Está en la página 1de 22

UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS CONTABLES Y SOCIALES

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

ASIGNATURA: CRIMINOLOGIA

DOCENTE: MG. SALUSTIO ROLANDO HUANCA TORRES

TEMA: TENDENCIAS ACTUALES EL DENOMINADO MODELO DE

SEGURIDAD CIUDADANA

ESTUDIANTES: SAAVEDRA OLIVERA ROSARIO ELIZABETH

ANTONI DAVALOS VEGA

ITALO

ABANCAY-APURIMAC
2023

Contenido

I. INTRODUCCIÓN 3

TENDENCIAS ACTUALES EL DENOMINADO MODELO DE LA SEGURIDAD


CIUDADANA 6

A. La evolución de los modelos ideales de respuesta al delito 8

II. DIRECTRICES DEL MODELO ACTUAL DE SEGURIDAD CIUDADANA 12


1. BASE NORMATIVA 12
2. Modelo del problema público 14
I. Introducción

La ciudadanía está expuesta a diferentes situaciones conflictivas que afectan el libre

desenvolvimiento de sus libertades, muchas de esas situaciones se traducen en acciones que

afectan la seguridad ciudadana. Según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), para el año

2020, la delincuencia fue considerada como uno de los principales problemas del país (35.1%),

solo superada por la corrupción. Esta situación se aúna a los bajos niveles de confianza en la

policía y las instituciones que pertenecen al sistema de justicia penal, estableciéndose el 18.8%,

12.8% y el 10.5% para la PNP, Ministerio Público y Poder Judicial, respectivamente (INEI,

2019a). Con relación al problema público de la inseguridad ciudadana, podemos precisar que

desde el 2012 al 2019 los niveles de victimización por hechos delictivos se redujeron

significativamente, no obstante, aún se mantiene en un nivel alto en comparación con otros

países de la región.

Entre los delitos con mayor incidencia y connotación nacional, se encuentran

principalmente los patrimoniales. A ello se suma que los delitos en el Perú son cada vez más

violentos porque los niveles de victimización con arma de fuego casi se han duplicado desde el

2011 al 2019. Asimismo, con respecto a la tasa de homicidios, en los últimos años tuvo un

incremento, la cual podría llegar a niveles de violencia epidémica. Por otra parte, los niveles de

violencia contra las mujeres, niñas, niños, adolescentes y poblaciones en condición de


vulnerabilidad son cada vez más visibles. También, se evidencia la persistencia de delitos

vinculados a bandas criminales como secuestro, extorsión, robo de negocios, robo a entidades

bancarias y micro comercialización de drogas, que son de gran impacto en la sociedad. A ello se

suman nuevas figuras delictivas vinculadas a temas informáticos que, a partir de los escenarios

que generó la COVID-19, mantuvieron una tendencia creciente. Por ello, surge la necesidad de la

elaboración de un instrumento de gestión a nivel multisectorial que articule la mejora de todos

los servicios existentes y la implementación de nuevas estrategias que enfrenten la inseguridad

ciudadana. La Política Nacional Multisectorial de Seguridad Ciudadana al 2030 se articula en

torno a cuatro ideas centrales. La primera de ellas es la prevención estratégica del delito, que

busca incidir de manera focalizada en respuesta al crimen y las violencias, tanto a nivel primario,

secundario y terciario, así como en contextos intrafamiliares, escolares y socioeconómicos.

Asimismo, se considera la prevención de nuevas modalidades delictivas diversificadas en el

tiempo que afectan tanto al patrimonio como a la integridad física de las y los ciudadanos. Estas

propuestas incluyen la participación activa de la ciudadanía en la ejecución de estas estrategias,

motivando el consenso y la cohesión social.

La segunda idea central se basa en la disuasión y persecución que desempeñan los

agentes de seguridad ciudadana en espacios públicos a través de estrategias que desalientan la

comisión de delitos. Asimismo, se busca erradicar los mercados ilícitos que 7 comercializan

bienes robados a través de operativos coordinados con las instituciones comprometidas con la

seguridad ciudadana. La inteligencia policial e investigación criminal, implementadas con

eficientes capacidades técnicas y tecnológicas, son parte de la tercera idea central de la presente

política, se enfoca en disminuir la incidencia delictiva relacionada a bandas criminales y


ciberdelitos. Por otro lado, la investigación fiscal se incluye dentro de este tópico con la

condición de brindar una adecuada protección a las víctimas.

