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TEOLOGÍA I

1. Semana:
Introducción, definición de teología, división y aspectos de estudio.

1.1. Introducción

La teología viene después de la fe y su función consiste en


explorar la Palabra de Dios que ha suscitado esta fe; la teología es,
en cierto modo, una continuación de la plegaria, un acto de acción
de gracias en el que, como escribiera Calvino, «conocemos a Dios y
nos reconocemos en Él».
Cierto que la teología entraña investigación, pero dado el
objeto de su estudio no puede ser nunca un simple ejercicio de la
razón, sino una tarea en la que participe todo nuestro ser y en la que
al trabajo meramente intelectual siga la adoración en espíritu y en
verdad, propia de quienes son estudiantes de la Verdad Divina. “La
meditación teológica” debe producir y fomentar el encuentro con
Dios, la comunión renovada incesantemente con Él; de ahí que sea
ejercicio de la fe tanto como la razón, un instrumento al servicio de la
comunidad creyente.
La verdadera teología no es nunca mera teoría, o simple
discurso, es siempre un don de Dios por su Palabra y su Espíritu; se
trata de algo dinámico: la verdad de Dios, comunicada por su
Revelación, que nos alcanza, nos penetra y nos renueva. Descubrir
la verdad de Dios revelada a los hombres ésta es, en el fondo, la
misión de la teología un reflejo de la verdad revelada y eterna para
las necesidades del pueblo de Dios en su peregrinaje histórico.
¿Es necesaria la Teología? Si hemos de creer en la gracia y en
el conocimiento de Cristo (2 Pedro 3:18) y resulta obvio que
debemos anhelar este crecimiento necesitamos de la teología. Si
somos embajadores en el nombre de Cristo (2 Corintios 5:19-20) y
la encomienda evangelizadora (Mateo 28:19-20) va dirigida a todos
los cristianos es evidente que tenemos necesidad de la teología.
La ignorancia es la madre de la superstición, no de la devoción.
Seremos instrumentos idóneos en el servicio del Señor solamente en
la medida en que sepamos manejar «la espada del Espíritu que es la
Palabra de Dios» (Efesios 6:17).

1.1
1.2. ¿Qué es la Teología?

La teología es la ciencia de Dios. Decimos de Dios, porque


procede de Él, y sin su iniciativa de darse a conocer no podría haber
teología en el sentido estricto del vocablo Teo, Dios; logo,
Palabra También decimos de Dios, porque el objeto de
conocimiento es la Divinidad: su existencia, su carácter, sus
propósitos para con el universo creado, para con sus criaturas, para
con sus redimidos y para con la historia.
Es una ciencia porque, como cualquier otra ciencia, ella no crea
sino que descubre los hechos ya existentes y sus relaciones mutuas,
tratando de mostrar su unidad y su armonía en las diferentes partes
de un sistema orgánico de verdades. Los hechos que maneja la
Teología y sus relaciones estructurales existen por sí mismo; es decir:
tienen una existencia independiente del proceso mental del teólogo
que se aplica a su estudio.
Existe Teología porque tenemos una Revelación previa de parte
de Dios. Como afirma Charles Hodge, «La Escritura suministra todos
los hechos que constituyen el material de estudio de la Teología; así
la Biblia es la fuente de la Teología mientras que Dios es su objeto
supremo de estudio». Ernest F. Kevan, define la Teología con esta
expresión: «La ciencia de Dios según El se ha revelado a sí mismo en
su Palabra».
La Teología estudia la Revelación desde varias perspectivas, con
las cuales debemos familiarizarnos.

1.3. División

1.3.1. Teología Sistemática, Dogmática y Bíblica


Algunos diferencian, entre la teología sistemática y la
dogmática, en que la primera sigue una organización lógica o
filosófica, en tanto que la otra sigue una organización eclesiástica
confesional. Para nuestros propósitos las trataremos aquí como una.
Esta es Doctrina, y la doctrina es sistemática porque implica la
organización de las enseñanzas bíblicas sobre una base lógica y es
dogmática porque es confesional.
La teología bíblica, por otro lado, utiliza principalmente enfoques
históricos y temáticos. Es sistemática y dogmática en el sentido que
es la disposición ordenada de las enseñanzas de una visión particular
(doctrina) del Cristianismo.

