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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN.............................................................................................................................................
Capítulo 1:
Nociones Generales de la autonomía de la voluntad..................................................................................
1.1. La autonomía de la voluntad en el tiempo:......................................................................................
1.1.1 Breve historia de la autonomía de la voluntad.........................................................................
1.1.2 Evolución en el Derecho Romano:...........................................................................................
1.1.3 Inserción e impacto en nuestra legislación:............................................................................
1.2. Definición:...........................................................................................................................................
1.2.1. Definición Etimológica:.............................................................................................................
1.2.2. Definición RAE:.........................................................................................................................
1.2.3. Definición Filosófica:................................................................................................................
1.2.4. Definición Doctrinal:.................................................................................................................
1.2.5. Definición Jurisprudencial:......................................................................................................
1.3. Clasificación del principio de la autonomía de la voluntad...........................................................
1.4 En el derecho comparado (Latinoamérica):.....................................................................................
Capítulo 2:
La autonomía de la voluntad en el orden jurídico.......................................................................................
2.1. Formas de reconocimiento jurídico.................................................................................................
2.2. En la normativa con rango constitucional:.....................................................................................
2.2.1 En relación con la Constitución Política del Perú de 1993:....................................................
- Límites en los derechos Fundamentales:.................................................................................
2.3 En la normativa con rango legal (Códigos):.....................................................................................
2.3.1. Código Civil Peruano:...............................................................................................................
2.3.2. Código Penal:............................................................................................................................
2.2.3. Código de Comercio:................................................................................................................
2.4. En la normativa privada (procesos arbitrales):...............................................................................
Capítulo 3:
Comparativa del Derecho Romano y el Derecho Actual Peruano..............................................................
3.1. Derecho Romano:..............................................................................................................................
3.2. Derecho Actual:..................................................................................................................................
3.2.1. En el Derecho de Familia:.........................................................................................................
3.2.2. En el Derecho Laboral (Contratos):.........................................................................................
3.2.3. En el Derecho de Sucesiones:.................................................................................................
3.3. Cuadro comparativo de aspectos generales:.................................................................................
Conclusiones..................................................................................................................................................
Referencias.....................................................................................................................................................
INTRODUCCIÓN

La historia del derecho es esencial para entender el origen y evolución de las


normas que rigen nuestra sociedad actual. En este sentido, el derecho romano ha
sido una de las fuentes más importantes y trascendentales para la formación del
derecho en muchos países, incluyendo al Perú. El estudio del derecho romano
permite adentrarse en los principios jurídicos que han influenciado y continúan
influyendo en el derecho actual. Siendo la autonomía de la voluntad uno de estos
principios, que ha sido objeto de estudio y debate en diversas épocas de la historia
del derecho, y que aún hoy sigue siendo relevante y aplicable en el ámbito jurídico.

El estudio de la autonomía de la voluntad en el derecho romano resulta relevante en


la actualidad, ya que muchos de los principios y conceptos jurídicos que se utilizan
en la actualidad tienen sus raíces en el derecho romano. Además, la autonomía de
la voluntad es un principio que sigue siendo aplicado en diversas ramas del
derecho, tales como el derecho civil, laboral, de sucesiones y mercantil, y su
correcta aplicación es esencial para garantizar la protección de los derechos de las
personas.

En este trabajo se analizan las principales fuentes del derecho romano y se


comparan con el derecho actual peruano, a fin de identificar las similitudes y
diferencias en la concepción y aplicación de este principio jurídico fundamental. La
presente investigación se encuentra enmarcada dentro del ámbito del derecho
comparado y se realiza con el objetivo de profundizar en el estudio de la autonomía
de la voluntad y su relevancia en el derecho moderno, en particular en el derecho
peruano.

El presente proyecto de investigación ofrece una interesante perspectiva sobre la


evolución de este principio en el derecho romano y su relación con el derecho
actual. A través de un análisis histórico y jurisprudencial, explorando la concepción
de la autonomía de la voluntad en el derecho romano y su influencia en el derecho
actual peruano.

En este sentido, el presente trabajo tiene como objetivo profundizar en el estudio de


la autonomía de la voluntad en el derecho romano y su aplicación en el derecho
actual peruano, a través del análisis de la evolución histórica y jurisprudencial de
este principio, así como de su relación con los derechos fundamentales y los límites
que estos imponen.
Capítulo 1:
Nociones Generales de la autonomía de la voluntad.
1.1. La autonomía de la voluntad en el tiempo:

1.1.1 Breve historia de la autonomía de la voluntad

Esta procede de la filosofía Kantiana la cual se explica y se refiere a la idoneidad de


cada sujeto para pronunciar sus propias normas morales. Hoy en día la autonomía
de la voluntad explaya un principio básico en el Derecho privado, el cual se
fundamenta en que el ordenamiento jurídico faculte a los individuos para la toma de
decisiones según la voluntad que este mismo individuo posee, el derecho
internacional Privado constituye valiosas e importantes innovaciones. Con ello, se
explica que cada uno de ellos son responsables de las decisiones jurídicas privadas
tomadas. Cabe resaltar que se tiene límites, lo que se esté detalladamente prohibido
o lo que vaya en contra del orden público.

Cuando se trata de la autonomía de las intenciones privadas, es fundamental


ahondar en su esencia y discutir en profundidad los principios filosóficos
relacionados con ella, como la libertad y la autonomía, sin desconocer la ética ya
que esta forma parte fundamental; por ello, vale la pena resumir los puntos de vista
de algunos de los filósofos que han desarrollado teorías en esta área. Haciendo
mención a Hegel exponemos que en su obra Fenomenología del Espíritu (1985) En
esta se exploró la lucha por el reconocimiento, de la cual, según la teoría de Kant,
se derivó el concepto de autonomía como noción de libre albedrío.; aquí
encontramos la definición de Miguel Giusti (2007, pp. 49 ss.) “… en esencia, la
concepción hegeliana del reconocimiento es un intento de ofrecer una mediación
ética (sittliche Vermittlung) de la noción Kantiana de autonomía” Lo que señala el
autor es que la comprensión es la mediación y una posible forma de identificar y
reconocer la conciencia de la propia identidad. De hecho, la autonomía es un objeto
con propiedades universales. La especificación de potencia en sí coincidió en la
actualización de la interacción del estado y por consiguiente Hegel reincide en la
autonomía kantiana “a la luz de la lógica de la acción” lo que refiere a que en cuanto
a mayor reconocimiento se obtiene una mayor autonomía (Giusti, 2007, p. 50).
Mencionar el tema de autonomía de la voluntad es exponer fundamentalmente el
tema de libertad, los cuales son complejos y son temas de discusión desde los
tiempos griegos hasta nuestra época contemporánea, para reforzar esta breve
fundamentación es necesario exponer la fundamentación de Juan Carlos Bermejo
(2003) en el tema de la autonomía de la voluntad menciona desde tres puntos a
“Sófocles, Kant y Primo Levi, en el que muestra como la libertad humana es decir la
autonomía de la voluntad de la que goza el individuo no puede ser exhaustiva
encuadrada en una sola teoría, es el caso de visionar los tres puntos de vista que el
autor recoge y expone en forma muy hegeliana tesis, antítesis y síntesis.
Inicialmente toma a Sófocles en una de sus tragedias en la que cuenta la historia de
Edipo, que siendo maldecido desde el nacimiento cumple sus designios, no
obstante que sus acciones y voluntad buscarán el contrario, evidenciando el
problema de la libertad y el destino; la lectura que se le podría dar a este mito, es
que la autonomía de la voluntad está limitada por el destino de cada individuo
cuando éste ha sido trazado”.

La autonomía privada se concreta en actos jurídicos singulares que se entienden


como facultativos de los individuos para la consecución de sus fines privados; por
ende, Si tenemos en cuenta que las materias jurídicas son expresión de la voluntad
individual, en consecuencia, la autonomía privada se convierte con la facultad de
crear leyes, por ello la ley otorga a los particulares, es decir, de establecer normas
jurídicas entre las partes.

1.1.2 Evolución en el Derecho Romano:

En la historia transcurrida de la voluntad se denota como el hombre ha ido tomando


decisiones, este mismo no solo toma como fuente las filosofías aunadas al tema,
sino también a ideas tanto en filosofía política, económica y en el Derecho en sí.

En cuanto al origen del principio de la autonomía de la voluntad es muy remoto, este


se remonta al Derecho Romano. Por consiguiente, la reseña de Puig Peña, señala
que, “en los primeros tiempos del Derecho Romano, la voluntad no tenía per se una
potestad creadora y todo lo más que podía hacer era, dentro de los prototipos
establecidos a priori, este acepta las fórmulas sacramentales del simbolismo. Todo
lo que fuera emanación de un animus solo alcanzaba efectos jurídicos en la medida
en que se incorporara al formalismo (Infra N° 60)”, esto nos deja en cuenta que la
rigidez no daba señales que permitan ver semblanzas distintas en lo declarado por
cada individuo.

Luego de ello se expone el contrato real, dentro de ello se destaca que no solo se
basa en entregan cosas, sino por lo contrario, se toma como punto principal al
consentimiento y la entrega del bien. (siguiente diapositva)

Es importante hacer mención que en Roma encontramos el primer vestigio y


después una franca evolución del dogma de la autonomía de la voluntad. Roma
crea prontamente las dimensiones del individuo y Estado como dos realidades
autónomas y substanciales. Por ello atribuye al pater familias un significado
relevante, tanto en el campo del derecho privado, como en el campo del derecho
público.

La Revolución francesa con la Declaración de Derechos del Hombre y del


Ciudadano de 1789 es la creadora de la política de la autonomía individualista. En
este individualismo se denota un gran interés por magnificar al hombre, al mismo
que se le atribuye un derecho natural el cual le asiste y ayuda a integrar su
personalidad jurídica. La naturaleza de la persona se entiende libre y autónoma, con
poder de desenvolvimiento; sin embargo, el hombre necesita vivir en sociedad,
razón por la cual se limita el ejercicio de su libertad. (siguiente diapositiva)

El Código Civil francés de 1804 derroca a la autonomía de la voluntad y toma el


puesto de informante legal. Aunando en el tema se hace mención que la influencia
del Código Napoleón formó parte vital de la toma de decisiones haciendo que
incluso el estado pierda fortaleza y que cuya única función sea la de garantizar
libertad ciudadana.

