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REY DE FRANCIA.
4 3
TRADUCIDOS DEL FRANCES
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TOMO QUARTO.
QUARESMA.
EN MAD R. ID
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TA B LA
DE LOS SER MONES
QUE SE CONTIENEN EN ESTE
TOMO QUARTO.
ARA el Viernes de la quarta semana de Qua
resma : De la Misericordia de Dios para
con el pecador. . . . . . . . . . . . . . . . Pag. r.
Para la Dominica quinta de Quaresma: De la Pa
labra de Dios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38.
Para el Martes de la quinta semana de Quaresma:
Del Establecimiento de la Religion Catolica. 91.
Para el fueves de la quinta semana de Quaresma:
Del Pecado mortal. . . . . . . . . . . . .
. . . . 156.
Para el Viernes de la quinta semana de Quaresma:
Del Deseo con que debemos llegar à comul
8ºre - º * - • • • • • • • • • • • • • • • • • • • - • • 2O4
Para el Domingo de Ramos: Del Respeto con que
se debe llegar à comulgar. . . . . . . . . . . . 244.
Para el Viernes santo: De la Pasion de nuestro
Señor Jesu-Christo. . . . . . . . . . . . . . . . 393.
Para el Domingo de Pascua: De la Resurreccion. 353.
Tabla y Analysis. . . e 4oo.
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PAG. r.
SER MON
DE LA MISERICORDIA DE DIOS
PARA coN EL PECADoR.
PARA EL VIERNES DE LA QUARTA SEMANA
de Quaresma.
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2.
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4. . SERM o N - - - A
PARTE PRIMERA.
UÉ es lo que hace la gracia con el pecador
Bien claro y manifiesto se observa. su gobier
no y su proceder en el presente Evangelio.
Desviase del rebaño la oveja ingrata y voluntariosa, y
el buen pastor la busca con solicitud : vadit ad illam
que perierat: sin cansarse de buscarla: donec inve
niat eam. Hallala en fin, recibela con alegria, y vuel
vela sobre sus hombros al redil : imponit in humeros
suos gaudens. (1) Notad como en iguales e identicos
extravios experimenta el pecador la misma bondad
y benignidad: pierdese, precipitase en el intrincado
laberinto de sus pasiones , quanto mas se interna
en este funesto camino, mas se acerca al derrum
badero donde está para caer irremediablemente, co
mo que se olvidó en fin, y abandonó à su Dios; pe
ro Dios no le tiene olvidado : antes le llama , le
atrae, le convida con su amistad: y el pecador en
tonces se para, se rinde, cede 3 y en lugar de ex
perimentar un Dios ofendido y menospreciado, en
cuentra un padre, y un padre amorosisimo. Amor
tierno, que busca y solicita al pecador: vaditad illam
que perierat: amor constante y firme, que de nada se
acobarda, y que vence sus resistencias : donec inve
niat eam : amor liberal y generoso, que derrama en
él los tesoros mas preciosos de su gracia: imponit in
humeros suos gaudens. Ved aquilas ansiosas solicitudes
de la gracia que busca al pecador, las atenciones y
la perseverancia de la gracia que muda y convier
tC
DE LA MISERIcoRDIA DE Dios. y
respeto. Veneno mortal que ya causa un espiritu
de sopor y de funesta soñoliencia : spiritum soporis:
(1) de donde se origina una profunda paz, un sosie
go inalterable con que el pecador vive sin sentimien
to de lo pasado, sin cuidado de lo venidero, en
tregado à la tirania de las pasiones, consolandose
del peligro de morir en pecado mortal con la frui
cion de vivir en él, no pensando , ni queriendo
pensar en tan inminente peligro; antes defendiendose
y cautelandose contra los latidos de la razon y de la
fé, que podian romper la cadena de tan gustoso en
gaño, y amando el pecado hasta executar y evitar
quanto pueda contribuir para hacerle menos amable
y halagueño. Ya causa una especie de frenesí y de de
lirio: spiritum vertiginis. (2) Asi un pecado sucede à
otro pecado ; cada dia se cometen nuevos delitos, se
despiertan nuevas pasiones ; y perdido el tinó el pe
cador, corre precipitado de maldad en maldad; y co
mo si temiese tardar en condenarse, se apresura à
cegarse todos los caminos de la penitencia, acaban
do de viciar y podrir su corazon. Ya causa una espe
cie de error y de mentira: somniantes mendacium. (3)
Por esto no hay pretesto, que para aquietarse el pe
cador y autorizarse en sus desordenes no invente;
ni escusas ridiculas que no alegue ; ni vanas sutilezas
de que no se valga 3 ni falsas razones de estado que
no pondere 5 ni principios de sistemas desatinados
que no abrace. Finalmente, para ofender à Dios mas
à su salvo, toma la resolucion de no quererle conocer,
y no sintiendose con fuerza y robustez de espiritu para
Vi
- Mas
(r) Psalm, 4. I , W. 8, (2) Isai. C• 42, W, 14. (3) Ib. Co 39- V.- 183
I4 SERM o N
Mas no se olvida , no ; que bien lo sabe,
bien lo ve, y bien presente lo tiene : y por qué pen
sais lo tiene presente? Aqui suspenderia yo mi Ora
cion, amados oyentes mios, si la Religion y la Fé
no os habilitara para entender un lenguage, que
no puede entender ni gustar sino el christiano. La
gracia solamente puede inspirar en nuestro interior
algunos principios, y delinear algun leve y tosco
bosquexo de las verdades que voy à ponderaros.
Vosotros , hombres, que tanto os preciais de imi
tar la grandeza, el poder, la majestad, la justi
cia, y la sabiduria de Dios Supremo , quién de
vosotros se alentará à imitar su bondad y su mi
sericordia Veo en efecto, que quanto mas crece
vuestra grandeza, quanto mas os eleva y constitu
ye dioses de la tierra segun la expresion de la Es
critura el poder y la autoridad, menos lo sois por
lo comun por la compasion y mansedumbre. Pues
qué nuestro gran Dios, de cuyas manos somos to
dos obras y criaturas, no nos ha criado tambien à
imagen y semejanza de su corazon, como à ima
gen y semejanza de su espiritu Pero ô desdicha
Que como en el corazon se concibe y fragua prin
cipalmente el pecado , en el corazon es donde el
pecado causó sus primeros y mas terribles estragos;
en él destiló e introduxo el contagio toda su fuer
za y actividad, y apenas conocemos, sentimos, ni
sabemos nosotros que tenemos corazon, sino por el
tropel de fragilidades y vicios en que hierve. La
escasa porcion de nobleza que ha conservado de su
primer origen, se halla tan corrompida y adulterada
con la mezcla de las pasiones que introduxo la cul
pa, que sus mas apreciables prendas son muchas
veces por el abuso que hace de ellas el origen y
ma
DE LA MiseRicoRDIA DE Dios. IS
manantial de sus mas vergonzosos desvarios. La
misma bondad y generosidad de corazon son un es
collo muchas veces para la humanidad y la caridad;
el alma que con mas facilidad se conduele de las
miserias agenas, se irrita tal vez con mayor pron
titud por una leve injuria ; y la sensibilidad y ter
nura de corazon engendra mas antipatias, mas aver
siones, mas resentimientos, mas odios y discordias,
que amistades y conexiones. Hay afrentas e inju
rias que el hombre no perdona, antes cree que es pro
pio de una alma noble y generosa no perdonar
las : y si acaso las perdona alguna vez, ha de ser
en el Santuario, postrado à los pies de un Dios
crucificado que con la voz de sus lagrimas y la voz
de su sangre pide perdon para sus enemigos : en
fin, uno de los mayores sacrificios que se pueden
hacer à la Religion, es el del deseo de la propia ven
ganza : y es necesaria la gracia poderosa de un Dios
para conseguir del hombre que perdone à otro hombre.
Pero qué seria de nosotros, quál seria nuestro
paradero , si no nos concediese Dios sino lo que
un hombre tan delinquente contra la tierra, como
lo somos nosotros contra el cielo, no osaria pedir
à los otros hombres, esto es , el perdon de nues
tros pecados Entendamos, que apartados una vez
de Dios, permaneceriamos eternamente separados
de su amistad , si la gracia no nos llamase y re
duxese à ella. Porque, desengañaos, dice San Pros
pero 3 lo mismo pasa con los que se vuelven à Je
su-Christo, que con los que vienen de nuevo à él;
y con el pecador arrepentido que le ha ofendido,
que con el gentil que no le conoce : ellos fueron
amados, y ellos no amaron : el Señor los buscó à
ellos, y ellos no buscaron al Señor ; dilecii sunt, ¿.
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I6 SE R M o N
non dilexerunt, quesiti sunt, ó non quaesierunt. En
tienda toda alma, dice San Bernardo, hora sea que
haya salido del pecado, hora sea que salga de las
tinieblas de la infidelidad ; que entanto buscó à
Dios, porque Dios la buscó à ella antes, y que en
tanto se convirtió à Dios, porque Dios se convirtió
acia ella y la reduxo a sí: noverit anima se preventam,
nisi quereretur , non querit, misi reducatur , non re
Uerfetty”.
