Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Importancia de la microbiología
Ciclos de
los Fuente de
elementos nutrientes
químicos
Digestión
Fotosíntesis de
alimentos
Ecología Microbiana
Parte de la biología que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con el
medio en el que viven.
Estudio de las relaciones entre los microorganismos y sus componentes vivos e
inertes de sus hábitats.
Estudio de la aportación de todos los organismos, incluidos los microorganismos, al
mantenimiento del equilibrio ecológico. (Schlatter et al., 2014)
Biótico: Los factores bióticos son seres vivos dentro de un ecosistema; como plantas,
animales y bacterias.
Interacciones entre plantas, microbiota y suelo, tanto las plantas como los microorganismos
obtienen sus nutrientes del suelo y modifican las propiedades del suelo mediante la
deposición de desechos orgánicos y actividades metabólicas, respectivamente. Los
microorganismos tienen una variedad de efectos directos sobre las plantas a través de, por
ejemplo, la manipulación de la señalización hormonal y la protección contra patógenos. Las
plantas se comunican con los microorganismos a través de metabolitos exudados por las
raíces. Los principales vacíos de conocimiento para comprender los mecanismos de las
interacciones planta-microbio en la rizósfera (Yuan et al., 2021).
Antes de que pueda comenzar cualquier muestreo, se deben considerar los siguientes pasos
para garantizar que la muestra se recopile y analice correctamente:
Obtenga las herramientas apropiadas para el muestreo de campo
Divida los campos y las áreas de producción en zonas de muestreo
Determinar las ubicaciones de muestreo en función del cultivo
Las sondas utilizadas para el muestreo de suelo están diseñadas para recolectar una
cantidad uniforme de suelo a cualquier profundidad. Las sondas de empuje, las sondas de
martillo y los barrenos de cubeta ( Figura 5) se usan comúnmente porque son capaces de
tomar muestras uniformes con profundidad (Schlatter et al., 2017).
Figura 5. Ejemplos de equipo de muestreo de suelo: una sonda de empuje de suelo, una
sonda de martillo y una barrena de cubo.
Junto con una sonda, se debe usar un balde de plástico limpio. Asegúrese de que la cubeta
esté libre de desechos y que no se haya utilizado para recolectar o almacenar fertilizantes,
estiércol o compost. Evite usar un balde de metal ya que puede interferir con los resultados
de la prueba.
División de campos y áreas de producción en zonas de muestreo
Los campos y las áreas de producción deben dividirse o agruparse en zonas de muestreo
que tengan los mismos suelos, sistemas de cultivo y manejo. Cada zona de muestreo debe
muestrearse de forma independiente para crear una muestra de suelo compuesta que sea
representativa de toda la zona de muestreo (Dùran et al., 2018).
Las zonas de muestreo para la prueba básica de fertilidad del suelo deben limitarse a un
tamaño de 10 hectáreas (25 acres). Las zonas de muestreo que miden el nitrato no se
limitan a un tamaño cuando no existen otras diferencias en los suelos, el sistema de cultivo
o el manejo. En situaciones en las que es necesario muestrear grandes áreas, se pueden
utilizar estrategias de muestreo alternativas, como el muestreo de referencia dirigido (Yuan
et al., 2021).
Asigne un identificador único a cada zona de muestreo, como un nombre o un número, para
realizar un seguimiento de las áreas de muestreo de cada año. Al mantener un registro de
las zonas de muestreo y los resultados anteriores, las prácticas de manejo de nutrientes del
suelo se pueden comparar de un año a otro.
Para todas las pautas de muestreo, evite muestrear áreas que no se considerarían
representativas de un área. Esto incluye:
A) Benéficas o sinérgicas
Ejemplo: Los líquenes crecen muy lentamente pero son capaces de formar colonias en
hábitats que no permiten el crecimiento de otros organismos.
