Está en la página 1de 4

Tafonomía

KAREN B. BORRAZZO
Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias
Humanas, CONICET, Argentina;
Universidad de Buenos Aires, Argentina

El término tafonomía (de las palabras griegas taphos que significa "entierro" y
nomos que significa "leyes") fue originalmente seleccionado por el científico ruso
Ivan A. Efremov (1940) para nombrar una especialización dentro de la
investigación paleontológica dedicada al estudio de la transición de los restos
animales desde la biosfera hacia la litosfera. Así, se concibió como el estudio
detallado de los procesos y transformaciones que experimenta un organismo
desde su muerte hasta la fosilización de sus restos.
Aunque esta definición de tafonomía se ocupaba principalmente del interés de
Efremov en el paso de los restos de vertebrados terrestres desde la biosfera hacia
la litosfera, los usos subsiguientes de este enfoque para estudiar diferentes
conjuntos fósiles ampliaron su aplicación a otros restos orgánicos (plantas,
moluscos) y más allá del registro paleontológico. De hecho, fue en el campo de los
estudios arqueofaunísticos (véase zooarqueología) donde tuvieron lugar la
mayoría de las contribuciones teóricas y metodológicas no paleontológicas a la
investigación tafonómica. En las últimas décadas, los arqueólogos comenzaron a
desarrollar y sistematizar marcos tafonómicos para estudiar materiales no
orgánicos, como artefactos líticos, de manera regular también (Hiscock 1985).
Aunque no sin disidencias, los practicantes arqueológicos de la tafonomía ósea
apoyan la actual expansión de las perspectivas tafonómicas hacia el análisis de
otros materiales del registro arqueológico (véase registro arqueológico).
En la actualidad, la tafonomía puede definirse ampliamente como el enfoque
científico teórico y metodológico dedicado a comprender la historia
postdepositacional (tafonómica) de cualquier registro fósil (paleontológico,
arqueológico, forense u otro), considerando todos sus componentes, su
disposición espacial y su contexto (Domínguez-Rodrigo, Fernández-López y Alcalá
2011). Busca identificar los mecanismos y la secuencia de eventos involucrados
en la formación de cualquier conjunto y su matriz sedimentaria. Además, estudia
los procesos de preservación y cómo afectan la información en el registro fósil
(Behrensmeyer y Kidwell 1985). Así, la tafonomía aborda las constantes tensiones
entre los medios preservativos y destructivos a través del estudio del registro de
estas tensiones en diferentes materiales (Borrero 2014a).
Existe un reconocimiento cada vez mayor de que todo registro fósil ha sido
afectado por procesos tafonómicos y que el impacto de esos procesos debe
evaluarse adecuadamente para proceder con la interpretación paleobiológica o
conductual (ver interpretación). De hecho, un diagnóstico tafonómico es clave para
evaluar el sesgo y ajustar las preguntas de investigación a las características y
escala del registro en estudio. O al revés: si se realiza una investigación
tafonómica a escala de paisaje o regional, se garantiza la selección de los lugares
más adecuados para responder a preguntas de investigación específicas (Borrero
2014b; Burger, Todd y Burnett 2008).
Así, desde una perspectiva tafonómica, las transformaciones sufridas por los
restos materiales dentro del proceso de fosilización no solo están sesgadas, sino
que también son una fuente adicional de información. Ciertamente, la amplia
integración de enfoques tafonómicos en los estudios arqueológicos demostró que
la mayoría de los sitios arqueológicos se explican mejor como fenómenos
acumulativos, de promedio temporal y dinámicos (es decir, palimpsestos que
exhiben integridad, resolución y preservación diferencial) en lugar de como "pisos
vivos" estáticos y bien conservados.
Varios conceptos básicos son el eje de los enfoques tafonómicos. Los agentes son
las fuentes de energía (por ejemplo, el viento) que desencadenan diferentes
procesos (por ejemplo, el transporte). Estos últimos modifican las propiedades de
los restos materiales; dichos cambios se conocen como efectos tafonómicos. Por
último, la historia tafonómica es la secuencia o el orden en que los agentes y
procesos actuaron sobre un conjunto de restos (Gifford 1981; Lyman 1994).
Cada agente tafonómico (por ejemplo, viento, agua, gravedad, fauna, vegetación)
origina múltiples procesos tafonómicos (por ejemplo, transporte, chorro de arena,
disolución, pisoteo, roer), que comprenden mecanismos físicos, químicos o
biológicos. Estos mecanismos afectan las características originales de los restos.
Dentro de los estudios tafonómicos, los procesos y sus efectos se separan en dos
ámbitos generales según el contexto - antes o después del enterramiento - en que
tienen lugar. La bioestratinomía es el segmento de la historia tafonómica que
abarca desde la muerte de un organismo hasta el enterramiento final de sus
restos, mientras que la diagénesis fósil (ver diagénesis del hueso) comprende las
modificaciones que ocurren en los restos después del enterramiento. Por lo tanto,
dado que la meteorización (el deterioro físico y químico de los componentes
óseos) ocurre principalmente en contextos subaéreos, se incluye en el ámbito de
la bioestratinomía, mientras que la mineralización y deformación ósea son
