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Lectura: Los Sistemas Internos

Conociendo que la iglesia tiene un esqueleto y consiste en verdades no


negociables sobre las cuales no se puede ceder en nada, ésta no puede existir
sólo como un esqueleto.

Un esqueleto provee una estructura, pero no está vivo. Un cuerpo físico tiene
órganos y fluidos que lo mantienen vivo y funcionando. Así, la iglesia debe tener
sistemas internos, es decir, actitudes espirituales; la vida de la iglesia proviene
de esos sistemas.

La meta del pastor y de los lideres espirituales debe ser generar actitudes
espirituales apropiadas en los corazones de los creyentes. Y esto generará que
las personas creyentes tengan el comportamiento correcto en la iglesia, el cual
es necesario.

Una persona puede hacer algo bueno exteriormente, pero tener una mala
actitud. Pero el buen comportamiento exterior debe ser consecuencia o
resultado de las buenas actitudes. Por eso es importante hacer énfasis en el fruto
del Espíritu (Gálatas 5:22-23): las actitudes internas.

Gálatas 5:22-23 NBLA

“22 Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,


fidelidad[e], 23 mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.”

Es trascendental desarrollar en las personas las actitudes espirituales que


puedan producir respuestas correctas. Si éstas se encuentran presentes en la
iglesia, el implementar una estructura adecuada, nunca será un problema,
porque las personas contraladas por el Espíritu van a hacer las cosas que el
Espíritu les guía, porque se conformará con el modelo bíblico de la iglesia. La
iglesia debe trabajar con las actitudes de sus miembros.

“La meta del ministerio debiera ser la de generar en las personas las actitudes
espirituales correcta.”

Resulta difícil porque las personas no quieren tener actitudes que corresponden,
porque es más fácil dejarles hacer cosas “buenas” con una mala actitud. Y eso,
causa permisión a esas personas con malas actitudes que tengan satisfacción de
un comportamiento legalista.

a) Obediencia

La obediencia es la cabeza de todas las actitudes, pues un creyente


obediente hace todo lo que Dios dice que haga. Si Dios dice que haga
algo, punto final. No hay nada que discutir. Por ello, es importante y vital
tener la Palabra de Dios en la mente y corazón de modo que se sepa cómo
ser obedientes.

“La obediencia es la condición “Si ne qua non” de todas las actitudes


correctas”
Es la condición sin la cual se puede dar las demás virtudes espirituales, y
que estas sean posibles.

1 Samuel 15:22 NBLA

“22 Y Samuel dijo:


«¿Se complace el Señor tanto
En holocaustos y sacrificios
Como en la obediencia[p] a la voz del Señor?
Entiende, el obedecer es mejor que un sacrificio,
Y el prestar atención, que la grasa de los carneros.”

El comportamiento sin una actitud obediente no tiene sentido ni base, ya


que la obediencia es mucho mejor que un acto externo, por más de
adoración que sea. Además, ésta nos lleva a otras actitudes correctas. Las
razones fundamentales para vivir en obediencia son diversas: (i) para
glorificar a Dios, (ii) para recibir bendiciones, (iii) para dar testimonio a
los incrédulos, y (iv) ser ejemplo para otros cristianos.

La obediencia también nos permite ser llenados del Espíritu Santo;


incluso, cuando estamos llenos del Espíritu, estamos en condiciones
aptas para poder alcanzar a los no creyentes y ser un ejemplo para los
que nos observan cómo vivimos.

Jesús dice en Lucas 6:46 “»¿Por qué ustedes me llaman: “Señor, Señor”,
y no hacen lo que Yo digo?”. Si Jesús es el Señor de nuestras vidas,
deberíamos hacer lo que pide que hagamos. Mateo 7: 13-14 nos dice que
el camino que lleva a la salvación es angosto, y lo es, porque está limitado
por la voluntad de Dios, la ley y la Palabra. Tenemos que afirmar a Cristo
como Señor y someternos a su señorío. Sin condiciones ni negociaciones.
Es sometimiento es totalidad. Eso significa vivir en obediencia

Romanos 10:9-10 NBLA

“9 que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón


que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. 10 Porque con el
corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.”

¿Cómo vamos a saber lo que piensa Dios acerca de algo si no es


mediante la lectura de la Biblia?

1 Juan 2:5 NBLA

“5 Pero el que guarda Su palabra, en él verdaderamente se ha


perfeccionado el amor de Dios. En esto sabemos que estamos en Él.”

Dios nos ha llamado a ser obedientes en su Palabra, y así podemos


conocer lo que piensa acerca de las cosas porque Él nos lo dice en su
Palabra. Así, la meta del ministerio debiera ser la de formar un pueblo
obediente. Pues, cuando Dios habla, nosotros debemos obedecer, y si no
lo oímos, es porque no conocemos su Palabra.

Si recibimos un mensaje de Perdón, basado en las Escrituras, y eso nos


confronta, ya que tenemos que perdonar, y tenemos a alguien que
necesita nuestro perdón, pero no lo hacemos, omitiendo el mensaje y la
verdad, viviendo con el resentimiento y amargura, estamos
desobedeciendo. Es todo lo contrario a lo que Dios quiere en nuestras
vidas.

Algunos pueden sostener que “Van al templo ¿No es suficiente?” Pero 1


Samuel 15:22 dice: “Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios”,
por lo que el ritual no puede reemplazar a la obediencia. Asimismo, en 1
Pedro 1:13-14 dice el apóstol: “13 Ceñid los lomos de vuestro
entendimiento. 14 Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos
que antes teníais estando en vuestra ignorancia”. En otras palabras,
debemos estar seguros de que las prioridades están en buen orden, y no
vivamos en la manera que vivíamos antes de ser cristianos. Debemos ser
obedientes.

Lucas 11:28 NBLA

“28 «Al contrario», le contestó Jesús, «dichosos los que oyen la palabra


de Dios y la guardan».”

Romanos 16:19 NBLA

“19 Porque la noticia de la obediencia de ustedes se ha extendido a todos.


