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En el texto de Víctor Sánchez se habla de los avances tecnológicos con relación a la genética, biología molecular, neurociencias e inteligencia
artificial como hitos que implican la tecnología integrada al cuerpo (cyborg); de este modo, estas proponen una evolución del humano, que se
denomina transhumano. Así, se habla de la esperanza y optimismo que genera en unos, como Kurzweil (Director Creativo de Google); así como
el recelo que provoca en otros, en la medida que, aunque sí permiten el desarrollo de las personas en todas sus potencialidades, también
amenazan con el uso dañino que se la pueda dar a dicho desarrollo. De otro lado, también afecta la forma en que se educa, por cuanto propone
cambios en la cognitividad y los conceptos que le atañen.
De este modo, el autor procede a explicar los fundamento históricos e ideológicos que han dado lugar a esta coyuntura. Para empezar, se
menciona que, con el renacimiento, la ilustración y la revolución industrial, se creó una apropiación cultural de la ciencia y la tecnología como
salvadoras de la humanidad en la medida que eran los agentes civilizadores. Después,bajo este modelo racionalista y a partir de las dos
guerras mundiales, se dio lugar a un progreso muy acelerado de las ciencias de la información, la cual propulsó un cambio de las dinámicas
sociales modernas a las posmodernas, estas últimas mediadas por la hiperconectividad y el desdibujamiento de las instituciones tradicionales
modernas, tanto como el avance tecnológico vertiginoso.
Sin embargo, señala Sánchez, esta perspectiva ha recibido muchas críticas, empezando con autores como Heidegger, detractor una sociedad
centrada en la razón y, más recientemente, Sloterdijk, quien llega a denunciar la muerte de la especie humana por cuenta de los avances en
biotecnología. Aunque no hay que dejar de lado a grandes optimistas de estas transformaciones, como Lévy, quien apuesta por un sociedad
más participativa y democrática en torno a la virtualidad.
Y en relación con la posibilidad del transhumanismo, el autor plantea que la prospección de la singularidad de Kurzweil, que dibujan
capacidades cognitivas y físicas superpotenciadas, procura posturas mixtas. Por una parte, detractores como Dennett y Bennet plantean que
la manera de entender la inteligencia por parte de los propulsores de la inteligencia artificial jamás va a llegar al nivel humano, puesto que la
mente humana y su desarrollo cognitivo no depende únicamente del cerebro sino de las relaciones sociales, biológicas y emocionales que se
establecen con el mundo, trayendo a la mesa conceptos como espiritualidad, conciencia e inteligencia. No obstante, se encuentra posiciones
moderadas como la de Allen, que hablan de la posibilidad aún muy lejana de la singularidad tecnológica.
Ante este panorama, Sanchez muestra cómo algunos pensadores, por ejemplo, Zemmelman y Bauman, hablan de la necesidad de
replantearse el proyecto modernista, pues las instituciones están desvaneciendose ante nuevas dinámicas socioculturales y la situación
económica aún arrastra unas profundas desigualdades en cuanto a derechos fundamentales: pobreza, discriminación y violencia. Además, se
resalta la raíces profundamente occidentalizadas que han sustentado este modelo, que a su vez fue impuesto a otras culturas, con lo que se
crearon fisuras y exclusiones es su relato.
Por eso, autores como Santos proponen crear un nuevo humanismo crítico y participativo. Según Sánchez, en este punto es que empieza a
jugar un papel preponderante la educación, la cual, según lo planteado por el optimista Lévy, permite crear una inteligencia colectiva,
orientada a paliar todas estas crisis mediante plataformas socio virtuales de educación que permitan integrar las distintas realidades sociales.
La educación sería así un medio civilizatorio, orientado más a promover discursos humanitarios, solidarios; la educación sería así ese medio
que le daría una conciencia de derechos a la tarea de la construcción y difusión del conocimiento. No obstante, el autor señala que resta
mucho por analizar y discutir en este rubro.
Delimitación conceptual
Transhumanismo, humanismo, posmodernidad, educación
No podemos pensar en un transhumano, a la Kurzweil, cuando 48 Habla de las diferencias sociales que aún resta saldar, antes de
aún tenemos una gran cantidad de infrahumanos en el mundo proceder a crear un transhumano sobrepotenciado que se
que sufren una pobreza inaceptable y son producto de la colocará en un posición de superioridad frente a poblaciones
modernidad y la posmodernidad occidentalizadas en un
vulnerables.
contexto neoliberal.
La educación será esencial en el proceso de construcción 49 Plantea el papel que debe ocupar la educación para mermar todo
continua de un proyecto civilizatorio, el cual tendrá que el malestar social frente a la desigualdad.ya<q
fundamentarse sobre nuevas bases epistemológicas,
pedagógicas y tecnológicas
Lo humano es mucho más que cerebro, genes, computadoras 50
y conexiones. Lo humano es cuerpo, es subjetividad,
evolución, experiencia, ser social y diverso, que no podría
comprenderse solo con principios meramente tecnológicos y
neurocientíficos.
Observaciones generales del texto: Es un texto escrito de una manera muy clara, en la que abarca un contexto histórico y futurista. Fue
sustentado desde varias posturas teórcias y muestra un panorama transparente del transhumanismo desde el apoyo y la crítica.