rlr) l)cnetra eu str intimidad incornr¡nicablc. S<'rlo l;r irrtrri, i.irr ¡,r,,,1, 1,,
 l, ' HrsroRIA DE LA FILosoFíA
rrr¡ lo
,¡, rr';rl, sril<» clla puede comprender la vida. EI entendirniento y
Ir , ¡r rrt r:r rr<., sir'verr para conocer la realidad viviente; son sólo faculta-
rlr', lrr.i<tir.;rs ordenadas a la acción. La inteligencia sirve para confec-
, r(,n;rr olrictos artificiales, instrumentos útiles para la vida. Es la facul-
r.rrl ¡rro¡ria del homo faber, la que ha creado Ia técnica. La intuición es
rrn;r crr¡xrcidad teórica y penetrante en la interioridad del ser. Es Ia fa-
, r¡lt;rrl propia del honlo sapiens; la única que pnede obtener una autén-
tir;r filosofía metafísica. Sólo la intuición nos puede descubrir Ia esen-
r ir rlel yo y del mundo.
524. Er rivrpurso vrrer.-Influido .por el evolucionismo materialis-
t:r, acepta Ia evolución pero no eI materialismo, y la concibe de'una
rlr¿rnera diferente. La realidad originaria no es Ia materia, sino un alien-
to o impulso uital, cuya característica es un incesante fluir, que cons-
tituye Ia evolución. La evolución se desarrolla en un doble movimiento:
ascendente y descendente.
El desceudente es eI de Ia materia; que no es más que degradación
de la energía vital, vida petrificada. EI ascendente es eI de la vida que
avaJnza, un ímpetu, o élan uital, que tlanscurre por los organismos y
vence los obstáculos que le opone eI mundo de la materia inerte. Cons-
tantemente va creando nuevas formas por la superabundancia de su
fuerza. Pasando por plantas y animales se remonta hasta el espíritu. No
es que el hombre descienda del mono; plantas y animales son sólo pro-
'ductos de desecho que se han rezagado en esa ascensión. Fsta corrien-
te de vida se manifiesta. en los animales inferiores, coillo instinto gue
actúa infaliblemente y conoce por simpatía interior, y en los animales
superiores, como inteligencia que construye relaciones con formas ex-
teriores.
El instinto y la inteligencia, cada uno a su modo, son la manifesta-
ción más alta del impulso vital; pero se contraPonen y desarrollan uno
a expensas del otrb. La inteligencia fabrica instrumentos artificiales con
la materia inerte; el instinto desarrolla los órganos del cuerpo vivo. La
inteligencia conoce desde fuera, pero no está atada a lo presente: aPre-
hende no sólo realidades, sino también posibilidades. El instinto cono-
c:e desde dentro y como por simpatía, pero está atado a lo real e inme-
<liato. Si juntamos instinto e inteligencia obtendremos la intuición vi-
tal, forma suprema de conocimiento y la única que nos puede poner
«:n contacto con la verdadera realidad. Con ella, que no con la inteli-
qt:rrr:i¿r, podemos hacer metafísica.
Porque la conciencia es fluidez, devenir incesante y la vida es im-
¡rrrlso, ¡lrrecle defender Bergson que toda realidad se halla en constante
¡rrorlrrr'«i<'lrr v variación. Pero eI curso de este devenir es siempre in-
\'('rri(): l;r vi<l;r as<:ierrrle hacia forrnas más ricas y completas y la rnateria
EL srcr-o xx 40,.\
inerte se aproxima cada vez más a una mayor estabilidad. El imptrls,
vital continúa todavía la creación del mundo en la evolución ciea^d<¡r.;r.
Tampoco Dios es algo acabado; es vida incesante, acción eterna, libcr -
tad absoluta. sólo el que ha comprendido ei mundo en este fondo cre:¡-
dor divino, ha comprendido su esencia íntima.
525. N{onar- cERRADA y
MoRAL An¡nnre.-Bergson ba apricadcl srr
teoría de los dos mundos, el de la inteligencia y el de la inruición, :r
la moral y a la religión. La moral del lntelecto sólo conoce mancl¿r-
mientos y leyes que se impusieron a la fuerza al hombre de la esclavi,
1u$.
La moral, _empero, de la intuición nos revela el fondo prirnigeni,
del amor por el que, sin mandamiento ni ley, hacemos siempre, l-ibrt,-
rnente, lo que es recto.
Efectivamente hay en el rnundo sociedades cerrad,as en las que actti;r
el individuo como una parre del todo, que dejan ,rn *urgeri mínirnr¡
a la iniciativa y a la libertad; y sociedadts abibrtus en las que, por c,r
contrario, continúa moviéndose el impulso creador de la vida. Én 1,,.,
cerradas predomina una moral de obligación, htndada en hábitos s()-
ciales que garantizan la existencia y la rolide, del cuerpo social; en l;rs
abiertas reina la moral absoluta
-la de los sabios de érecia, la rJe l<¡s
profetas de rsrael, la de los santos del cristianismo-, que atañe rr. ;r
un grupo social, sino a la sociedad entera.
526. RrLrcróN rsrÁrrce v nnrrclóN orr.¡Álnrrce.-Mientras la r¡ror.;rl
de obligación es inmutable y tiende a la conservación, la moral irlrs.-
luta se mu-eve y tiende al progreso. A estas dos morales corresp.rrrl«.rr
dos tipos diversos de religión. La religión del inrelecto, estátii;u, só1,,
conoce el miedo al castigo y el deseo del premio que impulsaro¡r :r lrs
hornbres dé-la esclavitud a la aspiración de la bienaventuranza (.r(:r.n;r.
La religión de la intuición, d,in[mican nos une con aquel fondo rlivirr,,
primigenio en el cual, por la rnística religiosa, se extingue to<l«r .g,ís
mo y el alma celebra el triunfo del amor.
La religión estritica es una reacción defensiva de la natur.alt.r;¡ t,r¡
tra la inteligencia, cuipable de obligar al hombre a reconocer r.l r:rr;ir
ter incierto y arriesgado de su existencia en el mundo. Medi;rrrr(.rrr(,.,
y supersticiones -debidos a la función fabuladora de la l¿nr;rsí;¡ rr.rr.r
de pro-porcionar al hombre una defensa contra las perspecriv;rs rlr.¡,,
ligro, de fracaso y de muerte que la vida Ie plantea y qu" l;r irrr,.rr¡i, rr
cia le presenta con claridad que no consiente engaño. I{t.s.lr,¡rl,r,, ,1,
esta religión son la fe en Ia inrnértalidad y en la protct:«:i<irr rL. l,r i,,l,r,
natural.
La religión d'indmica se identifica con el mistir:isl¡ro, li.rrrir¡rr.n,, r ,,,
que presupone un hombre privilegiado, no «rbst;rntt: lr¡ ru,rl rr.l,, r¡,r.
 I

404 HrsroRrA DE LA Frr.osorfA EL srct,o xx 4or,

en algo que existe en todos los hombres y tiende a comunicarles su fuer- naturaleza a la volu¡r,tad'
za creadora, "El resultado del misticismo es una toma de contacto, una las corrientes de Ia vida,
numana. como esníritu del pensar (l(:str'()z:r
coincidencia parcial con el esfuerzo creador que la vida pone de mani- .para ¡;rri,,i de Ias Lartes petrificadas l's «rr.-
cePtos absffactos de su ló!ic"
fiesto.,Este esfuerzo es de Dios, si no es Dios mismo." espíritu del quere: se creó y ilil.ü.#rljffit'*u,.mática. c,,rr¡
Por medio del misticismo se inserta el hombre en la creaciór, ilivi- q;; ;;;":;,r';,:Tt la técnica inhumana, que no parará hast.
na misma, y la continria por cuenta propia. Según Bergson, el hecho hombre com.
r,,ienao rJ;iili,
de que lá experiencia mística coincida en todas las formas de religión
es la úñica prueba posible de la existencia de Dios, pues no se podría
{::},,ü1,::i:|:
:tl^',1t1 gtttt"tol:_l-,ega
nocrmrento
1._:q:
Klages J ,"rr. y la reg lkrr," co-
consciente y. rroluñÁü
explicar el que religiones diversas presenten la misma forma de misti- il camino de
tra en el rerorno a la vida i".."rIlir". en-
cismp si no se admitiera que el misticismo, independientemente de la Apenas hace fatta
religiór:r a que pertenezca, es la experiencia directa de un obieto real: r"b.;y;iu'[l*1,,0"0
de sernejanres reorlas.
pero
Dios y su impulso creador. Sin embargo, para Bergson los místicos cris- 11- flernania ejercieror una influeniia
aspectos desmesurad a y
encarnan ros rasgos r"ná;;;;;"ü:;;l:'fiiráu^
en una serie de
tianos son superiores a los de otras religiones porque subrayan eI amor. ar ra vida.
529. Spengler.-El. éxito
527. Ktages.-Ludwig Klages (1872-1956) es uno de los raros casos más ruidoso alcanzado por una obra escri_
de autodidacto que nos ofrece Ia filosofía alemana. En el círculo de N',:':.il;o;T."1 -;;;;;;,k
Stephan George conoció la filosofía de Nietzsche, que le imprimió fuer-
i: ;l,J?T:Xil"$: i"
rnterpreta rrn enorr""
de occidente; e,,
a. i¿"rr-rii;;ff,]]'-e *ri.rir¡ histórico a través
te cuño. Con sus trabajos anteriores a la primera guerra mundial Prestó amplia.comprensión.
fin at occider ,". ,f N" ;¿i; quiere predecir su
este hannoveriano innegables servicios a la grafología y caracterología
científicas. Las ciencias objetivas, con su método de causalidad, sólo
han explicado hasta ahora el lado corporal de nuestro mundo. "Pe¡o
el cuerpo es sólo un fenómeno del alma, el alma es el sentido del cuer-
llililta,it;l¡ffi,il##T"',:lt_í¡ffdf,f,tr
po viviente." Por el nuevo método de la intuición debemos probar de vo Para una ta
tl\r historia' Sú'autor' el alemán
sacar del fenómeno externo conclusiones sobre el alma interna y escri- tomó sus ;deas de Nietzschc
bir una metafísica de la vida. Así viene a ser Klages el fundador del "es- tó
punto se con-virtió Nietzs-
tudio de la expresión". Supone que Ias "sensaciones" se manifiestan en La distinció,
nuestros instintos sensibles, las "visiones" en nuestro imaginar incons-
ciente, y eI pensamiento en nuestro querer consciente. Y trató de'con-
"ng
:igi,,,6i1;g¡iliffi 'ilH':;-t::f¡f:illiirli**,*,
cluir de la lengua el alma del hablante, de la letra el carácter del escri- que jamás II
biente, de las formas religiosas la fe íntima en Dios y de la fisonomía Y repite. Esta i
se
no hacia el tiempo mental, ()
de nuestra tierra entera el alma del mundo. el tiempo del h ' :r

52S. Ar,ue v nspÍnrru.-A partir de 1920 comenzó a publicar una

rt .oro'.imlJ, uo y d

serie de trabaios de más genuino tenor filosófico, -orientados hacia un

s,. 'angustia-c el
'" .o, 11 t'ol destierr;r
espacio,
evade ia .e"li cimiento físíco-matemáti<:o st'
antiintelectualismo extremo, denunciadores de la conciencia pensante i"t".praua]"á"ra. r.- --:-". orrca' porque no sirt.
como instrumento de d.estrucción. Su obra capital lleva el signlficativo ttguración'v fisonomr;debe ,.r.obietivad¡t,v.,
título d,e El espíritu como antagonista d,el alma. Cuerpo y alma consti-
tempi ativo-; ;;;:T":«m ;. rriáa" sensi ti r''t'¡t ¡

tuyen la unidad natural de la existencia humana. En esta existencia 530. Les cuLruRAS cr¡rrn ^*^.
armónica hizo irrupción desde el exterior el esplritu, hostil a la vida,
que busca destrozar esa unidad y desttuir el fundamento de la vida.
dirigida por los instintos, los sentimientos, la§
Mientras que el alma,-un'coloreado
mlli:"*.: :mI ]:il;.;:"#:r"";,;ffi
vivencial
t,* #;i:::iy
.,:, ;
que Ie es pr,f)lr) t'xt lttrtr,,
; J;:,
:

f)eben su nacimienrt^'-*"UU
a una protovivenciá
tradiciones constituye mundo de sensaciones, el espíritu te. Están,il;;;;t condiciorin,l,í tl,',,ti'.ilir,r¡rr.r
mundo en átomos ¿bstractos con el tin de §ometer la
descompone ese prenderse ;;-;iH,d, Kff:f';f,fiffiH
ll,{fj,;'ill i ;
:i l,-1,'',',,,, " il,
400 HrsroRrA DE LA FrlosorÍA
igual que una teqia se arrastre a través de los milenios, ganando nue-
vos segmentos. Ante la mirada de la observación fisonómica se alza, por
el contrario, "el fenómeno de una multiplicidad de poderosas culturas,
que florecen con el vigor primigenio desde el seno de un paisaje ma-
ternal, al cual se hallan ligadas durante todo el decurso de su existen-
cia'histórica,' y cada una de las cuales acuña su materia, sus hombres,,
sus formas propias, y posee su propia idea, sus pasiones peculiares, su
vida, su'querer, su senti,r propios; su propia muerte". I a historia uni-
versal es el llegar y el desaparecef de estas culturas; como conjunto
carece de plan previo y de meta final; tan sólo dentro de las culturas
irrepetibles es posible distinguir fines y objetivos concretos.
,. El cuño estilístico de cada cultura trae como consectrencia la inexis-
tehcia de normas- generalmente válidas para cualquier ámbito de la
vida. Toda cultura posee su matemática, su ciencia natural, su ética, su
política, su arte y su religión peculiares. No obstante, del mismo modo
que estas formas de vida, son, ,al :menos, comparables entre sl, también
lo son las fases del desarrollo de las culturas en particular. Spengler
hablá de una "homologíall, coincidencia, de los sucesos históricos. La
cultura occidental se encuentra hoy en el tránsito a la "civilización",
que es la momia de la cultura, como la griega después de Alejandro
y la romana después de César. Se han entumecido las fuerzas capaces
de engendrar la gran filosoffa y el gran arte, la verdadera religión y
moralidad, la ciencia creadora. Nos encontramos en un perlodo tle deca-
dencia. Fero debemos amar nuestro propio sino (amor fati' de Nietzs-
ine¡ 'o desesperar de la vida: "Hemos nacido en esta épo.a y tenemos
que recorTer valienternente,, hasta su término, el carnino que nos ha sido
asignado. No hay otto. Ntlestro deber es perseyerar en el puesto per-
did;, sin esperanza, sin saivación. Como ál soldado romanb de Póm-
peya. Este honroso final es lo único que no se le puede arrebatar al
hombre."
El destino de cada una de las culturas es un destino trágico, porque
todas han surgido de la irritación del horrbre creador contra su madre,
lá naturaleza. "l)a.lucha contra la qaturaleza es desespetada y, §in em-
bargo,, ha de ser llevada hasta el fin." "Mas'el crimei y Ia caída del'
hombre fáuitico §on mayores que cuanto alcanza¡on a ver Esquilo y
Shakespeare. La creación se alza con.tra su creador; al iguzl que antaño
el microcosmos hombre se reveló contra la naturaleza, asl también se
enoja hoy el microcosmos máquina contra el hombre nórdico. El dueño
del mundo se convierte en esclavo de la máquina."
5El. Toynbee.lEl pensamiento mas fructífero de'Spengler, antici.
pado ya en la Antigüedad, y en Ios tiempos modernos por historiado-
ier como Vico, Herder, Vollgraff, Lasaulx, Burckhard't y Lamprecht'
uL srct.o xx 407
es el de las culturas como estil()s <lc vida. En cuanto tiene de punto dc
vista útil y utilizable para la hist.riografía comprensivo-compárativa y
para la filosofía de la historia, lra sido adoptado por ambas. Empleado
por Rothacker como base dc srrs olrras, retorna en el gran Estudio de la
hístoria.del inglés Arnold Toyrrbce (lBBg) . según él las culturas sr¡r-
gen no de unas favorabies cr¡¡l<li<:i<¡nes de vida, sino de la respuesta de
Ios hombres a un reto (chulLcnsc) cn una situación determináda.
No acepta, como Spernslcr, lrr idea de un desarrollo forzoso y de un
aislamiento de las cultrrr;rs crrtrc sí. r.r-o convierte en dogma inconcuso
los conceptos de la mollol<.»gíir crrltr¡ral y rechaza tanto el fatalismo esté-
tico-naturalista com<¡ el es¡rc«:rrl;rt.iv<¡ idealista. La imagen del circuito
quiere expresar tan s<ilo rrna senreianza típica, no un esquema fatal de
desarrollo. "La imagen de Ia rueda ¡r<¡s ofrece una imagen de progreso.
Gira de continuo en torno al propio eje, pero ha sido creada tan sólr¡
para que posibilite eI avance del vehículoj y el hecho de que gire sin
cesar, no obliga .'n rnodo alguno al vehículo para el cual fue hecha, rr
girar a su vez en circulo, desplazándose de ese modo."
532. ortega y Gasset y la Filosofía de la razón vitar.-Desde s. <::i-
tedra de metafísica de la universidad de Madrid, desde sus Iibros y dcs
de la "Revista de occidenre", por él fundada y dirigida, José cirte¡¡rr
y Gasset (1883-J955) llevó a cabo una elevada labor docenre, enrre c.-
yos más importantes resultados se cuenta la difusión en España de las
pringipales corrientes culturales del siglo xx errropeo. siguió en Arern:r
nia los cursos de cohen, pero se interesó más por Flusserl y por Dilthey.
Resultado de su contacto con el pensamiento alemán fue su recusacirin
del idea-lismo. Para é1, la tarea de nuesffa época consiste en "incorpor:,r
\a razóni la biología, y subordinarla a lo espontáneo". La vida no tk.r,.
servir a Ia cultura, sino al contrario. En ortega resuenan muchos 1r<:rrs;r
mientos de los demás filósofos vitalistas: Nietzsche, Bergson, f)irrrrt.y
y hasta Klages.
La realidad radical de las demás, donde se dan todas ellrrs «rr.,,
momentos suyos, es la vida humana. A nada podriamos referirnos si r,,,
fuese desde Ia vida y lo que aparece en ella. La uida no es un;r srrr.rr
cia; es un quehacer, del que es responsable cada uno de r¡risr¡rlr)s l)¡,r
que brota de nuestra libre decisión.
En este haeer consiste el ser del hombre; el hombre r's lrsr,,rr.r rr
hacer humano se lleva a cabo en un ambiente o alrcrlr,«lrr, l.r tttt,r,,
tancia. "Yo soy yo y mi circunstancia" (lo que me r<l<lt.:r). ll.r1, rrrr.r rrr
r
conexión eDtre estos dos componentes, de tal suertt'(lu(.n(, ¡,rrrrlr rr rrl,
sistir separados. Esta circunstancia comprende l;rr¡llritln nr 1,.r,. ¡,1,, r ,
I
:imbito de posibilidades que este permite, () sc:r cl lrrrur, 1,,, 1,, ,,,,,,,
 r
lt)l{ HISToRTA DE LA FrlosorÍa
, llr¡r(.ilt(), ( ()ilt() t()da acción, por estar inscritos en esta circunstancia
rnl,l r( :r¡ ullil perspectiva.
l.;¡ r'c:rlidad de la vida humana, con su ternporalidad y su libertad,
('s(;rl);rn rrl conocimiento de la razón entendida corno facultad de l'o abs-
rr;r(ro, cuyo rnodelo es la geornetría. Debemos acudir a otra tazór.:7a
uito.l,, histórica, que trata di. rnodelar su acrividad en otras cohexiones
nris tenues y variaciones sutiles, como son los procesos de la vida. La
nrzón vital es descriptiva, armónica en su ritmo y proceder, con el cur-
so que describe. La razón debe volver a Ia teoría, la contemplación,
porque no debemos olvidar que, antes del análisis y la deducción, debe
disponer la razón de unos últimos elementos, cuyo contenido sólo pue-
de intuir y que son irreductibles al análisis.
533. Blondel.-Ah¡mno de la Escuela Normal Superior, Mauricio
Blondel (1861-1949) sufrió la influencia de tres filósofos espiritualis-
tas: Ollé-Laprune, Boutroux y Duhern. En 1893 presentó su tesis doc-
toral: La acción, quinientas compactas páginas, en un estilo tenso e in-
cisivo, en el que se sorprende con frecuencia coÍno un eco del pensa-
miento atormentado de Pascal. Blondel se refiere y se vuelve a referir
sin desmayo a la insaciabilidad constitucional de Ia voluntad humana;
muéstrala impulsada por una suerte de necesidad interna a querer siem-
pre algo más allá de lo que quiere. Desemboca en Ia exigencia de Ia
vida religiosa y de lo sobrenatural, considerados como la irnica respues-
ta posible al problema de la existencia. En una época, en que los de-
fensores de la razón y los defensores de la fe consideraban su oposición
irreductible, fue mal comprendido el propósito de Blondel; unos Ie
acusaban de intenciones apologéticas extrafilosóficas, los otros de que-
rer racionalizar la fe. No pocos católicos le consideraron incurso en Ia
herejía modernista. Casi medio siglo después el filósofo de Aix, enfer-
mo y casi ciego, se puso a precisar su pensamiento en una s'erie de obras.
La voluntad no puede ni evitar el problema de la acción, ni resol-
verlo por la aspiración a la nada, ni descansar en la vida sensible o po-
sitiva. Es preciso trascender Ios fenómenos. Por encima del conocimien-
to de los hechos se instala una fe que nace de Ia acción. Por su acción
voluntaria sobrepasa el hombre los fenómenos; no puede igualar sus
propias exigencias; hay en él más de lo que prlede emplear solo. La ac-
<:i<in nos solicita hacia la aprehensión de una realidad "suprafenome-
nal". Si somos consecuentes con nosotros mismos es menester que nos
rlirijamos a ese Dios "que nos es más interior que nosotros mismbs"-
.|amás profesó Blondel un inmanentismo doctrinal. Su inmanentis-
nr() cs plrramente metodológico. Lo que encuentra en el corazón mismo
,lr. l:r;r<t;irin os rrna exigencia de infinito y de absoluto, que es el signo
xL stclo xx 409
mismo de una radical trascendencia. Sólo un método inrnanentista nos
perrnite fundar en la razón la llamada a la trascendencia'
534. Teilhard de Chardin.-Fue menester que Jo arrebata-se Ia
muerre, para que el nombre del jesuíta Pedro Teilhard de chardin
(1881-1965) fulse conocido del gran público. Antes apenas era familiar
-ár qr. a los especialistas de tá paleontología, Pero en estos últimos
años ie ha publicido una serie de libros que exPonen las conclusiones
que este sa6io ha sacado de sus conocimientos paleontológicos'
Profesor de geología participó en numerosas investigaciones en Eu-
ropa y en Asia. Pertáeciu al equipo que descubrió cerca de Pekín un
frombre fósil llamado "sinántropo". Vfiembro de la Academia <Ie Cien-
cias, se le pr<lhibe la publicación de sus obras y se le invita a no escri-
bir sobre t.*ffi filosóiicos. No se le permite acePtar Ia cátedra que l.e
ofrece el Colegio de Francia. Si su obia no ha sido incluida en el fndi-
ce, sí ha sido considerada peligrosa. IJn Monitum de 1962 advierte a
los fieles que las obras del jeiulta, "contienen tales ambigüedades y
hasta errorés trn graves que ofenden la doctrina católica"'
En Teilhard de Chardin el paleontólogo, el filósofo y el místico se
unen para ir más allá de] presente y ofrecer una lepresentación del hom-
bre y del universo del firturo. Habituado por los métodos científicos
o ,rrru rigurosa precisión en sus conclusiones, evita en sus síntesis filo-
sóficas lÁ desairollos imaginarios; pero, paralelamente, la fe que lo
posee centra en las exigencias de su alma unida a Dios el desarrollo del
bor*or. dpoyándose en lo que en él hay de ánimal desarrolla el hombre
lo que tieñe-de espiritual y acaba por alcanzar, fuera dei espacio y del
tiempo, en el plano de la pura espiritualidad, el Punto extremo de su
perfáccionamiento. Llevando lo más lejos- que puede sus extrapolacio'
nes afirña la posibilidad del "superhombre" futuro, así como la ex-
tensión del pensamiento a otros astros que, en el curso de su evolución
en las galaxiás, habrárr triunfado de la materia y hecho surgir el espíritu.
535. Le rvo¡-ucróN rrrrrrenorRxe.-A la manera de Bergson consi-
dera el universo entero en "marcha hacia el espíritu". Su práctica cien-
tífica le demuestra. la verdad e importancia capital de la evolución' Los
datos suministrados por ésta constituyen una verdadera properléutica a
una filosofía cristiana de Ia historia y nos PIePaIan a comPrender las
enseñanzao de la fe acerca del destino humano. Mientras que el mate-
rialismo del siglo xrx desvalorizaba el espíritr'r, el espiritualismo de
Teilhár-d tiendá a valorizar la materia: la materia tiende al espíritu, es
la "matriz del espíritu". La materia mineral, después la vegetal, des-
pués la animal, tri iao adquiriendo -formas cada vez más complejS' !n
il ..,rso de la evolución de las especies animales se ha ido desarrollando
 41].t
xL srcr,o xx 4ll
y rliversificando el sisrema nervioso. ., .j'I"H:#; ,., ." El pensamiento de Teilhard es una ontología optimista y místit::r;
r:hos ", se disponelen una única gran
el que nos mues{ra qui t'el universo
el mal pierde en él mucho de su aspecto misterioso y trágico tradicio-
serii: claramente orientad.á y ascendente desde .i áto*o más simpleias.
ta los vivientes más elevados". La evorución no sería asl más'que la nal. Un mundo en evolución, que progresa por tanteos, tiene que co-
"expresión en el tiempo y en el es¡ acio de la creación misma". - nocer inevitablemente fallas y fracasos; el mal es la simple contrapar-
Dos acontecimientos fueron de decisiva importancia en el camino tida de un orden en formación, trn "subproducto engendrado sobre Ia
de la evoluóión: De macromoléculas inanimadas surgió hace dos o tre§ marcha" por Ia evolución.
mil millones de años el primer microorganismo aniáado (biosfera); d,e 537. Freud.-Podemos contar a Scgismundo Freud (1856-1939) en-
los- mamíferos superiores salió hace quinientos o seiscientos mil años el
primer hombre con conciencia refleja y libertad (noosfera). El hombre tre los filósofos de la vida en cr¡anto también é1, al desvalorar el espí-
actual "permanece todavía en un esiado embrionario, más'allá del cual
ritu, vio en el instinto sensible el verdadero ¡xrder dirigente de la vida.
se perfila ya una larga franja de ultrahumano". El hombre proségtrirá
Hijo de un comerciante judío vivi<t desde los cuatro años en Viena.
Después de estudios iniciales de anatomía cerebral, se dedicó con Char-
un proceso de hominización. En una evolución creciente, por su con-
densada correflexión, la humanidad ascenderá. a la superhumanidad .de
cot en París y cr¡n Bernheim en Nancy a la investigación de la suges-
suprema perfección. Alma y término de toda la evoluiión es cristo: la
tión, hipnosis e histeria. A su regreso comenzó a elaborar, junto con el
doctor Brener, un nuevo método de curación de la histeria con exclu-
huinanidad no será más que un cuerpo místico de personas amándose
unas,a otras, y esta unidad, será el reflejo de la unidad divina mismá, sión de la hipnosis. Así surgió poco a poco la teoría del "psicoanálisis",
término úrltimo y también principio inilial de esra grandiosa historia. que se propagó luego rápidamente por todo el mundo gracias a rln to-
Así pues, la evolución recorre, desde el punto arfa
rrente de libros, folletos y revistas.
@ómienzo de ra pri- Ha realizado Freud descullrimientos sensacionales. El más importarr-
omega (Cristo), las siguientes fases: éos_ te, que de seguro influirá en el concepto acerca del hombre tanto conlo
ristogénesis. En la progredienre cris- el descr,ibrimiento de Copérnico influyó y sigue influyendo en la idea
na vez qurla humapidad haya al_ del hombre sobre el universo, es su teoría del inconsciente. Nos ha mos-
cristo (parusía) para dar a los trado que los pensamientos conscientes del hombre acerca de sí mism<r
perfectos la vida sobrenatüra l. ^'u
y de los demás son tan sólo una pequeña parte de lo que ocurre den-
536. Tn*Hen», Brouonr, BnncsoN.-No obstantq la manifiesta ori- tro de él y que la mayoría de los pensamientos que reconocemos tcncr
ginalidad del pensamiento teilhardiano ha sido relacionado con frecuen- son producto de temores o deseos no reconocidos.
cia con el de Bergson y el de Blondel., ciertamente la creacién evolutiva
de Teilhard tiene algo que ver con la "evolución creadora', del élan uit;al 538. Er- rNc<¡NscrrNrr.-Filósofos y psicólogos habían de mu<:ht¡s
bergsoniano. Pero Teilhard es mucho más racionalista, desconfía me- modos atisbado un inconsciente. Spinoza había afirmado que nosotr()s
conocemos nuestros deseos mas no las razones que los originarr y qu(',
or otra parte, mientras Bergson ve por tanto, nuestra libertad de elegir es puramente ilusoria. Main <L'
cias y paiece acabar Ia historia con
Biran, cuya viQl íntima había sido una prolongada lucha entre la conr:i<'rr
cionales «Ie los héroes y de los san-
cia y una amenaza de disgregación de los componentes del incons«:i«rntr',
procesos de ccinvergencia que con-
desctrbrió y tematizó el sen.s intime. Goethe y los románticos prenrrrrr i;r
e la humanidad entera.
Tarirbién es dable .rastrear en ron por los mismos días el inconsciente colectivo, que Young «)nv('r
go blonde_ tiría en elemento de interpretación psicoanalítica práctica^ l)r'r'r¡ f u,'
Iiano de Ia inmanencia, puesto que su vida es_
tán implicadas qn sus foimas inieri Freud el que demostró con evidencia que el hombre sólo ticnr'((,rr,r
las n dema_. miento de un pequeño sector de su propia personalidad rn«'rrl;rl 1,,
r

siado obvias. Por otro lado, insiste ás el valor.