Por tanto, me regocijo por ustedes, pero quiero que sean sabios para lo
bueno e inocentes para lo malo.”

El corazón de un pastor se regocija, se alegra cuando es manifiesta la


obediencia de los creyentes, tal como se aprecia en las palabras de Jesús
(príncipe de Pastores), y en las palabras de Pablo.

Debemos comprometernos a obedecer la Palabra de Dios. Si el Espíritu


nos enseña una verdad, debemos aplicarla. Cuando nos sintamos tocados
por un mensaje no piense “Cuanto me hubiera gustado que tal persona lo
haya escuchado”.

“Apliquemos el mensaje en nuestra propia vida. Cuando obedecemos a


Cristo, crecemos en madurez espiritual y nos hacemos útiles en las
manos de Dios.”

b) Humildad

La segunda actitud que un cristiano debe cultivar es la humildad. Es muy


escurridiza, porque cuando nos decimos “¡Que humilde soy!”, esta siendo
orgulloso. Y a veces se cae en la ilusión de pensar que Dios lo necesita a
uno, hasta se tienen expresiones de personas como “¡Si el Señor le
pudiera salvar a aquella persona! Tiene mucho talento y es un gran líder”.
Pero eso es algo incoherente.
El Señor puede salvar a cualquier persona que Él quiera, y no hay nada
que nosotros como hombres pudiéramos ofrecerle a Dios. Somos como el
hombre de Mateo 18:23-24 que no podía pagar la deuda de diez mil
talentos, pues no tenía nada que ofrecer.

Mateo 5:3 NBLA

“3 «Bienaventurados[a] los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de


los cielos.”

Cuando entramos en el reino de Dios, lo hacemos como pobres mendigos


que no tienen nada para ofrecer. Estábamos en la bancarrota espiritual. Y
si tenemos algo ahora, no es porque lo hayamos ganado, sino porque
Dios nos lo dio. Lo único que tenemos para ofrecerle a Dios es lo que Él
nos dio mediante el don de la salvación y de su Espíritu. No podemos
recibir reconocimiento por ello, debemos darle la gloria a Dios.

“Dios ha llamado a los cristianos a ser personas humildes y


sacrificadas.”

La Biblia habla respecto de la humildad con frecuenta, incluso Jesús


habla de ella. En Mateo 10:38-39 Jesús dice: “38 Y el que no toma su cruz
y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí. 39 El que ha hallado su vida, la
perderá; y el que ha perdido su vida por Mi causa, la hallará.”, y vuelve a
reiterar lo mismo en Mateo 16:24-25 cuando dice: “24 Entonces Jesús
dijo a Sus discípulos: «Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y que me siga. 25 Porque el que quiera salvar su
vida[n], la perderá; pero el que pierda su vida[o] por causa de Mí, la
hallará.”. En otras palabras, “Pague el precio del humillarse a sí mismo y
póngase por debajo de otros”.

Filipenses 2:3-4 NBLA

“3 No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud
humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que
a sí mismo, 4 no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien
los intereses de los demás.”

Busquemos honrar a los demás y atender sus necesidades. Si los


miembros de una iglesia están peleando por posiciones o jerarquía donde
hay posición de autoridad, van a experimentar el mismo caos que cuando
los discípulos andaban buscando los primeros puestos (Mateo 20:20-21;
Marcos 9:33-35; Lucas 22:24).

Deberíamos desear de todo corazón ser humildes; sin desvalorarnos a


nosotros mismos declarando “Soy un gusano”, “Soy una rata”, “Soy una
basura”, “No soy nada”, porque en Cristo somos eternamente valiosos.
Eso debemos recordarlo, Cristo nos hizo valiosos, no lo ganamos por
nuestra cuenta.
“Somos de valor para Dios porque fuimos redimidos y santificados. Eso
nos capacita para servirle.”

c) Amor

Sólo los que son humildes pueden mostrar amor, pero no el amor del
mundo (mundano) que es falso y enfocado en objetos y materialismo. Y
esa es la razón por la que muchos matrimonios no funcionan. El amor
mundano es solo emoción, y cuando acaba la emoción, la relación
termina, ya que esa clase de amor solo busca recibir y no dar.

El amor bíblico es un acto de servicio y sacrificio, es una acción; el amor


siempre hace algo. Las palabras usadas en 1 Corintios 13 para describir el
amor, todos son verbos.

“El amor es un acto de servicio que fluye del corazón de humildad.”

El amor bíblico satisface las necesidades de las personas. Jesús enseña en


Lucas 10:27: “Amarás (…) a tu prójimo como a ti mismo”, y un abogado
preguntó: “¿Y quién es mi prójimo?” (Lucas 10:29), y Jesús respondió
con la parábola del buen samaritano (Lucas 10:30-35). El samaritano
transitaba por un camino, vio a un hombre que estaba golpeado y le
habían robado, y le ayudó, así como se encargó de sus necesidades.

¿Quién es el prójimo? Todo aquel que tenga una necesidad que usted
puede satisfacer. ¿A quien tiene que amar? A todo aquel que tenga una
necesidad. ¿Cómo tiene que amarle? Atendiendo sus necesidades, aun
cuando no se sienta emocionalmente vinculado o atraído a esa persona.

Juan 13 ilustra de forma clara la humildad del amor. Jesús y sus


discípulos estaban por cenar juntos; los discípulos estaban discutiendo
acerca de quien era el mayor (Lucas 22:24). Las personas acostumbraban
a comer de forma reclinada, lo que implica que la cabeza de uno estaba
casi cerca del pie de otra persona comensal. Era usual y cortés lavar los
pies de los participantes antes de comer, pero no había ningún criado
para lavar los pies de los discípulos, y ningún discípulo iba a hacerlo
porque estaban discutiendo quien era el mayor.

