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Por CARLOS ZÁRATE *
Chalet Morínigo, actual Mburuvicha Roga. Década de 1940
Romanticismo
Plaza Italia. Década de 1930
Más allá de las villas neoclásicas situadas en los alrededores del actual centro histórico de
Asunción surgían al mismo tiempo las quintas, que contaban con edificaciones similares a
las villas pero en predios muy amplios, con bosques, praderas y cursos de agua. Las más
conocidas de la época eran las quintas Iduna, Rein y Caballero. Sin embargo, habrá que
avanzar un poco en el tiempo y situarnos en la década de 1910 para encontrar que el más
famoso de todos los jardines romanticistas era de carácter público: el Jardín Botánico y
Zoológico de Asunción, que ostentó con orgullo en su momento una docena de jardines
temáticos y un reconocimiento de alcance internacional.
Jardín Botánico y Zoológico de Asunción. Década de 1920
Higienismo
Jardines de la antigua Costanera. Década de 1930
En el contexto del higienismo, durante la segunda mitad del siglo XIX el neoclasicismo
francés fue el estilo más recurrente en el diseño de jardines para espacios públicos en
Europa y la tendencia no tardó mucho en cruzar el océano. En Asunción, los primeros
ejemplos de jardines públicos de este estilo surgen entre las décadas de 1910 y 1920 en los
alrededores del ex Cabildo (actual Centro Cultural de la República) y en la Plaza del Mercado
(actual Plaza O’Leary).
Plaza del Mercado, actual Plaza O’Leary. Década de 1930
También en esa época, con el mismo espíritu higienista pero a la manera italiana, las
escalinatas de las calles Antequera y Manuel Domínguez se constituyeron en nuevos
elementos urbanos. La plaza Uruguaya y el parque Caballero, ambos con criterios de diseño
cercanos al romanticismo, también lograron afirmarse en el imaginario colectivo.
Jardines frente al actual Centro Cultural de la República El Cabildo. Década de 1920
El panóptico militar
La segunda mitad del siglo XX no solo se llevó por delante casi todas las libertades civiles
sino también todos sus espacios y símbolos. De un día para otro desaparecieron
prácticamente todos los jardines clasicistas de las plazas y fueron reemplazados por
diseños neutrales, seriados, centralizados, hípersimétricos, que permitían un control visual y
desalentaban actividades contestatarias.
Plazas del microcentro. Década de 1950
La plaza Libertad y la plaza Uruguaya son algunos de los pocos espacios públicos que no
fueron modificados en sus trazados, posiblemente porque había mucha similitud con el
nuevo modelo impuesto (basado en líneas rectas longitudinales, transversales y diagonales
que convergen en el centro), pero sus delicados jardines fueron deteriorándose rápidamente,
convirtiéndose a la larga en simples manchones de césped y tierra, sin ningún cuidado.
La modernidad truncada
El arquitecto Homero Duarte, autor en la década de 1960 del diseño de las plazas Batallón 40
(racionalista) y Mayor Infante Rivarola (organicista), refiriéndose a estos proyectos
mencionaba que fueron un intento frustrado por promover diseños para espacios públicos
que rompieran con lo monótono del modelo instalado, intención que lamentablemente no
trascendió más allá de esos dos ejemplos.
En términos de arquitectura del paisaje, el cerrojo sobre el estilo moderno afectó incluso al
mismísimo Roberto Burle Marx, considerado el más importante paisajista del siglo XX y cuyo
diseño para los jardines de Colegio Experimental Paraguay Brasil terminó sin ejecutarse y
archivado en 1967.
La posmodernidad
El sello personalísimo de estos artistas es plasmado de tal manera en sus jardines que es
quizás la primera vez en que pueda hablarse en Paraguay de creaciones cuya calidad va más
allá de solo responder a líneas de diseño de la época, aportando elementos que en lo
sucesivo no siempre fueron tenidos en cuenta, pero que han ganado su valor de
originalidad.
Un segundo momento de la posmodernidad –que aun llega a nuestros días, coexistiendo con
nuevas corrientes– siguió mostrando mucho oficio de la mano de otros autores, aunque en
muchos casos queda cierta sensación de pérdida de la originalidad ganada en el momento
anterior, con jardines que parecen tener como prioridad apostar a reproducir tendencias
internacionales.
* Carlos Zárate es arquitecto, docente, investigador. Magíster en Restauración y
conservación de bienes arquitectónicos y monumentales (UNA-IIF). Coordinador de Área de
Teoría y Urbanismo (FADA-UNA).