Finalmente, la articulación interinstitucional e intergubernamental forjada con el

compromiso de reducir las acciones que afectan a la seguridad ciudadana es la cuarta y última de

las ideas centrales. De esta manera, se busca involucrar de manera activa a los diferentes niveles

de gobierno, buscando aprovechar la información disponible para una adecuada toma de

decisiones con el fin de mejorar y proponer nuevas estrategias para combatir la inseguridad

ciudadana. En tal sentido, es necesaria y prioritaria la implementación de una política nacional en

materia de seguridad ciudadana que la aborde desde una perspectiva multidimensional, integral,

holística y sistémica, para garantizar la convivencia pacífica.


TENDENCIAS ACTUALES EL DENOMINADO MODELO DE LA SEGURIDAD

CIUDADANA

Seguridad Humana

Según la Comisión de la Seguridad Humana, el concepto de Seguridad Humana implica

«proteger la esencia vital de todas las vidas humanas de una forma que realce las libertades

humanas y la plena realización del ser humano. Seguridad Humana significa proteger las

libertades fundamentales: libertades que constituyen la esencia de la vida» (PNUD, 2011, p.18).

Mack (2005) señala a su vez que entraña tres libertades: libertad de miedo, libertad de necesidad

(miseria) y libertad para vivir con dignidad. Según la resolución 66/290 de la Asamblea General

de las Naciones Unidas, la seguridad humana se define como un enfoque «que ayuda a los

Estados miembros a determinar y superar las dificultades generalizadas e intersectoriales que

afectan a la supervivencia, los medios de subsistencia y la dignidad de sus ciudadanos».

Seguridad Ciudadana

El concepto de seguridad ciudadana deriva del de seguridad humana (PNUD, 1994;

Mack, 2005). El PNUD (1994, p. 35) la define como «una condición (objetiva y subjetiva) en la

que los individuos se encuentran libres de violencia o amenaza de violencia (uso o amenaza de la

fuerza física o psicológica para causar daño), o de despojo intencional (la privación ilegítima del

patrimonio)»; es decir, la seguridad ciudadana es una forma de preservar la seguridad humana,

que busca garantizar los derechos humanos fundamentales de los ciudadanos y sus oportunidades
de desarrollo. Este paradigma de la seguridad ciudadana ubica a las personas y las comunidades

en el centro de las políticas de seguridad. Convirtiéndose en un eje transversal, en donde las

instituciones públicas, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y las

comunidades, tienen responsabilidades compartidas y específicas. Por último, el Sistema

Nacional de Seguridad Ciudadana (SINASEC) define la seguridad ciudadana como: «la acción

integrada y articulada que desarrolla el Estado, en sus tres niveles de gobierno, con la

participación del sector privado, la sociedad civil organizada y la ciudadanía, destinada a

asegurar la convivencia pacífica, la erradicación de la violencia y la utilización pacífica de las

vías y espacios públicos. Del mismo modo, contribuir a la prevención de la comisión de delitos y

faltas».

Violencias

El concepto de violencias es multidimensional. La violencia hace referencia a afrentas

evitables a las necesidades humanas básicas y más globalmente contra la vida (Magallón, 2005).

Esta conceptualización general nos sirve de partida para entender una serie de violencias, que

son comprendidas desde diversas perspectivas psicológicas, sociales y culturales, y en la cual

influyen una serie de factores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia

como:

«el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho, o como amenaza, contra uno

mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas 19 probabilidades de

causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones» (2002, p.5).

Se trata de un concepto genérico que además diferencia tres subtipos: violencia autoinfligida (el

agresor y la víctima son la misma persona), violencia interpersonal (cometida por un individuo o

un pequeño grupo de individuos) y violencia colectiva (se manifiesta entre grupos sociales y
suele ser estructural). Para efectos de la PNMSC 2030, nos centraremos en la violencia

interpersonal. De esta manera, podremos no solo observar a una serie de delitos: robos hurtos,

homicidios, lesiones, micro comercialización de drogas, violencia sexual, apropiación ilícita,

entre otros; sino también otros tipos de violencias como la violencia escolar, y otras que generan

inseguridad ciudadana

A. La evolución de los modelos ideales de respuesta al delito


Como se ha podido comprobar, el cuerpo de conocimiento teórico y aplicado generado

por los diferentes enfoques en Criminología sobre la comprensión de los comportamientos