Y como registra Juan 13:4-5, Jesús “4 se levantó* de la cena y se quitó* el


manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego echó* agua en una
vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la
toalla que tenía ceñida.”, y cuando terminó de lavarles los pies les dijo:
“15 Porque les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también
ustedes lo hagan.”. En otras palabras, les dijo: “(…) Cómo yo os he
amado, así también os améis unos a otros” (Juan 4: 34).

¿Cómo demostró Jesús su amor por ellos? Les mostró su amor


atendiendo sus necesidades; y así estamos llamados a hacerlo con los
demás, de forma espontánea y voluntaria, idealmente. Por tanto, nuestro
amor debe ser reflejo de un corazón humilde, porque ese tipo de corazón
se refleja a sí mismo.
“El amor fluye de un corazón humilde. El amor busca el consuelo y el
gozo de otros”.

d) Unidad

Jesús oró pidiendo que todos los cristianos fueran uno, así como el Padre
y Él eran uno, a fin de que el mundo pudiera creer que Él había sido
enviado por el Padre. Pidió por que seamos uno (Juan 17:21). Y ello se
refiere principalmente a la unidad de los creyentes como resultado de su
salvación, pero también quería que tuviéramos unidad en la vida y en la
iglesia.

Continuando dicho sentir y deseo, el apóstol Pablo dijo a los efesios que
sean esforzados en “preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de paz”
(Efesios 4:3). Y no se desprende que haya dicho que ellos causen la
unidad, pues ya la tenía, sino que debían mantener esa unidad que Dios
ya les había dado.

La unidad es vital para la iglesia, porque glorifica a Dios. Honra su Santo


nombre. Por eso, es atacada la unidad de la iglesia por personas débiles,
que quieren causar división, y son tentadas por Satanás. Sin embargo,
nadie es perfecto y habrá pequeñas cosas sobre las cuales las personas no
estarán de acuerdo. Y en dichos casos, debemos ponernos de rodillas
juntos y mantener la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz (Efesios
4:3).

1 Corintios 1:10 NBLA

“10 Les ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que


todos se pongan de acuerdo[c], y que no haya divisiones[d] entre ustedes,
sino que estén enteramente unidos en un mismo sentir y en un mismo
parecer.”

Filipenses 1:27 NBLA

“27 Solamente compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo,


de modo que ya sea que vaya a verlos[q], o que permanezca ausente,
pueda oír que ustedes están firmes en un mismo espíritu, luchando
unánimes[r] por la fe del evangelio.”

Pablo le abrió su corazón a los Corintios al pedirles que se pongan de


acuerdo y no haya divisiones. Les rogó literalmente, porque no podía ver
divisiones en la iglesia. Y a los filipenses les dijo que siguieran “unánimes
combatiendo por la fe del evangelio”.

¿Vemos esas actitudes mencionadas hoy en día? ¿Se caracteriza nuestra


vida por la obediencia? ¿Se está progresando en madurez y siendo
santificado al escuchar la Palabra y aplicarla? ¿Nos vemos a nosotros
mismos creciendo de tal forma que a medida que nos hacemos mayores
alcanzamos la cumbre de dedicación espiritual? ¿Tenemos una actitud de
humildad? ¿Estamos atendiendo las necesidades de otros con actos de
amor que proceden de un corazón humilde? ¿Buscamos verdaderamente
hacer la paz y mantener la unidad del Espíritu?

“Debemos buscar tener esas cualidades en nuestra vida. Esa es la


voluntad de Dios para nosotros.”

e) Disposición para servir

Una iglesia grande tiene grandes necesidades. Sin embargo, existen


personas que piensan que no son necesarias en una iglesia grande, y
buscan el placer, el yo, y se sientan en las bancas, se ponen cómodos y
observan mientras otros ministran. ¡Eso es mortal!

1 Corintios 4:1 RVR1960

“1 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y


administradores de los misterios de Dios.”

Lo que Pablo quiere decir es: “Cuando llegue el momento de emitir juicio
sobre mis consiervos y un servidor, quisiera que dijeran que fuimos
siervos de Cristo”.

Existen diversas formas de llamar siervo en lengua griega, pero Pablo usa
y transmite una que enseña la mejor idea de siervo humilde “hupé7retés”,
es decir, “el remero de abajo”. En esos tiempos, en los que Pablo escribía
las epístolas, los barcos de madera de tres ordenes de remos llamados
trirremes eran impulsados por remeros esclavos encadenados a las
bancas del casco. Los remeros del piso inferior eran conocidos como los
“remeros de abajo”. Pablo y sus consiervos no querían ser exaltados,
querían ser conocidos como los remeros esclavos que movían esforzada y
diligentemente sus remos.

“Muchas personas quieren ser estrellas, pero Dios quiere siervos


obedientes.”

1 Corintios 4:2 RVR1960

“2 Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea


hallado fiel.”

Dios no quiere personas que salen con una idea ingeniosa para mover el
remo, y que hace que el resto se sienta mal en el proceso. Él remeros
fieles que se ven a sí mismos como siervos bien dispuestos.

El servicio a otros no tiene que estar desarrollado necesariamente por un


programa de la iglesia. En Romanos 12 Pablo habla de las funciones de
los siervos y usa para ello el cuerpo humano como una analogía:
“4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros,
pero no todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros,
siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de
los otros. 6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia
que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7 o
si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que
exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside,
con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.” (Romano 12:4-8).

Pablo lo que está diciendo es que debemos usar la habilidad que Dios nos
ha dado para servir a otros. No necesitamos un programa para poder
servir a otros, sino que debemos dejar que las capacidades que Dios nos
ha dado, salgan y sean exteriorizadas, sea por un programa o mediante
interacción personal. El Espíritu mora en nosotros como creyentes, y nos
capacita con la intención de servir a otros.

“Si estamos llenos del Espíritu Santo, Dios querrá llevar a cabo un
ministerio por medio de nosotros que es esencial para nuestra iglesia.”

