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Paleontología

ciencia que estudia el pasado de la vida


sobre la Tierra a través de los fósiles

La paleontología (del griego «παλαιος»


palaios = antiguo, «οντο» onto = ser, «-
λογία» -logía = tratado, estudio, ciencia) es
la ciencia natural que estudia e interpreta
el pasado de la vida sobre la Tierra a
través de los fósiles.[1] ​Se encuadra
dentro de las ciencias naturales, posee un
cuerpo de doctrina propio y comparte
fundamentos y métodos con la geología y
la biología con las que se integra
estrechamente. Puede subdividirse en
paleobiología, tafonomía y
biocronología,[2] ​e intercambia
información necesaria con otras
disciplinas (estudio de la evolución de los
seres vivos, bioestratigrafía,
paleogeografía o paleoclimatología, entre
otras).

Recreación de la cabeza de un dinosaurio basada en sus restos fósiles y en la anatomía comparada.


Filogenia y distribución temporal de los peces cartilaginosos en los tiempos geológicos, teniendo en cuenta el registro
fósil.

Intensidad de las extinciones a lo largo del Fanerozoico, según la diversidad de los géneros marinos identificados en el
registro fósil.

Entre sus objetivos están, además de la


reconstrucción de los seres vivos que
vivieron en el pasado, el estudio de su
origen, de sus cambios en el tiempo
(evolución y filogenia), de las relaciones
entre ellos y con su entorno
(paleoecología, evolución de la biosfera),
de su distribución espacial y migraciones
(paleobiogeografía), de las extinciones, de
los procesos de fosilización (tafonomía) o
de la correlación y datación de las rocas
que los contienen (bioestratigrafía).

La paleontología tuvo (y tiene) muchísima


importancia al permitir entender que la
Tierra y sus seres vivos están en
constante cambio, los cuales se remontan
muchos miles de millones de años en el
pasado[3] ​. Esta comprensión, desarrollada
de la mano de los avances en el
conocimiento de los procesos geológicos,
motivó un cambio en la percepción del
tiempo, dando origen al concepto de
"tiempo profundo".

La paleontología permite entender la


actual composición (biodiversidad) y
distribución de los seres vivos sobre la
Tierra (biogeografía) —antes de la
intervención humana—, ha aportado
pruebas indispensables para la solución
de dos de las más grandes controversias
científicas del pasado siglo, la evolución
de los seres vivos y la deriva de los
continentes, y, de cara a nuestro futuro,
ofrece herramientas para el análisis de
cómo los cambios climáticos pueden
afectar al conjunto de la biosfera[3] ​.
Además, la paleontología, al generar
conocimiento sobre etapas de la historia
de la Tierra donde los ambientes y los
seres vivos fueron muchas veces
radicalmente diferentes a los que se
observan hoy, permite desarrollar
hipótesis o especular sobre el origen y la
potencial presencia de vida en otros
cuerpos celestes[4] ​.

«La paleontología tiene


la respuesta no sólo
para reconstruir y
describir la historia de
la vida, sino también
para explorar los
procesos ecológicos que
se desarrollan durante
períodos de tiempo de
dimensiones geológicas
y, por lo tanto,
inaccesibles a enfoques
experimentales».
Lukas Hottinger,
1997[5] ​
Principios

Icnitas de dinosaurio terópodo en el yacimiento de Valdecevillo (Enciso, La Rioja, España).


Excavación del yacimiento de Gran Dolina en Atapuerca (Burgos).

La finalidad primordial de la Paleontología


es la reconstrucción de los organismos
del pasado, no solo de sus partes
esqueléticas, sino también las partes
orgánicas desaparecidas durante la
fosilización, restituyendo el aspecto que
tuvieron en vida, su etología, etc. Para ello
se vale de los mismos principios ya
establecidos: actualismo, anatomía
comparada, correlación orgánica y
correlación funcional.

