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REY DE FRANCIA, -
(184
TR ADUCIDOS DEL FRANCES
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T O MO TER CE R O.
Q UAR. ES MA.
EN MAD R ID
A Ñ o D E M. D cc. L xxx 1 v.
POR ANDRES R A MIRE Z
Impresor de la Real Biblioteca.
CON LAS LICENCIAS NECESARIAS.
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DE LOS SER MONES
QUE SE CONTIENEN EN ESTE
T O MO TERCERO.
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- - Pag. 1.
SER MON º
SOBRE EL RESPETOHUMANO.
PARA EL JUEVES DE LA SEGUNDA
semana de Quaresma.
SEÑoR.
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SE RM oN
el argumento de este Discurso. Pidamos la gra
cia por la intercesion de Maria. Ave Maria.
PARTE PRIMERA.
i
6 SERM oN
unos hombres llenos de miedo y de temor, hom
bres tan poca cosa, que casi son nada; hombres
tan desconocidos, que son como sino fuesen; hom
bres que luego desaparecen, y que detenidos en
medio de su carrera, parece que solo pueden
llevar consigo el rubor de sus designios inutiles
y malogrados: ea quae non sunt. Tales son los sol
dados, los heroes á quien convoca para sus bata
llas y á quien ordena que la allanen los caminos de
la victoria, á quien encarga que la enriquezcan
con los despojos de las naciones idolatras: y no
es esto lo mas, sino que perdiendolos, gana el
universo: con su caida, se sostiene y se arrai
ga: en su sepulcro echa aquel arbolillo tan de
bil al principio, y que elevandose en un instan
te como el mas encumbrado cedro, cubre con su
sombra todos los pueblos del universo, á fin que
desengañado el mundo de la debilidad de sus
vencedores, reconozca la divinidad de una Re
ligion que para obrar todas las cosas no necesita
de ninguna, y que con el ministerio de lo que
no es, destruye quanto tiene ser: ea qua non sunt,
ut ea que sunt, destrueret.
Prodigio á la verdad de fuerza y de poder, á
quien nosotros contraponemos otro prodigio tam
bien, esto es el prodigio del respeto humano:
prodigio de ningun modo sobrenatural, pues tie
ne su origen en nuestras pasiones y malos deseos;
prodigio, que lexos de ser un prodigio de fuer
za, es solo un prodigio de flaqueza; y que r O
SOBRE EL RESPETO HUMANO. 7
lo mismo que es un prodigio de flaqueza, pare
ce que venga al mundo, y en cierto sentido le
da motivo para decir alternativamente: infirma
mundi elegitut confundat fortia.... et ea quae non
sunt, utea que sunt, destrueret.
Bien sabeis vosotros quan á poca costa triun
fa nuestro corazon en competencia de la Reli
gion. Bastale una vana sombra, la ilusion de un
sueño, una mera fantasia: ea quae non sunt. En
vano se esfuerza la fé á fortalecernos en la virtud
ya con la consideracion de un Dios justiciero, ya
con la consideracion de los beneficios de un Dios
remunerador : envano pone sucesivamente de
lante de nuestros ojos sus mayores incentivos, y
sus mayores amenazas; pues desde el punto que
el mundo habla, ó que se teme dar que hablar
al mundo, la Religion enmudece, ó no se le
presta oidos.
Habla el mundo; y qué es lo que promete?
el cebo de una insulsa alabanza, el murmurio de
un aplauso momentaneo, el vapor de un incien
so que mil veces se niega al merito verdadero,
que todavia se prostituye mas veces á la maldad,
de que se ofenderia todo hombre que tubiese bas
tante discrecion para conocer la indignidad de la
mano que le ofrece, y que no siendo prometi
do sino al vicio, solamente es propio para des
acreditar á quien le recibe. Habla el mundo; y
con qué amenaza ? con una zumba despreciable,
con un semblante displicente, con un sobrecejo,
- COIl
8 SERMoN
con un discurso que se lleva el ayre, con una
murmuracion en que prorrumpe la envidia, con
una mera palabra, con una nonada: ea que non
JAlff.
T2 SE R Mo N
cioso é inconsiderado joven mancha con la di
solucion de su vida lo ilustre de su sangre con tal
descredito que todas las virtudes de la edad ma
dura no basten á purgarle de esta infamia: si una
muger entregada al mundo llama y dispierta
contra si la atencion y las sospechas de una ciu
dad entera con el aparato reprehensible de una
profanidad, que la sencillez christiana la prohi
be, y que su estado no la permite: si escandali
za al mundo con la publicidad de tantos galan
teos, con la indecencia de tantas familiaridades,
con las apariencias de tantas estrecheces y cone
xiones: no importa, oyense los clamores del mun
do, pero se desprecian; no se ignoran sus sospe
chas y malicias, pero no asustan; sabense sus mur
muraciones, pero no se temen, porque enton
ces se sobreponen al mundo y á sus dichos. Pe
ro tratese de reformar la conducta, y de vivir
dentro de los limites de la modestia, de la sen
cillez, y del recato; al punto recobra el mundo
su imperio; vuelve á aparecer la fantasma del
respeto humano; dudan, vacilan, caen, cedien
do al mundo una victoria bien ignominiosa para
la religion, al ver que el respeto humano solo
tiene fuerza contra ella, que solo se le da oídos
contra ella, y que no siendo nada, no hay cosa
que no pueda contra ella: ea quae non sunt, ut
ea que sunt, destrueret. Y no hay que decir que
si el mundo es vencedor, tambien es él vencido al
ternativamente; ni que la religion, de quien él
trlll Il
soBRE EL RESPETo HUMANo. 13
triunfa en lo exterior, triunfa interiormente, ni
que el hombre es christiano, aunque no quiere
parecerlo. Y qué le importa al mundo que el hom
bre sea christiano, con tal que no lo manifieste?
qué le importan nuestras intenciones que él ho
ve, con tal que conformemos con sns deseos la
conducta que él ve ? Pero qué digo ? Antes le
importa al mundo que tu seas christiano; pues
sin esta calidad, solo le harias ofrenda de ti mis
mo, solo le sugetarias á ti mismo; y lo que al
mundo le importa es reynar sobre el christiano, no
sobre el hombre; sobre tu religion, no sobre ti.
Con que sois christianos, y conviene que lo seais
para gloria del mundo, para que envilezcais el
christianismo, para que le infameis, para que ofrez
cais al mundo una victima mas excelente, mas
ilustre, mas pingue, y para que enoblezcais con
la parte que conservais de la religion, el sacri
ficio de lo que la quitais : christianos sois, y con
viene que lo seais para hacer vengado al mundo,
para consolarle, para resarcirle del dolor de sus
antiguas perdidas, y para redimirle de la igno
minia de que le llenaba la Religion triunfante
y victoriosa en tiempo de las persecuciones.
Porque nunca, dice S. Cirilo, se manifestó
mas gloriosa la Religion que quando amenazaba rui
na, nijamas se dexóver con mayor pompa, que quan
do parecia iba á caer por tierra. Con efecto, conti
núa este Padre, si me preguntais en donde rey
na esa religion proscripta, reducida á la necesi
dad
I 4. SE R Mo N
dad de encubrir su culto entre las sombras de
la noche y en las entrañas de la tierra; volved
los ojos, os dire, á esas hogueras cuyo fuego de
vorador consume á sus adoradores; mirad esos
cadahalsos regados con su sangre; mirad esas on
das del mar donde se sumergen; esos son los
templos donde da culto á su Dios; esos los san
tuarios donde sacrifica sus victimas. Los edic
tos que la condenan solo sirven de publicarla; los
decretos que la destierran, de propagarla; las tor
mentas y tempestades que la desquician, de ra
dicarla; sus perdidas, de multiplicarla; la tierra
humedecida y beneficiada con la sangre de sus
martires, la produce mil en lugar de uno de que
la despojan, hasta que viendose finalmente el
mundo corrido y fatigado de sus frustrados esfuer
zos, sugetó la cerviz al yugo del Evangelio.
Pero auxiliado el mundo del demonio del res
peto humano, pronto se levantó de entre sus
mismas ruinas; y lo que no pudo conservar con
la fuerza, lo ha recobrado con la astucia; pues si
no pudo conseguir sus intentos mirando á la Re
ligion como un delito que él castigaba, los ha
logrado despues haciendo que sea reputada la vir
tud como una flaqueza, insultada por él : y al
canzando mas poderio con sus palabras, que con
sus obras, ha encontrado para vencer armas mas
seguras que el acero de los Cesares. Qué especta
culo tan halagueño y glorioso para el mundo Ver
á los christianos, aquellos heroes magnanimos,
que
º SOBRE EL RESPETO HUMANO. I5
que estremecieron el Capitolio Romano, que in
timidaron en su trono á los arbitros y señores
del mundo, verlos digo temblar ellos tambien,
y temblar atemorizados de unasola mirada suya! El
ve que consternados del peligro de desagradarle,
vienen agitados de este temor y miedo á entregar
se á su arbitrio y á reconocerle por superior á su
Dios, dando á entender en algun modo que el
mundo puede dispensar galardones mas aprecia
bles que el cielo, y descargar castigos mas espan
tosos que el infierno. Aquellas columnas que
sin vacilar habian sufrido el peso de la colera y
venganzas del mundo, no son ya sino cañas que
bradizas que ceden al amago de una frivola ame
naza; aquellos muros de bronce en que se estre
llaba la potencia de los imperios, se han converti
do en vasos de barro que al sonido de una palabra
estallan y se reducen á polvo. Es esta aquella Re
ligion, triunfadora del mundo? Ay que su es
plendor no subsiste ya sino en la memoria de los
tiempos pasados; y si no pudiese mostrar la rela
cion de las virtudes de nuestros padres, qué otra
cosa seria esta religion que se rinde á lo que
hay de mas debil en el mundo, sino una reli
gion convencida de flaqueza y de imposibilidad?
Y si este es el mundo, vencedor de la fuerza y
del poder de la religion con la flaqueza del res
peto humano; veamosle vencedor de la ciencia y
de las mas claras luces de la religion, con la lo
cura del mismo respeto humano.
Tal
I6 SER Mo N
II. Tal ha sido, dice San Pablo, la profundidad
de los consejos de nuestro Dios, que queriendo
atraer á si las almas dociles, no les ha puesto
delante otra guia que la locura de la cruz: placuit
Deo per stultitiam predicationis salvos facere
credentes (1). Estaba lleno el mundo de filosofos
soberbios y presumidos á quienes era necesario aba
tir; de doctores engreidos con su ciencia, á quienes
era necesario humillar; de sabios desconfiados de
si mismos y deseosos de indagar la verdad, á
quienes era necesario ilustrar y convencer; mas
los ministros del nuevo Evangelio no venimos á
contraponer sabiduria á sabiduria, ciencia á cien
cia, luces á luces, porque Dios no ha derramado
en nuestros labios la dulzura de la persuasion, ni
el eficaz embeleso de la eloquencia humana: non
in persuasibilibus humana sapientie verbis. Pero
sabemos á Jesus crucificado, y esta es toda nues
tra ciencia; predicamos á Jesus crucificado, y este
es todo nuestro ministerio. Los maestros de Israel
reputan por escandalo la cruz: los sabios de Gre
cia, por locura: poblado está el mundo de las
quexas y murmuraciones de su arrogancia, de los
gritos y clamores de sus disputas: olas espumo
sas de un mar embravecido, que vienen finalmen
te á estrellarse contra la arena, adorando la señal
del dedo poderoso que les ha puesto en la ribe
ra los limites que ellas no traspasaran en su
11.12
(1) ad Corint. c. 2. v. 4.
yor
SOBRE EL RESPETO HUMANO. 17
yor furor. Porque despues de haber disputado y
disertado con tanto estrepito, toda altaneria se hu
milló, todo entendimiento se desnudó de la sober
bia y de la indocilidad de la ciencia: toda sabidu
ria se ocultó, y adorando humilde y silenciosa la
locura de la cruz, llegó á conocer que lo que pa
rece en Dios menos sabio, es mas sabio que toda
la sabiduria de los hombres: quod stultum est Dei,
sapientius est hominibus. (1) De este modo, con
cluia el Apostol, se cumplió el dicho del Espiritu
Santo, que llegaria tiempo en que despojaria á los
sabios de toda su sabiduria : perdam sapientiam
sapientum (2).
Feliz trastorno, que por medio de una aparen
te locura substituye la verdadera sabiduria en lu
gar de una sabiduria falsa y quimerica trastorno
bien diferente del que la flaqueza de los Christia
nos ha empezado á introducir en el christianismo,
dexandose llevar á una verdadera locura por los
caminos de unos designios politicos y sutilezas de
una sabiduria falaz. Porque qué otro nombre da
remos á esa prudencia mundana y carnal de don
de avorta y se origina el respeto humano? Ocu
pados nosotros y encaprichados del deseo de agra
dar al mundo, no solamente nos hemos olvi
dado de aquellos grandes principios, de aquellas
maximas sapientisimas de la religion; que si nos
Tom. III. C 1m
Aque
SOBRE EL RESPETO HUMANO. 4. I
Aquellos escandalos pues de apostasía y de
infidelidad, que el temor de los tiranos abortó en
los siglos de persecucion, bien sabeis vosotros que
la tiranía del respeto humano los renueva cada
dia entre los christianos. ¿En quántas ocasiones pa
ra echar un candado á una boca temerariamente
blasfema, para contener la disolucion de un liber
tino que se burla de la Fé; para inspirar circuns
peccion y modestia en un hombre relaxado, que
propaga el contagio de sus vicios con las maximas
escandalosas que vierte desvergonzadamente; pa
ra llenar de confusion al impío con su misma im
piedad, bastaria solo no avergonzarse de Dios y
de su Evangelio? Temen los christianos de parti
cipar con su Dios de los soberbios desdenes de un
mundo iniquo, y asi dicen lo que decia aquel dis
cipulo pusilanime: non novi. (1) Dicen que su cau
sa y la de Dios son muy diferentes; que bien pue
den ver ofender y ultrajará su Dios, sin que por eso
sean ellos comprehendidos en esas ofensas y ultra
jes: non novi. Esto dicen con su silencio; esto di
cen con la frialdad é indiferencia, con la indolen
cia é insensibilidad que afectan quando se trata de
la Religion. ¿Quántas veces tambien, con una per
fidia que no es menos detestable por ser tan co
mun, quántas veces aprueban la impiedad con
su atencion, la aplauden con sus gestos y modales,
la animan con sus condescendencias, la excitan y
Tom. III. F la
(1) S. Math. cap. 26. v.72.