Pablo enlista diversas categorías de ministerios en Romanos 12:6-8:


profecía (predicación), servicio, enseñanza, exhortación, repartir,
presidir, hacer misericordia (También se mencionan otros en 1 Corintios
12:4-11). Estas categorías son amplias. Así, pues de la categoría “repartir”
hay muchas maneras de dar; en la categoría “misericordia” hay muchas
maneras de hacerlo; hay diferentes estilos de predicar y de enseñar. El
Señor nos ha dado a cada uno de nosotros una combinación de dones que
nos capacitan para ministrar de la manera que Él quiere que lo hagamos.
Dios combina ciertos dones en maneras tan únicas que somos como
coposo de nieve, que no hay dos iguales.

“Al haber sido creados, y equipados con dones que Dios nos ha dado, y
no servir con esos dones, la Iglesia de Jesucristo es la que pierde. Dios
no quiere que seamos espectadores”

Hay diversas maneras en la que como creyentes podemos involucrarnos


en la iglesia. Debemos cultivar dones que Dios nos ha dado y debemos ser
activos en cualquier ministerio al que Dios nos dirija.

Colosenses 4:12 RVR1960

“12 Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo,


siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para
que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere.”

Filipenses 2:25 RVR1960

“25 Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y


colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de
mis necesidades;”

Pablo en Colosenses 4:12 no usa los términos de “Epafras, el graduado de


seminario”, o “El doctor Epafras, graduado con honores”, sino que
simplemente dice “Epafras es uno de vosotros, un siervo de Cristo”. Lo
que lleva entender que ser un siervo de Cristo es un altísimo honor.

Por otro lado, en Filipenses 2:25, Pablo escribe acerca de Epafrodito,


llamándolo “mi hermano y colaborador y compañero de milicia vuestro
mensajero y ministrador de mis necesidades”; lo que lleva a afirmar que
Epafrodito era un verdadero compañero de Pablo. Las personas como
Epafrodito, valiosos compañeros en la predicación del evangelio, serán
bien conocidas en el cielo. El apóstol Pablo les dice: “Recibidle, pues, en
el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son cómo él”, y
básicamente era porque aportaba una compañía fiel y ayuda eficaz.

“Un siervo dispuesto a servir es espontáneo en lo que hace.”

f) Gozo

El gozo es una euforia exterior; además, de ser la respuesta del corazón,


del alma y de la mente a la relación que el creyente tiene con Cristo. Hay
seriedad en la Palabra de Dios, y en su presentación delante del Dios
infinitamente santo, sabio y soberano. Muchas cosas pueden traer dolo,
pero estamos llamados a estar llenos de gozo, porque al conocer la
Palabra de Dios tenemos un conocimiento profundo en nuestras almas
(pensamientos) que todo está bien y que en ultima instancia todo será
glorioso.

1 Juan 1:4 NBLA

“4 Les escribimos estas cosas para que nuestro gozo sea completo.”

Al estudiar la Palabra de Dios y obedecer al Señor, experimentamos gozo.


Romanos 14:7 nos enseña que el reino de Dios es “justicia, paz y gozo en
el Espíritu Santo”. Asimismo, Jesús nos enseña que Él vino para darnos
gozo, en Juan 17:13. Y Pablo, el apóstol, dijo: “Regocijaos en el Señor
siempre. Otra ve digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4).

El gozo está ligado a la voluntad de servir, porque al usar los dones que
Dios nos ha dado, experimentamos gozo. Por el contrario, lo que son
excesivamente introspectivos están siempre buscando autosatisfacerse y
velar por sus problemas, teniendo como resultado seres humanos que
crecen hacia adentro, siempre contemplándose a si mismo y siendo
desgraciados.

“Una persona puede escoger perder su gozo. Si quiere puede dedicarse a


buscar y mirar el montón de estiércol en el mejor de los prados. Es una
decisión que cada uno toma.”

Los creyentes deberían elegir estar gozosos y entusiasmados acerca de lo


que Dios hace, pues con el poder del Espíritu Santo que ha dado no se
puede permitir que nadie robe el gozo, porque la Biblia manda que yo me
regocije (Filipenses 4:4). Y ciertamente vamos a tener problemas, pero
viene el día cuando todos los verdaderos creyentes estarán en el cielo y
todos nosotros seremos perfectos.

“Regocíjate en el Dios que te ha redimido y que te ama a pesar de tu


pecado. Regocíjate que un día estará en el cielo con Él.”.

g) Paz

Juan 14:27 NBLA

“27 »La paz les dejo, Mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el
mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo.”

Jesús nos dio su paz. Incluso Dios nos llama a ello, pues 1 Corintios 7:15
dice: “Sino que a paz nos ha llamado Dios”. Además, Filipenses 4:7 dice
que dejemos la paz de Dios reine en nuestros corazones. Mientras que 2
Corintios 3:11 dice: “Vivid en paz”, y 1 Tesalonicenses 5:13 dice: “Tened
paz entre vosotros”.

Mientras que el gozo es una euforia exterior, la paz es un contentamiento


interior que viene cuando sentimos que todo está bajo control. No puede
haber paz si hay pecado en la vida, pero cuando ésta está limpia de
pecado, y encaminada en el Espíritu, se tendrá paz. No debemos permitir
que algo o alguien nos quite la paz.

Debemos cultivar una cultura de actitud de paz, descanso y confianza en


Dios. Pablo dijo: “Por nada estéis afanosos”, y que permitamos que la paz
de Dios reine nuestros corazones (Filipenses 4:6-7). No vivimos en
perfecta paz, pero debemos tener una actitud de paz.

Mateo 5:9 NBLA

“9 »Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados


hijos de Dios.”

No podríamos hacer nada más maravilloso por el reino de Dios y la


iglesia de Cristo Jesús que el ser un pacificador, pues la naturaleza tiende
al conflicto. Job dijo: “Pero como las chispas se levantan para volar por el
aire, así el hombre nace para la aflicción” (Job 5:7). Las personas
experimentan conflictos de personalidad, pero estamos llamados a ser
pacificadores, a suavizar lo conflictos y no fomentarlos, a promover la
paz, y no dificultarla.