Postulado de producción: los fósiles


son productos directos o indirectos de
organismos que vivieron en el pasado
(entidades paleobiológicas).[2] ​
Actualismo biológico: los seres del
pasado se regían por las mismas leyes
físicas y biológicas, y tenían las mismas
necesidades que los actuales.[6] ​
Permite este principio, por ejemplo,
afirmar que los peces del Silúrico tenían
branquias, porque las tienen los peces
actuales (aunque no sean los mismos);
y que los dinosaurios ponían huevos,
como los cocodrilos, lo cual se ha visto
posteriormente corroborado al
encontrarse fósiles de huevos, y nidos,
conservados en algunos yacimientos.
Anatomía comparada: Permite colocar a
los organismos extintos en el sitio que
les corresponde del cuadro general de
los seres vivos, obteniendo así el punto
de referencia necesario para poder
aplicar el principio de la correlación
orgánica. Aunque los fósiles solo nos
aporten una pequeña parte anatómica
de un taxón extinto, la anatomía
comparada nos permite inferir y
completar determinadas características
anatómicas o fisiológicas ausentes de
los mismos.
Principio de correlación orgánica:
Postulado por Cuvier.[7] ​Cada ser
orgánico forma un conjunto cuyas
partes se complementan, determinando
todas las demás y por tanto puede ser
reconocido por un fragmento cualquiera,
bastando en último término un trozo de
hueso para identificarlo.
Correlación funcional: Conocida mejor
como morfología funcional, es la parte
de la Paleontología que trata de las
relaciones entre la forma y la función, es
decir: que intenta relacionar las
estructuras observadas en los fósiles
con la función que realizaban en el
organismo cuando estaba vivo[8] ​. Para
ello utiliza diversos métodos o líneas de
análisis.
1. Comparación de grupos con
estructuras homólogas: Este
método, que lleva al paleontólogo a
comparar las estructuras de
algunos grupos extintos con las de
sus correspondientes
representantes actuales resulta a
veces menos fiable, pues las
mismas estructuras o partes
anatómicas en un determinado
grupo pueden haberse modificado
profundamente a lo largo de la
evolución y realizar funciones muy
diferentes. Del mismo modo, un
mismo grupo puede ocupar nichos
ecológicos muy diferentes a lo
largo del tiempo. Por ejemplo, los
mamíferos marinos actuales y sus
predecesores terrestres tienen
morfología y ocupan nichos
ecológicos muy diferentes. La
extremidad anterior en ambos
grupos, pese a integrar el mismo
número de piezas óseas en
posición anatómica similar, ha
experimentado profundas
modificaciones en las formas
derivadas de vida marina, y
representa una adaptación a un
medio y a una función muy
diferentes (la natación) de la que
realizaban sus antepasados
terrestres (la marcha o el
desplazamiento sobre el suelo). La
comparación de formas y de
estructuras homólogas debe
tomarse con gran precaución.
2. Comparación de estructuras
análogas: Este es verdaderamente
el método más fructífero y más
fiable en Morfología Funcional. Así
puede decirse que, mientras que el
análisis evolutivo constituye el
campo de acción de la homología,
el análisis morfo-funcional
constituye el campo de la
analogía[9] ​. Este análisis parte
generalmente de la comparación
de estructuras con una forma
similar para inferir una función
análoga en ambos grupos
(principio de correlación forma-
función[8] ​). Pero dichas
estructuras que tienen la misma
forma pueden tener orígenes muy
diferentes y los grupos que las
presentan pueden no guardar una
relación filética entre ellos. Así los
paleontólogos razonan
correctamente que las aletas
pectorales de un pez y las
extremidades anteriores de un
delfín y de un ictiosaurio realizan la
misma función. Algo semejante
puede decirse del ala de un reptil
volador (pterosaurio), de la de un
ave y de la de un mamífero volador
(murciélago). Todo esto puede
analizarse incluso en grupos
biológicos que no tienen
representantes actuales y que solo
conocemos por sus fósiles.
Cuando no se dispone de análogos
biológicos, se puede recurrir al uso
de análogos mecánicos[9] ​.
Principio de superposición
estratigráfica: Enunciado por William
Smith recuperando las ideas de
Nicolaus Steno (ley de Superposición de
estratos de Steno), un siglo anterior. En
una serie estratigráfica normal (no
invertida) los estratos de la parte
inferior son siempre más antiguos que
los de la superior. El contenido en
fósiles de dichos estratos debe cumplir
el mismo principio. Sin embargo hay
que exceptuar los fósiles reelaborados
(que han sufrido uno o más ciclos de
exhumación —por erosión del sustrato
en el que yacen— y resedimentación), y
por tanto son más antiguos que los
sedimentos que los engloban, o los
correspondientes a organismos
endobiontes —aquellos que viven o
pasan parte de su vida enterrados en el
sustrato—, cuyos restos pueden ser más
recientes que los sedimentos que los
engloban.
Principio de correlación estratigráfica:
Estratos pertenecientes a la misma
época se caracterizan por un contenido
en fósiles similar. Este principio, en la
práctica, es cierto pero con
matizaciones, ya que otros factores
como las barreras físicas o el clima
condicionan esto.