Ejemplo: Flora normal de la piel, el ácido graso producido por la flora de la piel inhibe
muchas bacterias patógenas en la piel
3. PREDACIÓN: ataque directo de una especie sobre otra con muerte de la presa.
Fosforo: El fósforo, que circula principalmente en los ambientes terrestres y acuáticos, es uno de
los elementos más importantes que influyen en el crecimiento de las plantas.
Hierro: El hierro en los ciclos del océano entre plancton, partículas agregadas (hierro no
biodisponible) y disuelto (hierro biodisponible), y se convierte en sedimentos a través del
entierro . Los respiraderos hidrotermales liberan hierro ferroso al océano además de las
entradas de hierro oceánico de fuentes terrestres.
Azufre: Las principales fuentes productoras de azufre incluyen rocas sedimentarias, que liberan
gas de sulfuro de hidrógeno, y fuentes humanas, como fundiciones y combustión de combustibles
fósiles, que liberan dióxido de azufre a la atmósfera (Fenchel & Finlay, 2004).
El nitrógeno y el azufre son dos de los principales elementos que constituyen los seres
vivos, y sus ciclos biogeoquímicos son complejos, con reacciones de oxidorreducción. Sus
formas reducidas se someten al metabolismo quimiolitotrofo, mientras que las oxidadas se
utilizan como sumideros de electrones en ambientes anóxicos. El reciclado del nitrógeno y
del azufre entre sus estados oxidado y reducido, causado por la actividad metabólica de
microorganismos, origina la transferencia de compuestos de estos elementos entre la
atmosfera, la hidrosfera y la litosfera. La importancia de estos tipos de transferencia y de la
actividad microbiana en los ciclos biogeoquímicos es más evidente en el ciclo del
nitrógeno.
Prácticamente todos los pasos críticos del ciclo del nitrógeno los llevan a cabo
exclusivamente poblaciones microbianas. Dicho ciclo comprende varias fases mediadas por
poblaciones microbianas determinadas y sometidas a diferentes limitaciones ambientales.
Las plantas, los animales y la mayoría de los microorganismos necesitan formas
combinadas de nitrógeno para incorporarlo a su biomasa celular, pero la capacidad de fijar
nitrógeno atmosférico está restringida a un número limitado de bacterias, de arqueas y de
asociaciones simbióticas. La productividad primaria a menudo depende de la fijación de
nitrógeno y de su conversión en formas utilizables por plantas, animales, hongos o
poblaciones microbianas distintas de los que llevan a cabo su fijación y primeras
conversiones (Fenchel & Finlay, 2004).
A diferencia de los ciclos del nitrógeno y del azufre, en el ciclo del fósforo no se producen
reacciones de oxidorredución. Se trata más bien del movimiento de los fosfatos entre las
formas solubles e insolubles. La mayoría de las transformaciones del fósforo mediadas por
microorganismos pueden verse como una transferencia de fosfato inorgánico a orgánico o
como una transferencia de fosfato desde sus formas insolubles, inmovilizadas, a
compuestos solubles y por tanto móviles. El ciclo del hierro consiste principalmente en
diversas reacciones de oxidorreducción que reducen el hierro férrico a hierro ferroso y
oxidan el hierro ferroso a hierro férrico. El hierro férrico precipita en los ambientes
alcalinos en forma de hidróxido férrico. El hierro férrico se puede reducir en condiciones
anóxicas a la forma ferrosa, más soluble (Lucía et al., 2015).
Otros elementos, entre ellos el calcio y el silicio, se reciclan entre sus formas solubles e
insolubles por acción de poblaciones microbianas. Las diatomeas que acumulan dióxido de
silicio en sus frústulas forman los depósitos conocidos como tierra de diatomeas. En el agua
de mar, el consumo de dióxido de carbono por los microorganismos fotosintéticos desplaza
el equilibrio del bicarbonato, que es soluble, a favor de las formas menos solubles del
carbonato. Así es como se forman los arrecifes de coral en algunas regiones marinas (Usta,
2013).
Rizosfera
Fina capa de suelo que queda adherida a las raíces después de sacudirlas.
El tamaño de la rizosfera depende de las estructuras particulares del sistema de
raíces.