posrtrvo consciente-,.mientras que la mayor parte de lo que ocurr'('rk'rrtr,, ,1,
de la carné-,- qu_e sol ya de algún mo{c
riquezás mo de Teilháid es incomparablemenre él elude su conocimfento por hallarse inconsciente y rc¡rrirrrirlr, ( Irrl
más acu incluye un ,.sentido cósmicor' ajeno al para a un iceberg la relación enlre Io consciente y lo irrcorrsr i¡'r¡r,' lr
filósofo pequeña parte visible es io consciente, en tatlt() qrrt'l;r r',r:ur r,r.r',.r ,1,
hielo sumergida constituye lo inconsciente
I I"'. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
fenómenos observados en Ia clínica psiquiátrica llevaron eI
( iicrt<¡s
de Freud a la convicción de que las vivencias pasadas no desapa-
;ir¡irrr«r
r ('ccn, sino que permanecen reprimidas en eI inconsciente, influyendo
«lcsde allí en la vida de la conciencia. El mundo psíquico del hombre
t:omprende, por decirlo así, dos regiones: la iluminada, correspondiente
a la conciencia y la oscura, constituida por el inconsciente, donde mo-
ran ciertas imágenes o sistemas de imágenes, impregnadas de afectivi-
dad, llamadas compleios. 'foda esta región subterránea del inconsciente
está sometida al instinto sexual, que, configurando las imágenes y car-
gándolas de emoción erótica, es dueño absoluto de los complejos y los
lanza una y offa vez hacia la región clara de la conciencia. No obstante,
sus intentos se malogran. Junto al umbral de la conciencia hay un po-
der represivo -censura lo llama Freud- que, a modo de inspector vigi-
lante y severísimo, impide el paso de los complejos incompatibles con
las tendencias del yo, atentas a las necesidades de la vida y dóciles a las'
normas sociales, religiosas, etc. Estos complejos son reprimidos y envia-
dos al fondo del inconsciente.
539. Esrneros DEL psreursrto.-La teoria freudiana, pues, divide el
psiquismo humano en tres estratos: el. Ello, instintivo e inconsciente, to-
dos aquellos impulsos o instintos que por razón de los usos y costum-
bres, de la moral y la religión, no se han podido satisfacer abiertamen-
te y que están siempre a purto de estallar; el Yo, que ejerce el ct¡ntrol
consciente del dinamismo instintivo, y el Super Yo, el vigilante, con-
junto de máximas morales y de identificaciones con los educadores y
que ejercen una fuerte presión sobre el Yo. A causa de esta presión, el
Yo no se atreve a dar libre paso a determinadas vivencias, afectos e ins-
tintos y los reprime más o menos brutalmente en el Ello. Si estos ele-
mentos reprimidns se enquistan en el inconsciente y no pueden ser di-
námicamente canalizados, seguirán perturbando la vida pslquica desde
las profundidades.
540. Strcr-rlracróN.-Reprimidos Ios complejos, el instinto sexual
no ceja. Disocia la imagen de la carga afectiva erótica adhiriéndola ya
a imágenes de suyo indiferentes (corno ocurre con frecuencia en el en-
srreño) , ya a contenidos de carácter elevado: estéticos, religiosos, cul-
trrrales. . . (sublimación), o da lusar a síntomas neuróticos, engañando
t:n ctralquiera de estos casos a la censura y logrando así penetrar dis-
I'razado en la conciencia y obtener su satisfacción sin protestas del yo.
Mc«liante la sublimación. el inctint6¡ erótico se encauza hacia obje-
tivos <listintos de los - desahogo decoroso. Cual-
<¡ui<'r' r:x¡rresión de
r r sublimación del ins-
I rrt(, s('xrriu. r cr(. - la sublimación. Ert
EL Srcl,o xx 413
ellos los complejos reprimidos por el choque violento de las tendencias
del Yo con el instinto sexual insatisfecho, se exteriorizan en forma de
neurosis.
541. MÁscenes.-Aparte la neurosis, en la qüe se alcanza por rodeos
lo que negó Ia realidad, el instinto sexual cuenta én el hombré normal
con dos vías dé satisfacción disimulada: los actos fallid,os y los ensueños.
Son los primeros esas pequeñas eqtrivocaciones de Ia vida cotidiana, que
sólo aparentemente son casuales; en realidad son dirigidas por el in-
consciente.
En el ensueño se satisface también el instinto erótico reprimido,
pero ello se verifica mediante la deformación de su objeto propio, pues,
de lo contrario, la censura, siempre alerta, aun durante el sueño, lo
impediría. De ahí que el psicoanalista deba interpretar el contenido de
los ensueños y, a través de los símbolos, descutrrir la tendencia repri-
mida.
542, Courrr¡o nr Eurpo.-Hase visto que el principal motof de la
actividad psíquica es, según Freud, el instinto sexual. Es Ia rueda maes-
tra que mantiene de por vida en movimiento toda la máquina huma-
na. Ni vaciló en escandalizar al mundo afirmando la existencia de una
"sexualidad infantil", en virtud de la cual los actos más inocentes del
niño recién nacido deben considerarse como satisfacciones del instinto
erótico. Más arin: todo niño es un Edipo en miniatura. Como Edipo,
el legendario rey de Tebas, mató a su padre sin saberlo y se casó con su
madre, asi el niño quiere eliminar a su padre y casarse con su.madre y
a Ia inversa en la niña. Este es el denominado "complejo de Edipo",
que desempeña un importante papel en las teorías psicoanallticas.
543. PsrcoeuÁrrsrs.-El método terapéutico del psicoanáiisis se en-
cuentra implicito en lo que llevamos dicho acerca de la teoría freudiana,
y se basa en el análisis de las asociaciones libres, de los sueños y de la
transferenciar&f finalidad consiste en lograr un conocimilnto íntimo de
los deseos e ideas del paciénte, pero que éste desconoce. La esencia de la
terapéutica psicoanalítica estriba en .ayudar al enfermo a conocer su
propia realidad interna, a descorrer los velos de la racionalización y a
adquirir energía desarrollando su razón y su objetividad. Como la ca-
racterística de los componentes del psiquismo es precisamente su resis-
tencia a ser conciencializados, hay que valerse de métodos ind.irectos,
mediante los cuales se traicionen a sí mismos.
El problema, tanto teórico como práctico, que se le planteó a Freud,
fue el de encontrar Ia manera de que una persona, no psicopática rri
embriagzJ ni dormida, pudiese conocer lo que en ella existe; ¡rero sirr
abandor^ r conciencia de la realidad. El ingenio del vienés resolviri
 EL srcr,o xx 415
414 HISToRTA DE LA FrLosoFíA
Tqdo hombre quiere valer, tener poder, ser admirado, triunfar. Más,
lo ezó Por como sólo puede valer en la sociedad y sus prójimos sienteh la misma
hub Por re- necesidad de valimiento, la necesidad de valer está contrastada por la ne-
les, aI estu- cesidad de sociedad. Si uno, a despecho de la competencia, logra impo-
lo i rnétodo nerse en la sociedad, su vida psíquica transcuffe normalmente; si es
ide a una Per-§on-a que
diga lo que derrotado en la lucha, se forma en él el complejo de inférioridad. La vo-
arse Para nada de las normas con- luntad de prevalecer está continuamente espoleada por el sentimiento
buelia educación, etc' EI oyente de inferiaridad, que incita a sobrecornpensar la deficiencia. Si el deseo
cubrir en estas asociaciones sin or' de dominio, de prestigio y estimación sociales, :s débil, el sujeto busca
de l¿s que el individuo no se {a una falsa compensación,, refigiándose en la neurosis, que viene a ser
sentimieñtos inconscientes' I¡o mis' entonces un medio para imponerse a los demás.
reorimido
-.-r-- de---\la libre asocia-
546. JuNc.-La desviación más importante de las teorlas de Freud
ueños y de la libre asociación, fue la que desarrolló en Suiza Karl G. Jung (1875-1967), elaboradof
lanzar'una ojeada a los force- de la doctrina del inconsciente colectiao. El inconsciente individual
,jeosdelielestudiodetransferenc¿'¿.observóquesus freudiano es una capa superficial y puede considerarse como la suma
pacientes ir con resPecto a él ideas y reacciones gue no se de las experiencias vitales de la persona particular. El inconsciente co-
basabán e Y comprábó que no eran accidentales estos sen- lectiuo forma la capa profunda del inconsciente y puede considerarse
^*, oriñera infancia se ,había encontrado'
" "r, como el recipiente de loda la herencia de experieniias de la humani-
gqna él imPortante'Y
Persona Para dad. En esta capa profunda están las ideas primeras o "arquetipos", de
consíderando a otras con arreglo que nos informan, en su lengua poética, el mito y la religión. Son mo-
las, no objetivamente, sino cual dos de canalización de la energía y de la experiencia milenaria de Ia
importantes en su infancia' Lo especie, i, desde allí tratan de orientarnos, pero también pueden scr
cia del Pasado al Presente' reprimidos. La neurosis se produce cuando el sujeto se cierra a su ver-
dadero destino y vocación, se niega a realizar las posibilidades que su
544. Derivaciones del Psicoanilisis.-Freud sentó nuevas ba§es para ser más íntimo impiicaba y comienza así a vivir en falso. La libido lc
el conocimiento del hombre, fflas no por
'ca.
el hecho de ser uu. genio de- avisa a través de los arquetipos y si sigue haciéndose sordo a sus ¿rvisr»s,
[¿s nuevas generaciones,apo- se desborda catastróficamente.
modificado su teorla en muchos
unos de sus ln᧠lntimos discípulos 547. Re¡¡r v F¡nnNczr.-El último de los discípulos de Frerr<l cr¡
, como la maYor Parte de las surgi- abandonar su escuela fue Otto Rank. Menos sistemático que Jung, ¡rt:r o
ones a la función Primordial con- interesado comoll por los problenias de cultura, arte y filosofía, «k's
casi todas
cedida por Freud a los impulsos se: ales. Desgraciadamente, arrolló algunas lritlárrt.u teorírs. Hubo un momento en que crcyri lr,r
esas disidencias teóricas de^generan en antagonismos personales y con- ber encontrado una causa básica del desarrollo neurótico en la ;rrrgus
ducen a la creación de escuelas hostiles entre sí' r
tia del nacimiento (trauma natal). Con posterioridad expuso ir¡t('r('
santes ideas acerca de las conexiones entre la creaeión artístic¿r y l;r l,,r
l45.Aor-rn.'Unodelosprimerosdiscípulos-de-Freud'AlfredAd- mación del síndrome neurótico.
ile de él ireando la denominada psi' Otto de las más antiguos y fieles discípulos de Freud, S:r¡¡rLrr l'r'
n en Io que Podríamos llamar la renczi, no rompió con la escuela oficial, si bien haci¿r los rillirr¡r,s.rtr,,,
brió la imPor?ancia fisiológica de de su vida expuso algunas teorías que nunca fuer<¡tl it<'<'¡rl;ttl:rs ¡xrt r I

rasgos de carácter cofiro com- maestro. Contrariamente'a la opinión de Freud de <¡ut' r'l ¡'sir o.rtr.rlr',t.r
s fíiicas. Para Adler no es eI debe ser un observador objetivo y conrpletamente i¡l('rl(, ¡r srr lr.r. rr nt¡
pSlquica, sino Ia aoluntad d'e Pre' en el terreno emocional, Ferenczi sostenía qrrc el ¡un()t ('s n(, rr',1,r ,I lr
r

o :d,e 'comuniil.ad"
 HISTORIA DE LA FII.OSOFÍA
llr'
,,,, rrr!, il('(('s;t¡i() c-r) toda vicla, sino que lo es especialmente en la la'bor
PRAGMATISMO. FENOMENOLOGÍA. AXIOLOGIA
! ,r.rrr\r.r rlt'l lrrédico.

!-i ltl.'l'r,¡¡nsNcr¿s NEoFREUDTANA

,.,.. s¡rr:iológicas y culturaiistas han
,rrr r:rrliqueiimiento de las doctrinas 549. El Pragmatismo.-El pragmatismo es esencialmente y ante todo
n(:y y F'romm comienza a actuar una filosofí c4na, a pesar de que puedan señalarse algunos
I ist.¿rs.
rasgos de p Éuropa. La nueva sociedad creada en Estados
para Harry
Los anheios más apremiantes del hombre no se cifran en la nece' Unidos ha encontrado su propia manera de pensar en el pragmatismo,
sino mientras que en el Viejo Continente sólo ha tenido esta tendencia po-
srack sullivan en la sa'tistacción cle sus deseos sexuales,
sidad de sentirse t"S"t; y at evitar Ia angustia-y
el sentimiento de so- cos y efímeros partidarios. t
y las satisfacciones vo' Desde el punto de vista de la teoría del conocimiento, el pragma-
ledad. Las necesid"á;;¿ seguridad e intimidad psíquica. del
I sas son los p.dÁ m'otivacionales en
la estructura tismo consiste en la negación del conocimiento contemplativo, pura-
- lnsiste en la totalidad del organismo
psicobioló- mente teórico, y en la red,ucción d,e lo aerdadero a lo util. Para el prag-
I e.
r
gl.u y as vari 5n con el que Pue' matista el fin de la vida será la acción (pragma), no Ia especulación.
cle ado e§te o psiquiatría y el psicoanálisis como La dirección más radical de este movimiento énseña que toda proposi-
el estu de ias onoiut y se interesó asimismo por ción que conduzca a un éxito individual es verdadera, mientras la más
}a los con bs psícoanalíticos a ciertos problemas moderada sostiene que es verdadelo lo que se halla verificado por los
de sociolog Üca' hechos objetivos. Peio la utilidad, á valór, el éxito, valen comó el cri-
yinsistEnflictoentrelasvariastendenciasneu. terio rlnico y, en general, como la esencia de la verdad. Sólo las mati-
róticas y en e1 I que desempeña la ansiedad para que subsismn
eEas zaciones de esta "utilidad" suelen ser diferentes.
tendencias. y Lt ud"l'o, ctlundo tratan de-adaptarse al ambiente'
El En el caso del pragmatismo americano no se trata de una mera teo.
rse hacia los demás, contra los demás 6 de ellos' ría del conocimiento. La acomp4fa la mayoria de las veces toda un¿ filo-
a las d,emds, en el sentido de hacerse e en ex- sofía de la vida notablemente pa.recida a la de Bergson. Nada hay en
d,emtis significa bus
ceso de ellos, condo.. uí desamparo; ir contra los la realidad que sea estable, todó es fluyente y creadoi en ella, eI enten-
lleva al aislamiento' dimiento resulta incapaz de captarla y todo conocimiento se basa en, la
car la hostilidad, y vivir al margán de los d,emds sólo
Denrro del grupá de los nJofreudianos es Erich Fromrn eI que más experiencia. También comparten con Bergson los pragmatistas norte-
acenrúa la crítióa áe la so y de sus efectos embrutecedores y p4- lmericanos una cierta actitud pérsonalista y humana.
;;1";;;J-;-"i r,o*¡r". de gran importancia al influjo de la
individuo' 550. La esencia del Pragmatismo.-No investiga eI pragmatismo qué
;sffuctura económica y social en eI dásarrc¡llo del carácter del .osas sean verdaderas en sí mismas, sino qué frutos se seguirán para Ia
ASuentender,carlast¡ciedadCleauna'petsonalidadtipoque..seesfuer- vida práctica, * aceptar como verdaderas o falsas respecto a un punto
za hacer ne rc hacer, transformando de ese modo determinado doctrinas opuestas.
su quica n ía útil parl -Io¡ fines particulares
Si las consecuencias prácticas de dos opiniones opuestas son igualcs.
de ad de ". estas nécesidades sociales pueden
ambas poseen el mismo valor y toda disputa en torno a ellas es unit
y suelen estar en Pugna con las necesidades que surgen de Ia natura-
de amor, de solidaridad hu- inútil logomaquia. El sentido común de los humanos, la física modern;r
leza dei hombre, de su inherente necesidad
y el criticismo filosófico conciben el universo de muy distinta maller¡r.
rnana y Si la verdad consistiera en Ia conformidad entre el entendimient«r y llr
satisfaga cosa, no podrían ser verdaderas estas t¡es imágenes del univcrso y, silr
típico" c embargo, cada una de ellas tiene sus argumentos, .su im¡xrrliln(:i;t y ¡lt
irrstint<-¡ valor. Es que ninguno de esos conceptos es absolutamentc vr.rrlrrlr.rrr,
iirlt,¡4rut:ión en la socied,ad' con los contrastes y conflictos
que de eJla
o recha- no son más que instrumentos para conseguir determinarklrs l'irrr.s ¡rrJ,
rlrrrran;tn: libertad, sumisión, colaboración' función asumida ticos. Todo conocimiento, toda teoiía, es un cierto irrstrtrrrrr.rrto, un.r
,,;rrl;r rlt'¡ttr<l del grupo, etc.
4t7
lll{ HIsToRIA DE LA FrLosoFÍA
EL srcl-o xx 4lg
.rrrrirr rlcl pensamiento a los hechos. Una teoría no es la solución
,rrl.r¡rt
propensión al misticismg:.A.1." largo de su vida sintióse,
,lc r¡n ¡rr«rblema, sino un programa de trabajo futuro; nos señala qué el problema de la conciliación preocupado por
r¡r¡'rlios Ircmos de emplear para poder modificar el mundo real en pro- de" ra tend.".i, i"i.riárt" l" fe con el
pensamiento científico que minarla; ello constituyó uno de los
vrr lr<¡ nuestro. Económica y políticamente, moral y religiosamente se -parecía
principales móviles de su oÉra. su orientación sociar, su optimismo, slr
irrr¡r«rndrá siempre el que de mejores ideas disponga. La verdad no es
estilo humorístico conquistaron a sus-corrt.roporar.ár. rrri
;rlgo estático, una inmutable propiedad de las cosas o del pensamiento,
nalidad exrraordinalir, a. enciclosdicos conocimientos, de
ñ;il-
sirr<r algo dindmico, medio para afirmar nuestro dominio sobre el mun-
y variadas curiosidades- su persona y su obra, que ur.rrruro, múiiples
<lo real y modificable'para nuestra utilidad. universar
celebridad, pasan hoy por ún injustl olvido.
551. Peirce.-El iniciador del pragmatismo, quien, segrin parece, le '553- Psrcor-ocÍe.-sus amplios
dio también su nombre, fue Charles Sander Peirce (1839-1914). En su estudios sobre psicología reveraron
ensayo, Cómo-aclarar nuestras ideas, responde a esta pregunta sugirien- gue esja disciplina era suscepribte de ser tratada t"rrrbiér, en una forma
do el criterio siguiente: "Considerad los efectos de importancia práctica literaria y hurnanista. Reprisenran un intento a. ,.-á"irar la
tradi_
que pudiera tener un objeto de vuestro concepto. El concepto ,que ten- ción clásica, el análisis asóciacionista, las especulaciones psicogenéticas,
los métodos ex_perimentales y los conc.pto, uiotogicos
gáis de estos efectos será el concepto que tendréis del objeto." Para jus-
asignando a cada tendencia ,., lrgu. pr.Éiro ."
y patorógicos,
tificar este criterio sostenía que el pensamiento no tiene otra función i.rr.itado final.
que generar creencias y quertoda creencia es una regla de acción; el fin Existe un mundo externo-que-los^estados de "t conciencia pueden co-
írltimo del pensamiento es el ejercicio de la volición y producir hábitos nocer; pensamientos y sentimientos son vehículos del
conocimiento. La
psicología, una vez establecida la correlación empíri.r-á.
de acción. ,

formas de pensamiento o de sentimienton en

las diversas
'El pensamiento representa una interrupción de Ia acción, un estado condiciones orecisas der
cerebro, no puede proctder en .,l ,.rr.rro
de duda y de investigación. Este estado, mediante la indagación del pen- ..*;;;.i.".¡í^ri'#;;;
allá, se convierte en metafísica. Todos lá, i"t."t.r^J.§ri.ur
samiento, termina en una certidumbre con la cual, superado el momen- nuestros
to de suspensión, se reanuda la acción y repitiéndose y volviéndose con- aprrr (e¡ fenoménicam_ente como producros de pro_
ff::T::?::t
runoo _ql: yo transcendente,
varor -alma,
suetudinaria da origen a la conducta. Las diversas vías para alcanzar ideas, unid.ad elemental de r:r
la certidumbre, los diversos métodos de conocimiento y de pensamiento conciencia-, son metafísicos. procura [rantener
unidad efecrrva de ra conciencia, limitada ; L
el contacto con la re;¡l
son en sí equivalentes; se distinguen y adquieren valores áiversos sólo a;;".'*píri.rrrr",.,r"
comprobable. De ra doctrina asociacionista
por el diferente grado de seguridad que producen y, puesto que la se- utiliza i-.."..pa de¡ros ,.,r>
jetos pensados" o da. "I rocesos cerebrales,,.
guridad es un sentimiento, las teorías valen en el fondo por su valor Todo su
sentimental y po, su buen resultado práctico.
mina a ofrecer una ciencia naturar del pensamiento, esfuerzo se e.(:a
un rnod,,s uiu¡t,tri
Para poner de acuerdo las más diversas escueras sobre Ia base común
.- ,A.nticipando las tesis del positivismo lógico, Peirce muestra que un hecho. <r«,1