“Dígase a si mismo: “Estoy en paz, Dios está en control y yo seré un


pacificador.”

Cuando veamos a dos personas en conflicto, debemos ser pacificadores;


debemos ayudarlas a abrazarse la una con la otra; no debemos ponernos
del lado de nadie; debemos procurar encontrar lo bueno de cada persona;
no debemos decir nada que vaya a irritar a alguien; debemos priorizar la
paz sobre la razón propia.
La paz es más importante que salirme con la mía (mi posición, mi
criterio, etc). Pero si alguien niega la verdad de Dios, lucharé por lo que
es verdad. Con los de la familia de Dios, debemos ser pacificadores.

“¡Cuan sencilla seria la vida si todos fuéramos pacificadores.”

h) Gratitud

1 Tesalonicenses 5:18 NBLA

“18 Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes


en Cristo Jesús.”

Nosotros como creyentes, en vez de exclamar “Si tuviera un mejor


trabajo” o “Si tuviera una mejor cónyuge” o “Si no tuviera tantos
problemas”, pero estamos llamados a ser agradecidos. Dar gracias es algo
poderoso por naturaleza, ya que, cultivando un corazón agradecido,
resolveremos muchos de nuestros problemas.

“Dar gracias y alabar a Dios le ayuda a evitar enfocarse en sus


problemas.”

En los Salmos encontramos clamor en desesperación a Dios; uno de los


salmistas preguntaba: “¿Por qué prosperan los malos?” (Salmos 73:3). El
Rey David tuvo esa actitud, cuando huía de su hijo Absalón, quien quería
sublevarse y arrebatarle el trono, pero cuando empezó a pensar en todas
las cosas buenas que Dios había hecho, aún en la persecución, dejó de
desesperarse.

Como creyentes, tenemos muchas cosas por las cuales dar gracias:

 Salmos 30:4 RVR1960: “Cantad a Jehová, vosotros sus santos,


Y celebrad la memoria de su santidad.”
 Salmos 106:1 RVR1960: “Aleluya. Alabad a Jehová, porque él es
bueno; Porque para siempre es su misericordia.”
 Daniel 2:23 RVR1960: “A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias
y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has
revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto
del rey.”
 Romanos 1:8 RVR1960: “Primeramente doy gracias a mi Dios
mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra
fe se divulga por todo el mundo.”
 Romanos 6:17 RVR1960: “Pero gracias a Dios, que aunque erais
esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma
de doctrina a la cual fuisteis entregados;”.
 Romanos 7:23-25 RVR1960: “23 pero veo otra ley en mis
miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva
cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 !!
Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo
mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley
del pecado.”.
 1 Corintios 1:4 RVR1960: “Gracias doy a mi Dios siempre por
vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús;”
 1 Corintios 15:57 RVR1960: “Mas gracias sean dadas a Dios, que
nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
 2 Corintios 2:14 RVR1960: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva
siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros
manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.”
 2 Corintios 8:16 RVR1960: “Pero gracias a Dios que puso en el
corazón de Tito la misma solicitud por vosotros.”
 2 Corintios 9:15 RVR1960: “!!Gracias a Dios por su don inefable!”
 1 Tesalonicenses 2:13 RVR1960: “Por lo cual también nosotros sin
cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de
Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de
hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa
en vosotros los creyentes.”
 2 Tesalonicenses 1:3 RVR1960: “Debemos siempre dar gracias a
Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe
va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda
para con los demás;”.
 Apocalipsis 11:17 RVR1960: “diciendo: Te damos gracias, Señor
Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir,
porque has tomado tu gran poder, y has reinado.”

No debemos quejarnos cuando afrontemos circunstancias adversas,


debemos cultivar un corazón agradecido a Dios. Debemos dar gracias por
todo lo que tenemos ahora, porque pensar que merecemos mejores cosas
actuamos como desagradecidos.

i) Dominio propio

El dominio propio significa que nos alejamos del pecado y hacemos


solamente lo que es correcto. Cuando nos disciplinamos conocemos, y
entendemos la ley de Dios y no hacemos nada que esté fuera de ella.

1 Corintios 9:24-27 RVR1960

“24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para
recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26 Así
que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera
peleo, no como quien golpea el aire, 27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo
pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo
mismo venga a ser eliminado.”

Pablo habla acerca del dominio propio utilizando una metáfora familiar
para enseñar: Todos los que corren en una carrera lo hacen para ganar,
por eso corren. Los cristianos hemos sido llamados a una carrera
(Gálatas 5:7, Filipenses 2:16, Hebreos 12:1-2) y corren para ganar. ¿Qué
es necesario para alcanzar la meta? Pablo lo dice claramente “todo aquel
que lucha, de todo se abstiene”, es decir, si una persona quiere llevar la
victoria tiene que ser muy disciplinado.

Pablo al decir que de una manera corre y no aventurándose (v. 26), lo que
se refiere es que quería estar seguro de que no se desviaba. En 2 Timoteo
2:5 Pablo le dice a Timoteo que para que un atleta gane la carrera, tiene
que “luchar legítimamente”, es decir, debe seguir las reglas de juego; no
puede escaparse de las normas; si quiere ganar, debe someterse. Y, al
decir que golpeaba su cuerpo y lo ponía a servidumbre (v. 27), se refería a
que él no quería pecar, no quería perder la oportunidad de la victoria
espiritual mucho menos que un atleta quiere hacer algo que le pueda
descalificar.

Efesios 6:11-20 RVR1960

“11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes


contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra
sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de
Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo,
estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la
verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el
apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe,
con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad
el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de
Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,
y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a
conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy
embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.”

Tenemos una batalla importante como cristianos: la guerra espiritual por


la corona incorruptible (1 Corintios 9:25), una herencia eterna
“incontaminada e inmarcesible” (1 Pedro 1:4). Para esa lucha es necesario
llevar armadura, la cual es vital si queremos obtener la victoria. Estamos
metidos en una batalla espiritual y la batalla no es contra de hombre sino
de demonios (Efesios 6:12).