Disciplinas de la
Paleontología

Recreación de organismos del pasado (Pteranodon del Cretácico superior).

La paleontología moderna sitúa la vida


antigua en su contexto a través del estudio
de cómo los cambios físicos en la
geografía mundial y el clima han afectado
a la evolución de la vida, de cómo los
ecosistemas han respondido a estos
cambios y se han adaptado al medio
ambiente cambiante y de cómo estas
respuestas mutuas han afectado a los
patrones actuales de biodiversidad.

Réplica de cráneo de tiranosaurio en el Instituto de Paleontología Miquel Crusafont.

Se divide en tres campos de estudio:


Paleobiología

Estudia los organismos del pasado en


todos sus aspectos, tanto sistemáticos
como fisiológicos, ecológicos, evolutivos,
etc. Algunas especialidades
paleobiológicas son:

Fósil y reconstrucción del artrópodo basal Marrella splendens, del Cámbrico medio de Canadá.

Paleozoología. Se encarga del estudio


de los animales extintos, a partir de sus
restos fósiles, y de su taxonomía. Aquí
se incluyen disciplinas como la
Paleoantropología, Paleoentomología o,
dentro de la Paleoherpetología, la
Dinosaurología. Más frecuentemente se
la divide en Paleontología de
Vertebrados y Paleontología de
Invertebrados[10] ​.
Paleobotánica. Se encarga del estudio
de seres vegetales o fúngicos extintos y
su taxonomía. Es una disciplina menos
extendida que la anterior. Se incluyen
disciplinas como la Paleopalinología o
estudio de pólenes y esporas fósiles.
Micropaleontología. Es el estudio de los
fósiles microscópicos (microfósiles y
nanofósiles), para lo cual se emplean
técnicas especiales de muestreo,
preparación y observación con el
microscopio.
Paleoicnología. Se encarga del estudio
de los indicios de actividad (trazas
fósiles) de organismos del pasado.
Paleoecología. Se encarga del estudio
de la ecología de los seres vivos del
pasado y de la reconstrucción de los
medioambientes y los ecosistemas
presentes en la Tierra a lo largo del
tiempo geológico[11] ​.
Paleobiogeografía. Estudia la
distribución paleogeográfica de los
seres vivos y biomas del pasado y las
causas que originaron tal distribución.
Es una aplicación de la paleontología a
la biogeografía descriptiva e histórica.
Paleogenética. Aborda el análisis del
material genético conservado en restos
de organismos antiguos, incluyendo
estudios de evolución molecular,
filogenia y relojes moleculares.[12] ​
Paleobiología de la conservación (o
paleobiología para la conservación).
Utiliza la información de la
paleontología con el objetivo de aportar
a los problemas de conservación de la
biodiversidad actuales.[13] ​

Tafonomía

Se encarga del estudio de los procesos de


fosilización y la formación de los
yacimientos de fósiles. Se divide en dos
campos principales: Bioestratinomía, que
estudia los procesos ocurridos desde la
producción de los restos o señales hasta
el enterramiento o paso a la litosfera, y
Fosildiagénesis, que estudia los procesos
posteriores al enterramiento. El análisis
tafonómico previo es indispensable para
cualquier estudio bioestratigráfico,
paleoecológico o paleobiogeográfico,
entre otros, con el fin de evaluar el sesgo
tafonómico (es decir, en qué medida los
fenómenos tafonómicos distorsionaron la
información paleontológica) o, de modo
similar, el grado de fidelidad tafonómica
(es decir, cuánto se asemejan los
conjuntos fósiles a las comunidades de
las que provienen).[14] ​La tafonomía
actualista, estrechamente relacionada con
la paleobiología de la conservación, tiene
como objetivo comprender cómo se
formaron los fósiles y los yacimientos
fosilíferos estudiando la suerte de los
restos de organismos actuales.[15] ​
Biocronología

Estudia la edad de las entidades


paleobiológicas, su ordenación temporal y
la datación de eventos bióticos del
pasado. Está estrechamente relacionada
con la Bioestratigrafía, aplicación de la
Paleontología a la Estratigrafía.