La autonomía de la voluntad se determina que esta es la causa de todas las


decisiones jurídicas debiendo esta buscar su aprobación normativa en el consenso
que brindan los individuos, los cuales tenían la obligación de restringir su libertad
otorgando una autorización al legislador. Esto explica como los actos son aprobados
por los mismos sujetos, con ello se expone que el jurista sólo tiene una misión
tutelar. Toma un enfoque racional e individual. (siguiente diapositiva)

Toma un enfoque racional e individual.

Con lo anteriormente explayado es necesario decir que el Código Napoleón con sus
explicaciones clásicas arribaron a la fórmula dogmática, con ello el orden general
quedaba en pausa, detallado en sí quedaba por debajo de un conjunto de normas
imperativas y prohibitivas, las decisiones estatales eran obligatoriamente revisadas
por los ciudadanos, ellos con fuerza de Poderes Públicos y por el contrario el Estado
quedaba con el encargo del cumplir el mandato público inmutable y legal. (siguiente
diapositiva

Dentro de la anteriormente mencionada concepción, señala Cancino, “el orden


público fue entendido como un catálogo de conducta que jugaba dentro de la
sociedad el papel de barrera que impedía- o por lo menos trataba de impedir- el
conflicto entre los ciudadanos por razón del uso de las amplias libertades que el
Estado respetaba y estaba obligado a tutelar”. (siguiente diapositiva)

Reforzando lo dictado en el código de Napoleón se hace mención a Silva (P, 6.) “En
Holanda, la codificación se divide en dos periodos que es preciso diferenciar: el
Código Civil de 1838 que sigue los postulados de Napoleón y no considera el
contrato como especie del género negocio jurídico y la reciente entrada en vigor en
1992 del libro tercero del nuevo Código civil que retoma la doctrina alemana del
negocio jurídico tal y como se recoge en el título segundo del Código Holandés
(arts. 39 a 59)”

En el transcurso de su historia en el siglo XIX hubo oposiciones contra su forma de


ser, con ello se deja notar un ordenamiento legal el cual inició con el cambio de la
ordenanza pública. Estos mismos fenómenos se presentan hoy en día con más
frecuencia.

En la actualidad se trata de denotar una autonomía de voluntad en un contexto más


humano y liberal, la discusión no versa ya sobre el patrimonio o intercambio de
bienes como en la antigua Roma. Como se ve hoy en día hay mucha más libertad,
la cual hace ver temas mucho más problemáticos debido a los diferentes puntos de
vista esto debido al libre albedrío, se plantean temas como el aborto, la eutanasia, la
reproducción asistida, la clonación, la disposición del cadáver de una persona, entre
muchos otros, hoy se habla de autonomía vital. (s.d)

1.1.3 Inserción e impacto en nuestra legislación:

Dando un alcance general el ordenamiento jurídico ha previsto ciertas


características que han sido muy habituales en nuestras relaciones jurídicas, esto
fue entendido como un conjunto de normativas que expuso el estado para la
correcta convivencia de los individuos en la sociedad, al evaluarse esta normativa
se ven muchos valores principales para un correcto desempeño social; es decir, la
ley interviene directamente con la finalidad de regular las conductas de los
particulares, la finalidad de esta fue hacer que cada sujeto cumpla su expectativa de
la forma más correcta posible refiriéndose así a la normativa indicada legalmente,
eliminando de forma directa la ignorancia del tema. Sin embargo, cabe resaltar que
no siempre las relaciones legales tienen como razón una fuente jurídica. Haciendo
énfasis en lo antes mencionado se resalta que no se pretende regular todas las
relaciones jurídicas.

Si bien la autonomía de la voluntad se ve como una señal de libertad de la cual todo


individuo goza, esta da luz fundamentalmente en el ámbito de los negocios o
contratos; sin embargo, se puede hacer mención que algunos de los elementos del
principio de autonomía de la voluntad son adheridos a situaciones diarias de los
sujetos en la sociedad, estos se pueden utilizar de manera conjunta a sus propios
soluciones de problemas; ello tiene que implicar una solución controversial que
indique mecanismos fuera del ámbito del Poder Judicial. Principalmente en el tema
de Conciliación Extrajudicial (s.d)

Aunado al concepto de legislación se hace mención a Pineda (P,8). En donde nos


expone que “El artículo 3º de la Ley Nº 26872, Ley de Conciliación, señala que la
Conciliación es una institución consensual, en tal sentido los acuerdos adoptados
obedecen única y exclusivamente a la voluntad de las partes. La autonomía de la
voluntad a que hace referencia el ya citado Artículo 3º de la ley no se ejerce
irrestrictamente, ya que las partes pueden disponer de sus derechos siempre y
cuando no afecten con ello normas de carácter imperativo ni contraríen el orden
público ni las buenas costumbres, que se constituyen en límites establecidos al
ejercicio de los derechos de las partes, de conformidad con lo señalado en el
artículo 5º del reglamento de la ley, aprobado por Decreto Supremo Nº 001-98-JUS.”
Con ello podemos hacer énfasis en que se puede gozar de libre albedrío sin afectar
a la sociedad. (s.d)

Una de las indicaciones importantes es la de que este principio se divide en tres


situaciones concretas; la primera refiere a buscar la forma de resolver los conflictos
de acuerdo a la necesidad de cada individuo, la segunda el libre albedrío de optar
por el proceso conciliatorio, la tercera indica que lo acordado tiene que ser por
voluntad propia de ambas partes; (s.d)

por ende, se encuentran más aspectos de mucha importancia los límites


establecidos en soluciones de riñas estos se pueden nombrar como normas de
modelo imperativo, las costumbres y el orden social, así mismo, el cumplimiento del
acuerdo formal de ambas voluntades

Los motivos actuales hacen ver que el desarrollo de conflicto es descentralizado en


lo que acorde al poder judicial ya que, este mismo tiene una carga extra en ámbitos
procesales, los cuales hacen que su función sea menos exitosa, esta misma razón
es la que el estado evalúa y por la cual este da pie a otras opciones muy aparte de
las jurídicas, estas pueden ser de libre elección siempre y cuando exista un acuerdo
ello para no interferir en la toma correcta de decisiones frente al problema
presentado

Los límites impuestos frente a la autonomía de la voluntad no pueden ser


sobrepasados ya que, entraría al tema la nulidad de cualquier acuerdo que
previamente fue conciliado, esto acorde al orden público tanto como la paz, el
comportamiento, el cual influye respecto a la sociedad, al patrimonio y a las
costumbres dictadas en los diferentes ambientes, ello la convertiría en una norma,
las cuales pueden darse de forma objetiva y fundamental lo que hará más fácil su
control principalmente para el jurista a cargo el cual está obligado de manera
forzada a revisar el cumplimiento de los acuerdos pactados, en caso el acuerdo se
vea vulnerado se impondrá la sanción correspondiente previo acuerdo.

1.2. Definición:

1.2.1. Definición Etimológica:

Para poder determinar adecuadamente las palabras autonomía de la voluntad


debemos de tener en claro que estás son producto de la concepción de dos
términos griegos. Por una parte, se halla el término “autós” que significa “sí mismo”
y por otra parte tenemos “nomos” que nos simboliza “ley”. La palabra voluntad
procede dl latín voluntas “tatis”, que significa querer. De acuerdo a esta definición
conceptual etimológica, se puede entender que, desde el pasado griego, es
coloquial el uso de este fonema para hacer referencia a que todo ser sigue lo que
cree correcto y que este es dueño de sí mismo.

1.2.2. Definición RAE:

Según la Real Academia Española nos menciona que la autonomía de la voluntad


es “la capacidad de los sujetos de derecho para establecer reglas de conducta para
sí mismo y en sus relaciones con los demás dentro de los límites que la ley señala”.
Acorde a lo que nos dice la RAE, se puede deducir que el ser humano es quien al
final de cuentas impone su propia ley y es dueño de su propio ser, posee libertad
para ejercer sus decisiones y acciones. Pero también es quien se puede limitar
porque tiene la capacidad de saber distinguir lo correcto y lo incorrecto.

1.2.3. Definición Filosófica:

La pluralidad de los significados que puede desencadenar “Autonomía de la


voluntad” procede de las diversas perspectivas teóricas que se han realizado,
aunque gran parte de ellas debido a los orígenes de la palabra ha sido
coloquialmente utilizada en temas políticos. Así lo señala Feinberg (1986), la idea de
autonomía de un sujeto individual o colectivo “expresa una metáfora política”, por lo
tanto la precisión de una revisión, limitada, pero inexorable de ese mismo.

Si bien es cierto, la autonomía de la voluntad hace referencia a la libertad individual,


en conciso también aclarar que esta misma es inherente a ponerse límites para que
su existencia sea viable. Tal como lo dice la alegoría kantiana “La ligera paloma, al
surcar en libre vuelo el aire cuya resistencia siente, podría persuadirse de que en un
espacio vacío de aire le podría ir aún mucho mejor” (Kant, 2007, p. 65-66). De
acuerdo al fragmento utilizado no dice que la paloma cree que el aire es un
obstáculo para que este pueda ejercer su vuelo, sin embargo no es consciente que
sin el viento no podría realizar su vuelo.

Kant también nos habla que la autonomía establece el cimiento de la práctica moral,
ya que, si la voluntad no se desarrollaría de forma autónoma, este entonces no
podría conocer su ley moral. Immanuel va a sustentar, en su libro de la crítica de la
razón pura de (1960) que la autonomía de la voluntad es el comienzo para el
desencadenó de todos los preceptos morales y de los deberes respectivos. Ya que,
con la libertad que posee cada individuo se autogobierna por medio de su ley, que
es la libertad de la razón pura práctica.

Para Hegel, el espíritu busca en sí mismo su significado, su propósito, su propia


conciencia la encuentra dentro de su mismo espíritu. Nos dice que el espíritu es una
libertad absoluta, una libertad que por sí misma se autoconoce y se autoevalúa, es
decir, ella misma a través de la realidad y la esencia puede darle voluntad a su ser y
de la misma manera, esta voluntad se vuelve universal. Para Hegel la autonomía es,
básicamente, la libertad que se obtiene gracias a que ella misma es autoconsciente
de su existencia.

