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Índice
1. Introducción ......................................................................................................................... 5
3. Bibliografía ........................................................................................................................... 8
Urbanismo
y Salud
Mental
Urbanismo y Salud Mental
1. INTRODUCCIÓN
Ello implica que no hay mezcla de usos del suelo, hay grandes áreas de viviendas sin servicios
cerca por lo que el tráfico aumenta, disminuyendo los trayectos que se realizan caminando
ya sea por la distancia o por la inseguridad que provoca hacerlo en calles en las que no hay
nadie. Por tanto disminuye la actividad física realizada en las actividades del día a día y aumenta
el sedentarismo. En cambio la mezcla de usos del suelo favorece la actividad económica, la
percepción de la seguridad en las calles es mayor y la eficiencia energética se incrementa.
Mientras en el modelo urbano tradicional, es el espacio urbano el que articula la ciudad, en el
modelo americano la ciudad es articulada por autovías. Por tanto el proceso de urbanización
(incremento de la población que vive en áreas urbanas) afecta a la salud mental a través de
estresores como la superpoblación, la contaminación, la inseguridad, la reducción del apoyo
social, la dificultad para la accesibilidad, etc.
Determinados grupos como las personas mayores, que ven limitada su capacidad de movimiento,
y la infancia, en particular los niños y niñas de zonas económicamente deprimidas y los/as que
presentan ya ciertas carencias o dificultades en cuanto a bienestar emocional y salud mental,
constituyen grupos de riesgo que se ven más afectados por las características del entorno en el
que viven. Igualmente, se benefician de las medidas destinadas a mejorar dicho entorno.
2. EVIDENCIA CIENTÍFICA
Cada vez más estudios recogen evidencia científica de los efectos de las condiciones de vida en
zonas urbanas sobre la salud, en concreto sobre la salud mental.
“Salud mental: incluye nuestro bienestar emocional, psíquico y social. Afecta la forma en como
pensamos, sentimos y actuamos cuando lidiamos con la vida. También ayuda a determinar cómo
manejamos el estrés, nos relacionamos con otras personas y tomamos decisiones” (3).
Los llamados desórdenes mentales comunes como la depresión y la ansiedad tienen una alta
prevalencia en nuestras sociedades y son un problema de salud pública importante, ya que
son una causa de pérdida de años perdidos por discapacidad. Uno de los factores ligados a los
problemas de salud mental es el lugar de residencia siendo las zonas urbanas con mayor número
de habitantes las que presentan riesgo mayor (4–6).
Hay estudios cuyos resultados indican que hay diferencia entre áreas urbanas y rurales en cuanto
a prevalencia de desórdenes mentales comunes, siendo las tasas para cualquier desorden,
desórdenes del estado de ánimo y desórdenes de ansiedad, mayores en zonas urbanas de
tamaño medio y grande (7,8).
Igualmente el estado del barrio es una variable asociada a una peor salud mental y peor
salud percibida, y en estudios que los calculaban como indicadores, mejoraban respecto a un
grupo control en barrios sometidos a obras de renovación y mejora que incluían mejoría de la
peatonalización, del transporte, de la integración social y de la percepción de seguridad (10–12).
En general, las condiciones ambientales de los barrios están ligadas a su nivel económico, de
forma que barrios económicamente más deprimidos tienen peores características ambientales:
contaminación, ausencia o mal estado de zonas verdes, falta de limpieza, mala iluminación y
sensación de seguridad (12), por lo que se podría concluir que la salud mental se relaciona con el
estatus económico pero hay estudios que demuestran el efecto beneficioso de las zonas verdes
urbanas (13,14).
Además de los estresores derivados de las características de las zonas urbanas, que per se tienen
una influencia negativa en el bienestar emocional y salud mental de sus habitantes, hay ciertas
carencias que de forma indirecta también influyen en la salud mental. Un ejemplo es la actividad
física. La posibilidad de realizar actividad física en el día a día, como caminar o pasear tiene un
Los niños y niñas constituyen un grupo vulnerable y más aún aquellos que residen en zonas
económicamente deprimidas, las cuales presentan peor calidad ambiental y se relacionan por
tanto de múltiples formas con un peor salud mental. Facilitar el acceso de estos niños a zonas
verdes adecuadas mejora su bienestar emocional (18). En un estudio en el que se investigó sobre
el desempeño cognitivo en niños antes y después de cambiar de lugar de residencia, aquellos
que lo hicieron a un lugar con mejores zonas verdes, obtuvieron los niveles más altos (19).
Pero no sólo los niños y niñas que residen en barrios deprimidos se benefician del acceso a
zonas verdes, ya que en un estudio realizado en ciudades alemanas, los niños que residían más
cerca de parques y áreas verdes presentaban mejores resultados en cuanto a comportamiento
en comparación con los que vivían a distancias mayores. Estos resultados eran más evidentes
entre niños con problemas de hiperactividad o inatención (20), que pueden concentrarse mejor
después de un paseo por el parque (21). En un estudio realizado en España, se comprobó que los
niños y niñas que tienen mayor contacto con áreas verdes, ya sea en el entorno de su hogar o de
su colegio, resisten mejor el estrés que les pueden producir determinadas situaciones adversas
que aquellos niños y niñas que tienen menor acceso (22).
3. BIBLIOGRAFÍA
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