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Amarrado al duro banco porque si es verdad que llora

de una galera turquesca, mi cautiverio en tu arena,


ambas manos en el remo bien puedes al mar del Sur
y ambos ojos en la tierra, 4 vencer en lucientes perlas. 24
un forzado de Dragut Dame ya, sagrado mar,
en la playa de Marbella, a mis demandas respuesta,
se quejaba al ronco son que bien puedes, si es verdad,
del remo y de la cadena: 8 que las aguas tienen lengua, 28
"¡Oh sagrado mar de España, pero, pues no me respondes,
famosa playa serena, sin duda alguna que es muerta,
teatro donde se han hecho aunque no lo debe ser,
cien mil navales tragedias!, 12 porque vivo yo en su ausencia. 32
pues eres tú el mismo mar ¡Pues he vivido diez años
que con tus crecientes besas sin libertad y sin ella,
las murallas de mi patria, siempre al remo condenado,
coronadas y soberbias, 16 a nadie matarán penas! 36
tráeme nuevas de mi esposa En esto se descubrieron
y dime si han sido ciertas de la Religión seis velas,
las lágrimas y suspiros y el cómitre mandó usar
que me dice por sus letras, 20 al forzado de su fuerza. 40

Traten otros del gobierno Busque muy en hora buena


del mundo y sus monarquías, el mercader nuevos soles;
mientras gobiernan mis días yo conchas y caracoles
mantequillas y pan tierno, entre la menuda arena,
y las mañanas de invierno escuchando a filomena
naranjada y aguardiente, sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente. 9 y ríase la gente. 30
Coma en dorada vajilla Pase a media noche el mar,
el príncipe mil cuidados, y arda en amorosa llama
como píldoras dorados; Leandro por ver su dama;
que yo en mi pobre mesilla que yo más quiero pasar
quiero más una morcilla del golfo de mi lagar
que en el asador reviente, la blanca o roja corriente,
y ríase la gente. 16 y ríase la gente. 37
Cuando cubra las montañas Pues amor es tan crüel,
de blanca nieve el enero, que de Píramo y su amada
tenga yo lleno el brasero hace tálamo una espada,
de bellotas y castañas, do se junten ella y él,
y quien las dulces patrañas sea mi Tisbe un pastel,
del rey que rabió me cuente, y la espada sea mi diente,
y ríase la gente. 23 y ríase la gente. 44

~1~
Anacreonte español, no hay quien os tope, Menos solicitó veloz saeta
que no diga con mucha cortesía, destinada señal que mordió aguda;
que ya que vuestros pies son de elegía, agonal carro por la arena muda
que vuestras suavidades son de arrope.
no coronó con más silencio meta
¿No imitaréis al terenciano Lope, que presurosa corre, que secreta
que al de Belerofonte cada día a su fin nuestra edad. A quien lo duda,
sobre zuecos de cómica poesía fiera que sea de razón desnuda,
se calza espuelas, y le da un galope? cada Sol repetido es un cometa.
Con cuidado especial vuestros antojos ¿Confiésalo Cartago y tú lo ignoras?
dicen que quieren traducir al griego, Peligro corres, Licio, si porfías
no habiéndolo mirado vuestros ojos. en seguir sombras y abrazar engaños.
Mal te perdonarán a ti los las horas,
Prestádselos un rato a mi ojo ciego, las horas que limando están los días,
porque a luz saque ciertos versos flojos,
los días que royendo están los años.
y entenderéis cualquier gregüesco luego.

Prisión del nácar era articulado (…)


de mi firmeza un émulo luciente,
Un monte era de miembros eminente
un diamante, ingeniosamente
en oro también él aprisionado. éste, que - de Neptuno hijo fiero -
de un ojo ilustra el orbe de su frente,
Clori, pues que a su dedo apremiado émulo casi del mayor lucero;
de metal, aun precioso, no consiente, cíclope a quien el pino más valiente,
gallarda un día, sobre impaciente, bastón, le obedecía tan ligero,
lo redimió del vínculo dorado. y al grave peso junco tan delgado,
que un día era bastón y otro cayado.
Mas ¡ay!, que insidioso latón breve
en los cristales de su bella mano Negro el cabello, imitador undoso
sacrílego divina sangre bebe:
de las obscuras aguas del Leteo,
púrpura ilustró menos indiano al viento que lo peina proceloso
marfil, envidiosa sobre nieve vuela sin orden, pende sin aseo;
claveles deshojó la Aurora en vano. un torrente es su barba impetüoso,
------------------------------------------------ que - adusto hijo de este Pirineo -
Ya besando unas manos cristalinas, su pecho inunda, o tarde, o mal, o en vano
ya anudándome a un blanco y liso cuello, surcada aun de los dedos de su mano.
ya esparciendo por él aquel cabello
que amor sacó entre el oro de sus minas, No la Trinacria en sus montañas fiera
ya quebrando en aquellas perlas finas armó de crueldad, calzó de viento,
palabras dulces mil sin merecello, que redima feroz, salve ligera,
ya cogiendo de cada labio bello su piel manchada de colores ciento:
purpúreas rosas sin temor de espinas, pellico es ya la que en los bosques era
estaba, oh claro sol invidioso, mortal horror al que, con paso lento,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos, los bueyes a su albergue reducía,
mató mi gloria y acabó mi suerte. pisando la dudosa luz del día.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los tuyos más enojos, (…)
rayos, como a tu hijo, te den muerte.