La idea de autonomía de Foucault toma un rumbo diferente, nos dice que las
diferentes formas de conocimiento (epistemes) que son construidas por la sociedad
cultural causen que la conciencia de los sujetos sea anulada y esto conlleva no sólo
a anular la autonomía que tenía por sí misma, sino que también anula su propia
libertad. Foucault nos quiere decir que en el momento en que la naturaleza humana
deja de ser humana y pasa a ser una construcción social, en ese momento, toda
autonomía que tenía de por sí queda opacada.
La posición de Husserl provocó una nueva concepción acerca del concepto de
autonomía. Husserl nos habla de la reivindicación de la realidad natural y por
consiguiente también del mundo del alma, el replantea nuevamente, de manera
subjetiva temas muy importantes en el ámbito filosófico y epistemológico. Respecto
a este último tema, él utiliza un método llamado Epojé Fenomenológica que
básicamente es darle una nueva perspectiva al concepto de autonomía. Y por último
es importante acotar que que la posición de Husserl no tiene que ver con la acción
moral como lo afirmó Kant, sino que se refiere más a la autonomía con conciencia
intencionada, es decir donde el ser puede tener libertad de todo sentido.

1.2.4. Definición Doctrinal:

Para el doctor Louzao Evaristo, no dice que: "La autonomía de la voluntad es un


principio espiritual que no atiende más que a la voluntad y a la intención y prescinde
de la materia y de formalismos externos". Este concepto nos explica, que la
autonomía de la voluntad es el reflejo de nuestra intención o propósito del hecho,
que está ligado a nuestra espiritualidad y que como acto último lo reflejamos en
nuestras acciones.

En cambio, Duguit León nos dice que: "La autonomía de la voluntad es un elemento
de la libertad general; es la libertad jurídica y es, en suma, el poder del hombre de
crear por un acto de voluntad una situación de derecho, cuando este acto tiene un
objeto lícito. En otros términos, en el sistema civilista, la autonomía de la voluntad es
el poder de querer jurídicamente, y por lo mismo el derecho a que ese querer sea
socialmente protegido". Duguit, nos verbaliza que la autonomía de la voluntad
vendría hacer un elemento de la libertad en general y que es el hombre quien tiene
la capacidad de transformar por un acto de voluntad a una situación de derecho,
obviamente teniendo en cuenta que la acción sea un objeto lícito.

Según Capitant Henry dice que la autonomía de la voluntad es: "un principio de
derecho privado en virtud del cual el autor o los autores de un acto jurídico tienen la
facultad de concluir libremente y de determinar a su agrado su contenido y sus
efectos". Capitant nos dice que este es un principio de derecho privado, y en efecto
no puede ser de otra manera. Es imposible que la voluntad humana sea lo
suficientemente fuerte como para dominar el campo del derecho público, pero este
si pertenece al campo de la voluntad, pero es voluntad general más que voluntad
individual.

El tratadista René Demogue nos dice: "cuando la voluntad se ha formado


normalmente, tiene ella pleno valor jurídico. Esto es lo que se llama principio de la
autonomía de la voluntad”. Según el citado autor La voluntad de suficiente valor
jurídico constituye esencialmente el principio de la autonomía de la voluntad, el cual
“toda voluntad se obliga únicamente a los derechos que quiere y en la medida en
que quiere tenerlos”.
1.2.5. Definición Jurisprudencial:

Para el órgano supremo de interpretación y control de la constitucionalidad. El


Tribunal Constitucional nos expresa que: “La autonomía de la voluntad es la base
para el ejercicio de derechos fundamentales a la libre contratación y se refiere a la
capacidad residual que permite a la persona regular sus intereses y relaciones
coexistenciales de conformidad con su propia voluntad. Es la expresión de la
volición, tendiente a la creación de una norma jurídica con interés particular”.

1.3. Clasificación del principio de la autonomía de la voluntad

El principio de la autonomía de la voluntad está clasificado en cuatro tipos, las


cuales son:

En primer lugar tenemos a la autonomía Conflictual, la cual es considerada


también como la autonomía propia del Derecho Internacional Privado (DIPr), este
tipo consiste en la posibilidad de que las partes convengan el sistema jurídico que
gobernará el contrato internacional. Así mismo, implica la elección del Derecho
aplicable a la relación contractual. Es decir, qué las partes pueden solo ejercer su
autonomía conflictual dentro de las limitaciones que establece el Derecho
Internacional Privado del juez.

En segundo lugar tenemos a la autonomía material, aquí implica para las partes la
posibilidad de establecer pactos o cláusulas del contrato en aspectos específicos y
concretos. Para Goldschmit, la autonomía material consiste en estipulaciones de
Derecho Privado, pudiendo distinguirse entre autonomía material de 1er grado (sin
sujeción a ningún Derecho positivo determinado aunque pueden designar un
Derecho en subsidio). Se denomina también autonomía universal y tiene su
fundamento en el derecho natural y está limitada por el orden público del juez. En la
autonomía material de 2o grado las partes formulan estipulaciones materiales sin
someterse a algún Derecho determinado, pero sin declarar su independencia de
cualquier Derecho positivo.

En tercer lugar tenemos a la autonomía expresa, son las que manifiestan la


elección efectuada en forma escrita o verbal. Así mismo, en este tipo de autonomía
las partes eligen la ley a la que desean someter la regulación en su relación jurídica.
Las partes manifiestan la elección efectuada en forma escrita o verbal.

Por último tenemos a la autonomía tácita, acá la elección se desprende de actos


efectuados por las partes. Es decir, no incluyen cláusulas específicas, pero la
selección resulta en forma cierta y se revela mediante elementos idóneos que
conduzcan a la efectiva voluntad de las partes (las sumisiones anteriores a
determinada ley, la elección de un idioma, la utilización de figuras contractuales
propias de un determinado ordenamiento jurídico, la elección del tribunal, entre
otros).

1.4 En el derecho comparado (Latinoamérica):

Respecto al principio de autonomía de la voluntad de argentina en el derecho a nivel


constitucional lo podemos encontrar en la primera parte del artículo 19 de la
Constitución del Estado que dice lo siguiente: Artículo 19 - Las acciones privadas de
los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni
perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de
los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no
manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe (Argentina, 1994).

Este principio, que aparece junto con la legalidad y la reserva, está determinado por
varios escritores de derecho constitucional argentino, podemos destacar a Bidart
Campos (1994), quién nos dice que es como una cuestión de intimidad, la libertad
inofensiva o neutral de un tercero es la inmunidad y se resta de toda interferencia
arbitraria..Por otro lado, (s.d) el autor del derecho constitucional argentino Badeni
(2006) mostró que dos situaciones deben distinguirse, por un lado, la vida personal,
que se incluye en el campo de la conciencia y no tiene exteriores durante la
inteligencia, protegido por los artículos constitucionales mencionados anteriormente,
tiene una externalización que puede producir relaciones.

Como se señaló en anterioridad, la Constitución del Estado protege explícitamente a


la autonomía de voluntad en el artículo 19; (s.d) a continuación, veremos un poco de
cómo la Corte Suprema de Justicia de la Nación argentina fue modificando sus
concepciones. En los primeros años de la doctrina o en el primer período, podemos
decir que su interpretación fue un tanto paternalista. En el segundo periodo, se logra
ampliar lentamente el concepto; además, se logra ampliar a otras temáticas y la
restricción se le relaciona a un peligro concreto llegando al punto de que la Corte
modificó su doctrina. Como, por ejemplo, en el año 1984, la esposa y el hijo del
fallecido líder político demandaron por daños a una conocida revista que había
publicado fotos de su marido internado en sala de terapia intensiva. En ese conflicto,
entre la libertad de informar y la intimidad, la Corte argentina se pronunció: Que en
cuanto al derecho a la privacidad e intimidad su fundamento constitucional se
encuentra en el Artículo 19 de la Constitución Nacional. (Argentina, 1984, p. 1892).

El tercer periodo con una nueva integración de la corte, abre una nueva etapa en la
investigación del alcance y siendo esta la última, asemejándose a la actualidad ya
logramos un mejor interpretación y más amplia, que protege los valores y los estilos
de vida de las personas o cómo lo dice la Corte, comportamientos personalísimos
(Argentina, 2006, p.3617), reinterpretando así la interpretación del período anterior,
que sirvió al principio de legalidad y actúa correctamente con la autonomía de la
voluntad. Por último, este principio de la autonomía de voluntad en la actualidad
también está presente y aplica en los contratos, con la incorporación del derecho
interno argentino Artículo 1197 de su Código Civil, que señala lo siguiente: “Las
convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual
deben someterse como a la ley misma”.

Albornoz (2002) señala que “la jurisprudencia argentina ha sido pionera al permitir
que las partes de un contrato internacional designen el derecho al que lo someterán.
Como las normas del Código Civil que regulan la materia “La jurisprudencia
argentina ha sido pionera al permitir que las partes de un contrato internacional
designen el derecho al que lo someterán. Como las normas del Código Civil que
regulan la materia s.d

Con relación al país vecino, Chile, esta autonomía no está claramente aceptada en
Chile a pesar de ser ampliamente utilizada en el país, sobre todo hablando de la
autonomía de voluntad en los contratos. Las normas reguladoras de la ley aplicable
a los contratos de mayor aplicación son el artículo 113 en el Código de Comercio
para contratos comerciales, lo podemos encontraren el artículo 16 del Código Civil
para contratos civiles y el Decreto Ley 2.349, donde nos dice que acepta la elección
de ley y foro extranjeros en contratos económicos o financieros celebrados por el
Estado chileno o las empresas públicas con empresas internacionales con asiento
principal de sus negocios en el extranjero; o en aquellos celebrados por terceros con
la garantía del Estado o un empresa pública chilena. (s.d)

Por último, la aceptación de la autonomía de voluntad ha sido muy debatida y


discutida en los tribunales chilenos. Los juristas nacionales señalan en varias
ocasiones que existen muchas razones para que la autonomía no pueda ser usada
como confirmación de la regularidad de su práctica. En conclusión, la autonomía de
voluntad se usa de manera muy frecuente en Chile, pero necesita ser reglamentada
en su legislación. Por lo que parece ser necesario y conveniente cambiar la ley
chilena para normalizar esta autonomía de voluntad, siendo su solución adecuada la
interpretación analógica de las normas chilenas sobre contratos. (s.d)

Respecto al país de Paraguay, también el principio de la autonomía de voluntad


está presente en su Código Civil, según este texto se encuentra en el artículo 297
nos dice que todo lo demás se rige por la ley de la ejecución, que es equivalente a
decir que está regulada por la ley de cumplimiento del contrato. Pero, existen dos
artículos del Código Civil (artículos 669) que se “desvía” de su camino y dice lo
siguiente: “Los interesados pueden reglar libremente sus derechos mediante
contratos, observando las normas imperativas de la ley, y en particular, las
contenidas en este título y en lo relativo a los actos jurídicos.” Si bien es cierto no
está de modo expresivo el principio de autonomía de voluntad, pero en una parte del
Artículo 669 nos dice que “libremente regular sus contratos, observando las normas
imperativas de la ley” (s.d) . Por último, es bueno destacar que en dos ESPACIOS
ESPECÍFICOS SOBRE LA AUTONOMÍA DE LA LEGISLACIÓN DE PARAGUAY. El
primero es un contrato internacional en el que el Banco Central y el contrato
presentados al arbitraje, sin embargo, sigue siendo un área de muchos problemas
en la doctrina nacional y no hay jurisprudencia disponible a este respecto.