)robleqra nG tiene sentido rnás que si son afirmaciones aerificailes las

respuestas que se pueden aportar. E ir para "de-
mostrar que casi todas las proposici
554' E¿ PlcivreusMo DE Jaivrns.-Ninguno de ros sistemas firr¡sriri
ógita o son cos ha co_nseguido convencer dá todo,
una jerga sin significado. . . o son porq-r.. el empirismo es inrrur¡r;r
no e irreligio:g- y el. racionarismo se mantiene fuera
de ro con(:r(.r(, (rr,l
mundo real- Ninguna-teoría puede aceptarse, de
552. James.-El pragmatismo de Peirce era puramente metodológi- modo absorrrl(,, rr)rr,¡
co. Quien dio una formulación definitiva a la filosofía pragmarista fue
una transcripción de la realiáad; todas^son instrum.rror,
m(¡«los rrr¡.rr
tales de adaptación a Ia rearidad, más que respuesta
William James (1842-1910), 9l pensador n3rreamericano más aprecia- a cuarqlri.r r.rrr¡,¡¡¡.¡
do. Tras largos vjajes de estudio a Europa, cor :culos filósofos y psicó- del mundo.
logos mantrrvo siempre estrechas relaciones, sentó sus reales en Har- Nuestra actividad cognoscitiva está impursada y
euiad;r rx)r irr(.\rr.r.,
preferencias, inrereses y necesidades. por .Io, .,
vard. De su padre, ét filósofo trascendentalista, hered.ó, con la tenden- r;g:;;i.;
criterio de verdad un principio interectual y racioñor, ,,,r,i,,,,,,.r()r)r;rr r,,rr,,
r:iir u Ias especulaciones no ortodoxas, un marcado interés por los valo- t.rrrr.,, ,
rr:s rnorales y espirituales, la necesidad de una fe religiosa y una principio de una filo56'1iu que esté delcuerdo con nlr(.srr;rs r

acusacllr r¡(.(t..,rrr.r,r, -
y aspiraciones. Partiendo de Ios principios der
¡rr,,grr,,,i,.,,r(, rr,, r.,, r,,
420 HrsroRrA DE LA rrlosoFÍA
sible rechazar ninguna hipótesis cuando traiga consigo resultados útiles
para nuestra vida. Lo verdadero es lo oportuno en nuestro modo de
pensar, y lo iusto es lo oportuno en nuestro modo de obrar. La verdad
es una propiedad de la idea, no del objeto. La verdad sigue a la idea;
ésta se hace verdadera en virtud de los acontecimientos. Ideas verdade-
ras son- aquellas que podemos asimilar,-convalidar, corroborar; fa]sas las
que no se prestan a tales operaciones. La única garantía real que tene-
mos contra la desviación del pensamiento es la expefiencia misma, que
reduce y endereza nuestros errores., La filosofía, por consiguiente, no
comprueba la verdad, sino que la'crea: "recibimos el bloque de már-
mol, pero esculpimos la,estatua por nuestros medios".
El concepto pragmatista de James, más que establecer un principio
de cohesión absoluta, tiende, a amortiguar los choques entre las dife-
rentes doctrinas. Podría qonsiderarse ómo una forma de gnoseología
biológica, que viera en el conocimiento una simple manera de adapta-
ción vital y tratara de erigir el criterio práctico en criterio de validez
objetiva. Aquí el pragmatismo se convierte en humanismo, de tono dis-
tinto según el ideal de vida que cada filósofo exprese.
555. PrnsoNerrsMo pLURALrsrrA.-Para James este ideal tuvo por fon-
do un pluralismo espiritualista dinámico y progresivo, que debe a Berg-
son algunas de sus orientaciones, como la del continuo fluir de la rea-
lidad y el antiintelectualismo. Nada hay acabado en eI mundo, no con-
tiene éste ninguna sustancia, se halla en perpetuo devenir y tampoco es
un ser único sino compuesto de muy diversos individuos. Su filosofia,
que él designa corno empirismo radical,llega a rechazar la oposición en-
tre sujeto y objeto. Aborrece el iguaXitarismo, la uniformidad y la vio'
lencia, y defiende dondequiera la libertad, la diferencia y la variedad.
Considera como realidad suprema la persona. Puesto que hay muchas
personas, llama a su doctrina personalisryo pluralista. Fstá persuadido
de que, siquiera en mínima medida, todas las cosas de este mundo están
animadas. Estima tanto lo anímico, que incorpora a la ciencia inclttso
Ia experiencia oculta y llegó a funclar una sociedad para el estudio del
ocultismo.
556. f.e rxpnnrrNcrA RErrcros,t.-La religiói es esencialmente una
f'otma de vida de la conciencia individual, en la que el yo se .siente mo-
rlifi«:ado hasta lo más profundo. Es unh experienóia que varía radical-
nr('r'rtc de individuo a individuo. l,a caracterizan elementos como la ale-
gr'í;r cs¡riritual inconmovible; el sentimiento del pecado; la conversión',
(lu('sustituye una perionalidad ptt otra nlreva y superior; la santiclad;
l,r virl:r nrísti«'l cspiritrra.l, en la que el homlrre tiene conciencia de vi-
rrr l,r vir!;r rr¡isnr:r '<lc T)ir¡s; l¿t oracirin, qrre rnodifica el curso de ntres-
EL sIGLo xx 421
tros sentimientos y de las mismas cosas. En estos diversos fenómenos
tiene conciencia el individuo de entrar en relación con potencias in-
conmensurablemente superiores a su naturaleza. La conciencia religitl-
sa es, en el fondo, la conciencia humana que se siente en comunión co¡r
Dios ¡ a través de Dios, con las otras conciencias humanas.
Mientras la experiencia psicológica se limita aI yo finito, la reli-
giosa contempla cómo se ensancha la personalidad a través de una re-
lación de comunién entre ella y las personalidades superiores. Mas la
experiencia religiosa no está completamente separada de la psicológica:
existe entre un individuo y los demás una región intermedia a la que
se pueden reducir las intuiciones del genio y los postulados metafísicos
-nuestra
de experiencia física o psicológica. Así como eI hecho fisioló-
gico representá para eI psicólogo sólo una Parte de la conciencia, asl
el hech-o psíquicó puro y simple representa, desde el punto de vista de
la conciencidreligiosa, la manifestación de un yo caPaz de entrar en la
vasta cornunión de las personas. Bajo la apariencia de las leyes fijas de
Ia materia está el influjo de la conciencia; bajo las conciencias separa-
das entre sí, de los individuos, está la recíproca penetración de las colr'
ciencias, coexistente con su individualidad en Ia esfera de lo espiritual
y de Io divino.
157. Schiller.-El riesgo existencial y la acción por el valor sotr cotrs
titutivos del ser humano; este es el significado del Pragmatism<¡ irrlr'
gral, que él denomina humanismo, de.-Flrnando Canning Scott Sr:lrillcl
(1864Jq37), con el cual pasa el pragmatismo de Estados lJnidos:r lrr
glaterra. Aunque era natural de Altona, en Alemania, emigró tctrrl)r;r
namente a Gian Bretaña. Enseñó durante treinta años en Oxlirrrl y
desde 1930 en los Angeles, donde murió.
Retoma la sentencia de Protágoras, el hombre es la rnedida tlt'lr¡rl.r',
las cosas, y defiende a los sofistas frente al intelectualismo de l)l:rtr'rrr y
hasta refuerza la fórmula del griego al declarar que el homl¡¡'<' rr,, ,',
sólo Ia medidá-más tamt¡ién el creador de la realidad. Esta r«::tlirl;rrl rr,,
es más que una masa informe y conformable, plástica; se cottvictlt'r'rr
una realidad, en un "hecho", cuando ha sido "hecha" por cl lt,rlttlrlt'
Carece de sentido la cuestión de qué sea esa realidad; la qrrt' rlt'l¡r' r, '
planteada en su lugar es ieué es lo que podemos hacer de t'll;¡? l'i|,,.,,
far no quiere decir explicar el mundo sino configurarlo. N,, lr.rl rrrr
bloque, trniverso hecho y cabal. Como Ia configuración tlt'l rrttrrttl,, r'r
nuestro deber moral, filosofía es lo mismo que moralitl;trl-
558. Le rócrce.-Bajo la decisiva influencia del lr'rgi« t, r\llr,.,l "r,l¡,
wick, dirigió Schilter su atención primordial a la l<igit'rr, (lrr('rto ¡,ttll'
Ser, Según é1, ni formal ni abstracta. La ldrgic:r <:s :tls, I lrtttrt.trt,, ,1, l"
422 HrsroRIA DE LA FrlosoríA
)
cervir a los hombres, es un instrumento de trabajo. Ya puede la lógica
expulsár al hornbre, que éste volverá.
El piincipio de"identidad y las demás leyes.lógicas, que Pasan por
absolutás, soñ falsas. Y lo mismo cabe decir de la verdad. No existe nin-
¡¡una ver{ad absoluta porque toda verdad es humana. No sólo los ani-
males; tamtiién las ideás luchan por la existencia. Verdadera es la idea
que, en competenLia con las demás, se impone.y las sobrevive. Lo que
ayer se tenía por un error puede hoy ser reconocido e iniponerse como
verdad uhiversal. La metafísica es sólo un rompecabezas sobre cosas
rlltimas de muy dudoso valor.
No afirma Schiller que cualquier proposición útil sea verdadera,
pero sí que' un juicio para ser verdadero debe ser yril I que-un juicio
vbrdadero representa un valor. La vérdad no se halla fijada sino gue es
dinámica, se encuentra en constante devenir. Concibe lá verdad darwi-
trlanamente, ya que la deja desembocar en'el río de la vida;' su teoríá
,ho es propiamente una Iógica sino una "biología" del conocimiento.
É59. Depey.-Con str inquebrantabl-e fe en el progreso y el irrefre-
nable amor a la aventura, que rompe con todas las tradiciones y ensaya
por doquier nuevos caminos, John Dewey (1359-1952) pasa por el tipo
americano de cuerpo entero. Natural de Burlington, conoció el Oeste
medio y enseñó en las universidades de Chicago y de Colurnbia. De
enre los muchos influjos que contrib9yeron a la foimación de Dewey
los más importantes son los de HegéI, Darwin y Peirce. Del último
aprendió a analizat el significado de una idea en términos de conse:
cüencias prácticas diferenáiales consiguientes a su aplicación. De Dar-
win tómó el modelo biológico que le permitió asimilar todos los pro-
blemas reales a una falta de aiuste entre organismo y ambiente. De
Ftregel sacó los caracteres filosóiicamente más importantes de su plan-
teamiento. La realidad es un todo unitario cuyas articulaciones y oPG
siciones son siempre relativas, momentos de un desarrollo, no divisio-
nes estáticas. Pero, mientras para Hegel todo es racionalidad absoluta,
.rrecesidad y certidumbre, para Dewey muestra el todo caracteres de in-
certidrlmbie y errqr, de piecariedad y riesgo, y la razón no es más- qu_e
url medio para alcanzar una situación de mayor estabilidad y seguridad.
Dewey ha cobrado fama como un reformador de la educación con
un sentiáo extremadamente social, pero también su filosofía ha ejer-
cid«¡ una gran influencia sobre el pensamiento, la- cultura y la usanza
política, en los Estados Unidos particularmente. Ha elaborado una fgrr
nra de pragmatismo, llainada instrumenlalismo por el acento que Pone
e¡r el valor instrumental del conocimiento, para resolver sitUaciones pro-
Ille¡n¡iticas de nuestra existencia.
EL SIGLO XX 428
560. L¡, r,xpnmrxcrA.-Fuera del conocimiento adquirido con los
métodos de las ciencias de la naturaleza no existe ningrln conocimiento
¡eal. En épocas anteriores, cuando la humanidad no estaba todavla en
posesión de la técnlca moderna, se buscaban las razones de obrar fuera
del campo de la experiencia. Pero ya es hora de que desechemos toda
idea de trascendencia y nos pongamos a escuchar exclusivamente a la
experiencia
Est¡ no se identifica ni con la conciencia ni con la subjetividad. Es
mucho más vasta que la conciencia, porque comprende también la ig-
norancia, el hábito, todo Io qbe es "oscuro, vago y misterioso" y que
como tal no forma parte de la conciencia. Tampoco coincide conrla
subjetividad, porque no se liÍnita a una sucesión- de sensaciones, imá-
genes e impresiones personales. Todos los procesos del experimento son
acciones o actitudes referidas a cosas más allá de tales procesos; no son,
por consiguiente, subjetivos. La experiencia abraza entero el muñdo
de los sucesos y las personas y es'esencialmente historia.
La experiencia nos enseña que todo cambia, que no hay nada fijo
ni en el campo material ni en el espiritual. ta filosoffr se ha venido
ocupando sobre todo del orden, la unidad y Ia bonda{ del mundo; mas
el desorden, la multiplicidad y la mudanza están intrlnsecamerlte mez-
clados con sus contrarios y deben ser tonsiderados tan reales como éstos.
561. rNsrnuvrcNrer.lsrro.-La lógica tiene un valor instrumental y
operativo, pues "la función del pensamiento reflexivo es. . . transfor-
mar una situación en la que se tienen experiencias caracterizadas por
oscuridad, dudas, conflictos, es decir, perturbadas, en una situación i:l;r-
ra, coherente, ordenada, armoniosa". El pensamiento no es más que rrn
instrumento para la acción. La idea no posee más que un valir ins-
trumental; se trata de una función desarrollada por La experiencia a«:-
tiva y que está al servicio de esta experiencia. El
-hombru
ráIo comienza
a pensar cuandg-tiene que vencer dificultades; todo pensamiento br¡s«.a
resolver una "sítuación problemática". El valor de una teoría cientíti<:¡r
depende de su grado de aptitud para resolver esa tensión. verda«lcr.:r «.s
siempre aquella idea_que demuestra ser instrumento aprovechabl<'
¡r;rr.;r
la lucha de la vida. como los animales se imponen en ésa luch¿r,,,,, .,,,*
zarpas y dientes, así los hombres con sus ideas. Formamos nuev:rs irlr.,rs
siempre que nos hallamos en necesidad, cuando ya no basta¡r r;rs irr¡.,r,,
viejas, cuando necesitamos de nuevos instrumentos para «lorrrir¡,¡r l,,r
nuevos peligros que surgeh.
Se dan, por una parte, los hechos de experiencia, inrlisr.rrtilrlrs. ¡,,r
()tra, las ideas, cuya función es completar y organizar llrs rt:rtr¡.; rlr. l,r
experiencia. Lo mismo que un operario ensaya slrr:<'siv;urrr.rrl¡. 1,,, rrri
trl¡mentos de que dispone, asi procede por tantc()s <.1 lilrivrlo .r,rt,., ,1,
'124 HrsroRIA DE LA rrlosoFíA
escoger libremente la idea más adecuada para solucionar el- problema
dadó: h idea no es verdadera más que en la medida en que logra c-om-
pletar los datos de la experiencia. Ei absurdo conferir un valor absoluto
a esas ideas, que no son más que in§trumentos.
562. Pr»ecocÍe.-La doctrina del interés es la base de ia pedagogía
de Dervey. No se puede suscitar artificialmente interés por algo que no
es capaz de suscitárlo por sí mismo. Es indispensable que la enseñanza
se funde en inüereses reales.
El proceso educativo tiene dos aspectos: trno psicol-égico, que con-
siste eri la exteriorización y el despligue de las potencialidades del in-
dividuo, y otro social, que'consiste en preparar y adaptar al individuo
a las tareas que desempéñará en la sociedad. A menudo están en graYe
oposición los^ dos utpeitbt, Pero !Y lPolición P".+t desaparecer -si te-
rremos presente que las poténcialidades del individuo en desarrollo ca-
recen dé significado fuera de un ambiente social, y que, por otra part-:,
.,la única áaptación posible que podemos dar al niño es, en'las condi-
ciones actualés, la qui se produce al hacerlo eniral en posesión com-
pleta de todas sus facultades".
"Con eI advenimiento de la democracia y de las modernas condicio-
ues industriales se ha vuelto imposible predecir lo que será la civiliza-
ción dentro de veinte años. Es imposiblé preparar al niño para enfren-
rar un orden preciso de condiciones." Prepararlo para Ia vida significa
hacerlo dueño de sí, educarlo de modo que consiga el gobierrlo com'
plero y rápido de sus capacidades. La personiJia-aa individual es el úni-
lo ug.ot.'de progreso eiectivo; pura áesurrollarla, y no Para coartarla,
Ia eü'ucación áebá asumir una fisonomía y un carácter sociales.
No hay separación entre las aulas y el mundo.'No sólo se educa para
saber, siná también para la convivencia con otros comPañeros de dis-
tinto modo de ser. Lá escuela no educa para Ia vida; es ya vida. No se
entra en una escuela, ni se sale nunca de eIIa sino- que se aprende mien-
tras se vive. No hay un ideal acabado de perfección. N.o. hacemos sino
ensayar por nuevos experimentos lo que mejor se ventrca en una sl-
tuación.
563. La Fenomenología.-Empresa de Ia corriente filosófica deno-
rrrinada lenomenologia es constituir la filosofía como una ciencia rigu-
ros:r, de acuerdo con el modelo de la ciencia natural del siglo-xY(, Pelo
difcrenciándose de ésta por su carácter Pulamente conternplatiao. La
cit'nt:i:r natural hace suya la actitud del hombre común, que quiere co-
r¡r¡r:t'r' I:rs cosas Para disfrtrtarlas, Poseerlas, usarlas, pof lo que.sólo le
,r¡( r(,ri. ,,,, existincia o no existeñcia. Esta actitud no es la más indi-
,.r.l,r¡r,rr;r (()no(.\.- l¿r verdadera naturaleza, la esencia cle las cosas mis-
EL srcr,o xx 425
mas. Para que las cosas manifiesten al hombre su esencia es neces¿Irto
que éste se retraiga de la esfera de los intereses prácticos que rigen su
vida cotidiana y considere las cosas mismas como puros objetos de con-
templación. Desde este punto de vista, deja de ser irnportante y puede
dejarse de lado Ia existencia de las cosas mismas y del mundo en su
totalidad.
Para el filósofo lo tlnico importante es saber qué es Ia cosa, conocer
la esencia. Prescinde de la existencia o no existencia de las cosas, de la
existencia o no existencia del mundo en su conjunto; "¡rone el mundo
entre paréntesis" en expresión de Husserl. Su punto de vista es el de
un espectador de§interesado ante el cual están presentes los objetos
hacia los que se dirigen los intereses y necesidades del hombre común,
aunque sólo baio la forma de fenómenoü esto es, de puras esencias que
se manifiestan como tales a la conciencia del yo. Fenómeno significa,
en esta escuela, manifestación de la esencia de las cosas; en consecuen-
cia el rnétodo o procedimiento fenomenológico es aquél por el cual el
horn'bre se coloca en condiciones tales que la cosa misma se le hace prc-
sente en su verdadera naturaleza.
r
564. Brentano.-Por su vida accidentada, por Ia energía y la pc-
netración de su pensamiento y por el valor con slue defendió sus cor)-
vicciones, §ranz Bientano (1833-1917;, sobrino de Bettina y hermano
del economista, es una de las personalidades más atrayentes de la hist<r
ria de la filosofía. Nacido en Marienberg, profesó en Würzburgo y
viena. Fue, con Trendelenburg, el más significado aristotelista del sigl<r
pasado y se opuso a las cort'ientes filosóficas de su tiempo, tanto Í¡
las que se hallaban bajo el signo del positivismo como, y sobri rodo, a l:rs
derivadas del idealismo especulativo posrkantiano. Representa el elr:-
mento aristotélico de la escuela austriaca, como Bolzano representa r:l
platónico.
Brentano prtípone abandonar toda especulación y toda construc(:i(in
para examinar detenidamente el alcance y sentido de cada conccl)t();
la tradición católica, a la cu¿l permaneció fiel durante gran parr«' rlr.
su vida, lo vinculaba también a su.irreductible oposición frente :rl irk.;r
lismo. Su obra, olvidada por las direcciones filosóficas predonrirr;rrrtcs .r
fines del siglo pasado, ha sido revalorizada por la fenornellol<¡r.í;¡ ,1,'
I{usserl que, al ocupar el centro del interés filosófico, ha darl«¡;r (.n,,
cer el origen de buena parte de la filosofía contempofánc:r :rlr.rrr.rn.r r'
austriaca. Con Brentano se ertlaza, además de Husserl, rrrr rrrirrr.r, r,l
siderable de discípulos que, procedentes de esta escuela, lr:rr¡ rr'.rlrr.¡,1,,
contribuciones apreciables a la psicología, a Ia l<igi«:a, ;r l;r r,',rr rr rl¡ I
objeto y de los valores.
'I ]I(I HISTORIA DE LA FILOSOTÍA
,l-¡lil-¡. La l¡.¡rnucroNAlrDAD.-Tanto estimó Brentano la psicología,
(lu(: crr todo su círculo es perceptible un despertar del interés Por esta
t'iencia. Consideraba todas,las ramas del saber como una especie de psi-
cología total, pues que todas las ciencias tienen'que partir de los fenó-
menos de la conciencia. Frente al fisiologismo, aI asociacionismo y al
constrr\ctivismo, convierte su psicologla en una ciencia descriptiva, en
una pslóognosia destinada a examinar; mediante una eliminación de
todo supesto, los fenómenos psíquicos puros dados en los actos inten-
cionales.
ta
idea de la intencionalidad,, ceqtral en la fenomenología, tiene su
origen directo en la psicognosia de Brentano, .que hace de cualquiera
de los actos psíquicos, intelectuales, afectivos o volitivos, actos indiso-
Iublemente unidos a una ¡eferencia al objeto. La intencionalidad es la
característica que diferencia radicalmente los actos psíquicos de los fe-
nómegos físicos o naturales. El pensar se refiere siempre a un objeto,
sea real o ideal, como término obligado de su actividad. Todo pensa-
miento lo es de algo que se le opone, y un pensamiento que no piensa
nada es absurdo. El objeto o correlato del pensar es distinto de é1, y
esto es lo importante. El pensamiento, como acto uno, está ceñido a las
condiciones de hecho de mi manera de ser humana, aunque apunta a
un término, su'significación, que no está encerrado ni limitado por mi
conciencia subjetiva, sino que presenta caracteres que rebasan Ia redu-
cidá y limitada manera de ser humana. El hombre se abre a un mundo
de realidades o ideálidades que lo trasciende. Esto significa que no sólo
sorros sujetos de nuestras ?itividades limitadas, sino- gue pádemos ele-
varnos a la contemplación de lo necesario y objetivo, porque éste se
reveta a Ia conciencia.
566. Eprsrruor,ocÍA.-llrentano distingue entre "representaciones
mentales", "juicios" y "movimientos afectiyos", tales como el amor, el
odio, la codicia, la alegría, la esperanza, etc. Es importante la posibili-
dad, sostenida por é1, de diferenciar entre representaoión mental y
juicip, porque con ello rechaza la definición del Juicio como un enlace
de representaciones mentales. Las percepciones son ya "juicios", por-
que contienen en cuanto tales un juicio existencial. El sentido de cada
juicio reside en la afirmación o negación, en el reconocimiento o en
el rechazo; también los juicios predicativos se remontan en definitiva
a proposiciones puramente categóricas, en las que no se lleva a cabo
ninguna unión de representaciones tnentales.
Sobre su pvidencia fundamenta Brentano también su propia teoda
de la verdad. Sólo puedc hablarse de verdad y de falsedad en los jui
cios en Ios qu€ se afirma o niega, y para ello no hay en definitiva otro
critcrio r¡rrc l;r evidencia rnisma de la percepción interna. Con ella se
EL srcr,o xx 427
afirma al mismo tiempo que la validez lógica debe ser radicalmente se'
parada de la necesidad psicológico-empírica.
567. Errce.-Brentano edifica su doctrina del conocimiento moral
con método análogo aI que preside su teoría de la verdad, ya qub pra
cura mostrar, también en'Ia ética, la existencia de juicios de valor do-
tados de evidencia apodíctica, que emanan de las fuentes inmediata-
mente comprensibles de nuestro amor y nuestro odio. Cuando decimos
que algo es bueno, tal cosa significa que es imposible que un ruieto
amante de ese algo Io valore injustamente; la valoración es "tal y como
de.be ser". De la experiencia de una valoración justificada y certera sí-
guese un conocimiento dotado de validez apodíctica, porque los actos
de amor y de odio se hallan equiparados en rango a las visiones inme-
diatas de la intuición interna. Tan sólo porque, en eI campo de los
valores, ,exisrcn diversos grados de bondad, surgen junto a los axiomas
de valor los de la preferencia, que rigen para las decisiones sobre lo
mejor y lo peor. Todós ellos se hallan subordinddos al supremo prin-
cipio apodíctico práctico, que ordena elegir siempre, lo que se eviden-
cia como óptimo sobre la base del axioma de la preflerencia. Brentano
lo formula sobriamente: "Escoge en cada momento lo mejor que. sea
alcanzable."
568. Meinong y la Teoría del objeto.-Farnoso como psicólogo y
teórico del conocimiento es el discípulo de Brentano y profesor en Graz,
Alejo Meinong. (1853-1920) . La iávestigación centrui y tu más original
contribución de la filosofía de Meinong es la "teoria del objeto", no
sólo importante para la fenomenología, sino también de decisivas con-
secuencias para toda la llamada nueva ontcilogía. Segrln Brentano, toda
conciencia es concrenciT de algo. Este algo lo llamó Meinong el obieto,
y sobre esta base construyó con notable lógica iu teoría del mismo.
La esencia racional de cada cosa ha de ser considerada a priori, in-
dependient.-eni. de toda consideración de 'su existencia. Éor consi
guiente, como objetividad pura de lo pensable, no importa si es real
o irreal, de la misma manera que en matemática se estudian las propie-
dades del círculo o dei triángulo prescindiendo de la existencia o no
existencia sensible. De una manera ¿ún más puramente a priori, pués
esta teoría debería comprender no sólo los objétos posibles, iino incjuso
los imposibles. Un cuadrado redondo, por ejemplo, puede ser objeto
" conocimiento, si bien no exista ni sea posible.
del
Ati;-;;;;-á;üiá., a pesar de su formaiión empirista, cad) vez más
a un método transempírico y a la construcción de una teorla del objeto
corno'tal, o puro, se adelanta a la obra. de Husserl. Atribuía objetos
propios a las funciones fundamentales de nuestra alr4a, distinguiendo
42tl HIsroRrA DE LA rr¡.osorÍA
cuatro clases de vivencias elementales, y así llegó a las siguientes clases
de objetos: objetos ,soR los objetos de la representación; obietíaos, los
del juicio; dignitatiaos, los clel sentimiento; desideratiuo.r, los del deseo.
Con este descubrimiento se ha centrado Meinong en la esfera de las
valencias y ha superado cualquier concepción puramente cósica de los
objetos; quedan así perfectamente asentadas las bases metodológicas
para una teoría de los valores.
569. Husserl.-Edmund<¡ É{usserl (1859,1938) nació en Moravia. en-
tonces Austria. Estudió en Leipzig matemáticas. física y astronomía y
en Viena filosofía con Brentatro. Influyeron err /:l el matemático \t/eier-
trass, de quien heredó Ia tendencia a la.exactitufl y el riqor .-n el cono-
cimiento, ei psicólogo K.. Sturnpf, quien le legó el hábit-o de las finas
descripclones de los fenómenos psíquicos y Franz Brentano, de quien
recibió la teoría de la intencionalidad y estímulos tan decisivns, que
bien purio afirmar: "Sin Ilrentano no hubiera yo escrito una palabra
de filosofía." Fue profesor en las r¡niversidades de Halle y cle Cotinga
y después de la de Friburgo de llrisgovia, de la qne fue rernovido en los
últimos años por el régiuren nazi a cansa de su ;rscenCencia judía. Oejé
numerosas obras sin puLrlicar, que ahora se están editancl,¡.
Flrrsserl pcisr:ía una gran fuerza lógic;r, era maestro en. la digtinción
y división y tenía verdade¡a pasión por Ia claridad y el rigtr ,..ientífico.
Su filosofía significa un giro. Iltr dio nuev() ptestigio a Ia fik¡sofía. que
amenazaba hundirse en el escepticiu o, y devolvió a.la juventurl ll con-
fianza en ella. I.os rromt¡res de algunos de Ios rnás eminentes filósofos
de nuestro siglo corroboran la fecrrnrlidad del nrétodo fcnomenológico
creado por Fltrsserl.
Los principales ternas Ce la fenomenoloqia husseriiana se organizan
en torrro de la idea de reducci'in. tr(educción a epoiá es r:l pror:triiurien-
to intclectual que consiste en pr)¡¡q¡' entr(: traréntesis ciertos juicios.
ciertos conocimientos y en tlefinir una cletcnninada perspcctiva, un
cierto tipo de conocirniento 1 rL: objeto" 'Ilrc's son ias principales redu«:-
ciones que opera: la filasóficu: que pone fuera de juego a todos los sis-
ternas y aplica el espír'itu a las cosas mismas; l¡t {en.arnenolcigica, q\e
suspende la creencia en un rnundo rcal y pone al es¡ríritu ert pre:sencia
de puros fenómenos, y la eidética., qrle pone entre parétitesis los hechns
contingentes y revela al espír'itu su esencia (eidos) rrece§aria.
57O. L,q. ,qror;cc¡tiN rlr-ostirtc.t.-Proptisito frrndanterttal de I{rrsserl
('s (.nc()l)tnr una ciencia filr¡srifica rlue sirva tle Írltiln;r irrstrlicaci<irt a "
l;rs rlisr i¡rlinas filosóficas restartcs y que proporcione a la {'il<¡sofia el
uni((r .()l)()rt( sol¡re el crr:rl puede e]cvarse c:onx¡ «:ieucirt rigtlrcsa. La
EL slclo xx 421)
ciencia fundamental buscada es la fenomenología pura, y la filosofla
sobre ella levantada, eI idealismo fenomenológico en que desemboca.
El hecho de haberse fragmentado en un sin fin de sistemas o "con-
cepciones del mundo" demuestra que Ia filosofía no ha podido satis
facer jamás su pretensión de ser una ciencia. "No digo, que sea una
ciencia imperfecta, digo que no es aún una ciencia, que no se ha entre-
nado aún como ciencia." Si se quiere -fundar una ciencia filosofica, de-
ben ponerse fuera de juego todas. las filosofías para volver a las cosas
mismas e interrogarlas sin ningún prejuicio. "La epojé filosófica que
nos ploponemos llevar a cabo debe consistir en esto: en suspender nues-
tro. juicio sobre la enseñanza de la filosofía anterior y en que prosiga.
mos nuestro análisis en los límites impuestos por esta suspensión del
juicio. Es un radicalismo que, ante todos los ídolos, Iastre de la tradi-
ción y prejuicios de toda clase, hace valer el derecho de la razón autó-
noma de imponerse como única autoridad en materia de verdad. Juz-
gar las cosas de una manera racional y científica es tomar como regla
las cosas mismas, atenerse a ellas prescindiendo de discursos y opini«>
nes, interrogarlas en- cuanto se dan a sí mismas, y rechazar todos los pre-
juicios referentes a la cosa misma."
Eliminación radical de todo presupuesto y volver a las cosas mism:rs
constituyen las dos caras de un mismo precepto metodológico. Mas estt¡
no es más que una primera aproximación. Después hay que precisar el
ideal de la ciencia, que no es,otro que la posesión de verdades abs<¡lrr-
tas. "La ciencia quiere verdades válidas de una vez para todas y p:rr:r
todos." La verdad se nos da por la euid,enci¿, pues la evidencia es rur:r
experiencia o intuición en que las cosas están presentes al espíritrr.
Pero hay diversas especies de evidencia, algunas §e las cuales no (:xr:lr¡
yen la posibilidad de que surjan dudas sobre su objeto. La ciencia <'xigt'
verdades absolutamente indubitables y esa certeza sólo la da la cvi«lr.r¡
cia apoclíctica. Si la filosofía debe ser una ciencia, no debe admirir ¡r;rrl,r
que no se funde sobre una evidencia apodíctica.
571. Le nrnuccrór.¡ rnNourNor,ócrce.-Tiene como meta r«'vr.l;¡r r'l
yo puro, como una'es_pecie de residuo que goza de una evidcrrci;r .r¡r,
díctica. Esta reducción se aplica ante todo al mundo: la exist«'nr i:¡ rlcl
mundo no goza de una evidencia apodíctica, ya que se prrc«l«'«orrrr.l,rr
que no exista, y el conjunto de experiencias sensibles qlrc rr()s l,r rl,rrr
podría no ser más que un sueño coherente. Se extiende aclerrr:is :r t,rl.¡..
Ias ciencias que tienen al mundo por objeto, así a las dr: l;r rr:rrur.rlr.r.r
como a las del hombre. Suspende también la metafísic:r ('n (u,urri, r,\
plicación del mundo. Suspende incluso las ciencias prn',rs, (r»nr¡ l,r rr,r
temática y la lógica formal, porque son sistemas detlur:tivos r¡rr. ',nl,r r ur
la evidencia inrrrediata.
4lto HrsroRIA DE LA FrLosoFÍA
.S<¡larnente el yo, con sus pensamientos, resiste toda tentativa de duda.
no es el yo empírico, la conciencia de los psicólogos, ni
l',str: residuo
cl yo metafísico, la sustancia'pensante de Descartes, que aún pertenecen
:rl rnundo. Es exactamente el sujeto trascendental, la conciencia pura.
Así la fórmula correcta del cogito no es cogito ergo sum, sirro ego cogito
cogitatum.
La reducción es, pues, una especie de conversión intelectual, en Ia
que eI filósofo pasa ¡!e la actitud natural, ingenua o dogmática, a la
actitud fenomenológica. En la primera cree en la existencia real del
mundo. En la segunda suspende su creencia y considera todas las cosas
estrictamente como fenómenos. Esta conversión se justifica por el ideal
de una filosofía científica y es el primer paso hacia su consecución. Por
la reducción fenomenológica se funda como ciencia rigurosa la filoso-
fla. No es una ciencia exacta como las matemáticas, porque no son men-
surables los fenómenos. Pero es una ciencia'rigurosa, Pues con el fenó-
meno capta lo absoluto. Lo que Flusserl entiende por absoluto¡ no es
un ser que exista en sí sin deperider de ninguna causa, sino solamente
el ser conocid,o de una manera inmediata e indubitable, el ser absolu-
tamente dado. En este caso se halla eI fenómeno y sólo el fenómeno, por-
que todo su ser consiste en aparecer.
El ámbito de la fenomenología es, pues, la conciencia pura, con sus
"estados de conciencia" o sus fenómenos, sus vivencias (Edebnisse). Y
como una de las primeras comprobaciones que se imponen es la de que
las vivencias se escurren en el tiempo, se podrá decir también que la
fenomenología tiene por obieto "el fluio puro de Io vivido". No in-
tenta la fenornenología explicar este objeto, sino s«ilo describirlo. Por-
gue no puede afirmar nada que no se funde en una evidencia inme-
diata.
572. f,n rsrnrucroNAlrDAD DE I-A coNCIENCIA.-La reducción no su-
prime ninguno de los ob'letos que se ofrecen a la conciencia: simple-
rnente pone entre paréntesis su existencia en si. Suprimir el objeto se-
ría hacer desvanecer la conciencia, pues es esencialmente relación a un
objeto. "Toda conciencia es conciencia de algo." Hay tantos modos
rle intencionalidad, como de actos psíquicos específicamente distintos:
lrr percepción se refiere al obieto de una manera distinta que la ima-
g^irraci<in. el recuerdo, la significación, la intuición, el juicio, la valo-
r.:r<:irin, el deseo, Ia voluntad, etc. Pero la esencia de la conciencia con-
sisr<.crr teferirse a un objeto. "La intencionalidad no significa otra cosa
(lu('('sr;r ¡rarticularidad fundamental y general que tiene la conciencia,
,l. sr.r.r,rr<:ir:ncia de alguna cosa, de llevar en su calidad de cogito sir
,,,t,.i lttlttttt clt sí misrna."
\i l.r irrrcrrr ion;rlirlad clefine la conciencia, ésta no es cognoscible en
EL srcr-o xx 431
si misma, antes sólo por relación a sus objetos. Además se da una corre-
lación estricta entre el fenómeno y Ia conciencia. Así como el objeto
se reduce a su aparición .en la conciencia, a¡l la conciencia se reduce a
str acto de referiise a un objeto. El fenómeno sólo es para la conciencla,
y la conciencia sólo es con relación a un objeto. Para expresar esta idea
emplea Flusserl los términos de "noema" y de "noesis": el "ndema" es
el polo objetivo de una intención, la "noesis" su polo subjetivo. No se
puede concebir uno sin el otro y se condióionan recíprocamente'
Si¡. INtu¡cróN iuoÉrrcn.-La fenomenología se dirige exclusivamen.
te a las esencias, es una ciencia eid,ética. "La fenomenologla Pura, con.
siderada como una ciencia, no puede ser más que un estudio de la
esencia, y en modo alguno un estudio de la existencia. Lo particular no
puede ser metido e incluido en unos conceptos de esencia_riguro_sos;
posee una esencia que se puede enunciar de él con una validez eviden-
te, pero si se le fija como individuo, poniéndolo en un mundo del
'estar ahl' (Dasein) individual, no se le puede enmarcar dentro de
Ios conceptos de la esencia. Para la fenomenología -Io singular es lo in-
determinado, lo indefinible. SóIo puede conocer de urra manera objeti-
vamente válida las esencias y las relaciones de las esencias." I
Estas esencias constituyen el ser ideal que es necesario admitir fren-
te al ser real: son los famosos universales, tan fecundos en problemas.
El ser ideal no existe a la manera del ser real, pero no por eso es un
puro nada, tiene su forma peculiar de. existencia que más que existir
es ser; goza de una objetividad ideal de valor universal y necesario, y
son punto de partida y elemento de las verdades que tienen un valor
absoluto. Y esas esencias ideales no son incognoscibles como el noúmc-
zo kantiano, rii cognoscibles tan sólo corno resultado de un razona-
miento; son también y principalmente. aprensibles por intuición. 'Las
esencias son eI objeto de una intuición específica, la intuición eidética,
o Wesensschau.
El camino del ser individual hasta la especie o esencia ideal se hace
por la abstracción'+eLo no por la abstracción aisladora, que separa unos
de otros los momentos de lo individual, sino por la abstracción gene'
tali,rud,ora que trasciende los límites del ser individual. Esto se consi-
gue por la intuición eidética o ideatoria (o simplemente ideación), que
consiste en elevarse de la intuición de lo individual a la intuición de
aquella especie por cuya singularización vale lo individual sirviendo la
intuición de lo individual como mera base ejomplar para la intuición
eidética. Paralelamente a la intuición emplrica, hay una intuición eidé-
tica que aprehende inmediatamente las esencias. El que no es ciego
para las ideas, las ve tan auténticas e inmediatamente como ve el ser
concreto de lo individual en la experiencia.
132 HISToRIA DE LA Flr-osorÍA EL srcr-o xx 4gg