1.2
Considerando que la dogmática implica la cristalización de las
enseñanzas como el fin del proceso de la revelación y como lo que ha
de creerse ahora. Mientras que la teología bíblica, sin embargo, mira
la revelación progresiva que conduce a la formulación final de la
doctrina.
Aunque la teología sistemática se deriva de la teología bíblica,
las dos interactúan continuamente. La relación de la teología bíblica
con la teología sistemática se halla sujeta a un continuo debate.
Buena parte del impulso inicial de la teología bíblica provino de la
insatisfacción con el enfoque ortodoxo estéril hacia la dogmática.
Sin embargo, las primeras teologías bíblicas fueron impulsadas
frecuentemente por la dogmática de modo que las categorías de la
teología dogmática fueron usadas para la organización de la teología
bíblica y sus conceptos1.
Aunque existe un acuerdo amplio con respecto a las distinciones
entre la teología bíblica y la teología sistemática, se necesita
reconocer que la relación no es tan clara como algunos pudieran
pensar. Al comenzar a hacer teología bíblica ya hemos asumido
algunas de las afirmaciones de la teología sistemática.
Es probable que nuestras presuposiciones para hacer teología
bíblica sean elementos de doctrina con respecto a la revelación y la
Biblia. De modo que, aunque se puede decir que la dogmática se
deriva de la teología bíblica, usaremos verdades dogmáticas como las
presuposiciones para hacer teología bíblica.
No puede haber una verdadera teología bíblica a no ser que se
haya echado para ella un sólido fundamento textual y gramatical.
Es importante conservar la unidad teológica de la obra
redentora de Dios, pasada, presente, y futura, “ya” y “todavía no”.
Con demasiada frecuencia la teología tradicional ha mantenido
separados estos aspectos: por un lado la obra terminada de Cristo, y
por el otro las “últimas cosas”. Según la perspectiva neotestamentaria
las “últimas cosas” comenzaron con el ministerio de Jesús. La obra
histórica de Cristo asegura, requiere, y apunta hacia la consumación
futura del reino de Dios. La esperanza cristiana para el futuro se
desprende de la obra histórica de Cristo. La iglesia cristiana vive entre
el “ya” y el “todavía no”, envuelta en el movimiento progresivo del
cumplimiento escatológico.

Geerhardus Vos, Teología Bíblica: Antiguo y Nuevo Testamento, (Grand Rapids:


1

Eerdmans, 1948).

1.3
Pablo llama al evangelio “la verdad”, en contraste con el error y
la falsedad (2 Ts. 2:11–13; 2 Ti. 2:18). De allí el uso de la frase
“verdad revelada” en la teología bíblica para denotar lo que Dios ha
dado a conocer a los hombres acerca de sí mismo.
La teología bíblica forma una entidad orgánica. Esto significa no
sólo que uno puede acercarse a cualquier aspecto del tema
empezando en cualquiera de sus partes (aunque ciertamente hay
algunos puntos que son más útiles que otros), sino también que tratar
algún elemento de la teología bíblica como si existiera en un
espléndido aislamiento, distorsiona seriamente el cuadro total.
Con ningún otro tema esta verdad es tan obvia como con aquel
que se relaciona con la doctrina de la Escritura que un individuo
sostiene. En esta época escéptica es dudoso, sin una comprensión
articulada y coherente de la naturaleza de la Escritura, que su
interpretación pueda sostenerse por mucho tiempo si no hay al mismo
tiempo una comprensión del punto de vista bíblico de Dios, del ser
humano, del pecado, de la redención y de la carrera de la historia
hacia su meta final.
Por ejemplo, si es verdad que las Escrituras nos cuentan acerca
de Dios, por lo menos la clase de Dios que Él es, no es menos
verdadero que a menos que Dios sea realmente ese tipo de Dios que
la Biblia dice, es imposible apreciar la Palabra por lo que es. Para
acercarnos a la Biblia adecuadamente es importante saber algo del
Dios que la respalda.
De acuerdo a las distintas maneras de acércanos al
conocimiento de Dios, así también la Teología adquiere diferentes
adjetivos. Se inicia por la Teología Natural, la revelación de Dios
acerca de Sí mismo a todos los hombres a través de la creación, a
través de lo que existe, fuera de la revelación especial en las
Sagradas Escrituras. De la Teología natural pasamos entonces a la
revelación especial, la que está contenida en los documentos de las
Sagradas Escrituras, y para hacer una buena Teología Bíblica tenemos
que enfocarnos en la exégesis, también conocida como Teología
Exegética, de los documentos o textos que la forman.
La obra creativa de Dios no fue suficiente para que el hombre
conociera a Dios, por lo que ha habido una intervención de revelación
especial de parte de Dios para con el hombre. Porque Dios ha
hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los
padres por los profetas, y en estos postreros días nos ha hablado por
el Hijo. Esa intervención de Dios, no solamente en la creación, sino
con el propósito específico de revelarse a Sí mismo, está registrada en
lo que llamamos la Biblia.