~2~
¡Ah de la vida!” … ¿Nadie me responde? Pues de puro enamorado
¡Aquí de los antaños que he vivido! Anda continuo amarillo.
La Fortuna mis tiempos ha mordido; Que pues doblón o sencillo
las Horas mi locura las esconde. Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
¡Que sin poder saber cómo ni adónde, Es don Dinero.
la salud y la edad se hayan huido! Nace en las Indias honrado,
Falta la vida, asiste lo vivido, Donde el mundo le acompaña;
y no hay calamidad que no me ronde. Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Ayer se fue; mañana no ha llegado; Y pues quien le trae al lado
hoy se está yendo sin parar un punto; Es hermoso, aunque sea fiero,
soy un fue, y un será y un es cansado. Poderoso caballero
Es don Dinero.
En el hoy y mañana y ayer, junto (…)
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto. Quien quisiere ser culto en sólo un día,
la jeri (aprenderá) gonza siguiente:
Yo te untaré mis obras con tocino fulgores, arrogar, joven, presiente,
porque no me las muerdas, Gongorilla, candor, construye, métrica armonía;
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino; poco, mucho, si no, purpuracía,
apenas hombre, sacerdote indino, neutralidad, conculca, erige, mente,
que aprendiste sin cristus la cartilla; pulsa, ostenta, librar, adolescente,
chocarrero de Córdoba y Sevilla, señas traslada, pira, frustra, arpía;
y en la Corte bufón a lo divino.
¿Por qué censuras tú la lengua griega cede, impide, cisuras, petulante,
siendo sólo rabí de la judía, palestra, liba, meta, argento, alterna,
cosa que tu nariz aun no lo niega? si bien disuelve émulo canoro.
No escribas versos más, por vida mía;
aunque aquesto de escribas se te pega, Use mucho de líquido y de errante,
por tener de sayón la rebeldía. su poco de nocturno y de caverna,
anden listos livor, adunco y poro.
Salamandra frondosa y bien poblada
te vio la antigüedad, columna ardiente, Que ya toda Castilla,
¡oh Vesubio, gigante el más valiente con sola esta cartilla,
que al cielo amenazó con diestra osada! se abrasa de poetas babilones,
Después, de varias flores esmaltada, 5 escribiendo sonetos confusiones;
jardín piramidal fuiste, y luciente y en la Mancha, pastores y gañanes,
mariposa, en tus llamas inclemente, atestadas de ajos las barrigas,
y en quien toda Pomona fue abrasada. hacen ya cultedades como migas.
Ya, fénix, cultivada, te renuevas, Buscas en Roma a Roma ¡oh peregrino!
en eternos incendios repetidos, 10 y en Roma misma a Roma no la hallas:
y noche al sol y al cielo luces llevas. cadáver son las que ostentó murallas
¡Oh monte, emulación de mis gemidos; y tumba de sí proprio el Aventino.
pues yo en el corazón, y tú en las cuevas,
callamos los volcanes florecidos! Yace donde reinaba el Palatino
y limadas del tiempo, las medallas
más se muestran destrozo a las batallas
Madre, yo al oro me humillo, de las edades que Blasón Latino.
Él es mi amante y mi amado, Sólo el Tibre quedó, cuya corriente,