Auxinas y giberelinas
•Aumentan la tasa de germinación de las semillas
El tallo, las hojas, y los frutos de las plantas son el hábitat adecuados para las poblaciones
microbianas denominadas epífitas.
Bacterias Bacterias
Hongos Líquenes
heterótrofas fotosintéticas
Algas
Epífitas
Filosfera
Hábitat adyacente a la superficie de las
hojas.
Filoplano
Hábitat de las superficie de las hojas
Fitopatógenos
Las enfermedades de las plantas causadas por virus, bacterias, hongos o protozoos
son de enorme importancia económica y ecológica.
Las enfermedades microbianas de las plantas disminuyen su capacidad de
mantenerse en su nicho ecológico.
Estrategias de control:
Estos organismos alteran las funciones fisiológicas de las plantas, afectando su normal
desempeño, reduciendo su rendimiento y ocasionalmente, causando su muerte.
Figura 11. Principales enfermedades de origen microbiano
Transmisión e infección
Para que una bacteria produzca una enfermedad en una planta, la bacteria primero debe
invadir el tejido de la planta y multiplicarse. Los patógenos bacterianos entran en las
plantas a través deheridas , principalmente producidas por condiciones climáticas adversas,
humanos, herramientas y maquinaria, insectos y nematodos, o a través de aberturas
naturales como estomas , lenticelas, hidátodos, glándulas productoras de néctar y cicatrices
de hojas (Dùran et al., 2018).
Síntomas y signos
La mayoría de las bacterias producen un síntoma principal, pero algunas producen una
variedad o combinación de síntomas. En general, no es particularmente difícil saber si una
planta está afectada por un patógeno bacteriano; sin embargo, la identificación del agente
causal a nivel de especie requiere el aislamiento y caracterización del patógeno utilizando
numerosas técnicas de laboratorio.
Control
Las bacterias infectan tejidos de plantas a través de heridas provocadas por insectos,
nematodos, animales y seres humanos. Están presentes de forma ubicua en el hábitat de la
planta. Por ejemplo:
Figura 12. Principales bacterias Fitopatógenas
Figura 13. Sintomatología presentada por frutos atacados por agentes bacterianos
U.4 DESARROLLAR MÉTODOS DE CONTROL BIOLÓGICO DE PLAGAS Y
ENFERMEDADES
Los biopesticidas son ciertos tipos de pesticidas derivados de materiales naturales tales
como animales, plantas, bacterias y ciertos minerales. Por ejemplo, el aceite de canola y el
bicarbonato de sodio tienen aplicaciones pesticidas y se consideran biopesticidas. Incluso a
fines de 2001, había aproximadamente 195 ingredientes activos de biopesticidas registrados
y 780 productos. Los bioplaguicidas son plaguicidas bioquímicos que son sustancias
naturales que controlan las plagas mediante mecanismos no tóxicos. Son organismos vivos
(enemigos naturales) o sus productos (fitoquímicos, productos microbianos) o subproductos
(semioquímicos) que pueden utilizarse para el manejo de plagas que son perjudiciales para
las plantas de cultivo. Los bioplaguicidas tienen un papel importante en la protección de
cultivos (Casamayor et al., 2014).
Las ventajas de usar biopesticidas (en lugar de otros químicos) se basan en estos factores:
Naturalmente, también existen las limitaciones que se enumeran a continuación, pero que
no impiden el uso exitoso de insecticidas microbianos. Estos factores solo permiten a los
usuarios elegir productos microbianos efectivos y tomar las medidas necesarias para lograr
resultados exitosos.
Debido a que un solo insecticida microbiano es tóxico solo para una especie o grupo
específico de insectos, cada aplicación puede controlar solo una parte de las plagas
presentes en un campo y jardín. Si otros tipos de plagas están presentes en el área
tratada, sobrevivirán y pueden continuar causando daños. Los insecticidas
convencionales están sujetos a limitaciones similares porque tampoco son
igualmente efectivos contra todas las plagas. De hecho, esto se debe a la
selectividad y este aspecto negativo a menudo es más notorio para los depredadores
generales, los productos químicos y los microbios. Por otro lado, los depredadores y
los productos químicos pueden ser un peligro para otros insectos benéficos en áreas
amenazadas.