42 SERMON
la alientan con sus alabanzas? quántas veces, pa
ra congraciarse con ella, llegan hasta imitarla? asi
afectan no conocer á aquel Dios á quien conocen;
precianse de no temer á aquel Dios á quien temen;
sin ser impios hablan el lenguage de la impiedad;
para adquirir el titulo de incredulos, se despojan
del de christianos; y para grangear en el mundo
alguna estimacion, usan con su Dios de las mas
infames ignominias. ¿Quántas veces lo que no
obran con sus conversaciones, lo executan con sus
costumbres? ¿quántas veces, por una culpable con
descendencia con el mundo, niegan á Dios, desco
nocenle, renuncianle en la práctica y en la con
ducta? Llamo negar y desconocer á Dios en la prác
tica, quando en concurrencia de las leyes de Dios
y las leyes del mundo; del gusto de Dios y del
gusto del mundo; de los preceptos y gracias de
Dios, y los usos y costumbres del mundo; las le
yes del mundo son observadas con preferencia á
las leyes de Dios; el gusto del mundo es cumpli
do con perjuicio del gusto de Dios; los usos y cos
tumbres del mundo son atendidos con desprecio
de los preceptos y gracias de Dios. Llamo negar
y desconocer á Dios en la práctica, quando el mie:
do que tienen los hombres al mundo, prevalece al
temor que deben tener á Dios: conocen alguna vez
la necesidad de poner termino á los excesos de su
vida; no ignoran de qué medios se han de valer
para medicinar las llagas de su corazon; deseanlo
y sientense estimulados por los llamamientos de la
gra
SOBRE EL RESPETO HUMANO. 43
gracia, por los remordimientos de la conciencia,
por los espantosos temores de lo venidero; pe
ro el mundo con ojos linces acecha las huellas de
sus pasos. Es verdad que habla Dios; pero tambien
hablaria el mundo: es verdad que nos amenaza
Dios; pero el mundo acobarda: es verdad que nos
convida Dios; pero el mundo nos detiene: es ver
dad que Dios nos recibiria; pero el mundo nos
arrojaria de sí. Ello es, que si fuesemos dueños de
nosotros, serviriamos á Dios; pero como somos
esclavos del mundo, no quiere el mundo que sir
vamos á Dios : de modo, que de quien se hace
toda estimacion es del mundo, y Dios es tenido
en nada. Llamo negar y desconocer á Dios en la
práctica, quando una penitencia pusilanime gobier
na á los pecadores recien convertidos por las leyes
del temor de desagradar al mundo, mas que por
la del deseo de agradar á Dios. Quisieramos vol
vernos á su Magestad; pero volviendonos á Dios,
ni quisieramos dexar el mundo, ni que el mundo
nos dexase. De aqui es, que en el plan de refor
ma de costumbres que ideamos, no quisieramos
dar lugar sino á las virtudes que el mundo aprue
ba, y á lo sumo, á las virtudes que tolera el mun
do; quisieramos vivir mas conformes con las leyes
del recato y de la modestia, ser mas freqüentes en
la oracion, observar un exterior mas devoto; pero
esto sin perder nada de los derechos de la hermo
sura, de lo grato y alhagueño de nuestras modales,
de lo festivo de nuestro ingenio, de las nimias de
F2 fe
44 SERMoN
ferencias de nuestra urbanidad; sin perder nada de
las ingeniosas ocurrencias de nuestra imaginacion,
de nuestra curiosidad en saber quanto pasa, de
nuestra libertad en decir quanto sabemos; sin sa
crificar en nada la habilidad de engalanar y exôr
nar lo que decimos , ni la inutilidad de nuestras
amistades, ni el lucimiento de nuestro luxo, ni la
suntuosa delicadeza de nuestra mesa, ni de quan
to agrada, ni de quanto es medio para agradar al
mundo. De modo, que quisieramos reformar nues
tro interior; pero no mudar de conducta: esto es,
quisieramos segun este sistema de reforma politi
ca y vana piedad, que reynase Jesu Christo en
nuestro corazon, pero dexando al mundo que rey
ne sobre Jesu Christo: esto es, que Jesu Christo
como una divinidad subalterna se contente solo
con los inciensos y sacrificios que el mundo le alar
gue y ceda.
¿Qué viene á ser, pregunta ahora Tertuliano,
semejante conducta, sino una vil desercion del
Evangelio? In his omnibus quedam est apostasia
fidei. Apostasia tan detestable en cierto sentido,
como la de los primitivos tiempos; porque una vez
que abandonamos á Dios ¿qué importa la dei
dad por cuya adoracion le desamparamos? ¿qué im
porta que sea el idolo de los templos, ó el idolo
del mundo? el idolo de la supersticion gentilica, ó
el idolo del respeto humano? ¿qué importa que le
desamparemos por evitar los castigos del mundo,
ó por adquirir su estimacion? Y si aquellos flacos
y
SOBRE EL RESPETO HUMANO. 45
y medrosos hombres merecieron el nombre igno
minioso de apostatas por haberse negado á sacrifi
car su vida por Dios ¿de qué nombre son dignos
esos hombres servil é ignominiosamente politicos,
que sacrifican su Dios á una honra sin substancia,
y á un trampantojo de reputacion mundana? qué
le importa á este Dios zeloso ocupar todavia al
gun lugar en el corazon del hombre, si no habita
en ese corazon sino para ser sacrificado é imolado
al mundo, sino para ser abandonado y vendido,
para ser negado y renunciado por el mundo? ¿qué
le importa á esta religion divina que el respeto hu
mano no la destruya en el mundo, sí solamente
la dexa templos para ser profanados, sacramentos
para ser menospreciados, leyes para ser quebran
tadas, gracias para ser conculcadas, un Evange
lio para ser impugnado, un christianismo sin chris
tianos, y un Dios sin verdaderos adoradores? In
his omnibus quedam est apostasia fidei.
No llevaré mas adelante este paralelo: con
tentareme, amados oyentes mios, con advertiros
que la apostasia causada por el temor de los tor
mentos, fue menos perjudicial á la religion, que
lo es ahora la cobardia que ocasiona el respeto hu
mano. En efecto, reducid á la memoria lo que los
monumentos de la primitiva Iglesia nos refieren
del desconsuelo que la caida de un christiano que
se segregaba de Jesu Christo, causaba en la congre
gacion de los Fieles. Referianse unos á otros este
lamentable caso mas con lagrimas y sollozos, que
CO11
46 SERMoN
con palabras: pronunciabase con horror el nom
bre del perjuro apostata, y el santuario se poblaba
de suspiros y gemidos. ¿Qué eloqüencia, os ruego,
la mas sublime, la mas patetica, la mas energica
seria tan poderosa, como el espectaculo del dolor
comun, del llanto universal de la Iglesia para ex
hortar, para animar y alentar á sus hijos á despre
ciar los peligros? Enagenado cada qual y levanta
do sobre sí mismo solamente aspiraba á reparar la
injuria recien hecha á la Religion. Faltabanles cu
chillos á los tiranos, faltaban hogueras. La caida
de uno solo era para todos una leccion de fortale
za y de intrepidez. La sangre de un martir engen
draba entonces un pueblo de christianos; y la per
fidia de un christiano producia una muchedumbre
de martires. En lugar que ahora es tal el conta
gio, del respeto humano, que cada desercion fo
menta una nueva apostasia ; pues si tu cedes al
respeto humano, aumentas su fuerza y su impe
rio: quantos mas esclavos adquiera el mundo, ma
yor será el temor de desagradarle: no hay hombre
que no sirva de regla y de modelo á algun otro
hombre: si tu temes, acrecientas el numero de los
que se cree que deben ser temidos, y tu flaque
za logrará imitadores, que á su tiempo servirán
tambien de modelo y adquirirán discipulos.
Y aqui se descubre plenamente la abomina
cion del respeto humano. Bien sabeis que no hay
cosa mas despreciable y publicamente aborrecible
que la perfida y disimulada hipocresia, que se vis
tC
SOBRE EL RESPETO HUMANO.
5o SERMoN -
SER
63
SER MON
SOBRE LA PAZ INFELIZ
DEL PECADO R.
PARTE PRIMERA.
Ecador, que te glorías de haber llegado á es
tablecer la tranquilidad y sosiego en un co
razon ºpervertido, ay! que te horrorizarias de ti
mismo, si entendieras quan caro has comprado
la funesta paz que tan o estimas Levanta, si á tan
to alcanzan tus fuerzas, levanta esos ojos oprimi
dos con la densa sombra de la muerte; registra
las huellas de tus pasos; contempla los caminos
por donde has andado ay, y qué dolorosos sa
crificios ha exigido de ti el infierno todo se lo
has sacrificado, fe, razon, conciencia, gracia; y
pareciendole esto cosa vil y baxa, te ha requeri
do que le ofrezcas una victima de mayor precio;
y asi te has visto en la necesidad de rebelarte con
tra Dios, de destruirle y aniquilarle quanto está
I2 de
68 SERMoN soBRE LA PAz
de tu parte, de consentir en apartarte de él con
separacion eterna; de renunciarle y negarle con
un linage de apostasia, mas ignominiosa en cier
to sentido que aquellas apostasias que en tiempo
de los tiranos, escandalizaron los fieles, vilipen
diaron el nombre christiano, y ocasionaron en la
Iglesia un llanto universal es verdad que tu apos
tasia es oculta, y que solo Dios es testigo de ella;
¿mas dexa por eso de ser en cierto modo mas abo
minable é injuriosa á Dios, que aquellas aposta
sias publicas tan detestables de los primeros siglos?
¿dexa de ser, digo, mas abominable é injuriosa á
Dios en su principio, en su duracion, y en sus
efectos? Tres consideraciones que merecen toda
vuestra atencion.
I. Es vuestra apostasia mas injuriosa á Dios
en su principio. ¿Os parece que querré yo ahora
disminuir, ni debilitar en vosotros el justo horror
que habeis concebido de aquellos indignos christia
nos que violaron la fé, que juraronáJesu Christo en
el bautismo ? de aquellos cobardes y fementidos
hombres que negaron vilmente á su Salvador, que
ofrecieron sacrilegos inciensos á las mentidas dei
dades del gentilismo, que blasfemaron el nombre
sacrosanto que antes havian invocado? veian en
cendida la hoguera, desenvainado el acero sobre
sus cabezas; ¿y fue posible que no se gozaron con
tan dichosa ocasion de acreditar publicamente su
fé? ¿ y fue posible, que lavados y bañados en la
sangre de Jesu Christo se negaron á derramar por
- él
INFELIZ DEL PECAIDOR. 69
él la suya? ó miserables ó malos christianos
Pero hay no obstante apostasias ocultas y secretas,
que ultrajan acaso á vuestro Dios mas gravemen
te. Fode parietem...et vide abominationes maio
res (1). Corre el velo que oculta en el corazon hu
mano tantas traiciones, y verás abominaciones
sin comparacion mas horribles. Porque en fin,
quál era el pecado de los que atemorizados á vista
de los tormentos, negaron la Religion? Era esta fal
ta de valor para confesar publicamente al Dios que
adoraban en lo interior de su alma. Fode parie
tem... et vide abominationes maiores. Disipad aho
ra las tinieblas que encubren los pecados de nuestro
siglo, y vereis no ya un Dios negadosolamente con
la boca, sino un Dios negado, abandonado, renun
ciado de todo corazon; una apostasia total, consu
mada y confesada con el corazon: et vide abomi
nationes maiores. Vereis unos hombres esclavos y
vendidos á la tirania del pecado, que no solo no
son del vando de Dios, sino que temen serlo; que
no solo huyen de él, sino que temen volverá su po
der; que discurren medios y procuran con arte
y con estudio levantar entre sí y entre Dios un mu
ro de separacion que los aparte eternamente: vide
abominationes maiores. En efecto ¿qué no hacen
los hombres para llegar á tranquilizarse en el pe
cado? Prestadme atencion, amados oyentes mios,
y quiera su Magestad que no os comprehenda á vo
SO
(1) Ezech. c. 8. v. 8. y 9.
7o SERMoN soBRE LA PAz
sotros nada de quanto voy á decir. , , , , , , ,
Conoce el hombre que una conciencia ilustrada
por la gracia, vela sobre sus acciones; que apenas
desampara ingrato los caminos de la salvacion,
quando le llama é intenta reducir con sus temo
res y sobresaltos; que encargada, por explicarme
asi, de sugetarle á la observancia de la ley, casti
ga su transgresion con reconvenciones y amena
zas terribles : conoce que no puede quebrantar
mandamientos expresos, sin que se sienta turbado
y despedazado con remordimientos crueles: y qué
resulta de este conocimiento? que procura ignorar
la ley, olvidarla, obscurecerla, y borrar su memo
ria de la suya: resuelve sumergirse en las tinieblas
de una ignorancia afectada, huye de la luz, te
me saber sus obligaciones: dice con los impios del
libro de Job: recede d nobis, et scientiam viarum
tuarum nolumus (1). Aparta, Señor, aparta de mi
el melancolico y congojoso, conocimiento de tu
ley: es verdad que no me hallo bastante instruido
en lo que debo hacer, pero no quiero instruirme
mas; y que ignoro mis obligaciones, pero quiero ig
norarlas: con esta ignorancia me hallo bien : en
ella consiste la tranquilidad de mi vida: niegame
tus gracias, pues el obedecerlas me es muy traba
joso; y el no obedecerlas no me seria tal vez menos
penoso y dificil. Recede a nobis, et scientiam viarum
tuarum nolumus. Yo quiero enriquecerme, y pa
T2.
