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Rev Fac Med UNAM Vol.42 No.

5 Septiembre-Octubre, 1999

Tema de reflexión

Televisión, violencia y salud mental


¿Existe alguna relación?
Sarah García Silbermann 1

'Instituto Mexicano de Psiquiatría

En los últimos años la violencia ha dejado de ser "un ciones tendientes a determinar las posibles causas de tal fe-
tema" para constituirse en uno de los ingredientes más fuer- nómeno, así como a proponer acciones para enfrentar y dis-
temente configuradores de nuestras sociedades de fin de si- minuir los niveles de agresividad prevalecientes, Entre tales
glo . Y especialmente de las latinoamericanas . No es extraño interpretaciones destacan las de aquellos que culpan a los
entonces que, de un lado, la televisión se vea repotenciada medios de comunicación, y especialmente a la televisión, de
en su capacidad de catalizar nuestros miedos, y de otro, la fomentar la violencia con su programación sobrecargada de
televisión se vea convertida en chivo expiatorio al que car- escenas con todo tipo de hechos violentos, principalmente
garle las cuentas de la violencia para exorcizar de alguna delictivos.*
manera la pesadilla cotidiana. El tema de la relación entre la violencia y la televisión no
es nuevo. La violencia existe desde que el hombre es hombre
Jesús Martín Barbero, y la sociedad ha padecido sus consecuencias a lo largo de
"Miradas Latinoamericanas a la televisión" .1 toda la historia humana. Sus orígenes o causas han sido bus-
cadas, investigadas e interpretadas desde muy diversos pun-
Partiendo de la definición moderna de la salud mental, que tos de vista, sin que hasta la fecha haya sido erradicada. Los
más allá de la simple ausencia de enfermedad mental se refie- medios masivos de comunicación, en cambio, constituyen un
re al "bienestar que una persona experimenta como resultado elemento de muy reciente aparición; sin embargo, en su bre-
de su buen funcionamiento en aspectos cognitivos, afectivos y ve lapso de existencia, han llegado a convertirse en un ele-
conductuales y, en último término, despliegue óptimo de sus mento fundamental en la vida de las sociedades contemporá-
potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y neas. Ambos, medios de comunicación y violencia, parecen
la recreación", 2 tenemos que cualquier fenómeno que altere el estar estrechamente vinculados en la actualidad, y esta rela-
buen funcionamiento individual y particularmente, cualquier ción ha despertado gran interés por parte de muchos investi-
evento que altere u obstaculice la adecuada convivencia social gadores de las ciencias sociales, para buscar una explicación
constituye un foco de atención que debe alertar a los responsa- a esta relación que ha llegado a parecer indisoluble ..
bles de la salud mental de la sociedad. El problema de la violencia nos afecta, en mayor o menor
Por otra parte, como señalan De la Fuente y col., "la salud medida, a todos; los medios de comunicación ocupan un lugar
en general, se imbrica en la trama general de la vida de las destacado en la vida de la mayoría de las personas. Compren-
poblaciones y depende de su cultura y de sus condiciones der mejor la influencia que, tanto la televisión como la violen-
socioeconómicas" .2 Bajo este marco, es posible comprender cia, ejercen en la convivencia social cotidiana, constituye el
que la salud mental de los individuos que integran un grupo primer paso para enfrentar sus posibles consecuencias negati-
social se ve afectada tanto por factores biológicos, como por vas y planear acciones eficaces tendientes a contrarrestarlas. 3
un gran número de variables psicosociales. Entre estas últi- Al hacer referencia a la violencia, conviene distinguir tres
mas destacan dos fenómenos que han adquirido enorme rele- conceptos fundamentales: la agresividad, la agresión y la
vancia social en la actualidad: la influencia de los medios de violencia en sí. La agresividad es una tendencia, disposición
comunicación masiva, en especial los audiovisuales y predo-
minantemente la televisión, y la exacerbación de la violencia
• Para aquellos interesados en profundizar el tema, se recomienda la lectura
como una presencia cotidiana en todo tipo de ambientes l' si- de una reciente puolicación ~obre el tema; "Me\lio~ \le Comunicación y Vio-
tuaciones . lencia". Libro elaborado por la autora en colaboración con la Dra. Luciana
Ramos-Lira., editado en México por el Instituto Mexicano de Psiquiatría y el
El incremento evidente de los índices de violencia e inse-
Fondo de Cultura Económica, obra en la que se desarrollan con mayor ampli-
guridad, ha conducido a múltiples reacciones e interpreta- tud las ideas esbozadas en este artículo.