il la intuición de las esencias' Es cados en dos campos opuestos polarmente: hay valores y contravalores,
porque caPta su objeto sin frente a los cuales adoptamos actitudes positivas (aprecio, arnor) o ne-
o de vista psicológico, Pues gativas. Se articulan entre sí por orden jerárquico, de acuerdo con sLr
ue forma parte de la reduc- importancia. Hay valores útiles, vitales, lógicos, estéticos, morales y
:ión eidética. religiosos.
Los valores son objetos ideales, intemporales, específicos, compara-
574. Er ¡rrÉrooo FENOMENoLóClCo.-Antes de remontarnos a las bles a las esencias de la fenomenología. Su estudio, iniciado en Ia es-
:sencias ideales hemo§ tenido que poner entre paréntesis (Einkliimme' cuela neokantiana de Baden y cultivado por varios filósofos de fines del
rung) mlicha eseñcia ltas en nues- siglo pasado: Lotze, Rickert, I\feinong, llauch..., ha sido el tema prin-
tra experren El Pa a eliminado cipal de dos grandes filósofos muy prtixirnos a Husserl: Scheler y Hart-
aquellás prej an iniil aria' la cien- mann. Los dos promueven los val«rres a terna de Ia filosofía universal;
cia o la ieli existen además que uno es'discípulo de los culturalistas-vitalistas y otro discípulo de los
plr.r.irau-os de si las cosas consideradas o el 19 qyt considera existen neokantianos de Marburgo, pero amb«rs profundamente influenciados
Ln absoluto' El paréntesis eid'ético nos ha exigirlo finalmente la purifi- por la fenomenología de Ffusserl.
aria de todas las vinculaciones ca-
n una visión asi Purificada, 576. Max Scheler.-Max Schelcr (l{J74-1928) es una personalidad ex-
ntación al pensamiento, de traordinaria, sin duda el pensador ¿rlernán más brillante de su tiernpo.
a Io eterno. Con Kant Pide Nacido en Munich, fue alumno en .|ena de Liebmann y Eucken. Pro-
ciencia empírica a concien- fesó en las universidades de Jena, N{unich y Colonia. Llamado a la de
cia qrascendental. Pero Husserl se distingue de Kant en .que sus esen- Francfort, falleció antes de haller podido iniciar sus cursos. Durante Ia
cias ideales no son formas vacías, sino que ostentan una ópima riqueza primera guerra mundial colab<lró en misiones diplomáticas. conoció a
de fondo. Precisamente en este desvio de Kant nos es dable ver la gran Husserl, cuyas Inuestigacione.s lógicas fueron para él una revelación, y se
acción de este filósofo sobre pensadores como Scheler y Hartmann' adhirió al grupo de fenoment'ilogos muniqueses; pero también determi-
EI pe valor de ifusserl ra su oló- naron decisivamente su pens¿rmiento filósofos como Nietzsche, Dilthey
gico. Es a coPernicaT, I:"1 fís son y Bergson, y, entre los antiguos, muy especialmente San Agustín, a quien
él punto r el que ha de dirig tra qY." lo condujo Eucken. Fue personalista y católico convencido. En los úl-
los^ contenidos de la conciencia son el centro desde donde debe apli- timos años sufrió una transformación interna, en la que alguna parte
carse todo.'Todas las nuevas tendencias de la filosofia comienzan, desde tuvo sl¡ naturaleza poco unitaria y la apasionada dinámica de su vida:
FIusserl, con la conciencia, incluso el neopositivismo y el existencialis- no sólo perdió sus creencias anteriores sino que se desprendió también
mo. Gracias al rnétodo fenomenológico p4sa hoy día por anticuado el de su posición teísta.
método científico-natural de la psicolog*ía experimental'
577. PeneNcóu ENTRE Scnnr,rn^ y Hussenr.-Fue Scheler de por vida
575. Filosofía de los valores.-Fue también Brentano quien puso de un interrog inquieto, un revo o espiritual, una antena sen-
¡elieve que.hay en nuestra conciencia lrrr't a.ntor iusto, qte aprecia o es- sible del es u del tiempo, un escritor, un predicador fer-
tima lo qra a" bueno. El amor no r s la proyección de un.deseo o con- voroso de una ideología, varias veces convertido, gozador incontenido
veniencia egoístas" La conciencia es capaz de revelar, en el sentido eti- y riguroso asceta, político y místico, rico en estimulos, sin madurar err
rrrolrlgico de la palabra, y de estimar lo que le es clado, inmedia e, ningún sistema. Apenas existe campo filosófico en el cual no haya Ir«.
,,,,rr,,i .lig.ro de ier amado. El término de nuestra estimacién es r, cho suyos, en forma viva y profunda, los problemas de su época. Mrry
(Iil(' n()s irrytta a su reconocimiento y amor- al contrario del pensamiento de Flusserl, sosegadrr, paciente, abstr¡utr,,
Los lul¡¡res son cualidades objetivas, cuya participación convierte a el estilo y contenido de los escritos schelerianos reflejan un tem¡x.r,l
l,rs rrlri<'tos <'¡ bienes' Así, la belleza, la bondad, tidad, no son es- mento pleno de int t Así la filosofía del prii,,,.,,,
rr,,, rrrr;rs o r<'l:t«:irtnes formales del ser de las cos s tienen un con- evoluciona desde la a ática, Scheler está más e n r r ¡

rr rrirlo ¡rr,r¡rio. rrn:r t'xceleucia que Ios distingue. Lt¡s valores están colo' rrespondencia con eI curso de la vida propia y sufre la influencia <h. 1.,.,
 I
til HISTORIA DE LA FI'LOSOTiE
r('lir( i()nes de su autor con la fe cristiana y con Ia Iglesia; su carácter
rtligioso aparece siempre en
No es Scheler un. sistemát y la mayor parte de los
lilósofos alemanes. Sus libros entarios y tratan de ilus-
trar de diferente modo algunos problemz tales, a los que sabe dar
respuesra sirviéndose del métodó fenomenológico,. Sólo q-". .J_pensa-
miénto de Schéler no se concentra sobre este método como hace Husserl;
el método es sólo un medio para iluminar y descubrir el ser del hom-
bre. Su manera de pensar no-es formal sino material. Por eso no halla
satisfacción trrt po.o en el imperativo ético formalista de Kant, sino que
persigue una éticu que le ofrázca al hombre Ia realizacig" {t los valores'
' Si" Husserl tiená puntos de contacto con escuela de Marburgo,
-la_
Scheler revela cierto pur.t t"t.o con las ideas de Ia escuela de Baden: Ia
misma insistencia sobie la importancia de los valores como un dominio
autónomo al lado de los del conocimiento y del ser. sino c[ue 14 pers-
pectiva de scheler es incomparablemente más vasta que la de la escue-
la de Baden.
Ambos pensadores han'influido como pocos en la filosofía *r.oPea.
Pero si Huiserl ha ahondado sobre todo en el aspecto formal, dirigien-
do su reflexión hacia la metodología de la ciencia y la filosofía, Scheler
se ha entregado al estudio de una serie de temas de rico contenido, que
aún hoy so-n eI caballo de batalla de diversas disciplinas' Ha ejercido,
además, una real influencia en los problemas religiosos de nuestro tiem-
po, inyecrando nueva vida a la teología; -pg1sa{or1 como Dietrich von
ilitdeúrand y Romano Guardini han recibido de él estímulos decisivos.
578. Auon rz coNoclMrnNro.-Son bienes las cosas que tienen valor
o los actos que lo realizan; valor es lo que hace que algo sea bueno o
bien. El bieñ es, pues, igual a la realidad más valor. Los valores no se
captan en un acto- del entendimiento, sino en una intuición estimativa,
emocional. El entendimiento es ciego para el valor como la vista para
los sonidos. El sentimiento es rePlesentativo, puede tener in.tuiciones,
visiones de laS esencias: es puro en Cuanto ve. Lo que ve el sentimiento
son las esencias como valores.
El órgano emocional que nos pone en contacto con los valores se
cstructuri en tres fases: un sentir o intuir el valpr,-descubriendo su ma-
lcria r¡ contenido propio; una preferencia, eñ 'lr-qUe se descubre la
icrar«¡uía de los ,álorés, y, antecediendo y acompañando a estas
dos
í;rscs,'el amor, que nos guía al encuentro y estima de los valores posi-
riv«¡s,¡l su opuesto, eI odio o antiPatía, que nos haCe resaltar loS valo-
r(.ri n(.ll¿rtivos. EI sentimiento axiológico no es psicológico en la acep-
, irirr rlr. rut t,stado pasivo subjetivo, sino un sentirniento intencional
rrlcr irlr¡ si<'rtt¡lr'«' :r un objeto, aI valor'
EL Sl(;r.() xx 435
Los valores como visiones provocan correspondientes' maneras del
sentimiento. La jerarquía de los valores hace posible el acto de preferir,
característico de la vida emocional, actos cuyas más típicas expresiones
son eI odio y el amor. El amor amplía el horizonte de los valores; eI
odio lo restringe. Toda la fenomenología de los valores de Scheler se
basa, en último análisis, en la intencionalidad entendida en su origen
como eros físico y como "amor" espiritual. Eros y amor son actividades
del sentir y del vivir que trascienden hacia esencias ideales. El amor es
un superarse en lo que se ama y un reconocimiento de que lo que se
ama como tal provoca amor. Por lo tanto, el objeto del amor tiene una
realidad como la tiene el sujeto que ama y se introduce en la existen-
cialidad de "otro".
579. JrnenquÍa DE Los veronns.-Los valores son algo frente al su-
jeto, que no se identifica con él; son independientes del sujeto que los
intuye. FIay cosas que tienen un valor relativo, en cuanto valen sólo
para satisfacer una necesidad; satisfecha ésta, cesa el valor de la cosa.
Hay otras que tienen un valor convencional y pueden ser privadas del
mismo a voluntad de los hombres. Son éstos valores apócrifos, que no
valen por sí; son valores medios. Pero hay valores auténticos, que valen
por sí, valores fines, cuyo valer no puede ser destruido por el hombre.
Si hay valores superiores a otros es porque unos, por su misma esen-
cia, valen más que otros. Esto permite establecerlos en jerarquía. Max
scheler da los siguientes criterios determinantes del rango de los valo-
res: la perdurabilidad o fuerza de vigencia, su resistencia a consumirse;
\a indiuisibilidad: un valor es tanto más valioso cuanto más guard.a su
unidad ante los participantes; la fundamehtación teleológica: un valor
que se ordena a otro es inferior a él; la profunilid,ad de la satisfacción
p*4y:j9l en su aprehensión; la exigencia de un determinado tipo de
sensibilidad para ser actualizados. Conforme a estos criterios, deiermi-
na cuatro rangos fundamentales en la escala axiológica. AI rango ín-
fimo pertenecen .los valores del se rtir sensible: ro agradnble y lo ite.s-
agradable e inm(diatamente después viene el rango del sentir vital: lo
noble y lo innoble.
Estos dos primeros no superan el nirrel animal. En el reino de Ia
persona_ y del espíritu entramos en el tercer rango con lo que podemos
ilu-ar los valorei del espíritti. En él sq,-da,, tres"especies cardinales: va-
lores ló,gicos, valores estéticos y valores éticos. Al rango supremo perte-
necen los valores religiosos, aquellos que se refieren a uná relacién di-
recta enffe ei hombre y la divinidad. Aquel para quien el valor reli-
gioso, no ocupe el rango supremo, no tiene visión ni vive en sí mismo
el valor religioso. Porqüe es de advertir quÉ no todos los valores son
estimados por todos, Hay entre los hombres algunos que denen ceguera
 HrsroRrA DE LA FrLosoríA
1ir6
para determinados v¿lores. Esta ceguera axiológica se hage ,...t'.o-
"
iectiva y da lugar a que puiblos y épocas hayan sobreestimado ciertos
i,alores, deseogociendo y aun despreciando otros.
58ó. prnsoN¡ y ver-on.-persona y valor son correlativos. Sólo hay
valores Para una Persona, y la persorra no sería tal si no estuviera esen-
:ialmenie ordenaáa al reino deit valor, que es el reino del esplritu. Lo
1ue hace que una persona sea portadorá y realizadora
de- valores es el
xpíritu ..r- su acd;idad libre. Espíriru, persona, libertad y valor son
,.ulidrdes que se implican y que nó podrían comprenderse una sin l¡tra.
La actifüd de la persona frente al valor l)asa por varios momentos.
En primer lugar, el áescubrimiento del valor. Descubrimiento que pue-
le ser de un valor ya realizado en un bien cultural o de un valor que
;e presenta como un ideal no realizado todavía. En ambos casos el
fesiubrimiento se hace por medio de una intuición que no puede re-
luci.rse al conocimiento intelectual, ni se puede transmitir en fórmulas
racionales. La capaci«iad axiológica nada ti tiene que ver con Ia caPaci-
lad intelectual. El que no tiene visión para ciertos valotes, no podrá
;er llevado a str descubrimiento por medio de razonamientos'
A la intuición que descubre,sigue la actitud, estimatiaa, acompañada
le un movimiento de preferencia, que obliga a la .petsona a tohar po-
;ición a favor o en'coñtra de un valor. En cuanto se refiere a valores
ideales, inciua a la realTzacióri de los mismos, o creacióh axiológica. En
:uanto se refiere'a valores realizados ya, adopta la forma de crítica: se-
ñala la distancia entte lo que es y lo que debiera ser. Pero ademiíS la
persona es portadora de valores y ella misma Constituye un valor m:is
ilto u mediáa que se adentra en el reino de los valores. Cuando raliza
Lrn valor la periona se hace más valiosa. A medida que ascendemot en
la escala de los valores, más vinculados est¡í'n éstos a la persona. Siem-
pre es la persona la que realiza valores, séa en las cosas, como en el caso
ie los valores estéticos, sea directarnente én la persona misma, como
en el de los éticos.
581. Errce MATERTAL DEL vALoR.-Al hacer ver que las esencias idea-
les no son formas vacías, sino que poseen contenidoi de perfección gra-
iluada, demostré Husserl que no es exacta la critica kantiana de la ra-
zón pura, encaminada a fundar la ciencia por medio de _formas Puras.
En lá visión de la esencia podemos apreherrder con evidencia intelec-
lual esencias ideales. Y Sqheler ÍIuestra ahora que podemos aprehender
::on evidenciá emocional contenidos de valor no menos ciertos.. Kant
Iundd¡ su ética por medio de una ley formal y lechazó todos los conte'
rri«lr¡s de bienes; conclusión a la que tenla que llegar en §u intelectua-
lis¡rrr¡. L<¡s valores de hecho no pueden ser conocidos lxrr nuestro inte-
EL SIGLO XX
I i't
lecto, sino que son sentidos por nuestro ánr'mo. El sentido de k¡s v;r|,,
res, o estimativa, nos los muesffa como aquellas cualidades permancnl(.s
que de suyo producen un d,eber id,eal. Si a este deber le damos forrrr;r
dentro de ia vida diaria se convierte en imperaúiuo. Puesto que la óti«;r
estriba en los valores aprehendidos con evidencia emocional, es absolu
to, igual para todos los pueblos. La diferencia de la ética proviene rirri
camente de la diferencia en el sentimiento del valor. La moralidad c<¡¡-
siste en realizar los valores en Ia vida práctica.
582. AxrnororocÍa.-El pensamiento de Max scheler manifiesr,
una aspiración de concreción filosófica propia de nuestro tiempo. No
es verdad que la ciencia se interese por lo concreto y la filosofía por lo
abstracto: la filosofía ha de ir al encuentro de la realidad concreta del
hombre y del mundo. El hombre sin el mundo es una abstracción. por
eso se interesa tanto Scheler por Ia antropología y por la sociología.
Como mero ser natüral, eI hombre es un callejón sin salida. No se
ha hecho del animal, sino_ que sigue siendo animal ,y Io será siernpre.
Pero como ser espiritual, busca a Dios, rompe las barreras de la nitu-
raleza y se levanta a la dignidad de persona. 'ise ve claro que lo verda-
deramente humano, en el bípedo que anda erecto, es sólo lo que en él
hay de divino." No tigne sentido decir que el hombre se imagina a Dios
a la manera humana; eI hombre es, a la iníersa, a la manem dirirtr.
La persona es totalmente individual, cada hombre, en la medida en
que es una persona, es un ser y un valor rinicos.,La persona es el foco
dé todas nuesrras experiencias y actos, el ceritro metafísico de los actos,
Nunca está acabada, tiene que dibujarse constantemente en sus actos.
No puede conocerse a una persona a la manera de una cosa; su esencia
sólo puede barruntarse realizando con ella sus actos. sólo sintiendo lo
que ella siente podemos_apreciar aquellos valores por los que una per:
sona configura su vida. Y. a la inversa, sólo por personas pueden ópe-
Todo indiüiduo es una persona por sí y, a la par, miembro de una
persona total. A cada persótra le cárresponde una persona singular y
una persona plurll. Esta última. aqliga en los cenrros múltiples dei
vivir, en la totalidad- del convivir. Distingue scheler enffe coáunidad
y sociedad, viendo en ésra_un producto de descomposición y decadencia
de la auténtica comunidad. Et Estado es er gran pecado de la humani-
dad, es la encarnación de la.voluntad de poder. El sentido_.de la evolu-
ción es que la humanidad se libere del Estado. De hecho, no exisren
IC
J más que dos tipos de personas plurales de comunidades, puras: h ide:
sia y la nación, porque en ambas están unidos sus mieñbros por las
mismas ideas y por los mismos valores; en la primera por los ialores
sagrados, en la segunda por los valores culturalés espiritiales.
f tl.t HISToRIA DE Ll FrLosoFrA
5tt3. IupornNcre »nr- rspínmu.-El espíritu crea todas las ideas y va-
l()r'('s (lue constituyen la grandeza de una cultura, Pero no tiene el po-
rlcl' tlc realizarlos en la vida diaria. Cuanto más nos levantamos jerár-
<¡uicamente de la sensibilidad al espíritu, tanto más decrece la corriente
«ic la energía. Lo que en el reino de las ideas es lo más potente, es lo
rnás impotente en el reino de la realidad. Cuanto más puras son las
ideas, menos intervienen en el acentecef universal. Sólo donde las ideas
se vinculan con el instinto de conservación del individuo o de la es-
pecie, se convierten en potencia histÓrica, capaz de forjar la historia.
El espíritu puede actuar sobre el instinto. Posee la fuerza de la
atrstraccién, en que separa idea y realidad; asi "ideiza" el mundo. El
instinto no puede obrar sin representaciones e ideas. El espíritu le pro-
pone una idea, como un cebo; y Ie sustrae otra; así rige indiréctamente
la furia del instinto ciego.
584. N. Hartmaun.-Nióolai'Hartmamr (1882-1950) figura entre los
grandes vanguardistas de la metafísica de nuestTo siglo. Oriundo de
Riga, frecueátó el instituto de Leningfado y estudié_ medicina y filo-
sofia en Tartu, Leningrado y Marburgo, donde fue adjunto con Cohen
y Natorp. Soldado en lu primera guerra mundial, p.ro{esor en Mar-
6119o, iolonia, Berlín, de cuyo desastre de 1945 fue testigo presencial,
y Gotinga, donde murió. Fue siempre un emPecinado conservador en
irx .ortri*bres. Persuadido de que iada época vive de la sustancia espi-
ritual que le ha sido transmitida del pasado, estimaba en mucho la
herencia de los antiguos, la del gran Aristóteles sobre todo, a quien se
está refirien«io de continuo, sin adoptar, no obstante, sus concepiones
básicas. Veía en el existencialismo de Heidegger una moda pasajera;
no podía comprender a esos pensadores que colocan la muerte en él
centro mismo de la vida y se sentía repelido por el culto semirreligioso'
que ya entonces se practicaba entre los existencialistas.
En Hartmann han influido, juntos, Husserl y Scheler. Es sistemá-
tico como el primero y recurre al sistema fenomenológicq para agLaar
1 elaborar su pensamiento. Su contenido, sin embargo, viene a infor-
rnarlo la probtefnática suscitada por Scheler. Procede de la escuela de
lVarburgo, pero la reflexión sobre eI problema medular del ser le hace
;rbandonar, paradójicamente, las posiciones idealistas y lo lleva hacia
lrr)a concepción realista del conocimiento.,
llartmann es no sólo un maestro del pensarniento, sino además un
rr¡:r(istrl) de la exposición. Sus obras sistemáticas están ¡rticuladas y tra-
lxrirr«l;rs de tal modo que se dejan leer con facilidad, destacando clara-
nr('nt(' srr «r¡ntenido teórico. Lo que él describe como su método, o sean,
<'l ;rnllisis clcl fen<lmeno (fenomenologla) y Ia aporética (aclaramiento
EL srclo xx 43!)
de aquello "no comprendido" en los problemas), como paso a la cons-
trucción de la tegría, es esencialmente medio de exposición.
585. . Er,' coNocrMrENro.-Aunque, aI parecer, no logra superar en
este punto el kantismo de un modo definitivo, ofrece Hartmann obser-
vaciones muy apreciables respécto a la teoria del conocimiento. Le re-
pugna la idea de que áosotros mismos, por el conocimienio, produzca-
mos los objetos. La exper:iencia nos muestra lo contrario. Las cosas no
se preocupan para nada de si son conocidas o no.
Un análisis fenomenológico del conocimiento nos hace ver que, en
eI conocer, se en'frentan el sujeto y el objeto. El objeto determina Ia
naturaleza del conocimiento. Como tal, existe independientemente del
sujeto y de esta independencia goza tanto el objeto real como el ideal.
Hasta aquí no hay todavía opción entre el realismo y el idealismo. Va
a ser en un segundo análisis cuando vamos a ver que el realismo nos
hace más comprensible el fenó¡neno del conocimiento que el idealis-
mo. Todas las formas del idealismo delatan intimas contradicciones. Y,
ante todo, aboga por el realismo la natural constitución del hombre,
que es siempre realista. Por si fuera poco, es de suma irnportancia eI
carácter intencional del conocimiento,- carácter que no puede aclarar el
idealismo. La conciencia se presenta como una facultad que se trascien-
de a sí misma permaneciendo en su inmanencia asimilativa. No es la
conciencia algo intencional por razón de su término intramental, sino
por el hecho de ser el objeto algo en sí y no posición del yo.
Todavia más convincente que un análisis del conocimiento resulta
aquí un análisis de la emotividad. En la multitud de tratos y contactos
con los demás y con las cosas del mundo estamos interesados de un
modo emotivo. La necesaria presuposición de este estar interesado, en-
vuelto, irnplicado, es la realidad de los demás y de .lo demás en el
mundo. El dolor de las cosas, que duramente nos oprime, nos fuerza
aI reconocimfento de esta realidad. El manejo, elaboración y trato con
las cosas nos/muestran sus propieda{es reales, lo mismo que eI proyec-
tar, esperar o mantener lucha con el mundo. En estos actos emociona-
les, en los cuales tropezamos con la dureza de lo real, se impone la evi-
dencia de un encuentro con algo, que'nos asegura la plena realidad de
un objeto.
El carácter intencional del conocimiento y la realidad de los obje-
tos conocidos no excluyen éI hecho de que en el conocer intervenga un
elemento irracional. En eI objeto queda siempre un residuo transobje-
tivo e irracional, due permanece inaccesible aI conocimiento. Esta téo-
ría del r:esiduo ininteligible de la realidad es, juirto con su doctrina del
espíritu objetivo y su distinción entre el ser real y el ideal, uno de los
puntos más originales de la filosofía de Flartmann.
 ,l ,l I