“Es importante que nosotros entendamos la seriedad de la guerra


espiritual que hay entablada contra Cristo y contra todos los que
son de Él.”

Necesitamos ponernos “toda la armadura de Dios, para que podáis


resistir” (Efesios 6:13). Tenemos que estar preparados para la batalla.
Hay dos elementos en esa armadura que debemos poner énfasis, y
aparecen mencionados en Efesios 6:14.
i. El cinturón de la verdad

El apóstol Pablo dijo: “Esta, pues, firmes ceñidos vuestros lomos


con la verdad”. Él pensaba en un soldado romano preparado para
la batalla, que para ir a luchar debía usar un cinturón para sujetar
su ropa alrededor de su cuerpo. A eso Pablo llamó cinturón de la
verdad.

Pablo lo asoció con un compromiso sincero y firme a la


autodisciplina. Debemos ser serios para la preparación en la
batalla espiritual, comprometiéndonos a andar por el camino
estrecho por el que Dios nos llama a caminar.

“Si amamos el placer más de lo que amamos a Dios,


nos apartaremos de la senda del dominio propio al que Dios nos
llama y caeremos en el pecado.”

ii. La justicia

El soldado romano también llevaba puesta una coraza sobre su


pecho para evitar que sus órganos vitales fueran vulnerables a las
flechas y puñales. Pablo llamó a esto la coraza de justicia (o
santidad). Debemos vivir en justicia o seremos vulnerables.

2 Corintios 7:1 RVR1960

“Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas,


limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”

Filipenses 4:8 RVR1960

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo


honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es
de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad.”

El dominio propio está relacionado con la mente. Proverbios 23:7


dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es el”. Una
vida pura y con dominio propio viene como resultado de estar
saturados con la Palabra de Dios. El salmista dijo: “En mi corazón
he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmos 119:11)

Colosenses 3:16 dice que “la palabra de Cristo more en abundancia


en vosotros”. La Palabra de Dios es la fuente de la disciplina y
debemos dedicarnos fielmente a conocerla.
j) Responsabilidad

Mateo 7: 3-5 NBLA

“3 »¿Por qué miras la mota[a] que está en el ojo de tu hermano, y no te


das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿O cómo puedes
decir[b] a tu hermano: “Déjame sacarte la mota del ojo”, cuando la viga
está en tu ojo? 5 ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces
verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano.”

Es esencial que enseñemos a todos en la iglesia ser responsables unos con


otros. En Mateo 7:3, en otras palabras, dice: “¿Por qué estás más
preocupado acerca del pequeño problema en la vida de tu hermano que el
gran problema que tú tienes en tu propia?”. Tenemos la responsabilidad
de señalar los pecados de otra persona, pero antes de que podamos hacer
eso tenemos que arreglar nuestro propio pecado (Mateo 7:5). La
responsabilidad entre los miembros de una iglesia es algo importante.

“En una relación de responsabilidad, una persona no


es solo responsable por cuidar de otros; es también responsable
por asegurarse de que su propia vida está en orden antes de
cuidar de los demás.”

Veamos la aplicación práctica de la responsabilidad: Conocemos a


alguien que no está yendo a la iglesia a congregar. Es nuestra
responsabilidad ir a ese miembro y decirle: “Te estás olvidando de
congregarte con los hermanos (Hebreos 10:25). Debes ser más fiel en
cuanto a adorar al pueblo de Dios”. Y de repente nos preguntamos:
¿Quién soy yo para decirle eso? Yo también tengo problemas, por lo que
debemos limpiar nuestra propia vida, eliminar la viga del propio ojo, de
manera que podamos ir y hablarle al otro hermano de su pecado.

“La responsabilidad ante los demás requiere que seamos puros.”

Gálatas 6:1 NBLA

“Hermanos, aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que


son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote
a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.”

Es necesario que la persona que quiera ayudar a otro a caminar en


obediencia al Señor, ella misma camine de esa manera. Mateo 18:15 nos
dice lo que hay que hacer una vez que hemos tratado con el pecado en
nuestra propia vida: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y
repréndele, estando tu y el solos”.

Gálatas 2:11-14 NBLA

“11 Pero cuando Pedro[h] vino a Antioquía, me opuse a él cara a cara,


porque él era digno de ser censurado[i]. 12 Porque antes de venir algunos
de parte de Jacobo[j], él comía con los gentiles, pero cuando aquellos
vinieron, Pedro empezó a retraerse y apartarse, porque temía[k] a los de
la circuncisión. 13 Y el resto de los judíos se le unió en su hipocresía, de
tal manera que aun Bernabé fue arrastrado por la hipocresía de
ellos. 14 Pero cuando vi que no andaban con rectitud en cuanto a la
verdad del evangelio, dije a Pedro[l] delante de todos: «Si tú, siendo
judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿por qué obligas a los
gentiles a vivir como judíos?”

Gálatas 2:11-14 nos muestra que el apóstol Pablo reprendió públicamente


a Pedro porque este estaba haciendo algo que no era bueno, y los
ancianos y líderes no están exentos de exhortación y reprensión. Así, si
hay necesidad de reprender a los ancianos y líderes, quizás sea necesario
hacerlo delante de la iglesia para que otros teman y eviten el pecado (1
Timoteo 5:20).

Todos en la iglesia deben tener el sentido de responsabilidad cristiana


unos con otros a fin de que la vida de todos sea pura, y sobre todo los
esposos, hombres y mujeres deben ser responsables el uno con el otro.
No es correcto tener tolerancia con la pecaminosidad en la iglesia.

“Cualquier creyente que vive en pecado se debe hablar con él o


ella en forma amorosa y con la intención de edificar y restaurar
al hermano.”

¿Y qué hacer si el hermano que ha pecado no oye? Mateo 18:16-17 tiene la


respuesta: “16 Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para
que toda palabra sea confirmada por boca de dos o tres testigos. 17 Y si
rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia; y si también rehúsa escuchar a la
iglesia, sea para ti como el gentil y el recaudador de impuestos[k].”
Nosotros no tenemos que preocuparnos por edificar la iglesia, pues
Cristo dijo que esa era su tarea (Mateo 16:18), y lo que debemos hacer
nosotros es ser obedientes a Dios y Él se encargará de todo lo demás.