1.4
La Exégesis consiste, entonces, en sacar el sentido verdadero
de los textos sagrados que contienen la revelación divina. Fue
necesario hacer un puente entre la Teología Natural y la Teología
Exegética; ese puente era la transición que hay entre lo que Dios ha
hablado para todos en general a través de la creación en forma
parcial, aunque verdadera, y lo que ha hablado en forma específica,
primeramente a Sus escogidos, y a través de ellos (la Biblia), a toda
la humanidad.
Los textos, que conforman la Biblia, tienen una historia, tienen
un proceso, se dieron a través de ciertas personas en determinadas
épocas y circunstancias, que se han transmitido y existen los testigos
de esa transmisión hasta hoy. Y cuando tenemos la Biblia en
nuestras manos, esta Biblia tiene un fundamento de varios siglos.

1.3.2. Teología del Antiguo Testamento y del Nuevo


Testamento
Para poder entender un poco la diferencia entre las teologías:
del Antiguo testamento, del Nuevo Testamento y la Bíblica, daremos
un ejemplo.
Si nos preguntáramos: ¿Qué enseña la Biblia sobre la oración?
La Teología del Antiguo Testamento nos respondería, ¿Qué
enseñan los Salmos, Deuteronomio, Isaías, etc.? En fin ¿Qué nos
dice el AT. Sobre la oración y como era interpretada en sus diferentes
contextos y épocas?
La Teología del Nuevo Testamento nos respondería, ¿Qué
enseñan los Evangelios, las Epístolas, etc.? En fin ¿Qué nos dice el
NT. Sobre la oración y como era interpretada en la Iglesia de los
Apóstoles?
La Teología Bíblica nos respondería, ¿Qué enseña la Biblia
sobre la oración y como debes interpretar su aplicación en tu vida
hoy?
De esta forma, cualquier tema puede ser estudiado desde las
tres perspectivas diferentes: el AT., el NT., y la Bíblica (¿Qué nos
enseña hoy en cuanto a…..?)

1.3.3. Otras Teologías


Existen una variedad de Teologías según sea el tópico de
estudio: Teología Ética, Teología de la Prosperidad, Teología de la
Liberación, etc.

1.5
No toda Teología esta ajustada a la verdad Revelada de Dios.
Sin una exégesis adecuada la Teología no es otra cosa que la
interpretación del hombre según el pensamiento del hombre.
Debemos tener cuidado con el tipo de Teología que estudiemos,
no siempre es fácil darnos cuenta, si su enfoque está o no sujeto a
una interpretación sana.

1.4. Aspectos de estudio

En cuanto a los aspectos de estudios, en el corazón de un


método sólido de interpretación bíblica hay seis principios básicos.

1.4.1. Oración
Puesto que la Escritura es un Libro divino, y debido a nuestra
limitación como humanos, la oración es absolutamente necesaria al
estudiar la Biblia. Pablo enseña que los que no son cristianos y los
cristianos espiritualmente inmaduros tienen una habilidad limitada
para conocer las cosas cristianas (1 Co 2:14–33). Por lo tanto,
debemos orar para que Dios cierre la brecha que nos separa del
entendimiento de las cosas espirituales, haciendo que el Espíritu
Santo nos enseñe (Jn 14:26; 16:13). Sin esta iluminación o
conocimiento del Espíritu de Dios, no podemos aprender. Esta
necesidad de conocimiento fue el concepto al que Pablo se refirió
cuando le dijo a Timoteo: «Considera lo que digo, y el Señor te dé
entendimiento en todo» (2 Ti 2:7).

