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Corazón del Maestro

Debo enseñar la verdad como maestro, y sustentarla, pero ¿Cómo el maestro


debe enseñar?

1) Debe corregir con autoridad (Tito 1:9).

Un problema que algunos no quieren ofender a las personas, sino dar


sugerencias. Sin embargo, se debe hablar con autoridad y enseñar con
autoridad la Palabra de Dios.

Cuando abrimos la Palabra y enseñamos la Palabra de Dios, debemos


enseñar tal cual, porque es la Palabra de Dios como es.

El maestro que enseña la Biblia debe hacerlo con toda autoridad, porque
no habla por su propia cuenta, y no da un consejo personal, sino que está
comunicando la enseñanza de Dios, instrucciones divinas, y Dios no nos
da sugerencia ni posibilidades, nos ordena.

Debe exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen,


porque hay muchos contumaces, habladores de vanidad y engañadores a
los cuales es preciso tapar la boca (Tito 1:10-11). No hay que dejarlos
hablar, y reprenderlos duramente (Tito 1:13).

No quiere que nadie se escape de la autoridad de mantenerse en la


Escritura. El maestro debe ayudar a las personas y enseñarles a guardar
la Palabra, y no salirse de ella.

Debe exhortar con la Palabra, cuidando que las personas que creen en
Cristo, no se salgan de la Palabra. Tal como Judas que quería exhortar
para contender ardientemente por la fe (Judas 1:3).

2) Reconocer que la autoridad se le fue delegada (2 Cor. 2:17)

La autoridad no reside en nosotros, sino que es delegada. El Heraldo del


Rey, cuando abre el edicto y lee y explica el edicto, habla con toda la
autoridad del Rey, pero cuando cierra el edicto, y habla a la gente como
debe hacer algo que no está en ese edicto, no se les debe hacer caso,
porque el Heraldo es un solo mensajero.

No se tiene autoridad fuera de la Palabra de Dios. No hay autoridad


intrínseca. La única autoridad que se tiene es cuando se habla la Palabra
de Dios.

Hablamos de parte de Dios (2 Cor. 2:17), y eso es siempre y cuando


hablamos bíblicamente, pero no más allá. Cuando se habla sin biblia, no
hay autoridad.

1 Pe. 5:4 – Cuando aparezca el príncipe de los pastores, recibiremos la


corona incorruptible de Gloria.
Hay un solo pastor de la grey, nosotros somos delegados por gracia de
Dios solamente. No somos nadie.

3) Amonestar con mansedumbre y lágrimas (Fil. 1:15)

¿Cómo contender con lo falso sin llegar a ser contencioso o pendenciero?


Porque la Biblia lo prohíbe.

El primer paso es reconocer con quien hablo. ¿De qué se trata? ¿Cuál es
la controversia? Hay que discernir si se pelea contra la mentira (que hay
que exterminarla) o falso maestro (que es enemigo de Dios), pero nunca
olvidar de que la meta es proteger al rebaño y salvarlos del falso maestro,
y que el mismo se salve.

Por último, si nos enfrentamos a un hermano que no cree como yo,


porque ve doctrina de forma distinta. Debemos reconocer que no es mi
enemigo, sino convencerle de la verdad, pero el trato es diferente porque
es mi hermano en Cristo. Estoy tratando de ayudarle y corregirle.

Si se contiende con un hermano en Cristo:

Filipenses 1:15 – Algunos a la verdad predican a Cristo, pero lo hacen por


envidia y contienda, pero otros de buena voluntad.

Pablo predicaba, pero algunos lo hacían por contención, y añadir


aflicción a sus prisiones (Fil. 1:16), pero los otros por amor sabiendo que
el mismo defiende el evangelio.

Lo magistral de Pablo está en Fil 1:18: “¿Qué, pues? Que, no obstante, de


todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en
esto me gozo, y me gozaré aún.”

Si se contiende con un falso maestro:

Filipenses 3:2-3 “2 Guardaos de los perros, guardaos de los malos


obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. 3 Porque nosotros
somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.”

