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Fuentes de financiación en Colombia y su aporte en el post-acuerdo de paz”

Yancy Lorena Mosquera Mosquera


Diego Fernando Valencia Rosero

Especialización en Gerencia Financiera, Fundación Universitaria Claretiana

Evaluación Financiera y de Proyectos

Jorge Eliecer Martínez Ramírez

07 de mayo de 2023
Introducción

Conocer los costos y anticipar la financiación de un proyecto es tan elemental para un economista,
administrador, gobernante o para quien ejerce control, como para cualquier persona

El acuerdo de paz de 1991 nos embelesó con la torre de derechos levantada sin calcular su costo.
Más de dos décadas después de esta construcción seguimos sin plata para garantizar los derechos
que consagró la Constitución Política. Para contribuir a no condenarnos con la repetición de la
historia, compartí la reflexión sobre la ‘Viabilidad económica y fiscal del nuevo acuerdo social’
(Portafolio, 2-10- 2014. Días después, economistas y exministros posicionaron el tema financiero
del acuerdo de paz y el Congreso aprobó el presupuesto de 216 billones de peso para la vigencia
2015, sin subsanar la alerta de la Contraloría General por la des financiación de 12,6 billones de
pesos, lo que dejó en entredicho la autoridad real del órgano de control.

El déficit fiscal en las próximas vigencias será superior por las tendencias internacionales
desfavorables, como la caída del precio del petróleo, y por la incorporación en el Plan de
Desarrollo de los acuerdos de La Habana. Sin cálculos fehacientes por la incertidumbre de la
culminación y refrendación del acuerdo, en el que “nada está acordado hasta que todo esté
acordado”, cualquier estimación del costo de los compromisos sobrepasa las posibilidades de
financiación con recursos propios e incluso supera la capacidad de endeudamiento del país, razón
por la que ‘las cuentas del posconflicto no dan’.

El estado a través de sus entidades en todos los niveles y jerarquías, debe garantizar los recursos
necesarios para la implementación de programas como son el emprendimiento y de inclusión que
permitan a las víctimas, tanto personas como empresas, la generación de recursos de manera
sostenible en el tiempo, contribuyendo de esta manera a una reconstrucción del tejido social y
económico, mediante la integración de todos los procesos productivos del país a través de sus
agentes económico. Como lo son: El Sena, que con el Fondo Emprender desde 2002 hasta marzo
de este año ha destinado recursos superiores a los $300.000 millones. iNNpulsa, que surgió del
interior de Bancoldex, se ha convertido en un catalizador de recursos y a diciembre del año pasado
había movilizado por cada peso de su presupuesto casi tres más. Por lo general, son recursos de
cofinanciación, no reembolsables. Y Bancoldex, a través de su fondo de fondos, busca atraer más
recursos, fondos de Venture capital en el país se puede resumir en que hay recursos, pero aún no
todos están invertidos, pues la selección es muy rigurosa y toma tiempo. También Inversor, una
combinación de inversionistas institucionales, corporativos y de algunas fundaciones
empresariales –como la de Bolívar Davivienda–, un fondo de pensiones, y multilaterales, que
además de buscar generar valor, van tras iniciativas con impactos sociales y ambientales. Y otros
como Empresas Públicas de Medellín (EPM), que funciona como un venture capital corporativo
con un solo inversionista que busca en los emprendimientos alineación con sus objetivos de
negocio, Otros fondos también han marcado la pauta desde Colombia, como Velum. Fuentes
internacionales como: Fondos como Alta, Nazca o Axon están viendo a Colombia en el radar del
emprendimiento.

Objetivo General

Analizar las Fuentes de financiación en Colombia y su aporte en el post-acuerdo de paz


Objetivos Específicos

 examinar los costos de financiación del acuerdo final de paz y la posibilidad financiera de
un proyecto tan elemental para el país como fueron los acuerdos de paz.
 Relatar la distribución de los recursos invertidos en el acuerdo final de paz y orientado con
el plan macro de implementación del mismo.

Desarrollo

Cabe preguntarse por qué es importante cuantificar el costo del posconflicto, pues hay analistas
que piensan que el interrogante puede llevar a un debate absurdo: si el costo es muy alto, es
mejor seguir como estamos.

En una conferencia, en marzo de 2015, el ministro de Hacienda señaló: «la verdad es que no hay
una cifra de cuál va a ser el costo del posconflicto, simple y llanamente… porque todo dependerá
de cómo se logra ese acuerdo en las negociaciones de paz y esas negociaciones no han concluido.»
(Cárdenas, 2015). También señaló el ministro que no es un costo único en un momento del
tiempo: «El país seguramente va a tomarse un tiempo en implementar estos acuerdos, el
posconflicto lo vamos a tener que medir, en lustros, o en décadas porque no va a ser una
transición inmediata.»