Otro país latinoamericano, es la situación de Venezuela, en este caso en su Código


de Comercio, acoge el principio de autonomía de la voluntad para los contratos.
Asimismo, Venezuela es el único país que integra el Mercosur que reconoce de
manera incuestionable la autonomía. Romay (2008).

Ecuador, acepta la autonomía de voluntad en su artículo 154 del Código de


Comercio ecuatoriano del año 1960, donde nos dice: "Todos los actos concernientes
a la ejecución de los contratos mercantiles celebrados en país extranjero y
cumplideros en el Ecuador”.

Capítulo 2:
La autonomía de la voluntad en el orden jurídico
2.1. Formas de reconocimiento jurídico.

La autonomía de la voluntad puede ser reconocida por el orden jurídico en dos


modalidades:

En primer lugar, como fuente de normas jurídicas destinadas a formar parte del
mismo orden jurídico que la reconoce: el ordenamiento estatal reconoce una
verdadera y propia fuente de derecho objetivo, dentro de la órbita de competencia
que le corresponde ab origine.

En segundo lugar, como presupuesto y fuente generadora de relaciones jurídicas ya


disciplinadas, en abstracto y en general, por las normas del orden jurídico: se
reconoce a los particulares la facultad de dar vida a situaciones aptas para
engendrar vínculos entre ellos.

Betti (1989), señala que los particulares sí pueden crear normas, para él la palabra
autonomía, es una manifestación de poder y precisamente del poder de crear dentro
de los límites establecidos por la ley, normas jurídicas objetivas.

Evidentemente el Derecho no puede prestar su apoyo a la autonomía privada para


la consecución de cualquier fin que esta se proponga. Antes de revestirla con su
sanción para que trascienda jurídicamente, ha de valorar la función práctica que
caracteriza su tipo. La voluntad es siempre algo interno, sin embargo en varios
casos permea en el Derecho, con el fin de ser tutelada y ser elevada a precepto
jurídico.

Por ende podemos decir que el hombre busca el resultado práctico de aquella
declaración de autonomía de la voluntad y es al Derecho al que le corresponde
asignarle los efectos jurídicos pertinentes. S.d
2.2. En la normativa con rango constitucional:

Dentro de todo ordenamiento jurídico interno de cada país, en su gran mayoría


siempre el rango constitucional es la máxima escala jurídica; esto es, cumpliendo la
pirámide kelseniana. Siendo así que toda norma infraconstitucional deberá respetar
la máxima norma jurídica, la cual es la Constitución Política del Perú, también
conocida con Norma Fundamental. Esta norma jurídica, con la mayor fuerza
vinculante en todo un país presenta una parte dogmática y orgánica. La primera
reconoce derechos fundamentales y la segunda estructura el pleno funcionamiento
de las entidades del Estado y el carácter político.

Es importante hacer mención a esta pequeña reseña, debido a que es la


Constitución la norma que de manera implícita reconoce el principio de la autonomía
de la voluntad en ambas partes, tanto dogmática como orgánica. Es menester
recordar que toda Constitución consagrada una gama de derecho fundamentales
que tienen una parte subjetiva y objetiva que cumple para todos los ciudadanos
peruanos, y es responsabilidad del Estado hacer prevalecer su vigencia. Estos
derechos fundamentales también reciben el nombre de derechos humanos,
derechos constitucionales, incluso hasta de libertades públicas.

Toda esta reseña con respecto a la Constitución y los derechos fundamentales que
consagra, es importante con respecto al principio de la autonomía de voluntad,
pues, su armonización con respecto a éstos siempre ha sido difícil de sobrellevar
debido a la gran limitación que existe entre ellos mismos, generando así un
restricciones desde muchos ámbitos a la autonomía de la voluntad. S.d

2.2.1 En relación con la Constitución Política del Perú de 1993:

El principal criterio con el que se cuenta en el ordenamiento constitucional peruano


es la consideración de la persona humana como fin, artículo 1 del texto
constitucional. Como ya se ha señalado, considerar a la persona humana como fin
significa que la plena vigencia de los derechos fundamentales es el fin de la
sociedad y del Estado peruano. Sin embargo la Constitución reconoce un
conglomerado muy amplio de derechos fundamentales

(CONCEPTO EXTRA) EN LA DIAP.

Todos los derechos fundamentales, incluidas las libertades mencionadas, tienen un


contenido constitucional determinado que se ha de determinar siempre en función
de las circunstancias del caso concreto. S.d

- Límites en los derechos Fundamentales:

La autonomía de la voluntad es un principio fundamental en el derecho que se


refiere al derecho de las personas de actuar según su propia voluntad. Sin embargo,
esta libertad individual tiene límites, especialmente cuando se trata de los derechos
fundamentales. Los derechos fundamentales son derechos que todas las personas
tienen por el simple hecho de ser humanos, y son inalienables e irrenunciables.
Estos derechos establecen límites importantes sobre la autonomía de la voluntad y
deben ser considerados en cualquier análisis legal o ético de la misma.

No puede ser una libertad y autonomía que, per se se expanda de modo limitado de
manera que haya que limitarla y restringirla para permitir y restringirla para permitir
el ejercicio de la libertad y autonomía de los demás hombres, tambien por ser
limitadas.

s.d

(CONCEPTO EXTRA) EN LA DIAP.

En relación con la Constitución Política del Perú de 1993:

(CONCEPTO EXTRA) EN LA DIAP.

Como se ha puesto de manifiesto en otro lugar, la determinación del contenido


constitucional de una libertad fundamental deberá de tomar en consideración los
restantes derechos y bienes constitucionales porque así lo exige dos principios de
hermenéutica constitucional: el principio de normatividad, y el principio de unidad.

(CONCEPTO EXTRA) EN LA DIAP.

(DIAPO. EXTRA EXPL)

Uno de los derechos fundamentales más importantes en relación con la autonomía


de la voluntad es el derecho a la vida. Este derecho establece que todas las
personas tienen derecho a la vida y a la integridad física y mental, lo que significa
que cualquier acción que ponga en peligro la vida de una persona o cause lesiones
físicas o mentales está fuera del ámbito de la autonomía de la voluntad. Como ha
dicho la Corte Constitucional de Colombia, "el derecho a la vida es el derecho
fundamental por excelencia, sin el cual no se puede hablar de la existencia misma
de los demás derechos" (Sentencia T-616/03).

Otro derecho fundamental que limita la autonomía de la voluntad es el derecho a la


igualdad. Este derecho establece que todas las personas son iguales ante la ley y
deben ser tratadas de manera igualitaria, lo que significa que cualquier acción que
discrimine o excluya a una persona o grupo de personas está fuera del ámbito de la
autonomía de la voluntad. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
señalado que "la igualdad es un valor fundamental de los sistemas democráticos, un
derecho humano y un principio rector del ordenamiento jurídico interamericano"
(Caso Atala Riffo y Niñas vs. Chile).
El derecho a la libertad y seguridad personal también limita la autonomía de la
voluntad. Este derecho establece que ninguna persona puede ser privada de su
libertad de manera arbitraria o ilegal, lo que significa que cualquier acción que
restrinja la libertad personal de una persona sin una justificación legal o ética está
fuera del ámbito de la autonomía de la voluntad. Como ha señalado el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, "la libertad personal es una de las bases de una
sociedad democrática" (Sentencia Engel y otros vs. Países Bajos).

Finalmente, el derecho a la dignidad humana es otro derecho fundamental que


establece límites importantes sobre la autonomía de la voluntad. Este derecho
establece que todas las personas tienen derecho a ser tratadas con respeto y
dignidad, lo que significa que cualquier acción que humille, degrade o devalúa a una
persona está fuera del ámbito de la autonomía de la voluntad. La Corte
Constitucional de Colombia ha señalado que "el respeto por la dignidad humana es
el fundamento de toda sociedad civilizada" (Sentencia C-037/94).

Es importante destacar que el derecho a la libertad de información es un derecho


fundamental que permite a los individuos buscar, recibir y difundir información y
opiniones sin limitación de fronteras. Sin embargo, este derecho no es absoluto y
debe ser ejercido de acuerdo con las leyes y regulaciones pertinentes. En este
sentido, la jurisprudencia ha establecido que la libertad de información no puede ser
utilizada como un pretexto para difundir información falsa o difamatoria que pueda
afectar la dignidad o la reputación de terceros, lo que puede conllevar a
responsabilidades civiles o penales.

Por otro lado, el derecho a la huelga es un derecho fundamental que permite a los
trabajadores ejercer presión sobre los empleadores para obtener mejores
condiciones laborales y salariales. Sin embargo, este derecho no es absoluto y debe
ser ejercido de manera pacífica y sin afectar el derecho de terceros a trabajar o a
recibir servicios públicos esenciales. En este sentido, la jurisprudencia ha
establecido que el derecho a la huelga no puede ser utilizado como un medio para
coaccionar a los empleadores o para impedir el acceso a servicios públicos
esenciales, lo que podría conllevar a responsabilidades civiles o penales.

Finalmente, el derecho a la libertad de expresión:


(DIAPO. EXTRA EXPL)

(DIAPO. EXTRA EXPL)

2.3 En la normativa con rango legal (Códigos):

2.3.1. Código Civil Peruano:

La autonomía de la voluntad es poder que se expresa principalmente a través del


contrato, entendiéndolo como el instrumento jurídico de la autonomía privada,
porque él le permite a ella crear relaciones jurídicas, autorregular la vida privada de
los sujetos. Aunque la autonomía de la voluntad es ampliamente reconocida como
un principio clave del derecho privado, algunos autores destacan la importancia de
distinguirla de la libertad general, ya que este último concepto pertenece al ámbito
filosófico. Además, es importante no limitar la doctrina de la autonomía de la
voluntad a la esfera contractual, ya que esta también se aplica en otras áreas del
derecho. Sin embargo, es cierto que el ámbito en el que la autonomía de la voluntad
se utiliza con más frecuencia es en el contrato, aunque no es el único. De hecho,
desde una perspectiva liberal, se argumenta que si las partes están asumiendo el
riesgo y la inversión, deben ser libres de acordar cualquier cosa que no viole el
orden público, los valores o la moral pública.