El calor, la desecación (secado) o la exposición a la radiación ultravioleta reducen la
eficacia de varios tipos de insecticidas microbianos. En consecuencia, el momento
adecuado y los procedimientos de aplicación son especialmente importantes para
algunos productos.
Se necesitan procedimientos especiales de formulación y almacenamiento para
algunos plaguicidas microbianos. Aunque estos procedimientos pueden complicar la
producción y distribución de ciertos productos, los requisitos de almacenamiento no
limitan seriamente el manejo de insecticidas microbianos que están ampliamente
disponibles. (Almacene todos los pesticidas, incluidos los insecticidas microbianos,
de acuerdo con las instrucciones de la etiqueta).
Debido a que varios insecticidas microbianos son específicos para plagas, el
mercado potencial para estos productos puede ser limitado. Sus costos de desarrollo,
registro y producción no pueden distribuirse entre una amplia gama de ventas de
control de plagas. En consecuencia, algunos productos no están ampliamente
disponibles o son relativamente caros (varios virus de insectos, por ejemplo).
(Fenchel & Finlay, 2004)
Una estrategia que ha recibido mucha atención por su potencial para aumentar la supresión
de enfermedades de un suelo es la adición de materia orgánica. Varios estudios han
demostrado que los niveles de enfermedad se reducen después de la incorporación de
materia orgánica al suelo. Sin embargo, un estudio de la literatura sobre patología vegetal
muestra rápidamente que se trata de un fenómeno complejo y que simplemente agregar
materia orgánica a un suelo no necesariamente reducirá la cantidad de enfermedades que se
desarrollan en las plantas cultivadas en estos suelos enmendados. Se han identificado varios
mecanismos que contribuyen a la supresión de la enfermedad tras la adición de materia
orgánica. Estos incluyen la estimulación de microorganismos no patógenos que inhiben o
matan a los patógenos a través de la competencia o el parasitismo, la liberación de
compuestos que son tóxicos para los patógenos (Schlatter et al., 2017).
Saneamiento
Para las enfermedades de las plantas causadas por patógenos que sobreviven fuera de
temporada (invierno) en restos de cultivos infestados, se pueden usar buenas prácticas de
saneamiento para reducir los niveles del patógeno y, por lo tanto, los niveles de la
enfermedad. Las prácticas de saneamiento pueden incluir retirar, quemar o enterrar los
restos de cultivos infestados. Enterrar los restos de cultivos hace que sea más difícil que el
patógeno se propague a las plantas susceptibles por el viento o las salpicaduras de lluvia, y
acelera la descomposición de los residuos de cultivos. Una vez que el residuo se
descompone, los patógenos pierden rápidamente su viabilidad. Por lo general, esto es más
eficaz para controlar los patógenos foliares que para los patógenos que infectan las raíces y
que se transmiten por el suelo, ya que estos últimos a menudo están bien adaptados para
sobrevivir en el suelo durante largos períodos de tiempo. El saneamiento también será más
efectivo si el patógeno no tiene un medio eficiente de dispersión a larga distancia y si hay
una cantidad limitada del patógeno en el área general. Por ejemplo, el saneamiento no sería
un método eficaz para controlar una serie de enfermedades foliares del maíz en el medio
oeste de los Estados Unidos porque se cultiva tanto maíz en el área que el inóculo de
patógenos es ubicuo. Incluso si el inóculo se eliminara en un campo, sería reemplazado
rápidamente por inóculo soplado desde los campos circundantes (Ossowicki et al., 2020).