I lo FIISToRIA DE LA FrLosoFiA TL SIGLO XX

.5tt(i. MsrerÍsrcn y oNTolocie"-Insistiendo en Ia importancia deci- experiencias co , el estrato de lo psic co;. rcs ¿"r/¡t I
se t

,rr';r rl(: los problemas del ser, tal corno se han desarrollado al correr de ruálrr, con la ia de sí mismos y eI ami ' f«rtttt:rtt '
l

l¡s sislos «lesde Aristóteles hasta Christiarr Wolff, Hartmann los reco- estrato de lo espiritual.
g-. y )Lt estudia cuidadosamente. P:ro cree que, e1 eJ o del ser' Cada estrato-del ser posee
^que
sus cat propias, de un'¡s r 'r
los trasc a todos, ndolos' :rrrrr
l«r áismo que en todos los ámbitos de Ia filoiofía, la in ión aboca tegorlas fundamentales,
tn s ficultades las llama él- qri" ro de modo uniforrire, pues toda la realidad se halla transida ¡xrr
-uretafísica y la ley de \a libertad' La pritttct 'r
que do Por- e nto' lo irra-
en los suPeriores, que li('rt
cion no áe la Es el Plano . contenidos esPecíficamcrr
anecen i carentes de
te son más débiles que los
respuesta. La metafísica no es la solución de los problemas, sino que
está constituida por los problemas mismos, por Ia at in' inferiores.
suprimible. Metifísica significa irracional e irraci e e a
o que'la física, la biología y lrr
5g8" F[osori¿ »¡r- sspÍmru.-
incognoscibilidad. iorés, eI de lo esPiritual consti.
la metafísica ant al etender ofrecer una solución a lo
pr
ofía. El ser espi'ritual no puede dt:
qu 1o tenía. Por eso t zamos por doquier en ella con contradic' tre espíritu individual, ob-
úorr.r; por eso ve otra Yez los mismos problemas sin personal, es la concienci¿r
qoe ;urries reciban sfactoria. Erró también al construir f'a
pesa en las obras de los grandes del i ace Persona' concienci:¡'
,irt"áu, acabados. de I , sólo Pasa a ser esPíritu o cl
filósofos no son lo protrlemas. TodOs los sistemas fes-
se en §u Pe dacl'
ente ef rarecid6 de la especulación. Se- es- Y se aPrehende
tejan sus tri s en el
unos c s principios y se procede luego paulatina-
La persona se forma en la libertad" No está determinada por la situ:r-
tutl"."r, o p ción en que vive, antes codetermina su ptopia situació-n. Sólo la acción
mente mediante la deducción.
libre, detlrminada por los valores, constituye la verdadera dignidad del
si la metafísica no es sino un conjunto de problemas a los que no hombre. El espíritu- objetiao es el espíritu portador de una determinad¿r
la ontología, en cambio, es todo Io que
^u..r.u alguna,
es posible dar respuesta
culrura. Lo que ha cre¿do el espíritu individual en forma de pen1l
poá"*., conocer del ser. La ontología ve objetos, el ser de estos
I delser esePl mientos o estilos de vida, puede ser adoptado por otro§ espíritus indi-
Lt¡. eson coy bleYeI viduales. Se da ,t conttu.rte intercambio animado entle los espíritus
c,rrt t s los os: 1' doquier lemas r les de
refieren a! ser, a sus relaciones, personales. Este espíritu objetivo, el espíritu de una determinada cul-
raleza ontoiógica. Dichos problernas se
que ver con el carácter meta: iura, por ejemplo, no es ulla persona, pero tiene realidad, se hace re:l-
srrs fotmas y ius datos. Ello no tiene nada
lidad in la§ peisonas que lo encarnan. F.l espíritu obietiuado ya no vivc,
lísico de los problemas". sino que espi en la materia, particu e en las obras dt'
,rte. Sin erhb s las obras de nuestra tienen, a par dcl
5S7. Esrneros »nr srn.-Ha superado Hartmann el concepto uni- fondo real "aparente", otro "trasfondo irreal", en cuanto aún -pervivc
lorrnc de realidad, como objeto de la ontología, aI que nos tenía acos-
en ellas el alma de que nacieron. Este espíritu fijado necesita del espí
rr¡r¡rlrrado la filosofÍa clásica; algo unitario y uniforme, en el'que sola-
ritu personal para tornalse por é1 vivo. Si el individuo es bastante fuertc,
ru(:frtc rrn sistema de categorías podía tener validez y agotar adecuada-
impondrá su modo de ser; de lo contrario suc a lo antiguo. Con
nl('nlo sus estructuras.
servadores y progresistas coexistirán en todo y en todo lugar.
l,;rs caregoríaS de la nueva- ontología han d-e corres¡ronder "rasgo a
r:rsrl():r las éstructuras de la realidad", ![ue, además de {os planos: rea'
ii,l;irt irlt.:rli<Iad, y de diversos modos de ser: posibilidad+ealidad, nece-
589. Errce.-Flartmann pretende conciliar en su ética, que ha tt'
,i,l:rrl r-orrtirrgcncia, imposibilidad-irrealidad, consta por 1o menos de cua,
nido gran repercusión, a Kant y a Scheler; intenta establecer una éti«:r
de biánes qué posea, sin embargo, validez absoluta.
rr,, ¡i\/(.1(.s; ¡r;tteria, viáa, conciencia y espiritu. Las cosas inanimadns for-
Entre el esirato del espíritu y el de Ia vida se encuentra el ser hrr
rr rrr (.1 cst ¡rto f'rtlldamental, Cle que trata la fíSiCa; IOS SereS COn Aid,A
mano como poder sintetiTador y "resonador de valores". Los valot'r':
!,¡rnr,¡r (.1 (,sll:rt() (l(: lo biológiCo; loS Sefes COfl Alma fOtman, COn SllS
442 HIsToRIA DE LA r¡¡-osorí¡
son irreales e impotentes; son esencias ideales, que Poseen, no obstante'
un en si, pero ti en sd que no puede ser localizado, pues no son ni u.n
imperativo nomotético, ni ideas- preexistentes en una mente divina, ni
mandatos divinos, sino puntos ideales de orientación, que forman cons-
telaciones culturales qué va descubriendo el homble en.su proceso de
realización histórica. ÁI iguat qué Scheler, se opone Hartmann a todo,
relativismo axiológico.
Los vdlores materiales, que constituyen el centro de su ética, pro-
ceden de diversas concepciones éticas. De la aristotélica acePta los idea-
Ies de sabiduría, justicia, moderación y valentía. De la cristiana, la ca-
r'idad, la sinceridad, la fidelidad, la humildad, la paciencia. De Nietzs-
che, la virtud pródiga en derroche vital y el amor cósmico. Del ethos
actual, la personalifud y el amor personal.
Sólo es moral la acción del hombre cuando procede de libertad-
Para que la libertad sea posible es menester excluir tanto la libertad
divina como cualquier determinación'finalista. No basta para la mora-
lidad de una acción que esté dirigida a un valor, sino que consiste esen-
cidlmente en preferir el valor superior al inferior. Obr¿ moralmente el
que se decide siempre por lo mejor. El objeto de la ética llega, pese a
todas las dificultades, a una síntesis armónica de valores.
Si hasta.aquí se había procurado unir entre sí ética y religión, Hart-
mann las reputa inconciliables. La religión fija por rnedio de la provi-
dencia divina eI destino del hombre, predica la heteronomía, trasPone
aI más allá todcis los valores propiciando una fuga del mundo, declara
la voluntad de Dios como el mandamiento supremo a que debe doble-
garse toda voluntad hurnana. La ética, en cambio, reclama absoluta li-
bertad, enseña la autonorhla, 'guiere realizar aquí en la tierra los valo-
res considerarldo inmoral la fuga del mundo, mira al hombre como lo
supremo y estima una traición su subordinación a la voluntad divina.
'En nombre de la ética, habla postulado Kant la existencia de Dios;
en nombre de la misma ética, postula Hartmann que no hay Dios. No
puede menos de sorprender que dos lógicos tan eminentes saquen de
las rnismas premisas una tan opuesta conclusión.
FILOSOFÍAS DE LA EXISTENCIA
590. La Filosofía de la existencia.-Como ocurre tantas veces al pre-
tender designar grupos o tendencias con una misma denominación, la
expt'esión "filosofía de la existencia" no cobija a un gruPo de filósofos
netamente definidos, aunque se haya hecho corriente hablar de unos
cuantos, por lo demás bien distintos, clasificándolos bajo este común
denominador.
Se dan en estos pensadores ciertas características que los distinguen
del resto. Como rasgo formal que les es propio puede aducirse el hecho
de que la palabra eiiste.ncia haya dejado de tener Ia acepción clásica del
mero existir para convertirse en la expresión de modo del existir hu-
mano. Y como.rasgo material, el que la filosofía de la existencia, al
plantear la cuestión del ser, parte del ser humano siempre en tensión
entre el dato y el proyecto. Tal vez estos caracteres jtrntos puedan es-
tablecer una distinción entre la filosofía de la existencia y las demás
corrientes filosóficas.
Los filósofos de la existencia han ido desarrollando, valiéndose casi
siempre del método fenomenológico, problemas que ya se habían plan-
teado antes Kierkegaard y Nietzsche. ¿Qué es el mundo? ¿qué es el hom-
bre? ¿quién soy yo? ¿qué es ser? son las preguntas claies de estos filó-
sofos. Y suelen ofrecer la paradoja de centrar su reflexión sobre'el hom-
bre y el mundo concretoJ y dé expresar al mismo tiempo esta refle-
xión en conceptos de abstracción compleja. Así como la de que no po-
cos de ellos, de pensamiento tan técnico, son a la vez escritores de obras
literarias que se dirigen a un gran público.
/
591. Exr#r¿Ncrer.rsMo r ESENcrALrsuo.-La palabra existencialismo
y su generalizhción se debe al pensador francés Sartre. Este término se
refiere a la existencia y a su predominio sobre la esencia. Los existen-
cialistas acusan a la filosofía anterior de ser una filosofía de esencias
abstractas, alejada de la realidad viva y palpitante. Su afán de saber se
dirigía a la inquisición de aquellos rasgos qué permiten distinguir y
citar las cosas: las esencias. Sólo lo universal, lo necesario, lo inmutable
era objeto de la reflexión filosófica. Con coriceptos univer§ales y abs-
tractos forjaba la razón principios y conclusiones de valor universal y
levantaba sistemas que eran considerados, como la representación inte-
lectual de la realidad, como la idea del mun{o. Tanto se enamoró eI
cntendimienro de sus propias construccrones, que las constituyó en ob-
443
ltl HISTORIA DE LA FILOSOTÍN
¡r'to rirric«r del filosofar. Los filósofos se alejaron de la realidad desenten-
rlitlntlose de Ia existencia. Nada añadíá al saber de las cosas el suponer-
l:rs cxistentes. Absorbido todo por el pensamiento, el esencialismo se
t r¡nvirtió en racionalismo y éste acabó en idealismo. Se consumó así
r¡na radical disociación e-rrtre pensamiento y vida, entre el filósofo y el
Ilombre.
Contra esta situación reacciona el existencialismo, que postula un
r-etorno de las ideas a las cosas. Frente a la, esencia proclama Ia existen-
cia concreta y singular; frente a los conceptos abstractos del entendi-
miento, Ia experiencia viva de la realidad; frente al sistematismo, la
riqueza fluyente de lo real. Dejando a un lado las esencias, se precipita
en la otra vertiente de los objetos: el hecho de existir, que se manifiesta
en la característica presencia y resistgncia que ofrecen, gracias a las cua-
les se cuenta con ellos y se erigen como independientes de1 pensar. F.n
este sentido, eI existencialismo es una filosofía que proclama la vuelta
a. la existencia concreta, y no se resigna a ser un sistema abstracto, edi-
ficado al margen de la experiencia y de Ia vida.
592. FnosorÍe DE LA srrB.fETrvrDAD.-En.el existencialismo, la aver-
sión contra Ia objetividad de la razón, contra lo general y abstracto,
contra los sistemas cerrados y las concepciones del mundo con validez
universal, contra lo meramente teorético, contra los "problemas" po-
sitivos, corre parejas con el interés por el sujeto concreto y existente,
por el yo, por la dignidad de la persona, por el misterio de la interio-
ridad, por la reflexión subjetiva. Le interesa menos el mundo de las
cosas externas y de las ideas en su ser en sí que las reacciones del su-
jeto a su contacto con los objetos, menos la realidad que son las cosas
que la realidad que es el hombre., Busca, no al hombre considerado
como ser natural, ni al hombre en general o en abstracto, sino al ser
humano concreto y singular, al yo inmediato que vive y filosofa.
Si hemos dicho antes que el existencialismo se oponía al racionalis-
mo abstracio y aI sistematismo, ahora añadimos que se opone al natu-
ralismo y al objetivismo. Radica en la su,bjetiuidad humana concreta,
que no ha de ser entendida en sentido idealista. No es el cogito, sino
el su,m, el punto de partida en su filosofar. No se filosofa desde el hom-
lrrc, sino sobre el hombre. El hombre está envuelto en su propio pen-
ri;ilnrento.
l'r93. ExrsrnNcre y LTBERTAD.-Guárdase el existencialismo de inte-
rr()s;rl'íl('crca de la existencia porque sabe que eso equivaldría a disol-
r lr l;r t'n rrrr.r r:sencia rnás. Mas bien limítase conscientemente a una ilu-
rr¡in;rcirirr r¡sist«rrnática de la existencia humana, a la descripción de ca-
,,(,\ l).ntir rrl;rrcs rl«'l cxistir. Pero ni siquiera a esto atribuyen los fild>
EL SIGLO XX 445
sofos existencialistas ninguna validez universal ni significación norma-
tíva para ios demás. Individualidad y existencia son categorías incog-
noscibles e incomunicables.
No es posible representar la existencia como objeto del pensamien-
to y demostrarla desde fuera,, sino sólo experimentarla desde dentro y
mostrarla en su peculiaridad. En vez de discurrir acerca de la existen-
cia, reflexionan desde ella; describen desde la existencia misma el acto
de existir. La existencia co4creta del existencialista se plantea libre-
mente la pregunta acerca de sí misma, mientras aquél vive su existen-
cia interrogante. Describirla es el obieto de la filosofía existencial, gue
no puede ofrecer una explicación del existir mismo. Este es un hecho
primario; sólo cabe describirlo.
Suelen estar de acuerdo en concebir esta existencia o modo de ser
del hombre corno. una pura libertad radical, autónoma, contingente y
finita, que determina y realiza su propia esencia, es decir, que se cons-
tituye a sí misma, ejerciendo su actividad frente a una vasta gama de
posibilidades que le ofrece el mundo, en el cual está inserta, no como
una cosa entre las cosas, sino como un ser abierto a las cosas y necesi-
tado de elias. Posibilidades Cuya realización, al mismo tiempo que lo
constituye, lo limita y anonada, poniendo de manifiesto su carácter
constitutivamente temporal e histórico.
ú94. InnecroNeusMo y FENoMENolocÍe.-Heidegger declara expre-
samente que pretende acabar con el poder de la inteligencia en "el te-
rreno de los problemas relativos al ser y a Ia nada" y "con el dominio
de la lógica dentro de la filosofía". En lusar de un severo conócimiento
teórico gravita sotire los existencialistas Ia hostilidad a 7a razór. y la
som-bra del escepticismo. Ante Ias contradicciones y la paradoja del mun-
do y de la vida se sienten impotentes y condenados al fracaso. La rea-
lidad no só)ó'es impenetrable al pensamiento, y por tanto irracional, sino
que enreda a la razón en contradicciones' insolubles y resulta absurda.
Después de Kierkegaard ha sido la fenomenología la corriente filo-
sófica que ha ejercido más influjo sobre los existencialismos. Han am-
pliado su método y se esfuerzan en extraer por medio del análisis lo
que se halla oculto todavía y velado en las apariencias, precisamente
como fenómeno tras la apariencia. Mas, como este análisis suele desarro-
llarse en un ambiente de emotividad y patetismo, predóminan senti-
mientos taies como la angustia, la náusea, la .inquietud, Ia desespera-
ción. De manera que al color subjetivo, irracional y escéptico de la
doctrina existencialista se añadió la nota sombría del pesimismo.
595., FrrosorÍe DE cRrsrs.-Los dos períodos en que Ia filosofía de la
existencia cobra forma son Ios períodos que siguen a las dos guerras
 I f (r Dt. lit(;t.(, xx 447
HrsroRrA DE LA rrr,osorÍe
rrlrrt¡tliales.
Lo que pone en marcha e impulsa en su reflexión a los filó_ nada pero proyectado en el ser- se le revela en la angustia y se resuelve
es Ia conciencia d.e tatástrofe, d.;;t""';#";; en la desesperación, por la cual escoge vivirse como paradoja y remite
:::,j:
r¡aza oel
-::rr*nciatisras el impacto de la desgracia, su vivencia de la a Dios sólo la solución del problema inmanente que le angustia.
amenaza el hombre es particularmente depresiva y su- Los temas de Kierkegaard se vuelven a encontrar, en parte, y no ya
|;1r O:
*'t
inseguridad internas, por la monotonía y mi- con entonación religiosa, en el pensamiento de Federico Nietzsche, quien
atisba la necesidad que tiene el hombre de superarse, de trascenderse,
:
;:i*
i ri ca e s to q,., Í",1, i:"1# J"'
Tillill;,", r,
il':T,',',::'H, *,u de salir de la finitud satisfecha de sí mism a, para encontrar las raíces,
condenada a hundirse- en Ia desesperación. La actitud fr.;;"; i;'';;: irracionales, de su ser. También las filosofíai vitalistas de Bergson y
naza de ruina es distinta en cada uno de
,", p.r"oáofes. La primera Dilthey representan influencias decisivas para los existencialistas.
Heidegger da la impresión de que no' re resta Pero ha sido Edmundo Husserl con su fenomenología la figura más
"btl .9:-
posibilidad que la de tener ei valor de niirar de frente
ar hombre orra
su propia ruina, importante para el existencialismo. Sus más destacados corifeos aplican
pero su ante otro horizonte. Jasperi advierte constantemente el método fenomenológico, aunque no participen de
desde el

ffitrs:
es importante.
:H::'ü,:ffffii:i,!TH,H:1
a' ante el que ni siquiera la mueite
las tesis husserlianas ni siquiera de su posición fundamental. Y parece
que no se reduce sólo al método la aportación de Husserl. A medida que
se han ido publicando sus manuscritos inéditos, advertimos que no sólo
Scheler y Hartmann han de ser interpretados ep función de la filoso-
Es peculiar, pues, de ra filosofía existenciar fía de su maestro, sino que también algu¡os existencialismos tienen no
esra enrrada de diag,ós-
tico audaz y d-espiadado. pero no se encuentra sora poco que ver con determinados puntos que derivan de la fenomenolo-
tud: algunos de los más célebres historiaclor., y rr*u.es en semejante acti-
de ciencia gía. Tal es el llamado a la Lebenswelt, al mundo de la vida, y la idea
contemporáneos han formulado prorósticos
,r., ,rá.ro,
característica suya que sea esta cónciencia tcmpor"f
..*úr. y;;;;; de la filosofía como organicidad y teleología, como apertura hacia una
de un filosofar en profundidad y de srarr envergadura.
.i p""ro de partida posibilidad positiva nunca dada, poseída, concluida.
597. Heidegger.-"Debo decir otra vez que mis tendencias filosófi-
596'
FunNrrs DEL Exrs'rENCrAr.rsMO.-No es difícil señarar
motivos cas no puedan ser clasificadas como filosofía existencial. Este error de
existencialistas en filósofos conr«¡ s,n Agusrín
y pur.ui, argunos han interpretación será probablemente difícil de evitar por 'el momerto.
pretendido encontrarlos. hasta c, er_ pensámiento
tóteles. Pero el existenciarism., propiJmente.habrahdo
a. ptri¿n y de Aris- Pero la cuestión que me preocupa no es Ia de la existencia del hombre,
nace en los albo_ es-la del ser en su conjunto y en cuanto tal." Esto escribía Heidegger
res del siglo pasado, en er sen<¡'de[ romanticismo en 1987, diez años después de haber publicado Ser y Tiempo, en cuya
alemán, cuando algu-
nos epígonos destaca. qrre Ia razón tiene frente a sí, introducción señalaba claramente tal intento. Mas como sólo ha publi-
$e -sus como ,n
obstáculo y una resistenr:ia i,ve,cibles, un fundamento oscuro, irracio- cado la primeryparte de la obra, que trata exclusivamente de la exis-
nal, que es la raíz del. ser ¡rrisnr<¡, e[ fondo oscuro, lu ,u¿u tencia human/ el problema del ser sigue como problema y nada auto.
de la que el
ser se origina; y aquí tarrrrié, riene su run¿amánto-eiirraioiduo riza a,creer que vaya a resolverlo.
hu_
mano como ser finito dot¿r<lo de libertad. Martin Heidegger (1889) fue duranre.un riempo novicio jesuíta.
En la crisis del idearisr,«¡ :rrernán cobra particular relieve
y el-pensamiento de s9r-9n Kícrkegaard, considerado como ra figura .Salido de la compañía; se graduó con Rickert en Friburgo, entró en re-
'laciones
er verdadero con Ffusserl en la misma universidad, fue llamado como pro-
fundador del existencialis,l.. cuinto más se desarroilan fesor a Marburgo y volvió a Friburgo como sucesor de Flusserl, cuya
estas doctri_
Das, tanto más se impone e, rrr rnentaridad fenomenologia fue tan decisiva para toda su obra que, según confiesa
moderna el pe.rsamiento del
filósofo.danés, que sábemos crr qué medida," t"ii, él mismo, sin esa formación previa no la hubiera escrito. Privado del
vida trágica y sombría. En este antiir "",tJuru¿o con su cargo de rector en 1945 ¡ror motivos políticos, siguió dando lecciones
del individuo finito, existente, el en Friburgo, Munich y Viena.
muerte se identifican con el proble Al contrario que su maestro, que había puesto "entre paréntesis"
«:ado, que es el acto del individuo f las cuestiones concernientes al ser de las cosas paia investigar sus esen-
<r¡nrradicción que er hombre vive en sí mismo cias fenomenológicas, Heidegger se pregunta: ¿qué es el ser o el existir?
-finitopero eterno,
lll{ HISTORIA DE T,A FILOS(}FÍA

Y al análisís de la existencia humana se entregará en una obra de difí-

cil intelección, debido a lá presencia de una ter{ninología extraña que
él mismo ha acuñado para poder expresar sus concepciones. Por lo de-
más,,nos encontramos ante un pensador de extremado rigor sistemático,
dueño de un conocimiento extraordinario de los grandes filósofos del
pasado, entre los cuales destaca a menudo a Aristóteles, a quien inler-
preta en forma muy personal..