D 2 Asi
28 ... o ar SERM o Nr a ra
Asi nos va dirigiendo la gracia º, y llevando
por caminos felicisimos al termino, que ni cono
cemos ni buscamos nosotros. Y como no hay hom
bre queño tenga su caracter , sus propensiones,
sus inclinaciones, que le separan y distinguen de
los demas hombres 5 y como los llamamientos que
rendirian unos corazones no excitan muchas veces en
otros sino un debil y ligero movimiento, qué pen
sais se digna hacero la gracia Hace no pocas ve
ces con nosotros lo que nosotros executamos en el
mundo y con los hombres -, cuya amistad y be
nevolencia queremos conciliarnos. Adaptase , dice
San Agustin , à nuestras - ideas e inclinaciones;
cede, si me atrevo rā decir tanto; a nuestróge
nio 3 atemperase , si me es licito usar de esta ex
presion , ā nuestro caracter : vocat, quomodo scit
cognoscere. Como que diriais que el corazon hu
mano le impone leyes, que para vencerle y triun
far de él, empieza al parecer obedeciendole; y que
para desasirle y purgarle de sus pasiones, como que
le habla el idioma de sus inclinaciones. Asi vereis,
que si encuentra con una alma de nobles y eleva,
dos pensamientos, le pone delante lo: vil y baxo,
la servidumbre, y esclavitud ignominiosa de las in r
dignas aficiones que sujetan y reducen à un hom.
bre al imperio y yugo de otro hombre : si encuen
tra con una alma interesada, le descubre lo cadu
co y vano de esos bienes transitorios y perecede
ros, que con tanta velocidad nos dexan à nosotros,
ô nosotros à ellos: si con una alma tierna y agra
decida, le pone delante à un Dios difunto , que
en cambio de tanta sangre derramada por ella, so
lo le pide su corazon y que le ame como él le ama:
si con una alma sensual y voluptuosa , le repre
, SCIl
DE LA MISERIcoRDIA DE DIos. 29
senta un Dios vengador, y aquellas inextinguibles lla
mas, que no apagaran ningunas lagrimas aunque cor
ran por una eternidad. Qué se yo, Catolicos, ni qué
mas quereis que os diga. Yo veo que para congraciar
nos con los hombres, observamos las inclinaciones de
su corazon, nos aprovechamos de sus flaquezas, soli
citamos y adivinamos las ocasiones oportunas; pero
Dios parece que espera nuestra oportunidad, ó por
mejor decir la excita, la trae, la rodea: y como no
hay secreto que su gracia ignore, se vale del tiem
po, del lugar, de la ocasion , de las circunstan
tancias: aquello mismo, que quando el pecador se
halla sumergido en el cieno inmundo de sus deley
tes, apenas hubiera llegado à la superficie de su al
ma, en un dia en que la razon y la reflexion le
amanecen despejadas, en un instante en que expe
rimenta algun despecho, alguna calamidad, le ablan
da, le penetra, le rinde. Largo tiempo habia que
Agustin andaba meditando en las Epistolas de San
Pablo ; y aunque se hallaba ilustrado y persuadi
do, no se sentia mudado y convertido: el cora
zon se resistia y andaba huyendo con el entendi
miento; pero llegó el tiempo oportuno, y si bien
las verdades eran las mismas, le arrebatan, le se
ñorean, triunfan; y aquel Agustin, rebelde tantos
años contra la gracia , se hace de repente rico des
pojo y triunfo de los mas gloriosos de la gracia,
el mas fiel discipulo, el doctor mas profundo , y
el defensor, mas acerrimo de la gracia : en un so
lo instante sazonado y elegido por la gracia consis
te la diferencia de Agustin pecador, y de Agus
tin maestro y exemplar nuestro : vocat quomodo scit
congruere. - - -
DE LA MISERIcoRDIA DE Dios. 3I
que él habia despreciado tanto tiempo 3 cargale, pa
ra explicarme segun la parabola del Evangelio, car
gale sobre sus hombros para escusarle las molestias del
camino ; suavizale las penalidades de la penitencia;
hace que experimente mayor fruicion en las lagri
mas, à que le provoca la memoria de sus culpas
pasadas, que quanta experimentó antes en las locas
alegrias , en las bulliciosas diversiones , y en los
deleytes falaces y momentaneos, que le perdie
ron y apartaron de su Dios y de su ley santa: dul
ciores sunt lacrime paenitentium , quam gaudia tbea
fr07"tt772. -
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SER MON
SOBRE LA PALABRA DE DIOS.
- - i
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PARTE PRIMERA. -
- - 2
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(1) Isai. c. 1. v. 23, 24. -)
soBRE LA PALABRA DE DIos. 47
to en conocer y elegir para los empleos los sujetos
habiles e idoneos para la felicidad publica, se atre
viese un predicador evangelico à poner su lengua
en aquellos personages, que baxo las ordenes del So
berano sustentan en sus manos las riendas del impe
rio, qué tormenta no concitaria contra si aquelze
lo que representase sencillamente el merito olvida
do, la virtud abatida, protegido el vicio, la inha
bilidad colocada en altos puestos, premiada la trai
cion , las elecciones dictadas por el capricho y la ca
sualidad , el favor y los empleos hechos despojo y,
presa de la adulacion, del artificio, del interes, de
la sensualidad, la verdad negada ô disimulada, des
preciados los gemidos de la inocencia y de la mise
ria, y la razon de estado , el bien del estado, la
tranquilidad del estado, nombres venerables , con
que ocultan la violencia e injusticia de sus designios
no lloverian sobre este zelo mas castigos que los
que merecen esos fanaticos incredulos que blasfeman
contra la divinidad de la Religion, ô contra la ma
jestad del trono? - . . . .
Qué pensarian, qué dirian esos hombres, fenor
menos de la fortuna, que vemos tal vez levantarse
de repente del polvo de la tierra, elevarse en un ins
tante sobre la esfera de los demas hombres, conde
corar su opulencia reciente con el prestado esplen
dor de los mas ilustres apellidos, quando un minis
tro de Dios les dixese con toda verdad y sinceridad,
que esos palacios soberbios estan edificados sobre los
vestigios y las ruinas de ciudades y provincias Po
pulum meum exactores sui spoliaverunt : (1) que el in
--, SCIn
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G2
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de
52 SE R M o N
(1) 1. AdCol, c. 3. v. .
óo SE RM o N
No
soDRE LA PALABRA DE DIos. 65
No dudo sin embargo afirmar que el principal
impedimento para la conversion de las almas no es
tá en nosotros, sino en vosotros: en ese genio caus
tico quiero decir, en esa propension à la satira que
vosotros teneis por zelo y por deseo de lo mejor. Por
que si esto fuese verdadera piedad que desea descu
brir virtudes para su edificacion, y no malignidad
que anhela por saber fragilidades que reprehender,
y en que exercitar su maledicencia, seria el hombre
mas circunspecto en sus juicios, y mas cauto en sus
conversaciones. Con efecto, por quanto nuestro amor
propio se saborea à todo su placer con la ventajosa
idea que tenemos de nosotros mismos; y por quanto
la tierna amistad tiene extraordinaria complacencia
en ver sus inclinaciones disculpadas y justificadas por
la aprobacion publica 5 de aqui es que somos tan ha
biles en encarecer el valor y merito nuestro, y de
todo lo que amamos, tan ingeniosos en detestar las
sombras que pueden obscurecer su lustre, y tan fe
lices en inventar pretextos para cohonestar con visos
de razon las acciones mas agenas de ella.
Pero si se trata de los ministros de Jesu-Christo;
si florece en el santuario algun varon insigne, re
vestido de autoridad; y distinguido en la Igle
sia con algun merito sobresaliente, y con aceptacion
publica, ya se le siguen los pasos, se le indagan las
acciones, se glosan sus intenciones rectas, se inter
pretan siniestramente sus mas santos fines, envenena
se la conducta mas inocente y la mas irreprehensible:
y mirase no solo como recreo, sino como obligacion
casi indispensable publicar, exagerar y propagar un
descuido, una venialidad. Ahora pues, con semejan
tes disposiciones qué aprovecharia para los progresos
de la predicacion la mas escrupulosa y vigilante pie
Tom, IV. I dad
66 se a u os
dad ¿ quien no sabe perdonar faltas tan ligeras, có.
mo se resolvera à alabar la virtud agena en qué
merito y en qué santidad no descubrira defectos el
ojo maligno de un corazon malvado º Apostol era
San Pablo, y discipulo sabia ser no menos docil, que
maestro insigne de la doctrina de Jesu-Christo ; y
sin embargo la calumnia le obligó muchas veces à sa
crificar su modestia al obsequio de la verdad, y al
honor del Evangelio. Aventurada vieron en Israel los
Profetas frequentemente su fama, expuesta à los tiros
de la envidia y de los falsos testimonios; el orbe en
tero engañado por la perfidia Arriana reputó largo
tiempo el zelo de Atanasio por contumacia rebel
de y ceguedad temeraria ; y el mismo Jesu-Chris
to, aquel Dios de verdad y de caridad, no fue re
putado por un embustero y un hombre sedicioso?
Concluyamos, amados oyentes mios; que si nuestro
zelo fuese un zelo inspirado, gobernado y purifica
do por la gracia, no observariamos tantos defectos
en los ministros, del Evangelio, y los defectos pu
blicos que advirtiesemos en ellos, los llorariamos
delante de Dios, los cubririamos con el velo de la
caridad , y los sepultariamos en profundo silencio.