antisociales y los mecanismos de reacción social ante dichas conductas es en la actualidad

extenso y rico en contenido, permitiendo aproximaciones multidimensionales a los problemas de

criminalidad, y posibilitando el diseño de programas testados de prevención (primaria,

secundaria y terciaria) de la delincuencia. Es precisamente la multidimensionalidad que las

diversas teorías han aportado a la Criminología la que permite comprender la primera tendencia

en la Criminología actual: el desarrollo de teorías integradoras, que permiten una visión de

conjunto y multicausal de los fenómenos de criminalidad. Los principales enfoques teóricos

integradores en Criminología son seguramente la teoría integrada del potencial cognitivo

antisocial (ICAP) de Farrington (2005) y la teoría del triple riesgo delictivo (TRD) de Redondo

(2015).

David Farrington (2005) desarrolla la Teoría Integrada del Potencial Cognitivo Antisocial

(ICAP) con el objetivo de incorporar a un mismo marco teórico los principales enfoques sobre la

Criminología del desarrollo, rama de la ciencia criminológica encargada del estudio de la

evolución del comportamiento antisocial en las diferentes etapas del ciclo vital, así como de los
factores de riesgo y protección de la criminalidad (Cullen y Wilcox, 2010, p.313). Farrington

(2005, p.73) trata de estudiar i) por qué las personas se convierten en delincuentes, y ii) por qué

cometen hechos delictivos. Para ello, integra los principales elementos que han mostrado

capacidad predictiva del comportamiento antisocial en las diferentes etapas vitales, incorporando

factores biológicos (ansiedad, impulsividad), emocionales (frustración, aburrimiento), educativos

(fracaso escolar, familias disruptivas, poca capacidad de aprendizaje), sociales (padres

antisociales, grupos de iguales desviados, vínculos prosociales), de oportunidades delictivas y de

experiencias previas con el delito. Con todo, el autor teoriza un modelo teórico multicausal en

fases que convergen en la explicación del potencial antisocial del sujeto en cada una de las etapas

del ciclo vital.

Santiago Redondo (2015) explica que la probabilidad de que un sujeto realice un

comportamiento delictivo dependerá de la confluencia de tres categorías de variables: a) factores

de riesgo personal, entre los que destaca elevada impulsividad, propensión a la aventura y el

riesgo, habilidades interpersonales pobres, creencias antisociales y adicciones a drogas y alcohol;

b) oportunidades delictivas, en el que quedan enmarcados la presencia de víctimas vulnerables,

el diseño urbano, una alta densidad de población y la presencia de provocaciones agresivas; y, c)

carencias en apoyo social, en que encontramos fracaso escolar, amigos desviados, estigma

cultural, aislamiento social o privaciones en la familia; motivo por el que define dicho enfoque

teórico como modelo del Triple Riesgo Delictivo (TRD) (Redondo, 2015, p.315). A partir de una

visión de conjunto, el autor introduce elementos explicativos de múltiples teorías previas para

lograr una aproximación integradora a la realidad de la conducta antisocial, logrando sintetizar

buena parte de la evolución de la Criminología hasta la actualidad en un marco teórico integrado.


Así, una de las grandes tendencias en la Criminología actual es la integración de marcos

teóricos para lograr visiones multidimensionales del comportamiento antisocial, siendo la otra

tendencia actual el desarrollo de marcos teóricos encaminados al estudio de las nuevas realidades

delictivas. El nuevo siglo ha traído consigo una serie de cambios a nivel tecnológico, social,

cultural, económico y político, estrechamente relacionados con los procesos de globalización,

cuyos efectos son claros cuando estudiamos los cambios en la delincuencia de la última década.

Fenómenos como el terrorismo, los delitos financieros, la ciberdelincuencia o los delitos

ecológicos adoptan lógicas de funcionamiento transnacional e internacional, por lo que la

Criminología necesita adaptarse a la nueva realidad, existiendo la necesidad de “una

criminología global en un mundo globalizado” (Zaffaroni, 2012, p.2). La Criminología global

emerge como la nueva rama de la ciencia criminológica encargada del estudio de los crímenes

globales y los mecanismos de control social empleados para tratar con dichos escenarios.

Ejemplos de nuevos enfoques surgidos en Criminología global son el estudio del

cibercrimen, es decir, “la delincuencia en el espacio de comunicación abierta universal que es el

ciberespacio” (Miró, 2012, p.37); la Green Criminology, el estudio de los comportamientos

delictivos que dañan el medioambiente, el planeta, y causan perjuicios asociados a la vida, tanto

humana como no humana (Brisman, 2014, p.1); o el estudio de los delitos financieros con

repercusiones globales.