A veces un cristiano hará cosas que no quiere hacer , y eso va a necesitar


de la amonestación amorosa de otro cristiano para sacarle de esa
situación. Pablo mismo dijo que luchaba con la carne: “Porque lo que
hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco,
eso hago” (Romanos 7:15).

Necesitamos interesarnos en la responsabilidad que tenemos unos para


con otros. Por eso es importancia la comunión. Nos recuerda que nos
aseguremos que nuestras vidas son rectas delante de Dios a
fin de poder restaurarnos unos a otros en amor y estimularnos
unos a otros al amor y a las buenas obras (Hebreos 10:24).

“La responsabilidad involucra el "unos a otros" de las Escrituras.


Estamos llamados a exhortarnos unos a otros (Hebreos 10:24-25),
orar unos por otros (Santiago 5:16), amarnos unos a otros (Gálatas
5:13; Efesios 4:2; 1 Pedro 1:22), enseñarnos unos a otros (Colosenses
3:16), edificarnos unos a otros (Romanos 15:14; Colosenses 3:16). Esas
cosas son las que forman la vida de la iglesia.”
k) Perdón

La iglesia no puede sobrevivir sin experimentar sus miembros el perdón.


Es una actitud trascendental y vital, porque todos somos humanos, y
todos pecamos. Si es imposible perdonar a alguien que peca, y peca
contra uno, padecemos de algún cáncer que ésta infectando el cuerpo de
Cristo.

En la instrucción de Jesús de cómo orar, nos enseñó en Mateo 6:12: “Y


perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestros deudores”. Es decir, “Dios perdónanos como nosotros también
perdonamos”. Y añade Mateo 6:14-15 “Porque si perdonáis a los hombres
sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más
si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os
perdonará vuestras ofensas”. En simple, si nos perdonamos a otros, Dios
no nos perdonará.

Este perdón no es el que recibimos cuando aceptamos a Jesús, el cual


tiene un efecto redentor y eterno, sino del perdón paternal y temporal, el
cual está totalmente vinculado con los pecados actuales. Es vital tener
una actitud perdonadora si anhelamos disfrutar de una comunión pura y
bendita con Dios, y con nuestros hermanos(as) en Cristo.

Efesios 4:32 NBLA

“32 Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos,


perdonándose unos a otros, así como también Dios los[r] perdonó en
Cristo.”

La lógica del perdona es la siguiente: Debemos perdonar porque Dios nos


ha perdonado. La iglesia necesitar estar infestada de creyentes
perdonadores, porque en esta vida y en la iglesia vamos a tener personas
que irritan a otros o causan problemas. Si estamos dispuestos a perdonar,
estaremos libre de la esclavitud de la amargura.

l) Dependencia

Si se habla en términos negativos, la dependencia es actitud de


insuficiencia, pues a las personas capaces les resulta difícil desarrollar esa
actitud. Sin embargo, si la iglesia no es cuidadosa puede llegar al extremo
de eliminar a Dios porque depende de la fortaleza de sus miembros y
programas.

Nosotros que hemos sido tan bendecidos por Dios podemos olvidarnos
de Él con mucha facilidad. ¿Qué pasó cuando el Señor le dio a Israel la
Tierra Prometida? El Señor les dio “ciudades grandes y buenas que [ellos
no edificaron], y casas llenas de todo bien [que ellos no llenaron], y
cisternas cavadas [que ellos no cavaron], viñas y olivares [que ellos no
plantaron]” (Deuteronomio 6:10-11), pero no tardaron en olvidarse de
Dios (Deuteronomio 8:10-18).

Salmos 19:13 NBLA

“Guarda también a Tu siervo de pecados de soberbia; Que no se


enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro, Y seré absuelto de gran
transgresión.”

Tenemos que asegurarnos que no nos involucramos de tal manera en


ellas que hacemos cosas que no están en la voluntad de Dios. Debemos
mantener una actitud de dependencia a Dios, pues es muy fácil hacer las
cosas sin apoyarnos en Dios, sin buscar el corazón y la mente de Dios.

“Es importante que cuando usted toma decisiones, ore a Dios con
paciencia y tenga comunión con Él hasta que esté seguro de que haga lo
que haga será la obra de Dios.”

La oración es un elemento clave para evitar la presuntuosidad. Cuando


los discipulos le pidieron a Jesús que les enseñe a orar, les dijo: “Cuando
oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre” (Lucas 11:2). Cuando santificamos el nombre de Dios, estamos
exaltando y glorificándolo solamente a Él. Y la oración continúa: “Venga
tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.
Debemos orar pidiendo a Dios que haga lo que hace en el cielo, en la
tierra. La oración de Jesús a los discípulos es una oración dependiente,
no demandante ni exigente.

m)Flexibilidad

Una iglesia que no es flexible está destinada a fracasar, y es muy triste


que algunos creyentes piensen que es una virtud el ser inflexible, como si
llevaran una medalla de honor al ser tan obstinados. Así fueron los
fariseos que criticó Jesús, inflexibles.

En Mateo 15, algunos fariseos y escribas le preguntaron a Jesús: “¿Por


qué tus discípulos quebrantan la ley de los ancianos? Porque no se lavan
las manos cuando comen pan” (Mateo 15:2). Se referían a que los
discípulos no cumplían con los rituales ceremoniales que la iglesia judía
exigía, o estaba acostumbrada a esos tiempos, antes de comer. Y Jesús les
dijo: “Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por
vuestra tradición?” (Mateo 15:3).

“A algunas iglesias se las ve obsesionadas con la tradición. Ven un


mandamiento en la Biblia y dicen: "No podemos hacer esto; debemos
mantener la tradición".”