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o capacidad, que puede concretarse o no en actos específi- Erausquin, Matilla y Vázquez5 introducen el concepto de
cos y que surge como forma de resistencia o ataque ante si- teleadicción, aclarando que este proceso no surge espontá-
tuaciones difíciles o problemáticas del entorno. La agresión, neamente, sino por la conjunción de múltiples factores so-
por su parte, alude a todo acto que concreta dicha capacidad ciales, como las condiciones de vida urbanas actuales, la de-
agresiva, con la característica particular de que no constituye pendencia internacional y el valor comercial de la informa-
un acto accidental, sino que busca generar un daño. ción, entre otros. Los efectos adictivos de la televisión se
En cuanto a la violencia, por su sentido etimológico, se relacionan con estilos de vida urbanos - como el hacinamien-
define como la "acción de aplicar medios violentos o bruta- to y la violencia, que restringen los espacios abiertos a dis-
les; una fuerza física que se usa con el propósito de hacer posición de la gente y, principalmente, de los niños y j óve-
daño" 4 el uso excesivo e injusto de una fuerza, que puede ser nes- , y con el temor a utilizar la calle para interactuar. De
física, moral o psicológica, y que se ejerce en forma inten- esta manera, la televisión se convierte en la distracción fun-
cional para ocasionar un efecto, no exclusiva o necesaria- damental. De acuerdo con Souza y Macorro,6 "los teleadic-
mente físico , sino también moral o psicológico. tos no son capaces de escapar por sí mismos de la imagen,
Existe una gran variedad de factores y circunstancias que influidos por un mecanismo psicológico igual al que ocurre
influyen en el desarrollo de la violencia, una compleja interac- con los farmacodependientes ... "
ción de elementos y procesos genéticos, hormonales y cere- Carlos González Alonso 7 afirma que el hombre contem-
brales, con el aprendizaje social, los procesos cognoscitivos y poráneo debe a la comunicación masiva 85% de su informa-
los emocionales, que la determinan como una expresión neta- ción y conocimientos, y que dedica a actos relacionados con
mente humana. Estamos hablando, por lo tanto, de una combi- ella 75 % del tiempo que no ocupa en trabajar o dormir. En
nación de factores personales -como rasgos de personalidad, general, la tendencia es hacia un aumento constante en la
sesgos atribucionales hostiles y patrones de conducta-, facto- cantidad de tiempo dedicado a los medios masivos, particu-
res externos -como el clima y el hacinamiento-, y determi- larmente la televisión. Hasta la fecha, el tiempo destinado a
nantes sociales, como los medios de comunicación masiva. los medios tiende a incrementarse y su uso regular parece
Los medios, y en particular la televisión, han utilizado a haberse convertido en parte indispensable de la vida cotidia-
la violencia como elemento central de su programación, a lo na de la sociedad, con excepción, quizás, de los grupos que
largo de toda su historia, de manera cada vez más intensa. carecen de posibilidad de acceso a ellos, por marginaci ón,
