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ARQUITECTURA DEL PAISAJE EN

ASUNCIÓN. ESTILOS DE UNA HISTORIA


 
FRAGMENTADA - Por CARLOS ZÁRATE -
Domingo, 14 de Febrero de 2021

Fotografía de tapa: Década de 1920

ARQUITECTURA DEL PAISAJE EN ASUNCIÓN.

ESTILOS DE UNA HISTORIA FRAGMENTADA


 

  Por CARLOS ZÁRATE *

A diferencia de otros países de la región, el diseño de espacios abiertos –denominado


arquitectura del paisaje– ha tenido en Paraguay un desarrollo bastante interrumpido ya
desde el inicio mismo –pospuesto por décadas–, pues durante la segunda mitad del siglo
XIX, mientras las ciudades más importantes de Sudamérica inauguraban sus primeros
ejemplos de espacios abiertos públicos y privados diseñados con criterios academicistas,
Paraguay se aproximaba al abismo de una guerra de exterminio.
En aquellas vísperas, la fuerte renovación estilística en la arquitectura, ocurrida durante los
periodos lopiztas, no llegó a alcanzar a los espacios abiertos ni siquiera en el propio
proyecto de la residencia de Francisco Solano López –hoy palacio presidencial–, en cuyos
planos no estuvo contemplado diseño alguno para tan escenográfico acceso.
El único dato que insinúa la posibilidad de un espacio abierto diseñado en aquellos tiempos
tiene –hasta hoy– más de leyenda que de realidad. Se trata de los jardines de Elisa Lynch,
que la mayoría de los trascendidos ubican en Humaitá, a orillas del río Paraguay –incluso
está señalizado el sitio–, y alguna otra versión los sitúa sobre el mismo río pero en Villa
Hayes. No existen vestigios de diseño de tales jardines ni datos que remitan a algún estilo en
particular. Continuidad de la propuesta tampoco existió.
Cabe señalar que cuando se habla de arquitectura en general, y arquitectura del paisaje en
particular, se entiende por “estilo” al conjunto de características que identifican una manera
de comprender la realidad y abordarla desde el diseño. Se trata de un concepto que está más
vinculado al tiempo (momento histórico) que a un lugar determinado.
La enorme diversidad de interpretaciones y propuestas artísticas y arquitectónicas que se
desarrollan a partir del siglo XX hasta nuestros días puso en tela de juicio la capacidad
interpretativa y explicativa del “estilo” debido a su cualidad sintética, a contramano de la
complejidad cada vez mayor de propuestas. Sin embargo, esa cualidad de síntesis que
ofrece resulta muy útil cuando se necesita realizar primeras aproximaciones a temas que han
sido poco o nada abordados. Tal el caso de la historia de la arquitectura del paisaje en
Paraguay.
Neoclasicismo italianizante
Tenemos que situarnos ya a varios años después de la guerra, específicamente la última
década del siglo XIX, para encontrar los primeros ejemplos de diseño de espacios abiertos
privados en Asunción. La llegada de un importante contingente de europeos que a base de
actividades comerciales fue rápidamente conformando la nueva burguesía local, empezó a
exhibir como antesala de sus villas palaciegas pulcros jardines de rígida simetría y parterres
(porciones de jardín) estrictamente geometrizados. En muchos de estos casos, una fuente de
agua se situaba en el centro del espacio, como inequívoco punto focal que obligaba a
rodearlo para acceder a la edificación. A veces, también contaban con bancos y, con menor
frecuencia, algunas farolas.

 
Chalet Morínigo, actual Mburuvicha Roga. Década de 1940

Romanticismo

Lo que caracteriza al romanticismo en la arquitectura del paisaje es la intención de crear


escenarios idílicos y naturales donde la geometría deja de ser la matriz rectora y solo
aparece, en el mejor de los casos, en forma de elementos pequeños y acotados dentro del
conjunto, para generar sorpresa y estimular la fantasía.

 
 
Plaza Italia. Década de 1930

Más allá de las villas neoclásicas situadas en los alrededores del actual centro histórico de
Asunción surgían al mismo tiempo las quintas, que contaban con edificaciones similares a
las villas pero en predios muy amplios, con bosques, praderas y cursos de agua. Las más
conocidas de la época eran las quintas Iduna, Rein y Caballero. Sin embargo, habrá que
avanzar un poco en el tiempo y situarnos en la década de 1910 para encontrar que el más
famoso de todos los jardines romanticistas era de carácter público: el Jardín Botánico y
Zoológico de Asunción, que ostentó con orgullo en su momento una docena de jardines
temáticos y un reconocimiento de alcance internacional.