Relaciones con otras ciencias

 
Cráneo de Ursus deningeri en la cueva de Goikoetxe (Busturia, Vizcaya).

Se puede considerar a la Paleontología


como una división temporal de la Biología.
La Biología facilita una información acerca
de los seres vivos sin la cual es imposible
hacer una interpretación correcta de los
fósiles (esta es una de las bases del
actualismo). La Paleontología, por su
parte, pone de manifiesto e informa al
biólogo cuál fue la vida del pasado y su
evolución, constituyendo de esta forma la
vertiente histórica de la biología.

Los fósiles tienen un valor intrínseco ya


que su estudio es fundamental para la
Geología (correlaciones, interpretación de
ambientes sedimentarios, determinación
de edades relativas, etc.). En cuanto al
aspecto aplicado son numerosos los
ejemplos que relacionan ciertos
organismos con la génesis de yacimientos
minerales (como el fitoplancton con el
petróleo, el carbón, los fosfatos, etc.). La
geología histórica es inconcebible sin el
apoyo de los datos paleontológicos que
nos dan información sobre
Paleogeografía, Paleoclimatología, Paleo-
oceanografía, quimismo de las aguas,
etc.). De la misma forma la Paleontología
necesita de otras disciplinas como la
Bioquímica, la Física o las Matemáticas
(especialmente la Estadística).

La paleontología es una de las principales


disciplinas estudiadas en las ciencias del
karst objeto de la espeleología,
ocupándose del estudio de los vestigios
en cavidades subterráneas.[16] ​

Técnicas de extracción,
preparación y conservación
de fósiles
Existen diferentes técnicas usadas
comúnmente en Paleontología para la
preparación de restos fósiles.
Métodos mecánicos

Limpieza mecánica de una muestra paleontológica en el laboratorio.

Los límites físicos de los fósiles


representan áreas de debilidad, ya que la
constitución química es diferente de la
matriz que los incluye. Por tanto, para
separarlos se puede usar métodos de
percusión (martillo y cincel).

Técnicas de abrasión: La pionera fue la


máquina de chorro de arena.
Generalmente ahora se usa un gas (aire
comprimido, nitrógeno o dióxido de
carbono) que propulsa un polvo
abrasivo; en este caso el poder abrasivo
depende de la presión del gas y del
tamaño y características del polvo
abrasivo.
Calentamiento: Se recurre a cambios
muy bruscos de temperatura, para
separar por dilatación diferencial.
Técnicas de percusión y desbastado: Se
usa un limpiador neumático de fósiles
con puntas especiales (mayor tamaño
para el desbastado y puntas cada vez
más finas para el trabajo delicado). Para
ello hay que reconstruir la disposición
del fósil antes de empezar, así como
comprobar la petrología de la roca y
apoyar los especímenes en un elemento
que absorba las vibraciones (como un
saco de arena).

Métodos químicos

Se usan en función de la naturaleza de los


fósiles y la roca.

Mediante una técnica llamada


disgregación química, se trata de agua
con detergentes que disminuyen la
tensión superficial en la interfase arcilla-
agua para rocas arcillosas o limos. El agua
oxigenada tiene un efecto similar. Los
ácidos también son usados ampliamente
utilizados en la extracción de fósiles:
ácido clorhídrico (HCl(aq)), ácido
fluorhídrico (HF(aq)), ácido nítrico (HNO3),
ácido fórmico o ácido acético.

Técnicas de extracción de
microfósiles

Sistema de lavado-tamizado para la reducción y concentración de una muestra con microfósiles.

Véase también: Triado


Hay que distinguir técnicas dependiendo
del tipo de roca.

