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¿Cómo y por qué focalizamos en terapia psicoanalítica?

Así como ha crecido la variedad de motivos por los que hoy alguien consulta en una
psicoterapia, también aumento la variedad de sectores sociales que tienen acceso a la misma.

En la psicoterapia psicoanalíticas la focalización es tan solo una opción técnica, una


herramienta sustentada en fundamentos teóricos.

En 1946, Alexander y Frech en Chicago (EEUU) afirmaron que era muy importante que es
psicoterapeuta mantuviera sus intervenciones en permanente relación con lo que el paciente
traía a la consulta. Sugirieron por lo tanto, que la exploración terapéutica considerara ese
contenido manifiesto; llamaron a este aspecto conflicto nuclear.

En 1963 Malan introdujo el concepto de cristalización de un foco en el trabajo terapéutico.

En 1972 se denomino terapia focal a la estrategia técnica de objetivos limitados y tiempo


acortado

¿Qué es foco?

Foco deriva de focus, que se refiere a la convergencia de los rayos de luz sobre un punto; eso es,
en otros términos, una acción que intenta iluminar un determinado sector, dando lugar
momentáneamente a otro sector en penumbra o sombra. El reflector no es fijo y eventualmente
puede trasladarse hacia otros sectores. El hecho de que se iluminen determinados aspectos no
significa que se descuiden otros, es un trabajo dinámico (el foco siempre implica un
entrecruzamiento) entre figura-fondo, lo que quiere decir que cuando focalizamos hacemos
figura en el conflicto.

Thömas y Kächele forman parte de una tendencia contemporánea en teoría psicoanalítica


consideran al foco como un configurado intencionalmente, de ahí que proponen un módulo
interactivo en la constitución del mismo, como una plataforma giratoria central del proceso y
agregan que por este motivo conciben al tratamiento psicoanalítico como una terapia focal
continuada de duración indefinida y de focos cambiantes. Resulta que el trabajo terapéutico con
un determinado foco puede activar un movimiento de corrimiento hacia otro foco, el que será
siempre la expresión del conflicto central, deviniendo actual en ese momento del proceso. En
otros términos el paciente va activando desde su estructuración psíquica la secuencia
particular e inesperada a veces de diferentes focos.

Se entiende por foco a un punto nodal temático producido en la interacción del trabajo
terapéutico que resulta de la propuesta del paciente y de la capacidad de comprensión del
analista.

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La técnica de la focalización implica por el lado del terapeuta vulnerar en cierto grado la
abstinencia y la neutralidad, lo qué para algunos psicoanalistas representa un escollo, una
cierta resistencia.

En este tipo de terapia se trabaja con una escucha selectiva a diferencia de la atención flotante,
requisitos sine qua non en el psicoanálisis tradicional.

No tenemos acceso a los conflictos psíquicos profundos tal como se inscribieron en su dinámica
de fantasía y pulsiones, sino a la forma actual esa organización psíquica adopta en la clínica y
en un momento dado.

Entonces cómo secuencia tenemos: en un primer momento escuchamos lo manifiesto y en un


segundo tiempo tendremos una hipótesis psicodinámica sobre los motivos ocultos inconscientes.
Esto es conocer aproximadamente la singularidad de la dinámica psíquica del paciente. En un
tercer momento, el terapeuta va ofreciendo al paciente algunas de las relaciones que encuentra
entre ambos estratos.

El foco debe distinguirse en el momento de planificar una estrategia de tratamiento una vez
establecido: diagnóstico, objetivos y duración.

Los tratamientos de duración preestablecida imponen algún tipo de planificación y la técnica


focalizada es altamente adecuada. Es fundamental tener en cuenta, que la técnica de
focalización se define por sus objetivos terapéuticos, esto es, a dónde queremos llegar, y no por
su duración.

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