-
-s-r
INFELIZ DEL PECADOR. 83
su indiferencia : molumus hunc regnare super nor.
Y como tengo bien conocidos sus llamamientos
y la eficacia irresistible de su voz haré de mi parte
quanto pueda para que no alcance su echó hasta
mí; y como conozco la instabilidad de mi cora
zon que se fastidia del vicio con la misma lige
reza que de la virtud; como conozco la timidez
de mi conciencia que facilmente se asusta, haré
quanto pueda para endurecer mi corazon, para
fixar mi voluntad, para aprisionar y tener cauti
va mi conciencia, á fin que nada haya en mí que
esté bien con Dios, ni me hable de Dios, ni in
tente reducirme á Dios; y tendreme por conten
to, por feliz, por satisfecho, si á fuerza de peca
dos y maldades llego á embotar enteramente los
remordimientos de mi conciencia, y á borrar la
importuna memoria de aquel Dios á quien he de
xado: nolumus hunc regnare super nos. Este es el
lenguage del hombre que estudia como vivir en
paz en el pecado. Acaso su boca temerosa no se
atreve á proferir semejantes blasfemias; pero di
celas con sus obras, y de lo profundo de su cora
zon pervertido rompe una voz secreta que excla
ma: nolumus hune regnare super nos.
De modo que solicitar la paz en el pecado
es lo mismo que prevenirse y cautelarse para no
volver jamas á Dios: linage de apostasia, que no
solamente es exterior, como lo fue la de la mayor
parte de los christianos que negaron áJesu Chris
to en los tormentos; sino que es apostasia inte
L2 rior,
84 SERMoN soBRE LA PAz
rior, apostasia de corazon, apostasia libre y vo
luntaria, pensada de antemano, meditada, sincé
ra, efectiva, y por lo mismo apostasia en cierto
modo mas detestable en su principio, y de ma
yor malicia en su duracion, como veremos ahora.
II. En efecto, de qué naturaleza fueron aque
llas apostasias lloradas con tantas lagrimas, repa
radas con tantas penitencias, y proscriptas con tan
tos anathemas? No permita Dios que yo dismi
nuya en nada el horror que merecen; pero sepa
mos sin embargo, vuelvo á decir, quáles fueron
aquellas apostasias? una accion pasagera, una pala
bra deleznable, doblar la rodilla ante una estatua
muda, incensandola un instante. Y luego que se
apartaban de la presencia del tirano los apostatas,
corrian casi todos á ocultarse en las cuebas mas
subterraneas donde sepultaban su ignominia y su
pecado, renegando de unos Dioses que havian in
vocado, é invocando un Dios que habian negado.
Pero en nuestro caso yo veo una apostasia mante
nida de intento, continuada y renovada por el dis
curso de muchos años. -
SEGUNDA PARTE.
SEÑOR.
PRIMERA PARTE.
(1) Psalm. 4. v. . -
122 . . . . SERMON º
SEGUNDA PARTE.
- - . .. Y -
(1) Jerem.cap. 7. v. 4.
soBRE EL RESPEro EN Los TEMPLos. 145
victima de propiciacion. O si hubiese alli algun ob
geto que ofreciese á nuestra memoria un Dios,
vengador de las irreverencias que profanan el san
tuario Un Oza, herido de muerte, por haver
sustentado el arca que se caia, con mano temera
ria; cinquenta mil Bethsamitas, victimas misera
bles de una curiosidad irreverente; los hijos de
Aaron destruidos con fuego del cielo por haver
encendido sobre el altar un fuego, sacrilego; un
Heliodoro, que baña con su sangre el atrio del
templo profanado por el mismo; un Manases, der
ribado del trono y condenado á purgar con la ig
nominia de las prisiones el orgullo é insolencia
de los ultrages hechos al lugar santo; un Joas, pla
gado de lepra luego que temerariamente fixa el
pie en el santuario reservado solo á los sacerdo
tes; un Balthasar, que apenas ha profanado los
vasos sagrados, quando ve una espantosa mano
que escribe sobre la pared de su palacio la sen
tencia de su funesta muerte; un Antioco, que rin
de el alma envuelta en lamentos y desesperacion
rabiosa; un Israel, desterrado á las riberas del rio de
Babilonia, proscripto y disperso por todo el mun
do; y una Jerusalen sepultada entre las ruinas de su
templo. Ved lo que debiera grabarse en nuestras
Iglesias sobre laminas de bronce y sobre lapidas
de marmol, y figurarse en lienzos con los mas ex
presivos colores para escarmiento eterno de todos
los pueblos y de todas las edades, y para que tem
blasen y se estremeciesen con la suerte infeliz de
Tom. III. T CS
146 SERMoN s
(1) Ezech. c. 7. v. 2.
-
soBRE EL RESPETo EN Los TEMPLos. 147
ciones, oid lo que dice el Señor: vuestra impie
dad ha convertido esta santa casa, donde mi
nombre fue adorado, en casa de escandalo y en
cueva de ladrones: spelunca latronum fabía est
domus ista (1). Yo he visto que vuestro corazon,
tiranizada de las pasiones mas vergonzosas, ar
dia hasta al pie de los altares en el fuego del odio,
de la venganza, de la ambicion, de la sensuali
dad; yo he visto vuestras irreverencias, vuestros
desacatos, vuestras descortesias, vuestros sacri
Legios; yo los he visto, y no me olvidare de ellos:
ego sum, ego vidi (2). El fuego de mi furor, que
ya está encendido, prorumpirá consumiendolo
todo, consumiendo á vosotros mismos; y des
pues de haberlo abrasado todo, todavia arderá:
furor meus... succendetur et non extinguetur (3).
Debome á mi mismo esta venganza, debomela á la
gloria de mi nombre: bastante tiempo me haveis
tratado como á un Dios despreciable y falto de
poder, de donde ha provenido que viendo los pa
ganos vuestra insolencia en mofarme, y mi bon
dad tan pronta para perdonar, tan lenta para cas
tigar, me han mancomunado con sus deidades
fantasticas, que ni tienen ojos para ver los deli
tos, ni manos para castigarlos. Israel ciego y re
probo ha pensado que el Dios del Evangelio pue
de menos que el Dios del Testamento antiguo: la
cisma y la heregia han dicho que no es posible
- - T2 - que
(1) Ibid. v. II. (2) Jerem. c. 7. v. 11. (3) lbid. v. 2o.
*,
1 48 SERMoN
que habite Dios en unos templos que no defien
de. Quiero pues hacer publico alarde de lo que
soy, y que al desprenderse el rayo de mi ira, os
abra los ojos para que me conozcais. Ego sum,
ego vidi.....furor meus succendetur, et non extin
guetur. Débome esta venganza á misa dad vi
lipendiada é irritada, porque siendo yo a el Dios
santo que aborrece el pecado, me haveis preci
sado á tener parte y comunicacion, para explicar
me asi, con el pecador: la impiedad se ¿.
mis altares, sentose conmigo mano á mano e
el santuario, y se alvergó en mi habitacion y ca
sa. ¿Soy yo por ventura alguna de aquellas vicio
sas divinidades que adora la gentilidad, que apro
bando las locuras de los mortales, permiten rien
da suelta al desenfreno de sus pasiones, con tal
que rediman á costa de sacrificios la impuni
dad de los delitos, y el derecho de ultrajar los
mismos dioses que al parecer veneran? Ego sum,
ego vidi.... Debo finalmente esta venganza á mi
hijo amantisimo Jesu-Christo. Veole en ese altar;
pero á qué estado le veo reducido Veole olvidado,
desconocido, humillado, aniquilado, desagravian
dome por otra parte continuamente por medio del
sacrificio que me hace de su gloria, de los ultrages
que recibo en todas las partes del mundo: á quantas
descortesias no le exponen sus voluntarios abati
mientos? pues entended que quanto mas se des
precia por mí , tanto mas debo yo ensalzarle; y su
puesto que él me desagravia de mis injurias,IIllá
SOBRE EL RESPETO EN Los TEMPLos. I 49
mí me toca vengar las suyas yo debo defender
su gloria y la mia ; y ahora conocereis el amor
que á él le tengo, y la indignacion con que á vo
sotros os miro: ego rum, ego vidi.
... Con e vengará Dios á si mismo, y
vengará Christo. Oid pues, hombres car
nales, y s de pavor. Presto se manifestará
esta veganza con revoluciones y calamidades es
pantosas; porque á este pecado especialmente, se
º doctrina de los Santos Padres, aliga Dios
las desgracias publicas, los repentinos y terribles
castigos. Como asi? porque en los demas pecados,
el incentivo de la concupiscencia que enagena al
pecador, mueve á piedad á aquel Dios que cono
ce el barro fragil de que nos formó; mas el peca
do que profana los templos, no procede de la tur
bacion impetuosa de las pasiones humanas, sino
que se fragua en medio de la tranquilidad del co
razon; pues para executarle no parece que le ar
rastra al pecador otro estimulo que el de ser im
pio, ó el estimulo todavia mas funesto que es el
de parecerlo; por quanto este pecado contiene en
sí un caracter especial de sedicion y descaro, pues
no contentandose con ultrajar la ley de Dios, ultra
ja al mismo Dios; por quanto este pecado especial
mente es pecado de escandalo que aborta otros mil
pecados, y asi el exemplo de una sola irreverenciain
felizmente fecunda, basta alguna vez para haceráto
do un pueblo irreverente, por quanto es un pecado
enfin que por simismo conspira ádestruir y aniqui
lar
1 $o SERMoN
lar el culto publico, el culto visible, el culto exte
rior de donde se sigue que es propio de la pro
videncia de Dios contener su desenfreno, y pro
pio igualmente de su sabiduria infinita impedir que
nadie se aliente á cometerle con su impunidad;
que es propio de su misericordia cautalar sus es
tragos, y de su justicia castigar su m
propio de su santidad infundir horror áé
pio de la fidelidad que cumple sus promesas, ve
lar para que se conserve la religion ¿
te, reprimiendo para esto con castigos ya gravés
y exemplares, ya ocultos y por el mismo caso,
mas espantosos, la disolucion impia de los que so
caban los cimientos del culto publico. Por eso ve
mos que en la Ley antigua la suerte del pueblo
Judaico estuvo siempre aligada á la del templo:
de su fidelidad en venerarle, o de su insolencia
en profanarle se originaron casi todos sus infortu
nios y casi todas sus dichas: los infaustos su
cesos del santuario se regulaban por los del tro
no; y si la magestad del imperio era abatida, se
levantaba con la gloria del altar; de suerte que la
historia de toda la nacion no es otra cosa que la
historia de su templo. Y para decirlo de una vez:
ello parece que la profanacion del templo tuvo
mas fuerza para consumar la reprobacion de la
sinagoga, que el pecado de un deicidio, pues
para desolar aquella tierra, caliente todavia con la
sangre de un hombre Dios, fue necesario echar
el sello á la atrocidad que quitó la vida á Jesu
- Chris
SOBRE EL RESPETO EN Los TEMPLOS. I 5 I
Christo, con la atrocidad que profanó el santuario.
Ay amados oyentes mios quexamonos fre
qüentemente de que cada dia empeoran los tiem
pos. En efecto, qué espectaculo no nos ofrecen los
lugares despoblados y desiertos; el comercio aba
tido y menoscabado; la paz, comprada á costa
de tantas batallas, merecida con tantas victorias,
dudosa siempre, y siempre dispuesta á deslizar
senos de entre las manos; las discordias y disen
siones fatales tan dificultosas de componer, tan
faciles de renovarse? de modo que á qualquiera
parte que volvamos los ojos, oimos los gemidos
y lamentos de la miseria, ni tropezamos sino con
desgracias lastimosas, ó con insolentes prosperi
dades, que para los infelices son el torcedor de
su desdicha. Vemos al mismo tiempo quán ra
pidos progresos hace el espiritu de libertinage y de
impiedad; como se prepara para asolar la here
dad de Jesu-Christo; y como con vergüenza y
confusion de esa filosofia hinchada y soberbia,
enemiga igualmente de la razon que de la reli
gion, le acompaña la disolucion de las costum
bres, que apresura la decadencia de la fé. Ve
mos tambien atonitos y con dolor desaparecerse
hasta los menores vestigios de la honradez an
tigua. El regalo y la ociosidad se introducen atre
vidamente hasta en lo mas sagrado; y qué son mu
chas veces los tribunales sino una especie de con
fuso laberinto, por cuyas intrincadas calles se
pierde ácada paso la justicia? La abogacia está
ya
1 52 . . . . SERMoN
ya casi reducida á un arte de eternizar los pleytos,
y á una ciencia de despojar al rico, y de oprimir
al pobre: muchos empleos publicos qué otra co
sa son, que un teatro de concusiones y una es
cuela de fausto y sensualidad? el comercio pue
de decirse que no es mas que una sentina de usu
ras paliadas, de monodios disimulados, de com
pañias fraudulentas: las mugeres ya parece que no
conocen la vergüenza; ni la juventud la sugecion;
ni los superiores la mansedumbre y humanidad; ni
los domesticos la fidelidad y diligencia; ni los
grandes la verdadera grandeza, la decencia, la dig
nidad; ni el pueblo la dependencia y subordina
cion; ni los iguales la rectitud y equidad; ni los
amigos la constancia y fidelidad; ni las familias el
amor y la concordia; ni las naciones la fé de los
juramentos y tratados; ni el entendimiento freno
y moderacion; ni el corazon cordura y virtudes;
ni el filosofo Dios; ni el christiano Evangelio.
