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Existen dos corrientes que nos indican los límites del espacio extra-atmosférico.
El primer satélite fue colocado en órbita alrededor de la tierra el 4 de octubre de 1957, y en ese año
el cohete espacial Lunik ll alcanzo la luna, siendo portador de un banderín soviético indestructible.
A estos objetos ha seguido una infinidad, al punto que en el espacio en la actualidad se encuentran
miles de objetos enviados y colocados allí por diferentes Estados, siendo las principales la antigua
Unión Soviética y Estados Unidos de América. En ninguno de los casos ha habido reclamos de
soberanía sobre el espacio extra-atmosférico por parte de los Estados subyacentes. Sin embargo el 3
de diciembre de 1976, Colombia, Kenya, Uganda, Zaire, El Congo, Ecuador e Indonesia, firmaron
lo que se llamó Declaración de Bogotá, en la cual reclamaron plena soberanía sobre una parte de la
órbita geoestacionaria que se encontraba sobre su territorio. Esta órbita geoestacionaria es una
órbita circular a una altura aproximadamente de 36 mil kilómetros. Allí los satélites permanecen
estacionarios sobre la Tierra, es decir giran junto con la Tierra, lo cual es absolutamente
indispensable para fines de comunicaciones espaciales, meteorología, comunicaciones varias. El
espacio proveído por la órbita para la colocación de satélites no es ilimitado; cada satélite debe
colocarse con una distancia, entre sí, de dos grados para evitar interferencias y accidentes, de modo
que el máximo será de 180 satélites y se concibe como un recurso natural limitado.