Por otra parte, los índices de violencia se incrementan per- extremo aislamiento geográfico o extrema pobreza.
sistentemente en nuestra sociedad. Los más diversos grupos Este contacto con los medios masivos se mantiene a lo
sociales atribuyen efectos negativos a la violencia televisa- largo de toda la vida, y resulta difícil, si no imposible, esca-
da: algunos sostienen una importante relación de causalidad par a su influencia. En la actualidad, esta influencia es cada
entre la violencia trasmitida por la televisión y la agresividad vez más globalizadora, y su poder unificador. Se considera
en la vida real ; para otros no hay pruebas que la sustenten. que un estadounidense medio pasará 15 años de su vida fren-
El asunto constituye uno de los fenómenos más investiga- te al televisor, y que los niños de hoy dedican más tiempo a
dos, desde los más diversos enfoques de las ciencias sociales, ver televisión que a la escuela.R
pero los resultados obtenidos han sido muy variados, e inclu- Algunos autores incluso atribuyen al acto de contemplar
so contradictorios, dependiendo del enfoque teórico, seguido la televisión efectos semihipnóticos y generadores de depen-
de la metodología utilizada y de los objetivos planeados. dencia. E n esta línea, Munder9 afirma que las características
El debate ha generado dos líneas opuestas fundamentales: tecnológicas propias de la televisión activan el funciona-
la d.e los efectos negativos o dañinos y la de los efectos bené- miento del hemisferio izquierdo y la inactividad del derecho,
ficos o positivos. Surgen entonces los grandes dilemas sobre con lo que obstaculizan la recepción analítica de la informa-
el tema: ¿La televisión estimulará u obstaculizará el desarro- ción. Himmetweit, Oppenheim y Vince 10 concluyen que el
llo intelectual y la creatividad? ¿Afectará la conducta de los simple hecho de mirar la televisión conlleva una actitud
niños en relación con su pasividad, agresividad, sociabilidad mental pasiva y que la televisi ón propicia una preferenc ia
o empatía? ¿Los corromperá al introducirlos prematuramen- por un aprendizaje de segunda mano, que no exige esfuerzo
te en un mundo de adultos invadido por el sexo, el alcohol, alguno, en detrimento de la experiencia propia.
el tabaco y la violencia, o les dará más armas para enfrentar En la televisión, la información llega a la sensibilidad sin
el mundo real? ¿Modificará sus patrones de conducta? ¿Pro- requerir las inflexiones del raciocinio y, con mucha frec uen-
moverá o inhibirá su desarrollo psicosocial? cia, sin exponerse siquiera a ellas. Chen-Seat y Fougeyro-
Aun cuando se han desarrollado, sobre todo en los últimos llas 11 señalan que, en el interior de la esfera audiovisual, las
años, innumerables estudios, investigaciones y ensayos, la discu- imágenes prevalecen a la vez por su poder de impacto y por
sión continúa sin consenso. El único punto de acuerdo generali- las formas de pensamiento mágico que imponen su naturale-
zado es que los medios sí ejercen un impacto sobre el auditorio. za y los procedimientos de su empleo. La irrupción en la