1.4.2. Sentido común


La Biblia también es un libro humano y, hasta cierto punto,
debe interpretarse como cualquier otro libro. Esto nos lleva al
principio del sentido común. Por ejemplo, el método histórico-
gramatical de estudiar la Biblia nos instruye a examinar con cuidado
el pasaje para ver qué dice literalmente, y para entender una
declaración bíblica a la luz de su marco histórico. Entendemos una
declaración histórica como franca y no cambiamos su sentido
gramático literal. Esto es «sentido común».
Otro ejemplo del principio del sentido común se ilustra cuando
Jesús dice que los cristianos pueden obtener todo lo que pidan (Jn
15:7). El sentido común nos dice que en esta declaración debe haber
alguna limitación porque nos percatamos de que los cristianos
realmente no tienen todo lo que quisieran. (En 1 Jn 5:14 se confirma

1.6
que la limitación es la voluntad de Dios.) Usando el principio del
sentido común de esta manera puede ser peligroso porque podría
convertirse en una excusa para cortar cualquier porción de la
Escritura que no nos agrade. Pero si Dios controla nuestro sentido
común, es un principio válido de interpretar la Biblia.

1.4.3. Preguntas adecuadas al texto


Interpretamos la Biblia apropiadamente cuando aprendemos a
hacerle las debidas preguntas al texto. Aquí el problema es que
muchas personas no saben cuáles son las preguntas correctas, o son
demasiado haraganes como para aprender. La interpretación bíblica
es una ciencia, y las reglas que usa requieren tiempo, energía y un
compromiso serio con el aprendizaje. Pero al aprenderse, hay mucha
más satisfacción al hacer las preguntas indicadas que en solamente
adivinar.

1.4.4. Contexto
La regla principal de la interpretación bíblica es «contexto». No
puede exagerarse la importancia de esto. Si el estudiante de la Biblia
permite que un pasaje hable por sí mismo dentro del contexto del
párrafo, capítulo o libro, se evitarían la mayoría de los errores en la
interpretación.
El problema es nuestro prejuicio o nuestra subjetividad. Muchas
veces llegamos a un pasaje creyendo entenderlo ya. Así que lo
analizamos incorporando nuestro significado al mismo. Esto se llama
eiségesis. (siE es una preposición griega que significa «hacia el
interior de».) Pero interpretar la Biblia debidamente demanda que
escuchemos lo que el texto mismo nos dice de manera que le
saquemos el significado al pasaje. Esto se llama exégesis. (sE es una
preposición griega que significa «fuera de».) Si dejamos que un
pasaje se defina por lo que los versículos circundantes dicen, hemos
dado un gran paso hacia la interpretación apropiada de la Biblia. Solo
vigilando el contexto cuidadosamente y dejando que el pasaje hable
por sí mismo le ofrecemos a la Escritura su merecido respeto.
Por supuesto, es imposible eliminar por completo nuestras
inclinaciones y subjetividad. Nuestra interpretación siempre será
coloreada por nuestra cultura y nuestras opiniones sobre el pasaje, o
quizás por nuestras creencias teológicas que están parcialmente
basadas en el pasaje. Pero esto no debe desalentar nuestro intento de
dejar que el pasaje hable por sí mismo tan libremente como sea
posible, sin empantanarlo con nuestras opiniones y nuestros puntos
de vista.

1.7
1.4.5. Observación, interpretación y evaluación, aplicación
Estas cuatro palabras clave son la médula de todos los métodos
para averiguar lo que la Biblia significa. Brindan la estructura de las
preguntas que se le hacen al texto y cuándo.
Observación: ¿Entiendo los hechos básicos del pasaje como el
significado de todas las palabras? Interpretación: ¿Qué indicó el autor
en su contexto histórico? Evaluación: ¿Qué significa este pasaje en la
cultura contemporánea? Aplicación: ¿Cómo puedo aplicar lo aprendido
a la manera en que vivo?
La debida interpretación de la Biblia es un proceso de dos pasos,
o principios. Primero debemos descubrir lo que el pasaje significa en
el día y la era del autor. Entonces debemos descubrir su mensaje para
nosotros en la cultura actual. La observación y la interpretación se
ajustan al primer paso; la evaluación y la aplicación se ajustan al
segundo.
¿Por qué son importantes estos dos pasos? Primero, la Biblia no
se escribió directamente a nosotros, y es razonable ponernos en el
lugar de la audiencia original si hemos de entender su mensaje
apropiadamente. Segundo, estos pasos nos obligan a entender el
significado de los pasajes antes de aplicarlos a nuestras vidas.
Sorprendentemente, este paso muchas veces se pasa por alto.
Tercero, los dos pasos nos separan del texto, ayudándonos así a
prevenir la eiségesis, ya que separa lo que dice el texto de cómo nos
afecta hoy en día.

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