Rocas calcáreas: Se utiliza ácido


acético (CH3COOH) o fórmico (HCOOH)
para fósiles fosfáticos. En este caso se
coloca la muestra en un vaso de
polietileno y se añade acético (10-15 %)
o fórmico que actúa más rápido y puede
utilizarse a mayor concentración aunque
es más corrosivo. El ácido puede atacar
al fosfato en muestras con bajo
contenido en carbonato por lo que
interesa añadir carbonato cálcico en
polvo (obteniendo acetato de calcio).
Alternativamente en los sucesivos
ataques en la muestra para solucionar
este problema se usa una solución (7 %
ácido acético concentrado, 63 % agua y
30 % del líquido filtrado procedente de la
digestión de muestras previas).
Rocas silíceas: Se utiliza ácido
clorhídrico al 10 %.
Rocas arcillosas: En este caso se
recurre al agua oxigenada o a
detergentes.
Técnicas palinológicas: Se utiliza ácido
fluorhídrico o clorhídrico. En primer
lugar, las muestras son cubiertas por
ácido clorhídrico (HCl) para remover
carbonatos, luego son lavadas y
centrifugadas tres o cuatro veces. Se da
un segundo tratamiento, con ácido
fluorhídrico (HF), para remover los
silicatos. Al final de la reacción, el
residuo orgánico debería ser visible. La
muestra se limpia de ácidos mediante
decantación y centrifugado, y luego de
cristales de fluorosilicatos
insolubles.[17] ​

Técnicas de concentración

Se utilizan líquidos pesados como el


bromoformo (CHBr3, pe 2.89) y
tetrabromoetano (C2H2Br4, pe 2.96), pero
son muy tóxicos.[18] ​La alternativa más
segura es el uso de politungstato de sodio
(3Na2WO4.9WO3.H2O) soluble en agua lo
que permite variar su Pe. La ideal es 2,75 o
ligeramente más alto para evitar
problemas de viscosidad alta y
precipitación. Se realiza una filtración con
tamices de tamaño adecuado en función
de los grupos fósiles.

Secciones delgadas

Lámina delgada con fósiles de fusulinas vista bajo el microscopio petrográfico.


La láminas delgadas se llevan a cabo
cuando los fósiles y microfósiles poseen
una composición igual que la de la matriz
y no pueden extraerse sin deteriorarlos o
cuando se quieren observar secciones,
detalles o la estructura tisular de los
mismos.

Consolidantes y adhesivos

La consolidación o endurecimiento es
necesario para la conservación y
manipulación de muchos ejemplares. Los
adhesivos y consolidantes deben ser
fácilmente eliminables en caso necesario.
Para aquellos fósiles que hayan sufrido
métodos de extracción mecánica se
realiza un sellado de fracturas con resinas
de acetil-polivinilo y poli-metil-metacrilato
solubles en etil-acetato. La última se
contrae cuando se seca por lo que no se
puede utilizar como consolidante. El
cianocrilato se utiliza para reparar
pequeñas piezas de fósiles (su estabilidad
es desconocida y es prácticamente
insoluble). Los métodos químicos de
preparación necesitan de adhesivos y
consolidantes que protejan a los fósiles
del ataque químico y como armazón y
refuerzo. El polibutil-metacrilato, poli-metil-
metacrilato y cianocrilato son adhesivos
de resistencia similar a los ácidos. En
todos los métodos de preparación es
necesario llevar un meticuloso control de
todos los pasos realizados.

Métodos de estudio y análisis


paleontológicos

Fósil de una hoja de Neuropteris, del Carbonífero superior.

Dentro de la variedad de temáticas y


disciplinas en paleontología, algunas
aproximaciones metodológicas suelen ser
las más comunes. Los primeros pasos en
el estudio de un resto fósil incluyen su
descripción anatómica y su comparación
con la anatomía conocida de otros seres,
seguida de una propuesta de clasificación
que asigna un nombre científico al resto y
una pertenencia a algún grupo
taxonómico[19] ​. Esto suele
complementarse con un análisis
filogenético, en el cual se observan una
serie de rasgos en el fósil en estudio para
cuantificar su anatomía en una matriz de
caracteres. Esta matriz es analizada por
medio de métodos cladísticos para
generar árboles filogenéticos que
permitan entender con qué organismos
fósiles y actuales estaba más
emparentado.