Todo cae, todo perece, todo se destruye, todo
se hunde: y si son tantas nuestras calamidades, que
es imposible contarlas, podremos numerar nues
tras irreverencias y profanaciones?
Mi pueblo, decia Dios al profeta Ezequiel,
me tiene por injusto: manifiestale pues el templo,
y yo sé que no me hará ya autor de sus calamidades,
y que solo pensará en reconocer su culpa: ostende
domui Israel templum, et confundantur (1). Re
. .. " º gis
(1) Ezech. c. 4. 3. v. 1o.
SOBRE EL RESPETO EN LOSTEMPLOS. I 53
gistrad vosotros tambien, hermanos mios, nues
tros templos, y quexaos despues, si os atreveis á
tanto, de esa avenida de miserias que inunda la tier
ra. Mirad esas pilas bautismales, donde prometisteis
renunciar el mundo, vivir y, si fuese necesario,
morir por Dios, y perjuros despues y quebranta
dores de vuestra palabra haveis venido al templo
ánegar vuestros juramentos con la pompa pecami
nosa de vuestra profanidad, y con el escandalo de
vuestra impiedad. Ostende.... et confundantur.
Mirad esos sagrados tribunales de la penitencia, don
de vencidos de un falso rubor, os haveis avergon
zado de decir al ministro de Jesu-Christo lo que
no os avergonzasteis de cometer delante de Dios:
alli echasteis el sello á vuestros delitos, disi
mulandolos con las afectadas apariencias de un
dolor fingido é hipocrita; alli arrebatasteis por
asalto una absolucion que no mereciais: alli en
trasteis pacadores, y salisteis prevaricadores; y lle
nos de inconstancia y de mala fé, disteis á enten
der que llorabais el pecado que haviais cometido,
y luego volvisteis á cometer de nuevo las culpas
que apenas haviais acabado de llorar. Ostende.....
et confundantur. Mirad esa catedra de la verdad,
desde donde por el organo de los sacerdotes de
dicados al ministerio de su divina palabra, el Se
ñor os ha manifestado su voluntad, os ha puesto
delante vuestros desvarios, os ha hablado al co
razon; pero vosotros rebeldes á su gracia, ingra
tos á su amor, lexos de venerar en el hombre el
V Dios
I 54 SERMoN
Dios que habla en él, haveis despreciado la voz
del ministro, haciendo donayre del ministerio.
Ostende....et confundantur. Mirad esa mesa Euca
rística, donde se renuevan cada dia los misterios
de nuestra salvacion obrados en el calvario; pe
ro donde se renuevan tambien cada dia los
misterios de impiedad de que se horroriza el
monte santo. Jesu-Christo es sacrificado de nue
vo; ó y que victima pero, ó y qué profanacion
de sacrificio ¿No podemos decir que sin embar
o de la distancia de los tiempos y de los lugares
nos hallamos presentes á lo que sucedió en Jeru
salen?Unos sacerdotes...; pero no me atrevo á pro
seguir. Una caterva impia, cuyo escandaloso es
truendo perturba la inquietud del que sacrifica, y
hace mofa del sacrificio: moventes capita sua (1).
Unos libertinos que poseidos del espiritu del error y
del delirio, blasfeman lo que ignoran, y no quieren
reconocer á su Dios en su Salvador: blasphema
bant (2). Unas mugeres altaneras y presumidas que
apenas se dignan mirar á su Dios, y tributarle
un breve obsequio y para hacer mas puntual el
paralelo, solo falta muchas veces un hombre ver
daderamente religioso que se declare, por siervo
fiel de Jesu-Christo y doble la rodilla ante él.
Ostende...et confundantur. Mirad este templo, y
notad como todo lo que se contiene en su recinto,
gri
(1) S. Math. cap. 27. v. 39.
(2) Ibidem.
SOBRE EL RESPETO EN LOS TEMPLOS. I 5.5
grita contra vosotros: esas cenizas, esos benditos
huesos de martires, en cuya presencia venis á he
rir mortalmente la religion que defendieron ellos
á costa de su sangre; esos angeles de paz, que tan
tas veces se han visto obligados á cubrirse el ros
tro con sus alas para no ver vuestras vergonzo
sas y detestables abominaciones. No, continúa el
Señor, no necesita este pueblo ingrato y desleal
incurrir en ningun otro delito, para que yo me
haga sordo á sus suplicas. No ruegues, Profeta,
no ruegues ya por Israel, sus irreverencias estan
dando voces contra él, y en vano derramarias
lagrimas para aplacarme; él solo ha sido mi pue
blo para deshonrarme, y asi solo seré yo su Dios
para castigarle; él ha despreciado mi misericor
dia en su santuario, y solo debe esperar los rigo
rer de mi justicia. In domo mea fecit scelera.....tu
ergo noli orare....quia non exaudiam (1).
Pero qué hago, Christianos?; podreisme per
donar que os haya hablado tan largamente de los
castigos destinados para la profanacion de los tem
plos? me he olvidado acaso, ó os haveis olvida
do vosotros de quien sois ? ¿ha degenerado por
ventura en vuestras venas la sangre de vuestros
mayores? ¿no agravio yo la generacion de Mata
tias, recomendandole la ¿ de la honra y
gloria de Sion ? ¿y acaso los templos fundados con
la sangre de los padres, temen alguna injuria de
V2 par
(1) Jerem. c. 11. v. 14. y 1 5.
1 56 SERMoN
parte de los hijos?
Acordaos de las sangrientas guerras que por
el discurso de tantos años asolaron la Francia, quan
do la heregia de Calvino, abortada de las profun
das entrañas del abismo, queria establecerse y fi
xar su trono sobre las ruinas de nuestros santua
rios. Qué serie tan prolixa de calamidades qué
de sucesos tragicos Las naciones estrangeras des
pedazaban las entrañas de nuestra patria; y vic
toriosas y triunfantes, armadas de hierro y fuego
sus manos, amenazaban á la religion con su pro
xima ruina. - = -
- ... . . . . . . . . ..
) .. . 3 o lo ...
SER
1 8
º SERMON
S O B RE EVITAR
L AS O CA SIONE S.
PARA EL MARTES DE LA TERCERA
semana de Quaresma.
2. -
PARTE PRIMERA.
, , , ,, - : -
- - ---= - = - = - -- - - - *
---- - -
1 66 SERMoN
por obediente que sea la victima, algun suspi
ro exhala á lo menos al subir al altar.
No dudo que lo haveis experimentado voso
tros, amados oyentes mios, si os haveis apartado
de vuestras culpas; pero en vano os persuadis que
las haveis detestado, si no haveis sentido la difi
cultad que cuesta dexarlas, y si no dixisteis con
el Profeta, y con tanta verdad como él: beatus
vir qui.... in via peccatorum non stetit. No hablo
tampoco de aquella memoria triste que aflixe siem
pre á una alma penitente: qué es lo que hecho! yo
he ofendido á mi Dios soy un ingrato, un trai
dor, y la bondad con que me ha perdonado mis
culpas, me descubre con mas evidencia la grave
dad de ellas: haver abandonado, y hecho una
traicion tan vil á un Dios tan bueno y tan ama
bilisimo! quanto mas se olvida pues su Mages
tad de mis pecados, mas presentes los debo yo
tener, porque para quien conoce á este Señor be
nignisimo, el haverle desagradado una vez sola,
es motivo suficiente de sentimiento y de perpe
tuo llanto; y si hay algun hombre que no tenga
que desear nada, es por ventura aquel que no se
siente reo de culpa alguna. Beatus vir... -
incendio? - -
SER
I
SER MON
SOBR E LA PROBIDAD
Y LA RELIGION.
JUEVE
PARA Ezsemana spE LA TERCERA
de Quaresma.
Ue la fé de la resurreccion de Jesu-Christo,
hallase contradicciones en los Escribas, en
los Fariseos y en los Pontifices que en
fuerza de sus erradas ideas, pasiones y convenien
cias propias tenian tanto empeño en deprimir, en
desacreditar, en disputar, en negar la gloria de los
milagros del Salvador, ni os admira ni os de
be admirar; pero que un Apostol obligado á
Christo nuestro bien con los vinculos de tantos
beneficios y favores, testigo de tantas virtudes y
prodigios; instruido é informado por el unani
me testimonio de los demas Apostoles, se resis
tiese á creer con una obstinacion tan reprehensible,
de
2. O O SERMoN
debiera ciertamente asombrarnos, y nos asombra
riamos á la verdad, si lo que sucede entre nosotros
no comprobase las dudas temerarias que leemos
de este infiel Apostol ; porque, siendo como so
mos discipulos de Jesu Christo, criados y alimen
tado en el gremio de nuestra santa Madre Iglesia¿no
hay fundamento para decir que esta Religion san
ta que profesamos, es tan poco conocida entre
nosotros, como entre las naciones donde no se ha
publicado jamas? Ignorancia verdaderamente mas
culpable, porque no es efecto del nacimiento, de
la educacion, y de las preocupaciones, sino obra
de la voluntad, del arte, del estudio; ni es una
ignorancia que recibimos de otros, sino una igno
rancia que nos adquirimos y grangeamos por no
sotros mismos. Cierto espiritu de vana curiosidad
de disolucion, de libertinage, de impiedad, disi
mulado con el velo de espiritu de reflexion, de
ciencia, y de sistéma ha ofuscado con tales som
bras la Religion, que parece hemos olvidado lo
que ella es, y lo que somos nosotros. Explicaré
1I1C, - -
PRIMERA PARTE.
SEGUNDA PARTE.
Espues de la deplorable y maliciosa cegue
dad de la impiedad declarada que busca
fuera de la Religion la probidad perfecta y ver
dadera, no hay error mas perjudicial que el de la
falsa piedad que limita y resume todas las obli
gaciones de la Religion á las leyes de la probi
dad. Error freqüentisimo en nuestro siglo Asi ve
mos que aquellos christianos que en medio de las
ruinas de la fé combatida por todas partes, con
servan algunos vestigios de la Religion, piensan
que para ser irreprehensibles basta confesar, res
petar, adorar á Jesu Christo, y conformar su con
duéta con las leyes de la sociedad civil; ó si co
nocen algunas leyes añadidas por la revelacion á
las leyes primordiales de la razon, las reducen á
terminos tan estrechos, que en su opinion nada
ó casi nada añaden las calidades de un verdade
ro christiano á las prendas de un hombre de bien.
Destruyamos este peligroso engaño, manifestan
do quán superiores son las virtudes Evangelicas
á las virtudes de la probidad, por ser unas virtu
des mas sublimes en su perfeccion, mas verdade
ras é interiores en su principio, mas llenas y com
pletas en su extension, y mas acendradas y desin
teresadas en sus fines. Continuemos el discurso.
I. Las virtudes que aconseja é intíma el Evan
gelio son mas elevadas en su perfeccion. No nie
Hh 2 go
244. SERMoN
go yo, hermanos mios, que de la Religion le pro
viene al hombre todo el merito y todas las calida
des de la probidad humana; pero procedamos con
cautela, y siguiendo el precepto del Apostol, con
sideremos con atencion la excelencia de la gracia
por cuyo medio somos llamados á Jesu Christo:
videte enim vocationem vestram (1). Un buen pa
dre, un buen amo, un buen amigo, un buen ma
gistrado, un buen ciudadano, todo esto lo es un
christiano; pero si no pasa de aqui, todavia no
posee las virtudes del christianismo: porque á estas
prendas que pide el mundo, añade el Evangelio
otras virtudes que ni el mundo pide ni conoce: vir
tudes en fin mucho mas elevadas en su perfeccion,
ora se considere el christiano de parte de la razon,
ora se considere de parte del corazon y de las cos
tumbres. De parte de la razon; porque toda la sa
biduria y circunspeccion del hombre de bien se re
duce á no gobernar sus juicios por la regla de sus
preocupaciones y pasiones; á no decidir sino des
pues de un maduro exàmen, de una averiguacion
diligente; á no creer sino lo que vé; pero la cir
cunspeccion y sabiduria del christiano le dicta y
le enseña á reconocer una razon superior á la ra
zon humana, á contentarse con los motivos de
credibilidad, sin solicitar ver lo que cree : averi
guaciones, estudio, luces, noticias, á esto se re
duce el sabio del mundo: ingenuidad, sencillez,
obe
(1) 1.ad Cor. cap. 1. v. 26.
SOBRE LA PROBIDAD Y LA RELIGION. 2 45
obediencia, sumision, humildad, ved lo que cons
tituye al sabio del Evangelio: el sabio del mundo
es un hombre sobre quien la razon exerce su im
rio: el sabio del Evangelio es un hombre en
quien la fé domina á la razon: grande y esencial
diferencia entre el hombre que es hombre mera
mente, y el hombre que quiere ser christiano ver
dadero. A y y cómo no llegan á comprehender
la esos entendimientos que se precian mas de filo
sofos que de christianos, que andan eligiendo y
decidiendo entre doctrinas y doctrinas, entre mis
terios y misterios, adoptando unos, reprobando
otros; y fabricando su fé sobre la creencia de los
articulos de aquella religion que á su parecer no
se opone ni repugna á la razon Ay! qué poco
la entienden esos entendimientos soberbios y pre
sumidos que en estos tiempos de tantas disputas
y porfias, se erigen en jueces y árbitros: que en
las controversias de la Religion sentencian entre
los que la Iglesia condena, y la misma Iglesia que
los condena: que desamparan los caminos del ren
dimiento humilde por seguir los dictamenes de la
razon contumaz y presumida! no son estos por
cierto discipulos dociles, sino sabios cuyo estudio
es exáminar con madurez materias y puntos que
resuelven temerariamente : hombres enfin, que
aunque sean christianos en las costumbres, no lo
son en la fé. No, hermanos amados mios, no
tiene la ley de Dios caracter mas expreso, ni mas
cierto para distinguir el Evangelio de todo lo que
-
I lo
246 SERMoN
no es Evangelio, que la obediencia y sugecion del
entendimiento, que como declara S. Pablo, se
rinde y cautiva en obsequio de la fé: redigentes
omnem intelleffum in obsequium Christi (1). Las
demas leyes tienen por fin sugetar las pasiones á
la razon; sola la ley y doctrina de Jesu Christo se
propone por blanco sugetar la razon á la fé: de
donde se sigue, que luego que un hombre se en
trega al exámen y averiguacion, fortaleciendose
en su obstinacion y resistencias, luego que sacu
de el yugo de la autoridad y de la sumision, de
xa ya de ser christiano, y solo queda en él lo filo
sofo: de modo que la doctrina del Evangelio co
mo mas estrecha y mas rigurosa quita al enten
dimiento la libertad que le dexaba la doctrina de
la probidad : ¿y pensareis ahora que será mas be
nigna y tratará con mas blandura las inclinaciones,
los afectos y deseos del corazon humano?