Israel respetaba à sus Profetas quando se conserva
ba fiel al Dios de sus padres. Pero entre esos hom
bres enemigos de la fé, que para defenderse de la
fuerza de los argumentos que le acreditan , buscan
apoyo en las flaquezas de los que la sustentan : en
un siglo politico y filosofo, que parece se ha coli
gado para infamar y abatir la generacion sacerdotal.
de Aaron, y la tribu de Levi, probando à derribar
el arca y el santuario, las mas acendradas virtudes
no defenderian a los ministros del Evangelio de la
publica censura; y aunque fuesen unos apostoles , no
por
soERE LA PALADRA DE Dios. 67
por eso os gustarian mas, antes menos. Porque su
zelo irritaria vuestro amor propio; sus exhortaciones
exasperarian vuestra delicadeza; y su virtud provo
caria vuestra critica y maledicencia. Con que, aun
que al parecer suspirais por apostoles, la verdad es
que no los apetece is. Y si el cielo os los otorgase, se
riais vosotros tales que os aprovechaseis de ellos pa
ra el beneficio de vuestra salvacion En fin vosotros
pedis apostoles, y la verdad es que no los deseais;
y ahora añado que ni os aprovechariais de ellos.
SEGUNDA PARTE.
por cierto, amados oyentes mios: si el cielo os
Sí concediese esos apostoles que vosotros echais me
nos, seguro estoy que no os servirian de nada. Por.
que si no os aprovechais de los predicadores que Dios
os envia, indicio es de que no os aprovechariais tam
poco de los que deseais. La razon es evidente. Porque
si vosotros fueseis los que debieseis ser , vuestras
buenas disposiciones suplirian todo el talento y todo
el merito que nos falta : y porque siendo lo que
sois, no hay merito ni talentos que puedan suplir
la falta de vuestra disposicion.
I. Si vosotros fueseis los que debieseis, vues
tras buenas disposiciones suplirian todo el talento y
todo el merito que por ventura nos falta à nosotros.
Porque, qué es lo que nos falta? Todo de parte nues
tra; pero respecto de vosotros, nada, amados oyen
tes mios. Con efecto, de aquel dogma importante
que con tanta vehemencia defendió San Agustin con
tra el cisma y la heregia de Donato sobre que la
gracia de los sacramentos, con que el hombre que
los recibe, queda justificado , no está aligada à la
santidad del ministro, que los confiere, de este dog
I 2 II13l
68 SERM o N
(3) I. Ad Cor. cº 3. V. 7. - . . .
72, SE R M o N
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..., .
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(1) Ibid. - - º * - - * , . . ... - - - - --
\.
sobre LA PALAPRA DE Dios. 73
la modestia y de la humildad christiana. Supuesto
que la virtud y la eficacia de la predicacion no depen
de del merito y de los talentos del ministro Evangeli
co; siguese que por abundantes que sean las bendicio
nes que el cielo derrame sobre nuestra predicacion,
siempre debemos confesar que somos siervos inutiles;
y que las conversiones, y hasta el deseo de hacerlas,
todo, todo es obra unica de Dios, que es quien
solo da el querer, el poder y el obrar. Segunda ver
dad, convenientisima para instruirnos y confundir
nos. Supuesto que el merito y los talentos del predi
cador no limitan la virtud y eficacia de la predicacion
Evangelica; siguese que sea quien fuese el ministro,
en vosotros consiste haceros provechosa la predica
cion, pues vuestro corazon no está en manos del
hombre, sino en las de Dios, y que vuestra conver
sion no depende sino de su gracia, y de vuestra do
cilidad. . . . . ... . ...
-
bres
soBRE LA PALABRA DE Dios. 79
bres sujetos à todo genero de desvarios, y de sen
suales deseos, que no por otra razon huyen y afec
tan desdeñar la palabra divina, sino porque conocen
quanta necesidad tienen de ella, y porque temen no
los convierta. - - - -
() º Reg, c. 12. v. 7. -
82 ... º a SE R. M o N
S ER MON
soBRE EL ESTABLECIMIENTo
de la Religion Catolica.
PARA EL MARTES DE LA QUINTA SEMANA.
de Quaresma,
PARTE PRIMERA.
() Jerem. c. 7. v. 27.
DE LA RELIGION CAToLICA. 95,
leyes: repudian los hombres segun su capricho al
Dios verdadero que las condena 3 ó admiten deida
des que las fomentan y patrocinan: los filosofos las
adoran en su corazon 3 y el vulgo les erige altares.
Quién conoce la verguenza ni las buenas costumbres?
No hay delito que no se cohoneste y que no halle
exemplar en alguna divinidad: desterrada la desho
nestidad y condenada por las leyes, se acogia à los
templos donde encontraba seguro asilo 3 y la autori
dad publica veneraba en el cielo las iniquidades que
hubiera castigado en la tierra. No me causan ya ad
miracion aquellos monstruos de desemboltura, de des
templanza y de perfidia; ni de aquellos amores de
testables que describe con tanta energia San Pablo;
porque unas naciones que adoraban semejantes deida
des, cómo era posible que fuesen mas justas ni mas
castas que ellas Antes estoy cierto, que contaminan
dose con tantos vicios, no era razon que adorasen
otros dioses. Un Jupiter adultero se hubiera avergon
zado de recibir el incienso del pudor timido y modes
to; y ni la lascivia podia rendir adoraciones ni diri
gir votos sino à una Venus deshonesta: de modo que
los adoradores eran conformes à la calidad de sus dio
ses; y los dioses eran tales como los adoradores que
los invocaban. Asi la idolatria, engendrada por las
pasiones , abortada por la imaginacion, admitida,
con apluso por los sentidos , acreditada con las
preocupaciones de la educacion, autorizada por la
costumbre, mantenida por la politica, hermoseada
con las galas e invenciones de la Poesia, tenia erigi
do trono y tabernaculo en casi todos los templos. Las
naciones mas cultas se mostraban mas fecundas y mas
entregadas a supersticiones: si algunos entendimien
tos mas solidos al parecer, pero mas debiles en la rea
li
96 SERMoN soBRE EL ESTABLEcmIENros
lidad se eximian del error comun, solo era para in
currir y adoptar un delirio mas lastimoso ; y la ma
yor parte de los que no creian en las falsas divini
dades, se preciaban de no creer nada.
Segun esta lastimosa pintura no os parece, ama
dos oyentes mios, que confuso y desquiciado el mun
do vuelve à su primitivo cahos Yo à lo menos no ad
vierto en él sino un lobrego abismo lleno de tinieblas
palpables: tenebra erant super faciem abyssi. (1)Y quién
sino aquel Dios à quien nada se resiste, pudo decir
que se hiciese la luz, y la luz fue hecha Fiat lux,
có facía est lux. (2) Habian los Filosofos intentado en
vano rasgar el velo que habian tendido las pasiones
e interpuesto entre Dios y el hombre; pero idolatra
el mundo de sus vicios y de sus fabulas solo corres
pondio à la energia de sus exhortaciones y discursos
con muertes y destierros de sus personas; y para li
bertarse de la furia popular, se vieron obligados à
pecar con él, cumpliendose entonces y verificandose
el escandalo que nota San Pablo en la Epistola à los
Romanos, de que los Sabios sacrilega y vergonzosa
mente politicos se infamaban à si mismos, y junta
mente al Díos à quien conocian , doblando la rodi
lla ante las deidades que despreciaban. Pero ya se
cumplieron los tiempos; ya toman sobre si la em
presa otros hombres ; mas quién son estos hombres?
Ya lo exáminaremos en el progreso de este Discurso,
y este exámen nos suministrara otro nuevo argu
mento de la verdad de la Religion. Estos hombres
pues, mas valientes y animosos que los Filosofos, in
timan la guerra à los dioses de todas las naciones, as
º -
p1
- r , o;
-
() Psal . . . s. v. 7. - o * ---> —
DE LA RELIGioN CArolica. I o5
(1) 1. ad Cor. c. 2. v. 4.
lo 6 SERMoN soBRE EL ESTABLECIM IENTo
de persuasion distingue el Apostol , una que procede
del hombre, y que puede llegar à colmo en manos
del hombre; y otra que procede de Dios, y que so
lo puede ser don suyo. La persuasion de ciencia y
de eloquencia es el fundamento de los sistemas hu
manos, que como carecen de aquella autoridad
que domina, tienen necesidad de adornos que agra
den, que atraigan, que halaguen: y asi es menes
ter exornarlos, hermosearlos, embellecerlos ; y en
esta sola marca se reconoce el hombre. Pero la per
suasion de los prodigios y milagros es el medio mas
digno de un Dios infinitamente sabio y bueno. Có
mo asiº Porque es un medio que se dexa entender y
comprehender de todo entendimiento. Es defecto ge
neral de las opiniones humanas estrivar en fundamen
tos muy sublimes ó muy vulgares; ô muy sutiles ô
muy flacos : fundamentos que ô la gente comun no
los comprehende, ô los doctos los miran con despre
cio 5 pero los milagros se dexan entender del mas
torpe entendimiento, y convencen y cautivan al en
tendimiento mas profundo, y habituado à reflexio
nar. Y ved ahi un medio dignisimo de aquel Dios que
instituyó el Evangelio, por ser sumamente propor
cionado al plan y economia de la Religion Christia
na que segun advierte, San Pablo, tan obediente y
sujeto quiere al entendimiento como al corazon: in
captivitatem redigentes omnem intellecium. (1) En nues
tra Religion todos son sabios; pero ninguno puede
vanagloriarse de serlo: el vulgo se halla instruido
suficientemente para dar razon de la Fé que profe
sa: y el hombre de mayor entendimiento nunca lle
gara à penetrar y conocer profundamente sus mis
te
(1) 1. ad Cor. c. 2. v. 2 .
pE LA RELIGION CAToLicA. IO9
In
DE LA RELIGION CAtolica. El 21
- )
I2 6. SERMoN soBRE EL ESTABLEcIMIENTo
sotros mismos; prestar asenso à una Religion que sin
cesar fulmina truenos de amenazas y maldiciones con
tra el pecador impenitente; à una Religion en cuyo
seno tiene depositadas contra él llamas voraces y un
infierno inextinguible, no es esto confesar que no
puede el hombre dexar de creer, y que no halla mo.
tivo ni pretesto alguno por donde se niegue à creer?