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vida contemporánea de la información visual ha comenzado len de modo definitivo uno u otro puntos de vista: la televi-
ya a trastornar su condición, al punto de que no pocos de los sión como generador directo e inmediato de violencia; y la
hallazgos de la psicología social se tienen que volver a exa- articulación de la televisión en un proceso social amplio y
minar. La información visual afecta la personalidad no sólo complejo que imposibilita toda relación causal. En el punto
de manera más intensa, considerable y profunda, sino sobre medio se ubica una corriente -quizá minoritaria, pero con un
todo, de manera diferente, es decir, según otras modalida- enfoque más positivo- que acepta el poder e influencia de la
des; Orozco-Gómez 12 enfatiza que la característica más dis- televisión en términos de tema, ideas, valores y orientacio-
tintiva de la televisión, en relación con otros medios, es su nes cognitivas, pero rescatando la autonomía de los recepto-
capacidad de presentar sus mensajes como creíbles, debido res como sujetos con capacidades críticas e interpretativas.
entre otras razones, a sus características de inmadurez, frag- La violencia en la televisión parece ser cada vez más
mentación, repetición y recepción combinada de elementos atractiva y, antes que disminuir, ha tendido a aumentar a lo
auditivos y visuales. largo de los años. Es de suponer que la tendencia continuará
Gionanni Sartori 13 plantea en una provocadora posición a menos que se tomen medidas formales contra ello. Por lo
extrema, que la esencia misma del ser humano se está modi- tanto, el problema, aún no resuelto, de sus efectos sobre el
ficando, merced a la influencia de los medios audiovisuales, auditorio continúa vigente y ha aumentado en importancia.
transformando al hamo sapiens en lo que él ha bautizado Es necesario tener cuidado de no minimizar o magnificar el
como el hamo videns, para el cual la palabra ha sido destro- problema. No podemos culpar a la ligera a la televisión de
nada por la imagen, desplazando la primacía de lo inteligen- los males sociales. Un problema multicausal como la violen-
te hacia lo visible, "llevando a un ver sin entender que ha cia social debe ser abordado por múltiples vías. Si se reco-
acabado con el pensamiento abstracto". noce en definitiva la importancia de la televisión, y en parti-
Ahora bien, la programación televisiva incluye tal canti- cular de sus contenidos violentos, destaca la importancia de
dad de violencia, que se ha convertido en motivo de intenso considerar el impacto de otros múltiples factores que contri-
debate entre quienes creen que la televisión constituye una buyen a desarrollar agresividad y conductas violentas en los
escuela de violencia y quienes piensan que lo único que hace ámbitos individual y social. Se precisa de análisis profundos
es reflejar la violencia existente en la sociedad. Durante las y propuestas de acción amplias e integradoras.
últimas décadas se han realizado numerosos esfuerzos para La televisión ha sido glorificada por muchos como ele-
averiguar hasta qué punto la violencia mostrada por la tele- mento central de la civilización moderna, foco de unión de
visión influye en la agresividad de los espectadores. las familias y generadora de una nueva raza de seres huma-
En el caso específico de la relación entre televisión y vio- nos, en tanto que otros la condenan como creación diabólica
lencia, tanto los analistas del fenómeno como la mayoría de que ha generado una sociedad deshumanizada, cuasianalfa-
los legos se suelen dividir en dos grupos. De un lado están los beta e hiperviolenta. Para estos últimos, la "caja idiota" es la
detractores de la televisión, quienes le atribuyen poderes ili- puerta de acceso a un mundo de horror y enajenación. En un
mitados y la consideran fuente de efectos perniciosos graves, punto intermedio, preferimos ubicar a la televisión -indiscu-
así como factor determinante en el aumento de los índices de tible invento genial de la humanidad- como un instrumento
violencia social. Del otro lado se ubican aquellos que le nie- neutro, que es sólo un portador de mensajes, cuya influencia
gan todo poder causal y la reducen al nivel de "caja idiota". dependerá en gran medida de las intenciones de quienes lo
Los detractores de la televisión argumentan con insistencia utilicen. Consideramos que la caja no es "idiota" por natura-
que la programación con contenidos violentos constituye un in- leza, sino que la hacen idiota muchos de sus contenidos. La
centivo o disparador de conductas violentas de diverso tipo, televisión en sí misma no encierra el mal ni todo el bien,
que fomenta la agresividad de los espectadores, que en ocasio- pues sus efectos dependen del uso que se le dé.
nes sirve como modelo para la imitación de acciones delictivas No podemos abrigar ya muchas dudas de que la televi-
o riesgosas, y que incrementa los niveles de ansiedad y angustia sión constituye una importante fuente de influencia ni de
en la población. Otros consideran que la exposición a la violen- que, como tal, representa un objeto legítimo de preocupa-
cia transmitida por la televisión tiene un efecto desensibiliza- ción y acción públicas. Ignorar los posibles efectos perni-
dor; aquellos que ven regularmente escenas de violencia en la ciosos de la programación televisiva, argumentando la ca-
pantalla acaban por acostumbrarse a ella, perdiendo su capaci- rencia de evidencias científicas concluyentes al respecto
dad de reaccionar frente a la violencia que enfrentan o atesti- implica graves riesgos. La simple sospecha de que la tele-
guan en la realidad. Finalmente, cierto grupo considera que la visión contribuya a la violencia real, sea por imitación, por
violencia televisada ejerce un efecto catalizador, llegando a activación de conductas o por desinhibición, así sea en
moderar las tendencias agresivas de los sujetos. conjunción con otros factores y sólo ciertos individuos pre-
Ninguna de las múltiples investigaciones realizadas al dispuestos, es razón suficiente para destacar la necesidad
respecto en el mundo ofrece elementos suficientes que ava- de tomar medidas al respecto.

