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Responsabilidad civil.

Resumen.

SENTENCIA DEL 10 DE ABRIL DEL 2002, No. 6.


Esta sentencia fue impugnada ante la Cámara Civil de la Corte de
Apelación de Santo Domingo con fecha del 12 de Enero del año 2000.
La materia para esta impugnación es la Civil.
Las partes que participan en esta sentencia son dos; los recurrente que
son aquellos agraviados que buscan impugnar la decisión del juez,
esta conformada por los Abogados; Gabriela López blanco, Juan
Antonio Delgado y José Antonio Columna, que son los representantes
de Operadora Dominicana de Bienes Raíces, S. A la otra parte son
los recurridos que son los beneficiados con la sentencia que se quiere
impugnar, los abogados de esta parte son Porfirio Hernández Q,
Franklin García F, Emilio de los Santos y Víctor Manuel Escarramán;
en representación de los Señores Edward de la Cruz Tavarez y
Porfirio de la Cruz Gil.
Esta audiencia fue hecha pública el 10 de abril del 2002, donde
preside el Magistrado Rafael Luciano Pichardo.

Resumen sobre el contenido de la Sentencia.


Sobre el recurso de casación interpuesto por Operadora Dominicana
de Bienes Raices, S. A., sociedad comercial constituida de
conformidad con las leyes dominicanas, con su domicilio y
establecimiento principal en la calle Bohechío No. 2 del Ensanche
Bella Vista de esta ciudad, debidamente representada por su
presidente, Ada Angelina Guerrero, dominicana, mayor de
edad, soltera, comerciante, portadora de la cédula de identidad y
electoral No. 19, del 12 de enero del 2000, dictada por la Cámara
Civil de la Corte de Apelación de Santo Domingo.
La Corte en audiencia publica del 13 de diciembre del 2000, en
presencia de los jueces Rafael Luciano Pichardo, presidente; Eglys
Margarita Esmurdoc, Margarita Tavarez, Ana Rosa Berges D. y Julio
Genero Campillo, asistidos por la secretaria general y después de dar
sentencia los jueces mencionado de conformidad a las leyes 684-
1934 y 926- 1935.
La sentencia impugnada y en los documentos que a ella se refiere, con
el motivo de de una demanda civil en reparación de daños y
perjuicios interpuesta por los recurridos contra la recurrente, la
Cámara Civil y Comercial de la Primera Circunscripción del Juzgado
de Primera Instancia del Distrito Nacional, dictó el 29 de mayo de
1998, una sentencia con el siguiente dispositivo: “Primero: Acoge en
todas sus partes las conclusiones vertidas en audiencia por los Dres.
Lincoln A. Hernández Peguero y Manuel Emilio Charles y los Licdos.
Juan Antonio Delgado y Gabriela López Blanco, en representación de
la señora Ada Angelina Guerrero y en consecuencia; a) ordena la
exclusión de la señora Ada Angelina Guerrero de la presente
instancia, relativa a la demanda civil en reparación de daños y
perjuicios, incoada por los co-demandantes, señores Eduard de la
Cruz y Porfirio de la Cruz, b) acoge en todas sus partes las
conclusiones vertidas en audiencia por los Dres. Lincoln A.
Hernández Peguero, Manuel Emilio Charles y los Licdos. Juan
Antonio Delgado y Gabriela López Blanco en representación de la
entidad comercial Operadora Dominicana de Bienes Raices, S. A., y
en consecuencia, rechaza por improcedente, mal fundada, carente de
base legal y falta de pruebas, la demanda civil en reparación de daños
y perjuicios incoada por los señores Eduard de la Cruz y Porfirio de la
Cruz en contra de la sociedad comercial Operadora Dominicana de
Bienes Raices, S. A., c), Condena a los señores Eduard de la Cruz y
Porfirio de la Cruz al pago de las costas judiciales causadas por la
presente instancia ordenando su distracción en provecho de los Dres.
Lincoln Hernández Peguero y Manuel Emilio Charles y los Licdos.
Juan Delgado y Gabriela López Blanco , que sobre el recurso
interpuesto intervino la sentencia ahora impugnada de la cual es el
siguiente dispositivo: “Primero: Declara, como bueno y válido, en
cuanto a la forma, el recurso de apelación interpuesto por Edward de
la Cruz y Porfirio de la Cruz, en fecha 6 de julio de 1998,contra la
sentencia No. 6589, dictada en fecha 29 de mayo de 1998, por la
Cámara de lo Civil y Comercial de la Primera Circunscripción del
Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional; Segundo: En