Ay amados oyentes mios esas virtudes de
la probidad natural, son, ni lo parecerán jamas,
virtudes verdaderas comparadas con las virtudes
Evangelicas? Atended. El hombre de bien es un
hombre cuya ambicion no se presta ni á las ver
gonzosas adulaciones, ni á las viles envidias, ni
á las horribles calumnias, ni á la falsa politica;
pero el christiano es un hombre que no aspira por
sí á las honras y dignidades, ni las pretende y con
sigue sino enquanto se las facilita su nacimien
tO,
(1) 2. ad Cor. cap. 1o. v. 5.
SOBRE LA PROBIDAD Y LA RELIGION. 2.47
to, enquanto se las proporcionan sus talentos, se
las ofrecen las coyunturas y circunstancias, y en
quanto le obliga á admitirlas la autoridad agena:
un hombre que tiene mas temor á los peligros
que corre en ellas la virtud, que amor á la pom
pa y lucimiento que las acompaña. El hombre
de bien desprecia el fausto, la altaneria, los des
denes, la humanidad y dureza de la grandeza
y de la opulencia; pero el christiano no lo es
verdadero sino enquanto es humilde entre las
dignidades mas altas, y pobre y desprendido en
medio de las riquezas. El hombre de bien ante
pone la virtud á la fortuna, y es incapaz de co
meter un pecado que le desacredite, para pre
caver ó redimir un infortunio; pero el christia
no se honra llevando la cruz de Jesu Christo,
y en una afrenta no merecida por él, adora y
bendice aquella providencia saludable y llena de
misericordia que le guia á Jesus por los caminos
de Jesus. El hombre de bien sabe refrenar la pa
sion del odio, reprimir sus afectos; pero el chris
tiano no conoce enemigos, y con la llave de oro
de la caridad tiene cerradas las puertas de su co
razon para no dar entrada en él al odio, aman
do todo lo que ama Jesu Christo. Qué os diré
finalmente, y para qué llevaré adelante este
paralelo? Humildad, penitencia, abnegacion de sí
mismo, amor al silencio y á la oración, leccion
espiritual, freqüencia de sacramentos, y otras mu
chas virtudes que no conoce el mundo: si voso
trOS
248 SERMoN
tros no las deseais, si no las poseis todas ellas,
qué sois ni que pensais ser delante de Dios? En
tended que no sois mas que sabios de la tierra,
y justos segun el mundo; pero justos del cielo,
ni destinados para el cielo, ni lo sois, ni lo se
reis jamas : es verdad que teneis el nombre de
christianos, y profesais su ley; pero careceis de
su espiritu : y como no conoceis á Jesu Christo,
tampoco él os querrá conocer á vosotros; y pues
vuestra virtud es conforme la pide el mundo,
que él os la remunere; porque el Evangelio pide
virtudes mas sublimes en su perfeccion, y vir
tudes mas solidas y mas interiores en su principio.
II. No por cierto, no hay cosa que tenga
menos conformidad con las virtudes verdadera
mente christianas, que las falsas virtudes del mun
do: esas virtudes digo, vanas y superficiales, esas
virtudes de ostentacion y de perspectiva, esas
virtudes afectadas y dictadas por el respeto hu
mano, esas virtudes propias de unas acciones y
de una conduóta limitada á lo exterior, y que
constituyen por lo comun todo el merito del hom
bre de bien: virtudes con que el mundo se con
tenta, porqüe él no ve el corazon, y con que
debe contentarse, porque á el le basta nuestro
modo de proceder por no necesitar de nuestros
afectos para su felicidad. Ello es innegable segun
el Evangelio que la virtud debe pasar desde lo
interior á lo exterior : y asi, si una alma de
las que con tanta freqüencia se hallan, dotada
por
SOBRE LA PROBIDAD Y LA RELIGION. 249
por otra parte de suficiente luz para conocer el pe
cado, de suficiente temor para detestarle, y conster
narse, de suficiente reétitud para reprobarle, de
suficiente sinceridad para reprehenderle en sí; si
esta alma digo careciese por otra parte de la de
bida vigilancia para apartarse de él, y de la for
taleza conveniente para resistirse á sus halagos;
sus temores, sus deseos, sus remordimientos no
solo no la justificarian, sino que agravarian su
malicia por la resistencia á tantas luces y á tan
tas gracias. Con que se ve aqui la necesidad
de que la virtud y piedad christiana se trasluzca
y derrame exteriormente, que salga del cora
zon, que habite en el corazon: principio funda
mental de nuestra Religion, principio sentado
é inculcado tan repetidamente en las Sagra
das Escrituras, que es imposible que nadie le
ignore. Lo que se ignora ciertamente, lo que
muchas veces no quieren saber los hombres, es
que no hay cosa mas rara que esta virtud in
terior, y que en la muchedumbre de tantos
hombres que parecen christianos en las costum
bres, apenas se hallan algunos que sean christia
nos de corazon.
¿Es con efecto virtud de corazon esa virtud
que ni muda, ni reforma, ni destruye nada en
el corazon? que dexa al genio todos sus impe
tus, á la vanidad todos sus desahogos, á la ocio
sidad toda su indolencia, á la soberbia todas sus
altiveces, al amor propio todos sus resentimien
Tom. III. Ii tOS
2 5o SERMoN
tos y delicadezas? virtud enfin que dexa al hom
bre en continua ociosidad para con Dios? Una
alma verdaderamente herida del amor divino
siempre anda desasosegada y con temor de des
agradarle, siempre solícita y ansiosa lexos de
escusar las ocasiones de obrar y de sufrir por
Jesu Christo, solo se quexa de que no se ofrez
can mas: docil siempre y fiel á los menores in
fluxos de la gracia, las faltas mas leves la cons
ternan y provocan á lagrimas. Pregunto ahora;
es virtud de corazon esa virtud que se acobarda
con tanta facilidad, que se fastidia tan apresura
damente del servicio de Dios? Vemos que si se
ofrece una ocasion favorable de adelantar el cau
dal, un lance de honor, qué solícito y apresu
rado anda el hombre por mas christiano que sea
ó se precie de serlo, qué bullicioso y alborota
do, qué vigilante y activo de dónde pensais pro
cede esta solicitud ? de que el corazon está co
movido, y quando obra el hombre segun sus in
clinaciones, se le ensanchan los caminos mas es
trechos, y todo se le allana. Pero tratase del ser
vicio de Dios? En todo halla dificultad: la so
ledad le fatiga, la mortificacion le espanta, el
abatimiento le apura; nada emprende, ólo em
prende con displicencia; el tiempo que se dedi
ca al servicio de Dios, le parece siempre el mas
pesado é intolerable, asiste á los exercicios es
pirituales con repugnancia , y siente regozijo
grande quando se concluyen ; y de aqui nace
111 ll
SOBRE LA PROBIDAD Y LA RELIGION. 2 5I
muchas veces que nunca está menos con Dios,
que quando está cerca de Dios; y asi si él habla no
es oido, y si le hablan; no se entiende á sí mis
II1O,
SER
259
SERMON
DE LA GRACIA.
PARA EL VIERNES DE LA TERCERA
-
-
semana de Quaresma.
e , - " , -
Respondió
de Dios!Jesus, y le diro: si conocieras el don
- r
(1) Evang. S. Joan. c. 4. v. 13. (2) Ibid. (3) Ibid. (4) Ibid.
DE LAGRACIA. 283
está cerca le dice, ó antes ya ha llegado el tiem
po en que todas las naciones compondrán una na
cion sola, el tiempo en que la adoracion en es
piritu y en verdad ocupará el lugar del culto y
adoracion entre sombras y figuras: venit hora, es
nunc est (1). Comovido su corazon, estimulado
interiormente, se franquea al deseo y á la espe
ranza del Mesias; y para creer en su palabra y
obedecer su voz, no le falta mas que conocer
le : cium venerit nobis, annuntiabit omnia (2). Pe
ro Jesus no quiere tenerla mas tiempo perplexa:
ya estás viendo, le dice, ya estás oyendo á aquel
Mesias prometido á tus padres. Entonces la Sa
maritana, fiel y docil, cede y se rinde, deponien
do y sacrificando á los pies de Jesus las preocupa
ciones de su crianza, los errores de su corazon, sus
vicios, sus pasiones, y á sí misma: ego sum (3).
Disimuladme esta exposicion tan por menor,
amados oyentes mios; aunque por otra parte, qué
otro exemplo que el que nos refiere aqui el Espi
ritu Santo, nos pintaria con mas fidelidad, ni con
mas vivos colores las insinuaciones poderosas, los
victoriosos temperamentos de la gracia? Deter
mina Jesu Christo convertir una alma infiel y pe
cadora, una alma envuelta en las tinieblas del
error, y del vicio; notad pues con qué dignacion
le manifiesta sus excesos sin darle en rostro con
ellos; la enseña lo que querria ignorar, instru
11 2 yen
(1) Ibid. (2) Ibid. (3) Ibid.
284 SERMoN
yendola en lo que desea saber; se aprovecha pa
ra los designios de su gracia de sus repulsas, de sus
preocupaciones, de su vana curiosidad; la conven
ce de sus errores contemporizando en algun mo
do con los caprichos de un entendimiento indo
mito; dale á conocer la ignominia y el horror de
sus maldades, contemplando lo delicado de su
amor propio; reducela de los caminos de su cegue
dad, siguiendola por las sendas de sus disputas im
pertinentes; y conducela finalmente al termino fe
liz de su conversion, dando á entender que se de
xaba gobernar.
Aqui es donde todo entendimiento se confun
de , toda razon se humilla, y solo con su silencio
exclama con el Apostol : investigabiles viae ejus.
Caeremos en la tentacion de preguntar, á qué
proposito tantas contemplaciones? Pues qué? Dios
no es dueño de nuestro corazon? Exerce menor im
perio sobre las tormentas de las pasiones, que sobre
las del mar? Habla su Magestad, y las embraveci
das olas se serenan: no de otro modo pues si se dig
na hablar, las olas de nuestra mas indomita y des
enfrenada concupiscencia respetarán y obedeceran
su voz. Ah, christianos cómo se conoce que pensa
mos como hombres cuyo entendimiento carece de
aquella estension y capacidad necesaria para com
prehender las relaciones que dicen entre sí varios
y diferentes obgetos El entendimiento de Dios
es inmenso, infinito, que ve todas las cosas, que
todas las confiere á un tiempo mismo : Dios en
quan
DE LA GRACIA. 285
quanto santificador no se opone á Dios en quanto
criador: los dones de la gracia, dice S. Agustin,
perfeccionan los dones de la naturaleza, no los des
truyen: es verdad que Dios es soberano, pero
no ha criado esclavo al hombre : Dios obtiene,
pero no toma por asalto; grangea, pero no cauti
va; quando obliga al corazon á entregarse, no le
priva de la facultad de resistirse; pero entiendase,
dice S. Agustin, que Dios nada pierde de sus de
rechos quando no violenta los nuestros; un cora
zon libre sabe convertirle en un corazon docil; y
aunque reyna con suavidad, no por eso reyna con
menos soberania: habet humanorum cordium quo
libet inclinandorum omnipotentissimam volunta
fer?.
PARTE SEGUNDA.
SER
32 I
SERMON
DE LA LIMOSNA.
PARA LA QUARTA DO MINICA
de Quaresma.
"-
. .
-º a
348 ... SERMoN
ellos á tí el cielo. No hay cosa pues, dice S. Gre
gorio, que haga al hombre mas semejante á Dios,
que el poder contribuir á la felicidad de los de
mas hombres : nihil tam divinum habet homo,
quam de aliis bene mereri. Y si el hacer á otros
felices temporalmente es cosa tan admirable, no lo
es todavia mas asombrosa hacer felices á otros por
toda una eternidad? El pobre en calidad de tal
tiene en sus manos vuestro corazon y vuestras vir
tudes; y asimismo el corazon y las gracias de Je
su Christo; y en muchos lugares de su Evangelio
declaró nuestro Salvador divino, que no admiti
ria las lagrimas de quien se endureciese contra los
clamores del pobre, y que solamente seria Dios
misericordioso para aquellos que usasen de mise
ricordia: beati misericordes, quoniam ipsi miseri
cordiam consequentur (1): que lo que pidiereis no
lo concedera sino á condicion que lo pida el po
bre para vosotros y con vosotros; y que solo ad
mitira en su gloria á los que le ofrezcan las manos
del pobre: facite vobis amicos.... recipiant vos in
aterna tabernacula (2). -
.. ----
DE LA LIMOSNA. 3.55
SEGUNDA PARTE.
- - -
- * - -
-
— — —- —
-------
— - --
364 SERMoN
teatros, que siembran y fomentan en el corazon
semillás contaminadas que le disponen para en
gendrar todos los vicios. Ah! solo sois pobres quan
do se ofrece la ocasion de socorrer al pobre siem
pre os sobran las riquezas para el pecado, nunca
teneis lo suficiente para la virtud. O escandalo!