El pensar de Pablo cuando se está con perros, malos obreros o


mutiladores del cuerpo (de Cristo), debemos guardarnos y estar atentos
para defender la sana enseñanza, porque los que están en espíritu y
sirven a Dios, se glorian en Cristo Jesús, y no tienen confianza en la carne
(pensamientos, teorías, etc). Y por ello en Gálatas 1:8, Pablo dice que
quien haga ello trayendo un evangelio distinto, sea anatema.

Hay una gran diferencia entre la forma en que Pablo lidia con su
hermano, y con un falso maestro. Pero aun cuando lidiamos con los
falsos maestros, Pablo a Timoteo en 2 Tim. 2:23 dice “Pero desecha las
cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas”.
La contienda es el contexto, y Pablo dice a Timoteo que debe evitar la
falsa doctrina y cuestiones de ideología, porque luego van a discutir cosas
que no importa, y generará contención, pero el siervo del Señor, el
esclavo no debe ser contencioso, sino que debe ser amable para con
todos, apto para enseñar, sufrido (2 Tim. 2:24); que con mansedumbre
corrija a los que se oponen (2 Tim. 2:25). Esto es porque la meta no es la
destrucción de esos falsos maestros, sino que encuentren la salvación en
la verdad que es Cristo y la Palabra.

Es con mansedumbre porque debemos ser como Jesucristo, manso y


humilde (Mateo 11:29).

Pablo dice en Hechos 20:31 – “31 Por tanto, velad, acordándoos que por
tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a
cada uno.” Amonestar, exhortar suena muy fuerte, pero lo hizo con
lágrimas. Lo hace porque Pablo era un Heraldo del Rey. “Por favor no lo
hagan”, como una nodriza con sus hijos (1 Tes 2:7).

No podemos separar la exhortación de la actitud. El siervo de Dios va a


exhortar, contender, pero bíblicamente hablando ¿Cómo lo haces? ¿Con
qué motivación?: Quiere que la gente sea salva por eso lo hace llorando,
con lágrimas.

1 Pedro 5:2-3 – “2 Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros,


cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia
deshonesta, sino con ánimo pronto; 3 no como teniendo señorío sobre los
que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.”

Si los exhorto, pero debo hacerlo con mi ejemplo.

4) Enseñar por medio del ejemplo (Juan 13:12-15)

Es necesario poner en práctica lo que vamos a enseñar, antes de


enseñarlo. Es un requisito. Si no puedes decir: “Imítenme hermanos”, no
puedes andar enseñando.

En Juan 13:12-15 Jesús lava los pies a sus discípulos, y pone el ejemplo
como maestro, de lavar los pies. Su actitud es de ser ejemplo a la grey.

Usualmente se piensa: “Ahora soy pastor, y tengo autoridad”. Pero en la


Biblia, más autoridad tienes, más pies tienes que lavar, y mas
responsabilidad tienes al deber ser ejemplo para la grey. ¿Cómo vamos a
enseñar algo si estamos viviendo de manera contraria? ¿Cómo vamos a
exhortar a ser humildes si constantemente estamos promoviéndonos a
nosotros mismos?

1 Corintios 4:11-16 – “11 Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos


sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija.
12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen,
y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. 13 Nos difaman,
y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el
desecho de todos. 14 No escribo esto para avergonzaros, sino para
amonestaros como a hijos míos amados. 15 Porque aunque tengáis diez
mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os
engendré por medio del evangelio. 16 Por tanto, os ruego que me imitéis.”

Que bendición poder llegar al final de tu vida, y poder decir lo mismo que
Pablo: “Me pueden imitar”. Esto debe ser el anhelo de cada maestro.

Filipenses 4:9 – “9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en


mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.”.

Lo que aprendiste, recibiste, y también lo oíste y viste. No me escuchaste


exhortarles evangelizar, sino que aprendiste a evangelizar por mis
palabras; y luego me oíste evangelizar, me viste evangelizar. No es que les
exhorte a orar y lo aprendiste por mis palabras, sino que me viste orar,
me oíste orar.