procesos principalmente diagenéticos.
De manera más general, los efectos tafonómicos sobre cualquier resto fósil
pueden clasificarse en dos categorías básicas: alteraciones morfológicas y
distribucionales. La primera incluye cambios en el aspecto, textura, forma, tamaño,
etc. de los elementos. El significado de los efectos morfológicos en términos de la
historia de formación se puede evaluar a nivel individual (por ejemplo, en una
muestra aislada), aunque un enfoque de conjunto es más informativo. Ejemplos de
modificaciones morfológicas en diferentes materiales (hueso, lítico, cerámica,
madera) incluyen pulido, abrasión, fracturas, marcas de dientes, grietas,
recubrimientos y costras de intemperismo. Por otro lado, las modificaciones
distribucionales transforman el arreglo espacial de los restos fósiles. Estos
fenómenos abarcan el movimiento de los especímenes y los cambios en su
posición, como desplazamientos verticales y horizontales, cambios en la
orientación axial, inclinación e inversión. El enterramiento también modifica las
propiedades distribucionales de los conjuntos de restos. A diferencia de las
modificaciones morfológicas, la evaluación de los cambios espaciales tafonómicos
solo es factible a nivel de conjunto. El estudio de los efectos tafonómicos es
esencial para evaluar la existencia de sesgos tafonómicos en los conjuntos fósiles
e identificar posibles fuentes.
Varios factores determinan la ocurrencia y las características de los efectos
tafonómicos. En primer lugar, cada contexto ambiental y sedimentario expone los
conjuntos a condiciones diferenciales (es decir, agentes y procesos tafonómicos
potenciales). Por lo tanto, los investigadores necesitan construir cualquier estudio
tafonómico sobre una base específica del caso: identificar los agentes pasados y
presentes que estaban disponibles localmente, la energía y magnitud de los
procesos que desencadenaron, sus firmas en diferentes materiales, etc. En
segundo lugar, los efectos tafonómicos varían según las propiedades intrínsecas
de cada elemento orgánico o inorgánico (es decir, atributos físicos y químicos de
los restos). Por lo tanto, se requieren marcos de referencia específicos del material
para llevar a cabo el estudio tafonómico de cada componente de un registro
multifabric, como es el caso de muchos conjuntos arqueológicos (huesos e marfil
(ver huesos y marfil), lítico, cerámico, metal, madera, etc.). En tercer lugar, se
espera que la intensidad y extensión de los efectos tafonómicos varíen según la
duración del proceso. Además, dado que los efectos tafonómicos son
secuenciales y acumulativos, los procesos anteriores en la historia tafonómica de
un conjunto pueden facilitar las transformaciones subsiguientes de los restos por
un mecanismo diferente.
Los métodos tafonómicos integran los principios, conocimientos y estudios de
casos de las ciencias naturales (biología, física, química, geología) con
observaciones en el propio registro fósil. El actualismo también es fundamental en
la mayoría de las investigaciones tafonómicas. Los principios del uniformitarismo,
los experimentos modernos (ver experimento en arqueología) y las observaciones
naturalistas proporcionan, junto con las ciencias naturales, el marco de referencia
para evaluar tafonómicamente los patrones exhibidos por el registro fósil (por
ejemplo, Weigelt [1927] 1989). La prueba de hipótesis (ver prueba de hipótesis) y
la integración de datos proporcionados por otras líneas de evidencia son
procedimientos comunes en la investigación tafonómica, ya que más de un agente
y/o proceso produce la misma huella o efecto en los restos materiales
(equifinalidad). Por lo tanto, se evalúan explicaciones competitivas frente a un
corpus de datos actualistas y fósiles para dar cuenta de las tendencias fósiles.
Los objetivos generales de los estudios tafonómicos dentro del ámbito de la
investigación arqueológica se han centrado principalmente en:
• evaluar la tasa diferencial de degradación para reconstruir el contenido y
patrones originales de los restos materiales (ver deterioro);
• establecer los agentes de acumulación y modificación, así como las fuentes de
sesgo;
• detectar y describir las tendencias tafonómicas comunes a diferentes escalas
espaciales, ya sea para reconocer ruido de fondo (por ejemplo, la deposición
natural de huesos o la "lluvia de huesos" tafonómica, geofactos u otros
pseudoartefactos líticos) o para identificar sitios o espacios que comparten sus
propiedades tafonómicas (isotafonomía);
• caracterizar la historia tafonómica de un conjunto fósil, es decir, detallar las
circunstancias (secuencia de eventos) bajo las cuales el conjunto existió a lo largo
del tiempo.
La tafonomía se ha convertido en una herramienta poderosa y necesaria para
disciplinas que lidian con el registro fósil. La investigación actual sugiere que la
incorporación de una perspectiva tafonómica mejora la comprensión de las fuentes
de variación para cada componente de los conjuntos arqueológicos. Finalmente,
pero no menos importante, una integración amplia de la tafonomía en la gestión
cultural y de recursos naturales es altamente beneficiosa para mejorar las políticas
de conservación y las prácticas sostenibles en todo el mundo.

También podría gustarte