Necesitamos ser flexibles en nuestras vidas personales. Cuando Pablo


terminó su ministerio en Galacia y Frigia, él quiso dirigirse al sur, hacia
Asia. Empezó a encaminarse a esa dirección, pero el Espíritu Santo le
paró (Hechos 16:6), pero no le privó a Pablo de ministrar en otros
lugares. Dijo a sus compañeros de viaje: “Ya hemos ido al este y ahora no
podemos ir al sur, vayamos, pues, al norte a Bitinia. Pero el Espíritu no se
lo permitió” (Hechos 16:7). La única dirección en la que podía ir era hacia
el oeste, y el
océano se encontraba en esa dirección. Pablo, muy probablemente oró
para saber a donde ir, y tuvo una visión en la que un hombre macedonio
le decía: “Pasa a Macedonia y ayúdanos” (Hechos 16:9). Pablo fue flexible
acerca del lugar al que debía ir.

“La iglesia tiene que ser flexible también. Tiene que ser capaz de
decir: "Señor, dependemos de ti para que nos dirijas, y estamos
dispuestos a ir a donde tú nos lleves".”

n) El deseo de crecer

1 Pedro 2:2 NBLA

“2 deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra[c], para


que por ella crezcan para salvación”.

Pedro no está hablando acerca de la leche de la Palabra en contraposición


a la carne (1 Corintios 3:2), sino que solamente está diciendo: “De la
misma forma que los bebés desean la leche, tu debe desear Palabra a fin
de crecer”. Así como los bebés se desesperan por la leche, nosotros
debemos tener hambre y desesperarnos por la Palabra.

¿Cuán fuerte es nuestro deseo por la Palabra? ¿Tiene usted que


esforzarse para abrir la Biblia y leerla, o su corazón se siente atraído por
ella? Crecemos al alimentarnos con la Palabra de Dios,
independientemente de nuestra capacidad para crecer, debemos usar la
que tengamos por completo.

“Aunque todos tenemos diferentes habilidades, el Espíritu de Dios obra


en nuestros corazones para ayudarnos a amar su Palabra y crecer al
ritmo que podemos crecer.”

2 Pedro 3: 18 NBLA

“Antes bien, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y


Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad.
Amén.”

Al crecer no estamos aprendiendo datos, información ni hechos de un


libro, sino que estamos conociendo a Cristo mismo, porque Él es la
Palabra (Juan 1:1:).

1 Juan 2:13-14 NBLA

“13 Os escribo á vosotros, padres, porque habéis conocido á aquel que es


desde el principio. Os escribo á vosotros, mancebos, porque habéis
vencido al maligno. Os escribo á vosotros, hijitos, porque habéis conocido
al Padre. 14 Os he escrito á vosotros, padres, porque habéis conocido al
que es desde el principio. Os he escrito á vosotros, mancebos, porque sois
fuertes, y la palabra de Dios mora en vosotros, y habéis vencido al
maligno.”

Como un miembro nuevo de la familia de Dios, somos hijos y conocemos


al Padre (1 Juan 2:13), y al crecer y hacernos jóvenes espirituales, la
Palabra permanece en nosotros y se dirá “habéis vencido al maligno” (1
Juan 2:13-14). Primero conocemos a Dios de la forma más sencilla, luego
nos familiarizamos con la doctrina; maduramos y nos convertimos en
adultos espirituales cuando “conocemos al que es desde el principio” (1
Juan 2:13-14). No estamos conociendo doctrina, estamos conociendo a
Dios.

“Cuanto más conoce a Dios, tanto más enriquece su compañerismo con


Él”.

¿Tenemos hambre de la Palabra? ¿Meditamos en ella? ¿Nos nutrimos


diariamente con ella? ¿Podemos decir con Job que amamos la Palabra
más que nuestro alimento diario (Job 23:12)?

o) Fidelidad

1 Corintios 4:2 NBLA

“2 Ahora bien, lo que se requiere además de[a] los administradores es


que cada uno sea hallado fiel.”.

Dios busca corredores que tengan el anhelo de correr largas distancias.


La dedicación espiritual a largo plazo es maravillosa.

2 Timoteo 4:6-7 NBLA

“6 Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación,


y el tiempo de mi partida ha llegado. 7 He peleado la buena batalla, he
terminado la carrera, he guardado la fe.”

Pablo le decía a Timoteo: “Puedo morir ahora. Acabé. He terminado la


tarea que Dios me encomendó. He peleado la buena batalla y guardado la
fe”.

“Un cristiano fiel siempre tiene como prioridad el adorar, servir y orar
sin cesar.”

p) Esperanza

Esperanza es una gran palabra, y para el cristiano significa seguridad


para el futuro. No hay temor en la muerte. Podemos en la realidad
esperar con confianza lo que tenemos por delante en la vida y la muerte.
Romanos 12:12 NBLA

“gozándose en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a


la oración,”

Pablo declara: “Gozosos en la esperanza”. La muerte no nos causa temor,


un culto funeral para un cristiano debe ser un motivo para regocijarse y
alabar a Dios porque esa persona ha partido de lugar de lágrimas,
enfermedad, muerte y limitaciones y ha marchado a un lugar donde
vivimos libres de esto.

Es importante tener una actitud de esperanza, y por tanto, no deberíamos


estar tan obsesionados por las cosas terrenales. Jesús dijo: “19 No os
hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde
ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la
polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro
corazón.” (Mateo 6:19-21).

Si nuestros corazones están enfocados en nuestra esperanza en la


eternidad, entonces nuestro tesoro estará también en la eternidad. No
hay que vivir para lo temporal, debemos vivir en esperanza y eso implica
vivir más comprometidos a invertir en la eternidad que invertir en lo
temporal.

Debemos procurar mantenernos en el camino. Conviene que recordemos la


verdad de Dios, y ésta marque nuestro actuar y actitudes. Las virtudes, actitudes
y sistemas internos necesarios para la iglesia puede estar presente en los
corazones de los miembros y líderes, pero debemos recordárnoslo unos a otros,
de forma comprometida.

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