598.
Er- pnosl,rlvrA DEL srn.-Ciencia y filosofía, que tan moros¿rmen-
te han lconsiderado las esencias, han pasado por alto durante siglos el
lrroblema del ser del ente o la existencia. Han procedido como si fuese
una cosa accesoria la existencia, sin caer en la cuenta de que no habrla
siquiera ciencia si antes, no hubiera existencia real. "ta esencia del
Dasein (estar ahl) radica en su existencia (Exístenz)"; tal es la tesis
central de la fenomenología heideggeriana. La particularidad de la Exis-
tencia radica en que Se trata de.un ente a q\rien en su ser le va,en
jrrego su ser mismo. "Comprensión del ser" es ya una determinación
del ser de la Existencia. Por esta razóm la Existencia es "ontológica",
mientras que los demás seres son "ónticost'.
La filosofía; de Heidegger comienza; provisionalmente al menos, ¡ror
el análisis y descripción del individuo concreto, lo¡ el Dusein. Y co-
mienza por eI hombre la cuestión del ser, porque sólo el hombre puede,
entre todos los entes, preguntar por su ser; sólo él puede salfu (ex-sistere)
de la estrecl,rez del ente al reino del ser; sóIo é1 puede trascender las
fronteras de su ser. Si pregunta porrsu ser, sé hace existencia. Dasein
significa lit-eralmente "eitar ahí". En la filosofía clásica alemana designa
Ia existencia de las cosas que están "ahí" ante el sujeto coino objetos.
En Heidegger se refiere exclusivamente al homb:e, aI individuo con-
creto.. en esta situación, con ,:estas esperanzas y con estas inquietudes
suyas.
Esta descripciórr revela inmediatamente que yo no soy una cosa ya
hecha y acabada. El Dasein es un proceso, un cambio conitante qo. d.-
pende de é1 rñlsrno. Yo soy un conjunto de posibilidades que se van
realizando por rni libre decisión. IVli esencial rndnera de ser consiste en
hacerme, y esto e-.s-tni vivir. Mi modo fund¿mental de ser es existir.
Mi esencia es nxi e'xi.stencia.
599. E¡, srn-nN-n¿-uuN»o.-Existo en el mundo, habito en é1, re-
sido y uabájo en éli no pueden separarse uno de btro hombre y mundo.
mental ta mi estar en el mundo rs la
todo y en priñer lu-
ya que z todo lo qrfe
ante él posibilidades,
EL SIGLO XX 4 4\l

hacia las cuales se "pro-yecta". Pero este proyecto, esta tensión entre lo
que ya es y lo que tiene que ser arin, es la preocupación. No es un sen-
timiento pasajero, es su mismo ser. Si se considera que la suprema posi-
bilidad del hombre es la muerte, se le puede definir conforine a esta
perspectiva un "ser para-la-muerte".
Este mundo está constituido, en primer término, por los objetos de
que me sirvo, que forman mi trato normal y cotidiano. El ser de estos
objetos estriba en stt estar al alcance de mi rnano. EI mundo no se com-
pone de cosas sino de útiles, que son esencialmente '.'algo para..."
Todo útil, todo instrumento apunta al hombre,,el cual, como verdade-
ro centfo, "proybcta" el mundo entero en torno a sí, como un imán
proyecta en torno a sí un campo magnético. Está en su mundo y par-
ten de é1, como de un centro, múltiples posibilidades, que trazan invi-
sibles direcciones, las cuales dan sentido a las cosas donde terminan.
Son lo que son, y las cita por eI servicio que le pr€stan: De ahí que el
mundo entero no sea un mundo objetivo (de cosas), sino eI mundo
del hombre
, Nuestro ser humano es siempre un "estar con" otros horpbres, que
están a su vez con nosotros. No vivo solo. En el mundo, y constituyén-
dolo, convivimos necesariamente con los demás. La vida en común es-
tablece una recíproca dépendencia y en esta relación constante con el
prójimo pierde uno su personalidad y autonomía. Soy uno más enúg
otros. Vivimos la existencia inauténtica. Di§persos, ¡rerdidos en la m-asa,
uno ya no es nadie. Para ser rescatadós de esta inmersión en el anoni-
mato, en Io colectivo, debemos erguirnos y asumir la auténtica existen-
cia h,umana, dotada de carácter angustioso y consciente de la propia
voz de la conciencia moral.

, 600. Axcusrre y curDADo.-Yo, que estoy ahí (il,a), no me he da<ic¡

la existencia. Mi ser ha sido "arrojado" a su ahí. Nadie me ha pregun-
tado si quería venir a este mundo, si quería estar en él aquí y ahora; se
me ha arrojado a la existencia sin hacer nada de mi parte. Me siento
constitutivamente arrojado ahi, echado, puesto. El mundo en que vivo
no es mi mundo, es más bien un mundo extraño, inquietante, hostil
para ml, en el que me siento inseguro y abandonado.
Entre los sentimientos radicales de este encontrarme ya. en el mun-
do, el más importante es la angr.tstia. La angustia se distingue del miedo
porque en ella no aparece lo amenazador por parte alguna. Aqüello de
lo que se angustia la angustia es el mundo como tal:' y aqüello por lo
que se angustia es el poder-ser-en-el-mundo. La angustia es él miedo al
existir, la anulación del ser, el riltimo aniquilamiento. Hay momentos
en la existenCia en que'todas las cosas circundantes pierden importan-
cia. No interesa nada. Todo queda desvalorizado, sin sentido. Ocurre
 450 'HIsroRIA DE LA FrLosoFÍA
cntonces como si rodease al hombre una franja de vacío, de oquedad.
Y brota Ia angustia ante la nada, de la que huyen los más aI tráfago
de la acción, a la prisa o al placer. Pero el que la resiste se convierte
en existencia.
F.stando ya en el mundo hemos de vivir y esto significa hacernos li-
\remente. Para ello hemos de anticipar nuestfa existencia futura. He-
mos de ser, antes de ser efectivamente lo que todavía no somos. Flemos
de preocuparnos, de cuidarnos de ser, y ahí está el último constituti-
vo áe nueitra existencia: .el cuidad.o (Sorge). Todo lo que la existencia
hace, desea, conoce, etc., la solicituü la teoría, la práctica, el querer, el
impetu, la inclinacién, no son sino manifestaciones del cuidado. El ctti-
d,ado es el ser de la existencia.
601. Le vrn»e» »rr- snn.-En la filosofía clásica defínese Ia verdad
t o^o Ia conformidad del juicio con lo que existe. Esta concepción no
y no alcanza la "esencia original" de'la ver-
es falsa, pero sí superficial
dad. Puei para gue mi juicio pueda ser conforme aI ser, es necesario
ante todo que eI ser sea reaelad,o. Tal es el sentido primero de la pala-
bra griega aletheia, verdad: no escondido. La verdad es, Pues, desvela-
ción, revelación. La Írngustia o la desesperación levantan Por unos mo-
mentos los velos, y el hombre descubre el ser real. La verdad esta, Por
tanto, en primer término en ,el hombre _que descubre; -sólo en segundo
término püeden llamarse tainbién verdaderas las cosas descubiertas. Por
eso, sólo hay verdad mientras hay hombres. La desvelación es cosa del
hombre: por su existencia se mantiene fuera de sí, cerca de las cosas.
Y puesto que existencia y libertad son sinónimos, nos vemos obligados
a concluir que la esencia de la verdad es la libertad:
602. Er- srcuNnc Hn¡»rccn«.-Los escritos de Heidegger posteriores
a la última contienda mundial ostentan opiniones tan drfe¡entes a las
sustentadas en S¿r y tiempo que se ha hablado de un "viraje" del filó-
sofo, que parece haber pasado de analítico a místico. Si antes era la
existencia (eI hombre) el fundamento, Por cuya razón hay en absoluto
ser, ahora él ser lxlsa a fundamentQ, por cuya razan hay existencia. El
ser se ha convertido en eI nuevo centro, al que es ahora referido todo.
Con ello ha abandonado toda su anterior filosofía. La vida no es ya
rruestro propio proyecto libre, sino que debe entenderse desde el ser.
EI hombre no está ya "arrojado", el mundo no es ya "instrumento", ni
se nos torna inquietante y hostil. Ya no somos los descubridores de la,
verdad, sino quá se nos aclara el ser mismo. Ya no habla Heidegger dé
la resolución tenaz, sino de que debemos más bien no cerrarnos frente
rrl scr'. La libertad no es actitud desenfrenada, sino que Pasa a ser un
I
EL srcr-o xx 451
oír voluntariamente la voz del ser. EI camino toma ahora por donde-
quiera una dirección opuesta.
603. Jaspers.-Procedente de una familia de funcionarios de Oldem-
burgo, Karl Jaspers (1883-1969) estudió nredicina y se dedicó a la psi
quiatría antes de pasarse al campo de la filosofía. Después de diez años
de callada labor en la universidad de Heidelberg apareció su obra ca-
pital en tres volúmenes, Filosofía, qtue nos presenta su sistema entero
con virtuosismo y detalle, y a la que ha seguido una copiosa producción
literaria. Por ser de ascendencia judía su mujer, se le privó de su car-
go, Después de l¿ guerra aceptó un llamamiento a Basilea.
Suele interpretarse a Heidegger como ateo y a Jaspers como teísta,
porque si aquél ve la existencia sacada de la nada y en la nada inserta,
éste habla expresamente de lo absoluto, que la teología llama Dios. Ni
es éste el rinico contraste entre los dos pensadores. Heidegger apunta
más a lo abisal en el hombre y no conoce un camino que lleve a la co-
munidad; Jaspers conoce los aipectos luminosop del ser'humano y pinta
la "comunicación existencial" con muy alegres colores. Si Jaspers ve en
Heidegger un metaflsico idealista, Heidegger ve en Jaspers no a un
genuino filósofo, sino a un buen psicólogo.
Aun cuando son perceptibles en Jaspers influencias de Plotino, pas-
cal, Spinoza, Schelling Kierkegaard y Nietzsche, para é1, sin embargo,
Kant es el "filósofo simplemente", del que ha tomado la idea fund:r-
mental de toda su filosofía. A las tres süpremas ideas kantianas ha or
deledo Jaspers las tres partes de su ,obra principal: el mund,o, quc cs
objeto de la ciencia:' el alma, considerada en su subjetividad, a quicn
conviene propiarrente la noción de existencia; Dios, en fin, la trascen-
dencia que está más allá del alma y del mundo. su pensamiento es rnrs
equilibrado que el de la mayoría de los fllósofos existencialistas. (¡rrr-
cede--un espacio mayor a las ciencias y sus libros, escritos en lengrr:rir-
sencillo, esconden un tesoro de anáIisis excelentes. Es visible su errr¡¡.r-irr
por lograr una metafísica y una especie de teología natural..st¡ lil,,s,,
fja 9s una especie nal que arranca de la inqrrir.rrrrl
del hombre que se sentir de la existencia, srr¡ir.r,r 1,,.'
resültados de las ci es, penetra en la inti¡¡rirl;rrl y. ..rr
la última etapa, interpretando los signos de Dios en el nrrr¡rt(,, i¡rr.¡r.r
acercarse al ser en sí. Trascender llama a esta activirl:rrl (l(. ((,rrrt.rrtr
superación.
604. OnrnNracróN EN EL IvruNoo.-Toda aclar:rr:irtrr r.xistcrrr r,rl .,rr¡,,
ne una orientación del mundo. La metafísica sdrlr¡ r.s ¡xrsilrl,' lr.urrr rr,l.
de la orientación del mundo y aclaración de la cxislr.r¡r i.¡
ll'12 HrsroRrA DE LA ur.osorÍe
La primera barrera por la que se halla rodeada nuestra existencia
uunana es el mundo de los objetos estructurados por las ciencias y sus
eyes. El mundo se presenta como distinto de ml, como no-yo: pero por
ste mismo hecho. está ligado a rní, es eI soporte, la extensión, el reflejo
lel yo. No es, pues, e/ mundo el que se rrre aparece, es mi rnundo,
rn mundo "privado". No puedo contentarme con uiair. ciegamente en mr
nuúdo. Siendo hombre intento pensarlo, er-r virtud de una "voluntad
¡riginal de saber". En cuanto pienso el mundo se convierte, por este
nismo hecho, en "objetiv.o". Lo objetivo es el objeto de la rePresen-
ación, lo representad,o qu.e se opone a la subjetividad; es lo aaledero,
o que es pensado racionalmente y vale para todo ser razonable; es lo
:ompulsiao,lo que se impone a todo espíritu. Entre el saber compul-
ivo y el ser consistente, entre laraz6n y la naturaleza,hay una estricta
:orrelación. Mundo privado y mundo objetivo son distintos pero soli-
larios. Pata alcanzar el todo del mundo sería,necesario que uno de los
los mundos se bastara a sí mismo y englobara al otro. Pero ninguna de
:stas ,totalidades es posible.
El esfuerzo del sujeto para convqrtit en un todo su mundo privado
:s un sistema filosófico, luna Weltanschau,ung. Pero',una concepción del
nundo no es más que una percpectiva individual, destinada a funda-
nentar una escala de valores. Sólo expresa el yo original, sólo tiene sen-
:ido para quien entra en ella y se mantiene en su interior. No es una
:eoría científica que pueda ser objetivamente comprobada.
También el mundo científico tiene sus llmites y sus deficiencias.
En las ciencias especiales se va desmenuzando el fondo unitario del
nundo. Nuestras universidades se han convertido en "tiendas de.,mer-
:ancías del espíritu". La ciencia natural btlsca construirse un edificio
rcabado en qre todas las cosas estén explicadas y ordenadas. También
a filosofía se ha levantado tales edificios en el materialismo, ¡ositi-
;rismo e idealismo. Así se ha cerrado la mirada para, la "cosa en sí". Las
:eligiones,. a ,través de sus iglesias, nos presentan dogmas hechos que
losotros no tenemos sino que acePtar como paquetes. Asl se nos cierra
a mirada ai Dios real. El arte levanta su biombo en torno a la vida
tiaria y lo pinta con maravillosas ilusiones Para que no veamós las
Eealdades que se ocultan detrás.
Jamás podría acabarse la exploración del mundo. Porque al inten-
:ar definirlo choca contra dos obstáculos insalvables: lo' indefinido de
¿r materia y lo infiniúo del espíritu. Siempre podrá hacer nuevos des-
,:ubrimientos la ciencia, siempre habrá un "residuo" más allá de lo que
::onoce. L,a posibilidad de un progreso ilimitado atestigua que es limi-
tada. Esta crltica del conocimiento cientifico da lugar a un esfuerzo de
irrrkrle filosófica y define el giro gue va a tomar esa filosofla.
I
EL SIGLO XX 458
605. Acr.en¡,cróN DE LA ExrsrENcrA.-Todo saber científico, por muy
exacto que sea, nos lleva a un lírnite en que fracasa. Nada puede decit'
nos de la razón unitaria del mundo, nada de su sentido;o finalidad.
Pero es justamente ahora, al fracasar todo ntrestro saber mundano, cuan-
do se aclara nuestra propia existencia. La existencia singular es inelu-
diblemente individual, lntima. Só1o se puede aclarar, no comprender.
car las condiciones generales en, que tiene lugar.
Todo hombre vive siempre incluido en una determinada situación;
está determinado"p"t t" sitüación en que vive. Sólo desde ella plantea
strs problemas y formula su solución. Hay situaciones'límite irrevoca-
bles, horizontes definitivos de nuestro camPo de existencia: el snfri,
miento, la lucha, el sentimiento de culpabilidad y la muerte. Constan-
temente está en el límite el ser humano, constantemente tiene que fa-
llar. Debe, pero no puede. La vida es un estar en situaciones-límite en
que fracasa, p€ro precisamente en estg fracaso se ilumina la existencia.
Entonces es éuando se interroga por el sentido de su existencia. ,Y lo
hace en comunicaci.cín. Porque el hombre está esencialmente temitido
al otro. Sólo en comunicación con el prójimo logra penetrar hasta Ias
más recónditas preguntas sobre sí mismo.
606. Le urrerͧIc¡,.-"La finalidad última de la filosofía de la exis-
tencia no es la existencia. Su impulso la lleva más lejos: el término de
gü fe es el origen de donde bro uestra existencia, que
\ el término de nuestra fe, lo trascend,encia {i llama
metaJísica al conjunto de pasos llegar a ella. La exis-
tencia humana se orienta hacia la trascendencia: Dios. El mundo es
como un manuscrito que la ciencia no sabe descifrar y que solo p,uede
interpretar la existencia libre y personal. Toda realidad es cifra, sim
bolo, que alude y trasparenta a Dios.
El trascender del hombre de sí mismo y del mundo se produce cuan-
do éste existe realmente y puede ocurrir de diferentes modos. El tras-
cender formal es el pensar superior a lo pensable. El mismo entendi-
miento es eI que nos obliga a trascender 1o pensable. Luego vuelvo a
mí mismo en situaciones-límite y descubro que. estoy implicado en lo
trascendente, en aquello que trasciende y va más allá del hembre y del
mundo, en lo absoluto. Lo absoluto es eI Dios escondido, que obra in-
cesantemente dentro del mundo. Sólo se requiere que sePamos leer sus
cifras, r,as cifras son la lengua misteriosa eñ que nos habla lo náscen-
dente. Nada hay que no pueda convertirse en cifras. Cifras son todós los
4!t4 HrsroRrA DE LA FrLosoFÍA
(:onceptos de la anterior metafísica,, el pensamiento en que la huma-
nidad ha ido sedimentando su trascender en el curso de la historia. Ci-
fra es el lenguaje de los mitos y de la,+eligión. Cifra por excelencia es
Ia existencia, puesto que es ya trascendente al mundo. Pero la cifra de
Ias cifras, la que confiere valor y sentido a todas las demás, es el fracaso
mismo, que nos lleva hasta el límite extremo, tras el cual se extiende el
más allá.
607. Marcel-Nunca ha querido ,este filósofo edificar un sisrema
por temor a que falsee su pensamiento. Por eso resulta sobremaneia
diffcil exlnner sus doctrinas existencialistas, porque se resisten a inte-
grar ningrln esquema lógico. Gabriel Márcel (1889), convertido al ca-
tolicismo en 192Q., pasa por ser el más importante existencialista cató-
lico francés, por más que rechace este calificativo protestando "contra
las deplorables confusiones a que ha dado lugar en su caso el horrible
vocablo de existencialismo", y resignándose con la etiqueta de "socrá-'
tico cristiano". Mas esta declaración no va a impedir que se tre coloque
entre los maestros del existencialismo cristiano.
Adepto en un principio del idealismo objetivo, se fue alejando de
é1 por un camino que recuerda mucho al que siguió Kierkegaard para
escapar de Hegel. Aunque asegura ,que no conocía al pensador danés
cuando ya tuvo una idea clara de los principios de su propia filosofía,
su parecido con Kierkegaard es sorprendente. Ha manifestado en di-
ver§as ocasio¡es que el motivo de su filosofía se encuentra en la refle-
xión sobre el ser encarnado. "La existencia está ligada a Ia encarnación,
al hecho de estar vinculado a un cuerpo que verdaderamente no puedo
decir que poseo, sinq que soy. Es la condición de nuestra existencia real,
de nuestra inserción en el mundo." Todo el quehacer filosbfico de Mar-
cel es una constante interrogación sobre el ser del hombre.
608. Pno¡r.rue.y MrsrERro.-El pensamiento filosófico es de natura-
leza muy distinta que el discurrir de las ciencias positivas: éste plantea
problemas, aquéI se enfrenta con misterios. Problema es algo con lo
que me encuentro, que se halla por entero delante de mí,.frente a Io
cual prescindo de mí y no soy más que un espectador. Misterio, que en
modo alguno equivale a incognoscible, es algo en lo que no puedo pres-
cindir de mi existencia. "Entre un problema y un misterio hay esta
diferencia esencial: un problema es algo que yo encuentro ante.mí y
que, por eso mismo, puedo abarcar y reducir; en cambio un misterio es
atrgo en lo que yo mis'mo estoy comprometido, que es sólo pensable
como una esfera en la que la distinción del en mí y del ante mí piercle
su significado inicial. Mientras un problenra auténtico está sometiilo a
EL srcr-o xx 45lt
una cierta técnica en cuya función se define, un misterio trasciende ¡xrr
definición a toda técnica concebible."
El tema de la filosofía es el misterio, aquella dificultad que implica
el propio suJeto pensante. El filósofo se devana en los temas de su prr»
pia constitución. Todos los problemas tratados por la filosofía clásic:r
son en realidad misterios: Ja sensación es el misterio de mi comunica-
ción con las cosas; el sentimiento fundamental es el misterio de mi ser
en el mundo de mi encarnación; la sociabilidad es el misterio de la
presencia del otro como tú; la religión y Ia mística son el misterio de
la comunicación y dé la presencia del tú absoluto, de Dios. Todos estos
misterios de" vida, que son luminosas y gozosas certezas, fe transforman
de otro modo en oscuros problemas. Y es que la razón ng puede enten-
der sino en términos de haber, en tanto qüe los misterioi se ofrecen en
térmínos de ser. El haber olx)ne, separa, subordina; el sel concilia, apr«>
xima, iguala. Las más altas expresiones de la existencia, fe, es¡reranz:r.
amor, no se entienden como modos de haber, sino como modos de scn
Lo que catacteriza un misterio es el hecho de hallarme yo implir:a<l<r
en é!,'Por lo que no puede ser representado ni resuelto, porque is<r
significaría objetivarlo, degradarlo en problema. La actitud normal del
espíritu frente al misterio es: reconocerlo, admitir que existe; aproxi
rnarse a é1, no por vía lógica sing por experiencias concretas; reflexio-
nar, rro de una manera abstracta,"sino por un esfuerzo de "recogimierr-
to", que se parece rnucho al Ípensamilnto subjetivo" de Kierk-egaar<I.
La tarea de la metafísica podría definirse como "una reflexión dirigirl:r
a un misterio".
, 609. El u¡srrmo DEL yo y EL r\{rsrERro orr, rú.-Todos los misteri«rs
ño son más que aspectos _de otro fundamental: el misterio del ser. I,ll
ser no necesita una prueba o demostración, se experimenta de inmc-
diato; todo lo que puede decirse o pensarse de él derivtr de esta expc-
riencia primidva. El ser del hombre no puede aprehenderse de una ma-
nera unívoca, porque se caracteriza justamente por formarse en esporr-
tánea libertad. Esto no significa, sin embargo, que eI hombre sea srilo
por sí mismo; al contrario; ¿s tan sólo en cuanto ser-en-el-mund«r. Sc
encuentra siempre en una situación que se define desde su corporei«l;r«|.
Todo lo existente se define y se sitúa por relación a mi cuerpo.
Pero esta situación no se le da al hombre como algo inmutablr', sir¡,,
que sufre también la influencia del hombre en acción. En el rnurrrt.
el hombre se encuentra con otros hombres. Y.frente a los otr«rs ¡rrrcrlr.
mantener dos actitudes distintas. Puede ser para mí el otro rrrl rilrir.t,,.
tn é1, y puede ser un sujeto libre, una persona, un fú. Iil yo s<. lr,r¡¡r.r
por excelencia en la relación yo-tú. Y lo que aquí viene a r'<'sr¡lt:r¡ r1,., ¡
sivo es la fidelid,ad. Si soy leal al otro y el otro n)(f ('s lt.;rl, r¡sr.1, , rr
I rrl ¡ HISTORIA DE LA T'ILOSOTÍE
mi propio ser. Pero esta fidelidad sólo es posible
r.rrxlir:i«¡nes de crear
;r rrrndición de que dodo tú tenga parte en el ¿ú absoluto, puesto que
lr¡do hombre puede quedarse corto, fallido, y rinicamente Dios no pue-
rle fallar. La fidelidad creadora viene a significar en riltimo término
rrna participación en la creación de Dios.
Marcel funda la existencia no en la angustia y la desesperación, sino
en la esperanza. Así, el encuentro personal con el tú, la fidelidad y el
amor. recuperan su significación. Así se abre Ia cárcel del hombre con-
denado a su libertad, y los aparentes sinsentidos de lá vida se tornan
"pedagogos. que nos llevan a Cristo", De este modo, de filosofía de deses-
peración nihilista, pasa ¿ ser el existencialismo un humanismo cristiano.
610. Sartre.-El pensador más representativo del existencialismo ateo,
.|ean Paul Sartre (1905), npció en París, donde estudió filosofía, y fue
profesor en el Hawe y en el instituto francés de Berlín. Llamado a filas
cayó a poco prisionero de los alemanes; liberado aI año siguiente ense-
ñó en el liceo Condorcet de París, para renunciar enseguida a la ense-
ñanza. Sus primeras obras filosóficas se inspiran en Husserl. A partir
de El ser y Ia hada, es patente la influencia de Heidegger, del que de-
penderá ampliamente. Lo que el alemán elabpró tan trabajosamente,
Sartre lo ha lanzado a las masas, envuelto en su deslumbrante litera-
tura. En obras más recientes acusa la influencia de un marxismo no del
toáo ortodoxo. A diferencia de sus maestros alemanes no se expresa
úpicamente en el idioma de los filósofos, sino que dispone de muy otros
rigistros: la crítica literaria, la novela y eI drama. Literato famoso, des-
taca más por sus descripciones psicológicas que por su profundidad
metafísica. Su filosofía responde en todas sus dimensiones a la época
de crisis en que fue elaborada. Difícilmente puede aspirar a valor uni-
versal un sisrema filosófico tan enraizado en un momento concreto.
. Sartre define su posición como un ateísmo: "El existencialismo no
es más que un esfuerzo para sacar todas las consecuencias de una posi-
ción atea coherente." Pero su pensamiento acaso estuviese mejor carac-
terizado como una filosofía del absurdo.
6ll. Er snn rN si.-Al ser se llega por la náusea, experiencia filo-
sófica fundamental. Un primer análisis fenomenológico nos evidencia
que el ser se desdobla en dos partes: el ser en sí y el ser para sí. El ser
en sí es el ser de las cosas materiales, es el obieto. No es conciente, pues
la conciencia es una especie de desdoblamiento, por la cual el ser se
«:oloca a cie¡ta distancia de sí mismo. No es ni activo ni pasivo, nocio-
n('s que únicamente tienen sentido para, el hombre. Carece de movi-
rnicnto, cle devenir o de temporalidad. No puede ser explicado. Un sólo
r;rsgo ¡xrsitiv() se encuentra en él, la identidad consigo mismo: el ser en
EL SIGLO XX l!,'¡
sí es lo que es. [.os demás caracteres son negativos. El ser es, pucs, ltll
pturo hecfuo, sin causa y sin razón. En términos lógicos diremos quc ('s
absurdo, en términos ontológicos que es contingente, en expresión lit«:-
raria que esti d,e sobra.
El ser en sí, exhibiendo una sordidez que inspira náusea, rodea :ll
hombre como un macizo e impermeable muro de cosas. Las cosas cl«'
mi experiencia están ahí, como sobrantes. Si tienen algún sentido lrr
reciben del hombre, porque en sí mismas son Pura contingencia, eI al>
surdo esencial. Incluso lcs dernás hombres son mis rivales. Ellos y yo
nos disputamos e1 mundo y nuestro constante esfuerzo es el hacer en'
trar a. los demás, como una cosa, en nuestro propio mundo. Ni siquiera
el amor escapa a esta tendencia de dominio,-La relación fundamental
entre los hombres es la enemistad.
612. Er- srnrene sí.-EI ser para sí es el ser humano en cuanto que
trasciende al ser en sí de las cosas. Y como lo que caractetiza al hombre
es la conciencia, el ser para sí es el ser de Ia conciencia. La conciencia
humana ocupa un sitio central entre el agobio de las cosas. Es, en opo-
sición a la masa sólida de1 ser, un hueco, una distancia entre el yo y
fas cosas. La conciencia lleva eI sello de Ia intencionalidad, está siem-
pre enfocada sobre lo otro. Lo que significa que conciencia es siempre
conciencia de no ser Io otro. Es a manera de un ser degradado, una
nada. M;ás aún, Ia conciencia es aniquiladora. Si prescindimos de este
aniquilamiento, la conciencia se nos queda en nada; su ser es el ser por
.el cual irrumpe en el mundo el no, la negación. Pero al mismo tiempo
significa esto también que la conciencia no coincide nunca consigo mis-
rna. Porque jamás podré identificarme con lo que ahora soy. Estoy an-
dando fuera y por encima de mí, destruyendo todo lo que está hecho
en mí, creando un constante vacío a mi alrededor. Y todo esto, en sus-
tancia, significa que soy libre. EI triste sino del hombre en este mundo
es Ia libertad. Estamos obligados a ser libres, e incluso debemos asumir
Iibremente los pecados de nuestros progenitores. Por eso es agobiante
la e¡istencia en todas sus dimensiones.
l\{i conciencia no puede coincidir consigo misma, pero tampoco con
la cot\eiencia de otro. Todo lo que se dice del amor, todo esfuerzo ama'
torio es vano, ya que o hacemos una cosa del otro o nos hacemos cosa
aI servicio del otro. Por otra parte, no sólo aspira la conciéncia a coin-
cidir. con la conciencia del otro, sino que tiende a sincronizar consigo
misma: a ser cosa y conciencia aI mismo tiempo. Como este ideal es
inaecesible, lo proyecta el hombre en la idea de Dios: Por un lado sc
basta Dios a sí mismo, como una cosa, y por otra es pura conciencia.
Pero esta idea encierra contradicción en sí misma, por lo tanto Dios ntr
puede existir.