La autonomía de la voluntad es fundamental en el contrato, siendo el poder que se


expresa a través de éste. Es esencial entender el concepto de acto jurídico o de
contrato para entender la autonomía de la voluntad. Se diferencia a un acto jurídico
de un acto administrativo, procesal o legislativo, en que en estos últimos tres actos
falta el poder de los sujetos para autorregularse y, por lo tanto, no hay autonomía
privada. Por otro lado, en el acto jurídico los efectos son el resultado de la
declaración de voluntad, siendo un hecho humano, voluntario, lícito, con
manifestación de voluntad y efectos queridos por el agente. Este último elemento
resalta la idea de autonomía privada, permitiendo que el agente pueda producir los
efectos deseados mediante su poder.

El Código Civil peruano de 1984 se rige por la idea que considera que la autonomía
de la voluntad es un poder conferido por el ordenamiento jurídico y, por lo tanto, es
un poder limitable por parte de un acto de decisión del Estado. En este sentido, los
artículos 1354º, 1355º y 1356º prueban que la autonomía de la voluntad es un poder
limitado. En este sentido, la autonomía privada se manifiesta a través de la libertad
de contratación y la libertad contractual, aunque en nuestro Código Civil se
encuentra limitada únicamente a la libertad contractual, no a la libertad de contratar.
La restricción se refiere al contenido de los contratos, los cuales pueden ser
establecidos libremente por las partes, siempre y cuando no contravengan ciertas
normas de carácter imperativo, ya que cualquier contrato que infrinja dichas normas
será nulo y sin efecto. De manera similar, los contratos que colisionan con las
buenas costumbres o el orden público también serán nulos. El objetivo del derecho
es establecer reglas de organización que permitan regular de manera eficiente las
relaciones entre las personas en el marco del orden jurídico impuesto por el Estado.
Toda sociedad civil tiene un orden público dentro del cual se enmarcan las
libertades individuales, por lo que al crear relaciones entre particulares se debe
considerar tanto el interés individual de las partes como el interés general de la
sociedad.

Ahora bien, intentar definir adecuadamente lo que entendemos por Orden Público
(cuyo fundamento radica en que las leyes traducen concepciones morales y
exigencias técnicas cuya vigencia se estima indispensable para la realización del
bien común en una sociedad estatal, considerándose en este contexto a toda
solución contrapuesta que provenga de la voluntad de las partes como radicalmente
antijurídica) será siempre motivo de álgidas e interesantes discusiones respecto a
su conceptualización, ámbito de aplicación así como su utilización al ser una noción
enigmática, cambiante en cada ordenamiento jurídico y aun dentro de un mismo
Estado, en relación con la disciplina jurídica que se ocupa de él y con la época en
que se aprecia. Normalmente se le puede considerar como la situación jurídica en
un Estado determinado, la cual hace que sus habitantes deban respetar principios y
normas superiores de carácter político, económico, moral y algunas veces de
carácter religioso, sobre los que éste asienta su individualidad y que no pueden ser
dejados sin efecto por simples convenciones particulares, siendo rígidamente
obligatorias o imperativas. Dichas normas se sustentan casi siempre en la
protección del interés general respecto del interés particular, no pudiendo, además,
ser derogadas por las partes a diferencia de las normas dispositivas que sí son
susceptibles de ser dejadas de lado median estipulaciones diferentes a ellas en
aplicación de la autonomía de la voluntad.
De esta manera se supera el principio de la autonomía de la voluntad, en el sentido
de que se deja de considerar que lo estipulado por las partes no tiene limitaciones,
ya que si bien las partes pueden contratar dentro de los límites de la ley que lo
permite, no pueden generar por sí un contrato que sea asimismo una ley, entre los
sujetos, con prescindencia de cualquier condición, aun cuando estas por sí
voluntariamente se impongan restricciones, obligaciones o se den derechos, pues
aún quedan determinados elementos como las normas de tipo imperativo, el orden
público y las buenas costumbres, sobre las cuales no se pueden pactar al operar
como límites a ese poder que denominamos autonomía de la voluntad, siendo la ley
la que permite a las partes configurar un contrato y a la vez fija los límites a esa
conducta, quedando cualquier aclaración o interpretación dentro de los marcos
proporcionados por dicha norma. A decir de Manuel Miranda Canales, se consagra
el principio del intervencionismo o dirigismo contractual, por cuanto la concepción
clásica de la autonomía de la voluntad ha sido superada, ya que la igualdad legal,
no es equivalente a la igualdad real, debido a las grandes desigualdades
económicas.

El libro X del Código Civil Peruano de 1984, dedicado al Derecho Internacional


Privado contiene importantes y valiosas innovaciones. Sin embargo, es criticable la
adopción por el legislador del sistema de la autonomía de la voluntad en toda su
amplitud respecto a la ley aplicable a su contrato, sin limitación alguna (art. 2095).
En consecuencia, no exige que la ley elegida por éstas guarde alguna vinculación
objetiva (efectiva y verdadera) con la relación convencional (tal como el lugar del
cumplimiento del contrato, o el de su obligación principal; el lugar de la celebración
del mismo, el lugar de los negocios, el domicilio de las partes, etc.), a fin de que
dicha elección sea válida y eficaz. Esta omisión del nuevo Código Civil, como bien
señala Delia Debakey, podría incitar a las partes a "internacionalizar" contratos
naturalmente nacionales, al introducir en ellos algún elemento extranjero fácilmente
obtenible, como es la celebración del contrato en el extranjero, con el único
propósito de lograr la aplicación de una ley extranjera más permisiva, o menos
prohibitiva que la nacional, aun cuando dicha ley no tenga otra vinculación con el
contrato que no sea el simple lugar físico de celebración. Además, es falta de una
vinculación internacionalmente admisible, no podría reclamarse alegando "fraude a
la ley", pues, si no hubo mala fe de parte de los contratantes, si su objeto al escoger
una determinada ley no fue al eludir las disposiciones imperativas de la ley o leyes
razonablemente aplicables a la causa, sino, simplemente, lograr la aplicación de
una ley más permisiva o que se adecúe mejor a sus propios intereses, y que
tenga, además, una vinculación aunque sea tangencial con algún elemento del
contrato. Pues, para poder alegar fraude a la ley, en la práctica, debe probarse que
las partes, en ejercicio de su autonomía han elegido una determinada ley, forzando
los factores de conexión, con el único propósito de evadir la "lex fori", naturalmente
aplicable al contrato.
La prueba de la intención de fraude se mueve dentro de un ámbito de muy difícil
acceso para el juez; quien debe indagar en la voluntad interna de los sujetos por
todos los medios posibles, puesto que la existencia de fraude debe ser
fehacientemente demostrada por quien lo alega; y ello es, pues, en la mayor parte
de los casos muy difícil de lograr.

2.3.2. Código Penal:

La autonomía de la voluntad es un principio fundamental en el derecho, que


reconoce la capacidad de las personas para tomar decisiones autónomas sobre sus
propias vidas y asuntos jurídicos. Este principio se encuentra consagrado en el
Código Civil peruano y en otras normativas con rango legal, incluyendo el Código
Penal.

En el ámbito penal, la autonomía de la voluntad juega un papel importante en


diversas situaciones en las que se debe determinar si un acto delictivo ha sido
cometido con consentimiento o voluntad propia de la víctima. Por ejemplo, en el
caso de los delitos sexuales, la autonomía de la voluntad de la víctima es
fundamental para determinar si hubo consentimiento en el acto sexual y si, por lo
tanto, el agresor debe ser sancionado por un delito sexual o por un delito contra la
libertad sexual.

En este sentido, el Código Penal peruano establece que no existe delito si el acto
sexual ha sido consentido libremente por la víctima y siempre que ésta sea mayor
de edad y se encuentre en pleno uso de sus facultades mentales. De esta forma, se
reconoce la capacidad de la persona para decidir sobre su propia sexualidad y se
protege su autonomía de la voluntad en este ámbito.

Asimismo, la autonomía de la voluntad también está presente en el ámbito de la


responsabilidad penal de las personas jurídicas. En el Código Penal peruano se
establece que las personas jurídicas pueden ser responsables penalmente por los
delitos cometidos por sus representantes o empleados, siempre que estos actúen
en beneficio de la empresa y con su autorización o tolerancia. Esto implica que las
empresas tienen la capacidad de tomar decisiones autónomas y asumir
responsabilidades legales en el ámbito penal.

En cuanto a los delitos contra la propiedad, la autonomía de la voluntad también es


relevante en situaciones en las que una persona decide entregar voluntariamente su
propiedad a otra persona. Por ejemplo, en el caso de la estafa, se requiere que el
engaño haya sido determinante para que la víctima entregue su propiedad, lo que
implica que la víctima ha decidido voluntariamente entregar su propiedad y, por lo
tanto, no ha habido vulneración de la autonomía de la voluntad.

No obstante, existen situaciones en las que la autonomía de la voluntad puede ser


vulnerada, por ejemplo, en casos de coacción o violencia física o psicológica. En
estos casos, el consentimiento de la víctima no es válido y, por lo tanto, no se puede
afirmar que la víctima haya decidido de forma autónoma.

La autonomía de la voluntad es un principio fundamental en el derecho penal


peruano, que reconoce la capacidad de las personas para tomar decisiones
autónomas sobre sus propias vidas y asuntos jurídicos. Este principio está presente
en diversas situaciones en las que se debe determinar si un acto delictivo ha sido
cometido con consentimiento o voluntad propia de la víctima. Si bien es un principio
importante, su vulneración puede llevar a la comisión de delitos y, por lo tanto, es
necesario garantizar su protección en todo momento.

En Perú, el proceso penal y sus instituciones se analizan casi siempre sólo desde
una perspectiva meramente procesal. Así por ejemplo, cuando la fiscalía general del
Estado considera la conformidad como una expresión del desarrollo de la propia
personalidad y, en concreto, manifestación de la autonomía de la voluntad del
acusado, o cuando el tribunal postula que la manifestación de voluntad del acusado
exime a las partes de la práctica de la prueba, se olvida la diferencia fundamental
entre el proceso civil y penal: que en este último no rige el principio de disposición
(como si rige en el proceso civil como consecuencia del principio de autonomía de
las partes) y en este sentido, la norma jurídico-penal tiene un carácter imperativo, a
diferencia del ámbito civil donde sí se puede hablar en sentido propio de consenso.

