Universidad Nacional de la Fuerza Armada Núcleo - Lara
ENSAYO
Visión de las bases legales que protegen la profesión del docente
universitario en venezuela
Adelante de conjeturas puntuales acerca de cada uno de los artículos que
componen esta Leyes, es necesario destacar la omisión o tratamiento marginal que la misma hace del concepto de universidad como actor clave para la producción y reproducción del conocimiento. La consagración en la ley de un solo modelo de instituciones universitarias (independientemente de la mínima diversidad formal que distingue entre universidades e institutos universitarios de estado oficiales, de gestión popular o de gestión privada) ahoga la necesaria “unidiversidad”, entiéndase esta noción como la coexistencia de instituciones de educación superior y de universidades que respondan a diferentes “ethos” y propósitos interactuando en un subsistema de educación universitaria, lo cual permitiría la permanencia de instituciones dedicadas a la investigación científica de frontera independientemente de su utilitarismo político. En Diferente aspecto sustantivo sobre el cual queremos pronunciarnos se refiere a los principios que deben inspirar la universidad y su transformación. La ley sancionada omite un principio irrenunciable del quehacer académico; a saber, el ejercicio del pensamiento crítico: el artículo 60 consagra lapidariamente que “la educación universitaria debe contribuir con la construcción del modelo productivo socialista”. En mi criterio, las instituciones de educación universitaria tienen que estimular y desarrollar una actitud crítica frente a las concepciones y saberes, frente a su propia misión y funciones y frente a los contingentes problemas contemporáneos. Un pensamiento crítico admite la duda, el cuestionamiento y procura el respeto por pensamientos disímiles, por sus autores y seguidores. El llamado pensamiento progresista, inspirado por Marx, es un tema de discusión obligada en todas las universidades del mundo libre, igualmente las corrientes liberales o neoliberales de pensamiento deben ser un contenido a discutir en la universidad venezolana aunque su gobierno se haya autoproclamado socialista a ultranza. No deben existir límites a la libertad del pensamiento, de su creación, recreación y discusión en la Educación Universitaria.
la Ley aprobada define la autonomía sólo como “principio y jerarquía para
dirigir la acción del gobierno universitario”, sin embargo las competencias necesarias para que las universidades adopten decisiones eficaces con respecto a sus actividades académicas, normas, actividades administrativas y afines sin más sujeción que la derivada del cumplimiento de su misión y de las leyes, son conferidas a un “Estado Docente” encarnado en el Ministerio de Educación Universitaria (órgano del poder ejecutivo) que concentra cincuenta y cuatro atribuciones y el cual designará la mayoría de los integrantes de las nuevas estructuras que han de coordinar dicho sistema.
Se sujeta el diseño, la ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas
universitarias y, las decisiones presupuestarias, a un difuso poder popular encarnado en los voceros y voceras del poder comunal y, además se consagra la intervención de quienes trabajan en la universidad (la totalidad de los profesores, estudiantes, empleados y obreros) en dichos procesos, sin considerar su cualificación o competencia, introduciéndose así sólo lo más perverso del populismo, el clientelismo y la demagogia para resolver los grandes problemas y desafíos que enfrenta la institución en el contexto de una sociedad en constante cambio. El concepto de democracia participativa y protagónica es un dictum emblemático como inspiración de la convivencia política, sin embargo no lo es cuando se trata de la organización del sistema de educación universitaria, porque el conocimiento no es el resultado de la consulta popular o de una mayoría de votos sino que se construye en un exigente proceso de indagación y búsqueda que requiere las destrezas cultivadas con tesón y esmero por quienes se entrenan para producirlo. La consolidación de la expansión de la matrícula, de acuerdo con el principio de la universalización de la educación universitaria, efectivamente viene a saldar una deuda social pendiente, sin embargo anticipa instituciones masificadas que requerirían un proceso de contratación intensiva de personal académico calificado y, la adecuación de la capacidad física y de infraestructura en general de dichas instituciones.
La interacción entre biopolítica educación y subjetividad: La Universidad como Productora de productores desde una lectura foucaultiana - Jorge Eliécer Martínez Posada (U. La Salle / U. Javeriana - Colombia)
Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea