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mexicana
“En el jardín el arquitecto invita al reino vegetal a colaborar con él. Un jardín
bello es presencia permanente de la naturaleza. Por la naturaleza reducida a
proporción humana y puesta al servicio del hombre, es el más eficaz refugio
contra la agresividad del mundo contemporáneo.”
En la arquitectura la vivienda lleva uno de los papeles más importantes para el desarrollo
de la humanidad en el cual se representará la situación social, económica y política de quien
lo habita. Es el primer acercamiento al espacio construido. En historia de la evolución
humana, el Homo Sapiens ya tomaba como prioridad el espacio doméstico donde siempre
buscó satisfacer sus necesidades básicas, proveer un lugar seguro para el descanso, un
regio.
En el esfuerzo del hombre por crear un ámbito adecuado para su vida, la naturaleza es
siempre un punto de referencia. El jardín está estrechamente logado a la arquitectura. La
intervención del hombre en la naturaleza con una finalidad no utilitaria, es decir, agrícola,
es el jardín. Pero éste está ligado casi siempre a la arquitectura doméstica, incluso en las
grandes ciudades de la antigüedad. Como lo puede ser el jardín de Semiramis, los jardines
colgantes de Babilona a 25 metros sobre el Éufrates, el geométrico jardín egipcio o el
pequeño “hortus” de la domus romano, siempre conservan su carácter privado.
El jardín cerrado, se traslada al mundo público, a la ciudad, como jardín abierto, tras el
esplendor del barroco.
En primer lugar, como espacio público para la burguesía, para el gran mundo cercano a las
monarquías que dominan Europa (sería el gran salón barroco, el paseo arbolado del siglo
XVII) y cuando el Rey traslada su gran parque a la urbe, al hacerse ésta centro del estado,
surgirá el parque urbano. Al principio no por estricta necesidad de desahogo, al no haberse
acentuado la revolución industrial, sino como lugar de esparcimiento. Durante los siglos
XVIII y XIX, y sobre todo en este último, con el crecimiento y congestionamiento urbanos,
el parque y la plaza arbolada, serán ya una necesidad e incluso un remedio para la vida
urbana que comienza a desbordarse.
De esta forma evolutiva lo que más me interesa analizar, es el papel concreto desempeñado
por los jardines y espacios verdes, como controladores del microclima en la vivienda, para
que la pregunta que nos plateamos, sobre cuales han de ser actualmente las funciones
exigibles a los sistemas de espacios verdes, obtenga una respuesta en la que se hayan
tenido en cuenta los antecedentes históricos conocidos para crear propuestas en el siglo
XXI.
El siglo XIX
Para finales del siglo XIX y hasta la primera guerra mundial en 1914, entrado ya el siglo XX,
el crecimiento urbano que promueve este siglo es revolucionario para un nuevo
planteamiento de las zonas verdes en cuanto a su composición y sus funciones.
El siglo XX
Comenzó esta necesidad por los jardines, áreas verdes a partir de la primera guerra mundial
o bien dos décadas después de que comenzó el siglo. Comienzan a surgir dos tendencias:
una teórica, dirigida hacia la búsqueda de nuevos modelos y otra práctica, correspondiente
a la realización por todo el mundo de gran número de ciudades jardín. Sobresalen los
jardines como términos para la salud pública, higiene y saneamiento a primera mitad del
siglo, pero es hasta los años 70 cuando en Alemania y Estados unidos se enfatizan más en
los estudios e investigaciones sobre la utilización de la vegetación como un instrumento
para modificar microclimas y a su vez como consecuencia, un posible ahorro energético.
Sin duda toda es investigación vista a los ojos de los arquitectos modernistas fue también
para la creación de espacios más confortables para el ser humano en todos los ámbitos.
Le Corbusier, Casa Curutchet 1949 Alvaar Alto, Casa Muraatsalo, Finlandia 1952
Y con esa necesidad se empiezan a crear las primeras empresas constructoras en México,
lo cual permitió el desarrollo y construcción de proyectos con grandes volúmenes de
materiales y con el avance de los estilos arquitectónicos, fueron menos las construcciones
con detalles artesanales. De las formas de vivienda que comenzaban a surgir, resalta una
para el tema del jardín en la vivienda, son aquellas que se acomodaban alrededor de un
patio. Era muy importante este espacio en los nuevos proyectos ya que era la zona de
recreación que no podía tener el habitante fuera de la unidad habitacional. La función a los
jardines en México comenzó para satisfacer las necesidades del hombre moderno, del
hombre metropolitano.