En este punto, el lector ha podido introducirse en los principales enfoques teóricos en

Criminología desde el siglo XVIII hasta la actualidad, mediante una síntesis histórica de la

Criminología científica, quedando solo por abordar conjeturalmente, y de manera sinóptica, el

futuro de esta ciencia.


En primer lugar, como se ha podido constatar, el grado de profundidad conceptual,

metodológica y aplicada de la teoría criminológica ha seguido un itinerario in crescendo desde

los orígenes de la disciplina hasta los últimos desarrollos teóricos integradores, permitiendo

ahora diseñar programas de prevención con capacidad efectiva, eficaz y eficiente. Considerando

dicha evolución ascendente, es previsible esperar una Criminología más empírica en un futuro,

esto es, con mayor perfección metodológica, profundidad teórica y aplicabilidad práctica. En este

sentido, un papel importante lo podrá jugar la aplicación del método experimental al estudio del

comportamiento antisocial y a los mecanismos de reacción social ante el mismo (Welsh et al,

2013).

En segundo lugar, como se ha dicho más arriba, los nuevos fenómenos delincuenciales

tienen una etiología cada vez más internacional, o supranacional si se quiere, y menos local; por

lo que es esperable en un futuro próximo una ciencia criminológica más global.

1. Y en tercer lugar, como apunta la Sociedad Española de Investigación

Criminológica (2012), no puede entenderse una ciencia criminológica “sin la promoción

de un concepto de comunidad científica al servicio de la paz y el progreso social […] de

acción y realización de los derechos humanos”. Pese a que algunas de las líneas teóricas

presentadas han devenido en intervenciones más represivas que comprensivas, una buena

porción de la Criminología ha tratado de ponerse en la piel tanto del infractor como de la

víctima, con el punto de vista centrado en la velar por el bienestar personal y social del

conjunto de la ciudadanía. Así, también se espera en el futuro una Criminología

más humanista (Moloney, 2009, pp.78-81; Pepinsky y Quinney, 1992; Richards et al,

2009, p.356).
II. Directrices del modelo actual de seguridad ciudadana

1. BASE NORMATIVA
La Política Nacional Multisectorial de Seguridad Ciudadana al 2030 se alinea a documentos

normativos de carácter internacional y nacional, de acuerdo a los siguientes detalles:

2.1 Normas nacionales La Política Nacional Multisectorial de Seguridad Ciudadana se sustenta

en las siguientes normas nacionales

a) Constitución Política del Perú Nuestra Carta Magna establece como fin supremo de la sociedad

y del Estado la defensa de la persona y el respeto de su dignidad. De esta manera, en el marco del

respeto irrestricto a los derechos humanos, establece la protección de los derechos fundamentales,

conforme se detalla a continuación:

Artículo 1: La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la

sociedad y del Estado.

Artículo 2: Toda persona tiene derecho: (…) 24. A la libertad y a la seguridad personales. Es por

ello que, en correspondencia al fin supremo antes descrito, se arroga al Estado los siguientes

deberes:

Artículo 44: Son deberes primordiales del Estado: defender la soberanía nacional; garantizar la

plena vigencia de los derechos humanos; proteger a la población de las amenazas contra su

seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo

integral y equilibrado de la Nación.

Artículo 166: La Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y

restablecer el orden interno. Presta protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza
el cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y del privado. Previene,

investiga y combate la delincuencia. Vigila y controla las fronteras.

b) Ley N° 27933, Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana (SINASEC) Ley que en el

transcurso del tiempo fue modificada por las Leyes Nº 28863, 29701, 30055; así como por los

Decretos Legislativos Nº 1260, 1316 y 1454. Este dispositivo 9 legal crea el Sistema Nacional de

Seguridad Ciudadana (SINASEC1 ) encargado de asegurar el cumplimiento de las políticas

públicas que orientan la intervención del Estado en materia de seguridad ciudadana en los tres

niveles de gobierno (nacional, regional y local), con el fin de garantizar la seguridad, la paz, la

tranquilidad y el cumplimiento y respeto de las garantías individuales y sociales para lograr una

situación de paz social y protección del libre ejercicio de los derechos y libertades, en el marco de

lo dispuesto en la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo. Asimismo, a través del artículo 5 de la Ley

acotada se crea el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CONASEC), como el máximo

organismo encargado de la formulación, conducción y evaluación de las políticas de seguridad

ciudadana; con autonomía funcional y técnica.