5) Mostrar sabiduría y paciencia para con todos (1 Tes 5:14)

1 Tes. 5:14 – “14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los


ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles,
que seáis pacientes para con todos.”

El problema que encontramos en la Iglesia es que hay maestros


amonestando a los de poco ánimo, eso es un pecado (debe estar
alentándolos). No debes estar alentando a los ociosos.

Y se necesita sabiduría para saber cómo aplicar la verdad bíblica a la


persona, y eso es sumamente difícil hacerlo en una época de internet, y
con los medios de comunicación, porque lo que escribo se ve en todos
lados.

En la misma manera en que hablo a un salón o estoy en un estudio


bíblico en mi casa, yo tengo que enseñar con el entendimiento de cada
persona y sus situaciones, diversas y distintas.

Pero ante todo, lo que se debe aplicar con todos es ser paciente. Los voy a
exhortar, alentar, pero si el hermano necesita unos días, debemos ser
pacientes. “No aceptes el pecado, pero se paciente”.

¿Por qué se enseña? ¿Cuál es la motivación?

1) Edificar a Dios (Arriba) – 2 Cor.5:9

¿Por qué vas a predicar? Porque quiero exaltar a Dios. Quiero las
personas salgan con una perspectiva más elevada de quien es mi Dios. Si
las personas no salen con un concepto y percepción mejor de Dios, se ha
fallado.
Al final de todo: El nombre de Dios y Jesucristo debe ser exaltado. La
gente debe salir maravillada de quien es nuestro Dios. Lo que se busca es
agradar a Dios, que Dios quede satisfecho con la enseñanza.

Es un buen recordatorio, porque pensamos: “Que va a pensar tal o cual”.


Lo que importa es “Que va a opinar Dios de mi enseñanza”.

2) Evangelizar al mundo perdido (Afuera) – 2 Tim. 2:25

Si me toca enseñar, tal vez habrá incrédulos allí. Y el evangelio siempre


está en la enseñanza, por lo que se debe explicar para que entienda que es
ser un pecador condenado al infierno y que debe huir de la ira de Dios.
Entiende que Jesucristo dio su vida. ¿Quién es Dios y cual es el amor de
Él?

Que Dios por amor dio a su Hijo Unigénito para morir en la cruz, en
lugar de los pecadores, y que resucito al tercer día, para dar vida eterna a
los que creen en él. Si no se hace eso, ni siquiera se cumple con eso.

3) Edificar a los santos (Adentro) – Fil. 2:2

¿Qué buscas? “Quiero convencer a mis hermanos de esto, sino que deben
pensar de esta forma”. Pero hay una sola motivación que vale: “Quiero
ver a Cristo formado en ellos, y que después de mi enseñanza los oyentes
sean más santificados a la imagen de Cristo”.

El pastor, el maestro debe llevar una carga en su alma por la santificación


de los oyentes. “Quiero ver a Cristo en ellos”. ¿Y cómo es que Dios
transforma? En la Palabra de Dios que es verdad.

¿Cómo debe guardar su corazón el maestro? (1 Tes. 5:16-21)

1 Tes. 5:16-22 – “16 Estad siempre gozosos. 17 Orad sin cesar. 18 Dad gracias en
todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
19 No apaguéis al Espíritu. 20 No menospreciéis las profecías. 21 Examinadlo
todo; retened lo bueno. 22 Absteneos de toda especie de mal”

Pablo exhorta a:

1) Siempre estar gozosos (1 Tim. 6:6) - Contentamiento: ¿Por qué el falso


maestro desea más? Porque no está contento, gozoso con lo que tiene.

Si estamos regocijándonos en el señor, contentos. Esto es un arma fatal


contra la codicia, contra la avaricia. Si con Pablo Fil 4, puedo decir “Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece”, puedo gozarme en todo contexto,
no me seduce el dinero; no me seduce la Iglesia con más oyentes.