~3~
si ciudad la regó, ya sepultura
la llora con funesto son doliente.
¡Oh Roma en tu grandeza, en tu hermosura, Daba sustento a un pajarillo un día
huyó lo que era firme y solamente Lucinda, y por los hierros del portillo
lo fugitivo permanece y dura! fuésele de la jaula el pajarillo
al libre viento en que vivir solía.
Al sol que os mira, por miraros miro, Con un suspiro a la ocasión tardía
que pienso que la luz de vos tomando, tendió la mano, y no pudiendo asillo,
en sus rayos la vuestra estoy mirando, dijo (y de las mejillas amarillo
y luego de dos soles me retiro. olvidó el clavel que entre su nieve ardía):
Águila soy, a salamandra aspiro; ¿Adónde vas por despreciar el nido,
este Dédalo Amor me está animando; al peligro de ligas y de balas,
pero anochece y, como estoy llorando, y el dueño huyes que tu pico adora?».
en el mar de mis lágrimas expiro. Oyóla el pajarillo enternecido,
Y como donde estoy sin vos, no es día, y a la antigua prisión volvió las alas,
pienso cuando anochece, que vos fuistes que tanto puede una mujer que llora.
por quien perdió los rayos que tenía.
Por quien si amaneció cuando le vistes,
dejándole de ver, noche sería
en el ocaso de mis ojos tristes. Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? leal, traidor, cobarde y animoso:
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío no hallar fuera del bien centro y reposo, 5
que a mi puerta, cubierto de rocío, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
pasas las noches del invierno escuras? enojado, valiente, fugitivo,
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, 5 satisfecho, ofendido, receloso:
pues no te abrí! ¡Qué estraño desvarío huir el rostro al claro desengaño,
si de mi ingratitud el yelo frío beber veneno por licor süave, 10
secó las llagas de tus plantas puras! olvidar el provecho, amar el daño:
¡Cuántas veces el ángel me decía: creer que el cielo en un infierno cabe;
Alma, asómate agora a la ventana, 10 dar la vida y el alma a un desengaño,
verás con cuánto amor llamar porfía! ¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.
¡Y cuántas, hermosura soberana:
Mañana le abriremos --respondía--,
para lo mismo responder mañana! El rubí de tu boca me rindiera,
a no haberme tu bello pie rendido;
hubiéranme tus manos ya prendido,
si preso tu cabello no me hubiera.
Es la mujer del hombre lo más bueno,
Los del cielo por arcos conociera
y locura decir que lo más malo,
si tus ojos no hubiera conocido;
su vida suele ser y su regalo,
fuera tu pelo norte a mis sentidos,
su muerte suele ser y su veneno.
si la luz de tus ojos no lo fuera.
Cielo a los ojos, cándido y sereno,
Así le plugo al cielo señalarte,
que muchas veces al infierno igualo,
que no ya sólo al norte y arco bello
por raro al mundo su valor señalo,
tus cejas venzan y ojos soberanos;
por falso al hombre su rigor condeno.
mas, queriendo a ti misma aventajarte,
Ella nos da su sangre, ella nos cría,
tu pie la fuerza usurpa, y tu cabello
no ha hecho el cielo cosa más ingrata:
a tu boca, Amarili, y a tus manos.
es un ángel, y a veces una arpía.
Quiere, aborrece, trata bien, maltrata,
y es la mujer al fin como sangría,
que a veces da salud, y a veces mata.
~4~
Crece el insano ardor, crece el engaño ¡Ay Floralba! Soñé que te ... ¿Dirélo?
del que en las aguas vio su imagen bella; Sí, pues que sueño fue: que te gozaba.
y él, sola causa en su mortal querella, ¿Y quién, sino un amante que soñaba,
busca el remedio y acrecienta el daño. juntara tanto infierno a tanto cielo?

Vuelve a verse en la fuente ¡caso extraño!: Mis llamas con tu nieve y con tu yelo,
del'agua sale el fuego; mas en ella cual suele opuestas flechas de su aljaba,
templarlo piensa, y la enemiga estrella mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,
sus ojos cierra al fácil desengaño. como mi adoración en su desvelo.

Fallecieron las fuerzas y el sentido Y dije: «Quiera Amor, quiera mi suerte,


al ciego amante amado, que a su suerte que nunca duerma yo, si estoy despierto,
la costosa beldad cayó rendida. y que si duermo, que jamás despierte».

Y ahora, en flor purpúrea convertido, Mas desperté del dulce desconcierto;


l'agua, que fue principio de su muerte, y vi que estuve vivo con la muerte,
hace que crezca, y prueba a darle vida. y vi que con la vida estaba muerto.

Muros, ya muros no, sino trasunto


de nuestras breves glorias y blasones,
pues tiene puesto el mundo en opiniones
si sois o no reliquias de Sagunto;
donde estuvo la fe tan en su punto,
que ejemplo sois a todas las naciones,
resistiendo a los ruegos, a los dones
y al poder de Cartago todo junto;
de hoy más juntos los vuestros y mis males
se cuenten, pues la fe perpetua y pura,
y el tiempo, los han hecho tan iguales.
Y pues os ha dejado la ventura
memoria y sepultura de leales,
dadme también memoria y sepultura.

~5~

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