c) Ley N° 29158, Ley Orgánica del Poder Ejecutivo (LOPE) Los artículos 43 y 45 de la Ley Nº

29158, Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, prescriben que los sistemas funcionales son los

conjuntos de principios, normas, procedimientos, técnicas e instrumentos a través de los cuales se

organizan las actividades de la Administración Pública que requieren la participación de todas o

varias entidades de los Poderes del Estado, entre otros, y tienen por finalidad asegurar el

cumplimiento de políticas públicas, respectivamente.

d) Decreto Legislativo Nº 1266, Ley de Organización y Funciones del Ministerio del Interior Los

artículos 4 y 5 del Decreto Legislativo N° 1266, Ley de Organización y Funciones del Ministerio

del Interior, establecen que el Ministerio del Interior diseña, establece, promueve, ejecuta,
supervisa y evalúa políticas públicas en materia de orden interno y orden público, con el objeto de

garantizar el cumplimiento de la ley y el respeto a los derechos humanos con visión integral e

intersectorial en todo el territorio nacional; y ejerce competencia exclusiva a nivel nacional en

materia de orden interno y orden público. Es el ente rector del Sistema Nacional de Seguridad

Ciudadana, y ejerce la Secretaría Técnica del CONASEC, a través de la Dirección General de

Seguridad Ciudadana.

e) El Texto Integrado del Reglamento de Organización y Funciones del Ministerio del Interior,

aprobado por Resolución Ministerial Nº 1520-2019-IN El artículo 124 del Texto Integrado del

Reglamento de Organización y Funciones del Ministerio del Interior, señala que la Dirección

General de Seguridad Ciudadana es el órgano con autoridad técnico normativa a nivel nacional

encargado de programar, dirigir, coordinar, controlar y evaluar la formulación, ejecución y

supervisión de las políticas públicas en materia de seguridad ciudadana. El literal a) del artículo

125 del Texto Integrado antes referido establece que, una de las funciones de la Dirección General

de Seguridad Ciudadana es diseñar, proponer, ejecutar y evaluar, en el marco de sus competencias,

políticas, estrategias sectoriales y multisectoriales, planes, programas, proyectos y actividades en

materia de seguridad ciudadana. En este marco normativo, la Dirección General de Seguridad

Ciudadana, está facultada para proponer la elaboración de la Política Nacional Multisectorial de

Seguridad Ciudadana.

2. Modelo del problema público


2.1 Presentación del modelo La PNMSC 2030 busca identificar los factores causales que

afectan negativamente la seguridad ciudadana en el país con el objetivo de revertirlos; para ello,

se ha empleado la metodología del «árbol de problemas» como elemento base para el análisis

causal y su estructuración operativa.


Los rasgos y características del modelo en cierne de intervención penal de la seguridad

ciudadana serían los siguientes:

a) Protagonismo de la delincuencia convencional y correlativo trato de favor

de la criminalidad de los poderosos. La política criminal de nuestros días vuelve, de

nuevo, su mirada hacia la delincuencia clásica, convencional. Opinión publica parece

adoptar una actitud resignada y conformista ante los obstáculos que la realidad interpone

para perseguir el crimen de los poderosos, las reformas legales dirigidas al castigo de este

caso cosechan escasos éxitos en la praxis.

b) Prevalencia del sentimiento colectivo de inseguridad ciudadana y de miedo

al delito, la preocupación por el problema criminal y el temor a convertirse en victima del

delito se han generalizado en la opinión pública. El miedo al delito y el sentimiento de

inseguridad han influido muy negativamente en la política criminal, generando actitudes

sociales de extremado rigor.

c) Exacerbación y sustantividad de los intereses de las víctimas. En la actual

política criminal se observa una llamativa inversión de papales que altera el rol, de la

neutralización de la victima que sellan los orígenes del(Ius Punendi) del proceso y la pena

como instituciones publicas se pasa nuestros días a un nuevo modelo.


d) Populismo y partidista, los agentes sociales que influyen en las decisiones

legislativas son hoy otros, las opiniones autorizadas de los expertos se han desacreditado:

no solo la de los teóricos, sino también la de los especialistas y operadores jurídicos

comprometidos en la aplicación del Derecho o la ejecución penal, el objetivo último es

que en la creación y aplicación del Derecho se atiendan sus capaces de ponderar las

implicaciones complejas de cualquier decisión político criminal.