2) Orar sin cesar (Heb. 11:5-6): Si vives tu vida con constante comunicación
con Dios, no te va a seducir los deseos de los falsos. Andar con fe, te
protege de tanto pecado.
Si andas en oración, te levantas y agradeces en oración. La oración te
hace aterrizar en el reino de Dios. Y la oración es para pedir sabiduría
cuando se enseña, cuando se aconseja, cuando se predica.
Nehemías es un caso de oración ejemplar. En Nehemías 1, ora todo el
capitulo 1, y en el capitulo 2, encuentra la oportunidad de ir a reconstruir
los muros de Jerusalén, antes de preguntarle al Rey para ir a reconstruir,
oró allí mismo. Eso explica la comunión con Dios en oración.

Si estamos orando sin cesar, buscando agradar a Dios. Esto es el antídoto


a querer agradar al hombre.

3) Dar gracias en todo (Stg. 1:2): Podemos gozarnos durante la prueba,


porque sabemos lo que ello produce en nosotros.

Yo puedo experimentar dolor y aflicción, y agradecer al Señor, porque sé


lo que produce eso en mi vida, y que todo obra para bien (Romanos 8:28-
29).

4) No apagar el Espíritu. No menospreciar las profecías. Examinarlo todo,


retener lo buen (Juan 17:17 / 1 Tim. 4:16): Se debe examinar las
profecías, y el Espíritu encendido en nuestras vidas.

¿Qué es apagar el Espíritu hoy? Menospreciar la Palabra de Dios.


Nosotros primero debemos ponernos bajo la influencia de la Palabra,
para después enseñar y mostrar la Palabra de Dios. Si estoy sometido a la
Santidad de la Palabra, menos peligro de caer en pecado y de apagar el
Espíritu.

Lectura – Discipulado

El método de Cristo para Discipular:

1. Meditar en oración

Jesús fue al monte a orar, y eligió a los doce apóstoles (Mr. 3:13 | Lc.
6:12-13). Esto quiere decir que Jesús no tomó la decisión por su criterio,
sino que oró por la dirección del Padre para la elección de sus discípulos.
Pues esto iba a ser trascendental para el futuro.

Una de las decisiones más importantes que tomó Jesús fue la selección de
sus doce apóstoles, dentro de los que eran sus discípulos. Un acto que iba
a marcar la historia del cristianismo. Y no sólo oró, sino que pasó la
noche orando, pues esto era importante, y no podía dejar de orar hasta
que su Padre celestial le confirme quienes eran los doce apóstoles.

Si un pastor-maestro debe cumplir el mandato de la Gran Comisión, debe


meditar en oración para elegir a quienes dedicará su tiempo. Cuando
Jesucristo oró por los suyos, estableció un tremendo ejemplo,
especialmente para los pastores. Al elegirlos con la oración, Él dio a sus
discípulos ejemplo.
Y si el mismo Jesucristo pasó toda la noche en oración por sus discípulos,
¿cuánto más deben hacerlo los líderes de la iglesia? Pablo nos manda
orar sin cesar (1 Ts 5.17), y seleccionar a algunos para el discipulado
ciertamente merece una incesante actitud de oración.

2. Selección cuidadosa

Jesús realizó una selección cuidadosa, pues de Marcos 3:13 se desprende


«[Él] llamó a Sí a los que Él quiso; y vinieron a Él». En realidad, Jesús
mandó a los hombres que lo siguieran, si revisamos históricamente.

Por ello, el pastor-maestro que discipula puede tener tres certezas


distintas al realizar el discipulado: (i) certeza de que Cristo ha mandado a
aquellos a que él quiere para el discipulado, pues el mandato de Mateo
28:18-20 garantiza que la gracia de Dios permitirá que sea posible; (ii)
certeza de que aquellos que Cristo llame, serán los que él quiere, y ello da
testimonio de la soberanía de Cristo; y (iii) certeza de que los discípulos
vinieron a Cristo, y le siguieron, lo que implica que el discipulado es un
asunto del mandato y la soberanía de Cristo, el resultado será la
obediencia.

