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Anthony Shing

PZ Span 31.1 FA22


Prof. Ethel Jorge
12/9/22
La reflexión final : creando comunidad

Cuando llegué por primera vez a esta clase, la vi como una oportunidad divertida para conocer a
un miembro de la comunidad mientras practicaba mi español, pero se ha convertido mucho más
que una clase. Si estabas sentado en las sillas altas en la casa de Maria o caminando por el
camino del jardín, cada semana me saludaban con nuevas vistas y experiencias que me han
permitido construir conexiones fuera de mi pequeño bublé, comprender y desarrollar mi propia
identidad, y participar en un intercambio cultural en una manera respetuosa y enriquecedora.

Recuerdo verlo en el portal de estudiantes y decidiendo a tomarlo porque quería mejorar mis
habilidades de conversación en español. Mientras estaba cómodo hablando en clase, sabía que
las conversaciones en el mundo real eran más complicadas. Fue una buena sorpresa que mis
amigos Tanner y Cesar también estaban en la clase, y me alegré mucho que nosotros estuvimos
en el mismo grupo.

Durante la primera reunión con María nos invitó a un restaurante salvadoreño. Dijo que tenían
las mejores pupusas y que quería que nosotros probamos comida de otros países
centroamericanos. Cuando nos sentamos a la mesa, ella comenzó a contarnos sobre toda su
historia de vida, cómo había venido aquí cuando era joven y cómo había creado un jardín
comunitario. Me sorprendió que abierta fue con nosotros, nos animó a hacer cualquier pregunta
que queríamos y dijo que quería crear un ambiente de aprendizaje comunicativo y acogedor.
Cuando comimos, ella tenía una conversación con la camarera, una mujer salvadoreña que se
había mudado a Pomono hace cuatro años. Maria había hecho otra amiga. Reflexionando sobre
esta primera experiencia, realmente mostró quién era nuestra promotora Maria: Una mujer
extraordinaria que trajo tanto amor y pasión a su vida mientras trajo la gente juntos en su
comunidad.

En cada reunión con María, ella nos lo dio todo, y sentí la energía y la presencia de toda la gente
y la comunidad alrededor de ella. Como una estudiante de Pitzer, a menudo me preocupo con las
clases y los clubes que me mantienen enfocado en mi trabajo y mi vida escolar. Sin embargo,
sabía que había mucho más fuera de mi universidad, simplemente no sabía cómo acceder y
captar a esta comunidad en una manera significativa. María era un puente para la comunidad, y
ella nos daba la bienvenida cada semana. El mejor ejemplo de esto fue a través de nuestras
visitas al jardín comunitario que ella había fundado, Huerta del Valle. Pudimos conocer y hacer
amigos con Maricella y Nancy, dos mujeres que trabajaban en el jardín, y también conocer a
algunas de las familias que cultivaban frutas y verduras en las parcelas compartidas. Nos
reuniendo cada semana con Maria, pudimos interactuar con ellos y formar más conexiones
personales. Nunca olvidaré las experiencias que tuve con ellos, como cuando Maria, Nancy, y yo
tuvimos un concurso de chile picante mientras los otros trabajaban para hacer guacamole.
También pude conocer a su familia, vecinos, y amigos, lo que me permitió involucrarme
directamente con los lugareños.

Por todos las semanas, María no sólo nos dio la bienvenida en su casa, pero mostró tal
amabilidad y seriedad que se convirtió en una figura materna para mí. Después de nuestras
reuniones, siempre conducimos atrás a su casa y hablamos muchas horas en las escaleras de su
porche. Ella tenía muchas historias sobre su vida y sus estudiantes anteriores. A menudo
reflexionaba con orgullo sobre sus alumnos anteriores. Estaba siendo tan honesta con nosotros,
me permitió abrirme sobre mí y mi vida. Cuando una vez me confié en ella sobre mis luchas de
mi identidad sexual, ella me dijo que nunca dejes que nada se interponga en el camino de mis
propios sueños y felicidad. Este apoyo que me daba cada semana reafirmaba mi identidad y me
llevaba a estar satisfecho y contento después de cada reunión.

Como alguien que le gusta la comida, la comida no es solo sobre gusto y sabor, pero también
sobre las conexiones una persona puede formar con otros a través del proceso de cocinar y
comer. Como nos reunimos con Maria en la noche todos los miércoles, a menudo ella cocinaba
para nosotros o visitábamos un restaurante étnico local. En varias ocasiones, Maria nos pedía
visitar el supermercado mexicano local, Carnitas, para obtener ingredientes como la masa de
tortilla de maíz. Siempre comía con los ojos cuando miraba todos los ingredientes y botanas de la
tienda. Me encantaba aprender cómo Maria cocinaría, como cómo ella hizo un tipo especial de
agua fresca con verduras verdes del jardín. Quería que la experiencia fuera un intercambio
cultural, así que ocasionalmente también íbamos a restaurantes asiáticos, y haría todo lo posible
para explicar todos los platos específicos y especias diferentes en español. Una semana Maria
vino al campus así que pudimos hacer dumplings y panqueques con cebolla verde. Le
encantaban todas las combinaciones de alimentos, y especialmente encontrando el mejor combo
de aceite de chile y salsa de soja para los dumplings.

Nunca olvidaré las experiencias que tuve en esta clase. Maria tenía una energía tan dinámica que
fue capaz de crear vida en cada lugar, haciendo mi experiencia de aprendizaje de español
centrada en construir conexiones y comunidad. Pude comunicar con ella sobre cosas más
complejas, y el apoyo que me mostraba me hizo sentir cómodo conmigo. Más allá de esta clase,
planeo continuar mantente en contacto con Maria y ayudar a la comunidad. A través de Sunrise,
una organización ambiental en los colegios Claremont, he organizado grupos semanales de
estudiantes para voluntar y ayudar en Huerta Del Valle todos los sábados. Planeo continuar
voluntar en este jardín, devolviendo a Maria y ayudando a otros estudiantes a formar conexiones
con la comunidad local.

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