Para librar á una doncella pobre y hermosa de los
escollos y peligros que corre su honestidad, no se
halla quien dé un real : y no falta quien ofrezca
tesoros á esa.... no me atrevo á proferirlo; antes
temo que he ofendido la dignidad y decoro de mi
ministerio, arrojandome á tirar las primeras lineas
de esta horrible pintura. Gran Dios! á qué extre
mo de relaxacion está reducido el christianismo,
donde se hallan abominaciones y escandalos tales,
que no permite la modestia, ni nombrarlos, ni
reprehenderlos Pero continuemos. Llamo y re
puto por superfluo todo aquello que mas es del
pobre que vuestro, que á vosotros solo os es util
y gustoso, y á él le es necesario, cuya necesidad
prevalece á la conveniencia de vuestro gusto lo
qual, si se lo debeis porque os sobra ó nó, no lo
disputo ahora; pero desde el punto que es para él
necesario, no es para vosotros superfluo? Llamo
superfluo todo aquello que reputase como tal una
alma buena, verdadera, ingenua, que no haga es
tudio de ignorar y de obscurecerse sus obligacio
nes; antes ponga todo su esmero en cumplirlas;
porque si el hombre tiene por necesarios todos los
deseos y desahogos que aborta la vanidad y el
2IIMOI
DE LA LIMOSNA. 365
amor propio, nada, ó casi nada será superfluo:
pero al contrario, si no les alarga la rienda sino
hasta donde se lo permite el Evangelio, si solo
quiere ser christiano y parecerlo, qué de tesoros no
tendra á mano para distribuirlos en los pobres
Llamo finalmente superfluo todo aquello que la
caridad mirase como superfluo; pues el mayor mal
y el efecto mas perjudicial que suelen causar las
riquezas, es la dureza de corazon. Rara vez ha
bita en el corazon de los ricos y poderosos la afa
bilidad, la ternura, la humanidad: asi se nota co
munmente que los menos ricos se muestran mas
liberales, y que apenas hay quien socorra al po
bre sino el pobre ; y da la razon S. Ambrosio,
diciendo que en los de medianos haberes no se
desnuda la caridad de sus entrañas misericordio
sas, porque la fé conserva su actividad y ardor:
misericordia largior ubi fides est promptior: y el
estrepito de las pasiones no ha sufocado la voz
de la naturaleza y de la gracia, y teniendo poco
les parece que tienen mucho; y los ricos tenien
do mucho, les parece no tener lo suficiente. Sa
beis porqué? porque, como observa S. Agustin,
la codicia y ansia del hombre nunca tiene lo bas
tante, y la caridad siempre tiene demasiado: sem
per habet unde det, cui plenum est pečíus chari
tatis.
- - ----
-
— — - - —. -
366 SERMoN
nan muchas pasiones, y porque teneis poca fé. Yo
á lo menos mientras supiere que asistis á tantas di
versiones publicas, á tantas mesas de juego, á tan
tos pasatiempos escusados, y que usais tantas mo
das y galas: mientras yo viere que salis al publi
co haciendo brillante ostentacion de esa pompa,
de ese luxo, de esa vanidad cuyo fruto se reduce
todo á dará entender que sois ricos, que creeis ser
lo, y que intentais que asi lo crean los demas; c6
mo es posible que me persuada yo que un caudal,
que un empleo que subministra alimento para tan
tas pasiones, no rinde para exercer la caridad con
el pobre? No entendais pues que engañais á Dios:
qué digo? ni aun conseguis engañar al mundo; pues
en los ojos de Dios y en los ojos del mundo el
pretexto de situacion y de fortuna no es mas que
una escusa frivola y maliciosa, que al pecado de
vuestra dureza é insensibilidad añade el de la men
tira y fingimiento.
Vengamos al segundo pretexto, que es el del
estado, de condicion, de economia. Lo que al pa
recer se reputa por superfluo, dirá alguno, es pre
ciso y necesario segun la clase y el empleo que
en el mundo obtengo. Ay, christianos qué seria
de mí, si el precepto de paz y caridad le convir
tiese yo en precepto de turbacion y confusion
Conozco que la misma felicidad pública requiere
que haya en el mundo diferentes clases de noble
za, de dignidades, de empleos y de ministerios:
todo lo qual se ha de anunciar al público con cier
ta
DE LA LIMOSNA. 367
ta exterior grandeza, cuya brillantez hiera y arre
bate la imaginacion del pueblo, y le enseñe á res
petar la autoridad. Estas distinciones no solamen
te no las condena la religion, sino que las permi
te y aprueba. Asi vemos que aquella Esther que
en el retiro de su palacio pisaba la diadema, se
la ciñe en publico para sustentar la gloria y la ma
gestad del imperio. La ley no es contraria á la ley,
ni el orden invierte ni perturba el orden: con que
el precepto de la limosna no perjudica á la decen
cia del estado. Por consiguiente en el curso ordi
nario de las cosas humanas no debeis dar al pobre
lo que esta decencia pide y requiere para su deco
ro. Entendedme. Digo en el curso ordinario de las
cosas humanas; porque en las necesidades urgen
tes y extremas, quando la honra, la vida, la sal
vacion del pobre peligran de modo, que no pue
den redimirse sino con el sacrificio de la decencia
del estado, entonces no solo la fé, sino la misma
razon dictan que el socorro de esta tan grande ne
cesidad del proximo sea preferido á la decencia de
la clase , de la dignidad y del estado: entonces
la decencia del estado cede á otros derechos su
periores y mas privilegiados, que son los primi
tivos y esenciales de la justicia, de la humanidad
y de la caridad: entonces la menor necesidad del
rico cede á la mayor necesidad del pobre. Reco
giendo pues el discurso, y desentrañando con la
atencion debida este importantisimo punto de mo
ral, confieso que el precepto de la limosna no per
Ju
368 SERMoN
judica de ordinario á la decencia del estado; aun
que tambien añado que la decencia del estado no
debilita ni enerva el precepto de la limosna: de
donde se sigue que hay cierta decencia de estado
verdadera y legitima, donde por lo comun no tie
ne lugar el precepto de la limosna: y que hay otra
decencia de estado falsa y aparente que no dispen
sa del precepto de la limosna. Pero ahora, para
que de la sutil y comunmente ignorada diferencia
que hay entre la decencia verdadera y falsa, for
meis una cabal idea, y tan clara que no la obscu
rezcan las nieblas de las pasiones, quiero sentar es
te sencillo é incontrastable principio. La verda
dera decencia del estado ni es ni puede ser sino
de un estado verdaderamente christiano : infiere
se pues, que es indispensable rebaxar de la de
cencia del estado quanto se oponga al espiritu del
Evangelio, de ese Evangelio que tanto predica
circunspeccion y modestia, sobriedad y templan
za, cordura y moderacion, sencillez y humildad,
abnegacion y desprecio de sí mismo, penitencia y
mortificacion; porque no hay estado en que sea li
cito al christiano no vivir como christiano. Infiere
se tambien que es indispensable rebaxar de la de
cencia del estado todo lo que es conformarse con
el gusto y el dictamen de un mundo altanero, fe
roz, orgulloso, amigo de la ociosidad, de delei
tes, de profanidad y de luxo; porque no hay es
tado en que sea licito al christiano vivir como hom
bre mundanal. Si en la decencia del estado no se
1Il
DE LA LIMOSNA. 369
incluyese pues una decencia aprobada, autorizada,
y gobernada por las leyes de la religion, bien sa
beis vosotros tan bien como yo y aun mejor, las
inmensas riquezas que arrebatadas de la tirania vo
raz de la codicia, se trasladarian á las manos y do
minio de la caridad. Pero doy un paso mas ade
lante, y emplazandoos y citandoos ante otro tribu
nal que á primera vista os parecerá menos severo
que el de la religion, siento este segundo princi
pio. No puede haver decencia verdadera del esta
do, si no va regulada y aprobada por la recta y ri
rosa razon. Infierese pues, que es indispensa
ble rebaxar de la decencia del estado todo aque
llo que no sea conducente á conservar el buen
orden de la sociedad; todo aquello que no cons
pira para conveniencia de la tranquilidad y felici
cidad publica; todo aquello que no contribuye á
conservar la verdadera estimacion, y confianza
sincera sobre que se sustenta la grandeza y auto
ridad: pues toda decencia, por mas que se repu
te por debida, luego que traspasa las leyes de la
prudencia y de la cordura, no es mas que de
cencia de capricho y de antojo. En qualquiera
estado pues, en qualesquiera circunstancias que te
halles, no te presentes en el publico sino con aquel
lucimiento conveniente á la paz y felicidad del
mundo, á la conservacion de las leyes, del or
den, de la autoridad, de la subordinacion en el
mundo; no estimeis por decencia de la grande
za sino aquella decencia que caracteriza, y anun
Tom. III. Aaa C13l
7o SERMoN
cia el hombre verdaderamente grande, y dad lo
demas á la caridad. Y interrumpiré yo aqui mi
Oracion, pues no tiene ya necesidad el pobre de
mis exhórtaciones.
Con efecto, apelo á vuestra experiencia. Qué
viene á ser esa decencia que te figuras en tu ima
ginacion, y que te imposibilita socorrer á los
pobres? No es otra cosa que decencia de fausto,
de luxo, de juego , de modas, de vanidad, de
imitacion, y de emulacion: decencia frivola y
pecaminosa tan disonante á la razon como á la
religion, tan reprobada por toda buena doctri
na, como por la del Evangelio: decencia ima
ginaria, que en lugar de autorizar la grandeza,
la desacredita: que en lugar de conciliarse la es
timacion del publico, le irrita despertando en su
corazon una semilla de descontento, dispuesto
siempre á prorumpir en quexas, en murmuracio
nes; y origen alguna vez de escandalosos movi
mientos, y que lexos de inspirarle confianza, le
infunde terror quando considera que sus caudales
están en manos de esos hombres no menos an
siosos por adquirirlos, que por expenderlos pro
digamente, los quales tienen tal hambre y sed
de riquezas, que ni son escrupulosos, ni se paran
mucho en los medios de adquirirlas: decencia fa
tal, abismo donde se hunden cada dia las ca
sas mas ilustres, donde se han sepultado su
cesivamente tantos florecientes imperios, vence
dores un tiempo en las batallas, vencidos des
- - pues
DE LA LIMOSNA. 371
pues por la prosperidad: decencia enemiga y des
truidora de la verdadera decencia; pues mezcla
y confunde todos los estados, todas las clases: y
que bien presto no dexará (y entre nosotros ya
parece lo ha conseguido) otro medio ni recurso
para que los grandes, los nobles, los constituidos
en altas dignidades y empleos se distingan del co
mun, sino la sencillez y modestia en el trage: de
cencia quimerica, inutil absolutamente para man
tener el decoro, el respeto y la dignidad de los
empleos mas distinguidos. No por cierto, no co
noceis al mundo, ni quereis conocerle. Presente
se un grande en trage verdaderamente modesto,
dotado por otra parte de bondad, de humanidad,
de generosidad, amparo de pobres, y vereis que
el mundo, no digo solamente el mundo piadoso
y bueno, el mundo acostumbrado á gobernarse por
la razon y la reflexion; sino el mundo disoluto y an
tojadizo, aquel mundo que no puede alabar lo bue
no sin condenarse á sí mismo, aplaudirá la mo
destia y sencillez de aquel trage, y aquella dis
creta y verdadera decencia; dexando á la falsa
grandeza el pomposo aparato de la profanidad,
que miran como decencia indispensable y natu
ral de aquellos grandes personages, engrandecidos
nuevamente por la casualidad y la fortuna, y que
por esta ostentacion de magnificencia y lucimien
to descubren lo mismo que intentan ocultar, es
to es la fecha reciente de su origen, el pasmo, el
asombro y el desvanecimiento que les causa el fe
Aaa 2 IlO
372 SERMoN
nómeno de su repentina grandeza. Lexos pues de
ser el estado un impedimento para el exercicio de
la limosna, sustento que es un motivo para ella, y
motivo de edificacion. Vosotros, grandes del mun
do, sois el modelo por donde el pueblo se gobier
na, sedlo pues tambien de la caridad christiana;
y los pobres contarán en el numero de vuestros
beneficios no solo vuestras limosnas, sino las que
á vuestro exemplo se les hagan. Motivo de zelo y
de interes para vuestra salvacion, que consiste en
que la limosna perdona los pecados: y en qué es
tado de gentes son mas comunes los pecados, ni
mas graves por su escandalo que con tanta dificul
tad se puede reparar, que en el de los ricos?
La limosna es el manantial de las gracias: quié
nes pues necesitan de mas especiales gracias
que los grandes y poderosos del mundo á quienes
rodean tantos peligros y escollos? y á quienes
quadra mas puntualmente aquel dicho de S. Agus
tin: que hay ciertas almas tan expuestas á los
lazos de las pasiones, que no pueden esperar la sal
vacion sino de la limosna? Quidam sine eleemosy
ma salvari non possunt, ita sunt suis cupiditati
bus irretiti. Motivo de edificacion, para no hace
ros dignos de ese modo de aquella justa reprehen
sion con que S. Agustin reconvenia á los grandes y
poderosos de su siglo de que en sus proyectos y desig
nios, en sus trenes y casa, en sus diversiones y pasa
tiempos se preciaban y afectaban ser los primeros y
sobresalir, que en todas sus cosas se traslucia su
gran
DE LA LIMOSNA. 373
grandeza, menos en las limosnas: vincere vultis.
divitiores; red in eleemosynis habetur modus. Mo
tivo de orden y equidad; porque vosotros sois los
señores del pueblo, y por tanto debeis ser sus pa
dres: vosotros teneis derecho á su veneracion,
ellos á vuestros beneficios. Motivo de gloria y de
fama: vuestra mayor honra delante de Dios y
de los hombres consiste en exercitar dignamente
la afabilidad y humanidad, que son las prendas
que sobreponen al grande á su grandeza misma;
no os digo yo por eso que os despojeis de
vuestro estado por la caridad; sino que os acuer
do que vuestra condicion y estado primero se
gun la gracia es el ser christianos y parecerlo; y
segun la naturaleza el ser no menos las imagenes
del Dios de paz y de misericordia, que del Dios
de gloria y de magestad, y ser unos traslados su
yos tanto por vuestros beneficios, como por
vuestra autoridad. Nos os olvideis de que la ca
ridad es una de las primeras obligaciones de la
religion; de que la bondad, la humanidad, la
liberalidad es la ley primera de la grandeza; y
que si la fortuna distribuye noblezas, y altas dig
nidades, los grandes hombres no los cria sino la
compasion y ternura del corazon.