Mientras en el siglo XX, México pasaba por el fin de porfiriato (1910-1911) y el inicio de la
revolución mexicana. Lo que creó un enfrascamiento en el avance de la arquitectura en el
país. Sin embargo, al mismo tiempo en Europa surgieron arquitectos importantes que
cambiaron el enfoque a favor de la vivienda, planteado espacios mínimos donde la
eficiencia y la flexibilidad aseguraba su funcionalidad. De esos proyectos cabe mucho
resaltar la intención del arquitecto para convivir con las áreas verdes o bien, el espacio
natural que lo rodeaba. Creando así viviendas que cumplen necesidades del ser humano
respetando la naturaleza y haciendo de los dos unos mismos. Estilo que llegaría a México
con el arquitecto Carlos Obregón Santacilia.
Barragán buscó repensar los espacios que habitamos y la manera en que los habitamos.
Por un lado, el gobierno mexicano buscaba generar unos grandes desarrollos
habitacionales donde el individuo formaba parte de la comuna de una identidad grupal. Por
otra parte, Barragán buscaba atender a ese individuo, a la persona, al ser. Ya no
únicamente era una arquitectura racional, si no también era una arquitectura emocional, de
contemplación. Su ojo crítico lo llevó a redescubrir la naturaleza y a crear espacios verdes
en los que cupiera el arte sin discriminación.
Su interés por los jardines nace en 1927, como lo fue con su primer proyecto, el parque rojo
en Guadalajara donde diseño el mobiliario urbano desde las luminarias, bancas, juegos y
más, para acompañar los espacios verdes del lugar. Esto nos da a entender lo que para el
significaba preservar los espacios naturales y así con ese razonamiento poder darle más
vida a un lugar urbano; cuando nos referimos a “vida” queremos decir a pulmones que
permitan conservación de la tierra.
Casa estudio Luis Barragán, Ciudad de México Convento de las capuchinas, Luis Barragán
Casa Estudio Luis Barragán, Ciudad de México Casa Gilardi, Luis Barragán, Ciudad de México
Los sitios verdes son esenciales en el mundo y si no los conservamos podríamos padecerlo
como humanidad. Tuve la oportunidad de visitar ciertas obras de Barragán como lo fue la
casa estudio, la casa Girardi y el convento de las capuchinas en la Ciudad de México. Fue
ahí cuando noté la importancia que el impone en sus obras respecto a la naturaleza, como
siendo la ciudad de México tan ruidosa y con edificios altos, logra desconectarte, sus obras
te rescatan de ese entorno urbano y te enreda un sentimiento de paz ya que pareciera que
estuvieras en un lugar diferente. Muros altos que visualmente no ves los edificios,
vegetación abundante visto por fuera o al interior por medio de ventanales completos,
recorridos por sus jardines y los famosos espejos de agua. Lo que veo importante es que
no importa el espacio, no importa el entorno, la responsabilidad que tenemos como
arquitectos es rescatar esos espacios o crearlos dentro de nuestro proyecto porque no solo
es bien estar para la naturaleza, es una mejor calidad de vida para nosotros los humanos.
Problemática
Se ha perdido la sensibilidad para crear espacios verdes en los proyectos a nivel vivienda
privada o en el tema de fraccionamientos monótonos. Hoy en día los usuarios prefieren
tener más espacio en su garaje para tres coches cuando solo tienen uno. Ya no hay
tolerancia y paciencia para conservar las áreas verdes, el usuario prefiere quitar el pasto,
talar el árbol para poner piso y ocuparlo como patio u otro espacio el cual no necesitaría si
se hiciera un planteamiento correcto en el plan arquitectónico. Hay ya arquitectos que para
evitarse resolver problemas bioclimáticos o de mantenimiento, ni siquiera contemplan el
uso de la misma naturaleza para atender las necesidades del cliente. Cada vez son más
los fraccionamientos monótonos que son una mancha gigante de concreto donde ya no se
considera en la mayoría de los casos, las áreas verdes en vivienda y ya ni se diga en áreas
públicas, son bloques de casas que se repiten como contenedores apilados en kilómetros.
Muchos de esos fraccionamientos por no decir todos, no tienen un razonamiento ni de
convivencia ni bioclimático para diseñar o proyectar pensando en rescatar las áreas verdes,
el tema hoy para esas construcciones es vender sin importar lo que se lleven a cuestas.