 
 
Jardín Botánico y Zoológico de Asunción. Década de 1920

Higienismo

El higienismo no es propiamente un estilo sino una corriente de pensamiento que se gestó


en Europa durante el siglo XIX y que apuntaba a mejorar sensiblemente la infraestructura
urbana en pos de ambientes más sanos. Al higienismo le debemos, entre otras cosas, la
normalización de los sistemas de desagüe y la consideración de espacios verdes de carácter
público, como plazas y parques.

 
 
Jardines de la antigua Costanera. Década de 1930

En el contexto del higienismo, durante la segunda mitad del siglo XIX el neoclasicismo
francés fue el estilo más recurrente en el diseño de jardines para espacios públicos en
Europa y la tendencia no tardó mucho en cruzar el océano. En Asunción, los primeros
ejemplos de jardines públicos de este estilo surgen entre las décadas de 1910 y 1920 en los
alrededores del ex Cabildo (actual Centro Cultural de la República) y en la Plaza del Mercado
(actual Plaza O’Leary).
 
Plaza del Mercado, actual Plaza O’Leary. Década de 1930

También en esa época, con el mismo espíritu higienista pero a la manera italiana, las
escalinatas de las calles Antequera y Manuel Domínguez se constituyeron en nuevos
elementos urbanos. La plaza Uruguaya y el parque Caballero, ambos con criterios de diseño
cercanos al romanticismo, también lograron afirmarse en el imaginario colectivo.
 
Jardines frente al actual Centro Cultural de la República El Cabildo. Década de 1920

El panóptico militar

La segunda mitad del siglo XX no solo se llevó por delante casi todas las libertades civiles
sino también todos sus espacios y símbolos. De un día para otro desaparecieron
prácticamente todos los jardines clasicistas de las plazas y fueron reemplazados por
diseños neutrales, seriados, centralizados, hípersimétricos, que permitían un control visual y
desalentaban actividades contestatarias.
 
Plazas del microcentro. Década de 1950

La plaza Libertad y la plaza Uruguaya son algunos de los pocos espacios públicos que no
fueron modificados en sus trazados, posiblemente porque había mucha similitud con el
nuevo modelo impuesto (basado en líneas rectas longitudinales, transversales y diagonales
que convergen en el centro), pero sus delicados jardines fueron deteriorándose rápidamente,
convirtiéndose a la larga en simples manchones de césped y tierra, sin ningún cuidado.

La modernidad truncada

El arquitecto Homero Duarte, autor en la década de 1960 del diseño de las plazas Batallón 40
(racionalista) y Mayor Infante Rivarola (organicista), refiriéndose a estos proyectos
mencionaba que fueron un intento frustrado por promover diseños para espacios públicos
que rompieran con lo monótono del modelo instalado, intención que lamentablemente no
trascendió más allá de esos dos ejemplos.
En términos de arquitectura del paisaje, el cerrojo sobre el estilo moderno afectó incluso al
mismísimo Roberto Burle Marx, considerado el más importante paisajista del siglo XX y cuyo
diseño para los jardines de Colegio Experimental Paraguay Brasil terminó sin ejecutarse y
archivado en 1967.
 

Colegio Experimental Paraguay-Brasil. Diseño de jardines de Roberto Burle Marx. Década de


1960

La posmodernidad

El jardín asunceno de la primera posmodernidad es casi, sin excepción, de carácter privado


y, la mayoría de las veces, residencial. Tiene una enorme libertad compositiva, la vegetación
es un elemento de primer orden, considera con frecuencia elementos de valor escultórico y
las ondulaciones y desniveles del terreno son asumidos para generar efectos visuales
significativos.
Es muy notable que los mejores exponentes de este período –que se gesta durante la década
de 1970– estén vinculados tanto a la arquitectura como al universo de las artes visuales,
tales los casos de Carlos Colombino y Beatriz Chase, Hermann Guggiari o Jenaro Pindú.
 

Casa Kostianovsky. Diseño de jardín de Jenaro Pindú. Fines década del 70

El sello personalísimo de estos artistas es plasmado de tal manera en sus jardines que es
quizás la primera vez en que pueda hablarse en Paraguay de creaciones cuya calidad va más
allá de solo responder a líneas de diseño de la época, aportando elementos que en lo
sucesivo no siempre fueron tenidos en cuenta, pero que han ganado su valor de
originalidad.
Un segundo momento de la posmodernidad –que aun llega a nuestros días, coexistiendo con
nuevas corrientes– siguió mostrando mucho oficio de la mano de otros autores, aunque en
muchos casos queda cierta sensación de pérdida de la originalidad ganada en el momento
anterior, con jardines que parecen tener como prioridad apostar a reproducir tendencias
internacionales.
 
* Carlos Zárate es arquitecto, docente, investigador. Magíster en Restauración y
conservación de bienes arquitectónicos y monumentales (UNA-IIF). Coordinador de Área de
Teoría y Urbanismo (FADA-UNA).

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