Tercer pretexto fundado en una prudente eco
nomia. Lo que en el dia, decis pudiera graduar
se por superfluo, puede y debe mirarse como ne
cesario para el dia de mañana. Ya veo, herma
nos mios, que ahora la ambicion que rebienta por
Sl
374 SERMoN
subir, la avaricia que teme desasirse de los bie
nes, estan persuadidas que entre ellas y el pre
cepto de la limosna han fabricado é interpuesto
un muro inexpugnable. No estendamos el precep
to mas de lo justo; pero no enervemos tampoco,
ni debilitemos su fuerza y estension. El Evange
lio no reprueba designios justos de elevacion y de
fortuna, ni reprueba las prevenciones de una pru
dente economía; pero tambien es cierto que no
hay precepto en el Evangelio ni mas expreso, ni
mas terminante, ni mas claro que el de la limos
na. Esto supuesto, oidme. Aspiras tu á un es
tado mas distinguido en el mundo. No entraré á
exàminar si te engolfas en la carrera de las hon
ras y dignidades autorizado y habilitado por tu
calidad, por tus talentos, por la proporcion, por
la equidad, por el amor de la patria, por el zelo
del bien publico, y por los fines que debes llevar
como christiano; pues este cargo de exäminar tu
interior, le dexo á tu cuidado, como igualmen
te el de resolver estas dudas segun los dictamenes
de la recta razon, y de la religion; aunque no
omitiré traerte á la memoria que si no siempre le
está al christiano prohibido desear los adelanta
mientos de su fortuna, nunca le es licito sol
tar la rienda á la ambicion, y anhelar á las
dignidades meramente por subir : finalmente
incumbencia totalmente tuya es explorar son
dear los senos de tu corazon con una vigilancia
tanto mas atenta y escrupulosa, quanto que es mas
Ta
DE LA LIMosNA. 375
raro y dificultoso que los proyectos de elevacion
no se propasen y conviertan en proyectos de am
bicion. Supuesto pues el exámen y juicio que ha
yais hecho de las intenciones de vuestra alma,
pregunto ahora : los proyectos de elevacion
se derivan y originan de la fuente de la ambi
cion? Si asi es, siento este principio incontrastable.
Aquello que el Evangelio prohibe, no dispensa
de lo que el Evangelio manda: es asi que el Evan
gelio prohibe la ambicion, y manda dar limos
na: luego el que se dispensase del precepto de
la limosna con motivo de lograr mas plenamen
te los proyectos de su ambicion, no haria mas que
valerse de lo que el Evangelio prohibe para des
obedecer lo que el Evangelio manda; y soltaría
por consiguiente tanto la rienda á su codicia, que
llegaria á imaginar que para eximirse de la ob
servancia de la ley de la caridad, basta abrigar
en su corazon pasiones que quebrantan la ley de
la humildad, llegando á pensar que el primer pe
cado da derecho para otro pecado. Pero mis pro
yectos de elevacion, me dirás, son justos, inocen
tes, libres de toda tacha y sospecha de ambicion.
Siento pues otro principio. Aquello que el Evan
gelio permite, no dispensa de lo que el Evange
lio manda: es asi que el Evangelio por una par
te permite como yo os lo confieso, algunos designios
de engrandecimiento y elevacion; mas por otra
intima el precepto de la limosna como sabeis muy
bien vosotros ; luego si te dispensases del precep
tO
76 SERMoN
to de la limosna con el pretexto de lograr las ideas
de tu elevacion, no harias mas que abusar de lo
que permite el Evangelio, para desobedecer lo
que el Evangelio manda: y por consiguiente no
serán justos ni inocentes tus proyectos de eleva
cion sino enquanto sepas conciliarlos con la
observancia de la ley de la limosna. Digo mas:
debes tambien entender que si buscas tu eleva
cion sacrificando los derechos del pobre á ella,
no podrás hacerlo sino defraudandole, y come
tiendo injusticias: y añado que el deseo de en
grandecerse el hombre no puede dar dispensas
que no goza la misma grandeza: de donde se si
gue que obligando el precepto de dar limosna
al grande, no dexa de obligar igualmente al
que pretende serlo : debes entender finalmente
que segun los principios de la religion y de la
razon la limosna debe ser proporcionada á tu
caudal, y por consiguiente supuesto que tu for
tuna es superior al estado en que te hallas, tus
limosnas deben corresponder y proporcionarse no
solo á tu estado actual, sino al estado tambien á
que aspiras.
Discurso es este que destruye solidamente to
dos los pretextos y escusas de la ambicion, y que
basta tambien para confundir la avaricia que se
disimula con el aparente velo de prudencia y eco
nomia. Por esto contrapongo yo á las preven
ciones de la insaciable codicia, acongoxada siempre
con los miedos y temores de lo venidero, el pri
* mCr
- DE LA LIMOSNA. 377
mer principio que senté: á saber, aquello que el
Evangelio prohibe, no dispensa de lo que el Evan
gelio manda; es asi que el Evangelio prohibe las
prevenciones demasiadamente desconfiadas y con
goxosas, y intima el precepto de la limosna; luego
el que la contrapone al precepto de la limosna, es un
hombre engañado y falsamente prudente que se
ciega hasta el termino de valerse de lo que prohi
be el Evangelio para no cumplir con lo que este
mismo Evangelio manda. ¿Por otra parte no os
manda vuestro Padre celestial que fieis y espereis
los bienes temporales de aquella benigna y podero
sa mano que engalana y adorna las flores del cam
po con mas vivos y variados matices, que los que
hermoseaban la purpura y manto real de Salomon
en los dias de la mayor solemnidad ? pues con
siderad que si faltaseis á esta confianza, hariais á
este Señor dos agravios, uno el de despreciar sus
promesas, otro el de quebrantar su ley santa. A
las prevenciones ó precauciones que parece que
la prudencia y la razon dictan, contrapongo el se
gundo principio, á saber. Aquello que el Evan
gelio permite, no dispensa de lo que el Evangelio
manda; es asi que el Evangelio por una parte per
mite algunas precauciones, mas por otra intima
el precepto de la limosna; luego si creyeseis que
vuestras prevenciones os daban derecho para dis
pensaros de la obligacion de dar limosna, abu
saríais de lo que el Evangelio permite para no,
cumplir con lo que el Evangelio manda: luego
Tom. III. Bbb VulCS
º
378 SERMoN
vuestras precauciones dexarán de ser justas y pru.
dentes desde el punto que no mantengais en su
fiel y con igualdad la balanza entre los peli
gros y reveses que en adelante puede padecer
vuestra fortuna, y las actuales necesidades del
pobre de donde se sigue que todas esas ponde
radas precauciones de la prudencia y de la razon
no son mas que escusas vanas, que pretextos
frivolos tanto mas despreciables quanto que por lo
comun son temores fingidos é hipocritas, y en
que nada pierden los deleites, la vanidad, y la
ambicion. Vemos en efecto tantos desastres y
menoscabos en las familias nacidos del juego, ve
mos consumirse todos los dias caudales gruesisi
mos por el luxo, por la disolucion, por la sen
sualidad, y lexos de temer los hombres estos pre
cipicios, se exponen á ellos, los buscan, los so
licitan, se entregan apresuradamente á su vora
cidad: de suerte que con escandalo general de la
religion y de la razon, solo guardan los ricos y
los grandes precauciones, y solo son prudentes y
economicos contra Dios y sus pobres.
Resumamos. : Llegaré á prometerme que
aniquilados los pretextos de fortuna y de situacion,
los pretextos de estado y de condicion, los pre
textos de prudencia y de precauciones, aniquila
dos digo por la fuerza de las verdades que acabo
de ponderar, se desvaneceran ya en adelante, qual
volviendo la luz desaparecen los sueños y fan
tasmas, hijas de la noche y del sueño ? Mas si tal
- InC
DE LA LIMOSNA. 379
me persuadiese, manifestaria ignorar que en nues
tro siglo, ese siglo en que tanto abundan los ra
ciocinios, y tan escasa y alcanzada anda la razon,
en que tantas maximas se intiman, en que tanta
doctrina moral y filosofica se inculca, y tan ra
ras son las buenas costumbres, las maximas ver
daderas, y los sanos principios de humanidad;
ignoraria digo que los argumentos que se alegan
contra las pasiones, nunca son tenidos por bas
tante convincentes. Asi que, amados oyentes mios,
permitid que mi zelo busque un nuevo camino de
convencimiento, y para conseguirlo, resumiré
aqui la sustancia de las dos partes de que consta
este Discurso, pues confiriendo los derechos del po
bre con las escusas del rico, espero que de su
paralelo y contraposicion resulte una luz, á cuyo
beneficio conozcais clara y distintamente vuestra
obligacion derivada inmediatamente de la doctri
na del Evangelio, é igualmente distante de la
opinion nimiamente rigurosa que erige el conse
jo en precepto, y de la benignidad nimiamen
te indulgente que convierte el precepto en puro
y mero consejo. Renovad por un instante vues
tra atencion.
Contraponeis, ó ricos, á los derechos del
pobre la economia á que necesariamente os obli
ga el estado actual de vuestra fortuna, y los pe
ligros que la amenazan en adelante. Mas oye co
mo la necesidad de la limosna impuesta por las
mas sacrosantas é inviolables leyes de la huma
Bbb 2 111
38o SERMoN
nidad, y por la voz del sentimiento y de la
razon, gritan que el hombre no es hombre ver
dadero sino enquanto los miserables hallan com
pasion y abrigo en su corazon y benignidad en
sus costumbres : y ved ahí la obligacion de la
limosna dimanada de las entrañas mismas del de
recho natural. Si teneis caridad, dice el Apos
tol, teneis todas las virtudes : alter alterius one
ra portate, cºn sic adimplebitis legem Christi (1).
Pero si carecieseis de ella, bien pudierais poseer
todas las virtudes, que en la realidad ninguna ten
driais: offendat autem in uno, fačfus est omnium
reus (2). Ved pues la necesidad de la limosna es
tablecida é intimada por las leyes mas ex
presas, y casi por la unica ley del Evangelio: y
ved la obligacion de dar limosna dimanada de la
naturaleza y de la misma esencia de la religion.
De la limosna dependen las gracias necesarias al
hombre en qualquiera circunstancia y coyuntura
que se halle. Ved pues la necesidad de la limos
na fundada en vuestro interes propio y personal.
De modo que si sois justos, teneis necesidad
de la gracia para la perseverancia: no dexeis pues
al pobre abandonado al rigor de su miseria, y el
cielo no os entregará en manos de vuestra fragi
lidad: conclude eleemosynam in corde pauperis, e
hac prote exorabit (3). Si sois pecadores, teneis
InC
, ...
-
- *- - - - - - • - -
DE LA LIMOSNA. 387
narán contra tantos hombres tan expertos en la cien
cia sacrilega de empobrecer á otros? contra esas
diabolicas compañias, contra esos monopodios ajus
tados entre unos monstruos humanos, rabiosamen
te sedientos de los despojos, de las lagrimas y de
la sangre de los demas infelices conciudadanos:
monstruos, que sentados pomposamente sobre las
ruinas y vestigios de las campiñas, de las ciudades
y provincias asoladas por ellos, estan contemplan
do con feroz regocijo la patria convertida en sole
dad profunda, cuyo silencio solamente se inter
rumpe con los lamentos lastimosos de un pueblo
asombrado, y afligido de ver que desaparecen y
se hunden de repente los frutos y cosechas que al
cielo plugo de concederá la tierra. O siglo de coli
gaciones parricidas, ignoradas de los tiempos pa
sados solo se han atrevido temerosamente mis ma
nos á descorrer algun tanto el velo que cubre tus
abominaciones; pero la mano del omnipotente le
rompera y despedazará del todo. O autores de
publicas calamidades, ó artifices y causa de la po
breza universal! ya vendrá tiempo en que veais
familias, generaciones y naciones enteras salir de
los sepulcros, donde las soterró vuestra dureza é
insensibilidad á cuyo rigor murieron, y venirá
representar ante el justo Juez de las venganzas
eternas su infelicidad y vuestras iniquidades, á jun
tar sus maldiciones con las maldiciones de este Juez
severo, y á deciros con él : huid de aqui, preci
tos , donde os aguardan dos infiernos; pues alli
- Ccc 2 y
388 SERMoN :
y no en otra parte hallareis crueldades compara
bles con las vuestras suyos sois, de alli apren
disteis las lecciones con que se gobernó vuestro co
razon, y con que supisteis causar la infelicidad age
na: y ellos finalmente os enseñarán á conocer, á
sentir, y á probar el mortal veneno que obra y
consume sin remedio ni esperanza: discedite.