Y si la fé del justo honra la santidad del Evangelio,
no podemos decir que la fé del pecador honra casi
tanto la verdad de ese mismo Evangelio Porque, de
quién se sospechara menos que tiene grandes funda
mentos para creer, sino del que cree contra el tor
rente de sus propias inclinaciones Y qué Religion
tiene mas asegurado su credito y probanza, que aque.
lla Religion que los hombres creen sin embargo del
interes tan grande y tan urgente que tienen en no
creerla? De modo que no sé yo quien acredita con
testimonio mas autentico la Religion Catolica, si la
fé de los pecadores cuyos vicios prohibe y detesta,
ò el fervor de los justos que con tanta fidelidad cum
plen con sus preceptos. Lo que sé ciertamente es que
los desordenes de los unos solo son argumento de
la humana fragilidad , en lugar que la virtud de
los otros requiere una resolucion y unas fuerzas su
periores al hombre. Con efecto, y vuelvo à repe
tirlo , si hasta en el centro del christianismo nos
parece un perfecto christiano tan digno de la ad
miracion comun; si no obstante los beneficios de
la educacion , de la fé, de tantos documentos,
de tantos exemplos, de tantas gracias ; si no obs,
tante el asenso tan pleno y total con que creer
mos la verdad de nuestra Religion , se hallan tan
cos virtuosos segun la norma y la ley del Evan
gelio, cómo es posible que se hallasen sin una espe
C1C
DE LA RELIGioN CAToLICA. 127.
-
- -
-
-
* - º *
PARTE TERCERA.
, - -
... . . .
-
. . .
==== = , , —= =r--, F
f () s. Mat. c. 1o. v. 34 - , a - º nº
l 3o SERMoN soBRE EL ESTABLECIMIENTo
Re
4.-
136 SERMoN soBRE EL ESTABLEcmIENTo
Recurris, ô Filosofos, ô la fuerza y poder de la
preocupacion. No nacemos christianos, os respon
dera Tertuliano, sino que nos hacemos: non nascimur,
sed fimus christiani. Es verdad prosigue que mientras tu
ve la desgracia de ignorar la doctrina del Evangelio,
la impugné en fuerza de esta preocupacion; mas aho
ra que tengo pleno conocimiento de ella, me com
plazco en vivir bajo el yugo suave de su ley, y es
toy pronto à dar la vida con alegria en su defensa.
Porque es de saber que en la primitiva Iglesia se re
novó muchas veces el exemplo de Saulo que de per
seguidor se convirtió en apostol de ella; y los mis
mos que habian martirizado à tantos christianos, vi
nieron à mezclar su sangre con la de aquellos biena
venturados. El primer sacrificio que la Religion les
pedia, era el desprecio y odio de las preocupaciones;
sacrificio que conseguia, con tanta mayor dificultad
quanto que él no se ceñia solamente al nacimiento, à
la crianza, y à las ideas 3 sino que se estendia à las
preocupaciones mucho mas fuertes y poderosas de las
inclinaciones, del corazon, de la independencia, de
la libertad, y del respeto humano, y que en virtud
de este primer sacrificio debia el christiano reputarse
como una victima preparada y sazonada para el cu
chillo luego que la persecucion se enfureciese. -
V. 2. SER
SER MO N
SOBRE EL PECADO MORTAL.
(1) Psalm. 1. v. 1.
f58 SE RM o N
PARTE PRIMERA. y
- -
- () Psalm. 49. v. 2 .
soBRE EL PEcADo MoRTAL. I6 I.
(1) Oseas c. 1 a. v. 8.
SOBRE EL PECADO MORTAL. 163
sino usando de mas artificios, de mas astucias, de mas
baxezas, de mas engaños, de mas acciones reproba
das, y de mas misterios de iniquidad, que los que
usé para subir à ella. Y podre yo arrojarme à come
ter tanta multitud de maldades , sin quebrantar
todos los fueros de la verdad, de la caridad, de la
justicia ; sin obrar contra todas las maximas del
Evangelio, sin oponerme a todos los principios de la
honestidad y honradez natural O si plugiese al cielo
que la fortuna solo vendiese sus favores à costa de vir
tudes! Mas en este perverso y depravado siglo un alto
empleo no se consigue por lo regular, sino cometiendo
una insigne maldad. En fin Dios me lo prohibe todo;
pero mi ambicion me lo manda; es verdad que Dios
debe ser preferido à todas las cosas; pero mi ambicion
debe serlo à Dios : inveni idolum mihi. -
... .
17o SE RM o N
s r
172 SE RM o N
PA R TE SEGUNDA.
-
() Psalm. s. v. . . .
soBRE EL PECADo MoRTAL. 187
sura à descargar el trueno de su ira para desvanecer
y destruir hasta los menores vestigios y resabios de
la iniquidad ; y si dilata el castigo , es para hacerle
mas estrepitoso y exemplar 3 odisti omnes qui operan
tur, iniquitarem ; perdes omnes qui, loquuntur menda
tium. (1) º - 2 - ---, .
Vos, Señor, reducireis à polvo al hombre inso
lente que se subleve contra vos; vos aniquilareis esos
vasos de oprobrio y de ignominia: ya que vuestra
misericordia no ha sido, suficiente para reprimir el
torrente de sus maldades, pronto descargara sus iras
vuestra indignacion: y quién podra detener el im
petu de vuestras venganzas ? No seran por cierto los
dones de naturaleza y de gracia: porque obra eran los
Angeles de la mano del Criador, y obra las mas ad
mirable y perfecta, y en el mismo, instante en que
pecan son reprobados: su ira impetuosa y formida
ble, despeñada en su primer furor no les da lugar
ni para cometer segundo pecado , ni para arrepentir
se, ni para repetir, ni para llorar y expiar su deso
bediencia: y mas quiere, por explicarme asi, yer
mar y despoblar el cielo, que dexar en él vestigios,
ni memoria de pecado: odisti: , perdes. Ni los altos
oficios y supremas dignidades. Ved à un Manases,
cargado de cadenas, hundido en un tenebroso calabozo;
al primer Rey de Israel reducido à la triste necesidad
de desear la muerte como termino y unico remedio
de sus calamidades; à un Nabucodonosor ahuyenta
do de la corte y del trato humano; à un Baltasar,
à un Sedecias, à un Jehu, y à tantos otros delin
quentes principes que se vieron condenados à negar
- - , , , ... Aa 2 COl
a —
====
===
(1) Ibid. v. 7. o o o
- --
-, º ---
-A A--- e= -
188 .m., SE RM o N º a no a
con su propia sangre el trono donde se sentaron: ar,
gumentos evidentes de que el resplandor de la pur
pura y de la diadema no deslumbra los divinos ojos
para que no vean las feas manchas de la culpa, y que
los pecados de los grandes, cuyo funesto cancer con
tagia y se comunica por lo comun à los pecados del
pueblo, son en algun modo semejantes à aquellos en
cumbrados montes que parece convidan y atraen los
rayos de quien son mas frequentemente heridos : odis
ti: perdes. Ni las virtudes que antes de la culpa ad
quirio el pecador. Justos fueron por el discurso de
muchos años un David , un Ezequias. Pero lue
go que pecaron, no sobrevivio su prosperidad à su
inocencia. Ni la muchedumbre de los malos. Las ciu
dades abrasadas, las provincias destruidas, los rey
nos aniquilados, las naciones dispersas y perdidas,
la tierra anegada y yerma: conoced por aqui como
la multitud de pecadores no sirve delante de Dios,
sino para acrecentar el numero de victimas que su
majestad sacrifica en desahogo del aborrecimiento que
tiene al pecado. Ni la vejez decrepita, ni la juven
tud fragil. Vemos que tanto carga la mano en el cas
tigo de los muchachos que escarnecieron al profeta,
como sobre los viejos que calumniaronla honestidad de
Susana: odisti: perdes. Ni la santidad del altar, ni
la sangre de las victimas, ni el incienso que humea,
ni siempre tampoco la abundancia de lagrimas. An
tioco envia al cielo encendidos suspiros , gemidos
profundos, y Antioco reprobo no es oido: llora
Saul su desobediencia : llora tambien Samuel con
Saul y por Saul; y sin embargo de las lagrimas del
Profeta, Dios castiga el pecado del monarca: cae
muerto Gza en presencia del Arca; Heli en el atrio
del Templo; Heliodoro junto al Altars
- ,
sava rae
soBRE EL PECADO MORTAL. 189
rael prevaricador riega con sus lagrimas la casa donde
esta colocada el Arca del Testamento y donde reside
la majestad del Altisimo: que no hallara en ella ni
experimentara las misericordias del l)ios de sus Pa
dres. Israel apresurara con sus destruccion
maldades la
del Templo; pero la santidad del Templo no defen
dera à Israel contra sus maldades. Dexose finalmente
ver un Hombre-Dios con la apariencia de pecador: qui
so salir fiador del pecado de que solo tenia la sombra;
y sin embargo de las prerogativas de su divinidad,
se vio este Hombre-Dios plagado de dolores, anega
do en lagrimas: hecho el objeto de la ira y de la
venganza; un Hombre-Dios desconocido, negado en
algun modo: maldito y anatematizado como se expli
ea el Apostol : factus maledicium. (1) Un Hombre
Dios en fin que no fue respetado y mirado como Dios,
sino despues que lavó y borró con su sangre el sello
y la estampa del pecado; pues hasta entonces, sin em
bargo de ser Dios, fue tratado como los demas pe
cadores. Asi pues como la ira divina persiguio el pe
cado hasta en un Hombre-Dios en quien solo se ha
llaba la apariencia y la sombra del pecado; asi la
misma ira divina persigue el pecado hasta en los hi
jos de los pecadores. La inobediencia del primer Rey
de Israel abre un abismo donde vendra à precipitar
se su desventurada descendencia: y ni las virtudes, ni
la inocencia de Jonatas, ni el amor del pueblo, ní
los ruegos, ni las lagrimas de David seran suficientes
para libertar al hijo de Israel; porque está resuelto
que sirva de exemplar al mundo para que sepan los
hijos que de las iniquidades de los padres deben temer
mu
- . - - - - - - -
- -
Cc 2. - SER
204
SER MON
SO B R E EL DE SE O
PARTE PRIMERA.