Cuando decimos que hay que aprovechar los espacios verdes no es solo pintarlos de ver y
pintar de verde me refiero a colocar plantas, muros verdes o jardines porque sería
meramente decoración y no es lo que se busca, deberíamos de plantear por medio del
razonamiento algo que sea funcional para el ser humano en su vivienda como en su calidad
de vida y que aporte sin quitar al medioambiente o hasta sumarle.
Arq. Josefina Morín, primer lugar / vivienda entre medianeras / crisis habitacional proyectos
Arq. Josefina Morín, primer lugar / vivienda entre medianeras / crisis habitacional proyectos
La pandemia nos enseñó que las personas se han tenido que resguardar en sus hogares
para poder asegurar su salud, sin embargo, nos hemos dado cuenta que nos falta el
contacto con la naturaleza y he ahí donde llegaron cientos de casos de depresión ya que el
bienestar de las personas se vio afectado.
Tenemos que replantear las prioridades en las necesidades para la vivienda del ser
humano, se ha cambiado la naturaleza por otros elementos, ya sea vivir cerca del trabajo o
la escuela de los niños, zonas de alto valor económico o social con servicios de mejor
calidad. Bajo esa necesidad se han creado espacios que no son de lo mejor en confort para
el usuario y ahora nos hemos dado cuenta de ello tras el encierro. Hay que valorar la
naturaleza y la importancia que esta tiene en nuestras vidas, hay que ver la naturaleza
como parte fundamental del diseño arquitectónico, hay que regresarnos porque lo que nos
ofrece la naturaleza no lo podemos replicar.
Arq. Valeria Lorena Jaros, segundo lugar premio/vivienda en esquina / crisis habitacional proyectos
Arq. Valeria Lorena Jaros, segundo lugar premio/vivienda en esquina / crisis habitacional proyectos
Podemos resaltar material de proyectos del siglo XX en México que sin duda favorecerían
a los arquitectos hoy en día para proyectar a favor de la convivencia entre humano y
naturaleza.
La casa se camuflajea con el entorno natural, plantea una vegetación densa en su alrededor
como de igual forma sobre sus muros y niveles. Pareciera que vas caminando en el bosque
y te encuentras esta casa naciente de la vegetación.
Respeta los árboles existentes para dar sombra a diferentes espacios de la casa y crea
jardinera alrededor de la edificación al igual que vegetación en muros para control climático
en los espacios. Muros y caminos de piedra hacer que la casa forme parte del entorno
natural.
Siembra la casa en un entorno totalmente natural, respeta los árboles para ventaja de la
vivienda en tema de sombra y confort. Un espejo de agua de refleja y envuelve el espacio
verde y hace de todo una sola cosa.
Algunos pensamientos:
Hace unos años, cuando uno iba a una disquería a buscar un cd de música, había
que encontrar la batea del género que buscaba, o al menos recorrer algunas, porque
no siempre se tenía claro en que genero encajaban. Con el tiempo, si bien sigue
habiendo a grandes rasgos distintos géneros (seguimos siendo rotuladores por
defecto), las fusiones y mezclas hicieron que esos límites se desdibujen un poco, lo
cual enriqueció notablemente y renovó a muchos de estos "géneros". Con la
arquitectura, pasa o debería pasar lo mismo, considero que no sería necesario
rotular o definir un límite entre una arquitectura y otra, verde o no verde, sino
descubrir dentro de ella lo que tiene para ofrecer, de ecología y sustentabilidad en
Relacionamos el termino "arquitectura verde" con los prefijos "bio", que significa
vida; y "eco", que significa casa, estando seguros de que estos traen un innato color
verde por representar a la naturaleza, más específicamente a las plantas, por eso
es tan normal verlos simbolizados con una hoja de árbol, pero ahí está el error. Si
pudiéramos combinar los prefijos bio y eco, obtendríamos un significado similar al
de "ecosistema", donde varios componentes bióticos y abióticos conviven entre sí
en un equilibrio, y la arquitectura debería poseer esa lógica... Es un poco ambiguo,
pero en conclusión, la arquitectura debería poder pertenecer a un ecosistema sin
afectarlo, y no necesariamente llenándose de plantas (verde), sino, más bien,
comportándose como una de ellas. – Un lector colombiano.