Por estas razones, las cifras que han lanzado diversos analistas se mueven en un rango amplio,
tanto de tiempo como de costo: al presidente Santos se le atribuye la cifra de $54 billones en
reparación, en un periodo de 10 años (Semana, 2014). Para un periodo similar, Juan Camilo
Restrepo calcula entre $80 y $100 billones solo para la zona rural. Fedesarrollo señala $80 billones;
el Bank of America, $187 billones; y la frma Raddar, $200 billones. Para un periodo de 20 años, la
senadora Claudia López estima la cifra en $312 billones (Semana, 2014 y El Universal, 2015). Por
último, el costo estimado para poner en marcha las recomendaciones de la Misión Rural, que
están muy en la línea del primer punto de los acuerdos de La Habana, asciende a $195 billones,
según el DNP en 15 años (Portafolio 2016).

Por estas razones, las cifras que han lanzado diversos analistas se mueven en un rango amplio,
tanto de tiempo como de costo: al presidente Santos se le atribuye la cifra de $54 billones en
reparación, en un periodo de 10 años (Semana, 2014). Para un periodo similar, Juan Camilo
Restrepo calcula entre $80 y $100 billones solo para la zona rural. Fedesarrollo señala $80 billones;
el Bank of America, $187 billones; y la frma Raddar, $200 billones. Para un periodo de 20 años, la
senadora Claudia López estima la cifra en $312 billones (Semana, 2014 y El Universal, 2015). Por
último, el costo estimado para poner en marcha las recomendaciones de la Misión Rural, que
están muy en la línea del primer punto de los acuerdos de La Habana, asciende a $195 billones,
según el DNP en 15 años (Portafolio 2016). Hay casos como el de la reparación de víctimas, por
ejemplo, que en aplicación de la ley de víctimas (Ley 1448 de 2011), ya cuenta con recursos del
presupuesto y con avances en la solución del problema, como lo señaló el ministro Cárdenas en la
conferencia mencionada.

Pero hay otros que surgen de las negociaciones, sobre los que aún no hay estimaciones o ellas son
muy imprecisas. Es el caso de la Jurisdicción Especial para la Paz, que implicará vincular entre
1.600 y 3.000 funcionarios y podría tener un costo cercano a los dos billones de pesos; sin
embargo, no se conoce cuál es la metodología de estimación de ese costo, ni el periodo de tiempo
que se supone estará vigente esta jurisdicción. Algo similar ocurre con el tema de la
desmovilización. Se habla de zonas de concentración, que podrían ser ocho, si prima la tesis del
Gobierno, o 60 si se aplica la de las Farc. El problema es que habría que garantizar la financiación
de los consumos básicos de alrededor de 36.000 desmovilizados (sumando los guerrilleros
armados y los grupos de apoyo logístico) por un tiempo indefinido.

Las estimaciones para para la obtención de fuentes de recursos están en un rango entre el 0.6% y
el 2% del PIB por año; aun cuando no se tiene la precisión deseada, se debe ir evaluando la forma
de financiarlos. Hay tres fuentes básicas para hacerlo y, dadas las circunstancias, se tendrá que
acudir a todas ellas.

La primera es el Presupuesto General de la Nación. Una posibilidad teórica es el aumento de la


tributación; en la realidad, hay poco margen para esta fuente, pues la reforma tributaria
estructural que se está preparando, además de redistribuir la carga entre empresas y personas
naturales, espera recaudar el 2% del PIB con el fin de compensar la desaparición de la renta
petrolera; un 1% adicional que requiere el Gobierno se deberá financiar con deuda. La otra
posibilidad dentro del Presupuesto es la Re priorización del gasto. Esta será la opción a la que
acudirá el Gobierno, pero hay limitaciones, como lo demuestran varias decisiones recientes. En el
Pipe 2.0 se reorientaron recursos por cerca de $17 billones y los programas de austeridad de 2015
y 2016 recortaron básicamente recursos de inversión, porque los gastos de funcionamiento no son
flexibles.

La segunda opción son los recursos de la cooperación internacional. Aquí la pregunta es qué tan
dispuestos Perspectivas están los organismos internacionales a apoyar financieramente a
Colombia, que no es un país pobre y en el que, hasta hace poco, en los escenarios internacionales
se negaba la existencia de un conflicto.