Es únicamente por la voluntad de Dios que alguien llega a ser un


discípulo de Cristo, y que alguno recibe entrenamiento de discipulado en
Cristo (Jn 1.12-13; 3.6; 6.44, 63, 65, 70; 8.36; 10.3-4, 16; 15.5, 16; 1 Jn
4.19). Sujetos a esa misma soberanía, los líderes espirituales deberían
seleccionar cuidadosamente y discipular a aquellos que Dios escoge para
impartirles vida eterna.

3. Asociación significativa

Jesús pasó tiempo con sus discípulos, tal como se aprecia en Marcos 3.14:
«estableció a doce, para que estuviesen con Él», por lo que se entiende
que eligió a los doce para que pasasen tiempo con él.

Hechos 4.13 constata el fruto del tiempo que los apóstoles pasaron con
Jesús: «Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que
eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que
habían estado con Jesús» (énfasis añadido).

El pastor-maestro no podrá influenciar ni enseñar con el ejemplo con los


que no pasa tiempo, por lo que, si se busca hacer discipulado, debe
hacerse por una asociación significativa de comunión espiritual y
alimentación bíblica.

4. Proclamación poderosa

Hacer discípulos es una proclamación poderosa: «y para enviarlos a


predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar
fuera demonios» (Mr 3.14-15). Jesús no sólo pasó tiempo, sino que se
propuso que sus discipulos vayan y predicaran con autoridad. El plan de
Jesús era discipular a los apóstoles para enviarlos a predicar el evangelio
con poder.

Hoy en día es crucial la aplicación pues no hay maestros-pastores que se


asocien con otros, y ello no sea exteriorizado, notorio. El propósito del
discipulado es: Que los discípulos hagan otros discípulos, y así continúe.
El discipulado se introduce en el ámbito de las tinieblas y trae a la gente
al reino de la luz; tal es el propósito del discipulado.

Jesús discipuló a sus hombres para que predicasen con autoridad, por lo
que les enseñó como predicar y ejercitar autoridad, en el nombre de
Jesús. Nuestro discipulado, entonces, debería incluir una enseñanza y
una ejemplificación de cómo vivir la verdad en el nombre de Jesús.

Extractos relevantes del imperativo:

Nuestra función como pastores también demanda que seamos hacedores de


discípulos. No podemos ser oradores que predicamos a nuestra gente desde el
púlpito, pero no nos involucramos en sus vidas. El proceso únicamente comienza
con la proclamación de la Escritura. Encuentra su verdadero cumplimiento a
través de toda la amplitud de la obra del pastor: alimentando, dirigiendo,
limpiando, vendando, protegiendo, nutriendo y en todo otro aspecto de un
tierno cuidado por parte de un pastor que ama. Éste es el proceso del
discipulado.

Jesús dijo que todo discípulo, cuando estuviese plenamente enseñado, sería
igual que su maestro (Lc 6.40). Ser como su Maestro, Jesucristo, pone un gran
peso de responsabilidad sobre el discípulo. No podemos demandar que hombres
y mujeres nos sigan a menos que, como Pablo, podamos decir confiadamente
que somos imitadores de Cristo (1 Co 11.1).

Dios no nos ha llamado a ser clérigos profesionales; nos ha llamado a ser


hacedores de discípulos. El mandato de Pablo (2 Ti 2.2) se extiende a todo líder
de la iglesia de Dios: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga
a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros». Éste puede
ser el versículo que mejor resume el rol pastoral con relación al discipulado en
toda la Escritura.

La verdadera prueba del valor de cada pastor consiste en cómo se comporta en


la arena del discipulado personal. Es allí donde la gente llega a conocerle mejor
y verle como realmente es. Es allí donde probará su conocimiento bíblico con
más cabalidad. Es allí donde es más responsable. Y es también allí—ayudando a
otros a crecer más y más a semejanza de Cristo—que se asemejara más al
Maestro.

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