() . Epists, Juan c. 4. v. .
...,
. . .
coN que DebEMos LLEGAR Á coMun GAR. 2o.9
cíon no dudo afirmar que los deseos que os mue
ven à sustentaros de aquel sagrado manjar, tienen su
raiz en vuestros afectos e inclinaciones mundanas, y
por consiguiente que no proceden ni nacen de Jesu
Christo. - - - .
Na
coN que DEREMos LLEGAR Á coMulcar. 2 15
mer que retirando y negando la gracia sus auxilios,
sucedan en lugar de los deseos sobrenaturales otros
deseos demasiadamente naturales y humanos, para
saber si el deseo de la comunion nace todavia de Dios,
esta alma fiel y fervorosa examinará si este deseo de
acercarse à la sagrada mesa dispierta aun en ella el
cuidado y vigilancia de disponerse con el debido res
peto para la comunion; porque desde el punto en que
sintais que se entibia y resfria en vosotros el respeto
y veneracion à la sagrada Eucaristia, no dudeis,
dice San Buenaventura, que el deseo que antes se
derivaba del cielo, no proceda ya de la tierra; pues
aunque tiene el mismo objeto, no es ya el mismo de
seo. Si el deseo de la comunion excitaba en ti el de
seo de apartarte del mundo, de mortificar tu amor
propio, de dedicarte todo al servicio de Dios, entien
de que un deseo que engendraba tantos deseos
de salvacion y de gracia, procedia de la gracia;
mas un deseo que no te dispierta ahora del le
targo de tu indolencia, ni te priva de tus pasa ---.
tiempos, ni te corrige de las extravagancias y an-/ s
-
tojos de tu genio, ni de tus condescendencias con
el mundo, ni de tus aversiones al proximo, ni de
tu descuido y negligencia en el servicio de Dios, 3 º -
* - -
- 2
SEGUND A PA R TE. )
-
-
-
º".
coN QUE DEBEMos LLEGAR Á coMulCAR. 239.
los perdona; con pecados que ô no llora de ningun
modo, ô los llora mal 3 con pecados que acostum
bra à confesar y à no dexar, à repetir y à renovar, y
pecados que si con poco escrupulo los comete, con
menos dolor los confiesa; cómo nos lisongearemos que
con esta disposicion son utiles à lo menos las frequen
tes comuniones, si ya no son comuniones indignas y
sacrilegas cómo podremos estár seguros de que, aun
que no nos sintamos con conciencia de pecado mortal,
condicion indispensable para evitar un sacrilegio cla
ro, no incurrimos en aquel grado de irreverencia que
nos priva de los saludables efectos de la sagrada Eu
caristia? - -
- . - Hh a SER
244
sERMoN
s o BRE EL R Es PET o -
PARTE PRIMERA.
O, amados oyentes mios, no se conoce otro res
" peto que honre la comunion, sino aquel que
causa en el corazon un amor impetuoso, y infunde
en las costumbres la actividad de un santo y verda
dero deseo. El respeto à la comunion si no va acom
pañado de un santo deseo de ella, no es otra cosa que
un respeto falaz e hipocrita que deshonra el au
gusto Sacramento del altar con duplicada indiferencia,
à saber con una indiferencia y tibieza que este fal
so respeto ocasiona en los pensamientos; y con otra
indiferencia y frialdad que él ocasiona en la con
ducta. Expliquemos y pongamos en claro este punto
importante de la doctrina cristiana, que tan obscure
cido y confundido tienen tantas sutilezas y erradas
preocupaciones. - - -
SEGUND A P A R TE.
--- - -
, -
-
Cl
con que se DEEE LLEGAR Á comulcAR. 275
entre el Dios à quien recibe; de modo que si qui
siesemos graduar las dignas y santas disposicio
nes que debe tener el alma, por lo santo y augusto del
Sacramento, estaria siempre cerrado el sagrario para
el hombre; ni los justos de la tierra, ni aun los san
tos del cielo serian dignos de entrar en él, supuesto
que solo Dios es digno de sí mismo. Confieso, repi
to, y vosotros es preciso que lo confeseis conmigo,
que por abundante y fecundo que sea el torrente de
gracias, que se deriva de la sagrada Eucaristia, es
tas gracias no inundan nuestro corazon sino en tanto
que nuestro corazon se franquea a la gracia, y en
tanto que estas mismas gracias encuentan nuestro co
razon desprendido del mundo, desasido del amor
del mundo y del amor propio; de suerte que una
alma que desea comulgar dignamente, y medrar en
la virtud por medio de sus comuniones, nunca debe
juzgar que está dispuesta y preparada con la vigilan
cia y disposicion debida. - - .
e - —er
tonces se enciende mas y mas la llama del amor diví
no que consume en el corazon todas las reliquias de
los afectos humanos, no dexando casi vestigios del
hombre en el hombre mismo.
i Ay cristianos oyese continuamente declamar
contra los defectos y imperfecciones de las almas que
frequentan la comunion 3 y en los libros y en las con
yersaciones especialmente se refieren por menor y con
suma complacencia sus fragilidades. Mas sin inten
tar disculpar unas flaquezas, que ellas mismas, reprue
ban y lloran amargamente, no tengo necesidad ya
para responder y refutar sus censuras, sino de valer,
me de las costumbres y conducta de esos mismos cen
sores temerarios. . . - - -
(C
coN que se DERE LLEGAR Á coMulgAR. 29 l
re la sagrada comunion, resumamos brevemente todo
el discurso. º r
- - -
- - - - - lo ---" "
293
SERMON
DE LA PASION
DE NUESTRO SEÑOR JESU-CHRISTO.
PARA EL VIERNES SANTO.
-
- -
(1)
- )
Attendice. (2) Azzendite dz eidete. -
- - — z=
-= -
2 94 SERMoN DE LA PAsoN
. - , -
De Nuestro seÑoR Jesu-CHRisto. 299
". Y
(1) S. Luc, c. 12. v. 5o- <, " . , ,
-
De Nues rRo seÑor Jesu-CHRIsro. 3or
Señor, poderlo grabar con caracteres indelebles en lo
mas intimo de los corazones de mis oyentes ; pero
bien veis que para esto necesito una centella del fue
go del amor en que ardeis. Qué es lo que tiene, re
pito, sumergido a Jesus en un mar de amarguras?
No tanto lo que le amenaza, como lo que ahora
pasa por él; no la furia de un pueblo deseoso de
beberle la sangre, sino el pecado, el pecado es la
unica calamidad, capaz de atemorizar y estremecer
a un Hombre-Dios, de consternar à un Hombre Dios,
y de trasformar à un Dios glorioso y felicisimo en un
Dios afligido y contristado. - - -
—
DE NUESTRO SENOR JESU-CHRISTO, 3 II
º,
312 . SERMoN DE LA PAstoN
Porque quando nos resolvemos à volvernos à Díos,
qué diligencias hacemos? Acaso consideramos atenta
mente los pasos de nuestra vida, llegamos à conocer.
nos , adoptamos ciertos medios para reprimir las
pasiones, para evitar las ocasiones de pecar; pero
aplicarse à comover el corazon, à enternecerle , ā
ablandarle, à excitar en él el dolor y arrepentimien
to para llenarle de aquella tristeza saludable que
obra la salvacion, en esto no piensan por lo comun
aun aquellas almas que piensan mas en las otras di
ligencias. .
- = T - —-
* -
t
-
-
- . ---- º ,
º () s. Marc, c. 14. v. 37. º- "º" .
.. .
DE NUEsTRo sEÑoR JEsu-CRHisto. 35:
ce à los ultimos terminos de la vida: tristis. ... o ur.
que admontemo (1) ya es un dolor acompañado de un
temor extraordinario que se desahoga en gemidos, que
se explica en lamentos y en suspiros, que encuentra.
alivio derramando lagrimas; ya es un deliquio que
le obligalà, buscar en, otros lo que no halla dentro.
de sí, solicitándo consuelo en unos hombres mas fla,
cos todavia que él: venitad discipulos, (2) Pero que es
lo que advierto qué novedad tan asombrosa es esta?
Aquel Dios que parece se habia ocultado, vuelve a mas
nifestarse con majestad; y lo hombre desaparece aho
ra y enmudece. Porque despues de haber oido al ángel
que le intimo la irrevocable voluntad del cielo, mosr
trandose de repente mas grande, mas augusto, rfias
soberano en cierto modo, que quando mandaba à
las olas del mareñBravecido que se setenasen , reves
tido de aquel aire de imperio y de autoridad, pero
con aquella tranquilidad y intrepidez majestuosa, q
con tantos prodigios y milagros acreditaba ¿
universal que exerce en cielo y tierra, sale al encuer
tro a los que venian a prenderle, anticipando al odi9
de la Sinagoga la victima que tantas veces hasta enr
tonces se le habia frustrado. Cómo pudo pues suceder
tanto valor y constancia à tanta cobardia y flaqueza?