Asimismo, de acuerdo con nuestra tradición procesal penal continental, el consenso


o la aceptación del acusado no proporciona un fundamento suficiente de imputación
y la confesión sólo constituye un indicador suficiente de imputabilidad cuando
concurren otras pruebas y es fiable. Más aún, la propia naturaleza de la pena que
expresa un reproche moral y tiene consecuencias negativas en la vida social del
condenado, excluye que se pueda imponer sólo con base en la voluntad o deseo del
acusado de recibir esa pena (y esto incluye la “expresión del desarrollo de la propia
personalidad”).

2.2.3. Código de Comercio:

El artículo 1 del Código de Comercio peruano establece que "los comerciantes


pueden ejercer libremente su actividad comercial y celebrar los actos y contratos
necesarios para ella, con las limitaciones establecidas por la ley y las reglas de
orden público". Esta disposición establece claramente el principio de la autonomía
de la voluntad en el ámbito del derecho comercial, lo que significa que los
comerciantes tienen la libertad de establecer las condiciones de sus contratos y de
regular sus relaciones comerciales de acuerdo con sus intereses particulares.

La jurisprudencia peruana ha reconocido la importancia de la autonomía de la


voluntad en el derecho comercial. En el caso "Cervecería Backus y Johnston S.A.A.
vs. Cervecería San Juan S.A.C." (Exp. N° 1908-2001), la Corte Suprema de Justicia
de Perú estableció que "la autonomía de la voluntad es un principio fundamental del
derecho mercantil que permite a las partes establecer libremente los términos de
sus contratos y regir sus relaciones jurídicas de acuerdo con sus intereses
particulares".

Además, el artículo 1359 del Código Civil peruano establece que "las partes pueden
pactar todo lo que no esté prohibido por la ley o que no sea contrario a la moral, a
las buenas costumbres o al orden público". Esta disposición se aplica también en el
ámbito del derecho comercial y permite a las partes establecer las condiciones de
sus contratos y regular sus relaciones comerciales de acuerdo con sus intereses
particulares, siempre y cuando no se violen las leyes imperativas.

La doctrina jurídica también ha destacado la importancia de la autonomía de la


voluntad en el derecho comercial. Según el autor Javier Tamayo Jaramillo, la
autonomía de la voluntad "permite que las partes establezcan las condiciones y
términos de sus contratos, de acuerdo con sus necesidades y objetivos, lo que les
otorga una mayor libertad y flexibilidad en el ámbito comercial" (Tamayo Jaramillo,
Javier. El contrato comercial. Lima: Grijley, 2012, p. 23).

Por otro lado, el Código de Comercio peruano también establece la figura del
contrato de adhesión, que se refiere a aquellos contratos en los que una de las
partes establece las condiciones del contrato y la otra parte sólo puede aceptarlas o
rechazarlas sin posibilidad de negociación. El artículo 149 del Código de Comercio
peruano establece que "en los contratos de adhesión, las cláusulas establecidas por
una de las partes tienen el carácter de obligatorias para la otra, siempre y cuando no
sean contrarias a la ley, a la moral o a las buenas costumbres".

Además, el Código de Comercio establece la autonomía de la voluntad en la


celebración de los contratos comerciales. En este sentido, el artículo 1314 del
mencionado cuerpo normativo dispone que "los contratantes pueden establecer los
pactos, cláusulas y condiciones que tengan por conveniente, siempre que no sean
contrarias a las leyes, ni a las buenas costumbres, ni al orden público".

En otras palabras, se permite que los contratantes acuerden libremente los términos
y condiciones de su relación contractual, siempre y cuando estos no sean contrarios
a la ley, la moral, las buenas costumbres y el orden público. Esto refleja la idea de
que las partes involucradas en una relación contractual son libres y autónomas para
establecer sus propias reglas.

En este sentido, el reconocido autor peruano de derecho comercial, Jorge Toyama,


explica que "el principio de autonomía de la voluntad es esencial en el derecho
comercial, ya que permite a los particulares determinar libremente el contenido de
sus relaciones jurídicas comerciales y establecer los derechos y obligaciones que
les son propias".
2.4. En la normativa privada (procesos arbitrales):

El arbitraje es un método de resolución de conflictos en el que las partes acuerdan


someter su controversia a la decisión de un árbitro o de un tribunal arbitral. En este
sentido, el principio de la autonomía de la voluntad juega un papel fundamental en
los procesos arbitrales, ya que las partes tienen la libertad de elegir el árbitro o
tribunal arbitral, el procedimiento a seguir y las normas aplicables a la controversia.

En el Perú, la Ley General de Arbitraje (Ley N° 26572) establece que "los árbitros
tienen la obligación de decidir con arreglo a las normas de derecho elegidas por las
partes" (Artículo 46). En este sentido, la autonomía de la voluntad se manifiesta en
la elección de las normas aplicables a la controversia, que pueden ser normas
legales, reglas de derecho consuetudinario, usos y costumbres del comercio o
cualquier otra norma que las partes acuerden.

Además, la Ley de Arbitraje también establece que las partes tienen la facultad de
acordar las reglas del procedimiento arbitral, tales como la forma de nombrar a los
árbitros, el lugar de la audiencia y los plazos para la presentación de pruebas y
alegatos (Artículo 19). En este sentido, la autonomía de la voluntad permite a las
partes adaptar el proceso a sus necesidades y requerimientos específicos.

En el ámbito del arbitraje internacional, el principio de la autonomía de la voluntad


se extiende aún más. En el Perú, la Ley de Arbitraje Internacional (Ley N° 27791)
establece que "las partes pueden acordar las normas de derecho aplicables al fondo
de la controversia" y que "la ley aplicable a la validez, interpretación y ejecución del
acuerdo arbitral será la elegida por las partes" (Artículo 7).

Sin embargo, la autonomía de la voluntad en los procesos arbitrales no es absoluta.


Existen ciertos límites que están establecidos por la ley y por el orden público. Por
ejemplo, las partes no pueden elegir normas que sean contrarias a la ley o a los
principios fundamentales del ordenamiento jurídico, ni pueden renunciar a derechos
irrenunciables establecidos por la ley.

En este sentido, la jurisprudencia peruana ha establecido que la autonomía de la


voluntad en el arbitraje debe ser ejercida dentro de los límites del ordenamiento
jurídico. En el caso "Candy S.A. c. Consorcio Minero Horizonte S.A." (Exp. N° 2077-
2006-AA/TC), el Tribunal Constitucional señaló que "la autonomía de la voluntad de
las partes no puede prevalecer sobre la protección de los derechos fundamentales
de terceros ni sobre el orden público y las normas imperativas del derecho".

Además, es importante destacar que el Código Procesal Civil peruano establece


que los árbitros tienen la potestad de aplicar la autonomía de la voluntad en los
procesos arbitrales. De esta manera, el artículo 57 del mencionado código establece
que "los árbitros tienen facultad para resolver las controversias que se les sometan
de acuerdo con las normas de derecho que estimen aplicables y según su leal saber
y entender". Esto significa que, en los procesos arbitrales, los árbitros pueden
aplicar el principio de autonomía de la voluntad de las partes en la solución de las
controversias que se les presenten.

Por otro lado, es importante destacar que la autonomía de la voluntad también tiene
una relación importante con la figura de la cláusula compromisoria en los procesos
arbitrales. La cláusula compromisoria es un pacto por el cual las partes se
comprometen a someter a un arbitraje todas las controversias que puedan surgir en
relación con el contrato que han celebrado. En este sentido, la cláusula
compromisoria es una expresión concreta de la autonomía de la voluntad de las
partes, quienes han decidido libremente someterse a la decisión de un tercero en
caso de que surja alguna controversia en el futuro.

La autonomía de la voluntad es un principio fundamental en el derecho civil y en los


procesos arbitrales en el Perú. Este principio permite a las partes establecer
libremente los términos de sus contratos y someterse a la decisión de un tercero en
caso de que surja alguna controversia en el futuro. En los procesos arbitrales, los
árbitros tienen la facultad de aplicar la autonomía de la voluntad de las partes en la
solución de las controversias que se les presenten, lo que les permite resolver los
conflictos de acuerdo con las normas de derecho que consideren aplicables y según
su leal saber y entender. En definitiva, la autonomía de la voluntad es un pilar
fundamental del derecho y un elemento clave en la solución de conflictos en el Perú.

Capítulo 3:
Comparativa del Derecho Romano y el Derecho Actual
Peruano
3.1. Derecho Romano:

En el pasado, la voluntad humana no ha sido considerada tan importante en el


derecho como lo es en la actualidad. En el campo del derecho, la voluntad se ha
admitido gradualmente, primero como una excepción y más tarde como un principio
fundamental que rige todo el derecho privado. Sin embargo, alcanzar el grado de
desarrollo que implica la autonomía de la voluntad ha requerido la obra de siglos y
su proceso de formación está estrechamente ligado al desarrollo y la formación de
la cultura en general.

Además, los romanos no contaban con una libertad e independencia espiritual


suficiente, ya que siempre estaban sujetos al poder absoluto del Estado.

En el Derecho Romano, se conoce el Nexum como el primer contrato que implicaba


un préstamo de dinero. Su celebración requería de diversas solemnidades, como la
simbólica pesada del dinero en una balanza sostenida por el Libripens, en presencia
de cinco ciudadanos romanos. Luego se realizaba la nuncupatio, que consistía en la
expresión verbal de las convenciones que incluían disposiciones accesorias sobre el
tiempo y lugar del pago, la tasa de intereses y otros aspectos similares.

En el Derecho Romano primitivo, junto con el nexum, existía otro contrato que se
caracterizaba por su formalismo, conocido como la sponcio. Según los estudiosos
del tema, este contrato tenía un componente religioso y se celebraba en el ara
máxima de Hércules, donde el deudor presta su juramento y se formulaba la
pregunta sacramental, la cual era seguida de una respuesta solemne.

Podemos observar que con el transcurso del tiempo y las necesidades que surgen,
las diversas formalidades que rodeaban al contrato primitivo han desaparecido y los
actos jurídicos se han vuelto más simples. Sin embargo, el derecho todavía no
concede suficiente autoridad a la voluntad de las partes para que por sí sola pueda
dar lugar a la creación de ciertos contratos con fuerza obligatoria. Aunque las partes
celebran contratos que producen sus efectos mediante el simple consentimiento,
esta forma de obligarse no era reconocida por el derecho. Fue hasta el siglo Vl en
Roma cuando se sancionó como contratos consensuales a la compraventa, el
arrendamiento, la sociedad y el mandato, marcando así el comienzo de la "carrera
triunfal de la voluntad a través del derecho".