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La propuesta básica es destacar la necesidad de que di- manera más eficaz de tratar con los síntomas sea directa-
versos sectores sociales fomenten programas de acción, que mente a las causas originales.
al contrarrestar o neutralizar la influencia televisiva dañina, En términos específicos de la violencia urbana, y en particu-
propicien el uso de la televisión con fines y criterios distin- lar de su magnitud en la Ciudad de México, la violencia se per-
tos. Creemos que la televisión es un invento extraordinario. cibe dentro de una irritabilidad social que genera, a su vez, un
Dado su costo relativamente bajo, resulta accesible para la clima propicio para que estallen conductas agresivas ante míni-
mayoría de la población. Gracias a la televisión, gran canti- mas provocaciones, y aun en ausencia de ellas. Este clima de
dad de personas pueden disponer de entretenimiento, diver- irritabilidad es provocado, entre otras cosas , por las condicio-
sión e información que de otro modo les estaría vedados. nes de vida urbanas en términos de funcionamiento, margina-
Asimismo, la televisión ofrece a los niños un importante ción, carencia de oportunidades, carencia de servicios básicos ,
cúmulo de conocimientos y habilidades, mucho antes inclu- elevada contaminación (ruido, polución, etc.), inadaptación de
so de que asistan a la escuela. Sin embargo, a pesar de sus la población migrante de origen rural. Todos los anteriores son
evidentes beneficios, la televisión también puede resultar da- factores que generan estrés, frustración y decepción.
ñina si se le utiliza irresponsablemente. La responsabilidad No sólo es incorrecto asignar a la televisión el papel de
de que la televisión cumpla con una función social positiva causante principal de las conductas antisociales , sino que es
es tarea que debe ser asumida por los diferentes sectores de igualmente inapropiado suponer que los mensajes antisocia-
la población; propietarios y productores, gobierno, organis- les difundidos por ésta sean por necesidad más fuertes que
mos no gubernamentales y padres de familia. En ese sentido, los prosociales. Es necesario considerar la posibilidad de
a todos nos queda mucho por hacer. que sea precisamente a la inversa. Si se fijara como meta es
Reconociendo definitivamente la importancia de los efec- factible que la televisión pudiera contribuir a acrecentar la
tos de la televisión y en particular de sus contenidos violen- toma de conciencia, a desarrollar el juicio y a fomentar la
tos, es necesario no desdeñar el impacto de otros múltiples elevación de los niveles culturales de la población. Tal vez
factores que contribuyen al desarrollo de agresividad y con- suene utópico pero, como se sabe , las grandes utopías han
ductas violentas en los niveles individual y social. Es nece- sido sustento de grandes cambios.
sario ubicar la posible contribución de los efectos de los me- Durante cerca de 50 años de abundante investigación sobre
dios en el contexto de una problemática social compleja, que la violencia televisiva y sus efectos -tarea a la que las grandes
incluye múltiples factores como la pauperización, el desem- potencias en particular han dedicado cuantiosas inversiones y
pleo creciente y la violación de los derechos humanos. Es amplia difusión y penetración en áreas del poder político-, no
importante destacar que los modelos directos de violencia ha habido, por alguna o varias razones, ningún impacto sensi-
intrafamiliar y comunitaria originen más comportamientos ble en los niveles de violencia de la programación.
violentos que los modelos que presentan los medios. De ahí la necesidad de intentar propuestas alternativas
A este respecto resulta pertinente la proposición irónica de para utilizar los medios y contrarrestar sus posibles efectos
Piscitelli: 14 "gran parte de la violencia cotidiana (la doméstica nocivos. Más que considerar que los medios inducen direc-
y la local; pero también la pública y la ciudadana); están sien- tamente a la violencia, puede afirmarse que actúan a manera
do causadas no por la muerte de la familia; la pérdida de los de catalizadores en la manifestación de conductas patológi-
valores seculares; el descrédito indebido de la ciencia, los ren- cas con bases preexistentes, las cuales terminarían manifes-
dimientos decrecientes de la tecnología o la desregulación sal- tándose de una u otra manera. A la luz de ello, sería intere-
vaje del mercado, sino por la violencia en la televisión". sante desarrollar contenidos que propiciaran lo contrario.
A.l enfocar el problema de la violencia en televisión no El propósito de esta reflexión es destacar la importancia
se debe minimizar la necesidad de ahondarlo considerando de que la comunidad médica en general tome conciencia de
la diversidad de causas de la violencia, algunas probable- la relevancia que la influencia de la televisión -y de toda la
mente más significativas; inadecuada distribución de la ri- gama de nuevos medios audiovisuales- tiene en las socieda-
queza, desempleo, desintegración familiar y social, drogas, des actuales, y en la conformación de un nuevo tipo de indi-
disponibilidad de armas , impunidad , corrupción , etc . Se viduos, con características, patologías y requerimientos es-
necesita mucho más que satanizar a la televisión y tomar pecíficos que deben investigarse y considerarse para enfren-
medidas correctivas en este contexto, para contender efi- tar adecuadamente lo retos de la salud pública, tanto general
cazmente con el problema de la creciente violencia en el como mental, en los inicios del próximo milenio. Adaptando
mundo y particularmente en nuestro entorno nacional. Si la un exhorto planteado hace ya más de una década por Alon-
violencia en la comunidad es el síntoma visible de desórde- so-Fernández, 15 en relación con la situación en España, espe-
nes más profundos provocados por la pobreza, las políticas ro que haya quedado suficientemente ilustrada la necesidad
económicas internacionales, el desempleo estructural y la de que los planes nacionales de salud, y particularmente los
desorganización grupal , entonces es muy probable que la concernientes a la salud mental, incluyan entre sus priorida-