Por último, están los créditos con organismos multilaterales en condiciones preferenciales. Esta
fuente tiene alta probabilidad, por la tradición de cumplimiento de las obligaciones financieras
que tiene el país, y por el prestigio de seriedad en el manejo macroeconómico. Pero puede haber
una restricción en el creciente endeudamiento que tiene el país. Según el exministro Alberto
Carrasquilla (2016) «La deuda bruta del gobierno [sic] viene subiendo de manera gradual pero
sostenida desde 2012 y ya supera el 53 por ciento del PIB. Esta es la más alta de la historia
moderna si se incluyen los 11 puntos del PIB que habían sido emitidos hasta abril de 2015 bajo la
figura igualmente onerosa de las vigencias futuras.

La contraloría en su ejercicio como ente de control realizo un informe que podría retrasar la
ejecución de la implementación del acuerdo de paz, el cual es el siguiente:

El cuarto informe de seguimiento de la Contraloría General de la República a los recursos


destinados para el posconflicto, entregado por este organismo de control al Congreso al inicio de
sus sesiones ordinarias, arrojó conclusiones relacionadas con inversión y política pública.

Según la entidad, excepto lo dispuesto en el Presupuesto General de la Nación (PGN), las demás
fuentes de financiación previstas para el Acuerdo Final programaron y ejecutaron recursos
menores a lo estipulado en el Marco Fiscal de Mediano Plazo 2017/2018 durante las vigencias
2019 y 2020, lo que podría retrasar la ejecución de la implementación del AF.
Otra de las conclusiones del análisis realizado para este informe, basado en las respuestas del
Gobierno Nacional, es que: se aprecia una asignación del gasto concentrada en los puntos 2 al 6
sin tener en cuenta que el punto 1 (Reforma Rural Integral) es el que más supone inversiones de
acuerdo al Plan Marco de Implementación. Prevalece el riesgo de que no haya cuantificación de la
totalidad de los recursos necesarios para el cumplimiento del AF, debido a la no aprobación y
cuantificación de los Planes Nacionales Sectoriales, sostiene el informe de la CGR.

Por otro lado, el informe destaca que menos del 1% de la ejecución en 2019 ha sido financiada con
recursos del SGP, por debajo de las expectativas de financiación contempladas en el Marco Fiscal
de Mediano Plazo (MFMP) y en el Plan Plurianual de Inversiones PPI de Paz del PND 2018-2022.
"Aún no se cuenta con normatividad y lineamientos que permitan el uso de esta fuente en la
implementación del AF", dice el informe. Para la Contraloría, se puede presentar un déficit en la
financiación para la implementación de la Reforma Rural Integral RRI. Del costo de $110,6 billones
del Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) 2017, la CGR identifica un requerimiento adicional de
aproximadamente $54,5 billones.

Asimismo, debido a la no aprobación y cuantificación de los Planes Nacionales Sectoriales, se


puede presentar el riesgo de que no haya cuantificación de la totalidad de los recursos necesarios
para cumplimiento del Acuerdo Final. También, la entidad indicó que se advierten demoras en los
procesos de adjudicación de tierras para el desarrollo de Programas y Proyectos con fines
Reincorporación, conforme a lo establecido en el Decreto 902 de 2017. 3. Para la vigencia 2019 y
primer trimestre de 2020, "no se encontró evidencia de que alguna entidad de derecho público
solicitara la adjudicación de tierras para el desarrollo de programas y proyectos con fines de
Reincorporación". La Contraloría reiteró el riesgo de planeación y sostenibilidad financiera de los
Planes de Acción para la Transformación Regional (PATR), toda vez que el proceso de formulación
de iniciativas de Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) se surtió sin la aprobación
de la mayoría de los PNIS (Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito).

Conclusión

Del este ensayo se puede concluir que el estado ha realizado su esfuerzo para financiar este
proceso de paz, que no es a corto ni mediano plaza es a largo plazo. En la actualidad estamos en
un déficit fiscal bastante grande para avanzar en este proceso. El gobierno actual fue incisivo en
que una de sus prioridades sería retomar la implementación del Acuerdo de Paz. Pero ahora que
fue elegido ha enfocado sus esfuerzos en otros temas, como la negociación de otros acuerdos, con
el ELN y grupos criminales, y la implementación aún no tiene un camino claro. Y aunque desde
distintos sectores reconocen la voluntad de paz del Gobierno, también manifiestan que hay
demoras. Con el gobierno se ha dado una interlocución a media máquina en la implementación,
pero entendemos que hay que esperar que el gobierno se establezca”, dice Pastor Alape, quien es
delegado de Comunes al Consejo Nacional de Reincorporación, el órgano de los ex Farc para
monitorear el cumplimiento de los acuerdos.

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