Se argumenta que en el Derecho Romano no se encontraba la autonomía de la


voluntad como principio del derecho privado. Aunque existían algunos contratos
consensuales, estos no eran la regla general y estaban limitados en número. Por lo
tanto, quienes buscan encontrar en el Derecho Romano un reconocimiento de la
autonomía de la voluntad, no tienen una base sólida en la cual sustentarse.

Tras la desaparición del Imperio Romano en los siglos V y VI debido a las


invasiones bárbaras, el derecho romano, junto con toda la civilización romana,
experimentó una falta de desarrollo. Este período de estancamiento afectó también
la evolución de la autonomía de la voluntad en el derecho, debido al formalismo que
caracteriza el derecho de los invasores.

En el derecho romano, la autonomía de la voluntad se consideraba como una


expresión de la libertad individual y se reflejaba en la posibilidad de los ciudadanos
de establecer contratos y acuerdos voluntarios. La ley romana también reconocía la
capacidad de las partes para establecer sus propias condiciones y términos
contractuales, lo que se conoce como el principio de pacta sunt servanda.

En contraste, en el derecho actual peruano, la autonomía de la voluntad se


encuentra limitada por el principio de la supremacía de la ley y de los derechos
fundamentales. Esto significa que, aunque las partes pueden establecer contratos y
acuerdos voluntarios, estos no pueden violar las leyes y normas que protegen los
derechos de terceros y el interés público.

Además, en el derecho actual peruano, la autonomía de la voluntad no es ilimitada


en el ámbito del derecho de familia, derecho laboral y derecho de sucesiones, ya
que existen leyes y normas que protegen a los individuos en situaciones de
vulnerabilidad, como por ejemplo, los menores de edad, los trabajadores y los
herederos forzosos.

En relación al derecho de familia, en el derecho romano, la autonomía de la


voluntad en materia matrimonial era amplia, permitiendo a los cónyuges establecer
su propio régimen patrimonial y los acuerdos de separación de bienes. En cambio,
en el derecho actual peruano, existen limitaciones a la autonomía de la voluntad en
materia de matrimonio, tales como la prohibición del matrimonio entre parientes
cercanos y la imposibilidad de establecer acuerdos de separación de bienes que
afecten a los derechos de terceros.

En cuanto al derecho laboral, el derecho romano no reconocía los derechos de los


trabajadores como sujetos de protección, por lo que no existía una protección
jurídica adecuada para los trabajadores. En cambio, en el derecho actual peruano,
la autonomía de la voluntad se encuentra limitada por la protección de los derechos
laborales y las normas de protección de los trabajadores, que regulan los derechos
y deberes de los empleadores y los trabajadores.

Por último, en el derecho de sucesiones, en el derecho romano, la autonomía de la


voluntad era amplia y los testamentos eran considerados sagrados, permitiendo al
testador disponer de sus bienes de manera libre y sin restricciones. En el derecho
actual peruano, la autonomía de la voluntad se encuentra limitada por las leyes que
protegen a los herederos forzosos y regulan la sucesión legítima, lo que significa
que el testador no puede disponer libremente de sus bienes y patrimonio.

Aunque la autonomía de la voluntad ha tenido un desarrollo y aplicación diferente en


el derecho romano y en el derecho actual peruano, ambos sistemas jurídicos
reconocen la importancia de la voluntad de las partes en la creación de relaciones
jurídicas. Sin embargo, en el derecho actual peruano, la autonomía de la voluntad
ha adquirido un papel fundamental en diversas ramas del derecho y su importancia
ha sido reconocida por la legislación y la jurisprudencia.

3.2. Derecho Actual:

3.2.1. En el Derecho de Familia:

En la realidad hay un sinfín de actos que realizan los cónyuges los cuales no son
necesariamente de relevancia jurídica con pleno respeto a su autonomía, tal es el
caso de la fijación de su residencia, o a dónde viajar o cuántos hijos desean tener o
cómo y dónde será su educación, lo relativo a sus relaciones íntimas y muchísimos
más, en donde la intervención del Estado es mínima, casi inexistente ,como dice
Basset (2012, p. 214) citando a Carbonnier, los cónyuges no viven código en mano,
de modo que sus costumbres privadas no ingresan en la órbita jurídica.

Se ha considerado también que los deberes entre cónyuges eran materia de


privacidad, salvo en lo que respecta al derecho-deber alimentario, que se consideró
de orden público. Queda claro para nosotros que la autonomía de la voluntad tiene
un papel fundamental al momento de la toma de la primera decisión de los futuros
esposos, al momento de tomar y expresar su voluntad de casarse y con quién
hacerlo. Sin embargo, surgen interrogantes respecto del alcance de esta autonomía
al momento de iniciarse la vida conyugal, cuestionándose en el sentido que la
facultad de autorregulación debe tener límites. Varsi (2012, p. 2002) nos indica
claramente y con precisión que la libertad interviene fundamentalmente en la
creación del negocio jurídico familiar. De la misma forma Barrio (2016, p. 52) señala
que el origen de la familia siempre tiene un origen voluntario, el matrimonio siempre
debe ser un acto de expresión autónoma de los contrayentes, la labor del legislador
precisa, es proteger el consentimiento de ellos para que sea consciente y libre a
través de normas imperativas. Siguiente diapo

Es necesario indicar que antes del matrimonio la autonomía se ejerce


principalmente a través de las capitulaciones matrimoniales, que según los
ordenamientos jurídicos existentes permiten contener aspectos de orden patrimonial
y/o personal, así como los denominados acuerdos prematrimoniales, que no regulan
aspectos del régimen de bienes en el matrimonio sino otros pactos celebrados entre
los futuros cónyuges, tales como indemnizatorios, de determinación de tenencia o
patria potestad, en caso de terminación del matrimonio, entre otros.

A continuación, se detallan sin un orden específico aquellos actos en donde se


respeta cada vez más la autonomía de la voluntad en temas de familia:

● Las convenciones o capitulaciones matrimoniales y sus modificaciones o


sustitución.
● Los pactos de familia.
● Los acuerdos sobre gestión de Bienes.
● La fijación, transacción o reconocimiento de alimentos.
● Liquidación de la sociedad de gananciales.
● En el área procesal la conciliación, la mediación y hasta el arbitraje, como
formas alternativas de resolver los conflictos de familia en sede judicial o no.
Zannoni (1998, p. 60) resalta la necesidad de acuerdos entre cónyuges antes
de las batallas judiciales. Los acuerdos son más justos y solucionan el
conflicto de intereses entre ellos mientras que los procesos judiciales muchas
veces los agudizan.
● El convenio regulador.
● Filiación por naturaleza y por técnicas de reproducción asistida y el
reconocimiento de un hijo, incluyendo el reconocimiento por complacencia
● La adopción.
● La maternidad subrogada.
● La tenencia y la patria potestad.
● La elección del nombre al momento de contraer matrimonio de la pareja y de
los hijos.
● La constitución de patrimonio familiar o bien de familia.
● Los pactos amistosos de separación y divorcio.
● Los acuerdos sobre compensación económica.
● Sucesiones y empresas familiares
● En lo relacionado a la voluntad de las personas con discapacidad.

Un ejemplo de la aplicación de la autonomía de la voluntad en el derecho de familia


podría ser el caso en el que dos cónyuges deciden establecer acuerdos sobre la
custodia de sus hijos en caso de divorcio. Los cónyuges pueden llegar a un acuerdo
sobre la custodia compartida o sobre la custodia exclusiva de los hijos, y pueden
establecer un régimen de visitas y un acuerdo sobre la manutención de los hijos.

En este caso, la autonomía de la voluntad se aplica en la medida en que los


cónyuges tienen la libertad de llegar a un acuerdo que mejor se adapte a sus
necesidades y preferencias, siempre y cuando se respeten los derechos e intereses
de los hijos y se cumplan las leyes aplicables.

Por otro lado, un ejemplo de la vulneración de la autonomía de la voluntad en el


derecho de familia podría ser el caso en el que un juez ordena a uno de los
cónyuges tomar decisiones específicas sobre la educación o la religión de los hijos,
en contra de la voluntad del otro cónyuge. En este caso, el juez puede estar
limitando indebidamente la capacidad de los padres para tomar decisiones
informadas y libremente sobre la educación y la religión de sus hijos, lo que podría
vulnerar el principio de autonomía de la voluntad.

3.2.2. En el Derecho Laboral (Contratos):

La autonomía de voluntad, llamada también autonomía privada, viene a ser el


ejercicio que deben efectuar los sujetos capaces en una relación jurídica
intersubjetiva en el marco de plena libertad por ser inherente a la celebración
contractual y de contratación. Dentro Revista de Investigación de la Academia de la
Magistratura de dicho contexto la relación jurídica laboral es la que se constituye
mediante el contrato de trabajo, siendo este, un instrumento mediante el cual el
empleador y el trabajador determinan las prestaciones y las condiciones laborales.

Pues si bien, el hombre como ente único universal de su género dotado de una
voluntad libre puede tomar decisiones, sin embargo en las relaciones jurídicas se
tiende a asegurar esta libertad inicial del individuo hasta el límite al derecho de los
demás, como señala Arias-Schreiber Pezet (2000), citando a Risolía agrega
“semejante concepción exalta, como se ve, la dignidad del hombre, y lo enfrenta al
Estado para hacer de este creación suya, subordinada norma de derecho, que no
procede de su soberanía sino, antes bien, de esa otra soberanía ajena a otra ficción
que ostente el individuo dotado de autónoma voluntad jurídica” (p. 27). En ese
contexto, la libre manifestación de voluntad es un elemento de suma
importancia en la constitución contractual laboral. Sin embargo, la misma es
afectada por la del empleador por la desigualdad de condiciones
socioeconómicas que se presentan entre los contratantes, esto es entre el
empleador y los trabajadores según el estrato antes señalado.