Estudios adicionales pueden incluir el


análisis de elementos químicos
específicos y isótopos de interés en los
tejidos preservados, datos que suelen
aportar información valiosa sobre el
ambiente en el que el organismo vivió y
murió, o sobre su forma de vida. Dentro de
la paleobiología, métodos usuales
incluyen, además de la morfología
funcional, la cuantificación de la forma
(morfometría) y su análisis mediante
distintas técnicas de estadística
multivariada para comprender las
relaciones entre forma y ambiente
(ecomorfología)[8] ​. El análisis de las
propiedades físicas de las formas
biológicas se denomina biomecánica, y
también es un área activa en
paleontología. Otra área de estudio
comprende el análisis de las variaciones
de forma sufridas por los organismos a lo
largo de vida (variación ontogenética), y su
evolución. En fases más integradoras del
análisis (paleoecología), la reconstrucción
paleoambiental implica la confluencia de
datos y evidencias de múltiples
subdisciplinas (sedimentología, icnología,
micropaleontología, etc.)[19] [8]
​ ​. La
estadística tanto básica como
multivariada suele jugar un rol protagónico
en el estudio de todo tipo de datos
numéricos en paleontología.

Historia de la Paleontología
Esta sección es un extracto de Historia de la paleontología.

Duria Antiquior - Un Dorset más antiguo es una acuarela pintada por el geólogo Henry De la Beche en 1830,
basándose en fósiles descubiertos por Mary Anning. A finales del siglo xviii y a inicios del siglo xix ocurrieron
cambios rápidos y dramáticos en el pensamiento acerca la historia de la vida en la Tierra.

La historia de la paleontología recorre la


historia de los esfuerzos para entender
la historia de la vida en la Tierra a través
del estudio del registro fósil dejado por
organismos vivos. Ya que tiene que ver
con la comprensión de los organismos
vivos del pasado, la paleontología
puede ser considerada como un campo
de la biología, pero su desarrollo
histórico ha estado estrechamente
ligado a la geología y el esfuerzo para
entender la historia de la Tierra misma.

En la antigüedad, Jenófanes (570-


480 a. C.), Heródoto (484-425 a. C.),
Eratóstenes (276-194 a. C.), y Estrabón
(64 a. C.-24 d. C.) escribieron acerca de
los fósiles de organismos marinos que
indicaban que su tierra había estado
alguna vez bajo el agua. Durante la Edad
Media, el naturalista persa Ibn Sina
(conocido como Avicena en Europa)
trató a los fósiles en su escrito El libro
de la curación (1027), en el que propuso
una teoría de los fluidos petrificantes
que Alberto de Sajonia extendería en el
siglo xiv. El naturalista chino Shen Kuo
(1031-1095) propondría una teoría del
cambio climático basado en evidencia
de bambú petrificado.

En la Europa moderna, el estudio


sistemático de los fósiles surgió como
una parte integral de los cambios en la
filosofía de la naturaleza que se
produjeron durante la Edad de la Razón.
La naturaleza de los fósiles y su
relación con la vida en el pasado
alcanzó mayor comprensión durante los
siglos xvii y xviii; al final del siglo xviii la
obra de Georges Cuvier decidió un largo
debate acerca de la realidad de la
extinción, lo que llevó al surgimiento de
la paleontología asociada a la anatomía
comparada como disciplina científica.
El creciente conocimiento del registro
fósil también jugó un papel creciente en
el desarrollo de la geología,
especialmente de la estratigrafía.
En 1822, el término «paleontología» fue
acuñado por Henri Marie Ducrotay de
Blainville (editor de la revista científica
francesa Journal de physique) para
referirse al estudio de los antiguos
organismos vivos mediante fósiles, y
durante la primera mitad del siglo xix
las actividades geológicas y
paleontológicas se volvieron más
organizadas con el crecimiento de
sociedades y museos geológicos y con
el número creciente de profesionales
geólogos y especialistas en fósiles.
Este hecho contribuyó a un rápido
aumento del conocimiento acerca de la
historia de la vida en la Tierra, y a lograr
un importante progreso hacia la
definición de la escala temporal
geológica basada en su mayoría en
evidencia fósil. Dado que el
conocimiento de la historia de la vida
continuó mejorando, se hizo cada vez
más evidente que existía algún tipo de
orden sucesivo durante el desarrollo de
la vida. Esta afirmación alentaría las
teorías evolutivas tempranas sobre la
transmutación de las especies.[20] ​

Después de que Charles Darwin


publicara El origen de las especies en
1859, gran parte del enfoque de la
paleontología se dirigió hacia la
comprensión de las vías evolutivas,
incluyendo la evolución humana y las
teorías evolucionistas.[20] ​