cuanto al fondo: 1) confirma la letra a) del dispositivo de la sentencia
apelada; 2) revoca los demás ordinales de la sentencia recurrida, por
las razones jurídicas descritas precedentemente; Tercero: Acoge la
demanda original con modificaciones y en consecuencia: Condena a
la parte recurrida Operadora Dominicana de Bienes Raices, S. A., a
pagar a las partes recurrentes Edward de la Cruz y Porfirio de la Cruz,
la suma de Un Millón Quinientos Mil Pesos Dominicanos
(RD$1,500.000.00) a título de indemnización por los daños y
perjuicios sufridos; Cuarto: Condena a la parte recurrida Operadora
Dominicana de Bienes Raíces, S. A., al pago de las costas del
procedimiento, ordenando su distracción a favor de los Licenciados
Emilio de los Santos y Víctor Ml. Encarnación y los Doctores
Franklin García Fermín y Porfirio Hernández Quezada, abogados
quienes afirman estarlas avanzando en su totalidad”.
es de principio que el que alega un hecho en justicia debe probarlo por
los medios de prueba que han sido establecidos por la ley a tal fin; que
para que un tribunal que ha sido apoderado de una demandan en
daños y perjuicios, pueda condenar al demandado al pago de una
indemnización a favor del demandante, es necesario que éste pruebe,
tanto la existencia de la falta a cargo del demandado, como el
perjuicio que le ha producido tal acción y el vínculo de causalidad
entre la falta y el perjuicio, que son elementos constitutivos de la
responsabilidad civil; cuando el daño es causado por el ejercicio
normal de un derecho la falta no existe, puesto que el ejercicio de una
acción en justicia no puede degenerar en una falta susceptible de
entrañar una reparación por daños y perjuicios, lo que sólo puede
producirse en el caso en que dicho ejercicio constituya un acto de
malicia o mala fe, o si es el resultado de un error grosero equivalente
al dolo, que es cuando sí puede dar lugar a la condenación;
Considerando, que la Corte a-qua rechazó las conclusiones de la
recurrente en apelación y revocó la sentencia apelada sobre el
fundamento de que ésta actuó de manera temeraria y con intención de
causar daño, ya que no poseía pruebas documentales en qué
basamentar la acusación que hizo a los recurridos y que éstos por el
contrario sí demostraron los perjuicios sufridos porque aunque existe
contradicción en cuanto al tiempo que estuvieron detenidos y a la
ausencia de pruebas con relación a la prisión, a consecuencia de la
querella sufrieron daños materiales y morales puesto que incurrieron
en gastos de procedimiento y honorarios y se vieron afectados en su
seriedad y honestidad, principalmente frente a sus vecinos, amigos y
compañeros de trabajo;
Considerando, que la facultad de querellarse ante la autoridad
competente de una infracción a las leyes, es un derecho que acuerda la
ley a toda persona que se le haya causado un perjuicio.
que en efecto, tal y como alega la recurrente y contrariamente a lo
apreciado por la Corte a-qua, el hecho de que ésta estableciera una
querella que fue desestimada por falta de pruebas contra los
recurridos, no puede generar derecho a una indemnización; que para
que fuese condenada en responsabilidad civil y la indemnización fuera
acordada, los recurridos debieron probar el perjuicio, lo cual no consta
en la sentencia impugnada; que tampoco se aportó la prueba de que se
produjo la prisión como resultado de la querella, ni existe constancia
en el fallo impugnado de cuales fueron y a cuanto ascienden los
gastos y honorarios que alegan los recurridos haber incurrido, así
como tampoco aparecen en la sentencia atacada el testimonio de
amigos y vecinos que pusiesen en duda la seriedad y honestidad de los
mismos.
Por tales motivos: Primero: Casa la sentencia dictada por la Cámara
Civil de la Corte de Apelación de Santo Domingo, el 12 de enero del
2000, cuyo dispositivo ha sido copiado en parte anterior del presente
fallo y envía el asunto por ante la Cámara Civil de la Corte de
Apelación de San Cristóbal en las mismas atribuciones; Segundo:
Condena a la parte recurrida al pago de las costas en favor y provecho
de los Licdos. Gabriela López Blanco, Juan Antonio Delgado y el Dr.
José Antonio Columna, abogados de la parte recurrente.

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