Entendedlo, amados oyentes mios: del centro mismo
del dolor y penas que le angustian y náce el animo
que le avigora, Representabasele à Jesus la cruz y el
calvario; pero Jesus veia que el pecado provocaba al
cielo contra la tierra, y que arinaba en manos de
Díos justiciero el rayo de sus venganzas para destruir
un mundo deliñquerite: veia Jesus ofendido a Dios,
º 2 ro o , º roi, Rr 2 , , , , sen-.
--- - — - - T
(1) Ad Eph. c. 2. v. 8. . . . . . . . . . . . . . .. . . .
3 18 . SERMoN DE LA PASION
32 o SERMoN DE LA PAsoN
bre que baxo la apariencia y disimulo de una virtud
hipocrita, oculta los fines y intentos mas odiosos; como
un impio, como un blasfemo, como un enemigo de
la ley y de los profetas que quiere usurpar à Dios su
culto, su altar, su templo ; que à nada menos aspi
ra que à destruir el lugar santo, y à borrar hasta los
Vestigios de la religion de sus padres.
Era Jesus celebrado en Israel por su profunda y
sublime sabiduria: él tenia presente los sucesos futu
ros que habian de verificarse en los ultimos tiempos
del mundo; él penetraba los mas ocultos pensamien
tos del alma; à él estaban patentes los deseos que se
excitaban en lo mas intimo del corazon humano. Pero
en el discurso de su pasion no diriamos que es como
V e
. - ,
TER CE R. A PARTE.
..-
(1) Ibd. v. j º
342 SERMoN DE LA PAstoN
nos verdaderos ; y su cruz hecha la piedra de escan
dalo donde vendran à tropezar y quebrantarse esos
corazones sensuales y deprabados; anteve su sangre,
sangre de un Dios, conculcada; anteve que esta san
gre en lugar de impetrar misericordias, se vera obli
gada à pedir venganza contra los mismos hombres por
quien fue vertida. Inclina Jesus los ojos desde la cruz
à la tierra: donde estais discipulos y apostoles de Je
sus dexareisle solo en manos de sus dolores y tor
mentos tiende por todas partes su moribunda vista,
y se ve en una espantosa soledad: qui juxta me erant,
de longe steterunt. (1) Pero qué es lo que digo Ojala
se viera Jesus desamparado de todos; pues mas facil
mente toleraria sus tormentos si tuviese que padecer
los solo; pero sentenciado à expiar todos nuestros
desvarios, mayores sentimientos le causa la constan
cia y fineza de los amigos que sin embargo del tropel
de sus afrentas le acompañan, que la perfidia y
deslealtad de los que le volvieron las espaldas : pues
un discipulo amado, unas santas y piadosas mugeres.
que le acompañaron hasta el Calvario, Maria, aque
lla tristisima madre, al pie de la cruz, su hijo baña-;
do en su propia sangre, qué sacrificio, gran Dios,
tan doloroso exigis de tal hijo y de tal madre Solo
vos podreis declararnos el intenso dolor de aquel, y,
el sumo desconsuelo de ésta ay qué puro y santo es
el incendio en que se abrasan, pero qué cruel! Ma
ria no se explica; pues hay sentimientos en que el
corazon no puede desahogarse sino consigo mismo,
porque el dolor en que se anega, prevalece sobre sus
fortaleza, y no tiene vigor suficiente para explicarle:
y
---
() Ad Gal. c. s. v. ; 3. º .
346 - SERMoN DE LA PAsioN
(1) S. Lue, c. 2 3. v. 2 I- y - -- s.
DF NUEsTRo sEÑoR JEsu-CHRIsro. 347
haec faciunt, quid fiet in arido Conque fuegos inex
tinguibles, llamas consumidoras, llantos, furores,
desesperaciones eternas, quanto se puede excogitar,
quanto se puede explicar ninguna idea dan del infierno
Conque en la cruz, en el calvario, es donde hemos
de estudiar y comprehender la eternidad del infierno,
el abismo, los horribles rigores de la divina justicia !
Consideremos à Jesus espirando, y espirando en una
afrentosa cruz, y colijamos de aqui como castiga Dios,
y como castigara. Llenaos pues de pavor, pecadores;
porque vuestros tormentos supliran por su rigor, por
su actividad, por su multitud, por su duracion toda
la distancia que hay de vosotros à Jesu-Christo, y
de un hombre pecador à un Hombre-Dios: ad osten
sionem justitiae. º -
-
348 SERMoN DE LA PAsioN
piritus soberbios, insolentemente atrevida, se fabrica
un Dios segun el antojo de vuestros deseos, á quien
tributar su veneracion y culto, qué vendra à ser?
qué parecera comparado con un Dios que se ostenta
en el calvario con un Dios cuya ciencia se aprende
al pie de la cruz qué Dios mas majestuoso que un
Dios que solo puede ser honrado dignamente con las
deshonras de un Hombre Dios qué Dios mas santo
que un Dios que no se da por suficientemente satis
fecho sino con las penas y suspiros de un Hombre
Dios qué Dios mas justiciero que un Dios que no se
aplaca ni amansa sino con las lagrimas y con la san
gre de un Hombre Dios? qué Dios mas amoroso, y
mas padre que un Dios, que sin embargo de su dei
dad, se sacrifica por la salud de los hombres Idaho
ra, y disputad si podeis à la Religion Catolica los
oraculos de sus profetas, la verdad de sus milagros,
sus celestiales progresos; que solo os vereis obligados
à confesar que ninguna Religion da ni puede dar ideas
de Dios tan grandes, tan nobles, tan sublimes, tan divi
nas, y que solo Dios puede haber enseñado à hablar
de sí, como ella habla; que solo os vereis obligados
à confesar, que si os resistis à prestar fé à nuestra san
ta Religion, no nace como ponderais vosotros, de
que sus dogmas y misterios esparcen ciertas densas
sombras sobre la majestad de Dios ; sino porque el
Evangelio os representa y anuncia un Dios mas justo y
mas severo de lo que vosotros quereis; porque no que
reis un Dios que sea tan grande, tan santo, tan jus
to, tan terrible; y porque no quereis un Dios à quien
quedeis tan deudores y agradecidos, y cuyas vengan
zas sean espantosas ; que solo os vereis obligados à
confesar que si os repugna un Dios crucificado, es por
que no quereis un Dios que pide virtudes y castiga
Vi
DE NUEsTRo SEÑoRJEsu-CHRisto. 349
vicios, ni un Dios que sea verdaderamente Dios.
Conque es posible, Señor, que nuestra malicia
convierta en nuestro daño vuestros beneficios, y
que lexos de obligarnos, solo grangeen ingratos º
Triste y miserable estado el de un ministro del Evan
gelio; verse obligado à referir las misericordias de un
Dios que espira en una cruz, à unos hombres por quien
se obran, y que sin embargo no se compadecen, que
llegan hasta temer compadecerse, y que estan resuel
tos à no compadecerse! à renovar las afrentas y tor
mentos que sufrio un Dios-Hombre, y renovando la
historia de aquellos remotos tiempos, verse obligado
à pintar nuestras costumbres porque este es el es
candalo de nuestros dias; este el . . . ... pero, Se
ñor, perdonadme el demasiado ardor de mi zelo. En
un dia tan sagrado como éste, ha de oirse por ventura
otra voz, que la de vuestras misericordias supuesto
que podemos ofrecer à vuestra vista la tragedia lasti
mosa de un Dios que muere en un patibulo, qué nos
falta ni qué podemos desear para encender la llama
de vuestro amor en las almas , sino hombres que
sepan sentir, y que se dignen prestarnos sus oidos?
Pero yo me engaño, carisimos oyentes mios, por
que aunque el cielo me hubiera à mi dotado del
mas perspicaz ingenio, aunque me hubiera comuni
cado la mas poderosa y energica eloquencia, en va
no intentaria renovar la memoria de este antiguo, de
este grande y de este augusto suceso, restituyendo
le aquella fuerza y eficacia que tuvo quando aconte
cio, para mover y enternecer los corazones; pues sola
la fé puede hacer que allanemos distancias de tiempos
y de climas 3 y quando ella pinta. y habla , todo se
renueva y cobra nuevo vigor y vida, y lo que ya no
existia, vuelve a su antiguo ser: si ella hablase pues,
- -
- -” - si
35 o SERMoN DE LA PASION
º a r"
352. SERMoN DE LA PASIoN
nuestras debiles y casi difuntas manos, tu seras
aplicada à nuestros cardenos labios, y moribundos
ojos: oh y qué consuelo sentira entonces una al
ma que haya vivido crucificada contigo O Dios
mio nada apetezco, por nada anhelo, sino por
vivir y morir à la sombra de tu cruz: esta gra
cia es el unico objeto de mis deseos, dignate con
cedermela, y à este auditorio devotisimo. Amen.
353,
SER MO N
DE LA RESURRECCION.
PARA EL DOMINGO DE PASCUA.
-
- da
DB LA RESURRECCION, 355.
daísmo: Infidelidad que en su principio fue la verguen.
za y el oprobio de la razon vilmente sacrificada; y
en sus consequencias fue la gloria y el triunfo de la
resurreccion de Jesu-Christo vanamente impugnada:
dos propiedades de la infidelidad judaica, que yo sus
tento que convienen à toda clase de filosofos liberti
nos e incredulos. Siento pues y afirmo que quando el
libertino renuncia la fé, desampara aquella razon
à que tanto se precia de prestar credito; y que quan
do renuncia la fé, establece y autoriza aquella reli
gion que él no cree. En una palabra, la razon sumi
nistra argumentos contra el incredulo ; y el incredu
lo los suministra à favor de la religion: dos verdades
que me prometo explicar solidamente sin salir del mis
terio de este dia. Imploremos la gracia por la interce
sion de Maria: Regina Cali, &c.