58 HrsroRrA DE LA FrLosoFÍA
613. fJnarnuno.-Menos aún que Marcel o que Sartre püede con-
iderarse un filósofo sistemático al vasco Miguel de Unamuno (1864-
936), anticipador d.e no pocos temas existenfidistas, agobiado siimpre
or los grandes interrogantes de la vida y de la muerte. Toda su pro-
ucción está saturada de una honda preocupación filosófica. Para é1, la
ilosofía es algo, no sólo irensado sino intensamente vivido.
Unamuno insiste en la razón de ser y en Ia eficacia de los grandes
nhelos del hombre. La inmortalidad, como afán de pervivencia per-
¡nai más allá de la muerte; la imaginación' como p,otencia *.ráorn
apaz de justificar la realidad de sus ficciones y de darles v,ida indepen-
iente; la fe, como voluntad de creer, son otras tantas fuerzas que nds
npulsan más allá. del hombre como sujeto limitado y concrero, y nos
lantean ei problema de la existencia de orras realidades que el cono-
imiento teórico no acierta a comprender. Protagonista de istas inquie-
rdes, prope_nde a una concepción activista del ser; que interpreta a la
rz de aquellos humanos anhelos. La sustancia es la forma éonceptual
e la voluntad; Ia cosa, de acuerdo cofi su etimología, es causa; la vida,
iesgo, aventura, creación del hombre. "El ser es obrar, y sólo existe
) que obra, lo activo, y en cuanto obra."
Lo que resalta y predomina en el pensaniiento de Unamuno es la
ontradiccién. Y el hecho de que en una misma obra suya se manifies-
:n elaborada y discursivamente ideas contradictorias no obedece a falta
por su lxúte,- sino- que es Ia expresión auténtica del
.inadvertencia
rismo ser, que ¿J contradicción. El ser se revela en el ser concreto de
rda uno, que es porque es cónbiencia. La conciencia se reconoce en su
ugnaz empeño por escapar a sÍ misma. Pero no puede evadirse de sí.
de esta impotencia nace la agoníar la angustia qüe hace presa 'en toda
ristencia humána. Pero esta angustia se agudiza-aún con:la contradic-
ión de lener que enfrentarse, esta conciencia ineluctable, con la muer-
ado al pensamiento y a la vida. En vez de liquidar las contradicciones,
r misión es rener conciencia de ellas y desarollarlas.
. [.r¡is Lnvrr,r.r (1883-1951), c¿ilifieado de último de los pensadores
lrirrrs, vuelca su pensamiento sobre Ia pregunta del ser y evidencia la
rr, s¡cr.o xx 459
inspiración de Ptotino. Tiene como centfo de su filosofía la doctrina
de'l^ partícipación.'Dios está en lo íntimo de toda determinacióu: el
ser es en cuanto ParticiPa de1 Ser: el ser está en el Ser' Esta- participa'
ción, es¡recie de experiencia metafísica primordial, eE la condición cons'
titutiva del ser. Lavelle considera el slr como acto y acto es 'igual a
libertad. Como libertad, como iniciativa es el ser idéntico y a la-vez
di;;; de bior. Dios es libertad que me crea como libertad- La Liber'
tad r,e hace partígipe de la libertah. Eritre Arcto y acto la ParticiPación,
que est"bte..t6 id.rrtidad, establece también la distancia que separa el
rino del otro. Ló que importa en el existencialismo de este autor es el
,.rii¿o profundo de Ia pie.encia de Dios. Para Lavelle la existencia'es
Io mismo qure set-Para'el-Ser-
615. René T.e Snur.¡n (1882-1954) convierte Ia dialéctica de Hame-
lín en una dialéctica de la'contradioiiót . Si éste ponía la personalidad
.o-o tér-ino det desarrollo dialéctico, Le senne la pone como.prin-
;tñ. * dialéctica se de-sarroll" la intimidad de la personalidad,
-"-"
que es concrencra y es libertad. Mas precisamente la.,tibertad 'impide
que la dialéctica sáa desarrollo ascendente y progresivo;. implica una
profunda.hendidura, que no puede -suPerarse sino merced a un nuevo
impulso, revelador de'la iniciativa libre. L¿ e-xperiencia fundamental
'.r,i, experiencia de la contradicción, propia de la-dialéctica hulnana
que teóricanente es la duda y, en la -práctica, el dolor' - '
pero tai experiencia es, a la pat, _liarnamiento o d,eber; s!- respondo
libreménte a eia llamada trueco é1 obstácUlo de la contradiccióp én va'
lor. Mas la interpretación de la experiencia humana en este sentido
s'upo¡¡e a Dios, ,do. sopre*o, como fundamento último de esa expe-
rielicia., De este modo la vida no es §er para Ia muerte, sino ser-para-el-
ualor.
616. Et personatismo.-Ni el personalismo ni el estructuralismó'
tienen glan cgsa que ver con las filosofías.de la existencia, Pero-no Po-
dríamol conciuir iste manual sin decir unas palabras acerca de estas
dos recientes manifestaciones de la filosofía.
Desígnase con el nombre de personali,smo, de, preferencia, una co-
rriente á. p"rtt"toiento de un grupo de filósofos franceses, cuyas m:iii-
mas figurai son Mounier y Rougemont. Pero también podrían ser cla-
sificadós bajo el mismo ,obrc ,rrios pensadores, guyas doctrinai se cen-
t ut a la importancia y significación, de Ia persona: Rud'olf
"u-rq¡¡to Spann, geter'Wust, Romano Guardini, Theodor Haec-
Eucken,-óthmar
ker, Martin Bubei... Y con mayor razón todavía,otros que han em-
pleado el vocablo "personalismo" para caracterizar de modo suficiente
iu pensarniento-com-o el alemán William Stern, que bosquejó un "per-
 'l!iH HrsroRrA DE LA FrLosoFíA
(il.l. t)namuno,-Menos,aún que Marcel ó que sarffe puede con-
¡irlewrrse un filósofo sistemático ai lg64-
Ifl.Bfi), anticipador de no pocos tem mpre
¡xrr l<x grandes interrogantes de la pro-
rh¡r;ción está saturada de una honda ¿il la
Íilosoffa es algo, no sólo pensado sino intensamente vivido.
unamuno insiste en la razón de ser y en Ia eficacia de los grandes
anhelos del hombre. La inmortalidad, c«fmo afán de pervivenc-ia per-
sonal más allá de Ia muerte; Ia imaginacion cÁo
-páÁ.i"
creadora
cSpaz de justificar la realidad de sus ficciones y de dailes v,ida indipen-
diente; la fe, como voluntad de creer, ro, ot tantas fuerzas que nos
impulsan gás aJlá del hombre como sujero limitado ", y concrerd y nos
plantean ei de la existencia dL offas realidádes que eI tono-
-problema
cimiento teórico no acierta a compJender. protagonista de istas inquie-
lude¡, propénde a unzr concepción activista del ser; que interpr.t" I"
luz-de aquellos humanos anhelos. La sustancia es li forma ónceptual " como término del desarrollo dialéctico, Le Senne la pone como prin-
de la voluntad;, Ia cosa, de acuerdo con su etimología, es causa; Ia vida,
riesgo, aventura, creaeión del hombre. "El ser es obrar, y sólo existe
lo que obra, lo activo, y en cuanto obra."
Lo_que.resalta y predomina en el pensaniiento de unamuno es la
contradiccién. Y el hecho de que en una misma obra suya se manifies-
ten elaborada y discursivamente ideas contradictorias no obedece a faltz
o
.inadvertencia por su parte, sino que ei Ia expresión auténtica det
mrsmo set, que es contradicción. El ser se revela en el ser concreto de
cada uno, que es porque es contiencia. La conciencia se reconoce en su
te-.Agonfa significa lucha. Lo propic del hombre es que esta lucha Ia
libre contra la muerte y contrá lp'vida al mismo piempo. La fílosofía
se-ha empeñ3do, a través de los tiem¡ros, en liquidar lastontradicciones
inherentes al ser humano racionalizáñdolas. y por lo mismo ha traicio-
nado-al-pensamiento y ala vida. En vez de tiquiaar las contradicciones,
su misión es rener conciencia de ellas y desarollarlas.
614. Filosofía del espíritu.-Es el nombre que se ha dad.o a una se_,
rie de trabajos filosóficos redacrado y por r-e senne. y
como sopla
91 .Jl* una misma a'hácho corriente en
el Ienguajc filosófico'designat' co la filosofla de ambos -
y la de otros pensadores con,,ell.,
Levrr,rr (l88s-rg5r), carifieado de úrtimo de ros pensadores
,, I,,,ir vuelca
:'lilsi«¡s, str pensamiento sobre Ia pregunta del ser y evidencia Ia
EL srclo xx 459
inspiración de Plotino. Tiene como centro de su filosofía la doctrina
de-la pafiicipación.'Dios está en lo íntimo de toda determinación: el
ser es en cuanto participa del Ser: el ser está en el Ser. Esta participa-
ción, especie de eiperiencia metafísica primordial, es la condición cons-
titutiva del ser. Láve[e considera eI ser como acto y acto es igual a
libertad. Como libertad, como iniciativa es eI ser idéntico y a la vez
diverso de Dios. Dios es libertad que me crea como libertad. La Liber-
tad me hace partícipe de la libertad. Entre Acto y acto la participación,
que establece la identidad, establece también la distancia que separa el
uno del otro. I-o que importa en el existencialismo de este autor es el
sentido profundo de la presencia de Dios. Para Lavelle la existencia es
lo mismo que ser-para-el-Ser.
615. René Ln SrNNr (1832-1954) convierte la dialéctica de Hame-
lín en una dialéctica de la contradicción. Si éste ponía la personalida«l
cipio. La dialéctica se desarrolla en la intimidad de la personalidatl,
que es conciencia y es libertad. Mas precisamente la libe¡tad impidc
que la diáléctica sea desarrollo ascendente y progresivo; implica un:t
profundá hendidura, que no puede superarse sino merced a un nuev()
impulso, revelador de la iniciativa libre. La experiencia fundament:rl
es la experiencia de la contradicción, propia de la dialéctica hunt:trr;r
que teóricamente es la duda y, en la práctica, el dolor.
Pero ta1 experiencia es, a la pat, llamamiento o deber; si resgxrtrrl,r
libremente a esa llamada trueco el obstáculo de la contradiccitin c¡l r':r
lor. Mas la interpretación de la experiencia humana en estc s<:ttlirlr
supone a Dios, valor supremo, como fundamento Írltimo de esit <:x¡,,'
riencia. De este modo la vida no es ser para Ia muerte, sino ser-puru ,'l
t
ualor.
6f6. El personalismo.-Ni el personalismo ni el estru«;trrr:rlisnr,,
tienen gran co§a que ver con las filosofías de Ia existencia, pero n() l)r,
dríamos concluir este manual sin decir unas palabras acer(:Ír tk' r'st.r',
dos recientes manifestaciones de la filosofía.
Desígnase con el nombre de personalismo, de preferen(;i¡r, ¡¡r¡:r ,,,
rriente de pensamiento de un grupo de filósofos franceses, «:rry:rs rrr.irr
mas figuras son Mounier y Rougemont. Fero también po<lrf;rrr s.r , l.r
sificados bajo el mismo rubro varios pensadores, cuyas dor:ttin:rs sr' ,, rr
tran en torno a la importancia y significación de la pers()r¡:r llrll,,ll
Eucken, Othmar Spann,Seter'Wust, Romano Guardini, -l'lrcorkrr II r,,
ker, Martin Buber... Y con mayof, razón todavía ()tr()s r¡lrr lr.rrr ,,,,
pleado el vocablo "personalismo" para caracteriz.at (lc ¡rr,,rl,, rulr, r, rrr,
su pensamiento'como el alemán William Stern, t¡rtc ll,rsr¡rr,'¡ri rrrr l,,r
,llil) HrsroRrA DE LA FTLOSOFíA
crltico", basado en un anáIisis de la naturaleza del, valor y
rortí¡¡ii¡rno
rle las "personas" frente a las "cosas"; como los personalistas bostonia-
nos y californianos, en particular R. T. Flewelling, que enfundaron sus
r:onvicciones personalistas en la tradición idealista, sin que nadie"logra-
ra disuadirles de que el personalismo y eI idealismo constituyen las más
eficaces armas de que disponen los cristianos para defender su fe réli-
giosa; como el grupo dg los personalistas británicos, Ílue diluyeton las
enseñanzas de Buber, Berdyaev y de otras mentalidades filosófico-reli"
giosas de nr¡estro siglo e4 un sistema que mucho concuerda con la de-
nodada defensa que hiciera Mounier de los valores personales en un
mundo supuestamente mecanizado, y funcionalizado.
Común a todos los personalistas es la idea de que el hombre no es
sólo un ser natural o sólo un ser histórico, sino algo o alguien, cuya
existencia' trasciende tanto la Naturaleza como la Historia. Mas una
vez aceptado este supuesto, las idiosincrasias individuales o naeionales
multiplican las directiones personalistas hasta el mareo. Sólo nos refe-
rimos aqul aI personalismo francés, cuya actualidad proviene del modo
en que ha sabido entablar el diálogo entre la filosofía y la realidad con-
creta, y dentro de él al más ardoroso de los' ¡rersonalistas contemporá-
neos, que no se limitó a pensar al acadérrtico modo.
617. Mor¡Nrnn.-Para Emmanuel Mounier (1905-1950) lo que está
en juego es la renovación de la sociedaü que cree tan necesaria como
el propio Marx. La persona.humana no debe estar supédi¡aáa a h so-
ciedad, como en eI matetialismo dialéctico y en la sociedad burguesa
actual, sino que debe poder vivir en libertad. Esto no qignifi:r que Ia
persona se desligue de la sociedad, sino_ que rinicamend puede estar a
su servicio si no es absorbida por ésta. Con que la sociedad y la pgrsona
reconozcan a un Dios personal estará salvaguardado eI valor de la per-
sona. De lo.contrario correrá siempre el peligro de ser vlctima del po-
der ejercido por el Estado, por el Lapital'o pá. una clase determinada.
Adopta del marxismo la idea de que la filosofía debe cambiar al
mundo. Mas no impone ningún programa de acción ¡razado de, ante-
mano; ha de ser eI hombre el que vaya fundando su programa sobre la
situación concreta en que vive y que no cesa de evolucionar. Lo cual
no es óbice ,para que. esboce las grandes direcciones de acción con
miras a defender la dignidad de Ia persona y a procurar el bienestar
La dignidad de la persona .estriba en su libertad. La tragedia del,
marxismo es que no sabe qué hacer de Ia libertad y trata de suprimirla
en la práctica. Pero sería grave error creer que la sociedad occidental
l;r garantiza. La.estructura de esta sociedad'es tal que hace realidad la
EL srcr.() xx 4lil
alienación. El lr«rmbre occidental pone su actividad a servicio de finr.s
que él mismo rro desea, pero que tiene que servir si quiere ver asegu-
rada su supervivencia.
Existe t¡na dialéctica inevitable entre la vida espiritual del hombr«:
y las condir:iones materiales en que vive. Si el hombre se sume en i;¡
preocupacirrn de su existencia matelial, condena a muerte a su espí-
ritu. Puede esto suceder por dos razones: porque el hombre se vea otil i-
gado a ha«:erlo debido a la estructura de la sociedad, en cuyo caso ten('-
mos el deber de cambiarla, o porque pretenda más que lo necesario
para vivir, o por ambición de poder. Estas tendencias íntimas no puerl<.
contrarrestarlas una renovación de la sociedad, pero sí puede preverrir.
lo necesario para que la riqueza y el poder no vayan a parar a m¿rn()s
de unos cuantos.
La vida espiritual de la sociedad no sólo requiere la libertad es¡rir i
tual de los miembros de la misma, sino también la abierta inter<:orrrrr
nicacii¡n de las sociedades entre sí. Filosofía y religión; arte y r:i«'rrr i,r
no pueden nutrirse más que de la libertad. Y todas estas activirl;rrk,,i
juntas puedan conuribuir á la necesaria unificación de la huma¡rirl:rrl"
con tal de que se las deje desarrollár en libertad. El bienestar de l:r s,
ciedad es, en último término, el bienestar del mundo. Mientrrrs rr.irrr.
la esclavitud o el hambre en cualquier rincón del globo, es inr¡xrsilrlr.
hablar de bienestar en el mundo.
618. El estructuralismo.-Desde hace algunos años, el estru«:rr¡r:rlr.;
comprometerse metafísicamente. Así se obtiene un pensamicntr, ,.rrr,.
ramente desprovisto de otro trasfondo que el de la mera refr'r-r-rrr i,r ,1,,
Ios datos entre sl para captar sus implicáciones y sus condicir)u:nrr¡,.nr,,,,
mutuos.
, La estructura es un complejo que se basta a sí mismo y (lr(. ,,, ,,,
pone ninguna prevalencia de alguno de sus elementos (:()nr() "su\rr.¡r r
do¡" o raiz de los demás. Incluso se prescinder ya de qrr<: l;rs (.sr rr( rur r..
pertenezcan o no a un lenguaje, como hacía todaví;r cl rrt.o¡r,)srrr\r,,r¡r,,
sino que todo queda lirnitado.a la mera tensión inm;r¡rr.rrrr.;r l,r r-.,rr.,
tura, sin otra referencia de diverso nivel. Y aun l;r tr»rfil,rrr.r, r,,n ,l¡
una estructura no es algo que venga dado por la lr;rtur.:¡lr.r;r rlr, 1.r.,,,,..r..
t(io HtsroRrA DE LA FrLosoFíA
onalismo crítico", basado en un anáIisis de la naturaleza del valor y
le las "personas" frente a las "cosas"; como los ¡rersonalistas bostonia-
ros y californianos, en particular R. T. Flewelling, que enfundaron sus
;onvicciones personalistas en Ia tradición idealista, sin que nadie logra-
'a disuadirles de que el personalismo y el idealismo constituyen las más
:ficaces armas de que disponen los cristiaños para defender su fe rbli-
¡iosa; como el grupo de los personalistas briánicos, que diluyeton las
:nseñanzas de Buber, Berdyaev y dg otras, mentalidades filosófico-reli'
liosas de nuestro siglo en un sisiemá que mucho concuerda con la de-
rodada defensa que hiciera Mounier de los valores personales en un
nundo supuestamente mecanizado y funcionalizado.
Comürr a todos los personalistas es Ia idea de que el hombre no es
ólo un ser natural o sólo un ser histórico, sino algo o alguien, cuya
:xistencia trasciende tanto Ia Naturaleza como la Historia. Mas una
¡ez aceptado este supuesto, las idiosincrasias individuales o nacionales
nultiplican las direcciones personalistas hasta el mareo. Sólo nos refe-
'imos aquí al personalismo francés, cuya actualidad proviene del modo
)n que ha sabido entablar el diálogo entre la filosofía y la realidad con-
:reta, y dentro de él al más ardoroso de los personalistas contemporá-
reos, que no se lirnitó a pensar aI académico modo.
617. MouNrnn.-Para Emmanuel Mounier (1905-1950) lo que está
:n juego es la renovación de la sociedad, que cree tan necesaria como
:l propio Marx. La persona.humana no debe estar supedi¡aáa a h so-
:iedad, como en el materialismo dialéctico y en la sociedad burguesa
rctual, sino que debe poder vivir en libertad. Esto no qignifiur que la
)ersona se desligue de la sociedad, sino que únicamenté puede estar a
u servicio si no es absorbida por ésta. Con que la sociedad y la persona
'econozcan a un Dios personal estará salvaguardado el valor de la per-
rona. De Io contrario correrá siempre el peligro de ser vlctima del po-
ler ejercido por eI Estado, por el capital o por una clase determinada.
Adopta del marxismo la idea de que la filosofía debe cambiar al
nundo. Mas no impone ningún programa de acción trazado de, ante-
nano; ha de ser el hombre el que vaya fundando su programa sobre la
;ituación concreta en que vive y que no cesa de evolucionar. Lo cual
ro es óbice para que esboce las grandes direcciones de acción con
niras a defender la dignidad de la persona y a procurar eI bienesta,r
lc la sociedad.
La dignidad de la persona estriba en su libertad. La tragedia del
¡r¡rlxisrn<¡ es que no sabe qué hacer de la libertad y trata de sup-rimirla
'rr l;r ¡rr:i«:ti<:;r. Pero sería grave error creer que la sociedad occidental
,r tri:r';urti¿;¡- l,;t ('sitnr(:trrra de esta sociedad es tal que hace realidad la
EL srcr,o xx 4(il
alienación. El hombre occidental pone su actividad al servi<:io rl<'lirrcs
que él mismo no desea, pero que tiene que servir si quiere v('r. :rs('flr¡
rada su supervivencia.
Existe una dialéctica inevitable entre la vida espiritual del lror¡rl,r,'
y las condiciones materiales en que vive. Si eI hombre se sume cn i,r
preocupación de su existencia material, condena a muerte a su cs¡rí
ritu. Puede esto suceder por dos razones: porque el hombre se vea ol¡li
gado a hacerlo debido a la estructura de la sociedad, en cuyo caso ten('.
mos el deber de cambiarla, o porque pretenda más que lo necesario
pa.ra vivir, o por ambición de poder. Estas tendencias íntimas no puc'clcr
contrarrestarlas una renovación de la sociedad, pero sí puede prevenir
Io necesario para que la riqueza y el poder no vayan a parar a manos
de unos cuantos.
La vida espiritual de la sociedad no sólo requiere la libertad es¡riri-
tual de los miembros de la misma, sino también la abierta intercornrr-
nicación de las sociedades entre sí. Filosofía y religión, arte y cierrci:r
no pueden nutrirse más que de la libertad. Y todas estas actividark.s
juntas puedan conuribuir a la necesaria unificación de la humanid;rrl,
con tal de que se las deje desarrollár en libertad. El bienestar de l:r sr¡
ciedad es, en último término, el bienestar del mundo. Mientras rt'ilrr.
la esclavitud o el hambre en cualquier rincón del globo, es imposilrlt.
hablar de bienestar en el mundo.
618. El estructuralismo.-Desde hace algunos años, el estructrrr.:rlis
mo se ha convertido en Francia en la filosofía de moda y parece ir g.r
nando algún terreno como método en la sociologia y la psicología rrl,.
mana y anglosajona. En sus orígenes, en los campos de la lingüísr ir:
de la sociología y de la antropología, no pretendieron nunca har:cr ,!,
él un sistema filosófico sus autores. Pero la acogida dispensada ír ('st(.
método y su generalización a todos los campos han acabado convirrid.,
dolo, por lo menos en manos de algunos ensayistas, en una verrl:rrl<.r-;r
actitud filosófica, que coincide con el neopositivismo en el deseo <l('rr,,
comprometerse metafísicamente. Así se obtiene un pensamient() (.nr(.
ramente desprovisto de otro trasfondo que el de la mera referr:¡r«i;r rlr.
los datos enue sí para captar sus implicaciones y sus condicion:rrrricut,,,,
mutuos.
. La estructura es un complejo que se basta a sí mismo y (llr(. no l,u
pone ninguna prevalencia de alguno de sus elementos colno "silst,.ilt.r
clor" o relz de los demás. Incluso se prescindsr ya de que l:rs ('stlrrr trn.r,.
pertenezcan o no a un lenguaje, como hacía todavía el rrr.o¡xrsitrrr.,rrr,,
sino que todo queda limitado.a la mera tensión inmancntr' :r l,r r...trrr,
tura, sin otra referencia de diverso nivel. Y aun llr <:orr[igrrr.rr r,'¡¡ ¡lr
una estructura no es algo que venga dado por l:r rratrrr':rl<.zir rlr'l.ri r..,.¡..
162 HrsroRrA DE LA Fr¡-osorÍA
iino que es producto de una definición convencional, adoptada con el
:in piáctictr de reducir un conjunto de datos heterogéneos a unidad,
:on Ia
U¡r Fstas
.eorías ePen-
len es otros
actores, que pueden limitar Ia libertad de intervención del investiga-
lor; y el -peligro del método estructuralista está, cuando no se es ex-
)erto en é1, gn confurrdir y relacionar teorías esEucturales situadas a
riveles de verificación iliferentes.
. La mayoría de Ias innovaciones que han experimentado las ciencias
rumanas en los rlltimos decenios, se han debido al descubrimiento de
nétodos, que permiten analizar los sistemas en cu¿rnto sistemas. El éxito
reciente de la noción de estructura se halla, por lo tanto, ligado al con-
r¡nto de mutaciones científicas, por las que las dive¡sas disgiPlinas han
;onseguido construir teorías verificables, que permiten explicar la in-
erdependencia.de los elementos con§tructivos de sus objetos. El intento,
n carnbio, de hacer del concepto de estructura la base de una filosoffa
ra conducido, como siempre ocurre, a extremos casi caricaturescos-
BIBLIOGRAFfA
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-E,L SIGLO XX 4(;:I
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464 HrsroRrA DE LA FrLosoFÍA