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des la consideración del complejo problema que plantea la 7. González-Alonso C. Principios básicos de comunicación. México:
Editorial Trillas. 1989.
tríada violencia-televisión-salud mental. 8. Arredondo P. Presentación en: E. Sánchez-Ruiz. Teleadicción infan-
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2. De la Fuente R, Medina-Mora ME y Caraveo J. Salud Mental en México: Fondo de Cultura Económica, 1967.
México. México, Instituto Mexicano de Psiquiatría y Fondo de Cul- 12. Orozco-Gómez G. Televidencia. Perspectivas para el análisis de los
tura Económica, 1997. procesos de recepción televisiva. Cuadernos de comunicación y prác-
3. García-Silbermann S y Ramos-Lira L. Medios de comunicación y ticas sociales No. 6. México: Universidad Iberoamericana, 1994
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4. Gómez de Silva G. Breve diccionario etimológico de la lengua espa- 14. Piscitelli A. Paleo-, neo-, y post- televisión. Del contrato pedagógico
ñola. México: Fondo de Cultura Económica, 1988 a la interactividad generalizada. En: Gómez-Mont C. La metamorfo-
5. Erausquin MA, Vázquez M y Malilla L. Los teleniños. México: Fon- sis de la TV. Cuadernos de comunicación y prácticas sociales No. 8.
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6. Souza y Machorro M. A propósito de la televisión y la salud mental. 15. Alonso-Fernández F. Televisión y salud mental. Salud Mental 1983;
Rev Fac Med UNAM 1989; 32(5): 211-15. 6(4): 3-11.

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