Alonso García (1958), expresó que la autonomía de voluntad entraña un doble


sentido; (...) como fuente del Derecho, con una significación rigurosamente
normativa, o (...) fuente creadora de relaciones jurídicas, con un alcance o dominio
para quienes forman parte de esa relación y con un poder obtenido, en último
término, del mismo ordenamiento jurídico. Desde este punto de vista, todavía cabe
diferenciar entre la autonomía como simple poder de creación de relaciones
jurídicas y la autonomía como poder de fijación del contenido de esas relaciones
(p.51). siguiente diapositiva

En ese sentido la autonomía de la voluntad es innata en cada ser humano y


es ejercida con plenitud en el Perú desde los 18 años, conforme con el artículo 42
del Código Civil. Esta capacidad de ejercicio pleno de las personas tanto
empleadores y trabajadores, resulta de suma importancia en la constitución de
las relaciones jurídicas intersubjetivas de toda naturaleza. Sin embargo, en materia
laboral tiene un tratamiento especial en tanto que el trabajador quien generalmente
participa como parte débil de la relación jurídica, puede ser objeto del ejercicio
arbitrario de poder por parte del empleador.

Se ha demostrado que la autonomía de la voluntad que ejerce el empleador


al calificar la contratación de personas mediante cada contrato individual de
trabajo, resulta evidente al determinar pautas, perfiles y requerimiento determinado;
pues, en la contratación de trabajadores del estrato ejecutivos, la implicancia de la
autonomía de la voluntad en la celebración del contrato de trabajo se
caracteriza por la paridad en la misma. Ha quedado determinado que la
autonomía de voluntad del empleador tiene mayor implicancia en la constitución y
celebración del pacto individual de trabajo con los trabajadores del estrato de la
plana de trabajadores empleados administrativos o profesionales. Ellos tienden a
someterse a lo que les propone en el contrato el empleador, en tanto que no
tienen un elemento disuasivo trascendental para equilibrar que la contratación
sea implicante en su autonomía.

Un ejemplo de aplicación de la autonomía de la voluntad en el derecho laboral es la


libertad que tienen las partes para establecer los términos y condiciones de un
contrato de trabajo. En este caso, las partes pueden negociar y acordar libremente
el salario, la jornada laboral, las vacaciones, entre otros aspectos del contrato.

Por otro lado, un ejemplo de vulneración de la autonomía de la voluntad en el


derecho laboral podría ser el caso en el que un empleador obligue a un trabajador a
firmar un contrato que contiene cláusulas abusivas o ilegales, como por ejemplo,
una cláusula que establezca una jornada laboral superior a lo permitido por la ley.
En este caso, el empleador estaría limitando indebidamente la capacidad del
trabajador para decidir libremente las condiciones de su trabajo, lo que podría
vulnerar el principio de autonomía de la voluntad.
Otro ejemplo de vulneración de la autonomía de la voluntad en el derecho laboral
podría ser el caso en el que una ley establezca de forma imperativa ciertos términos
y condiciones de los contratos de trabajo, sin permitir que las partes puedan acordar
otras condiciones. En este caso, se estaría limitando la libertad de las partes para
establecer los términos y condiciones del contrato, lo que podría vulnerar el principio
de autonomía de la voluntad.

3.2.3. En el Derecho de Sucesiones:

La autonomía de la voluntad y el derecho de sucesiones están relacionados en la


medida en que el derecho de sucesiones es un ámbito en el que las personas
pueden ejercer su libertad de testar y de establecer disposiciones sobre su
patrimonio después de su fallecimiento.

El derecho de sucesiones se refiere a las normas que regulan la transmisión de los


bienes y derechos de una persona fallecida a sus herederos o legatarios. En este
ámbito, la autonomía de la voluntad se manifiesta a través del testamento, que es el
acto jurídico unilateral en el que una persona dispone de sus bienes para después
de su fallecimiento.

El testamento es un ejemplo de cómo la autonomía de la voluntad se aplica en el


derecho de sucesiones, ya que permite a las personas decidir libremente cómo se
distribuirán sus bienes después de su muerte, siempre y cuando se respeten ciertas
limitaciones legales.

Al hablar de límites al Testamento Vital, primero debemos plantear la pregunta de si


podemos poner límites a la autonomía de la voluntad, siendo la respuesta
afirmativa. No todo lo que el ser humano desea hacer, lo puede hacer. El Dr. Ronald
Cárdenas Krenz, experto en Bioética y Biojurídica, señala sobre el particular, lo
siguiente: …”consideramos que la autonomía de la voluntad tiene … entre sus
límites en general, el respeto a la vida (derecho fundamental y sustento del resto de
derechos), la consideración kantiana del hombre como fin (principio de autotelia), el
principio del interés superior del niño (reiterado ampliamente en diversas sentencias
del Tribunal Constitucional), el principio de que no hay libertad sin responsabilidad,
el orden público y las buenas costumbres, la razón y el sentido común, los derechos
fundamentales, el principio de que la ley no ampara el abuso del derecho, los
principios de la Bioética, el ordenamiento jurídico en general (que incluye el
cumplimiento de los requisitos de validez del acto jurídico, la inexistencia de vicios
de la voluntad, etc.), la moral, la propia voluntad en general, la aplicación del
principio de simetría, etc.”

Por otro lado, al hablar del Testamento Vital, no podemos pasar por alto la figura del
llamado “Consentimiento Informado” (también denominado “derecho de los
pacientes” o “derecho de los enfermos”), que es el derecho de toda persona a ser
debidamente informada por el profesional de la salud, respecto a la dolencia que le
aqueja a fin de poder brindar su consentimiento (valga la redundancia) para un
eventual tratamiento médico (ya sea la realización o no de terapias médicas,
intervenciones quirúrgicas, etc.) Este derecho, es pues, una manifestación más de
la autonomía de la voluntad y se encuentra relacionado directamente con el derecho
fundamental a la integridad personal, que se encuentra regulado en nuestra Carta
Magna, en su artículo segundo.

Un ejemplo de la aplicación de la autonomía de la voluntad en el derecho de


sucesiones es el caso en el que una persona realiza un testamento en el que
establece cómo se distribuirán sus bienes después de su fallecimiento. En este
caso, la persona tiene plena libertad para decidir cómo se distribuirán sus bienes
entre sus herederos y legatarios, siempre y cuando se respeten ciertos límites
establecidos por la ley.

Por otro lado, un ejemplo de la vulneración de la autonomía de la voluntad en el


derecho de sucesiones podría ser el caso en el que un juez declare nulo un
testamento por considerar que ha sido redactado bajo coacción o influencia
indebida. En este caso, el juez estaría limitando indebidamente la capacidad de la
persona para ejercer su libertad de testar y establecer sus disposiciones sobre su
patrimonio, lo que podría vulnerar el principio de autonomía de la voluntad.

Otro ejemplo de la vulneración de la autonomía de la voluntad en el derecho de


sucesiones podría ser el caso en el que una ley establezca que ciertos bienes no
pueden ser objeto de disposición testamentaria, lo que limitaría indebidamente la
capacidad de la persona para decidir libremente cómo se distribuirán sus bienes
después de su fallecimiento, lo que podría vulnerar el principio de autonomía de la
voluntad.
3.3. Cuadro comparativo de aspectos generales:

Autonomía de
Derecho Actual Derecho Romano
la Voluntad

El derecho que tienen las personas


La capacidad de las personas para determinar sus propias
Definición para decidir libremente sobre sus obligaciones y derechos, dentro de los
acciones y relaciones jurídicas. límites establecidos por la ley y la
moral.

Fundamento Constitucional y legislativo Consuetudinario y jurisprudencial

Ámbito de
Todas las ramas del derecho Derecho privado
aplicación

Libertad Amplia, sujeta a límites de orden Amplia, pero no absoluta, sujeta a


contractual público y moral limitaciones legales y sociales

Regulación del
Regulado por ley para proteger
contrato de No existe regulación específica
al consumidor
adhesión

Presunción de
Presunción de validez y eficacia Presunción de buena fe y libertad
validez del
del contrato libremente acordado contractual
contrato

Limita la autonomía de la
Interés social voluntad en beneficio del interés No existe una limitación específica
social

Sanciones por Pago de daños y perjuicios, resolución


Multas, daños y perjuicios,
incumplimiento del contrato, condena a restituir lo
resolución del contrato
del contrato recibido
Conclusiones

● En conclusión, lo fundamental para la autonomía de la voluntad es el


fundamento que se centra en el libre albedrío (libertad individual) ello
referente a la voluntad que se manifiesta, esto es avalado por el derecho
objetivo, este hace reconocimiento a cada sujeto para que prime sus propios
intereses, por ello el ordenamiento jurisdiccional debe darle énfasis, ya que,
adquiere una voluntad entitiva, el cual expone que debe ser cumplida, caso
contrario podría ponerse en pie parte del acuerdo en el que se fundamentan
los castigos previamente acordados por libertad mutua de ambas partes. La
autonomía de la voluntad tiene diversidad de definiciones, pero se puede
sintetizar que todas ellas nos dicen que es la facultad del individuo de regir y
ordenar su conducta mediante su propia ley libremente, siempre y cuando la
acción que realice el individuo sea un objeto lícito. En cuanto al punto de
derecho comparado, el principio de la autonomía de la voluntad es muy
importante y fundamental en el caso de la contratación, pero lo más
complicado sería en la aplicación en Latinoamérica ya que los países debido
a sus legislaciones tienen distintos tipos de incorporación.

● La autonomía de la voluntad sigue siendo un principio esencial del derecho


moderno, pero no es un derecho absoluto. La aplicación de este principio
debe equilibrarse con otros derechos fundamentales y limitaciones legales
tales como las constituciones, los distintos códigos, la normativa privada,
entre otros aspectos del orden juridico. Como tal, es importante que los
abogados, jueces y legisladores comprendan plenamente la naturaleza de la
autonomía de la voluntad y su papel en el derecho moderno, a fin de
garantizar que se aplique de manera justa y equitativa en todas las áreas del
derecho.

● En conclusión, se puede afirmar que la autonomía de la voluntad ha sido un


concepto clave en el derecho romano y sigue siendo relevante en el derecho
actual. Aunque las sociedades y las normativas han evolucionado a lo largo
del tiempo, la idea de que las personas tienen el derecho de decidir sobre su
propia vida y sucesiones sigue siendo fundamental. Sin embargo, existen
diferencias importantes entre la concepción del derecho romano y el derecho
actual, especialmente en cuanto a la protección de los derechos
fundamentales. Mientras que el derecho romano se centraba en la autonomía
individual sin límites, el derecho actual establece límites a la autonomía de la
voluntad en aras de proteger los derechos fundamentales de las personas.
En este sentido, la evolución del derecho refleja la evolución de la sociedad y
su visión de la libertad y los derechos individuales.

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