Durante la segunda mitad del siglo xix


ocurrió una tremenda expansión de la
actividad paleontológica, especialmente
en América del Norte. La tendencia
continuó durante el siglo xx cuando
diversas regiones de la Tierra que se
abrieron para la recolección sistemática
de fósiles, como lo demuestra una serie
de descubrimientos importantes en
China, cerca del final del siglo xx. Se
han descubierto muchas formas
transicionales, y actualmente se cuenta
con abundante evidencia de cómo se
relacionan todas las clases de
vertebrados, gran parte de ella en forma
de formas de transición.[21] ​Durante las
últimas dos décadas del siglo xx
aumentó el interés en las extinciones
masivas y el del papel que juegan en la
evolución de la vida en la Tierra.[22] ​
También se renovó el interés en la
explosión cámbrica, durante la cual
surgieron los planos corporales de la
mayoría de los filos animales. El
descubrimiento de fósiles de la biota de
Ediacara y el desarrollo de la
paleobiología extendieron el
conocimiento de la vida mucho antes
del Cámbrico.

Paleontólogos famosos

La historia incluye buen número de


paleontólogos reseñables:

Othniel Charles Marsh (1831-1899). Uno de los contendientes en la denominada «Guerra de los Huesos».
 

Iván Efremov (1908-1972). Definió la tafonomía, la ciencia que estudia los procesos de fosilización y la formación de los
yacimientos de fósiles.

Adolf Seilacher (1925-2014). Introdujo la etología como criterio de clasificación de las pistas fósiles.
José William Roderick
Torrubia Buckland Murchiso
(1698- (1784- n (1792-
1761) 1856) 1871)
(ESP) (GBR) (GBR)
Georges Gideon Mary
Cuvier Mantell Anning
(1769- (1790- (1799-
1832) 1852) 1847)
(FRA) (GBR) (GBR)
Leopold Philippe- Joachim
von Buch Charles Barrande
(1774- Schmerlin (1799-
1853) g (1791- 1883)
(ALE) 1836) (FRA)
Alcide 1882) Gourdan
Dessaline (GBR) de
s Juan Fromentel
d'Orbigny Vilanova y (1824-
(1802- Piera 1901)
1857) (1821- Henry
(FRA) 1893) Testot-
Richard (ESP) Ferry
Owen Joseph (1826-
(1804- Leidy 1869)
1892) (1823- Oppel,
(GBR) 1891) Albert
Charles (USA) (1831-
Darwin Louis 1865)
(1809- Édouard (ALE)
Othniel 1897) 1911)
Charles (USA) (ARG)
Marsh Lucas Henry
(1831- Mallada Fairfield
1899) (1841- Osborn
(USA) 1921) (1857-
Andrew (ESP) 1935)
Carnegie Charles (USA)
(1835- Sternberg John Bell
1919) (1850- Hatcher
(GBR) 1943) (1861-
Edward (USA) 1904)
Drinker Florentino (USA)
Cope Ameghino Earl
(1840- (1854- Douglass
(1862- (1867- Huene
1931) 1957) (1875-
(USA) (USA) 1969)
Eberhard Mignon (ALE)
Fraas Talbot Karl
(1862- (1869- Alfred von
1915) 1950) Zittel
(ALE) (USA) (1875-
Robert Barnum 1969)
Broom Brown (ALE)
(1866- (1873- Hugo
1951) 1963) Obermaier
(SUD) (USA) (1877-
Richard Friedrich 1946)
Lull von (ALE)
Franz Roy Rudolf
Nopcsa Chapman Stahlecke
von Felső- Andrews r (1898-
Szilvás (1884- 1977)
(1877- 1960) (ALE)
1933) (USA) George
(HUN) Paul Gaylord
Pierre Wernert Simpson
Teilhard (1889- (1902-
de 1972) 1984)
Chardin Véra (USA)
(1881- Gromova Louis
1955) (1891- Seymour
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Véase también: Categoría:Paleontólogos

Véase también
Anexo:Cronología de la paleontología
Lista de yacimientos paleontológicos
Facies
Geología histórica
Icnología
Paleoantropología
Sociedad Española de Paleontología
Zooarqueologia

Notas

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Enlaces externos
Wikinoticias tiene noticias
 
relacionadas con Paleontología.
Artículo paleontología general
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Diccionario: paleontología
 
Noticias: Categoría:Paleontología
 

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