PARTE PRIMERA.
ADA menos es la irreligion, dice S. Ambrosío,
que eso de que tanto se vanagloria: robustez
de entendimiento, imperio de la razon , superioridad
de ingenio que desprecia y se sobrepone à los errores
y fabulas que embaucan al pueblo credulo: tales son
los pomposos titulos con que se aplaude y goza desver.
gonzadamente el soberbio incredulo, que tan distan
te vive de conocerse à sí mismo, como la religion que
combate. Pero venid, corred y rasgad este velo fatal;
observad en la incredulidad mas altanera y desconfia
da la misma debilidad disimulada baxo un exterior
engañoso : hablo de la incredulidad de los Escri
bas, Fariseos y Doctores de la ley en el misterio
de la resurreccion de Jesu-Christo. Eran estos unos
hombres que tantos años habia que regentaban con
Xy a Sl 7
N 356 SE RM o N
suma autoridad las catedras de la ley; unos hom
bres depositarios de las profecias, interpretes de los
sagrados oraculos: examinad sin embargo su proce
der, y hallareis solamente la imprudencia y la teme
ridad que no consulta ni da oidos à la razon, y los
errores y pasiones que se ciegan à la razon obstinada
mente: caracter el mas propio y mas cierto del incre
dulo. Continuadme vuestra atencion 3 y reconocereis
que en el tribunal mismo de la razon no hay cosa mas
agena de ella que el incredulo. - .
DE LA RESORRECCION, 359
la vida de Jesus, a cotejar el nuevo milagro con tan
tas maravillas de que ellos mismos fueron testigos, ha
bilitandose de este modo para conocer la verdad, repa
rando su vergonzosa ceguedad con un verdadero arre
pentimiento; o poniendo en claro el confuso laberinto
del proceso iniquo que se fulmino contra su Majestad,
para desengañar à los que tenia deslumbrados o la
preocupacion, ô la ignorancia Verdad es que la
justicia, la honradez, el zelo de la religion, el amor
del estado y de la patria, todo conspira para exigir de
ellos el mas profundo examen, las mas serias reflexio
nes, las cautelas mas prudentes, las mas atentadas
prevenciones; pero como indagar una verdad, contra
ria no solamente à nuestras ideas, à nuestras preo
cupaciones, à nuestros juicios, sino tambien à nues
tros intereses, pida una valentia de espiritu singular,
y una virtud sobresaliente, pocos hombres llegan à
averiguarla: à lo menos los Fariseos bien agenos estu
vieron de emprender semejantes diligencias: es verdad
que se congregaron, consultaron, deliberaron, dis
currieron arbitrios, se valieron de todos los ardides
de su politica ; mas para qué, pensais para obscure
cer la verdad, para sufocarla, para intimidarla y se
pultarla: no temais que la examinen, que la inda
guen sinceramente, ni aun que se dignen de oirla,
porque son muchos los intereses, las inclinaciones, los
dictamenes contrarios con quien tienen que lidiar: re
sueltos pues à no creer, no quieren saber, porque sa
ben que les ha de costar mucho menos ignorar la
verdad, que resistirla; y asi sin examen, sin infor
me verdadero divulgan y sentencian que Jesus no
.
---
362 SE R M o N
Pºr r = o r-------
37o SE R M o N
Pero no advertís que si la resurreccion de Jesu-Chrís
to no es verdadera, todo se convertiria en daño de
ellos? el cielo à quien provocaria su invencion y en
gaño; el infierno cuyo culto y sacrificios exterminan:
el mundo à quien intentan despojar de sus idolos; la
Sinagoga que pelea por su ley 5 el paganismo que de
fiende sus deidades: todo conspiraria para privarlos
de la esperanza de un suceso y exito feliz que nunca po.
dria conceder el poder de los Cesares à una verdad tan
repugnante à los engaños y concupiscencias del mun
do, y con que mucho menos podria autorizar el cie
lo el error y el fingimiento. Y cómo es posible por
otra parte que se hubiesen engañado tantos hombres,
y que la astucia y el odio de sus enemigos no hubie
sen percibido en ellos algun vestigio de pasion huma
na? Habra alguno tan estolido que entienda que lle
garon a fundar en el mundo el reyno de la santidad
y de la virtud, fundando y estableciendo el reyno del
error ni que Dios hubiese sacado mas provecho y
mejor partido de la maldad, que de la verdad? ní
que los apostoles y discipulos de un Mesias falso hu
biesen esterminado y destruido mas vicios y supersti
ciones, que los mas zelosos Profetas Cómo distin
guiremos pues al hombre recto y bueno del malo y
perverso? Careceras acaso, ó verdad santa, de mas
caracteres y propiedades para darte à entender à los
hombres? º º
. Tiene con efecto, Catolicos, sus caraóteres y pro
piedades la verdad, que la separan y distinguen del
error, propiedades que una razon despejada y des
nuda de pasion no dexa de cónocer y penetrar 3 pues
solo las pasiones humanas pueden obscurecerla y bor
rarla. De aqui es que como el testimonio de los Aposº
toles contradice y combate las inclinaciones de aqueº
- -l. - s «- - - º los
DE LA RESURRECCION. 37r
los sabios y prudentes del judaismo, bien puede aquel
ser un testimonio convincente y decisivo, que estos
siempre hallaran efugios con que debilitar y destruir
su autoridad y evidencia; y no parando aqui, Veran,
ò imaginaran que ven en los Apostoles intentos y fla
quezas de que carecen; y en sí propios nunca veran la
pasion, el odio y la envidia que los alucina, los ena
gena y ciega.
Ceguedad frequentisima en los filosofos tan pon
derados de nuestro siglo. Como son hombres sistema
ticos y fundados en principios, no quieren, dicen, ca
minar sino por las sendas de la verdad averiguada:
para ellos no hay prueba ni argumento que les acre
dite nuestra santa Religion: los vaticinios de los Pro
fetas, los milagros de Jesu-Christo, y de los Apos
toles, la fé y la fortaleza de los martires, la santidad
del cristianismo y de los cristianos, la conversion uni
versal del mundo, que ella sola es un prodigio mas
estupendo, que quantos se debe suponer necesariamen
te que la precedieron ; todo les, parece dudoso, to
do sospechoso: de todo desconfian, de las preocupa
ciones y autoridad humana, de la deposicion y con -
-sentimiento unanime de tantos siglos, y de tantas na
ciones. Pero ah entendimientos presumidos de voso
tros, y de vuestras pasiones habeis de desconfiar prin
cipalmente. Empezad por ser mas modestos, y mas
hombres de razon, y acabad ya de no conoceros à vo
sotros mismos, y de no conocer à los demas. Resuel
tamente afirmo que si la Religion Catolica fuese mera
fabula, las preocupaciones exteriores que la favoro
cen, no prevalecerian en tantos hombres que discur
ren tanto como vosotros, y acaso mucho mas, en tan
ras almas que porque practican con fidelidad sus pre
ceptos, conocen tan bien como yosotros, y acaso me
---
" «.
y- . Aaa 2. jor
372 SE R M o N
SEGUNDA PARTE.
() . Ad cor, c. v.aº
DE LA RESURRECCION. 383
tor de Israel, se ha trasladado à las manos de un
usurpador; que la sangre de David que habia de
correr por las venas del Mesias verdadero, se acabó
y extinguió en las venas de un Mesias fingido. Aho
ra pues, dice San Agustin, no hay verdad mas cierta,
ni mas evidente, que una verdad que no puede ser
impugnada y combatida sino por la contradiccion:
principio inegable. Concluyamos pues que reducidos
los Fariseos, y sumergidos en un abismo de contradic
ciones tan palpables, no dicen ni pueden decir cosa
alguna que no sirva tanto, ô que en cierto sentido
no sirva mas que todo el zelo y todos los mila
gros de los Apostoles. Este triunfo pues tan glo
rioso de nuestra santisima Religion se ha renovado
en todos los siglos, y se renueva cada dia entre
11OSOtIOS.
. - - . . - º * - bel
DE LA RESURREcCIoN. 395
belde hermana un corazon corrompido y depravado:
un hombre que solo da valor y realce à la razon,
quando se trata de impugnar la fé catolica, y que no
- sabe defender los derechos de la razon contra los
insultos de las pasiones: qué pensais debo yo decir
de semejante hombre gobernandome por los princi
pios, y maximas de nuestra santa Religion, sino que
sin un milagro de la gracia no creera Porqué os
parece porque su infidelidad está comprehendida en
la profecia con que Jesu-Christo vaticinó à la de los
Escribas y Fariseos, que no entrarian ni podian en
trar en los caminos de su Evangelio, supuesto que
tan obstinados estaban en no desamparar los de su
orgullo y propias conveniencias. Porqué mas por
que esto se debe à la gloria, à la majestad, y à la santi
dad de la Religion que niega este incredulo, supues
to que una Religion que se adaptase à todos los ca
prichos del hombre, y en quien hallasen abrigo y
fomento todas las extravagancias y delirios del enten
dimiento humano, nada menos seria que Religion
divina y revelada. Y porqué finalmente porque asi
digamos lo pide la naturaleza y esencia de la Reli
gion que él no quiere creer, supuesto que toda Re
ligion, que procede de Dios solo está instituida para
aquellas almas que desean conocer y tratar con Dios;
para aquellas almas buenas, dice San Agustin, que
se dexan vencer de la verdad, que temen hacerla
frente y resistencia, y prevalecer contra ella: luego
todo el plan, todos los principios, todas las maximas,
todos los oraculos de nuestra Religion santisima pro
meten y aseguran, que él no creera; luego su in
credulidad es un nuevo argumento, que con otros
muchos, hacen demostracion de la verdad y reve
lacion de la Religion cristiana. Siguese pues que
- Ddd 2 con
396 º SE R M o N -.
con su misma incredulidad acredita el íncredulo la
Religion. -
- = --
4O4 TABLA y ANALysis.
nuestro amor propio se exasperaría de la libertad
del zelo apostolico; y nuestra delicadeza quedaria
ofendida de las apostolicas exhortaciones. Pag. 41.53.