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.

c¡t ¡: El pensamiento de (Jnamuno, Nféxico, FCE.

I
I
t
I

;
 fNDICE

BIBLIOGRAFfA GENERAL ....

LA ANTIGÜEDAD CLASICA
LOS PRESOCRATICOS. l. La filosofla como fisiologla.-2. 'Iales de Mileto.
3. Anaximando.-4. Anaxímenes.-5. La escuela de Mileto.--6. La filosofía
como medio de purificación.-7. El Pitagorismo.-8. Doctrinas de los pita-
góricos.-9, Pitagóricos famosos.-I0. La filosofía como metafísica. Jenófa-
nes.-Il. f,Ieráclito de É,feso.-I2. Parménides.-13. Zenón de Elea.-I4. La
filosofía como conocimiento de las cosas.-I5. Empédocles de Agrigento.-I6.
Anaxágoras.-17. Leucipo.-l8. Demócrito . . r3
LOS SOFISTAS Y SóCRATES. 19. El hombre, centro de la investigación.-20.
Los sofistas.-21. Protágoras de Abdera.-22. Gorgias de Leontino.-23. Otros
sofistas notables.-24. Sócrates.-25. Personalidad de Sócrates.-26. El método
socrático.-27. La moral de Sócrates.-28. Socráricos menores.-29. Escuela
de Megara.-30. Escuela cirenaica.-31. Escuela cínica . 3l
PLATóN. 32. Biogafia de Platón.-33. Escritos de Platón.-34. La doctrina.
Teoria de las ideas.-35. La dialéctica.-36. La reminiscencia.-37. El amor
y Ia inmortalidad.-38. La moral.-39. La política.-40. Estética.-4I. La Aca-
demia y sus diversas fases . 42

ARISTóTELES. 42. Yida de Aristóteles.-43. Su obra.44. De Platón a Aris

tóteles.-45. Ló§ica.-46. Teoría del conocimiento.-47. La metafisica.-48.
Sustancia y accidente.-49. Acto y potencia.-50. Materia y forma.-5I. Las
causas del ser.-52. La sustancia suprema.-53. I.a filosofia natural. Cosmo
logia.-54. Psicologia.-55. La ética.-56. La virtud.-57. La política.-58.
Iormas de gobierno.-59. Retórica.-60. Poética.-61. Importancia de la obra
de Aristóteles.-62. El Liceo.-63. Teofrasto y Estratón.-64- Intérpretes y
comentaristas de Aristóteles .... 51

LA ÉPOCA HELENfSTICA. 65. Características del pensamieirto en este pe-

riodo.-66. El Escepticismo.-67. Escepticismo antiguo.-68. Escepticismo me-
dio.-69. Escepticismo académico.-70. El Epicurelsmo.-71. Canónica.-72.
Fisica.-75. f.tica.-14. Lucrecio.-75. El Estoicismo.-76. Períodos del Estoi-
cismo.-77. Principios fundame;rtales.-78. El ideal estoico.-79. La ley
natural, Los deberes.-8O. Perso¡ralidad y cosmopolitismo.-8I. El Neopla-
tonismo.-8Z. Plotino.-83. Los discfpulos de Plotino 66

82

]
I

EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO

COMIENZOS DE LA ESCOLASTICA. 84. La cultura en la Edad Media.-85.
La Escolástica.-86. Método de'la Escolástica.-87. Fuentes de la Escolásti-
ca.-87. Los Apologistas.-88. San Agustin.-89. Boecio.-90. Dionisio Areo¡_

II¡I.I HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
l)irgira.-9l. Escoto Eriúgerra.-92. Metamorfosis de la Natutaleza.-63. El
lrombre y sus reversiones.-84. San Anselmo.-95. Fe y razón.-96. El argu-
mento ontológico.-97. Los universales.-98. Guillermo de Champeaux--99.
Roscelín.-100. Abelardo.-101. Su solución a los universales.-102. Sic ¿r
non.-103. Escuela de Chartres.-104. Otras escuelas del siglo xlr . . .
IILOSOFfA ARABE Y JUÓÍA. 105. Orígenes de la fil'osofía árabe.-106. Ele-
mentos espurios.-107. Alkindi.-108. Alfarabí.-109. Avicena.-I10. El cono-
cimiento.-lll. Lo rrecesario y lo contingente.-112. El alma.-113. Algaza-
li.-l 14. Avempace.-I 15. Abentofail.-116. Averroes, "el Sran comentaris-
ta".-117. Malentendidos neoplatónicos:-l18. El entendimiento, agente
¡n'ivs¡5¿t.:119. Eternidad del mundo i la materia.-120. La perfección
humana.-I2l. Grados de verdad.-\22' Los judios en el mundo musul-
mán.:-l 23. Saadia Gaón.-l 24. Avicebrón.-l 25- Maimónides.-126. Guia d'e
los perpleios.-127. Doctrina.-128; La escuela de traductores de Toledo . .
EL ESPLENDOR DEL SIGLO XIII. 129. Causas del apogeo de la F"colásti-
ca.-130. Conocimiento de Aristóteles.-I31. Fundación de las universida-
des.-132. Las Órdenes mendicantes.-133. Tendencias filoséficas.-134'
Agustinismo.-135. I{istic.ismo.-136. Aristotelismo.'-137' Averroismo.-138.
Grosseteste.-139. Alejandro de Hales.-l40. San Buenaventura.-I41. Su
actitud anté la filosofía.-142. Dios.-143. Pluralidad de formas.-I44. El
alma.-145. Rogerio Bacón.-146, Ciencia de la naturaleza"-|47. Filoso-
fia.-I48. Alberto Magno.-149. Doctor uniuersali.s.-150. La aportación de
Alberto.-151. Tomás de Aquino.-|5Z. Fe y razón.-153. El ser.-154. r'a
teodicea.-I55. El conocimiento.-I56. EI alma.-I57. Moralidad.-I58. El
Tomismo.-159. Raimundo Lulio.-160. El Ars magng.-l6l- El Averroismo
latino.-.162. Siger de Brabante.-163. Disolución del Averroismo .. '. '...
DECADENCIA DE LA ESCOLASTICA. 164 El siglo xrv.-165. El Nominalis.
mo.-166. Dos Nominalismos.-167. Duns Scoto.-168. El Escotismo.-169-
Me.tafísica.-170. Física.-171. Alma y conocimiento.-172. El Voluntarís-
mo.-173. Saber y fe.-174. Entre Duns Scoto y Ockham.-I71. Durando.-176.
Pedro .Auriol.-l't 7. Nicolás de Autrecourt.-l 78. Ockham.-l 79. Caracterís'
ticas de su sistema.-l80. El Terminismo.-181, El voluntarismo ocamista.
182. Consecuencias.-l83. Ideas políticas.-I84. El Nominalismo y la cien-
cia.-I85. Buridán.-I86. Nicolás de oresme.-I87. La corriente mlstica.-I88.
Eckhart.-189. La segunda xscolástica. Biel.-190. cayetano y el Ferraren-
se.-191. Suárez
FILoSoFfA DEL RENACIMIENTo. 192. El Renacimiento.-193. Nuevas
tendencias.-194. Antropocentrismo.-i95. Nicolás de Cusa.-196. La "docta
ignorancia"-197. Complicación y explicación.-198. Retorno a los anti
guos sistemas.-I99. Pomponazzi.-20O. Inmortalidad del alma.-2O1. Las
ireencias religiosas.-202. Giordano Bruno'-203. El alma del mundo.-204.
El infinito.-iOf . t^ pasión heroica.-206. Campanella.-2Ü7. La Ciudad del
sol.-208. Montaigne.^-209. Charron.-210. Sánchez.-Zl7. Bícón de Veru-
1am.-212. El método experimental .-213. La inducción.-214. Ciencia y
utopía.-2l5. El impulso renacentista
BrsrrocRAF lA
,
INDICE 469
P'is' DE DESCARTES A KANT
Pás'
EL RACIONALISMO. 216. El Racionalismo.-217. Descartes.-218. El méto-
do.-219. La duda metódica.-220. La existencia de Dios..-221. El dualisr¡io
cartesiano.-222. Las pasiones y la moral.-223- El espíritu cartesiano.-224,
87
Dificultades del cartesianismo.-225. El Ocasionalismo.-226. Malebranche.
227. Pascal.-228. Spinoza.-229. Spinoza y Descartes.-230. Deus siae natu-
ra.-231. El hombre.-Z\Z. La moral . 179
BAJO EL SIGNO D.EL RACIONALISMO. 233. Leibniz.-234. La Monadolo-
gia.-235. La armonía preestablecida.-236. Verdades de razón y verdades
de hecho.-237. Los primeros principios.-238. El optimismo de Leibniz.
239. Tres grados de ideas.-240. El Arte combinatoria.-241. \"a jerarquía
de los seres.-242. Conclusió¡.-243.Wolff.-244. La filosofia wolffiana.-245.
Partes de la filosofía.-246. Los platónicos de Cambridge.-247. IIenry
104
More.-248. Ralph Cudworth.-249. Juan Bautista Vlco.-250. La Ciencia
nt¿eta.-251. Los Corsi y ricorsi 196
EL EMPIRISMO INGLÉS. 252. El Empirismo.-253. El Empirismo moderno.
254. Hobbes.-255. Su filosofla.-256. El Leaiatdn -257. Locke.-258. Origen
de las ideas.-259. Ideas simples y c.omplejas.-260. Sustancia, modo y rela-
ción.-261. Valór del conocimiento.-262. La filosofía práctica.-263. Ber-
keley.-264. El Inmaterialismo.-265. Ideas y cosas.-266. Las leyes natura-
les.-267. Ilume, el escéptico.-268. Crítica de las ideas.-269. Crítica del
concepto de sustancia.-270. Crítíca del principio de causalidad.-271. Hacia
el escepticismo y el fenomenismo.-272. La escuela escocesa .....,. 210
FILOSOFfA DE LA ILUSTRACIóN. 273. Crisis de la conciencia europea.
ll9 274. Aspectos de la Ilustración.-275. Conceptos filosóficos de la Iluitra-
ci6n.-276. Etapas de la Ilustración.-277. Un precurso¡ inglés.-278. Los
cleistas.-279. Los moralistas. Chaftesbury.-280. Hutcheson.-281. Adam
Smith.-282. Dos precursores franceses. Bayle.-283. Fontenelle.-284. Mon-
tesquieu.-285. Voltaire.-286. La Enciclopedia.-287. Diderot.-288. D'Alem-
bert.-289. Condillac.-2g0. El Materialismo. La Mettrie.-291. Helvecio.
292. Holbach.-293. Rousseau. La personalidad de Juan Jacobo.-294. El
profeta de la naturaleza.-295. El Contrato social.-296. El Emilio o de la
educación.-297. Influencia de Rousseau.-298. La Ilustración en Alema-
nia.-299. Lessing.-300. Mendelssohn .... ............ 225
143 KANT. 301. Vida y\personalidad de Kant.-302. El maestro y el filósofo.-303.
Influencias en el desenvolvimiento de su espíritu. El Pietismo.-304. El
Racionalismo.-305. Newton.-306. El escepticismo humiano.-307. Rousseau.
308. El "giro copernicano".-309. Los juicios "sintéticos a priori".-310.
Crítica rle la razón pura: Elstética trascendental.-311. La sensibilidad.-312.
El espacio y el tiempo.-3l3. Idealidad trascendental y realidad empirica.
314. Crítica de la razóm pura: Analítica trascendental.-315. Kant, Aris-
tóteleq, Platón.-316. Las Categorías.-317. La deducción trascendental.-318.
Esquematismo trascendental.-319. Los principios del entendimiento puro.
32ü. Crítica de la razón pura: Dialéctica trascendental.-312. La razón y sus
159 '* F
irleas.-32Z. La f ilusión trascendental".-323. Critica de la psicología racio-
174 n:rl.-324. Critica de Ia cosmología racional.-325. Crítica de la tcologí:r
r:rr:ir¡urrl.'-326. Crítica de la razón prdctica.-327. El hecho moral.-328. Los
prirrci¡ritrs prácticos de la razón.-329. [,] imperativo categórico.-330. Fórrrrr¡
 HISToRIA DE LA FILosoFÍA
lo
las del imperativo categórrco.-331. Moral y legalidad.-332. Iormalismo y
autonomíi333. Los postulados de la razón práctica.-334. Crítica del
juicio
lrnr,rocnArÍe
EL SIGLO XIX
iL IDEALISMO ALEMAN. 835. Los idealistas alemanes.-336. Superación del
kantismo.-337. Del idealismó crítico al idealismo absoluto.-338. La taz6¡
absoluta y creadora.-339. El método dialéctico.-340. Fichte.-34l. su filo-
sofía.=34á. Idealismo subietivo.-343. Idealismo ético.-344. Teoría -del Es
tado.-345. Schelling.-346. L, filorofia de la identidad.-347. Intuición
estética.-848. Uegel.-349. Sentido de su filosofía.-350. El sistema.-35l.
Divisiones del sistema hegeliano.-352. La lógica.-353. La dialéctica.-554.
Filosofía de la naruraleza..-355. Filosofía del espíritu.-356' Moral y teoría
del Estado.-357. Filosofía de Ia historia'-358' Estética
iN TORNO AL IDEALISMO. 359. Herbart.-360. El realismo pluralista.-361.
É,tica.-362. Fries.-363. Beneke .-364. Schopenhauer.-365. EI rnundo como
representación.-366. Et mundo como volunta d.-367. El pesimismo.-368'
Los caminos de la liberación.-369. La cbmpasión.-370. I(ierkegaard.-371'
La polémica contra Heeel.-372. El hombre existente.-373. Los niveles de
lá .*irr., cia.-374. Schleiermacher.-375. Krause.-376. Derecha e izguierda
hegelianas.-277. Srrauss.-378. Feuerbach.-379. Stirner.-380. Marx.-381. El
. materialismo dialéctico
ENTRE EL IDEALISMO Y EL POSITIVISMO. 382. EI tTAdiCiONAIiSMO._383.
De Maistre.-384. De Bonald.-385. Lamennais.-386. Main de Mirán.-387'
El pensarniento de Main de Birán.-388. Cousin.-389. Teoría del eclecti-
cismo.-890. Balmes.-391. Bolzano.-302. Rosmini.-393. La i<iea del ser.-394.
Gioberti.-395. La filos El utilitarismo inqlés'-397'
Bentham.-398. Malthus I Asociacionismo'-400' Hamil-
ton.-401. Relatividad d Cuantificación del predicado'
403. Los trascendentalistas.-404. Emerson
EL POSITMSMO. 405. Positivismo.-406. Caracter'ísticas del Positivismo.-4O7.
422. Lamarck.:i.2l. Darwin.--424. Spencer.-425. Teoría de lo incognosci-
ble.-426. El Evolucionismo de spencer.-427., Evolucionismo de la vida
psíquica.-428. Et O El Positivismo alemán'-430' Háckel'
+al. tf Positivismo .-432. Lombroso'-433. Otros positivis'
tas.-434. Taine.-43 [,os sociólogos .'..
DEL posITI\¡IS\,fO A LA FILOSOFÍA ACTUAL. 437.81 Empiriocriticismo'
43g. Avenarius.-,tr39. NIach.-440. Crítica del Empiriocriticisrno.-44i. La
filosofía dcl "t:omo si".-442. \\',rrrrdt. La psicología.-443. La filosofía.--444.
l,a corriente metafisica.-445. l-echner.-446. Lotze.-447. E. Hartmann.-448.
inl»cn 47r
Póe. P,t*.
El Espiritualismo francés.-449. Ravaisson.-450. Secretán.-451. Lachelicr.
452. Boutroux.-453, El Idealismo inglés.-'454. Green.-455' Renouvier.
245 456. Teoría del conocimiento.-457. Espiritualismp pluralista.-457. Filosofía
morai.-459. Hamelin.-460. Brunschvicg. El Idealismo crítico.-461' Estética
270 y moral 3'ltl
Ihnuocneri¿, t(
EL SIGI,O XX
f .A VUELTA A LOS GRANDES SISTEMAS. 462. El siglo xx.-463. La filo-
sofía a comienzos del siglo x¡x.-464. Nueva orientación de la filosofía'-46.í.
Intentos de renovación.-466. Neokantismo.-467. Neokantismo critico-fisio'
lógico.-466. Lange.-469. Neokantismo metafísico-realista.-470. Liebmann.
471. Volket.-472. Külpe.-473. Las escuelas de Marburgo y Baden.-474.
Neokantismo lógico.-47 5. Cohen.-476. Natorp.-477. Otros marburguenscs.
478. Neokantismo axiológico.-479. Windelband.-480. Rickert.-48l. Otr¡rs
275
l¡andenses.-482. Neohegelianismo.-483. Neohegellanismo anglonorteamcri'
cano.-484. Bradley.-485. Bosanquet.-486. McTaggart.-487. Royce.-4ttfl.
Collingwood.-489. Neohegelianismo italiano.-490. Croce.-491. Gcrrtilt'
492. Neohegelianismo holandéi.-493. Neotomismo.49{. I-a vuelta a Srttrl<,
'Ilomás.-495. La escuela de Lovaina.-496. La escuelá de Milán.-497. i\4:¡ri
tain.-498. Gilson.-499. Neorrealismo.-500. Alexander.-501. Moore.-l"l)il
Il.ussell.-503. Whitehead-504. Neopositivismo.-505. El Círculo de Vit'rr:r.
506. Neopositivismo inglés.-507. Neopositivismo norteamericano.-508. Witt
295 genstein.-509. El análisis del lenguaje ......¡ 3(;7
VI'l'ALISMO, HISTORIC:SMO, INTUICIONISMO. 510. Nietzsche.-51 l. l.:,
votuntad de poder.-512. El superlrombre. Ciencia y arte.-514. Tr:rs. ,r:r
r:ión de los valores.-5l5. El eterno retorno.-516. Dilthey.-517. La Iristori
cidad.-518. Vivend", cxpresión, comprensión.-5l9. Teoría de I:rs rrrrr«'¡r
<:iones del mundo.-520. Bergson.-521. La duración reat.-522. E,l ¡rrolrlcrur
rlr: Ia memoria.-523. Inteligerrcia e intuición.-524. El impulso vital. 521i.
Moral cerrada y moral abierta.-526. Religión estátiga i religión din:irrri
315 ca.--527. Klages.-528. Alma y espíritu.-529. Spengler.-530. Las crtllttt:ts
corno organismos.-531. Toynbee.-532. Ortega y Gasset-583. Blondel.-1"¡ii4.
T'cilhard de Chardin.-535. La evolución teilhardiana.-536. Teilhard, lllorr
del, Ilergson.-537. Freud.-530. El inconsciente.-539. Estratos del ¡:si<¡rris
mo.-540. Sublimación.-54l. Máscaras.-542. Complejo de Edipo.--543. I'si
coaniilisis.-544. Derivaciones del psicoanálisis.-545. Adler.-546. fun¡5.- 5'17.
Rank y Ferenczi.-548. Tendencias neofreudianas ..... :l'):l
PRAGMA'l'ISMO, FENOMENOLOGÍA, AXIOLOGÍA. 549. El Pragttt:tristtt,,
550. La csencia del Pragmaiismo.-551. Peirce.-552. James.-lí53. l'sir,¡k¡
gía,-554. El Pragmatismo de James.-555. Personalismo pluralista. 55(i l..r
experiencia religiosa.-557. Schiller.--558. La lógica.-559. I)t:wt'y !,(,lr
329 La experiencia.-561. Insirumentalismo.-562. Pedagogia.-563. L:t l;t'¡t,,¡¡t,'
rrología.*564. Rrentano:-565. La intencionalidad.-561i. X¡:istr:ntokr¡ií;r t,t¡'i
Érica.-568. Mcinong. La teoría del objeto.-569. Husserl.-l'r7O. l.:r tr.!'rtr rr¡tt
filosrifica.-l¡71. La reducción fenornenológica.-572. La ilttt'rrr:ir¡n;rli,l.r,l ,1,
l,r <:orlciencia.- 573. Intuición eidética--b74- Ll m/:to<lr¡ lt'rtotttt'tt'rl'''¡'r"'
I
I
472 HrsroRIA DE LA FrLosoFíA
Pás.
I'ilosofla de los valores.-576. Max Scheler¡=57V. Par¿gón entre Sctreler
l"¡75.
y Husserl.-578.. Amor y conocimiento.-579. Jergrquía de fos valores'*580'
irersona y valor.-581.'Ética material del valor.r582: Antropología.-583.
Impotencia del espíritu.-584. N. Hartmann.-585, El conocimiento.-586.
MeiafÍsica y ontológía.-587. Estratos del ser.-588. Filosofla del esplritu. ' .-_
589. É,tica 417

FILOSOFÍAS DE I,{ EXISTENCIA. 590. La filosofia de la existencia.-591.

ESTE LIBRO FUE IN,IPRESO Y ENCUADERNADO
Existencialismo y esencialistno.-592. Filosofía de la subjetividad'-593. Exis. EL 22 DE ABRIL DE 2OO3 EN LOS TALLERES DE
tencia y libertaá.-594. IrraciohaliSmo y' feriomenología.-595. ^Iilosofía de
la crisis.-596. Fuenres del existéncialismo.-597. Heidegger.-598. El proble- FUENTES IMPRDSOR¿$ §. á.
ma del ser.-599. El ser-er el-mundo.-600. Angustia y cuidado.-601. La Cmtnrq 109, 09810, Máxico, D, l'.
verdad del ser.-602. EI segundo Heidegger.-603. Jaspers.-604. Orientación
en el mündo.-G05. Achráción de h elstencia.-606. La metaflsica.-607.
1 Marcel.-608. Problema y .misterio.-609. EI misterici del yo-,y e-l rnisterio
del tii.-610. Sartre.-611. Ei ser en sí.-612. El ser para sí.:613. IJnamuno.
614. Filosofía del espíritu. Lavelle,-615. Le Senne.-61.6. El Personalis- Ltz
mo.-617. Mounier.-618. EI Estructuralismo '¡""" ""..'" LLJ

Brg[,rocner'íe ....'..., ¡¡'.¡...... 462

ILUSTRACIONES

....r
Sócrates 84
P1atón...... 85

Santo Tomás Aquino t76

Descartes . . . 1,77

Rousseau 272
Kant 273
flegel 36+
Schopenhauer 365
Kierkegaard 464
Bergson 465

I
I

I
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