La rotación de cultivos
Al igual que con el saneamiento, el objetivo de la rotación de cultivos es reducir los niveles
de enfermedades al reducir las poblaciones de patógenos. Debido a que muchos patógenos
solo pueden sobrevivir en o sobre un suelo por un tiempo limitado en ausencia de una
planta huésped susceptible, sembrar un campo con un cultivo huésped no susceptible
durante un año o más reducirá los niveles de población de algunos patógenos con el
tiempo. Por lo general, una rotación de dos a tres años fuera de un cultivo susceptible es
suficiente para reducir los niveles de patógenos hasta el punto en que no sean
económicamente perjudiciales. Sin embargo, rotaciones más largas pueden ser necesarias
para algunas enfermedades.
Mecanismos de supresividad
Los efectos de los sistemas de cultivo y enmiendas de materia orgánica sobre los niveles de
enfermedades de las plantas se evaluaron de dos maneras. Primero, se evaluaron los tipos y
niveles de enfermedades que se desarrollaron en los diversos cultivos en cada uno de los
sistemas de cultivo/enmienda a lo largo del período de transición de tres años, y en los
cultivos de ensayo en el período de dos años posterior a la transición. En segundo lugar, se
recolectaron muestras de suelo de cada una de las parcelas de tratamiento periódicamente
durante el curso del estudio. Estas muestras de suelo se usaron en bioensayos de
invernadero para medir los niveles de supresión de enfermedades de los suelos en las
parcelas de tratamiento (Schlatter et al., 2017).
BIBLIOGRAFÍA
Casamayor, E., Caliz, J., Camarero, L., Ortiz, R., & Triado, X. (2014). Microbianas En
Lagos De Alta Montaña Y De Long-Term Survey of Alpine Microbial Communities
and Global Airborne Microbial Dispersal in the Context of Global Change. CEAB,
263–280.
Dùran, P., Tortella, G., Barra, S., Carriòn, P., De la Luz Mora, V., & Pozo, M. (2018).
Microbial Community Composition in Take-All Suppressive Soils. Universidad
Catòlica De Temuco, 9532.
Expósito, R. G., de Bruijn, I., Postma, J., & Raaijmakers, J. M. (2017). Current insights into
the role of Rhizosphere bacteria in disease suppressive soils. Frontiers in
Microbiology, 8(DEC), 1–12. https://doi.org/10.3389/fmicb.2017.02529
Fenchel, T., & Finlay, B. J. (2004). The ubiquity of small species: Patterns of local and
global diversity. BioScience, 54(8), 777–784. https://doi.org/10.1641/0006-
3568(2004)054[0777:TUOSSP]2.0.CO;2
Lucía, L., Miraglia, G., Alonso, P. C., Iriarte, V. A., & Tommasco, I. (2015). Estudios de
composición nucleotídica y uso de codones en la familia Pelagibacteriaceae del ubicuo
clado marino SAR11. PEDECIBA.
Ossowicki, A., Tracanna, V., Petrus, M. L. C., van Wezel, G., Raaijmakers, J. M., Medema,
M. H., & Garbeva, P. (2020). Microbial and volatile profiling of soils suppressive to
Fusarium culmorum of wheat. Proceedings of the Royal Society B: Biological
Sciences, 287(1921). https://doi.org/10.1098/rspb.2019.2527
Schlatter, D., Kinkel, L., Thoamashow, L., Weller, D., & Paulitz, T. (2014). Disease
Suppressive Soils: New Insights from the Soil Microbiome. University of Minnesota,
0(4(42)), 50–53.
Schlatter, D., Kinkel, L., Thomashow, L., Weller, D., & Paulitz, T. (2017). Disease
suppressive soils: New insights from the soil microbiome. Phytopathology, 107(11),
1284–1297. https://doi.org/10.1094/PHYTO-03-17-0111-RVW
Yuan, X., Hong, S., Xiong, W., Raza, W., Shen, Z., Wang, B., Li, R., Ruan, Y., Shen, Q.,
& Dini-Andreote, F. (2021). Development of fungal-mediated soil suppressiveness
against Fusarium wilt disease via plant residue manipulation. Microbiome, 9(1), 1–15.
https://doi.org/10.1186/s40168-021-01133-7