II. En efecto, con qué disposiciones se viene por
lo comun à oir la divina palabra con una delicade
za de ingenio y de gusto que quiere ser lisongeada
con lo florido, y con lo exquisito de la retorica; y
con una delicadeza de corazon y de sentimientos,
que teme ser sobresaltada y consternada con la ve
hemencia del discurso. De modo que un orador cris
tiano no logra ya sino oyentes profanos: y para ha
blar hoy dia de Jesu-Christo, es necesaria otra cien
cia distinta de la ciencia del Evangelio : y ya no ins
truye al pueblo el predicador; antes el pueblo juz
ga, reprueba, humilla y confunde al predicador. Y la
eloquencia apostolica ya natural y sencilla, ya vehe
mente e irresistible, no sirve por lo comun sino pa
ra exasperar la delicadeza de esas almas, que con la
misma ansia anhelan por lo que lisongea, y adula
la imaginaeion, que huyen de lo que altera la paz, y
reprime las inclinaciones del corazon. En fin la misma
santidad, y virtud de los varones apostolicos no está
libre de sus malignas censuras. Pag. 53.64.
III. Tratase de los ministros del Evangelio? ha
llase un hombre colocado en el santuario con algu
na autoridad y respeto pues ya se espian sus pasos,
ya se averiguan sus acciones 3 ya tendran por un
recreo, ó miraran como una obligacion indispensable
el agravar y ponderar una inadvertencia, una baga
tela. Los Profetas, el mismo Jesu-Christo, sus Apos-º
toles no fueron por ventura tratados como unos hom
bres embusteros y llenos de errores? Si las mas eleva
das virtudes no eran pues suficientes à eximir de la
censura publica à los ministros de la divina palabras
"- - º º" - º a CM-4
DE Los SERMoNEs. 4o5,
entended que aunque fuesen unos apostoles, no por
eso merecerían mas vuestra aprobacion , antes os.
agradarian menos: porque su zelo irritaria vuestro
amor propio ; sus sermones ofenderian vuestra delica
deza; su virtud excitaria vuestra censura: de suer
te que aunque parece que deseais unos apostoles, ello es
que no los quereis: y si el cielo os los concediese, es
toy seguro que vosotros no os aprovechariais de su
doctrina y exemplos. Pag. 64. 67.
PARTE II. Si vosotros fuereis como debiescis, la,
disposicion de vuestro espiritu con que oiriais à los
ministros del Evangelio, supliria la habilidad y me
rito que les faltase 3 pero siendo como Sois, no hay,
merito ni talentos que puedan suplir à las disposicio
nes que os faltan. - »
- I. Tal fue, dice San Pablo, la deliberacion de los
consejos de Dios, que quiso santificar à los hom-,
bres por medio de los hombres. Asi vemos que por,
mano de los Apostoles fue repartida la gracia ; y por
medio de sus palabras se estableció la fé; la luz del
Evangelio no alumbró à las naciones del mundo sino,
à proporcion que los apostoles fueron peregrinando
por sus diferentes provincias. La obra del Evangelio.
se ha ido conservando por el mismo medio con que se
estableció, perpetuandose por medio de la divina pa
labra. Pudo pues Dios querer, y en efecto quiso que
ofreciese y llevase el hombre una gracia de todos los
tiempos, y de todos los pueblos 3 una gracia que,
contiene en sí todas las demas gracias ; mas no qui
so su Majestad, que dependiese su accion, su fuer
za, y sus progresos del merito, y de los talentos del
hombre. Con efecto, si la eficacia del ministerio de
pendiese de las prendas y calidades del orador, el
hombre seria deudor de su salvacion al hombre, y
- à
4oá. TABLA Y ANALysis
à la palabra del hombre. Pero segun el Apostol de las
gentes, en la obra del ministerio Evangelico nada es
el hombre, todo es Dios. Y si un San Pablo conoce y
confiesa que es nada, quién sera tan temerario que
piense de sí que es algo? De este principio inegable se
siguen dos verdades importantisimas. La fuerza ni la
eficacia del ministerio apostolico no dependen del
merito y de los talentos del ministro del Evangelio;
luego por abundantes que sean las bendiciones que
derrame el cielo sobre nuestras fatigas apostolicas, so
lo nos debe quedar el conocimiento de que somos
siervos inutiles. El merito y los talentos del Predicae
dor no limitan la fuerza y la eficacia de la predica
cion Evangelica; luego sea quien fuese el Predica
dor de los oyentes depende solo hacer que la divina
palabra les sea fructuosa, supuesto que sus corazo
nes no estan en las manos del hombre, sino en las
de Dios, y que su conversion solo depeñde de su gra
cia, y de su fidelidad en corresponder con ella: lue
go sea quien fuere el hombre de quien se digne su Ma»
jestad servirse, Dios es quien habla y hablara siempre
por él para aquellos que le oyeren con atencion y de
seo de aprovechar. Luego las conversiones que obra
la divina palabra, no provienen de la diferencia de
talentos, y habilidad del Predicador, sino de la di
versidad de afectos y sentimientos del oyente: luego
si los oyentes fuesen como debian ser, la disposi
cion de sus animos supliria la falta de merito, y de
talentos de los oradores Evangelicos. Y por el con
trario, siendo lo que son, qué merito ni talentos base
tarian à suplir la falta de disposicion que se halla en
ellos Pag. 67.76. a . . . . . . . . . . .
II. De qué sirve; ni qué importa que se predi
que la palabra divina con zelo y vehemencia, si nº
4- - Sº.
DE Los SERMoNEs 407
se procura oirla, antes se huye de ella? De qué sir.
ve, ni qué importa que el cielo os envie predicado
res, cuya ardiente caridad solo conspire à obrar
vuestra santificacion; si imitando a los Fariseos, no
tanto venis à oirla por religion, quanto por maligni
dad, no tanto por aprovecharos de la palabra de
Dios, quanto por censurar la palabra del hombre. De
qué sirve ni qué importa, que el Predicador explique
y pondere solidamente las grandes verdades de la fé,
si la imaginacion suelta la rienda à sus devaneos, y el
corazon distraido se entrega libremente à los deseos
quimericos que le embebecen? Tened pues un ardi
miento religioso por oir la divina palabra, y un ver
dadero deseo de aprovecharos de ella; dad testimonio
de que la apreciais con vuestro silencio, con vues
tro recogimiento, con vuestra modestia: y enton
ces à pesar de las virtudes, del merito y de los
talentos que nos faltan, vereis renovados los pro
digios que ilustraron los primitivos y felicisimos
tiempos de la predicacion Evangelica: entonces ven
dremos à ser para vosotros unos verdaderos profetas
y apostoles, no obstante lo indignos que somos de
serlo: entonces nuestra palabra no sera ya palabra
nuestra, sino palabra de Dios, palabra de salvacion y
de gracia, palabra de vida eterna en la tierra, y de vi
da bienaventurada en el cielo. Amen. Pag. 76.9o. º
- - —r-=
r
D"obra estupenda
Etablecimiento de la Religion catolica,
y prodigiosa de Dios de la sabi
duria y de las luces, que reyna sobre el espiritu, y
sobre los juicios de los hombres; del Dios de las vir
tudes y de la santidad, que gobierna el corazon y la
voluntad de los hombres; del Dios de fuerza y de
poder que frustra los proyectos y las resistencias de los
hombres. Pag. 92.
« PARTE I. La Religion Catolica encuentra en el
espiritu de los hombres unos obstaculos, que solamen,
te los puede vencer un Dios; y esta misma Religion
Catolica se vale para vencer estos obstaculos de unos
medios, que solo pueden reconocer por autor à un
Dios. Prestad atencion à estas dos reflexiones, las qua
les os convenceran de que el Establecimiento de la
Religion Catolica es obra del Dios de la sabiduria, que
reyna en el espiritu, y en los juicios ô dictamenes de
los hombres. -
" -.-
—- —E==
S E. R. MO N S O B R E EL , R E S P E TO
con que se debe comulgar, para el Domingo
! de Ramos.
e. Ggg 2 - PAR
429 TABLA Y ANALISIS.
S E R MO N DE LA RE S U. R. R.E.CCION
para el Domingo de Pascua.
*
D cia y abandona
Desamparando el libertino la fé, renun
aquella razon, à quien tanto
se gloria de dar credito; y por otra parte con esta de
sercion establece el libertino, y autoriza la misma,
Religion, à, quien no cree: en una palabra, la razon,
es un argumento contra el incredulo, y el incredulo un
argumento contra la Religion. Pag. 355.
PARTE I. Reflexionando sobre la conducta de los,
* --, Hhh 2 Es
428 TABLA Y ANALYSIs:
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