e) Endurecimiento del rigor penal y revalorización del componente aflictivo

del castigo, las actuales tendencias políticas criminales, por su populismo y orientación

decida a favor de la víctima, confiere responsabilidad social a los sentimientos que venga

de esta y la comunidad hacia el delincuente. La resocialización del penado pierde apoyo

social, y aunque no se elimine del repertorio de afectos psicosociales del castigo,

sometida a otras exigencias muy apreciadas.

f) Confianza sin límites en los órganos estatales del (Ius punniedi) y

despreocupación por el sistema de garantías que controle este el tradicional modelo

garantista de intervención penal procuraba delimitar el ámbito legítimo de actuación de

los poderes públicos, para evitar peligrosos excesos en la presunción del delito. Hoy, sin

embargo, las actitudes sociales han experimentado un giro sin precedente en sistema

democrático.
g) Implicación directa en la lucha contra la delincuencia. El nuevo modelo

encierre de la seguridad ciudadana, las comunidades asumen el protagonismo directo que

se traduce en la colaboración de la misma con la policía con la prevención del delito y la

identificación y la detención de los delincuentes, pero dicha implicación de la comunidad

no se agota en programa de autoprotección de las victimas o en programas de control

vecinal, sino que trascienden los limites porque los poderes públicos, en la actualidad,

fomenta en el desempeño por la comunidad de funciones tradicionalmente reservadas a

los órganos de control social formal.

h) Del paradigma etiológico al paradigma del control: un nuevo enfoque

criminológico del problema delincuencial. Hasta la década de los setenta del pasado siglo

predomino en la criminología un análisis etiológico que atribuía a factores sociales como

la marginación, la defectuosa socialización, la falta de oportunidades, etc.

En las décadas de los setenta y ochenta, la criminología critica dio un salto

cualitativo al asigna una función configuradora o constitutiva de la criminalidad al propio

control social y a las instituciones sociales llamadas a realizar labores de integración o

coerción social, rompiendo la evolución doctrinal, en pensamiento criminológico de la

década de , los noventa (del siglo XX) opta por un paradigma de control que explica el

crimen como consecuencia de la falta, mal funcionamiento o defectos de control social.

Por ello, la formula ara intervenir eficazmente en el fenómeno delictivo no será paliar la

marginación o la exclusión social si no incrementar el rendimiento y efectividad del

control social.
La criminología contemporánea propone estrategias meramente situacionales de

prevención del delito consistentes en neutralizar o reducir la oportunidad de delinquir y los

contextos de mayor riesgo, sin interesarse en modo alguno por las causas profundas del problema

criminal.
Conclusion

1) En síntesis, a partir del estudio de los precedentes teóricos en

Criminología, así como de las principales líneas de trabajo planteadas actualmente, se

puede concluir que es esperable en los próximos años el desarrollo de una Criminología

más empírica, más global y más humanista.

Así pues, a modo de reflexión final, se considera que la Criminología, en la

actualidad, puede ser descrita como una ciencia VIVA, acrónimo con el que Felson y

Clarke (1998, p.5) describen la probabilidad de los objetos de ser propósito de un hecho

delictivo, aunque en este caso no nos referimos al valor, inercia, visibilidad y acceso, sino

que estamos describiendo una ciencia valiosa, basada en la investigación, válida y

aplicable
Bibliografía

Burgos, Á. (s/f). CUELLO BLANCO Y DELITO. Corteidh.or.cr. Recuperado

el 25 de marzo de 2023, de https://www.corteidh.or.cr/tablas/r35091.pdf

Criminología (II): evolución teórica: pasado, presente y futuro. (s/f).

Umh.Es. Recuperado el 25 de marzo de 2023, de

https://crimipedia.umh.es/topics/criminologia-ii-evolucion-teorica-pasado-

presente-futuro/

(S/f-a). Gob.pe. Recuperado el 25 de marzo de 2023, de

https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/3290003/Pol%C3%ADtica%20

Nacional%20Multisectorial%20-%20Seguridad%20Ciudadana%202030.pdf

(S/f-b). Gob.pe. Recuperado el 25 de marzo de 2023, de

https://www.mpfn.gob.pe/escuela/contenido/archivosbiblioteca/mcc0414.pdf

También podría gustarte