O Dios de toda consolacion! no permitais
que salga yo de este santo templo con el profun
do y doloroso sentimiento que infunde la triste
idea de las miserias temporales del pobre, y de
los eternos y horrorosos despechos del rico. Mas
por otra parte, solo el miraros, amados oyentes
mios, me sosiega, y infunde una grande confian
za. No dudo que la voz del pobre penetrará vues
tro corazon, y que os hablará el corazon de aquel
Dios á quien adorais y á quien amais: él sabrá de
ciros que las súplicas de los pobres son súplicas su
yas, sus gemidos gemidos suyos, sus llantos llan
tos suyos : él hará que al tiempo de ser sacri
ficado en el Calvario aquel hombre Dios, le oigais
exclamar asi : ya veis que mi sangre está para ser
derramada por vosotros; no veais pues correr in
utilmente en vuestra presencia las lagrimas del po
bre: pobre vivi, y pobre continúo viviendo en los
pobres; mi mano pues recibirá lo que la vuestra
quiera alargarla: y si por vosotros me hice yo po
bre, rehusareis ser menos ricos por mí? yo que os
he colmado de beneficios, pretendo vuestros do
nes; yo os he dado testimonio de mi amor, dad
- IIMC
DE LA LIMOSNA. 389
me vosotros pruebas del vuestro; amad y socor
red á los que yo amo, pues el premio de esta
generosidad es nada menos que el cielo y mi amor:
quamdiu fecistis uni er his fratribus meis minimis
fecistis.... venite benedici (1).
Pero vosotros, amados oyentes mios, á quien
la providencia no os ha concedido sino lo nece
sario para vuestro alimento, acaso estas dulces
promesas de felicidad eterna, no obran ni causan
en vuestras almas sino sentimiento é inquietud,
juzgando que vuestra situacion os inhabilita para
recibir el premio de la caridad y de la limosna.
Mas vivis engañados. Direisme que no teneis que
dar al pobre (lastima os tengo, porque no podeis
gustar el mas dulce de los deleites) pero podeis
recompensarle de otro modo este beneficio: lamen
tad su desgracia: llorad su miseria; pues un cora
zon verdaderamente enternecido y lastimado tiene
tambien sus expresiones y su lenguage de compa
sion: y comovido alternativameñte el pobre y
penetrado de sentimiento, agradecerá vuestro vir
tuoso y patetico dolor: el sonido mismo de vuestra
voz, el ayre mismo y la eficacia de vuestro silen
cio modesto y eficaz le consolarán, y le borrarán
por entonces de su memoria las miserias y abati
mientos de su pobreza: él os bendecira y pedira al
cielo que os dé mas fortuna, y que traslade vuestro
corazon á los ricos: si nihil habes, lacryma ma
gnum
(1) S. Matth. cap. 25. v. 4o. & v. 34.
39o . SERMoN
gnum est infortunato remedium (1): delante de
Dios, amados oyentes mios, havreis cumplido con
el precepto, havreis adquirido el merito de la li
mosna: y constituidos en virtud de vuestros de
seos en la clase de los christianos caritativos y mi
sericordiosos, participareis con ellos de la felici
dad y gozos de la ciudad santa de Sion, que los
ruegos y súplicas ardientes del pobre tienen abier
ta para la benefica caridad del rico. Asi sea.
(1) Greg. Naz. -
--
y
SERMON
DEL SERVICIO DE DIOS,
Y SERVICIO DEL MUNDO,
PARA EL semana
MARTES DE z4 QUARTA
de Quaresma. . . . . . . .
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Ego vox clamantis in deserto: dirigite vias Do
- mini. * º
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PRIMERA PARTE.
SER
423
SE R MON
DE LAS GRANDEZAS
D E JESUS.
PARA EL JUEVES DE LA QUARTA
semana de Quaresma.
PRIMERA PARTE.
() S. Marc, c. 6. v. 7.
v.
45 o SERMoN
auten eos, qui crediderint, hec sequentur (1).
Ved pues claramente la diferencia esencial
que hay entre los milagros de los Santos y entre
los milagros de Jesus: los milagros de los San
tos son obra de un poder limitado en su fuerza
y eficacia; de un poder transitorio que existe un
instante, y en otro desaparece; de un poder age
no, y asi el hombre le recibe, y no puede co
municarle, ó solo le comunica por aquellos me
dios á que Jesus tiene aligado el don de milagros.
Pero los milagros de Jesus son obra de un poder
infinito en su vigor y eficacia, que á todo se es
tiende; poder permanente, que es de todos los dias,
y de todos los momentos; poder radicado tan inti
mamente en su Magestad, que á su voluntad y pro
pio arbitrio le comunica y le recobra, le da y le reti
ra. En conclusion: es verdad que los milagros de
los Apostoles y Santos nos muestran en el hombre
un imperio superior al humano, pero poder que
ni es del hombre, ni pertenece al hombre: lue
go solo nos muestran unos puros hombres de quien
se vale la sabiduria divina, meros depositarios del
poder divino; hombres por consiguiente que en
la misma execucion de los milagros no obran, ni
son, ni parecen sino puros hombres: en lugar de
que los milagros de Jesus nos muestran en Je
sus un poder igualmente superior al humano; mas
un poder que nace de él, y es propio suyo; po
der, cuyo origen y cuyo señor es él mismo; poder de
quien él es el propietario; y por consiguiente los
1TC
T) E LAS GRANDEZAS DE JESUS. 45 I
milagros de Jesus nos muestran y prueban en
Jesus un hombre que es Dios y que obra, como
Dios. Con que Jesus tuvo un poder superior á
todo poder humano; y tuvo tambien una pro
fundidad de sabiduria y de conocimiento que so
lo es propio de un hombre Dios.
III. Profetizen lo futuro las deidades de la
gentilidad, decia el Señor, y entonces sabremos
que son dioses: Annuntiate que ventura sunt,
sciemus quia dii estis (1). Os pondre yo delante
el universal conocimiento que tuvo Jesu Christo
de lo venidero? ¿ de la ruina de Jerusalen, de
la abolicion de las antiguas ceremonias, del Tem
plo destruido para no levantarse jamas, del mun
do embravecido contra el Evangelio, y rendi
do despues á sus leyes, de los tiempos de la pri
mitiva Iglesia tan calamitosos y turbados, de los
arroyos de sangre que inundarian su cuna, de las
persecuciones que le arrebatarian sus hijos, de la
paz que la llenaria de consuelo, de las victorias
que la radicarian, de los cismas que la despeda
zarian, de los falsos profetas que la afligirian, y
en medio de tantas tormentas y tempestades de
su perpetuo triunfar de los siglos y de los erro
res? En fin todas las revoluciones de todos los
tiempos se descubren patentemente á los ojos de
Jesus: él registra con la misma claridad lo futu
ro que lo presente; y el tiempo que ha corrido
Lll 2 des
(1) Isai.cap. 41. v. 23.
452 SERMoN
desde Jesus hasta nuestros dias, solo parece que
ha corrido para justificar el cumplimiento de su pa
labra, y para traer los sucesos que él pronosticó.
Sondear el abismo de los pensamientos hu
manos solo es propio de Dios, para quien todo
es luz y claridad : Omnia autem muda sunt c5
aperta oculis ejus (1). Os pondre yo ahora de
lante el corazon humano desnudo de todo velo,
y despejado de toda sombra para los ojos de Je.
sus? El lee los pensamientos que se fraguan en
lo mas oculto de la alma, los deseos que hierben
en lo mas escondido del corazon, y lo que ni el
hombre conoce en sí mismo : sciens cogitationes
eorum, dirit eis (2). El penetra con una sola mi
rada el caracter y las inclinacciones, los proyec
tos y los deseos de los que llegan á conversarle:
ipse enim sciebat quid es set in homine (3). El lee
en su interior lo que son actualmente y lo que
seran en adelante : en el corazon de Judas lee su
traicion é impenitencia; en el de Pedro su nega
cion y arrepentimiento; en el de los Discipulos
su fuga y su reconocimiento; en el de Magdale
na lo agudo de su dolor, y la firmeza y cons
tancia de su amor; en el del pueblo su velei
dad y su pertinacia infiel; en el de los Fariseos
sus preguntas dolosas y las tramas de su envi
dia : quaritis me interficere (4). En fin quanto el
hom
(1) Ad Hebr. c. 4. v. ; 3. (2) S. Mat. c. 2. v. 25.
(3) Evang S. Joan. c. 2. v. 25. (4) Ibid. c. 8. v. 37. ,
DE LAs GRANDEZAS DE JESUs. 453
hombre ha de pensar y ha de querer, para Je
sus ya lo ha pensado y ya lo ha querido. ¿Os
hablaré de la sublimidad de su doctrina, de la
grandeza de Dios, de la nobleza de su indepen
dencia, de la inmensidad de su ser, de la ple
nitud de su poder, de su eternidad, de su cien
cia infinita, de la perfeccion de su santidad, de
las solicitudes de su providencia, del rigor de su
justicia, de la abundancia de sus misericordias,
de los dones de su gracia, de la magestad de Dios
como criador, de los beneficios de Dios como
salvador, de las gracias de Dios como santifica
dor, de los altisimos misterios de la unidad y tri
nidad divina; aquellos misterios digo que los
mas altos y perspicaces entendimientos no ha
vian llegado á congeturar, ni los profetas havian
podido mas que bruxulear, ni la ley havia de
clarado sino entre obscuridades y velos densisimos,
ni el mismo Dios havia anunciado en el antiguo
Testamento sino escasamente; y que Jesus enseña
con una claridad y expresion dignas del Unigeni
to que habita en el seno del Padre, y que bebe
la luz en su fuente con un sosiego, que solo es
propio de aquel á quien nada comueve ni altera,
porque para él nada sucede de nuevo; con una
sencilléz, que solo puede convenir á aquel para
quien nada es grande, porque él es mayor y su
perior á quanto se puede decir y excogitar? Y
ahora qué os dire de su Evangelio santo ? O
religion toda divina y celestial ay, con quánta
12
4 K4 SERMoN
razon exclamaban los Judios y preguntaban: qué
nueva doctrina es esta? quaenam doffrina hec
nova ? (1). El mundo á la verdad no havia oido
el idioma en que le hablaba Jesus: temer la pros
peridad, y apetecer las desgracias; anteponer una
pobreza honesta y virtuosa á las riquezas, aun
que licitas; desde la cumbre de la grandeza en
vidiar el estado del hombre de condicion humil
de y baxa; no mirar con ojos envidiosos y ava
rientos los bienes agenos, y mirar con desape
go lo, que se posee; reservar todo nuestro aborre
cimiento para nuestros vicios y pasiones, y guar
dar para los que nos aborrecen toda nuestra afa
bilidad y amor; sentir la elevacion y la opulen
cia, y consolarse de este pesar solo por la fa-.
cilidad de amparar al, desvalido, y, aliviar al ne-.
cesitado; saber alabar solamente las buenas pren
das del proximo, y tener solo ojos para ver los
propios defectos; adelantar y hacer rapidos pro
gresos en el camino de la perfeccion, y pensar
siempre que se halla al principio de la carrera;
anhelar por la virtud, y huir del aplauso que re
sulta de ella; no recelarse sino de las caricias del
mundo, ni temer sino el amarle, y el ser ama
do de él demasiadamente: 6 qué preceptos ó
qué consejos ó qué moral. En vano nos fati
gariamos en descubrir su origen y semilla en nues
tro corazon, ni la idea de ellos en nuestro enten
, , , , , , , , , di
(1) S. Marc. 1. v. 27. TT
DE LAs GRANDEZAS DE JESUs. 455
dimiento. No menos debieron asombrarse de tan
alta doctrina Roma, Atenas, y los elevados in
genios del Portico y del Liceo, que Jerusalen y
la Synagoga; pues todo lo que sabian, y po
dian saber y enseñar, no excedia las luces y dic
tamenes de la humana sabiduría; pero Jesus anun
ciaba y enseñaba segun los oraculos de la sabi
duria eterna. Ellos, aunque hombres grandes, eran
al fin hombres, y pensaban y hablaban como hom
bres; pero Jesus es Dios, y piensa, habla, sabe
y enseña como Dios- -
= " - -- —
TA
- - 513
T A BLA
DE LOS SERMONES,
Y ANALYSIS DE CADA SERAMON.
SER.
DE Los SERMONEs. 519
DE LOS SERMONES. 52
que embebe una abjuracion publica de la Religion.
Pag. 1o9. 119.
II. Quando vemos en nuestros templos un es
trangero, cuyas circunstancias se ignoran; pero
modesto, circunspecto, recogido, necesitamos de
mas pruebas para certificarnos de su fé? Aquel ex
terior devoto no es un testimonio público y sufi
ciente de la Religion que profesa? Pues si alguno
de nosotros se postrase á los pies de un idolo mi
serable, tributandole el mismo culto y adoracion,
le tendriamos por un apostata, que desamparada
la Religion christiana, havia profesado las supers
ticiones gentilicas. Qué quieren decir pues ese ex
terior que manifiesta un hombre distraido y liber
tino: esas posturas soberbias y desdeñosas: esas
risas desenvueltas y provocativas, ese orgullo in
domito é impio que se desdeña de doblar la rodi
lla? qué viene á ser todo esto sino una abjuracion
pública de la Religion? Tercer caracter de opo
sicion: la profanacion de los templos es un peca
do de escandalo que desprecia y envilece el culto
de la Religion. Pag. 1 19.122.
III. Con efecto, qué juicio pueden hacer
de nosotros las naciones cismaticas é infieles? por
una parte ven nuestros templos pobres, sin ali
ño, sin adorno, sin limpieza; y ven por otra
esos hombres opulentos que traen el oro y el mar
mol entre los pies : ya oyen las murmuraciones
y quexas de esos hombres descontentadizos, y
que todo lo censuran, que siempre notan de su
per
426 TABLA Y ANALYSIs
perflua la riqueza y magnificencia de los templos;
ya escuchan las zumbas impias, las declama
ciones exägeradas de esos enemigos del sacer
docio. Enfin, quarto y ultimo caracter de oposi
cion: la irreverencia de los templos es un pecado
de contagioso escandalo, que precipita en todo un
reyno la pérdida de la Religion, al principio por
via del exemplo y de la imitacion, y despues por
via de castigo. Pag. 122.129. -
SE RAMO, N SO B R E LA PRO B 7 DA D
y la Religion, para el Jueves de la tercera
semana de Quaresma.
S E R MO N DE Z A G RA CIA,
para el Viernes de la tercera semana
de Quaresma.
de Quaresma.
. .. . . . . .» -